Lectura
del libro de Isaías 35,1-6a.10.
El desierto y el yermo se regocijarán y florecerá, germinará y
florecerá como flor de narciso, festejará con gozo y cantos de júbilo. Le ha
sido dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón.
Contemplarán la gloria del Señor, la majestad de nuestro Dios. Fortaleced las
manos débiles, afianzad las rodillas vacilantes; decid a los inquietos: “Sed
fuertes, no temáis. ¡He aquí vuestro Dios! Llega el desquite, la retribución de
Dios. Viene en persona y os salvará. Entonces se despegarán los ojos de los ciegos,
los oídos de los sordos se abrirán; entonces saltará el cojo como un ciervo.
Retornan los rescatados del Señor. Llegarán a Sión con cantos de júbilo:
alegría sin límite en sus rostros. Los dominan el gozo y la alegría. Quedan
atrás la pena y la aflicción.
Comentario.
-Isaías 34-35:
Díptico relacionado por estilo y contenido con el Segundo Isaías
(Is 40-55).
Pequeño Apocalipsis.
Is 34:
Juicio contra Edom, que participo de la desgracia de Judá.
Is 35:
Nuevo exilio por el desierto desde una nueva perspectiva.
-Primer Isaías (Is 1-39):
Se sitúa en Jerusalén, antes de la caída de la ciudad.
-Llamada de atención a un pueblo que se siente seguro de sí mismo
y dominado por la autosatisfacción y el letargo.
-Anuncio:
Regreso del exilio y restauración de Judá, Jerusalén y el Templo:
Cambia las penas en alegría.
Desierto, yermo, páramo y estepa transformados por Dios en caminos
de esperanza.
Fuerza del pueblo:
La esperanza y la confianza en Dios / sus propias fuerzas.
Dios de Israel:
Salva por caminos diferentes a los de los imperios como el de
Babilonia.
Alegría esperanzada / derrota.
Meta: Sión.
Guía: Dios viene en persona y salvará / dirigente humano.
Salmo responsorial
Sal 146 (145).
Ven,
Señor, a salvarnos. R/.
El
Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
hace
justicia a los oprimidos,
da
pan a los hambrientos.
El
Señor liberta a los cautivos. R/.
El
Señor abre los ojos al ciego,
el
Señor endereza a los que ya se doblan,
el
Señor ama a los justos.
El
Señor guarda a los peregrinos. R/.
Sustenta
al huérfano y a la viuda
y
trastorna el camino de los malvados.
El
Señor reina eternamente,
tu
Dios, Sión, de edad en edad. R/.
Notas exegéticas.
146 Este salmo es el comienzo de un
tercer Hallel, Sal 146-150 que los judíos recitaban por la mañana. Ver Sal
113-118 (el pequeño Hallel que los judíos recitaban en las grandes fiestas,
especialmente en la cena pascual) y 136 (el gran Hallel que los judíos
recitaban por Pascua después del pequeño Hallel).
Segunda
lectura.
Lectura
de la carta del apóstol Santiago 5, 7-10.
Hermanos, esperad con paciencia hasta la venida del Señor. Mirad:
el labrador aguarda el fruto precioso de la tierra, esperando con paciencia
hasta que recibe la lluvia temprana y tardía. Esperad con paciencia también
vosotros, y fortaleced vuestros corazones, porque la venida del Señor está
cerca. Hermanos, no os quejéis los unos de los otros, para que no seáis
condenados; mirad: el juez está ya a las puertas. Hermanos, tomad como modelo
de resistencia y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.
Palabra de Dios.
Comentario.
-Primera comunidad cristiana:
Para ella el fin de la historia y venida de
Cristo era inminente.
-Fe cristiana:
La historia es un camino a recorrer:
Inicio: la voluntad de Dios creador.
Consumación: venida de Cristo.
-Esperanza y paciencia:
La historia se construye con esfuerzo, pero
sin quemar etapas o precipitarse irresponsablemente.
Evangelio.
X Lectura del
santo evangelio según san Mateo 11, 2-11.
En aquel tiempo,
Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus discípulos
a preguntarle:
-¿Eres tú el que ha
de venir o tenemos que esperar a otro?
Jesús les respondió:
-Id a anunciar a Juan
lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven y los cojos andan; los leprosos
quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y los pobres son
evangelizados. ¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí!
Al irse ellos, Jesús
se puso a hablar a la gente sobre Juan:
-¿Qué salisteis a
ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en los
palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más
que profeta. Este es de quien está escrito: “Yo envío a mi mensajero delante de
ti, el cual preparará tu camino ante ti”. En verdad os digo que no ha nacido de
mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de
los cielos es más grande que él.
Textos
paralelos.
Mt 11, 2-11 |
Lc 7, 18-28 |
Juan, que había
oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus discípulos a preguntarle: -¿Eres tú el que
ha de venir o tenemos que esperar a otro? Jesús les
respondió: -Id a anunciar a
Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven y los cojos andan; los
leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y los pobres
son evangelizados. ¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí! Al irse ellos,
Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: -¿Qué salisteis a
contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis
a ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en
los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver un profeta? Sí, os digo, y
más que profeta. Este es de quien está escrito: “Yo envío a mi mensajero
delante de ti, el cual preparará tu camino ante ti”. En verdad os digo que no
ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño
en el reino de los cielos es más grande que él. |
Los discípulos de
Juan le contaron todo esto. Y Juan, llamando a dos de sus discípulos, los
envió al Señor diciendo: “¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que esperar
a otro?”. Los hombres se presentaron ante él y le dijeron: -Juan el Bautista
nos ha mandado a ti para decirte: “¿Eres tú el que ha de venir, o tenemos que
esperar a otro?”. En aquella hora
curó a muchos de enfermedades, achaques y malos espíritus; y a muchos ciegos
les otorgó la vista. Y respondiéndoles les dijo: -Id y anunciar a
Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los
leprosos quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan, los pobres
son evangelizados. Y, ¡bienaventurado el que no se escandalice de mí! Cuando se
marcharon los mensajeros de Juan, se puso a hablar a la gente acerca de Juan: -¿Qué salisteis a
contemplar en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? Pues ¿qué salisteis
a ver? ¿Un hombre vestido con ropas finas? Mirad, los que se visten
fastuosamente y viven entre placeres están en los palacios reales. Entonces,
¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. Este es de
quien está escrito: “Yo envío mi mensajero delante de ti, el cual preparará
tu camino ante ti”. Porque os digo, entre los nacidos de mujer no hay nadie
mayor que Juan. Aunque el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él. |
¿Eres tú el que ha
de venir?
