miércoles, 28 de julio de 2010

Nº 50. 1 de Agosto de 2010

PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Eclesiastés 1, 2; 2, 21-23

¡Vanidad de vanidades, dice Qohelet;
vanidad de vanidades, todo es vanidad!
Hay quien trabaja con sabiduría,
ciencia y acierto,
y tiene que dejarle su porción
a uno que no ha trabajado.

También esto es vanidad y grave desgracia.
Entonces, ¿qué saca el hombre de todos los trabajos
y preocupaciones que lo fatigan bajo el sol?
De día su tarea es sufrir y penar,
de noche no descansa su mente.
También esto es vanidad.

Palabra de Dios.


MEDITACIÓN

El libro del Eclesiastés o Qohelet fue escrito en durante el siglo III por quien presidía la asamblea judía. Así todo él está formado por reflexiones sensatas realizadas por un presidente de asamblea, bien podríamos con la debida prudencia, equiparar a un párroco que preside la comunidad. En él nos enseña desde una gran sensatez como el hombre es un misterio.
El texto comienza con el segundo versículo del libro, cuyo tema es la vanidad, es decir, la vida es fragilidad, todo es ilusorio. Seguidamente, omitido por la liturgia de este domingo, se detiene en el viento, el mar, los ríos, “nada hay nuevo bajo el sol”, afirma. Y nos relata como el autor se convirtió en una persona poderosa que tenía todo lo que se puede desear (sabiduría, placer, tierras, animales, palacios, poder,…) concluyendo que todo es vanidad, fugacidad.
Y así la liturgia retoma la reflexión. Ésta incide en las cuestiones vitales, nos plantea la realidad de nuestra vida desde un escepticismo del que sólo nos liberamos mediante el encuentro con Jesús.
Cuando construimos nuestra vida al margen de Dios, en lo que las personas depositan su corazón (la salud, el trabajo y las relaciones humanas) acabamos sintiendo el vacío. La vida en sí misma es vanidad, somos un fuego fatuo, un destello en medio de la nada.
De ahí la necesidad que tenemos de Dios. Todo tiene sentido cuando lo vivimos desde el proyecto de nuestro Creador y Padre, cuando nuestro trabajo, nuestras ilusiones, esperanzas y nuestra afectividad tienen como centro a Dios.

SALMO RESPONSORIAL. Sal 89, 3-4. 5-6. 12-13. 14 y 17 (R/.: 1)

R/. Señor, tú has sido nuestro refugio
de generación en generación.

Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán.»
Mil años en tu presencia
son un ayer, que paso;
una vela nocturna. R/.

Los siembras año por año,
como hierba que se renueva:
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca. R/.

Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuando?
Ten compasión de tus siervos. R/.

Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos. R/.
MEDITACIÓN
Con Israel: es el único salmo puesto bajo el patronato de Moisés y constituye una oración del pueblo utilizada en la liturgia penitencial para pedir el perdón de los pecados, al igual que hacemos nosotros al comienzo de la misa.
Con Jesús: para Jesús el centro de toda la existencia es el Padre, todo lo demás es relativo. Él vivió en su vida esta realidad.
Con nuestro tiempo: el salmo al igual que la primera lectura y el evangelio vuelve a situarnos en la verdad de nuestra existencia. Nos afanamos por muchas cosas, vivimos como si tuviéramos que vivir siempre, y olvidamos la realidad que impera sobre nuestra vida: somos caducos. En la infancia la vida se nos presenta como un largo camino en el que avanzamos lentamente. En la juventud como una pasión y una lucha contra todo. Pero con el avance de los años pronto descubrimos la brevedad de ésta, la vida se nos escapa de las manos y entonces nos preguntamos por el sentido de todo lo que hemos vivido o estamos viviendo. La respuesta no está en este mundo, sino en Dios. La vida tiene sentido cuando la depositamos en las manos amorosas del Padre, cuando la lanzamos a la eternidad de Dios. Aquí nuestra existencia es fugaz, pero cuando concluya en este mundo nuestra existencia, la misma persona entrará en la eternidad de Dios.
Con los juniors: ¡cuánto esfuerzo estamos realizando este verano para organizar y animar los campamentos!, pero ¿tiene sentido? Lo que parecía lejano cuando fijamos la fecha o cuando comenzamos a prepararlo ahora ya es pasado, han sido fugaces las reuniones previas y el mismo campamento, largo al comenzarlo y a mediados de éste ya descubríamos que pronto concluiría y ahora ya es historia, pasado. ¿Tiene sentido tanto esfuerzo? Sí, si lo vivimos desde el gozo de haber servido a Dios, quien nos llamó y envió por medio de la Iglesia a animar el campamento, a cuidar de su rebaño.
Carlos G. Vallés. Busco tu Rostro. Sal Terrae.

