Lectura del libro del Eclesiástico 3,
2-6.12-14
El Señor honra más al padre que a los hijos y afirma el derecho de
la madre sobre ellos. Quien honra a su padre expía sus pecados, y quien respeta
a su madre es como quien acumula tesoros. Quien honra a su padre se alegrará de
sus hijos y cuando rece, será escuchado. Quien respeta a su padre tendrá larga vida,
y quien honra a su madre obedece al Señor. Hijo, cuida de tu padre en su vejez
y durante su vida no le causes tristeza. Aunque pierda el juicio, sé indulgente
con él y no lo desprecies aun estando tú en pleno vigor. Porque la compasión
hacia el padre no será olvidada y te servirá para reparar tus pecados.
Textos
paralelos.
Hijo cuida de tu padre en
su vejez.
Mt 15, 4-6: Pues Dios mandó: “Sustenta a tu padre y a tu madre. El
que abandona a su padre o a su madre es reo de muerte”. Vosotros, en cambio,
decís: “Si uno declara a su padre o su madre que el socorro que le debía es
ofrenda sagrada, ya no tiene que sustentar a su padre o a su madre”. Y así
invalidáis el precepto de Dios en nombre de vuestra tradición.
Pr 19, 26: Quien maltrata al padre y expulsa a la madre / es hijo
indigno e infame.
Notas
exegéticas.
3 6 Griego II y lat. añaden: Quien
teme al Señor honra a su padre.
3 14 Comienzo del texto hebreo del
manuscrito C de la Gueniza de El Cairo.
Salmo responsorial
Salmo 128 (127)
Dichosos
los que temen al Señor
y
siguen sus caminos. R/.
Dichoso
el que teme al Señor
y
sigue sus caminos.
Comerás
del fruto de tu trabajo,
serás
dichoso, te irá bien. R/.
Tu
mujer, como parra fecunda,
en
medio de tu casa;
tus
hijos, como renuevos de olivo,
alrededor
de tu mesa. R/.
Esta
es la bendición del hombre
que
teme al Señor.
Que
el Señor te bendiga desde Sión,
que
veas la prosperidad de Jerusalén
todos
los días de tu vida. R/.
Textos
paralelos.
¡Dichosos los que temen a Yahvé!
Sal 112, 1: Aleluya. Dichoso el
que respeta al Señor / y es entusiasta de sus mandatos.
Sal 37, 3-5: Confía en el Señor
y haz el bien, / habita una tierra y cultiva la fidelidad; / sea el Señor tu delicia
/ y te dará lo que pide tu corazón. / Encomienda al Señor tu camino, / confía en
él, que él actuará.
Del trabajo de tus manos
comerás.
Sal 112, 3: En casa habrá riquezas
y abundancia, / su justicia se afirma para siempre.
Tu esposa como parra fecunda.
Pr 31, 10-31: Una mujer hacendosa,
¿quién la hallará? / Vale mucho más que los corales. / Su marido se fía de ella
/ y no le hacen falta despojos. / Le trae ganancias y no pérdidas / todos los
días de su vida. / Adquiere lana y lino, / sus manos trabajan a gusto. / Es
como nave mercante / que importa grano de lejos. / Todavía de noche se levanta
/ para dar la ración a sus criados / y la porción a sus criadas. / Examina un
terreno y lo compra, / con lo que ganan sus manos planta una viña. / Se ciñe la
cintura con firmeza / y despliega la fuerza de sus brazos. / Aprecia el valor
de sus mercancías / y aun de noche no se apaga su lámpara. / Extiende la mano
hacia el huso / y sostiene con la palma la rueca. / Abre sus palmas al
necesitado / extiende sus manos al pobre. / Si nieva no teme por la
servidumbre, / porque todos los criados llevan trajes forrados. / Confecciona
mantas para su uso, / se viste de lino y púrpura. / En la plaza su marido es
respetado / cuando se sienta entre los ancianos del pueblo. / Teje sábanas y
las vende, / provee de cinturones a los comerciantes. / Esta vestida de fuerza
y dignidad, / sonríe ante el día de mañana. / Abre la boca juiciosamente / y su
lengua enseña con bondad. / Vigila las andanzas de sus criados, / no come su
pan de balde. / Sus hijos se levantan para felicitarla, / su marido proclama su
alabanza: / “Muchas mujeres reunieron riquezas, / pero tú las ganas a todas”. /
Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura, / la que respeta al Señor merece
alabanza. / Cantadle por el éxito de su trabajo, / que sus obras la alaben en
la plaza.
Tus hijos, como brotes de
olivo.
Sal 144, 12: Sean nuestros
hijos un plantío, / crecidos desde la adolescencia; / sean nuestras hijas
columnas talladas, / estructuras de un templo.
Jb 29, 5: El Todopoderoso
estaba conmigo / y me rodeaban mis hijos.
El hombre que respeta a
Yahvé.
Sal 134, 3: El Señor te bendiga
desde Sión, / el que hizo el cielo y la tierra.
Sal 20, 3: Que te envíe
refuerzos desde el santuario / que te apoye desde Sión.
Bendígate Yahvé desde Sión.
Sal 122, 9: Por la casa del
Señor nuestro Dios / te deseo todo bien.
Veas a los hijos de tus hijos.
Gn 50, 23: [José] Llegó a
conocer a los hijos de Efraín hasta la tercera generación, y también a los
hijos de Maquir, hijo de Manasés, y se los puso en su regazo.
Jb 42, 16: Después Job vivió
ciento cuarenta años y conoció a sus hijos, nietos y bisnietos.
¡Paz a Israel!
Pr 17, 6: Corona de los
ancianos son los nietos, / honra de los hijos son los padres.
Sal 125, 5: A los que siguen
sendas tortuosas / que los conduzca el Señor con los malhechores. / ¡Paz a
Israel!
Ga 6, 16: Paz y misericordia
para cuantos siguen esta norma, el Israel de Dios.
Notas
exegéticas.
128 Este salmo celebra la felicidad
doméstica que Dios concede al justo, según la doctrina de los Sabios sobre la
retribución temporal.
Segunda
lectura.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 12-21.
Hermanos.
Como elegidos de Dios, santos y amados, revestíos de compasión entrañable,
bondad, humildad, mansedumbre, paciencia. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos
cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros
lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de la unidad
perfecta. Que la paz de Cristo reine en vuestro corazón: a ella habéis sido
convocados en un solo cuerpo. Sed también agradecidos. La Palabra de Cristo
habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda
sabiduría; exhortaos mutuamente. Cantad a Dios, dando gracias de corazón, con
salmos, himnos y cánticos inspirados. Y todo lo que de palabra o de obra realicéis,
sea todo en nombre de Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Mujeres, sed sumisas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos,
amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros
padres en todo, que eso agrada al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros
hijos, no sea que pierdan el ánimo.
Textos
paralelos.
// Ef 4, 1-2: Así pues, yo, el prisionero
por el Señor, os exhorto a proceder como pide vuestra vocación: con humildad y
modestia, con paciencia, soportándoos unos a otros con amor.
// Ef 4, 32: Sed amables y compasivos unos con otros.
Perdonaos, como Dios os ha perdonado, en atención a Cristo.
Como el Señor os perdonó.
Mt 6, 14: Pues si perdonáis a
los hombres las ofensas, vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros.
Mt 18, 21: Entonces se acercó
Pedro y le preguntó: “Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que
perdonarle?, ¿hasta siete veces?
Mt 18, 35: Así os tratará mi
Padre del cielo si no perdonáis de corazón cada uno a su hermano.
Revestíos del amor.
Rm 13, 8-10: No tengáis deudas
con nadie, si no es la del amor mutuo. Pues el que ama al prójimo tiene
cumplida la ley. De hecho, el no cometerás adulterio, no matarás, no robarás,
no codiciarás y cualquier otro precepto, se resume en este: Amarás a tu prójimo
como a ti mismo. Quien ama no hace mal al prójimo, por eso el amor es el
cumplimiento cabal de la ley.
1 Co 13, 1: Aunque hable todas
las lenguas humanas y angélicas, si no tengo amor, soy un metal estridente o un
platillo estruendoso.
Que la paz de Cristo
reine en vuestros corazones.
Jn 14, 27: La paz os dejo, os
doy mi paz, y no os la doy como la da el mundo. No os turbéis ni os acobardéis.
Flp 4, 7: Y la paz de Dios, que
supera la inteligencia humana, custodie vuestros corazones y mentes por medio
de Cristo Jesús.
Ef 2, 16: Por medio de la cruz,
dando muerte en su persona a la hostilidad, reconcilió a los dos con Dios,
haciéndolos un solo cuerpo.
Ef 4, 3-4: Esforzándoos por
mantener la unidad del espíritu con el vínculo de la paz. Uno es el cuerpo, uno
el Espíritu, como es una la esperanza a que habéis sido llamados.
1 Co 12, 12: Como el cuerpo,
siendo un, tiene muchos miembros, y los miembros, siendo muchos, forman un solo
cuerpo, así es Cristo.
Formando un solo cuerpo.
Ef 5, 20: Dando gracias siempre
y por todo a Dios Padre, en nombre del Señor nuestro Jesucristo.
Amonestaos con toda
sabiduría.
Ef 4, 29: Vosotros despojaos de
la conducta pasada, de la vieja humanidad que se corrompe con deseos falaces.
// Ef 5, 19-20: Entre vosotros
entonad salmos, himnos y cantos inspirados, cantando y tañendo de corazón en
honor del Señor, dando gracias siempre y por todo a Dios Padre, en nombre del Señor
nuestro Jesucristo.
De palabra y de obra.
1 Co 10, 31: Pues bien, ya
comáis o bebáis o hagáis lo que sea, hacedlo todo a gloria de Dios.
Mujeres, sed sumisas a
vuestros maridos.
// Ef 5, 21: Someteos unos a
otros en atención a Cristo.
Ef 6, 9: Amos, tratadlos del
mismo modo, dejándoos de amenazas, conscientes de que está en el cielo el amo
de ellos y vuestro, y no cede a favoritismos.
1 P 3, 1-2: Lo mismo vosotras,
mujeres, someteos a vuestros maridos, de modo que, aunque algunos no crean en
el mensaje, por la conducta de sus mujeres, aun sin palabras, que den ganados
al observar vuestro proceder casto y respetuoso.
Tt 2, 1-10: Tú en cambio,
explica lo que corresponde a la sana doctrina: que los ancianos sean sobrios,
dignos, moderados, sanos en la fe, el amor y la paciencia. Así mismo las
ancianas tengan una compostura digna de la religiosidad; no sean esclavas de la
maledicencia ni de la bebida; sean buenas maestras, capaces de enseñar a las
jóvenes a amar a los maridos y los hijos, a ser moderadas, castas, hacendosas,
bondadosas, sumisas al marido; de modo que la palabra de Dios no se
desprestigie.
1 Tm 2, 9-15: Así mismo que las
mujeres se arreglen decentemente, se adornen con modestia y sobriedad: no con trenzas,
con oro y perlas, con vestidos lujosos, sino con las buenas obras, como
corresponde a mujeres que se profesan religiosas. La mujer ha de aprender en
silencio y sumisa.
Notas exegéticas.
3 12 (a) Estos calificativos
caracterizan al pueblo de la alianza, llamado a imitar el comportamiento de
Dios en Cristo.
