Lectura
del libro del Levítico 19, 1-2.17-18.
El Señor habló así a Moisés:
-Di a la comunidad de los hijos de Israel: “Sed santos, porque yo,
el Señor, vuestro Dios, soy santo. No odiarás de corazón a tu hermano, pero
reprenderás a tu prójimo, para que no cargues tú con su pecado. No te vengarás
de los hijos de tu pueblo ni les guardarás rencor, sino que amarás a tu prójimo
como a ti mismo. Yo soy el Señor.
Comentario.
-La
santidad:
Elemento
clave de la experiencia religiosa y social de Israel.
Afecta
a las relaciones:
Israelitas-Dios.
Israelitas-israelitas.
Israelitas-paganos.
Vinculada
a la Alianza:
Yahvé
eligió a Israel como su pueblo e hizo un pacto con él.
-La
pureza:
Una
de las dimensiones de la santidad.
Evitar
contacto con animales, personas o cosas no permitidas.
Salmo responsorial
Sal 103 (102)
El
Señor es compasivo y misericordioso. R/.
Bendice,
alma mía, al Señor,
y
todo mi ser a su santo nombre.
Bendice,
alma mía, al Señor
y
no olvides sus beneficios. R/.
Él
perdona todas tus culpas
y
cura todas tus enfermedades;
él
rescata tu vida de la fosa,
y
te colma de gracia y de ternura. R/.
El
Señor es compasivo y misericordioso,
lento
a la ira y rico en clemencia.
No
nos trata como merecen nuestros pecados
ni
nos paga según nuestras culpas. R/.
Como
dista el oriente del ocaso,
así
aleja de nosotros nuestros delitos.
Como
un padre siente ternura por sus hijos,
siente
el Señor ternura por los que lo temen. R/.
Notas exegéticas.
Un pecador perdonado sube al Templo para ofrecer un
"sacrificio de acción de gracias", durante el cual hace relato del
favor recibido. Acompañado de una muchedumbre de amigos y parientes, a quienes
invita a tomar parte en el banquete sacrificial, y asociarse a su acción de gracias.
¡Es un himno al amor de Dios! El Dios de la Alianza. Observemos el paso de la
primera persona del singular "mi", "yo", a la primera
persona del plural "nosotros", "nos"... En
"aquel" pecador habla Israel. ¡La "remisión de los pecados"
no es un acto individualista sino comunitario, desde aquellos tiempos! Profunda
intuición de la solidaridad de cada pecador con el conjunto de los pecadores...
Con "¡el pecado del mundo!"
Segunda
lectura.
Lectura
de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 3, 16-23.
Hermanos:
¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios
habita en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a
él; porque el templo de Dios es santo: y ese templo sois vosotros. Que nadie se
engañe. Si alguno de vosotros se cree sabio en este mundo, que se haga necio
para llegar a ser sabio. Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios,
como está escrito: “Él caza a los sabios en sus astucias”. Y también: “El Señor
penetra los pensamientos de los sabios y conoce que son vanos”. Así, pues, que
nadie se gloríe en los hombres, pues todo es vuestro: Pablo, Apolo, Cefas, el
mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de
Cristo y Cristo de Dios.
Palabra de Dios.
Comentario.
-Redefine la santidad judía de
la primera lectura.
-Santidad:
Vínculo con el espacio sagrado:
Templo de Jerusalén:
Espacios definidos en función
de la clasificación de las personas.
Sumo Sacerdote, el más santo: único
que podía acceder al espacio más santo.
Sacerdotes comunes – varones de
Israel – mujeres – paganos (fuera).
Templo = comunidad de creyentes
(ekklesía).
Evangelio.
X Lectura del santo evangelio según
san Mateo 5, 38-48.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por
diente”. Pero yo os digo: no hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si
uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera
ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también el mando; a quien te
requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al
que te pide prestado, no lo rehúyas. Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu
prójimo y aborrecerás a tu enemigo”. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos
y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre
celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos y manda la lluvia a
justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis?
¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros
hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles?
Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.
Textos
paralelos.
Ojo por ojo.
Lv 24, 20: Fractura
por fractura, ojo por ojo, diente por diente; se le causará a él la misma
lesión que él haya causado al otro.
Dt 19, 21: No tengas
piedad por él: vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano,
pie por pie.
No resistáis al mal.
Lc 6, 29: Al que te
pegue en la mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, no le impidas
que tome también la túnica.
Is 50, 6: Ofrecí la
espalda a los que me golpeaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no
escondí el rostro ante ultrajes y salivazos.
Al que te abofetee
en la mejilla.
Hch 23, 2: El sumo
sacerdote Ananías ordenó a sus ayudantes que lo golpeasen en la boca.
Rm 12, 17: A nadie
devolváis mal por mal. Procurad lo bueno ante toda la gente. En la medida de lo
posible y en lo que dependa de vosotros, manteneos en paz con todo el mundo. No
os toméis la venganza por vuestra cuenta, queridos; dejad más bien lugar a la
justicia, pues está escrito: Mía es la venganza, yo daré lo merecido, dice el
Señor. Por el contrario, si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene
sed, dale de beber, actuando así amontonarás ascuas sobre su cabeza. No te
dejes vencer por el mal, antes bien vence el mal con el bien.
Al que quiera
pleitear contigo.
Lc 6, 30: A quien te
pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.
Dt 15, 7-8: Cuando
haya entre los tuyos un pobre, entre tus hermanos, en una de tus ciudades, en
la tierra que va a darte el Señor, tu Dios; no endurezcas tu corazón ni cierres
tu mano a tu hermano pobre, sino que le abrirás tu mano y le prestarás a la
medida de su necesidad.
A quien te pida da.
Amarás a tu prójimo
y odiarás a tu enemigo.
Lv 19, 18: No te
vengarás de los hijos de tu pueblo ni les guardarás rencor, sino que amarás a
tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor.
Dt 23, 4: No se
admite a la asamblea del Señor ningún amonita ni moabita; ni siquiera en su
décima generación serán admitidos a la asamblea del Señor.
Dt 23, 7: No
buscarás jamás su paz ni su bienestar mientras vivas.
Lc 6, 27-36: En cambio,
a vosotros los que me escucháis, os digo: amad a vuestros enemigos, haced el
bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os
calumnian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite
la capa, no le impidas que tome también la túnica. A quien te pide, dale, al
que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como queréis que
ellos os traten. Pues si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También
los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien solo a los que os hacen
bien, qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo. Y si prestáis a
aquellos de los que esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores
prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo. Por el contrario, amad
a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; será grande
vuestra recompensa y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los
malvados y desagradecidos. Sed misericordiosos como vuestro Padre es
misericordioso.
