Lectura del libro de Isaías 56, 1.6-7
Esto dice el Señor:
-Observad el derecho, practicad la justicia, porque mi salvación
está por llegar, y mi justicia se va a manifestar. A los extranjeros que se han
unido al Señor para servirlo, para amar el nombre del Señor y ser sus
servidores, que observan el sábado sin profanarlo y mantienen mi alianza, los
traeré a mi monte santo, los llenaré de júbilo en mi casa de oración; sus
holocaustos y sacrificios será aceptables sobre mi altar; porque mi casa es
casa de oración, y así la llamarán todos los pueblos.
Textos paralelos.
Mi salvación está a punto de llegar.
Is 46, 13: Yo acerco
mi victoria, no está lejos; / mi salvación no tardará; / traeré la salvación a
Sión / y mi honor a Israel.
Is 51, 6: Levantad
los ojos al cielo, / mirad abajo, a la tierra: / el cielo se disipa como humo,
/ la tierra se gasta como ropa, / sus habitantes mueren / como mosquitos; /
pero mi salvación dura por siempre, / mi victoria no tendrá fin.
Is 51, 8: Pues la
polilla los roerá como a la ropa / como los gusanos roen la lana; / pero mi victoria
dura por siempre, / mi salvación de edad en edad.
En cuanto a los
extranjeros adheridos a Yahvé.
Is 18, 7: Entonces traerá
tributo / al Señor de los ejércitos, / el pueblo esbelto, de piel bruñida, / la
gente temida / de cercanos y lejanos, / el pueblo nervudo y dominador, / cuya
tierra surcan canales, / al lugar dedicado / al Señor de los ejércitos, / al Monte
Sión.
Yo les traeré a mi
monte santo.
Sal 15, 1: Señor,
¿quién puede hospedarse en tu tienda? / ¿quién habitará en tu monte santo?
1 Re 8, 41-43: También
el extranjero, que no pertenece a tu pueblo, Israel, cuando venga de un país
lejano atraído por tu fama- porque oirán hablar de tu gran fama de tu mano
fuerte y tu brazo extendido –, cuando venga a rezar en este templo, escúchalo
tú desde el cielo, donde moras; haz lo que te pida, para que todas las naciones
del mundo conozcan tu fama y te teman como tu pueblo, Israel, y sepan que tu
nombre ha sido invocado en este templo que he construido.
Sus holocaustos y
sacrificios serán gratos.
Mt 21, 13: Les dijo:
“Está escrito que mi casa será casa de oración, mientras que vosotros la habéis
convertido en guarida de bandidos.
Notas
exegéticas.
56 (b) Oráculo en prosa rítmica
compuesta probablemente después del regreso del Destierro. Fiel a las
tradiciones de varios grandes profetas el autor anuncia que pronto se admitirá
en el judaísmo a prosélitos, extranjeros, a condición de que estén “fielmente
adheridos”, lo cual debe incluir la circuncisión, señal de la alianza. Quedan
abolidas las restricciones previstas por Dt 23, 2-9, en especial lo que se
refería a los eunucos.
56 6 No se trata aquí de extranjeros
residentes, sino de extranjeros que están de paso. Aunque acogidos en Israel,
no disfrutaban de derechos. Estaban excluidos del culto y privados de múltiples
ventajas, si no explotados. Ezequiel les prohíbe el acceso al Templo. Sorprende
el cambio anunciado por nuestro texto.
56 7 Estas palabras que Jesús cita
en circunstancias graves de su vida, Mt 21, 13, anuncian dos novedades: la
oración se impone a los sacrificios, aun en el templo a donde se invita a todos
los del pueblo.
Salmo
responsorial
Sal 67 (66), 1-3.5-6.8
R/. Oh, Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que
Dios tenga piedad y nos bendiga,
ilumine
su rostro sobre nosotros;
conozca
la tierra tus caminos,
todos
los pueblos tu salvación. R/.
Que
canten de alegría las naciones,
porque
riges el mundo con justicia
y
gobiernas las naciones de la tierra. R/.
Oh,
Dios, que te alaben los pueblos,
que
todos los pueblos te alaben.
Que
Dios nos bendiga; que le teman
todos
los confines de la tierra. R/.
Textos paralelos.
Que Dios tenga piedad.
