Lectura
del libro de Isaías 8, 23b-9,3.
En otro tiempo, humilló el Señor la tierra de Zabulón y la tierra
de Neftalí, pero luego ha llenado de gloria el camino del mar, el otro lado del
Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que caminaba en tinieblas vio una
luz grande; habitaba en tierra y sombras de muerte, y una luz les brilló.
Acreciste la alegría, aumentaste el gozo; se gozan al repartirse el botín.
Porque la vara del opresor, el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los
quebrantaste como el día de Madián.
Comentario.
-Contexto
histórico:
Tiempo
convulso.
Postguerra
siro-efraimita.
Postcaída
del reino del Norte a manos del Imperio Asirio.
-El
Enmanuel:
Ezequías.
-Zabulón,
Neftalí, Galilea:
Territorios
del reino del Norte.
-Vía
maris:
Camino
del mar.
Una
de las principales rutas comerciales del mundo antiguo.
Salmo responsorial
Sal 27 (26)
El
Señor es mi luz y mi salvación. R/.
El
Señor es mi luz y mi salvación,
¿a
quién temeré?
El
Señor es la defensa de mi vida,
¿quién
me hará temblar? R/.
Una
cosa pido al Señor,
eso
buscaré: habitar en la casa del Señor
por
los días de mi vida;
gozar
de la dulzura del Señor
contemplando
su templo. R/.
Espero
gozar de la dicha del Señor
en
el país de la vida.
Espera
en el Señor, sé valiente,
ten
ánimo, espera en el Señor. R/.
Notas exegéticas.
Este es un "salmo de confianza"... Compuesto quizá en
dos ocasiones. En su estado actual, llama la atención el admirable ritmo de
sentimientos:
-Afirmación del credo "Dios es salvación".
-Matiz: esta salvación conlleva una participación del hombre, un
combate.
-Este valor tiene una fuente: la oración.
-Y la vida con sus combates sigue su curso, ansiosa.
-Pero todo culmina de nuevo en una certeza, apoyada en Dios.
Hay que notar en el versículo 7, el cambio sorprendente de
"persona": hasta allí, el salmista habla de Dios en tercera
persona... Bruscamente, empieza a hablar a Dios en segunda persona:
"¡escucha, te llamo!".
El hebreo es una lengua concreta: saboreemos las imágenes. La
muralla. Temblar. La carne destrozada. Hacer pie. El despliegue del ejército
enemigo. La entrada en batalla. Habitar
en la casa de Dios, etc...
Segunda
lectura.
Comienzo
de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1, 10-13.17.
Os ruego, hermanos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo, que
digáis todos lo mismo y que no haya divisiones entre vosotros. Estad bien
unidos con un mismo pensar y un mismo sentir. Pues, hermanos, me he enterado
por los de Cloe de que hay discordias entre vosotros. Y os digo esto porque
cada cual anda diciendo: “Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de Cefas, yo
soy de Cristo”. ¿Está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros?
¿Fuisteis bautizados en nombre de Pablo? Pues no me envió Cristo a bautizar,
sino a anunciar el evangelio, y no con sabiduría de palabras, para no hacer
ineficaz la cruz de Cristo.
Palabra de Dios.
Comentario.
-Tensión:
Unidad-Diversidad.
Unidad: misma fe y estilo de vida.
Diversidad: grado de compromiso y fidelidad a las obligaciones
judías.
-Pablo:
Generador de comunión:
Característica irrenunciable de los cristianos.
No significa uniformidad.
Evangelio.
X Lectura del
santo evangelio según san Mateo 4, 12-23.
Al enterarse Jesús
de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea. Dejando Nazaret se
estableció en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí,
para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías: “Tierra de Zabulón
y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán. Galilea de los
gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que
habitaban en tierra y sombra de muerte, una luz les brilló. Desde entonces
comenzó Jesús a predicar diciendo:
-Convertíos, porque
está cerca el reino de los cielos.
Paseando junto al
mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que
estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores. Les dijo:
-Venid en pos de mí
y os haré pescadores de hombres.
Inmediatamente
dejaron las redes y lo siguieron. Y pasando adelante vio a otros dos hermanos,
a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca
repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó. Inmediatamente dejaron
la barca y a su padre y lo siguieron. Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus
sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curanto da enfermedad y toda
dolencia en el pueblo.
Textos
paralelos.
Mc 1, 14-20.39; 3,
7-8 |
Mt 4, 12-23 |
Lc 4, 14; 5, 1-11;
4, 14-15.44; 6, 17-18 |
Después de que
Juan fue entregado, Jesús se marchó a
Galilea a proclamar el
Evangelio de Dios; decía: -Se ha cumplido el
tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio. Así recorrió toda
Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios. Jesús se retiró
con sus discípulos a la orilla del mar y lo siguió una gran muchedumbre de
Galilea. Al enterarse de
las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, Jerusalén, idumea y
Transjordania y cercanías de Tiro y Sidón. |
Al enterarse Jesús
de que habían arrestado a Juan se retiró a
Galilea. Dejando Nazaret se estableció en
Cafarnaún, junto al mar, en el
territorio de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por medio del
profeta Isaías: -Tierra de Zabulón
y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los
gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que
habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló. Desde entonces
comenzó Jesús a predicar diciendo: -Convertíos, porque
está cerca el reino de los cielos. Paseando junto al
mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que
estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores. Les dijo: -Venid en pos de
mí y os haré pescadores de hombres. Inmediatamente
dejaron las redes y lo siguieron. Y pasando adelante
vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano,
que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los
llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Jesús recorría
toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y
curando toda
enfermedad y toda dolencia en el pueblo. |
Jesús volvió a
Galilea con la fuerza del Espíritu; y su fama se
extendió por toda la comarca. Una vez que la
gente se agolpaba en torno a él para oír la palabra de Dios, estando él de
pie junto al lago de Getnesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla; los
pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las
redes. Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la
apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar dio a Simón: -Rema mar adentro,
y echad vuestras redes para la pesca. Respondió Simón y
dijo: -Maestro, hemos estado
bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por la palabra, echaré
las redes. Y, puestos a la
obra, hicieron una redada tang rande de peces que las redes comenzaban a
reventarse. Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra
barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las otras
barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a
los pies de Jesús diciendo: -Señor, apártate
de mí, que soy un hombre pecador. Y es que el
estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada
de peces que habían recogido, y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos
de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Y Jesús dijo a
Simón: -No temas; desde
ahora serás pescador de hombres. Entonces sacaron
las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron. Fue a Nazaret,
donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados,
y se puso en pie para hacer la lectura. Y predicaba en las
sinagogas de Judea. Después de bajar
con ellos, se paró en una
llanura con un grupo grande de discípulos y una gran muchedumbre del pueblo,
procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón. Venían a oírlo y a
que los curara de todas sus enfermedades; los atormentados por espíritus
inmundos quedaban curados. |
Se retiró a Galilea.
