Lectura del libro de la profecía de Ezequiel 34, 11.12.15-17
Esto dice el Señor Dios:
-Yo mismo buscaré a mi rebaño y lo cuidaré. Como cuida un pastor
de su grey dispersa, así cuidaré yo de mi rebaño y lo libraré, sacándolo de los
lugares por donde se había dispersado un día de oscuros nubarrones. Yo mismo
apacentaré mis ovejas y las haré reposar – oráculo del Señor Dios –. Buscaré la
oveja perdida, recogeré a la descarriada; vendaré a las heridas; fortaleceré a
la enferma; pero a la que está fuerte y robusta la guardaré: la apacentaré con
justicia.
En cuanto a vosotros, mi rebaño, esto dice el Señor Dios:
-Yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho
cabrío.
Textos
paralelos.
Como sigue el pastor el
rastro de su rebaño.
Sof 1, 15: Ese día será un día de cólera, / día de angustia y
aflicción, / día de destrucción y desolación,
día de oscuridad y tinieblas, / día de nubes y nubarrones, / día de
trompeta y alaridos.
Notas
exegéticas.
34 Este episodio pudo tener lugar al
comienzo del asedio del 588-587, ya que la guerra no se dirigía contra
Jerusalén, sino que proseguía al sur y al suroeste, v. 7. Podía, pues,
Sedecías, conjurar aun la catástrofe sometiéndose como Joaquín el 605.
34 12 El hebreo añade “de parte de
Yahvé”, omitido por griego y sirio.
Comentario.
-Pastor:
Imagen real en todas las
culturas del Antiguo Oriente.
El rey es como un pastor que
protege a su pueblo, el rebaño.
Esta tarea es la que los reyes
de Judá no han llevado a cabo, como lo anunciaban los versículos precedentes
(cf. Ez 18, 1-10):
Punto de partida del texto.
Tradición israelita:
Dios es pastor y propietario
del rebaño que confía a los reyes para que lo pastoreen.
Estos han causado la ruina de
Israel.
Dios asume personalmente esta
tarea de pastor:
Situación histórica: el pueblo
de Israel está en el destierro de Babilonia.
Ezequiel escribe desde allí.
Israel vivía en “oscuros
nubarrones” (v. 12).
Trabajos de Dios:
Buscará, vendará, apoyará,
cuidará:
Lo que no han hecho los reyes
de Judá.
Juez de Israel (v. 17).
-Texto esperanzador para los
que vivían en el destierro de Babilonia:
Solo les quedaba el Señor como
tabla de salvación.
Salmo
responsorial
Salmo 23 (22).
El
Señor es mi pastor,
nada
me falta. R/.
El
Señor es mi pastor, nada me falta;
en
verdes praderas me hace recostar. R/.
Me
conduce hacia fuentes tranquilas
y
repara mis fuerzas;
me
guía por el sendero justo,
por
el honor de su nombre. R/.
Preparas
una mesa ante mí,
enfrente
de mis enemigos;
me
unges la cabeza con perfume,
y
mi copa rebosa. R/.
Tu
bondad y tu misericordia me acompañan
todos
los días de mi vida,
y
habitaré en la casa del Señor
por
años sin término. R/.
Textos paralelos.
Yahvé es mi pastor.
Ez 34, 1: Me dirigió la palabra
el Señor: “Hijo de Adán, profetiza contra los pastores de Israel, profetiza,
diciéndoles: ¡Pastores!, esto dice el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel/ que
se apacientan a sí mismos! / ¿No son las ovejas que tienen / que apacentar los
pastores?”.
Jn 10, 1-16: “Os aseguro: el
que no entra por la puerta en el redil, sino saltando por otra parte, es ladrón
y bandido. El que entra por la puerta es el pastor del rebaño. El portero le
abre, las ovejas oyen su voz, él llama a las suyas por su nombre y las saca.
Cuando ha sacado a todas las suyas, camina delante de ellas y ellas detrás de
él; porque reconocen su voz. A un extraño no lo siguen, sino que escapan de él,
porque no reconocen la voz de los extraños. Esta es la parábola que Jesús les
propuso, pero ellos no entendieron a qué se refería”. Así pues, les habló otra
vez: “Os aseguro que yo soy la puerta del rebaño. Todos los que vinieron antes
de mí eran ladrones y bandidos, pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la
puerta: quien entra por mí se salvará; podrá entrar y salir y encontrar pastos.
El ladrón no viene más que a robar, matar y destrozar. Yo vine para que tengan
vida, una gran vitalidad. Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por
las ovejas. El mercenario, que no es pastor ni dueño de las ovejas, cuando ve
venir al lobo, escapa abandonando las ovejas, y el lobo las arrebata y dispersa.
Es que es mercenario y no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor:
conozco a las mías y ellas me conocen, como el Padre me conoce y yo conozco al
Padre; y doy la vida por las ovejas. Tengo otras ovejas que no pertenecen a
este redil; a esas tengo que guiarlas para que escuchen mi voz.
Me conduce a fuentes tranquilas.
Jn 4, 1: Los fariseos se enteraron
de que Jesús ganaba más discípulos y bautizaba más que Juan.
Is 40, 31: Pero los que esperan
en el Señor / renuevan sus fuerzas, / echan alas como las águilas, / corren sin
cansarse, / marchan sin fatigarse.
Jr 31, 25: Regaré gargantas
sedientas, / colmaré a los muertos de hambre.
Pr 4, 11: Te instruyo sobre el
camino de la sensatez, / te encamino por la senda recta.
Sal 115, 1: ¡No a nosotros,
Señor, no a nosotros! Hazle honor a tu nombre, / por tu lealtad y tu fidelidad.
Aunque camine por valle
tenebroso.
Is 50, 10: ¿Quién de vosotros
respeta al Señor / y obedece a su siervo? / Aunque camine en tinieblas, / sin
un rayo de luz, / que confíe en el Señor / y se apoye en su Dios.
Jb 10, 21-22: Antes de partir,
para no volver, / al país de tiniebla y sombras, / a la tierra lóbrega y opaca,
/ de confusión y negrura, / donde la misma claridad es sombra.
Preparas ante mí una
mesa.
Ex 16, 8: Esta tarde os dará de
comer carne y mañana os saciará de pan; el Señor os ha oído protestar contra
él; ¿nosotros que somos? No habéis protestado contra nosotros, sino contra el
Señor.
Sal 22, 27: Comerán los desvalidos
hasta saciarse / y alabarán al Señor los que lo buscan: / ¡no perdáis nunca el
ánimo!
Sal 16, 5: El Señor es porción
de mi lote y mi copa; / tú controlas mi suerte.
Sal 63 6: Como de enjundia y de
manteca / se saciará mi garganta, / y con labios jubilosos / te alabará mi
boca.
Bondad y amor me
acompañarán.
Sal 27, 4: Una cosa pido al
Señor, / es lo que busco: / habitar en la casa del Señor / todos los días de mi
vida; / contemplando la belleza del Señor, / observando su templo.
Notas
exegéticas.
23 La solicitud divina por los
justos, descrita bajo la doble imagen del pastor, vv. 1-4, y del huésped que
ofrece el banquete mesiánico, vv. 5-6. Este salmo se aplica tradicionalmente a la
vida sacramental, especialmente al Bautismo y la Eucaristía.
23 4 “pues vienes”: adición probable
para armonizar con 1 S 22, 23 y subrayar así la alusión al gesto davídico. El
texto primitivo sería: “Cerca de mí, tu vara, tu cayado están ahí”.
23 5 Conforme a la costumbre de la
hospitalidad oriental, Sal 92, 11; 139, 2; 2 Qo 2, 9; Am 6, 6; Lc 7, 46.
22 6 “y habitaré” versiones: “volveré
a”, hebreo (simple corrección vocálica).
Tres lecturas del salmo.