Amad a vuestros
enemigos.
Hch 7, 60: Luego,
cayendo de rodillas y clamando con voz potente dijo: “Señor, no les tengas en
cuenta este pecado”. Y, con estas palabras, murió.
Rm 12, 20: Por el
contrario, si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de
beber; actuando así no amontonarás ascuas sobre tu cabeza.
Si 4, 10: Se como un
padre para los huérfanos y como un marido para su madre. Así, serás como un hijo
del Altísimo, y él te amará más que tu madre.
Seáis hijos de
vuestro Padre.
Ga 4, 7: Así que ya
no eres esclavo, sino hijo y si eres hijo, eres también heredero por voluntad
de Dios.
Hace llover.
Lc 3, 12: Vinieron
también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron: “Maestro, ¿qué debemos
hacer nosotros?”.
Si no saludáis más
que a vuestros hermanos.
Lv 11, 44: Porque yo
soy el Señor, vuestro Dios; santificaos y sed santos, pues yo soy santo. No os
volváis impuros con ninguno de esos bienes que se arrastran por el suelo.
Lv 19, 2: Di a la
comunidad de los hijos de Israel: “Sed santos, porque yo, el Señor, vuestro
Dios, soy santo”.
Tb 12, 8: Más vale
la oración sincera y la limosna hecha con rectitud que la riqueza lograda con injusticia.
Sed perfectos.
1 P 1, 16: Porque
está escrito: Seréis santos, porque yo soy santo.
St 1, 4: Pero que la
paciencia lleve consigo una obra perfecta, para que seáis perfectos e íntegros,
sin ninguna deficiencia.
Notas
exegéticas Biblia de Jerusalén.
5 39
Jesús
alude a la llamada “ley del talión”. Al equiparar el castigo con el daño
producido, la ley marcaba una restricción de la venganza (ver Gn 4, 23-24).
Jesús con esta modificación, abre una etapa en la evolución de los
comportamientos de la que ya hay algún eco en textos rabínicos. Nótese que
todos los ejemplos propuestos (vv. 39-40) se refieren a daños personales. Jesús
no prohíbe oponerse dignamente a los ataques injustos ni, mucho menos, combatir
el mal en el mundo). Es manifiesto el giro voluntariamente paradójico del pensamiento.
5 43
La
segunda parte de este mandamiento no se encuentra así en la Ley, ni podría
encontrarse. Esta expresión, forzada de una lengua pobre en matices (el
original arameo) equivale a: “No tienes porque amar a tu enemigo”. Encontramos,
no obstante, en Si 12, 4-7 y en los escritos de Qumrán una detestación de los
pecadores que no está lejos del odio, y en la que Jesús ha podido pensar.
5 44
(a) Adic.:
“haced bien a los que os odien”.
5 44
(b) Adic.:
“y por los que os maltraten”.
5 46
(a) El
término traducido (misthós) es frecuente en Mt. En 10, 41-42 y 20, 8
tiene el sentido literal de salario, lo que es debido. En los cap. 5 y 6 se
quiere ponder de relieve la oposición “recompensa de los hombres/recompensa de
Dios”. Jesús advierte del peligro de una interpretación literal de este
lenguaje antropomórfico, haciendo ver que la recompensa de Dios es soberana y
que se basa en su bondad.
5 46
(b) Recaudadores
de impuestos, a quienes el cargo, ejercido con extorsión, les granjeaba el
desprecio público.
5 48
La
perfección de los discípulos debe corresponder a la de Dios, cuya generosidad
se extiende a malos y buenos. Lc 6, 36 no habla de perfección, sino de bondad.
Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica.
38 OÍSTEIS QUE SE DIJO:
la mal llamada ley del talión no era una ley, sino un principio de
equidad para no extralimitarse. “No es la canonización de una sed de venganza,
sino, por el contrario, el principio del derecho en lugar del principio de la
venganza. El principio fundamental de los hijos de Caín era (¡y es!) “Caín fue
vengado siete veces, mientras que Lamek lo fue setenta veces siete” (Gn 4, 24).
Contra este principio se levanta el de la correspondendicia: delito y castigo
deben estar en equilibrio. “El derecho debe asegurarse, pero su realización no
debe deformarse en venganza” (J. Ratzinger). De hecho, salvo rara excepción,
los rabinos solían interpretar OJO POR OJO Y DIENTE POR DIENTE no a la letra,
sino calculando una compensación pecuniaria para el agraviado.
39 El cristianismo no
es condescendiente con el mal ni renuncia a la justicia: la promueve con
métodos evangélicos, y así la sobrepasa. // “Oponer resistencia” es devolver
mal por mal; o, más probablemente aquí, llevar al adversario ante los
tribunales. “Nuestros maestros enseñan: los que reciben ofensas y no las
devuelven, los que son humillados y no responden, sino que obran por amor y se
alegran en los castigos, son los que dice la Escritura (Jue 5, 31): ... como
el brillar del sol en toda su potencia” (BGit 4, 2). // AL MALVADO (mejor que al
mal): al que es malo, al agresor, dejar que el mal reine sin trabas,
no es cristiano. La bofetada EN LA MEJILLA DERECHA, si es algo más que realismo
descriptivo, indica un corazón innoble (el agresor golpea puesto detrás del
ofendido); o tal vez se trata de un signo del máximo desprecio en Oriente:
golpe que se da con el dorso en la mano.
40 LA TÚNICA: vestido
interior – camisa – en oposición a EL MANTO (capa o prenda exterior).
41 UNA MILLA: el
vocablo griego mílion es un latinismo. Una milla romana, como medida de
longitud, equivalía a mil pasos dobles: casi mil quinientos metros.