Jn 4, 1: Cuando supo
Jesús que habían oído los fariseos que Jesús hacía más discípulos que Juan y
que bautizaba (aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos), dejó Judea y
partió de nuevo para Galilea.
Fue a residir a Cafarnaún.
Jn 3, 43-45: Después
de dos días, salió Jesús de Samaría para Galilea. Jesús mismo había
atestiguado: “un profeta no es estimado en su propia patria”. Cuando llegó a
Galilea, los galileos lo recibieron bien, porque había visto todo lo que había
hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la
fiesta.
Territorio de
Zabulón y Neftalí.
Mt 13, 53: Fue a su
ciudad y se puso a enseñar en su sinagoga. La gente decía admirada: “¿De dónde
saca este esa sabiduría y esos milagros?
Tierra de Zabulón.
Is 8, 23-9,1: ¡No
habrá ya oscuridad para la tierra que está angustiada! En otro tiempo humilló
el Señor la tierra de Zabulón y la tierra de Neftalí, pero luego ha llenado de
gloria el camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles.
Galilea de los
paganos.
1 M 5, 14-15:
Estaban todavía leyendo las cartas, cuando otros mensajeros, con la ropa hecha
jirones, llegaron de Galilea con esta noticia: “Se han aliado los de Tolemaida,
Tiro, Sidón y toda la Galilea de los gentiles para acabar con nosotros”.
Jn 7, 52: Ellos le
replicaron: “¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen
profetas.
El pueblo que
habitaba en tinieblas.
Lc 1, 79: Para
iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar
nuestros pasos por el camino de la paz.
Jn 8, 12: Jesús les habló
de nuevo diciendo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas,
sino que tendrá la luz de la vida”.
Rm 2, 17-19: Pero si
tú te llamas judío y encuentras tu descanso en la ley y te glorías en Dios;
conoces la voluntad divina y, al saberte instruido por la ley, te crees capaz
de discernir lo que es mejor; te consideras guía de ciegos, luz de los que
viven en tinieblas.
Convertíos, porque
el Reino de Dios ha llegado.
Mt 3, 1-2: Por
aquellos días, Juan el Bautista se presenta en el desierto de Judea,
predicando: “Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos”.
Dn 7, 14: A él [el
Hijo del hombre] se le dio poder, honor y reino. Y todos los pueblos, naciones
y lenguas lo sirvieron. Su poder es un poder eterno, no cesará. Su reino no
acabará.
Vio a dos hermanos.
Jn 1, 35-42: Al día
siguiente, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que
pasaba, dice: “Este es el Cordero de Dios”. Los dos discípulos oyeron sus
palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les
pregunta: “¿Qué buscáis?”. Ellos le contestaron: “Rabí (que significa Maestro),
¿dónde vives?”. Él les dijo: “Venid y veréis”. Entonces fueron, vieron dónde
vivía y se quedaron con él aquel día; era como la hora décima.
Mt 10, 2: Estos son
los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y Andrés,
su hermano; Santiago, el de Zebedeo, y Juan, su hermano; Felipe y Bartolomé,
Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo y Tadeo; Simón el de Caná, y
Judas Iscariote, el que lo entregó.
Eran pescadores.
Jn 21, 3: Simón
Pedro le dice: “Me voy a pescar”. Ellos contestan: “Vamos también nosotros
contigo”. Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada.
Venid conmigo, y os
haré pescadores de personas.
2 R 6, 19: Él les
dijo: “No es este el camino ni es esta la ciudad. Seguidme y os conduciré al
hombre que buscáis”.
Ez 47, 10: Se
instalarán pescadores en la orilla; será un tendedero desde Engadí hasta
Engalín. Habrá peces de todas las especies y en gran abundancia, como en el Mar
Grande.
Ellos dejaron las
redes al instante y le siguieron.
Mt 8, 19-22: Otro,
que era de los discípulos, le dijo: “Señor, déjame ir primero a enterrar a mi
padre”. Jesús le replicó: “Tú, sígueme y deja que los muertos entierren a los
muertos”.
Mt 13, 47: El reino
de los cielos se parece a la red que echan en el mar y recoge toda clase de
peces.
Mt 19, 27: Entonces
dijo Pedro a Jesús: “Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido;
¿qué nos va a tocar?”.
Sanando las
enfermedades y dolencias de la gente.
Mt 9, 35: Jesús recorría
las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas, proclamando el evangelio del
reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.
Is 35, 5: Entonces
se despegarán los ojos de los ciegos, los oídos de los sordos se abrirán.
Notas
exegéticas Biblia de Jerusalén.
4,
12 “entregado”,
e.d. arrestado, encarcelado, como se dice de Jesús (17, 22). La elección del
verbo (paradídomi) y su forma pasiva sugieren que, si bien los hombres
son los actores del drama, es Dios quien los guía según sus designios.
14,
13 (a) “Nazará”, forma muy rara, atestiguada por excelentes autoridades: B, Z,
Orígenes k: la masa de testigos ha vuelto a la forma común “Nazaret”.
14, 13
(b) Se
trata del lago de Genesaret. Cafarnaún es localizada generalmente al noroeste
de lago.
14,
16 Para
precisar no solo el lugar, sino el significado profético del ministerio de
Jesús desde sus inicios, Mareo (solo él) cita a Is 8, 23-9,1, modificando
además profundamente el texto. Estas palabras caracterizan el conjunto de su
evangelio en Galilea. Jesús se dirige a las tribus del pueblo más amenazadas
por la “noche” pagana, como lo fue Israel por parte de los asirios. Así, su
ministerio entra en corazón con “todas las gentes”. Mientras que otros se
retiran al desierto (p.e.: la gente de Qumrán o Juan Bautista) o concentran su
actividad en Jerusalén, Jesús, el Emmanuel anunciado por los profetas escoge la
“Galilea de los paganos”, algo que Mateo evoca a lo largo de su evangelio.
4 17
La
Realeza de Dios sobre el pueblo elegido, y a través de él sobre el mundo, es el
tema central de la predicación de Jesús, como lo era el del idea teocrático del
AT. Implica un Reino de “santos”, cuyo Rey verdadero será Dios, porque su
reinado será aceptado por ellos con conocimiento y amor. Esta realeza,
comprometida por la rebelión del pecado, debe ser restablecida por una
intervención soberana de Dios y de su Mesías (Dn 1, 28). Es esta intervención
la que Jesús, después de Juan Bautista, anuncia como inminente. Antes de su
realización escatológica definitiva en la que los elegidos vivirán cerca del
Padre en la alegría del banquete celestial, el Reino aparece con comienzos
humildes, misteriosos, impugnados, como una realidad ya comenzada, en relación
con la Iglesia. Predicado en el universo por la misión apostólica será
definitivamente establecido y devuelto al Padre por el retorno glorioso de
Cristo en el Juicio final. Entretanto se presenta como una gran gracia,
aceptada por los humildes y los abnegados, rechazada por los soberbios y los
egoístas. Solo se entra en él con la vestidura nupcial de la vida nueva; hay
excluidos. Hay que velar para estar a punto cuando venga de improviso.
