
Primera lectura.
Lectura del
libro de Isaías 58, 7-10
Esto dice el
Señor:
Parte tu pan con
el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, cubre a quien ves desnudo y no
te desentiendas de los tuyos. Entonces surgirá tu luz como la aurora, enseguida
se curarán tus heridas, ante ti marchará la justicia, detrás de ti la gloria
del Señor. Entonces clamarás al Señor y te responderá; pedirás ayuda y te dirá:
“Aquí estoy”. Cuando alejes de ti la opresión, el dedo acusador y la calumnia,
cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo y sacies el alma afligida, brillará tu
luz en las tinieblas; tu oscuridad como el mediodía.
Palabra de Dios.
Textos
paralelos[1].
Tus justas acciones te
precederán.
Is
52,12: No saldréis deprisa, / ni vuestra marcha será una fuga, / porque delante
de vosotros marcha el Señor, / el Dios de Israel.
Y lo oscuro de ti será mediodía.
Jn
8, 12: Jesús habló de nuevo diciendo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue
no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.
Notas
exegéticas[2].
58 10 [si partes tu pan con el hambriento, / si sacias el hambre del
indigente]Lit. “si das al hambriento tu alma (griego: el pan de tu alma) y el
alma afligida dejas saciada”. Pero la palabra nefes, generalmente
traducida por “alma”, también designa “el deseo”, “el apetito”, de modo que son
posibles matices diversos. El contenido, sin embargo, justifica nuestra traducción.
Salmo responsorial
Salmo 111
R/. El justo brilla en las tinieblas como una luz.
R/. El justo brilla en las tinieblas como una luz.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos. R/.
Porque jamás vacilará.
El recuerdo del justo será perpetuo.
No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor. R/.
Su corazón está seguro, sin temor.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad dura por siempre,
y alzará la frente con dignidad. R/.
Textos paralelos[3].
En las
tinieblas ilumina a los rectos.
Sal 97, 10: Odiad el mal los que
amáis al Señor; / él protege la vida de sus fieles / y los libra de los
malvados.
Feliz el hombre que se apiada.
Is 58,10: Cuando ofrezcas al
hambriento de lo tuyo / y sacies el alma afligida, / brillará tu luz en las
tinieblas, / tu oscuridad como el mediodía.
Prov 13,9: La luz del honrado
brilla con fuerza / la lámpara del malvado se apaga.
Sal 111,6: Mostró a su pueblo la
fuerza de su obrar / dándoles la heredad de los gentiles.
Alzará la frente con honor.
Sal 89,18: Porque tú eres su
honor y su fuerza, / y con tu favor ensalzas nuestro poder.
Notas
exegéticas[4].
112 4 [En las tinieblas ilumina a los rectos, / tierno, clemente y
justo] Se aplica así al justo lo que en otros pasajes se dice de Dios, Sal 18,
29; 27,1. También se traduce: “Una luz brilla en las tinieblas para el justo,
tierno y clemente es el hombre recto”.
Segunda
lectura.
Lectura de la
primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2,1-5
Yo mismo,
hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice
con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de
saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y este crucificado. También yo me
presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no
fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del
Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino
en el poder de Dios.
Palabra de Dios.
Textos
paralelos[5].
No confié mi mensaje al
prestigio de la palabra.
2 Cor 11,6: En efecto, aunque en el hablar
soy inculto, no lo soy en el saber, que en todo y en presencia de todos os lo
hemos demostrado.
Sólo quería manifestaros mi saber acerca de Jesucristo.
Ga 3,1: ¡Oh, insensatos Gálatas! ¿Quién os
ha fascinado a vosotros, a cuyos ojos se presentó a Cristo crucificado?
Ga 6, 14: En cuanto a mí, Dios me libre de
gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo
está crucificado para mí, y yo para el mundo.
Mi predicación no en persuasivos discursos.
2 Cor 12,12: Los signos del apóstol se
vieron realizados entre vosotros: aguante perfecto, signos, prodigios y
milagros.
Hch 1, 8ss: En cambio recibiréis la fuerza
del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis testigos en
Jerusalén, en toda Judea y Samaría y hasta el confín de la tierra.