Nm 6, 24-25: El Señor te bendiga y te guarde, / el Señor te
muestre su rostro radiante / y tenga piedad de ti, / el Señor te muestre su
rostro / y te conceda la paz.
Que nos muestre su rostro.
Sal 31, 17: Muestra a tu siervo tu rostro radiante, / sálvame por
tu lealtad.
Conozca así la tierra su proceder.
Sal 4, 7: Muchos dicen:
¿Quién nos hará gozar de la dicha / si la luz de tu rostro, Señor, / se ha
alejado de nosotros?
Y todas las naciones su salvación.
Jr 33, 9: Jerusalén será título de gozo, alabanza y honor, para mí
y para todas las naciones de la tierra que oigan contar todo el bien que les he
hecho, y los temerán y respetarán, por todo el bien y la paz que les he dado.
Que se alegren y exulten las naciones.
Sal 98, 9: Delante del Señor, que ya llega / a regir la tierra.
Pues juzgas al mundo con justicia.
Sal 82, 8: ¡Levántate, Dios, y juzga la tierra, / porque tú eres
el dueño de todos los pueblos!
¡Dios nos bendiga y lo teman!
Os 2, 24: la tierra escuchará al trigo / y al vino y al aceite, /
y estos escucharán a Yesrael. / Y me la sembraré en el país / me compadeceré de
Incompadecida / y diré a No-pueblo-mío. / Eres mi pueblo, / y él responderá:
Dios mío.
Notas
exegéticas.
67 Recitado probablemente durante la
fiesta con que se daba por terminada la cosecha. Ver Ex 23, 14.
67 5 “Juzgas al mundo con justicia”.
Sinaítico, ver Sal 9,9; ominitdo por hebraico.
Segunda lectura.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Romanos 11, 13-15.29-32
Hermanos:
A vosotros, gentiles, os digo: siendo como soy apóstol de los
gentiles, haré honor a mi ministerio, por ver si doy celos a los de mi raza y
salvo a algunos de ellos. Pues si su rechazo es reconciliación del mundo, ¿qué
no será su reintegración sino volver desde la muerte a la vida? Pues los dones
y la llamada de Dios son irrevocables. En efecto, así como vosotros, en otro
tiempo, desobedecisteis a Dios, pero ahora habéis obtenido misericordia por la
desobediencia de ellos, así también estos han desobedecido ahora con ocasión de
la misericordia que se os ha otorgado a vosotros, para que también ellos alcancen
ahora misericordia. Pues Dios nos encerró a todos en desobediencia, para tener
misericordia de todos.
Textos paralelos.
Que los dones y la
llamada de Dios son irrevocables.
Rm 9, 6: No es que haya fallado
la promesa de Dios. Pues no todos los que proceden de Israel constituyen a Israel.
Nm 23, 19: Dios no miente como
hombre ni se arrepiente a lo humano. ¿Puede decir y no hacer, puede prometer y
no cumplir?
1 S 15, 29: ¿Por qué no has
obedecido Señor? ¿Por qué has echado mano a los despojos, haciendo lo que el
Señor reprueba?
En otro tiempo rebeldes
para Dios.
Rm 3, 26: Y demuestra su
justicia en el presente siendo justo y haciendo justos a los que creen en
Jesús.
Ellos también se han
revelado ahora.
Rm 11, 11: Pregunto:
¿tropezaron hasta sucumbir? ¡De ningún modo! Solo que su tropiezo ha provocado
la salvación de los paganos, provocando a su vez sus celos.
Dios encerró a todos los
hombres en rebeldía.
Ga 3, 22: Pero la Escritura
incluye a todos bajo el pecado, de modo que lo prometido se entregue a los
creyentes por la fe en Jesucristo.
Ez 18, 31: Quitaos de encima
los delitos que habéis perpetrado y estrenad un corazón nuevo y un espíritu
nuevo, y así no moriréis, casa de Israel.
Notas
exegéticas:
11 13 Es decir, los cristianos
venidos de las naciones: los gentiles convertidos. Así, aun como apóstol de los
gentiles, Pablo trabaja para la salvación de sus hermanos de raza (“los de mi
raza”, lit. “de mi carne”).
11 14 Lit. “mi carne”.
11 15 (a) El término griego apoholé tiene varios matices: rechazo,
abandono, defección, pérdida. El primer sentido no conviene aquí, por cuanto el
primer versículo del capítulo dice que Dios no ha rechazado a su pueblo.