4 20
En
el judaísmo del s. I el verbo “seguir” (akoloutheo) denotaba generalmente
el respeto, la obediencia y los numerosos servicios que los discípulos de los
rabís debían a sus maestros. Al aplicar este término a Jesús y a sus discípulos,
Mt transforma su sentido en varios aspectos: 1, no es el discípulo quien elige
al maestro; la llamada viene de Jesús y es respondida generalmente por una
obediencia inmediata; 2, los discípulos siguen a Jesús no solo como oyentes,
sino como colaboradores, testigos del Reino de Dios; 3, Mt subraya que la
muchedumbre sigue a Jesús, indicando así que buscan en él al maestro que no han
encontrado entre los rabís oficiales de la sinagoga; 4, en un segundo momento,
Jesús procede a criticar tal seguimiento, haciendo ver que significa mucho más
de lo que habían imaginado los discípulos y la muchedumbre; seguir a Jesús no
es ni más ni menos que cargar con la cruz.
4 23
(a) Lit.
el “Evangelio del Reino”, expresión propia de Mateo. Designa bien el anuncio de
la llegada del Reino, o bien el anuncio como tal, con todas las
instrucciones prácticas de Jesús que el evangelista vincula a él, e.d. todo el
evangelio mateano.
4 23
(b) Las
curaciones mesiánicas son la señal preferente del advenimiento mesiánico.
Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica.
13 NAZARET: lit. en la
forma rara de Nazará. // CAFARNAÚN: al noroeste del MAR, e.d., del lago
de Genesaret, a poca distancia de la desembocadura del Jordán en el lago;
pequeña ciudad, estratégica como nudo de comunicaciones.
15 CAMINO DEL MAR: o,
con valor de preposición: hacia el mar.
16 Lit.: ... comenzó
Jesús a predicar y decir. Jesús usa las mismas palabras que el Bautista (cf.
3, 2); la diferencia está en que Juan anunciaba el reino de Dios (Mc 1, 15) pensando
en el juicio divino sobre el mundo, mientras que Jesús lo proclamaba, especialmente,
con la oferta de la misericordia y el perdón del Padre a quien quisiera
acogerlo.
19 VENID (lit. aquí;
adverbio griego con valor y forma griega de imperativo) DETRÁS DE MÍ: el primer
mandamiento decía: “No vayáis detrás de otros dioses” (Dt 6, 14); Jesús dice: VENID
DETRÁS DE MÍ, y lo hace para vincularlos no precisamente a una nueva escuela al
estilo de los rabinos, sino a su persona, a la comunidad de vida con Él. //
PESCADORES DE HOMBRES: “congregadores” de hombres para ofrecerles la salvación
definitiva.
21 REPARANDO: o poniendo
en orden; o recomponiendo. Este verbo griego se usa en las cartas
del NT para una tarea propia de los “pescadores de hombres”: rehacer la armonía
entre los creyentes en Jesús: cf. 1 Co 1, 10; 2 Co 6, 1.
23 TODA GALILEA: lit. en
toda la Galilea. // ENSEÑANDO..., PREDICANDO... Y CURANDO: así resume Mt,
como en 9, 35, la actividad de Jesús; es la misma que, en orden inverso,
encomendará a los suyos (cf. 10, 1.7s). Discursos y milagros, “obras y palabras”
(Hch 1, 1), son también el esquema de Mt. // DEL REINO (se sobreentiende de
Dios): el contenido del Evangelio, de lo que se habla en el Evangelio, es
el Reino de Dios.
Notas exegéticas
de la Biblia Didajé.
4,
17 Convertíos: el griego emplea la palabra metanoia, que significa conversión
profunda del corazón acompañada de un apartamiento del pecado. Cristo llamó a
la gente a la conversión, a responder a Dios movidos por la gracia, y alejarse
del pecado para obtener así la justificación. Reino de los cielos: esta
frase en lugar de “reino de Dios” es un semitismo propio de Mateo. Este reino
describe la felicidad eterna a la que Dios llama a su pueblo. La misión de
Cristo fue establecer este reino. Cat. 1720, 1989.
4,
18 Nacido
en Betsaida, Andrés fue discípulo de Juan el Bautista antes de convertirse en
seguidor de Cristo, a quien también llevó a su hermano Pedro. Según la
tradición, predicó luego el evangelio en Grecia y fue crucificado en Patras en
una cruz con forma de X en el año 60 a.C.
4,
19 Ya
en virtud de su bautismo, todos los cristianos están llamados a un discipulado
expresado en santidad y en evangelización. Pero Dios escoge personalmente a
hombres con una vocación especial para las sagradas órdenes. Al conferir los
sacramentos, los obispos y los sacerdotes actúan en la persona de Cristo,
Cabeza (in persona Christi capitis) de su Cuerpo Místico, la Iglesia.
Cat. 878-879, 897-902.
4,
23-25 El poder sanador de Cristo era símbolo de su divinidad y el cumplimiento
de la profecía de Isaías del Siervo doliente. Cat. 1503.
Catecismo
de la Iglesia Católica.
1720 El Nuevo Testamento utiliza varias
expresiones para caracterizar la bienaventuranza a la que Dios llama al hombre:
la llegada del Reino de Dios; la visión de Dios: “Dichosos los limpios de
corazón porque ellos verán a Dios” (Mt 5, 8); la entrada en el gozo del Señor
(Mt 25, 21-23); la entrada en el descanso de Dios (Hb 4, 7-11). “Allí descansaremos
y veremos; veremos y nos amaremos; amaremos y alabaremos. He aquí lo que
acontecerá al fin sin fin. ¿Y qué otro fin tenemos, sino llegar al Reino que no
tendrá fin?” (San Agustín. La Ciudad de Dios).
1989 La primera obra de la gracia del
Espíritu Santo es la conversión, que obra la justificación según el
anuncio de Jesús al comienzo del Evangelio: “Convertíos porque el Reino de los
cielos está cerca” (Mt 4, 17). Movido por la gracia, el hombre se vuelve a Dios
y se aparta del pecado acogiendo así el perdón y la justicia de lo alto. “La
justificación no es solo la remisión de los pecados, sino también la santificación
y renovación interior del hombre” (Concilio de Trento, Sesión 6ª. Decretum
de iustificatione).
878 Es propio de la naturaleza
sacramental del ministerio eclesial tener carácter personal. Cuando los
ministros de Cristo actúan en comunión, actúan también de manera personal. Cada
uno ha sido llamado personalmente (“Tú sígueme”, Jn 21, 22) para ser, en la
misión común, testigo personal, que es personalmente portador de la
responsabilidad ante Aquel que da la misión, que actúa “in persona Christi· y
en favor de personas.
