jueves, 2 de octubre de 2025

 

Lectura de la profecía de Habacuc 1, 2-3; 2, 2-4.

¿Hasta cuándo, Señor, pediré auxilio sin que me oigas, te gritaré: ¡Violencia!, sin que me salves? ¿Por qué me haces ver crímenes y contemplar opresiones? ¿Por qué pones ante mí destrucción y violencia, y surgen disputas y se alzan contiendas? Me respondió el Señor: Escribe la visión y grábala en tablillas, que se lea de corrido; pues la visión tiene un plazo, pero llegará a su término sin defraudar. Si se retrasa, espera en ella, pues llegará y no tardará. Mira, el altanero no triunfará; pero el justo por su fe vivirá.

 

Textos paralelos.

Clamaré a ti: ¡Violencia!

Jb 19, 7: Grito violencia y nadie me responde: pido socorro y no me defienden.

Sin que tú salves.

Jr 14, 9: ¿Por qué te portas como un hombre aturdido, como solado incapaz de vencer?

Sal 18, 42: Pedían auxilio, nadie los salvaba; gritaban al Señor, no les respondía.

Soy testigo de rapiñas y violencia.

Am 3, 9-10: Pregonad en los palacios de Asdod, decid en los palacios de Egipto: Reuníos junto a los montes de Samaría, contemplad el tráfago en medio de ella, las opresiones en su recinto. No sabían obrar rectamente – oráculo del Señor –, atesoraban violencias y crímenes en sus palacios.

Jr 6, 7: Como brota el agua de un pazo, brota de ella la maldad, violencias y atropellos se escuchan en ella, siempre tengo delante golpes y herida.

Jr 9, 2-5: Tensan las lenguas como arcos, dominan el país con la mentira y con la verdad van de mal en peor, y a mí no me conocen – oráculo del Señor - . Guárdese cada uno de su prójimo, no os fieis del hermano, el hermano pone zancadilla y el prójimo anda difamando; se estafan unos a otros y no dicen la verdad, entrenan sus lenguas en la mentira, están depravados y son incapaces de convertirse: fraude sobre fraude, engaño sobre engaño, y rechazan el conocimiento – oráculo del Señor -.

Sal 55, 10-12:

Escribe en un libro.

Is 8, 1: El Señor me dijo: Toma una tabla grande, y escribe con caracteres ordinarios: Pronto-al-saqueo, Presto-al-botín.

Ponla clara en tablillas.

Jr 30, 2: Así dice el Señor: Escribe en un libro todas las palabras que te he dicho.

Para que pueda leerse de corrido.

Ap 1, 19: Escribe lo que viste: lo de ahora y lo que sucederá después.

Si se atrasa, espérala.

2 P 3, 4-10: Que dirán: ¿qué ha sido de su venida prometida? Desde que murieron nuestros padres, todo sigue igual que desde el principio del mundo. Se les oculta, porque quieren, que desde antiguo existía un cielo y una tierra emergiendo del agua y consistente en medio del agua por la palabra de Dios. Y así el mundo de entonces pereció anegado. El cielo y la tierra actuales por la misma palabra están conservados para él fuego, reservados para el día del juicio y condena de los hombres perversos. Que esto solo, queridos no se os oculte: que para el Señor un día es como mil años y mil años como un día. El señor no se retrasa en cumplir su promesa, como algunos piensan, sino que tiene paciencia con vosotros, pues no quiere que se pierda nadie, sino que todos se arrepientan. Llegará como un ladrón el día del Señor. Entonces el cielo desaparecerá con estruendo, los elementos se desharán en llamas, la tierra con sus obras quedará patente.

Vendrá ciertamente, sin retraso.

Nm 23, 19: Dios no miente como hombre ni se arrepiente a lo humano. ¿Puede decir y no hacer, puede prometer y no cumplir?

Pero el hombre leal.

Rm 1, 17: A todos los que amó y llamó a ser consagrados, que se encuentren en Roma: Paz y gracia a vosotros de parte de Dios nuestro Padre y de Jesús Mesías y Señor.

Ga 3, 11: Y que nadie es justo ante Dios por cumplir la ley se prueba porque el justo por creer vivirá.

Hb 10, 38: Nosotros no pereceremos por echarnos atrás, sino que salvaremos la vida por la fe.

 

Notas exegéticas.

1 2 En nombre de su pueblo el profeta se queja a Yahvé de las desgracias públicas. Este texto, afín a los lamentos del Salterio y de Jeremías, podría referirse, considerando aisladamente, a los desórdenes interiores de una sociedad, pero en el contexto de los vv. 12-17 apunta sin género de duda a la opresión caldea: ¿Por qué la justicia y la bondad de Yahvé (y su santidad) toleran el triunfo del impío? Pues quien domina es un pagano, y Judá, aun pecador, es un justo conocedor del verdadero Dios. A Yahvé corresponde dar la respuesta.

1 3 Así con arameo y siriaco, Hebreos dice “y tú contemplas”.

2 3 (a) De ahí la orden de escribir. La revelación se cumplirá en fecha fijada y el documento escrito emplaza para ese tiempo la palabra de Yahvé, cuya veracidad demostrará más tarde.

2 3 (b) La visión está provista de una energía propia: expresa una palabra de Dios que tiende a su realización. La liturgia de Adviento utiliza este versículo, según la traducción griega divergente, para expresar la expectación del Mesías.

2 4 (a) “orgulloso”, según hebreo (raíz ’pl). Las versiones difieren: Vulgata: “incrédulo”; griego: “Sí falla” (raiz ’lp) – espera anhelante, lit. “tiene el cuello estirado” (en actitud de plegaria o de anhelo). El sustantivo nepes no significa aquí “alma” sino, como en numerosas ocasiones, “cuello”, “garganta”.

2 4 (b) Esta sentencia, junto a la previa, se refiere al contenido de la visión. El hombre leal a esta (en contraposición al orgulloso) tiene garantizadas aquí abajo la seguridad y la vida. En el texto de los LXX la fidelidad (‘emuna) se convierte en “fe” (pístis) y en él se basará san Pablo para construir su doctrina de la justificación por la fe. Pero la lectura paulina en nada refleja el contenido de este texto de Habacuc.

Salmo responsorial

Sal 95 (94), 1-2.6-9 (R:/ 7-8)

 

Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:

“No endurezcáis vuestro corazón”. R/.

Venid, aclamemos al Señor,

demos vítores a la Roca que nos salva;

entremos a su presencia dándole gracias,

aclamándolo con cantos. R/.

 

Entrad, postrémonos por tierra,

bendiciendo al Señor, creador nuestro.

Porque él es nuestro Dios,

y nosotros su pueblo,

el rebaño que él guía.  R/.

 

Ojalá escuchéis hoy su voz:

“No endurezcáis el corazón como en Meribá,

como el día de Masá en el desierto;

cuando vuestros padres me pusieron a prueba

y me tentaron, aunque habían visto mis obras. R/.

 

 

Textos paralelos.

Aclamemos a la Roca que nos salva.

Dt 32, 15: Comió Jacob hasta saciarse, engordó mi cariño, y tiró coces – estabas gordo y cebado y opulento – y rechazó a Dios, su creador, deshonró a su Roca Salvadora.

Porque él es nuestro Dios.

Sal 100, 3: Sabed que el Señor es Dios, él nos hizo y somos suyos, pueblo suyo y ovejas de su aprisco.

Nosotros somos su pueblo.

Ez 34, 1:

Sal 23, 1-4: El Señor es mi pastor, nada me falta. En verdes praderas me hace recostar, me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas; me guía por senderos oportunos como pide su título. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo: Tú vas conmigo; tu vara y tu cayado me sosiegan.

Sal 80, 2: Pastor de Israel, escucha: tú que guías a José como a un rebaño; en tu trono de querubines resplandece.

No seáis tercos como en Meribá.

Ex 19, 5: Por tanto, si queréis obedecerme y guardar mi alianza, entre todos los pueblos seréis mi propiedad, porque es mía toda la tierra.

Hb 3, 7-11: En consecuencia, como dice el Espíritu Santo: Si hoy escucháis su voz, no endurezcáis el corazón como cuando lo irritaron, el día de la prueba, en el desierto, cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis acciones durante cuarenta años. Por eso me indigné contra aquella generación y dije: Su mente siempre se extravía y no reconocen mis caminos. Por eso, airado, juré: No entrarán en mi descanso.

Sal 81, 9: Escucha, pueblo mío, que te amonesto, Israel, ojalá me escuches.

Ex 17, 7: Moisés lo hizo ante las autoridades israelitas y llamó al lugar Masá y Meribá, porque los israelitas se habían careado y habían tentado al Señor, preguntando: ¿Está o no está con nosotros el Señor?

Nm 20, 13: Esta es Meribá, donde los israelitas se carearon con el Señor, y él les mostró su santidad.

Dt 6, 16: No tentaréis al Señor, vuestro Dios, poniéndolo a prueba, como lo tentasteis en Masá.

Dt 33, 8: Para tus leales los tumim y urim. Los pusiste a prueba en Masá, los desafiaste en Meribá.

Nm 14, 22-23: Ninguno de los hombres que vieron mi gloria y los signos que hice en Egipto y en el desierto, y me han puesto a prueba, ya van diez veces, y no me han obedecido, verá la tierra que prometí a sus padres, ninguno de los que me han despreciado la verá.

