Lectura del libro de los Proverbios 31,
10-13.19-20.30-31
Una mujer fuerte, ¿quién la hallará? Supera en valor a las perlas.
Su marido se fía de ella, pues no le faltan riquezas. Le trae ganancias, no
pérdidas, todos los días de su vida. Busca la lana y el lino y los trabaja con
la destreza de sus manos. Aplica sus manos al huso, con sus dedos sostiene la
rueca. Abre sus manos al necesitado y tiene sus brazos al pobre. Engañosa es la
gracia, fugaz la hermosura; la que teme al Señor merece alabanza. Cantadle por
el éxito de su trabajo, que sus obras la alaben en público.
Textos
paralelos.
Una mujer hacendosa, ¿quién
la hallará?
Prov 18, 22: Quien encuentra una mujer encuentra un bien, /
alcanza favor del Señor.
Eclo 36, 29: Tomar mujer es el mejor negocio: / auxilio y defensa,
columna y apoyo.
Adquiere lana y lino.
Os 2, 11: Por eso le quitaré otra vez / mi trigo en su tiempo / y
mi vino en su sazón; / recobraré mi lana y mi lino, / con que cubría su
desnudez.
Abre sus palmas al necesitado.
Dt 15, 11: Nunca dejará de haber pobres en la tierra; por eso yo
te mando. Abre la mano a tu hermano, a tu pobre, a tu indigente de tu tierra.
Notas
exegéticas.
31 10 (a) Poema alfabético. Tomando
la primera letra de cadda verso (en otros casos de cada estrofa), se tiene el
alfabeto hebreo – Sobre interpretación de este poema, ver v. 30. Comparar 11,16;
12, 4.
31 10 (b) L a expresión hebrea que
el griego y la Vulgata traducen literalmente por “mujer fuerte”, evoca a la vez
la eficacia y la virtud. El modelo que propone es el de la eficaz administradora
de una hacienda rural, que desarrolla con eficiencia ejemplar funciones y
competencias tradicionalmente desempeñadas por el marido en la sociedad
israelita de la época.
31 30 Este elogio de la mujer ideal
fue quizá comprendido alegóricamente como descripción de la sabiduría personificada,
ver 8, 2. Es lo que parece sugerir una amplificación del griego (“una mujer
inteligente será alabada – el temor de Yahvé, eso es lo que hay que ensalzar”)
y esto explicaría que este trozo tan bello por lo demás haya sido puesto como
conclusión del libro.
Comentario.
-Este poema de la mujer fuerte,
llena de preocupación hogareña cierra el libro de Proverbios.
-Inspiró a fray Luis de León.
-Instrucción a los jóvenes para
una buena elección de esposa.
-Evoca a Doña Sabiduría opuesta
a Doña Necedad (Prov 9,1-6.13-18):
Invitación de Doña Sabiduría a
seguir sus caminos.
-Nada que ver con el retrato
apasionado de la mujer en el Cantar de los Cantares.
-Su descripción corresponde al
papel de la mujer en la época del Antiguo Testamento.
-El retrato de la mujer y del
hogar no está encerrado en sí mismo, sino que su mirada y sus manos deben ver y
atender a los necesitados.
-Temor de Dios (obediencia al
Dios de la Alianza) / hermosura.
Salmo
responsorial
Salmo 126 (127), 1-5
Dichosos
los que temen al Señor. R/.
Dichoso
el que teme al Señor
y
sigue sus caminos.
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien. R/.
Tu
mujer, como parra fecunda,
en
medio de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa. R/.
Esta
es la bendición del hombre
que
teme al Señor.
Que
el Señor te bendiga desde Sión,
que
veas la prosperidad de Jerusalén
todos
los días de tu vida. R/.
Textos paralelos.
¡Dichosos los que temen a Yahvé!
Sal 112, 1: Aleluya. Dichoso el
que respeta al Señor / y es entusiasta de sus mandatos.
Sal 37, 3-5: Confía en el Señor
y haz el bien, / habita una tierra y cultiva la fidelidad; / sea el Señor tu
delicia / y te dará lo que pide tu corazón. // Encomienda al Señor tu camino, /
confía en él, que él actuará.
Del trabajo de tus manos
comerás.
Sal 112, 3: En su casa habrá
riquezas y abundancia, / su justicia se afirma siempre.
Tu esposa como parra fecunda.
Pr 31, 10-31: Una mujer
hacendosa, ¿quién la hallará? / Vale mucho más que los corales.
Tus hijos, como brotes de
olivo.
Sal 144, 12: Sean nuestros
hijos un plantío, / crecidos desde la adolescencia; / sean nuestras hijas
columnas talladas, / estructura de un templo.
¡Béndigate Yahvé desde
Sión!
Jb 29, 2: ¡Quién me diera
volver a los viejos días / cuando Dios velaba por mí!
Sal 134, 3: El Señor te bendiga
desde Sión, / el que hizo el cielo y la tierra.
Sal 20, 3: Que te envíe
refuerzos desde el santuario, / que te apoye desde Sión.
Sal 122, 9: Por la casa del
Señor nuestro Dios / te deseo todo bien.
Notas
exegéticas.
128 Este salmo celebra la felicidad
doméstica que Dios concede al justo, según la doctrina de los Sabios sobre la
retribución final.
Tres lecturas del salmo.
Primera lectura: con Israel.
Este salmo hace parte de los "salmos graduales" que los
peregrinos cantaban caminando hacia Jerusalén. Desde los 12, cada año, Jesús
"subió" a Jerusalén con motivo de las fiestas, y entonó este canto.
La fórmula final es una "bendición" que los sacerdotes pronunciaban
sobre los peregrinos, a su llegada: "Que el Señor te bendiga desde Sión,
todos los días de tu vida..."
Segunda lectura: con Israel.
Son las Bienaventuranzas. Jesús también prometió la felicidad:
"Felices aquellos que escuchan la palabra de Dios y la ponen en
práctica". Alusiones místicas: Jesús tiene una esposa, la Iglesia
(Apocalipsis 19,7; 21,2) (Mateo 9,15; 25,1 ) (Juan 3,29) (2 Corintios I 1,2),
de la cual tiene hijos que alimenta "junto a la mesa" eucarística...
Mediante el "trabajo de sus manos", su pasión dolorosa, los alimentó
e hizo felices.
Tercera lectura: con nuestro tiempo.
Adorar... Ir por el camino de Dios... El Padre Teilhard de Chardin
tiene un capítulo admirable sobre las reglas fundamentales de la
"felicidad", que resume en tres palabras: "ser",
"amar", "adorar".
