Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 2, 14.22-33
El día de Pentecostés Pedro, poniéndose en pie junto a los Once,
levantó su voz y con toda solemnidad declaró:
-Judíos y vecinos todos de Jerusalén, enteraos bien y escuchad
atentamente mis palabras. A Jesús el Nazareno, varón acreditado por Dios ante
vosotros con los milagros, prodigios y signos que Dios realizó por medio de él,
como vosotros mismos sabéis, a este, entregado conforme al plan que Dios tenía
establecido y previsto, lo matasteis, clavándolo a una cruz por manos de
hombres inicuos. Pero Dios lo resucitó, librándolo de los dolores de la muerte,
por cuanto no era posible que esta lo retuvieran bajo su dominio, pues David
dice, refiriéndose a él: “Veía siempre al Señor delante de mí, pues está a mi
derecha para que no vacile. Por eso se me alegró el corazón, exultó mi lengua,
y hasta mi carne descansará esperanzada. Porque no me abandonarás en el lugar
de los muertos, ni dejarás que tu Santo experimente corrupción. Me has enseñado
senderos de vida, me saciarás de gozo con tu rostro”. Hermanos, permitidme
hablaros con franqueza: el patriarca David murió y lo enterraron, su sepulcro
está entre nosotros hasta el día de hoy. Pero como era profeta y sabía que Dios
“le había jurado con juramento sentar en su trono a un descendiente suyo”, dijo
que “no lo abandonará en el lugar de los muertos” y que “su carne no
experimentará corrupción·. A este Jesús lo resucitó Dios, de lo cual todos
nosotros somos testigos. Exaltado, pues, por la diestra de Dios y habiendo recibido
del Padre la promesa del Espíritu Santo, lo ha derramado. Esto es lo que estáis
viendo y oyendo.
Palabra de Dios.
Jesús Nazoreo, hombre acreditado.
Mt 2, 23: Y se
estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo dicho por medio de
los profetas, que se llamaría nazareno.
Lc 24, 19: Lo de
Jesús el Nazareno, que fue un profeta en obras y palabras, ante Dios y ante
todo el pueblo.
Hch 10, 38: Me
refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo,
que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque
Dios estaba con él.
Lc 5, 17: Un día
estaba él enseñando, y estaban sentados unos fariseos y maestros de la ley,
venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor
estaba con él para realizar curaciones.
Dios lo resucitó.
Sal 18, 6: Me sacó a
un lugar espacioso / me libró porque me amaba.
Hch 13, 34-35: Y que
resucitó de la muerte para nunca volver a la corrupción, llo tiene expresado
así: “Os cumpliré las promesas santas y seguras hechas a David”. Por eso dice
en otro lugar: No dejarás que tu santo experimente la corrupción”.
Veía constantemente
al Señor.
Sal 16, 10: Porque
no me abandonarás en la región de los muertos / ni dejarás a tu fiel ver la
corrupción.
Como era profeta
sabía que Dios le había asegurado.
2 S 7, 12: En efecto,
cuando se cumplan tus días y reposes con tus padres, yo suscitaré descendencia
tuya después de ti: Al que salga de tus entrañas le afirmaré su reino.
Sal 132, 11: El
Señor ha jurado a David / una promesa que no retractará: “A uno de tu linaje /
pondré sobre tu trono”.
Mt 9, 27: Cuando Jesús
salía de allí, dos ciegos lo seguían gritando: “Ten compasión de nosotros, hijo
de David”.
Así pues, exaltado
por la diestra de Dios.
Hch 1, 8: Recibiréis
la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis
testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y hasta el confín de la tierra.
Hch 1, 5: Porque
Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo
dentro de no muchos días.
Ez 36, 27: Os
infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos, y que guardáis
y cumpláis mis mandamientos.
Jn 15, 26: Cuando
venga el Paráclito que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que
procede del Padre, él dará testimonio de mí.
2 14 Pedro obra como cabeza del
colegio apostólico y aparece en primer plano. En ocasiones Juan aparece junto a
él, pero algo así como su doble.
