X Lectura del santo evangelio según
san Marcos 4, 35-41.
Aquel día, al
atardecer, dijo Jesús a sus discípulos:
-Vamos a la otra
orilla.
Dejando a la
gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se
levantó una fuerte tempestad y las olas rompían contra la barca hasta casi
llenarla de agua. Él estaba en la popa, dormido sobre un cabezal. Lo
despertaron, diciéndole:
-Maestro, ¿no te
importa que perezcamos?
Se puso en pie,
increpó al viento y dijo al mar:
-¡Silencio,
enmudece!
El viento cesó y
vino una gran calma. Él les dijo:
-¿Por qué tenéis
miedo? ¿Aún no tenéis fe?
Se llenaron de
miedo y se decían unos a otros:
-¿Pero quien es
este? ¡Hasta el viento y el mar lo obedecen!
Textos
paralelos.
Mc 4, 35-41 |
Mt 8, 18.23-27 |
Lc 8, 22-25 |
Aquel día al atardecer les
dijo: -Pasemos a la otra orilla. Despidiendo a la gente, lo recogieron tal
como estaba en la barca; otras barcas lo acompañaban. Se levantó un viento
huracanado, las olas rompían contra la barca, que estaba a punto de anegarse. El dormía en la popa sobre un
cojín. Lo despiertan y le dicen: -Maestro, ¿no te importa que
naufraguemos? Se levantó, increpó al viento
y ordenó al mar: -¡Calla, enmudece! El viento cesó y sobrevino
una calma perfecta. Y les dijo: -¿Por qué sois tan cobardes?,
¿aún no tenéis fe? Llenos de miedo se decían: -¿Quién es este, que le
obedecen hasta el viento y el lago? |
Viendo Jesús la multitud que
lo rodeaba, dio orden de atravesar el lago. Cuando subía a la barca lo
siguieron los discípulos. De pronto se levantó tal tempestad en el lago, que
las olas cubrían la embarcación; mientras, él seguía
durmiendo. Se acercaron y lo despertaron
diciendo: -Señor, sálvanos, que nos hundimos. Les dice: -¡Qué cobardes y desconfiados
sois! Levantó, increpó a los
vientos y al lago, y sobrevino una calma perfecta. Los hombres decían
asombrados: -¿Qué clase de individuo es
este, que le obedecen hasta los vientos y el lago? |
Un día de aquellos subió él a
una barca con los discípulos y les dijo: -Vamos a cruzar a la otra
orilla del lago. Zarparon y, mientras
navegaban, él se quedó dormido. Se precipitó un huracán sobre el lago, la
barca se anegaba y peligraban. Entonces fueron a despertarlo
y le dijeron: -Maestro, que nos hundimos. Él se despertó e increpó al
viento y al oleaje; cesaron y sobrevino la calma. Les dijo: -¿Dónde está vuestra fe? Sobrecogidos de estupor se
decían: -¿Quién es este que da órdenes
al viento y al agua y le obedecen? |
¿Cómo no tenéis fe?
Mt 8, 10: Al oírlo, Jesús se admiró y dijo a
los que lo seguían: “Os aseguro, una fe semejante no la he encontrado en ningún
israelita”.
¿Quién es este que hasta el viento y el mar le obedecen?
Mc 1, 27: Todos se llenaron de estupor y se
preguntaban: “¿Qué significa esto? Es una enseñanza nueva, con autoridad. Hasta
a los espíritus inmundos les da órdenes y le obedecen”.
Notas exegéticas Biblia de Jerusalén
4 35 La agrupación, en un mismo día, de parábolas
y de cuatro milagros pone de relieve que la fuerza del Reino de Dios se
manifiesta tanto en la enseñanza de Jesús cuanto en sus actos. Por otra parte, en los
capítulos 4 y 5 Jesús toma consigo a sus discípulos para transmitirles una
enseñanza particular y desvelarles su poder al margen de la muchedumbre.
4 36 Otra traducción posible: “y había otras
barcas con esta (barca)”.
4 37 El lago de Tiberíades conoce tempestades y
borrascas repentinas, provocadas por el choque que los vientos procedentes del
Mediterráneo con los que soplan desde el desierto sirio.
