miércoles, 21 de diciembre de 2022

Natividad del Señor. 25 de diciembre de 2022.

 


Primera lectura.

Lectura del libro de Isaías 9, 1-6.

El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaba en tierra y sombras de muerte, y una luz les brilló. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo; se gozan en tu presencia, como gozan al segar, como se alegran al repartirse el botín. Porque la vara del opresor, el yugo de su carga, el bastón de sus hombros, los quebrantase como el día de Madián. Porque la bota que pisa con estrépito y la túnica empapada de sangre será combustible, pasto de fuego. Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado, lleva a hombros el principado, y es su nombre: “Maravilla de Consejero, Dios fuerte, Padre de eternidad, Príncipe de la paz”. Para dilatar el principado, con una paz sin límites, sobre el trono de David y sobre su reino. Para sostenerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho, desde ahora y por siempre. El celo del Señor del universo lo realizará.

 

Comentario.

-Contexto histórico:

S. VIII a. C.: Guerra Siro-efraimita.

-Paso intermedio entre el primer oráculo (anuncio del Emmanuel) y el tercero (retoño de Jesé).

-Estructura:

Anuncio de salvación: imágenes de luz y alegría.

Triple motivación: porque la vara..., porque la bota..., porque un niño...

Dos oraciones finales: para dilatar / sostener.

-Madián: uno de los enemigos históricos de Israel contra los que Moisés hace la guerra (Nm 31).

-Asirios:

Crueldad: deportaciones de pueblos enteros y métodos sanguinarios.

-Nacimiento de un niño:

Esperanza de Isaías.

¿Ezequías?

Mesías de Dios, perteneciente a la Casa de David que traerá la paz, el derecho y la justicia de Dios.

 

Salmo responsorial

Sal 96 (95).

 

Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor. R/.

Cantad al Señor un cántico nuevo,

cantad al Señor, toda la tierra;

cantad al Señor, bendecid su nombre. R/.

 

Proclamad día tras día su victoria.

Contad a los pueblos su gloria,

sus maravillas a todas las naciones.  R/.

 

Alégrese el cielo, goce la tierra,

retumbe el mar y cuanto lo llena;

vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,

aclamen los árboles del bosque.  R/.

 

Delante del Señor que ya llega,

ya llega a regir la tierra:

regirá el orbe con justicia

y los pueblos con fidelidad.  R/.

 

Notas exegéticas.

96 Este himno, que agrupa quizá dos poemas que celebran la realeza divina y el advenimiento del Juez del mundo, se compone de reminiscencias de Salmos y de Isaías – El orden es distinto en la recensión de 1 Cro 16, 23-33. – El griego añade un título al salmo: “Cantico de David. Cuando se construía la casa tras el cautiverio”.

 

Segunda lectura.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Tito 2, 11-14.

Querido hermano: se ha manifestado la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres, enseñándonos a que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, llevemos ya desde ahora una vida sobria, justa y piadosa, aguardando la dicha que esperamos y la manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo, el cual se entregó por nosotros para rescatarnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo de su propiedad, dedicado enteramente a las buenas obras.

Palabra de Dios.

 

Comentario.

-Cristianismo:

Religión de salvación: esperanza de la manifestación definitiva de Dios.

Raíz: judía.

-Carta a Tito:

Refleja una comunidad cristiana que tiene que hacer frente a los envites del naciente judaísmo farisaico, el paganismo y las sectas cristianas.

-Estructura:

Se ha hecho visible la esperanza cristiana.

Catálogo de virtudes del cristiano – fidelidad a la doctrina.

-Vida del cristiano:

Vida sobria, justa, piadosa y esperanzada / deseos mundanos, derroches y excesos.

Proclamar que Dios ha querido dársenos en su gracia.

 

Evangelio.

X Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 1-14.

Sucedió en aquellos días que salió un decreto del emperador Augusto, ordenando que se empadronase todo el Imperio. Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a empadronarse, cada cual a su ciudad. También José, por ser de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para empadronarse con su esposa María, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras estaba allí, le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada. En aquella misma región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño. De repente un ángel del señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor. El ángel les dijo: “No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido el Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. De pronto, entorno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo: “Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad”.

 

Textos paralelos.

 A la ciudad de David.

1 S 16, 1: El Señor dijo a Samuel: “¿Hasta cuándo vas a estar sufriendo por Saúl, cuando soy yo el que lo ha rechazado como rey sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite y ponte en camino. Te envío a casa de Jesé, el de Belén, porque he visto entre sus hijos un rey para mí”.

Jn 7, 42: Otros decían: “¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén el pueblo de David?

Se les presentó el ángel del Señor.

Mt 1, 20: Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: “José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo”.

Tb 5, 4: Tobías salió a buscar un guía que conociera el camino de Media y lo acompañara. Nada más salir, se encontró con el ángel Rafael. Pero no sabía que era un ángel de Dios.

La gloria del Señor los envolvió en su luz.

Ex 24, 16: La gloria del Señor descansaba sobre la montaña y la nube cubrió la montaña durante seis días. Al séptimo día llamó a Moisés desde la nube.

No temáis.

Lc 1, 12-13: Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor. Pero el ángel le dijo: “No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan”.

Os anuncio una gran alegría.

Lc 1, 14: Te llenarás de alegría y gozo, y muchos se alegrarán por su nacimiento.

Salvador, que es el Cristo Señor.

Mt 1, 21: Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.

Esto os servirá de señal.

Lc 1, 18: Zacarías replicó al ángel: “¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada”.

Un niño envuelto en pañales.

Is 9, 5: Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos a dado, lleva a hombros el principado, y es su nombre: “Maravilla de Consejero, Dios fuerte, Padre de eternidad, Príncipe de la paz”.

Gloria a Dios en las alturas.

Ex 3, 12: Respondió Dios: “Yo estoy contigo; y esta es la señal de que yo te envío: cuando saques al pueblo de Egipto, daréis culto a Dios en esta montaña”.

Lc 19, 38: Diciendo: “¡Bendito el rey que viene en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en las alturas”.

 

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén.

2 1 Emperador romano de 30 a.C. a 14 d.C. Fuera de este texto no hay noticia de un censo de todo el imperio bajo Augusto. El censo que tuvo lugar cuando Cirino era legado de Siria no concernía más que a Judea. Sin duda Lc traslada a escala mundial un asunto de ámbito local.

2 2 Este “primer” censo bajo Cirino resulta enigmático. Puesto que el historiador judío Flavio Josefo data el único que nos es conocido en el año 6 d.C., la cronología del nacimiento de Jesús que ofrece Lc no concuerda con la de Mt, según la cual Jesús nació antes de la muerte de Herodes el Grande (4 a.C.), quizá entre los años 8-6. Es que de hecho el censo de Judea bajo Cirino hizo época: su ocasión fue la reorganización del país como provincia procuratoria después de la deposición del etnarca Arquelao, hijo de Herodes, y provocó la insurrección de Judas el Galileo, del que se habla en Hch 5, 37.

2 3 Algunos documentos atestiguan que este fue el modo de proceder de los romanos con ocasión del censo de Egipto.

2 4 En el AT la “ciudad de David” es siempre Jerusalén (2 S 5, 7; Is 22, 9). En virtud de Jn 7, 42, la atribución de este título a Belén sería el resultado de la interpretación de Mi 5, 1.

2 7 (a) En griego bíblico, el término no supone necesariamente hermanos menores, sino que subraya la dignidad y los derechos del niño.

2 7 (b) Mejor que una posada (pandojeion) la palabra griega katályma puede designar una sala en la que se alojaba la familia de José. Si este tenía su domicilio en Belén, se explica mejor que haya regresado allí para el censo y también que haya traído a su joven mujer encinta. El pesebre, comedero de ganado, estaba sin duda instalado en la pared del pobre albergue, y este se hallaba tan lleno que no pudieron encontrar lugar mejor para recostar al niño. Una piadosa leyenda ha dotado a este pesebre de dos animales, ver Ha 3, 2; Is 1, 3.

2 8 Por aquel entonces, los pastores estaban mal vistos en Israel, pues vivían al margen de la comunidad de practicantes. Son los pequeños, los pobres.

2 9 La “gloria del Señor” designa de ordinario en la Biblia la manifestación visible del misterio divino. Lc aplica la expresión a Jesús en su vuelta al final de los tiempos (9, 26), pero ya en Pascua (24, 26) y en la Transfiguración (9, 32).

2 11 (a) El AT griego reserva por lo general a Dios el título de salvador; a veces lo aplica a los Jueces de Israel (Jc 3, 9). Los evangelistas solo dan a Jesús este título aquí y en Jn 4, 42, si bien se dice de él que “salva· a los enfermos. Pero, en el resto del NT Jesús es llamado Salvador en Hch, Efesios, Filipenses, 2 Timoteo,... Este título parece haber sido utilizado sobre todo en las comunidades del mundo griego.

