jueves, 8 de diciembre de 2022

Domingo 3º de Adviento. 11 de diciembre de 2022.

 


Primera lectura.

Lectura del libro de Isaías 35,1-6a.10.

El desierto y el yermo se regocijarán y florecerá, germinará y florecerá como flor de narciso, festejará con gozo y cantos de júbilo. Le ha sido dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón. Contemplarán la gloria del Señor, la majestad de nuestro Dios. Fortaleced las manos débiles, afianzad las rodillas vacilantes; decid a los inquietos: “Sed fuertes, no temáis. ¡He aquí vuestro Dios! Llega el desquite, la retribución de Dios. Viene en persona y os salvará. Entonces se despegarán los ojos de los ciegos, los oídos de los sordos se abrirán; entonces saltará el cojo como un ciervo. Retornan los rescatados del Señor. Llegarán a Sión con cantos de júbilo: alegría sin límite en sus rostros. Los dominan el gozo y la alegría. Quedan atrás la pena y la aflicción.

 

Comentario.

-Isaías 34-35:

Díptico relacionado por estilo y contenido con el Segundo Isaías (Is 40-55).

Pequeño Apocalipsis.

Is 34:

Juicio contra Edom, que participo de la desgracia de Judá.

Is 35:

Nuevo exilio por el desierto desde una nueva perspectiva.

-Primer Isaías (Is 1-39):

Se sitúa en Jerusalén, antes de la caída de la ciudad.

-Llamada de atención a un pueblo que se siente seguro de sí mismo y dominado por la autosatisfacción y el letargo.

-Anuncio:

Regreso del exilio y restauración de Judá, Jerusalén y el Templo:

Cambia las penas en alegría.

Desierto, yermo, páramo y estepa transformados por Dios en caminos de esperanza.

Fuerza del pueblo:

La esperanza y la confianza en Dios / sus propias fuerzas.

Dios de Israel:

Salva por caminos diferentes a los de los imperios como el de Babilonia.

Alegría esperanzada / derrota.

Meta: Sión.

Guía: Dios viene en persona y salvará / dirigente humano.

 

 

Salmo responsorial

Sal 146 (145).

 

Ven, Señor, a salvarnos. R/.

El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,

hace justicia a los oprimidos,

da pan a los hambrientos.

El Señor liberta a los cautivos. R/.

 

El Señor abre los ojos al ciego,

el Señor endereza a los que ya se doblan,

el Señor ama a los justos.

El Señor guarda a los peregrinos.  R/.

 

Sustenta al huérfano y a la viuda

y trastorna el camino de los malvados.

El Señor reina eternamente,

tu Dios, Sión, de edad en edad.  R/.

 

Notas exegéticas.

146 Este salmo es el comienzo de un tercer Hallel, Sal 146-150 que los judíos recitaban por la mañana. Ver Sal 113-118 (el pequeño Hallel que los judíos recitaban en las grandes fiestas, especialmente en la cena pascual) y 136 (el gran Hallel que los judíos recitaban por Pascua después del pequeño Hallel).

 

Segunda lectura.

Lectura de la carta del apóstol Santiago 5, 7-10.

Hermanos, esperad con paciencia hasta la venida del Señor. Mirad: el labrador aguarda el fruto precioso de la tierra, esperando con paciencia hasta que recibe la lluvia temprana y tardía. Esperad con paciencia también vosotros, y fortaleced vuestros corazones, porque la venida del Señor está cerca. Hermanos, no os quejéis los unos de los otros, para que no seáis condenados; mirad: el juez está ya a las puertas. Hermanos, tomad como modelo de resistencia y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.

Palabra de Dios.

 

Comentario.

-Primera comunidad cristiana:

Para ella el fin de la historia y venida de Cristo era inminente.

-Fe cristiana:

La historia es un camino a recorrer:

Inicio: la voluntad de Dios creador.

Consumación: venida de Cristo.

-Esperanza y paciencia:

La historia se construye con esfuerzo, pero sin quemar etapas o precipitarse irresponsablemente.

 

Evangelio.

X Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 2-11.

En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus discípulos a preguntarle:

-¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?

Jesús les respondió:

-Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven y los cojos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y los pobres son evangelizados. ¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí!

Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan:

-¿Qué salisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito: “Yo envío a mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti”. En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.

 

Textos paralelos.

 

Mt 11, 2-11

Lc 7, 18-28

Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus discípulos a preguntarle:

 

 

 

 

-¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?

 

 

Jesús les respondió:

 

 

 

 

-Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven y los cojos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y los pobres son evangelizados. ¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí!

 

Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan:

 

-¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito: “Yo envío a mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti”. En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.

Los discípulos de Juan le contaron todo esto. Y Juan, llamando a dos de sus discípulos, los envió al Señor diciendo: “¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?”. Los hombres se presentaron ante él y le dijeron:

 

-Juan el Bautista nos ha mandado a ti para decirte: “¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar a otro?”.

 

En aquella hora curó a muchos de enfermedades, achaques y malos espíritus; y a muchos ciegos les otorgó la vista. Y respondiéndoles les dijo:

 

-Id y anunciar a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan, los pobres son evangelizados. Y, ¡bienaventurado el que no se escandalice de mí!

 

Cuando se marcharon los mensajeros de Juan, se puso a hablar a la gente acerca de Juan:

 

-¿Qué salisteis a contemplar en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? Pues ¿qué salisteis a ver? ¿Un hombre vestido con ropas finas? Mirad, los que se visten fastuosamente y viven entre placeres están en los palacios reales. Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito: “Yo envío mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti”. Porque os digo, entre los nacidos de mujer no hay nadie mayor que Juan. Aunque el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él.