898 “Los laicos tienen como vocación
propia el buscar el Reino de Dios ocupándose de las realidades temporales y
ordenándolas según Dios. A ellos de manera especial corresponde iluminar y
ordenar todas las realidades temporales, a las que están estrechamente unidos,
de tal manera que estas lleguen a ser según Cristo, se desarrollen y sean para
alabanza del Creador y Redentor” (Concilio Vaticano II, Constitución dogmática Lumen
gentium, 31).
1503 La compasión de Cristo hacia los
enfermos y sus numerosas curaciones de dolientes de toda clase son un signo
maravilloso de que “Dios ha visitado a su pueblo” (Lc 7, 16) y de que el Reino
de Dios está muy cerca. Jesús no tiene solamente poder para curar, sino también
para perdonar los pecados: vino a curar al hombre entero, alma y cuerpo; es el
médico que los enfermos necesitan. Su compasión hacia todos los que sufren
llega hasta identificarse con ellos: “Estuve enfermo y me visitasteis” (Mt 25,
36). Su amor de predilección con los enfermos no ha cesado, a lo largo de los
siglos, de suscitar la atención muy particular de los cristianos hacia todos
los que sufren en su cuerpo y en su alma. Esta atención dio origen a
infatigables esfuerzos para aliviar a los que sufren.
Concilio Vaticano II
Vino, por tanto, el Hijo, enviado por el Padre,
quien nos eligió en Él antes de la creación del mundo y nos predestinó a ser
hijos adoptivos, porque se complació en restaurar en Él todas las cosas (cf. Ef
1, 4-5.10). Así, pues, Cristo, en cumplimiento de la voluntad de Padre,
inauguró en la tierra el reino de los cielos, nos reveló su misterio y con su
obediencia realizó la redención.
Constitución Dogmática sobre la Iglesia Lumen
gentium, 3.
San Agustín
Hay ciertos espirituales que anidan en los cedros
del Líbano; es decir, ciertos siervos de Dios que escuchan las palabras del
evangelio: Deja todas tus cosas, o vende todos tus bienes y dalos a los pobres
y tendrás un tesoro en el cielo; y ven y sígueme (Mt 19, 21). Esto lo
oyeron no solo los grandes; lo han escuchado también los pequeños; y también
los pequeños quisieron cumplirlo y hacerse espirituales: no se unen en
matrimonio, no se consumen en la preocupación de los hijos, no tienen morara
propia que les ligue, sino que eligen una forma de vida común. Pero ¿qué abandonaron
estos pájaros? En efecto, los pájaros parecen los seres más pequeños del mundo.
¿Qué abandonaron? ¿Qué dejaron que fuera grande? Un hombre se convirtió, dejó
la pobre casa paterna, apenas un lecho y un arca. Pero se convirtió, se hizo
pájaro, buscó los bienes espirituales. Bien, muy bien; no le insultemos ni le
digamos: “No has abandonado nada”. Sabemos que Pedro era pescador; cuando
siguió al Señor, ¿qué pudo abandonar? Dígase lo mismo de su hermano Andrés, de
los hijos del Zebedeo, Santiago y Juan, también ellos eran pescadores (Mt 14,
18.21).
Los Santos Padres.
Luz grande es Cristo nuestro Señor y la luminosidad de la predicación
evangélica, pero no lo era la ley, que se asemeja una lámpara. Por eso siempre
ardía una lámpara en el Tabernáculo, por la pequeñez del brillo de la ley, que
solo podía extender su propia luz a los límites judíos. De ahí que los gentiles
estuvieran en las tinieblas al no tener esta lámpara luminosa.
Cirilo de Alejandría, Fragmentos sobre el Ev. de Mateo, 34. Ia,
pg. 116.
El reino de los cielos no está en un lugar, sino en una disposición. Pues
“está dentro de nosotros”. Observa que si Juan predica que el reino de los
cielos se está acercando, Cristo Rey nos entregará a Dios y al Padre.
Orígenes, Frangmentos sobre el Ev. de Mateo, 74. Ia, pg. 119.
San Juan de Ávila
Lo que les mandan predicar es que el
rey de los cielos se ha acercado (Mt 3, 2; 4, 17) de pretérito,
que quiere decir: las leyes del Evangelio, que son conformes a las del cielo y
la gracia del Espíritu Santo, que se ganó por la muerte del Señor, Regnum
Dei non est esca et potus sed iustitia, pax et gaudium in Spiritu Sancto (cf. Rm 14, 17).
Sermón de la Fiesta de los Evangelistas. III, pg. 1087.
-Pues, padre, ¿es mucho pecar mortalmente? Confiésome,
comúlgome.
-Por cierto, de eso tengo gran duda: si te confesaste
como debías, porque al enfermo que lo curan de raíz y lo purgan del mal humor y
queda perfectamente sano, no torna fácilmente a recaer porque coma un racimo de
uvas o por otra poca cosa; y si ligeramente torna a recaer, clara cosa es que
no quedó bien sano, sino sobresano. No entendáis que el que está en gracia no
puede caer de ella y pecar, sicut aliqui haeretici dixerunt, sino que no
volverías a pecar tan ligeramente si tuvieras entero y verdadero arrepentimiento
de los pecados y firmísimo propósito de antes morir que volver a ellos por
ninguna cosa. ¿Cómo? ¿Por ver una mujer te rindes luego a la obra o al deseo?
¿Por una palabrica te embraveces como tigre cuando le llevan los hijos? “¿Piensas
que estás en gracia? Peligrosamente estás engañado.
Sermón domingo 19 después de Pentecostés. III, pg. 293-294.
San Oscar Romero.
Hay
una inquietud inmensa, hermanos; el llamamiento de la conversión ha despertado
muchos corazones que estaban dormidos en Zabulón y Neftalí, en el pecado,
pensando que la Iglesia estaba metiéndose en política, en otros campos que no
son los suyos. Y han comprendido, al fin, que no está haciendo más que predicar
el reino de Dios, el cual señala el pecado aunque el pecado se encuentre en la
política y se encuentre también en las situaciones económicas y demás
situaciones de la humanidad.
La
Iglesia no puede menos que ser la voz de Cristo, de decir: Convertíos porque el
reino de Dios está cerca y el que lo quiera aprovechar, no lo logrará si no es
convirtiéndose, arrepintiéndose de su pecado, acercándose a Dios. Este ha sido
el clamor de la Iglesia en estos últimos tiempos: la conversión. Por eso,
queridos hermanos: Convertíos. Yo el primero necesito conversión, todos
necesitamos conversión porque el Apocalipsis dice: El que es santo, santifíquese
más; el que es justo, justifíquese más y, naturalmente, el que está en pecado,
póngase en gracia de Dios, renuncie a sus injusticias, a sus egoísmos, a sus
atropellos. Póngase amigo de Dios; el pecado no lo quiere Dios.
Homilía, 22 de enero de 1978.
Papa Francisco.