«Haznos caer en la cuenta de la brevedad de la vida, para que nuestro corazón aprenda la sabiduría».
Hoy viene ante mis ojos un hecho ineludible: la vida es breve. El tiempo pasa velozmente. Mis días están contados, y la cuenta no sube muy alto. Antes de que me dé cuenta, antes de lo que yo deseo, antes de que me resigne a aceptarlo, me llegará el día y tendré que partir. ¿Tan pronto? ¿Tan temprano? ¿En la flor de la vida? ¿Cuando aún me quedaba tanto por hacer? La muerte siempre es súbita, porque nunca se espera. Siempre llega demasiado pronto, porque nunca es bien recibida.
Y, sin embargo, el recuerdo de la muerte está lleno de sabiduría. Cuando acepto el hecho de que mis días están contados, siento al instante la urgencia de hacer de ellos el mejor uso posible. Cuando veo que mi tiempo es limitado, comprendo su valor y me dispongo a aprovechar cada momento. La vida se revalúa con el recuerdo de la muerte.
«Nuestros años se acaban como un suspiro. Aunque uno viva setenta años, y el más robusto hasta los ochenta, la mávor parte son fatiga inútil, porque pasan aprisa y vuelan».
Acepto la brevedad de mi vida, Señor, y en la resignada sabiduría del aceptar encuentro la fuerza y la motivación para sacar el mejor partido posible de los días que me queden, muchos o pocos. Cuando llegue el sufrimiento, pensaré que pronto pasará; y cuando me atraigan los placeres, reflexionaré que también ellos han de estar poco tiempo conmigo. Eso me hará soportar el sufrimiento y
disfrutar el placer con la libertad de ánimo de quien sabe que nada ha de durar largo tiempo. Esa actitud traerá el equilibrio, el desprendimiento y la sabiduría a mi vida.
«Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó, una vela nocturna. Los siembras año tras año, como hierba que se renueva: queforece y se renueva por la mañana, y por la tarde la siegan Y se seca».
Que la hierba sepa que es hierba y se comporte como tal. En eso está su plenitud. Si es un día, es un día; pero que ese día sea verde y alegre con la gloria derramada de los campos en flor. Si mi vida ha de ser como la hierba, que sea verde, que sea fresca, que sea brillante, y que viva en la intensidad de su única mañana la totalidad cósmica de la naturaleza y de la gracia. Cada momento se reviste de eternidad, cada brizna de hierba resplandece con el rocío del sol del amanecer. Cada instante se enriquece, cada suceso se realza, cada encuentro es una sorpresa, cada comida un banquete. La brevedad de la experiencia la llena de la esencia del puro sentir y el libre disfrutar. La vida resulta valiosa precisamente porque es breve.
Dame, Señor, la sabiduría de vivir la plenitud de mi vida en cada instante de ella.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 1-5. 9-11

Hermanos:
Ya que habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.
Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con él, en gloria.
En consecuencia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría.
No sigáis engañándoos unos a otros.
Despojaos del hombre viejo, con sus obras, y revestíos del nuevo, que se va renovando como imagen de su Creador, hasta llegar a conocerlo.
En este orden nuevo no hay distinción entre judíos y gentiles, circuncisos e incircuncisos, bárbaros y escitas, esclavos y libres, porque Cristo es la síntesis de todo y está en todos.

Palabra de Dios.

MEDITACIÓN:
Después del preámbulo, la parte dogmática donde nos presentó a Cristo y los avisos contra los errores, la carta inicia la parte exhortativa cuyo punto de partida es la novedad del bautismo entendida como una resurrección en Cristo, que conlleva depositar todos nuestras aspiraciones en Él, en los bienes de arriba y por tanto como Cristo morir a lo terreno.
Ciertamente esto nos puede parecer muy difícil y sin embargo si realmente queremos ser auténticos juniors no podemos obviarlo. En la oración rezamos que vamos hacia Jesús y por tanto estamos afirmando que nuestra vida se construye desde los valores que Jesús nos indica, éstos son los de Dios, aquellos que nos llevan frente a la sociedad a vivir con él y no al margen de él, a renunciar a todo lo que nos aparta de Él, al hombre viejo que construye su vida en el placer, el poder y el poseer.
Pero podemos pensar que nosotros somos distintos a los colosenses y no es así, también como ellos colocamos nuestros peros y paños calientes, tratamos de vivir compaginando los valores de este mundo con los de Jesús y también como a ellos el Apóstol nos dice que no sigamos engañándonos.