¿Eres tú el que ha de venir?

Dt 18, 15: El Señor, tu Dios, te suscitará de entre los tuyos, de entre tus hermanos, un profeta como yo. A él escucharás.

Sal 118, 26: Bendito el que viene en nombre del Señor, os bendecimos, desde la casa de Dios.

Dn 7, 13: Seguí mirando. Y en mi visión nocturna vi venir una especie de hijo de hombre entre las nubes del cielo. Avanzó hacia el anciano y llegó hasta su presencia.

Dn 9, 26: Pasadas las sesenta y dos semanas, matarán a un ungido inocente. Vendrá un príncipe con su tropa y arrasará la ciudad y el templo, pero su final será un cataclismo: guerra y destrucción están decretadas hasta el fin.

¿O debemos esperar a otro?

Ml 3, 1: Voy a enviar a mi mensajero para que prepare el camino ante mí. De repente llegará a su santuario el señor a quien vosotros andáis buscando; y el mensajero de la alianza en quien os regocijáis, mirad que está llegando, dice el Señor del universo.

Mt 3, 11: Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí es más fuerte que yo y no merezco ni llevarle las sandalias.

Id y contad a Juan lo que oís y veis.

Jn 1, 21: Le preguntaron: “¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?”. Él dijo: “No lo soy”. “¿Eres tú el Profeta?”. Respondió: “No”.

Los cojos andan y los sordos oyen.

Is 26, 19: ¡Revivirán los muertos, resurgirán nuestros cadáveres, despertarán jubilosos los que habitan en el polvo! Pues rocío de luz es tu rocío, que harás caer sobre la tierra de las sombras.

Is 29, 18-19: Aquel día, oirán los sordos las palabras del libro; sin tinieblas ni oscuridad verán los ojos de los ciegos. Los oprimidos volverán a alegrarse en el Señor, y los pobres se llegarán de júbilo.

Is 35, 5: Entonces se despegarán los ojos de los ciegos, los oídos de los sordos se abrirán; entonces saltará el cojo como un ciervo y cantará la lengua del mudo, porque han brotado aguas en el desierto y corrientes en la estepa.

Is 42, 7: Para que abras los ojos a los ciegos, saques a los cautivos de la cárcel, de la prisión a los que habitan en tinieblas.

Is 42, 18: ¡Sordos, escuchad; ciegos, mirad y ved!

Is 61, 1: El Espíritu del Señor, Dios, está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres, para curar los corazones desgarrados, proclamar la amnistía a los cautivos, y a los prisioneros la libertad.

Mt 5, 3: Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.

Mt 8, 3: Extendió la mano y lo tocó diciendo: “Quiero, queda limpio”. Y enseguida quedó limpio de lepra.

Mt 15, 31: La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y daban gloria al Dios de Israel.

La buena nueva.

Mt 13, 57: Y se escandalizaban a causa de él. Jesús les dijo: “Solo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta”.

Dichoso aquel a quien yo no le sirva de escándalo.

Is 8, 7: Por eso, el Señor hará subir contra ellos las aguas del Éufrates, impetuosas y abundantes: al rey de Asiria con todo su poder. Se saldrá de cauce, desbordará sus riberas.

Jn 6, 61: Sabiendo Jesús que sus discípulos lo criticaban les dijo: “Esto os escandaliza?”.

Jesús a hablar de Juan a la gente.

Mt 3, 1: Por aquellos días Juan el Bautista se presenta en el desierto de Judea, predicando.

Mt 3, 5-6: Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y de la comarca del Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán.

¿Una persona elegantemente vestida?

Mt 3, 4: Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.

Entonces, ¿a qué salisteis?

Mt 16, 14: Ellos contestaron: “Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas”.

Lc 1, 76-79: Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, anunciando a su pueblo la salvación por el perdón de los pecados. Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Voy a enviar a mi mensajero.

Ex 23, 20: Voy a enviarte un ángel por delante, para que te cuide en el camino y te lleve al lugar que he preparado.

Ml 3, 1: Voy a enviar a mi mensajero para que prepare el camino ante mí. De repente llegará a su santuario el Señor a quien vosotros andáis buscando; y el mensajero de la alianza en quien os regocijáis, mirad que está llegando, dice el Señor del universo.

Dn 4, 14: Por decreto de los ángeles llega la sentencia, y por mandato de los santos la resolución, a fin de que los vivientes reconozcan que el dominio del Altísimo está por encima del reinado de los hombres; él lo da a quien quiere y eleva hasta el reino al más humilde de los hombres.

Mc 1, 2: Como está escrito en el profeta Isaías: “Yo envío a mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino”.

Hch 13, 24-25: Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión antes que llegara Jesús; y, cuando Juan estaba para concluir el curso de su vida, decía: “Yo no soy quien pensáis, pero, mirad, viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias de los pies”.

No ha aparecido uno mayor que Juan.

Jb 14, 1: El hombre, nacido de mujer, corto de días y harto de inquietudes.

Dt 34, 10: No surgió en Israel otro profeta como Moisés, con quien el Señor trataba cara a cara.

Mayor que él.

Lc 16, 16: La Ley y los Profetas llegan hasta Juan; desde entonces se anuncia la buena noticia del reino de Dios y todos se esfuerzan por entrar en él.

 

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén.

11 2 Var: “dos de sus discípulos”, ver Lc 7, 18.

11 3 Sin dudar absolutamente de Jesús, Juan Bautista se extraña viéndole plasmar un tipo de Mesías tan distinto del que él esperaba, ver 3, 10-13.

