Lectura del libro de Jeremías 20, 7-9
Me sedujiste, Señor, y me dejé seducir; has sido más fuerte que yo
y me has podido. He sido a diario el hazmerreír, todo el mundo se burlaba de
mí. Cuando hablo, tengo que gritar, proclamar violencia y destrucción. La
palabra del Señor me ha servido de oprobio y desprecio a diario. Pensé en
olvidarme del asunto y dije: “No lo recordaré; no volveré a hablar en su
nombre; pero había en mis entrañas como fuego, algo ardiente encerrado en mis
huesos. Yo intentaba sofocarlo, y no podía.
Textos paralelos.
Me has seducido, Yahvé.
Jr 15, 10: ¡Ay de
mí, madre mía / que me engendraste / hombre de pleitos y contiendas / con todo
el mundo!
Pero había en mi
corazón algo / parecido a fuego ardiente.
Jr 23, 29: ¿no es mi
palabra fuego / – oráculo del Señor – /
o martillo que tritura la piedra?
Prendido en mis
huesos.
Jb 32, 19-20: Mis
entrañas están como odres nuevos / que el vino encerrado revienta. / Hablaré y
me desahogaré, / abriré los labios para responder.
Sal 39, 4: El
corazón me ardía por dentro; / pensándolo me requemaba, / hasta que solté la
lengua.
Notas
exegéticas.
20 7 Estas imágenes de seducción y
de lucha señalan la influencia de Yahvé sobre el profeta. Este parece que aquí
se rebela contra un Dios al que considera responsable de su desdicha. Resulta
rara en la Biblia la expresión de tamaña desesperación. Pero Jeremías mantiene
la certeza de que Yahvé es el Dios de la Gracia, y en lo más hondo de su angustia
lanza un grito de esperanza.
Salmo
responsorial
Sal 62, 2-6.8-9
R/. Mi alma está sedienta de ti,
Señor, Dios mío.
Oh,
Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi
alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti,
como
tierra reseca, agostada, sin agua. R/.
¡Cómo
te contemplaba en el santuario
viendo
tu fuerza y tu gloria!
Tu
gracia vale más que la vida,
te
alabarán mislabios. R/.
Toda
mi vida te bendeciré
y
alzaré las manos invocándote.
Me
saciaré como de enjundia y de manteca,
y
mis labios te alabarán jubilosos. R/.
Porque
fuiste mi auxilio,
y
a la sombra de tus alas canto con júbilo.
Mi
alma está unida a ti,
y
tu diestra me sostiene. R/.
Textos paralelos.
Dios, tú mi Dios, yo te busco.
1 S 22, 1a: David marchó de allí a esconderse en el refugio de
Adulán.
Sal 36, 6-10: Señor tu lealtad llega al cielo, / tu fidelidad
hasta las nubes; / tu justicia es como las altas cordilleras, / tus juicios son
un océano inmenso. / Tú socorres a hombres y animales / ¡qué inapreciable es tu
lealtad, oh Dios! / Los humanos se acogen / a la sombra de tus alas, / se
nutren de la enjundia de tu casa, / les das a beber del torrente de tus
delicias; / porque en ti está la fuente viva / y a tu luz vemos la luz.
Mi ser tiene sed de ti.
Sal 42, 2: Como ansía la cierva corrientes de agua, / así mi alma
te ansía, oh Dios.
Como un erial agotado, sin agua.
Sal 143, 6: Extiendo hacia ti las manos / y la garganta como
tierra reseca.
Me saciaré como de grasa y médula.
Sal 36, 9: Se nutren de la enjundia de tu casa, / les das a beber
del torrente de tus delicias.
Mi ser se aprieta contra ti.
Sal 17, 8: Guárdame como a la niña de los ojos, / a la sombra de
tus alas escóndeme.
Notas
exegéticas.
63 1 Este salmo ha sido aplicado a
David errante por el desierto. Quizá ha sufrido retoques en función de esta
relectura.
63 2 Versiones: “por ti madrugo”.