Algunos lo interpretan como si Israel fuera el sujeto (su rechazo del
Evangelio), pero el contexto no favorece esta solución. Los otros matices
pueden valer todos, en tanto en cuanto no contradigan a 11, 1-2. Lo importante
es ver bien que Pablo no insiste en el abandono como tal: éste es, en efecto,
provisional y paradójicamente va a servir al designio salvífico de Dios para la
humanidad entera, Israel y los gentiles.
11 15 (b) Fórmula diversamente
interpretada. Si la conversión de los gentiles puede parangonarse con la
primera fase de la obra redentora, la reconciliación del mundo la de Israel
será un beneficio tal que no se la puede comparar más con la segunda, la
resurrección final que Pablo parece tener aquí presente. Pero no dice que la
conversión de Israel deba preceder inmediatamente a la resurrección general –
Otros traduce: “un revivir de entre los muertos”. Hacer volver de la muerte a
la vida es una obra particularmente maravillosa, reservada al poder de Dios.
11 31 Algunos testigos no reproducen
este “ahora”, o bien dicen en su lugar: “más tarde”.
Evangelio.
X Lectura del santo evangelio según
san Mateo 15, 21-28
En aquel tiempo, Jesús salió y
se retiró a la región de Tiro y Sidón. Entonces una mujer cananea, saliendo de
uno de aquellos lugares, se puso a gritarle:
-Ten compasión de mí, Señor,
Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo.
Él no le respondió nada. Entonces
los discípulos se le acercaron a decirle:
-Atiéndela, que viene detrás
gritando.
Él le contestó:
-No está bien tomar el pan de
los hijos y echárselo a los perritos.
Pero ella repuso:
-Tienes razón, Señor; pero
también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de los amos.
Jesús le respondió:
-Mujer, qué grande es tu fe:
que se cumpla lo que deseas.
En aquel momento quedó curada
su hija.
Textos paralelos.
// Mc 7, 24-30: Desde allí se
puso en camino y se dirigió al territorio de Tiro. Entró en una casa con
intención de pasar desapercibido, pero no logró ocultarse. Una mujer que tenía
a su hija poseída por un espíritu inmundo se enteró de su llegada, acudió y se
postró a sus pies. La mujer era pagana, natural de la Fenicia siria. Le pedía
que expulsase de su hija al demonio. Le respondió: “Deja que se sacien primero
los hijos. No está bien quitar el pan a los hijos para echárselo a los perritos”.
Ella replicó: “Señor, también los perritos, debajo de la mesa, comen de las migas
de los niños”. Le dijo: “Por eso que has dicho, ve, que el demonio ha salido de
tu hija”. Se volvió a su casa y encontró a la hija tendida en la cama; el
demonio había salido.
Una mujer cananea.
1 R 17, 7-16: Pero al cabo del
tiempo el torrente se secó, porque no había llovido en la región. Entonces el
Señor dirigió la palabra a Elías: “Anda, vete a Sarepta de Fenicia a vivir
allí; yo mandaré a una viuda que te dé la comida”. Elías se puso en camino
hacia Sarepta, y al llegar a la entrada del pueblo encontró allí a una viuda
recogiendo leña. La llamó y le dijo: “Por favor, tráeme un poco de agua en un
jarro para beber”. Mientras iba a buscarla, Elías le gritó: “Por favor, tráeme
en la mano un trozo de pan”. Ella respondió: “¡Vive el Señor, tu Dios! No tengo
pan; solo me queda un puñado de harina en el jarro y un poco de aceite en la
aceitera. Ya ves, estaba recogiendo cuatro astillas; voy a hacer un pan para mí
y mi hijo, nos lo comeremos y luego moriremos”. Elías le dijo: “No temas. Anda
a hacer lo que dices, pero primero hazme a mí un panecillo y tráemelo; para ti
y tu hijo lo harás después. Porque así dice el Señor, Dios de Israel: “El
cántaro de harina no se vaciará, la aceitera de aceite no se agotará, hasta el
día en que el Señor envíe la lluvia sobre ella·”. Ella marchó a hacer lo que le
había dicho Elías, y comieron él, ella y su hijo durante mucho tiempo. El
cántaro de harina no se vació ni la aceitera se agotó, como lo había dicho el
Señor por Elías.