Con Israel: este salmo del Huésped
de Dios, para expresar una experiencia de intimidad con Dios, utiliza dos imágenes
universales: el pastizal (el Pastor) y el festín (el huésped). Dios es
presentado como pastor diligente en Ezequiel 34, Oseas 4, 16, Jeremías 23,1,
Miqueas 7, 14, Isaías 40, 10; 49,10; 63, 11. Por otra parte cuanto más
sencillas son las civilizaciones, más sentido de hospitalidad tienen los
hombres. Cuanto más pobre, más generoso. Esta hospitalidad se resume en
detalles concretos: la mesa con abundantes alimentos, la copa desbordante en la
mano y el aceite perfumado que se echa en la cabeza para refrescar al visitante
que llega.
Con Jesús: Jesús debió recitar este
salmo con especial fervor. Él pasó por el valle de la muerte sin temer mal
alguno, porque el Padre le conducía, y se identificó varias veces con este buen
pastor (Juan 10,11). Los primeros cristianos lo consideraban como el salmo
bautismal por excelencia, leyéndose a los recién bautizados durante la noche de
pascua: “aguas tranquilas” (Bautismo), “me unges la cabeza con perfume”
(Confirmación), “preparas una mesa ante mí” (Eucaristía).
Con nuestro tiempo: Este salmo nos invita a mirar las praderas, las
fuentes, la mesa en que recibimos a los amigos, las casas que nos alojan.
Muchas alegrías inocentes están a nuestro alcance. ¿Por qué no aprovecharlas?
¿Por qué no proporcionarlas a los demás?
Segunda lectura.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15, 20-26.28
Hermanos:
Cristo ha resucitado de entre los muertos y es primicia de los que
han muerto. Si por un hombre vino la muerte, por un hombre vino la resurrección.
Pues lo mismo que en Adán mueren todos, así en Cristo todos serán vivificados.
Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después todos los
que son de Cristo, en su venida; después el final, cuando Cristo entregue el
reino a Dios Padre, cuando haya aniquilado todo principado, poder y fuerza.
Pues Cristo tiene que reinar hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus
pies. El último enemigo en ser destruido será la muerte. Y, cuando le haya
sometido todo, entonces también em mismo Hijo se someterá al que se lo había
sometido todo. Así Dios será todo en todos.
Textos paralelos.
Por una persona viene la
resurrección.
Rm 5, 12-21: Pues bien, por un
hombre penetró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte, y así la muerte
se extendió a toda la humanidad, ya que todos pecaron. Antes de llegar la ley,
el pecado ya estaba en el mundo; pero, como no había ley, el pecado no se
imputaba. Con todo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, también sobre los
que no habían pecado imitando la desobediencia de Adán – que es figura del que
había de venir -. Pero el don no es como el delito. Pues, si por el delito de
uno murieron todos, mucho más abundantes se ofrecerán a todos el favor de un un
solo hombre, Jesucristo. El don no es equivalente al pecado de uno. Pues el
juicio de un solo pecado terminó en condena, el perdón de muchos termina en
absolución. Pues, si por delito de uno, reinó la muerte por él solo, con mayor
razón, por medio de solo Jesucristo, reinarán vivos los que reciben el favor
copioso de una justicia gratuita. Así, pues, como por el delito de uno se
extiende la condena a toda la humanidad, así por una acción recta se extiende a
todos los hombres la sentencia que concede la vida. Como por la desobediencia
de uno todos resultaron pecadores, así por la obediencia de uno todos
resultarán justos. La ley se entrometió para que proliferara el delito; pero
donde proliferó el delito, lo desbordó la gracia. Así como el pecado reinó por
la muerte, así la gracia, por medio de Jesucristo Señor nuestro, reinará por la
justicia para una vida terna.
1 Co 15, 45-49: Así está escrito,
el primer hombre, Adán, se convirtió en un ser vivo, el último Adán se hizo un
espíritu que da vida. No fue primero el espiritual, sino el animal, y después
el espiritual. El primer hombre procede de la tierra y es terreno, el segundo
hombre procede del cielo. Como fue el terrestre, son los terrestres, como es el
celeste, serán los celestes. Como hemos llevado la imagen del terrestre,
llevaremos también la imagen del celeste.
Cristo, como primicia:
luego los de Cristo en su venida.
1 Ts 4, 16: Pues el Señor
mismo, al sonar una orden, a la voz del arcángel y al toque de la trompeta
divina, bajará del cielo; entonces resucitarán primero los cristianos muertos.
Cristo debe reinar hasta
que Dios ponga a todos sus enemigos.
Sal 110, 1: Oráculo del Señor a
mi Señor: / “Siéntate a mi derecha / hasta que haga de tus enemigos / escabel
de tus pies”.
Sal 8, 7: Le has dado el mando
sobre las obras de tus manos; / todo lo has sometido bajo sus pies.
Aquel que ha sometido a
él todas las cosas.
Flp 3, 21: El cual transformará
nuestro cuerpo humilde en la forma de su cuerpo glorioso, con la eficacia con
que puede someterse todo.
Entonces también el Hijo
se someterá a Aquel
Rm 9, 5: Los patriarcas; de su
linaje carnal desciende el Mesías. Sea por siempre bendito el Dios que está
sobre todo. Amén.
Col 3, 11: En la cual no se
distinguen griego y judío, circunciso e incircunciso, bárbaro y escita, esclavo
y libre, sino que Cristo lo es todo para todos.
Ef 4, 6: Uno Dios, Padre de
todos, que está sobre todos, entre todos, en todos.
Notas exegéticas.
15 22 La perspectiva no es solamente
física y biológica, sino que engloba a todo hombre: muerte espiritual del
pecado, vida resucitada en la justicia y el amor. Nótese que la perspectiva de
Pablo no incluye la resurrección de los pecadores, afirmada en Jn 5, 29.
15 23 [Venida] Término de origen helenístico
y admitido en el cristianismo primitivo para designar el glorioso advenimiento
de Cristo en su “Día”, al fin de los tiempos. Esta palabra se aplica a la
venida del Impío. Comparar los términos análogos de “Revelación” y de “Manifestación”.
15 24 [Principado, dominación y
potestad] Todos los poderes hostiles al reino de Dios.
Comentario.
-Disertación sobre la
resurrección que Pablo escribe en respuesta a algunas cuestiones planteadas por
sus destinatarios.
-Algunos miembros de la
comunidad de Corintio:
Negaban la resurrección del
cuerpo.
Educados en la cultura
helenista tienen dificultades para entender la naturaleza del cuerpo
resucitado.
-Pablo:
Les recuerda la fe eclesial, el
Credo que él ha recibido y transmitido.
Les responde que negar la
resurrección de los muertos es negar la resurrección de Cristo.
Enumera las consecuencias que
se derivan:
Los evangelizadores serían unos
embaucadores.
No habría vida eterna.
La vida cristiana no tendría
sentido.
-Imagen de Adán:
Le sirve para apoyar su
argumentación acerca de los efectos de la resurrección en toda la humanidad.
Cristo:
Nuevo Adán.
El primero.
Tiene que reinar.
-Victoria definitiva sobre la
muerte y cumplimiento de cuanto esperamos:
Hasta que suceda:
Comprometernos en nuestro mundo
con el reino de Cristo del que formamos parte.
Evangelio.
X Lectura del santo evangelio según
san Mateo 25, 31-46
En aquel tiempo, dijo Jesús a
sus discípulos:
-Cuando venga en su gloria el
Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su
gloria y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de
otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su
derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: “Venid
vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde
la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me
disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me
vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme”.
Entonces los justos le contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te
alimentamos, o con sed y te dimos de beber?, ¿cuándo te vimos forastero y te
hospedamos, o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y
fuimos a verte?” Y el rey les dirá: “En verdad os digo que cada vez que lo
hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”.
Entonces dirá a los de su izquierda: “Apartaos de mí, malditos, id al fuego
eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me
disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me
hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me
visitasteis”. Entonces también estos le contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos
con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel y no te
asistimos?” Él les replicará: “En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno
de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo”. Y estos irán al
castigo eterno y los justos a la vida eterna.