3 12 (b) Tras la enumeración de los “vicios·
llega la de las virtudes, conforme a un procedimiento que se encuentra tanto en
ej judaísmo tardío como entre los filósofos griegos. No hay por qué
individualizar estas cualidades: caracterizan en conjunto a las obras del
hombre nuevo.
3 14 O bien: “vínculo de la
perfección”. Como en 1 Co 13, el amor es aquí el don por excelencia. Se ha entendido
de dos formas: une entre sí a todas las virtudes cristianas, sujetando como un cinturón
el vestido nuevo, o bien, es el vínculo que une a los miembros del cuerpo comunitario
(v. 15).
3 16 (a) Var.: “del Señor”, o “de Dios”.
Probablemente el texto primitivo decía sólo “la palabra”. Compárese Flp 1, 14 y
2, 30.
3 16 (b) Se trata, sin duda, de
improvisaciones “carismáticas” sugeridas por el Espíritu durante las asambleas
litúrgicas, ver 1 Co 12, 7; 14, 26.
3 18 Preceptos muy sencillos de la
moral corriente, cristianizados por Pablo mediante la simple fórmula “en el
Señor”, que aquí equivale a “según la vida cristiana”. En Ef 5, 21s., la
elaboración cristiana está más desarrollada.
Evangelio.
X Lectura del santo evangelio según
san Lucas 2, 22-40.
Cuando se cumplieron los días de
la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a
Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del
Señor: “Todo varón primogénito será consagrado al Señor”, y para entregar la
oblación, como dice la ley del Señor: “un par de tórtolas o dos pichones”. Había
entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que
aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había
sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al
Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Y cuando entraban
con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley,
Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: “Ahora, Señor, según tu
promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos “han visto a tu
Salvador”, a quien has presentado ante todos los pueblos: “luz para alumbrar a
las naciones” y gloria de tu pueblo Israel”. Su padre y su madre estaban
admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su
madre: “Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y
será como un signo de contradicción – y a ti misma una espada te traspasará el
alma–, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones”·.
Había también una profetiza, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy
avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta
los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y
oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y
hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y,
cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a
Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y
robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.
Textos
paralelos.
Cuando se cumplieron los
días.
Lv 12,2-4: Di esto a los hijos
de Israel: Cuando una mujer quede embarazada y tenga un hijo varón, quedará impura
durante siete días, será impura como durante sus reglas. El octavo día será
circuncidado el niño, y ella permanecerá treinta y tres días más purificando su
sangre. No tocará ninguna cosa santa ni entrará en el Santuario hasta terminar
los días de la purificación.
Como está escrito en la
Ley del Señor.
Ex 13,2: Conságrame todo
primogénito, todo primer parto entre los hijos de Israel, sea de hombre o de
ganado.
Ex 13,11: Cuando el Señor te
introduzca en la tierra de los cananeos, como juró a ti y a tus padres, y te la
haya entregado, consagrarás al Señor todos los primogénitos.
Lv 5, 5-7: El que ha incurrido
en culpa en cualquiera de esos casos [negarse a declarar en un juicio como
testigo, tocar un animal impuro o inmundicias humanas, pronunciar a la ligera
un juramento, …] confesará su pecado, y presentará al señor, como reparación
por el pecado cometido, una hembra de ganado menor, oveja o cabra, como
sacrificio expiatorio y el sacerdote hará así la expiación por su pecado. Si no
alcanza para una res menor, presentará al Señor, como reparación por su pecado,
dos tórtolas o dos pichones, una de las aves como sacrificio expiatorio y otra en
holocausto.
Lv 12,8: Si no le alcanza para
ofrecer una res menor, tome dos tórtolas o dos pichones, uno para el holocausto
y otro para el sacrificio expiatorio; el sacerdote hará por ella [la madre del
niño] el rito de expiación y quedará pura.
Era una persona justa.
Is 40, 1-2: Consolad, consolad
a mi pueblo – dice vuestro Dios –;hablad al corazón de Jerusalén / gritadle, /
que se ha cumplido su servicio / y está pagado su crimen.
Is 52,1: ¡Despierta, despierta,
/ vístete de tu fuerza, Sión, / vístete el traje de gala, Jerusalén, / ciudad
santa!, / porque no volverán a entrar en ti / incircuncisos ni impuros.
Porque han visto a tu
salvador.
Is 52,10: Ha descubierto el
Señor su santo brazo / a los ojos de todas las naciones, / y verán los confines
de la tierra / la salvación de nuestro Dios.
Is 46, 13: Yo aproximo mi
justicia, no está lejos, / mi salvación no se pospone, / concedo a Sión la
salvación y mi honor a Israel.
Luz para iluminar.
Is 42,6: Yo, el Señor, / te he
llamado en mi justicia, / te cogí de la mano, te formé / e hice de ti alianza
de un pueblo / y luz de las naciones.
Is 49, 6: Es poco que seas mi
siervo / para restablecer las tribus de Jacob / y traer de vuelta a los
supervivientes de Israel. / Te hago luz de las naciones, / para que mi
salvación alcance hasta el confín de la tierra.
Jn 8,12: Yo soy la luz del mundo,
el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Está destinado para ser
caída de muchos:
7, 23: ¡Bienaventurado el que
no se escandalice de mí!
12, 51-53: ¿Pensáis que he
venido a traer paz a la tierra? No, sino división. Desde ahora estarán
divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la
hija y la hija contra la madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra la suegra.
Jr 15,10: ¡Ay de mí, madre mía,
me has engendrado / para discutir y pleitear por todo el país! Ni presté ni me
han prestado, / en cambio, todos me maldicen.
Quedó viuda:
Jdt 8, 4-5: Judit llevaba viuda
tres años y cuatro meses. Vivía en una habitación que había mandado construir
sobre la terraza de su casa. Se ciñó un sayal y llevaba vestidos de viuda.
1 Tm 5,5: La que es
verdaderamente viuda, y ha quedado sola, tiene puesta su esperanza en Dios y
persevera en las súplicas y en las oraciones noche y día.
Comenzó a alabar a Dios:
2,20 ss: Y se volvieron los
pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto,
conforme a lo que se les había dicho.
Notas
exegéticas Biblia de Jerusalén.
2 22 La purificación solo obligaba a
la madre, pero habla de rescatar al hijo. Lucas observa cuidadosamente que
tanto los padres de Jesús, como los de Juan, cumplieron todas las
prescripciones de la Ley. La presentación del niño en el santuario no era
obligatoria, pero estaba permitida. Nm 18,15, y al parecer la gente piadosa lo
estimaba conveniente, ver 1 S 1 24-28. Lucas centra su relato, en este primer
acto cultual de Jesús, en la Ciudad santa, a la que atribuye gran importancia, como
lugar del acontecimiento pascual y punto de partida de la misión cristiana. Ver
2 38s; Hc 1,4.
2 23 Lit. “Todo varón que abra la
matriz será llamado santo para el Señor”. Esta ley (Ex 13,2.12.15) implicaba el
rescate del primogénito (Ex 13,13; 34,20), que se cumplía dando cinco siclos de
plata en el plazo del mes que seguía al nacimiento (Nm 18,15-16). Lc nada dice
de este rescate de Jesús, pero podría deducirse del v. 39.
2 24 Es la ofrenda de los pobres.
2 25 (a) A partir de Is 40,1; 51,12; 61,2,
estas palabras designan la salvación de Israel.
2 25 (b) Según el lenguaje del AT (Nm 11,
17; 25,29; 2 Re 2, 15; Is 11,2; 52,1; 61,1; Ez 11, 5), esta expresión indica
que Simeón es profeta.
2 26 “El Cristo del Señor”, es aquel
que el Señor ha ungido, ver Ex 30,22ss, es decir, consagrado para una misión de
salvación, como el rey de Israel, un príncipe elegido por Yahvé y, finalmente y
de un modo eminente, el Mesías que instaurará el reino de Dios.
2 27 Lc que ha hablado claramente de
la concepción virginal de Jesús, no duda en mencionar a “sus padres”· (ver vv. 41.43),
incluso al “padre” (vv. 33.48). A menudo los copistas han reemplazado estos
términos por “María y José”, para poner de relieve que Jesús solo tiene un
padre, el del cielo.
2 29 A diferencia de los cánticos
precedentes, este parece haber sido compuesto por Lucas mismo, en especial
valiéndose de textos de Isaías. Después de un primer tríptico que se refiere a
Simeón y a su próxima muerte, otro define la salvación universal traída por el
Mesías Jesús: una iluminación del mundo gentil que, salida del pueblo elegido,
concluirá en gloria de este mismo pueblo.
2 12 La salvación de los paganos es
anunciada aquí por vez primera en la obra de Lc Solo será claramente proclamada
a partir de la revelación pascual (Lc 24, 47).
2 34 La misión de luz en el mundo
gentil irá acompañada, con respecto a Jesús, de hostilidad y persecución por
parte de su propio pueblo. Ver Mt 2,1.
2 35 Verdadera Hija de Sión, María
llevará en su propia vida el destino doloroso de su pueblo. Con su Hijo, se
hallará el centro de esa contradicción donde los corazones deben manifestarse
en pro o en contra de Jesús. El símbolo de la espada puede inspirarse en Ez 14,
17, o según otros en Za 12, 10.
2 36 Mujer consagrada a Dios e intérprete
de sus designios. Ver Ex 15,20; Jc 4,4; 2 Re 22,14.
2 37 (a) Es el ideal del perfecto
israelita (Sal 23,6; 26,6; 27,4; 84,5.11).
2 37 (b) Ver Hch 26, 7. A Lc le gusta
destacar esta constancia en el servicio y en la oración (ver 18,7; Hch 20, 31)
y la atribuye aquí a Ana, a pesar de la costumbre judía de no permitir que las
mujeres permaneciesen de noche en el recinto del templo.
2 38 La liberación mesiánica del
pueblo elegido, 1 68; 24,2, interesaba ante todo a la capital, ver Is 40,2; 52,
9 (y ver 2 S 5,9ss). Jerusalén es para Lucas el centro predestinado para la
obra de la salvación, 9,31.51.53; 13, 22.23; 17, 11; 18,31; 19,11; 24,47-49.52;
Hch 1, 8ss. – Algunos testigos textuales antiguos dicen “en Jerusalén” o “de
Israel”.
Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica.
22 Cinco
veces se menciona expresamente la ley en los vs. 22-39. // EL TIEMPO: lit. los
días (como en el v.6). Lucas dice, lit., la purificación de ellos,
es decir, de María y de Jesús, porque se trata de dos ritos: la purificación
ritual de la madre y la presentación del primogénito. // LO SUBIERON A
JERUSALÉN: “subir a Jerusalén” es expresión acuñada y normal, incluso cuando,
como en este caso, hay que bajar (Belén está a 888 metros sobre el nivel del
mar, Jerusalén está a 750).
23 ESTÁ
PRESCRITO: el tiempo griego (perfecto) dice: “se escribió esa norma en el pasado
y actualmente sigue en vigor. TODO PRIMER PARTO VARÓN: todo varón que
abre [el] seno materno. // SERÁ CONSAGRADO: lit. santo para el Señor
será llamado (cf. 1,32-33).
25 JUSTO
Y RELIGIOSO: exacto en el cumplimiento de los deberes que imponía la Ley (cf.
Mt 1,19), como manifestación del santo temor de Dios. El término “CONSOLACIÓN”
aparece en la literatura targúmica frecuentemente como sinónimo de “liberación”;
en concreto, “el Consolador” es título mesiánico. // ESPÍRITU SANTO, sin
artículo: inspiración divina. con otras palabras: Simeón era “profeta”.