43 AMARÁS A TU PRÓJIMO:
cf. referencias bíblicas en Mc 12, 31. TU PRÓJIMO, el cercano, el compatriota:
es todo israelita. Cuando san Pablo cita este precepto, se ha ampliado el horizonte
del AT, y prójimo de todos, especialmente los hermanos en la fe (cf. Gl
6, 10). La limitación ODIARÁS A TU ENEMIGO no aparece en el AT, sino en la
literatura rabínica, p.ej. en Sifré Levítico 19, 18 (el mandamiento de no vengarse
“se refiere a los hijos de tu pueblo; pero puedes vengarte y tener rencor a los
otros”, e.d., a los no israelitas. Para un semita, odiar es “no amar”, “amar
menos”, “posponer” (hebreo sn; compárese Mt 10, 37 y L 14, 26). Por otra
parte, la forma verbal de futuro puede indicar la esfera de la “licitud”: puedes
no amar, e.d., no es necesario que ames . ENEMIGO, en contraposición a “hermano”
(v. 47), es el enemigo personal, en sentido más amplio, es el enemigo de la
comunidad, el perseguidor de los creyentes. Textos de Qumrán – concretamente,
la Regla de la Comunidad y la Regla de la Guerra – piden a los
miembros de la secta odiar y perseguir a los enemigos implacablemente, “amar a
los hijos de la luz y odiar a los hijos de la oscuridad” (p.ej. 1 QS, regla de
la comunidad, columna 1,9-10; columna II, 4-10; columna IX, 21-22).
44 AMAD con amor de caridad
(verbo griego agapâte; cf. 1 Jn 4, 8); no nos pide “tened afecto” o
cariño (verbo griego phileîte), que podría ser una extorsión
psicológica. // Un personaje célebre de nuestra literatura, Don Quijote, amplió
oratoriamente estas palabras de Jesús: “El tomar venganza injusta, que justa no
puede haber alguna que lo sea, va derechamente contra la santa ley que
profesamos, en la cual se nos manda que hagamos bien a nuestros enemigos y que
amemos a los que nos aborrecen, mandamientos que, aunque parece algo
dificultoso de cumplir, no lo es sino para aquellos que tienen menos de Dios
que del mundo y más de carne que de espíritu; porque Jesucristo, Dios y hombre
verdadero, que, que nunca mintió ni pudo ni puede mentir, siendo legislador
nuestro, dijo que su yugo era suave y su carga liviana (11,30), y, así, no nos
había de mandar cosa que fuese imposible el cumplirla.
45 PARA QUE OS PORTÉIS
COMO HIJOS: lit. para que lleguéis a ser (en el sentido de mostrarnos,
manifestaros): para que vean que sois verdaderamente hijos. // QUE HACE: menos
probable: porque hace. De nuevo
Don Quijote (Cervantes por él) aprovechó estas palabras de Jesús: Dios “no
falta a los mosquitos del aire ni a los gusanillos de la tierra ni a los
renacuajos del agua, y es tan piadoso que hace salir su sed sobre los buenos y
los malos y llueve sobre los injustos y justos”.
46 SI AMÁIS (con amor
de caridad) únicamente A LOS QUE OS AMAN... // TENDRÉIS: en griego, la
forma verbal está presente de indicativo con valor de futuro.
47 HERMANOS (Israelitas;
o de la comunidad cristiana): algunos manuscritos leen amigos; y, en
algún texto tardío se añade: QUE OS SALUDAN A VOSOTROS.
48 SED: lit. seréis.
// PERFECTOS: la perfección bíblica está en la línea de la pertenencia
exclusiva a Dios (19, 21). En Lc 6, 36 estas palabras están concretadas, con
visión práctica y realista: “sed misericordiosos”.
Notas exegéticas
de la Biblia Didajé.
5,
42 Cristo
relaciona la ayuda a los pobres con amarlo a Él directamente. El servicio a los
necesitados serán el asunto del juicio final. (cf. Mt 25, 31). Cat. 1039, 2443.
5, 44
Seguir
a Cristo requiere amar como Él ama, perdonando a todos los que nos causan daño
o mal de algún modo. Cristo murió òr amor a todos, incluso cuando aún eran
pecadores y enemigos (cf. Rm 5, 10). Que hace salir su sol sobre... injustos:
podemos confiar en la providencia de Dios nuestro Padre para todas nuestras
necesidades. Cat. 1825, 1933, 2608, 2828-2829, 2844.
5,
48 Cristo
invita a todos a la perfección de la caridad. “Todos los fieles, de cualquier
estado o condición están llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la
perfección de la caridad” (LG 40, 2). El medio para esta caridad consiste en vivir
los mandamientos de Cristo, incluyendo sus palabras, consejos y acciones. Cat.
1693, 1668, 2013, 2842.
Catecismo
de la Iglesia Católica.
1039 Frente a Cristo, que es la
Verdad, será puesta al desnudo definitivamente la verdad de la relación de cada
hombre con Dios. El Juicio final revelará hasta sus últimas consecuencias lo
que cada uno haya hecho de bien o haya dejado de hacer durante la vida terrena:
“Todo el mal que hacen los malos se registra y ellos no lo saben” (S. Agustín, Sermón
18).
1825 Cristo murió por amor a nosotros
cuando éramos todavía enemigos (Rm 5, 10). El Señor nos pide que amemos
como Él hasta a nuestros enemigos, que nos hagamos prójimos del más lejano, que
amemos a los niños y a los pobres como Él mismo.
1933 La enseñanza de Cristo exige
incluso el perdón de las ofensas. Extiende el mandamiento del amor que es el de
la nueva ley a todos los enemigos (cf. Mt 5, 43-44). La liberación en el
espíritu del Evangelio es incompatible con el odio al enemigo en cuanto
persona, pero no con el odio al mal que hace en cuanto enemigo.
2608 Ya en el Sermón de la Montaña,
Jesús insiste en la conversión del corazón: la reconciliación con el
hermano antes de presentar una ofrenda sobre el altar, el amor a los enemigos y
la oración por los perseguidores, orar al Padre “en lo secreto” (Mt 6, 6), no
gastar muchas palabras, perdonar desde el fondo del corazón al orar, la pureza
del corazón y la búsqueda del Reino. Esta conversión se centra totalmente en el
Padre; es lo propio del hijo.
2844 La oración cristiana llega hasta
el perdón de los enemigos. Transfigura al discípulo configurándolo con
su Maestro. El perdón es la cumbre de la oración cristiana; el don de la
oración no puede recibirse más que en un corazón acorde con la compasión
divina. Además, el perdón da testimonio de que, en nuestro mundo, el amor es
más fuerte que el pecado. Los mártires de ayer y de hoy dan este testimonio de
Jesús. El perdón es la condición fundamental de la reconciliación de los hijos
de Dios con su Padre y de los hombres entre sí.
1693 Cristo Jesús hizo siempre lo que
agradaba al Padre. Vivió siempre en perfecta comunión con Él. De igual
modo sus discípulos son invitados a vivir bajo la mirada del Padre “que ve en
lo secreto” para ser “perfectos como el Padre celestial es perfecto” (cf. Mt 5,
47).