Textos paralelos.
Cuando el Hijo del
hombre venga en su gloria.
Dt 32, 43: Naciones,
aclamadlo con su pueblo, / porque él venga la sangre de sus siervos, / porque
toma venganza del enemigo / y perdona a su tierra y a su pueblo.
Rm 14, 10: Tú, ¿por qué
juzgas a tu hermano?; tú, ¿por qué desprecias a tu hermano? Todos hemos de
compadecer ante el tribunal de Dios.
2 Co 5, 10: Todos hemos
de comparecer ante el tribunal de Cristo, para recibir el pago de lo que
hicimos con el cuerpo, el bien o el mal.
Mt 8, 20: Jesús le
contestó: “Las zorras tienen madrigueras, los pájaros tienen nidos, pero este
Hombre no tiene donde recostar la cabeza”.
Mt 16, 27: El Hijo
del Hombre ha de venir con la gloria de su Padre y acompañado de sus ángeles.
Entonces pagará a cada uno según su conducta.
Acompañado de todos
sus ángeles.
Dt 32,2: Descienda
como lluvia mi doctrina, / destile como rocío mi palabra; / como llovizna sobre
la hierba, / como orvallo [llovizna, rae.es] sobre el césped.
Dn 7, 13: Seguí
mirando, y en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo una figura
humana, que se acercó al anciano y fue presentada ante él.
Za 14, 5: El valle de
Hinón quedará bloqueado, porque el valle entre los dos montes seguirá su
dirección. Y vosotros huiréis como cuando el terremoto en tiempos de Ozías, rey
de Judá. Y vendrá el Señor, mi Dios, con todos sus consagrados.
Entonces serán
congregados delante de él todas las naciones.
Mt 24, 31: Cuando
venga el Hijo del Hombre con majestad, acompañado de todos sus ángeles, se
sentará en su trono de gloria.
Gn 30, 40: Lo poco
que antes tenías ha crecido inmensamente porque el Señor te ha bendecido por mi
causa. Es hora que haga algo también por mi familia.
Ez 34, 17: Y a vosotras,
mis ovejas, / esto dice el Señor: / Voy a juzgar el pleito de mis ovejas: /
¡carneros y machos cabríos!
Entonces dirá el Rey
a los de su derecha.
Rm 8, 17: Si somos
hijos, también somos herederos: herederos de Dios, coherederos con Cristo; si
compartimos su pasión, compartiremos su gloria.
Recibid en herencia
el Reino preparado.
Ef 1, 4: Por él,
antes de la creación del mundo, / nos eligió para que por el amor / fuéramos
santos e irreprochables en su presencia.
Is 58, 6-8: Ezequías
dijo: “¿Cuál es la señal de que subiré a la casa del Señor?” Respondió: “Esta es
la señal del Señor, de que cumplirá el Señor la palabra dada. En el reloj de
sol de Ajaz haré que la sombra retroceda los diez grados que ha avanzado”. Y
desanduvo el sol en el reloj los diez grados que había avanzado.
Jb 31, 32: El
forastero no tuvo que dormir en la calle / porque yo abrí mis puertas al
caminante.
Cuando lo hicisteis
con uno de estos hermanos míos.
Pr 19, 17: Quien se
apiada del pobre presta al Señor, / y él le dará su recompensa.
Za 2, 12: Porque así
dice el Señor de los ejércitos a las naciones que los deportaron: El que os
toca a vosotros, / me toca a mi la niña de los ojos.
Mt 10, 40: Quien os
recibe a vosotros a mí me recibe; quien me recibe a mí recibe al que me envió.
Mt 18, 5: Y el que
acoja a uno de estos niños en atención a mí, a mí me acoge.
Lc 10, 16: Quien a
vosotros os escucha a mí me escucha; quien a vosotros os desprecia a mí me
desprecia; quien a mí me desprecia, desprecia al que me envió.
Jn 13, 33-35: Hijitos,
todavía estaré un poco con vosotros; y como dije a los judíos, adonde yo voy no
podéis venir vosotros. Os lo digo ahora. Os doy un mandamiento nuevo, que os
améis unos a otros como yo os he amado; amaos así unos a otros. En eso
conocerán todos que sois mis discípulos, en que os amáis unos a otros.
Hch 9, 5: Contestó: “¿Quién
eres, Señor?” Le dijo: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues.
E irán estos al
castigo eterno.
Dn 12, 2: Muchos de
los que duermen / en el polvo despertarán: / unos para la vida eterna, / otros
para la ignominia perpétua.
Jn 5, 29: Los que
obraron bien resucitarán para vivir, / los que obraron mal resucitarán para ser
juzgados.
Notas
exegéticas Biblia de Jerusalén.
25 14 Los cristianos son los siervos a
quienes Jesús, su señor, encarga de hacer fructificar sus dones para el
desarrollo de su Reino, y que deberán rendirle cuentas de su gestión. – La parábola
de las minas. Lc 19, 12-27 presenta analogías de forma, pero contiene una
lección bastante diferente.
25 21 Este gozo es el banquete
celestial, Mt 8, 11 – “le pondré al frente de lo mucho” designa la participación
activa en el Reino de Cristo.
25 29 Para justificar la decisión del
v. 28 Jesús se vale de un proverbio para mostrar, al mismo tiempo, el rigor del
juicio y la inagotable generosidad de Dios.
Notas exegéticas Nuevo Testamento,
versión crítica.
31-46 La verdad de fe “… y de nuevo
vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos” al fin de la historia humana,
se deduce del conjunto del AT y del NT, y es contenido esencial de la
predicación cristiana (Símbolos, concilios, magisterio de la Iglesia). Este
relato (¿parábola?; ¿alegoría [ficción en virtud de la cual un relato o imagen representan
o significan otra cosa diferente, rae.es]?), sin paralelos en todo el NT, tiene
como protagonista al “Rey”, ante quien estarán “las naciones” de la tierra, los
pueblos del mundo, para ser juzgados.
31 EL HIJO DEL HOMBRE: cf. Mc 2,
10; en el v. 34 está la transposición es “el rey”. // SU TRONO ESPLENDOROSO:
lit. trono de esplendor (genitivo a la manera hebrea) de él.
32 Pare que este versículo
empalmaría mejor con 24, 31.
34 VENID: lit. aquí (adverbio
griego, con valor y forma de imperativo). // BENDITOS: lit. los bendecidos;
vocativo semítico (artículo + nominativo). // HEREDAD: poseed como herencia,
tomad posesión de la herencia prometida a “los mansos· (cf. 5, 5).
35-46 La norma o criterio del juicio
será una Persona; o mejor: el Amor de Dios, que se ha hecho visible en
Jesucristo, hermano de cada ser humano (de cada “uno cualquiera).
Lo cual significa que el verdadero amor a Dios es inseparable del amor activo
al prójimo, aunque no captemos el sentido profundo de nuestros gestos de
caridad, Jesús dice que se considera amado y servido cuando amamos y servimos
incondicionalmente a los demás. // EXTRANJERO: o forastero, peregrino.
37 LE RESPNDERÁN ASÍ: cf. 3, 15. En
el v. 40, la misma fórmula tiene a “el rey” como sujeto.
40 La respuesta de Cristo puede
traducirse también: … a uno de los más pequeños de mis hermanos. MIS
HERMANOS: quizás, en el primer estadio de su historia, esta expresión equivalía
a “Mis discípulos” (cf. 10, 41s; Jn 20, 17), los misioneros itinerantes; de
hecho, tal como tenemos el texto, esa denominación es más universal.
46 Que la sentencia sea
irreversible, y totalmente diversa según “las obras” de cada uno – o bien LA
VIDA ETERNA, o bien el CASTIGO ETERNO (no la aniquilación física de los
condenados) –, es verdad de fe definida solemnemente: cf. DS [H. Denzinger – A.