«Jesús comenzó a predicar» (Mt 4,17). Así, el
evangelista Mateo introdujo el ministerio de Jesús: Él, que es la Palabra de
Dios, vino a hablarnos con sus palabras y con su vida. En este primer domingo
de la Palabra de Dios vamos a los orígenes de su predicación, a las fuentes de
la Palabra de vida. Hoy nos ayuda el Evangelio (Mt 4, 12-23), que nos dice
cómo, dónde y a quién Jesús comenzó a predicar.
1. ¿Cómo comenzó? Con una frase muy simple:
«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos» (v. 17). Esta es la base
de todos sus discursos: Nos dice que el reino de los cielos está cerca. ¿Qué
significa? Por reino de los cielos se entiende el reino de Dios, es decir su
forma de reinar, de estar ante nosotros. Ahora, Jesús nos dice que el reino de
los cielos está cerca, que Dios está cerca. Aquí está la novedad, el primer
mensaje: Dios no está lejos, el que habita los cielos descendió a la tierra,
se hizo hombre. Eliminó las barreras, canceló las distancias. No lo merecíamos:
Él vino a nosotros, vino a nuestro encuentro. Y esta cercanía de Dios con
su pueblo es una costumbre suya, desde el principio, incluso desde el Antiguo
Testamento. Le dijo al pueblo: “Piensa: ¿Dónde hay una nación tan grande que
tenga unos dioses tan cercanos como yo lo estoy contigo?” (cf. Dt 4,7). Y esta
cercanía se hizo carne en Jesús.
Es un mensaje de alegría: Dios vino a visitarnos en
persona, haciéndose hombre. No tomó nuestra condición humana por un sentido de
responsabilidad, no, sino por amor. Por amor asumió nuestra humanidad, porque
se asume lo que se ama. Y Dios asumió nuestra humanidad porque nos ama y
libremente quiere darnos esa salvación que nosotros solos no podemos darnos.
Él desea estar con nosotros, darnos la belleza de vivir, la paz del corazón, la
alegría de ser perdonados y de sentirnos amados.
Entonces entendemos la invitación directa de Jesús:
“Convertíos”, es decir, “cambia tu vida”. Cambia tu vida porque ha comenzado
una nueva forma de vivir: ha terminado el tiempo de vivir para ti mismo; ha
comenzado el tiempo de vivir con Dios y para Dios, con los demás y para los
demás, con amor y por amor. Jesús también te repite hoy: “¡Ánimo, estoy
cerca de ti, hazme espacio y tu vida cambiará!”. Jesús llama a la puerta. Es
por eso que el Señor te da su Palabra, para que puedas aceptarla como la carta
de amor que escribió para ti, para hacerte sentir que está a tu lado. Su Palabra
nos consuela y nos anima. Al mismo tiempo, provoca la conversión, nos sacude,
nos libera de la parálisis del egoísmo. Porque su Palabra tiene este poder:
cambia la vida, hace pasar de la oscuridad a la luz. Esta es la fuerza de su
Palabra.
2. Si vemos dónde Jesús comenzó a predicar,
descubrimos que comenzó precisamente en las regiones que entonces se
consideraban “oscuras”. La primera lectura y el Evangelio, de hecho, nos hablan
de aquellos que estaban «en tierra y sombras de muerte»: son los habitantes del
«territorio de Zabulón y Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán,
Galilea de los gentiles» (Mt 4,15-16; cf. Is 8,23-9,1). Galilea de los
gentiles: la región donde Jesús inició a predicar se llamaba así porque estaba
habitada por diferentes personas y era una verdadera mezcla de pueblos, idiomas
y culturas. De hecho, estaba la vía del mar, que representaba una encrucijada.
Allí vivían pescadores, comerciantes y extranjeros: ciertamente no era el lugar
donde se encontraba la pureza religiosa del pueblo elegido. Sin embargo, Jesús
comenzó desde allí: no desde el atrio del templo en Jerusalén, sino desde el
lado opuesto del país, desde la Galilea de los gentiles, desde un lugar
fronterizo. Comenzó desde una periferia.
De esto podemos sacar un mensaje: la Palabra que
salva no va en busca de lugares preservados, esterilizados y seguros. Viene en
nuestras complejidades, en nuestra oscuridad. Hoy, como entonces, Dios
desea visitar aquellos lugares donde creemos que no llega. Cuántas veces
preferimos cerrar la puerta, ocultando nuestras confusiones, nuestras
opacidades y dobleces. Las sellamos dentro de nosotros mientras vamos al Señor
con algunas oraciones formales, teniendo cuidado de que su verdad no nos sacuda
por dentro. Y esta es una hipocresía escondida. Pero Jesús —dice el Evangelio
hoy— «recorría toda Galilea […], proclamando el Evangelio del reino y curando
toda enfermedad» (v. 23). Atravesó toda aquella región multifacética y
compleja. Del mismo modo, no tiene miedo de explorar nuestros corazones,
nuestros lugares más ásperos y difíciles. Él sabe que sólo su perdón nos
cura, sólo su presencia nos transforma, sólo su Palabra nos renueva. A Él, que
ha recorrido la vía del mar, abramos nuestros caminos más tortuosos —aquellos
que tenemos dentro y que no deseamos ver, o escondemos—; dejemos que su
Palabra entre en nosotros, que es «viva y eficaz, tajante […] y juzga los
deseos e intenciones del corazón» (Hb 4,12).
3. Finalmente, ¿a quién comenzó Jesús a hablar? El
Evangelio dice que «paseando junto al mar de Galilea vio a dos hermanos […] que
estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores. Les dijo: “Venid en pos
de mí y os haré pescadores de hombres”» (Mt 4,18-19). Los primeros
destinatarios de la llamada fueron pescadores; no personas cuidadosamente
seleccionadas en base a sus habilidades, ni hombres piadosos que estaban en el
templo rezando, sino personas comunes y corrientes que trabajaban.
Evidenciamos lo que Jesús les dijo: os haré
pescadores de hombres. Habla a los pescadores y usa un lenguaje comprensible
para ellos. Los atrae a partir de su propia vida. Los llama donde están y
como son, para involucrarlos en su misma misión. «Inmediatamente dejaron las
redes y lo siguieron» (v. 20). ¿Por qué inmediatamente? Sencillamente
porque se sintieron atraídos. No fueron rápidos y dispuestos porque habían
recibido una orden, sino porque habían sido atraídos por el amor. Los
buenos compromisos no son suficientes para seguir a Jesús, sino que es
necesario escuchar su llamada todos los días. Sólo Él, que nos conoce y nos ama
hasta el final, nos hace salir al mar de la vida. Como lo hizo con aquellos
discípulos que lo escucharon.
Por eso necesitamos su Palabra: en medio de
tantas palabras diarias, necesitamos escuchar esa Palabra que no nos habla de
cosas, sino que nos habla de vida.