Segunda lectura.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Romanos 12, 1-2
Os exhorto, hermanos, por la misericordia de Dios, a que
presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios; este
es vuestro culto espiritual. Y no os amoldéis a este mundo, sino transformaos
por la renovación de la mente, para que sepáis discernir cuál es la voluntad de
Dios, qué es lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto.
Textos paralelos.
Como un sacrificio vivo,
santo y agradable a Dios.
Hch 10, 35: [Dios] antes acepta
a quien lo respeta y procede honradamente, de cualquier nación que sea.
Tal debería ser vuestro
culto espiritual.
Rm 1, 9: Tomo como testigo a
Dios, a quien doy culto espiritual anunciando la buena noticia de su Hijo, de
que sin cesar os recuerdo siempre.
No os acomodéis a la
forma de pensar en el mundo.
Rm 8, 5: En efecto, los que
viven según el instinto se inspiran en el instinto; los que viven según el
Espíritu se inspiran en el Espíritu.
Rm 8, 14: Cuantos se dejan
llevar del Espíritu de Dios son hijos de Dios.
Rm 8, 26: De ese modo el
Espíritu socorre nuestra debilidad. Aunque no sabemos pedir como es debido, el
Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inarticulados.
Transformaos mediante la
renovación de vuestra mente.
Ef 4, 23-24: Renovaos en espíritu
y mentalidad, revestíos de la nueva humanidad, creada a imagen de Dios con justicia
y santidad auténticas.
Rm 2, 18: Estás convencido de
ser guía de ciegos, luz de los que están a oscuras.
Ef 5, 10: Comprobad qué agrada
al Señor.
Ef 5, 17:Por eso no seáis
imprudentes, antes comprended lo que el Señor desea.
Podáis distinguir cuál es
la voluntad de Dios.
Flp 1, 10: Para que sepáis
apreciar lo que vale más. Así llegaréis limpios y sin tropiezo al día de Cristo.
Hb 5, 14: El alimento sólido es
para los maduros, que con la práctica y el entrenamiento de los sentidos, saben
distinguir el bien del mal.
Notas
exegéticas.
12 La comunidad
cristiana sucede al Templo de Jerusalén y el Espíritu que mora en ella da una
nueva intensidad a la presencia de Dios en medio del pueblo santo. También
inspira un nuevo culto espiritual, porque los creyentes son los miembros de
Cristo, quien, en su cuerpo crucificado y resucitado, se ha hecho el lugar de
una presencia nueva de Dios y de un culto nuevo.
12 1
(a) Lit.
“ofrezcáis vuestros cuerpos”. Pero no se trata del cuerpo en cuanto distinto
del alma, sino de la persona como tal, que opera en y por el cuerpo, lugar
necesario de su existencia y de su acción, de su relación con Dios, con los
demás y con el mundo.
12 1
(b) El
adjetivo “espiritual” traduce el griego logikós: “razonable”, “lógico”, “pertinente”.
Pablo quiere decir a la vez que la ofrenda de sí mismo es verdadera y que
responde adecuadamente al don mismo de Dios descrito en los capítulos 1-11.
12 2
“Mundo”
o “siglo”: lit. “eón”. Los primeros cristianos adoptan del judaísmo su
concepción de dos grandes periodos en la historia del mundo: el siglo presente,
abiertamente dominado por el mal, y el siglo venidero, donde Dios,
establecerá su reino. Pero para Pablo, como para la mayor parte de los primeros
autores cristianos, el mundo futuro ha comenzado tras la llegada de Cristo. El
mundo presente, sometido al siglo del pecado, solo persiste como prórroga, pues
su fin está decidido: las arras del nuevo mundo ya están presentes. En
consecuencia, el cristiano no debe permitir que una realidad marcada por el mal
y condenada a su pronta desaparición dicte sus normas de vida.
Evangelio.
X Lectura del santo evangelio según
san Mateo 16, 21-27
En aquel tiempo, comenzó Jesús
a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho
por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser
ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a
increparlo:
-¡Lejos de ti tal cosa, Señor!
Eso no puede pasarte.
Jesús se volvió y dijo a Pedro:
-¡Ponte detrás de mí, Satanás!
Eres para mí piedra de tropiezo, porque tú piensas como los hombres, no como
Dios.
