Lectura del libro del Éxodo 24, 3-8
En aquellos días, Moisés bajó y contó al pueblo todas las palabras
del Señor y todos sus decretos; y el pueblo contestó con voz unánime:
-Cumpliremos todas las palabras que ha dicho el Señor.
Moisés escribió todas las palabras del Señor. Se levantó temprano y
edificó un altar en la falda del monte, y doce estelas, por las doce tribus de
Israel. Y mandó a algunos jóvenes de los hijos de Israel ofrecer al Señor
holocaustos e inmolar novillos como sacrificios de comunión. Tomó Moisés la
mitad de la sangre y la puso en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el
altar. Después tomó el documento de la alianza y se lo leyó en alta voz al
pueblo, el cual respondió:
-Haremos todo lo que ha dicho el Señor y le obedeceremos.
Entonces Moisés tomó la sangre y roció al pueblo, diciendo:
-Esta es la sangre de la alianza que el Señor ha concertado con
vosotros, de acuerdo con todas estas palabras.
Textos
paralelos.
Moisés vino y transmitió al pueblo todas las
palabras de Yahvé.
Jos 24, 16-24: El pueblo
respondió: “¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para ir a servir a otros
dioses! Porque el Señor, nuestro Dios, es quien nos sacó a nosotros y a
nuestros padres de la esclavitud de Egipto, quien hizo ante nuestros ojos
aquellos grandes prodigios, nos guardó en todo nuestro peregrinar y entre todos
los pueblos que atravesamos. El Señor expulsó ante nosotros a los pueblos
amorreos que habitaban en el país. También nosotros serviremos al Señor, ¡es
nuestro Dios!”. Josué dijo al pueblo: “No podréis servir al Señor, porque es un
Dios santo, un Dios celoso. No perdonará vuestros delitos ni vuestros pecados.
Si abandonáis al Señor y servís a dioses extranjeros, se volverá contra
vosotros, y después de haberos tratado bien, os maltratará, y os aniquilará”.
El pueblo respondió: “¡No! Serviremos al Señor”. Josué insistió: “Sois testigos
contra vosotros mismos que habéis elegido servir al Señor”. Respondieron: “¡Somos
testigos!”. “Pues bien, quitad de en medio los dioses extranjeros que
conserváis y poneos de parte del Señor, Dios de Israel”. El pueblo respondió: “Serviremos
al Señor, nuestro Dios”
Cumpliremos todas las
palabras que ha dicho Yahvé.
Ex 34, 27-28: El Señor dijo a
Moisés: “Escríbete estos mandatos. A tenor de estos mandatos hago alianza
contigo y con Israel”. Moisés pasó allí con el Señor cuarenta días con sus
cuarenta noches: no comió pan ni bebió agua, y escribió en las losas las
cláusulas del pacto, los diez mandamientos.
Construyó al pie del
monte un altar con doce estelas.
Jos 4, 3-9: Cuando todo el
pueblo acabó de pasar el jordán, dijo el Señor a Josué: “Elegid doce hombres
del pueblo, uno de cada tribu, y mandadles sacar de aquí, del medio del Jordán,
donde han pisado los sacerdotes, doce piedras; que carguen con ellas y las
coloquen en el sitio donde vais a pasar la noche”. José llamó a los doce
hombres de Israel que había elegido, uno de cada tribu, y les dijo: “Pasad ante
el arca del Señor, vuestro Dios, al medio del Jordán, y cargad al hombro cada
uno una piedra, una por cada tribu de Israel, para que queden como monumento
entre vosotros. Cuando os pregunten vuestros hijos el día de mañana qué son
esas piedras, les diréis: “Es que el agua del Jordán dejó de correr ante el
arca de la alianza del Señor; cuando el arca atravesaba el Jordán, dejó de
correr el agua”. Esas piedras se lo recordarán perpetuamente a los israelitas”.
Los israelitas hicieron lo que mandó Josué: sacaron doce piedras del medio del
Jordán, como había dicho el Señor a Josué, una por cada tribu de Israel; las
llevaron hasta el sitio donde iban a pasar la noche y las colocaron allí. Josué
erigió doce piedras en medio del Jordán, en el sitio donde se habían detenido
los sacerdotes que llevaban el arca de la alianza, y todavía hoy están allí.
Jos 4, 20-24: Josué colocó en
Guilgal aquellas doce piedras sacadas del Jordán, y dijo a los israelitas: “Cuando
el día de mañana os pregunten vuestros hijos lo que son estas piedras, les
diréis: “Israel, pasó el Jordán a pie enjuto”. El Señor, Dios vuestro, secó el
agua del Jordán ante vosotros hasta que pasasteis, como hizo con el Mar Rojo,
que lo secó ante nosotros hasta que lo pasamos. Para que todas las naciones del
mundo sepan que la mano del Señor es poderosa y vosotros respetéis siempre al
Señor, vuestro Dios”.
Jos 24, 26-27: Escribió las
cláusulas en el libro de la Ley de Dios, agarró una gran piedra y la erigió
allí, bajo la encina del santuario del Señor, y dijo a todo el pueblo: “Mirad
esta piedra, que será testigo contra nosotros, porque ha oído todo lo que el
Señor nos ha dicho. Será testigo contra vosotros para que no podáis renegar de
vuestro Dios”.
1 R 18, 31: Se acercaron todos,
y él reconstruyó el altar del Señor, que estaba demolido: tomó doce piedras,
una por cada tribu de Jacob (a quien el Señor había dicho: “Te llamarás Israel”).
Obedeceremos y haremos
todo cuanto ha dicho Yahvé.
Sal 50, 6: Proclame el cielo su
inocencia, Dios en persona viene al juicio.
Hb 9, 18: Por eso tampoco la
primera se instituyó sin sangre.
Mt 26, 28: Bebed todos de ella,
porque esta es mi sangre de la alianza, que se derrama por todos para el perdón
de los pecados.
Esta es la sangre de la
Alianza.
1 P 1, 2: Elegidos por el
designio de Dios Padre, la consagración del Espíritu, para someterse a Jesucristo
y ser rociados con su sangre; a vosotros gracia y paz abundante.