2013 “Todos los fieles cristianos, de
cualquier estado o condición, son llamados a la plenitud de la vida cristiana y
a la perfección de la caridad” (Concilio Vaticano II. LG, 40). Todos son
llamados a la santidad: “Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”
(Mt 5, 48).
2842 Observar el mandamiento del Señor
es imposible si se trata de imitar desde fuera el modelo divino. Se trata de una
participación vital y nacida “del fondo del corazón”, en la santidad, en la
misericordia y en el amor a nuestro Dios. Solo el Espíritu que es “nuestra vida”
(Ga 5, 25) puede hacer nuestros los mismos sentimientos que hubo en Cristo
Jesús. Así la unidad del perdón se hace posible, “perdonándonos mutuamente” “como”
nos perdonó Dios en Cristo (Ef 4, 32).
Concilio Vaticano II
El Señor Jesús, Maestro divino y modelo de toda
perfección, predicó a todos y a cada uno de sus discípulos, de cualquier
condición que fueran, la santidad de vida, de la que Él es el autor y
consumador; “Sed, pues, perfectos como vuestro Padre del cielo es perfecto” (Mt
5, 48). Él envió a todos el Espíritu Santo para que los mueva interiormente y
así amen a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con todo el espíritu y
con todas sus fuerzas, y se amen unos a otros como Cristo los amó. [...] El
Apóstol los anima a que vivan “como conviene a los santos” (Ef 5, 3), se
revistan “como elegidos de Dios, santos y amados, de ternura entrañable, de
bondad, humildad, modestia y paciencia” (Col 3, 12) y produzcan los frutos del
Espíritu para llegar a ser santos (cf. Gal 5, 22). Pero, como todos tropezamos
muchas veces (cf. St 3, 2), tenemos siempre necesidad de la misericordia de Dios y debemos orar
cada día: “Perdónanos nuestras deudas” (Mt 6, 12).
Para todos, pues, está claro que todos los cristianos,
de cualquier estado o condición, están llamados a la plenitud de la vida
cristiana y a la perfección de la caridad (cf. Pío XI, Rerum omnium).
Esta santidad favorece, también en la sociedad terrena, un estilo de vida más
humano. Para alcanzar esta perfección, los creyentes han de emplear todas sus fuerzas,
según la medida del don de Cristo, para entregarse totalmente a la gloria de
Dios y al servicio del prójimo. Lo harán siguiendo las huellas de Cristo,
haciéndose conformes a su imagen y siendo obedientes en todo a la voluntad del
Padre. De esta manera, la santidad del Pueblo de Dios producirá frutos abundantes,
como lo muestra claramente en la historia de la Iglesia la vida de los santos.
Lumen gentium, 40.
San Agustín
Centraos, hermanos míos, en el amor que la Escritura
alaba de tal manera que nada admite que pueda comparársele. Cuando Dios nos exhorta
al amor mutuo, ¿acaso te exhorta a que ames solo a quienes te aman a ti? Este
amor es un amor de compensación que Dios no considera suficiente. Él quiso que
el amor llegase hasta los enemigos: amad a vuestros enemigos; haced el bien
a quienes os odian y orad por quienes os persiguen, para ser hijos de vuestro
Padre que está en los cielos, quiere hacer salir s sol sobre buenos y malos, y
llover sobre justos e injustos (Mt 5, 44-45). ¿Qué dices a esto?, ¿amas a
tu enemigo? Quizá me respondas: “Mi debilidad me lo impide”. Ponte en marcha,
haz por poder, sobre todo teniendo en cuenta que has de orar al juez al que
nadie puede engañar y que ha de llevar tu causa. Interpela, pues, a ese juez
allí donde ningún mensajero causa desconcierto, ningún magistrado se echa atrás
ni se envía ningún abogado que pueda interceder por ti o decir palabras que tú
no has aprendido, sin que el mismo Hijo único de Dios, igual al Padre, que se
sienta a tu derecha como su asesor, tu mismo juez, te enseñará las pocas
palabras que cualquier persona, por ignorante que sea, pueda retener y repetir;
en ellas, por voluntad suya, radica la causa; te enseñó el derecho celeste,
cómo has de orar. [...] Quizá digas: “Carezco de pecados”. Aunque te muevas con
cuidado, hermano, mientras vivas corporalmente en este mundo, te encuentras en
medio de tribulaciones y estrecheces y has de pasar por innumerables
tentaciones: no podrás vivir sin pecado. [...] Si te pide perdón quien te hirió
y se lo concedes a quien pecó contra ti, ya puedes decir confiado: Perdónanos
nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Pues si
niegas el perdón a quienes te lo suplica, te verás desoído cuando lo supliques
tú. Cerraste la puerta a quien te llamaba, la encontrarás cerrada cuando llames
tú. Y si abres las entrañas de la misericordia a quien te suplica perdón, Dios te
las abrirá a ti cuando se lo pidas a él. [...] Si no le has perdonado porque no
te lo ha suplicado, no dudes de rezar la oración del Señor, recítala confiado y
no golpees tu pecho por no haber perdonado a quien te pidió perdón.
Sermón 386. II, pgs. 835-837.
Los Santos Padres.
Porque no nos mandó simplemente amar a quienes nos aborrecen, sino también
rogar por ellos. ¡Mirad por cuantos escalones ha ido subiendo y cómo ha
terminado por colocarnos en la cúspide de la virtud! Contémoslos de abajo
arriba. El primer escalón es que no hagamos por nuestra cuenta mal a nadie. El
segundo, que si a nosotros se nos hace, no devolvamos mal por mal. El tercero,
no hacer a quien nos haya perjudicado lo mismo que a nosotros nos hizo. El cuarto,
ofrecerse uno mismo para sufrir. El quinto, dar más que lo que el ofensor pide
de nosotros. El sexto, no aborrecer a quien todo eso hace. El séptimo, amarlo.
El octavo, hacerle beneficios. El noveno, rogar a Dios por él. ¡He aquí la cima
filosófica! De aquí también el espléndido premio que se le promete.
Juan Crisóstomo, Homilías sobre el Ev. de Mateo, 18, 4. 1a, pg.
179.