26 MESÍAS:
“ungido”, “Cristo”.
27 INTRODUJERON
AL NIÑO JESÚS en el templo, probablemente en el atrio de las Mujeres,
pasando por la puerta de Nicanor.
28 SIMEÓN:
lit. y él en persona. // BENDIJO A DIOS, DICIENDO un pequeño himno inspirado:
la salvación no se ofrece sólo a Israel, sino a “todos los pueblos”, si aceptan
a Jesús por la fe. Luego añadió: Jesús es la prueba dada por Dios (v.34);
María está asociada a la obra redentora del Hijo, mediante la cruz (v.35).
39 DUEÑO:
la palabra griega déspota es, en el contexto, el amo de un
esclavo, el señor de un siervo; si hay un trasfondo litúrgico, equivale
a soberano. DEJAR [IR]: manumitir[1] a un esclavo.
30-31 SALVACIÓN: puede ser instrumento de salvación, lo que salva, e.d. “el
salvador”. // A LA VISTA DE: o “al alcance de”, a disposición de.
32 LUZ
que servirá para iluminar, para llevar la REVELACIÓN divina a [LAS] NACIONES paganas.
34 ESTÁ
PUESTO o destinado para ser: o bien piedra de tropiezo (“escándalo”),
o bien cimento firme. // UNA PRUEBA (cf. Mt 12, 38): un signo revelador, una
muestra significativa dada por Dios. // QUE SE DISCUTE: o, si es un presente
verbal con valor de futuro: que será discutida, que será combatida.
35 SÍ:
kaí con valor enfático. // SALGAN A LA LUZ: lit. sean descubiertos.
36 ANA:
nombre hebreo (=”piedad”, “compasión”). // EN MATRIMONIO: lit. con marido. //
SIRVIENDO: dando culto.
38 DE
ÉL: probablemente se refiere al niño, no a Dios. //Algunos manuscritos
leen Israel en vez de Jerusalén.
Notas exegéticas
desde la Biblia Didajé.
2, 25 Consuelo de Israel: la venida del Mesías, el Redentor: este término, así como “la redención
de Jerusalén” indica que tanto Simeón como Ana esperaban al Mesías y vieron su
deseo cumplido en el niño Jesús. Cat. 711.
2, 32 Este lenguaje que identifica al Mesías es una reminiscencia del canto del
Siervo del profeta Isaías (Is 49, 5ss). Cat. 713.
2, 35 La fe de María nunca vaciló ya que confiaba plenamente en la Palabra de
Dios. Ella, más que cualquier otra persona de la historia, experimentó y
participó íntimamente en el misterio del sufrimiento redentor que Cristo
soportó por nuestra salvación. Cat. 149, 575, 587, 618 y 695.
1,36 La promesa de Ana de celibato y oración se asemeja a la de las órdenes
religiosas y comunidades contemplativas que se desarrollaron en la Iglesia y
que siguen activas hoy en día. El ayuno siempre ha sido una práctica muy
recomendable en la Iglesia católica y se requiere a los fieles en los días
prescritos durante la Cuaresma y durante una hora antes de recibir la Sagrada
Comunión. Cat. 711, 1387 y 2687.
Catecismo
de la Iglesia Católica
526 El misterio de Navidad se
realiza en nosotros cuando Cristo toma forma en nosotros. Navidad es el
misterio de este admirable intercambio.
527 La Circuncisión de Jesús,
al octavo día de su nacimiento, es señal de su inserción en la descendencia de
Abraham, en el pueblo de la Alianza, de su sometimiento a la Ley y de su
consagración al culto de Israel en el que participará durante toda su vida.
Este signo prefigura la circuncisión de Cristo en el bautismo.
529 La presentación de Jesús en el
Templo lo
muestra como Primogénito que pertenece al Señor. Con Simeón y Ana, toda la
expectación de Israel es la que viene al Encuentro de su Salvador (la
tradición bizantina llama así a este acontecimiento). Jesús es reconocido como
el Messías tan esperado, “luz de las naciones” y “gloria de Israel”, pero
también “signo de contradicción”. La espada de dolor predicha a María anuncia
otra oblación, perfecta y única, la de la Cruz que dará la salvación que Dios
ha preparado “ante todos los pueblos”.
583 Como los profetas anteriores a
Él, Jesús profesó el más profundo respeto al Templo de Jerusalén. Fue presentado
en él por José y María cuarenta días después de su nacimiento. A la edad de
doce años, decidió quedarse en el Templo para recordar a sus padres, que se
debía a los asuntos de su Padre.
711 “He aquí que yo le renuevo” (Is
43, 19): dos líneas proféticas se van a perfilar, una se refiere a la espera
del Mesías, la otra al anuncio de un Espíritu nuevo, y las dos convergen en el
pequeño Resto, el pueblo de los Pobres, que aguardan en la esperanza la “consolación
de Israel” y la “redención de Jerusalén” (Lc 2, 25.28).
149 Durante toda su vida, y hasta la
última prueba, cuando Jesús, su hijo, murió en la cruz, su fe no vaciló. María
no cesó de creer en el cumplimiento de la palabra de Dios. Por todo ello, la Iglesia
venera en María la realización más pura de la fe.
2204 La familia cristiana constituye
una revelación y una actualización específicas de la comunión eclesial; por eso
puede y debe decirse Iglesia doméstica (C. Vaticano II, Lumen gentium,
11). Es una comunidad de fe, esperanza y caridad, posee en la Iglesia una
importancia singular como aparece en el Nuevo Testamento (cf. Ef 5, 21-6,4; Col
3, 18-21; 1 P 3, 1-7).
2205 La familia cristiana es una comunión
de personas, reflejo de la imagen de la comunión del Padre y del Hijo en el
Espíritu Santo. Su actividad procreadora y educativa es reflejo de la obra
creadora de Dios. Es llamada a participar en la oración y el sacrificio de
Cristo. La oración cotidiana y la lectura de la Palabra de Dios fortalecen en
ella la caridad. La familia cristiana es evangelizadora y misionera.
2206 Las relaciones en el seno de la
familia entrañan una afinidad de sentimientos, afectos e intereses que
provienen sobre todo del mutuo respeto de las personas. La familia es una
comunidad privilegiada llamada a realizar un propósito común de los esposos y
una cooperación diligente de los padres en la educación de los hijos.
2207 La familia es la célula
original de la vida social. Es la sociedad natural en que el hombre y la
mujer son llamados al donde sí en el amor y en el don de la vida. La autoridad,
la estabilidad y la vida de relación en el seno de la familia constituyen los
fundamentos de la libertad, de la seguridad, de la fraternidad en el seno de la
sociedad. La familia es la comunidad en la que, desde la infancia, se pueden
aprender los valores morales, se comienza a honrar a Dios y a usar bien de la
libertad. La vida de familia es iniciación a la vida en sociedad.
2208 La familia debe vivir de manera
que sus miembros aprendan el cuidado y la responsabilidad respecto de los pequeños
y mayores, de los enfermos o disminuidos, y de los pobres. Numerosas son las
familias que en ciertos momentos no se hallan en condiciones de prestar esta
ayuda. Corresponde entonces a otras personas, a otras familias, y
subsidiariamente a la sociedad, proveer a sus necesidades. “La religión pura e
intachable ante Dios Padre es esta: visitar a los huérfanos y a las viudas en
su tribulación y conservarse incontaminado del mundo” (St 1, 27).
2209 La familia debe ser ayudada y
defendida mediante medidas sociales apropiadas. Cuando las familias no son
capaces de realizar sus funciones, los otros cuerpos sociales tienen el deber
de ayudarlas y de sostener la institución familiar. En conformidad con el
principio de subsidiaridad, las comunidades más numerosas deben abstenerse de
privar a las familias de sus propios derechos y de inmiscuirse en sus vidas.
Concilio
Vaticano II
El Creador de todas las cosas estableció la sociedad conyugal como punto
de partida y fundamento de la sociedad humana, y con su gracia la convirtió en
sacramento grande en Cristo y en la Iglesia. Por ello, el apostolado de los
esposos y las familias tiene singular importancia tanto para la Iglesia como
para la sociedad civil. Los esposos cristianos son mutuamente para sí, para sus
hijos y para los restantes familiares, cooperadores de la gracia y testigos de
la fe. Son para sus hijos los primeros predicadores y educadores de la fe; con
su ejemplo y su palabra los forman para la vida cristiana y apostólica, los
ayudan prudentemente a elegir su vocación y fomentan con todo cuidado la
vocación sagrada cuando despunta en ellos.
Siempre fue deber de los cónyuges, y hoy constituye la parte más
importante de su apostolado, manifestar y demostrar con su vida la
indisolubilidad y santidad del vínculo matrimonial; afirmar enérgicamente el derecho
y el deber, propio de los padres y tutores, de educar cristianamente a la prole;
defender la dignidad y la legítima autonomía de la familia. Cooperen, por
consiguiente, los esposos y los demás cristianos con los hombres de buena
voluntad para que estos derechos se conserven incólumes en la legislación
civil; para que en la organización de la sociedad se tengan en cuenta las
necesidades de las familias en orden a la vivienda, la educación de los hijos,
las condiciones de trabajo, la seguridad social y los impuestos; para que se ponga
siempre a salvo, al organizar las emigraciones, la convivencia familiar (cf.
Pío XI, Casti connubi, 31 diciembre 1930).
La misión de ser la célula primera y vital de la sociedad la ha recibido
la familia directamente de Dios. Cumplirá, por tanto, esta misión si, mediante
el afecto entre sus miembros y la oración hecha a Dios en común, se muestra
como un santuario doméstico de la Iglesia; si la familia entera se incorpora al
culto litúrgico de la Iglesia; si, finalmente, la familia practica activamente
la hospitalidad y promueve la justicia y las demás obras buenas al servicio de
todos los hermanos que padecen necesidad. Entre las diferentes obras del
apostolado familiar pueden enumerarse las siguientes: adoptar como hijos a los
niños abandonados, acoger benignamente a los forasteros, ayudar en la dirección
de escuelas, asistir a los adolescentes con consejos y recursos económicos,
ayudar a los novios a prepararse mejor para el matrimonio, colaborar en la catequesis,
sostener a los cónyuges y las familias que están en peligro material o moral,
proporcionar a los ancianos no solo lo indispensable, sino también las justas
ventajas que derivan del progreso económico.
Siempre y en todas partes, pero de modo particular en las regiones en que
se esparcen las primeras semillas del Evangelio, en donde la Iglesia está en
sus principios o se halla en algún peligro grave, las familias cristianas,
adhiriéndose con toda su vida al Evangelio y ofreciendo un ejemplo de
matrimonio cristiano, dan al mundo un testimonio valiosísimo de Cristo.
Para lograr con mayor facilidad los fines de su apostolado, puede ser
conveniente que las familias se reúnan en asociaciones.
Decreto Apostolicam actuositatem [el apostolado de los laicos],
11.
Comentarios de los Santos Padres.
Este es el verdadero sacrificio agradable a Dios, la pureza del cuerpo y la
gracia del espíritu. La castidad se refiere a la tórtola y la gracia a la paloma.
San Ambrosio. Exámeron. 5, 19,62.
Si tú también quieres sostener a Jesús y abrazarlo y hacerte digno de
salir de la cárcel, debes esforzarte con todo empeño en que el Espíritu te
conduzca y llegues al templo de Dios. Mira, ahora está s en el templo del Señor
Jesús, es decir, en su Iglesia; este es el templo construido con piedras vivas.