2 22 (a) El contenido de la predicación
apostólica primitiva (Kerygma), de la que tenemos aquí una primera
exposición, se nos ha transmitido esquemáticamente en cinco discursos de Pero (Hch
2, 14-39; 3, 12-26; 4, 9-12; 5,, 29-32; 10, 34-43, y uno de Pablo, 13, 16-41.
El núcleo central es un testimonio que tiene por objeto la muerte, la
resurrección de Cristo y su exaltación. Luego, detalles como su misión,
anunciada por Juan el Bautista, preparada por la enseñanza y sus milagros,
concluida con las apariciones del Resucitado y la efusión del Espíritu.
Finalmente, perspectivas más amplias que, por las profecías del AT, hunden sus
raíces en el pasado y miran el futuro: advenimiento de los tiempos mesiánicos y
llamamiento a judíos y gentiles a la conversión para apresurar la Vuelta de
Cristo. Los evangelios, que son un desarrollo de la predicación primitiva,
siguen este esquema.
2 22 (b) Este epíteto [Nazoreo],
cuyo origen y significado sigue siendo oscuro es aplicado con frecuencia a
Jesús en Hechos.
2 22 (c) Esta formulación solemne,
inspirada probablemente en el AT (Ex 7, 3) parece designar esencialmente las curaciones
realizadas por Jesús. Fórmulas análogas, reducidas a dos términos, designan los
milagros por los que Dios acreditará la predicación apostólica.
2 23 (a) Las profecías del AT
prueban este designio de Dios.
2 23 (b) Aquí los romanos. Pero la
predicación primitiva contiene análogas acusaciones contra los judíos, contra
los cuales se opone la intervención de Dios, que resucita a Jesús.
2 24 “Del Hades”, texto occidental, “de la muerte”, texto recibido. El “Hades”
en los LXX corresponde al seol, Nm 16, 33.
2 25 Citado según los LXX. El texto
hebreo sólo expresaba el deseo de escapar a una muerte inminente: “No dejarás a
tu amigo ver la fosa”. El argumento supone el empleo de la versión griega, que
introduce una idea distinta, traduciendo “fosa” (=tumba) por “corrupción”.
2 27 El original hebreo dice “tu
fiel” (hasidka).
2 29 En la antigua colina de Sión,
por debajo del Templo, 1 R 2, 10. Una interpretación exagerada de este versículo
dio lugar a la leyenda de la tumba de David que veneran hoy en el lugar
tradicional del Cenáculo, en la colina occidental que, desde los primeros
siglos del cristianismo, recibió el nombre de Sión.
2 30 [A uno de tu linaje] Lit. “fruto
de tus riñones” ( de tus lomos). Equivalencia en 1 S 7, 12-13.
2 33 (a) Palabras inspiradas en el
Salmo 118 (v. 16 LXX, “la diestra del Señor me ha exaltado”), que la
predicación apostólica utiliza considerándolo mesiánico. Pero también pudiera
traducirse: “Habiendo sido exaltado a la diestra de Dios” y ver en ello la
introducción de la cita que recoge otro tema de la predicación apostólica.
2 33 (b) Los profetas habían
anunciado el don del Espíritu para los tiempos mesiánicos. Y por este Espíritu,
“derramado”, según el anuncio de Joel 3, 1-2, por Cristo resucitado explica
Pedro el milagro de que son testigos sus oyentes.
Salmo 15
R/. Señor,
me enseñarás el sendero de la vida.
Protégeme,
Dios mío, que me refugio en ti.
Yo
digo al Señor: “Tú eres mi Dios”.
El
Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi
suerte está en tu mano. R/.
Bendeciré
al Señor que me aconseja,
hasta
de noche me instruye internamente.
Tengo
siempre presente al Señor,
con
él a mi derecha no vacilaré. R/.
Por
eso se me alegra el corazón,
se
gozan mis entrañas,
y
mi carne descansa esperanzada.
Porque
no me abandonarás en la región de los muertos
ni
dejarás a tu fiel ver la corrupción. R/.