Entonces dijo a los discípulos:
-Si alguno quiere venir en pos
de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque quien quiera
salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará. ¿Pues
de qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma? ¿O qué
podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá, con la gloria de
su Padre, entre sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta.
Textos paralelos.
Debía ir a Jerusalén.
Mt 17, 12: Pero os aseguro que
Elías ya vino y no lo reconocieron y lo trataron a su antojo. Otro tanto ha de
sufrir de ellos este Hombre.
Mt 17, 22-23: Mientras paseaban
juntos por Galilea, Jesús les dijo: “Este Hombre será entregado en manos de
hombres que le darán muerte. Al tercer día resucitará”. Ellos se entristecieron
profundamente.
Lc 2, 38: Se presentó en aquel
momento, dando gracias a Dios y hablando del niño a cuantos aguardaban el
rescate de Jerusalén.
Lc 13, 33: Con todo, hoy y
mañana y pasado tengo que seguir mi viaje, porque no cabe que un profeta muera
fuera de Jerusalén.
Resucitaría al tercer
día.
Hch 10, 40-41: Pero Dios lo
resucitó al tercer día e hizo que se apareciese, no a todo el pueblo, sino a
los testigos designados de antemano por Dios.
Os 6, 2: En dos días nos hará
revivir, / al tercer día nos restablecerá/ y viviremos en su presencia.
¡De ningún modo te
sucederá eso!
Mt 4, 10: Entonces Jesús le
replicó: “¡Vete, Satanás!, que está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, a él
solo darás culto.
Volviéndose, dijo a
Pedro.
1 Re11, 14: Así, suscitó el
Señor a Salomón un adversario: Hadad, el idumeo, de la estirpe de Edom.
¡Solo me sirves de
escándalo!
Is 8, 14: Él será para tropezar
/ y roca para despeñarse / para las dos casas de Israel, / será lazo y trampa.
Mc 4, 13: Y añadió: “Si no
entendéis esta parábola, ¿cómo vais a entender las restantes?”.
Entonces dijo Jesús.
// Mc 8, 34: Y llamando a la
gente con los discípulos, les dijo: “Quien quiera seguirme, niéguese a sí,
cargue con su cruz y sígame”.
Mc 9, 1: Os aseguro que hay
aquí algunos presentes que no sufrirán la muerte antes de ver llegar el reino
de Dios con poder.
// Lc 9, 23-27: Y a todos les
decía: “Quien quiera seguirme, niéguese a sí, cargue con su cruz cada día y
venga conmigo. Quien se empeñe en salvar su vida la perderá; quien pierda su
vida por mí la salvará. ¿Qué le aprovecha al hombre ganar el mundo entero si se
pierde o se malogra él. Si uno se avergüenza de mí y de mis palabras, este
Hombre se avergonzará de él cuando vuelva con su gloria, la de su Padre y de
los santos ángeles. Os aseguro que algunos de los aquí presentes no sufrirán la
muerte antes de ver el reinado de Dios”.
Mt 10, 38-39: Quien no tome su
cruz para seguirme no es digno de mí. Quien se aferre a la vida la perderá,
quien la pierda por mí la conservará.
// Lc 14, 27: Quien no carga
con su cruz y me sigue, no puede ser discípulo mío.
Porque quien quiera
salvar su vida.
Lc 17, 33: Quien se empeñe en
conservar la vida la perderá, quien la pierda la conservará.
// Jn 12, 25-26: El que se
aferra a la vida la pierde, el que desprecia la vida en este mundo la conserva
para una vida eterna. Quien me sirva que me siga, y donde yo estoy estará mi
servidor, si uno me sirve, lo honrará el Padre.
Porque el Hijo del hombre
ha de venir
Mt 25, 31: Cuando llegue el
Hijo del Hombre con majestad, acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su
trono de gloria y comparecerán ante él todas las naciones.
Dn 7, 13-14: Seguí mirando, y
en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo una figura humana, que se
acercó al anciano y fue presentada ante él. Le dieron poder real y dominio:
todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no
pasa, su reino no tendrá fin.