Dt 18, 15: El Señor,
tu Dios, te suscitará de entre los tuyos, de entre tus hermanos, un profeta como
yo. A él escucharás.
Sal 118, 26: Bendito
el que viene en nombre del Señor, os bendecimos, desde la casa de Dios.
Dn 7, 13: Seguí
mirando. Y en mi visión nocturna vi venir una especie de hijo de hombre entre
las nubes del cielo. Avanzó hacia el anciano y llegó hasta su presencia.
Dn 9, 26: Pasadas
las sesenta y dos semanas, matarán a un ungido inocente. Vendrá un príncipe con
su tropa y arrasará la ciudad y el templo, pero su final será un cataclismo:
guerra y destrucción están decretadas hasta el fin.
¿O debemos esperar a
otro?
Ml 3, 1: Voy a enviar a mi
mensajero para que prepare el camino ante mí. De repente llegará a su santuario
el señor a quien vosotros andáis buscando; y el mensajero de la alianza en
quien os regocijáis, mirad que está llegando, dice el Señor del universo.
Mt 3, 11: Yo os bautizo con agua
para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí es más fuerte que yo y
no merezco ni llevarle las sandalias.
Id y contad a Juan lo que oís y
veis.
Jn 1, 21: Le preguntaron: “¿Entonces,
qué? ¿Eres tú Elías?”. Él dijo: “No lo soy”. “¿Eres tú el Profeta?”. Respondió:
“No”.
Los cojos andan y los sordos
oyen.
Is 26, 19: ¡Revivirán los muertos,
resurgirán nuestros cadáveres, despertarán jubilosos los que habitan en el
polvo! Pues rocío de luz es tu rocío, que harás caer sobre la tierra de las
sombras.
Is 29, 18-19: Aquel día, oirán
los sordos las palabras del libro; sin tinieblas ni oscuridad verán los ojos de
los ciegos. Los oprimidos volverán a alegrarse en el Señor, y los pobres se
llegarán de júbilo.
Is 35, 5: Entonces se despegarán
los ojos de los ciegos, los oídos de los sordos se abrirán; entonces saltará el
cojo como un ciervo y cantará la lengua del mudo, porque han brotado aguas en
el desierto y corrientes en la estepa.
Is 42, 7: Para que abras los ojos
a los ciegos, saques a los cautivos de la cárcel, de la prisión a los que
habitan en tinieblas.
Is 42, 18: ¡Sordos, escuchad; ciegos,
mirad y ved!
Is 61, 1: El Espíritu del Señor,
Dios, está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la
buena noticia a los pobres, para curar los corazones desgarrados, proclamar la
amnistía a los cautivos, y a los prisioneros la libertad.
Mt 5, 3: Bienaventurados los
pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Mt 8, 3: Extendió la mano y lo
tocó diciendo: “Quiero, queda limpio”. Y enseguida quedó limpio de lepra.
Mt 15, 31: La gente se admiraba
al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con
vista a los ciegos, y daban gloria al Dios de Israel.
La buena nueva.
Mt 13, 57: Y se escandalizaban a
causa de él. Jesús les dijo: “Solo en su tierra y en su casa desprecian a un
profeta”.
Dichoso aquel a quien yo no le
sirva de escándalo.
Is 8, 7: Por eso, el Señor hará
subir contra ellos las aguas del Éufrates, impetuosas y abundantes: al rey de
Asiria con todo su poder. Se saldrá de cauce, desbordará sus riberas.
Jn 6, 61: Sabiendo Jesús que sus
discípulos lo criticaban les dijo: “Esto os escandaliza?”.
Jesús a hablar de Juan a la
gente.
Mt 3, 1: Por aquellos días Juan
el Bautista se presenta en el desierto de Judea, predicando.
Mt 3, 5-6: Y acudía a él toda la
gente de Jerusalén, de Judea y de la comarca del Jordán; confesaban sus pecados
y él los bautizaba en el Jordán.
¿Una persona elegantemente
vestida?
Mt 3, 4: Juan llevaba un vestido
de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de
saltamontes y miel silvestre.
Entonces, ¿a qué salisteis?
Mt 16, 14: Ellos contestaron: “Unos
que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas”.
Lc 1, 76-79: Y a ti, niño, te
llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación por el perdón de los pecados. Por la
entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo
alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para
guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
Voy a enviar a mi mensajero.
Ex 23, 20: Voy a enviarte un
ángel por delante, para que te cuide en el camino y te lleve al lugar que he
preparado.
Ml 3, 1: Voy a enviar a mi
mensajero para que prepare el camino ante mí. De repente llegará a su santuario
el Señor a quien vosotros andáis buscando; y el mensajero de la alianza en
quien os regocijáis, mirad que está llegando, dice el Señor del universo.
Dn 4, 14: Por decreto de los
ángeles llega la sentencia, y por mandato de los santos la resolución, a fin de
que los vivientes reconozcan que el dominio del Altísimo está por encima del
reinado de los hombres; él lo da a quien quiere y eleva hasta el reino al más
humilde de los hombres.
Mc 1, 2: Como está escrito en el
profeta Isaías: “Yo envío a mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu
camino”.
Hch 13, 24-25: Juan predicó a
todo Israel un bautismo de conversión antes que llegara Jesús; y, cuando Juan
estaba para concluir el curso de su vida, decía: “Yo no soy quien pensáis, pero,
mirad, viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias de los
pies”.
No ha aparecido uno mayor que
Juan.