Notas exegéticas.
24 3 Las “palabras” únicas que se
mencionan a continuación, se refieren al Decálogo, ver 20, 1, llamado “libro de
la Alianza”, en el v. 7. La expresión 2todas sus normas” ha sido introducida
más tarde para justificar la inserción del Código de la Alianza en este
contexto, véase 21, 1, y para hacer él también una parte de las cláusulas de la
alianza.
24 4 Doble tradición: el documento
de la alianza es escrito por Moisés o por Yahvé. Moisés, intermediario entre
Yahvé y el pueblo, los une simbólicamente derramando sobre el altar, que
representa a Yahvé, y luego sobre el pueblo, la sangre de una misma víctima. De
este modo, el pacto es ratificado por la sangre, como la Nueva Alianza lo será
por la sangre de Cristo.
Comentario.
-Israel vive su vida religiosa
mediante una alianza con Yahvé:
Éxodo 19-24.
-Introducción:
Éxodo 19.
Preparación del pueblo para
recibir la alianza del Señor.
El Señor:
Ha derrotado a los egipcios.
Ha llevado a los israelitas al pie
del Sinaí.
Moisés va a recibir los textos
de la ley:
Diez Mandamientos y Código de
la alianza:
Comportamiento que se espera
del pueblo como respuesta agradecida a la salvación de Dios.
-Texto hoy:
Ratificación de la Alianza.
Moisés:
Narra todas las palabras del
Señor.
Pueblo: cumplirá todas esas palabras
en la vida cotidiana.
Escribe las palabras del Señor.
Construye un altar en la falda
del monte Sinaí:
Holocaustos y sacrificios de
comunión:
Ratificar la Alianza.
Lee el Código de la Alianza:
Pueblo: promete obediencia a la
voluntad del Señor.
Rocía al pueblo con la sangre
de los sacrificios:
Sangre:
Para Israel es vida.
Presencia de Dios.
Unión entre Dios e Israel
mediante la sangre.
-Israel no puede olvidar las
demandas del Dios de la alianza.
-Ruptura:
Predicación profética:
fidelidad a la Alianza.
Salmo responsorial
Salmo 116 (Sal 114-115), 12-13.15-18
Alzaré
la copa de la salvación,
invocando
el nombre del Señor. R/.
¿Cómo
pagaré al Señor
todo
el bien que me ha hecho?
Alzaré
la copa de la salvación,
invocando
el nombre del Señor. R/.
Mucho
le cuesta al Señor
la
muerte de sus fieles.
Señor,
yo soy tu siervo, hijo de tu esclava:
rompiste
mis cadenas. R/.
Te
ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando
el nombre del Señor.
Cumpliré
al Señor mis votos
en
presencia de todo el pueblo. R/.
Textos paralelos.
Alzaré la copa de
salvación.
1 Co 10, 16: La copa de
bendición que bendecimos ¿no es comunión con la sangre de Cristo? El pan que
partimos ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo?
Mucho le cuesta a Yahvé
la muerte de los que le aman.
Is 53, 4: A él, que soportó
nuestros sufrimientos y cargó con nuestros dolores, lo tuvimos por un
contagiado, herido de Dios y afligido.
Sal 72, 14: Que lo rescate de
la crueldad y violencia, que aprecie en mucho su sangre.
Tu siervo, hijo de tu
esclava.
Sal 86, 16: Mírame y ten piedad,
da fuerzas a tu siervo, salva al hijo de tu esclava.
Cumpliré mis votos a Yahvé.
Jon 2, 10: Yo, en cambio, te
cumpliré mis votos, mi sacrificio será un grito de acción de gracias: la salvación
viene del Señor.
Notas exegéticas.
116 “Aleluya” según griego; unido
por el hebreo al salmo anterior, como en los dos salmos siguientes.
116 13 Rito de acción de gracias
conservado en las liturgias judía y cristiana.
116 15 La muerte rompería toda la
relación entre ellos y él. Las versiones han interpretado este texto conforme a
la idea de la resurrección: “preciosa es a los ojos de Yahvé la muerte de sus
amigos”.
Tres lecturas.
Con Israel: La comida de Pascua, o Seder, se tomaba en
cada casa la primera noche de la fiesta. La mesa, en aquella ocasión estaba
suntuosamente preparada. En un extremo de la mesa, delante del "dueño de
casa", había tres matsoth ("pan de la miseria", sin levadura,
porque la "masa de nuestros antepasados no tuvo tiempo de fermentarse
cuando tuvieron que salir precipitadamente de la tierra de cautividad").
Sobre la mesa, "hierbas amargas" y lechuga, evocaban las amarguras de
la vida de esclavitud... Y "el hueso carnudo, asado, de cordero
pascual"... Ante cada comensal, una "copa de vino". En cuatro
sorbos, durante la comida, cada uno debía vaciar su contenido recitando una
bendición, testimonio de "felicidad" y de "gratitud" hacia
Dios. Durante la comida, el niño más pequeño hace preguntas al "dueño de
casa"; este responde mediante el Haggada o sea el relato de la
"liberación de Egipto". Para finalizar la comida, se cantan los
salmos de Hallel, es decir los salmos 112 al 117. El salmo 115 resume
perfectamente el sentimiento de Israel en esta situación dolorosa. Horriblemente
oprimido ("he sufrido mucho"), obtuvo del Faraón el permiso para
salir de la hoguera. Pero de inmediato siente que le pisa los talones el
ejército egipcio ("en mi confusión yo decía: ¡el hombre es sólo
mentira!"). Experiencia profunda de la duplicidad humana. Morirían
aprisionados entre el Mar Rojo a la espalda y los terribles carruajes del
Faraón por delante... En ese momento se abre el mar ("mucho le cuesta al
Señor ver morir a los suyos"). Con inmensa emoción, el salmista pasa de
pronto, a la segunda persona: "yo soy, Señor, tu siervo, Tú has roto las
cadenas que me ataban. Te ofreceré el sacrificio de alabanza, levantaré la copa
de salvación... "
Con Jesús: Imaginémonos a Jesús, cantando, no
abstractamente, sino en el contexto de esta "vigilia" de su propia
muerte "estas palabras admirables: mucho le cuesta el Señor ver morir a
los suyos" ¡No! Dios no goza viendo la muerte" Esta hace parte de la
condición humana, hace parte de "todo lo que no es Dios"... Por esto
es inevitable. Sólo Dios es Dios. Sólo Dios es perfecto. Sólo Dios es eterno. No
obstante, la nota dominante en este salmo, y en el alma de Jesús aquella tarde,
es la acción de gracias. "¿Cómo podré pagar al Señor todo el bien que me
ha hecho? Levantaré la copa de la salvación... Ofreceré el sacrificio de
alabanza..." ¿Por qué? Porque Jesús sabe con certeza absoluta que su Padre
lo ama: "Mucho le cuesta al Señor ver morir a sus hijos". Y este
amor, Jesús lo sabe, será eficaz. Dios no quiere la muerte. Dios salvará de la
muerte a los que ama. ¡Sí! Jesús sabe que su muerte, mañana, no será la
siniestra zambullida en la nada de que hablan los ateos sino "la entrada
en la Casa del Señor" para la eterna alabanza y acción de gracias.