2 Ts 1, 7: Hasta el punto de
convertiros en modelo de todos los creyentes de Macedonia y Asia.
Sal 62, 13: Que tuya, Señor, es
la lealtad; / que tú pagarás a cada uno / según sus obras.
Ez 18, 21: Si el malvado se
convierte / de los pecados cometidos / y guarda mis preceptos / y practica el
derecho y la justicia, / ciertamente vivirá y no morirá
Los dichos de Jesús.
Q 14, 27 El que no toma su cruz y viene
detrás de mí no puede ser discípulo mío.
Q 17, 33 [El que encuentre] su vida la
perderá y [el que] pierda su propia vida [por mí] la encontrará.
Notas
exegéticas Biblia de Jerusalén.
16 21 (a) Después del momento crucial en
el que los discípulos hacen la primera profesión de fe expresa en la mesianidad
de Jesús, el evangelio introduce el primer anuncio de su Pasión: al papel
glorioso del Mesías une el papel doloroso del Siervo doliente. Esta disposición
de tradiciones, después de la cual viene la Transfiguración, seguida de una consigna
de silencio y un anuncio similares prepara la fe de los discípulos para la crisis
próxima de la muerte y Resurrección de Jesús.
16 21 (b) Este anuncio de la pasión, cuyo
texto más antiguo conserva Mc, lo transforma Mt según la terminología de su
tiempo. Jesús resucitará, no “a los tres días” (Mc 8, 31), sino “al tercer día”.
16 23 (a) Pedro al pretender atravesarse
en el camino que debe seguir el Mesías, le sirve de “escándalo” ( es decir, “tropiezo”,
sentido originario del griego skándalon) y se convierte en secuaz,
aunque inconsciente, del mismo Satán.
16 23 (b) Esta oposición entre los
pensamientos de Dios y los de los hombres tiene su origen en el AT y era conocida
por el judaísmo del tiempo de Jesús.
16 25 Este logion de forma
paradójica, y los que le siguen, juegan con dos etapas de la vida humana: la
presente y la futura. El griego psyjé, equivalente aquí del hebreo nefês,
combina los tres sentidos de vida, alma, persona. Ver Gn 2, 7.
16 27 “Su conducta”: var. “sus obras” –
Para expresar la idea de la retribución personal Mt cita Sal 28, 4.
Profundamente enraizada en el Antiguo Testamento esta idea presenta en Mt dos
nuevas características: será Jesús, Hijo del hombre, quien juzgará a cada uno
el último día: por otra parte Mt insiste constantemente en la importancia de
las buenas obras, que hay que realizar pensando solo en Él que “te recompensará”.
Notas exegéticas Nuevo Testamento,
versión crítica.
21-28 Comienza la etapa más difícil en
el crecimiento de la fe: los apóstoles han de purificar el seguimiento primero
(4, 20); no sólo han de superar el sueño nacionalista de un triunfo
político-religioso, sino que deberán superar el plano de la “sabiduría” de los
hombres, para vivir en el plano de la sabiduría de Dios (lo que llama san Pablo
“locura de la cruz”.
21 DESPERTAR: lit. ser
despertado por Dios (voz pasiva teológica), es decir, resucitar.
22 Pedro empezó a ejercer
precipitadamente los poderes que acababa de recibir, sin esperar la gracia de
Pentecostés, y chocó con el escándalo de la cruz. // DIOS NO LO QUIERA. lit. es
una expresión elíptica: Propicio para ti (se entiende: “… sea Dios, a
fin de que”… no te suceda eso). Probablemente en el tiempo del NT no se
percibía ya el origen religioso de esta expresión; lo mismo que ocurre con
nuestra exclamación “ojalá” (=quiera Dios).
23 DETRÁS DE MÍ: expresión
independiente de ¡VETE!, supone un verbo implícito. Fórmulas semejantes serían:
“¡quítate de delante!”, “¡no quiero ni verte!”. // SATANÁS. Pedro
ha vuelto a ser Simón Barjoná, se ha hecho “adversario” de Jesús, se ha
colocado delante del Maestro y se ha convertido en obstáculo, en TROPIEZO en el
“camino” hacia Jerusalén; para ser verdadero discípulo, Simón necesita de nuevo
ponerse DETRÁS de Jesús y seguirlo.