Schönmetzer. Enchiridion Symbolorum. Definitionum de rebos fidei et morum. Barcelona.
1973. Libro donde se contienen todas las verdades declaradas por el Papa y los
obispos].76; 411; 801; 848; 1002; y cf. también [Concilio Vaticano II] Lumen
Gentium 48. El CASTIGO ETERNO está a
nivel de igualdad, en cuanto a la duración, con LA VIDA ETERNA; el NT no dice,
ni supone, que acabará el infierno, ni que su fuego tenga carácter
meramente “purificador”.
Notas exegéticas
desde la Biblia Didajé.
25, 31-46 Las acciones que proveen a las
necesidades físicas espirituales de otros se llaman “obras de misericordia”.
Son prolongaciones del segundo mandamiento de amar a nuestro prójimo. La
parábola dice que seremos juzgados según lo que hayamos ayudado a otros tanto material
como espiritualmente. La tradición de la Iglesia reconoce siete obras de
misericordia corporales (dar de comer al hambriento y de beber al sediento,
vestir al desnudo, dar techo a quien no lo tiene, visitar a los presos y a los
enfermos, enterrar a los muertos) y siete obras de misericordia espiritual
(corregir al que se equivoca, instruir al que no sabe, dar consejo al que lo
necesita, sufrir con paciencia los defectos del prójimo, perdonar las ofensas,
consolar a los tristes, orar por los vivos y los difuntos) (Cf. CEC 2447).
Catecismo Iglesia Católica 331-332, 678-679, 1033-1038, 1932 y 2463.
25, 31 La segunda venida de Cristo, la
resurrección de los muertos, el juicio final y el carácter eterno del cielo y
el infierno están definidos como dogmas de la Iglesia. Cat. 678, 679, 682 y
1038-1041.
25, 35 Cristo que nació en la pobreza y
cargó con nuestros sufrimientos humanos, se identifica con los pobres y
necesitados. Cat. 544, 1373 y 1503.
25, 45 Si no respondemos con compasión
y obras de misericordia a nuestro hermano sufriente, Cristo no nos reconocerá
como miembros de su grey. Nuestro Señor aclara que, con estos pecados de
omisión estamos sujetos a un juicio severo. Cat 1033 y 2443.
En este enlace se puede
consultar el catecismo íntegro.
http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html
San
Jerónimo.
31-33. Cuando el Hijo del hombre… El, que dentro de dos días va a
celebrar la Pascua y será entregado a la cruz, insultado por los hombres, y le
darán de beber vinagre y hiel, promete, con razón, la gloria de su triunfo para
compensar los escándalos que van a seguir por la recompensa que promete.
Observemos que el que debe aparecer en su majestad es el Hijo del hombre.
En cuanto a lo que sigue: colocará
las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda, compréndelo según
aquello que lees en otro lugar: El corazón del sabio está en su derecha y el
del necio en su izquierda (Eclesiastés 10, 2), y más arriba en ese mismo
Evangelio: Que no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha. él ordena
que las ovejas se coloquen del lado de los justos, a la derecha; los cabritos, es
decir, los pecadores, a su izquierda, ellos que en la Ley son ofrecidos siempre
por el pecado. No dijo las cabras que pueden tener crías y salen esquiladas del
baño, todas son crías gemelas y ninguna entre ellas es estéril (Cantar de
los Cantares 4, 2), sino cabritos, ese animal lascivo, agresivo, siempre en
celo.
34. Venid, benditos de mi Padre. Esto se debe comprender según la
presciencia [conocimiento de las cosas futuras, rae.es] de Dios para quien el
futuro ya se ha realizado.
40. Os aseguro que en la medida
que lo hicisteis. Éramos libres de comprender que en todo pobre alimentamos
a Cristo que tiene hambre, le damos de beber cuando tiene sed, peregrino lo
albergamos, desnudo lo vestimos, enfermo lo visitamos y le proporcionamos el
consuelo de una visita cuando está encerrado en la cárcel. Pero según lo que
sigue: En la medida que lo hicisteis con el más pequeño de mis hermanos, lo
hicisteis conmigo, me parece que no habla de los pobres en general sino de
los que son pobres de espíritu, aquellos hacia los cuales había extendido su
mano diciendo: Mis hermanos y mi madre son aquellos que hacen la voluntad
del Padre.
46. Estos irán al castigo eterno,
los justos en cambio a la vida eterna. Prudente lector, presta atención, los
suplicios son eternos, pero la vida perpetua no tendrá que temer, en adelante,
ninguna caída.
San Agustín.
El Señor no necesita de ti, pero
tú tienes a otro que sí necesita: tú das a este y recibe él. El pobre no tiene con
qué devolverte; quiere hacerlo, pero carece de medios; solo le queda la buena voluntad
de orar por ti. Mas cuando el pobre ora por ti, es como si dijera a Dios: “Señor,
he recibido un préstamo, sé mi fiador”. Por tanto, si el pobre no puede
restituirte lo que le prestaste, tienes un fiador solvente.
Respondió: Cuando lo
hicisteis con uno de estos mis pequeños, conmigo lo hicisteis. De esta
manera se manifestaba como el fiador de los pobres, como fiador de todos sus miembros,
puesto que, si él es la Cabeza, ellos son los miembros, y lo que reciben los
miembros lo recibe también la cabeza.
¡Ea, usurero, avaro! Mira lo que
diste y considera lo que has de recibir. Si hubieses dado una pequeña cantidad,
te devolviera una gran finca, infinitamente de más valor que el dinero que le
habías dado, ¡cuántas gracias no le darías, qué alegría no te embargaría!
Escucha qué posesión te ha de dar aquel a quien hiciste el préstamo: Venid,
benditos de mi Padre; recibid. ¿Qué? ¿Lo mismo que disteis? De ninguna
manera. Disteis bienes terrenos que, si no hubieseis dado, se hubiesen pudrido
en la tierra. ¿Qué hubieses hecho con ellos, si no los hubieses dado? Lo que
iba a perecer en la tierra, se ha guardado en el cielo. Y es eso que se ha guardado
lo que hemos de recibir. Se ha guardado tu mérito: tu mérito se ha convertido
en un tesoro. Mira, pues, lo que vas a recibir: Recibid el reino que está
preparado para vosotros desde el comienzo del mundo. Por el contrario, ¿qué
oirán aquellos que no quisieron prestar? Id al fuego eterno que está
preparado para el diablo y sus ángeles. ¿Y a qué cosa se llama ese reino
que hemos de recibir? Prestad atención a lo siguiente: Estos irán al fuego
eterno, los justos en cambio a la vida eterna (Mt 25, 34-46).
Ambicionad esto, compradlo,
prestad para alcanzarlo. Tenéis a Cristo sentado en el cielo y mendigo en la
tierra. Hemos hallado cómo presta interés al justo. Todo el día se compadece
y presta a interés.
Comentario
al salmo 36,3,6. Pg. 1575.
San Juan de Ávila.
Estoy esperando una sentencia en mi favor,
que ha de ser descanso para siempre; espero una gloria para siempre, y estoy
negociando este negocio de tan gran cualidad, ¿y queréis que tenga lugar para
decir donaires? Estoy esperando aquella sentencia: Venid, benditos de mi
Padre, al reino que os está aparejado desde el principio del mundo (Mt 25,
24), ¿y tengo que tractar de suciedades y avaricia, o torpeza, o chocarrerías
[chiste o dicho groseros, rae.es], o embriaguez, quae ad rem non pertinent [“todo
lo cual está fuera de lugar”] (Ef 5, 4). Agora hemos de estar en pie; no
tenemos espacio para eso; no es tiempo de decir chocarrerías, sino las palabras
que dijéremos sean saladas para los oyentes, con la sal de la gracia; que
salgan en provecho; que pongan consuelo al afligido y que pongan esfuerzo al
desmayado; que den alegría al triste y pongan confianza al desconfiado. Y así
nos dice, que nuestra palabra det gratiam audientibus [“hará bien a los que
lo oyen”] (Ef 4, 29). Que así manda Dios, y quiere que nos amemos con obras y
en verdad, que nuestro amor sea claro; que así, como la lengua lo dice, lo
tenga en el corazón.