Sal 78, 8: Para que no imitaran a sus antepasados: generación rebelde y contumaz, generación de corazón inconstante, de espíritu desconfiado de Dios.

Sal 78, 37: Su corazón no era constante con él ni eran fieles a su alianza.

Dt 32, 18-20: ¡Despreciaste a la Roca que te engendró, y olvidaste al Dios que te dio a luz! Lo vio el Señor e irritado rechazó a sus hijos e hijas, pensando: Les esconderé mi rostro, y veré en qué acaban, porque son una generación depravada, unos hijos desleales.

Jb 21, 14: Ellos que decían a Dios: Apártate de nosotros, que no nos interesan tus caminos.

Sal 132, 8: ¡Levántate, Señor, ven a tu descanso, ven con el arca de tu poder!

Sal 132, 14: Este es mi descanso para siempre, aquí habitaré, porque la quiero.

Nm 14, 30: No entraréis en la tierra donde juré que os establecería. Solo exceptúo a Josué, hijo de Nun, y a Caleb, hijo de Jefoné.

Nm 14, 34: Contando los días que explorasteis la tierra, cuarenta días, cargaréis con vuestra culpa un año por cada día, cuarenta años.

Dt 12, 9: Porque no habéis alcanzado todavía vuestro reposo, la heredad que va a darte el Señor, tu Dios.

 

Notas exegéticas.

95 Himno procesional recitado quizá en la fiesta de las tiendas.

95 1 Alusión repetida en el v. 8 a la roca de donde brotó el agua en el desierto. Ex 17, 1s., o a la roca sobre la que se hallaba edificado el templo.

95 8 Meribá significa “disputa” y Masá “tentación”.

 

Segunda lectura.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo 1,6-8.13-14.

Querido hermano:

Te recuerdo que reavives el don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos, pues Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sin de fortaleza, de amor y de templanza. Así pues, no te avergüences del testimonio de nuestro Señor ni de mí, su prisionero; antes bien, toma parte en los padecimientos por el Evangelio, según la fuerza de Dios. Ten por modelo las palabras sanas que has oído de mí en la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús. Vela por el precioso depósito con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros.

 

Textos paralelos.

Reavives el carisma de Dios.

1 Tm 4, 14: No descuides tu carisma persona, que te fue concedido por indicación profética al imponerte las manos los ancianos.

Rm 8, 15: Y no habéis recibido un espíritu de esclavo, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos que nos permite clamar Abba, Padre.

Piensa que el Señor no nos dio un espíritu de timidez.

1 Jn 4, 18: En el amor no cabe el temor, antes bien, el amor desaloja el temor. Pues el temor se refiere al castigo, y quien teme no ha alcanzado un amor perfecto.

No te avergüences ni del testimonio que has de dar, ni de mí.

Lc 9, 26: Si uno se avergüenza de mí y de mis palabras, este hombre se avergonzará de él cuando vuelva con su gloria, la de su Padre y de sus santos ángeles.

Rm 1, 16: Yo no me avergüenzo de la buena noticia, que es una fuerza divina de salvación para todo el que cree – primero el judío, después el griego.

Rm 5, 3: No solo eso, sino que además nos gloriamos de nuestras tribulaciones; pues sabemos que sufriendo ganamos aguante.

Ef 3, 13: Así pues os pido que no os desaniméis ante lo que sufro por vosotros, pues redunda en gloria vuestra.

Ten por norma las palabras sanas que oíste de mí.

1 Tm 1, 10: Fornicarios e invertidos, secuestradores, estafadores, perjuros y cuanto se opone a una sana enseñanza.

Conserva el buen depósito.

1 Tm 6, 20: Querido Timoteo, conserva el depósito, evita la charlatanería profana y las objeciones de una mal llamada ciencia.

Rm 5, 5: Y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios se infunde en nuestro corazón con el don del Espíritu Santo.

 

Notas exegéticas.

1 6 El “carisma” le fue dado y Timoteo debe reavivarlo gracias a la ayuda del Espíritu.

1 8 Pablo está prisionero (en Roma, según 1, 17) por causa de Cristo.

 

 

Evangelio.

X Lectura del santo evangelio según Lucas 17, 5-10.

En aquel tiempo, los apóstoles le dijeron al Señor:

-Auméntanos la fe.

El Señor dijo:

-Si tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecería. ¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo: “Enseguida, ven y ponte a la mesa”? ¿No le diréis más bien: “Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú? ¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid: “Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”.

 

Textos paralelos.

Si tuvierais una fe como un grano de mostaza.

Mt 17, 19-20: Entonces los discípulos se acercaron a Jesús, en privado, y le preguntaron: “¿por qué nosotros no pudimos expulsarlo?”. Les respondió: “Por vuestra poca fe”. Porque yo os aseguro que si tenéis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: ‘Desplázate de aquí allá’ y se desplazará. Y nada os será imposible.

Mt 21, 21-22: Jesús les respondió: “Os aseguro que si tenéis fe y no vaciláis, no solo haréis lo de la higuera [secarla por no dar fruto], sino que incluso si decís a este monte ‘Quítate y arrójate al mar’, así sucederá. Y todo cuanto pidáis con fe en la oración, lo recibiréis.

Arráncate y plántate en el mar.

Mc 11, 23: Yo os aseguro que quien diga a este monte: ‘Quítate y arrójate al mar’, sin vacilar en su interior y creyendo que va a suceder lo que dice, lo obtendrá.

No somos más que unos pobres siervos.

Jb 22, 3: ¿Le importa a Shaddai que tengas razón?, ¿en qué le aprovecha tu honrada conducta?

Jb 35, 7: Si eres justo, ¿qué le das?, ¿qué recibe de tu mano?

 

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén.

17 5 Este conjunto sigue un razonamiento a fortiori. Sí, con la poca fe que tenéis, podéis conseguir lo impensable, con cuánta mayor razón podréis cumplir vuestra tarea de simples servidores, encontrando en ello toda vuestra satisfacción sin exigir garantías especiales del Señor.

17 6 (a) Este es el sentido habitual del término sykáminos [sicomoro] en los LXX. Según el griego profano de la época podría traducirse por “morera”, pero el contraste con el grano de mostaza (la semilla más pequeña según Mt 13, 32 y Mc 4, 31) sería menor.

17 6 (b) Lc piensa no en la fe ideal que deberían tener (como en Mt y Mc), sino en la que realmente tienen los apóstoles.

17 8 Comparar con esta regla humana la parábola evangélica, 12, 37; 22, 27; Jn 13, 1-16.

17 9 La pregunta de Jesús permanece abierta creando una ambigüedad que hace adivinar mucho más que un derecho al reconocimiento del Señor: su benevolencia ¿no se obtendría hasta no haber terminado la tarea? ¿o la acompaña desde el comienzo?

17 10 [pobres siervos] Mejor que “siervos inútiles”: el adjetivo califica la situación de los siervos y no sus disposiciones morales; ver 2 S 6, 22 LXX.

 

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica.

5-6 ¡DANOS MÁS FE!: la petición de los apóstoles que posiblemente pensaban de forma interesada en “la fe que hace milagros”, es, lit.: añádenos fe. El ejercicio de la fe asegura el crecimiento de la fe explícita, que no se tiene ni se pierde toda de una vez. En rigor, no “se tiene fe”, sino que “se es creyente” o no se es, y se progresa o se retrocede en esta adhesión a Cristo. // La respuesta de Jesús en el v. 6 es mezcla de proposición condicional real (si de hecho; si, tal como pensáis, TENÉIS FE) y de apódosis irreal (“diríais”, “podríais decir”, “habríais dicho”).

7-10 En el judaísmo estaba extendida la idea de que el cumplimiento mecánico de la Ley confiere derechos ante Dios, lo que supone prácticamente poder redimirse a sí mismo. Como imágenes de costumbres sociales contemporáneas, dice Jesús lo que más tarde proclamó repetidamente san Pablo, fariseo convertido: “El hombre es incapaz de salvarse por su propio esfuerzo”. Nuestra vida cristiana no se apoya en nuestros propios méritos; toda “recompensa” de parte del Señor es “gracia” (don gratuito) suya. // PASA... SIÉNTATE: Vale lo mismo para : CÍÑETE Y VETE SIRVIÉNDOME. // ¿Y QUEDARÁ AGRADECIDO AL ESCLAVO...?: lit. acaso tiene gracia (en el sentido subjetivo de “agradecimiento”) para el esclavo... // LO QUE SE OS HA ORDENADO: en griego está en voz pasiva “teológica”: “”todo lo que Dios os ha ordenado”. // QUE NO SIRVEN PARA NADA: el vocablo griego equivale a “socialmente insignificantes”, personas a las que no se debe nada por su trabajo.

 

Notas exegéticas de la Biblia Didajé.

17, 5 Aumentar nuestra fe: la fe es un don gratuito de Dios. Debemos alimentarla meditando la Palabra de Dios, con el fin de ponerla en práctica y mediante la recepción del sacramento. Nuestra fe crece cuando nuestras oraciones y acciones están impulsadas por la caridad, y nuestra fe está viva cuando se inspira en el amor a Dios y al prójimo. Cat. 162.

 

Catecismo de la Iglesia Católica.