Adorar. Para ser felices, perfectamente felices, hay que
transferir el polo de nuestra existencia al "más grande" que
nosotros, para alcanzar la zona de las grandes alegrías estables...
Segunda lectura.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los
Tesalonicenses 5, 1-6.
En lo referente al tiempo y a las circunstancias, hermanos, no
necesitáis que os escriba, pues vosotros sabéis perfectamente que el Día del
Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando estén diciendo: “paz y
seguridad”, entonces de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores
del parto a la que está encinta, y no podrán escapar. Pero vosotros, hermanos,
no vivís en tinieblas, de forma que ese día os sorprenda como un ladrón; porque
todos sois hijos de la luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las
tinieblas. Así, pues, no nos entreguemos al sueño como los demás, sino estemos
en vela y vivamos sobriamente.
Textos paralelos.
En lo que se refiere al
tiempo y al momento.
Dn 2, 21: Él cambia tiempos y
estaciones, / destrona y entroniza a los reyes. / Él da sabiduría a los sabios
/ y ciencia a los expertos.
Vosotros mismos sabéis
perfectamente que el Día del Señor ha de venir.
Mt 24, 36: En cuánto al día y a
la hora, no los conoce nadie, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, solo los
conoce el Padre.
Mt 24, 43: Y sabéis que, si el
amo de la casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, estaría
velando para que no le abran un boquete en la pared.
2 P 3, 10: Llegará como un
ladrón el día del Señor. Entonces el cielo desaparecerá con estruendo, los
elementos se desharán en llamas, la tierra con sus obras quedará patente.
Ap 3, 3: Recuerda lo que
recibiste y escuchaste: obsérvalo y arrepiéntete. Si no estás en vela, vendré
como un ladrón, sin que sepas a qué hora llegaré.
Jr 6, 14: Pretenden curar por
encima / la fractura de mi pueblo, / diciendo: Marcha bien, muy bien. / Y no
marcha bien.
Vendrá sobre ellos la ruina.
Lc 21, 34-34: Poned atención:
que no se os embote la mente con el vicio, la embriaguez y las preocupaciones
de la vida, de modo que os sorprenda de repente aquel día.
Jr 4, 31: Oigo un grito como de
parturienta, / sollozos como en el primer parto: / el grito angustiado de Sión,
/ estirando los brazos: / ¡Ay de mí, que desfallezco, / que me quitan la vida!
Mt 24, 8: Todo eso es el
comienzo de los dolores de parto.
No vivís en la oscuridad.
Ef 5, 6: Nadie os engañe con
vanos discursos, pues por ello descarga la ira de Dios sobre los rebeldes.
Vosotros sois hijos de la
luz.
Jn 8, 12: De nuevo les habló
Jesús: “Yo soy la luz del mundo, quien me siga no caminará en tinieblas, antes
tendrá la luz de la vida”.
Rm 13, 12-13: La noche está
avanzada, el día se avecina: despojémonos, pues, de las acciones tenebrosas y
vistamos la armadura luminosa. Precedamos con decencia, como de día, no en comilonas
y borracheras, no en orgías y desenfreno, no en riñas y contiendas.
Mt 24, 42: Así pues, velad
porque no sabéis el día que llegará vuestro Señor.
No durmamos como los
demás.
1 P 1, 13: Por tanto, ceñidos
mentalmente y sobrios, esperad de lleno esa gracia que se os concederá cuando
se revele Jesucristo.
1 P 4, 7: Se acerca el fin del
universo: sed, pues, sobrios y moderados para poder orar.
1 P 5, 8: Sed sobrios, vigilad,
que vuestro adversario el diablo, como león rugiendo, da vueltas buscando a
quien devorar.
Notas exegéticas.
5 Pablo, reiterando las
afirmaciones del Señor sobre la incertidumbre de la fecha de su Venida postrera,
que ha de esperar velando, niega conocer ese momento. El Día del Señor vendrá
como un ladrón, hay que velar; el tiempo es breve. Aunque en un principio se
coloca por hipótesis entre los que verán ese Día llega a considerar la posibilidad
de morirse antes y pone en guardia a los que creen inminente ese Día. Sus
puntos de vista sobre la conversión de los gentiles dan incluso a entender que
la espera podrá ser larga.
5 1 “al tiempo y al momento”, frase
hecha que indica el dominio de Dios sobre el tiempo, y sus iniciativas sucesivas,
que señalan las divisiones de ese tiempo.
5 2 Como entonces había cesado la
persecución, el hecho pudo haberse interpretado en el sentido de que la Parusía
había tenido ya lugar secretamente. 2 Ts 2, 1-2 corrige esta falsa
interpretación.
5 4 La mención del día (sin más)
facilita el cambio de sentido. La luz y el día, el estado de vigilia, se oponen
a las tinieblas y a la noche, al sueño (que ya no es la muerte como en 4, 13s).
Asimismo, los “hijos de la luz”, los cristianos, se oponen a los “hijos de las
tinieblas”.
5 5 La expresión “hijo de…” es un
giro semita. Denota a la persona sometida a la influencia de una realidad (o de
otra persona), a la que pertenece y con la que es profundamente solidaria.
Pablo adopta aquí la oposición día [JABB1] -noche, luz-tinieblas, bien conocida en los textos de Qumrán. Según la
concepción reflejada en dichos textos, heredera de un dualismo que no
encontramos tan netamente expresada en el Antiguo Testamento, los humanos son
divididos en dos categorías: los buenos y los malvados, animados por dos “espíritus”
opuestos. Unos recorren la senda del mal, que desemboca en la perdición; otros
la del bien que conduce a la salvación.
5 6 La enseñanza de Jesús sobre los
acontecimientos del fin culmina siempre con una llamada a la vigilancia. Esta
actitud, opuesta al sueño, caracteriza al cristiano que espera la vuelta de su
Señor. Ver los discursos apocalípticos de Mc 13, 33-37, también las numerosas
parábolas sobre el tema de la espera de la venida de Cristo: Mt 25, Lc 12, 35-46.
Comentario.
-Segunda exhortación sobre la
esperanza.
-Tema: consulta realizada a
Pablo sobre el tiempo de la venida del Señor.
-El apóstol invita a sus
seguidores a la vigilancia permanente. Han de vivir en una sana tensión propia
de una vigilante espera.
Evangelio.
X Lectura del santo evangelio según
san Mateo 25, 14-30
En aquel tiempo, dijo Jesús a
sus discípulos esta parábola:
-Un hombre, al irse de viaje,
llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco
talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se
marchó. El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó
otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el
que recibió uno fue a hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su
señor. Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a
ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y
le presentó otros cinco, diciendo: “Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he
ganado otros cinco”. Su Señor le dijo: “Bien, siervo bueno y fiel; como has
sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”.
Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: “Señor, dos talentos
me dejaste; mira, he ganado otros dos”. Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno
y fiel!, como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en
el gozo de tu señor”. Se acercó también el que había recibido un talento y
dijo: “Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges
donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí
tienes lo tuyo”. El señor le respondió: “Eres un siervo negligente y holgazán.
¿Conque sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues
debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera
recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene
diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le
quitará hasta lo que tiene. Y a ese siervo inútil echadlo fuera, a las
tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes”.
Los dichos de Jesús.
Q 12 … Un hombre, al marcharse de
viaje,
Q 13 llamó a diez siervos y les dio
diez minas,…
Q 15 …., viene el señor de aquellos
siervos y les pide cuentas.
Q 16 …el primero diciendo: Señor, tu mina ha
producido otras diez minas.
Q 17 Y él dijo: Bien, siervo bueno,
has sido fiel en lo poco, te pondré al frente de mucho.
Q 18 Vino el … diciendo: Señor, tu mina ha dado cinco minas.
Q 19 Él … dijo. Te pondré al frente de mucho.
Q 20 Y vino el otro diciendo: Señor,
Q 21 … Que eres un hombre dudo, que cosechas donde no has
sembrado y recoges de donde no has esparcido y, por … y escondí … en … Aquí
tienes lo tuyo.
Q 22 Él le dijo: Siervo malo, sabía que cosecho donde no he
sembrado y que recojo de donde no he esparcido.
Q 23 …. mi dinero…; y, al volver, yo habría recibido lo mío con
los intereses.
Q 24 Así pues, quitadle la mina y dádsela al que tiene las diez
minas.
Q 26 … A todo el que tiene se le dará y al que no tiene se le
quitará lo que tiene.
Textos paralelos.
Mt 25, 14-30 |
Lc 19, 12-27 |
En aquel tiempo,
dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: -Un hombre, al
irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno
le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su
capacidad; luego se marchó. El que recibió
cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que
recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno fue
a hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho
tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con
ellos. Se acercó el que
había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: “Señor,
cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”. Su Señor le dijo:
“Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo
importante; entra en el gozo de tu señor”. Se acercó luego el
que había recibido dos talentos y dijo: “Señor, dos talentos me dejaste;
mira, he ganado otros dos”. Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!,
como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo
de tu señor”. Se acercó también
el que había recibido un talento y dijo: “Señor, sabía que eres exigente, que
siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a
esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”. El señor le
respondió: “Eres un siervo negligente y holgazán. ¿Conque sabías que siego
donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi
dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los
intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que
tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo
que tiene. Y a ese siervo inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el
llanto y el rechinar de dientes”. |
Dijo pues: -Un hombre noble marchó a un
país lejano para ser nombrado rey y volver. Llamó a diez empleados suyos, les
entregó mil denarios y les encargó: negociad hasta que yo vuelva. Sus paisanos, que lo odiaban,
enviaron tras él esta embajada: no queremos que ése sea nuestro rey. Volvió una vez nombrado rey y
llamó a los empleados a quienes había entregado el dinero para ver cómo había
negociado cada uno. Se presentó el primero y
dijo: Señor, tu dinero ha producido diez veces más. Le respondió: Muy bien,
empleado diligente; por haber sido fiel en lo menudo, administrarás diez
ciudades. Se presentó el segundo y
dijo: Señor, tu dinero ha producido cinco veces más. Le respondió: Pues tú
administrarás cinco ciudades. Se le presentó el tercero y
dijo: Aquí tienes tu dinero, que he guardado en un pañuelo. Te tenía miedo
porque eres riguroso: retiras lo que no has depositado, cosechas lo que no
has sembrado. Le respondió: Por tu boca te condeno,
empleado negligente. Sabías que soy riguroso, que retiro lo que no he
depositado y cosecho lo que no he sembrado. ¿Por qué no pusiste mi dinero en
un banco, para qué, al volver yo, lo cobrará con los intereses? Después
ordenó a los presentes: Quitadle el dinero y dádselo al que consiguió diez
veces más. Le replicaron: Señor, ya tiene diez veces más. Yo os digo que a
quien tiene se le dará y a quien no tiene se le quitará aun lo que tiene. En cuanto a esos enemigos,
que no querían que fuera su rey, traedlos aquí y degolladlos en mi
presencia. |
Les encomendó su hacienda.
Mc 12, 34: Viendo Jesús que había respondido cuerdamente,
le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y nadie se atrevió a dirigirle más
preguntas.
Rm 12, 3-6: Apelando
al don que me han hecho, me dirijo a cada uno de vuestra comunidad: no tengáis
pretensiones desmedidas, antes tended a la mesura, cada uno según el agrado de
fe que Dios le haya asignado. Es como en un cuerpo: tenemos muchos miembros, no
todos con la misma función; así, aunque somos muchos, formamos con Cristo un
solo cuerpo, y respecto a los demás somos miembros. Usemos los dones diversos
que poseemos según la gracia que nos han concedido: por ejemplo, la profecía
regulada por la fe.
Volvió el Señor de
aquellos siervos.
Mt 18, 23: Pues
bien, el reino de Dios se parece a un rey que decidió ajustar cuentas con sus
criados.
Señor, cinco
talentos me entregaste.
Gn 30, 30: [Jacob a
su suegro Labán] Lo poco que antes tenía ha crecido inmensamente porque el
Señor te ha bendecido por mi causa. Es hora de que haga algo también por mi
familia.
Su Señor le dijo:
¡Bien, siervo bueno…!
Jn 15, 11: Os he
dicho esto para que participéis de mi alegría y vuestra alegría sea colmada.
Mt 19, 28: Os
aseguro que vosotros, los que me habéis seguido, en el mundo renovado, cuando
el Hijo del Hombre se siente en un trono de gloria, os sentaréis también
vosotros en doce tronos para regir las doce tribus de Israel.
Mt 24, 47: Os
aseguro que le encomendará todas sus posesiones.
Lc 16, 10: El que es
de fiar en lo menudo, es de fiar en lo mucho, el que es deshonesto en lo
menudo, es deshonesto en lo mucho.
Dádselo al que tiene
diez talentos.
Mt 13, 12: Al que
tiene, le darán y le sobrará; al que no tiene le quitarán aun lo que tiene.
Echadle a las
tinieblas.
Mt 8, 12: Mientras
que los ciudadanos del reino serán expulsados a las tinieblas de fuera.
Notas
exegéticas Biblia de Jerusalén.