Lecciones sobre I San Juan (I). Lección 24. OC II. Pg. 335-336.
Hable Jesucristo: Cuando viniere el Hijo
de la Virgen en su majestad y todos los ángeles con Él, entre todos se asentará
y porná a la mano derecha a los buenos (cf. Mt 25, 31). ¡Señor, acordaos
para entonces de cuantos aquí estamos! Mirad, Señor, por nosotros, suplicamos a
vuestra majestad que nos escojáis y que nos pongáis a vuestra mano derecha, por
vuestra gran bondad y misericordia.
Ciclo temporal. Sermones de tiempo. Domingo I
de Adviento. OC
III. Pg. 30.
En esto que habéis oído ha de
parar vuestro cuerpo; resta que oyáis lo que ha de acaecer a vuestra ánima, la
cual será en aquella hora llena de angustias, acordándose de las ofensas que en
esta vida hizo a nuestro Señor, y pareciéndole entonces muy grave lo que antes
le parecía muy liviano. Será desamparada de sus sentidos, no podría servirse de
la lengua para pedir socorro a nuestro Señor, y entenebrerse ha el
entendimiento, que aun pensar en Dios no podrá, y, en fin, poco a poco acercarse
ha la hora en que por mandamiento de Dios salga del cuerpo, y se determine de
ella o perdición para siempre o salud para siempre. Oír tiene de la boca de
Dios: Apártate de mí a fuego eternos (cf. Mt 25, 41), o queda conmigo
en estado de salvación (cf. Mt 25, 34). Colgada habéis de estar de sola
mano de Dios y en sólo Él estará vuestro remedio. Por lo cual habéis mucho de
huir de enojar en nuestra vida al que a la hora de vuestra muerte habéis tanto
de menester. Demonios que os acusen y que pidan justicia a Dios contra vuestra
ánima, acusándoos particularmente de cada pecado, no os faltarán, y si la misericordia
de Dios entonces os olvida, ¿qué haréis, oveja tan flaca, cercada de tan
rabiosos lobos, muy deseosos de os tragar? Pensad, pues, en el rato de vuestro
recogimiento, cómo en aqueste estrecho punto habéis de ser presentada delante
de Dios, desnuda y sola de todas las cosas, y acompañada del bien o mal que
hobiéredes hecho. Y decid agora a nuestro Señor que vos os presentáis agora de
gana, para alcanzar misericordia en aquella hora que por fuerza habéis salido
de este mundo.
Audi filia (I). Propio conocimiento, 24. OC I. Pg. 447.
Porque, si según dice el refrán: “Quien bien
quiere a Beltrán, bien quiere a su can”, ¿cuánto os parece que querrá un amador
de Cristo a su prójimo, viéndole hecho cuerpo de Él, y que ha dicho el mesmo
Señor, por su boca, que el bien y el mal que al prójimo se hiciere, el mismo
Señor lo recibe hecho a sí? (cf. Mt 25, 40-45). Y de aquí viene que
conversa el cristiano con sus prójimos con tanto cuidado de no los enojar, y
tanta mansedumbre para los sufrir, que le parece que con el mismo Cristo
conversa. Y tiénese en su corazón, por más esclavo de ellos y más obligado al
provecho de ellos, que si por gran suma de dineros fuera de ellos comprado (cf.
Mt 12, 50). Porque, mirando el precioso precio que Jesucristo dio por él,
derramando su bendita sangre, ofrécese todo en servicio de Cristo, sin querer
ser suyo en poco ni mucho. Y tiene por muy gran merced poder en algo emplearse
en servicio de aqueste señor.
Audia filia (I). Conocimiento del prójimo,
66. OC I. Pg.
473.
Y así como, por el grande amor que el Señor
nos tuvo, tomó nuestros males por suyos, y los pagó con su vida y su muerte; y
con el mismo amor que nos tiene, aunque ya está en el cielo, si un chiquito
suyo está desnudo o vestido, harto o hambriento, dice que él mismo lo está (cf.
Mt 25, 40.45); y cuando nosotros somos oídos de Dios, dice que él es el oído,
por aquella inefable unión que hay entre él y los suyos, significada por nombre
de esposo con su esposa, y de cabeza con su propio cuerpo.
Audia filia (II). Cap. 85, 8. OC I. Pg. 721.
¿Qué tanto os parece que querrá un amador de
Cristo a sus prójimos, viéndoles que son cuerpo místico de él, y que ha dicho
el mismo Señor, por su boca, que el bien o el mal que al prójimo se hiciere, el
Señor lo recibe como hecho a sí mismo? (cf. Mt 25, 40.45). Y de considerar
profundamente aquestas palabras viene el buen cristiano a conversar con sus
prójimos con una reverencia profunda y amor entrañable, y mansedumbre blanda,
para los sufrir, y vigilante cuidado de no enojar ni dañar, antes aprovechar y
alegrar, que le parece que con el mismo Cristo conversa, pues a él mira en
ellos.
Audi filia (II). Cap. 96, 1. OC I. Pg. 743.
¿Dónde irá la oveja, estando en todas partes
cercada de los lobos, si el pastor la desabriga y alanza [dar lanzadas, rae.es]
de sí? Recia palabra es: Salte y vete. Y semeja aquella que Cristo ha de
decir el día postrero a los malos: Idos, malditos, al fuego que os está
aparejado [preparar, prevenir, disponer, rae.es] (cf. Mt 25, 41).
Audia filia (I). Propio conocimiento, 8. OC I. Pg. 440.
Por lo cual dice el príncipe de este mundo
(Jn 12, 31), y regidor y señor de él, no porque él lo haya criado, mas
porque los malos, que son de Dios por creación, quieren sujetarse al demonio
conformándose con su voluntad, para que así sean también conformes con él en la
infernal pena como les será crudamente dicho el día postrero por boca de
Cristo: Id, malditos, al fuego eterno, que está aparejado al diablo y a sus
ángeles (Mt 25, 41).
Audia filia (I). Nuestra casa es la propia
voluntad, 2. OC
I. Pg. 512.
Ya no habrá trabajos ni más tentación, ni
dolor de egida ni estomago; no te quejarás ya más. Ven a mí; ya no más angustia,
no tormento, ni pena ni culpa. Descansad ya conmigo. Venid, benditos de mi
Padre (Mt 25, 34).
Ciclo temporal. Sermones de tiempo. I (I) Domingo
I de Adviento. OC
III. Pg. 15.
Allí serán los amores y favores, que entonces
mostrará cuando diga: Venid, benditos de mi Padre, recebí el reino que os
está aparejado (Mt 25, 34). ¡Oh orejas que tal oyen! ¿Qué sentirán los
hombres a quien estas palabras tocaren?
Ciclo temporal. Sermones de tiempo. Domingo I
de Adviento. OC
III. Pg. 30.
Verdad tuya es que los que aquí hicieren
misericordia los pornás en el día del juicio a tu diestra. Porque dieron de
comer al hambriento y de beber al sediento, e hicieron obras semejables, les
dirás, Señor: Venid, benditos de ni Padre (Mt 25, 34). Aunque sea tanta
tu bondad y te hayas juntado con nos, y digas tú con tu santísima boca que la
comida, bebida y vestido y obras de misericordia que al prójimo dimos por ti,
lo dimos a ti, no te contentaste con recibir estas obras por tercera persona,
mas ordenaste tú, piadosísimo amador, este consuelo, que pudiesen los hombres
hacer obras de misericordia a tu misma persona.
Ciclo
temporal. Sermones del Santísimo Sacramento. 43. En la Infraoctava del Corpus. OC III. Pg. 574.