162 La fe es un don gratuito que Dios hace al hombre. Este don inestimable podemos perderlo; san Pablo advierte de ello a Timoteo: “Combate el buen combate, conservando la fe y la conciencia recta; algunos, por haberla rechazado, naufragaron en la fe” (1 Tm 1, 18-19). Para vivir, crecer y perseverar hasta el fin en la fe debemos alimentarla con la Palabra de Dios; debemos pedir al Señor que nos la aumente; debe “actuar por la caridad” (Ga 5, 6), ser sostenida por la esperanza (Rm 15,13) y estar enraizada en la fe de la Iglesia.

 

Concilio Vaticano II

Considerando que los sufrimientos de eta vida no se pueden comparar con la gloria futura que se manifestará en nosotros, fuertes en la fe aguardamos la feliz esperanza y la venida gloriosa del gran Dios y de nuestro Salvador Jesucristo. Él transformará nuestro humilde cuerpo en un cuerpo glorioso parecido al suyo y vendrá a que lo glorifiquen todos sus santos y lo admiren todos sus creyentes.

Constitución Dogmática Lumen gentium, 48.

 

Los Santos Padres.

Ciertamente se la otorgó tras el cumplimiento de su plan salvífico mediante la venida del Espíritu Santo. Y es que antes de la resurrección era tan débil su fe que se les podría acusar de falta de fe.

S. Cirilo de Alejandría, Comentario al Ev. de Lucas, 17, 5. III, pg. 364.

Vive en la convicción de que eres un siervo al que se han encomendado muchos trabajos. No te creas más de lo que eres porque eres llamado hijo de Dios – debes reconocer, sí, la gracia, pero no puedes echar en olvido tu naturaleza – ni te envanezcas de haber servido con fidelidad, ya que ese era tu deber. El sol realiza su labor, obedece la luna, los ángeles también sirven… Por tanto, tampoco nosotros pretendamos alabarnos a nosotros mismos, ni nos anticipemos al juicio de Dios, ni nos adelantemos a la sentencia del juez, antes bien, esperemos su día y su juicio.

S. Ambrosio, Exposición sobre el Ev. de Lucas, 8, 31-32. III, pg. 365.

Si después de hacer el bien, el orgullo hincha el corazón, ahí termina todo sacrificio, tiene lugar el empobrecimiento y no se gana nada.

S. Juan Crisóstomo. Homilías sobre el Génesis, 31. III, pg. 365.

 

San Agustín

No se engría nunca la soberbia humana. Cuando Dios premia, recompensa sus propios dones.

En cierto sentido tenían una cierta fe quienes decían: Señor, aumenta nuestra fe (Lc 17, 5). Y ese mismo, preguntado si creía, respondió: Creo, Señor, pero aumenta mi incredulidad (Mc 9, 23): al mismo tiempo que reconoce su incredulidad admite cierta fe.

Comentario al salmo 118, 7, 3.

 

San Juan de Ávila

Esta fe debemos pedir con mucha instancia al Señor, si no la tenemos con la certidumbre ya dicha; o, si la tenemos, pedir la conserve y acreciente, como la pedían los apóstoles diciendo: Acreciéntanos, Señor la fe (Lc 17, 5).

Audi filia (I). I, pgs. 436-437.

De las cales palabras debéis sacar cuán provechoso sentimiento es para el cristiano tenerse por esclavo de Dios, pues el Señor nos mandó que así nos llamemos; y esto no con el corazón con que suele servir el esclavo, que es temor y no amor, porque de este dice San Pablo: No recebiste el espíritu de servidumbre otra vez en temor, mas recebistes el espíritu de adopción de hijos de Dios, en el cual clamamos, diciendo a Dios: Padre, Padre (Rm 8, 15). Porque, como San Agustín dice, “la diferencia, en breve, de la Ley vieja al Evangelio, es la que hay de temor a amor” (Enarr. in Ps. 77, 1).

Y así cumple lo que dice San Pablo: que, olvidando las cosas pasadas, se esfuerza en servir de nuevo en lo por venir (cf. Flp 3, 13). Y también entiende que, de lo que hace, por mucho que sea, ni le viene provecho a Dios, ni es obligado a le agradecer a él lo que hace, mirando a las obras como a nacidas de solas nuestras fuerzas y natural, pues no le puede pagar aun lo que debe. Y por esto dice el santo Evangelio: Cuando hubiéredes hecho todas las cosas que os fueron mandadas, decid: Siervos somos sin provecho, lo que debíamos hacer hecimos (Lc 17, 10). Sin provecho dicho, para Dios; que para sí ganan la vida eterna.

Audi, filia (II). OC I, pgs. 738-739.

Adauge nobis fidem (Lc 17, 5). Y para que entendamos cuán débiles somos y cuán flacos nosotros de nuestra cosecha para tan alto don, y confesemos con el Apóstol: No todos aceptan la fe. Pero el Señor es fiel. Él os fortalecerá y os librará del maligno” (2 Ts 3, 2-3; trad. editor).

Lecciones sobre la Epístola a los Gálatas. OC II, pg. 61.

Y no os digo esto para que viváis en tibieza, hartándoos con el poco amor que tenéis; mas para que se os quiten los desabrimientos y desmayo que por no alcanzar luego todo el amor que deseáis, podríades tener. Pedid mucho amor, porfiad por él, y la perfección de él os ponga cuidado de trabajar; y ese poco que el Señor os ha dado, tomad en prenda de que Él os dará más. Decid con los apóstoles: Acreciéntame, Señor, la fe (cf. Lc 17, 5). Pedid mucho amor, como la Magdalena, para que vuestra esperanza sea muy firme de gozar en el cielo del Señor que acá deseáis. Él sea vuestro favor, lumbre y amor agora y siempre.

A una devota suya. OC IV, pg. 434.

Y si habiendo hecho todo lo que nos es mandado, habemos de decir que no habemos hecho cosa que agradecer se nos deba, ¿qué será de nosotros, que ni con mucha parte hacemos lo que nos es mandado?

A una religiosa. OC IV, pg. 361.

 

martes, 23 de septiembre de 2025

Nº 277. Domingo 26º Tiempo Ordinario. 28 de septiembre de 2025.

 


Primera lectura.

Lectura de la profecía de Amós 6, 1a.4-7.

Esto dice el Señor omnipotente: “¡Ay de aquellos que se sienten seguros en Sion, confiados en la montaña de Samaría! Se acuestan en lechos de marfil, se arrellanan en sus divanes, comen corderos de rebaños y terneros de establo; tartamudean como insensatos e inventan como David instrumentos musicales; beben vino en elegantes copas, se ungen con el mejor de los aceites pero no se conmueven para nada de la ruina de la casa de José. Por eso irán al destierro, a la cabeza de los deportados y se acabará la orgía de los disolutos.

 

Textos paralelos.

Ay de los que se sienten seguros en Sión.

Lc 6, 24: Pero ay de vosotros, los ricos, porque recibís vuestro consuelo.

Y de los que confían en la montaña de Samaría.

Jr 5, 12-13: Renegaron del Señor diciendo: “No es él”, no nos pasará nada, no veremos espada ni hambre. Sus profetas son viento, no tienen palabras del Señor, no tienen palabras del Señor, por eso así dice el Señor, Dios de los ejércitos.

Los que se tumban en las camas de marfil.

Am 3, 15: Derribaré la casa de invierno y la casa de verano, se perderán las arcas de marfil, se desharán los ricos arcones – oráculo del Señor –.

Los que canturrean al son del arpa.

1 Cro 23, 5: Cuatro mil porteros y cuatro mil músicos, que alababan al Señor acompañados de los instrumentos hechos por David.

Ne 12, 36: Y sus hermanos, Semayas, Azarel, Milalay, Guilalay, Maay, Netanel, Judá y Jananí, con los instrumentos de David, hombre de Dios. Esdras, el letrado, iba al frente de ellos.

Cesará la orgía de los sibaritas.

Ap 18, 14: La ganancia que codiciabas se te escapó, tu refinamiento y esplendor los has perdido y no los volverás a encontrar.

 

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén.

6 1 (a) “los que se sienten seguros en Sión” es quizás una relectura propia de Judá.

6 5 Sentido dudoso.

6 6 El fin inminente del reino de Israel.

 

Salmo responsorial

Sal 146 (145), 6c-10 (R/. 1b).


R/. ¡Alaba, alma mía, al Señor!

 

El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,

hace justicia a los oprimidos,

da pan a los hambrientos.

El Señor liberta a los cautivos. R/.

El Señor abre los ojos al ciego,

el Señor endereza a los que ya se doblan,

el Señor ama a los justos.

El Señor guarda a los peregrinos. R/.

 

Sustenta al huérfano y a la viuda

y trastorna el camino de los malvados.

El Señor reina eternamente,

tu Dios, Sión, de edad en edad. R/.

 

Textos paralelos.

 Que hace justicia a los oprimidos.

Sal 103, 6: El Señor hace justicia y defiende a los oprimidos.

Yahvé libera a los condenados.

Sal 68, 7: Dios da un hogar a los que están solos, saca de la prisión a los cautivos; solos los rebeldes se quedan en el yermo.

Is 49, 9: Para decir a los cautivos: “Salid”, a los que están en tinieblas: “Venid a la luz”.