Con nuestro tiempo: La
experiencia mortal de Jesús, es la nuestra, es la de todos los hombres. Toda
ideología, toda concepción de la existencia humana que "descuide"
este hecho evidente de la muerte (las civilizaciones también ¡son mortales!
¡todo lo que construimos es mortal! ¡Todo lo que hacemos en este mundo está
destinado a morir!)... no es una concepción válida para el hombre. El hombre
ateo de hoy, lúcidamente, saca esta conclusión inevitable: el mundo es
absurdo... Y añadimos: "Si Dios no existe, el hombre tampoco tiene
esperanza de vivir..." Vayamos con lucidez hasta las últimas
consecuencias. Pero con Israel, con Jesús, somos de los pocos que "creen
en Dios". Estamos felices de creer. Y nos atrevemos a pensar que es la
única posibilidad de supervivencia que tiene el hombre. Podemos pues con
alegría entonar este canto.
Segunda
lectura.
Lectura de la segunda carta a los Hebreos 9,
14-15
Hermanos:
Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su
tienda es más grande y más perfecta: no hecha por manos de hombre, es decir, no
de este mundo creado. No lleva sangre de machos cabríos ni de becerros, sino la
suya propia; y así ha entrado en el santuario una vez para siempre, consiguiendo
la liberación eterna. Si la sangre de machos cabríos y de toros, y la ceniza de
una becerra santifican con su aspersión a los profanos, devolviéndoles la
pureza externa, ¡cuánto más la sangre de Cristo, que, en virtud del Espíritu
eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar
nuestra conciencia de las obras muertas, para que demos culto al Dios vivo! Por
esa razón, es mediador de una alianza nueva: en ella ha habido una muerte que
ha redimido de los pecados cometidos durante la primera alianza; y así los
llamados pueden recibir la promesa de la herencia eterna.
Textos paralelos.
¡Cuánto más la sangre de
Cristo!
2 Co 13, 13: La gracia del Señor Jesucristo, el amor de
Dios y la comunión del Espíritu Santo esté con todos vosotros.
1 P 1, 18-19: Sabed que os han
rescatado de vuestra vana conducta heredada, no con plata y oro corruptibles,
sino con la preciosa sangre de Cristo, cordero sin mancha ni tacha.
Hb 10, 10: Pues según esta voluntad,
quedamos consagrados por la ofrenda, hecha una vez para siempre, del cuerpo de
Jesucristo.
Nuestra conciencia.
Hb 6, 1: Por eso dejaremos lo
elemental de la doctrina cristiana y nos ocuparemos de lo maduro. No vamos a
echar otra vez los cimientos, o sea: el arrepentimiento de las obras muertas,
la fe en Dios.
Hb 12, 28: Así, al recibir un
reino inconmovible, seamos agradecidos, sirviendo a Dios como a él le agrada,
con respeto y reverencia.
Rm 1, 9: Tomo por testigo a Dios, a
quien doy culto espiritual anunciando la buena noticia de su Hijo, de que sin
cesar os recuerdo.
Notas
exegéticas.
9 14 (a) Var.: “Espíritu Santo”.
9 14 (b) El sacrificio de Cristo no es
menos real que los sacrificios antiguos, también es cruento. Pero es
incomparablemente superior, pues se trata del compromiso personal de un hombre
sin pecado, animado por el Espíritu Santo. De ahí proviene su eficacia para
purificar conciencias y unir a los hombres con Dios.
9 15 Esta sección paralela a 8,
6-13, demuestra la necesidad de la muerte de Cristo para ejercer su mediación.
La palabra griega diatheke traducía en la Biblia griega la palabra berit, alianza, cuando en realidad tenía el sentido corriente de “testamento”.
Todo el pasaje juega con este doble sentido de la palabra. La “alianza” exige
la muerte del “testador”. Además, la conclusión de una alianza exige una
efusión de sangre. Por tanto, Cristo tenía que morir para fundar la alianza
nueva.
Comentario.
-Múltiples
referencias al Antiguo Testamento:
Sumo sacerdote,
tienda del encuentro, sangre de animales, culto, alianza.
Supone que el lector
conoce la fiesta del “Día de la expiación”.
-Sujeto: Cristo:
Sumo Sacerdote:
En la línea de
Melquiseq / Moisés, sacerdocio levítico.
Tienda del
Encuentro:
Dios se hace el
encontradizo.
Desierto: tienda de
campaña.
Jerusalén: templo.
Ahora: Cristo.
Sangre:
Antigua Alianza:
Sacrificios de
animales para preparar la aceptación de Dios.
Ahora:
Cristo:
Vida entregada: sacrificio
existencial.
Efectivo: consigue
adentrarse en el Santo de los Santos con el consiguiente perdón de los pecados.
Antiguo culto:
Conseguía pureza
externa.
Nuevo culto:
Purifica nuestras
conciencias.