2 11 (b) Algunos testigos textuales antiguos dicen “el Señor Cristo” o “el Cristo del Señor”. Esta última fórmula es habitual en el AT y en el judaísmo, y aparece en Lc 2, 26. Pero “Cristo Señor” se encuentra en el griego de Lm 4, 20 y en los Salmos de Salomón 17, 36. Pablo habla a menudo de “el Señor Jesucristo” y de “nuestro Señor Jesucristo”. Mediante este título, que le es propio en los evangelios, Lc quiere decir que Jesús es el Mesías y sugiere el carácter divino de su señorío real.

2 14 La traducción corriente: “paz a los hombres de buena voluntad”, basada en la Vulgata, no traduce el sentido usual del término griego – Otra lectura menos segura: “paz, en la tierra y entre los hombres benevolencia divina”. Traducción Biblia de Jerusalén: “paz a la gente en quien él se complace”.

 

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica.

1 Al mencionar Lc nombres de la historia “profana”, encuadra en la historia universal el hecho del nacimiento de Jesús. El emperador AUGUSTO (sobrenombre o título de Cayo Julio Cesar Octaviano) gobernó el imperio romano desde el año 3 a. C. al 14 d. C. // FUERA EMPADRONÁNDOSE con vistas al censo. El presente gramatical permite traducir también para que se hiciera el empadronamiento acostumbrado (¿acostumbrado cada catorce o quince años, como se hacía en Egipto?). // EL ORBE puede ser el imperio romano; o, simplemente, Palestina, la región del escritor (como traducción del arameo: ’ara’).

2 ESTE FUE UN PRIMER EMPADRONAMIENTO (es posible traducir también: este empadronamiento empezó, tuvo principio...). Si PRIMER(O) hubiera de entenderse como atributo, tendríamos este empadronamiento primero (en griego, prôtos en vez de prótos) tuvo lugar, etc. ¿Es “primero” y único, o “primero de una serie”? El texto no lo aclara; tampoco dice que lo dirigiera QUIRINO – pudo llevarse a cabo por funcionarios de Herodes –, sino que tuvo lugar DURANTE su MANDATO (lit. gobernando a Siria Quirino; el verbo griego vale para diversos cargos: gobernador, propretor, legado, etc.: lo emplea Josefo hablando del procurador Volumnio). Sabemos que Quirino estuvo en Oriente Medio a partir del año 12 a. C., en diversos puestos de gobierno; en el año 6 a. C. la tetrarquía de Arquelao pasó a ser provincia romana y Quirino tomó posesión del gobierno de Siria, de la que dependía Judea. Según Josefo el EMPADRONAMIENTO de Quirino tuvo lugar el año 6/7 d.C.; si este único testimonio extrabíblico que poseemos se refiere al censo que habla Lc, crea una dificultad cronológica, por ahora insoluble; a no ser que se admita la reconstrucción hipotética de un texto semítico original, que daría: “Este censo se tuvo primero (=primeramente), (e.d.) antes (del que hubo) durante el mandato de Quirino en Siria”; o que demos más valor al historiador romano Suetonio que confirma en la Vida de Augusto el dato del Monumentum Ancyranum, según el cual Augusto hizo tres censos de ciudadanos del imperio: el 28 a.C., el 8 a. C., y el 14 d. C.

3 A SU CIUDAD de origen.

4 Desde NAZARET A LA CIUDAD, muy venida a menos, donde nació DAVID, QUE SE LLAMA BELÉN (=casa del pan), hay unos 140 kilómetros, con una “subida” de 252 metros de desnivel. Belén “es una aldea en la región de los judíos a treinta y cinco estadios de Jerusalén (siete kilómetros al sur de Jerusalén), en la que nació Jesucristo, como podéis comprobar por las listas del censo hechas en tiempo de Quirino, vuestro primer procurador en Judea”, escribía san Justino (año 153 d. C.) a las autoridades romanas. La familia de José, como tantas otras familias de Judea, emigraría a Galilea, probablemente, en el siglo I a. C.

7 PRIMOGÉNITO, porque antes no ha nacido otro. Interesa esa palabra en el relato, ya que en el pueblo judío el primer nacido, le sigan o no más hermanos, debe ser ofrecido al Señor (Ex 13, 2). La equivalencia entre “primogénito” y “único” aparece en textos como Zac 12, 10 (paralelismo: “Llorarán por él como se llora por el hijo único, harán duelo por él como se hace por el primogénito), o Salmos de Salomón (escrito rabínico) 14, 4 (“Tu castigo cae sobre nosotros como sobre un hijo primogénito único), o el conocido epitafio judío (¿Leontópolis?) hacia el 5 a. C. en la tumba de una madre que murió al dar a luz a su hijo primogénito. // LO FAJÓ, lo envolvió, CON PAÑALES: el verbo griego sparganóô solo aparece dos veces en toda la Biblia griega; el sustantivo pañales, en hebreo, solo una vez en la Biblia hebrea, y en lenguaje metafórico (Jb 38, 9). // La tradición del pesebre-cuna se conservó desde muy pronto; san Justino, nacido en Samaría, informaba a Trifón (¿hacia el año 140?) con estas palabras: “Puesto que José no encontró en aquella aldea sitio donde alojarse, se alojó en una cueva cercana a la aldea; y entonces, estando ellos allí, María dio a luz al Mesías y lo colocó en un pesebre”. El PESEBRE pudo pertenecer al establo de la única posada de Belén, que a su vez era un refugio o cobertizo donde podían pernoctar viajeros y peregrinos de paso con sus animales, o a una casa familiar cuya estancia sala-dormitorio (es la misma palabra griega de 22, 11: “la estancia” estaba completamente llena de parientes de José, cuando este llegó a Belén. // PARA ELLOS – precisamente para ellos – NO HABÍA SITIO: como tampoco lo habría más tarde en la aldea samaritana 9, 52 s. “El Dios y hombre rey solo previno en su Santísima Madre la posada de los nueve meses, y eso desde el principio. Aun para nacer no previno lugar; que, sin desacomodar a las bestias, fuera su primera cuna un pesebre. Esta hecho Dios a entrarse por las puetas de los hombres, y ello a negarle sus casas” (Quevedo). // EL LOCAL DONDE SE ALOJABAN – la traducción intenta – tarea tal vez imposible – conciliar la interpretación antigua y moderna. Los exégetas antiguos, incluido san Jerónimo que sabía lo que decía, entendieron que la posada pública, la venta del camino, estaba llena de hombres y animales, cuando llegaron María y José, pero san Lucas sabe usar otra palabra para decir posada, mesón, venta (cf. 10, 34: en griego pandojeìon); aquí usa la palabra katályma (=alojamiento) y modernamente se prefiere entender que en la sala común de la casa de los familiares de san José en Belén ya no había sitio; quizás ellos mismos aconsejaron a la sagrada familia acomodarse en el establo de la casa, tal vez sin uso desde hacía tiempo.

8-14 La narración tiene puntos de contacto con Is 9, 1-6: tres elementos (luz-alegría-gloria) y el mismo motivo (“nos ha nacido un niño”).

8 precisamente había... lit. y pastores había en la tierra aquella misma. // PERNOCTABAN... PARA GUARDAR: lit. pernoctando y guardando; y todavía sigue un acusativo interno: ... guardando guardias. Una tradición judía de positivo aprecio de los pastores (el pastor-rey David, el lenguaje pastoril aplicado a Yahveh y a gobernantes y reyes), fue cediendo paso a otra contemporánea de Jesús, que consideraba a los pastores como incapaces de agradar a Dios, por desconocer y no practicar las observancias legales conocidas de los rabinos. Desde el comienzo, Lc deja claro que los pobres, marginados, socialmente insignificantes, son los preferidos de Dios.

9 SE ASUSTARON...: lit. temieron temor grande (fórmula que probablemente traduce un infinitivo enfático semítico). En Lc 1-2 abunda el vocabulario de temor sagrado, respeto reverencial ante la presencia de algo sobrenatural percibido muy cercano. Las manifestaciones sobrenaturales de Dios, incontrolable, incomprensible y siempre más grande, hacen que el hombre se vea vulnerable, con su propia integridad en peligro. La fórmula NO TEMAS incluye una invitación a la valentía, pues la cercanía de Dios garantiza la victoria (en realidad ya están vencidos el enemigo y el peligro), y una orden o encargo preciso que compromete a la responsabilidad del individuo (B. Costacurta). El gozo y la cercanía de Dios va unido al “santo temor”, expresión del sumo respeto propio de toda persona religiosa; ese temor santo está relacionado con la santidad de Dios, “diferente de todo”. El Pastor de Hermas VII, 4 aconseja: “el temor de Dios es fuerte, grande y glorioso; teme, pues, al Señor y vivirás para él”.