25 14 Los cristianos son los siervos a
quienes Jesús, su señor, encarga de hacer fructificar sus dones para el
desarrollo de su Reino, y que deberán rendirle cuentas de su gestión. – La parábola
de las minas. Lc 19, 12-27 presenta analogías de forma, pero contiene una
lección bastante diferente.
25 21 Este gozo es el banquete
celestial, Mt 8, 11 – “le pondré al frente de lo mucho” designa la participación
activa en el Reino de Cristo.
25 29 Para justificar la decisión del
v. 28 Jesús se vale de un proverbio para mostrar, al mismo tiempo, el rigor del
juicio y la inagotable generosidad de Dios.
Notas exegéticas Nuevo Testamento,
versión crítica.
14-30 Esta parábola, que depende de
una tradición relacionada tal vez con el material de Lc 19, 11-27, urge a hacer
fructificar los dones naturales y sobrenaturales dados por Dios.
15 Un “talento” fue, primeramente,
medida de peso, la mayor unidad de peso para la plata y el oro: seis mil
dracmas griegas (unos 22 kilogramos en el ambiente helenístico, unos 34
kilogramos en Palestina); luego acabó significando el mayor valor monetario.
16 SE FUE A NEGOCIAR: lit. habiendo
marchado… negoció. Una construcción similar a esta aparece en el v. 18.
20 ACERCÁNDOSE…PRESENTÓ: más lit., habiéndose
acercado… presentó.
21.23 DIJO… FUISTE: lit. decía…eras.
// Frente a COSAS INSIGNIFICANTES o pequeñas, MUCHO equivale a: cosas de
mucha importancia. // ENTRA AL BANQUETE: lit. entra a la alegría, como
sinónimo de “fiesta”. En el v. 30 “la oscuridad de afuera” refuerza, por
contraste, el valor simbólico de la sala del banquete llena de luz.
24 RE CONOCÍ: supe por experiencia
que…
25 FUI A ESCONDER: lit. habiendo
ido escondí.
26 HOLGAZÁN: quizás más exacto: sin
iniciativa, incapaz de arriesgar.
29 SE LE DARÁ Y…: en el texto
griego la forma es voz pasiva “teológica” (=Dios le dará…, Dios le quitará). Al
que produce fruto con los dones de Dios, Dios le dará nuevos dones. // LO QUE TIENE:
unos pocos manuscritos explican o suavizan las palabras de Jesús: “aun lo que
cree tener”.
Notas exegéticas
desde la Biblia Didajé.
25, 14-30 La parábola de los talentos nos
enseña que, aunque cada uno no recibe la misma cantidad de dones, debemos hacer
un buen uso de lo que Dios nos ha dado. Si vamos a ser verdaderos discípulos,
no podemos simplemente aguardar e ignorar la necesidad de crecer mediante actos
de amor, especialmente al servicio de los demás. Aunque esta parábola es de
amplio alcance en su aplicación, se aplica, sin duda, a un crecimiento en la
caridad a través del esfuerzo personal para que aumente la caridad. Catecismo
de la Iglesia Católica 546, 1029, 1720 y 1936.
En este enlace se puede
consultar el catecismo íntegro.
http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html
San
Jerónimo.
14.15 Es como un hombre… Este hombre, padre de familia,
es Cristo, sin ninguna duda. Él, al ascender victorioso al Padre después de su
resurrección, llamó a los apóstoles y les confió la doctrina evangélica, dando
a uno más y a otro menos, no por liberalidad o parsimonia sino según las
fuerzas de los que recibían, como dice también el Apóstol que había alimentado
con leche a los que no podía tomar alimento sólido. Por eso acoge con la misma
alegría al que había transformado en diez los cinco talentos que al que había
transformado los dos en cuatro, no considerando la magnitud de la ganancia sino
la intención de su esfuerzo. En los cinco, dos y un talentos veamos las diversas
gracias concedidas a cada uno o bien, para el primero, los cinco sentidos
examinados más arriba; para el segundo, la inteligencia y las obras; para el
tercero, la razón que nos distingue a los hombres de los animales.
16. El que había recibido cinco talentos. Habiendo recibido los sentidos
terrenos los duplicó con el conocimiento de las cosas celestiales. Su
inteligencia se elevó de las criaturas al Creador, de las cosas corporales a
las incorpóreas, de las visibles a las invisibles, de las transitorias a las
eternas.
17. El que recibió dos. Este, igualmente, según sus
fuerzas, duplicó en la escuela del Evangelio lo que había aprendido en la
escuela de la Ley. O bien: comprendió que la ciencia y las obras de la vida
presente eran prefiguraciones de la futura bienaventuranzas.
18. Pero el que recibió uno
solo. A causa de las obras terrenas y los placeres del mundo, el mal
servidor descuidó y manchó los preceptos de Dios, aunque en otro evangelista
está escrito que lo envolvió en un lienzo (Lc 19, 20), es decir, debilitó la
doctrina del padre de familia con una vida de comodidad y de placer.
19. Después de largo tiempo
volvió. Hay un largo tiempo entre la ascensión del Salvador y su segunda
venida. Si los apóstoles han de rendir cuenta y resucitan con temor ante el
juez, ¿qué debemos entonces hacer nosotros?
21. Está bien, servidor bueno y
fiel. Advirtamos que todos los bienes que tenemos al presente, por grandes
y numerosos que nos parezcan, son pequeños y muy pocos en comparación con los
futuros. En efecto, ¿qué más puede dar a su fiel servidor que estar con su
señor y ver el gozo de su señor?
24.25. Llegó luego el que había
recibido un solo talento. La palabra de la escritura: para encontrar excusas a sus pecados (Sal
140, 4), verdaderamente se aplican también a este servidor: a la pereza y
negligencia se añade el pecado de la insolencia. Pues el que hubiera debido
simplemente confesar su inercia y suplicar al padre de familia, lo acusa, por
el contrario, sin razón y pretende haber obrado con prudencia al no exponerse a
perder el capital buscado que produjera ganancias.
26-28. Debiste entonces colocar el
dinero. Este
dinero, pues, esta plata, es la predicación del Evangelio, la palabra divina,
que debería haber sido dada a los banqueros y negociantes, es decir, ya sea, a
los otros doctores – que es lo que hicieron los apóstoles consagrando
presbíteros y obispos en cada provincia – o a todos los creyentes que hubieran
podido duplicar el dinero y devolverlo con intereses ejecutando con obras todo
lo que habían aprendido con palabras. Pero el talento que se le quita a aquel
que había producido diez talentos, para que comprendamos que, si bien el Señor
se alegra de la misma manera con el trabajo de cada uno, sin embargo, aquel que
se había empeñado más en negociar con el dinero de su Señor merece una mayor
recompensa.