11 5 Lit. “los pobres son evangelizados”, ver Mt 4, 23. Con esta alusión a los oráculos de Isaías, Jesús muestra a Juan que sus obras inauguran ciertamente la era mesiánica, pero con maneras de bondad y salvación, no de violencia y castigo.

11 6 La toma de posición a favor o contra Jesús determina el juicio. El Reino y Jesús casi son aquí identificados.

11 11 Por el solo hecho de pertenecer al Reino, mientras que Juan, en tanto que Precursor, se ha quedado a la puerta. Esta frase contrapone dos épocas de la obra divina, dos “economías”, sin minusvalorar en nada a la persona de Juan: los tiempos del Reino trascienden totalmente a los que lo han precedido y preparado.

 

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica.

3 EL QUE TENÍA QUE VENIR: expresión técnica que designa al Mesías esperado, como profeta que anunciaba Dt 18, 15-19. //O HEMOS DE AGUARDAR A OTRO: o bien, o aquel a quien aguardamos es otro. En el circulo del Bautista surge la duda: el anunciado por Ml 3, 1-5 sería irresistible contra los malos, ¡y no se ve que Jesús actúe con “fuego de fundidor, lejía de lavadores”.

4 El comienzo del v. es, lit.: y habiendo respondido el Jesús dijo a ellos. // ID A CONTAR: lit. habiendo ido, contad.

5 No hay un solo artículo enla enumeración del texto ghiego: ciegos..., cojos..., leprosos..., etc. Jesús cita en mosaico varias frases de Is; pero la última cita (61, 1) no se prolonga hasta el fin del versículo, que anuncia “amnistía a los cautivos y a los presioneros la libertad”. Juan deberá permanecer en la cárcel; su “liberación” será el martirio. // (LOS) MUERTOS SON DESPERTADOS: los muertos vuelven a la vida.

6 EL QUE NO DÉ UN MAL PASO A CAUSA DE MÍ: el que no tropiece en mí: el que no “se escandalice” por ver en mí algo con lo que no contaba.

7-9 AQUEL GENTÍO: artículo (“las multitudes”) con valor de adjetivo demostrativo. // ¿QUÉ SALISTEIS A VER...?: ... aquí, como en las preguntas de ¿A qué salisteis? ¿A ver a un hombre, etc.?... // PERO, ENTONCES: supone una respuesta implícita negativa a las preguntas anteriores.

10 ESTÁ ESCRITO: el tiempo verbal griego (perfecto) equivale a: “se escribió en el pasado, y eso está realizándose ahora”.

11 DE MUJER: lit. de mujeres. // EL MENOR: tal vez se refiere al mismo Jesús, “más joven” que Juan.

 

Notas exegéticas de la Biblia Didajé.

11, 1-15 Cristo responde con sus acciones, en especial con sus curaciones milagrosas, a la pregunta formulada por los discípulos de Juan el Bautista. Todas ellas eran signos del Mesías profetizado en el Antiguo Testamento. Mediante la fe podemos ver el reino de Dios presente a través de los milagros de Cristo y de su Iglesia. Cat. 548-549, 2443.

11, 9 Los profetas estaban inspirados por el Espíritu Santo para llamar al pueblo elegido a la fidelidad de la ley de Dios y para proclamar la venida del Mesías. Juan Bautista es considerado como el último de los profetas, completando el ciclo iniciado por Elías. Juan también fue el primero en anunciar la llegada del reino de Dios, así como Elías fue el primero en anunciar la promesa de redención hecha por Dios. Cat. 719, 523.

 

Catecismo de la Iglesia Católica.

Cat. 548-549, 2443. Cat. 719, 523.

548 Los signos que lleva a cabo Jesús testimonian que el Padre le ha enviado. Invitan a creer en Jesús. Concede lo que le piden a los que acuden a él con fe. Por tanto los milagros fortalecen la fe en Aquel que hace las obras de su Padre: estas testimonian que él es el Hijo de Dios.

2443 La buena nueva anunciada a los pobres es el signo de la presencia de Cristo.

719 Juan es más que un profeta. En él, el Espíritu Santo consuma el hablar por los profetas. Juan termina el ciclo de los profetas inaugurado por Elías. Anuncia la inminencia de la consolación de Israel, es la voz del Consolador que llega.

523 San Juan Bautista es el precursor inmediato del Señor, enviado para prepararle el camino. Profeta del Altísimo sobre pasa a todos los profetas, de los que es el último, e inaugura el Evangelio.

 

Concilio Vaticano II

Los milagros de Jesús, a su vez, confirman que el reino ya llegó a la tierra.

Lumen Gentium, 5.

Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad, habiendo hablado antiguamente en muchas ocasiones de diferentes maneras a nuestros padres por medio de los profetas, cuando llegó la plenitud de los tiempos, envió a su Hijo, el Verbo hecho carne, ungido por el Espíritu Santo, para evangelizar a los pobres y curar a los contritos de corazón, como médico corporal y espiritual, Mediador entre Dios y los hombres.  En efecto, su humanidad, unida a la persona del Verbo, fue instrumento de nuestra salvación. Por eso, en Cristo se realizó plenamente nuestra reconciliación y se nos dio la plenitud del culto divino. Esta obra de la redención humana y de la perfecta glorificación de Dios, preparada por las maravillas que Dios obró en el pueblo de la Antigua Alianza, Cristo el Señor la realizó principalmente por el misterio pascual de su bienaventurada pasión, resurrección de entre los muertos y glorisa ascensión.

Sacrosanctum Concilium, 5.