Notas exegéticas[6]:
2 2 [pues sólo quería manifestaros mi saber acerca de Jesucristo, y además
crucificado] Lit. “Jesús Ungido” (o “Jesús Mesías). Para los judíos, un Mesías
crucificado era un escándalo.
2 3 [me presenté ante vosotros débil, tímido y tembloroso] Expresión bíblica
estereotipada, ver 2 Cor 7, 15; Ef 6, 5; Flp 2, 12; ver Sal 2, 1ss.
2 4 [apoyado mi palabra y mi predicación no en persuasivos discursos de
sabiduría, sino en la demostración del Espíritu y su poder] Alusión a los milagros
y a la efusión del Espíritu que acompañaron a la predicación de Pablo (ver 1,5
y 2 Cor4 12, 12) – El texto es gramaticalmente difícil, como se percibe en las
discrepancias de la tradición textual. El sentido, sin embargo, es claro.
2 5 [para que vuestra fe no se fundase en la sabiduría humana, sino en el
poder de Dios] Los discursos de la sabiduría humana son persuasivos por sí
mismos (v. 4). Producen en los oyentes una adhesión puramente humana (v.5).
Esto es lo que Pablo rechaza. Su palabra es ciertamente una demostración (v.4),
porque manifiesta la acción del Espíritu; pero exige una adhesión de un orden
distinto: del Espíritu.
Evangelio.
X Lectura del santo evangelio según
san Mateo 5, 13-16
En aquel tiempo,
dijo Jesús a sus discípulos:
-Vosotros sois
la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No
sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz
del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla
en el candelabro y que alumbre a todos los de la casa. Brille así vuestra luz
ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria va vuestro
padre que está en los cielos.
Palabra del
Señor.
Los dichos de Jesús (Fuente Q)[7]
Q 11,33
Nadie enciend una lámpara y la pone
[en un lugar oculto], sino sobre el candelero, [y así alumbra a todos los que
están en la casa]
Textos
paralelos[8].
Vosotros sois la sal de la tierra.
// Lc 14,34-35: La sal es buena, pero si la
sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve ni para el campo ni para el estercolero,
se tira fuera. El que tenga oídos para oír, que oiga.
Lv 2, 13: Toda oblación la sazonarás con
sal; no permitirás que falte nunca la sal de la alianza de tu dios en ninguna
de tus oblaciones; todas tus ofrendas llevarán sal.
Nm 18,19: Todo lo reservado de las cosas
santas que los hijos de Israel reservan al Señor, te lo doy a ti, a tus hijos y
a tus hijas, como derecho perpetuo. Es una alianza de sal, para siempre,
delante del Señor, para ti y tu descendencia.
Col 4, 6: Vuestra conversación sea siempre
agradable, con su pizca de sal, sabiendo como tratar a cada uno.
Vosotros sois la luz.
Jn 8, 12: Jesús dijo: “Yo soy la luz del
mundo, el que sigue, no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Is 2, 2: En los días futuros estará firme /
el monte de la casa del Señor, / en la cumbre de las montañas, / más elevado
que las colinas. / Hacía él confluirán todas las naciones.
// Mc 4, 21: Les decía: “¿Se trae la lámpara
para meterla debajo del celemín o debajo de la cama?, ¿no es para ponerla en el
candelero?
// Lc 8, 16: Nadie que ha encendido una
lámpara, la tapa con una vasija o la mete debajo de la cama, sino que la pone
en el candelero para que los que entren vean la luz.
Lc 11,33: Nadie enciende una lámpara y la pone
en un lugar oculto o debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que los
que entran vean la luz.
Brille vuestra luz:
Jn 3,21: En cambio, el que obra la verdad se
acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.
Jn 15,8: Con esto recibe gloria mi Padre,
con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.
1 Cor 10, 31: Así pues, ya comáis, ya bebáis
o hagáis lo que hagáis, hacedlo todo para gloria de Dios.
Notas exegéticas Biblia de Jerusalén[9].
5 13 La sal proporciona sabor a los alimentos (Jb 6,6) y tiene la propiedad de
conservarlos (Ba 6, 27). De ahí que pueda significar el valor duradero de un contrato,
como una “alianza de sal” (Nm 18,19), pacto perpetuo (2 Cro 13,5). Mt
interpreta la palabra de Jesús (Lc 14,34; Mc 9, 50) afirmando que el creyente debe
conservar y “dar sabor” al mundo de los humanos en su alianza con Dios. De lo
contrario no sirve para nada, y los discípulos merecería “ser tirados afuera”
(ver Lc 14, 35).