Verdadero culto:
interior.
Mediador de la Nueva
Alianza.
Evangelio.
X Lectura del santo evangelio según
san Marcos 14, 12-16.22-26.
El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el cordero
pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:
-¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?
Él envió a dos discípulos, diciéndoles:
-Id a la ciudad, os saldrá al paso un hombre que lleva un cántaro
de agua; seguidlo, y en la casa adonde entre, decidle al dueño: “El Maestro
pregunta: ¿Cuál es la habitación donde voy a comer la Pascua con mis discípulos?”.
Os enseñará una habitación grande en el piso de arriba, acondicionada y dispuesta.
Preparádnosla allí.
Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo
que les había dicho y prepararon la cena de Pascua.
Mientras comían, tomó pan y, pronunciando la bendición, lo partió
y se lo dio, diciendo:
-Tomad, esto es mi cuerpo.
Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio,
y todos bebieron. Y les dijo:
-Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. En verdad
os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el
vino nuevo en el reino de Dios.
Después de cantar el himno, salieron para el monte de los Olivos.
Textos paralelos.
Mc 14, 12-15 |
Mt 26, 17-19 |
Lc 22, 7-13 |
El primer día de los ázimos, cuando se inmolaba la víctima pascual,
le dicen los discípulos: -¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua? Él despachó a dos discípulos encargándoles: -Id a la ciudad y os saldrá al encuentro un hombre llevando un
cántaro de agua. Seguidlo y donde entre, decid al amo de casa: de parte del
Maestro, que dónde está la sala donde va a comer la cena de Pascua con sus
discípulos. Él os mostrará un salón en el piso superior preparado con
divanes. Preparádnoslo allí. |
El primer día de los ázimos se acercaron los discípulos a Jesús y le
preguntaron: -¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua? Les contestó: -Id a la ciudad, a un tal, y decidle: es un mensaje del Maestro: Mi
hora está próxima; en tu casa celebraré la Pascua con mis discípulos. Los discípulos prepararon la cena de Pascua siguiendo las
instrucciones de Jesús. |
Llegó el día de los ázimos, cuando había que sacrificar la víctima
pascual. Jesús envió a Pedro y a Juan encargándoles: -Id a prepararnos la cena de Pascua. Le dijeron: -¿Dónde quieres que te la preparemos? Les respondió: -Cuando entréis en la ciudad, os saldrá al encuentro un hombre
llevando un cántaro de agua. Seguidlo hasta la casa donde entre y decid al
amo de la casa: De parte del Maestro, que dónde está la sala donde va a comer
la cena de Pascua con sus discípulos. Él os mostrará un salón en el piso
superior con divanes. Fueron, encontraron lo que les había dicho y prepararon la cena de
Pascua. |
Id a la ciudad. O saldrá una
persona con un cántaro de agua.
1 S 10, 2-5: El Señor te unge
como jefe de su heredad. Hoy mismo, cuando te separes de mí, te tropezarás con
dos hombres junto a la tumba de Raquel, en el linde de Benjamín, que te dirán:
aparecieron las burras que saliste a buscar; mira, tu padre ha olvidado el
asunto de las burras y está preocupado por vosotros, pensando qué va a ser de
su hijo. Sigue adelante y vete hasta la Encina del Tabor; allí te tropezarás
con tres hombres que suben a visitar a Dios en Betel: uno con tres cabritos,
otro con tres hogazas de pan y otro con un pellejo de vino; después de darte
los buenos días, te entregarán dos panes, y tú y los aceptarás. Vete luego a
Guibea de Dios, donde está la guarnición filistea; al llegar al pueblo te toparás
con un grupo de profetas que baja del cerro en danza frenética, detrás de una
banda de arpas y cítaras, panderos y flautas.
Mc 14, 22-25 |
Mt 26, 26-29 |
Lc 22, 15-20 |
1Cor 11,23-25 |
Mientras cenaban, tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se
lo dio diciendo: -Tomad, esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, pronunció la acción de gracias, se la dio y
bebieron todos de ella. Les dijo: -Esta es la sangre mía de la alianza, que se derrama por todos. Os
aseguro que no volveré a beber del producto de la vid hasta el día en que lo
beba nuevo en el reino de Dios. |
Mientras cenaban, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo
partió y se lo dio a sus discípulos diciendo: -Tomad, comed, esto es mi cuerpo. Tomando la copa, pronunció la acción de gracias y se la dio diciendo: -Bebed todos de ella, porque esta es mi sangre de la alianza, que se
derrama por todos para el perdón de los pecados. Os digo que en adelante no
beberé de este producto de la vid hasta el día en que lo beba con vosotros en
el reino de mi Padre. |
Y les dijo: -Cuánto he deseado comer con vosotros esta víctima pascual antes de
mi pasión. Os digo que no volveré a comerla hasta que alcance su cumplimiento
en el reino de Dios. Y tomando la copa, dio gracias y dijo: -Tomad esto y repartidlo entre vosotros. Os digo que en adelante no
beberé del fruto de la vid hasta que no llegue el reinado de Dios. Tomando un pan, dio gracias, lo partió y se lo dio diciendo: -Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Igualmente tomó la copa después de cenar y dijo: -Esta es la copa de la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se
derrama por vosotros. |
Pues yo recibí del Señor lo que os transmití: que el Señor la noche
que era entregado, tomó pan, dando gracias lo partió y dijo: -Esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria
mía. Lo mismo, después de cenar, tomó la copa y dijo: esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre. Haced esto cada vez
que la bebéis en memoria mía. |
Esta es mi sangre de la
alianza.
Mt 8, 11: Os digo que muchos
vendrán de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el
reino de Dios.
Una vez que cantaron los
himnos.
Mc 14, 26 |
Mt 26, 30 |
Lc 22, 39 |
Cantaron el himno y salieron
hacia el monte de los Olivos. |
Cantaron el himno y salieron hacia
el monte de los Olivos. |
Salió y se dirigió según
costumbre al monte de los Olivos y lo siguieron los discípulos. |
Za 13, 7: Así dice el Señor de
los ejércitos: Si sigues mi camino y guardas mis mandamientos, también
administrarás mi templo y guardarás mis atrios, y te dejaré acercarte con esos
que ahí están.