 

San Agustín

Juan tenía sus propios discípulos; no estaba separado, sino que era un testigo dispuesto a dar su testimonio. Convenía que diese testimonio de Cristo, que reunía también sus propios discípulos; podía sentir celos, si no podía verlo. Y como los discípulos de Juan estimaban tanto a su maestro, oían de él el testimonio sobre Cristo y se maravillaban; a punto de morir quiso que él los confirmara. Sin duda decían ellos dentro de sí: Juan dice de él cosas tan grandes que él no las dice de sí mismo. Id y decidle, no porque yo dude, sino para que vosotros os instruyáis.

Hay que entregar ya a los pobres lo que habéis reunido los que lo reunisteis. Y esta vez tenemos mucho menos de la suma habitual. Sacudid la pereza. Yo soy ahora mendigo de los mendigos, para que vosotros seas contados en el número de los hijos.

Sermón 66. I, pgs. 93-94.

 

Los Santos Padres.

No hace esta pregunta por ignorancia, ya que él mismo lo había mostrado a los ignorantes diciendo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Jn 1, 29) y había oído la voz del Padre que proclamaba como un trueno: “Este es mi Hijo amado en quien me complazco” (Mt 3, 17). [...] Juan, que iba a ser matado por Herodes, envía a sus discípulos a Cristo para que en esta ocasión, al ver sus signos y milagros, creyeran en él y aprendieran a través de la pregunta de su maestro.

Jerónimo, Comentario al Ev. de Mateo, 3, 11. Ia, pg. 294.

¿Acaso Cristo pudo hacer algo que diera motivo de escándalo para Juan? Ciertamente que no. Él permanecía en su línea característica de doctrina y acciones. Pero hay que investigar el alcance específico de la anterior expresión, qué es lo que quiere dar a entender con la frase “a los pobres se les anuncia el Evangelio”. Estos son los que han perdido su vida, los que han tomado su cruz y le han seguido, los que se han hecho humildes de espíritu y para los que está preparado el reino de los cielos. Puesto que parece que todos estos sufrimientos están relacionados con el Señor y que su cruz constituiría un escándalo para mucha gente, manifiesta que son bienaventurados aquellos cuya fe no sufría ninguna prueba por el hecho de su cruz, de su muerte y de su sepultura.

Hilario de Poitiers, Sobre el Ev. de Mateo, 1, 3. Ia, pg. 295.

Pero los aduladores, los que buscan ventajas y corren tras las riquezas, los que viven entre delicias y se visten con vestiduras muelles, habitan en las casas de los reyes. Con esto se nos muestra que una vida austera y una predicación austera deben evitar las cortes de los reyes y los palacios de los hombres voluptuosos.

Jerónimo, Comentario al Ev. de Mateo, 2,11.8. Ia, pg. 297.

¿En qué, pues, era mayor? En que el que está más cerca del que había venido.

Juan Crisóstomo, Homilías sobre el Ev. de Mateo, 37, 2. Ia, pg. 298.

 

San Juan de Ávila

Mas bajando el Señor del monte atrévense a llegar los cojos y los ciegos y todos los enfermos, y todos cobran salud. Mas, ¿qué fuera si no bajara? Y si de no bajar su Majestad nos viera tanto mal, ¿qué será o qué diremos de los que, habiendo bajado a dar salud al enfermo, y vista al ciego, y pies al cojo, y vida al muerto, siendo ellos tales ciegos, cojos, enfermos y muertos, ni llegan al Señor ni cobran salud, etc.  (cf. Mt 11, 5)? ¿En qué lugar ponernos esta gente?

Sermón Santos Fabián y Sebastián. III, pg. 997.

Sea compañera de nuestro Señor, y diga como Santo Ignacio: ¡Tormentos, cruces, quebrantamiento de huesos y todos los tormentos por arte del demonio inventados, todos vengan sobre mí solo con que yo merezca ver a mi Señor Jesucristo en su gloria! Y pues tiene esperanza que lo ha de ver, tenga esfuerzo para padecer. Y mire que no le tomen de sobresalto, pues tanto antes que le viniesen estos trabajos le han sido dichos. Escogiola el Señor para mártir de amor y para que beba su cáliz con Él; no se escandalice en lo que le envía, que Él dijo: ¡Bienaventurado el que no se escandalizare en mí! (Mt 11, 6)

Carta a una señora afligida y tentada del demonio. IV, pg. 442.

Pase adelante, sñora, pase, y hágase fuerte en fe y no en razones; y parézcale muy bien Jesucristo en todo lo que hace, hará y ha hecho con ella, acordándose de la palabra que dijo a los discípulos de San Juan: Bienaventurado el que que no se escandalizare en mí (Mt 11, 6). Este muy asentada, que este a quien siguió es Jesucristo, este por quien todo lo dejó es Jesucristo; y contenta por haberlo perdido todo por Él, esté muy rica. Porque quien más pierde por Él, más glorioso es en el reino de Dios.

A una señora. IV, pg. 464.

 

San Oscar Romero.

Ese es el mesianismo que Cristo anuncia y que la Iglesia sigue predicando. Por eso, hermanos, tiene que ser una salvación que sólo Dios puede dar. Los hombres pueden sembrar rencores, los hombres pueden poner armas en las manos de los débiles. Los hombres pueden dar leyes tremendamente represivas. Los hombres pueden atropellar con armas y con poder, pero, como nos dijo el diplomático que les he leído hoy, eso no trae la verdadera salvación y no sólo desde una perspectiva diplomática, sino desde el Evangelio, les estoy diciendo ahora, una salvación que la cristiandad, el mundo creyente en Cristo, espera tiene que venir sólo de Dios.