10 NO TENGÁIS MIEDO (el matiz de la forma verbal griega es: basta ya de tener miedo). // OS DOY UNA BUENA NOTICIA: lit. evangelizo a vosotros. Es la primera catequesis, nada más nacer Jesús.

11-12 SALVADOR: en Lc, es título peculiar de Jesús – la humanidad de Dios salvador (1, 47), sanadora de cuerpos y almas –, y va unido aquí significativamente al de MESÍAS, (EL) SEÑOR, que ya es título cristiano del “Mesías del Señor” (v. 26). // ESTA SEÑAL: “La señal de Dios es la sencillez, la señal de Dios es el Niño, la señal de Dios es que él se hace pequeño por nosotros. Este es su modo de reinar” (Benedicto XVI). Los datos para identificar a este salvador son desconcertantes: un recién nacido, unos pañales, un pesebre de animales. Empieza as realizarse el programa de las bienaventuranzas: “Mi patrimonio es esa pobreza, y la debilidad del Señor es mi fortaleza. Para sí mismo prefirió la indigencia, a fin de ser pródigo con todos. Me purifica el llanto de aquel infante que da vagidos, sus lágrimas han salvado mis delitos. Te debo más, Señor Jesús, por tus sufrimientos que me redimieron que por tus obras que me crearon” (san Ambrosio).

13 SE UNIÓ A AQUEL ÁNGEL: lit. hubo con el ángel.

14 Algunos dividen el himno angélico en tres esticos que se corresponden: “En el cielo, gloria, / en la tierra, paz; / en los hombres, agrado divino”. LA GLORIA (cf. “esplendor”, en Mt 6, 29) que es, o hay, ahora que Jesús ha nacido, afirma una realidad: Dios es glorificado por los ángeles en el cielo al manifestarse como Salvador en la tierra. // La PAZ mesiánica (cf. 1, 28) A (o entre / en) (LOS) HOMBRES que son (OBJETO) DEL BENEPLÁCITO o benevolencia divina (lit. hombres del beneplácito), los hombres en los que Dios se complace, a los que ya “mira con buenos ojos”. Eran “hijos de ira” (Ef 2, 3), pero de ahora en adelante, gracias a este niño qeu forma parte de la raza humana, podrán ser “hijos por adopción”. La expresión de Lc está emparentada con la fraseología de Qumrán (“hijos de su – o tu – beneplácito”, Salmos, Himnos). La traducción “los hombres de buena voluntad” no es exacta; pero vale, si se entiende como consecuencia de la anterior: porque Dios, al darnos a su Hijo, muestra su buena voluntad respecto de nosotros, nosotros podemos tener para con él y para el prójimo verdadera buena voluntad.

 

Notas exegéticas de la Biblia Didajé.

2, 1-7 Para cumplir con el requisito del censo, José, como descendiente de David, necesitava registrarse en Belén, ciudad natal de David. Este pasaje reafirma que José /y por tanto Cristo) pertenecía al linaje de David y que Cristo nació en Belén, cumpliendo la profecía de Miqueas (Miq 5, 2). Cat. 488, 525.

2, 7 Primogénito: este término no significa que María tuviera más hijos después de Cristo. Más bien era el nombre dado al primer hijo varón de una mujer, e iba acompañado de ciertos derechos, la herencia, y la posición social. La enseñanza de la Iglesia sobre la virginidad perpetua de María – antes, durante y después del nacimiento de Cristo –, es uno de los pilares de la fe, que afirma la iniciativa absoluta y milagrosa de Dios en la Encarnación. El nacimiento de Cristo es el tercer misterio gozoso del Rosario y se celebra en la fiesta de la Natividad, o de Navidad. Pañales: tiras de tela que se usaban para envolver a los recién nacidos de tal manera que les impedía mover los brazos o las piernas. Pesebre: abrevadero para los animales utilizado aquí como cuna de Cristo. Cat. 502-503, 515.

2, 8-20 Los ángeles anunciaron a los pastores lo que significaba el nacimiento de Cristo: Él es Dios, el Salvador, el Mesías esperado. Nadie esperaba que el Mesías viniera a Israel como un bebé, nacido en la pobreza de un establo, pero precisamente en tal pobreza se reveló la gloria del cielo. Cat. 333, 386, 515 y 695.

2, 9 En cada celebración de la Santa Misa, Cristo resucitado está presente – cuerpo, sangre, alma y divinidad – y estamos rodeados por los ángeles y los santos, especialmente María. Cat. 333, 1374.

2, 14 El himno de los ángeles inspiró las palabras iniciales del Gloria, una oración rezada en la Santa Misa. Paz a los hombres: la paz ofrecida a la humanidad es la misericordia de Dios y la comunión con Cristo. Cat. 333, 559 y 725.

 

Catecismo de la Iglesia Católica.

525 Jesús nació en la humildad de un establo, de una familia pobre; unos sencillos pastores son los primeros testigos del acontecimiento. En esta pobreza se manifiesta la gloria del cielo. La Iglesia no se cansa de cantar la gloria de esta noche: “Hoy la Virgen da a luz al trascendente. Y la tierra ofrece una cueva al Inaccesible. Los ángeles y los pastores te alaban. Los magos caminan con la estrella. Porque ha nacido por nosotros, Niño pequeñito el Dios eterno” (S. Romano Melodo, Kantakion, 10).

515 Desde los pañales de su natividad hasta el vinagre de su Pasión y el sudario de su Resurrección, todo en la vida de Jesús es signo de su misterio.

333 Desde la Encarnación a la Ascensión, la vida del Verbo encarnado está rodeada de la adoración y del servicio de los ángeles. Cuando Dios introduce “a su primogénito en el mundo, dice: Adórenle todos los ángeles de Dios” (Hb 1, 6). Su cántico de alabanza en el nacimiento de Cristo no ha cesado de resonar en la alabanza de la Iglesia: “Gloria a Dios...” (Lc 2, 14). Protegen la infancia de Jesús, le sirven en el desierto,...

725 En fin, por medio de María, el Espíritu Santo comienza a poner en comunión con Cristo a los hombres “objeto del amor benevolente de Dios”, y los humildes son siempre los primeros en recibirle: los pastores, los magos, Simeón y Ana, los esposos de Caná y los primeros discípulos.

Concilio Vaticano II

La santa madre Iglesia considera deber suyo celebrar con un sagrado recuerdo, en días determinados a través del año, la obra salvífica de su divino Esposo. Cada semana, en el día que llamó “del Señor”, conmemora su resurrección, que una vez al año celebra también, junto con su santa pasión, en la máxima solemnidad de la Pascua. Además, en el círculo del año desarrolla todo el misterio de Cristo, desde la Encarnación y la Navidad hasta la Ascensión, Pentecostés y la expectativa de la dichosa esperanza y venida del Señor. Conmemorando así los misterios de la redención, abre las riquezas del poder santificador y de los méritos de su Señor, de tal manera que, en cierto modo, se hacen presentes en todo tiempo para que puedan los fieles ponerse en contacto con ellos y llenarse de la gracia de la salvación.

Sacrosanctum Concilium, 102.

 

San Agustín

Gloria a Dios en el cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad. Meditemos con fe, esperanza y caridad estas palabras divinas, este cántico de alabanza a Dios, este gozo angélico, considerando con toda la atención de que seamos capaces. Tal como creemos, esperamos y deseamos, también nosotros seremos “gloria a Dios en las alturas”, cuando, una vez resucitado el cuerpo espiritual, seamos llevados al encuentro en las nubes con Cristo, a condición de que ahora, mientras nos hallamos en la tierra, busquemos la paz con buena voluntad.

Quien ame la vida y desee ver días buenos, cohíba su lengua del mal, y no hablen mentira sus labios; apártese del mal y obre el bien, y conviértase así en hombre de buena voluntad. Busque la paz y persígala, pues paz en la tierra los hombres de buena voluntad.

Sermón 193, 1. I, pgs. 134-135.

 

Los Santos Padres.

Este es el día origen y fundamento de las fiestas de la Epifanía, de la sagrada Pascua, de la Ascensión y de Pentecostés. Si Cristo no hubiera nacido en la carne, tampoco se habría bautizado, que es la fiesta de la Epifanía; tampoco hubiese sido crucificado, que es la fiesta de la Pascua; ni tampoco habría enviado al Espíritu Santo, que es la fiesta de Pentecostés. Por consiguiente, lo mismo que varios ríos surgen de una misma fuente, así también nacen para nosotros estas fiestas. Juan Crisóstomo, Homilía sobre la incomprensibilidad de Dios, 6, 3. III, pgs. 82-83.

Elige para nacer un tiempo de máxima paz, porque esta era la razón por la cual había de nacer al mundo: que el género humano fuera de nuevo conducido a los dones de la paz celestial.

Beda, Homilías sobre los Evangelios, 1, 6. III, pg. 83.