Notas exegéticas Biblia de
Jerusalén
14 12 Según Mt Jesús daba a conocer
su decisión al morador de Jerusalén a cuya casa él mismo se invitaba; según Mc,
una señal llevará a los discípulos delegados a una sala que encontrarán
completamente preparada. Aunque señal y preparación pudieron haberse ya
convenidos de antemano, su presentación literaria, inspirada en 1 S 10, 2-5, da
a la escena una aureola de presencia sobrenatural. Obsérvese además que la
estructura del episodio se parece mucho a la preparación de la entrada
mesiánica, Mc 14, 1-6.
14 14 Se puede entender de dos
formas: “la sala que me pertenece” o, más probablemente, “la sala que necesito”.
14 24 La expresión “sangre de la
alianza” es la de Ex 24, 8.
14 25 El Reino de Dios es presentado
aquí con la imagen del banquete mesiánico (ver Is 25, 6¸Lc 13, 28).
14 26 Se trata de los Sal 115-118,
que cantaban como acción de gracias al final de la cena pascual. Formaban la
segunda parte del Hallel, serie de salmos que empezaban con la aclamación Aleluya = Alabad al Señor.
Notas exegéticas Nuevo Testamento,
versión crítica.
12 EL PRIMER DÍA DE LOS
(PANES) ÁZIMOS: probablemente el día anterior a la fiesta de los
panes ázimos (panes sin levadura). // EL CORDERO PASCUAL, lo mismo que en
el v. 14, es, lit., la Pascua. // VAYAMOS A HACER LOS PREPARATIVOS: lit.
habiendo ido preparemos.
15 CON ALFOMBRAS:
actualmente diríamos amueblada elegantemente.
23-24
Jesús
rubrica con su propia sangre un pacto nuevo (cf. Jr 31, 31-33), que supera al
de Moisés sellado con la sangre de víctimas (cf. Ex 24, 8). De todo el contexto
se deduce que Jesús celebró en la cena un verdadero sacrificio, aunque incruento
y misterioso: la víctima real son el cuerpo y la sangre de Jesús.
Notas exegéticas
desde la Biblia Didajé.
14, 12-31 En la comida de Pascua que
Cristo celebró con sus discípulos, anunció la traición de un apóstol. Debido a
que Dios puede sacar el bien incluso del mal, nuestra libertad de elección
hacia el mal puede, mediante las intervenciones misteriosas de la gracia de
Dios, estar integrada en sus planes para nuestra redención. Cat. 597, 1339.
14, 22-25 Cristo, el Cordero inmaculado de
Dios, ofreción su propio cuerpo y su propia sangre instituyendo así la
Eucaristía en la Última Cena. La liturgia eucarística es una participación en
el banquete celestial y la representación del único sacrificio de Cristo. En la
Última Cena, el sacrificio eucarístico de Cristo anticipó su pasión y muerte de
una manera incruenta. En cada Misa, se renueva ese mismo sacrificio. Las
palabras de Cristo en el relato de la institución no pueden tomarse solamente
de forma simbólica. La Iglesia ha enseñado siempre que tras las palabras de la
consagración, el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.
La presencia de Cristo en la Eucaristía se conoce como la presencia real,
mientras que la manera del cambio se llama transustanciación. Cat. 1339-1340,
1375-1378.
14, 22 Nótese cómo las palabras usadas
por Cristo en la institución de la Eucaristía son las que empleó en la
multiplicación de los panes (Mc 6, 41). Las palabras “tomó”, “bendición”, “partió”
y “dio” vinculan claramente la alimentación de las multitudes con la
institución de la Eucaristía. Por su parte, la institución de la Eucaristía
predijo la ofrenda de su cuerpo en la Cruz. Estas mismas palabras se emplean en
la oración eucarística en la Misa. Cat. 1328-1332.
14, 24 Al igual que la sangre del sacrificio
fue derramada en el Monte Sinaí para establecer la antigua alianza con Moisés,
la sangre del sacrificio de Cristo fue derramada para establecer la antigua
alianza. La oferta sacramental de su Cuerpo y Sangre reafirma el nuevo pacto de
Cristo de gracia y amor. Cat. 1365.
14, 25 El “nuevo” vino representa el
banquete de bodas del cielo, “donde los fieles beberán el vino nuevo convertido
en la Sangre de Cristo” (Cat. 1335). La pasión y muerte de Cristo son la Pascua
definitiva y, al mismo tiempo, la recepción de la Eucaristía es la definitiva
comida de la Pascua. Cat. 1402-1403.
En este enlace se puede consultar
el catecismo íntegro.
http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html
Comentarios
de los Santos Padres.
La Pascua es un día más solemne
gracias al bautismo, al igla que la pasión del Señor se completa el día en que
nos bautizamos.
Tertuliano (160-220 d.C.), El
Bautismo, 19, 1. 2, pg. 264.
Te damos gracias, Padre nuestro,
por la santa vid de David, tu siervo, que nos diste a conocer por Jesús, tu
siervo. A ti la gloria por los siglos. Luego sobre el trozo de pan: Te damos
gracias, Padre nuestro, por la vid y el conocimiento que nos diste a conocer
por medio de Jesús, tu siervo. A ti la gloria por los siglos. Así como este
trozo estaba disperso por los campos, y reunido se ha hecho uno, así también
reúne a tu Iglesia, de los confines de la tierra en tu reino.
Didaché (s. I), 9, 2-4. 2, pg.
268.
