Lectura del libro de la Sabiduría 12,
13.16-19
Fuera de ti no hay otro Dios que cuide de todo, a quien tengas que
demostrar que no juzgas injustamente. Porque tu fuerza es el principio de la
justicia y su señorío sobre todo te hace ser indulgente con todos. Despliegas
tu fuerza ante el que no cree en tu poder perfecto y confundes la osadía de los
que lo conocen. Pero tú, dueño del poder, juzgas con moderación y nos gobiernas
con mucha indulgencia, porque haces uso de tu poder cuando quieres. Actuando
así, enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser humano y diste a tus hijos una
buena esperanza, pues concedes el arrepentimiento a los pecadores.
Textos
paralelos.
Pues fuera de ti no
hay Dios que cuide de todo.
Dt 32, 39: Pero
ahora mirad: yo soy yo / y no hay otro fuera de mí; / yo doy la muerte y la
vida, / yo desgarro y yo curo, / y no hay otro fuera de mí.
Jb 34, 13: ¿Quién le
ha encomendado a él la tierra, quién le ha confiado el universo?
Y nos gobiernas con
gran indulgencia.
Sal 115, 3: Nuestro
Dios está en el cielo / e hizo cuanto quiso.
Sal 135, 6: Todo lo
que quiere el Señor / lo hace en el cielo y la tierra, / en los mares y las
corrientes.
Notas
exegéticas.
12 16 [Demuestras tu poder ante…]
Porque posee la plenitud de la fuerza y no tiene ninguna razón para abusar de
ella Dios ejerce su justicia con entera imparcialidad y libertad, del mismo
modo su dominio soberano sobre todos los seres le autoriza a usar de clemencia
con todos. En virtud de algunos manuscritos hay quienes traducen los verbos de
este verso en tercera persona del singular. Pero el contexto desaconseja tal lectura.
12 18 O el autor se identifica con
todos los hombres, o bien esboza ya la idea de un trato de favor reservado a
los israelitas.
12 19 O “amigo del ser humano”, a
ejemplo de la sabiduría. Esta actitud corresponde al universalismo radical de los
escritos de sabiduría y encontrará una expresión nueva en el NT, ver Mt 5, 43-48.
Salmo
responsorial
Sal 85, 5-6.9-10.15-16a
R/. Tú,
Señor, eres bueno y clemente.
Porque
tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico
en misericordia con los que te invocan.
Señor,
escucha mi oración,
atiende
a la voz de mi súplica. R/.
Todos
los pueblos vendrán
a
postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán
tu nombre:
“Grande
eres tú, y haces maravillas;
tú
eres el único Dios”. R/.
Pero
tú, Señor,
Dios
clemente y misericordioso,
lento
a la cólera, rico en piedad y leal,
mírame,
ten compasión de mí. R/.
Textos
paralelos.
Rico en amor con los que te invocan.
Sal 5, 2-3: Escucha mis palabras, Señor, percibe mi susurro, / haz
caso de mis gritos de socorro, / ¡Dios mío y Rey mío! / A ti te suplico, Señor.
Todas las naciones que has hecho.
Jr 10, 6: No hay como tú, Señor; / tú eres grande, / grande es tu
fama y tu poder, / ¿quién no te temerá?
Ap 15, 4: ¿Quién no te respetará, Señor, quién no dará gloria a tu
nombre? Tú solo eres santo, y todas las naciones vendrán a adorarte en tu
presencia, porque se han revelado tus decisiones.
Sal 22, 28: Lo recordarán y se volverán hacia el Señor / todos los
confines de la tierra, / se postrarán en su presencia / las familias de los
pueblos.
Pero tu Señor, Dios clemente y misericordioso.
Ex 34, 6: El Señor pasó ante él proclamando: el Señor, el Señor,
el Dios compasivo y clemente, paciente, misericordioso y fiel.
Sal 103, 8: El Señor es compasivo y clemente, / paciente y
misericordioso.
Sal 145, 8: El Señor es clemente y compasivo, / paciente y
misericordioso.
Sal 25, 16: Vuélvete a mí y ten piedad, / que estoy solo y
afligido.
Notas exegéticas.
86 Composición del periodo helenista,
sin mucha unidad literaria, que refleja el estado anímico de los judíos
piadosos, precursores de los asideos de la época macabea.
Segunda
lectura.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 26-27
Hermanos:
El Espíritu acude en ayuda de nuestra debilidad, pues nosotros no
sabemos pedir como conviene; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con
gemidos inefables. Y el que escruta los corazones sabe cuál es el deseo del
Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios.
Textos
paralelos.
De igual manera, el
Espíritu viene también en ayuda.
2 Co 5, 7: Pues procedemos por
fe, no por visión.
Hb 11, 1: Fe es la consistencia
de lo que se espera, la prueba de lo que no se ve.
El Espíritu mismo
intercede por nosotros.
St 4, 3: O, si pedís, no lo
obtenéis porque pedís mal, para gastar en vuestros placeres.
St 4, 5: ¿O pensáis que en vano
dice la Escritura: con envidia ambiciona el espíritu que depositó en nosotros.
Rm 5, 5: Y la esperanza no
defrauda, porque el amor de Dios se infunde en nuestro corazón por el don del
Espíritu Santo.
Rm 8, 15: Y no habéis recibido
un espíritu de esclavos, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos que
nos permite clamar Abba, Padre.
Examina el interior de
las personas.
Jr 11, 20: Tú, Señor, me examinas y me
conoces; / tu sabes cuál es mi actitud contigo; / apártalos como a ovejas de
matanza, / resérvalos para el día del sacrificio.
Notas
exegéticas:
8 26 Siguiendo a Jesús y conforme a
la costumbre de los primeros cristianos Pablo recomienda la oración constante.
Él mismo ruega sin descanso por sus fieles como igualmente les pide que rueguen
por él y los unos por los otros. Además de las gracias de progreso espiritual,
estas oraciones piden la remoción de los obstáculos exteriores e interiores así
como el bien del orden social. Pablo insiste mucho sobre la oración de acción
de gracias que debe seguir a toda acción, especialmente a la comida, con ella
empieza el mismo todas las cartas y quiere que penetre las relaciones de los
cristianos entre sí. La oración de acción de gracias y de alabanza es el alma
de las asambleas litúrgicas en las que los hermanos se edifican mutuamente por
medio de cánticos inspirados. Porque la oración tiene su origen en el Espíritu
Santo, Pablo, más que reiterar los temas sapienciales tradicionales sobre las
condiciones y la eficacia de la oración insiste en la garantía que supone la
presencia del Espíritu de Cristo en el cristiano haciéndole orar con
disposiciones de hijo, mientras el mismo Cristo, a la derecha del Padre, intercede
por nosotros. En consecuencia, el Padre otorga su favor en forma sobreabundante.
Los cristianos son los que invocan el nombre de Jesucristo.
Evangelio.
X Lectura del santo evangelio según
san Mateo 13, 24-43
En aquel tiempo, Jesús propuso
otra parábola a la gente diciendo:
-El reino de los cielos se
parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras los
hombres dormían, un enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó.
Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña.
Entonces fueron los criados a decirle al amo: “Señor, ¿no sembraste buena
semilla en el campo? ¿De dónde sale la cizaña? Él les dijo: “Un enemigo lo ha
hecho”. Los criados le preguntan: “¿Quieres que vayamos a arrancarla?” Pero él
les respondió: “No, que al recoger la cizaña podéis arrancar también el trigo.
Dejadlos crecer juntos hasta la siega y cuando llegue la siega diré a los
segadores: arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla y el trigo
almacenadlo en mi granero”.
Les propuso otra parábola.