5 15 En la antigüedad el celemín era un pequeño mueble de tres o cuatro patas.
Solo se trataría aquí, pues, de esconder la lámpara debajo de este mueble, algo
así como debajo del lecho de Mc 4, 21 p. no de apagarla cubriéndola con un
celemín moderno. Hoy diríamos tal vez “debajo del arca· (ese mueble que suele haber
en las casas de pueblo.
Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica[10]:
13-16 Cf. Concilio Vaticano II, Lumen Gentium 34 y
36 sobre los cristianos en el mundo.
La verdadera sal, la verdadera luz
(título que Jesús se da a sí mismo en Jn 8, 12 y 9,5). La sal y la luz se aplicaban
metafóricamente al antiguo Israel y a la Ley. Comparado este texto con el
paralelo de Mc, se entiende en la línea del renunciamiento (la sal era imprescindible
en los sacrificios antiguos: cf. Lev 2,13); es decir, siendo el pobre,
manso, misericordioso, etc. de las bienaventuranzas, el discípulo de Jesús será
la sal de la tierra. O dicho a la inversa, con las palabras de Orígenes:
“Si yo creo en mi Señor Jesucristo, él me transformará en sal”.
Si… la sal se volviera insípida: más exactamente, si se
hiciere (la condición está formulada en el texto griego como posible) loca,
es decir, si se volviere inservible.
Se dará sabor: el texto griego de Mt y de Lc no habla de salar
o sazonar la sal, sino la comida.
Para ser echada afuera: literalmente tirada fuera
ser pisoteada por los hombres.
15 El celemín (el griego módios es un latinismo: modius):
medida de capacidad para áridos; aquí no se alude al contenido (casi nueve litros),
sino al recipiente (una especie de artesa pequeña).
Para que ilumino, o: y de esa manera ilumina.
El seguidor de Jesús “ha de ser vela encendida, que a todos resplandece y
solo para sí arde: a sí [mismo] se gana y a los demás alumbra” (Quevedo).
16 Vean… y glorifiquen: glorificar a Dios es
reconocerlo como el Dios verdadero, que actúa en quienes viven según el
espíritu de las bienaventuranzas. (cf. Ef 5, 8-9 y 1 Pe 2, 12). La gloria,
el resplandor que reviste cualquier intervención divina entre los hombres
(“todo lo que es iluminado se convierte en luz” Ef 5,12),, es signo de su
presencia activa en los cristianos y provoca en los paganos de buena voluntad
admiración y reconocimiento de la santidad divina. “Los buenos, entre los
malos, con su vida y obra predican más que los que predican en los púlpitos,
pues más es obrar que hablar” (san Francisco Javier).
Notas exegéticas desde la Biblia Didajé[11]:
5, 13-16 Sal de la tierra… luz del mundo: estos elementos describen la
misión divina. La sal da sabor a los alimentos y los preserva de la
putrefacción. El papel de un cristiano en el mundo es sacar, como la sal, el
mejor sabor de los prójimos, conduciéndolos hacia Cristo. Mediante su
testimonio personal, los fieles se convierten en luz del mundo, permitiendo a
los demás ver el camino desde la oscuridad del pecado hasta el esplendor del
cielo. La luz de las velas en el bautismo nos recuerda al cristiano nuevo,
después de haber sido iluminado por Cristo, para ser luz del mundo.
Notas del Catecismo de la Iglesia
Católica[12]
1243 El cirio que se enciende en el
Cirio Pascual, significa que Cristo ha iluminado al neófito. En Cristo, los
bautizados son "la luz del mundo" (Mt 5,14; cf Flp 2,15).
2044 La
fidelidad de los bautizados es una condición primordial para el anuncio del
Evangelio y para la misión de la Iglesia en el mundo. Para
manifestar ante los hombres su fuerza de verdad y de irradiación, el mensaje de
la salvación debe ser autentificado por el testimonio de vida de los
cristianos. “El mismo testimonio de la vida cristiana y las obras buenas
realizadas con espíritu sobrenatural son eficaces para atraer a los hombres a
la fe y a Dios” (AA 6).