Una vez que el presidente ha
dado gracias y aclamado todo el pueblo, los que entre nosotros se llaman “ministros”
o diáconos, dan a cada uno de los asistentes parte del pan y del vino y del
agua sobre los que se dijo la acción de gracias y lo llevan a los ausentes. Y
este alimento se llama entre nosotros “Eucaristía”, de la que a nadie es lícito
participar, sino al que cree ser verdaderas nuestras enseñanzas, y se ha lavado
en el baño que da la remisión de los pecados y la regeneración, y vive conforme
a lo que Cristo enseñó. Porque no tomamos estas cosas como pan común ni bebida
ordinaria, sino que a la manera como Jesucristo nuestro Salvador, hecho carne
por virtud del Verbo de Dios, tuvo carne y sangre por nuestra salvación; así se
nos ha enseñado que por virtud de la oración al Verbo que procede de Dios, el
alimento sobre el que fue dicha la acción de gracias – alimento del que por transformación,
se alimentan nuestra sangre y nuestras carnes – es la carne y la sangre de
Aquel mismo Jesús encarnado. Por esto, los Apóstoles en los “Recuerdos” por
ellos escritos, que se llaman evangelios, nos transmitieron que así se les
mandó, cuando Jesús, tomando el pan y dando gracias, dijo: “Haced esto en
memoria mía, esto es mi cuerpo”. E igualmente, tomando el cáliz y dando gracias,
dijo: “Esta es mi sangre” y sólo les dio parte a ellos.
Justino mártir (100-162 d.C.). Apología,
1, 65-6-66, 3. 2, pg. 269.
¿Por qué no dijo: “Este es el
pan de la nueva alianza”, lo mismo que dijo: “Esta es la sangre de la nueva
alianza”? (cf. Mt 26, 28; Mc 14, 24; Lc 22, 20; 1 Co 11, 25). Porque el pan es
la palabra de la justicia de cuyos alimentos se nutren las almas; mientras que
la bebida es la palabra del conocimiento de Cristo, conforme asu nacimiento y a
su pasión.
Orígenes (184-253 d.C.). Serie
de comentarios al Ev. de Mateo, 85. 2, pg. 270.
Puesto que somos dobles y
compuestos, era necesario que nuestro nacimiento fuera doble, y también que el
alimento fuera compuesto. Así pues, por una parte el nacimiento se nos ha dado
mediante el agua y el Espíritu, me refiero al santo bautismo. Por otra parte,
el alimento es el mismo pan de vida, nuestro Señor Jesucristo, que desciende de
los cielos.
Juan Damasceno (675-749 d.C.). Exposición
de la fe, 4, 13. 2, pg. 270.
El mismo Jesús afirma: “Esto es mi
cuerpo”. Ahora bien, antes de la bendición de las palabras celestiales, los
elementos tienen otro nombre; después de la consagración, se habla de un
Cuerpo. Antes de la consagración se les llama de otra manera; después de la
consagración recibe el nombre de Sangre… A lo que tú asientes diciendo: “Amén”;
es decir, ciertamente es así. Por consiguiente, lo que dice tu boca, que lo
confiese tu mente en lo íntimo. Lo que expresa tu palabra, que lo reafirme tu
corazón.
Ambrosio (340-397 d.C.), Los
misterios cristianos, 9, 54. 2, pg. 271.
San Agustín.
Nosotros no estábamos allí. No
percibimos su olor y, sin embargo, creemos. Dio a sus discípulos la cena
consagrada con sus manos. No estuvimos sentados a la mesa en aquel banquete.
Sin embargo, a través de la fe, participamos a diario de la misma cena. Y no
tengáis por algo grande el haber asistido, sin fe, a la cena ofrecida pro las
manos del Señor, puesto que es mejor la fe posterior que la incredulidad de
entonces. Allí no estuvo Pablo, que creyó; estuvo, sin embargo Judas, que lo
entregó. ¡Cuántos ahora, en la misma cena – aunque no vean la mesa de entonces,
ni perciban con sus ojos, ni gusten con su paladar el pan que el Señor tuvo en
sus manos –, cuántos aún ahora comen y beben su propia condenación, puesto que
la cena que hoy se prepara es idéntica a aquella!
No prepares el paladar, sino el
corazón. Allí se recomendó esta cena. He aquí que creemos en Cristo; le
recibimos, por tanto, en la fe. Al recibirlo, conocemos lo que pensamos.
Recibimos poca cosa, pero el corazón queda repleto. No es lo que se ve, sino lo
que se cree lo que alimenta. Por eso no hemos pedido el testimonio del sentido
exterior, ni hemos dicho: “Está bien que hayan creído quienes vieron con sus
ojo si palparon con sus manos al mismo Señor resucitado – si es verdad lo que
se dice –; nosotros que no lo hemos tocado, ¿cómo vamos a creer?”.
S. Juan de Ávila
Caminó nuestra Arca el día del
Jueves Santo desde Betania al sacro Cenáculo de Jerusalem (Mt 26, 17ss; Mc 14,
12ss), dejando allí a su sacratísima Madre muy llena de penas, como lo iba Él;
y anduvo camino de dos millas, con pasos bastantes para cansar a su delicadísimo
cuerpo, mayormente con la carga de la compasión que de su sagrada Madre
llevaba. Y después de esta procesión que con sus discípulos hijo (Jn 18, 1ss),
se siguió otra, desde el dicho Cenáculo hasta el huerto de Getsemaní, donde fue
preso; que hay dos mil y trescientos y treinta y ocho pasos que, según Él
estaría cansado del primero camino, y del trabajo de lavar los pies a sus
discípulos, y de la gran tristeza que su ánima sintió, no se pudieron dejar de
andar sin grande cansancio.
Víspera del Corpus, 10. III, pg. 492.
¿Qué es esto que habéis hecho,
Señor, entre nosotros? ¿Qué misericordias son estas? ¿Quién lo podrá decir? ¿De
este arte vino el maná? Estaban los judíos muy ufanos porque el Señor les había
dado aquel pan. Dijo Jesucristo: El Padre eterno os dio este pan, no del aire,
sino pan del cielo (cf. Jn 6, 31). ¿Qué queréis decir? Que Dios dio a los
hombres Panem angelorum. Dioles pan de ángeles, pan de
dulzura (Sal 77, 25). ¡Oh cosa nueva y muy maravillosa, que el pan del cielo,
el pan que allá comen los ángeles, coman acá los hombres! Gozan los ángeles de
este bendito Pan, y comen de él y gozan de la divinidad de Jesucristo, y gozan
de su santa humanidad; y este gozar es comer y ser bienaventurados.