27 VA A VENIR… (cf. 25, 31) CON (lit.
en, que equivale a un he hebreo instrumental) EL ESPLENDOR, e.d.,
la gloria de la magnificencia (6, 29) propia del Padre (Jn 1, 14 habla del
esplendor “propio del Hijo”). // PAGARÁ… SEGÚN SU CONDUCTA (lit. a la acción
de él): cf. referencias bíblicas en 1 Pe 1, 17.
Notas exegéticas
desde la Biblia Didajé.
16, 23 Jesús les reveló a Pedro que su
misión de redención incluía un sufrimiento terrible, muerte y resurrección.
Este es el primero de los tres anuncios de la Pasión (los otros dos: Mt 17,
22-23; 20, 17-19). Cuando Pedro se resistió ante esta revelación, Cristo le
dirigió su más severa reprimenda, asociándole con Satanás, que también le tentó
(Mt 4, 1). El mensaje de Cristo es que no pueda haber redención sin cruz. Catecismo
de la Iglesia Católica 440, 540, 554 y 507.
16, 25 Para llegar a ser un verdadero
discípulo de Cristo, se requiere un compromiso de sacrificio de amor en su
forma de negación de sí mismo y voluntad de aceptar el sufrimiento por amor a
Cristo. Una oración de san Nicolás de Flüe dice: “Mi Señor y mi Dios, sepárame
de mí para darte todo a ti”. Cat. 617, 2029 y 2232.
San
Jerónimo.
21 Desde aquel día Jesús comenzó a
anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén y sufrir mucho. Aún hoy Jesús tiene mucho que
padecer de parte de aquellos que crucifican de nuevo al hijo de Dios. Considerados
en la Iglesia como ancianos y sumos sacerdotes, sin embargo, dado que siguen
solamente la letra, matan al hijo de Dios que se comprende integralmente sólo
en espíritu.
22.23 Tú eres para mí un obstáculo. Muchos piensan [Hilario de Poitiers]
que el Señor no habría corregido a Pedro sino al espíritu enemigo que sugería
esas palabras al apóstol. Pero yo no creería jamás que el error del apóstol,
proveniente de un piadoso sentimiento, haya sido provocado por el diablo. Al
diablo le dice: Retírate; Pedro oye que le dicen: ve detrás de mí,
es decir, sigue mi decisión, porque no tienes el gusto de las cosas de Dios
sino de las de los hombres. Mi voluntad y la del Padre – cuya voluntad he
venido a cumplir – es que muera por la salvación de los hombres; pero tú,
considerando sólo tu voluntad, no quieres que el grano de trigo caiga en tierra
y produzca mucho fruto. Un lector atento podrá preguntarse cómo después de
haber oído una tan grande bienaventuranzas: Feliz tú, Simón,… ¿Qué
cambio tan repentino es este, que después de tan grandes recompensas tenga que ser
llamado Satanás? Pero el que esto se pregunta considere que esa bendición, esa
bienaventuranza, el poder y la edificación de la Iglesia fundada sobre él, le
son prometidas a Pedro para el futuro, no concedidas para el presente. Todo
esto se refiere al futuro; si se lo hubiera dado enseguida, jamás hubiera
tenido lugar el error de su equivocada declaración.
27. Porque el Hijo del hombre
vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles y entonces pagará a
cada uno según sus propias obras. Pedro, escandalizado por el anuncio de la
muerte del Señor, había sido reprendido duramente por las palabras de este; los
discípulos eran invitados a negarse a sí mismos, a tomar su cruz y a seguir a
su maestro dispuestos a morir. Grande es su terror al oír esto; después de
haber espantado al príncipe de los apóstoles, podía inspirar temor también a
los demás. Por eso a las tristes perspectivas le suceden las alegres. Temes la
muerte, conoce cuál es la gloria del triunfador; recelas la cruz, escucha: los
ángeles están a su servicio. No hay distinción entre judío y pagano, entre
varón y mujer, entre pobres y ricos, porque aquí no se consideran las personas
sino las obras.
