Lectura del primer libro de los Reyes 3, 5.7-12
En
aquellos días, el Señor se apareció de noche en sueños a Salomón y le dijo:
-Pídeme
lo que deseas que te dé.
Salomón
respondió:
-Señor
mi Dios: Tú has hecho rey a tu siervo en lugar de David mi padre, pero yo soy
un muchacho joven y no sé por dónde empezar o terminar. Tu siervo está en medio
de tu pueblo, el que tú te elegiste, un pueblo tan numeroso que no se puede
contar ni calcular. Concede, pues, a tu siervo, un corazón atento para juzgar a
tu pueblo y discernir entre el bien y el mal. Pues, cierto, ¿quién podrá hacer
justicia a este pueblo tuyo tan inmenso?
Agradó
el Señor esta súplica de Salomón. Entonces le dijo Dios:
-Por
haberme pedido esto y no una vida larga o riquezas para ti, por no haberme
pedido la vida de tus enemigos sino inteligencia para atender a la justicia, yo
obraré según tu palabra: te concedo, pues, un corazón sabio e inteligente, como
no ha habido antes de ti ni surgirá otro después de ti.
Textos paralelos.
Concede
pues a tu siervo un corazón atento para juzgar.
1 Re
4, 20: [Reinado de Salomón] Había también un gobernador en la región de Judá.
Israelitas y judíos eran numerosos, como la arena de la playa. Tenían qué comer
y qué beber y podían descansar.
Para
discernir entre el bien y el mal.
Pr 2,
6-9: Porque es el Señor quien da la sensatez, / de su boca proceden saber e
inteligencia. / El atesora acierto para los hombres rectos, / es escudo para el
de conducta intachable, / guarda el camino del deber / y custodia la senda de
sus fieles. / Entonces comprenderás la justicia y el derecho, / la rectitud y
toda conducta buena.
Obraré
según tu palabra.
Si 47,
14: [Salomón] ¡Qué sabio eras en tu juventud, / rebosando doctrina como el
Nilo!
Qo 1,
16: Y pensé para mí: aquí estoy yo, que he acumulado tanta sabiduría, más que
mis predecesores en Jerusalén, mi mente alcanzó sabiduría y mucho saber.
Mt 6,
33: Buscad ante todo el reinado de Dios y su justicia, y lo demás se os dará
por añadidura.
Notas exegéticas.
3 5
(a) Los sueños, con
anterioridad a los Profetas, eran uno de los principales medios de comunicación
entre Dios y los hombres.
3 5
(b) Este relato es importante
porque muestra que en Israel el rey era considerado un intermediario entre
Yahvé y el pueblo. Yahvé gobernaba en la persona del rey, que era su instrumento.
El pasaje señala también que Salomón, como sus ilustres predecesores, Jueces y
reyes, estaba en contacto directo con Yahvé y era rey no solo en virtud del
derecho hereditario (siempre discutible), sino por voluntad divina.
3 9 Salomón pide una sabiduría práctica, no para
su propio gobierno, sino para el pueblo.
Salmo responsorial
Sal 118,
57.72.76-77.127-130
R/. ¡Cuánto amo tu ley, Señor!
Mi
porción es el Señor;
he
resuelto guardar tus palabras.
Más
estimo yo la ley de tu boca
que
miles de monedas de oro y plata. R/.
Que tu
bondad me consuele,
según
la promesa hecha a tu siervo;
cuando
me alcance tu compasión, viviré,
y tu
ley será mi delicia. R/.
Yo amo
tus mandatos
más
que el oro purísimo;
por
eso aprecio tus decretos
y
detesto el camino de la mentira. R/.
Tus
preceptos son admirables,
por
eso los guarda mi alma;
la
explicación de tus palabras ilumina,
da
inteligencia a los ignorantes. R/.
Textos paralelos.
Aborrezco
el camino de la mentira.
Sal
73, 17: Hasta que entré en el destino de Dios / y comprendí el destino de
ellos.
Notas
exegéticas.
119
(118) Salmo “alfabético”. Los
ocho versos dobles de cada estrofa comienzan con una de las 22 letras del
alfabeto hebreo, y cada uno de ellos, con la única excepción del v. 122,
contiene uno de los términos que designan la Ley: dictamen, ordenanza, precepto,
mandamiento, promesa, palabra, juicio, camino. La palabra “ley” y sus sinónimos
han de ser tomados en el sentido más amplio de la enseñanza revelada, tal como
la han transmitido los profetas. Tenemos en este salmo uno de los monumentos más
característicos de la piedad israelita hacia la revelación divina.