EVANGELIO
+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 12, 13-21
En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús:
— «Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.»
Él le contestó:
— «Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?»
Y dijo a la gente:
— «Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.»
Y les propuso una parábola:
— «Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos:
“¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha.”
Y se dijo:
“Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida.”
Pero Dios le dijo:
“Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?”
Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios.»
Palabra del Señor.
MEDITACIÓN
La parábola nos presenta a un hombre que realiza algo sensatamente y que haríamos nosotros. Después de trabajar honestamente se dedica a descansar y vivir honradamente de lo ganado con su esfuerzo. ¿No es acaso lo que en estos días realizan muchas personas ganándose unas merecidas vacaciones tras un curso de trabajo y esfuerzo? Entonces, ¿por qué Jesús lo juzga mal?
La raíz se encuentra en los pronombres personales. Él sólo piensa en sí mismo y olvida dar gracias a Dios, compartir con los necesitados y la brevedad de la vida.
También nosotros podemos caer en esta tentación, tal como hemos escuchado en las otras lecturas. No podemos construir nuestra vida pensando sólo en nosotros mismos, estudiar una carrera para tener dinero y vivir bien, pues la muerte se encuentra al acecho y la verdad de nuestra existencia sólo se desvelará el día que ella nos llegue. Si sólo hemos pensado en nosotros mismos moriremos sin que nadie nos recuerde, tan sólo agradezca lo que dejamos y disfruten sin merecerlo ellos. Nuestro tesoro está en el cielo, en el amor. Que cuando llegue el momento podamos tener las manos vacías de posesiones y llenas de nombres, las de aquellas personas con quienes hemos compartido lo que honrada y esforzadamente hemos adquirido y nuestro corazón vacío de nosotros mismos y lleno de Dios.
LOS SANTOS PADRES
La ambición quiere dividir, como la caridad quiere reunir. ¿Qué significa guardaos de toda ambición, sino llenados de amor?
Agustín.

La codicia es odiosa a Dios y a la humanidad.
Cirilo de Alejandría

¿Qué es lo que hace este hombre rico, rodeado de muchas e incontables riquezas? Ansioso y desgraciado, refiere palabras de pobreza. Dice: ¿qué puedo hacer? No mira al futuro. No levanta sus ojos a Dios. No considera que vale la pena ganar para el alma los tesoros que están arriba en el cielo. No aprecia el amor por el pobre ni desea la estima que esto reporta. No simpatiza con el que sufre. No le ahce sufrir ni le afecta su dolor. Más irracional aún, decide por sí mismo la duración de su propia vida, como si pudiera aprovecharse de ella igual que de la cosecha de la tierra. Por decreto de Dios tu vida está limitada.
Cirilo de Alejandría

Las riquezas del hombre son el rescate de su alma. Estas riquezas no las poseía aquel hombre vano y necio. No rescataba su alma con limsnas; reunía frutos perecederos. Él, que iba a perecer, recogía frutos perecederos sin dar nada al Señor hacia el que había de marchar. ¿Qué cara pondrá en el juicio cuando comience a escuchar: tuve hambre y no me diste de comer? Deseaba saciar su alma con banquetes superfluos y excesivos; lleno de soberbia, despreciaba a tantos y tantos vientes vacíos de los pobres. No sabía que los estómagos de los pobres eran más seguros que sus graneros. Lo que escondía en tales almacenes tal vez fuese robado por los ladrones. Si, en cambio, lo hubiese escondido en el vientre de los pobres, en la tierra era digerido, pero se guardaba con más seguridad en el cielo.
Agustín

“Insensato, esta misma noche te pedirán el ama, y todo lo que has acumulado, ¿para quién será?” Ésta debe ser la meditación constante del hombre sabio, a fin de que, como los días de esta vida son cortos e inciertos los espacios, jamás venga la muerte de improviso a quien ha de morir ni caiga en un fin desordenado el que conoce que es mortal.
León Magno

ORACIÓN DESDE LA METODOLOGÍA JUNIOR.

Experiencia:
Quizás seas uno de los estudiantes que van a iniciar los estudios universitarios, y cabe que te preguntes la razón por la que vas a estudiar esa carrera, ¿es para tener más dinero o para realizarte como persona o para ayudar a los demás? Seas o no universitario, cabe que te preguntes la razón por la que trabajas y ¿qué harías si mañana te tocará el euro millón, de esos cuyo premio nos cuesta saber el valor real y tuvieses la vida asegurada? ¿qué estás haciendo con tú vida? ¿Cuáles son los graneros en los que acumulas todas tus esperanzas, trabajos y esfuerzos?
Reflexión.-
El hombre que le pide a Jesús sea arbitro de su herencia ha colocado las riquezas por encima de algo que es más grande, el amor a su hermano, la fraternidad. Lo mismo ocurre con el personaje de la parábola. Desea vivir bien olvidando a los demás. ¿En qué te asemejas tú a ellos? ¿cuándo has pensado o actuado así? ¿alguna vez te has planteado que ocurrirá al día siguiente de tu muerte? ¿cómo te recordarán los demás? ¿cómo te sentirás ante Dios quien va a exigirte las manos vacías de posesiones y llenas de nombres, tu vida vacía de ti mismo y llena de amor a los demás? Es el momento de iluminar tus pensamientos más profundos, de ser sincero contigo mismo a la luz de la Palabra de Dios.
Compromiso.-
Es evidente que vivimos unos años de crisis sin esperanza de salir de ella. Muchas son las personas que llegan a las Cáritas parroquiales y Servicios Sociales de los Ayuntamientos pidiendo ayuda para pagar el alquiler del piso, la hipoteca, la luz, el agua, la alimentación de sus hijos, los pañales,… Los pobres ya no son los inmigrantes o miembros de la etnia gitana, son nuestros familiares, vecinos de nuestros pueblos que han perdido el puesto de trabajo o la empresa. Si yo soy de los que tienen trabajo o en mi casa me permiten todos los caprichos me propongo entregar una cantidad a Cáritas para ayudar a las familias que sufren la crisis, puede ser el 10% de mi salario o de la paga mensual, puede ser privándome cada mes de algún capricho, de ir al cine, de esa copa de más. La parábola es clara, el problema del rico no fueron sus riquezas sino que no las compartió con los demás.
Celebración:
Mira tus manos y dale gracias a Dios por los nombres que hay en ellas, por aquellos con quienes compartes tu dinero y tu tiempo.