Jb 14, 1: El hombre, nacido de
mujer, corto de días y harto de inquietudes.
Dt 34, 10: No surgió en Israel
otro profeta como Moisés, con quien el Señor trataba cara a cara.
Mayor que él.
Lc 16, 16: La Ley y los Profetas
llegan hasta Juan; desde entonces se anuncia la buena noticia del reino de Dios
y todos se esfuerzan por entrar en él.
Notas
exegéticas Biblia de Jerusalén.
11 2
Var:
“dos de sus discípulos”, ver Lc 7, 18.
11 3
Sin
dudar absolutamente de Jesús, Juan Bautista se extraña viéndole plasmar un tipo
de Mesías tan distinto del que él esperaba, ver 3, 10-13.
11 5
Lit.
“los pobres son evangelizados”, ver Mt 4, 23. Con esta alusión a los oráculos
de Isaías, Jesús muestra a Juan que sus obras inauguran ciertamente la era
mesiánica, pero con maneras de bondad y salvación, no de violencia y castigo.
11 6
La
toma de posición a favor o contra Jesús determina el juicio. El Reino y Jesús
casi son aquí identificados.
11
11 Por
el solo hecho de pertenecer al Reino, mientras que Juan, en tanto que
Precursor, se ha quedado a la puerta. Esta frase contrapone dos épocas de la
obra divina, dos “economías”, sin minusvalorar en nada a la persona de Juan:
los tiempos del Reino trascienden totalmente a los que lo han precedido y
preparado.
Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica.
3 EL QUE TENÍA QUE
VENIR: expresión técnica que designa al Mesías esperado, como profeta que
anunciaba Dt 18, 15-19. //O HEMOS DE AGUARDAR A OTRO: o bien, o aquel a
quien aguardamos es otro. En el circulo del Bautista surge la
duda: el anunciado por Ml 3, 1-5 sería irresistible contra los malos, ¡y no se
ve que Jesús actúe con “fuego de fundidor, lejía de lavadores”.
4 El comienzo del v.
es, lit.: y habiendo respondido el Jesús dijo a ellos. // ID A CONTAR:
lit. habiendo ido, contad.
5 No hay un solo
artículo enla enumeración del texto ghiego: ciegos..., cojos...,
leprosos..., etc. Jesús cita en mosaico varias frases de Is; pero la última
cita (61, 1) no se prolonga hasta el fin del versículo, que anuncia “amnistía a
los cautivos y a los presioneros la libertad”. Juan deberá permanecer en la
cárcel; su “liberación” será el martirio. // (LOS) MUERTOS SON DESPERTADOS: los
muertos vuelven a la vida.
6 EL QUE NO DÉ UN MAL
PASO A CAUSA DE MÍ: el que no tropiece en mí: el que no “se escandalice” por
ver en mí algo con lo que no contaba.
7-9 AQUEL GENTÍO: artículo
(“las multitudes”) con valor de adjetivo demostrativo. // ¿QUÉ SALISTEIS A
VER...?: ... aquí, como en las preguntas de ¿A qué salisteis? ¿A ver a un
hombre, etc.?... // PERO, ENTONCES: supone una respuesta implícita negativa
a las preguntas anteriores.
10 ESTÁ ESCRITO: el
tiempo verbal griego (perfecto) equivale a: “se escribió en el pasado, y eso
está realizándose ahora”.
11 DE MUJER: lit. de
mujeres. // EL MENOR: tal vez se refiere al mismo Jesús, “más joven” que
Juan.
Notas exegéticas
de la Biblia Didajé.
11,
1-15 Cristo responde con sus acciones, en especial con sus curaciones
milagrosas, a la pregunta formulada por los discípulos de Juan el Bautista.
Todas ellas eran signos del Mesías profetizado en el Antiguo Testamento.
Mediante la fe podemos ver el reino de Dios presente a través de los milagros
de Cristo y de su Iglesia. Cat. 548-549, 2443.
11,
9 Los
profetas estaban inspirados por el Espíritu Santo para llamar al pueblo elegido
a la fidelidad de la ley de Dios y para proclamar la venida del Mesías. Juan Bautista
es considerado como el último de los profetas, completando el ciclo iniciado
por Elías. Juan también fue el primero en anunciar la llegada del reino de
Dios, así como Elías fue el primero en anunciar la promesa de redención hecha
por Dios. Cat. 719, 523.
Catecismo
de la Iglesia Católica.
Cat. 548-549, 2443. Cat. 719, 523.
548 Los signos que lleva a cabo Jesús
testimonian que el Padre le ha enviado. Invitan a creer en Jesús. Concede lo
que le piden a los que acuden a él con fe. Por tanto los milagros fortalecen la
fe en Aquel que hace las obras de su Padre: estas testimonian que él es el Hijo
de Dios.
2443 La buena nueva anunciada a los pobres
es el signo de la presencia de Cristo.
719 Juan es más que un profeta. En él,
el Espíritu Santo consuma el hablar por los profetas. Juan termina el ciclo de
los profetas inaugurado por Elías. Anuncia la inminencia de la consolación de
Israel, es la voz del Consolador que llega.
523 San Juan Bautista es el precursor
inmediato del Señor, enviado para prepararle el camino. Profeta del Altísimo
sobre pasa a todos los profetas, de los que es el último, e inaugura el
Evangelio.
Concilio Vaticano II
Los milagros de Jesús, a su vez, confirman que el
reino ya llegó a la tierra.
Lumen Gentium, 5.
Dios, que quiere que todos los hombres se salven y
lleguen al conocimiento de la verdad, habiendo hablado antiguamente en muchas
ocasiones de diferentes maneras a nuestros padres por medio de los profetas,
cuando llegó la plenitud de los tiempos, envió a su Hijo, el Verbo hecho carne,
ungido por el Espíritu Santo, para evangelizar a los pobres y curar a los
contritos de corazón, como médico corporal y espiritual, Mediador entre Dios y
los hombres. En efecto, su humanidad,
unida a la persona del Verbo, fue instrumento de nuestra salvación. Por eso, en
Cristo se realizó plenamente nuestra reconciliación y se nos dio la plenitud
del culto divino. Esta obra de la redención humana y de la perfecta
glorificación de Dios, preparada por las maravillas que Dios obró en el pueblo
de la Antigua Alianza, Cristo el Señor la realizó principalmente por el
misterio pascual de su bienaventurada pasión, resurrección de entre los muertos
y glorisa ascensión.