Mt 9, 27: Mientras Jesús seguía
adelante, dos ciegos lo seguían dando voces: “¡Hijo de David! Ten piedad de nosotros”.
Ten piedad de mí, Señor.
Nm 27, 1-10: Se acercaron las
hijas de Salfajad, hijo de Jéfer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de
Manasés, del clan de Manasés, hijo de José, que se llamaban Majlá, Noá, Joglá,
Milcá y Tirsa, y se presentaron a Moisés, a Eleazar, a los jefes y a la
comunidad entera a la entrada de la tienda del encuentro, y declararon: “Nuestro
padre ha muerto en el desierto. No era de la banda de Córaj, de los que se rebelaron
contra el Señor, sino que él murió por su propio pecado. Y no ha dejado hijos.
Porque no haya dejado hijos no va a borrarse el nombre de nuestro padre dentro
de su clan. Danos a nosotras una propiedad entre los hermanos de nuestro padre”.
Moisés presentó la causa al Señor, y el Señor dijo a Moisés: “Las hijas de
Salfajad tienen razón. Dales alguna propiedad en heredad entre los hermanos de
su padre; pásales a ellas la herencia de su padre. Después di a los israelitas:
Cuando alguien muera sin dejar hijos, pasaréis su herencia a su hija; si no
tiene hijos, daréis su herencia a sus hermanos; si no tiene hermanos, daréis su
herencia a los hermanos de su padre.
Mt 8, 29: ¡Hijo de Dios! ¿qué
tienes con nosotros? ¿Has venido antes de tiempo a atormentaros?
Sus discípulos
acercándose.
Lc 11, 6: Os digo que, si no se
levanta por amistad, se levantará por su importunidad a darle cuanto necesita.
No he sido enviado más
que a las ovejas.
Mt 10, 6: Dirigíos más bien a
las ovejas descarriadas de la Casa de Israel.
Rm 15, 8: Quiero decir que
Cristo se hizo ministro de los circuncisos en atención a la fidelidad de Dios,
cumpliendo las promesas de los patriarcas.
Mujer, grande es tu fe.
Mt 8, 10: Al oírlo Jesús se
admiró y dijo a los que lo seguían: “Os lo aseguro, una fe semejante no la he
encontrado en ningún israelita”.
Notas
exegéticas Biblia de Jerusalén.
15 21 Como en 11, 21 la expresión “Tiro y Sidón”
tiene también un valor teológico, designa a las naciones paganas que, en
determinadas condiciones que el relato precisa, van a tomar parte en el
ministerio de Jesús.
15 23 (a) Los fenicios se llamaban a sí
mismos cananeos. A lo largo de la historia, el nombre “Canaán” designó diversas
zonas mal delimitadas: la tierra prometida ocupada por los antiguos israelitas,
las tribus autóctonas del país, la Fenicia de tiempos de Jesús.
15 23 (b) La gracia finalmente concedida
por Jesús a esta pagana se hace probablemente en tierra de Israel.
15 23 Los discípulos piden al maestro
que la despedida concediéndole lo que pide: la misma palabra griega en 18, 27.
15 26 Jesús debe dedicarse a la
salvación de los judíos, “hijos” de Dios y de las personas, antes de ocuparse
de los paganos, que a los ojos de los judíos no eran más que “perros”. El
carácter tradicional de esta imagen, y la forma diminutiva empleada, atenúan en
labios de Jesús lo que el epíteto podía tener de despectivo. Por otra parte, la
buena acogida final de la petición de la mujer por parte de Jesús podría
anunciar, en un caso excepcional, el acceso de los paganos a la salvación tras
su muerte y resurrección. Numerosos textos mateanos fundamentan esta
interpretación (8, 5-13; 21, 33-44,…).
22 CANANEA: del país de Canaán, tal
como se entendía este apelativo en tiempo de Jesús: Fenicia, zona de gentiles
(cf. Mc 7, 26). // QUE HABÍA SALIDO DE: puede significar: oriunda de. //
SE PUSO A GRITAR: lit. gritaba. Si nos dejamos llevar del sonido del
vocablo griego onomatopéyico, casi habría que traducir ladraba. En cambio,
en el v. 25, el verbo griego que indica postrarse no tiene relación
etimológica con la palabra griega kyôn: perro.
23 SE ACERCARON A ROGARLE: la
formulación lit. “habiéndose acercado… rogaban a él”, da este matiz: le
insistían. // DESPÍDELA: dale de una vez lo que quiere y despáchala.