Yahvé abre los ojos a los ciegos.

Is 61, 1: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren, para vendar los corazones desgarrados, para proclamar la amnistía a los cautivos y a los prisioneros la libertad.

Yahvé endereza a los encorvados.

Sal 145, 14: El Señor sostiene a los que van a caer y endereza a los que ya se doblan.

Yahvé protege al forastero.

Ex 22, 20: No oprimirás ni vejarás al emigrante, porque emigrantes fuisteis vosotros en Egipto.

Sostiene al huérfano y a la viuda.

Sal 68, 6: Padre de huérfanos, protector de viudas es Dios en su santa morada.

Yahvé ama a los honrados.

Sal 11, 7: Porque el Señor es justo y ama la justicia, los rectos verán su rostro.

Yahvé reina para siempre.

Ex 15, 18: El Señor reina por siempre jamás.

Tu Dios, Sión, de edad en edad.

Sal 145, 13: Tu reinado es un reinado eterno, tu gobierno, de generación en generación.

 

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén.

146 Este salmo es el comienzo del tercer Hallel, Sal 146-150, que los judíos recitaban por la mañana.

 

Segunda lectura.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 6, 11-16.

Hombre de Dios, busca la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Combate el buen combate de la fe, conquista la vida eterna, a la que fuiste llamado y que tú profesaste noblemente delante de muchos testigos. Delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Cristo Jesús, que proclamó tan noble profesión de fe ante Poncio Pilato, te ordeno que guardes el mandamiento sin mancha ni reproche hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo, que, en el tiempo apropiado, mostrará el bienaventurado y único soberano, Rey de los reyes y Señor de los señores, el único que posee la inmoralidad, que habita una luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A él honor y poder eterno. Amén.

 

Textos paralelos.

 Tú, en cambio, hombre de Dios.

2 Tm 4, 1: Delante de Dios y de Jesucristo, que ha de juzgar a vivos y muertos, te conjuro por su manifestación como rey.

2 Tm 2, 22: Huye de las pasiones juveniles, persigue la justicia, la fe, el amor, la paz con todos los que invocan sinceramente al Señor.

Corre al alcance de la justicia, de la piedad, de la fe, de la caridad.

1 Co 13, 13: Todos nosotros, judíos o griegos, esclavos o libres, nos hemos bautizado en un solo cuerpo, y hemos absorbido un solo espíritu.

Ga 5, 22: Por el contrario el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad.

Tt 2, 2: Que los ancianos sean sobrios, dignos, moderados, sanos en la fe, el amor y la paciencia.

Conquista la vida eterna.

2 Tm 4, 7: He peleado la noble pelea, he terminado la carrera, he mantenido la fe.

Ante Poncio Pilato rindió tan hermoso testimonio.

1 Tm 2, 6: Que se entregó en rescate por todos y como testimonio en el momento oportuno.

Jn 18, 36-37: Contestó Jesús: “Mi reino no es de este mundo; si fuera de este mundo mi reino, mis servidores habrían peleado para que no me entregaran a los judíos. Ahora bien, mi reino no es de aquí”. Le dijo Pilato: “Entonces, ¿tú eres rey?”. Contestó Jesús: “Lo que dices. Yo soy rey; para eso he nacido, para eso he venido al mundo, para averiguar la verdad. Quien está por la verdad escucha mi voz”.

Bienaventurado y único Soberano.

2 M 13, 4: Pero el Rey de reyes excitó la cólera de Antíoco contra aquel malvado, y como Lisias demostró que aquel era el causante de todos los males, Antíoco ordenó que lo llevaran a Berea y lo ajusticiaran según la costumbre del lugar.

Rey de Reyes y Señor de Señores.

Dt 10, 17: Que el Señor, vuestro Dios, es Dios de dioses y Señor de señores; Dios grande, fuerte y terrible, no es parcial ni acepta soborno.

Sal 136, 3: Dad gracias al Señor de señores, porque es eterna su misericordia.

Ap 17, 14: Lucharán contra el Cordero, pero el Cordero los derrotará, porque es señor de señores y rey de reyes, y los que él ha llamado son elegidos y leales

A quien no ha visto ningún ser humano ni le puede ver.

Ex 23, 20: Voy a enviarte un ángel por delante para que te cuide en el camino y te lleve al lugar que he preparado.

Jn 1, 17-18: Porque la ley se promulgo por medio de Moisés, la lealtad y la fidelidad se realizaron por Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo único, Dios, que estaba al lado del Padre, lo ha explicado.

 

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén.

6 12 No se sabe con exactitud a qué circunstancia de la vida de Timoteo alude aquí Pablo (¿bautismo? ¿consagración para el ministerio?).

6 13 Proclamación de la realeza mesiánica t de sy función de revelador de la Verdad. La mención de Poncio Pilato refuerza el tono oficial de este testimonio, tipo de profesión de fe del cristianismo, en el bautismo o ante los perseguidores.

6 14 Este término (utilizado en 2 Ts 2, 8 a propósito del impío) lo adoptan las Pastorales con preferencia a los de  “Venida” y “Revelación” para designar la manifestación de Cristo en su triunfo escatológico, aquí y en 2 Tm 4, 1-18; Tt 2, 13; Hb 9, 28, o ya en su obra redentora, 2 Tm 1, 10.

6 15 Lit. “en su tiempo” (ver 2, 6 n.), es decir, cuando Dios, Señor del tiempo y de la historia, tenga a bien manifestar a su Hijo.

6 16 Esta doxología está inspirada sin duda en el himno litúrgico, ver 1, 17; posiblemente se ha sacado de el-Abarca site fórmulas de inspiración bíblica trasladadas al lenguaje helenístico, contra todo culto rendido a hombres y toda pretensión de entender el secreto de Dios.

 

Evangelio.

X Lectura del santo evangelio según san Lucas 16, 19-31.

En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:

-Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico. Y hasta los perros venían y le lamían las llagas. Sucedió que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán. Murió también el rico y fue enterrado. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno y gritando, dijo: “Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas. Pero Abrahán le dijo: “Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez males: por eso ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado. Y, además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que los que quieran cruzar desde aquí hacia vosotros no puedan hacerlo, ni tampoco pasar de ahí hasta nosotros”. Él dijo: “Te ruego, entonces, padre, que le mandes a casa de mi padre, pues tengo cinco hermanos: que le d¡é testimonio de estas cosas, no sea que también ellos vengan a este lugar de tormento”. Abrahán le dice: “Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen”. Pero él le dijo: “No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a ellos, se arrepentirán”. Abrahán le dijo: “Si no escuchan a Moisés y a  los profetas, nos e convencerán ni aunque resucite un muerto”.

 

Textos paralelos.

Recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida.

Lc 6, 24-25: Pero ay de vosotros, los ricos, porque recibís vuestro consuelo; ay de vosotros, los que estáis saciados, porque pasaréis hambre; ay de los que ahora reís, porque lloraréis y haréis duelo.

Ya tienen a Moisés y a los profetas; que les hagan caso.

Lc 24, 44: Después les dijo: “Esto es lo que os decía cuando todavía estaba con vosotros: que tenía que cumplirse en mí todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y los salmos”.

Si no hacen caso a Moisés y los profetas.

Jn 5, 46-47: Pues si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, pues él escribió acerca de mí. Y si no creéis lo que él escribió, ¿cómo vais a creer mis palabras?

 

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén.

16 19 Historia-parábola, sin relación alguna con la historia. Se compone de dos partes, lo mismo que 15, 11-32. Los vv. 19-25, que se inspiran en un tema conocido del antiguo Egipto y en el judaísmo, ilustran el cambio de situación que conlleva el paso de este mundo al mundo futuro. Es lo que proclaman las bienaventuranzas de 6, 20-24. Los vv. 27-31, que constituyen la lección principal, indican a partir de las escrituras la señal que conduce a la conversión del modo más convincente. La lección general es clara: urge convertirse y, para ello, escuchar “a Moisés y a los profetas” (v. 31).

16 20 Único caso en que el personaje de una parábola recibe un nombre. Este, que significa “Dios ayuda”, se adecua muy bien al pobre. Como el relato apunta a la resurrección (vv. 27-31), algunos creen encontrar aquí una relación con el episodio de Jn 11. Pero el Lázaro de Jn no era pobre.

16 21 Adic.: “pero nadie le daba”.

16 22 (a) Expresión judaica que responde a la antigua locución bíblica “reunirse con sus padres”, es decir, con los patriarcas, Jc 2, 10. La imagen expresa la intimidad y la proximidad con Abrahán en el banquete mesiánico.

16 22 (b) Vulgata: “fue sepultado en el infierno”.

16 23 La morada de los muertos, equivalente al hebrero s’ól. Se trata de una idea basada en representaciones de ciertos medios judíos: los muertos ya están clasificados antes del juicio en diversas categorías que anticipan la bienaventuranza o el castigo eternos. Lc es el único evangelio que representa así la situación de los individuos en el más allá. Al utilizar estas imágenes de su época, no pretende informar a los lectores sobre el más allá: su intención es sin más indicar el camino de la salvación

16 26 El abismo simboliza la imposibilidad, tanto para los elegidos como para los condenados, de cambiar su destino.