Orígenes. Homilías sobre el Ev. de Lucas. 15,1-3.
Todo lo que se narra en la historia del Salvador es objeto de contradicción.
Una virgen es madre, y es contradictorio. Tuvo un cuerpo humano, y este signo
también se contradice. Él resucitó de entre los muertos, y este es también un
signo de contradicción. Pienso que las predicciones de los profetas son
igualmente signo de contradicción. Todo esto es contradicción no para los que
creen en Él, pues sabemos bien que lo que afirma la Escritura es verdad. Pero
para los incrédulos es signo de contradicción todo lo que se ha escrito
respecto de Cristo.
Orígenes. Homilías sobre el Ev. de Lucas. 17, 4-5.
En un sentido místico Ana simboliza a la Iglesia que en este mundo
aparece como viuda por la muerte de su Esposo y Señor. El número de años de su
viudedad también designa el tiempo en que la Iglesia continúa en el cuerpo
peregrinando lejos del Señor y, mirando con gran devoción hacia las puertas del
templo celestial, aguarda todos los días la llegada del Señor.
Beda. Exposición sobre el Ev. de Lucas. 1,2.
San Agustín.
Os es lícito amar con amor humano a vuestros cónyuges, a vuestros hijos,
a vuestros amigos y conciudadanos. Todos estos nombres tienen un lazo de necesidad
y en cierto modo un aglutinante de amor. Mas veis que este amor pueden tenerlo
incluso los impíos, es decir, los paganos, los judíos y los herejes. ¿Quién de
ellos no ama a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, vecinos, parientes,
amigos, etc. Este amor es, pues humano. Por tanto, si alguien se siente
arrastrado por tal crueldad que le hace perder hasta el afecto humano del amor
y no ama a sus hijos ni a su esposa, no merece ni ser contado entre los hombres.
No hay que prodigar alabanzas a quien ama a sus hijos, pero sí qué condenar a
quien no los ama, pero vea con quiénes tiene en común este amor. También las
fieras aman a sus hijos; los aman los áspides, los tigres, los leones. No hay
fiera alguna que no se insinúe con ternura a sus hijos. Pues aunque aterrorice
a los hombres, acaricia a sus pequeñuelos. Ruge el león en la selva y nadie se atreve
a pasar; entra en su guarida donde tiene sus cachorros y depone su ferocidad.
Así, pues, quien no ama a sus hijos, es peor que un león. Se trata de un amor humano,
pero un amor lícito. Guardaos del amor ilícito. Sois miembros y cuerpos de
Cristo. […]
San Juan de Ávila.
Simeón cantó, ya que se quería morir, diciendo: Agora dejas, Señor, a tu
siervo en paz, según tu promesa, porque vieron mis ojos a mi salud, la cual
pusiste ante el acatamiento de todos los pueblos, lumbre para los gentiles y
honra para tu pueblo Israel (Lc 2, 29-32). Si miramos que Cristo fue puesto por mano de Pilato a
ser visto de aquel pueblo en su propria casa, y después en el alto de la cruz
en el monte Calvario, claro es que, aunque de todo estado y linaje, y naturales
y extranjeros, que habían venido a la Pascua había gran copia de gente, mas no
fue Cristo puesto en el acatamiento de todos los pueblos, como dice Simeón. Y, por tanto,
es Cristo, puesto
en el acatamiento y vista de todos los pueblos, cuando es predicado en el mundo por los
apóstoles y sus sucesores, de los cuales dice David que en toda la tierra salió su sonido y hasta sus
fines de la tierra sus palabras (Sal 18, 5). Y Cristo
predicado es luz entonces y agora para los judíos que le
quisieren creer; porque grande honra es para ellos venir de ellos, y
principalmente a ellos, el que es Salvador de todo el mundo y verdadero Dios y
hombre.
Audi, filia [I].
Hermosura del alma, 28. OC I, pg. 526.
Y entonces se cumple lo
que aquel santo cisne Simeón cantó, ya que quería morir, diciendo: Ahora
dejas, Señor, a tu siervo en paz, según tu promesa; porque vieron mis ojos a tu
salud, la cual pusiste ante el acatamiento de todos los pueblos, lumbre para
los gentiles, y honra para tu pueblo Israel (Lc 2, 29-32).
Audi, filia [II].
Cap. 111, 2. OC I, pg. 774.
Y esto se llama Presentación,
la cual se hacía en los cuarenta días después del nacimiento, y así dice el
Evangelio: Postquam impleti sunt dies Purificationis Mariae (cf. Lc 2,
22) (la glosa interlineal dice, y refiérese a nuestra Señor, según nosotros en
nuestro texto decimos, o, como quiere la mesma glosa, a Jesucristo), no porque
en ella hubiese que purificar, sino para denotar lo que mandaba la ley; como si
dijese: los cuarenta días que la ley mandaba para la purificación.
Ciclo santoral.
Sermones de Nuestra Señora. 64. Purificación de Nuestra Señora, 2. OC III, pg. 856.
Santifícame todo
primogénito. Señor, aunque bastaba ese título que
habéis mostrado, si fuéramos los que habíamos de ser, pero somos muy
avarientos. Mirad si tenéis otro título. – Sea el segundo título. Porque yo
maté a todos los primogénitos; yo maté al demonio y a sus primogénitos, que son
los pecados; porque yo maté tus pecados, por los cuales estuvieras en el
infierno para siempre jamás; yo te saqué de allá y te puse en el camino del cielo.
¡So entendéis cuánto debes a Dios por no te haber dado muerte cuando tenías
grandes pecados! ¿Sabes cuánto le debes? Que tantos infiernos merecían, cuantos
pecados has hecho; y si considerases que tanto es no te dar el infierno
mereciéndolo como sacarte de él estando allá, si una vez de allá te hubieran
sacado, ¿qué te pareciera recia ley, aunque te mandara los mayores trabajos del
mundo?
Ciclo santoral.
Sermones de Nuestra Señora. 64. Purificación de Nuestra Señora, 13. OC III, pg. 860.
Et expectabat
redemptionen (cf. Lc 2, 26). No puede haber mayor
señal para ver si este buen viejo era santo y bueno que desear el bien común.
Dice San Ambrosio: “Era justo porque deseaba el bien del pueblo”. Decía: “¿Pensáis
que tengo de ver tanto bien?, ¿qué tengo yo de ver con mis ojos al Señor?, ¿Qué
vea yo la libertad del pueblo? ¡Oh Señor! Si vos sois servido no me llevéis hasta
que yo con mis ojos vea tanto bien!”. Este era. Viejo, que no nos consta ser
sacerdote, y tan deseoso del bien común. Padres sacerdotes, si hubiera ahora
muchos Simeones, ¡qué bienaventurados fuéramos! ¡Qué confusión para nosotros,
que nos contentamos con decir una misa, y qué de paso, y qué de priesa, sin
amor, sin agradecimiento! Bienaventurado el que, cuando tuviere a Cristo en sus
manos, sintiere lo que este viejo Simeón. Que el sacerdote tan limpio ha de
ser, que no ha de llevar pecados que llorar en el altar, sino los pecados del
pueblo; porque, según San Agustín dice, el pecado mortal no es pecado de
cristiano, ¿cuánto menos lo será de sacerdote? Y así se quejaba Dios por Malaquías,
diciendo: ¿Por qué me hinches mi altar de gemidos? (cf. Mal 2, 13). Lo
cual se puede entender de dos maneras: la una, de las quejas que tienen
vuestros prójimos de vosotros, padres sacerdotes, las viudas pobres; la segunda
se puede entender: “¿Por qué hacéis pecados que tenéis después que gemir en mi
altar?”. Decí, aunque veis las necesidades de la Iglesia, ¿cuántas lágrimas os
cuestan? ¿Cuántos gemidos rogando a Dios que la remedie? […] Pues porque el
santo Simeón deseaba este bien común (Sal 102), por eso era justo; y así como
Dios se lo había prometido se lo cumplió, porque vino in spiritu in templum.
No quiere decir que vino en espíritu, y no en cuerpo, sino movido por
Espíritu Santo; no como vienen muchos, a parlar, a reír o movidos por otras
vanidades.
Ciclo Santoral.
Sermones de Nuestra Señora. 64. Purificación de Nuestra Señora, 5-6. OC III, pg. 857.
Et acepit eum in
ulnas, etc. (Lc 2, 28). ¡Qué pensáis qué regocijo
ternía cuando viese tal merced, y tan deseada, cumplida, y viese en sus brazos el
bien del mundo! Comiénzase a hacer niño con el niño, que es Cristo. Renovarse
ha como la del águila tu juventud. Si en el deseo de este santo te ocupases
o con él vinieses con espíritu al templo, la Virgen te daría su Hijo en los
brazos como a éste; y pues es tan dadivosa, pidámosle a su Hijo, que dárnoslo ha.
En las manos lo tomó; porque no le recibió por palabra, sino por obra.
Aquel que recibe la gracia del Señor en sus manos, que la pone por obra.
¿Veis cómo se regocija el buen viejo teniendo a Dios en sus manos? Pues, ¿cómo
puede un sacerdote ofender a Dios teniendo a Dios en sus manos? ¡Oh quien con
trompetas dijese aquel Benedicite, sacerdotes Domini, Domino! (Dan 3,
84). ¿Cómo nos atrevemos a le ofender, y no decimos como Josef de su amo: ¿Cómo
podré yo ofender al que todas las cosas de su casa me tiene entregadas? (cf. Gn 39, 9). ¿Con qué ojos le vemos, pues así
le ofendemos puesto en nuestras manos? ¿Sabéis de adonde viene no sentir lo que
este santo viejo? Por no haber con lágrimas procurado y demandado esta venida,
como este la pidió. ¡Oh qué pena debe haber para el mal sacerdote en el
infierno! San Basilio dice que a la muerte del buen sacerdote muchos ángeles
bajan del cielo por su ánima, y a la muerte del malo muchos demonios vienen por
su ánima. Bendijo a Dios, y dice: Nunc dimittis. Con razón, por cierto;
porque quien a Dios recibe, ni tiene más que pedir ni que desear.
Ciclo santoral.
Sermones de Nuestra Señora. 64. Purificación de Nuestra Señora. OC III, pg. 857.
¡Oh Virgen gloriosa, que
de una mesma fuente os nace lo dulce y amargo, lo que os hace a Dios agradable
y lo que os martiriza! El amor y grandísimo amor, que sobrepuja todo
conocimiento, que a Dios tuvistes, este os hace falta, y agradable, y
bienaventurada en su acatamiento; y este mesmo a la medida de su grandeza, os
atormenta como gran sayón. Aquel cuchillo que el santo viejo Simeón os profetizó
que había de traspasar vuestro corazón (cf. Lc 2, 35), cuando vistes a vuestro
Hijo crucificado y morir en la cruz, fue figura al vivo. Mas si no hubiera en
vuestro corazón cuchillo de amor, con que vuestra sacratísima ánima
estaba dulcemente herida hasta lo más íntimo de ella, poco os atormentara el
ver padecer a quien mucho amábades. Este, este vivísimo amor os hacía cuidar lo
que convenía a vuestro sacratísimo Hijo; este, temer no le viniese algún mal; este,
llorar cuando le vino y sentir dolores de muerte en su muerte. Y cuando al
humano juicio parecía que este amor os hubiese de dar descanso, gozando en el
cielo del que tanto amaste viviendo en la tierra, comience de nuevo, por
consejo de Dios, a atormentaros como de antes, y que dure el tormento por toda
la vida, y aun que vaya creciendo mientras creciere la vida.