119
128 En griego y Jerónimo,
hebreo corrompido, lit. “declaro rectos todos los preceptos de todo”.
Segunda lectura.
Lectura
de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 28-30
Hermanos:
Sabemos
que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien; a los cuales ha llamado
conforme a su designio. Porque a los que había conocido de antemano los
predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito
entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, los llamó; a los que llamó los
justificó; a los que justificó, los glorificó.
Textos paralelos.
Por
lo demás sabemos que todas las cosas.
Ef 1,
4: Por lo que antes de la creación del mundo, / nos eligió para que por el amor
/ fuéramos santos e irreprochables en su presencia.
Ef 1,
14: El cual es prenda de nuestra herencia, del rescate de su posesión / para
alabanza de su gloria.
Pues Dios predestinó a reproducir la imagen de
su Hijo.
Hch
13, 48: Los paganos al oírlo se alegraron, glorificaron la palabra de Dios y
creyeron los que estaban destinados a la vida eterna.
A
los que conoció de antemano.
Flp 3,
21: El cual transformará nuestro cuerpo humilde en la forma de su cuerpo
glorioso, con la eficacia con que puede someterse todo.
1 Co 15,
49: Como hemos llevado la imagen terrestre, llevaremos también la imagen
celeste.
Col 1,
18: Él es la cabeza del cuerpo, de la Iglesia. / Es el principio, primogénito
de los muertos, / para ser el primero de todos.
Notas exegéticas:
8
28 Var (Vulgata) “Sabemos que
para los que aman, todo concurre al bien, para aquellos…”.
8
29 Cristo Imagen de Dios en
la primera creación, por una nueva creación ha venido a restituir a la
humanidad caída el esplendor de esa imagen divina que el pecado había empañado.
Y lo hace imprimiéndole la imagen aún más hermosa de hijo de Dios (aquí) que
restablece al “hombre nuevo” en la rectitud del juicio moral, y le concede el
derecho y la gloria que el pecado había hecho perder. Esta gloria que el hijo
posee en propiedad como imagen de Dios penetra más y más en el cristiano hasta
el día en que su mismo cuerpo se revestirá a imagen del hombre celeste.
8
30 Dios todo lo ha ordenado a
la gloria que tiene destinada para sus elegidos en orden a esa gloria son llamados
a la fe y justificados por el bautismo, y de ella se hallan ya revestidos
anticipadamente.
Evangelio.
X Lectura del santo evangelio según san
Mateo 13, 44-52
En
aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
-El
reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo
encuentra, lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que
tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un
comerciante de perlas finas, que al encontrar una de gran valor se va a vender todo
lo que tiene y la compra. El reino de los cielos se parece también a la red que
echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a
la orilla, se sientan y reúnen a los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo
mismo sucederá al final de los tiempos: saldrán los ángeles, separarán a los
malos de los buenos y los echarán al horno de fuego. Allí será el llanto y el
rechinar de dientes. ¿Habéis entendido todo esto?
Ellos
le responden:
-Sí.
Él les
dijo:
-Pues
bien, un escriba que se ha hecho discípulo del reino de los cielos es como un
padre de familia que va sacando de su tesoro lo nuevo y lo antiguo.
Textos paralelos.
Un tesoro escondido en el campo.
Pr 2, 4-5: Si la procuras como el dinero, / y
la buscas como un tesoro, / entonces comprenderás el respeto del Señor / y
alcanzarás el conocimiento de Dios.
Si 20, 30s: Sabiduría escondida y tesoro
oculto / ¿para qué valen?
Vende todo lo que tiene.
Pr 4, 7: El principio de la sensatez es:
Adquiere sensatez / con todos tus haberes adquiere prudencia.
Mt 19, 21: Si quieres ser perfecto, anda,
vende tus bienes, dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; después
sígueme.
Flp 3, 7-8: Pero lo que para mí era ganancia
lo consideré, por Cristo, pérdida. Más aún, todo lo considero pérdida comparado
con el superior conocimiento de Cristo Jesús mi Señor; por el cual doy todo por
perdido y lo considero basura con tal de ganarme a Cristo.