16 31 Este v. constituye el remate del relato. El signo más decisivo para generar la fe no es el milagro sensacional, sino la Escritura, es decir, la coherencia del mensaje revelado. En otras partes, Jesús habla de la ineficacia de los milagros en las ciudades de Galilea (ver 10, 13) y de la superioridad de las señales espirituales sobre las corporales (Jn 14, 11; 20, 29).

 

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica

19-20 LINO FINÍSIMO: la palabra griega bissos es de origen semítico. Vestir esa tela costosa, en sí, no es pecado; pues, si la Babilonia pecadora de Ap 18, 16 se viste de lino finísimo, también lo hace la novia del Cordero celeste y los bienaventurados en el cielo (cf. Ap 19, 8.14). Aunque se supone, la parábola no dice expresamente que el rico fuera malo, ni que el pobre fuera bueno (más bien, en la mente de un judío se trataría de un pecador, castigado por Dios con la enfermedad), con lo cual queda más de relieve el contraste entre las dos escalas de valores según el mundo (riqueza-pobreza) y cómo en el mundo futuro, inaugurado ya ahora por Jesús, su jerarquía será inversa. En cierto sentido esta parábola es un ejemplo concreto de las bienaventuranzas (cf. 6, 20-26). "En esta parábola Jesús no habla del destino definitivo después del Juicio universal, sino que se refiere a una de las concepciones del judaísmo antiguo, es decir, la de una condición intermedia entre muerte y resurrección, un estado en el que aún falta la sentencia última (Benedicto XVI). // LÁZARO: adaptación fonética aramea del nombre hebreo El'azar (=Dios ayuda”. “Lázaro significa el que es socorrido”, decía san Jerónimo. // VESTÍBULO: lit. vestíbulo de él, la entrada de la casa del rico.

21 DE LO QUE CAÍA: quizás el substrato semítico de la expresión daba el aspecto de la voz pasiva: “lo que se arrojaba”, lo que era tirado por los comensales. // MÁS AÚN: la partícula griega allá, con valor intensivo o progresivo, está reforzada por kai: “y, lo que es más…”, “y no solo eso, sino que…”.

22-23 El texto refleja en imagen la teología del tiempo de Jesús sobre la retribución de buenos y malos después de la muerte: dos planos o niveles en el seol (la morada donde los muertos esperan la resurrección final), el superior para los justos, el inferior para los impíos; en el superior reina la intimidad (“el regazo de Abrahán”), en el inferior existe una situación dolorosa (cf. apócrifo de Henoc y dentro de la Biblia, Is 14, 15; Ez 32, 21), aunque todavía no sea la gehenna o lugar de la condenación definitiva después del juicio final. Cuando se pensó en los justos fuera del seol, este dejó de ser domicilio común para todos los muertos y pasó a considerarse como el lugar propio de los condenados: el infierno. EL REGAZO (en el v. 23 aparece literalmente en plural) DE ABRAHÁN: la imagen es la de quien está recostado en el diván para comer; así, el festín de Lázaro en el más allá se contrapone a los banquetes del rico antes de morir (v. 19). // VIO: lit. ve.

26 NI DE AHÍ: lit. ni de allí. La muerte crea una situación definitiva; después ya no hay posibilidad de decidirse por o contra Dios, ni de revocar la decisión forjada en esta vida.

27-28 El texto supone que Lázaro no ha resucitado todavía; la petición del rico viene a ser: “Que Lázaro resucite, y que se aparezca a mis hermanos que aún viven en la tierra”.

31 Un ejemplo confirma la enseñanza de este versículo: la incredulidad de los contemporáneos de Jesús, prototipo de la incredulidad moderna, no desapareció con la resurrección de Lázaro, ni con la del mismo Jesús.

 

Notas exegéticas desde la Biblia Didajé:

16, 19-32 La parábola de Lázaro y el hombre rico es notable por sus imágenes gráficas de la vida de ultratumba. Cat. 1859, 2463 y 2831.

16, 23 Infierno: término griego utilizado para traducir la palabra hebrea Sheol, que indica el lugar de los muertos, quera un estado tanto para los justos (Lc 16, 22) como para los malditos, que fueron separados por abismo infranqueable. Cat. 633.

16, 23 El seno de Abrahán: los fallecidos que fueron fieles a la Antigua Alianza tenían aún que esperar la redención de Cristo. Estas son las almas que Cristo visitó tras su muerte con el fin de liberadas y llevarlas a la felicidad eterna en el cielo. Este es el significado del término "infierno" en el Credo Apostólico cuando decimos “Descendió a los infiernos”. Cat. 631-632.

 

Catecismo de la Iglesia Católica.

1859 El pecado mortal moral requiere plena conciencia y entero consentimiento. Presupone el conocimiento del carácter pecaminoso del acto, de su oposición a la Ley de Dios. Implica también un consentimiento suficientemente deliberado para ser una elección personal. La ignorancia afectada y el endurecimiento del corazón (Lc 16, 19-31) no disminuyen, sino aumentan, el carácter voluntario del pecado.

2463 ¿Cómo no reconocer a Lázaro, el mendigo hambriento de la parábola en la multitud de seres humanos sin pan, sin techo, sin patria? (cf. Lc 16, 19-31) ¿Cómo no escuchar a Jesús qe dice: “A mí no me lo hicisteis?” (Mt 25, 45).

2831 Pero la existencia de hombres que padecen hambre por falta de pan revela otra hondura de esta petición. El drama del hambre en el mundo llama a los cristianos que oran en verdad a una responsabilidad efectiva hacia sus hermanos, tanto en sus conductas personales como en su solidaridad con la familia humana. Esta petición de la Oración del Señor no puede ser aislada de las parábolas del pobre Lázaro (cf. Lc 16, 19-31) y del juicio final (cf. Mt 25, 31-46).

633 La Escritura llama infiernos, sheol o hades (cf. Flp 2, 10; Hch 2, 24; Ap 1, 18; Ef 4, 9) a la morada de los muertos donde bajó Cristo después de muerto, poque los que se encontraban allí estaba privados de la visión de Dios. Tal era, en efecto, a la espera del Redentor, el estado de todos los muertos, malos o justos, lo que no quiere decir que su suerte sea idéntica como lo enseña Jesús en la parábola del pobre Lázaro recibido en el “seno de Abraham” (cf. Lc 16, 22-26). “Son precisamente estas almas santas, que esperaban a su Libertador en el seno de Abraham, a las que Jesucristo liberó cuando descendió a los infiernos” (Catecismo Romano¸ 1, 6). Jesús no bajó a los infiernos para liberar a los condenados (cf. Concilio Romano, año 745) ni para destruir el infierno de la condenación (cf. Benedicto XII, Cum dudum, año 1341), sino para liberar a los justos que le habían precedido (cf. IV Concilio de Toledo, año 633).

 

Concilio Vaticano II

Descendiendo a consecuencias prácticas y muy urgentes, el Concilio inculca el respeto al hombre, de modo que cada uno, sin ninguna excepción, debe considerar al prójimo como “otro yo”, cuidando, en primer lugar, de su vida y de los medios necesarios para vivirla dignamente  (cf. St 2, 16-16) para que no imiten a aquel rico que se despreocupó totalmente del pobre Lázaro (cf. Lc 16, 19-31).

En nuestros días principalmente, urge la obligación de acercarnos a cualquier otro hombre y servirle activamente cuando llegue la ocasión, ya se trate de un anciano abandonado por todos, de un trabajador extranjero injustamente despreciado, de un desterrado de un niño nacido de una unión ilegítima que sufre inmerecidamente a causa de un pecado que él no ha cometido, del hambriento que interpela nuestra conciencia, recordándonos la palabra del Señor: “Cuantas veces lo hicisteis esto a uno de mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis” (Mt 25, 40).

Además, todo lo que se opone a la vida, como los homicidios de cualquier género, los genocidios, el aborto, la eutanasia y el mismo suicidio voluntario; todo lo que viola la integridad de la persona humana, como las mutilaciones, las torturas corporales y mentales, incluso los intentos de coacción psicológica; todo lo que ofende a la dignidad humana, como las condiciones infrahumanas de vida, los encarcelamientos arbitrarios, las deportaciones, la esclavitud, la prostitución, la trata de mujeres y de jóvenes; también las condiciones ignominiosas de trabajo en las que los obreros son tratados como meros instrumentos de lucho, no como personas libres y responsables, todas estas cosas y otras semejantes son ciertamente oprobios que, al corromper la civilización humana, deshonran más a quienes los practican que a quienes padecen la injusticia; y son totalmente contrarios al honor debido al Creador.

Constitución Pastoral “Gaudium et Spes”, 27.

 

Los Santos Padres.

A aquel ricachón que vestía de púrpura y vivía a cuerpo de rey no se le acusa de ser un avaro, un ladrón o un adúltero, ni de haber hecho nada malo; lo único que se le reprocha es su soberbia. ¡Oh tú, el más desdichado de los hombres! Estás viendo yacer ante tu puerta una parte de tu cuerpo y ¿no sientes conmiseración alguna?

S. Jerónimo, Sobre Lázaro y el rico. III, pg. 357.

El hombre rico era más cruel que los perros, porque no sintió simpatía ni compasión por él sino que fue totalmente inmisericorde.