-El reino de los cielos se
parece a un grano de mostaza que uno toma y siembra en su campo; aunque es la
más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se
hace un árbol hasta el punto de que vienen los pájaros del cielo a anidar en
sus ramas.
Les dijo otra parábola:
-El reino de los cielos se
parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, hasta que
todo fermenta.
Jesús dijo todo esto a la gente
en parábolas y sin parábolas no les hablaba nada, para que se cumpliera lo
dicho por medio del profeta:
-Abriré mi boca diciendo
parábolas; anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo.
Luego dejó a la gente y se fue
a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle:
-Explícanos la parábola de la
cizaña en el campo.
Él les contestó:
-El que siembra la buena
semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los
ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que
la siembra es el diablo; la cosecha es el final de los tiempos y los segadores
los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se echa al fuego, así será el
final de los tiempos: el Hijo del hombre envidará a sus ángeles y arrancarán de
su reino todos los escándalos y a todos los que obran iniquidad, y los arrojarán
al horno del fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los
justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que
oiga.
Textos
paralelos.
Dejad que ambos crezcan
hasta la siega.
Ap 14, 15: Salió otro ángel del
templo y gritó en voz alta al que estaba sentado en la nube: Mete la hoz y siega
porque llegó la hora de la siega, cuando la mies de la tierra está madura.
// Mc 4, 30-32: Decía también: “¿Con
qué compararemos el reinado de Dios? ¿con qué parábola lo explicaremos? Con una
semilla de mostaza: cuando se siembra en tierra, es la más pequeña de las
semillas; después de sembrada crece y se hace más alta que las demás hortalizas,
y echa ramas tan grandes, que las aves pueden anidar a su sombra.
// Lc 13, 18-19: Les decía: “¿A
quién se parece el reino de Dios?, ¿a qué lo compararé? Se parece a un grano de
mostaza que un hombre toma y siembra en el huerto; crece, se hace un arbusto y
las aves anidan en sus ramas.
A un grano de mostaza.
Mt 17, 20: Les contestó: “Por
vuestra poca fe. Os aseguro que, si tuvierais fe como un grano de mostaza,
diríais a aquel monte que se trasladara allá, y se trasladaría.
Es mayor que las
hortalizas.
Ez 17, 23: Echará ramas, dará
fruto / y llegará a ser un cedro magnífico, / anidarán en él todos los pájaros,
/ a la sombra de su ramaje / anidarán todas las aves.
Sal 104, 12: Junto a ellos
habitan las aves del cielo. / Desde las frondas envían su canción.
Dn 4, 9: Su follaje era hermoso
/ de sus frutos copiosos / se alimentaban todos, / bajo él se guarecían / las
fieras agrestes / y en su ramaje anidaban / las aves del cielo; / sustentaba a
todos los vivientes.
Dn 4, 18: De hermoso follaje y
frutos copiosos que sustentaban a todos, a cuya sombra habitaban las fieras
agrestes y en cuyo ramaje anidaban las aves del cielo.
Todo esto dijo Jesús en
parábolas.
// Mc 4, 33-34: Con muchas
parábolas les exponía el mensaje, adaptado a su capacidad. Sin parábolas no les
exponía nada; pero en privado, a sus discípulos, les explicaba todo.
Mt 13, 3: Les explicó muchas
cosas con parábolas.
Abriré con parábolas mi
boca.
Sal 78, 2: Que voy a abrir la
boca a una parábola, / haré brotar enigmas del pasado.
Anunciaré lo que estaba
oculto.
1 Co 2, 7: Proponemos la sabiduría
de Dios, misterio oculto, decidido por Dios, desde antiguo para vuestra gloria.
La cizaña son los hijos
del maligno.
1 Jn 3, 10: Quienes son hijos
de Dios y quienes del diablo se demuestra así: quien no practica la justicia ni
ama a su hermano no procede de Dios.
El enemigo que la sembró.
Mt 4, 1: Entonces Jesús, movido
por el Espíritu, se retiró al desierto para ser puesto a prueba por el Diablo.
La siega es el fin del
mundo.
Jl 4, 13: Mano a la hoz, madura
está la mies: / venid y pisad, repleto está el lagar; / rebosan las cubas, /
porque abunda su maldad.
Ap 14, 15-16: Salió otro ángel
del templo y gritó en voz alta al que estaba sentado en la nube: Mete la hoz y
siega porque llegó la hora de la siega, cuando la mies de la tierra está bien
madura.
Todos los escándalos y a los
que actúan inicuamente.
So 1, 3: Acabaré con hombres y
animales, / acabaré con las aves del cielo / y los peces del mar, / (con los
escándalos y los malvados); / extirparé a los hombres / de la superficie de la
tierra / – oráculo del Señor.
Mt 7, 23: Y yo entonces les
declararé: Nunca os conocí: apartaos de mí, malhechores.
Los arrojarán al horno.
Dn 3,6: El que no se postre en
adoración al punto arrojado dentro del horno encendido abrasador.
Mt 8, 12: Mientras que los
ciudadanos del reino serán expulsados a las tinieblas de fuego. Allí será el llanto
y el rechinar de dientes.
Entonces los justos
brillarán.
Ap 21, 8: En cambio, los cobardes
y desconfiados, los depravados y asesinos, los fornicarios y hechiceros, los
idólatras y embusteros de toda clase tendrán su lote en el foso de fuego y
azufre ardiente (que es la muerte segunda).
Jc 5, 31: ¡Perezcan así, Señor,
tus enemigos! / ¡Tus amigos sean fuertes como el sol al salir!
2 S 23, 4: Es como luz del alba
al salir el sol, / mañana sin nubes tras la lluvia, / que hace brillar la
hierba del suelo.
El que tenga oídos que
oiga.
Dn 12, 3: Los justos brillarán
/ como brilla el firmamento, / y los que convierten a los demás, / como
estrellas, perpetuamente.
Notas
exegéticas Biblia de Jerusalén.
13 24 Esta parábola habla solo ya de
la tierra buena y prolonga el tiempo hasta la cosecha. Así, y tal vez como
respuesta a los impacientes (como Juan Bautista) pone de relieve la existencia
de un tiempo intermedio e invita a la paciencia en espera del juicio y la victoria
de Dios.
13 25 Sustantivo colectivo (original
en plural) que designa a las plantas nocivas para la agricultura: cardos,
espinas, etc. De referirse a una sola planta (sg. dsidasanion), podría tratarse
del lolium temudentum. Las malas hierbas se dejaban secar y eran después
utilizadas como combustible.
13 30 Imagen bíblica tradicional que
simboliza el juicio final de los tiempos.
13 31 Contraste entre la pequeñez del
comienzo y el esplendor del final (como en la siguiente parábola de la
levadura). El crecimiento solo es mencionado en un inciso. La parábola se
inspira en Ez 17, 23 (el ramo de cedro convertido en cedro magnífico) y en Dn
4, 9-18 (las aves del cielo). Su lección es una visión de fe: reconocer a
través de los modestos comienzos de Jesús, mucho más modestos que los de otros
reformadores de Israel, el esplendor del final.
13 35 Varios testigos omiten “del
mundo” – A diferencia del primer motivo explicativo de las parábolas, este
segundo vincula el género parabólico al modo necesario de la revelación de los
misterios divinos.
13 38 “Los hijos del Reino” y “los
hijos del Maligno”, semitismo con sentido de “adepto”.
13 43 Al Reino del Hijo (reino
mesiánico) del v. 41 sucede el Reino del Padre, a quien el Hijo entrega los
elegidos salvados por él.