Sacrosanctum Concilium, 5.
San Agustín
Juan tenía sus propios discípulos; no estaba
separado, sino que era un testigo dispuesto a dar su testimonio. Convenía que
diese testimonio de Cristo, que reunía también sus propios discípulos; podía
sentir celos, si no podía verlo. Y como los discípulos de Juan estimaban tanto
a su maestro, oían de él el testimonio sobre Cristo y se maravillaban; a punto
de morir quiso que él los confirmara. Sin duda decían ellos dentro de sí: Juan
dice de él cosas tan grandes que él no las dice de sí mismo. Id y decidle, no
porque yo dude, sino para que vosotros os instruyáis.
Hay que entregar ya a los pobres lo que habéis reunido
los que lo reunisteis. Y esta vez tenemos mucho menos de la suma habitual. Sacudid
la pereza. Yo soy ahora mendigo de los mendigos, para que vosotros seas
contados en el número de los hijos.
Sermón 66. I, pgs. 93-94.
Los Santos Padres.
No hace esta pregunta por ignorancia, ya que él mismo lo había mostrado a
los ignorantes diciendo: “He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo” (Jn 1, 29) y había oído la voz del Padre que proclamaba como un trueno: “Este
es mi Hijo amado en quien me complazco” (Mt 3, 17). [...] Juan, que iba a ser
matado por Herodes, envía a sus discípulos a Cristo para que en esta ocasión,
al ver sus signos y milagros, creyeran en él y aprendieran a través de la
pregunta de su maestro.
Jerónimo, Comentario al Ev. de Mateo, 3, 11. Ia, pg. 294.
¿Acaso Cristo pudo hacer algo que diera motivo de escándalo para Juan?
Ciertamente que no. Él permanecía en su línea característica de doctrina y
acciones. Pero hay que investigar el alcance específico de la anterior expresión,
qué es lo que quiere dar a entender con la frase “a los pobres se les anuncia
el Evangelio”. Estos son los que han perdido su vida, los que han tomado su
cruz y le han seguido, los que se han hecho humildes de espíritu y para los que
está preparado el reino de los cielos. Puesto que parece que todos estos
sufrimientos están relacionados con el Señor y que su cruz constituiría un
escándalo para mucha gente, manifiesta que son bienaventurados aquellos cuya fe
no sufría ninguna prueba por el hecho de su cruz, de su muerte y de su
sepultura.
Hilario de Poitiers, Sobre el Ev. de Mateo, 1, 3. Ia, pg. 295.
Pero los aduladores, los que buscan ventajas y corren tras las riquezas,
los que viven entre delicias y se visten con vestiduras muelles, habitan en las
casas de los reyes. Con esto se nos muestra que una vida austera y una
predicación austera deben evitar las cortes de los reyes y los palacios de los hombres
voluptuosos.
Jerónimo, Comentario al Ev. de Mateo, 2,11.8. Ia, pg. 297.
¿En qué, pues, era mayor? En que el que está más cerca del que había venido.
Juan Crisóstomo, Homilías sobre el Ev. de Mateo, 37, 2. Ia, pg.
298.
San Juan de Ávila
Mas bajando el Señor del monte atrévense a llegar los cojos y los
ciegos y todos los enfermos, y todos cobran salud. Mas, ¿qué fuera si no
bajara? Y si de no bajar su Majestad nos viera tanto mal, ¿qué será o qué
diremos de los que, habiendo bajado a dar salud al enfermo, y vista al ciego, y
pies al cojo, y vida al muerto, siendo ellos tales ciegos, cojos, enfermos y muertos,
ni llegan al Señor ni cobran salud, etc.
(cf. Mt 11, 5)? ¿En qué lugar ponernos esta gente?
Sermón Santos Fabián y Sebastián. III, pg. 997.
Sea compañera de nuestro Señor, y diga como Santo Ignacio: ¡Tormentos,
cruces, quebrantamiento de huesos y todos los tormentos por arte del demonio
inventados, todos vengan sobre mí solo con que yo merezca ver a mi Señor
Jesucristo en su gloria! Y pues tiene esperanza que lo ha de ver, tenga
esfuerzo para padecer. Y mire que no le tomen de sobresalto, pues tanto antes
que le viniesen estos trabajos le han sido dichos. Escogiola el Señor para mártir
de amor y para que beba su cáliz con Él; no se escandalice en lo que le envía,
que Él dijo: ¡Bienaventurado
el que no se escandalizare en mí! (Mt 11, 6)
Carta a una señora afligida y tentada del demonio. IV, pg. 442.
Pase adelante, sñora, pase, y hágase fuerte en fe y no en razones; y
parézcale muy bien Jesucristo en todo lo que hace, hará y ha hecho con ella,
acordándose de la palabra que dijo a los discípulos de San Juan: Bienaventurado el que que
no se escandalizare en mí (Mt 11, 6). Este muy asentada, que este a quien siguió es Jesucristo,
este por quien todo lo dejó es Jesucristo; y contenta por haberlo perdido todo
por Él, esté muy rica. Porque quien más pierde por Él, más glorioso es en el
reino de Dios.
A una señora. IV, pg. 464.
San Oscar Romero.
Ese es el mesianismo que Cristo anuncia y que la Iglesia
sigue predicando. Por eso, hermanos, tiene que ser una salvación que sólo Dios
puede dar. Los hombres pueden sembrar rencores, los hombres pueden poner armas
en las manos de los débiles. Los hombres pueden dar leyes tremendamente represivas.