El mal servidor ha osado decir: cosechas
donde no sembraste y recoges donde no esparciste, entendamos aquí que el
Señor recibe también la vida virtuosa de los gentiles y de los filósofos y tata
de manera diferente a los que obran con justicia y a los que obran injustamente
y que, comparados con aquellos que observan la ley natural, los que descuidan
la Ley escrita son condenados.
29. Pues al que tiene se le dará. Muchos, aunque tengan una
sabiduría natural y un ingenio penetrante, si son negligentes y destruyen por
la desidia sus dones naturales, comparados con aquellos un poco más tardos que
compensan esa inferioridad con su esfuerzo y diligencia, pierden sus dones
naturales y ven pasar a otros la recompensa que se les había prometido. También
puede interpretarse de esta manera: Aquel que tiene fe y buena voluntad en el
Señor, incluso si, como hombre, le faltara algo a sus obras, le será concedido
por el juez lleno de bondad. Pero el que no tuviera fe perderá aun aquellas
virtudes que parecía poseer naturalmente. Y con mucha propiedad dice: se le
quitará aun lo que parece tener. Todo lo que no va acompañado de la fe en
Cristo no se debe atribuir al que ha hecho mal uso de ello, sino a aquel que
concedió un bien natural incluso a un mal servidor.
30. Echad fuera a las tinieblas.
El Señor es luz. El que es arrojado afuera por él carece de la verdadera
luz.
22, 13. En el llanto de los ojos y el
rechinar de dientes se nos muestra, mediante una metáfora tomada de los
miembros del cuerpo, la magnitud de los tormentos.
San Agustín.
El hombre locuaz ama la mentira.
¿Cuál es su placer, sino el hablar? Con tal de hablar, no le preocupa qué
habla. Es imposible que se mantenga recto. ¿Cómo, pues, debe ser el siervo de
Dios, encendido con esos carbones, y hecho él carbón saludable? ¿Cómo debe ser?
Debe ser tal que dese más escuchar que hablar, según está escrito: Todo
hombre ha de ser pronto para escuchar y lento para hablar (Santiago 1, 9);
y, si es posible, desee no verse en la necesidad de hablar, predicar y enseñar.
Ved que lo digo a vuestra
caridad: hermanos míos, ahora os estoy hablando a vosotros, para enseñaros
algo; ¡cuánto mejor sería si todos fuésemos sabios y nadie tuviese que enseñar
a nadie! De esa manera, no habría uno que hablase y otro que escuchase, sino
que todos seríamos oyentes de aquella única persona a la que se dice: Darás
a mi oído el gozo y la alegría (Sal 50, 10). Razón por la que aquel Juan no
tenía su gozo tanto en el predicar o en el hablar, como en el escuchar. Dice,
en efecto: El amigo del esposo se mantiene en pie, le escucha y se llena de
gozo ante la voz del esposo (Jn 3, 29). Y así,
hermanos míos, he dicho brevemente a vuestra caridad aquello en que cada uno
debe examinarse: no se trata de que no se haya de hablar, sino de que se hable
según lo exija el oficio de la palabra. Debe poseer en su voluntad el gozo del
silencio, mas si la necesidad lo requiere ha de ofrecer la palabra que enseña.
¿Cuándo se hace necesaria la palabra que enseña? Cuando te hallas ante un
ignorante, ante un indocto.
Comentario
al salmo 139, 15 Pg. 1551.
San Juan de Ávila.
Entra en el gozo de tu Señor (cf. Mt 25, 23). Porque
de lo mismo que tú [Jesucristo] comes y bebes, comerán ellos y beberán; y de lo
mismo que tú te goza, ellos gozarán. Porque convidados los tienes que coman
sobre tu mesa en el reino del Padre (cf. Lc 22, 30)
Audi, filia (II). Cap. 10, 3. OC I. Pg. 558.
Gózate, siervo bueno y fiel; porque fuiste
fiel en lo poco, y te porné sobre mucho; entra en el gozo de tu Señor (Mt 25, 21). Decís, Señor que
entre en vuestra casa, que entre en vuestro cielo, que goce de lo mismo que vos
gozáis, que, coma del mesmo manjar que Dios come. Dícenos su Majestad: “Yo os
dispongo en mi reino, para que comáis y bebáis sobre mi mesa en el reino de mi
Padre”. ¿Qué tiene el mundo que pueda cotejar ni comparar con tan gran
felicidad, como comer a la mesa de Dios? No se pueden comparar a esto los
estados y señoríos de los hombres, porque en su comparación son estiércol.
Lecciones sobre I San Juan (I). Lección 3. OC II. Pg. 122.
Tenemos también compañía con Dios en
el gozar y en el descanso, y con razón, porque razón es que quien es
semejante a Dios es costumbres, sea también en la gloria, según dice el
Evangelio: Euge serve bone; intra in gaudium Domini tui (Mt 25, 21).
Entra a gozarte con el mesmo que es tu Señor, a comer sus mesmos manjares: Ego
dispono vobis (Lc 22, 29). No debajo de la mesa, sino a una mesa mesma
estemos Dios y nosotros: y que diga el bueno: “Acá no quiero comer del manjar
del pecado, porque estoy convidado a la mesa de Dios: y entretanto bástame esta
esperanza de decir; Convidado estoy, para nunca pecar”.
Lecciones sobre I San Juan (II). Lección 3. OC II. Pg. 359.
¡Oh bienaventuradas lágrimas, que las manos
del Señor las han de enjugar; dichosa tristeza, que la han de trocar con tan
grande gozo, no de criaturas, mas del mesmo Criador, y no por algunos años, mas
para siempre, porque de tal manera le dirá: Entra en el gozo de tu Señor (Mt 25, 21), porque nunca para siempre saldrás de él y probará[n]
a qué sabe tristeza!
Tratados
menores. Exposición de las bienaventuranzas, 8. OC
II. Pg. 806.
Gran merced nos
hizo Dios en darnos su divina Escriptura, provechosa y necesaria para saberle
servir (cf. Mt 25, 28). Más, porque, siendo el viento que en esta mar sopla
viento del cielo, que es el Espíritu Santo, quisieron algunos navegar por él
con vientos de tierra, que son sus ingenios y estudios e impuros afectos, no
acercaron la navegación, y ahogándose en este gran mar permitiéndolo Dios en
castigo de sus pecados.
Tratados
de reforma. Causas y remedios de las herejías, 29. OC II. Pg. 552-553.