Me
enseñarás el sendero de la vida,
me
saciarás de gozo en tu presencia,
de
alegría perpetua a tu derecha. R/.
Tengo
siempre presente a Yahvé
Sal 121, 5: No
permitirá que resbale tu pie, / tu guardián de Israel.
Por
eso se me alegra el corazón.
Hch 2, 27: Porque
no me abandonarás en el lugar de los muertos, ni dejarás que tu Santo
experimente la corrupción.
Pues
no me abandonará al Seol.
Hch 13, 35: Por eso dice en
otro lugar: No dejarás que tu santo experimente la corrupción.
Nm 16, 33: [Coré,
Datán y Abirón] Bajaron vivos al abismo con todo lo que tenían. La tierra los
cubrió y desaparecieron de la asamblea.
Sal 49, 16: Pero a
mí, Dios me salva, / me arranca de las garras del abismo.
Sal 73, 24: Me
guías según tus planes, / y después me recibirás en la gloria.
16 1 Sentido dudoso del término miktam.
El griego dice: “Inscripción en una estela”; el Targum: “Forma correcta”;
Jerónimo y algunas tradiciones rabínicas “Humílde e íntegro David”. Esta
rúbrica se encuentra encabezando los salmos cuya recitación pública podía
provocar la ira de los paganos señores de Jerusalén.
16 3 Los versículos 2-3 son oscuros,
y la traducción conjetural. El hebreo se traduciría literalmente: “Mi Señor, tú
(eres) mi dicha, nada por encima de ti. A los santos, estos de la tierra,
aquello y estos que imponen(¿), todo mi placer está en ellos”. – Estos versículos
podrían dirigirse a quienes pretenden unir la adoración a Yahvé y el culto a
los dioses locales, sincretismo que fue durante mucho tiempo la tentación de
Israel, ver Is 57, 6.
16 7 [La conciencia] Lit. “mis riñones”, sede de los
pensamientos y de los afectos secretos.
16 10 El salmista ha elegido a Yahvé.
El realismo de su fe y las exigencias de su vida mística piden una intimidad
indisoluble con él: necesita, pues, escapar a la muerte que le separaría de él,
Sal 6, 6. Esperanza imprecisa aún, que preludia la fe en la resurrección. Las versiones
traducen “fosa” por “corrupción”. La aplicación mesiánica, admitida por el Judaísmo,
se ha verificado en la resurrección de Cristo.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 1, 17-21
Queridos hermanos:
Puesto que podéis llamar Padre al que juzga imparcialmente según
las obras de cada uno, comportaos con temor durante el tiempo de vuestra
peregrinación, pues ya sabéis que fuisteis liberados de vuestra conducta inútil,
heredada de vuestros padres, pero no con algo corruptible, con oro o plata,
sino con una sangre preciosa, como la de un cordero sin defecto y sin mancha.
Cristo, previsto ya antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos
tiempos por vosotros, que, por medio de él, creéis en Dios, que lo resucitó de
entre los muertos y le dio gloria, de manera que vuestra fe y vuestra esperanza
estén puestas en Dios.
Palabra de Dios.
Si llamáis Padre.
Dt 10, 17: Pues el Señor,
vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de los señores, el Dios grande, fuerte y
terrible, que no es parcial ni acepta soborno.
Hb 11, 6: Y sin fe es imposible complacerlo, pues el
que se acerca a Dios debe creer que existe y que recompensa a quienes lo
buscan.
Conducíos con temor.
2 Co 5, 6: Así pues, siempre
llenos de buen ánimo y sabiendo que, mientras habitamos en el cuerpo, estamos
desterrados lejos del Señor.
Is 52, 3: Porque estos dice el
Señor: / “Por nada fuisteis vendidos, / sin precio seréis rescatados”.
1 Co 6, 20: Pues habéis sido
comprados a buen precio. Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!
1 Co 7, 23: Habéis sido
comprados a buen precio. No os hagáis esclavos de los hombres.
Sino con la sangre
preciosa de Cristo.