-Padre, si es pan de reyes,
¿cómo se da a los pobres? Si es pan de altos, ¿por qué se da a los bajos? Si es
pan del cielo, ¿por qué se da en la tierra? ¿Qué mercedes son estas que le
hacéis al hombre? ¿Qué misericordias estas que le concedéis? – Cuando Dios crió
a nuestros padres primeros en el paraíso, dioles manjares conque se mantuviese,
que fueron aquellas frutas. ¡Qué gran merced fue, señor, la que entonces
hecisteis en darles manjar! Pero también se lo distes a las bestias, que todas
comían de él; no es eso grande honra. Si me convidase el emperador o el papa y
me sentase a su mesa, esta sería honra; pero sentarme con una bestia, no fue aquella
honra, sino aquesta que Jesucristo nos hizo cuando dijo: Tomad y comed; este es
mi cuerpo (c f. Mt 26, 27; Mc 14, 22; Lc 22, 19). Agora nos sentamos a una mesa
los ángeles y los hombres; todos comemos un manjar, todos comemos de un pan y
de una dulcedumbre. – Pues que todos comemos de un manjar, ¿en qué diferimos? –
en que los ángeles comen clara y abiertamente, y los hombres lo comen por fe.
Aparejado has, Señor, al pobre, manejar
en dulcedumbre. Si no tienes qué comer, si no tienes qué vestir, si estas muy
pobre, si estás afligido, si tienes fatigas, si estás lleno de tentaciones,
mira y goza de estas palabras: Aparejaste al pobre, Señor, en dulcedumbre. ¿Qué
quiere decir esto? Que ansí como el pan que envió Dios del aire, el maná que
envió a los hijos de Israel, era tal y de tanta virtud, que los mantenía y
cumplía sus apetitos y hartaba, dándose a cada uno en aquella forma de sabor
que había menester y lo deseaba, ansí agora este Pan bendito, este Pan de
ángeles, este Pan del cielo da alegría y consuelo, y enriquece, y sana, y da
vida, y resucita; finalmente, que en cada uno obra lo que ha menester. ¿Qué te
falta? ¿Consejo? Ven a Jesucristo. ¿Estás pobre? Ven a Jesucristo. ¿Estás
tentado? Ven a Jesucristo. No haya cosa, no haya necesidad con la cual no vayas
luego a Jesucristo; en Él, y no en otro, está el consejo, el remedio y ayuda
contra todos los males, y (Él es) el que sabe, puede y quiere darte y hacerte
todos los bienes.
En la infraoctava del Corpus, 19-20. III, pg.
531-532.
Si eres devoto de la
encarnación, aquí en el Sacramento hallarás esa contemplación, aunque no del
todo semejante, pero muy aparente. Piensa que, como cuando Jesucristo encarnó
bajó del cielo, ansí abaja agora también al altar, no por lugar, que eso es
falso, porque si a cada parte del mundo donde cada día celebran hobiera de ir,
anduviera como correo que nunca parara, andando de acá para allá. Pues no abaja
de esa manera. - ¿No? ¿Pues cómo se abaja Jesucristo a cada parte donde se
consagra el pan? – Porque la palabra de Dios lo quiso así, que en diciendo el
sacerdote de parte de Jesucristo: Este es mi cuerpo (cf. Mt 26, 26; Mc 14, 22;
Lc 22, 19), luego se halla allí, y no saldrá mentirosa la palabra de Dios.
Antes se hundirán los cielos y la tierra que falte Jesucristo de hallarse aquí
cada y cuando que el sacerdote las palabras que hemos dicho de parte suya dice.
En la infraoctava del Corpus, 15. III, pg. 549.
Tampoco trae espada, porque no
viene a juzgar el mundo, sino a salvarlo; ni viene huyendo de la muerte, sino a
buscarla, y dar su ánima, como Él lo dice, por rescate de muchos (cf. Mt 26,
28; Mc 14, 24). ¿Quién no se admira de tal caridad, que no mira a su descanso,
sino a nuestro provecho y lo desea tanto, que no dudó de perder su vida por
darnos vida, y matar en sí mismo las enemistades que estaban entre Dios y
nosotros, como dice San Pablo? (cf. EF 2, 16). Si quieres saber por qué el Señor
anda solo, por qué pierde su vida en la cruz, es por hacer paces entre Dios y
los hombres; lo cual no puede haber habiendo pecados, ni se pueden quitar los
pecados sino por la muerte y por derramamiento de la sangre de Jesucristo.
Santísimo Sacramento, 2. III, pg. 655.
Comentario Homilética
-Institución de la eucaristía, preparativos y ejecución.
-Marco:
Antes:
Unción de Jesús por una mujer en casa de Simón el leproso
(14, 9).
Tradición de Judas (14, 10-11).
Centro:
Anuncio de la traición (14, 17-21).
Después:
Escándalo general de los discípulos (14, 27-31).
-Perícopas:
Preparativos de la Pascua (vv. 12-16):
Discípulos se ponen a disposición de Jesús para preparar la
cena de Pascua (v. 12).
Disposiciones dadas por Jesús (vv. 13-15).
Ejecución de las órdenes dadas (v. 16).
Elementos:
Preparación.
Discípulos: servidores / traidor – espejo / contraejemplo.
El hombre con el cántaro de agua:
Imagen del bautismo (agua) puerta del acceso a la eucaristía
(cena pascual).
Cena (vv.22-25):
Relato fundacional de la Eucaristía.
Centro: acciones y palabras de Jesús.
Elementos:
Acciones y palabras de Jesús:
Comer – beber.
Nos hacen parte de Jesús.
La sala está preparada, pero los discípulos deben
prepararla:
La eucaristía es un don y una misión.
Transición a la siguiente perícopa (v. 26).
MISA DE NIÑOS. XI
T.ORDINARIO.
Monición de entrada.
Buenos días.
El domingo es el día en el que los cristianos
nos reunimos.
Y lo hacemos para repetir el domingo de
pascua, que es el primero de todos.
Así cada misa es la Pascua de Jesús, nuestra
pascua.