Oración.


Jesús,
Que nos invitas
a dejar padre y madre
esposo y esposa,
hijos e hijas
por el Reino de Dios.
Te pedimos tiendas una mirada
hacia la Diócesis de Kara,
el país de Togo
y los jóvenes del movimiento
Coeurs Vaillants-Ames Vaillants.
Que tu mano se tienda
hacia nuestros hermanos juniors
Cecilio, Amparo y Juan
y hacia los trabajos
que este mes están desempeñando,
hacia quienes han abandonado
su casa, nuestra tierra y su hogar.
Bendice sus trabajos
y concédeles la gracia
de repartir el pan de la formación
entre los jóvenes allí acampados.
Hazles sentir que Tú
estás con ellos
en sus trabajos y preocupaciones,
dales la gracia de no desanimarse
hasta concluir este proyecto.
María, Madre de los Juniors
protege bajo tu manto
a quienes en nombre de tu Hijo
enviados por nuestro Obispo
han partido hacia Togo.


GUIÓN CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA.

Monición de entrada:

Queridos hermanos:
Hoy empieza el mes de agosto, el mes de las vacaciones y las fiestas en muchos pueblos. Es un buen tiempo para volver a mirar a Jesús y descubrir en el descanso y en las celebraciones festivas lo más importante de nuestra vida. Esto no son las cosas que tenemos sino Dios y las personas con quienes las compartimos. La misa nos ayudará a colocar en el centro el amor.

Señor, ten piedad.

Porque creemos que la felicidad está en tener cosas. Señor, ten piedad.
Porque creemos que vamos a vivir en esta tierra siempre. Cristo, ten piedad.
Porque cerramos nuestro corazón a los que sufren. Señor, ten piedad.

Monición a las lecturas.

En la Primera Lectura nos vamos a encontrar con una persona que parece muy pesimista, pero lo que le ocurre es que se ha dado cuenta que lo importante no es tener cosas sino sentir que Dios nos ama. Y lo mismo nos dirá San Pablo, hemos de vivir dejando atrás el poseer para ser felices sintiéndonos los más amigos de Dios.


Monición evangelio.

Hola: no os digo mi nombre, pues no os importa. Lo único que este Jesús me ha dejado boquiabierto. Yo que creía que era bueno y trataba de ayudar a que los hermanos no nos peleásemos y me suelta que él no quiere ayudarme. ¿Quizás sea porque sabe que en el fondo me preocupa más tener tierras que el amor de mi hermano? Estad atentos.



Peticiones.-

Por el Papa y nuestro Obispo para que su corazón y esperanza esté siempre puesta en Jesús y en el compartir con los que no tienen. Roguemos al Señor.

Por las personas que creen que la felicidad está en tener cosas, para que se den cuenta que todo un día se terminará. Roguemos al Señor.

Por los países pobres, para que la crisis no nos haga olvidar a quienes llevan décadas sufriendo la crisis. Roguemos al Señor.

Por las personas que comparten con los que no tiene, para que Dios un día les premie su generosidad. Roguemos al Señor.


Por los juniors que han estado o están de campamento, por los monitores y educadores que dedican sus vacaciones a los campamentos juniors, para que sientan la cercanía de Dios y crezcan en los valores de Jesús. Roguemos al Señor.


Por Cecilio, Juan y Amparo que se encuentran en Togo, para que Jesús cuide de ellos y el encuentro con quienes no tienen lo necesario para vivir les ayude a ser solidarios y a contagiarnos a nosotros el desprendimiento de las riquezas. Roguemos al Señor.

Por nosotros, para que no caigamos en la tentación del rico, sino que busquemos llenar el granero de nuestro corazón con el compartir. Roguemos al Señor.