San Agustín.
Hemos oído cómo
suena la trompeta evangélica que exhorta a los mártires al combate en que han
de vencer al mundo: Quien quiera salvar su alma la perderá; quien la pierda
por mí la hallará (Mt 16, 25). Salvándola la pierde, perdiéndola la halla.
¿Qué significa esto, sino que hay una salud del alma según este mundo y otra según
Dios? En el momento de la tentación con que fueron probados los mártires,
presentándoseles la alternativa entre negar a Cristo y probar la muerte,
quienes quisieron salvar sus almas según el mundo, negaron a Cristo, y las
perdieron; en cambio, quienes las perdieron según el mundo, confesaron a Cristo
y las hallaron. ¿A quién podían confiar su alma con más seguridad que a su
creador? ¿Quién puede conservar lo que ya existía, sino quien pudo crear lo que
no existía? […] ¡Dichósos ellos perdiendo sus almas! ¡Oh afortunadas
pérdidas! Así arrojan, así pierden quienes siembran. ¿Quién duda de que en toda
sementera, lo que se siembra es arrojado y cubierto de tierra? Pero ¡cuán
grande es la esperanza de la mies a la que precede la del sembrador! Tampoco
cuando se siembra ve nadie la mies; todo se deja en la mano de Dios, se le
confía a la tierra. La tierra lo conserva, lo fecunda, lo multiplica; pero por obra
de quien hizo el cielo y la tierra.
Sermón
306 C, 1.
San Juan de Ávila.
¿Qué además es ese, Señor? ¿Hablaros Sant
Pedro aparte y respondéis en público? Para desengañar a muchos engañados; que
aquesto que se dijo a los discípulos, a los frailes y clérigos, a todos habla
el Señor: Que quien no llevare su cruz, no le seguirá. No es profesión, ser
cristiano, de gente delicada en el sufrir; no es de gente delicada en la honra.
Quien me quisiere seguir tome su cruz. Esta es la columna de fuego que Dios dio
a su pueblo cuando lo sacó de Egipto: que cuando habían de parar, paraba la
columna, y cuando habían de andar, andaba la columna.
Lecciones sobre 1 Juan (I). Lección 8. OC II.
Pg. 173.
Dios usa con nosotros al revés del mundo. El
mundo tiene los principios sabrosos y los dejos amargos; nuestro Señor tiene
los principios amargos y los dejos sabrosísimos, y de gran perpetuidad y
descanso. ¿Qué nos dice el Señor? Primero, toma tu cruz, y sígueme (Mt
16, 24); sufre la tentación por amor de mí; sufre los trabajos por mi amor, que
al fin será la gloria. Sufre aquella muestra trabajosa que la virtud tiene, que
después os será mayor deleite, aun en esta vida, seguir la virtud. Hacer la
voluntad de Dios da gran deleite a los que mucho tiempo lo han hecho. Tiempo os
vendrá que os sea más deleite trabajar, sufrir injurias, seguir la virtud, que
a los malos les es gusto seguir sus deleites. Tenéis aquí un peso con dos
balanzas iguales; ¡no lleguéis a ellas, pésense ellas! No tienen los hombres
paciencia para dejarlas pesar, sino luego echan mano de la cosa deleitable.
Dejar pesar ese peso, no tengáis esa balanza. Vuestro amor es vuestro peso; adondequiera
que sois llevados sois llevados por amor. El deleite os lleva; la honra os
lleva. ¿No diréis: “Lo que me lleva quiero ver, quiero ver lo que no me dan”?
¡No echéis mano a la balanza! No tenéis paciencia para hacer eso. Ponéis
vuestro amor y vuestro corazón en la cobdicia de la carne, o en la cobdicia de
los ojos, en el fausto de la vida. No miréis el amargura que eso trae, porque
no tenéis paciencia para pesarlo con la virtud.
Lecciones sobre 1 Juan (I). Lección 14. OC II. Pg. 393.
¿Qué le aprovecha al hombre que gane todo el
mundo, si su alma padece detrimento? (Mt 16, 26). ¿Sí su vida padece detrimento?