S. Cirilo de Alejandría. Comentario al Ev. de Lucas, 111. III, pg. 537.

A mi me parece que el abismo no es un desplazamiento de la tierra, sino de nuestro criterio durante esta vida, divido en opciones contrarias.

S. Gregorio de Nisa, Diálogo sobre el alma y la resurrección, 3. III, pg. 358.

No tema las riquezas, sino el vicio; no tema la abundancia, sino la avaricia; no tema la posesión, sino la ambición. Posea como Abrahán, pero posea al mismo tiempo la fe; tenga, posea, no sea poseído.

S. Agustín, Sermón 299. III, pg. 358.

Te pregunto: ¿por qué veía a Abrahán entre todos los justos y a Lázaro en su seno? Porque Abrahán amó a los pobres que vio, para enseñarnos que no podemos esperar nosotros el perdón al fina, si no hay en nosotros frutos de perdón. Si Abrahán, que fue bienhechor de pregrinos y tuvo misericordia de Sodoma, no pudo tener piedad de quien no la mostró con Lázaro, ¿cómo vamos a esperar nosotros el perdón para nosotros mismos?

S. Efrén de Nisibi. Comentario al Diatessaron, 15, 12-13. III, pg. 359.

Para muchos es un grave mal y un fuego insufrible ver felices a los que despreciaron. La malicia no abandona al rico, que ya posee su pena y que no pide ser llevado hasta Lázaro, sino que pretende que Lázaro sea llevado hasta él.

S. Pedro Crisólogo, Sermón, 122. III, pg. 359.

“Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerán ni aunque resucite uno de los muertos”. Esto se ha cumplido en los judíos, quienes ni escucharon a Moisés y a los profetas ni creyeron en Cristo resucitado”.

S. Agustín, Sermón 41. III, pg. 361.

 

San Agustín.

Dime a dónde debo dirigir la mirada para verte a ti, y espero hacer todo lo que me mandares. Recibe, te pido, a tu fugitivo, Señor, clementísimo Padre, basta ya con lo que he sufrido; basta ya con mis servicios a tu enemigo, hoy puesto bajo tus pies; basta ya de ser juguete de las apariencias falaces. Recíbeme ya siervo tuyo, que vengo huyendo de tus enemigos, que me retuvieron sin pertenecerles, cuando vivía lejos de ti. Ahora comprendo la necesidad de volver a ti; ábreme la puerta, porque te estoy llamando; enséñame el camino para llegar a ti. Solo tengo voluntad; sé que lo caduco y transitorio debe despreciarse para ir en pos de lo seguro y eterno. Esto hago, Padre, porque esto solo sé, y todavía no conozco el camino que lleva hasta ti. Enséñamelo, muéstramelo tú, dame la fuerza para el viaje. Si con la fe llegan a ti los que te buscan, no me niegues la fe; si con la virtud, dame la virtud; si con la ciencia, dame la ciencia. Aumenta en mí la fe, aumenta la esperanza, aumenta la caridad.

Soliloquios, 1. II, pg. 1281.

 

San Juan de Ávila.

Y si es mal no dar bien en pago de bien, ¿qué será dar mal por el bien recebido y responder con ofensas en lugar de servir? Acaéceles cosa peor a estos, pues suelen pecar más que antes,  y con peor circunstancia que antes, y vienen poco a poco a endurecerse y secarse de manera, que aun no prósperos en el Señor, mas aun antes que el Señor los llamase a su servicio. Sospiran entonces, aunque con corazón duro y desabrido, por haber un poquito de bien y no hallan, sino sienten que al cielo le es de metal y la tierra de hierro (cf. Dt 28, 23), porque no llueve en ellos gota de agua que les ablande el ánima ni les dé fructo con que les mantengan. Y aquellos que algún tiempo eran visitados y llovidos con muchas buenas inspiraciones, a las cuales no se dignaban responder, ya desean una y no la alcanzan. Así castigados los ricos fastidiosos (cf. Lc 16, 24), con matarlos de hambre, como el rico avariento era castigado de sed. Y de dureza de corazón a infiernos, muy pocas leguas hay, porque dice la Escriptura: Cor durum male habebit in novissimo [el corazón duro acaba mal] (Eclo 3, 27). Y el sanar de este mal es cosa cara y de gran privilegio de nuestro Señor, como san Bernardo dice: Nullus unquam duri cordis adeptus est salutem, nisi quem forte Deus miseratus sanaverit, et abstulerit ab eo cor lapideum, et dederit cor carneum [Ningún corazón empedernido ha conseguido salvarse, sino solo aquel a quien Dios misericordioso le ha salvado y ha conseguido que cambie su corazón de piedra por un corazón de carne. S. Bernardo, De consideratione I]. Estos son los paraderos de los malos hijos que, después de recebidos por tales y tratados por tales, olvidan al Señor suyo, qui possedit et creavit te [el que te hizo y te constituyó]. Y quien de esto no tiembla, a da testimonio que tiene duro corazón; y tanto más debe temer cuanto menos teme.  Y por esto, señor, prevengamos señales de que quiere venir; y cuando vemos que se caen terrones de la pared, pongamos remedio, pues somos avisados del peligro.

Carta a un cabellero amigo suyo. IV, pg. 503.

 

San Oscar Romero. Homilía.

Este es el pecado grave, la insensibilidad. Y aquí hermanos no lo estoy diciendo sólo de los grandes ricos, lo digo también de todos nosotros, que cuando tenemos algo que comer, un sorbete siquiera, una migaja, una tortilla, tal vez comiendo nosotros nos hacemos insensibles al pobre que no tiene ni eso. ¿Por qué no compartir, como dicen los profetas, hasta nuestras pobrezas? Es una traición, según el profeta Amós, contra la alianza con Yahvé. Si Dios había hecho una alianza con este pueblo, "seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios", pero con la condición de que se sintieran todos pueblo de Dios, hermanos unos de otros. Tanto era sí que leemos una ley en el Levítico, capítulo 25, dice: "La tierra no puede venderse para siempre, porque la tierra es mía, ya que vosotros sois para mí como forasteros y huéspedes". Era el concepto de los ricos de Israel de que ellos eran como renteros de Dios, como que Dios les había rentado unas tierras; la propiedad privada la consideraban a la luz de Dios y el pobre era el representante de Dios al que había que pagarle esa renta de la tierra. De allí que el rico y el pobre debían de sentarse a compartir juntos como dos limosneros. Dios le da limosna al rico y Dios, por el rico, le quiere dar limosna también al pobre.

Homilía, 25 de septiembre de 1977.

 

León XIV. Audiencia general. 17 de septiembre de 2025. Ciclo de catequesis - Jubileo 2025. Jesucristo, nuestra esperanza. III. La Pascua de Jesús. 6. La muerte. «Un sepulcro nuevo, en el que nadie había sido depositado aún» (Jn 19,40-41)

Queridos hermanos y hermanas,

en nuestro camino de las catequesis sobre Jesús esperanza nuestra, hoy contemplamos el misterio del Sábado Santo. El Hijo de Dios yace en la tumba. Pero esta su “ausencia” no es un vacío: es espera, plenitud contenida, promesa custodiada en la oscuridad. Es el día del gran silencio, en el que el cielo parece mudo y la tierra inmóvil, pero es justamente allí que se cumple el misterio más profundo de la fe cristiana. Es un silencio grávido de sentido, como el vientre de una madre que custodia al hijo todavía no nacido, pero ya vivo.

El cuerpo de Jesús, bajado de la cruz, fue envuelto con cuidado, como se hace con aquello que es valioso.  El evangelista Juan nos dice que fue sepultado en un jardín, dentro «una tumba nueva, en la que todavía nadie había sido sepultado» (Jn 19,41). Nada es dejado a la casualidad. Aquel jardín recuerda al Edén perdido, el lugar en el que Dios y el hombre estaban unidos. Y aquella tumba nunca antes usada habla de algo que todavía debe suceder: es un umbral, no un final. En el inicio de la creación Dios había plantado un jardín, ahora también la nueva creación toma forma en un jardín: con una tumba cerrada que pronto se abrirá

El Sábado Santo es también un día de descanso. Según la ley judía, el séptimo día no se debe trabajar: de hecho, luego de seis días de creación, Dios descansó (cfr Gen 2,2). Ahora, también el Hijo, luego de haber completado su obra de salvación, descansa. No porque está cansado, sino porque ha concluido su trabajo. No porque se ha rendido, sino porque ha amado hasta el final. No hay nada más que agregar. Este descanso es el sello de la obra cumplida, es la confirmación de aquello que tenía que hacerse y que ha sido completado. Es un descanso lleno de la presencia oculta del Señor.

Fatigamos en detenernos y descansar. Vivimos como si la vida nunca fuese suficiente. Corremos por producir, por demostrar, por no perder terreno. Pero el Evangelio nos enseña que saber detenerse es un gesto de confianza que tenemos que aprender a cumplir. El Sábado Santo nos invita a descubrir que la vida no depende siempre de aquello que hacemos, sino también de cómo sabemos desistir de cuanto hemos podido hacer.

En el sepulcro, Jesús, la Palabra viviente del Padre, calla. Pero es justamente en aquel silencio que la vida nueva inicia a fermentar. Como una semilla en la tierra, como la oscuridad antes del amanecer. Dios no tiene miedo del tiempo que pasa, porque es Señor también de la espera. Así, también nuestro tiempo “no útil”, aquel de las pausas, de los vacíos, de los momentos estériles, puede convertirse en vientre de resurrección. Todo silencio acogido puede ser la premisa de una Palabra nueva. Todo tiempo detenido puede convertirse en tiempo de gracia, si lo ofrecemos a Dios.