¿Qué piensas,
hermano, que es el paraíso? Es un juntarse con Dios y decir Él: Venid,
benditos de mi Padre, a poseer el reino que está aparejado desde el principio
del mundo (cf. Mt 25, 34). ¿Y qué piensas que es el infierno? Ser alanzado
un hombre de la mesa de Dios, llena de hartura y de lumbre y echado en las
tinieblas de fuera (Mt 8, 12) con la voz del Juez, que dice: Apartaos de
mí, malditos de mi Padre, al fuego eterno que os está aparejado (cf. Mt 25,
41).
Ciclo
temporal. Sermones del Santísimo Sacramento, 55. En la Infraoctava del Corpus. OC III. Pg. 744
Y por la maldición que allí cayó sobre ti,
nos ganaste y darás aquella bienaventurada bendición tuya: Venid, benditos
de mi Padre, y poseed el reino que os está aparejado (Mt 25, 34). A ti,
Señor, maldijeron, y tú has de bendecir; tú ser muerto, por dar la vida; tu
trabajo nos ha de dar el descanso. Porque fuiste juzgado, es razón que seas
Juez.
Primera parte. 12. A un señor de estos
reinos. OC IV.
Pg. 94.
¿Paréceos que se deben estimar por trabajos
los que se pasan por confesar a Jesucristo, pues tal gualardón se les dará, que
Cristo con mucha honra el día del juicio nos ha de confesar delante del Padre?
¡Oh bienaventurado padecer y deshonra y pobreza, al cual tanta honra le ha de
suceder! ¿Qué será, hermana, oír de la boca de Cristo, delante del mundo: Venid,
benditos de mi Padre, y poseed el reino que os está aparejado? (Mt 25, 34).
¿Qué será cuando los ángeles canten a quien aquí hubiere sido sierva fiel del
Rey celestial: “Ven, esposa de Cristo, recibe la corona que el Señor te tiene
aparejada”, no para un día, mas para siempre?
Primera parte. 24. A una señora monja
atribulada. OC
IV. Pg. 153.
¿Qué es nuestro trabajo cotejado con el más
pequeñito de aquestos? Y pues queremos parte en el cielo con Él, no nos
descontente su compañía en la tierra. Porque Él ha determinado está de no tener
por compañero en su gozo sino al que lo fue de sus penas; y su cruz quiso que
fuese la puente por do pasásemos al descanso; y otro vado ni paso para el cielo
no hay sino la compañía de los trabajos y mortificación del Señor. Y a quién
éstos no parecen bien ni los quiere pasar, no tiene que ver en el reino que
está aparejado desde el principio del mundo (cf. 25, 34).
Segunda parte. 79. A una doncella. OC IV. Pg. 334.
¡Condenan al inocente, y absuelven al
culpado! ¡Y que maldigan al bendito de todos los siglos para que caiga sobre
los malditos aquella bendición soberana: Venid, benditos de mi Padre, y
poseed el reino que os está aparejado desde el principio del mundo! (Mt 25,
34. Muere la Vida y viven los muertos. Deshonran la honra, y son los
deshonrados honrados; aprecian al infierno en treinta dineros, y son los
despreciados levantados a tanto precio, que sea Dios hombre su precio.
Segunda parte. 86. Para la villa de Utrera. OC IV. Pg. 367.
Si tú entonces no has obrado, ni has sido
casto, ni tenido obediencia a Dios, ni hecho nada por su amor, ¿qué sentirás
cuando diga: llama los obreros y págalos, y veas que tú te quedas sin
jornal, y que por no haber trabajado te envían a los trabajos incomportables
del infierno, a do siempre trabajarás? Di: ¿qué placer sentirás entonces,
cuando te digan que, por la jarra de agua que diste, dirá Dios: “Denle
su jornal”? (cf. Mc 9, 40; Mt 25, 35). Y el jornal será el reino de Dios para
siempre, a donde gozarás con Él y vivirás descansado, sin pensamiento de
trabajo que jamás te venga, ni recelo que perderás aquel sumo bien que una vez
te han dado. ¿Cuál valdría entonces más, el jarro de agua o el cuenco de
dineros que dejaste en el arca? ¿Quién es el que no alza las haldas [falda,
rae.es] y se apareja al trabajo, y se abraza de buena gana, pues jornal tan
aventajado es para recebir en el cielo por su trabajar?
Ciclo temporal. Sermones de tiempo. 8.
Domingo de Septuagésima, 19. OC III. Pg. 121.
De manera que, como San Pablo llama pasiones
de Cristo a las que él padecía, y decía que aún no eran acabadas sus
pasiones (cf. Col 1,24); y el mesmo Señor, aun reinando e impasible en el cielo
que ha hambre y sed, y pasa trabajos (cf. Mt 25, 35) en la tierra porque
lo pasan sus miembros.
Ciclo temporal. Sermones del Santísimo Sacramento.
40. Santísimo Sacramento, 18. OC III. Pg. 539.
La gracia y paz del Espíritu Santo sea en el
ánima de vuestra merced y le ayude en este santo tiempo a aparejar su ánima
para el Niño que ha de nacer, sin tener casa propria, en las ánimas que lo
quieren recebir. Extranjero viene y en mucha pobreza; déle vuestra merced su
ánima, porque le diga el día postrero: Huésped era, y acogísteme (Mt 25,
35).
Segunda parte. 115.A una señora. OC IV. Pg. 439.
Y en la cárcel y venisteis a mí (cf. Mt 25, 36). ¿No lo veis extranjero, debajo del hábito
más disimulado que llevaba cuando se juntó con los discípulos que iban a Emaús?
(Lc 24, 15). ¿No habéis oído en vuestras entrañas sus santas palabras que hacen
arder el corazón cuando el hombre ha comulgado?
Ciclo
temporal. Sermones del Santísimo Sacramento, 43. En la Infraoctava del Corpus. OC III. Pg. 575.
Holguémonos que nos dé Dios en que le podamos
satisfacer; y pues sois esposa, servid con amor a vuestro Esposo, el cual está
enfermo cuando una oveja suya lo está; porque palabra de su boca es que dirá el
día postrero: Enfermo era, y servisteme; tomad el reino que os está
aparejado (cf. Mt 25, 36.34). Y no dejéis de suplicar que esfuerce a la
enferma y os esfuerce a vos, no para quitaros trabajo, sino para acrecentaros
fuerzas y amor, con el cual llevéis su cruz como Él la llevó por vos. él
renunció sus consuelos por tomar vuestras tristezas y penas. Decid vos ansí lo
que quiere vuestra ánima y que no deje de enviar algo en que se vea cómo le
amáis; porque gozar con Dios no hay quien no lo quiera; mas trabajar por Él,
eso es señal de amor verdadero, y sólo el amor de Cristo ha de durar. Hágaos Él
tal cual Él desea y yo le suplico. Amén.
Segunda parte. 80. A una doncella. OC IV. Pg. 337.
Decidme ha alguno: - Padre, ¿ya no está reinando
en el cielo? Ya no ha hambre, no siente desnudez. – Hermanos, aunque esté en
los cielos, en la tierra también está (no solo en el Santísimo Sacramento),
porque, aunque la Cabeza está en el cielo, el Cuerpo está en la tierra. Decid: Si
os predicara yo agora: esta Pascua verná Jesucristo, pobrecito, desnudo, como
nació en Belem, a vuestra casa, ¿no lo recibiríades? ¿No tienes pobres en tu
barrio? ¿No tienes desnudos a tu puerta? Pues si vistes al pobre, a Jesucristo
vistes; si consuelas al desconsolado, a Jesucristo consuelas, que Él mesmo lo
dice: lo que a uno de estos hiciéredes, a mí lo hacéis (cf. Mt 25, 40).