Ef 4, 17: Esto es lo que digo y
aseguro en el Señor, que no andéis ya, como es el caso de los gentiles, en la
vaciedad de sus ideas.
Ap 5, 9: Y cantan un cántico
nuevo: “Eres digno de recibir el libro y abrir sus sellos, porque fuiste
degollado y con tu sangre has adquirido para Dios hombres de toda tribu,
lengua, pueblo y nación”.
Jn 1, 29: Al día siguiente, al
ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: “Este es el Cordero de Dios, que
quita el pecado del mundo”.
Rm 3, 24-25: Y son justificados
gratuitamente por su gracia, mediante la redención realizada en Cristo Jesús.
Dios lo constituyó medio de propiciación mediante la fe en su sangre, para
mostrar su justicia pasando por alto los pecados del pasado.
Jn 17, 24: Padre, este es mi
deseo: que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi
gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo.
Ga 4, 4: Mas cuando llegó la
plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la rey.
Hb 1, 2: En esta etapa final,
nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio
del cual ha realizado los siglos.
Rm 1, 16: Pues no me avergüenzo
del Evangelio, que es fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree,
primero del judío, y también del griego.
Rm 1, 4: Constituido Hijo de
Dios en poder según el Espíritu de santidad por la resurrección de entre los
muertos: Jesucristo, nuestro Señor.
Rm 8, 11: Y si el Espíritu del
que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó
de entre los muertos a Cristo Jesús también dará vida a vuestros cuerpos mortales,
por el mismo Espíritu que habita en vosotros.
1 18 A propósito del tema del
rescate ver Rm 3, 24.
1 19 Cualidades exigidas del cordero
pascual (Ex 12, 5).
1 21 El rescate, Rm 3, 25, por la
sangre de Cristo, Mt 26, 28, así como su resurrección, dependían del designio
eterno del Padre, que así consagraba a su nuevo pueblo de creyentes. Se
barrunta en esta sección el eco de una catequesis o incluso de una liturgia
bautismal.
X Lectura del santo evangelio según
san Juan 24, 13-35
Aquel mismo día (el primero de
la semana), dos de los discípulos de Jesús iban caminando a una aldea llamada
Emaús, distante de Jerusalén unos sesenta estadios; iban conversando entre
ellos de todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en
persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces
de reconocerlo. Él les dijo:
-¿Qué conversación es esa que
traéis mientras vais de camino?
Ellos se detuvieron con aire entristecido.
Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, lke respondió:
-¿Eres tú el único forastero en
Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allíe stos días?
Él les dijo:
-¿Qué?
Ellos le contestaron:
-Lo de Jesús el Nazareno, que
fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo,
como lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran
a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel,
pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día desde que esto sucedió. Es
verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues habiendo
ido muy de mañana al sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron
diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está
vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como
habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron.
Entonces él les dijo:
-¡Qué necios y torpes sois para
creer que lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías
padeciera esto y entrara así en su gloria?
Y, comenzando por Moisés y
siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas
las Escrituras. Llegaron cerca de la aldea adonde iban y él simuló que iba a
seguir caminando; pero ellos lo apremiaron, diciendo:
-Quédate con nosotros, porque
atardece y el día va de caída.
Y entró para quedarse con
ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo
partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron.
Pero él desapareció de su vista. Y se dijeron el uno al otro:
-¿No ardía nuestro corazón
mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?
Y, levantándose en aquel
momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con
sus compañeros, que estaban diciendo:
-Era verdad, ha resucitado el
Señor y se ha aparecido a Simón.
Y ellos contaron lo que les
había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo.
Mc 16, 12-13: Después se
apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando al campo. También
ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron.
Lo de Jesús el Naroeo.
Mt 2, 23: Y se estableció en
una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo dicho por medio de los profetas,
que se llamaría nazareno.
Mt 16, 14: Ellos contestaron: “Unos
que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas”.
Hch 7, 22: Y fue educado Moisés
en toda la sabiduría de los egipcios y era poderoso de palabras y de obras.