Notas
exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica
24-30 Pequeño tratado de
eclesiología: 1º) El reino definitivo de Dios tiene un primer estadio en la
tierra: es la Iglesia, compuesta no solamente de justos y predestinados, sino
de buenos y malos, de trigo y cizaña. 2º) El reino de Dios en la Iglesia
incluye elementos internos y espirituales y elementos externos y visibles, como
el trigo y la cizaña se ven externamente y se aprecian sus diferencias. 3º)
Perennidad de la Iglesia: la coexistencia trigo-cizaña será la “economía” que
durará hasta la segunda venida del Señor; esa perennidad exige una continuación
de los sucesores de los apóstoles, no se cumple solo por la mera continuidad de
sus escritos.
24 PARÁBOLA: o enigma.
SE PARECE: en griego hay un aoristo,
que puede equivaler a un perfecto semítico empleado para verdades generales.
Propiamente, el reino de los cielos no se parece A UN HOMBRE, sino que con el
reino de los cielos ocurre lo que ocurrió a un hombre que… La fórmula
inicial de muchas parábolas – se parece a; o se parecerá a; o es
parecido a – traduce un le arameo, que abrevia lo que nosotros
diríamos así: “Con el reino de los cielos pasa algo parecido a lo que aquel
hombre que…, a lo que le ocurrió que…”.
27 FUERON A DECIRLE: lit. habiéndose
acercado… dijeron a él.
28-29 El primero DIJO está, lit., en imperfecto (decía); el segundo es
un prsente histórico o narrativo (dice).
QUE VAYAMOS A RECOGER, lit. que
habiendo ido recojamos a ella.
Frente a la buena intención
precipitada de los siervos, está la paciencia respetuosa del dueño del campo,
ejemplo para nosotros: “Si sois buenos, soportad con ecuanimidad a los malos;
porque el que no soporta a los malos, él mismo, por su intolerancia testifica que
no es bueno, pues renuncia a ser Abel quien no es probado por la malicia de
Caín. Así en la era, durante la trilla, el grano se ve oprimido por la paja;
así nacen las flores entre las espinas, y la rosa, que da su aroma, crece con la
espina que hiere” (San Gregorio Magno).
30 Cf. Hermas. El Pastor (Similitudes)
III, 2-3: “El siglo presente, para los justos, es invierno: no se manifiestan,
viviendo como viven entre pecadores; pues, como los árboles en el invierno se
parecen [entre sí] cuando han perdido las hojas, y no se ve cuáles están secos
y cuáles tienen vida, así tampoco se ve en este siglo quienes son justos y
quienes pecadores”. Esta afirmación no dice todo, pues sigue siendo verdad que “por
sus frutos los reconoceréis” (Mt 7, 16.20).
31-32 Dos breves parábolas de
contraste entre los modestos comienzos del reino de Dios al venir su Hijo a la
tierra, y el desarrollo de la Iglesia al final de la historia.
31 Lit.: …de mostaza, al cual
habiendo cogido un hombre sembró en el campo de él; esta estructura se
repite en el v. 33.
33 COGE… PARA HACERLA DESAPARECER: lit.
habiendo cogido… ocultó.
TRES MEDIDAS: lit. tres satos
(unos 13 x 3 libros).
HASTA QUE FERMENTA TODO: la
frase (lit. hasta que fue fermentado todo) es elíptica (habría que
completar: … y está allí actuando oculta hasta que fermenta todo) y se fija
solo en la acción inicial y el resultado final. Pero quizás hay que tener en
cuenta que HASTA QUE (en griego heôs hoû) parece traducir el arameo ‘ad
dî, que puede equivaler a nuestra conjunción “y” (cf. Mt 1, 25): “Para
hacerla desaparecer entres medidas de harina, y fermenta todo.
24 AQUEL GENTÍO: lit. las
muchedumbres.
35 LO ANUNCIADO, se sobreentiende, por
Dios.
ENIGMAS: PARÁBOLAS.
36 FUE A LA CASA: ¿a su casa?
37 EL RESPONDIÓ ASÍ: lit. y él
habiendo respondido dijo.
38 LOS HIJOS DEL REINO, los relacionados
íntimamente con el reino de Dios son, en este caso, los discípulos.
LOS HIJOS DEL MALVADO: los
relacionados íntimamente con el diablo, “los malos”.
41 LOS [QUE SON] PIEDRA DE
ESCÁNDALO, ocaión de tropiezo para los demás, es decir, los escandalosos.
Aplicado a personas, el vocablo griego skándalon es raro (no se
encuentra en el griego profano, en Salmos de Salomón 4, 2 tenemos un caso: el Señor
“nos guardará de todo escándalo malhechor”, es decir, de toda persona
escandalosa; por metonimia se aplica a quien hace caer a otros: así también
Simón fue escándalo para Jesús.
LOS QUE HACEN EL MAL: los obradores
de iniquidad; esa maldad es, lit., transgresión de la ley (en griego
anomía). En nuestra lengua, el término directo para calificar a esas
personas sería delincuente.
42 HORNO DE FUEGO es lo mismo que “horno
encendido”, “horno ardiendo”.
Notas
exegéticas desde la Biblia Didajé:
13, 24-30 La cizaña en esta parábola está
relacionada con los malhechores impertinentes que se niegan a arrepentirse. Pero
la cizaña también puede referirse también a nuestras imperfecciones. La Iglesia
está compuesta de pecadores que pasan apuros, algunos de los cuales se
esfuerzan por llevar una vida virtuosa. En esta parábola, la cizaña del pecado
y el trigo de la santidad coexisten en cada uno de nosotros hasta el final de
los tiempos. Nuestra propia fecundidad dependerá en último término del deseo y
anhelo de una estrecha amistad con Cristo en fidelidad a sus enseñanzas. Cat
827.
13, 33 Se compara a los cristianos con
la levadura por el efecto transformador que tienen en el mundo. Cat. 897, 903,
928-930.
Catecismo
de la Iglesia Católica.
827 Todos los miembros de la Iglesia, incluso sus ministros, deben
reconocerse pecadores. En todos, la cizaña del pecado todavía se encuentra
mezclada con la buena semilla del Evangelio hasta el fin de los tiempos. La
iglesia, pues, congrega a pecadores alcanzados ya por la salvación de Cristo,
pera aún en vías de santificación.
Concilio Vaticano II
La Sagrada Escritura, con la que está de acuerdo la experiencia de
siglos, enseña a la familia humana que el progreso humano, que es un gran bien
del hombre, lleva consigo, sin embargo, una gran tentación: la de que los
individuos y los grupos, turbada la jerarquía de valores y mezclado el bien con
el mal, miren solo sus intereses propios y no los de los demás. Lo que hace que
el mundo no sea ya espacio de verdadera fraternidad, mientras el poder
acrecentado de la humanidad amenaza con destruir el propio género humano.
A través de toda la historia del hombre se extiende una dura batalla
contra los poderes de las tinieblas que, iniciada ya desde el origen del mundo,
durará hasta el último día según dice el Señor (cf. Mt 24, 13). Inserto en esta
lucha, el hombre debe combatir continuamente para adherirse al bien, y no sin
grandes trabajos, con la ayuda de la gracia de Dios, es capaz de ignorar la
unidad en sí mismo.
Por ello, la Iglesia de Cristo, confiando en el designio del creador,
reconociendo que el progreso humano puede servir a la verdadera felicidad de
los hombres, no puede, sin embargo, dejar de hacer resonar las palabras del
Apóstol: “No queráis vivir conforme a este siglo” (Rm 12, 2), es decir,
conforme a aquel espíritu de vanidad y malicia que cambia la actividad humana,
ordenada al servicio de Dios y del hombre, en instrumento de pecado.