San Juan de Ávila
Primum, todo sin mácula; muy cabal y
perfecta cualquier cosa que hiciere el clérigo. Estole perfecti (cf. Mt 5, 48);
etc. Sic ludeant vestra bona opera (cf. Mt 5, 16),
etc. Y esto dijo particularmente de ellos. Primero, como dice Agustinus I de
Civ. Dei, c. 7, la condición natural convida a ello, quia si miráis en ello,
queréis el sayo cabal y la casa cabal; y también es afrenta decir a uno que es
remendón. Y no solo eso, como las criaturas, cada una pretenbde
su fin por el camino más perfecto que se puede. Decilde al sol que no dé tanta
lumbre como puede, decilde a una piedra que baja de lo alto que baje rodando;
si supiese hablar os dirían que no quiere sino por el más perfecto camino que
pueden. Pues si por ley natural toda criatura busca la perfección,
cuanto más hay que decir del clérigo: considera a la hormiga, indolente. (cf. Pr 6, 6). Y no
solo por eso, pero porque servís a Dios le habéis de ser cabal en todo lo que
hacéis en su servicio. Un platero, ¿qué perfecto que hace el joyel que se ha de
poner en el cuello el rey. [...] Si hablásedes con el rey, ¿hablaríades como
rezáis con Dios, unrato rezando, otro parlando? Y los aderezos, con que decís
misa, tan poco limpios y aderezados, ¿ofrecerlo híades al rey? Ita de misa, de
corporales, de vinajeras y lo demás. En todas las cosas echad sal de la
discreción. Esto lo primero.
Plática a sacerdotes. I, pgs. 855-856.
Pues si la Ley del Evangelio añade carga sobre
aquella, por demandar limpieza de corazón, y lo mesmo el imitar a Jesucristo,
¿quién podrá sobre esa carga? Y que añada sobre la Ley vieja, dice nuestro
Señor: Oístes que está dicho: Diente por diente; sin embargo, yo
os digo: No hagáis frente al malvado; yo también os digo: No jurar
en absoluto (Mt 5, 38-39.34). Donde añade a la Ley, y pasa adelante a cosa más
dificultosa, que es a la limpieza del corazón. Esta alejada la
prudencia de la carne de Dios, y de aquí viene a no creer que se ha de
entender ansí, y que son consejos aquellos, y que le bastan diez
mandamientos, ansí mal entendidos a su modo, y decir mal de los predicadores, o
a desmayar y desconfiar de poder seguir a Jesucristo y de salvarse. No hay duda
sino que grande cosa pide Jesucristo para que vayamos al cielo y le agrademos;
pide imitación de sus virtudes, limpieza de corazón; y que pide cumplimiento de
una Ley santísima y purísima.
Lecciones sobre I San Juan (II). II, pg. 373.
Cuando dice No hagáis rente al que os hace
mal (Mt
5, 39), ved aquí: que no me defienda yo, que no me defienda con intención de
vengarme. Quien te tomare tu capa dásela, y la camisa. Quiere decir: que no la
defendáis del arte que los mundanos la defienden.
Lecciones sobre I San Juan (I). II, pg. 187.
Pues en estas entrañas de misericordia quiere Dios
que le parezcamos, y ansí nos lo manda (cf. Mt 5, 44-45). Para
que seáis sus hijos, y le parezcáis a vuestro Padre celestial; que eso
es ser sus hijos, parecerle.
Lecciones sobre I San Juan (II). II, pg. 445.
Esto quiere Dios que le parezcamos: en tener
entrañas de misericordia. Y así nos dice: Quered bien a vuestros enemigos;
hacé bien a quienes os hace mal, y orá por los que os persiguen y calunian:
para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, y hace salir su
sol sobre buenos y sobre malos, y llueve sobre justos e injustos (Mt 5, 44-45.48).
San Lucas: Sed perfectos, así como vuestro Padre es perfecto. Sed misericordiosos,
a semejanza de vuestro Padre, que está en los cielos (Lc 6, 36). Tened
misericordia, a semejanza de vuestro Padre, que llueve en el campo del malo y
da sol en la heredad del malo. Para convidallo a ser bueno, viendo que tiene
Dios que, aunque le ofende, le hace mercedes; y diga: “Que lloviendo Dios en mi
campo, ¿seré yo tan duro, que haré males a quien me hace bienes?”. Sacaremos de
este evangelista que hemos de parecer a Dios en tener entrañas de misericordia.
Lecciones sobre I San Juan (I). II, pg. 319-320.
Fuego de amor infinito es Él, y cuanto uno más se
llegare a Él, más encendido estará y más semejable en el amor; lo cual declara
el Señor diciéndonos: Amad a vuestros enemigos (Mt 5, 44).
En la infraoctava del Corpus. III, pg. 643.
Y el mismo Señor dice: Si amáis a los que os aman... lo
mismo hacen los infieles y los arrendadores (que entonces eran tenidos por
gente que tenía poca cuenta con Dios). Sed perfectos... cf. Mt 5, 46-48) y
haced obras que imiten a su bondad, de las cuales el mundo se admire, y den
gloria a vuestro Padre, que está en los cielos (Mt 5, 16), por veros a
vosotros, aunque andéis en el mundo como ellos andan, que no vivís según el
mundo, mas en la vida sois celestiales.
En la infraoctava del Corpus. III, pg. 731.
Y si se usase entre señores a
quien les da una bofetada parar el otro carrillo (cf. Mt 5, 39), y aborrecer los
pecados, y tener por grandeza el obedecer las leyes de Cristo, sin falta los bajos
ternían por honra lo que ven usar a los altos.
A un señor de estos reinos. IV, pg. 97-98.
Manda Dios: Quien en un carrillo te hiriere,
vuélvele el otro (cf. Mt 5, 39), que quiere decir: Si te injuriare, no solo no te
vengues de la injuria recebida, mas ten el corazón aparejado [dispuesto] para
sufrir otra si te viniere; y si otra viniere, vuelve otro carrillo, que es
aparejarte más; de manera que antes se canse el otro de te hacer mal que tú de
sufrillo, porque mayor ha de ser la bondad tuya que la maldad ajena.
A un su devoto. IV, pg. 517.
Y de tal manera ofreció una maxila, que, siendo
herido en una cara, quedó aparejado para tornar a sufrir en la otra maxila (cf. Mt 5, 39), y,
siéndole quitada la vida, quedó aparejado a tornarla a padecer, si a la gloria
del Padre y bien de los hombres conviniese, quedando siempre su amor vencedor
sobre su dolor.
A una religiosa. IV, pg. 727.
San Oscar Romero.