2821 Esta
petición [venga a nosotros tu Reino] está sostenida y escuchada en la oración
de Jesús (cf Jn 17, 17-20), presente y eficaz en la
Eucaristía; su fruto es la vida nueva según las Bienaventuranzas (cf Mt 5,
13-16; 6, 24; 7, 12-13).
Concilio Vaticano II[13]:
Lumen Gentium, 34
Los laicos, en cuanto consagrados a Cristo y
ungidos por el Espíritu Santo, son admirablemente llamados y dotados, para que
en ellos se produzcan siempre los más ubérrimos frutos del Espíritu. Pues todas
sus obras, sus oraciones e iniciativas apostólicas, la vida conyugal y
familiar, el cotidiano trabajo, el descanso de alma y de cuerpo, si son hechos
en el Espíritu, e incluso las mismas pruebas de la vida si se sobrellevan
pacientemente, se convierten en sacrificios espirituales, aceptables a Dios por
Jesucristo (cf. 1 P 2, 5), que en la celebración de la Eucaristía se ofrecen
piadosísimamente al Padre junto con la oblación del cuerpo del Señor. De este
modo, también los laicos, como adoradores que en todo lugar actúan santamente,
consagran el mundo mismo a Dios.
Lumen Gentium, 36
También por medio de los fieles laicos el
Señor desea dilatar su reino: reino de verdad y de vida, reino de santidad y de
gracia, reino de justicia, de amor y de paz. Un reino en el cual la misma
creación será liberada de la servidumbre de la corrupción para participar la
libertad de la gloria de los hijos de Dios (cf. Rm 8, 21). Grande, en verdad,
es la promesa, y excelso el mandato dado a los discípulos: «Todas las cosas son
vuestras, pero vosotros sois de Cristo, y Cristo es de Dios» (1 Co 3, 23).
en las ocupaciones seculares deben ayudarse mutuamente
a una vida más santa, de tal manera que el mundo se impregne del espíritu de
Cristo y alcance su fin con mayor eficacia en la justicia, en la caridad y en
la paz. En el cumplimiento de este deber universal corresponde a los laicos el
lugar más destacado. Por ello, con su competencia en los asuntos profanos y con
su actividad elevada desde dentro por la gracia de Cristo, contribuyan
eficazmente a que los bienes creados, de acuerdo con el designio del Creador y
la iluminación de su Verbo, sean promovidos, mediante el trabajo humano, la
técnica y la cultura civil, para utilidad de todos los hombres sin excepción;
sean más convenientemente distribuidos entre ellos y, a su manera, conduzcan al
progreso universal en la libertad humana y cristiana. Así Cristo, a través de
los miembros de la Iglesia, iluminará más y más con su luz salvadora a toda la
sociedad humana.
Igualmente coordinen los laicos sus fuerzas
para sanear las estructuras y los ambientes del mundo cuando inciten al pecado,
de manera que todas estas cosas sean conformes a las normas de la justicia y
más bien favorezcan que obstaculicen la práctica de las virtudes. Obrando de
este modo, impregnarán de valor moral la cultura y las realizaciones humanas.
Con este proceder simultáneamente se prepara mejor el campo del mundo para la
siembra de la palabra divina, y a la Iglesia se le abren más de par en par las
puertas por las que introducir en el mundo el mensaje de la paz.
Conforme lo exige la misma economía de la
salvación, los fieles aprendan a distinguir con cuidado los derechos y deberes
que les conciernen por su pertenencia a la Iglesia y los que les competen en
cuanto miembros de la sociedad humana. Esfuércense en conciliarlos entre sí,
teniendo presente que en cualquier asunto temporal deben guiarse por la
conciencia cristiana, dado que ninguna actividad humana, ni siquiera en el
dominio temporal, puede substraerse al imperio de Dios. En nuestro tiempo es
sumamente necesario que esta distinción y simultánea armonía resalte con suma
claridad en la actuación de los fieles, a fin de que la misión de la Iglesia
pueda responder con mayor plenitud a los peculiares condicionamientos del mundo
actual. Porque así como ha de reconocerse que la ciudad terrena, justamente
entregada a las preocupaciones del siglo, se rige por principios propios, con
la misma razón se debe rechazar la funesta doctrina que pretende construir la
sociedad prescindiendo en absoluto de la religión y que ataca y elimina la
libertad religiosa de los ciudadanos
Comentarios patrísticos[14]:
Orígenes. Fragmentos sobre el Ev. de Mateo, 91.1
Creo que como la sal preserva la carne de
corromperse en mal olor y gusanos y hace que sea utilizable por más tiempo y si
no, no duraría, de la misma manera los discípulos de Cristo sostienen este
mundo y vencen sobre el mal olor de los pecados que proceden de la idolatría y
la fornicación.