Por consiguiente, si alguien pregunta cómo se puede superar aquella
miseria, los cristianos proclamarán que todas las actividades del hombre, que
la soberbia y el amor desordenado de sí mismo ponen cada día en peligro, deben
ser purificadas y llevadas a la percepción por la cruz y la resurrección de
Cristo. Pues, redimido por Cristo y hecho criatura nueva en el Espíritu Santo,
el hombre puede y debe amar las cosas mismas creadas por Dios. Pues de Dios las
recibe y mira y respeta como provenientes de la mano de Dios. Dando gracias por
ellas a su Bienhechor, y usando y gozando de las criaturas con pobreza y
libertad de espíritu, entra en la verdadera posesión del mundo como quien no
tiene nada y lo posee todo (cf. 2 Co 6, 10). “Pues todas las cosas son
vuestras, vosotros de Cristo, Cristo de Dios” (1 Co 3, 23).
Constitución Gaudium et spes, 37.
Los Santos Padres.
Pregúntate con interés si puedes entender la
expresión “la buena semilla son los hijos del reino”, de manera diferente a la
indicada más arriba, donde se dice que todo lo bueno que nace en el alma es
sembrado por la Palabra de Dios, “que estaba en el principio de Dios” (Jn 1, 2)
y que es el fruto del reino de Dios, pues las sanas doctrinas sobre cualquier
cuestión constituyen a los hijos del reino.
Pero mientras las personas duermen, no cumplen los
mandatos de Jesús, pues dice: “Vigilad y orad para que no caigáis en la
tentación” (Mt 26, 41), y el diablo, que es el enemigo, siembra la llamada cizaña,
las doctrinas perversas, es decir, lo que algunos llaman pensamientos
naturales, entre las buenas semillas esparcidas por la Palabra. Según esta
interpretación, el campo significaría el mundo entero y no solo la Iglesia de
Dios, porque es en el mundo entero donde el Hijo del hombre ha sembrado la
buena semilla y el enemigo la cizaña, o sea, las doctrinas malas que por su
maldad son los hijos del malvado.
Orígenes, Comentarios al Ev. de Mateo, 10, 2.
1a, pg. 361-362.
Ved lo que preferimos ser en su campo; considerad
cómo nos hallará la siega. El campo, que es el mundo, es la Iglesia difundida
por el mundo. Quien es trigo, persevere hasta la siega; los que son cizaña, háganse
trigo.
Tolerad en el campo lo que no tendréis con vosotros
en el granero.
Agustín, Sermones, 73. 1a, pg. 362.
El Señor se compara a un grano de mostaza, la más
activa y pequeña de todas las semillas, pero dotado de una fuerza y vigor que
solivianta las tribulaciones e instigaciones. Una vez sembrado en el campo, es
decir, cuando ha sido hecho prisionero por el pueblo y entregado a la muerte,
este grano fue sepultado como en un campo en el que su cuerpo se encuentra a
manera de semilla y ha crecido más que todas las hortalizas, elevándose por
encima de toda la gloria de los profetas.
Hilario de Poitieres, Sobre el Ev. de Mateo, 13, 4. 1a, pg. 366.
San Jerónimo.
24. 25 A esta segunda parábola no le sigue inmediatamente una explicación, sino
que se la comenta después de las otras parábolas. Aquí es propuesta y luego,
una vez despedida la multitud, entran a la casa y los discípulos se le acercan
y le piden: Explícanos la parábola de la cizaña del campo, etc. Por
tanto no debemos, por un deseo prematuro de comprender buscar su sentido antes de
que el Señor la comente.
31.32 El Reino de los cielos es la predicación del Evangelio y el conocimiento
de las Escrituras que conduce a la vida. Este Reino, pues, s semejante a un
grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo. En este hombre
que siembra en su campo muchos ven al Salvador porque siembra en las almas de
los fieles. Otros piensan que es el hombre mismo que siembra en su campo, es
decir, en sí mismo, en su corazón. ¿Quién es el que siembra sino nuestra
inteligencia, nuestra alma que al recibir el grano de la predicación y fecundarlo
la siembra por la humedad de la fe la hace multiplicarse en el campo de su
corazón. La predicación del Evangelio es la menor de todas las doctrinas. A primera
vista no parece verosímil esta doctrina que predica a un Dios hombre, un Cristo
muerto y el escándalo de la cruz. Compara esta doctrina con los principios de
los filósofos, con sus libros, con el esplendor de su elocuencia y su estilo
armonioso y verás cuán inferior a las otras es la semilla del sembrador del
Evangelio. Pero aquellos cuantos crecen no muestran ningún vigor, ninguna vida,
ninguna vitalidad. Totalmente flácidos, marchitos, producen legumbres y hierbas
que pronto se secan y caen por tierra. En cambio esta predicación que al
principio parecía insignificante, una vez sembrada en el alma del creyente en
todo el mundo, no crece como legumbre sino que se desarrolla hasta hacerse
árbol de modo que las aves del cielo – por las que debemos entender las almas
de los creyentes o bien las potencias sometidas al servicio de Dios –, vienen a
habitar en sus ramas.
33. El Reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer. Esta mujer que tomó levadura y
la metió en tres medidas de harina hasta que fermentara todo, me parece que es
la predicación apostólica, o bien la Iglesia que ha sido congregada a partir de
muchos pueblos. Esta toma la levadura, a saber el conocimiento y la comprensión
de las Escrituras y lo mete en tres medidas de harina para que unificados el
espíritu, el alma y el cuerpo no estén en desacuerdos, sino que unidos dos o
tres, obtengan del Padre todo lo que le han pedido.
Según este filósofo [Platón] nuestra razón tiene su sede en el cerebro,
la ira en la hiel y el deseo en el hígado. Por tanto si hemos recibido la
levadura evangélica de las santas Escrituras de las que hablamos más arriba,
las tres pasiones del alma humana van en una misma dirección para que por la
razón tengamos prudencia, por la ira, odio a los vicios, por la concupiscencia,
el deseo ardiente de las virtudes; y esto sucede gracias a la doctrina evangélica
que nos proporcionó nuestra madre la Iglesia.
Aun mencionaré una tercera interpretación de algunos, para que el lector
atento tenga más posibilidad de elegir la que le agrada. En esta mujer ellos
ven también a la Iglesia que mezcló la fe del hombre con tres medidas de
harina: la creencia en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo. Cuando todo
está fomentado formando una unidad nos conduce al conocimiento no de un triple Dios
sino de una única divinidad.
35 Para que se cumpliese el oráculo del profeta, he leído en varios ejemplares
y un lector atento tal vez podría encontrarle, el siguiente texto: “Lo que dice
el profeta Isaías” [Códice Sinaitico descubierto en 1884 en el
monasterio de santa Catalina del monte Sinaí]. Como esto no se encuentra en
modo alguno en Isaías, pienso que mkás tarde fue suprimido por personas
entendidas. Me parece que el texto primitivo era: “Como dice el profeta Asaf”.
El primer copista no comprendió el nombre de Asaf, pensó que se trataba de un
error de copista y corrigió con el nombre de Isaías que le era más familiar.
Hemos de saber que en los salmos, himnos y cánticos de Dios, deben ser llamados
profetas no solo David, sino también los otros cuyos nombres aparecen en los
títulos, a saber, Asaf, Iditún, Héman el Ezraíta, Etán, los hijos de Coré y los
otros que menciona la Escritura.
37. En los hombres que duermen has de entender a los maestros de las
iglesias. En los siervos del padre de familia no entiendas sino a los ángeles
que ven cada día el rostro del Padre. El diablo es llamado hombre enemigo
porque cesó de ser dios. En el salmo nueve se dice acerca de él: Levántate,
Señor, que el hombre no triunfe. Por tanto no duerma el que ha sido puesto
a la cabeza de una iglesia, no sea que por su negligencia el hombre enemigo
venga después a sembrar cizaña, es decir, doctrinas heréticas.