Él ha sido envuelto con pañales, para que tú puedas ser desligado de los lazos de la muerte, Él ha sido puesto en un pesebre, para que tú puedas ser colocado sobre los altares; Él ha sido puesto en la tierra, para que tú puedas estar entre las estrellas; Él no tuvo lugar en el mesón, para que tú tengas muchas mansiones en los cielos. “Él, siendo rico, se ha hecho pobre por vosotros, a fin de que su pobreza os enriquezca” (2 Co 8, 9). Luego, mi patrimonio es aquella pobreza, y la debilidad del Señor es mi fortaleza.

Ambrosio, Exposición sobre el Ev. de Lucas, 2, 41-42. III, pg. 85.

Alégrese y baile toda la creación: Cristo ha venido para restaurarla y salvar nuestras almas.

Juan el monje, Poema sobre la Natividad del Señor. III, pg. 86.

Entre estiércol nace para levantar a quienes en el estiércol se encontraban. “Alza de estiércol al pobre”.

Jerónimo, Sobre la Natividad del Señor. III, pg. 86.

No halla lugar entre los hombres: no lo encuentra en Platón ni en Aristóteles, sino en un pesebre, entre jumentos y animales irracionales, entre los simples y los inocentes.

Jerónimo, Tratado sobre los Salmos, 131. III, pg. 87.

Fue envuelto en pañales, pero fue liberado de las vendas del sepulcro al resucitar. Fue colocado en un pesebre, pero fue glorificado por ángeles, señalado por una estrella y adorado por unos magos.

Gregorio Nacianceno, Discurso teológico, 29, 19. III, pg. 88.

El “gloria de Dios” fue espontáneo; paz y reconciliación para aquellos contra los que estaba irritado; esperanza y remisión para los culpables.

Efrén de Nisibi, Comentario al Diatessaron, 2, 14-15. III, pg. 90.

 

San Juan de Ávila

Hermoso el Verbo nacido infante, porque aunque él era infante que no hablaba, cuando mamaba, cuando era traído en los brazos, los cielos hablaron, los ángeles cantaron alabanzas, la estrella trajo a los Reyes Magos, fue adorado en el pesebre, en el que fue puesto como manjar de animales mansos (cf. Lc 2, 1-20).

Audi, filia (II). I, pg. 780.

¿Quién será tan porfiado, que se defienda de tu porfiada requesta, en que tras nos anduviste desde que naciste del vientre de la Virgen y te tomó en sus brazos y te reclinó en el pesebre (cf. Lc 2, 7), hasta que las mismas manos y brazos de ella te tomaron y fuiste encerrado en el santo sepulcro como en otro vientre? (cf. Lc 23, 53)

Audi, filia (I). I, pg. 470.

Mas a este tan rico en el seno del Padre, miradle hecho hombre en el vientre y brazos de su Madre. Id por todo el discurso de su vida y muerte, y veréis cuántas veces le falto el comer  y el beber en toda su vida: cuán falto de cama para se echar, cuando le puso la Virgen en el pesebre (cf. Lc 2, 7), porque ni cama ni lugar tenía en el portal de Belén; cuantas veces le faltó con qué remediar su frío y su calor, y no tenía sino lo que le daban.

Audi, filia (I). I, pg. 523.

Cristo se llama luz, porque con sus admirables palabras y obras, alegraba y sacaba de tinieblas al mundo; mas esta luz dice Esaías que tiene su gesto como escondido, porque, si solamente es mirado con ojo del cuerpo, no se vio quien le pudiera conocer su rostro, por mucho que antes le hubiera tratado, lo cual no es mucho de maravillar, porque, aunque la Virgen para siempre bendita y en aquel día lastimada, lo parió y envolvió (cf. Lc 2, 7), y se remiraba en su cara como en espejo luciente, mas con todo esto creo que, si allí  estaba presente en este paso de tanto dolor, miraba y remiraba, con cuanta atención las lagrimas de los ojos y el dolor del corazón le daban lugar, si era aquél su bendito hijo, que tan de otro color y manera estaba, que antes le había conocido.

Audi, filia (I). I, Pg. 525.

Cantaron los ángeles: Gloria in excelsis Deo, et in terra pax hominibus bonae voluntatis! (Lc 2, 14). ¿Quieres tú quitar la gloria que a Dios se debe? Quien hurta lo que no es suyo, pierde lo que es suyo.

Lección sobre I san Juan 14. II, pg. 220.

Cantaron los ángeles: Gloria in excelsis Deo, et in terra pax hominibus! (Lc 2, 14). ¿Quieres tú quitar la gloria que a Dios se debe? Quien hurta lo que no es suyo, pierde lo que es suyo; quítente a ti la paz y la gloria. Quien quiere honra, que pierda la honra y el provecho. Nuestro Señor dijo a los fariseos que le decían que era samaritano, que quiere decir hereje y endemoniado: Ego gloriam meam non quaero (cf. Jn 8, 48). “No busco mi honra”.

Lecciones sobre 1 Juan (II). II, pg. 390.

Cuando el Señor nació, había mandado Cesar que todos los de su reino se fuesen a escrebir, para pagar el tributo, ut habetur Lc 2 (cf. Lc 2, 1).

Luego no está probado que Jesucristo venga de la tribu de Judá por probar que Josef lo era y que casó con Nuestra Señora, pues que puede que fuesen de diferentes tribus. Pues ¿cómo sabremos que era ansí? – La respuesta está clara: que aunque algunos se casen de una tribu con el otro, teníase mucha cuenta con ellos, y todos sabían quién eran. Cuánto más que en otro cabo el Evangelio dice: Ascendit autem et Josef a Galilaea de civitate Nazaret, in civitatem David que vocabatur Bethlem: eo quod esset de domo et familia David (cf. Lc 2, 4). – La conclusión es que era tan notorio entonces que Josef y Nuestra Señora eran no solamente de un tribu, sino aun de un mismo linaje y parientes, que le bastó al evangelista decir que Josef era de la tribu de Judá y de la casa de David, sin hacer mención en esto de Nuestra Señora.

Natividad de la Virgen. III, pg. 824.´

Hallarlo heis envuelto en pañales, que es señal de pecador, para pagar nuestros pecados, y puesto en un pesebre (cf. Lc 2, 7) desde hoy hasta el día de la Purificación. Cuarenta días estuvieron la Virgen y su Niño bendito en el portal. No haya ninguno que con su pensamiento no los visite a lo menos a la mañana y a la noche cada día; y postraros delante del Niño y de la Virgen bendita, y besarle los pies y ofrecerle alguna cosa; rezarle algún rosario o pensar alguna cosa devota. Vámonos todo(s) agora, así como estamos aquí, al portal de Betlem, donde la Virgen mora. Haga cuenta que estamos aquí.

Navidad. III, pg. 72.

¿Por qué en el pesebre? Menester es lumbre de Dios para entender esto. – Señora Madre más que todas las madres tierna, porque más ama ella a su Hijo que todas, ¿por qué quitastes al Niño de los brazos y lo ponéis en el pesebre? ¿No veis que no hay almohadas? Señora, ¿no estaba más caliente y más blando en vuestros brazos que en el pesebre duro? ¿Pues por qué lo ponéis? – Quia non erat eis locus in diversorio (Lc 2, 7). ¡Qué condenación de mis riquezas, de mis regalos y de mis solturas! - ¿Por qué lo ponéis en pesebre?  - Porque no había lugar en el portalico para quien crió cielos y tierra. – Señor, vos dais lugar a los hombres y nidos a las aves; vos que a todos recebís, ¿no hay lugar para vos? Si no había lugar en el diversorio, ¿no había lugar en vuestros pechos, Señora? Más valéis vos que los palacios, que los hombres y los hombres; más contento está Él en vuestros brazos que en palacios ni que en los cielos. ¿No había lugar en vuestros pechos? Decidnos, por amor que a vuestro hijo tenéis, ¿por qué lo quitáis de vuestros pechos y lo ponéis en el pesebre?

Navidad, III, pg. 74.

¡Mas, oh Señor, que ni aun esto poquito quieren hacer los cristianos para ser convidados de vuestra sacratísima Mesa” ¡Oh Señor, que si algunos van, son el hijo de Timeo, ciego y pobre (cf. Mt 10, 46), y son los pastores que están velando sobre la guarda de su ganado! (cf. Lc 2, 8): Mirad en ello, y veréis y lloraréis con mucha razón, que si hay gente que comulgue las fiestas, o cada mes, o cada semana una vez, han de ser mujeres, aun no de las más principales; o son hombres de los bajos del pueblo, que muy pocos veréis de la gente principal que vengan al convite. ¡Oh cosa tan al revés, que la gente a quien Dios ha más honrado le honre menos a Él; la gente primera, sea postrera; la cabeza, pies; lo alto bajo; y los que, si el rey hiciese un convite, serían los primeros que fuesen a él, y estuviesen más juntos a él, y fuesen más privados suyos, estos son los que más huyen de la mesa de Dios, en testimonio que son de la tierra más del cielo, pues por el convite de la tierra harían más que por el del Cielo!