JÓVENES EJEMPLARES:
SAN PELAYO (26 DE JUNIO)
Este niño nació en Alveos, aldea de la provincia de Pontevedra, cercana a Tuy donde su tío paterno San Hermoigio era obispo. Fue él quien le procuró una educación religiosa, quien en una de las batallas entre cristianos y musulmanes fue hecho prisionero y llevado a Córdoba, en espera de obtener un rescate por él. No pudiendo la familia reunir la cantidad exigida el padre de Pelayo marchó a Córdoba con el fin de negociar el rescate. Tenía por aquel entonces diez años el niño cuando llegaron a la ciudad y se encontraron tío y sobrino.
Y allí quedó el niño como prenda a cambio de ser liberado el obispo, aceptando el primero el sacrificio de su libertad por la del anciano. Retenido como rehén en la hermosa ciudad de los jardines, baños, palacios y mezquitas, rechazó obtener puestos importantes en la corte a cambio de renunciar a su fe en Cristo.
Después de tres años de cautiverio su figura llamó la atención del Califa quien mandó lo trajesen a palacio, enamorándose de él y rechazando éste los deseos del monarca.
Como consecuencia Abderramán mandó lo catequizasen, si bien no logró su conversión y por este motivo mandó le torturasen. Con gran valor y confiando totalmente en Jesucristo sufrió el martirio, cortándole las manos y la cabeza. Y con tan sólo trece años, el año 925, alcanzó la corona del martirio. Sus restos mortales fueron arrojados al Guadalquivir, si bien fueron rescatados y enterrados en la Iglesia de San Ginés, posteriormente sus reliquias fueron llevadas a León y finalmente al Monasterio Benedictino de San Pelayo de Oviedo.

sábado, 10 de julio de 2010

Nº 49. 11 de Julio de 2010

PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Deuteronomio 30, 10-14


Moisés habló al pueblo, diciendo:
— «Escucha la voz del Señor, tu Dios, guardando sus preceptos y mandatos, lo que está escrito en el código de esta ley; conviértete al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda el alma.
Porque el precepto que yo te mando hoy no es cosa que te exceda, ni inalcanzable; no está en el cielo, no vale decir: “¿Quién de nosotros subirá al cielo y nos lo traerá y nos lo proclamará, para que lo cumplamos?”; ni está más allá del mar, no vale decir: “¿Quién de nosotros cruzará el mar y nos lo traerá y nos lo proclamará, para que lo cumplamos?”
El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca. Cúmplelo.»

Palabra de Dios.

MEDITACIÓN
El libro de la Segunda Ley o Deuteronomio constituye el testamento de Moisés. Siguiendo el esquema de la Biblia de Jerusalén, el fragmento se encuadra dentro del tercer discurso, en los discursos de conclusión de Moisés, en él ofrece las bendiciones y maldiciones, desde la clave del cumplimiento o inclumplimiento de la Alianza.
Dios y su pueblo han establecido un pacto, la Alianza. Si el pueblo no cumple las prescripciones recibirá de Dios el castigo. El fundamento para cumplir la ley no se encuentra en un mandato frío y externo, sino en la experiencia que Israel ha vivido: la destrucción de sus opresores egipcios y los cuarenta años de amor por el desierto. El pueblo ha experimentado la predilección de Dios por ellos y por tanto está llamado a responder con amor a quien tanto le ama. También nosotros podemos con los israelitas recordar lo que Dios a través de Jesús ha realizado, su muerte y resurrección salvadora y nuestro bautismo, cuando fuimos liberados del pecado y los años vividos, en los que como Israel experimentamos la presencia y protección de Dios.
Por otra parte el mandato de Dios queda muy bien asentado en este fragmento. No es una ley externa ni imposible de cumplir. La ley de Moisés concreta aquello que anida en nuestro corazón. Su cumplimiento no es para satisfacer a un Señor, sino para satisfacer las aspiraciones más hondas de nuestro corazón. Cuando nos volvemos a Dios brota en nosotros un cambio de mentalidad, nos hace dejar de pensar en nosotros mismos para pensar en los demás. Y surge la pregunta, ¿cómo? busquemos en el corazón e iluminémoslo con la Palabra de Dios, pues el mandamiento está muy cerca de nosotros.
SALMO RESPONSORIAL. Sal 68, 14 y 17. 30-31. 33-34. 36ab y 37 (R/.: cf. 33)

R/. Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.

Mi oración se dirige a ti,
Dios mío, el día de tu favor;
que me escuche tu gran bondad, que tu fidelidad me ayude.
Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia;
por tu gran compasión, vuélvete hacia mí. R/.

Yo soy un pobre malherido;
Dios mío, tu salvación me levante.
Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias. R/.

Miradlo, los humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos. R/.

El Señor salvará a Sión,
reconstruirá las ciudades de Judá.
La estirpe de sus siervos la heredará,
los que aman su nombre vivirán en ella. R/.