Ciclo santoral.
Sermones de Nuestra Señora. 70. Asunción de María, 9. OC III, pg. 949s.
San Oscar Romero. Homilía.
Este es el panorama de nuestro fin de año en el día de la Sagrada
Familia. Mientras tanto, una luz blanca fulgura: la paz de Nazaret. La
tranquilidad de aquella familia que no es por instalarse lejos de los
problemas, sino que es para ser en medio de los grandes problemas del mundo: el
espejo, la fuente, la inspiración, la meta de todos los que vivimos en las
zozobras de la tierra, pero que tenemos fe y esperanza en los valores
cristianos de Cristo y su Sagrada Familia. Así sea.
Homilía 31 de diciembre de 1978.
Papa Francisco. Ángelus. 28 de
diciembre de 2014.
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En este primer domingo después de Navidad, mientras
estamos aún inmersos en el clima gozoso de la fiesta, la Iglesia nos invita a
contemplar a la Sagrada Familia de Nazaret. El Evangelio de hoy nos presenta a
la Virgen y a san José en el momento en que, cuarenta días después del
nacimiento de Jesús, van al templo de Jerusalén. Lo hacen en religiosa
obediencia a la Ley de Moisés, que prescribe ofrecer el primogénito al Señor
(cf. Lc, 22-24).
Podemos imaginar a esta pequeña familia, en medio
de tanta gente, en los grandes atrios del templo. No sobresale a la vista, no
se distingue... Sin embargo, no pasa desapercibida. Dos ancianos, Simeón y Ana,
movidos por el Espíritu Santo, se acercan y comienzan a alabar a Dios por ese
Niño, en quien reconocen al Mesías, luz de las gentes y salvación de Israel
(cf. Lc 2, 22-38). Es un momento sencillo pero rico de profecía: el encuentro
entre dos jóvenes esposos llenos de alegría y de fe por las gracias del Señor;
y dos ancianos también ellos llenos de alegría y de fe por la acción del
Espíritu. ¿Quién hace que se encuentren? Jesús. Jesús hace que se
encuentren: los jóvenes y los ancianos. Jesús es quien acerca a las
generaciones. Es la fuente de ese amor que une a las familias y a las personas,
venciendo toda desconfianza, todo aislamiento, toda distancia. Esto nos
hace pensar también en los abuelos: ¡cuán importante es su presencia, la
presencia de los abuelos! ¡Cuán precioso es su papel en las familias y en la
sociedad! La buena relación entre los jóvenes y los ancianos es decisivo para
el camino de la comunidad civil y eclesial. Y mirando a estos dos ancianos,
a estos dos abuelos —Simeón y Ana— saludamos desde aquí, con un aplauso, a
todos los abuelos del mundo.
El mensaje que proviene de la Sagrada Familia es
ante todo un mensaje de fe. En la vida familiar de María y José Dios está
verdaderamente en el centro, y lo está en la Persona de Jesús. Por eso la Familia
de Nazaret es santa. ¿Por qué? Porque está centrada en Jesús.
Cuando padres e hijos respiran juntos este clima de
fe, poseen una energía que les permite afrontar pruebas incluso difíciles, como muestra la
experiencia de la Sagrada Familia, por ejemplo, en el hecho dramático de la
huida a Egipto: una dura prueba.
El Niño Jesús con su Madre María y con san José son
una imagen familiar sencilla pero muy luminosa. La luz que ella irradia es luz
de misericordia y de salvación para todo el mundo, luz de verdad para todo
hombre, para la familia humana y para cada familia. Esta luz que viene de la
Sagrada Familia nos alienta a ofrecer calor humano en esas situaciones
familiares en las que, por diversos motivos, falta la paz, falta la armonía y
falta el perdón. Que no disminuya nuestra solidaridad concreta especialmente
en relación con las familias que están viviendo situaciones más difíciles por
las enfermedades, la falta de trabajo, las discriminaciones, la necesidad de
emigrar... Y aquí nos detenemos un poco y en silencio rezamos por todas
esas familias en dificultad, tanto dificultades de enfermedad, falta de
trabajo, discriminación, necesidad de emigrar, como dificultades para
comprenderse e incluso de desunión. En silencio rezamos por todas esas
familias... (Dios te salve María...).
Encomendamos a María, Reina y madre de la familia,
a todas las familias del mundo, a fin de que puedan vivir en la fe, en la
concordia, en la ayuda mutua, y por esto invoco sobre ellas la maternal
protección de quien fue madre e hija de su Hijo.
Papa Francisco. Ángelus. 31 de
diciembre de 2017.
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En este primer domingo después de Navidad,
celebramos la Santa Familia de Nazaret y el Evangelio nos invita a reflexionar
sobre la experiencia vivida por María, José y Jesús mientras crecen juntos como
familia en el amor recíproco y en la confianza en Dios. De esta confianza es
expresión el rito cumplido por María y José con el ofrecimiento del hijo Jesús
a Dios. El Evangelio dice: «Llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al
Señor» (Lucas 2, 22), como requería la ley de Moisés. Los padres de Jesús van
al templo para confirmar que el hijo pertenece a Dios y que ellos son los
custodios de su vida pero no son los propietarios. Y esto nos hace reflexionar.
Todos los padres son custodios de la vida de los hijos, pero no propietarios
y deben ayudarlos a crecer, a madurar.
Este gesto subraya que solo Dios es el Señor de la
historia individual y familiar; todo nos viene por Él. Cada familia está
llamada a reconocer tal primado, custodiando y educando a los hijos para
abrirse a Dios que es la fuente de la misma vida. Pasa por aquí el secreto de
la juventud interior, testimoniado paradójicamente en el Evangelio por una
pareja de ancianos, Simeón y Ana. El viejo Simeón, en particular, inspirado por
el Espíritu Santo dice a propósito del niño Jesús: «Éste está puesto para caída
y elevación de muchos en Israel y para dar señal de contradicción […] a fin de
que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones» (vv. 34-35).
Estas palabras proféticas revelan que Jesús ha
venido para hacer caer las falsas imágenes que nos hacemos de Dios y también de
nosotros mismos; para «rebatir» las seguridades mundanas sobre las que
pretendemos apoyarnos; para hacernos «resurgir» hacia un camino humano y
cristiano verdadero, sobre los valores del Evangelio. No hay situación
familiar que esté excluida de este camino nuevo de renacimiento y de
resurrección. Y cada vez que las familias, también las heridas y marcadas
por la fragilidad, fracasos y dificultades vuelven a la fuente de la
experiencia cristiana, se abren caminos nuevos y posibilidades inimaginables.
El relato evangélico de hoy refiere que María y
José, «cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea,
a su ciudad de Nazaret. El niño crecía —dice el Evangelio— y se fortalecía,
llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él» (vv. 39-40). Una
gran alegría de la familia es el crecimiento de los hijos, todos lo sabemos.
Estos están destinados a desarrollarse y fortalecerse, a adquirir sabiduría y a
acoger la gracia de Dios, precisamente como sucedió a Jesús. Él es realmente
uno de nosotros: el Hijo de Dios se hace niño, acepta crecer, fortalecerse,
está lleno de sabiduría y la gracia de Dios está sobre Él. María y José tienen
la alegría de ver todo esto en su hijo; y esta es la misión a la que está
orientada la familia: crear las condiciones favorables para el crecimiento
armónico y pleno de los hijos, con el fin de que puedan vivir una vida buena,
digna de Dios y constructiva para el mundo.
Es este el deseo que dirijo a todas las familias
hoy, acompañándolo con la invocación a María, Reina de la Familia.
Papa Francisco. Ángelus. 27 de
diciembre de 2020.
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Pocos días después de la Navidad, la liturgia nos
invita a contemplar a la Sagrada Familia de Jesús, María y José. Es hermoso
pensar en el hecho de que el Hijo de Dios ha querido tener, como todos los
niños, la necesidad del calor de una familia. Precisamente por esto, porque es
la familia de Jesús, la de Nazaret es la familia-modelo, en la que todas las
familias del mundo pueden hallar su sólido punto de referencia y una firme
inspiración. En Nazaret brotó la primavera de la vida humana del Hijo de Dios,
en el instante en que fue concebido por obra del Espíritu Santo en el seno
virginal de María. Entre las paredes acogedoras de la casa de Nazaret se
desarrolló en un ambiente de alegría la infancia de Jesús, rodeado de la
solicitud maternal de María y los cuidados de José, en el que Jesús pudo ver la
ternura de Dios (cf. Carta apost. Patris corde, 2).
A imitación de la Sagrada Familia, estamos llamados
a redescubrir el valor educativo del núcleo familiar, que debe fundamentarse en
el amor que siempre regenera las relaciones abriendo horizontes de esperanza. En la familia
se podrá experimentar una comunión sincera cuando sea una casa de oración,
cuando los afectos sean serios, profundos, puros, cuando el perdón prevalezca
sobre las discordias, cuando la dureza cotidiana del vivir sea suavizada por la
ternura mutua y por la serena adhesión a la voluntad de Dios. De esta
manera, la familia se abre a la alegría que Dios da a todos aquellos que saben
dar con alegría. Al mismo tiempo, halla la energía espiritual para abrirse al
exterior, a los demás, al servicio de sus hermanos, a la colaboración para la
construcción de un mundo siempre nuevo y mejor; capaz, por tanto, de ser
portadora de estímulos positivos; la familia evangeliza con el ejemplo de vida.
Es cierto, en cada familia hay problemas, y a veces también se discute. “Padre,
me he peleado…”; somos humanos, somos débiles, y todos tenemos a veces este
hecho de que peleamos en la familia. Os diré una cosa: si nos peleamos en
familia, que no termine el día sin hacer las paces. “Sí, he discutido",
pero antes de que termine el día, haz las paces. Y sabes ¿por qué? Porque la
guerra fría del día siguiente es muy peligrosa. No ayuda. Y luego, en la
familia hay tres palabras, tres palabras que hay que custodiar siempre: “Permiso”,
“gracias”, “perdón”. “Permiso”, para no entrometerse en la vida de los
demás. Permiso: ¿puedo hacer algo? ¿Te parece bien que haga esto? Permiso.
Siempre, no ser entrometidos. Permiso, la primera palabra. “Gracias”: tantas
ayudas, tantos servicios que nos hacemos en la familia: dar siempre las gracias.
La gratitud es la sangre del alma noble. "Gracias”. Y luego, la más
difícil de decir: "Perdón”. Porque siempre hacemos cosas malas y muchas
veces alguien se siente ofendido por esto: “Perdóname”, “perdóname”".
No olvidéis las tres palabras: “permiso”, “gracias”, “perdón”. Si en una
familia, en el ambiente familiar hay estas tres palabras, la familia está bien.
Al ejemplo de evangelizar con la familia nos invita
precisamente la fiesta de hoy volviéndonos a presentar el ideal del amor
conyugal y familiar, tal y como quedó subrayado en la Exhortación apostólica
Amoris laetitia, cuyo quinto aniversario de promulgación tendrá lugar el
próximo 19 de marzo. Y habrá un año de reflexión sobre la Amoris laetitia y
será una oportunidad para profundizar en los contenidos del documento [19 de
marzo 2021-junio 2022].