25 SE POSTRÓ: lit. en imperfecto: se
postraba (porque hacía gestos repetidos de reverencia; o porque el
verbo griego proskynéô equivale, aquí, a suplicar.
28 LE RESPONDIÓ ASÍ: cf. 3, 15. Las
palabras literales – hágase para ti como quieres – son como la tercera
petición de un Padrenuestro dicho al reves, de Dios a su criatura: hágase tu
voluntad.
Notas exegéticas
desde la Biblia Didajé.
15, 21-28 La insistencia de esta mujer nos
sirve de ejemplo sobre cómo debemos orar, incluso aunque parezca que nuestras
oraciones no son atendidas o incluso están seguidas de más sufrimiento. Al
igual que con el centurión romano (Mt 8, 10), Cristo admiró y actuó en respuesta
a la gran fe de la cananea. Cat. 493, 448, 2610.
San
Jerónimo.
21 Saliendo de allí Jesús se retiró
hacia la región de Tiro y Sidón. Abandona a los escribas y fariseos
calumniadores y pasa a la región de Tiro y de Sidón para curar a los Tirios y a
los Sidonios. Observa que la curación de la hija de la cananea acontece en el
decimo quinto lugar.
22 Mi hija está cruelmente
atormentada por el demonio. Considero que la hija de la Iglesia son las almas de los creyentes cruelmente
atormentados por el demonio, ignoraban al Creador y adoraban a la piedra.
23 Él no respondió palabra. No por soberbia farisaica ni por
desdén como los escribas, sino para que no pareciera contradecir la regla que
había impuesto. No toméis el camino de los gentiles ni entréis en las
ciudades de los samaritanos. No quería dar ocasión a los calumniadores y se
reservaba la plenitud de la salvación de los gentiles al tiempo de su pasión y
resurrección.
25 Pero ella vino a postrarse ante
él y le dijo. Admira,
en la persona de la mujer cananea la fe, la paciencia, la humildad de la
Iglesia: la fe, porque creyó que su hija podía ser sanada, la paciencia porque
a pesar de tantos rechazos persevera rogando, la humildad cuando no se compara
a los perros sino a los cachorros. Los perros son los paganos llamados así a
causa de su idolatría, perros que alimentados con sangre y con cadáveres se
vuelven rabiosos. Observa que esta cananea, perseverando en su petición, lo
llama primero Hijo de David, luego Señor, y finalmente lo adora como Dios.
San Agustín.
Si ella clamó
tan intensamente en favor de su hija, ¡cuál debe ser nuestro clamor en favor de
nuestra carne y nuestra alma! Veis lo que consiguió con su clamor. En un primer
momento fue despreciada, pues era cananea, un pueblo malo que adoraba ídolos.
El Señor Jesucristo, en cambio, caminaba por Judea, tierra de los patriarcas y
de la Virgen María, que dio a luz a Cristo: era el único pueblo que adoraba al
verdadero Dios y no a los ídolos. Así, pues, cuando le interpeló no sé qué
mujer cananea, no quiso escucharla. No le hacía caso precisamente porque sabía lo
que le tenía reservado: no para negarle el beneficio, sino para que lo mereciera
ella, con su perseverancia.
Mereció el
beneficio cuando reconoció la verdad del insulto; donde reconoció la iniquidad,
allí fue coronada la humildad. Hace poco la llamó perro, ahora mujer; ladrando
se ha transformado. Deseaba las migajas que caían de la mesa, e inmediatamente,
se encontró sentada a la mesa. En efecto, cuando el Señor le dice: Grande es
tu fe, ya la había contado entre aquellos cuyo pan no quería que se echase a
los perros.
San Juan de Ávila.
2. Miserere mei, etc. Las palabras que darán
fundamento a nuestro sermón las dijo una mujer atribulada a nuestro Señor
Jesucristo y alcanzó de Él lo que pedía. Escríbelas San Mateo, capítulo 15.
Parecióme predicar de ella, porque tiene esta mujer muchos devotos. Dicen en
romance: ¡Jesús, hijo de David, habé misericordia de mí! (Mt 15, 22). […]
Vino hoy una mujercita y extranjera en el campo, para hacer campo, y llevaba un
pleito ruin, y tomóse a palabras con Cristo y vencióle y hízolo decir: Mujer,
grande es tu fe, hágase lo que quieres (Mt 15, 28). ¿No es buena justa? ¿No
es buen torneo= ¿Qué buena guerra donde vence la mujer y se hace lo que pide!