4 40 Var.: “¿Aún no tenéis fe?”. Se trata de la
fe en Jesús y en el poder divino que opera en él.
Notas exegéticas Biblia del Peregrino.
4, 35-6,6 Del discurso pasamos a la acción. Pero el
esquema de velar y desvelar el misterio continúa. Si para captar la palabra hay
que saber escuchar, para percibir la acción hay que saber mirar. Jesús manifiesta
su poder enfrentándose con los grandes poderes adversos: el océano que
representa el caos, el diablo que se apodera de un hombre, la enfermedad
invencible, la muerte. Cuatro potencias nefastas, emparentadas en la mentalidad
bíblica. También la acción prodigiosa de Jesús conserva un carácter bivalente,
en cuanto que exige la fe para ser comprendida y provoca la resistencia de
quienes no están dispuestos a aceptar las consecuencias.
4, 35-41 El mar es la criatura que se revuelve y se
encrespa perturbando el orden de la creación, heredero de monstruos
mitológicos. Jesús se pone en pie increpa al mar con una orden perentoria. El
viento y el mar le obedecen.
Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica.
36 CON ELLA. con la
barca; o con él (con Jesús). El texto griego no dice que las OTRAS
BARCAS fueran acompañando la barca en la que iba Jesús.
37 Lit. y se hace
una tempestad grande de viento, y las olas. // SE INUNDABA LA BARCA, que, al no tener
cubierta, no dejaba salida al agua que se acumulaba en ella.
38 Son datos de la
humanidad del Hijo de Dios, que no es un superhombre; su cansancio después de
un día de predicación, y su perfecto equilibrio psicológico: en plena tormenta
duerme profundamente SOBRE EL CABEZAL, que servía, tal vez, de asiento al
timonel.
39 ¡SILENCIO! lit. guarda
silencio. ¡CÁLLATE!: orden enérgica, en imperativo de perfecto griego; algo
así como: Quédate mudo.
41 EL MAR, tenido entre
los judíos como morada de potencias maléficas, es exorcizado por Jesús, que lo
trata, igual que el VIENTO, como a criatura a la que su Señor puede dar
órdenes. HASTA EL VIENTO Y LA MAR LE OBEDECEN, como le obedecen los espíritus
impuros (1, 27). Lo que todavía faltaba a los discípulos era la fe en
Jesús; esa falta de fe era la tormenta peligrosa. // ¿QUIÉN ES ESTE? PORQUE…: o
quizás: “¿Quién es este?, a quien hasta el viento…”.
Comentarios de los Santos Padres.
Todos los que navegáis en la barquichuela de
la fe, todos los que sobrenadáis a través de las olas de este mundo en la
navecilla de la Iglesia santa con Cristo, aunque el Señor duerma en piadoso
descanso, vigila vuestra paciencia y perseverancia, y mantiene en pie el
arrepentimiento y la conversión de los impíos; acercaos con ardor a Él,
insistiendo con oraciones.
Orígenes. Homilía sobre el Ev. de Mateo
3, 3. II, pg. 119.
Cuando dispersa las olas del mar, se cumple
lo de Habacuc: “Esparce las aguas – dijo – por el camino” (Ha 3, 10); cuando
amenaza, el mar se calma, y se cumple lo que dijo Nahum: “Reprende al mar, y
este se seca”.
Tertuliano. Contra Marción, 4, 20, 3.
II, pg. 120.
¿Qué significa Cristo dormido en ti? Que te
has olvidado de Cristo. Despiértale, pues; tráele a la memoria; despertar a
Cristo es pensar en él… Tentación que nace, he ahí el viento; turbación que te
viene, he aquí las olas. Despiértale a Cristo y hable contigo. “¿Quién es este,
cuando así le obedecen los vientos y el mar?
Agustín. Sermón, 63, 2-3.
S. Juan de Ávila
Ya sabéis que lo que de presente
tenemos lo sentimos más. Y si miráis el aprieto que de presente tenéis, y cómo
el Señor no os saca de él, juzgaréis que el cuidado que el Señor tenía de vos
lo ha ya perdido; y diréis lo que dijeron los apóstoles, en una grave tempestad
de la mar, al Señor, que estaba durmiendo: Maestro, ¿no te da nada de que
perecemos? (Mc 4, 38).
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