Por eso, en estos días de Adviento, hermanos, mucha oración. Ven Señor Jesús, o como le está clamando la Iglesia en su rezo al Rey que ha de venir: ¡Venid adorémosle! Lloved, oh cielos, como la lluvia espera la tierra reseca y de la tierra germina el brote de las nuevas cosechas así esperamos la venida del Redentor. Esto es, queridos hermanos, el primer pensamiento de estas lecturas de hoy. Sólo Dios puede salvarnos y en el corazón del hombre tiene que despertar una gran esperanza de que Dios nos va a salvar.

Homilía, 11 de diciembre de 1977.

 

Papa Francisco.  

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En este tercer domingo de Adviento, llamado el “domingo de la alegría”, la Palabra de Dios nos invita, por una parte, a la alegría y, por otra, a la conciencia de que la existencia incluye también momentos de duda, en los que es difícil creer. La alegría y la duda son experiencias que forman parte de nuestras vidas.

A la invitación explícita a la alegría del profeta Isaías: «Que el desierto y el sequedal se alegren, regocíjese la estepa y la florezca como flor» (35, 1), se contrapone en el Evangelio la duda de Juan el Bautista: «¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?» (Mateo 11, 3). De hecho, el profeta ve más allá de la situación, tiene ante sí gente desanimada: manos débiles, rodillas vacilantes, corazones intranquilos (cf. Isaías 35, 3-4). Es la misma realidad que siempre pone a prueba la fe. Pero el hombre de Dios mira más allá, porque el Espíritu Santo hace que su corazón sienta el poder de su promesa y anuncia la salvación: «¡Ánimo, no temáis! Mirad que vuestro Dios viene, [...] os salvará» (v. 4). Y entonces todo se transforma: el desierto florece, el consuelo y la alegría se apoderan de los perdidos, los cojos, los ciegos, los mudos se curan (cf. vv. 5-6). Esto es lo que sucede con Jesús: «los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva» (Mateo 11, 5).

Esta descripción nos muestra que la salvación envuelve al hombre entero y lo regenera. Pero este nuevo nacimiento, con la alegría que lo acompaña, presupone siempre una muerte para nosotros mismos y para el pecado que está dentro de nosotros. De ahí la llamada a la conversión, que es la base de la predicación tanto del Bautista como de Jesús; en particular, se trata de convertir la idea que tenemos de Dios. Y el tiempo de Adviento nos estimula a hacerlo precisamente con la pregunta que Juan el Bautista le hace a Jesús: «¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?» (Mateo 11, 3). Pensemos: toda su vida Juan esperó al Mesías; su estilo de vida, su cuerpo mismo, está moldeado por esta espera. Por eso también Jesús lo alaba con estas palabras: «no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista» (Mateo 11, 11). Sin embargo, él también tuvo que convertirse a Jesús. Como Juan, también nosotros estamos llamados a reconocer el rostro que Dios eligió asumir en Jesucristo, humilde y misericordioso.

El Adviento es un tiempo de gracia. Nos dice que no basta con creer en Dios: es necesario purificar nuestra fe cada día. Se trata de prepararnos para acoger no a un personaje de cuento de hadas, sino al Dios que nos llama, que nos implica y ante el que se impone una elección. El Niño que yace en el pesebre tiene el rostro de nuestros hermanos más necesitados, de los pobres, que «son los privilegiados de este misterio y, a menudo, aquellos que son más capaces de reconocer la presencia de Dios en medio de nosotros» (Carta Apostólica Admirabile signum, 6).

Que la Virgen María nos ayude para que, al acercarnos a la Navidad, no nos dejemos distraer por las cosas externas, sino que hagamos espacio en nuestros corazones a Aquél que ya ha venido y quiere volver a venir para curar nuestras enfermedades y darnos su alegría.

 

Papa Francisco. Audiencia general.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En el proceso del discernimiento, es importante permanecer atentos también a la fase que sigue inmediatamente a la decisión tomada, para captar los signos que la confirman o los que la desmienten.  Debo tomar una decisión, hago el discernimiento, pro o contra, sentimientos, rezo… después termina este proceso y tomo la decisión y después viene esa parte en la que debemos estar atentos, ver. Porque en la vida hay decisiones que no son buenas y hay signos que la desmienten, mientras que para las buenas hay signos que la confirman.

Hemos visto de hecho cómo el tiempo es un criterio fundamental para reconocer la voz de Dios en medio de otras muchas voces. Solo Él es Señor del tiempo: esto es una marca de garantía de su originalidad, que lo diferencia de las imitaciones que hablan en su nombre sin lograrlo. Uno de los signos distintivos del espíritu bueno es el hecho de que comunica una paz que dura en el tiempo. Si tú haces una profundización, después tomas la decisión y esto te da una paz que dura en el tiempo, esto es una buena señal e indica que el camino ha sido bueno. Una paz que trae armonía, unidad, fervor, celo. Tú sales del proceso de profundización mejor de cómo has entrado.

Por ejemplo, si tomo la decisión de dedicar media hora más a la oración, y después me doy cuenta de que vivo mejor los otros momentos del día, estoy más sereno, menos ansioso, desempeño con más cuidado y gusto el trabajo, incluso las relaciones con algunas personas difíciles se vuelven más fáciles…: todos estos son signos importantes que sostienen la bondad de la decisión tomada. La vida espiritual es circular: la bondad de una elección es beneficiosa para todos los ámbitos de nuestra vida. Porque es participación en la creatividad de Dios.

Podemos reconocer algunos aspectos importantes que ayudan a leer el tiempo sucesivo a la decisión como posible confirmación de su bondad, porque el tiempo sucesivo confirma la bondad de la decisión. Estos aspectos importantes ya los hemos visto, de alguna manera, a lo largo de estas catequesis, pero ahora encuentran una aplicación ulterior.