En la infraoctava del Corpus. III, pg. 724-725.

En esta obra y merced tan digna de admiración y tan digna de ser vista de todos, que, ansí como siendo nacido este Señor en Belén, mandó su Padre Eterno a hombres y a ángeles que le fuesen a mirar adorar y servir (cf. Lc 2, 8).

Víspera del Corpus. III, pg. 485.

El Niño, nacido por nuestra salud y la Sacratísima Virgen, su Madre, dé a vuestras mercedes muy buenas pascuas. Las palabras del tema dijo un ángel a los pastores. El predicador también es agora ángel en el oficio. Ángel, mensajero quiere decir, y los predicadores también somos mensajeros, que os venimos a hablar de parte de Dios. Señal os doy: Hallaréis al infante envuelto en pañales y acostado en pesebre (Lc 2, 10-12). ¿No veis qué linda fiesta esta? Doy os buenas nuevas.

Navidad, III, pg. 67.

Excelentes predicadores fueron los ángeles, que les anunciaron que el Señor estaba en Belén. Y si ángeles dijeron aquello, el Señor de ellos os dice esto otro. Aquellos dicen: “En Belén ha nacido (Lc 2, 10-15). El Señor dice: Aquéste es mi cuerpo (Mt 26, 26). “En Belén – que quiere decir casa de pan – dicen los ángeles ha nacido el Señor, debajo de unos accidentes de pan – que es la casa donde el pan moraba –, allí dice el señor que ha venido a morar, está consagrado; y la substancia de pan dio la casa al Señor en que él moraba; aunque él tomo otra mejor, que fue convertirse en el cuerpo de Cristo.

En la infraoctava del Corpus. III, pg. 722.

Niño envuelto en pañales (Lc 2, 12). Si miráis a Dios, no hay quien le envuelva; mas en cuanto niño, envuelto está en pañales, que no sería la Virgen desaliñada doncella, que aparejados tendría sus pañales, aunque pobrecitos serían; pero tendríalos. Señor, ¿qué a vos con pañales? ¿Quién entenderá el misterio de estas señas: Hallarlo heis envuelto en pañales?

Navidad. III, pg. 70.

Y veréis que, en naciendo Dios, vienen los ángeles a dar las nuevas a los pastores: Nacido es a vosotros el Salvador (Lc 2, 11), andá, id allá. ¿Qué cosa es que esté la mesa puesta y que estén los hombres reacios, hechos renacuajos? Anda, id allá, daos priesa, acorred al Salvador a ser salvos.

Epifanía. III, pg, 89.

Y los convidades fueron los ángeles; embriagados de tan dulcedumbre, adorándolo y van a rogar a los pastores que vengan a tan gracioso convite; y de muy contentos y hartos, dijeron aquel dulce cantar: ¡Gloria sea a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad! (Lc 2, 14).

Santísimo Sacramento. III, pg. 753.

Por eso haced cuenta que habéis dormido, y oíd a San Pablo, que dice que es hora ya de recordar (cf. Rm 13, 11); y con la nueva alegría del Niño que nace, quitad el luto de la tristeza, y vestíos de gozo, pues los ángeles anunciaron gozo a los pastores y a todo el pueblo por haber nacido el Salvador (cf. Lc 2, 10-11); a cuyo pesebre os remito, para que moréis por aquellos días; y el que fue reclinado en él sea todo vuestro. Amén. Quien vuestro bien desea en Jesucristo. Ávila.

A una doncella afligida y temerosa. IV, pg. 347.

No hay ánima que tan desconsolada esté, que la nueva alegre de quién es Jesucristo no baste a levantarla de la tristeza y desconfiarla y henchirla de gozo, si de ella se quiere aprovechar. E como, a tal dijo el ángel a los pastores: Anúncioos un gozo grande qué terná todo el pueblo, porque os es nacido hoy el Salvador (Lc 2, 10s).

A una señora afligida con trabajos corporales y tristeza espirituales (Doña Leonor de Inestrosa). IV, pg. 225.

Y si dice que porque el fuego es fuego por eso quema, así le digo que, porque Dios es Dios, por eso nos ama, libremente, y hace misericordias a quien no las merece. No tiene nada, no, nuestra soberbia de que gloriarse; mas la vergüenza y deshonra es nuestra, y la honra es de Él. De los bienes nosotros gozamos; mas la gloria suya es. Que así lo cantaron los ángeles nacido el Niño: ¡Gloria sea a Dios en los cielos y paz a los hombres de buena voluntad! (Lc 2, 14). Gloria demos, señora, al Señor de todos por las misericordias que de su mano hemos recebido.

A una persona. IV, pg. 277.

 

San Oscar Romero.

Queridos hermanos, hemos reflexionado pidiéndole a la Virgen María que nos haga comprender el misterio de su niño y ella nos ha resumido a través de mi humilde palabra: Mi niño no es otra cosa, ni nada menos, que la manifestación de los hombres al hombre mismo: su dignidad, su grandeza de Dios, que llevan como imágenes de Dios. Sepan ser dignos de esa impronta que cada hombre lleva; y en tercer lugar, este niño en mis brazos, nos dice María, es la imagen bella de la Iglesia que se prolongará por los siglos llevando la vida de Dios entre deficiencias humanas, entre pobrezas de cuna de Belén. ¡Dichosos los que no se escandalizan!, dijo Jesucristo, sino que saben captar la belleza de la luz por encima de todas las bellezas de la tierra. Así sea.

Proclamemos ahora nuestro credo en ese Jesús que nace.

Homilía, 25 de diciembre de 1977.

 

Papa Francisco.  

En la noche resplandece una luz. Un ángel aparece, la gloria del Señor envuelve a los pastores y finalmente llega el anuncio esperado durante siglos: «Hoy […] les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor» (Lc 2,11). Pero lo que agrega el ángel es sorprendente. Indica a los pastores cómo encontrar a Dios que ha venido a la tierra: «Y esta será la señal para ustedes: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre» (v. 12). Este es el signo: un niño. Eso es todo: un niño en la dura pobreza de un pesebre. No hay más luces, ni resplandores, ni coros de ángeles. Sólo un niño. Nada más, como había preanunciado Isaías: «Un niño nos ha nacido» (Is 9,5).

El Evangelio insiste en este contraste. Narra el nacimiento de Jesús a partir de César Augusto, que ordenó realizar un censo del mundo entero. Muestra al primer emperador en su grandeza. Pero, inmediatamente después, nos lleva a Belén, donde no hay nada grande, sólo un niño pobre envuelto en pañales, con unos pastores a su alrededor. Y allí está Dios, en la pequeñez. Y este es el mensaje: Dios no cabalga en la grandeza, sino que desciende en la pequeñez. La pequeñez es el camino que eligió para llegar a nosotros, para tocarnos el corazón, para salvarnos y reconducirnos hacia lo que es realmente importante.

 

Hermanos, y hermanas, deteniéndonos ante el belén miremos el centro; vayamos más allá de las luces y los adornos, que son hermosos, y contemplemos al Niño. En su pequeñez es Dios. Reconozcámoslo: “Niño, Tú eres Dios, Dios-niño”. Dejémonos atravesar por este asombro escandaloso. Aquel que abraza al universo necesita que lo sostengan en brazos. Él, que ha hecho el sol, necesita ser arropado. La ternura en persona necesita ser mimada. El amor infinito tiene un corazón minúsculo, que emite ligeros latidos. La Palabra eterna es infante, es decir, incapaz de hablar. El Pan de vida debe ser alimentado. El creador del mundo no tiene hogar. Hoy todo se invierte: Dios viene al mundo pequeño. Su grandeza se ofrece en la pequeñez.

Y nosotros, preguntémonos, ¿sabemos acoger este camino de Dios? Es el desafío de Navidad: Dios se revela, pero los hombres no lo entienden. Él se hace pequeño a los ojos del mundo y nosotros seguimos buscando la grandeza según el mundo, quizá incluso en nombre suyo. Dios se abaja y nosotros queremos subir al pedestal. El Altísimo indica la humildad y nosotros pretendemos brillar. Dios va en busca de los pastores, de los invisibles; nosotros buscamos visibilidad, hacernos notar. Jesús nace para servir y nosotros pasamos los años persiguiendo el éxito. Dios no busca fuerza y poder, pide ternura y pequeñez interior.