Donde veréis el
error de muchos que dicen: “En mi mano está ser bueno”. No es negocio de
tierra, sino del cielo; y ansí, el Concilio Tridentino juzga por anatema a cualquiera
que dijere que el pecador, después que haya caído en el pecado, pueda levantarse
sin ayuda y gracia del Señor. Lo segundo, yerran otros que luego desmayan porque
les dicen esto. Y porque sepáis la verdad, mirad que no se deleita Dios sobre
hijos inútiles, ni le aplacen, como dice la Escritura, como ni tú en tener un
hijo bellaco, borracho (cf. Mt 25, 30; Eclo 16, 3). Imita luego a Jesucristo y
a sus costumbres, y serás su hijo; porque como por esencia no puedes ser hijo,
resta que lo seas por imitación. Luego, si has de ser por imitación hijo, no
bastan tus fuerzas, sino de Dios han de venir.
Lecciones
sobre I San Juan (II). Lección 9. OC II. Pg. 358.
Vigilate, dice el Evangelio (Mt 25,
13). Estar despierto y en vela, atalayando la grey, que anda el lobo como un
león rodeando comella [montaña]. Preguntaba yo a un obispo: - ¿Cómo vuestra
señoría puede dormir? - ¿Dormir, señor? Ocho horas me llevo de un tirón. -
¡Bendita sea tal conducta de obispo! ¡Ocho horas! Pues ¿y no veis el peligro? -
¿Qué, señor? Todos duermen, durmamos. – Razón de carta rota; anrtes por eso más
velar. Si en navío estuviésemos y viésemos los pilotos e maestros e los que
saben de aquel menester estar en vela, sufrié[ra]se dormir; pero dormidos
ellos, ¿no sería desatino, levantada una gran tempestad, como esta herejía,
irse a dormir? Veis el peligro y dormidos los pastores; por eso estad en
vela, para que cuando venga el Señor os halle aparejados [preparar,
prevenir, disponer, rae.es]. ¿Qué hará a ese tal? Servirále de paje,
pornále una silla de caderas y una mesa de gloria, ad quam…
Ciclo
santoral. Sermones de santos. 74. San Nicolás. OC
III. Pg. 996.
-Gran verdad es,
dice la Virgen, que, en lo que a mí toca, no tengo más que desear; porque he
entrado en el gozo del Señor (Mt 25, 21), más dentro y con mayor abundancia
que nadie “entró ni entrará”, ni que nadie puede decir.
Ciclo
santoral. Sermones de Nuestra Señora. 69. Asunción de María. OC III. Pg. 94.
Ver tantas
perfecciones y una misma cosa, ésta es la música que han de oír sus orejas y
gozarse en su gozo donde está. Intra in gaudium Domini tui, Siervo fiel,
porque te puse sobre pocas cosas y fuiste fiel,, entra en el gozo de tu Señor (Mt
25, 21). Como si el rey estuviese en su sala y llamase a un esclavito de la
cocina y le dijese: “Ven acá, entra en la sala de tu señor a asentarte a su mesa,
y a oír su música, y a gozarte de lo que él se goza; entra en el gozo que se
goza tu señor”.
Ciclo
santoral. Sermones de santos. 79. Festividad de Todos los Santos. OC III. Pg. 1069.
Éste es el
descanso sobre todo descanso, éste es el deleite donde se juntan tanto las
voluntades, donde hay un amor tan encendido, que ni ojo lo vio, ni oreja lo
oyó, ni [a] corazón de hombre subió lo que Dios tiene aparejado para
los que le aman (cf. 1 Cor 2,9), lo cual consiste en amar a Dios para ti y
amar a ti para Dios, y a ti y a Dios para sí. - ¿Qué bienes ese? ¿Qué gozo es ése?
– El mismo gozo de Dios. Alégrate, siervo de Dios, dice Dios, que has
sido fiel; entra en el gozo de tu Señor (cf. Mt 25, 23) a gozar de lo que
goza él, a vivir de lo que vive él, a ser un espíritu con él y a ser Dios por
participación.
Ciclo
temporal. Sermones de tiempo. 18. Jueves de la Ascensión. OC III. Pg. 233.
Y porque la
divina Sabiduría conoce cuán excelente vida es aquésta, la suma Bondad crio
ángeles, no con otro intento sino para que participasen de esta vida tan buena
y tan delectable. Criólos en vida de gracia; y a los que le agradecieron
esta merced y usaron bien de ella, perfeccionóles esta vida, dándoles la vida
de gloria porque la gracia principio es de la gloria; y a los que la
perdieron arrojólos en el infierno, excluidos de todo bien, ajenos de la vida bienaventurada,
alzados de la lumbre de Dios y condenados a tinieblas de fuera (Mt 25,
30) y muerte que no tiene fin.
Ciclo
temporal. Sermones del Santísimo Sacramento. 45. Santísimo Sacramento. OC III. Pg. 595.
Puede el hombre
pensar que es esclavo y obligado a servir con diligencia a su señor, conforme a
los de los talentos (cf. Mt 25, 14s), y como quien entra en capítulo, y
examinarse bien como quien está en el artículo de la muerte, según se ha dicho;
que grande mal es no pensar primero lo que cierto ha de pasar por nos.
Primera
parte. 8. A un sacerdote. OC IV. Pg. 50.
Y el Señor, que
mentir no puede, lo afirma diciendo: Al que mucho le es dado, mucha cuenta le
será pedida (Lc 12, 48). Y Él galardona a quien bien granjea y trae
ganancia de los talentos recebidos, y castiga con infierno a los que no emplean
el talento que Él dio; y no se contenta con que se lo tornen entero, si no se
lo dan con ganancia (cf. Mt 25, 14). Y talento, como San Gregorio
declara, se entiende ser todo aquello con que el hombre puede aprovechar a su
prójimo o evitarle el mal.
A un señor de este reino, siendo asistente de Sevilla.
OC IV. Pg. 67.
Vivid en un
santo recelo, si habéis de poner en guarda lo que nuestro Señor os ha dado; si
habéis de ganar cinco talentos con los cinco que os dieron (cf. 25, 1ss.).
A
una monja, hija suya espiritual. OC IV. Pg. 548.
¡Oh Señor, y con
cuánta razón vuestra merced debe ser agradecido al bien recebido, y cuidadoso
por la guarda de él a lo menos (1 Jn 2, 17), y temeroso no se le vaya de
entre manos! Y dije a lo menos porque el que tiene conjecturas que ha recebido
de Dios el don de la justificación, debe obrar como diligente negociador, para
que con cinco gane otros cinco (cf. Mt 25, 20), creciendo en el bien que
Dios comenzó y ganando cada día más parte del cielo, pues está la puerta
abierta para más cada día ganar.