Iba a ser él quien nos
liberaría.
Lc 1, 54: Auxilia a Israel, su
siervo, acordándose de la misericordia.
Lc 2, 38: Presentándose en
aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que
aguardaban la liberación de Jerusalén.
Fueron de madrugada al
sepulcro.
Lc 24, 9: Habiendo vuelto del
sepulcro anunciaron todo esto a los Once y a todos los demás.
¡Qué poco perspicaces
sois y que mente más tarda tenéis para creer…!
Mc 4, 13: Y añadió: “¿No
entendéis esta parábola? ¿Pues cómo vais a conocer todas las demás?”.
Mt 8, 10: Al oírlo, Jesús quedó
admirado y dijo a los que lo seguían: “En verdad os digo que en Israel no he
encontrado en nadie tanta fe”.
Hch 3, 24: Y, desde Samuel en
adelante, todos los profetas que hablaron anunciaron también estos días.
Lc 18, 31: Tomando consigo a
los Doce, le dijo: “Mirad, estamos subiendo a Jerusalén y se cumplirá en el
Hijo del hombre todo lo escrito por los profetas”.
Lc 9, 22: Porque decía: “El
Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos
sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día”.
¿No era necesario que el
Cristo padeciera…?
1 P 1, 11: Tratando de
averiguar a quién y a qué momento apuntaba ( el Espíritu de Cristo que había en
ellos [los profetas] / cuando atestiguaba por anticipado la pasión del Mesías /
y su consiguiente glorificación.
Lc 16, 29-31: Abraham le dice: “Tienen
a Moisés y a los profetas que los escuchen”. Pero él le dijo: ·No, padre Abrahán.
Pero si un muerto va a ellos, se arrepentirán”. Abrahán le dijo: ·Si no
escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerán ni aunque resucite un
muerto”.
Se les abrieron los ojos.
Lc 24, 16-17: Mientras
conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con
ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.
El Señor ha resucitado.
1 Co 15, 5: Y que se apareció a
Cefas y más tarde a los Doce.
Como lo habían reconocido
al partir el pan.
Lc 24, 16: Pero sus ojos no
eran capaces de reconocerlo.
Notas
exegéticas Biblia de Jerusalén.
24 13 Variante menos apoyada: “ciento
sesenta”. – Se discute la identificación de este pueblo. El relato que sigue se
distingue de otros que narran las apariciones del resucitado y es afín a la
historia de Felipe y el eunuco Hch 8, 26-40: en ambos casos la perplejidad
inicial queda resuelta por la instrucción, y cada relato concluye con una
acción sacramental.
24 16 En las apariciones referidas por
Lc y Jn, los discípulos no reconocen al Señor a la primera, sino solo a consecuencia
de su palabra o de un signo. Y es que, aun manteniéndose idéntico a sí mismo,
el cuerpo del Resucitado se encuentra en un estado nuevo que modifica su figura
exterior y lo libra de las condiciones sensibles de este mundo. Sobre el estado
de los cuerpos gloriosos ver 1 Co 15, 44.
24 17 Variante: “¿De qué discutís
entre vosotros mientras vais andando con aire entristecido?”.
24 19 Var.: “el Nazareno”.
24 24 O plural de generalización, v.
12, o bien alusión a la visita hecha por Pedro y Juan juntos y referida por Jn
20, 3-10.
24 27 Moisés, es decir, la Ley,
constituye junto con los Profetas lo esencial de las escrituras, leídas en el
culto de la sinagoga.
24 30 Es poco probable que Jesús reprodujese
la última Cena. Pero Lc utiliza un vocabulario eucarístico para que sus
lectores sean conscientes de que la fracción del pan les permite reencontrarse
con el Resucitado, como en el caso de los discípulos de Emaús.
24 34 Este hecho es mencionado en la
antigua lista de 1 Co 15, 5. Ya fue anunciado en 22, 31-32, donde se encuentra
el mismo nombre arcaico de “Simón”.
24 35 Lucas, al emplear aquí este
´termino técnico que repetirá en los Hechos piensa sin duda en la Eucaristía.