Esto es lo que podemos pedir a Jesús para Navidad: la gracia de la pequeñez. “Señor, enséñanos a amar la pequeñez. Ayúdanos a comprender que es el camino para la verdadera grandeza”. Pero, ¿qué quiere decir, concretamente, acoger la pequeñez? En primer lugar, quiere decir creer que Dios quiere venir en las pequeñas cosas de nuestra vida, quiere habitar las realidades cotidianas, los gestos sencillos que realizamos en casa, en la familia, en la escuela, en el trabajo. Quiere realizar, en nuestra vida ordinaria, cosas extraordinarias. Es un mensaje de gran esperanza: Jesús nos invita a valorar y redescubrir las pequeñas cosas de la vida. Si Él está ahí con nosotros, ¿qué nos falta? Entonces, dejemos atrás los lamentos por la grandeza que no tenemos. Renunciemos a las quejas y a las caras largas, a la ambición que deja insatisfechos. La pequeñez, el asombro por aquel niño pequeño: este es el mensaje.

Pero aún hay más. Jesús no quiere venir sólo a las cosas pequeñas de nuestra vida, sino también a nuestra pequeñez: cuando nos sentimos débiles, frágiles, incapaces, incluso fracasados. Hermana, y hermano, si, como en Belén, la oscuridad de la noche te rodea, si adviertes a tu alrededor una fría indiferencia, si las heridas que llevas dentro te gritan: “Cuentas poco, no vales nada, nunca serás amado como anhelas”, esta noche, si percibes esto, Dios responde y te dice: “Te amo tal como eres. Tu pequeñez no me asusta, tus fragilidades no me inquietan. Me hice pequeño por ti. Para ser tu Dios me convertí en tu hermano. Hermano amado, hermana amada, no me tengas miedo, vuelve a encontrar tu grandeza en mí. Estoy aquí para ti y sólo te pido que confíes en mí y me abras el corazón”.

Acoger la pequeñez también significa abrazar a Jesús en los pequeños de hoy; es decir, amarlo en los últimos, servirlo en los pobres. Ellos son los que más se parecen a Jesús, que nació pobre. Es en ellos que Él quiere ser honrado. Que en esta noche de amor nos invada un único temor: herir el amor de Dios, herirlo despreciando a los pobres con nuestra indiferencia. Son los predilectos de Jesús, que nos recibirán un día en el cielo. Una poetisa escribió: «Quien no ha encontrado el Cielo aquí abajo, difícilmente lo encontrará allá arriba» (E. Dickinson, Poemas, XVII). No perdamos de vista el Cielo, cuidemos a Jesús ahora, acariciándolo en los necesitados, porque se identificó en ellos.

Miremos otra vez más el nacimiento y observemos que Jesús al nacer está rodeado precisamente de los pequeños, de los pobres. Son los pastores. Eran los más humildes y fueron los que estuvieron más cerca del Señor. Lo encontraron porque «pasaban la noche en el campo cuidando sus rebaños y vigilando por turnos» (Lc 2,8). Estaban allí para trabajar, porque eran pobres y su vida no tenía horarios, sino que dependía de los rebaños. No podían vivir como y donde querían, sino que se regían en base a las exigencias de las ovejas que cuidaban. Y Jesús nace allí, cerca de ellos, cerca de los olvidados de las periferias. Viene donde la dignidad del hombre es puesta a prueba. Viene a ennoblecer a los excluidos y se revela sobre todo a ellos; no a personajes cultos e importantes, sino a gente pobre que trabajaba. Esta noche, Dios viene a colmar de dignidad la dureza del trabajo. Nos recuerda qué importante es dar dignidad al hombre con el trabajo, pero también dar dignidad al trabajo del hombre, porque el hombre es señor y no esclavo del trabajo. En el día de la Vida repitamos: ¡No más muertes en el trabajo! Y esforcémonos por lograrlo.

Contemplemos una vez más el pesebre, dirigiendo la mirada hacia donde se divisan los magos, que peregrinan para adorar al Señor. Miremos y comprendamos que en torno a Jesús todo vuelve a la unidad: no están sólo los últimos, los pastores, sino también los eruditos y los ricos, los magos. En Belén están juntos pobres y ricos; los que adoran, como los magos, y los que trabajan, como los pastores. Todo se recompone cuando en el centro está Jesús; no nuestras ideas sobre Jesús, sino Él, el Viviente. Entonces, queridos hermanos y hermanas, volvamos a Belén, volvamos a los orígenes: a lo esencial de la fe, al primer amor, a la adoración y a la caridad. Contemplemos a los magos que peregrinan y como Iglesia sinodal, en camino, vayamos a Belén, donde Dios está en el hombre y el hombre en Dios; donde el Señor está al centro y es adorado; donde los últimos ocupan el lugar más cercano a Él; donde los pastores y los magos están juntos en una fraternidad más fuerte que cualquier clasificación. Que Dios nos conceda ser una Iglesia adoradora, pobre y fraterna. Esto es lo esencial. Volvamos a Belén.

Nos hace bien ir allí, dóciles al Evangelio de Navidad que presenta a la Sagrada Familia, a los pastores y a los magos: toda gente en camino. Hermanos, y hermanas, pongámonos en camino, porque la vida es una peregrinación. Levantémonos, volvamos a despertar porque en esta noche ha brillado una luz. Es una luz amable y nos recuerda que en nuestra pequeñez somos hijos amados, hijos de la luz (cf. 1 Ts 5,5). Hermanos y hermanas, alegrémonos juntos, porque nadie podrá apagar nunca esta luz, la luz de Jesús, que desde esta noche resplandece en el mundo.

Homilía. 24 diciembre 2021.

 

Papa Francisco. Audiencia general.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días y bienvenidos!

Continuamos ―están terminando― las catequesis sobre el discernimiento, y quien ha seguido hasta ahora estas catequesis podría quizá pensar: pero ¡qué complicado es discernir! En realidad, es la vida la que es complicada y, si no aprendemos a leerla, complicada como es, corremos el riesgo de malgastarla, llevándola adelante con trucos que terminan por desalentarnos.

En nuestro primer encuentro habíamos visto que siempre, cada día, lo queramos o no, realizamos actos de discernimiento, en lo que comemos, leemos, en el trabajo, en las relaciones, en todo. La vida nos pone siempre frente a elecciones, y si no las realizamos de forma consciente, al final es la vida la que elige por nosotros, llevándonos donde no quisiéramos.

Pero el discernimiento no lo hacemos solos. Hoy entramos más concretamente en algunas ayudas que pueden facilitar este ejercicio del discernimiento, indispensable de la vida espiritual, aunque de alguna manera ya las hemos visto en el transcurso de estas catequesis. Pero un resumen nos ayudará mucho.

Una primera ayuda indispensable es la confrontación con la Palabra de Dios y la doctrina de la Iglesia. Estas nos ayudan a leer lo que se mueve en el corazón, aprendiendo a reconocer la voz de Dios y a distinguirla entre otras voces, que parecen imponerse a nuestra atención, pero que al final nos dejan confundidos. La Biblia nos advierte que la voz de Dios resuena en la calma, en la atención, en el silencio. Pensemos en la experiencia del profeta Elías: el Señor le habla no en el viento que rompe las piedras, no en el fuego o en el terremoto, sino que le habla en una brisa suave (cfr. 1 Re 19,11-12). Es una imagen muy hermosa que nos hace entender cómo habla Dios. La voz de Dios no se impone, la voz de Dios es discreta, respetuosa, yo me permitiría decir que la voz de Dios es humilde, y precisamente por esto es pacificadora. Y solo en la paz podemos entrar en lo profundo de nosotros mismos y reconocer los auténticos deseos que el Señor ha puesto en nuestro corazón. Y muchas veces no es fácil entrar en esa paz del corazón, porque estamos ocupados en muchas cosas todo el día… Pero por favor, cálmate un poco, entra en ti mismo, en ti misma. Dos minutos, párate. Mira qué siente tu corazón. Hagamos esto, hermanos y hermanas, nos ayudará mucho, porque en ese momento de calma sentimos enseguida la voz de Dios que nos dice: “Mira, es bueno lo que estás haciendo…”. Dejemos que en la calma venga enseguida la voz de Dios. Nos espera por esto.