Qué lejos está el liberador del odio, del resentimiento, de
la venganza. El que podía desatar las fuerzas de la naturaleza y hacer añicos a
los enemigos que lo han crucificado. El que podía liberarse haciendo polvo a
sus perseguidores, no quiere violencia. Cuando un día Juan y Santiago al ver la
ingratitud de los samaritanos que no le daban posada, le pedían permiso para
pedir que lloviera fuego sobre aquella ciudad, Cristo les dice: "Ustedes
no saben de qué espíritu son, el Hijo del Hombre no ha venido a perder sino a salvar,
a dar su vida para salvación de los otros". Esta es la liberación
cristiana. Los cristianos de la Iglesia tienen que ofrecer su colaboración a la
liberación de nuestro pueblo pero a partir del amor, a partir del perdón.
Homilía del Viernes Santo. 24 de mayo de 1978.
Papa Francisco.
Queridos hermanos
y hermanas, ¡buenos días!
En el Evangelio de este domingo (Mateo 5, 38-48)
—una de esas páginas que mejor expresan la “revolución” cristiana— Jesús
muestra el camino de la verdadera justicia mediante la ley del amor que supera
la de la venganza, es decir «ojo por ojo y diente por diente». Esta antigua
regla imponía infligir a los trasgresores penas equivalentes a los daños
causados: la muerte a quien había matado, la amputación a quien había herido a
alguien, y así. Jesús no pide a sus discípulos sufrir el mal, es más, pide
reaccionar, pero no con otro mal, sino con el bien. Solo así se rompe la
cadena del mal: un mal lleva a otro mal, otro lleva a otro mal... Se rompe
esta cadena de mal, y cambian realmente las cosas. De hecho el mal es un
“vacío”, un vacío de bien, y un vacío no se puede llenar con otro vacío, sino
solo con un “lleno”, es decir con el bien. La represalia no lleva nunca a la
resolución de conflictos. “Tú me lo has hecho, yo te lo haré”: esto nunca
resuelve un conflicto, y tampoco es cristiano.
Para Jesús el rechazo de la violencia puede
conllevar también la renuncia a un derecho legítimo; y da algunos ejemplos:
poner la otra mejilla, ceder el propio vestido y el propio dinero, aceptar
otros sacrificios (cf vv. 39-42). Pero esta renuncia no quiere decir que las
exigencias de la justicia sean ignoradas o contradichas; no, al contrario, el
amor cristiano, que se manifiesta de forma especial en la misericordia,
representa una realización superior de la justicia. Eso que Jesús nos
quiere enseñar es la distinción que tenemos que hacer entre la justicia y la
venganza. Distinguir entre justicia y venganza. La venganza nunca es
justa. Se nos consiente pedir justicia; es nuestro deber practicar la
justicia. Sin embargo se nos prohíbe vengarnos o fomentar de alguna manera
la venganza, en cuanto expresión del odio y de la violencia. Jesús no quiere
proponer una nueva ley civil, sino más bien el mandamiento del amor del prójimo,
que implica también el amor por los enemigos: «Amad a vuestro enemigos y rogad
por los que os persiguen» (v. 44). Y esto no es fácil. Esta palabra no debe
ser entendida como aprobación del mal realizado por el enemigo, sino como
invitación a una perspectiva superior, a una perspectiva magnánima, parecida a
la del Padre celeste, el cual —dice Jesús— «que hace surgir su sol sobre malos
y buenos, y llover sobre justos e injustos» (v. 45). También el enemigo, de
hecho, es una persona humana, creada como tal a imagen de Dios, si bien en el
presente esta imagen se ve ofuscada por una conducta indigna.
Cuando hablamos de “enemigos” no tenemos que pensar
en quién sabe qué personas diferentes y alejadas de nosotros; hablamos también
de nosotros mismos, que podemos entrar en conflicto con nuestro prójimo, a
veces con nuestros familiares. ¡Cuántas enemistadas en las familias, cuántas!
Pensemos esto. Enemigos son también aquellos que hablan mal de nosotros, que
nos calumnian y nos tratan injustamente. Y no es fácil digerir esto. A
todos ellos estamos llamados a responder con el bien, que también tiene
sus estrategias, inspiradas en el amor.
La Virgen María nos ayude a seguir a Jesús en este
camino exigente, que realmente exalta la dignidad humana y nos hace vivir como
hijos de nuestro Padre que está en los cielos. Nos ayude a practicar la paciencia,
el diálogo, el perdón, y a ser así artesanos de comunión, artesanos de
fraternidad en nuestra vida diaria, sobre todo en nuestra familia.
Papa Francisco. Audiencia. Catequesis. La pasión por la evangelización: el
celo apostólico del creyente 4. El primer apostolado
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Seguimos con nuestras catequesis. El tema que hemos
elegido es: “La pasión de evangelizar, el celo apostólico”. Porque evangelizar
no es decir: “Mira, bla bla bla” y nada más; hay una pasión que te involucra
completamente: la mente, el corazón, las manos, los pies… todo, toda la persona
está involucrada con la proclamación del Evangelio, y por esto hablamos de
pasión de evangelizar. Después de haber
visto en Jesús el modelo y el maestro del anuncio, pasamos hoy a los primeros
discípulos, lo que han hecho los discípulos. El Evangelio dice que Jesús
«instituyó a Doce — que llamó apóstoles—, para que estuvieran con Él, y para
enviarlos a predicar» (Mc 3,14), dos cosas: para que estuvieran con Él y para
enviarlos a predicar. Hay un aspecto que parece contradictorio: los llama
para que estén con Él y para que vayan a predicar. Se podría decir: o una
cosa o la otra, o estar o ir. En cambio, no: para Jesús no hay ir sin estar
y no hay estar sin ir. No es fácil entender esto, pero es así. Tratemos de
entender un poco cuál es el sentido con el que Jesús dice estas cosas.
En primer lugar, no hay ir sin estar: antes
de enviar a los discípulos en misión, Cristo —dice el Evangelio— los “llamó”
(cfr. Mt 10,1). El anuncio nace del encuentro con el Señor; toda
actividad cristiana, sobre todo la misión, empieza ahí. No se aprende en una
academia: ¡no! Empieza por el encuentro con el Señor. Testimoniarlo, de hecho,
significa irradiarlo; pero, si no recibimos su luz, estaremos apagados; si
no lo frecuentamos, llevaremos nosotros mismos a los demás en vez de a él —me llevo a mí y no a Él—, y todo será en
vano. Por tanto, puede llevar el Evangelio de Jesús solo la persona que está
con Él. Alguien que no está con Él no puede llevar el Evangelio. Llevará
ideas, pero no el Evangelio. Igualmente, sin embargo, no hay estar sin ir.