Los hombres pueden atropellar con armas y con poder, pero, como nos dijo el
diplomático que les he leído hoy, eso no trae la verdadera salvación y no sólo
desde una perspectiva diplomática, sino desde el Evangelio, les estoy diciendo
ahora, una salvación que la cristiandad, el mundo creyente en Cristo, espera tiene
que venir sólo de Dios.
Por eso, en estos días de Adviento, hermanos, mucha oración.
Ven Señor Jesús, o como le está clamando la Iglesia en su rezo al Rey que ha de
venir: ¡Venid adorémosle! Lloved, oh cielos, como la lluvia espera la tierra
reseca y de la tierra germina el brote de las nuevas cosechas así esperamos la
venida del Redentor. Esto es, queridos hermanos, el primer pensamiento de estas
lecturas de hoy. Sólo Dios puede salvarnos y en el corazón del hombre tiene que
despertar una gran esperanza de que Dios nos va a salvar.
Homilía, 11 de diciembre de 1977.
Papa Francisco.
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En este tercer domingo de Adviento, llamado
el “domingo de la alegría”, la Palabra de Dios nos invita, por una parte, a
la alegría y, por otra, a la conciencia de que la existencia incluye también
momentos de duda, en los que es difícil creer. La alegría y la duda son
experiencias que forman parte de nuestras vidas.
A la invitación explícita a la alegría del
profeta Isaías: «Que el desierto y el sequedal se alegren, regocíjese la estepa
y la florezca como flor» (35, 1), se contrapone en el Evangelio la duda de Juan
el Bautista: «¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?» (Mateo
11, 3). De hecho, el profeta ve más allá de la situación, tiene ante sí gente
desanimada: manos débiles, rodillas vacilantes, corazones intranquilos (cf.
Isaías 35, 3-4). Es la misma realidad que siempre pone a prueba la fe. Pero el
hombre de Dios mira más allá, porque el Espíritu Santo hace que su corazón
sienta el poder de su promesa y anuncia la salvación: «¡Ánimo, no temáis! Mirad
que vuestro Dios viene, [...] os salvará» (v. 4). Y entonces todo se
transforma: el desierto florece, el consuelo y la alegría se apoderan de los
perdidos, los cojos, los ciegos, los mudos se curan (cf. vv. 5-6). Esto es lo
que sucede con Jesús: «los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan
limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la
Buena Nueva» (Mateo 11, 5).
Esta descripción nos muestra que la
salvación envuelve al hombre entero y lo regenera. Pero este nuevo
nacimiento, con la alegría que lo acompaña, presupone siempre una muerte
para nosotros mismos y para el pecado que está dentro de nosotros. De ahí
la llamada a la conversión, que es la base de la predicación tanto del Bautista
como de Jesús; en particular, se trata de convertir la idea que tenemos de
Dios. Y el tiempo de Adviento nos estimula a hacerlo precisamente con la
pregunta que Juan el Bautista le hace a Jesús: «¿Eres tú el que ha de venir, o
debemos esperar a otro?» (Mateo 11, 3). Pensemos: toda su vida Juan esperó al
Mesías; su estilo de vida, su cuerpo mismo, está moldeado por esta espera. Por
eso también Jesús lo alaba con estas palabras: «no ha surgido entre los nacidos
de mujer uno mayor que Juan el Bautista» (Mateo 11, 11). Sin embargo, él
también tuvo que convertirse a Jesús. Como Juan, también nosotros estamos
llamados a reconocer el rostro que Dios eligió asumir en Jesucristo, humilde y
misericordioso.
El Adviento es un tiempo de gracia. Nos dice
que no basta con creer en Dios: es necesario purificar nuestra fe cada día.
Se trata de prepararnos para acoger no a un personaje de cuento de hadas, sino
al Dios que nos llama, que nos implica y ante el que se impone una elección. El
Niño que yace en el pesebre tiene el rostro de nuestros hermanos más
necesitados, de los pobres, que «son los privilegiados de este misterio y, a
menudo, aquellos que son más capaces de reconocer la presencia de Dios en medio
de nosotros» (Carta Apostólica Admirabile signum, 6).
Que la Virgen María nos ayude para que, al
acercarnos a la Navidad, no nos dejemos distraer por las cosas externas, sino
que hagamos espacio en nuestros corazones a Aquél que ya ha venido y quiere
volver a venir para curar nuestras enfermedades y darnos su alegría.
Papa Francisco. Audiencia general.
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En el proceso del discernimiento, es importante permanecer
atentos también a la fase que sigue inmediatamente a la decisión tomada,
para captar los signos que la confirman o los que la desmienten. Debo tomar una decisión, hago el
discernimiento, pro o contra, sentimientos, rezo… después termina este proceso
y tomo la decisión y después viene esa parte en la que debemos estar atentos,
ver. Porque en la vida hay decisiones que no son buenas y hay signos que la
desmienten, mientras que para las buenas hay signos que la confirman.
Hemos visto de hecho cómo el tiempo es un criterio
fundamental para reconocer la voz de Dios en medio de otras muchas voces. Solo
Él es Señor del tiempo: esto es una marca de garantía de su originalidad, que
lo diferencia de las imitaciones que hablan en su nombre sin lograrlo. Uno
de los signos distintivos del espíritu bueno es el hecho de que comunica una
paz que dura en el tiempo. Si tú haces una profundización, después tomas la
decisión y esto te da una paz que dura en el tiempo, esto es una buena señal e
indica que el camino ha sido bueno. Una paz que trae armonía, unidad,
fervor, celo. Tú sales del proceso de profundización mejor de cómo has
entrado.
Por ejemplo, si tomo la decisión de dedicar media hora más a
la oración, y después me doy cuenta de que vivo mejor los otros momentos del
día, estoy más sereno, menos ansioso, desempeño con más cuidado y gusto el
trabajo, incluso las relaciones con algunas personas difíciles se vuelven más
fáciles…: todos estos son signos importantes que sostienen la bondad de la
decisión tomada. La vida espiritual es circular: la bondad de una elección
es beneficiosa para todos los ámbitos de nuestra vida. Porque es
participación en la creatividad de Dios.