Dejad que ambos crezcan juntos. Por eso el Señor nos advierte que cuando se
trata de algo ambiguo no hay que pronunciar de inmediato una condenación sino
reservar la decisión a Dios que es Juez.
San Agustín.
Él les explicó [a los siervos] de donde procedía [la cizaña]. Sin embargo,
no permitió que la arrancasen antes de tiempo. Aunque los siervos mismos estaban
airados contra la cizaña, con todo pidieron el consejo y la orden del dueño.
Les disgustaba el ver la cizaña entre el trigo; pero veían que si hacían algo
por su propia cuenta aun en el arrancar la cizaña, ellos mismos iban a ser contados
entre la cizaña.
El Señor exige ahora de nosotros, la paciencia que presenta en sí mismo,
al decirte: “Sí yo quisiera juzgar ahora, ¿podría equivocarme, acaso? Si, pues,
yo que siempre juzgo rectamente y no puedo equivocarme retardo mi juicio, ¿te
atreves a juzgar antes de tiempo, tú que ignoras cómo serás juzgado?”. Ved,
hermanos, como el dueño no permitió a aquellos siervos que querían arrancar la
cizaña antes de tiempo que lo hicieran ni siquiera en la siega.
Tú, hombre limitado por la carne, que llevas la carne, o que, tal vez, no
eres más que carne, es decir, carne en el cuerpo y carne en el espíritu, ¿te
atreves a usurpar antes de tiempo un oficio, que ni siquiera en la siega será
tuyo?
Ahora, pues, no es el tiempo de la separación, sino el de la tolerancia. Y
no decimos esto, hermanos, para que dormite el afán de corregir. Al contrario,
para no llegar como incautos a aquel juicio, o como ciegos que descuidaron su
ceguera; para que no nos encontremos repentinamente a la izquierda: con esta
finalidad, impóngase la disciplina, pero no se anticipe el juicio.
San Juan de la Cruz.
Todo lo cual le viene porque al principio no fue negando el gusto de
aquellas cosas sobrenaturales; del cual, como al principio es poco o no es tan
malo, no se recata tanto el alma, y déjale estar y crece, como el grano de
mostaza en árbol grande (Mt 13, 32). Porque pequeño yerro, como dicen, en el
principio, grande es en el fin.
3 Subida al Monte Carmelo 10, 3.
Y lo cual aquí goza el alma no hay más que decir, sino que allí siente
cuán bien comparado está en el evangelio el reino de los cielos al grano de
mostaza, que por su gran calor, aunque pequeño, crece en árbol grande (Mt 13, 31); pues que el alma se ve hecha como
un inmenso fuego de amor que nace de aquel punto encendido del corazón del
espíritu.
Llama de amor viva 2, 11.
San Juan de Ávila.
Cierto, entiendo que no hay otro que el sembrador de cizaña ha sido el auctor
de que en esto haya habido tanto olvido en las provincias y obispados, para
que, faltando este modo de cultivar la tierra y viña del Señor, pudiese el adversario
más a su salvo sembrar la cizaña de los vicios y se fuese secando el trigo (cf.
Mt 13, 24ss) de los buenos estatutos y santos cánones antiguos, dejando de
tener su fuerza per non usum. Como se ve, y claro que, aunque no
tuvieran los sínodos fructo alguno otro sino tener en pie lo ya mandado y
detener la turba de los malos que no pueda del todo atropellarlos y anularlos,
es fructo muy digno de trabajo grande y de cuidado.
Advertencias al concilio de Toledo. II, pg. 664-665.
Porque el cuerpo de los malos y cada uno de ellos, se llama diablo, como
parece por Judas, por el cual dijo el Señor: Uno de vosotros es el diablo (Jn
6, 71). Y por consiguiente, hablando del demonio, le llamó el Señor el hombre
enemigo (cf. Mt 13, 25). Porque el demonio y los suyos son un cuerpo y una
persona mística, y se comunican los nombres de él a ellos y de ellos a él.
¡Miserable género humano debajo de tales cabezas, que les causaban abominable
deshonra y gravísimo daño!
Sermón en la infraoctava del Corpus. III, pg. 687.
Aquí el Señor amansa nuestros pecados; aquí da fuerza a nuestra ánima
para que de aquí adelante no caiga en ellos; aquí sana nuestras enfermedades
e imperfecciones. Aquí nos junta consigo; aquí se nos da Él mismo en
prendas de que viviremos para siempre con él; porque es la levadura que se echó
en las tres medidas de harina (Mt 13, 33) para que el pan fuese sazonado
fuese gustoso el Señor y fuera de este sacratísimo cuerpo no hay vida ni salud,
en las buenas obras; no hay gracia, ni gloria, ni bien alguno. Porque ansí como
la fuente de la lumbre es el sol, y en el mar se juntan las aguas, así en este
poderosísimo Señor están juntos todos los bienes, y quien lo recibe puede
decir: Todos los bienes me vinieron con Él (cf. Sab 7, 11).
Sermón en la infraoctava del Corpus. III, pgs. 585-586.
San Oscar Romero. Homilía.
Este es el comentario del trigo y la cizaña. Dios ha sembrado bondad.
Ningún niño ha nacido malo. Todos hemos sido llamados a la santidad. Valores
que Dios ha sembrado en el corazón del hombre y que los actuales, los
contemporáneos, ¡tanto estiman!, no son piedras raras, cosas que nacen
continuamente. ¿Por qué entonces hay tanta maldad? Porque los ha corrompido la
mala inclinación del corazón humano y necesitan purificación. La vocación del
hombre pues, primigenia, original, es la bondad. Todos hemos nacido para la
bondad. Nadie nació con inclinaciones a hacer secuestros; nadie nació con
inclinaciones para ser un criminal; nadie nació para ser un torturador; nadie
nació para ser un asesino; todos nacimos para ser buenos, para amarnos, para
comprendernos. ¿Por qué entonces Señor, han brotado en tus campos tantas
cizañas? El enemigo lo ha hecho, dice Cristo. El hombre dejó que creciera en su
corazón la maleza, las malas compañías, las malas inclinaciones, los vicios.
Queridos jóvenes, ustedes que están en el momento en que la vocación se
decide, piensen que todos hemos sido llamados a la bondad, y que lo que está
dejando a ustedes los jóvenes, esta edad madura -a la que yo también pertenezco
y tengo que lamentar dejarles en herencia tanto egoísmo, tanta maldad. Ustedes
renueven, trigo nuevo, cosechas recién sembradas, campos todavía frescos con la
mano de Dios, niños jóvenes, sean ustedes un mundo mejor, obedezcamos en cambio
todos, a la segunda vocación: La conversión.
Homilía, 23
de julio de 1978.
Papa Francisco. Angelus.
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En el Evangelio de hoy (cfr. Mt 13, 24-43) nos
volvemos a encontrar a Jesús hablando a la multitud en parábolas sobre el Reino
de los cielos. Me detengo solamente en la primera, la de la cizaña, a través
de la cual nos hace conocer la paciencia de Dios, abriendo nuestro corazón a la
esperanza.
Jesús cuenta que, en el campo en el que se ha
sembrado la semilla buena, brota también la cizaña, un término que resume todas
las malas hierbas, que infestan el terreno. Entre nosotros, podemos decir que
también hoy el terreno está devastado por muchos herbicidas y pesticidas, que
al final también hacen mal tanto a la hierba, como a la tierra y a la salud.
Pero esto, entre paréntesis. Los siervos entonces van donde el amo para saber
de dónde viene la cizaña, y él responde: «Algún enemigo ha hecho esto» (v. 28).