MEDITACIÓN
Con Israel: el salmo nos presenta la súplica confiada de un hombre que por causa de Dios sufre. Sus rasgos son la de un humilde y pobre malherido que espera en Dios y sabe que él no va a fallarle, pues es apoyo y fuerza, presencia que acompaña al herido.
Con Jesús: es la oración de Jesús en la cruz. Cuando la muerte era la única salida que tenía Cristo él confió en el Padre, sabiendo que es quien escucha, salva y levanta. Este salmo podemos colocarlo en los labios del herido de la parábola del Buen Samaritano, la oración de quien espera en Dios y Él responde a través de este personaje.
Con nuestro tiempo: hoy también hay hombres y mujeres que sufren la pobreza y la violencia, las tragedias fruto de la guerra y las catástrofes naturales. Cada noche en los cayucos, los burdeles, las cárceles, los campos de refugiados, los campamentos de secuestrados, los hospitales,... hay hombres y mujeres que contra toda razón, siguiendo a su corazón esperan en Dios y oran.
Con los juniors: ¿y ante el dolor como responde Dios? De muchas maneras, entre otras a través de los juniors, nosotros estamos llamados a ser la respuesta del Padre a sus humildes y cautivos. La campaña de este año ha tenido un lema, ¿se ha hecho realidad en nuestro barrio o pueblo? ¿hemos llenado de alegría y esperanza la vida de quienes cerca de nosotros sufren?
Carlos G. Vallés. Busco tu Rostro. Sal Terrae.

LA CARGA DE LA VIDA
«Dios mío, sálvame, que me llega el agua al cuello».
Estoy cansado de la vida. Estoy harto del triste negocio del vivir. No le veo sentido a la vida; no veo por qué he de seguir viviendo cuando no hay por qué ni para qué vivir. Ya me he engañado bastante a mí mismo con falsas esperanzas y sueños fugaces. Nada es verdad, nada resulta, nada funciona. Bien sabes que lo he intentado toda mi vida, he tenido paciencia, he esperado contra toda esperanza... y no he conseguido nada. A veces había algún destello, y yo me decía a mí mismo que sí, más tarde, algún día, en alguna ocasión, se haría por fin la luz y se aclararía todo y yo vería el camino y llegaría a la meta. Pero nunca se hizo la luz. Por fin, he tenido que ser honrado conmigo mismo y admitir que todo eso eran cuentos de hadas, y seguí en la oscuridad como siempre lo había estado. Estoy de vuelta de todo. He tocado fondo. Estoy harto de vivir. Déjame marchar, Señor.
«Me estoy hundiendo en un cieno profundo y no puedo hacer pie; he entrado en la hondura del agua, me arrastra la corriente. Estoy agotado de gritar, tengo ronca la garganta; se me nublan los ojos».
Siento el peso de mi fracaso, pero, si me permites decirlo, lo que de veras me oprime y me abruma es el peso de tu propio fracaso, Señor. Sí, tu fracaso. Porque, si la vida humana es un fracaso, tú eres quien la hiciste, y tuya es la responsabilidad si no funciona. Mientras sólo se trataba de mi propia pena, yo me refugiaba en el pensamiento de que no importaba mi sufrimiento con tal de que tu gloria estuviera a salvo. Pero ahora veo que tu gloria está íntimamente ligada a mi felicidad, y es tu prestigio el que queda empañado cuando mi vida se ennegrece. ¿Cómo puede permanecer sin mancha tu nombre cuando yo, que soy tu siervo, me hundo en el fango?
«Soy un extraño para mis hermanos, un extranjero para los hijos de mi madre; porque me devora el celo de tu templo, y las afrentas con que te afrentan caen sobre mí».
Por ti y por mí, Señor, por tu honra y por la mía, no permitas que mi alma perezca en la desesperación. Levántame, dame luz, dame fuerzas para soportar la vida, ya que no para entenderla. Sálvame por la gloria de tu nombre.
«Arráncame del cieno, que no me hunda, líbrame de las aguas sin fondo. Que no me arrastre la corriente, que no me trague el torbellino, que no se cierre la poza sobre mí».
No pido más que un destello, un rayo de luz, una ventana en la oscuridad que me rodea. Un relámpago de esperanza en la noche del desaliento. Un recordarme que tú estás aquí y el mundo está en tus manos y todo saldrá bien. Que se abran las nubes, aunque sólo sea un instante, para que yo pueda ver un jirón de azul y asegurarme de que el cielo existe y el camino queda abierto a la ilusión y a la esperanza. Hazme sentir la gloria de tu poder en el alivio de mi impotencia.
«Yo soy un pobre malherido, Dios mío, tu salvación me levante. Alabaré el nombre de Dios con cantos, proclamaré su grandeza con acción de gracias».
¡Señor!, reconcíliame de nuevo con la vida.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 1, 15-20

Cristo Jesús es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque por medio de él
fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo,
y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo:
de la Iglesia.

Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Palabra de Dios.
MEDITACIÓN:
La carta a los Colosenses tiene una primera parte doctrinal en la que destaca este himno sobre Jesús, ofreciéndonos así un retrato de Él, completando la respuesta de Pedro a Jesús sobre quién es.
Y el Apóstol nos ofrece tres respuestas:
Cristo es el Creador: por tanto todo cuanto contemplamos ha sido realizado por Él y no sólo crea sino que repara la creación.
Cristo es el Redentor y su redención la realiza a través de la Iglesia.
Cristo es el que lo ha reconciliado todo.








EVANGELIO

+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 25-37
En aquel tiempo, se presentó un maestro de la Ley y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:
— «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?»