Queridos hermanos y hermanas: Hagamos espacio
dentro de nosotros a la Palabra de Dios. Leamos algún versículo de la Biblia
cada día. Comencemos por el Evangelio; mantengámoslo abierto en casa, en la
mesita de noche, llevémoslo en nuestro bolsillo o en el bolso, veámoslo en la
pantalla del teléfono, dejemos que nos inspire diariamente. Descubriremos
que Dios está cerca de nosotros, que ilumina nuestra oscuridad y que nos guía
con amor a lo largo de nuestra vida.
Papa Francisco. Audiencia. La pasión por la evangelización: el celo
apostólico del creyente 1. La llamada al apostolado (Mt 9, 9-13)
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Empezamos hoy un nuevo ciclo de catequesis, dedicado a un tema urgente y
decisivo para la vida cristiana: la pasión por la evangelización, es decir, el
celo apostólico. Se trata de una dimensión vital para la Iglesia: la comunidad
de los discípulos de Jesús de hecho nace apostólica, nace misionera, no
proselitista y desde el principio debíamos distinguir esto: ser misionero, ser
apostólico, evangelizar no es lo mismo que hacer proselitismo, no tiene
nada que ver una cosa con la otra. Se trata de una dimensión vital para la
Iglesia, la comunidad de los discípulos de Jesús nace apostólica y misionera.
El Espíritu Santo la plasma en salida ―la Iglesia en salida, que sale―, para
que no se repliegue en sí misma, sino que sea extrovertida, testimonio
contagioso de Jesús ―también la fe se contagia―, orientada a irradiar su luz
hasta los últimos confines de la tierra. Pero puede suceder que el ardor
apostólico, el deseo de alcanzar a los otros con el buen anuncio del Evangelio,
disminuya, se vuelva tibio. A veces parece eclipsarse, son cristianos
cerrados, no piensan en los demás. Pero cuando la vida cristiana pierde de
vista el horizonte de la evangelización, el horizonte del anuncio, se
enferma: se cierra en sí misma, se vuelve autorreferencial, se atrofia. Sin
celo apostólico, la fe se marchita. Sin embargo, la misión es el oxígeno
de la vida cristiana: la tonifica y la purifica. Emprendemos, pues, un
camino al descubrimiento de la pasión evangelizadora, empezando por las
Escrituras y la enseñanza de la Iglesia, para obtener de las fuentes el celo
apostólico. Después nos acercaremos a algunas fuentes vivas, a algunos
testimonios que han encendido de nuevo en la Iglesia la pasión por el
Evangelio, para que nos ayuden a reavivar el fuego que el Espíritu Santo quiere
hacer arder siempre en nosotros.
Y hoy quisiera empezar por un
episodio evangélico de alguna manera emblemático, lo hemos escuchado: la
llamada del apóstol Mateo, y él mismo lo cuenta en su Evangelio, en el
pasaje que hemos escuchado (cfr. 9,9-13).
Todo empieza por Jesús, el cual “ve” ―dice el texto― «un
hombre». Pocos veían a Mateo tal y como era: lo conocían como aquel que
estaba «sentado en el despacho de impuestos» (v. 9). De hecho, era un
recaudador de impuestos: es decir, uno que recaudaba tributos de parte del
imperio romano que ocupaba Palestina. En otras palabras, era un
colaboracionista, un traidor del pueblo. Podemos imaginar el desprecio que la
gente sentía por él: era un “publicano”, así se llamaba. Pero, a los ojos de
Jesús, Mateo es un hombre, con sus miserias y su grandeza. Estad atentos a
esto: Jesús no se detiene en los adjetivos, Jesús busca siempre el sustantivo.
“Este es un pecador, este es un tal para cual…” son adjetivos: Jesús va a la
persona, al corazón, esta es una persona, este es un hombre, esta es una
mujer, Jesús va a la sustancia, al sustantivo, nunca al adjetivo, olvida los
adjetivos. Y mientras entre Mateo y su gente hay distancia ―porque ellos veían
el adjetivo, “publicano” ―, Jesús se acerca a él, porque todo hombre es amado
por Dios; “¿También este desgraciado?”. Sí, también este desgraciado, es más,
Él ha venido por este desgraciado, lo dice el Evangelio: “Yo he venido por los
pecadores, no por los justos”. Esta
mirada de Jesús que es hermosa, que ve al otro, sea quien sea, como un
destinatario de amor, es el inicio de la pasión evangelizadora. Todo parte
de esta mirada, que aprendemos de Jesús.
Podemos preguntarnos: ¿cómo es nuestra mirada hacia los otros? ¡Cuántas
veces vemos los defectos y no las necesidades; cuántas veces etiquetamos a las
personas por lo que hacen o lo que piensan! También como cristianos nos
decimos: ¿es de los nuestros o no es de los nuestros? Esta no es la mirada de
Jesús: Él mira siempre a cada uno con misericordia, es más, con predilección. Y
los cristianos están llamados a hacer como Cristo, mirando como Él
especialmente a los llamados “alejados”. De hecho, el pasaje de la llamada de
Mateo se concluye con Jesús que dice: «No he venido a llamar a justos, sino a
pecadores» (v. 13). Y si cada uno de nosotros se siente justo, Jesús está
lejos, Él se acerca a nuestros límites y a nuestras miserias, para sanarnos.
Por tanto, todo empieza por la mirada de Jesús “Vio a un hombre”, Mateo. A
esto le sigue ―segundo paso― un movimiento. Primero la mirada, Jesús vio,
después el segundo paso, el movimiento. Mateo estaba sentado en el despacho
de los impuestos; Jesús le dijo: «Sígueme». Y él «se levantó y le siguió» (v.
9). Notamos que el texto subraya que “se levantó”. ¿Por qué es tan importante
este detalle? Porque en esa época quien estaba sentado tenía autoridad sobre
los otros, que estaban de pie delante de él para escucharlo o, como en ese
caso, para pagar el tributo. Quien estaba sentado, en resumen, tenía poder.
Lo primero que hace Jesús es separar a Mateo del poder: del estar
sentado recibiendo a los otros le pone en movimiento hacia los otros; no
recibe, no: va a los otros; le hace dejar una posición de supremacía para
ponerlo a la par con los hermanos y abrirle los horizontes del servicio. Esto
hace y esto es fundamental para los cristianos: nosotros discípulos de Jesús,
nosotros Iglesia, ¿estamos sentados esperando que la gente venga o sabemos
levantarnos, ponernos en camino con los otros, buscar a los otros? No es
cristiano decir: “Pero que vengan, yo estoy aquí, que vengan”. No, ve tú a
buscarlos, da tú el primer paso.