¿Si lo matan? Pues la vida del cuerpo, comparada a la vida del alma, ¡qué
diferencia hay! En esto conocemos la caridad de Dios, en que puso su ánima por
sus amigos: su vida.
Lecciones sobre 1 Juan (I). Lección 22. OC II. Pg. 305.
Los que ahora oyen y siguen de buena voluntad
la palabra de la cruz, no temerán entonces oír la palabra de la eterna
damnación; la señal de la cruz estará en el cielo cuando nuestro Señor vendrá a
juzgar. Entonces todos los siervos de la cruz, que se conformaron en la vida
con Jesucristo crucificado, se llegarán a Él con gran confianza. Pues así, ¿por
qué temes tomar la cruz, por la cual van al reino? En la cruz es la salud y la
vida. En la cruz es la defensa de los enemigos. En la cruz está la infusión de
la suavidad soberana. En la cruz es la fortaleza del corazón. En la cruz está
el gozo del espíritu. En la cruz está la suma virtud. En la cruz está la
perfección de la santidad. No está la salud del alma ni la esperanza de la vida
sino en la cruz. Toma, pues, la cruz, y sigue a Jesucristo, e irás a la vida
eterna. Él vino primero, y llevó su cruz, y murió en la cruz por ti, porque tú
también la lleves y desees morir en ella. Porque si murieses juntamente con Él,
vivirás con él. Y si fueres compañero de la pena, serlo has también de la
gloria. Mira que todo está en la cruz, todo está en morir en ella, y no hay
otra vía para la vida y para la verdadera y entrañable paz, sino la vía de la
santa cruz y continua mortificación. Ve donde quisieres, que no hallarás más
alto camino en lo alto, ni más seguro en lo bajo. Dispone y ordena todas las
cosas según tu parecer y querer, que no hallarás sino que has de padecer algo
por fuerza o de grado, y así siempre hallarás la cruz. O sentirás dolor en el
cuerpo, o tribulación en el espíritu; a veces te dejará Dios, a veces te
perseguirá el prójimo. Y lo que peor es, muchas veces te descontentarás de ti
mismo y no serás aliviado con ningún remedio ni consuelo: mas conviene que
sufras hasta cuando Dios quisiere; porque quiere Dios que aprendas a sufrir la
tribulación sin consuelo y te sujetes del todo a Él y te hagas más humilde con
la tribulación.
Traducción de la “Imitación de Cristo”. Libro II, c. 12. OC II. Pg. 923
Mientras no dijéredes un no a vuestro sí y un
sí a vuestro no, no habéis pasado a Cristo. Habéis de pasar por él: Cristo viva
en mí, ya no yo. Quien a Cristo enoja, a mí enoja, y quien a Cristo alaba, a mí
alaba; y quien a Cristo sirve, a mí sirve; porque ya no vivo en mí sino Él; ya se
murió fulano, ya no soy yo, ya no vivo para mí, ni duermo para mí, ni trabajo
para mí, ni hago cosas para mí. Viva Cristo y muera yo en mí, para que viva yo
en Él. Esto es comulgar y esto habéis de pedir y desear. Señor, ¡qué me torne
yo vos! ¡Qué de este altar no vuelva fulano, sino que, como él pan se muda en
vos, así haga yo!
Ciclo temporal. Sermones del Santísimo
Sacramento. 57. Octava del Corpus. OC III. Pg. 774.
¿Qué aprovecha al rico que tenga muchos
tesoros, señoríos y reinos, si se mure y lo deja todo acá? Trocarlo ha todo de
buena gana por un poco de vida, aunque fuese con trabajos, y pidiendo por amor
de Dios de puerta en puerta. Sin vida, ninguna cosa se goza, y con ella de
todas; y cuando todas fallecen, el mismo vivir da contentamiento, aunque tenga anejos
muchos trabajos
Ciclo temporal. Sermones del Santísimo Sacramento.