Notas exegéticas Nuevo Testamento,
versión crítica:
13 Dos de ellos: del grupo amplio de
los discípulos de Jesús, no del grupo de los once apóstoles.
Emaús: aldea o alquería cuya
localización se discute; no podía distar mucho de Jerusalén.
Setenta estadios (es menos probable la lectura
de algunos manuscritos: ciento sesenta estadios) son unos 11 kilómetro
(cada estadio equivalía a 185 metros.
15 Jesús mismo: lit. en persona Jesús.
17 Qué conversación… mientras vais
caminando: lit.
cuáles las palabras estas que dirigís hacia uno y otro caminantes.
18 De Cleofás, discípulo de Jesús, no tenemos
más datos en el NT (quizás es el mismo que nombra indirectamente Jn 19, 25, al
decir: “María, la [esposa] de Cleofás. Sus palabras, lit. son: tú
solo habitas – como – forastero Jerusalén y no conociste las cosas sucedidas….Jesús les pareció un judío de fuera, peregrino a Jerusalén para la
fiesta de Pascua.
19-24 El diálogo, rico en pinceladas
psicológicas, parece ir entreverando las frases de los dos discípulos: la opinión
positiva de uno de ellos acerca de Jesús, con la reacción pesimista y negativa
del otro; pero lo más importante es lo que descubre: los discípulos de Jesús, a
pesar de su larga convivencia con él, no habían logrado entender su mensaje más
que en términos materiales; el “escándalo de la cruz” fue lo que provocó en ellos
una crisis de fe que todavía no habían superado.
19 Un profeta: lit. varón profeta.
Poderoso de obra y de palabra: el mismo orden que aparece en
Hch 1,1: primero “las obras”, luego “las palabras”. En el “primer” Moisés el
orden es inverso: “era poderoso en sus palabras y obras” (Hch 7, 22).
20 Para condenarlo a muerte: lit. para sentencia de
muerte.
21 Esperábamos: detrás está, posiblemente, un
verbo arameo (sbr) que tiene dos significados: esperar y pensar.
22 De nuestro grupo: lit. de entre nosotros.
25 Torpes de corazón: lit. lentos en cuanto al
corazón (hebraísmo), es decir, cortos de entendimiento.
Para creer en… : la fórmula griega pieûein
epí + dativo, indica: el objeto de la fe (creer en todo…) o el fundamento
sobre el que se basa la fe (creer apoyados en todo…); en este pasaje
también: para creer, ¡con todo lo que dijeron los profetas! “Habían
perdido la fe y la esperanza. Muertos caminaban con el Viviente; los muertos
caminan con la vida misma. La Vida caminaba con ellos, pero en sus corazones
todavía no habitaba la “Vida” (san Agustín).
27 Moisés: los libros del AT se que atribuían a Moisés, o sea: el
Pentateuco.
29 Quédate con nosotros: cf. en las referencias bíblicas a otras peticiones semejantes.
30-31 “La fracción del pan”
no parece que fuera propiamente la Eucaristía, pero Lc describe la escena con
terminología eucarística.
Se les abrieron los ojos: como diría
san Efrén, “el pan se les convirtió en llave” que les abrió la inteligencia del
misterio de Cristo resucitado.
31 Lit. de ellos se abrieron los
ojos y él invisible se hizo lejos de ellos. La anagnórisis (el
re-conocimiento de Jesús resucitado por quienes lo vieron) no es un mero
recurso literario, un “truco” poético como en relatos y poemas más o menos de
ficción – famoso entre ellos el de Ulises al llegar a Ítaca después de la
guerra de Troya - , sino una verdadera obra de caridad, humana y sobrenatural,
con los suyos.
32 ¿No estaba ardiendo nuestro
corazón (lit. L no el corazón de nosotros
ardiente estaba): esta expresión conoce muchas variantes en los manuscritos
y en las versiones antiguas (¿no estaba nuestro corazón cegado… ; o bien:
…. obtuso, o ….pesado?), lo que hace sospechar una posible
confusión entre dos palabras arameas: yaqîr / yaqîd.