Estas reflexiones se pondrán a disposición de las
comunidades eclesiales y de las familias, para acompañarlos en su camino. A
partir de ahora invito a todos a sumarse a las iniciativas que se impulsarán
durante el Año y que serán coordinadas por el Dicasterio para los Laicos, la
Familia y la Vida. Encomendamos este camino con las familias de todo el mundo a
la Sagrada Familia de Nazaret, en particular a San José, esposo y padre
solícito.
Que la Virgen María, a la que ahora nos dirigimos
con la oración del Ángelus, obtenga a las familias de todo el mundo sentirse
cada vez más fascinadas por el ideal evangélico de la Sagrada Familia, de modo
que se conviertan en levadura de nueva humanidad y de una solidaridad concreta
y universal.
Benedicto XVI. Ángelus. 28 de
diciembre de 2008.
Queridos hermanos y hermanas:
En este domingo, que sigue al Nacimiento del Señor,
celebramos con alegría a la Sagrada Familia de Nazaret. El contexto es el más
adecuado, porque la Navidad es por excelencia la fiesta de la familia.
Lo demuestran numerosas tradiciones y costumbres sociales, especialmente la de
reunirse todos, precisamente en familia, para las comidas festivas y para
intercambiarse felicitaciones y regalos. Y ¡cómo no notar que en estas
circunstancias, el malestar y el dolor causados por ciertas heridas familiares
se amplifican!
Jesús quiso nacer y crecer en una familia humana;
tuvo a la Virgen María como madre; y san José le hizo de padre. Ellos lo
criaron y educaron con inmenso amor. La familia de Jesús merece de verdad el
título de "santa", porque su mayor anhelo era cumplir la voluntad de
Dios, encarnada en la adorable presencia de Jesús.
Por una parte, es una familia como todas las
demás y, en cuanto tal, es modelo de amor conyugal, de colaboración, de
sacrificio, de ponerse en manos de la divina Providencia, de laboriosidad y de
solidaridad; es decir, de todos los valores que la familia conserva y
promueve, contribuyendo de modo primario a formar el entramado de toda
sociedad.
Sin embargo, al mismo tiempo, la Familia de Nazaret
es única, diversa de todas las demás, por su singular vocación
vinculada a la misión del Hijo de Dios. Precisamente con esta unicidad
señala a toda familia, y en primer lugar a las familias cristianas, el
horizonte de Dios, el primado dulce y exigente de su voluntad y la perspectiva
del cielo al que estamos destinados. Por todo esto hoy damos gracias a Dios,
pero también a la Virgen María y a san José, que con tanta fe y disponibilidad
cooperaron al plan de salvación del Señor.
Para expresar la belleza y el valor de la familia,
hoy se han dado cita en Madrid miles de personas. A ellas quiero dirigirme
ahora en lengua española.
Dirijo ahora un cordial saludo a los participantes
que se encuentran reunidos en Madrid en esta entrañable fiesta para orar por la
familia y comprometerse a trabajar en favor de ella con fortaleza y esperanza. La
familia es ciertamente una gracia de Dios, que deja traslucir lo que él mismo
es: Amor. Un amor enteramente gratuito, que sustenta la fidelidad sin límites,
aun en los momentos de dificultad o abatimiento. Estas cualidades se
encarnan de manera eminente en la Sagrada Familia, en la que Jesús vino al
mundo y fue creciendo y llenándose de sabiduría, con los cuidados primorosos de
María y la tutela fiel de san José.
Queridas familias, no dejéis que el amor, la
apertura a la vida y los lazos incomparables que unen vuestro hogar se
desvirtúen. Pedídselo constantemente al Señor, orad juntos, para que vuestros
propósitos sean iluminados por la fe y ensalzados por la gracia divina en el
camino hacia la santidad. De este modo, con el gozo de vuestro compartir todo
en el amor, daréis al mundo un hermoso testimonio de lo importante que es la
familia para el ser humano y la sociedad. El Papa está a vuestro lado,
pidiendo especialmente al Señor por quienes en cada familia tienen mayor
necesidad de salud, trabajo, consuelo y compañía. En esta oración del
Ángelus, os encomiendo a todos a nuestra Madre del cielo, la Santísima Virgen
María.
Queridos hermanos y hermanas, hablando de la
familia, no puedo menos de recordar que, del 14 al 18 de enero de 2009, tendrá
lugar en la ciudad de México el VI Encuentro mundial de las familias. Oremos ya
desde ahora por este importante acontecimiento eclesial y encomendemos al
Señor a cada familia, especialmente a las más probadas por las dificultades de
la vida y por las plagas de la incomprensión y la división. El Redentor,
nacido en Belén, conceda a todas la serenidad y la fuerza para avanzar unidas
por el camino del bien.
Francisco. Catequesis. El belén de
Greccio, escuela de sobriedad y de alegría
Queridos hermanos y hermanas:
En esta Navidad de 2023 se
cumplen 800 años del pesebre viviente que san Francisco de Asís realizó en la
localidad italiana de Greccio. Su intención fue representar la escena del
nacimiento de Jesús, pudiendo revivir así, por medio de los sentidos, la sencillez
evangélica, la pobreza y la humildad de la Sagrada Familia en la gruta de
Belén. Y aquí nacieron los pesebres vivientes.
Durante estos días, cercanos a
las fiestas navideñas, podemos correr el riesgo de descuidar lo esencial,
distraídos por las numerosas ofertas del consumismo y el bienestar mundano. En
este contexto, los personajes del belén nos muestran cómo celebrar verdaderamente
la Navidad: con sobriedad y alegría evangélica. Contemplemos el pesebre, y
eso, hagámoslo en familia, en comunidad, esto nos ayuda a centrarnos en lo más
importante de nuestra vida: la relación con Dios, con los demás y con la
creación; y así, cultivemos en nuestros ambientes un clima de armonía, de gozo
y de paz.
Francisco. Mensaje para la
celebración de la 57 Jornada Mundial de la Paz. Inteligencia artificial y paz.
Al iniciar el año nuevo, tiempo
de gracia que el Señor nos da a cada uno de nosotros, quisiera dirigirme al
Pueblo de Dios, a las naciones, a los Jefes de Estado y de Gobierno, a los
Representantes de las distintas religiones y de la sociedad civil, y a todos
los hombres y mujeres de nuestro tiempo para expresarles mis mejores deseos de
paz.
1. El progreso de la ciencia y
de la tecnología como camino hacia la paz
La Sagrada Escritura atestigua
que Dios ha dado a los hombres su Espíritu para que tengan «habilidad, talento
y experiencia en la ejecución de toda clase de trabajos» (Ex 35,31). La
inteligencia es expresión de la dignidad que nos ha dado el Creador al hacernos
a su imagen y semejanza (cf. Gn 1,26) y nos ha hecho capaces de responder a
su amor a través de la libertad y del conocimiento. La ciencia y la tecnología
manifiestan de modo particular esta cualidad fundamentalmente relacional de la
inteligencia humana, ambas son producto extraordinario de su potencial
creativo.
En la Constitución pastoral
Gaudium et spes, el Concilio Vaticano II ha insistido en esta verdad,
declarando que «siempre se ha esforzado el hombre con su trabajo y con su
ingenio en perfeccionar su vida». [1] Cuando los seres humanos, «con ayuda
de los recursos técnicos», se esfuerzan para que la tierra «llegue a ser morada
digna de toda la familia humana», [2] actúan según el designio de Dios y
cooperan con su voluntad de llevar a cumplimiento la creación y difundir la paz
entre los pueblos. Asimismo, el progreso de la ciencia y de la técnica, en
la medida en que contribuye a un mejor orden de la sociedad humana y a
acrecentar la libertad y la comunión fraterna, lleva al perfeccionamiento del
hombre y a la transformación del mundo.
Nos alegramos justamente y
agradecemos las extraordinarias conquistas de la ciencia y de la tecnología,
gracias a las cuales se ha podido poner remedio a innumerables males que
afectaban a la vida humana y causaban grandes sufrimientos. Al mismo tiempo,
los progresos técnico-científicos, haciendo posible el ejercicio de un control
sobre la realidad, nunca visto hasta ahora, están poniendo en las manos del
hombre una vasta gama de posibilidades, algunas de las cuales representan un
riesgo para la supervivencia humana y un peligro para la casa común. [3]
Los notables progresos de las
nuevas tecnologías de la información, especialmente en la esfera digital,
presentan, por tanto, entusiasmantes oportunidades y graves riesgos, con serias
implicaciones para la búsqueda de la justicia y de la armonía entre los pueblos. Por consiguiente,
es necesario plantearse algunas preguntas urgentes. ¿Cuáles serán las
consecuencias, a medio y a largo plazo, de las nuevas tecnologías digitales?
¿Y qué impacto tendrán sobre la vida de los individuos y de la sociedad, sobre
la estabilidad internacional y sobre la paz?
2. El futuro de la inteligencia
artificial entre promesas y riesgos
Los progresos de la informática
y el desarrollo de las tecnologías digitales en los últimos decenios ya han
comenzado a producir profundas transformaciones en la sociedad global y en sus
dinámicas. Los nuevos instrumentos digitales están cambiando el rostro de las
comunicaciones, de la administración pública, de la instrucción, del consumo,
de las interacciones personales y de otros innumerables aspectos de la vida
cotidiana.
Además, las tecnologías que
usan un gran número de algoritmos pueden extraer, de los rastros digitales
dejados en internet, datos que permiten controlar los hábitos mentales y
relacionales de las personas con fines comerciales o políticos, frecuentemente
sin que ellos lo sepan, limitándoles el ejercicio consciente de la libertad de
elección. De hecho, en un espacio como la web, caracterizado por una
sobrecarga de información, se puede estructurar el flujo de datos según
criterios de selección no siempre percibidos por el usuario.
Debemos recordar que la
investigación científica y las innovaciones tecnológicas no están desencarnadas
de la realidad ni son «neutrales», [4] sino que están sujetas a las influencias
culturales. En cuanto actividades plenamente humanas, las direcciones que
toman reflejan decisiones condicionadas por los valores personales, sociales y
culturales de cada época. Lo mismo se diga de los resultados que consiguen.
Estas, precisamente en cuanto fruto de planteamientos específicamente humanos
hacia el mundo circunstante, tienen siempre una dimensión ética,
estrictamente ligada a las decisiones de quien proyecta la experimentación y
enfoca la producción hacia objetivos particulares.
Esto vale también para las
formas de inteligencia artificial, para la cual, hasta hoy, no existe
una definición unívoca en el mundo de la ciencia y de la tecnología. El
término mismo, que ha entrado ya en el lenguaje común, abraza una
variedad de ciencias, teorías y técnicas dirigidas a hacer que las máquinas
reproduzcan o imiten, en su funcionamiento, las capacidades cognitivas de los
seres humanos. Hablar en plural de “formas de inteligencia” puede ayudar a
subrayar sobre todo la brecha infranqueable que existe entre estos sistemas y
la persona humana, por más sorprendentes y potentes que sean. Estos son,
a fin de cuentas, “fragmentarios”, en el sentido de que sólo pueden imitar o
reproducir algunas funciones de la inteligencia humana. El uso del plural
pone en evidencia además que estos dispositivos, muy distintos entre sí, se
deben considerar siempre como “sistemas socio-técnicos”. En efecto, su
impacto, independientemente de la tecnología de base, no sólo depende
del proyecto, sino también de los objetivos y de los intereses del que los
posee y del que los desarrolla, así como de las situaciones en las que se usan.