No te mates ya diciendo: ¿Quién estuviera en Belem para recibir al Niño y a su
Madre en sus entrañas? No te fatigues, que si recibiéres al pobre, a ellos
recibes; y si de verdad creyésedes esto, andaríades más solícito a buscar quien
hay pobre en esta calle, y os saltearíades unos a otros para hacer el bien que
pudiésedes. Hermanos, dad limosna, vestí los desnudos, hartá los hambrientos, y
no os contentéis con dar una blanca o poca, sino dad limosnas en cuantidad,
pues que ansí os lo da Dios. no seáis cortos en dar, pues Dios es tan largo en
daros a vosotros; no deis blanquillas por Dios, pues que Dios os da a su Hijo a
vosotros. Haced limosnas para recibir bien esta Pascua a Cristo.
Ciclo temporal. Sermón de tiempo. 2. Domingo
III de Adviento. OC III. Pg. 45-46.
¡Y después llorar y andar desconsolados! “Tanto
tiempo ha que piodo a Dios una cosa justa, y no me la das”. Mira qué milagro.
¿Ha llegado a pedirte algún probecito consuelo, y tú: “Allá te lo hayas”? ¿Está
alguno por estos arrabales, sin cama y sin pan, con un racimo de uvas? ¿No
sabéis que dice Dios: Quien a aquel da, a mí da? (cf. Mt 25, 40). ¿A quién
le escarba esto allá dentro? ¿Qué de manos hay sobre aquella empresa para
merecer en ella? Llegan a vos: - Dad acá limosna. – No tengo para lo que he
menester en casa. – Para el mundo tenéis, y no para Jesucristo: las ropas, como
en buenos años; los mozos, tan locamente vestidos, y no falta sino para
Jesucristo.
Ciclo temporal. Sermones de tiempo. 24.
Domingo 21 después de Pentecostés. OC III. Pg. 306.
Quinto, si morís en pecado mortal, lo que nunca Dios quiera, ¿qué sentirá vuestra ánima cuando se le notifique la sentencia de condenación eterna y sea desmamparada de Dios y de los ángeles, y del ángel bueno, que dice: ¡Vete, maldita, al fuego eterno, que está aparejado para el demonio y sus ángeles! (Mt 25, 41). ¡Vete desmamparada de tu criador, pues tú le desmamparaste y olvidaste su santa ley! ¡Vete, que no te valga la pasión del Señor ni los ruegos de sus santos, pues no quisiste hacer penitencia de tus pecados, ni yo te ayudaré, pues no recebiste mis palabras y buenas inspiraciones! ¡Vete entregado a esos dragones y leones infernales; pues tú les obedeciste, para siempre serás captiva de ellos! ¿Qué sentirá el alma cuando los demonios de la soberbia dirán: “A nosotros pertenece esta ánima, porque fue soberbia”? Los de la lujuria dirán: “A nosotros pertenece, porque fue lujuriosa”; los de la ira dirán, etc.; los de la pereza; así los demás. ¿Qué sentirá cuando diga el Señor: “Los unos la piden, y los otros; vaya con todos los diablos, pues a todos quiso obedecer”, etc.?
Tratados menores. Diálogos inter confessarium
et paenitentem,11. OC II. Pg. 777.
Esperad la sentencia: Andad, malditos de
mi Padre, al fuego eterno, que está aparejado para el diablo y sus ángeles (Mt
25, 41-45). ¡Habrá alguno que con palabras tan claras y dichas por boca de Dios,
diga: “Qué se entiende la necesidad de muerte, hambre y sed, y ser extranjero y
no tener posada, y no estar desnudo? No se entiende necesidad de muerte; que no
se muere un hombre de hambre ni de sed, aunque esté tres o cuatro días sin
comer; ni se muere otro porque duerma en esa calle; ni se mueren otros por
andar desnudos; y los gitanos se andan y no se mueren. No se entiende el
mandamiento de la limosna que esté uno en extrema necesidad. Las obras de
misericordia se han de hacer, aunque el prójimo no esté en notable necesidad.
Si yo tengo tasadamente lo que he menester, tengo de dar de esto limosna a
quien tenga extrema necesidad. Estas cuestiones poco son menester para los que
aman a Dios. Andad el camino, que Él os dirá de sí mismo lo que habéis de
seguir. Mas preguntar, no perdéis por ello. Quien tiene una boca de caridad,
ella le demuestra lo que ha de hacer con su prójimo.
Lecciones sobre 1 San Juan (I). Lección 23. OC II. Pg. 327.
-¿Pues
queréis que no trabaje ni entienda en mi mujer e hijos? – No te digo eso; pero
que dejes los gastos superfluos de la mujer e hijos, etc., y no andes ahogado
en el demasiado cuidado de las cosas temporales; o sed tan fuertes que ansí
toméis los negocios temporales no olvidéis por eso lo que cumple a vuestra
ánima. Y si no sois para uno y otro, que se pierda lo del cuerpo y no lo del
ánima. Fuego del cielo venga sobre la hacienda si por entender en ella se ha de
perder el ánima y cuerpo para siempre. Nam quid prodest homini, etc.
(cf. Mt 16, 26) [“¿Pues de qué le serviría a un hombre ganar el mundo entero,
si pierde su alma? ¿O qué podrá dar par recobrarla?]. – Recia palabra es esa. –
Más recia será aquella: Ite, maledicti [Entonces dirá a los de su izquierda: “Apartaos
de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles”.] (cf.
Mt 25, 41), y aquélla: Nescio vos [Pero les respondió: “En verdad os digo
que no os conozco”]. Et clausa et ianua [Cuando el amo de la casa se
levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta
diciendo: “Señor, ábrenos”; pero él os dirá: “No sé quienes sois” (Mt 25,
12.10; Lc 13,25).
Ciclo temporal. Sermones de tiempo. 24.
Domingo 19 después de Pentecostés. OC III. Pg. 290.
Hablando una vez el Señor de este día, dijo
que enviaría al infierno al que no dio de comer al hambriento y vestir al
desnudo (cf. Mt 25, 41ss). ¿Pues cómo Señor? ¿Dile yo hambre? ¿desnudéle yo? ¿púsele
yo en cárcel? No se engañe nadie que por el bien que no hacéis os condenará Dios,
y aun por eso tiemblan los santos tanto.
Ciclo temporal. Sermones de tiempo. I (2),
10. Domingo I de Adviento. OC III. Pg. 25.
Si decís: “¡Oh quien viera a Cristo ser
convidado!”, llegase acá, hermano que más es verlo a Él convidar y que Él mismo
es el manjar con que convida, ¡y no hay quien quiera venir, no hay quien lo
reciba ni hay quien le dé posada, andando rogando. Él que lo acojan! ¿Sabéis
que ha de decir el día del juicio el mansico que allí veis que está agora
callando, que parece tan chiquito? – Hambre hube, y no me distes a comer;
en la tierra estuve, y no hubo quien me diese posada, andando y rogando que me
acogésedes, ¡Id, malditos, al fuego para siempre! (Mt 25, 41-43).
Ciclo temporal. Sermones del Santísimo
Sacramento. 41. En la Infraoctava del Corpus, 32. OC III. Pg. 556.
¿Duéleos abajar vuestro cuello? ¿Duéleos
humillar vuestro corazón a paerdonar a vuestro prójimo y pedirle perdón? ¿Duéleos
obedecer a la palabra de Dios, que seáis castos, para en cuerpo casto recebir
al castísimo cuerpo de Jesucristo? ¿Duéleos? ¡Oh cuanto más os dolerá cuando en
aquel día terrible, en el cual a ninguno recibirá Dios en su casa sino a quien
le recibió a Él en la suya, dirá con terrible voz y con más terribles ojos: Huésped
era, y no me recebisteis; en la cárcel estaba, y no venisteis a mí!; ¡andad, malditos
de mi Padre, al fuego que está aparejado al demonio y a sus ángeles!
(cf. Mt 25, 41-43).
Ciclo temporal. Sermones del Santísimo Sacramento.