¡Porque nosotros hemos sembrado trigo bueno! Un enemigo, uno que hace la
competencia, ha venido a hacer esto. Ellos quieren ir enseguida a arrancar la
cizaña que está creciendo, sin embargo el amo dice que no, porque se corre el
riesgo de arrancar juntas las malas hierbas —la cizaña— y el trigo. Es
necesario esperar el momento de la cosecha: solo entonces se separan y la cizaña
será quemada. Es también una historia de sentido común.
En esta parábola se puede leer una visión de la
historia. Junto a Dios —el amo del campo— que esparce siempre y solo semilla
buena, hay un adversario, que esparce la cizaña para obstaculizar el crecimiento
del trigo. El amo actúa abiertamente, a la luz del sol, y su propósito es una
buena cosecha; el otro, el adversario, sin embargo, aprovecha la oscuridad de
la noche y obra por envidia, por hostilidad, para arruinar todo. El adversario
tiene un nombre: es el diablo, el opositor de Dios por antonomasia. Su
intención es obstaculizar la obra de salvación, para que el Reino de Dios sea
obstaculizado por trabajadores injustos, sembradores de escándalos. De hecho, la
buena semilla y la cizaña no representan el bien y el mal de forma abstracta,
sino a nosotros los seres humanos, que podemos seguir a Dios o al diablo.
Muchas veces, hemos escuchado que una familia que estaba en paz, después han
comenzado las guerras, las envidias… Un barrio que estaba en paz, después han
empezado cosas feas… Y nosotros estamos acostumbrados a decir: “Alguien ha
venido ahí a sembrar cizaña”, o “esta persona de la familia, con los chismes,
siembra cizaña”. Siempre es sembrar el mal lo que destruye. Y esto lo hace
siempre el diablo o nuestra tentación: cuando caemos en la tentación de
chismorrear para destruir a los otros.
La intención de los siervos es la de eliminar
enseguida el mal, es decir a las personas malvadas, pero el amo es más sabio,
ve más lejos: estos deben saber esperar, porque soportar las persecuciones y
las hostilidades forma parte de la vocación cristiana. El mal, por supuesto,
debe ser rechazado, pero los malvados son personas con las que hay que tener
paciencia. No se trata de esa tolerancia hipócrita que esconde ambigüedad,
sino de la justicia mitigada por la misericordia. Si Jesús ha venido a
buscar a los pecadores más que a los justos, a curar a los enfermos antes que a
los sanos (cfr. Mt 9,12-13), también nuestra acción como sus discípulos debe
estar dirigida no para suprimir a los malvados, sino para salvarlos. Y ahí, la
paciencia.
El Evangelio de hoy presenta dos modos de actuar y
de vivir la historia: por un lado, la mirada del amo, que ve lejos;
por otro, la mirada de los siervos, que ven el problema. Los criados
se preocupan por un campo sin malezas, el amo se preocupa por el buen trigo.
El Señor nos invita a asumir su misma mirada, la que mira al buen trigo, que
sabe custodiarlo también en las malas hierbas. No colabora bien con Dios
quien se pone a la caza de los límites y de los defectos de los otros, sino
más bien quien sabe reconocer el bien que crece silenciosamente en el campo
de la Iglesia y de la historia, cultivándolo hasta la maduración. Y entonces
será Dios, y solo Él, quien premie a los buenos y castigue a los malvados.
La Virgen María nos ayude a comprender e imitar la paciencia de Dios, que no
quiere que ninguno de sus hijos se pierda, que Él ama con amor de Padre.
Angelus. 19 julio 2020.
Homilía Chat GPT (Inteligencia
Artificial).
Queridos hermanos y hermanas,
En el Evangelio de hoy, Jesús nos presenta la
parábola del trigo y la cizaña, una enseñanza llena de sabiduría sobre el
Reino de Dios y la convivencia entre el bien y el mal en este mundo.
Jesús compara el Reino de los Cielos con un hombre
que sembró buena semilla en su campo, pero mientras dormía, su enemigo sembró
cizaña entre el trigo. Cuando los siervos descubren esto, le preguntan al dueño
si deben arrancar la cizaña, pero él les dice que la dejen crecer juntas hasta
la cosecha.
Esta parábola nos enseña varias lecciones
importantes. En primer lugar, nos muestra que el Reino de Dios está presente en
este mundo, pero también coexiste con las fuerzas del mal. La cizaña representa
el mal y el trigo representa el bien. Aunque deseamos un mundo sin maldad ni
sufrimiento, debemos comprender que en esta vida coexistirán ambas realidades
hasta el día de la cosecha final.
En segundo lugar, esta parábola nos enseña sobre la
paciencia y la misericordia de Dios. Dios es paciente con nosotros y nos da
tiempo para arrepentirnos y cambiar nuestras vidas. Él permite que tanto el
bien como el mal crezcan juntos, y en Su sabiduría, decidirá el momento
adecuado para separarlos y juzgarlos.
Además, esta parábola nos desafía a no ser jueces
prematuros. A menudo, estamos ansiosos por juzgar a los demás y separar
rápidamente a los buenos de los malos. Pero Dios nos enseña que no siempre
podemos discernir completamente el corazón de una persona y que debemos ser
cautelosos al emitir juicios precipitados. En lugar de eso, debemos
enfocarnos en cultivar la virtud y el bien en nuestras propias vidas.
Finalmente, esta parábola nos llena de esperanza. Aunque
el mal y el sufrimiento puedan ser parte de nuestra experiencia actual, sabemos
que llegará un día en que Dios hará justicia y establecerá Su Reino en plenitud.
El día de la cosecha final, todas las cosas serán reveladas y se manifestará la
verdadera justicia divina.
Queridos hermanos y hermanas, en este domingo,
reflexionamos sobre la parábola del trigo y la cizaña. Que este relato nos
inspire a vivir con paciencia y misericordia, sabiendo que el Reino de Dios
está presente en nuestro mundo, pero también reconociendo que el mal y el
sufrimiento coexisten con el bien. Que busquemos cultivar la virtud en
nuestras propias vidas y confiemos en la justicia divina que vendrá en el
día de la cosecha final.
Que el Señor nos conceda la gracia de vivir con
esperanza y perseverancia, confiando en que Él está obrando en medio de las
aparentes dificultades y desafíos. Que nuestra fe se fortalezca y nuestro amor
se incremente mientras esperamos el cumplimiento pleno del Reino de Dios.
Que el Señor nos bendiga y nos guíe en nuestro
caminar. Amén.
Papa Benedicto XVI (Chat GPT).
El Papa Benedicto XVI ofreció una explicación de la
parábola del trigo y la cizaña durante una Audiencia General el 25 de julio de
2007. En su enseñanza, destacó varios aspectos significativos de esta parábola.
El Papa Benedicto XVI resaltó que el campo
representado en la parábola es el mundo, y la buena semilla simboliza a los
hijos del Reino, mientras que la cizaña representa a aquellos que
pertenecen al maligno. Señaló que Jesús revela la existencia de un
misterio oculto en la realidad presente: el hecho de que el bien y el
mal coexisten y crecen juntos en este mundo.
El Papa Benedicto XVI subrayó la paciencia de
Dios al permitir que la cizaña crezca junto con el trigo. Explicó que esto
se debe a que Dios respeta la libertad humana y ofrece la posibilidad de
conversión incluso a aquellos que han seguido el camino del mal. En su
sabiduría divina, Dios concede tiempo para que todos tengan la oportunidad de
arrepentirse y cambiar.
El Papa Benedicto XVI también enfatizó la importancia
de no juzgar prematuramente y de evitar la separación precipitada entre el bien
y el mal. Señaló que el juicio final corresponde a Dios, quien tiene
pleno conocimiento de los corazones y las intenciones de las personas. Nuestra
tarea como discípulos de Cristo es seguir cultivando el bien en nuestras vidas
y testimoniar el amor de Dios.