Señor,
ten piedad.
En ti creemos. Señor, ten piedad.
En ti confiamos. Cristo, ten piedad.
En ti ponemos nuestra esperanza. Señor, ten piedad.
Peticiones.
-Por el Papa Francisco, para que nos ayude a
hacer crecer la semilla de la fe. Te lo pedimos Señor.
-Por la Iglesia, que tiene la misión de
sembrar el reino de Dios; para que sea paciente en esta tarea. Te lo pedimos Señor.
-Por las maestras y los maestros, para que no
se cansen y tengan en cuenta que cada niña y niño es diferente. Te lo pedimos,
Señor.
-Por las personas que no tienen ilusión; para
que les ayudes a confiar y esperar. Te lo pedimos, Señor.
-Por nuestra comunidad parroquial; para que
seamos la tierra buena Te lo pedimos Señor.
Acción de gracias.
Virgen María, te
damos gracias por cuidar de la tierra de nuestro corazón y con amor hacer que
vaya creciendo la semilla de la fe.
EXPERIENCIA.
Abre el vídeo y mira el
minuto 4: https://www.youtube.com/watch?v=r9Ekox8grgs
Fíjate en la luz, los
objetos, el lugar, los gestos, las palabras, los silencios.
Escucha con los ojos
cerrados el vídeo.
¿Cómo te sientes? ¿Qué
nos da Jesús?
REFLEXIÓN.
Lee el evangelio de este domingo.
X Lectura del santo evangelio según
san Marcos 14, 12-16.22-26.
El primer día de los Ácimos, cuando se sacrificaba el cordero
pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos:
-¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?
Él envió a dos discípulos, diciéndoles:
-Id a la ciudad, os saldrá al paso un hombre que lleva un cántaro
de agua; seguidlo, y en la casa adonde entre, decidle al dueño: “El Maestro
pregunta: ¿Cuál es la habitación donde voy a comer la Pascua con mis discípulos?”.
Os enseñará una habitación grande en el piso de arriba, acondicionada y dispuesta.
Preparádnosla allí.
Los discípulos se marcharon, llegaron a la ciudad, encontraron lo
que les había dicho y prepararon la cena de Pascua.
Mientras comían, tomó pan y, pronunciando la bendición, lo partió
y se lo dio, diciendo:
-Tomad, esto es mi cuerpo.
Después tomó el cáliz, pronunció la acción de gracias, se lo dio,
y todos bebieron. Y les dijo:
-Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos. En verdad
os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el
vino nuevo en el reino de Dios.
Después de cantar el himno, salieron para el monte de los Olivos.
Después de leer el texto
permanece en silencio dos minutos, sin pensar en nada, dejando que el pan y el
vino de la Palabra de Dios repose en tu interior.
Mastica esta Palabra: ¿qué dice,
que te dice?
Rúmiala, repitiendo en silencio
la frase “tomad, esto es mi cuerpo” durante uno, dos, tres,… minutos.
Este domingo es la fiesta del
Corpus. Recuerda tu primera comunión, las veces que has comulgado.
Recuerda la procesión del
Corpus, la presencia de Jesús en el sagrario. Él estaba allí, en el silencio de
la custodia, de la capilla, para mirarte, para escucharte.
Y está en tu corazón: ¿qué le
dices?
COMPROMISO.
Él está en el hermano que sufre, que migra a
otros países. Mira ahora este vídeo y pregúntate que puedes hacer tú por las
personas que llegan a tu barrio o pueblo, huyendo de la violencia, del hambre,
de la falta de futuro: https://www.youtube.com/watch?v=Q_iqn7N2bYw
CELEBRACIÓN.
Escucha la
canción Pange Lingua del grupo Mocedades: https://www.youtube.com/watch?v=fYO3Io6gAiA
BIBLIOGRAFÍA.
Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal
Española. BAC. Madrid. 2016.
Biblia de Jerusalén. 5ª edición – 2018. Desclée De Brouwer. Bilbao. 2019.
Biblia del Peregrino. Edición de Luis Alonso Schökel. EGA-Mensajero.
Bilbao. 1995.
Nuevo Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego
de M. Iglesias González. BAC. Madrid. 2017.
Biblia Didajé con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica.
BAC. Madrid. 2016.
Secretariado Nacional de Liturgia. Libro de
la Sede. Primera
edición: 1983. Coeditores Litúrgicos. Barcelona. 2004.
Pío de Luis, OSA, dr. Comentarios de San Agustín a las lecturas litúrgicas (NT). II. Estudio Agustiniano. Valladolid. 1986.
Merino Rodríguez, Marcelo, dr. ed. en español.
La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia. Nuevo Testamento. 2. Evangelio
según san Marcos. Ciudad Nueva. Madrid. 2009.
Merino Rodríguez, Marcelo, dr. ed. en español.
La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia. Nuevo Testamento. 3. Evangelio
según san Lucas. Ciudad Nueva. Madrid. 2006.
Merino Rodríguez, Marcelo, dr. ed. en español.
La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia. Nuevo Testamento. 4a. Evangelio
según san Juan (1-10). Ciudad Nueva. Madrid. 2012.
San Juan de Ávila. Obras Completas i. Audi,
filia – Pláticas – Tratados. BAC. Madrid. 2015.
San Juan de Ávila. Obras Completas II. Comentarios bíblicos – Tratados de
reforma – Tratados y escritos menores. BAC. Madrid. 2013.
San Juan de Ávila. Obras Completas III. Sermones.
BAC. Madrid. 2015.
San Juan de Ávila. Obras Completas IV. Epistolario. BAC. Madrid. 2003.
San Juan de la Cruz. Obras completas. Sígueme. Salamanca.
1992.
Francisco. Fratelli Tutti. www.vatican.va
Mercedes Navarro Puerto. Marcos. Guía
de lecturas del Nuevo Testamento. Editorial Verbo Divino. Estella. 2006.
Homilética. Sal Terrae. 2020/6.
Noel Quesson. 50 salmos para todos los días. Paulinas.
Bogota-Colombia. 1988. En: mercaba.org.
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