Él le dijo:
«Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?»
Él contestó:
— «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.»
Él le dijo:
«Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.»
Pero el maestro de la Ley, queriendo justificarse. preguntó a Jesús:
— «¿Y quién es mi prójimo?»
Jesús dijo:
— «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.
Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo:
“Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta.” ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayo en manos de los bandidos?»
Él contestó:
— «El que practicó la misericordia con él.»
Díjole Jesús:
— «Anda, haz tú lo mismo.»
Palabra del Señor.



MEDITACIÓN
La primera parte del evangelio responde a la pregunta del letrado, sobre la vida eterna. En Daniel 12, 2 se afirma la inmortalidad del alma, despertando tras la muerte, dividiéndolo en dos grupos: los que despertarán para la vida eterna y los que despertarán para el oprobio. El letrado desde esta concepción pregunta, pues quiera saber el camino para pertenecer al grupo de los salvados
Jesús responde combinando dos textos del Antiguo Testamento: el Shemá (Deuteronomio 6, 5) o palabras que un judío debía recitar cada día dos veces y por el que recuerda su obligación de amar a Dios con toda su persona y el amor al prójimo de Levítico 19, 18. Ambos forman parte de la Ley. Es inseparable el amor a Dios y a los demás.
En la segunda parte ante la pregunta del jurista Jesús responde con la parábola del buen samaritano. Ésta se sitúa en el desierto, en un camino que pasa entre dos montañas a la manera de un desfiladero, plagado de cuevas donde los bandidos se refugiaban.
El viajero se traslada desde Jerusalén a Jericó, una localidad situada a 16 km al norte de mar Muerto, la primera conquistada por Josué y posteriormente regalada por Marco Antonio a Cleopatra. En el camino es asaltado por unos bandidos, quienes lo dejan entre la vida y la muerte.
El primero que pasa por allí es un sacerdote, de los que tenían su residencia en Jericó. Éste bajaba, es decir, venía de estar en la presencia divina, el culto debiera llevarle a practicar la misericordia con el hermano. Sin embargo, he aquí el drama y la gran contradicción.
El segundo es un levita, es decir, una persona que tenía como misión ocuparse de las tareas menores del templo. A pesar de servir al templo, su corazón está cerrado al hermano.
Pero como contrapunto aparece un samaritano, es decir, una persona pecadora y excluida del culto de Jerusalén. Éste toma vino y aceite, el primero servía para desinfectar y el segundo para mitigar el dolor, curado el herido lo lleva sobre su cabalgadura a la posada y allí deja dinero para que le cuiden.
Finalmente Jesús pregunta, el jurista responde y el Maestro concluye con una respuesta clara: haz tú lo mismo.








LOS SANTOS PADRES
Toda la enseñanza del Señor se sostiene, como con dos alas, mediante los dos preceptos: con el amor a Dios y con el amor ahcia los hombres.
Efrén de Nisibi.

Hay quienes creen que su prójimo es su hermano o su vecino o su pariente político o carnal.Pero en el Evangelio el Señor nos enseña una parábola en la que se nos habla de aquel hombre que descendía desde Jerusalen a Jericó... Por tanto, todo hombre es nuestro prójimo y no debemos obrar mal contra nadie. Mas si consideramos como prójimos sólo a nuestros hermanos y parientes, ¿nos es lícito el hacer mal a los extraños? Lejos de nuestra mente dicha idea. Todos somos prójimos mutuamente, pues todos tenemos un único y mismo Padre.
Jerónimo.

En efecto, Jericó es figura de este mundo, a donde descendió Adán arrojado del paraíso, es decir, de aquella Jerusalén celeste, por su prevaricadora caída, pasando de la vida a la muerte. Tan pronto como se lanzó a los pecados de este mundo, cayó en manos de los ladrones. ¿Quiénes son estos ladrones sino los ángeles de la noche y de las tinieblas?
Ambrosio.

El hombre que descendía era Adán, Jerusalén el paraíso, Jericó el mundo, los ladrones las fuerzas enemigas, el sacerdote la ley, el levita los profetas y el samaritano Cristo. Las heridas son la desobediencia, la cabalgadura el cuerpo del Señor, el pandochium, es decir el albargue abierto a todos los que desean entrar simboliza a la Iglesia, los dos denarios representan al Padre y al Hijo, el posadero es el jefe de la Iglesia encargado de la administración; respecto a la promesa hecha por el samaritano que volvería, representa la segunda venida del Salvador.
Orígenes

Medicamento es su palabra; ésta unas vees, venda las heridas; otras sirve de aceite, y otras actúa como vino.
Ambrosio.






ORACIÓN DESDE LA METODOLOGÍA JUNIOR.