Hilario de Poittiers. Sobre el Ev. de Mateo, 4,
10.2.
Son llamados sal de la tierra, porque
preservan los cuerpos para la eternidad, en virtud del poder de su enseñanza
mediante una especie de salazón.
Juan Crisóstomo. Homilías sobre el Ev. de Mateo, 15.6.2.
En efecto, por el hecho mismo de decir: “Vosotros
sois la sal de la tierra”·, el Señor hizo ver que toda la naturaleza humana
estaba insípida y totalmente podrida por sus pecados. De ahí justamente que de
ellos exija aquellas virtudes que señaladamente son necesarias y útiles para el
aprovechamiento de los otros.
Juan Crisóstomo. Homilías sobre el Ev. de Mateo, 15.6.10.
En efecto, el que es manso, modesto, misericordioso
y justo no encierra para sí solo estas virtudes, sino que hace que estas bellas
fuentes se derramen copiosamente para provecho de los demás. Del mismo modo el
limpio de corazón, el pacífico y el que es perseguido por causa de la verdad dispone
también su vida para utilidad común.
San Jerónimo. Comentario al Evangelio de san
Mateo. 5.13-15[15].
En efecto los apóstoles son llamados sal
porque por ellos es sazonado todo el genero humano.
Pero si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la
salará? Si el
doctor se desvía, ¿qué otro doctor podrá corregirlo?
Vosotros sois la luz del mundo… . Les enseña la confianza
cuando predican, para que los apóstoles no se escondan por el miedo y se
asemejen a la lámpara debajo del celemín, que se muestren con toda libertad y
proclamen sobre los tejados lo que han escuchado en la intimidad.
San Agustín. Sermón 338[16].
Con la misericordia corporal se socorre a
los hambrientos, a los sedientos, a los desnudos y peregrinos; pero cuando
estas mismas obras son manifiestas, a la vez que provocan a la imitación,
alimentan también los espíritus y las mentes. Uno se alimenta con la buena obra
y el otro con el buen ejemplo, pues ambos tienen hambre. Uno quiere recibir con
qué alimentarse y el otro quiere ver algo que imitar. La lectura del evangelio
que acaba de leerse nos habla de esta verdad.
A los cristianos que creen en Dios, que
obran el bien y mantienen la esperanza de la vida eterna como recompensa a las
buenas obras se les dice: Vosotros sois la luz del mundo. Y a la Iglesia entera, difundida por
doquier, se le dice: No puede esconderse una ciudad construida sobre un monte.
Una cosa es buscar en la buena acción tu
propia alabanza y otra buscar en el bien obrar la alabanza de Dios. Cuando
buscas tu alabanza, te has quedado en la mirada de los hombres; cuando buscas
la alabanza de Dios, has adquirido la gloria eterna. Obremos así, no para ser
vistos por los hombres; es decir, obremos de tal manera que no busquemos la
recompensa de la mirada humana. Al contrario, obremos de tal manera que busquemos
la gloria de Dios en quienes nos vean y nos imiten, y caigamos en la cuenta de
que si él no nos hubiera hecho así, nada seríamos.
Comentario de José Luis Sicre[17]
La introducción
termina con una seria advertencia a esas personas que pueden entender el
mensaje de Jesús y desean formar parte de su comunidad:
Peligros:
Perder su
energía: parábola de la sal.
Ocultar su
energía: parábola de la luz del mundo.
En los tres
evangelios sinópticos hace referencia Jesús a la sal.