En su explicación, el Papa Benedicto XVI recordó a
los fieles que, aunque el mal y el sufrimiento puedan existir en el mundo,
la esperanza cristiana se fundamenta en la certeza de que Dios establecerá Su
Reino y llevará a cabo una justa separación en el momento adecuado.
A través de su enseñanza sobre esta parábola, el
Papa Benedicto XVI invitó a los creyentes a vivir con paciencia,
misericordia y esperanza, confiando en la providencia divina y buscando siempre
cultivar el bien en sus vidas y en el mundo que les rodea.
San Agustín (Chat GPT).
San Agustín, uno de los grandes teólogos y padres
de la Iglesia, también ofreció una interpretación de la parábola del trigo y la
cizaña. En su obra "Comentarios sobre el Evangelio de Mateo", abordó
esta parábola y brindó valiosas reflexiones.
San Agustín explicó que el campo mencionado
en la parábola representa el mundo, y la siembra de la buena semilla es la
obra de Cristo al predicar el Evangelio y establecer el Reino de Dios. La
cizaña, por otro lado, representa a aquellos que se oponen al Reino y
practican el mal.
Una de las principales enseñanzas que San Agustín
resaltó es la idea de que, en esta vida, el trigo y la cizaña, es decir, el
bien y el mal, coexistirán hasta el tiempo de la cosecha final, que
representa el juicio de Dios. Hasta entonces, no debemos esperar una
sociedad perfectamente libre de maldad.
San Agustín también hizo hincapié en la
paciencia y la misericordia de Dios al permitir que el bien y el mal crezcan
juntos. Explicó que esta tolerancia es un llamado a la conversión y una
oportunidad para que los pecadores se arrepientan y se vuelvan hacia Dios.
Además, San Agustín advirtió sobre los peligros
de la precipitación en juzgar y condenar a los demás. Explicó que, aunque
en ocasiones parezca obvio quiénes son los justos y los malvados, solo Dios
puede discernir verdaderamente los corazones de las personas. Por lo tanto,
debemos evitar emitir juicios definitivos y encomendar a Dios el juicio final.
San Agustín enfatizó que esta parábola nos invita a
mantener la esperanza y a confiar en la justicia divina. Nos recordó
que, a pesar de la presencia del mal en el mundo, el triunfo final pertenece a
Dios y Su Reino. Nos exhortó a perseverar en el bien, a cultivar la virtud y
a vivir en la espera confiada de la plenitud del Reino de Dios.
En resumen, San Agustín nos anima a vivir con
paciencia, misericordia y esperanza en medio de las realidades contradictorias
del mundo. Su enseñanza sobre la parábola del trigo y la cizaña nos invita
a confiar en la providencia divina, a cultivar el bien y a vivir en
espera de la realización plena del Reino de Dios.
Santo Tomás de Aquino (Chat GPT).
Santo Tomás de Aquino, uno de los más destacados
teólogos y filósofos de la Iglesia, también ofreció su interpretación de la
parábola del trigo y la cizaña. En su obra "Comentario al Evangelio de
Mateo", abordó esta parábola y proporcionó valiosas reflexiones.
Santo Tomás de Aquino explicó que el campo
representa la Iglesia y el mundo en el que coexisten los buenos y los malos.
El trigo simboliza a los justos y la cizaña a los pecadores. Destacó
que, a pesar de que la Iglesia es santa por naturaleza, en su seno también se
encuentran aquellos que no viven de acuerdo con los mandamientos de Dios.
El Santo Doctor señaló que la parábola muestra
la paciencia de Dios al permitir que los malvados coexistan con los justos.
Esto se debe a que Dios busca la conversión de los pecadores, dándoles
tiempo y oportunidad para arrepentirse y cambiar sus caminos.
Santo Tomás de Aquino también enfatizó la importancia
de la purificación final en el juicio. Explicó que, en última instancia,
Dios separará a los justos de los malvados y hará triunfar la justicia. En ese
momento, los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre.
Además, Santo Tomás de Aquino señaló que, a nivel
personal, la parábola nos invita a la vigilancia y la autoreflexión. Nos
llama a examinarnos a nosotros mismos y a esforzarnos por cultivar virtudes y
evitar el pecado. También nos recuerda que no debemos juzgar
prematuramente a los demás, sino que debemos confiar en el juicio final de
Dios.
En resumen, Santo Tomás de Aquino nos enseña a
apreciar la paciencia y la misericordia de Dios al permitir que el bien y el
mal coexistan en la Iglesia y en el mundo. Su interpretación de la parábola del
trigo y la cizaña nos invita a vivir con vigilancia y a esforzarnos por
cultivar virtudes mientras confiamos en la justicia divina.
San Juan de la Cruz (Chat GPT).
San Juan de la Cruz, conocido como uno de los
grandes místicos y poetas de la Iglesia, no ofrece una interpretación
explícita de la parábola del trigo y la cizaña en sus obras conocidas. Sin
embargo, podemos relacionar sus enseñanzas y espiritualidad con los temas
presentes en esta parábola.
San Juan de la Cruz enfatizó la importancia de
la purificación del alma y la búsqueda de la unión con Dios. Su doctrina se
centra en el camino de la "noche oscura", que implica el desapego de
las cosas mundanas y el crecimiento en el amor divino.
Podemos relacionar la enseñanza de San Juan de la
Cruz con la parábola del trigo y la cizaña en el sentido de que nos invita a
reconocer y enfrentar los aspectos negativos y pecaminosos de nuestra propia
vida. Al igual que la cizaña que crece junto al trigo, hay elementos en
nuestro ser que no están alineados con la voluntad de Dios. A través de la
purificación y el proceso de "noche oscura", San Juan de la Cruz nos
enseña a enfrentar y dejar atrás esos aspectos negativos para permitir que el
trigo, es decir, la gracia divina y la virtud, crezcan en nosotros.
Además, San Juan de la Cruz nos recuerda la importancia
de la paciencia y la confianza en la providencia divina. Al igual que la
parábola nos muestra que Dios permite que el trigo y la cizaña crezcan juntos
hasta el momento adecuado, San Juan de la Cruz nos enseña que debemos ser
pacientes en nuestro proceso de purificación y confiar en que Dios está obrando
en nuestras vidas, incluso en medio de las dificultades y aparentes obstáculos.
En resumen, aunque San Juan de la Cruz no brinda
una interpretación específica de la parábola del trigo y la cizaña, su
enseñanza sobre la purificación del alma, la búsqueda de la unión con Dios y la
confianza en Su providencia se relaciona con los temas presentes en la
parábola. Su espiritualidad nos invita a enfrentar y purificar los aspectos
negativos de nuestra vida, a ser pacientes y confiar en el proceso divino en
nuestras vidas.
Santa Teresa de Jesús (Chat GPT).
Santa Teresa de Jesús, también conocida como Santa
Teresa de Ávila, fue una gran mística y doctora de la Iglesia cuyas enseñanzas
se centran en la vida de oración y la búsqueda de la unión con Dios. Aunque no
hay un comentario directo de Santa Teresa sobre la parábola del trigo y la
cizaña, podemos relacionar su enseñanza y experiencia espiritual con los temas
presentes en esta parábola.
Una de las enseñanzas principales de Santa Teresa
es el llamado a la purificación del alma y el crecimiento en la vida
interior. Ella describe el camino espiritual como una subida hacia la unión
con Dios, superando los obstáculos y apegos que nos separan de Él. Esta
búsqueda de la unión con Dios implica la renuncia a todo lo que nos aleja de Su
amor y la apertura a la acción transformadora del Espíritu Santo en nuestras
vidas.