Un primer aspecto es si la decisión es considerada como un posible signo de respuesta al amor y a la generosidad que el Señor tiene hacia mí. No nace del miedo, no nace de un chantaje afectivo o de una obligación, sino que nace de la gratitud por el bien recibido, que mueve el corazón a vivir con liberalidad la relación con el Señor.

Otro elemento importante es la conciencia de sentirse en el propio lugar en la vida —esa tranquilidad: “Estoy en mi lugar”— y sentirse parte de un diseño más grande, al que se desea ofrecer la propia contribución. En la plaza de San Pedro hay dos puntos precisos —los focos de la elipse— desde donde se ven las columnas de Bernini perfectamente alineadas. De forma análoga, el hombre puede reconocer que ha encontrado lo que está buscando cuando su jornada se vuelve más ordenada, advierte una creciente integración entre sus múltiples intereses, establece una correcta jerarquía de importancia y logra vivir todo con facilidad, afrontando con renovada energía y fuerza de ánimo las dificultades que se presentan. Estas son las señales de que has tomado una buena decisión.

Otro buen signo, por ejemplo, de confirmación es el hecho de permanecer libres respecto a lo decidido, dispuestos a volver a cuestionarlo, también a renunciar frente a posibles desmentidos, tratando de encontrar en ellos una posible enseñanza del Señor. Esto no porque Él quiera privarnos de lo que más queremos, sino para vivirlo con libertad, sin apego. Solo Dios sabe qué es verdaderamente bueno para nosotros. Ser posesivo es enemigo del bien y mata el afecto, estad atentos a esto, ser posesivo es enemigo del bien, mata el afecto: los muchos casos de violencia en ámbito doméstico, de los que lamentablemente tenemos noticias frecuentes, nacen casi siempre de la pretensión de poseer el afecto del otro, de la búsqueda de una seguridad absoluta que mata la libertad y sofoca la vida, haciéndola un infierno.

Podemos amar solo en la libertad, por esto el Señor nos ha creado libres, libres también de decirle no. Ofrecerle a Él lo que más queremos está en nuestro interés, nos consiente vivirlo de la mejor manera posible y en la verdad, como un don que nos ha hecho, como un signo de su bondad gratuita, sabiendo que nuestra vida, así como la historia entera, está en sus manos benévolas. Es lo que la Biblia llama el temor de Dios, es decir, el respeto de Dios, no que Dios me asuste, no, sino un respeto, una condición indispensable para acoger el don de la Sabiduría (cfr. Sir 1,1-18). Es el temor que expulsa cualquier otro temor, porque está orientado a Aquel que es Señor de todas las cosas. Frente a Él nada puede inquietarnos. Es la experiencia asombrada de san Pablo, que decía así: «Sé andar escaso y sobrado. Estoy avezado a todo y en todo: a la saciedad y al hambre: a la abundancia y a la privación. Todo lo puedo en Aquel que me conforta» (Fil 4,12-13). Este es el hombre libre, que bendice al Señor tanto cuando vienen las cosas buenas como cuando vienen las cosas no tan buenas: ¡bendecido sea y vamos adelante!

Reconocer esto es fundamental para una buena decisión, y tranquiliza sobre lo que no podemos controlar o prever: la salud, el futuro, las personas queridas, nuestros proyectos. Lo que cuenta es que nuestra confianza esté puesta en el Señor del universo, que nos ama inmensamente y sabe que podemos construir con Él algo maravilloso, algo eterno. Las vidas de los santos nos lo muestran de la forma más hermosa. Vayamos siempre adelante tratando de tomar las decisiones así, en oración y sintiendo qué sucede en nuestro corazón e ir adelante lentamente, ¡ánimo!

 

Comentario al evangelio del domingo.

-Estructura:

Pregunta de Juan el Bautista (Mt 11, 2-3):

Juan Bautista:

Correa de transmisión entre las promesas mesiánicas del Antiguo Testamento y el cumplimiento en Jesús que anuncia el Nuevo.

Encarcelado, duda sobre Jesús.

Respuesta de Jesús (Mt 11, 4-6):

Apela a los signos mesiánicos anunciados por Isaías:

Sanación de los enfermos.

Defensa de los débiles.

Anuncio de salvación a los pobres.

Elogio de Juan el Bautista (Mt 11, 8-11):

El profeta anunciado por los profetas.

Más grande – más pequeño – más grande.

 

EXPERIENCIA.

Realiza la señal de la cruz sobre tu frente, labios y pecho, invocando el don del Espíritu Santo para que puedas conocer el evangelio de este domingo con el Espíritu con que fue escrito.

Abre las manos y permanece en silencio contemplándolas.

¿Para qué sirven? ¿Qué puedes hacer con ellas? ¿Pueden cambiar el mundo?

Mira este vídeo:

https://www.youtube.com/watch?v=ieHCY4I47O4

El protagonista es Nelson Mandela (1918-2013), el líder sudafricano que lucho contra el apartheid, es decir, la discriminación de los negros frente a los blancos, encarcelado sufrió duras condiciones. Finalmente fue liberado y alcanzó la presidencia de Sudáfrica. Fue uno de los líderes cristianos referentes del siglo XX.

Escucha su voz, lee la traducción de sus palabras, piensa y ora con ellas. ¿Qué hizo y por qué lo hizo?

¿Cuáles fueron sus ideales? ¿Un profeta, un presidente, un líder político? ¿Cómo se consideraba él mismo?

+REFLEXIÓN.

Toma la Biblia y lee :

X Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 2-11.

En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus discípulos a preguntarle:

-¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?

Jesús les respondió:

-Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven y los cojos andan; los leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y los pobres son evangelizados. ¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí!

Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan:

-¿Qué salisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Este es de quien está escrito: “Yo envío a mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti”. En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.

 

¿QUÉ DICE? Juan depositó todas sus esperanzas en Jesús, hasta considerarse, quien fue profeta y maestro del movimiento bautista, considerarse inferior al que acogió como Mesías, el anunciado por los profetas. Sin embargo Jesús no actúa según los criterios del mesianismo que animaban la esperanza del Bautista, es decir, un líder que destruiría a los malvados y salvaría a los justos cerrando de este modo la historia de la humanidad. Frente al mesías violento y justo, según el concepto humano de justicia, Jesús recorre las calles y los caminos de Palestina invitando a la conversión y anunciando la Buena Noticia desde la misericordia, renunciando a todo tipo de violencia. Durante las largas horas en el calabozo Juan piensa y el desánimo hace mella en quien esperaba ser liberado de la cárcel por el Mesías. Por este motivo envía a sus discípulos a fin de investigar si Jesús es el esperado o un embaucador. La respuesta de Cristo, apoyado en Isaías, desvanece las dudas sobre su identidad, si bien, omite de Is 61, 1 las palabras “proclamar la amnistía a los cautivos, y a los prisioneros la libertad”. Es decir, Juan el más grande del Antiguo Testamento, pero no del Nuevo Testamento, tiene que asumir la cárcel y el asesinato dictaminado por Herodes. Los planes de Dios no son los planes de las personas. El tiempo de Dios no es los tiempos de los hombres y mujeres.

¿QUÉ TE DICE?  Después de leer el texto, imagínalo mediante la composición de lugar. Sitúate en el lugar de Juan el Bautista, es decir, en tus dudas, desánimos, impotencia para contestar a la pregunta que nos plantean quienes no creen: “Si Dios existe, ¿por qué permite el sufrimiento de los inocentes? ¿Cuáles son tus dudas? Cierra los ojos, pregúntale a Jesús. Abre los ojos, escúchale.

¿QUÉ LE DICES? Mantén una conversación con Jesús, para ello puedes acercarte a tu parroquia y rezar ante el sagrario. Allí te encontrarás cara a cara con Él, corazón biológico frente a corazón eucarístico. Repite las palabras de Jesús en tu interior, escucha su silencio, Él tiene un mensaje para ti. Pero este no es automático, la oración no es el WhatsApp: envío mensaje y en cuestión de segundos o minutos la otra persona me responde o al menos el indicador señala que lo ha leído. Juan tuvo que esperar para recibir la respuesta, permaneciendo en la incertidumbre de la cárcel. ¿La aceptó? Imaginamos que sí, pero los evangelios nada nos indican, tan solo su martirio decapitado.

 

COMPROMISO.

Nelson Mandela pudo permanecer impasible ante la situación de su pueblo. Sin embargo luchó para lograr el final del apartheid. Fue una gota en el océano que cambió su país. No solo logrando la igualdad entre negros y blancos, sino también, desde su experiencia de encuentro con los evangelios, la reconciliación entre los pueblos que antes coexistían y con la llegada a la presidencia de la República Sudafricana comenzaron a convivir. En estos días plantéate un compromiso que favorezca la paz en tu entorno.

 

CELEBRACIÓN.

Escucha la canción del coro de la parroquia San José Obrero.

https://www.youtube.com/watch?v=inwrKkWuwnA

 

GUIÓN MISA NIÑOS.

DOMINGO 4º DE ADVIENTO. 18 de diciembre de 2022.

 

Monición de entrada.-

Hoy estamos muy cerca del día de Navidad.

La fiesta del nacimiento de Jesús.

Y así este domingo la misa nos ayuda a esperar a Jesús

como lo hicieron María y José.

 

La corona de Adviento.

Jesús,

hoy vamos a encender la cuarta vela.

Es la vela de María y José

con la está ya encendida

toda la corona de Adviento.

Que las luces, igual que

las luces del Belén y el árbol de Navidad

nos enseñen a tener el corazón encendido,

con pequeños gestos de amor.

 

Señor ten piedad.-

Tú que estuviste en la tripa de María. Señor, ten piedad.

Tú que estuviste en el corazón de José. Cristo, ten piedad.

Tú que estuviste en el corazón de los ángeles Señor, ten piedad.

 

Peticiones.-

Jesús,  te pido por el Papa Francisco y el arzobispo de Valencia Enrique. Te lo pedimos, Señor.

Jesús, te pido por la gran misión. Te lo pedimos, Señor.

Jesús, te pido por las personas que vivimos en la tierra. Te lo pedimos, Señor.

Jesús, te pido por las personas que el día de Navidad no estarán con su familia. Te lo pedimos, Señor.

Jesús, te pido por nosotros. Te lo pedimos, Señor.

 

Oración a la Virgen María.-

María, madre de Jesús, queremos decirte que también nosotros te queremos como José y darte las gracias por ser tan valiente.

 

GUIÓ MISSA INFANTS..

DIUMENGE 4t. DEL TEMPS D’ADVENT.

 

Monició d’entrada.-

Hui estem molt propet del dia de Nadal,

la festa del naixement de Jesús.

I així aquesta missa ens ajuda a esperar a Jesús

com ho feren Maria i Josep.

 

La corona d’Advent.

Jesús,

anem a encendre el quart ciri.

És el de Maria i Josep,

amb el que està encesa

tota la corona d’Advent.

Que les llums, el mateix que

les llums del Betlem i l’arbre de Nadal,

ens ensenyen a tindre el cor encés

amb xicotets gestos d’amor.

 

Senyor, tingueu pietat.-

Vos, que estiguéreu a la panxeta de Maria, Senyor, tingueu pietat.