Para el creyente, la Palabra de Dios no es simplemente un texto que hay que leer, la Palabra de Dios es una presencia viva, es una obra del Espíritu Santo que conforta, instruye, da luz, fuerza, descanso y gusto por vivir. Leer la Biblia, leer un fragmento, uno o dos fragmentos de la Biblia, son como pequeños telegramas de Dios que te llegan enseguida al corazón. La Palabra de Dios es un poco ―y no exagero―, es un poco como un auténtico anticipo de paraíso. Y lo había comprendido bien un gran santo y pastor, Ambrosio, obispo de Milán, que escribía: «Cuando leo la divina Escritura, Dios vuelve a pasear en el paraíso terrestre» (Epist., 49,3). Con la Biblia nosotros abrimos la puerta a Dios que pasea. Interesante…

Esta relación afectiva con la Biblia, con la Escritura, con el Evangelio, lleva a vivir una relación afectiva con el Señor Jesús: ¡no tener miedo de esto! El corazón habla al corazón, y esta es otra ayuda indispensable y no descontada. Muchas veces podemos tener una idea distorsionada de Dios, considerándolo como un juez hosco, un juez severo, preparado para vernos fallar. Jesús, al contrario, nos revela un Dios lleno de compasión y de ternura, dispuesto a sacrificarse a sí mismo para salir a nuestro encuentro, precisamente como el padre de la parábola del hijo pródigo (cfr. Lc 15,11-32). Una vez, alguien le preguntó ―no sé si a su madre o a su abuela, me lo contaron― “¿qué debo hacer, en este momento?”  ― “Escucha a Dios, Él te dirá qué debes hacer. Abre el corazón a Dios”: un buen consejo. Recuerdo una vez, durante una peregrinación de jóvenes que se hace una vez al año en el Santuario de Luján, a 70 kilómetros de Buenos Aires: se hace toda la jornada para llegar allí; yo tenía la costumbre de confesar durante la noche. Se acercó un joven, unos 22 años, todo lleno de tatuajes. “Dios mío ―pensé yo―  ¿qué será este?”. Y me dijo: “Sabe usted, he venido porque tengo un problema grave y se lo he contado a mi madre y mi madre me ha dicho: ‘Ve donde la Virgen, haz la peregrinación, y la Virgen te dirá’. Y he venido. He tenido contacto con la Biblia, aquí, he escuchado la Palabra de Dios y me ha tocado el corazón y debo hacer esto, esto, esto, esto, esto”.  La Palabra de Dios te toca el corazón y te cambia la vida. Lo he visto muchas veces, esto, muchas veces. Porque Dios no quiere destruirnos, Dios quiere que seamos más fuertes, más buenos cada día. Quien permanece ante el Crucifijo advierte una paz nueva, aprende a no tener miedo de Dios, porque Jesús en la cruz no da miedo a nadie, es la imagen de la impotencia total y a la vez del amor más pleno, capaz de afrontar cualquier prueba por nosotros. Los santos siempre han tenido una predilección por Jesús Crucificado. La historia de la Pasión de Jesús es el camino maestro para confrontarnos con el mal sin dejarse abrumar por él; en ella no hay juicio ni tampoco resignación, porque está atravesada por una luz mayor, la luz de la Pascua, que permite ver un designio mayor en esas terribles acciones, que ningún impedimento, obstáculo o fracaso puede frustrar. La Palabra de Dios siempre te hace mirar al otro lado: es decir, está la cruz, aquí, es terrible, pero hay otra cosa, una esperanza, una resurrección. La Palabra de Dios te abre todas las puertas, porque Él, el Señor, es la puerta. Tomemos el Evangelio, tomemos la Biblia en la mano: cinco minutos al día, no más. Llevad un Evangelio de bolsillo con vosotros, en el bolso, y cuando estéis de viaje tomadlo y leed un poco, durante el día, un fragmento, dejar que la Palabra de Dios se acerque al corazón. Haced esto y veréis cómo cambiará vuestra vida con la cercanía a la Palabra de Dios. “Sí, Padre, pero yo estoy acostumbrado a leer la Vida de los Santos”: esto hace bien, hace bien, pero no dejar la Palabra de Dios. Toma el Evangelio contigo, y léelo también solo un minuto al día.

Es muy hermoso pensar en la vida con el Señor como una relación de amistad que crece día tras día. ¿Habéis pensado en esto? ¡Es el camino! Pensemos en Dios que nos ama, ¡nos quiere amigos! La amistad con Dios tiene la capacidad de cambiar el corazón; es uno de los grandes dones del Espíritu Santo, la piedad, que nos hace capaces de reconocer la paternidad de Dios. Tenemos un Padre tierno, un Padre afectuoso, un Padre que nos ama, que nos ha amado desde siempre: cuando se experimenta, el corazón se derrite y caen dudas, miedos, sensaciones de indignidad. Nada puede oponerse a este amor del encuentro con el Señor.

Y esto nos recuerda otra gran ayuda, el don del Espíritu Santo, que está presente en nosotros, y que nos instruye, hace viva la Palabra de Dios que leemos, sugiere significados nuevos, abre puertas que parecían cerradas, indica sendas de vida allí donde parecía que hubiera solo oscuridad y confusión. Yo os pregunto: ¿vosotros rezáis al Espíritu Santo? ¿Pero quién es este gran Desconocido? Nosotros rezamos al Padre, sí, el Padre Nuestro, rezamos a Jesús, ¡pero olvidamos al Espíritu! Una vez, haciendo la catequesis a los niños, hice una pregunta: “¿Quién de vosotros sabe quién es el Espíritu Santo?”. Y un niño: “¡Yo lo sé!” ― “¿Y quién es?” – “El paralítico” ¡me dijo! Él había oído “el Paráclito”, y pensaba que era un paralítico. Y muchas veces ―esto me ha hecho pensar― para nosotros el Espíritu Santo está ahí, como si fuera una Persona que no cuenta. ¡El Espíritu Santo es el que te da vida al alma! Dejadle entrar. Hablad con el Espíritu, así como habláis con el Padre, como habláis con el Hijo: hablad con el Espíritu Santo ―¡que no tienen nada de paralítico!―. En Él está la fuerza de la Iglesia, es el que te lleva adelante. El Espíritu Santo es discernimiento en acción, presencia de Dios en nosotros, es el don, el regalo más grande que el Padre asegura a aquellos que lo piden (cfr. Lc 11,13). ¿Y Jesús cómo lo llama? “El don”: “Permaneced aquí en Jerusalén esperando el don de Dios”, que es el Espíritu Santo. Es interesante llevar la vida en amistad con el Espíritu Santo: Él te cambia, Él te hace crecer.

La Liturgia de las Horas hace iniciar los principales momentos de oración de la jornada con esta invocación: «Dios mío, ven en mi auxilio. Señor, date prisa en socorrerme». “¡Señor, ayúdame!”, porque solo no puedo ir adelante, no puedo amar, no puedo vivir… Esta invocación de salvación es la petición irreprimible que brota de lo profundo de nuestro ser. El discernimiento tiene el objetivo de reconocer la salvación que el Señor ha obrado en mi vida, me recuerda que nunca estoy solo y que, si estoy luchando, es porque lo que está en juego es importante. El Espíritu siempre está con nosotros. “Oh, Padre, he hecho algo malo, tengo que ir a confesarme, no puedo hacer nada…”. Pero, ¿has hecho una cosa mala? Habla con el Espíritu que está contigo y dile: “Ayúdame, he hecho esto que está muy mal”. Pero no cancelar el diálogo con el Espíritu Santo. “Padre, estoy en pecado mortal”: no importa, habla con Él así te ayuda a recibir el perdón. No dejar nunca este diálogo con el Espíritu Santo. Y con estas ayudas, que el Señor nos da, no debemos temer. ¡Adelante, ánimo y con alegría!

 

Comentario al evangelio del domingo.

-Elementos:

Pesebre: lugar donde comen los animales.

Pañal: debilidad.

Pastores: desahuciados por el oficio.

Niño: fragilidad.

-El misterio de Dios es más grande que nuestros esquemas.

 

ORACIÓN JUNIORS.

EXPERIENCIA.

Realiza la señal de la cruz invocando a Cristo el don del Espíritu Santo.

Cierra los ojos. En la oscuridad y el silencio: ¿qué es Navidad para la sociedad, para los cristianos y para ti? Recuerda las escenas de Navidad vividos años pasados, durante la infancia, en los Juniors, los niños de catequesis, la parroquia. Si pudieses pintar alguna de las escenas, ¿cuál representarías? ¿Quiénes se encuentran allí? Reza por ellos.

Mira este vídeo:

https://www.youtube.com/watch?v=1vSdCh2RVUs

Escoge una de las imágenes que aparecen, piensa en ella, reza con ella, mírala en silencio permitiendo al Espíritu Santo que te hable a través de ella.

 +REFLEXIÓN.

Toma la Biblia y lee :

X Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 1-14.

Sucedió en aquellos días que salió un decreto del emperador Augusto, ordenando que se empadronase todo el Imperio. Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a empadronarse, cada cual a su ciudad. También José, por ser de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para empadronarse con su esposa María, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras estaba allí, le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada. En aquella misma región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño. De repente un ángel del señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor. El ángel les dijo: “No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido el Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. De pronto, entorno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios diciendo: “Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad”.