Podemos reconocer algunos aspectos importantes que ayudan
a leer el tiempo sucesivo a la decisión como posible confirmación de su bondad,
porque el tiempo sucesivo confirma la bondad de la decisión. Estos aspectos
importantes ya los hemos visto, de alguna manera, a lo largo de estas
catequesis, pero ahora encuentran una aplicación ulterior.
Un primer aspecto es si la decisión es considerada como un
posible signo de respuesta al amor y a la generosidad que el Señor tiene hacia
mí. No nace del miedo, no nace de un chantaje afectivo o de una obligación,
sino que nace de la gratitud por el bien recibido, que mueve el corazón a vivir
con liberalidad la relación con el Señor.
Otro elemento importante es la conciencia de sentirse en
el propio lugar en la vida —esa tranquilidad: “Estoy en mi lugar”— y
sentirse parte de un diseño más grande, al que se desea ofrecer la propia
contribución. En la plaza de San Pedro hay dos puntos precisos —los focos de la
elipse— desde donde se ven las columnas de Bernini perfectamente alineadas. De
forma análoga, el hombre puede reconocer que ha encontrado lo que está buscando
cuando su jornada se vuelve más ordenada, advierte una creciente integración
entre sus múltiples intereses, establece una correcta jerarquía de importancia
y logra vivir todo con facilidad, afrontando con renovada energía y fuerza de
ánimo las dificultades que se presentan. Estas son las señales de que has
tomado una buena decisión.
Otro buen signo, por ejemplo, de confirmación es el hecho
de permanecer libres respecto a lo decidido, dispuestos a volver a
cuestionarlo, también a renunciar frente a posibles desmentidos, tratando
de encontrar en ellos una posible enseñanza del Señor. Esto no porque Él quiera
privarnos de lo que más queremos, sino para vivirlo con libertad, sin apego.
Solo Dios sabe qué es verdaderamente bueno para nosotros. Ser posesivo es
enemigo del bien y mata el afecto, estad atentos a esto, ser posesivo es
enemigo del bien, mata el afecto: los muchos casos de violencia en ámbito
doméstico, de los que lamentablemente tenemos noticias frecuentes, nacen casi
siempre de la pretensión de poseer el afecto del otro, de la búsqueda de una
seguridad absoluta que mata la libertad y sofoca la vida, haciéndola un
infierno.
Podemos amar solo en la libertad, por esto el Señor nos ha
creado libres,
libres también de decirle no. Ofrecerle a Él lo que más queremos está en
nuestro interés, nos consiente vivirlo de la mejor manera posible y en la
verdad, como un don que nos ha hecho, como un signo de su bondad gratuita,
sabiendo que nuestra vida, así como la historia entera, está en sus manos
benévolas. Es lo que la Biblia llama el temor de Dios, es decir, el respeto de
Dios, no que Dios me asuste, no, sino un respeto, una condición indispensable
para acoger el don de la Sabiduría (cfr. Sir 1,1-18). Es el temor que expulsa
cualquier otro temor, porque está orientado a Aquel que es Señor de todas las
cosas. Frente a Él nada puede inquietarnos. Es la experiencia asombrada de san
Pablo, que decía así: «Sé andar escaso y sobrado. Estoy avezado a todo y en
todo: a la saciedad y al hambre: a la abundancia y a la privación. Todo lo
puedo en Aquel que me conforta» (Fil 4,12-13). Este es el hombre libre, que
bendice al Señor tanto cuando vienen las cosas buenas como cuando vienen las
cosas no tan buenas: ¡bendecido sea y vamos adelante!
Reconocer esto es fundamental para una buena decisión, y
tranquiliza sobre lo que no podemos controlar o prever: la salud, el futuro,
las personas queridas, nuestros proyectos. Lo que cuenta es que nuestra
confianza esté puesta en el Señor del universo, que nos ama inmensamente y sabe
que podemos construir con Él algo maravilloso, algo eterno. Las vidas de los
santos nos lo muestran de la forma más hermosa. Vayamos siempre adelante
tratando de tomar las decisiones así, en oración y sintiendo qué sucede en
nuestro corazón e ir adelante lentamente, ¡ánimo!
Comentario al evangelio del domingo.
-Estructura:
Pregunta de Juan el Bautista (Mt 11, 2-3):
Juan Bautista:
Correa de transmisión entre las promesas mesiánicas del Antiguo Testamento
y el cumplimiento en Jesús que anuncia el Nuevo.
Encarcelado, duda sobre Jesús.
Respuesta de Jesús (Mt 11, 4-6):
Apela a los signos mesiánicos anunciados por Isaías:
Sanación de los enfermos.
Defensa de los débiles.
Anuncio de salvación a los pobres.
Elogio de Juan el Bautista (Mt 11, 8-11):
El profeta anunciado por los profetas.
Más grande – más pequeño – más grande.
EXPERIENCIA.
Realiza la señal de la
cruz sobre tu frente, labios y pecho, invocando el don del Espíritu Santo para
que puedas conocer el evangelio de este domingo con el Espíritu con que fue
escrito.
Abre las manos y
permanece en silencio contemplándolas.
¿Para qué sirven? ¿Qué
puedes hacer con ellas? ¿Pueden cambiar el mundo?
Mira este vídeo:
https://www.youtube.com/watch?v=ieHCY4I47O4
El protagonista es
Nelson Mandela (1918-2013), el líder sudafricano que lucho contra el apartheid,
es decir, la discriminación de los negros frente a los blancos, encarcelado
sufrió duras condiciones. Finalmente fue liberado y alcanzó la presidencia de
Sudáfrica. Fue uno de los líderes cristianos referentes del siglo XX.
Escucha su voz, lee la
traducción de sus palabras, piensa y ora con ellas. ¿Qué hizo y por qué lo
hizo?
¿Cuáles fueron sus
ideales? ¿Un profeta, un presidente, un líder político? ¿Cómo se consideraba él
mismo?
+REFLEXIÓN.