Experiencia:
¿Cómo me encuentro ahora? Miro en mi interior, mi estado de ánimo, lo que me asusta, mis dudas de fe, mis cansancios y desilusiones. En numerosas ocasiones soy como este caminante, abandono a Dios buscando la felicidad en el mundo, en todo lo que no es Dios. Pero en el camino experimento el abatimiento. Caen sobre mí la tristeza y el vacío.
Reflexión.-
Jesús se acerca a mí. Él es el buen samaritano que baja para ayudarme. Leo el texto y siento su cercanía. Él se abraza a mis heridas, carga sobre sí mis pecados. A veces tengo vergüenza de no ser un santo, de verme en pecado, cayendo día sí y día también. Y sin embargo Él ha diferencia del sacerdote y levita no huye de mí, no me ve como alguien que no merece vivir. Jesús baja de su cabalgadura, me cura con el aceite de la Palabra y los sacramentos y me lleva sobre sí.
Compromiso.-
Siente la cercanía de Cristo. Él se abraza a ti, a tu cruz.
Celebración:
Dale gracias por lo que ha hecho por ti, por lo que sientes en estos momentos.
















Oración.

ORACIÓN DEL BUEN SAMARITANO

Señor, no quiero pasar de lejos
ante el hombre herido en el camino de la vida.
Quiero acercarme
y contagiarme de tu compasión
para expresar tu ternura,
para ofrecer el aceite que cura heridas,
el vino que recrea y enamora.

Tú, Jesús, buen samaritano,
acercate a mí,
como hiciste siempre.
Ven a mí para introducirme en la posada de tu corazón.
acercate a mí,
herido por las flechas de la vida,
por el dolor de tantos hermanos,
por los misiles de la guerra,
por la violencia de los poderosos.

Sí, acercate a mí,
buen samaritano;
llévame en tus hombros, pues soy oveja perdida;
carga con todas mis caídas,
ayudame en todas mis tribulaciones,
hazte presente en todas mis horas bajas.

Ven, buen samaritano,
y hazme a mí tener tus mismos sentimientos,
para no dar nunca ningún rodeo
ante el hermano que sufre,
sino hacerme compañero de sus caminos,
amigo de tus soledades,
cercano a tus dolencias,
para ser, como Tú, "ilimitadamente bueno"
y pasar por el mundo "haciendo el bien"
y "curando las dolencias"
Amén.

http://www.archicompostela.org/psalud/contenidos/oracion_01.htm




GUIÓN CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA.
Monición de entrada:
Queridos hermanos:
Vamos a comenzar la misa, en ella sentiremos como Jesús se acerca a nosotros para curarnos con el aceite de su Palabra y el vino del pan. Pero tenemos un peligro, que la misa no entre en nuestro corazón, que sea un paréntesis en nuestra vida. ¿Y cómo saber si nos pasa esto? Es muy sencillo, si cuando salimos de misa y vemos a alguien que nos necesita hacemos lo mismo que hizo el sacerdote de la parábola, damos un rodeo. Entonces no habremos vivido la misa y ésta habrá sido un rito falso.

Señor, ten piedad.
Dice el refrán: ojos que no ven, corazón que no siente. Por las veces que cerramos nuestros ojos a los que sufre. Señor, ten piedad.
Nos dicen: piensa en ti y olvídate de los demás. Por las veces que nos olvidamos de los que sufren. Cristo, ten piedad.
Escuchamos: hacer el bien es de tontos. Por las veces que damos excusas para no ayudar. Señor, ten piedad.

Monición a las lecturas.-
Hoy Moisés nos va a pedir que obedezcamos a Dios, pues en nuestro corazón hay sentimientos que nos mueven a ello, mientras san Pablo nos recordará que Jesús es quien lo ha hecho todo.


Monición evangelio.-
Hola: ahora me veis bien, porque ya me he curado. Pero que mal lo pasé. Fue un día que iba caminando por un peligroso desfiladero. De repente unos bandidos me asaltaron y me dejaron medio muerto. Menos mal que pasaron por allí un sacerdote, un levita y un samaritano. ¿Adivináis quien me ayudó?

Homilía.-

Peticiones.-

Por la Iglesia, para que sea siempre escuela de amor. Roguemos al Señor.

Por las personas que no son queridas, para que encuentren personas que las quieran. Roguemos al Señor.

Por los que se dedican a curar a los enfermos, para que vean en ellos el rostro de Jesús. Roguemos al Señor.

Por aquellas personas que se dedican a acoger y ofrecer ayuda a las víctimas de la crisis, para que Dios les premie y ayude en esta tarea. Roguemos al Señor.

Por el campamento que comenzarán los juniors esta semana, para que se lo pasen muy bien y allí se encuentre con Jesús. Roguemos al Señor.

Por nosotros, para que la misa nos ayude a ver a Jesús en los demás. Roguemos al Señor.





Ofrendas.-
Te ofrecemos el aceite con el que el samaritano curó al herido.
Te ofrecemos el vino con el tú nos alimentas y cuidas.
Te ofrecemos el pan que nos ayuda en la vida.

Oración:
Jesús,
te pedimos que ayudes al Papa
para que sea valiente y fiel pastor
que escuche lo que el Espíritu Santo
le habla a su corazón.
Que los obispos estén a su lado
con la oración y consejo.
Que los sacerdotes
le quieran con gran cariño
y sean dóciles a sus enseñanzas.
Que todos le queramos
y recemos por él todos los días.