¿QUÉ DICE? El pasaje del nacimiento de Jesús, proclamado en todas las iglesias la noche de Navidad contiene una serie de elementos significativos: el Hijo de Dios se ha insertado en la historia, en un tiempo concreto (“siendo Cirino gobernador de Siria”); la paz va a ser uno de los dones que ofrecerá al mundo (Augusto es el emperador que instauró la Pax Augusta), pero esta no se implantará mediante la violencia sino la entrega en la cruz y la acogida del Reino; es el Mesías esperado que cumple las condiciones marcadas por los profetas, el hijo de David que nace en la ciudad donde él había nacido; “el primogénito”, es decir, según la Ley el que es entregado a Dios y rescatado con un cordero o dos tórtolas; Belén significa casa de pan, el pan que Jesús multiplicará y dará a los apóstoles transformado en su cuerpo y sangre, en la eucaristía; los pañales y el pesebre anuncian la cruz en cuanto el niño es enrollado totalmente a estos y colocado en un pesebre, separado de los pechos de la madre; los pastores en vela representan a los pecadores y excluidos que serán quienes acogerán a Cristo, culminando con la figura del buen ladrón; ellos están en vela, actitud del discípulo, quien vela en espera de la segunda vuelta de Cristo; los ángeles acompañan a Jesús en su nacimiento como le acompañarán durante el transcurso de su vida y seguirán presentes después de la resurrección anunciándola; y el mensaje de paz es la benevolencia de Dios, que ha traído este niño y transforma los corazones. Así quienes vivían fuera de la ciudad, apartados de Dios, son los que anuncian la buena noticia.

¿QUÉ TE DICE?  Imagina la escena, situándote en el lugar de los pastores. ¿Cuáles son tus oscuridades y aquello que te aparta de los demás? La Navidad no es para quienes tienen paz, todo les sale bien y se consideran buenos, sino para los pobres, los humildes, los destinatarios de las bienaventuranzas.

¿QUÉ LE DICES?  En el silencio si te brotan las palabras bien, si no, Él está escuchando la música de tu corazón.

COMPROMISO.

La Navidad puede quedar en sentimientos y vivencias sociales o puede realizar su fin principal: el encuentro con Cristo. Y para ello la Iglesia nos ofrece el sacramento de la Reconciliación y la Eucaristía. Vive la Navidad sacramentalmente. Pero no te quedes en ellos. Como los pastores cuando salgas de la Iglesia sal con una mirada nueva, buscando a Cristo en los demás.

CELEBRACIÓN.

Escoge un villancico, escúchalo y ora con él.

 

GUIÓN MISA NIÑOS.

SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS. 1 de enero de 2023

 

Monición de entrada.-

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy hemos empezado el año 2023.

Hace ocho días que fue Navidad.

Y celebramos el nacimiento del Niño Jesús.

Además hoy es la fiesta de María, la Madre de Dios.

Y en la Iglesia rezamos por la paz.

 

Señor ten piedad.-

Tú que has venido a salvarnos. Señor, ten piedad.

Tú, que eres el hijo de María. Cristo, ten piedad.

Tú, que nos das la paz. Señor, ten piedad.

 

Peticiones.-

Jesús,  te pido por el Papa Francisco y el obispo Enrique, para que les ayudes a ser buenos obispos. Te lo pedimos, Señor.

Jesús, te pido por la Iglesia, para que le ayudes a hacer lo que le pides. Te lo pedimos, Señor.

Jesús, te pido por los países, para que no tengan guerras. Te lo pedimos, Señor.

Jesús, te pido por los que vivimos en España, para que nos ayudemos unos a otros. Te lo pedimos, Señor.

Jesús, te pido por las personas que en la ONU y otros sitios trabajan para que se acaben las guerras y se respeten los derechos humanos, para que lo consigan. Te lo pedimos, Señor.

Jesús, te pido por nuestro pueblo y por nosotros, para que este año 2023 sea bueno y siempre estés a nuestro lado. Te lo pedimos, Señor.

 

Acción de gracias.-

María, las niñas y niños queremos felicitarte por tu fiesta y darte las gracias porque el año pasado estuviste con nosotros todos los segundos.

 

GUIÓ MISSA INFANTS..

SANTA MARIA, MARE DE DÉU. 1 de gener de 2022-

 

Monició d’entrada.-

Estimats germans i germanes.

Avui hem començat l’any 2023.

Fa huit dies que fou Nadal.

I celebrarem el naiximent del Jesuset.

A més hui és la festa de Maria, la Mare de Déu.

I a l’Església resem per la pau.

 

Senyor, tingueu pietat.-

Tu, que has vingut a salvar-nos. Senyor, tingueu pietat.

Tu, que eres el fill de Maria. Crist, tingueu pietat.

Tu, que ens dones la pau. Senyor, tingueu pietat.

 

Peticions.-

Jesús, et demane pel Papa Francesc i el bisbe Enric, perquè els ajudes a ser bons bisbes. T’ho demanem, Senyor.

Jesús, et demane per l’Església, perquè l’ajudes a fer el que li demanes. T’ho demanem, Senyor.

Jesús, et demane pels països, perquè no tinguen guerres. T’ho demanem, Senyor.

Jesús, et demane pels qui vivim a Espanya, perquè ens ajudem uns als altres. T’ho demanem, Senyor.

Jesús, et demane per les persones que a l’ONU i altres llocs treballen perquè s’acaben les guerres i es respecten els drets humans, per que ho conseguixen. T’ho demanem, Senyor.

Jesús, et demane pel nostre poble i per nosaltres, perquè aquest any 2023 siga bo i sempre estigues al nostre costat. T’ho demanem, Senyor.

 

Acció de gràcies.-

Maria, les xiquetes i xiquets volem felicitar-te per la teua festa i donar-te les gràcies perque l’any passat estigueres amb nosaltres tots els segons.

SANTA MARIA, MARE DE DÉU. 1 gener 2023.

 

Lectura del llibre dels Nombres 6, 22-27.

En aquells dies el Senyor digué a Moisés: “Digues a Aaron i als seus fills: Beneïu el poble d’Israel amb aquestes paraules: ‘Que el Senyor et beneïsca i et guarde, que et faça veure la claror de la teua mirada i s’apiade de tu; Que el Senyor gire cap a tu la mirada i et done la pau’. Així interposaran el meu nom a favor del poble d’Israel, i jo et beneiré.

Paraula de Déu.

 

Sal  65 (66).

 

Que Déu s’apiade de nosaltres i ens beneïsca. R/.

Que Déu s’apiade de nosaltres i ens beneïsca,

que ens faça veure la claror de la seua mirada.

La terra coneixerà els vostres designis,

i veuran tots els pobles la salvació. R/.

 

Que s’alegren els pobles i criden de goig.

Vós regiu el món amb justícia,

regiu les nacions amb rectitud

i guieu els pobles de la terra.  R/.

 

Que vos alaben les nacions, Déu nostre,

que vos alaben tots els pobles alhora.

Que Déu ens beneïsca,

i el veneren d’un cap a l’altre de la terra. R/.

 

Lectura de la carta de sant Pau als cristians de Galàcia 4, 4-7.

Germans:

Quan el temps arribà a la seua plenitud, Déu envià el seu Fill, nascut d’una dona, nascut davall la Llei, per rescatar els qui vivien davall la Llei, perquè obliguéssem ja la condició de fills.

I la prova que som fills és que Déu ha enviat l’Esperit del seu Fill, que crida en els nostres cors: “Abbà, Pare!”. Per tant, ja no ets esclau, sinó fill; i si ets fill, també ets hereu, per gràcia de Déu.

Paraula de Déu.

 

X Lectura de l’Evangeli segons sant Lluc 2, 18-21

En aquell temps, els pastors anaren a Bet-Lèhem i trobaren Maria i Josep, amb el xiquet al pesebre. Havent-ho vist, amb els propis ulls, van contar allò que els havien dit d’aquell infant, i tothom qui ho sentia es meravellava del que deien els pastors.

Maria conservava aquests records en el seu cor i els meditava.

Després els pastors se’n tornaren, glorificant Déu, lloant-lo pel que havien vist i sentit; tot van trobar-lo com els ho havien anunciat.

Passats vuit dies, quan hagueren de circumcidar-lo, li posaren el nom de Jesús; era el nom que havia indicat l’àngel abans que el concebés sa mare.

 

BIBLIOGRAFÍA.

Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española. BAC. Madrid. 2016.

Biblia de Jerusalén. 5ª edición – 2018. Desclée De Brouwer. Bilbao. 2019.

Nuevo Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego de M. Iglesias González. BAC. Madrid. 2017.

Biblia Didajé con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016.

Catecismo de la Iglesia Católica. Nueva Edición. Asociación de Editores del Catecismo. Barcelona 2020.

La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia. Ciudad Nueva. Madrid. 2006.

Riutort Mestre, P. Llibre del poble de Déu. Gorg. València. 1975.

Pío de Luis, OSA, dr. Comentarios de San Agustín a las lecturas litúrgicas (NT). II. Estudio Agustiniano. Valladolid. 1986.

San Juan de Ávila. Obras Completas I. Audi, filia – Pláticas – Tratados. BAC. Madrid. 2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas II. Comentarios bíblicos – Tratados de reforma – Tratados y escritos menores. BAC. Madrid. 2013.

San Juan de Ávila. Obras Completas III. Sermones. BAC. Madrid.   2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas IV. Epistolario. BAC. Madrid. 2003.

Eucaristía. Verbo Divino.

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