Vos, que estiguéreu al cor de Josep. Crist, tingueu pietat.

Vos, que estiguéreu al cor dels àngels, Senyor, tingueu pietat.

 

Peticiones.-

Jesús,  et demane pel Papa Francesc i l’Arquebisbe Enric Benavent. Vos ho demanem, Senyor.

Jesús, et demane per la gran missió. Vos ho demanem, Senyor.

Jesús, et demane per les persones que vivim a la terra. Vos ho demanem, Senyor.

Jesús, et demane per les persones que el dia de Nadal no estaran amb la seua família. Vos ho demanem, Senyor.

Jesús, et demane per nosaltres. Vos ho demanem, Senyor.

 

Oració a la Verge Maria.-

Maria, Mare de Jesús, volem dir-te que també nosaltres t’estimem com Josep i volem donar-te les gràcies per ser tan valenta.

 

 

DIUMENGE 4t. T. ADVENT.

 

Lectura del llibre del profeta Isaïes 7, 10-14.

En aquells dies el Senyor digué a Acaz:

-Demana al Senyor, el teu Déu, un senyal prodigiós, tan avall com vulgues, a les profunditats del país dels morts, o tan amunt com vulgues, dalt al cel.

Acaz respongué:

-No en vull demanar cap; no vull temptar el Senyor.

Llavors digué Isaïes:

-Escolteu, casa de David: No en teniu prou de fer-vos pesats als hòmens que fins vos feu pesats al meu Déu? Per això el Senyor mateix vos donarà un senyal:

-La donzella tindrà un fill i li posarà Emmanuel, que vol dir Déu-és-amb-nosaltres.

Paraula de Déu.

 

Sal  (23).

 

Ha d’entrar el Senyor, el rei de la glòria. R/.

És del Senyor la terra i tot el que s’hi mou,

el món i tots els qui l’habiten.

Li ha posat els fonaments dins els mars,

i les bases a les fonts dels rius. R/.

 

Qui pot pujar a la muntanya del Senyor?

Qui pot estar-se al recinte sagrat?

El qui té el cor sincer i les mans sense culpa,

que no confia en els déus falsos.  R/.

 

Rebrà benediccions del Senyor,

rebrà els favors del Déu que salva.

Aquests són els qui venen a buscar-vos, Senyor,

per veure-vos de cara, Déu de Jacob. R/.

 

Lectura de la carta de sant Pau als cristians de Roma 1, 1-7.

Pau, servent de Jesucrist, cridat a ser apòstol, destinant a anunciar la Bona Nova de Déu, que ell ja havia promés pels seus profetes en les escriptures santes.

Aquesta Bona Nova es refereix al seu Fill Jesucrist, Senyor nostre, el qual, pel seu llinatge humà, nasqué de David, però per l’esperit que santifica, va ser constituït Fill poderós de Déu des que va ressuscitar d’entre els morts.

Per ell he obtingut el do de ser apòstol, missioner del seu nom a gent de tots els pobles, perquè siguen obedients a la fe. Entre aquests hi són vosaltres, que Jesucrist ha cridat.

Als cristians de Roma, estimats de Déu, cridats a ser-li consagrats, vos desitge la gràcia i la pau de Déu, Pare nostre, i de Jesucrist, el Senyor.

Paraula de Déu.

 

X Lectura de l’Evangeli segons sant Mateu 1, 18-24.

Jesús, el Messies, vingué al món d’aquesta manera:

Maria, sa mare, promesa amb Josep, abans de viure junts, es trobà que esperava un fill per obra de l’Esperit Sant.

Josep, el seu espòs, que era un home bo, no volent fer-ho saber públicament, es proposava de desfer en secret l’acord matrimonial. Mentre ell hi pensava, se li aparegué en somni un àngel del Senyor que li digué:

-Josep, fill de David, no tingues por de prendre en ta casa Maria com esposa. És cert que ella ha concebut per obra de l’Esperit Sant; ha de tenir un fill i li has de posar el nom de Jesús, perquè ell salvarà dels pecats el seu poble.

Tot açò va succeir perquè es complís allò que el senyor havia anunciat pel profeta:

-“La verge tindrà un fill i li posaran Emmanuel”, que vol dir Déu-es-amb-nosaltres.

Josep es despertà i, complint allò que l’àngel del Senyor li havia manat, la prengué a casa com esposa.

 

BIBLIOGRAFÍA.

Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española. BAC. Madrid. 2016.

Biblia de Jerusalén. 5ª edición – 2018. Desclée De Brouwer. Bilbao. 2019.

Nuevo Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego de M. Iglesias González. BAC. Madrid. 2017.

Biblia Didajé con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016.

Catecismo de la Iglesia Católica. Nueva Edición. Asociación de Editores del Catecismo. Barcelona 2020.

La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia. Ciudad Nueva. Madrid. 2006.

Riutort Mestre, P. Llibre del poble de Déu. Gorg. València. 1975.

Pío de Luis, OSA, dr. Comentarios de San Agustín a las lecturas litúrgicas (NT). II. Estudio Agustiniano. Valladolid. 1986.

San Juan de Ávila. Obras Completas I. Audi, filia – Pláticas – Tratados. BAC. Madrid. 2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas II. Comentarios bíblicos – Tratados de reforma – Tratados y escritos menores. BAC. Madrid. 2013.

San Juan de Ávila. Obras Completas III. Sermones. BAC. Madrid.   2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas IV. Epistolario. BAC. Madrid. 2003.

Eucaristía. Verbo Divino.

https://www.servicioskoinonia.org/romero/homilias/B/#IRA

www.vatican.va

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