Esta historia de la Cananea es muy notoria,
todos lo sabéis;
pero lo que una vez no entendistes, impusible es que, oyéndolo otra vez, no lo
entendáis; que ésta es la condición de la Sagrada Escriptura, que cuanto más
uno sube a mayor perfección de vida y conocimiento de Dios, ansí va más
entendiendo en un mismo paso lo que antes no entendió. No se añeja la sagrada
Escritura de Dios; siempre hallamos en las cosas que muchas veces hemos leído
cosas nuevas que entender y secretos que otras veces no habías entendido.
3. Fuese de allí a Tiro y Sidón, ciudades de gentiles, de gente
infiel, dando a entender Cristo en esta ida que se va de los corazones fingidos
de los hombres doblados que no tienen ni curan más de otra cosa que de tener
las apariencias buenas. Fuese de allí, de aquellos que tenían los corazones
dañados.
4. El principal cuidado del cristiano ha de ser del corazón. Guárdenos Dios
de tener el corazón dañado y enfermo. Ansí como en lo corporal es gran mal la
enfermedad del corazón, ansi es mucho más en lo espiritual tener dañado el
corazón. Vase el Señor de allí y sale una mujer al camino, que tenía a
su hija endemoniada.
5. Sale al camino. Había oído decir de Cristo grandes bienes y cómo hacía
grandes milagros y lanzaba demonios. Salióle al camino. ¡Bienaventurado aquel a
cuyos oídos han venido estas nuevas de Cristo! Albricias habías de dar a quien
nos la s trajese.
7. Oyó esta mujer extranjera con las orejas del ánima, y con esta fe salió
al camino a pedir remedio para sus trabajos. ¡Oíd! Quizá os ha acaecido alguna
vez esto. Teníades alguna necesidad: pedís al Señor con fe, mirad en esta expiriencia,
que si Dios os dio a conocer que pedisteis, aunque se tarde, daros ha y responderos
ha. Sentiréis algunas veces que cuando se tardan, un no sé qué, no sé cómo se
es esto; cuando con fe demandamos nos dan a entender que nos oirán y que nos
darán lo que pedimos; sentís algunas veces que tuvo efecto vuestra petición. […]
Compañeras inseparables son oración y misericordia. Oración de corazón, que
mana de fe viva, alcanzará lo que pidiere. Si el Señor te ha hecho merced en
darte el don de la oración, darte ha también lo que pidieres, porque, aunque te
lo dilate, no se le olvida.
8. Salió esta mujer bien armada. No está enferma. Es tanto lo que le dolía
el mal que la otra padecía, que lo tenía por suyo propio. Tomar los males
ajenos por nuestros propios, compadecernos de ellos como si nosotros los
padeciésemos, no entendemos esta palabra. ¿Quién hay agora que sienta la
afrenta y necesidad que su prójimo padece, que se dúela de sus males como si él
mesmo los tuviese, y él se sienta pobre con el pobre, y tentado con el tentado,
y afligido con el afligido? No sabemos qué es esto. No entendemos este
lenguaje. Antes, padre, apenas me puedo condoler de los males ajenos, cuánto
más tenerlos por míos proprios.
9. Mala señal es en gran manera no sentir los males ajenos, no sentir lo
que otros padecen, mal es. Ansí te has de doler de tu prójimo, que es miembro y
compañero de donde tú eres. Como cuando tú estás enfermo de la uña del pie,
todo tu cuerpo se duele; ansí cuando tu prójimo está con alguna pena y
necesidad, siéntelo, pues entrambos estáis en un cuerpo. Es gran mal no sentir
un miembro el mal del otro; señal es que está seco, pues no siente ni tiene
vida para sentir los males y trabajos de otro miembro.
11. ¿Habéis sufrido esta lanzada en la oración, cuando os salís de ella tan
frío, tan seco y tan sin devoción como entrastes y algunas veces peor y más
duro? Aprended de esta mujer, que fue a rogar a Dios, y, como no le espondió,
fue a sus santos, llegóse a sus santos discípulos y rogóles que hablasen por
ella a Jesucristo.