La inteligencia artificial, por
tanto, debe ser entendida como una galaxia de realidades distintas y no
podemos presumir a priori que su desarrollo aporte una contribución benéfica al
futuro de la humanidad y a la paz entre los pueblos. Tal resultado
positivo sólo será posible si somos capaces de actuar de forma responsable y de
respetar los valores humanos fundamentales como «la inclusión, la
transparencia, la seguridad, la equidad, la privacidad y la responsabilidad».
[5]
No basta ni siquiera suponer, de
parte de quien proyecta algoritmos y tecnologías digitales, un compromiso de
actuar de forma ética y responsable. Es preciso reforzar o, si es necesario, instituir
organismos encargados de examinar las cuestiones éticas emergentes y de tutelar
los derechos de los que utilizan formas de inteligencia artificial o reciben su
influencia. [6]
La inmensa expansión de la
tecnología, por consiguiente, debe ser acompañada, para su desarrollo, por una
adecuada formación en la responsabilidad. La libertad y la convivencia
pacífica están amenazadas cuando los seres humanos ceden a la tentación del
egoísmo, del interés personal, del afán de lucro y de la sed de poder. Tenemos
por ello el deber de ensanchar la mirada y de orientar la búsqueda técnico-científica
hacia la consecución de la paz y del bien común, al servicio del desarrollo
integral del hombre y de la comunidad. [7]
La dignidad intrínseca de cada
persona y la fraternidad que nos vincula como miembros de una única familia
humana, deben estar en la base del desarrollo de las nuevas tecnologías y
servir como criterios indiscutibles para valorarlas antes de su uso, de modo que el
progreso digital pueda realizarse en el respeto de la justicia y contribuir a
la causa de la paz. Los desarrollos tecnológicos que no llevan a una mejora
de la calidad de vida de toda la humanidad, sino que, por el contrario, agravan
las desigualdades y los conflictos, no podrán ser considerados un verdadero
progreso. [8]
La inteligencia artificial será
cada vez más importante. Los desafíos que plantea no son sólo técnicos, sino
también antropológicos, educativos, sociales y políticos. Promete, por
ejemplo, un ahorro de esfuerzos, una producción más eficiente, transportes más
ágiles y mercados más dinámicos, además de una revolución en los procesos de
recopilación, organización y verificación de los datos. Es necesario ser
conscientes de las rápidas transformaciones que están ocurriendo y gestionarlas
de modo que se puedan salvaguardar los derechos humanos fundamentales,
respetando las instituciones y las leyes que promueven el desarrollo humano
integral. La inteligencia artificial debería estar al servicio de un mejor
potencial humano y de nuestras más altas aspiraciones, no en competencia con
ellos.
3. La tecnología del futuro:
máquinas que aprenden solas
En sus múltiples formas la
inteligencia artificial, basada en técnicas de aprendizaje automático (machine
learning), aunque se encuentre todavía en una fase pionera, ya está
introduciendo cambios notables en el tejido de las sociedades, ejercitando una
profunda influencia en las culturas, en los comportamientos sociales y en la
construcción de la paz.
Desarrollos como el machine
learning o como el aprendizaje profundo (deep learning) plantean cuestiones que
trascienden los ámbitos de la tecnología y de la ingeniería y tienen que ver
con una comprensión estrictamente conectada con el significado de la vida
humana, los procesos básicos del conocimiento y la capacidad de la mente de
alcanzar la verdad.
La habilidad de algunos
dispositivos para producir textos sintáctica y semánticamente coherentes, por
ejemplo, no es garantía de confiabilidad. Se dice que pueden “alucinar”, es
decir, generar afirmaciones que a primera vista parecen plausibles, pero que en
realidad son infundadas o delatan prejuicios. Esto crea un serio
problema cuando la inteligencia artificial se emplea en campañas de
desinformación que difunden noticias falsas y llevan a una creciente
desconfianza hacia los medios de comunicación. La confidencialidad, la posesión
de datos y la propiedad intelectual son otros ámbitos en los que las
tecnologías en cuestión plantean graves riesgos, a los que se añaden
ulteriores consecuencias negativas unidas a su uso impropio, como la
discriminación, la interferencia en los procesos electorales, la implantación
de una sociedad que vigila y controla a las personas, la exclusión digital y la
intensificación de un individualismo cada vez más desvinculado de la
colectividad. Todos estos factores corren el riesgo de alimentar los conflictos
y de obstaculizar la paz.
4. El sentido del límite en el
paradigma tecnocrático
Nuestro mundo es demasiado
vasto, variado y complejo para poder ser completamente conocido y clasificado. La
mente humana nunca podrá agotar su riqueza, ni siquiera con la ayuda de los
algoritmos más avanzados. Estos, de hecho, no ofrecen previsiones
garantizadas del futuro, sino sólo aproximaciones estadísticas. No todo
puede ser pronosticado, no todo puede ser calculado; al final «la realidad es
superior a la idea» [9] y, por más prodigiosa que pueda ser nuestra
capacidad de cálculo, habrá siempre un residuo inaccesible que escapa a
cualquier intento de cuantificación.
Además, la gran cantidad de
datos analizados por las inteligencias artificiales no es de por sí garantía de
imparcialidad. Cuando los algoritmos extrapolan informaciones, siempre
corren el riesgo de distorsionarlas, reproduciendo las injusticias y los
prejuicios de los ambientes en los que se originan. Cuanto más veloces y
complejos se vuelven, más difícil es comprender porqué han generado un
determinado resultado.
Las máquinas inteligentes pueden
efectuar las tareas que se les asignan cada vez con mayor eficiencia, pero el
fin y el significado de sus operaciones continuarán siendo determinadas o
habilitadas por seres humanos que tienen un propio universo de valores. El riesgo es
que los criterios que están en la base de ciertas decisiones se vuelvan menos
transparentes, que la responsabilidad decisional se oculte y que los
productores puedan eludir la obligación de actuar por el bien de la comunidad.
En cierto sentido, esto es favorecido por el sistema tecnocrático, que alía la
economía con la tecnología y privilegia el criterio de la eficiencia, tendiendo
a ignorar todo aquello que no está vinculado con sus intereses inmediatos. [10]
Esto debe hacernos reflexionar
sobre el “sentido del límite”, un aspecto a menudo descuidado en la
mentalidad actual, tecnocrática y eficientista, y sin embargo decisivo para el
desarrollo personal y social. El ser humano, en efecto, mortal por
definición, pensando en sobrepasar todo límite gracias a la técnica, corre el
riesgo, en la obsesión de querer controlarlo todo, de perder el control de
sí mismo, y en la búsqueda de una libertad absoluta, de caer en la espiral de
una dictadura tecnológica. Reconocer y aceptar el propio límite de
criatura es para el hombre condición indispensable para conseguir o, mejor,
para acoger la plenitud como un don. En cambio, en el contexto ideológico de un
paradigma tecnocrático, animado por una prometeica presunción de
autosuficiencia, las desigualdades podrían crecer de forma desmesurada, y el
conocimiento y la riqueza acumularse en las manos de unos pocos, con graves
riesgos para las sociedades democráticas y la coexistencia pacífica. [11]
5. Temas candentes para la ética
En el futuro, la fiabilidad de
quien pide un préstamo, la idoneidad de un individuo para un trabajo, la
posibilidad de reincidencia de un condenado o el derecho a recibir asilo
político o asistencia social podrían ser determinados por sistemas de inteligencia
artificial. La falta de niveles diversificados de mediación que estos sistemas
introducen está particularmente expuesta a formas de prejuicio y
discriminación. Los errores sistémicos pueden multiplicarse fácilmente,
produciendo no sólo injusticias en casos concretos sino también, por efecto
dominó, auténticas formas de desigualdad social.
Además, con frecuencia las
formas de inteligencia artificial parecen capaces de influenciar las decisiones
de los individuos por medio de opciones predeterminadas asociadas a estímulos y
persuasiones, o mediante sistemas de regulación de las elecciones personales
basados en la organización de la información. Estas formas de manipulación
o de control social requieren una atención y una supervisión precisas, e
implican una clara responsabilidad legal por parte de los productores, de
quienes las usan y de las autoridades gubernamentales.
La dependencia de procesos
automáticos que clasifican a los individuos, por ejemplo, por medio del uso
generalizado de la vigilancia o la adopción de sistemas de crédito social,
también podría tener repercusiones profundas en el entramado social, estableciendo
categorizaciones impropias entre los ciudadanos. Y estos procesos artificiales
de clasificación podrían llevar incluso a conflictos de poder, no sólo en lo
que respecta a destinatarios virtuales, sino a personas de carne y hueso. El
respeto fundamental por la dignidad humana postula rechazar que la singularidad
de la persona sea identificada con un conjunto de datos. No debemos permitir
que los algoritmos determinen el modo en el que entendemos los derechos
humanos, que dejen a un lado los valores esenciales de la compasión, la
misericordia y el perdón o que eliminen la posibilidad de que un individuo
cambie y deje atrás el pasado.
En este contexto, no podemos
dejar de considerar el impacto de las nuevas tecnologías en el ámbito laboral. Trabajos
que en un tiempo eran competencia exclusiva de la mano de obra humana son
rápidamente absorbidos por las aplicaciones industriales de la inteligencia
artificial. También en este caso se corre el riesgo sustancial de un
beneficio desproporcionado para unos pocos a costa del empobrecimiento de
muchos. El respeto de la dignidad de los trabajadores y la importancia de
la ocupación para el bienestar económico de las personas, las familias y las
sociedades, la seguridad de los empleos y la equidad de los salarios deberían
constituir una gran prioridad para la comunidad internacional, a medida que
estas formas de tecnología se van introduciendo cada vez más en los lugares de
trabajo.
6. ¿Transformaremos las espadas
en arados?
En estos días, mirando el mundo
que nos rodea, no podemos eludir las graves cuestiones éticas vinculadas al
sector de los armamentos. La posibilidad de conducir operaciones militares por
medio de sistemas de control remoto ha llevado a una percepción menor de la
devastación que estos han causado y de la responsabilidad en su uso,
contribuyendo a un acercamiento aún más frío y distante a la inmensa tragedia
de la guerra. La búsqueda de las tecnologías emergentes en el sector de los
denominados “sistemas de armas autónomos letales”, incluido el uso bélico de la
inteligencia artificial, es un gran motivo de preocupación ética. Los sistemas
de armas autónomos no podrán ser nunca sujetos moralmente responsables. La
exclusiva capacidad humana de juicio moral y de decisión ética es más que un
complejo conjunto de algoritmos, y dicha capacidad no puede reducirse a la
programación de una máquina que, aun siendo “inteligente”, no deja de ser
siempre una máquina. Por este motivo, es imperioso garantizar una
supervisión humana adecuada, significativa y coherente de los sistemas de
armas.
Tampoco podemos ignorar la
posibilidad de que armas sofisticadas terminen en las manos equivocadas
facilitando, por ejemplo, ataques terroristas o acciones dirigidas a
desestabilizar instituciones de gobierno legítimas. En resumen, realmente lo
último que el mundo necesita es que las nuevas tecnologías contribuyan al
injusto desarrollo del mercado y del comercio de las armas, promoviendo la
locura de la guerra. Si lo hace así, no sólo la inteligencia, sino el mismo
corazón del hombre correrá el riesgo de volverse cada vez más “artificial”.