34 En contraste, es chocante la redacción
de Mc 16, 13 (“pero ni a ellos creyeron”). Que los cuatro evangelistas hayan
transmitido relatos de apariciones del resucitado sin armonizarlos, sin
corregir la redacción, sin preocuparse de ordenar correctamente los datos, sin
que inquiete a los primeros cristianos ese “desorden” es, precisamente, una
garantía más de que, en sí mismo, el hecho de la resurrección de Jesús
es cierto, no un invento elaborado, ni un “crimen perfecto”.
Despertó: lit. fue despertado (se
entiende: por Dios; voz pasiva teológica.
De la aparición de Jesús a Simón Pedro tenemos esta
referencia de Lc y la de 1 Cor 15, 5: los discípulos, refractarios al
testimonio de las mujeres, dan crédito a lo que dice Pedro, que comienza así su
misión de “reafirmar a sus hermanos” (22, 32).
35 La expresión lit. del
reconocimiento es: cómo llegó a ser conocido para ellos; o cómo se
hizo cognoscible para ellos.
Notas
exegéticas desde la Biblia Didajé:
24, 13-35 En algunos casos, como en el
camino de Emaús, el resucitado se presentó con su gloria velada y a la vista de
los discípulos. En la historia de Emaús, Cristo abrió la mente de los
discípulos con el significado real de las palabras proféticas de las Escrituras
respecto de él. Se les recordaba que los profetas habían anunciado los
acontecimientos que recientemente habían presenciado. Cristo tuvo la
oportunidad de explicar por qué tuvo que sufrir y morir para ser glorificado. Cat.
601-602, 643.
24, 25-27 La ruptura de la alianza mediante
el pecado había dejado a la raza humana sometida a la muerte y necesitada de
purificación. Solo por la muerte y resurrección de Cristo se podía lograr esta
purificación. Cat. 112-113, 554-555, 572-573, 645, 710.
24, 30 Obsérvese la semejanza de esta
secuencia con el relato de la última Cena (Lc 22, 19). Los perwgrinos de Emaús sólo
reconocieron la presencia de Cristo “en la fracción del pan”. Cat 112, 659,
1329, 1345-1347.
24, 34 Puesto que Pedro era la cabeza
de la Iglesia y fue llamado a fortalecer la fe de la comunidad, su testimonio
por haber visto al Señor resucitado aportó gran credibilidad dentro de la
comunidad. Cat. 552, 641, 644, 645.
¿No lo veis extranjero, debajo de hábito más
disimulado que el que llevaba cuando se juntó con los discípulos que iban a
Emaús? ¿No habéis oído en vuestras entrañas sus santas palabras, que hacen
arder el corazón cuando el hombre ha comulgado? ¿No entendéis que desde aquella
sagrada hostia os está diciendo lo que dijo a Zaqueo: “Desciende apriesa,
porque hoy me conviene posar en tu casa”.
¡Oh cuanta razón, Señor, tenéis
de iros de nosotros! ¡Cuánta razón tenemos de deciros con los discípulos: Quedaos,
Señor, con nosotros, poruqe ya es tarde! No nos castiguéis con vuestra ausencia,
como habéis castigado a otros, y como nuestros pecados merecen; porque tenemos,
Señor, poca lumbre y estamos en tarde, y si vos os vais, quedaremos en
la noche. No, Señor, no por vuestra misericordia: mas vos de esta poderosa mano
sanad el fastidio que nuestras ánimas tienen de aqueste divino majar, por lo
cual hemos llegado a las puertas de la muerte; y por no recebir, unas
veces hemos llegado a peligros de pecar mortalmente y otras hemos caído en
ellos.
Cuando está el fuego presente, huye
el frío, y cuando el buen cristiano está presente al cuerpo y sangre de
Jesucristo, habían de saltar centellas de amor de su corazón, por frío que
estuvese. ¿No lo dijeron los discípulos cuando iban al castillo de Emaús?