Jesús, sepultado en la tierra, es el rostro mansueto de un Dios que no ocupa todo el espacio. Es el Dios que deja hacer, que espera, que se retira para dejarnos la libertad. Es el Dios que se fía, también cuando todo parece terminado. Y nosotros, en ese sábado detenido, aprendemos que no tenemos que tener prisa de resurgir: más es necesario descansar, acoger el silencio, dejarse abrazar por el límite. A veces buscamos respuestas rápidas, soluciones inmediatas. Pero Dios trabaja en lo profundo, en el tiempo lento de la confianza. El sábado de la sepultura se convierte así en las entrañas de las que pueden brotar las fuerzas de una luz invencible, aquella de la Pascua.

Queridos amigos, la esperanza cristiana no nace en el ruido, sino en el silencio de una espera habitada por el amor. No es hija de la euforia, sino de un confiado abandono. Nos lo enseña la virgen María: ella encarna esta espera, esta esperanza. Cuando nos parezca que todo está detenido, que la vida es un camino interrumpido, acordémonos del Sábado Santo. También en la tumba, Dios está preparando la sorpresa más grande. Y si sabemos acoger con gratitud aquello acontecido, descubriremos que, justamente en la pequeñez, y en el silencio, Dios ama transfigurar la realidad haciendo nuevas todas las cosas con la fidelidad de su amor. La verdadera alegría nace de la espera habitada, de la fe paciente, de la esperanza que cuanto ha vivido en el amor, ciertamente, resurgirá a la vida eterna.    

 

León XIV. Angelus. 21 de septiembre de 2025.

Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz domingo!

La palabra que escuchamos hoy en el Evangelio (Lc 16,1-13) nos hace reflexionar sobre el uso de los bienes materiales y, más en general, sobre cómo estamos administrando el bien más valioso de todos, que es nuestra propia vida.

En el relato vemos que un administrador es llamado por su señor a “rendir cuentas”. Se trata de una imagen que nos comunica algo muy importante: nosotros no somos dueños de nuestra vida ni de los bienes que disfrutamos; todo nos ha sido dado como don por el Señor y Él ha confiado este patrimonio a nuestro cuidado, a nuestra libertad y responsabilidad. Un día seremos llamados a rendir cuentas de cómo hemos administrado nuestra vida, nuestros bienes y los recursos de la tierra, a Dios y a los hombres, a la sociedad y sobre todo a quienes vendrán después de nosotros.

El administrador de la parábola ha buscado simplemente su propio beneficio y, cuando llega el día en el que debe rendir cuentas y le quitan la administración, debe pensar qué hacer para su futuro. En esta difícil situación, él comprende que el valor más importante no es la acumulación de los bienes materiales, porque las riquezas de este mundo pasan; y, entonces, se le ocurre una idea brillante: llama a sus deudores y “recorta” sus deudas, renunciando por tanto a la parte que le hubiera tocado a él. De esta manera, pierde la riqueza material, pero gana amigos, que estarán dispuestos a ayudarlo y sostenerlo.

Reflexionando sobre este relato, Jesús nos exhorta: «Gánense amigos con el dinero de la injusticia, para que el día en que este les falte, ellos los reciban en las moradas eternas» (v. 9).

El administrador de la parábola, en efecto, aun en la gestión de la riqueza deshonesta de este mundo, encuentra un modo para tener amigos, saliendo de la soledad del propio egoísmo; mucho más nosotros, que somos discípulos y vivimos en la luz del Evangelio, debemos usar los bienes del mundo y nuestra misma vida pensando en la riqueza verdadera, que es la amistad con el Señor y con los hermanos.

Queridos hermanos, la parábola nos invita a preguntarnos: ¿cómo estamos administrando los bienes materiales, los recursos de la tierra y la vida que Dios nos ha dado? Podemos seguir el criterio del egoísmo, poniendo la riqueza en primer lugar y pensando sólo en nosotros mismos; pero esto nos aísla de los demás y esparce el veneno de una competición que a menudo provoca conflictos. O bien podemos reconocer que hemos de administrar todo lo que tenemos como don de Dios, y usarlo como instrumento para compartir, para crear redes de amistad y solidaridad, para edificar el bien, para construir un mundo más justo, más equitativo y más fraterno.

Pidamos a la Virgen Santa que interceda por nosotros y nos ayude a administrar bien todo aquello que el Señor nos confía, con justicia y responsabilidad.

 

Papa Francisco. Ángelus. 29 de septiembre de 2013.

Queridos hermanos y hermanas:

Antes de concluir esta celebración, deseo saludaros a todos y agradeceros vuestra participación, especialmente a los catequistas llegados de tantas partes del mundo.

Un saludo especial dirijo a mi Hermano Su Beatitud Youhanna X, Patriarca greco-ortodoxo de Antioquía y de todo el Oriente. Su presencia nos invita a rezar una vez más por la paz en Siria y en Oriente Medio.

Saludo a los peregrinos llegados de Asís a caballo; así como al Club Alpino Italiano, en el 150° aniversario de su fundación.

Saludo con afecto a los peregrinos de Nicaragua, recordando que los pastores y fieles de esa querida Nación celebran con alegría el centenario de la fundación canónica de la Provincia eclesiástica.

Con alegría recordamos que ayer, en Croacia, ha sido proclamado beato Miroslav Buleši?, sacerdote diocesano, que murió mártir en 1947. Alabemos al Señor, que dona a los inermes la fuerza del testimonio extremo.

Nos dirigimos ahora a María con la oración del Ángelus.

 

Papa Francisco. Ángelus.  25 de septiembre de 2016.

Queridos hermanos y hermanas:

Ayer, en Würzburg (Alemania), fue proclamado Beato Engelmar Unzeitig, sacerdote de la congregación de los Misioneros de Mariannhill. Asesinado por odio a la fe en el campo de exterminio de Dachau, él contrapuso el amor al odio, a la ferocidad respondió con la mansedumbre. Que su ejemplo nos ayude a ser testimonios de caridad y de esperanza en medio de las tribulaciones.

Me uno con gusto a los obispos de México en su apoyo al compromiso de la Iglesia y de la sociedad civil en favor de la familia y de la vida, que en estos tiempos requieren especial atención pastoral y cultural en todo el mundo. Y además aseguro mi oración por el querido pueblo mexicano, para que cese la violencia que durante estos días ha golpeado también a algunos sacerdotes.

Hoy es la Jornada mundial del sordo. Deseo saludar a todas las personas sordas también aquí representadas, y animar a que den su aportación para una Iglesia y una sociedad cada vez más capaz de acoger a todos. Y por último dirijo un saludo especial a todos vosotros, ¡queridísimos catequistas! gracias por vuestro compromiso con la Iglesia al servicio de la evangelización, con la transmisión de la fe. Que la Virgen os ayude a perseverar en el camino de la fe y a dar testimonio con la vida de aquello que transmitís en la catequesis.

 

Papa Francisco. Ángelus. 29 de septiembre de 2019.

Queridos hermanos y hermanas:

Quiero saludar a todos los que habéis participado en este acto de oración, con el que hemos renovado la atención de la Iglesia por las diversas categorías de personas vulnerables en movimiento. En unión con los fieles de todas las diócesis del mundo, hemos celebrado la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, para reafirmar la necesidad de que nadie quede excluido de la sociedad, ya sea un ciudadano residente de larga data o un recién llegado.

Para subrayar este compromiso, pronto inauguraré la escultura inspirada por estas palabras de la Carta a los Hebreos: «No os olvidéis de la hospitalidad; gracias a ella hospedaron algunos, sin saberlo, a ángeles» (13,2). Dicha escultura de bronce y arcilla representa a un grupo de migrantes de varias culturas y diferentes períodos históricos. He querido que esta obra de arte estuviera aquí, en la Plaza de San Pedro, para que recordara a todos el desafío evangélico de la acogida.

Mañana, lunes 30 de septiembre, se abrirá en Camerún una reunión de diálogo nacional para la búsqueda de una solución a la difícil crisis que aflige al país desde hace años. Me siento cercano a los sufrimientos y esperanzas del amado pueblo camerunés e invito a todos a orar para que este diálogo sea fructuoso y conduzca a soluciones de paz justas y duraderas, en beneficio de todos. ¡Qué María, Reina de la Paz, interceda por nosotros!.

 

Papa Francisco. Ángelus. 25 de septiembre de 2022.

Al final de esta Celebración, quiero daros las gracias a todos los que habéis participado en representación del Pueblo santo de Dios que está en Italia. Y le estoy agradecido al cardenal Zuppi que se ha hecho su portavoz. Felicito a la comunidad diocesana de Matera-Irsina por el esfuerzo organizativo y de acogida; y agradezco a todos los que han colaborado en este Congreso Eucarístico.

Ahora, antes de concluir, nos dirigimos a la Virgen María, Mujer eucarística. A Ella le encomendamos el camino de la Iglesia en Italia, para que en cada comunidad se sienta el perfume de Cristo Pan vivo bajado del Cielo. Hoy me atrevería a pedir por Italia: más nacimientos, más hijos. E invocamos su materna intercesión para las necesidades más urgentes del mundo.