Podemos relacionar estas enseñanzas de Santa Teresa
con la parábola del trigo y la cizaña. Al igual que en la parábola, Santa
Teresa nos invita a reconocer y enfrentar los aspectos negativos y
pecaminosos de nuestra vida interior, que podríamos comparar con la presencia
de la cizaña. A través de la purificación y la rendición a la acción de
Dios en nosotros, cultivamos el trigo, es decir, la gracia divina y las
virtudes que nos acercan a la unión con Dios.
Santa Teresa también destaca la importancia de
la paciencia y la confianza en el proceso espiritual. Reconoce que el
crecimiento espiritual es un camino gradual y que debemos ser pacientes con
nosotros mismos y con los demás. Al igual que la parábola nos muestra que
el dueño del campo permite que el trigo y la cizaña crezcan juntos hasta el
momento de la cosecha, Santa Teresa nos enseña a confiar en el plan de Dios
y a ser pacientes en nuestro propio proceso de transformación interior.
En resumen, aunque Santa Teresa de Jesús no ofrece
una interpretación específica de la parábola del trigo y la cizaña, su
enseñanza sobre la purificación del alma, la búsqueda de la unión con Dios y la
confianza en Su plan se relaciona con los temas presentes en la parábola. Su
espiritualidad nos invita a renunciar a todo lo que nos aleja de Dios, a
cultivar las virtudes y a confiar en el proceso de transformación divina en
nuestras vidas.
Relación de la parábola del trigo
y la cizaña con el Antiguo Testamento (Chat GPT).
La parábola del trigo y la cizaña tiene algunas
conexiones y similitudes con enseñanzas y episodios del Antiguo Testamento.
Aunque no hay un pasaje específico que se corresponda exactamente con esta
parábola, podemos identificar algunas ideas relacionadas:
La presencia del bien y el mal: La parábola del
trigo y la cizaña nos muestra cómo el bien y el mal coexisten en el mundo.
Esta realidad también está presente en numerosos pasajes del Antiguo
Testamento. Por ejemplo, en el relato de la creación en Génesis, vemos
que Dios crea un mundo bueno, pero la entrada del pecado y la caída de la
humanidad introducen el mal en la historia humana. A lo largo del Antiguo
Testamento, encontramos luchas entre la justicia y la iniquidad, el culto
verdadero y la idolatría, y la fidelidad y la infidelidad.
La paciencia y la misericordia de Dios: En la parábola,
vemos cómo el dueño del campo muestra paciencia y misericordia al permitir que
el trigo y la cizaña crezcan juntos hasta el tiempo de la cosecha. Este tema de
la paciencia y la misericordia divina también está presente en el Antiguo
Testamento. Por ejemplo, en el libro de Jonás, vemos cómo Dios muestra
paciencia y da una oportunidad de arrepentimiento incluso a los habitantes de
Nínive, una ciudad conocida por su maldad. En el libro de Ezequiel, Dios
llama repetidamente al arrepentimiento a través del profeta, dando tiempo
para que Su pueblo cambie su camino.
El juicio final: La parábola del trigo y la
cizaña apunta a un juicio final en el que el trigo y la cizaña serán separados
y el bien será recompensado y el mal castigado. Esta idea de un juicio final
también se encuentra en el Antiguo Testamento. En varios libros proféticos,
como Isaías, Jeremías y Ezequiel, se habla de un día en el que Dios juzgará
a todas las naciones y traerá justicia y restauración completa.
Aunque no hay un pasaje específico en el Antiguo
Testamento que corresponda directamente a la parábola del trigo y la cizaña,
estas conexiones y temas relacionados nos permiten ver cómo la enseñanza de Jesús
encaja en la historia más amplia de la relación entre Dios y la humanidad tal
como se presenta en las Escrituras hebreas.
DOMINGO
XVII T.O. 30 de julio de 2023.
Monición de entrada.-
La
misa es el tesoro que tenemos los amigos de Jesús.
Y
este tesoro esconde otro que es el más grande de todos: Jesús.
Aunque
no lo vemos Él está escondido en las lecturas, la comunión, el sacerdote y nuestro
corazón.
Pero
para que lo descubramos tenemos que elegir ser amigos de Jesús.
Si
no lo queremos la misa puede ser un rato aburrido.
Señor, ten piedad.-
Porque a veces
nos aburren tus palabras. Señor, ten piedad.
Porque a veces
no nos las tomamos en serio. Cristo, ten
piedad.
Porque a veces
no te buscamos. Señor, ten piedad.
Peticiones.-
Por el Papa Francisco y a nuestro obispo
Enrique. Te lo pedimos, Señor.
Por los sacerdotes, catequistas,
monitoras y monitores Juniors. Te lo pedimos,
Señor.
Por las monjas y los frailes que no se
han casado ni tienen hijos por amor a Jesús. Te lo pedimos, Señor.
Por los que les cuesta ser cristianos. Te
lo pedimos, Señor.
Por los campamentos que este verano se
están haciendo en los Juniors y las parroquias. Te lo pedimos, Señor.
Por las personas que les cuesta ser
amigos de Jesús. Te lo pedimos, Señor.
Por nosotros, que cada día intentamos
ser amigos de Jesús. Te lo pedimos, Señor.
Acción de gracias.-
María, queremos darte las gracias por que
en muchas estatuas nos enseñas a Jesús, que fue tu tesoro.
Homilía dirigida a las niñas y niños
(Chat GPT).
Predicar la parábola del trigo y la cizaña a los niños
requiere adaptar el mensaje de acuerdo a su nivel de comprensión y utilizar
enfoques didácticos adecuados a su edad. Aquí tienes algunas sugerencias para
predicar esta parábola a los niños:
Narración clara y visual:
Utiliza un lenguaje sencillo y claro al contar la parábola, utilizando ejemplos
y metáforas que los niños puedan entender. Puedes usar imágenes, dibujos
o incluso actuar la parábola para hacerla más visual y atractiva para
ellos.
Identificación de personajes: Ayuda a los niños a identificar a los personajes de la
parábola. Explica que el dueño del campo es como Dios, el trigo
representa a las personas buenas y la cizaña a las malas acciones o
actitudes que podemos tener. Esto les ayudará a comprender mejor la enseñanza
central de la parábola.
Enseñanza sobre el crecimiento y la paciencia: Destaca el mensaje de que el trigo y la cizaña crecen
juntos en el campo. Explica que Dios es paciente y espera a que las personas
se arrepientan y cambien sus actitudes negativas. Destaca que todos tenemos
la oportunidad de cambiar y crecer en bondad.
La importancia del juicio final: Aunque debes tener
cuidado al tratar este tema con niños, puedes explicar que, al final de los
tiempos, Dios hará un juicio justo y separará el bien del mal. Enfatiza
la idea de que es importante vivir de acuerdo con los valores de amor,
justicia y bondad para estar en el lado del trigo en el juicio final.
Aplicación práctica:
Ayuda a los niños a aplicar la enseñanza de la parábola a sus vidas cotidianas.
Pregúntales cómo pueden ser trigo y cultivar las virtudes en sus
acciones y relaciones con los demás. Anima a los niños a reflexionar sobre cómo
pueden evitar las acciones negativas y elegir hacer el bien.
Oración y reflexión: Termina la predicación con una breve
oración y un momento de reflexión, para que los niños puedan pensar en cómo
pueden aplicar la enseñanza de la parábola en su vida diaria y pedir la ayuda
de Dios para hacerlo.
Recuerda que adaptar el mensaje a la edad y nivel de
comprensión de los niños es esencial para que puedan entender y asimilar la
enseñanza de la parábola. Utiliza lenguaje sencillo, ejemplos concretos y
actividades interactivas para ayudarles a captar el mensaje central y
aplicarlo a sus vidas.
Sagrada
Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española.
BAC. Madrid. 2016.
Biblia
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