Una mirada ―Jesús vio―, un movimiento ―se levanta― y tercero, una meta. Después de haberse levantado y haber
seguido a Jesús, ¿dónde irá Mateo? Podríamos imaginar que, cambiada la vida de
ese hombre, el Maestro lo conduzca hacia nuevos encuentros, nuevas experiencias
espirituales. No, o al menos no enseguida. En primer lugar, Jesús va a su
casa; ahí Mateo le prepara «un gran banquete», en el que «había un gran
número de publicanos» (Lc 5,29) es decir, gente como él. Mateo vuelve a su
ambiente, pero vuelve cambiado y con Jesús. Su celo apostólico no empieza en
un lugar nuevo, puro, un lugar ideal, lejano, sino ahí, empieza donde vive, con
la gente que conoce. Este es el mensaje para nosotros: no debemos esperar
ser perfectos y tener hecho un largo camino detrás de Jesús para testimoniarlo;
nuestro anuncio empieza hoy, ahí donde vivimos. Y no empieza tratando de
convencer a los otros, convencer no: sino testimoniando cada día la belleza del
Amor que nos ha mirado y nos ha levantado y será esta belleza, comunicar
esta belleza la que convenza a la gente, no comunicarnos nosotros, sino al
mismo Señor. Nosotros somos los que anuncian al Señor, no nos anunciamos a
nosotros mismos, ni anunciamos un partido político, una ideología, no: anunciamos
a Jesús. Es necesario poner en contacto a Jesús con la gente, sin convencerles,
sino dejar que el Señor convenza. Como de hecho nos ha enseñado el Papa
Benedicto, «la Iglesia no hace proselitismo. Crece mucho más por atracción»
(Homilía en la misa inaugural de la V Conferencia General del Episcopado
Latinoamericano y del Caribe, Aparecida, 13 de mayo de 2007). No olvidéis esto:
cuando veáis a cristianos que hacen proselitismo, que te hacen una lista de
gente para que vayas… estos no son cristianos, son paganos disfrazados de cristianos,
pero el corazón es pagano. La Iglesia crece no por proselitismo, crece por
atracción. Una vez recuerdo que en el hospital de Buenos Aires se fueron unas
monjas que trabajaban allí porque eran pocas y no podían sacar adelante el
hospital y vino una comunidad de hermanas de Corea y llegaron, pongamos un
lunes, por ejemplo, no recuerdo el día. Tomaron posesión de la casa de las
hermanas del hospital y el martes bajaron a visitar a los enfermos del
hospital, pero no hablaban una palabra de español, solamente hablaban coreano y
los enfermos estaban felices, porque comentaban: “Buenas estas monjas, buenas,
buenas” – Pero ¿qué te ha dicho la monja? – “Nada, pero con la mirada me ha
hablado, han comunicado a Jesús”. No comunicarse a sí mismo, sino con la mirada,
con los gestos, comunicar a Jesús. Esta es la atracción, lo contrario del
proselitismo.
Este testimonio atractivo, este testimonio alegre es la meta a la que nos
lleva Jesús con su mirada de amor y con el movimiento de salida que su Espíritu
suscita en el corazón. Y nosotros podemos pensar si nuestra mirada se parece
a la de Jesús para atraer a la gente, para acercar a la Iglesia. Pensemos
en esto.
Audiencia. 11 de
enero de 2022.
Comentario al evangelio del domingo.
Exclusiva de Mateo.
-Sigue el relato de Marcos: fuente.
-Incorpora a su obra:
Evangelio de la infancia.
Texto de Isaías: justificar su traslado
desde Nazaret hasta Cafarnaúm (centro neurálgico de su ministerio).
-Cafarnaún:
Llamada a los cuatro primeros
discípulos para vivir en grupo el proyecto del Reino de Dios.
ORACIÓN JUNIORS.
EXPERIENCIA.
Busca un lugar adecuado.
El mejor es la iglesia de tu parroquia o una capilla. Si estás allí, ante
Jesucristo realmente presente en el sagrario arrodíllate y pídele que te envíe
el Espíritu Santo. Si no lo estás, también. Ora invocando el Espíritu Santo.
Sígnate y permanece en
silencio.
¿Trabajas, estudias o estás
en paro? ¿Cómo es un día en tu vida?
Mira el vídeo.
https://www.youtube.com/watch?v=X-ilSKr90NQ
Repite la visualización
las veces que lo necesites, alternándolo con silencios.
+REFLEXIÓN.
Toma la Biblia y lee :
X Lectura del santo evangelio según
san Mateo 4, 12-23.
Al enterarse Jesús
de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea. Dejando Nazaret se
estableció en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí,
para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías: “Tierra de Zabulón
y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán. Galilea de los
gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que
habitaban en tierra y sombra de muerte, una luz les brilló. Desde entonces
comenzó Jesús a predicar diciendo:
-Convertíos, porque
está cerca el reino de los cielos.
Paseando junto al
mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que
estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores. Les dijo:
-Venid en pos de mí
y os haré pescadores de hombres.
Inmediatamente
dejaron las redes y lo siguieron. Y pasando adelante vio a otros dos hermanos,
a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca
repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó. Inmediatamente dejaron
la barca y a su padre y lo siguieron. Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus
sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curanto da enfermedad y toda
dolencia en el pueblo.
¿Qué dice el texto? Reléelo
las veces que necesites, bien completo, bien el párrafo o frase que más ha
tocado tu corazón. Después de las tentaciones Jesús se dirige a Galilea y allí
comienza la etapa misionera anunciando como Juan el Bautista la conversión.
Pero esta, a diferencia del precursor no está motivada por la inminencia del Juicio
Final sino por la cercanía del Reino de Dios, es decir, la presencia de Jesús,
el rostro misericordioso, bueno y compasivo de Dios. El anuncio general se
concreta en personas que tienen un nombre y viven unas circunstancias particulares,
en un pueblo, con un trabajo y una familia. A ellos les llama a seguirle, es
decir, ponerse detrás abandonando las prioridades que han marcado sus vidas.
Detrás van quienes adoran a los dioses y Jesús no es un maestro al estilo de
los rabinos, sino el Hijo de Dios, el Dios con nosotros. Por tanto es un acto de
fe que tiene dimensiones morales, trascendencia en el desarrollo de la propia
vida. A fin de confirmar su fe realiza milagros, es decir, cumple con lo propio
de Dios: sanar y actuar de forma sobrenatural.
¿Qué te dice? Imagina
la escena y sitúate en la persona de uno de los apóstoles. ¿Cuáles son tus
redes, tus prioridades en esta vida que antepones a Jesús? Responde con
palabras a la llamada de Cristo.
COMPROMISO.
¿Qué estás dispuesto a renunciar para dedicar más tiempo a estar
con Jesús en la oración, la misa,...? Un buen compromiso sería asistir todos
los días o los que puedas a la misa de tu parroquia. Te hará un gran bien.
CELEBRACIÓN.
Como
respuesta a Jesús reza la Oración Juniors, es una oración vocacional.
GUIÓN MISA NIÑOS.
DOMINGO
IV T.O. 28 de enero de 2023.
Monición de entrada.-
Queridos
hermanos:
La
misa es la fiesta de las personas que nos sentimos pobres ante Dios.
Si
no fuese porque Dios nos alimenta con las lecturas y la comunión no podríamos
ser buenos cristianos.