A
una persona. OC IV. Pg. 505.
Sería tanto el
provecho que hiciesen en sus repúblicas, que en breve tiempo las tuviesen todas
reformadas o a lo menos muy mejoradas; y ternían cuenta de siervos fieles
para que el día de su juicio, ofreciendo al Señor ganancia de cinco por
cinco y de dos por dos; y oyendo aquella alegre y dichosa palabra:
Gózate, siervo bueno y fiel; entra en el gozo de tu Señor (Mt 25, 21),
evitarían el temeroso tronido de la otra contraria dicha al que no empleó bien
el talento. Atadlo de pies y de manos, y echaldo en las tinieblas fuera (cf.
Mt 25, 30). ¡Cuán valerosa cosa es el amor y necesario para bien usar del oficio
público!, pues él es el que hace emplear bien los talentos y ser gualardonado
por ello; y la falta de él hace al hombre descuidado y flojo y lo echa en penas
eternas.
A
un señor de este reino, siendo asistente de Sevilla. OC IV. Pg. 68.
Mucho querría
ver a vuestra señoría alegre y consolado en la gracia de Jesucristo, y el
corazón persuadido que por Él ha de ser salvo, mediante la guarda de su santa
Ley; y que llevase unos pasos ciertos y sosegados, una cuenta clara y de buena
esperanza, con que tuviese conjectura que le ha de decir el Señor: Gózate,
siervo bueno y fiel (Mt 25, 21); y que en todo caso para esto no haya
pereza, no se alegue pobreza, no respecto a cosa ninguna, sino que se cumpla
con el ánima, de donde diere. Que si Dios ve en un corazón verdadero deseo de
agradarle a Él, no dejará por su bondad de abrir caminos como se efectúen los
buenos deseos, con tal que entendamos que algunas veces es menester derramar la
sangre en estos caminos.
A
un señor de título. OC IV. Pg. 108.
Yo, hermano,
tengo mucho deseo que vos deis buena cuenta delo que nuestro Señor os encomendó;
porque el buen siervo y leal ha de ganar cinco talentos con otros cinco
que le dieron, para que oiga de la boca de nuestro Señor: Gózate, siervo
fiel y bueno; que en pocas cosas que te encomendé fuiste fiel, yo te porné
sobre muchas (Mt 25, 21). Y de tal manera tened cuenta con lo que os
encomendaron, que no olvidéis a vos mismo, sino que entendáis que el más encomendado
vos sois. Porque poco aprovechará que a todos saquéis del lodo, si vos os
quedáis en él.
A
Juan de Dios, el de Granada. OC IV. Pg. 237.
Vivid agora como
extranjero, y, teniendo acá vuestro cuerpo, tened vuestro corazón allá, para
que cuando el Señor os llamare, no os halle durmiendo, mas aparejado para ir
con Él y para oír aquella dulce voz: Siervo bueno y fiel, entra en el gozo
de tu Señor (Mt 25, 21).
A
un su devoto que le pedió cómo sería bueno. OC
IV. Pg. 283.
Yo, reverendísimo
señor, me he alegrado de este lugar que Dios a vuestra señoría ha dado, porque
como Él haya dicho: Quia in pausa fuisti fidelis supra multa te consitiam (Mt 25, 21), parece que podemos tener alguna
conjetura de que vuestra señoría ha administrado bien la presidencia o
superintendencia sobre su clero y ovejas, pues Dios le da superintendencia
sobre pastores de muchas ovejas, porque estoy persuadido de la misericordia de
nuestro Señor.
A
un obispo de Córdoba cuando fue a presidir a un concilio provincial que se
celebró en Toledo. OC IV. Pg. 601.
Este gozo en la
gloria de Dios es agua prometida a los trabajadores, lo cual declaró Cristo
cuando dijo: Gózate, siervo fiel, que pues en lo poco fuiste fiel, te constituiré
en lo mucho; entra en el gozo de tu Señor (Mt 25, 21).
A
una religiosa. OC IV. Pg. 707.
Escudriñemos los
rincones de nuestra conciencia y curemos lo que está llegando; desatemos los
lazos de nuestros pecados, pongamos remedio en lo que más nos hace temer, y
aplaquemos los gritos que nuestra conciencia nos da, haciendo lo que nos manda,
y Dios por ella; porque, estando todo bien ordenado y puesto en concierto,
estemos esperando, como siervos fieles y despiertos, a la venida
de nuestro Señor, y seamos hallados con candelas encendidas y los lomos
ceñidos (cf. Lc 12, 35-37), y oyamos aquella dulce palabra: Gozad,
siervo bueno y fiel, que en pocas cosas fuiste fiel; yo te constituiré sobre
muchos, entra en el gozo de tu Señor. (Mt 25, 21.23). Aquel es día que
esperan los buenos cristianos, por el cual pasan los penados de acá con mucha
paciencia; y aquella corona les hace que sufran los combates del mundo y la carne,
escogiendo el presente abatimiento por el ensalzamiento eterno, y el lloro
breve por la risa sin fin, el perder aquí su voluntad, por hallarla siempre
unida con la de Dios en el cielo, adonde ninguna cosa ternán que les descontente,
y todo lo que les fuere agradable será; porque poseerán a Dios por tesoro muy
precioso, en el cual está todo el bien.
A
unos deudos suyos, casados, en Almodóvar. OC IV.
Pg. 194.
Y así, cuando
diga el Señor a vuestra señoría: Euge, serve bone et fidelis, piense
vuestra señoría en esta corona, y tendrá en poco todas las de acá. Piense en
aquel gaudium Domini tui (Mt 25, 21.23), y tendrá en poco los gozos y
trabajos de acá.
A
un obispo de Córdoba. OC IV. Pg. 604.
A Cristo plega
prosperar a vuestra merced en el espiritual ejercicio de las ánimas, pues le ha
dado el deseo de ellas, para que Él goce de los trabajos de la redempción, y
vuestra merced del premio del siervo fiel que con mucha ganancia acude a su
Señor, y oiga de su boca aquella bienaventurada palabra. Intra in gaudium
domini tui (Mt 25, 21.23).
A
un amigo suyo sacerdote. OC IV. Pg. 675.