De hecho, seguir a Cristo no es un hecho intimista: sin anuncio, sin
servicio, sin misión la relación con Jesús no crece. Notamos que en el
Evangelio el Señor envía a los discípulos antes de haber completado su
preparación: pocos después de haberlos llamado, ¡ya les envía! Esto significa
que la experiencia de la misión forma parte de la formación cristiana.
Recordemos entonces estos dos momentos constitutivos para todo discípulo: estar
con Jesús e ir, enviados por Jesús.
Tras llamar a los discípulos y antes de enviarlos,
Cristo les dirige un discurso, conocido como “discurso misionero” —así se llama en
el Evangelio. Se encuentra en el capítulo 10 del Evangelio de Mateo y es como
la “constitución” del anuncio. De este discurso, que os aconsejo leer hoy —
solamente es una página del Evangelio—, extraigo tres aspectos: por qué
anunciar, qué anunciar y cómo anunciar.
Por qué anunciar. La motivación está en cinco
palabras de Jesús que nos hará bien recordar: «Gratis lo recibisteis; dadlo
gratis» (v. 8). Son cinco palabras. ¿Pero por qué anunciar? Porque
gratuitamente yo he recibido y debo dar gratuitamente. El anuncio no parte
de nosotros, sino de la belleza de lo que hemos recibido gratis, sin mérito:
encontrar a Jesús, conocerlo, descubrir que somos amados y salvados. Es un don
tan grande que no podemos guardarlo para nosotros, sentimos la necesidad de
difundirlo; pero con el mismo estilo, es decir con gratuidad. En otras
palabras: tenemos un don, por eso estamos llamados a hacernos don; hemos
recibido un don y nuestra vocación es hacernos nosotros don para los otros;
está en nosotros la alegría de ser hijos de Dios, ¡debe ser compartida con los
hermanos y las hermanas que todavía no lo saben! Este es el porqué del anuncio.
Ir y llevar la alegría de lo que nosotros hemos recibido.
Segundo: ¿qué anunciar? Jesús dice: «Id
proclamando que el Reino de los cielos está cerca» (v. 7). Esto es lo
que hay que decir, ante todo y siempre: Dios está cerca. Pero, nunca
olvidemos esto: Dios siempre está cerca del pueblo, Él mismo lo dijo al pueblo.
Dijo así: “Mirad, ¿qué Dios está cerca de las Naciones como yo estoy cerca de
vosotros?”. La cercanía es una de las cosas más importantes de Dios. Son tres
cosas importantes: cercanía, misericordia y ternura. No olvidar esto. ¿Quién
es Dios? El Cercano, el Tierno, el Misericordioso. Esta es la realidad de
Dios. Nosotros, predicando, a menudo invitamos a la gente a hacer algo, y esto
está bien; pero no nos olvidemos que el mensaje principal es que Él está cerca:
cercanía, misericordia y ternura. Acoger el amor de Dios es más difícil porque
nosotros queremos estar siempre en el centro, nosotros queremos ser
protagonistas, estamos más inclinados a hacer que a dejarnos moldear, a hablar
más que a escuchar. Pero, si ponemos en
primer lugar lo que hacemos, los protagonistas seguiremos siendo nosotros. En
cambio, el anuncio debe dar el primado a Dios: dar el primado a Dios, en el
primer lugar Dios, y dar a los otros la oportunidad de acogerlo, de darse
cuenta que Él está cerca. Y yo, detrás.
Tercer punto: cómo anunciar. Es el aspecto
sobre el cuál Jesús se explaya más: cómo anunciar, cuál es el método, cuál debe
ser el lenguaje para anunciar. Es significativo: nos dice que la forma, el
estilo es esencial en el testimonio. El testimonio no involucra solamente la
mente y decir alguna cosa, los conceptos: no. Involucra todo, mente, corazón,
manos, todo, los tres lenguajes de la persona: el lenguaje del pensamiento,
el lenguaje del afecto y el lenguaje de la acción. Los tres lenguajes. No
se puede evangelizar solamente con la mente o solamente con el corazón o
solamente con las manos. Todo se involucra. Y, en el estilo, lo importante es
el testimonio, cómo nos quiere Jesús. Dice así: «Yo os envío como ovejas en
medio de lobos» (v. 16). No nos pide que sepamos afrontar a los lobos, es
decir, que seamos capaces de argumentar, contraatacar y defendernos: no.
Nosotros pensaríamos así: llegamos a ser relevantes, numerosos, prestigiosos y
el mundo nos escuchará y nos respetará y ganaremos a los lobos: no, no es así. No,
os mando como ovejas, como corderos, esto es lo importante. Si tú no
quieres ser oveja, el Señor no te defenderá de los lobos. Arréglatelas como puedas.
Pero si tú eres oveja, está seguro que el Señor te defenderá de los lobos. Ser
humildes. Nos pide que seamos así, mansos
y con las ganas de ser inocentes, estar dispuestos al sacrificio; de hecho,
el cordero representa esto: mansedumbre, inocencia, entrega, ternura. Y Él, el
Pastor, reconocerá a sus corderos y les protegerá de los lobos. En cambio, los
corderos disfrazados de lobos son desenmascarados y devorados. Escribía un
Padre de la Iglesia: «Porque mientras somos ovejas, vencemos; aun cuando nos
rodeen por todas partes manadas de lobos, los superamos y dominamos. Pero si
nos hacemos lobos, quedamos derrotados, pues nos falta al punto mismo la ayuda
del pastor. Como quiera que Él apacienta ovejas y no lobos» (S. juan
Crisóstomo, Homilía 33 sobre el Evangelio de Mateo). Si yo quiero ser del
Señor, debo dejar que Él sea mi pastor y Él no es pastor de lobos, es pastor
de corderos, mansos, humildes, agradables con el Señor.
También sobre el cómo anunciar, llama la atención
que Jesús, en vez de prescribir qué llevar durante la misión, dice qué no
llevar. A veces, uno ve algún apóstol, alguna persona que se muda, algún
cristiano que dice que es apóstol y ha dado la vida al Señor, y se lleva muchas
maletas: pero esto no es del Señor, el Señor te hace ligero de equipaje
y dice qué no llevar: «No os procuréis oro, ni plata, ni cobre en vuestras
fajas; ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón» (vv.