12. Póneste a un rinconcillo a rogar a Dios alguna cosa, y parece que te
desecha y te dice: “Anda, calla, déjate de eso, que no es para ti eso, no se
puede hacer, que no te has de salvar, que no estás bien con Dios, apártate allá”.
Y con todo esto porfía la mujer. Vase ella a Cristo. Aun no estás llagada, ¿y
pides ayuda? ¿Qué refrescos traes para pedir? ¿Mientras más disfavor, mayor
esperanza?
Jueves de la I Semana de Cuaresma. III. Pgs. 140ss.
Despierte ya, señor, y tenga a sí por quien
es, y a Dios por quien es. Y si desechada se sintiere, súfralo con humildad,
pues así lo merece. E si el Señor dice que es perra, diga con la cananea
que es verdad; mas por eso no desmaye y peque dos veces, una en el poco
conocimiento suyo, otra en no sentir bien de la suma bondad del Señor, pensando
que no la quiere o no quiere que lo busque. ¿E por qué osó decir tan gran
falsedad y testimonio falsísimo? ¿Por qué pone mancha en la pureza de la
misericordia divina y en el blanco cordero, que dijo: A todo aquel que
viniere a mí, no le echaré fuera? (Jn 6, 37). ¿Por qué tiene por enemigo al
que la castiga, y sospecha mal contra su Médico? Amor es todo lo que hace el
Señor con ella.
A una doncella enferma y desmayada en el
camino de Dios. IV. Pg. 182.
No está, señora, en sentimientos el
provechamiento, sino en contrabajos de dentro y de fuera; en saber padecer por
prójimos y en poner la vida por ellos, si fuera menester; en cumplir todo lo
que Dios manda, porque Él lo manda y por su amor, aunque no nos hubiese de dar
nada; en confiar en Él, aunque no sllame perros como la cananea (cf. Mt 15,
26). Y quien destas cosas más tiene, más agradable es, aunque no tenga
sentimientos orando ni comulgando ni en otro tiempo.
A una persona que padecía sequedades y tentaciones.
IV. Pg. 735.
Que así como una castidad es probada con
cosas contrarias, una humildad con deshonras, una paciencia contrabajos, una
caridad con hacer el bien a quien nos hace el mal, así es la fe y confianza
probada con enviar Dios trabajos que parezcan sacar de juicio, y esconderse Él,
y si queremos oír: ¡Mujer, grande es tu fe! (cf. Mt 15, 28). Esta lucha
hemos de vencer si queremos nombre y corona de verdaderos y perfectos fieles. Y
conviene recibir azotes y que cuezcan hasta el ánima, y creer que son abracijos
de grande amor. En esto que de fuera parece ira, hemos de creer el corazón de
Dios muy pacífico, y sus entrañas muy paternales, para que no vivamos en
sentido de carne, sino en fe, que es muerte de sentido de carne.
A una señora. IV. Pg. 144.
Si ejercitarlo queréis [el amor de esposa] ha
de ser con amor sin que sintáis ser amada, queriendo vos y siguiendo al que
parece que huye de vos; porque el que no ama sino cuando siente que es amado,
no es verdadero amador, pues tiene respeto a sí mismo. Mas en esto se verá si
sois cananea, en que, siendo injuriada, desechada, importunéis al Señor, y
siguiendo al que huye y humillándoos al que os trata como a perra, no le dejéis
de amar pura y sencillamente, como si sintiésedes grandes regalos y favores de
Él; que al fin os responderá: ¡Mujer, grande es tu fe; hágase como tú
quieres! (Mt 15, 28). Mas estad vos determinada de serle fiel y que le
digáis de corazón: “Yo, Señor, os quiero amar, aunque vos no me améis; yo os
quiero buscar y enseñar buena cara, aunque vos huyáis de mí. Ameos yo, y haced
de mí lo que fuéredes servido”. Y así, tornársenos han los disfavores en
ejercicio de verdadero amor, con el cual debéis de quedar más contenta que con
los disfavores penada. Y no sólo en ello agradaréis a Dios, mas aun ganaréis
para vos muy grande corona; porque ala medida de los desconsuelos se ha cortar
la ropa del gozo que en el cielo nos ha de dar.
A una religiosa, hija suya espiritual. IV. Pg. 581.
BIBLIOGRAFÍA.
Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia
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Biblia de Jerusalén. 5ª edición – 2018. Desclée De Brouwer. Bilbao. 2019.
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