Y
en esta misa de nuevo escucharemos las palabras que Jesús dijo.
Será
en una montaña y desde allí nos dirá como ser muy felices.
Señor ten piedad.-
Tú que te hiciste
pobre. Señor, ten piedad.
Tú
que moriste por nosotros . Cristo, ten piedad.
Tú
que cuidas de los que sufren. Señor, ten piedad.
Peticiones.-
Jesús, te pido por el Papa Francisco y el obispo
Enrique. Te lo pedimos, Señor.
Jesús, te pido por la misión de la Iglesia
de Valencia. Te lo pedimos, Señor.
Jesús, te pido por los cristianos, para
que seamos pobres de corazón. Señor.
Jesús, te pido por los pobres y los que
lloran, para que te sientan en su corazón Te lo pedimos, Señor.
Jesús, te pido por nosotros, para que
confiemos mucho en ti. Te lo pedimos, Señor.
Acción de gracias.-
María, tú eres como las personas que Jesús
nos ha dicho que son felices. Gracias por ser así y ayudarnos a parecernos un
poquita a ellas.
GUIÓ
MISSA D’INFANTS. DIUMENGE IV T. O. 28 de gener de 2023.
Monició d’entrada.-
Estimats
germans:
La
missa és la festa de les persones que ens sentim pobres davant Déu.
Si
no fora perquè Déu ens alimenta amb les lectures i la comunió no podríem ser
bons cristians.
I
en aquesta missa de nou escoltarem les paraules que Jesús va dir.
Serà
dalt una muntanya i des d’allí ens dirà com ser molt feliços.
Senyor, tingueu
pietat.
Vos que és féreu
pobre. Senyor, tingueu pietat.
Vos que morireu per
nosaltres. Crist, tingueu pietat.
Vos que cuideu dels
qui pateixen. Senyor, tingueu pietat.
Plegaries.-
Jesús, et demane pel Papa Francesc i el
bisbe Enrique. T’ho demane, Senyor.
Jesús, et demane per la missió de l’Església
de València. T’ho demane, Senyor.
Jesús, et demane pels cristians, perquè
siga’m pobres de cor. T’ho demane, Senyor.
Jesús, et demane pels pobres i els qui
ploren, perquè et senten al seu cor. T’ho demane, Senyor.
Jesús, et demane per nosaltres, perquè
confiem molt en tu. T’ho demane, Senyor.
Acció de gràcies.-
Maria, tu eres com les persones que
Jesús ens ha dit que són feliços. Gràcies per ser així i ajudar-nos a
semblar-nos un poc a elles.
Lectura
del llibre del profeta Sofonies 2, 3; 12-13.
Busqueu
el Senyor, tots els humils del país que compliu els seus preceptes; busqueu la
bondat, busqueu la humilitat. Potser així quedareu protegits el dia rigorós del
Senyor. Deixaré en el teu país un poble humil i pobre. La resta d’Israel
buscarà refugi en el nom del Senyor. No faran injustícies ni mentiran, no
tindran una llengua enganyadora. Podran pasturar i reposar sense que els
inquiete ningú.
Paraula
de Déu.
Sal 145
Feliços els pobres
en l’esperit:
el regne del cel
és per a ells R/.
El Senyor fa
justícia als oprimits,
dona pa als qui
tenen fam.
El Senyor
allibera els presos. R/.
El Senyor dona
la vista als cecs,
el Senyor redreça
els vençuts.
El Senyor estima
els justs;
el Senyor guarda
els forasters. R/.
El Senyor manté
les viudes i els òrfens,
i capgira els
camins dels injusts.
El Senyor regna
per sempre,
és el teu Déu,
Sió, per tots els segles. R/.
Lectura
de la primera carta de sant Pau als cristians de Corint 1, 26-31.
Germans:
Mireu
qui sou els qui heu estat cridats: als ulls dels hòmens, sou pocs els
instruïts, sou pocs els poderosos o de família noble.
Déu,
per confondre els savis, ha escollit els qui el món té per ignorants; per
confondre els forts, ha escollit els qui, als ulls del món, són gent de classe
baixa, gent de qui ningú no fa cas; per destruir els qui són alguna cosa, ha
escollit els qui no valen per a res; així ningú no pot gloriar-se davant Déu.
Però
vosaltres, per obra de Déu, teniu en Jesucrist tot allò que sou, ja que Déu ha
fet d’ell la nostra saviesa, la nostra justícia, la nostra santedat i la nostra
redempció, perquè, tal com diu l’Escriptura, “Si algú es gloria, s’haurà de
gloriar del Senyor”.
Paraula
de Déu.
X Lectura de l’Evangeli segons sant Mateu 5, 1-12a.
En aquell temps, en veure Jesús les
multituds, pujà a la muntanya, s’assegué i els deixebles se li acostaren.
Llavors es posà a parlar i els instruïa dient:
-Feliços els pobres en l’esperit: el Regne
del cel és per a ells.
Feliços els qui estan de dol: vindrà el
dia que seran consolats.
Feliços els humils: són ells els qui posseiran
el país.
Feliços els qui tenen fam i set de ser
justs: vindrà el dia que seran saciats.
Feliços els compassius: Déu els compadirà.
Feliços els nets de cor: són ells els qui
veuran Déu.
Feliços els qui posen pau: Déu els
reconeixerà com a fills.
Feliços els perseguits pel fet de ser
justs: el Regne del cel és per a ells.
Feliços vosaltres quan, per causa meua,
vos ofendran, vos perseguiran i escamparan contra vosaltres tota mena de calúmnies;
alegreu-vos-en i feu festa, perquè la vostra recompensa és gran en el cel.
Paraula del Senyor.
Sagrada
Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española.
BAC. Madrid. 2016.
Biblia
de Jerusalén. 5ª
edición – 2018. Desclée De Brouwer. Bilbao. 2019.
Nuevo
Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego de M. Iglesias González.
BAC. Madrid. 2017.
Biblia
Didajé con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016.
Catecismo
de la Iglesia Católica. Nueva Edición. Asociación
de Editores del Catecismo. Barcelona 2020.
La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia.
Ciudad Nueva. Madrid. 2006.
Riutort Mestre, P. Llibre del poble de Déu.
Gorg. València. 1975.
Pío de Luis,
OSA, dr. Comentarios de San Agustín a las
lecturas litúrgicas (NT). II. Estudio Agustiniano. Valladolid. 1986.
San Juan de
Ávila. Obras Completas I. Audi, filia – Pláticas – Tratados. BAC. Madrid.
2015.
San Juan de Ávila. Obras
Completas II. Comentarios bíblicos – Tratados de reforma – Tratados y escritos menores.
BAC. Madrid. 2013.
San
Juan de Ávila. Obras Completas III. Sermones. BAC. Madrid. 2015.
San
Juan de Ávila. Obras Completas IV. Epistolario. BAC. Madrid. 2003.
Eucaristía. Verbo Divino.
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