Toma la Biblia y lee :
X Lectura del santo evangelio según
san Mateo 11, 2-11.
En aquel tiempo,
Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, mandó a sus discípulos
a preguntarle:
-¿Eres tú el que ha
de venir o tenemos que esperar a otro?
Jesús les respondió:
-Id a anunciar a Juan
lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven y los cojos andan; los leprosos
quedan limpios y los sordos oyen; los muertos resucitan y los pobres son
evangelizados. ¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí!
Al irse ellos, Jesús
se puso a hablar a la gente sobre Juan:
-¿Qué salisteis a
ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en los
palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más
que profeta. Este es de quien está escrito: “Yo envío a mi mensajero delante de
ti, el cual preparará tu camino ante ti”. En verdad os digo que no ha nacido de
mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de
los cielos es más grande que él.
¿QUÉ DICE? Juan depositó todas sus
esperanzas en Jesús, hasta considerarse, quien fue profeta y maestro del
movimiento bautista, considerarse inferior al que acogió como Mesías, el anunciado
por los profetas. Sin embargo Jesús no actúa según los criterios del mesianismo
que animaban la esperanza del Bautista, es decir, un líder que destruiría a los
malvados y salvaría a los justos cerrando de este modo la historia de la
humanidad. Frente al mesías violento y justo, según el concepto humano de
justicia, Jesús recorre las calles y los caminos de Palestina invitando a la
conversión y anunciando la Buena Noticia desde la misericordia, renunciando a todo
tipo de violencia. Durante las largas horas en el calabozo Juan piensa y el
desánimo hace mella en quien esperaba ser liberado de la cárcel por el Mesías.
Por este motivo envía a sus discípulos a fin de investigar si Jesús es el
esperado o un embaucador. La respuesta de Cristo, apoyado en Isaías, desvanece
las dudas sobre su identidad, si bien, omite de Is 61, 1 las palabras “proclamar
la amnistía a los cautivos, y a los prisioneros la libertad”. Es decir, Juan el
más grande del Antiguo Testamento, pero no del Nuevo Testamento, tiene que
asumir la cárcel y el asesinato dictaminado por Herodes. Los planes de Dios no son
los planes de las personas. El tiempo de Dios no es los tiempos de los hombres
y mujeres.
¿QUÉ TE DICE? Después de leer el texto, imagínalo mediante
la composición de lugar. Sitúate en el lugar de Juan el Bautista, es decir, en
tus dudas, desánimos, impotencia para contestar a la pregunta que nos plantean
quienes no creen: “Si Dios existe, ¿por qué permite el sufrimiento de los
inocentes? ¿Cuáles son tus dudas? Cierra los ojos, pregúntale a Jesús. Abre los
ojos, escúchale.
¿QUÉ LE DICES? Mantén una
conversación con Jesús, para ello puedes acercarte a tu parroquia y rezar ante
el sagrario. Allí te encontrarás cara a cara con Él, corazón biológico frente a
corazón eucarístico. Repite las palabras de Jesús en tu interior, escucha su
silencio, Él tiene un mensaje para ti. Pero este no es automático, la oración
no es el WhatsApp: envío mensaje y en cuestión de segundos o minutos la otra
persona me responde o al menos el indicador señala que lo ha leído. Juan tuvo
que esperar para recibir la respuesta, permaneciendo en la incertidumbre de la
cárcel. ¿La aceptó? Imaginamos que sí, pero los evangelios nada nos indican,
tan solo su martirio decapitado.
COMPROMISO.
Nelson Mandela pudo permanecer impasible ante la situación de su
pueblo. Sin embargo luchó para lograr el final del apartheid. Fue una gota en
el océano que cambió su país. No solo logrando la igualdad entre negros y
blancos, sino también, desde su experiencia de encuentro con los evangelios, la
reconciliación entre los pueblos que antes coexistían y con la llegada a la
presidencia de la República Sudafricana comenzaron a convivir. En estos días plantéate
un compromiso que favorezca la paz en tu entorno.
CELEBRACIÓN.
Escucha
la canción del coro de la parroquia San José Obrero.
https://www.youtube.com/watch?v=inwrKkWuwnA
GUIÓN MISA NIÑOS.
DOMINGO
4º DE ADVIENTO. 18 de diciembre de 2022.
Monición de entrada.-
Hoy
estamos muy cerca del día de Navidad.
La
fiesta del nacimiento de Jesús.
Y
así este domingo la misa nos ayuda a esperar a Jesús
como
lo hicieron María y José.
La corona de Adviento.
Jesús,
hoy
vamos a encender la cuarta vela.
Es la vela de María y José
con la está ya encendida
toda la corona de Adviento.
Que las luces, igual que
las luces del Belén y el árbol de Navidad
nos enseñen a tener el corazón encendido,
con pequeños gestos de amor.
Señor ten piedad.-
Tú que estuviste en
la tripa de María. Señor, ten piedad.
Tú que estuviste en el corazón
de José. Cristo, ten piedad.
Tú que estuviste en el corazón
de los ángeles Señor, ten piedad.
Peticiones.-
Jesús, te pido por el Papa Francisco
y el arzobispo de Valencia Enrique. Te lo pedimos, Señor.
Jesús, te pido por la gran misión. Te lo pedimos, Señor.
Jesús, te pido por las personas que vivimos en la tierra. Te lo pedimos,
Señor.
Jesús, te pido por las personas que el día de Navidad no estarán con su
familia. Te lo pedimos, Señor.
Jesús, te pido por nosotros. Te lo pedimos, Señor.
Oración a la Virgen María.-
María, madre de Jesús, queremos decirte que también nosotros te queremos
como José y darte las gracias por ser tan valiente.
GUIÓ MISSA INFANTS..
DIUMENGE
4t. DEL TEMPS D’ADVENT.
Monició d’entrada.-
Hui
estem molt propet del dia de Nadal,
la festa del naixement de Jesús.
I així aquesta missa ens ajuda a esperar a
Jesús
com ho feren Maria i Josep.
La corona d’Advent.
Jesús,
anem
a encendre el quart ciri.