Pienso, en particular, en Myanmar. Desde hace más de dos años ese noble país se ha visto azotado por graves enfrentamientos armados y violencias, que han causado muchas víctimas y desplazados. Esta semana escuché el grito de dolor por la muerte de niños en una escuela bombardeada. Se ve que hoy en el mundo está de moda bombardear las escuelas. ¡Que el grito de estos pequeños no caiga en el olvido! ¡Estas tragedias no tienen que suceder!

Que María, Reina de la Paz, consuele al martirizado pueblo ucraniano y obtenga para los líderes de las naciones la fuerza de voluntad para encontrar inmediatamente iniciativas eficaces que conduzcan al fin de la guerra.

Me sumo al llamamiento de los obispos de Camerún por la liberación de algunas personas secuestradas en la diócesis de Mamfe, entre ellas cinco sacerdotes y una monja. Ruego por ellos y por la población de la provincia eclesiástica de Bamenda: que el Señor conceda la paz a los corazones y a la vida social de ese querido país.

Hoy, en este domingo, la Iglesia celebra la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, sobre el tema "Construir el futuro con los migrantes y refugiados". Renovemos nuestro compromiso de construir el futuro según el proyecto de Dios: un futuro en el que cada persona encuentre su lugar y sea respetada; donde los migrantes, refugiados, desplazados y víctimas de la trata puedan vivir en paz y con dignidad. Porque el Reino de Dios se realiza con ellos, sin excluidos. Es también gracias a estos hermanos y hermanas que las comunidades pueden crecer a nivel social, económico, cultural y espiritual; y compartir las diferentes tradiciones enriquece al Pueblo de Dios. ¡Comprometámonos todos a construir un futuro más inclusivo y fraterno! Los migrantes deben ser acogidos, acompañados, promovidos e integrados.

 

Benedicto XVI. Ángelus. 30 de septiembre de 2007.

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy el evangelio de san Lucas presenta la parábola del hombre rico y del pobre Lázaro (cf. Lc 16, 19-31). El rico personifica el uso injusto de las riquezas por parte de quien las utiliza para un lujo desenfrenado y egoísta, pensando solamente en satisfacerse a sí mismo, sin tener en cuenta de ningún modo al mendigo que está a su puerta. El pobre, al contrario, representa a la persona de la que solamente Dios se cuida:  a diferencia del rico, tiene un nombre, Lázaro, abreviatura de Eleázaro (Eleazar), que significa precisamente "Dios le ayuda". A quien está olvidado de todos, Dios no lo olvida; quien no vale nada a los ojos de los hombres, es valioso a los del Señor. La narración muestra cómo la iniquidad terrena es vencida por la justicia divina:  después de la muerte, Lázaro es acogido "en el seno de Abraham", es decir, en la bienaventuranza eterna, mientras que el rico acaba "en el infierno, en medio de los tormentos". Se trata de una nueva situación inapelable y definitiva, por lo cual es necesario arrepentirse durante la vida; hacerlo después de la muerte no sirve para nada.

Esta parábola se presta también a una lectura en clave social. Sigue siendo memorable la que hizo hace precisamente cuarenta años el Papa Pablo VI en la encíclica Populorum progressioHablando de la lucha contra el hambre, escribió:  "Se trata de construir un mundo donde todo hombre (...) pueda vivir una vida plenamente humana, (...) donde el pobre Lázaro pueda sentarse a la misma mesa que el rico" (n. 47). Las causas de las numerosas situaciones de miseria son —recuerda la encíclica—, por una parte, "las servidumbres que le vienen de la parte de los hombres" y, por otra, "una naturaleza insuficientemente dominada" (ib.). Por desgracia, ciertas poblaciones sufren por ambos factores a la vez. ¿Cómo no pensar, en este momento, especialmente en los países de África subsahariana, afectados durante los días pasados por graves inundaciones? Pero no podemos olvidar otras muchas situaciones de emergencia humanitaria en diversas regiones del planeta, en las que los conflictos por el poder político y económico contribuyen a agravar problemas ambientales ya serios. El llamamiento que en aquel entonces hizo Pablo VI:  "Los pueblos hambrientos interpelan hoy, con acento dramático, a los pueblos opulentos" (Populorum progressio3), conserva hoy toda su urgencia. No podemos decir que no conocemos el camino que hay que recorrer:  tenemos la ley y los profetas, nos dice Jesús en el Evangelio. Quien no quiere escucharlos, no cambiará ni siquiera si alguien de entre los muertos vuelve para amonestarlo.

La Virgen María nos ayude a aprovechar el tiempo presente para escuchar y poner en práctica esta palabra de Dios. Nos obtenga que estemos más atentos a los hermanos necesitados, para compartir con ellos lo mucho o lo poco que tenemos, y contribuir, comenzando por nosotros mismos, a difundir la lógica y el estilo de la auténtica solidaridad.

 

Benedicto XVI. Ángelus. 3 de octubre de 2010.

Queridos hermanos y hermanas:

En este momento de profunda comunión con Cristo, presente y vivo en medio de nosotros y dentro de nosotros, es hermoso, como familia eclesial, dirigirnos en oración a su Madre y Madre nuestra, María Santísima Inmaculada. Sicilia está sembrada de santuarios marianos, y desde este lugar me siento espiritualmente en el centro de esta «red» de devoción, que enlaza todas las ciudades y a todos los pueblos de la isla.

A la Virgen María deseo encomendar a todo el pueblo de Dios que vive en esta amada tierra. Que ella sostenga a las familias en el amor y en el compromiso educativo; que haga fecundos los brotes de vocación que Dios siembra abundantemente entre los jóvenes; que infunda valor en las pruebas, esperanza en las dificultades y nuevo impulso para hacer el bien. Que la Virgen consuele a los enfermos y a todos los que sufren, y ayude a las comunidades cristianas para que nadie en ellas sea marginado o sufra necesidad, sino que cada uno, especialmente los más pequeños y débiles, se sienta acogido y valorado.

María es el modelo de la vida cristiana. A ella le pido sobre todo que os permita caminar con decisión y alegría por el camino de la santidad, siguiendo las huellas de tantos luminosos testigos de Cristo, hijos de esta tierra siciliana. En este contexto quiero recordar que hoy, en Parma, es proclamada beata Ana María Adorni, que en el siglo XIX fue esposa y madre ejemplar y, cuando quedó viuda, se dedicó a la caridad con las mujeres presas y en dificultades, para cuyo servicio fundó dos institutos religiosos. A la madre Adorni, por su constante oración, la llamaban «Rosario viviente». Quiero subrayarlo al inicio del mes dedicado al santo rosario. Que la meditación diaria de los misterios de Cristo en unión con María, la Virgen orante, nos fortalezca a todos en la fe, en la esperanza y en la caridad.

 

DOMINGO 27 T. O.

 

Monición de entrada.-

Venimos a misa porque queremos ser fieles a Jesús.

Así intentamos obedecerle.

Y hacer que el amor que le tenemos y Él nos tiene cambie nuestra vida.

 

Señor, ten piedad.

Ayuda nuestra falta de fe. Señor, ten piedad.

Queremos creer en ti. Cristo ten piedad.

Auméntanos la fe. Señor, ten piedad.

 

Peticiones.-

Por el Papa León. Te lo pedimos, Señor.

Para que la Iglesia sea capaz de responder a las preguntas de las personas. Te lo pedimos, Señor.

Para que los que no se sienten escuchados por Dios, lo escuchen gracias a nosotros. Te lo pedimos, Señor.

Para que los maestros ayuden a los alumnos a crecer como personas. Te lo pedimos, Señor.

Para que nosotros tengamos mucho amor. Te lo pedimos, Señor.

 

Acción de gracias.-

Gracias Virgen María por ayudarnos a crecer en la amistad con Jesús.

 

BIBLIOGRAFÍA.

Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española. BAC. Madrid. 2016.

Biblia de Jerusalén. 5ª edición – 2018. Desclée De Brouwer. Bilbao. 2019.

Biblia del Peregrino. Edición de Luis Alonso Schökel. EGA-Mensajero. Bilbao. 1995.

Nuevo Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego de M. Iglesias González. BAC. Madrid. 2017.

Biblia Didajé con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016.

Secretariado Nacional de Liturgia. Libro de la Sede. Primera edición: 1983. Coeditores Litúrgicos. Barcelona. 2004.

Pío de Luis, OSA, dr. Comentarios de San Agustín a las lecturas litúrgicas (NT). II. Estudio Agustiniano. Valladolid. 1986.

Merino Rodríguez, Marcelo, dr. ed. en español. La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia. Nuevo Testamento. 2. Evangelio según san Marcos. Ciudad Nueva. Madrid. 2009.

San Juan de Ávila. Obras Completas i. Audi, filia – Pláticas – Tratados. BAC. Madrid. 2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas II. Comentarios bíblicos – Tratados de reforma – Tratados y escritos menores. BAC. Madrid. 2013.

San Juan de Ávila. Obras Completas III. Sermones. BAC. Madrid.   2015.

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http://www.vatican.va/content/vatican/es.htmlTrinidad. Reza el Padrenuestro mirándolo.

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