En la Antigüedad
la sal era un bien tan precioso que se usaba en ocasiones para pagar a los
soldados romanos; de ahí procede el término salario.
¿Cómo se puede
perder la energía?
Parábola del
sembrador (Mt 13, 22):
Preocupaciones
mundanas.
Seducción de la riqueza.
¿Cómo conservar la energía?
Si tomamos como modelo a Jesús sus
dos fuentes de energía fueron:
La oración.
El contacto directo con el
prójimo.
Las buenas obras:
El seguimiento de Jesús no puede
quedarse en meras palabras:
Sermón del Monte.
Juicio final.
Padre del cielo:
Es la primera vez que Jesús dice a
los discípulos que Dios es su “Padre”:
La paternidad de Dios se extiende
a todos los oyentes.
Indirectamente Jesús se está
presentando como hermano nuestro.
Misa de Niños[18]
Monición
de entrada.-
En la misa de este domingo Jesús nos pregunta
¿qué esperan las personas de los cristianos? y si ¿vale la pena ser amigo de
Jesús?
Jesús quiere que seamos como la sal que da
sabor y la luz que ilumina.
Vamos a pedirle con el corazón a ser sal y
luz.
Señor,
ten piedad.
Tú que eres la luz que ilumina en la oscuridad.
Señor, ten piedad.
Tú que eres la sal que da sabor a nuestra vida.
Cristo, ten piedad.
Tú que eres la luz y la sal que nos iluminas
con la Biblia y la comunión. Señor, ten piedad.
Peticiones.-
Por el Papa Francisco, para que sus palabras nos
ayuden a iluminar a las personas. Te lo pedimos Señor.
Por la familia de Jesús que somos la Iglesia,
para que sea la sal que de sabor a la tierra. Te lo pedimos Señor.
Por las personas que hablan de Dios, como son
los sacerdotes, las catequistas y los monitores Juniors, para que sean sal y luz
en los pueblos. Te lo pedimos Señor.
Por el Sínodo de Valencia, para que nos ayude
a tener muy encendida la lampara de la amistad con Jesús. Te lo pedimos Señor.
Por las personas que están en misiones y
tendrán el dinero de la colecta, para que no les falte nunca el amor de Jesús.
Te lo pedimos Señor.
Por nosotros, para que nos dejemos iluminar
por las palabras de Jesús en la catequesis y la misa. Te lo pedimos Señor.
Oración.
Virgen María, queremos darte las gracias por darnos
a Jesús, que nos ilumina y nos hace felices cuando estamos tristes.
[1] Biblia de Jerusalén. DDB.
Bilbao. 2019.
[2] Ib.
[3] Biblia de Jerusalén.
DDB. Bilbao. 2019.
[4] Ib.
[5] Biblia de Jerusalén.
DDB. Bilbao. 2019.
[6] Biblia de Jerusalén.
DDB. Bilbao. 2019.
[8] Biblia de Jerusalén.
DDB. Bilbao. 2019. Traducción Sagrada
Biblia, versión oficial de la Conferencia Episcopal Española.
[9] Biblia de Jerusalén. DDB.
Bilbao. 2019.
[10] Iglesias González, M. Nuevo
Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego. BAC. Madrid.
2017.
[11] Biblia Didaje con
comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016. Textos
copiados de www.vatican.va
[12] Catecismo de la Iglesia
Católica. www.vatican.va Notas tomadas
de la Bíblia Didaje.
[14] Merino Rodríguez, M. La
Biblia comentada por los Padres de la Iglesia. Nuevo Testamento 1ª. Evangelio
según san Mateo (1-13) . Ciudad Nueva. Madrid. 2004.
[15] San Jerónimo. Comentario
al evangelio de Mateo. Biblioteca Patrística. Ciudad Nueva. Madrid. 1999.
[16] Pío de Luis, OSA. Comentarios
de san Agustín a las lecturas litúrgicas (NT). Selección de textos e
introducción. Estudio Agustiniano. Valladolid. 1986.
[17] José Luis Sicre. El evangelio de Mateo. Un drama con final feliz.
Verbo Divino. Pamplona. 2019.
[18] Adaptación del Libro de
la Sede. Secretariado Nacional de Liturgia. Coeditores Litúrgicos. Barcelona
(España). 2004.
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