45. Santísimo Sacramento. OC III. Pg. 593.
Si tú entonces no has obrado, ni has sido
casto, ni tenido obediencia a Dios, ni hecho nada por su amor, ¿qué sentirás
cuando diga: llama los obreros y págalos, y veas qué tú te quedas sin jornal, y
que por no haber trabajado te envían a los trabajos incomportables del
infierno, a do siempre trabajarás? Di: ¿qué placer sentirás entonces cuando te
digan que, por la jarra de agua que diste, dirá Dios: “Denle su jornal?”. Y el
jornal será el reino de Dios para siempre, adonde gozarás con Él y vivirás
descansado, sin pensamiento de trabajo que jamás te venga, ni recelo que
perderás aquel sumo bien que una vez te han dado. ¿Cuál valdría entonces más,
el jarro de agua o el cuento de dineros que dejaste en el arca? ¿Quién es el
que no alza las baldas y se apareja al trabajo, y le abraza de buena gana, pues
jornal tan aventajado es para recebir en el cielo por su trabajar?
Ciclo temporal. Sermones de tiempo. 8.
Domingo de Septuagésima. OC III. Pg. 120s.
¡Oh, válame Dios, y que de cosas pasamos por
tan buenas y verdaderas, siendo tan malas y tan falsas! ¿Oh cuantas intitulamos
por muy espirituales que son pura carne! Si no, echad el ojo a San Pedro, cuando
Cristo trató de que había de morir y él le dijo: Tened, Señor, piedad de
vos, ¿qué es razón que muráis? ¿Quién no dijera no proceder esta compasión
de grande amor y caridad, y era eso de carne? Y fue respondido y reprehendido
por el mismo Dios con la mesma reprehensión que hizo al diablo, que le probó a
tentar en el monte, llamándole Satanás, que quiere decir acusador y adversario
y contradecidor de las obras de Dios. Y si hubiéramos de juzgar aquel consejo,
según seso de carne, diéramos voto que era muy justo y muy provechoso, pues era
quitar cruz y muerte a quien tan mal la merecía. Y Cristo dice que es Satanás
y que no sabe las cosas de Dios, sino de la carne, porque, a serlo,
aceptará la cruz y abrazárala y amárala con Jesucristo, y, ansí, pues, era para
remedio del mundo y así lo quería el Padre eterno.
184. A un mancebo. OC IV. Pg. 610.
Se prueba el amor en el proprio desprecio y
propria abnegación, como el Señor dice, que quien quiere ir tras Él, se
niegue a sí mismo.
103. A una señora. OC IV. Pg. 416.
Y aprovecharos ha que cada vez que comulgades
hagáis renunciación de vuestra voluntad en la de nuestro Señor y el pedirle
muchas veces que mereced que, pues vos no se la podéis dar, la tome Él. Y os dé
la suya por vuestra. Y aunque sean pocas cosas, no dejéis salir a vuestra
voluntad con lo que quiere, sino contradecilde; y amad a quien os la
contradice, porque el ensayarse en las cosas aprovecha para mayores. Cristo os
favorezca para que del todo seáis suya.
120. A una mujer devota. OC IV. Pg. 452.
Entended que la cosa en que más podéis
agradar a Dios es tener vuestra ánima limpia delante su acatamiento; y la mayor
misericordia que podáis hacer es tener vuestra ánima agradable a Él.
46. Al mismo Juan de Dios. OC IV. Pg. 239.
¿Qué aprovecha tenerlo todo bueno, si a ti
solo tienes malo? ¿Qué aprovecha ganancia en la bolsa y daño en el ánima; y
gran nombre delante de los hombres y ser ignorado delante los ojos de Dios?
Vendrá día, y cierto vendrá, cuando destruya Dios todos los que obran maldad
y ¿qué aprovechará entonces lo que aquí más buscaron? ¡Oh día de la cuenta de
todos los días, y cuán poco eres mirado, y por eso tan poco temido!
149. A un su devoto. OC IV. Pg. 516.
Cierto no va engañando quien tal trueco hace,
porque cuando aparezca Dios con sus santos, y venga a dar a cada uno según
sus obras, entonces parecerá locura lo que agora es tenido en gran precio,
y llorarán los que agora gastan su vida en deleites; y sólo aquel será conocido
de Cristo que acá hiciere su santo voluntad.
64. A unos amigos suyos. OC IV. Pg. 285.
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