Las aplicaciones técnicas más avanzadas no deben usarse para facilitar la
resolución violenta de los conflictos, sino para pavimentar los caminos de la
paz.
En una óptica más positiva, si
la inteligencia artificial fuese utilizada para promover el desarrollo humano
integral, podría introducir importantes innovaciones en la agricultura, la
educación y la cultura, un mejoramiento del nivel de vida de enteras naciones y
pueblos, el crecimiento de la fraternidad humana y de la amistad social. En
definitiva, el modo en que la usamos para incluir a los últimos, es decir, a
los hermanos y las hermanas más débiles y necesitados, es la medida que revela
nuestra humanidad.
Una mirada humana y el deseo de
un futuro mejor para nuestro mundo llevan a la necesidad de un diálogo
interdisciplinar destinado a un desarrollo ético de los algoritmos — la
algorética—, en el que los valores orienten los itinerarios de las nuevas
tecnologías. [12]Las cuestiones éticas deberían ser tenidas en cuenta desde
el inicio de la investigación, así como en las fases de experimentación,
planificación, distribución y comercialización. Este es el enfoque de la ética
de la planificación, en el que las instituciones educativas y los responsables
del proceso decisional tienen un rol esencial que desempeñar.
7. Desafíos para la educación
El desarrollo de una tecnología
que respete y esté al servicio de la dignidad humana tiene claras implicaciones
para las instituciones educativas y para el mundo de la cultura. Al multiplicar
las posibilidades de comunicación, las tecnologías digitales nos han permitido
nuevas formas de encuentro. Sin embargo, continúa siendo necesaria una
reflexión permanente sobre el tipo de relaciones al que nos está llevando. Los
jóvenes están creciendo en ambientes culturales impregnados de la tecnología y
esto no puede dejar de cuestionar los métodos de enseñanza y formación.
La educación en el uso de formas
de inteligencia artificial debería centrarse sobre todo en promover el
pensamiento crítico. Es necesario que los usuarios de todas las edades, pero
sobre todo los jóvenes, desarrollen una capacidad de discernimiento en el uso
de datos y de contenidos obtenidos en la web o producidos por sistemas de
inteligencia artificial. Las escuelas, las universidades y las sociedades
científicas están llamadas a ayudar a los estudiantes y a los profesionales a
hacer propios los aspectos sociales y éticos del desarrollo y el uso de la
tecnología.
La formación en el uso de nuevos
instrumentos de comunicación debería considerar no sólo la desinformación, las
falsas noticias, sino también el inquietante aumento de «miedos ancestrales que
[...] han sabido esconderse y potenciarse detrás de nuevas tecnologías».
[13]Lamentablemente, una vez más nos encontramos teniendo que combatir “la
tentación de hacer una cultura de muros, de levantar muros para impedir el
encuentro con otras culturas, con otra gente” [14] y el desarrollo de una
coexistencia pacífica y fraterna.
8. Desafíos para el desarrollo
del derecho internacional.
El alcance global de la
inteligencia artificial hace evidente que, junto a la responsabilidad de los
estados soberanos de disciplinar internamente su uso, las organizaciones
internacionales pueden desempeñar un rol decisivo en la consecución de acuerdos
multilaterales y en la coordinación de su aplicación y actuación. [15] A este
propósito, exhorto a la comunidad de las naciones a trabajar unida para
adoptar un tratado internacional vinculante, que regule el desarrollo y el uso
de la inteligencia artificial en sus múltiples formas. Naturalmente, el
objetivo de la reglamentación no debería ser sólo la prevención de las malas
prácticas, sino también alentar las mejores prácticas, estimulando
planteamientos nuevos y creativos y facilitando iniciativas personales y
colectivas. [16]
En definitiva, en la búsqueda de
modelos normativos que puedan proporcionar una guía ética a quienes desarrollan
tecnologías digitales, es indispensable identificar los valores humanos que
deberían estar en la base del compromiso de las sociedades para formular,
adoptar y aplicar los marcos legislativos necesarios. El trabajo de redacción
de las orientaciones éticas para la producción de formas de inteligencia
artificial no puede prescindir de la consideración de cuestiones más profundas,
relacionadas con el significado de la existencia humana, la tutela de los
derechos humanos fundamentales y la búsqueda de la justicia y de la paz. Este
proceso de discernimiento ético y jurídico puede revelarse como una valiosa
ocasión para una reflexión compartida sobre el rol que la tecnología debería
tener en nuestra vida personal y comunitaria y sobre cómo su uso podría
contribuir a la creación de un mundo más justo y humano. Por este motivo, en
los debates sobre la reglamentación de la inteligencia artificial, se debería
tener en cuenta la voz de todas las partes interesadas, incluidos los pobres,
los marginados y otros más que a menudo quedan sin ser escuchados en los
procesos decisionales globales.
* * * * *
Espero que esta reflexión anime
a hacer que los progresos en el desarrollo de formas de inteligencia artificial
contribuyan, en última instancia, a la causa de la fraternidad humana y de la
paz. No es responsabilidad de unos pocos, sino de toda la familia humana.
La paz, en efecto, es el fruto de relaciones que reconocen y acogen al otro en
su dignidad inalienable, y de cooperación y esfuerzo en la búsqueda del
desarrollo integral de todas las personas y de todos los pueblos.
Mi oración al comienzo del nuevo
año es que el rápido desarrollo de formas de inteligencia artificial no
aumente las ya numerosas desigualdades e injusticias presentes en el mundo,
sino que ayude a poner fin a las guerras y los conflictos, y a aliviar tantas
formas de sufrimiento que afectan a la familia humana. Que los fieles
cristianos, los creyentes de distintas religiones y los hombres y mujeres de
buena voluntad puedan colaborar en armonía para aprovechar las oportunidades y
afrontar los desafíos que plantea la revolución digital, y dejar a las
generaciones futuras un mundo más solidario, justo y pacífico.
Vaticano, 8 de
diciembre de 2023
FRANCISCO
[1] N. 33.
[2] Ibíd., n. 57.
[3] Cf. Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 104.
[4] Cf. ibíd., 114.
[5] Discurso a los participantes en el encuentro
“Minerva Dialogues” (27 marzo 2023).
[6] Cf. ibíd.
[7] Cf. Mensaje al Presidente Ejecutivo del “World
Economic Forum” en Davos-Klosters (12 enero 2018).
[8] Cf. Carta enc. Laudato si’, 194; Discurso a los
participantes en un Seminario sobre “El bien común en la era digital” (27
septiembre 2019).
[9] Exhort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre
2013), 233.
[10] Cf. Carta. enc. Laudato si’, 54.
[11] Cf. Discurso a los participantes en la
Plenaria de la Pontificia Academia para la Vida (28 febrero 2020).
[12] Cf. ibíd.
[13] Carta enc. Fratelli tutti (3 octubre 2020),
27.
[14] Cf. ibíd.
[15] Cf. ibíd., 170-175.
[16] Cf. Carta enc. Laudato si’, 177.
SANTA
MARÍA, MADRE DE DIOS.
Monición
de entrada.-
Buenos
días:
Hoy es
el primer día del año. Así hoy la iglesia se acuerda de nuestra mamá, María.
Ella es
la mamá de Dios y de todos sus hijos.
Además
hoy es el día de oración por la paz.
Comencemos
este año celebrando la fiesta de la virgen María y pidiéndole que se acaben las
guerras.
Señor,
ten piedad.-
Tú que
nos das el amor. Señor, ten piedad.
Tú que
nos das el perdón. Cristo, ten piedad.
Tú que
nos das la paz. Señor, ten piedad.
Peticiones.-
Por el
papa Francisco y la Iglesia, para que cada día ayude a que haya paz. Te lo
pedimos, Señor.
Por
quienes mandan en nuestro país, para que no se olviden de las familias que no
tienen dinero. Te lo pedimos, Señor.
Por
todos los niños que han sido heridos por las balas y las bombas, para que se
curen. Te lo pedimos, Señor.
Por
todos los niños de nuestros pueblos, para que no busquemos pelearnos entre
nosotros. Te lo pedimos, Señor.
Por los
países que están en guerra. Para que hagan las paces. Te lo pedimos, Señor.
Acción
de gracias a la Virgen María.-
Virgen
María, hoy ha empezado este año.
Por eso
es un día importante para todos.
Es tan
importante que queremos darte cada segundo de este año, para que sea tuyo.
Gracias
por el año y por todas las cosas buenas que nos van a pasar.
EPIFANÍA.
Monición
de entrada.-
Buenos días:
Hoy es la fiesta de los
Reyes Magos.
Así nos acordamos
cuando Melchor, Gaspar y Baltasar le ofrecieron al Niño Jesús oro, incienso y
mirra.
Nosotros también le
vamos a regalar lo que tenemos, que es nuestro corazón.
Señor,
ten piedad.-
Tú que eres rey. Señor, ten piedad.
Tú que eres hombre
Cristo, ten piedad.
Tú que eres Dios. Señor, ten piedad.
Peticiones.-
Por la Iglesia, para
que cada día nos dé a Jesús que está en el pan y el vino. Te lo pedimos, Señor.
Por nuestro país, para
que los reyes traigan trabajo a las personas que no tienen. Te lo pedimos, Señor.
Por todos los niños que
están en los hospitales, para que los reyes magos les hagan dado muchos
regalos. Te lo pedimos, Señor.
Por todos los niños de
nuestros pueblos, para que sean muy felices con los regalos que les han dejado
los reyes. Te lo pedimos, Señor.
Acción
de gracias a la Virgen María.-
Virgen María, queremos
darte gracias por los juguetes que nos han traído los Reyes Magos esta noche.
Gracias porque con
ellos podremos jugar y lo más importante jugar con otros niños. Ayúdanos a
dejarlos y a no jugar solos.
BAUTISMO DEL SEÑOR.
Monición de entrada.-
Buenos días:
Este domingo vamos a ver a
Jesús ya mayor, el día en el que Juan lo bautizó.
Él dejó a su madre y se fue al
Jordán.
Y allí, cuando el cielo se
abrió y salió una paloma.
También en esta misa el cielo
se abre para que podamos estar con Jesús.
Señor, ten piedad.-
Tú que eres el enviado por
Dios. Señor, ten piedad.
Tú que tienes el Espíritu
Santo. ten piedad.
Tú que eres el Hijo de
Dios. Señor, ten piedad.
Peticiones.-
Por la Iglesia, para que cada
día sean muchos los que se bauticen. Te lo pedimos, Señor.
Por los que estamos bautizados,
para que no nos olvidemos de querer a Dios como papá. Te lo pedimos, Señor.
Por todos los niños hemos
recibido juguetes de los reyes magos, para que los dejemos a los hermanos y
amigos. Te lo pedimos, Señor.
Por los sacerdotes que nos
bautizaron, para que les ayudes a ser buenos sacerdotes. Te lo pedimos, Señor.
Por las personas que este año
serán bautizados, por sus papás y padrinos, para que vivan con ilusión la alegría
de ser hijos tuyos. Te lo pedimos, Señor.
Por los que estamos en esta
misa, para que en cada misa sintamos en el corazón que somos tus hijos. Te lo
pedimos, Señor.
Acción de gracias a
la Virgen María.-
Gracias Virgen María por esta
fiesta en la que nos acordamos del bautismo de Jesús, tu hijo.
Gracias por darnos a Jesús y
ser la primera de la familia de Jesús, la Iglesia. Ayúdanos a ser buenos hijos
de ella.
Sagrada
Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española.
BAC. Madrid. 2016.
Biblia
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