43. En la Infraoctava del Corpus, 25. OC III. Pg. 576.
Que se les ponga todo eso que habéis hecho
por ellos en una balanza a su cargo. Que quién se pare a pensar lo mucho que ha
hecho por los hombres y lo poco que de ello nos aprovechamos, dirá que nos ha
dado la espada de Roldán y que la empleamos en cortar nabos. ¡Y que hay
personas que no venían a comulgar si no los excomulgasen! ¿Quién no tiene
devoción a este Santísimo Sacramento? Andá, que otro día nos veremos juntos:
aunque no esté yo tan alto como ahora, estarlo ha Jesucristo. Entonces oirán
los malaventurados aquella sentencia: Andad, malditos, de mi Padre, al
fuego eterno (Mt 25, 41), pues no os quisistes aprovechar de mí.
Ciclo temporal. Sermones del Santísimo Sacramento.
46. Santísimo Sacramento, 36. OC III. Pg. 616.
Cristiano, prueba, primero que hagas el
concierto, si puedes llevar el peso de la sentencia: Ite, maledicti [Apartaos
de mí, malditos] (cf. Mt 25, 41). Mas si fuieste tan inadvertido que, a trueco de
muy vil y pequeño precio, echaste sobre ti la pesada carga del pecado mortal,
no añadas mal sobre mal, ni eches sobre ti la pesada piedra de la
desesperación, incomportable para sufrir y poderosa para en un punto dar en el
infierno conmigo.
Ciclo temporal. Sermones del Santísimo
Sacramento. 52. Santísimo Sacramento, 10. OC III. Pg. 676.
Aparejaos, gentes, para la sentencia que
habéis de oír: Apartaos de mí, malditos de mi Padre, al fuego que está
aparejado al demonio y a sus ángeles (Mt 25, 41). Si no podemos, dice San
Agustín, sufrir un pequeñito fuego ni trueno, ¿quién sufrirá el tronido de
aquellas palabras dichas por boca de Dios? Esta es la palabra de que dijo Dios:
Yo haré una palabra que a quien la oyere le rechinen las orejas. ¿Huiste de mí,
huiste de la caridad, huiste de mí? Yo huiré de vosotros. ¿No me quesistes? Apartaos
de mi para siempre.
Ciclo temporal. Sermones de tiempo. I (I).
Domingo I de adviento, 21. OC III. Pg. 17.
Por autoridad, también se prueba lo mesmo del
maestro Jesucristo, luz del mundo, el cual dice que dirá a los malos en juicio:
Vistesme haber hambre, y no me distes de comer; haber sed, y no me distes de
beber; estar desnudo, y no me vesteste. Andad al fuego eterno. Hela aquí la
sentencia y el proceso. ¿Habrá alguno tan desatinado que diga que sólo se
entiende de aquellos que lo dejaron de hacer en la necesidad extrema? Porque
allí dice: Vistesme andar peregrino, y no me distes posada (Mt 25, 42-43).
Pues por no dar a uno posada, no se muere, ni ordinariamente por andar desnudo.
– “Y si yo tengo tasadamente para lo que yo he menester, ¿tengo que hacer
limosna?”. – Digaos, por conclusión verdadera, que, cuando que estuviere el
prójimo en extrema necesidad, sois obligado a lo socorrer en ella, aunque sea
de lo que habéis menester para la decencia de vuestro estado. Y en esto no hay
que parar; porque las extremas necesidades no empobrecen a los que las cumplen,
que son pocas y con poco se cumplen. Y mas tengo de amar la vida de mi prójimo
que la decencia de mi estado.
Lecciones sobre 1 San Juan (II). Lección 23. OC II. Pg. 450.
Allí, hablando del juicio particularmente,
dice que, a la salida del alma del cuerpo, cualquiera persona buena o mala ve a
Cristo crucificado, que así se lo aparece para purgalla. Está muy terrible y
espantable al que acaba su vida en la sentencia que saldrá de este juicio; cómo
al malo dirá Cristo: Vete, maldito de mi Padre (cf. Mt 25, 41), que no
quisiste aprovecharte de la sangre que derramé.
Quinta parte. 236. A un discípulo. OC IV. Pg. 758.
Comentario Homilética
-Escena del Juicio Final (25, 31-46):
Punto final al Discurso Escatológico.
Mt 26-28: Pasión,
Muerte y Resurrección de Jesús.
-Culmina la línea de responsabilidad humana:
La relación de Jesús no puede disociarse de
las relaciones con las personas necesitadas concretas, que lo representan
esencialmente.
-Última instrucción extensa de Jesús a sus
discípulos en el evangelio de Mateo:
Gran importancia.
-Partes:
Introducción (vv.31-33):
Escenario del juicio.
Diálogos entre los examinados y el Juez-Rey:
Fundamentación del juicio.
Autodefensa de los acusados.
Vocabulario similar entre
Conclusión (v. 46): destino definitivo de los
justos y de los que carecen de amor.
BIBLIOGRAFÍA.
Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal
Española. BAC. Madrid. 2016.
Biblia de Jerusalén. 5ª edición – 2018. Desclée De Brouwer. Bilbao. 2019.
Biblia del Peregrino. Edición de Luis Alonso Schökel. EGA-Mensajero.
Bilbao. 1995.
Nuevo Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego
de M. Iglesias González. BAC. Madrid. 2017.
Biblia Didajé con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica.
BAC. Madrid. 2016.
Secretariado Nacional de Liturgia. Libro de
la Sede. Primera
edición: 1983. Coeditores Litúrgicos. Barcelona. 2004.
Guijarro, S. Los Dichos de Jesús. Introducción al Documento Q. Sígueme. Salamanca. 2014.
Jerónimo.
Comentario al evangelio de Mateo. Editorial Ciudad Nueva. Madrid. 1999.
Pío de Luis, OSA, dr. Comentarios de San Agustín a las lecturas litúrgicas (NT). Estudio
Agustiniano. Valladolid. 1986.
San Juan de Ávila. Obras Completas i. Audi,
filia – Pláticas – Tratados. BAC. Madrid. 2015.
San Juan de Ávila. Obras Completas II. Comentarios bíblicos – Tratados
de reforma – Tratados y escritos menores. BAC. Madrid. 2013.
San Juan de Ávila. Obras Completas III.
Sermones. BAC. Madrid. 2015.
San Juan de Ávila. Obras Completas IV. Epistolario. BAC. Madrid. 2003.
Homilética. Sal Terrae. 2020/5.
Noel Quesson. 50 salmos para todos los días.
Paulinas. Bogota-Colombia. 1988. En: mercaba.org.
Monición de entrada.
Hoy empezamos el Adviento para acordarnos
que siempre es Adviento.
Porque Adviento es saber mañana,
y mañana y el otro y todos los días Dios va a cuidar de nosotros.
Adviento es esperar a Jesús que está
aquí, en la misa.
Adviento es tener a Jesús en el
corazón.
En estos domingos la corona de
Adviento nos va a acompañar.
Hoy encendemos la primera vela,
la que tiene una frase: Velad.
Te pedimos Jesús que estemos
despiertos para sentirte en el corazón.
Señor, ten piedad.
Porque a veces nos gusta estar
sin ti. Señor, ten piedad.
Porque a veces nos dormimos. Cristo,
ten piedad.
Porque a veces nos olvidamos de
ti. Señor, ten piedad.
Peticiones.
-Por la familia de Jesús, que es
la Iglesia, para que cuando venga la encuentre haciendo lo que él nos enseña. Te
lo pedimos Señor.
-Por las personas que mandan, para
que escuchen a los pobres. Te lo pedimos Señor.
-Por las personas que trabajan de
noche, para que les ayudes. Te lo pedimos, Señor.
-Por nosotros, para que estemos
atentos a lo que Jesús nos dice. Te lo pedimos, Señor.
Acción de gracias.
Virgen
María, gracias porque estamos en Adviento y se acerca la
navidad. Gracias por estas velas que cada semana encenderemos y nos ayudarán a
prepararnos a la Navidad.
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