Conviene que
vuestra señoría no quiera que, con disposición desigual, haya ejercicios
iguales. Porque muchos se afligieron ignorantemente por no alcanzar lo que ni
su fuerza ni estado les permitía. Está claro que, con esa disposición, no ha de
querer la orden que antes tenía, ni nuestro Señor tal pide; pues su voluntad es
muy igual y templada, con misericordia, que no pide sino lo que Él da de
aparejo; y no sólo quiere coger donde no siembra (cf. Mt 25, 24), mas
aun conténtase con coger mucho menos de lo que sembró. No se desconsuele
vuestra señoría por lo que no puede alcanzar; que eso ¿qué sería sino estar
penada porque no tiene alas para volar por el aíre? No ponga los ojos en consuelo
ni en oración, sino en el cumplimiento de la voluntad del Señor. Y pues Él
quiere que el tiempo que se gastaba en orar se gaste ahora en vomitar, sea muy
enhorabuena; y Él contento, todos contentos los que tienen en más el contento de
Él que poseer los cielos y tierra.
A
una señora afligida por su enfermedad. OC IV. Pg.
207.
Conviene mucho,
para guardar la gracia de Dios, hablar poco de ella y obrar mucho con ella;
porque así como los sentimientos de la gracia tenemos experiencia que se nos
pierden con pecar, así con el obrar se nos acrecienta; que voz de la gracia es
la que dijo Raquel: Dame hijos, y si no me los das, moriré (Gn 30, 1); y
el Señor quitó al siervo el talento que no obraba con él (cf. Mt 25, 28).
A
un canónigo de cierta iglesia de estos reinos. OC
IV. Pg. 513.
Preguntare a mi
Dios que me enseñe su querer, y aquél será mi ley, aunque mi querer otra cosa
quiera; duela o no, pierda o no, determinome de atarme con Dios allende de se
lo deber, pues Él se ató con la cruz por mí, cúmpleme llegarme a Él; pues todo
aquel que no se llegare acá por amor, será allá apartado de Él con desamor.
Cuésteme mi sangre, y no pierda yo a Dios. Y por oír de su boca: Gózate, siervo
bueno y fiel; entra en el gozo de tu Señor (Mt 25, 29), todo lo que se
puede pasar es muy poco; que, al fin, es temporal todo eso, y aquello eterno;
esto liviano, y aquello de peso.
A
un caballero. OC IV. Pg. 315.
Por tanto, mi
señor, avise vuestra merced a esos señores caballeros nuevos del Rey celestial
que no tomen el negocio de burla, pues el castigo de la negligencia y el
galardón del cuidado no se dan de burla. Gran Señor es dios, y quiere ser
diligentemente servido; y al siervo perezoso no le dio menor castigo que echarlo,
atados pies y manos, en las tinieblas de fuera (cf. Mt 25, 30), que quiere
decir, excluirlo de los bienes de Dios y su casa.
A
un caballero. OC IV. Pg. 314.
Comentario del padre José Luis
Sicre.
-Tomada
de Q.
-Según
Bonnard Mateo condena el “fatalismo oriental”, la postura del hombre que piensa
que, en relación con Dios y con sus intereses, nada válido podemos hacer.
-Mas
bien parece condenar la pereza oriental y occidental, que busca excusas,
incluso teológicas, para no hacer nada.
Comentario Homilética
-Perícopa siguiente a la que leíamos el
domingo pasado y precedente de la escena del Juicio Final con la que se pone
final al Discurso Escatológico (el que hace referencia a los últimos tiempos).
-Tema: la responsabilidad humana:
Central en este último discurso.
Una de las líneas de fuerza del evangelio de
Mateo.
¿Cómo gestionamos los dones concedidos por
Dios?
-Partes:
Entrega de los talentos del señor.
Reacción de los tres siervos.
Encuentro del Señor a la vuelta con los tres
siervos.
-Evoca las parábolas del siervo sin entrañas
(Mt 18, 23-35) y del mayordomo (Mt 24, 45-51).
-Interés del texto: tercer siervo.
BIBLIOGRAFÍA.
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Española. BAC. Madrid. 2016.
Biblia de Jerusalén. 5ª edición – 2018. Desclée De Brouwer. Bilbao. 2019.
Biblia del Peregrino. Edición de Luis Alonso Schökel. EGA-Mensajero.
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Nuevo Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego
de M. Iglesias González. BAC. Madrid. 2017.
Biblia Didajé con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica.
BAC. Madrid. 2016.
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la Sede. Primera
edición: 1983. Coeditores Litúrgicos. Barcelona. 2004.
Guijarro, S. Los Dichos de Jesús. Introducción al Documento Q. Sígueme. Salamanca. 2014.
Jerónimo.
Comentario al evangelio de Mateo. Editorial Ciudad Nueva. Madrid. 1999.
Pío de Luis, OSA, dr. Comentarios de San Agustín a las lecturas litúrgicas (NT). Estudio
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San Juan de Ávila. Obras Completas i. Audi,
filia – Pláticas – Tratados. BAC. Madrid. 2015.
San Juan de Ávila. Obras Completas II. Comentarios bíblicos – Tratados
de reforma – Tratados y escritos menores. BAC. Madrid. 2013.
San Juan de Ávila. Obras Completas III.
Sermones. BAC. Madrid. 2015.
San Juan de Ávila. Obras Completas IV. Epistolario. BAC. Madrid. 2003.
Sicre, J.L. El evangelio de Mateo. Un drama para
ser feliz. Verbo Divino. Estella. 2019.
Homilética. Sal Terrae. 2020/5.
Noel Quesson. 50 salmos para todos los días.
Paulinas. Bogota-Colombia. 1988. En: mercaba.org.
Monición de entrada.
En esta misa celebramos la fiesta
de Jesús Rey y además termina el año cristiano.
Jesús es la persona más
importante con quien cada día queremos estar.
Él nos pide que vengamos a misa,
nos habla y nos da de comer en la comunión.
Señor, ten piedad.
Tú que nos amas. Señor, ten piedad.
Tú que eres la mejor persona del
mundo. Cristo, ten piedad.
Tú que quieres estar con nosotros.
Señor, ten piedad.
Peticiones.
-Para que las personas veamos en
la Iglesia a Jesús. Te lo pedimos Señor.
-Para que las personas que mandan
ayuden a todos. Te lo pedimos Señor.
-Para que las personas que están
enfermas, que tienen hambre, que están solas, sientan a Jesús en su corazón. Te
lo pedimos, Señor.
-Para que nos amemos como Jesús
quiere. Te lo pedimos, Señor.
Acción de gracias.
Virgen
María, gracias por este año que empezó el año pasado en Adviento y termina este
domingo. Ha sido diferente, porque en marzo las iglesias estuvieron cerradas y
terminó el catecismo y la escuela. Aún así, gracias porque en estos meses nos
has ayudado, en casa y en la iglesia, a querer a Jesús y a las personas que nos
quieren.
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