9-10). No llevar nada. Dice que no nos apoyemos en las certezas materiales,
ir al mundo sin mundanidad. Esto es lo que hay que decir: yo voy al mundo no
con el estilo del mundo, no con los valores del mundo, no con la mundanidad
—que para la Iglesia, caer en la mundanidad es lo peor que puede suceder—. Voy
con sencillez. Así se anuncia: mostrando a Jesús más que hablando de
Jesús. ¿Y cómo mostramos a Jesús? Con nuestro testimonio. Y
finalmente, yendo juntos, en comunidad: el Señor envía a todos los
discípulos, pero nadie va solo. La Iglesia apostólica es enteramente
misionera y en la misión encuentra su unidad. Por tanto: id mansos y buenos
como corderos, sin mundanidad, e ir juntos. Aquí está la clave del anuncio,
esta es la clave del éxito de la evangelización. Acojamos estas invitaciones de
Jesús, que sus palabras sean nuestro punto de referencia.
Comentario al evangelio del domingo.
-Precepto
del amor al prójimo:
Jesús la
interpreta de modo exigente.
No se puede
ejercer la violencia en ningún caso.
Alcanza al
enemigo:
Fundamento:
la relación con el Padre al que el cristiano ha de imitar.
ORACIÓN JUNIORS.
EXPERIENCIA.
Invoca el Espíritu
Santo para que Él abra tu corazón a la Palabra de Dios y te conceda el don de
la oración.
Mira el vídeo.
https://www.youtube.com/watch?v=L4xVavjz4To
Durante unos minutos
piensa en las frases y háblale a Jesús sobre el vídeo.
+REFLEXIÓN.
Toma la Biblia y lee :
X Lectura del santo evangelio según
san Mateo 5, 38-48.
En aquel tiempo,
dijo Jesús a sus discípulos:
Habéis oído que se
dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”. Pero yo os digo: no hagáis frente al
que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale
la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también el
mando; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te
pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas. Habéis oído que se dijo: “Amarás
a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo”. Pero yo os digo: amad a vuestros
enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro
Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos y manda la lluvia a
justos e injustos. Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis?
¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros
hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles?
Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.
.
¿Qué dice el texto? Continuamos
con el Sermón de la Montaña. Jesús profundiza en el mandamiento del amor, concretado
con los mandamientos de la Ley de Moisés. Vivir estas enseñanzas, pensar como
Jesús pensaba, no es posible por iniciativa propia, sino desde el encuentro con
Él y la experiencia de la misericordia del Padre, que nos ama cuando realizamos
buenas acciones y cuando desobedecemos su Ley.
¿Qué te dice? Vuelve
a leerlo y concrétalo en tu persona.
COMPROMISO.
Márcate un plan de oración y de confesión. Con esta experiencia
podrás vivir las enseñanzas de Jesús.
CELEBRACIÓN.
Reza
el Padrenuestro, repitiendo la oración perdona nuestras ofensas, como
también nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
GUIÓN MISA NIÑOS.
DOMINGO
I DE CUARESMA. 26 de febrero de 2023.
Monición de entrada.-
Hola:
El
miércoles empezamos la Cuaresma que terminará el domingo de Pascua.
La cuaresma son días para prepararnos como
si fuéramos a empezar a ser cristianos.
Son los días para recordar nuestro bautismo.
Son los días para recordar cuando los judíos
estuvieron en el desierto.
La misa de los domingos nos ayudará mucho.
Señor ten piedad.-
Tú eres vencedor.
Señor, ten piedad.
Tú
eres bueno. Cristo, ten piedad.
Tú
eres salvador. Señor, ten piedad.
Peticiones.-
Jesús, te pido por el Papa Francisco y el obispo
Enrique. Te lo pedimos, Señor.
Jesús, te pido por la Iglesia, para que confíe
en ti. Te lo pedimos, Señor.
Jesús, te pido por las personas mayores
que van a bautizase, para que les ayudes. Te lo pedimos, Señor.
Jesús, te pido por los países que no
tiene comida, para que les ayudemos. Te lo pedimos, Señor.
Jesús, te pido por nosotros, para que estos
días escuchemos más tus palabras. Te lo pedimos, Señor.
Acción de gracias.-
María, queremos darte las gracias porque
hemos empezado la cuaresma y sabemos que nos vas a ayudar estos días.
GUIÓ
MISSA D’INFANTS. DIUMENGE I T. QUARESMA.
Monició d’entrada.-
Hola:
Hem
començat la Quaresma que acabarà el Diumenge de Pasqua.
La
Quaresma son dies per preparar-nos com si començarem a ser cristians.
Són
dies per recordar el nostre bateig.
Són
dies per recordar als jueus quan van estar al desert.
La
missa ens ajudarà molt.
Senyor, tingueu pietat.
Tu eres el
guanyador. Senyor, tingueu pietat.
Tu eres el bo.
Crist, tingueu pietat.
Tu eres el Salvador.
Senyor, tingueu pietat.
Plegaries.-
Jesús, et demane pel Papa Francesc i el
bisbe Enrique. T’ho demane, Senyor.
Jesús, et demane per l’església, perquè
confie en tu. T’ho demane, Senyor.
Jesús, et demane pels majors que van a
batejar-se, perquè els ajudes. T’ho demane, Senyor.
Jesús, et demane pels països que no
tenen menjar, perquè els ajudem. T’ho demane, Senyor.
Jesús, et demane per nosaltres, perquè estos
dies escoltem més les teues paraules. T’ho demane, Senyor.
Acció de gràcies.
Maria, volem donar-te les gràcies perquè
hem començat la Quaresma i sabem que ens vas a ajudar aquestos dies.
Sagrada
Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española.
BAC. Madrid. 2016.
Biblia
de Jerusalén. 5ª
edición – 2018. Desclée De Brouwer. Bilbao. 2019.
Nuevo
Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego de M. Iglesias González.
BAC. Madrid. 2017.
Biblia
Didajé con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016.
Catecismo
de la Iglesia Católica. Nueva Edición. Asociación
de Editores del Catecismo. Barcelona 2020.
La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia.
Ciudad Nueva. Madrid. 2006.
Riutort Mestre, P. Llibre del poble de Déu.
Gorg. València. 1975.
Pío de Luis,
OSA, dr. Comentarios de San Agustín a las
lecturas litúrgicas (NT). II. Estudio Agustiniano. Valladolid. 1986.
San Juan de
Ávila. Obras Completas I. Audi, filia – Pláticas – Tratados. BAC. Madrid.
2015.
San Juan de Ávila. Obras
Completas II. Comentarios bíblicos – Tratados de reforma – Tratados y escritos menores.
BAC. Madrid. 2013.
San
Juan de Ávila. Obras Completas III. Sermones. BAC. Madrid. 2015.
San
Juan de Ávila. Obras Completas IV. Epistolario. BAC. Madrid. 2003.
Eucaristía. Verbo Divino.
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