És
el de Maria i Josep,
amb
el que està encesa
tota
la corona d’Advent.
Que
les llums, el mateix que
les
llums del Betlem i l’arbre de Nadal,
ens
ensenyen a tindre el cor encés
amb
xicotets gestos d’amor.
Senyor, tingueu
pietat.-
Vos, que estiguéreu
a la panxeta de Maria, Senyor, tingueu pietat.
Vos, que estiguéreu
al cor de Josep. Crist, tingueu pietat.
Vos, que estiguéreu
al cor dels àngels, Senyor, tingueu pietat.
Peticiones.-
Jesús, et demane pel Papa Francesc
i l’Arquebisbe Enric Benavent. Vos ho demanem, Senyor.
Jesús, et demane per la gran missió. Vos ho demanem, Senyor.
Jesús, et demane per les persones que vivim a la terra. Vos ho demanem,
Senyor.
Jesús, et demane per les persones que el dia de Nadal no estaran amb la
seua família. Vos ho demanem, Senyor.
Jesús, et demane per nosaltres. Vos ho demanem, Senyor.
Oració a la Verge Maria.-
Maria, Mare de Jesús, volem dir-te que també nosaltres t’estimem com
Josep i volem donar-te les gràcies per ser tan valenta.
Lectura
del llibre del profeta Isaïes 7, 10-14.
En
aquells dies el Senyor digué a Acaz:
-Demana
al Senyor, el teu Déu, un senyal prodigiós, tan avall com vulgues, a les
profunditats del país dels morts, o tan amunt com vulgues, dalt al cel.
Acaz
respongué:
-No
en vull demanar cap; no vull temptar el Senyor.
Llavors
digué Isaïes:
-Escolteu,
casa de David: No en teniu prou de fer-vos pesats als hòmens que fins vos feu
pesats al meu Déu? Per això el Senyor mateix vos donarà un senyal:
-La
donzella tindrà un fill i li posarà Emmanuel, que vol dir Déu-és-amb-nosaltres.
Paraula
de Déu.
Sal (23).
Ha d’entrar el
Senyor, el rei de la glòria. R/.
És del Senyor la
terra i tot el que s’hi mou,
el món i tots
els qui l’habiten.
Li ha posat els
fonaments dins els mars,
i les bases a
les fonts dels rius. R/.
Qui pot pujar a
la muntanya del Senyor?
Qui pot estar-se
al recinte sagrat?
El qui té el cor
sincer i les mans sense culpa,
que no confia en
els déus falsos. R/.
Rebrà
benediccions del Senyor,
rebrà els favors
del Déu que salva.
Aquests són els
qui venen a buscar-vos, Senyor,
per veure-vos de
cara, Déu de Jacob. R/.
Lectura
de la carta de sant Pau als cristians de Roma 1, 1-7.
Pau,
servent de Jesucrist, cridat a ser apòstol, destinant a anunciar la Bona Nova
de Déu, que ell ja havia promés pels seus profetes en les escriptures santes.
Aquesta
Bona Nova es refereix al seu Fill Jesucrist, Senyor nostre, el qual, pel seu
llinatge humà, nasqué de David, però per l’esperit que santifica, va ser
constituït Fill poderós de Déu des que va ressuscitar d’entre els morts.
Per
ell he obtingut el do de ser apòstol, missioner del seu nom a gent de tots els
pobles, perquè siguen obedients a la fe. Entre aquests hi són vosaltres, que Jesucrist
ha cridat.
Als
cristians de Roma, estimats de Déu, cridats a ser-li consagrats, vos desitge la
gràcia i la pau de Déu, Pare nostre, i de Jesucrist, el Senyor.
Paraula
de Déu.
X Lectura de l’Evangeli segons sant Mateu 1, 18-24.
Jesús, el Messies, vingué al món d’aquesta manera:
Maria, sa mare, promesa
amb Josep, abans de viure junts, es trobà que esperava un fill per obra de l’Esperit
Sant.
Josep, el seu espòs, que
era un home bo, no volent fer-ho saber públicament, es proposava de desfer en
secret l’acord matrimonial. Mentre ell hi pensava, se li aparegué en somni un àngel
del Senyor que li digué:
-Josep, fill de David, no
tingues por de prendre en ta casa Maria com esposa. És cert que ella ha
concebut per obra de l’Esperit Sant; ha de tenir un fill i li has de posar el
nom de Jesús, perquè ell salvarà dels pecats el seu poble.
Tot açò va succeir perquè
es complís allò que el senyor havia anunciat pel profeta:
-“La verge tindrà un fill
i li posaran Emmanuel”, que vol dir Déu-es-amb-nosaltres.
Josep es despertà i,
complint allò que l’àngel del Senyor li havia manat, la prengué a casa com
esposa.
Sagrada
Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española.
BAC. Madrid. 2016.
Biblia
de Jerusalén. 5ª
edición – 2018. Desclée De Brouwer. Bilbao. 2019.
Nuevo
Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego de M. Iglesias González.
BAC. Madrid. 2017.
Biblia
Didajé con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016.
Catecismo
de la Iglesia Católica. Nueva Edición. Asociación
de Editores del Catecismo. Barcelona 2020.
La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia.
Ciudad Nueva. Madrid. 2006.
Riutort Mestre, P. Llibre del poble de Déu.
Gorg. València. 1975.
Pío de Luis,
OSA, dr. Comentarios de San Agustín a las
lecturas litúrgicas (NT). II. Estudio Agustiniano. Valladolid. 1986.
San Juan de
Ávila. Obras Completas I. Audi, filia – Pláticas – Tratados. BAC. Madrid.
2015.
San Juan de Ávila. Obras
Completas II. Comentarios bíblicos – Tratados de reforma – Tratados y escritos menores.
BAC. Madrid. 2013.
San
Juan de Ávila. Obras Completas III. Sermones. BAC. Madrid. 2015.
San
Juan de Ávila. Obras Completas IV. Epistolario. BAC. Madrid. 2003.
Eucaristía. Verbo Divino.
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