A una red que se echa en el mar.
Mt 4, 19: Les dice: “Veníos conmigo y os haré
pescadores de hombres”.
Mt 22, 13-14: Atadlo de pies y manos y echadlo
fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el crujir de dientes. Pues muchos
son los invitados y pocos los elegidos.
Cuando está llena.
Ez 47, 10: Se pondrán pescadores a su orilla:
desde Engadí hasta Englaín habrá tendederos de redes; su pesca será variada,
tan abundante como la del Mediterráneo.
Ha 1, 14: ¿Hiciste tú a los hombres / como
peces del mar, / como reptiles sin jefe?
Mt 13, 39: El enemigo que la siembra es el
Diablo; la siega es el fin del mundo; los segadores son los ángeles.
Mt 25, 32: Y comparecerán ante él todas las
naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las
cabras.
Sal 1, 5: Por eso los malvados en el juicio no
estará en pie / ni los pecadores en la asamblea de los justos.
Los echarán al horno de fuego.
Mt 8, 12: Mientras que los ciudadanos del reino
serán expulsados a las tinieblas de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de
dientes.
Dn 3, 6: El que no se postre en adoración será
al punto arrojado dentro de un horno encendido abrasador.
¿Habéis entendido esto?
Mc 4, 11: De modo que por más que miren, no
vean, por más que oigan no entiendan; no sea que se conviertan y sean
perdonados.
Así todo escriba.
Mt 23, 34: Mirad, para eso os estoy enviando
profetas, doctores y letrados: a unos los matáis y crucificáis, a otros los
azotáis en vuestras sinagogas y los perseguís de ciudad en ciudad.
Saca del arca cosas nuevas y cosas viejas.
Mt 12, 35: El hombre bueno saca cosas buenas
de su caudal bueno; el hombre malo saca cosas malas de su caudal malo.
Mt 20, 1: El reinado de Dios se parece a un
propietario que salió de mañana a contratar braceros para su viña.
Mt 21, 33: Un propietario plantó una viña, la
rodeó con una tapia, cavó un lagar y construyó una torre; después la arrendó a
uns labradores y se marchó.
Lv 26, 10: Comeréis de cosechas almacenadas y
sacaréis lo almacenado para hacer sitio a lo nuevo.
Notas
exegéticas Biblia de Jerusalén.
13 44 El que encuentra el Reino de los Cielos debe dejarlo todo
para entrar en él.
13 47 Esta parábola, como la de la cizaña, subraya la
coexistencia de buenos y malos hasta el fin de los tiempos. Por otra parte,
insiste no en la paciencia (no intervención por parte de los discípulos), sino
en la amenaza que se cierne sobre lo que nada vale.
13 49 Esta explicación alegoriza la parábola con las mismas
palabras que la explicación de la cizaña. Al mencionar solo la suerte de los
malvados pone de relieve el aspecto conminatorio de la parábola, del mismo modo
que 7,24-27 invitaba a tomar en serio la enseñanza de Jesús. Rematando la
enseñanza de las parábolas del tesoro y de la perla, exhorta a elegir la
alegría en lugar de llanto.
13 52 El doctor judío, hecho discípulo de Cristo, posee y
administra toda la riqueza de la antigua alianza, aumentada por el
perfeccionamiento de la nueva. Este elogio del “escriba cristiano” resume todo
el ideal del evangelista Mateo, y bien puede ser su discreta rúbrica. El
versículo invita a los discípulos a ser también creadores de nuevas parábolas.
Notas
exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica
44 [LO] OCULTO [DE NUEVO]: si no era dueño del campo, la ley
no le favorecía en este caso; por eso, a toda costa decidió adquirir el campo.
POR LA ALEGRÍA DE HABERLO ESCONDIDO: lit. pude
ser: por la alegría de él (=por su
alegría); o por la alegría de ello (=de ver el tesoro). Esa alegría es tal que
la renuncia a todo lo demás es lógica y nada extraordinaria. Entiendo EL REINO
DE LOS CIELOS como la irrupción de Jesucristo Rey en nuestra vida, las frases de
Flp 3, 7-8 son de quien sabe valorar ese tesoro inapreciable: TODO vale nada.
El logion 109 del apócrifo d Evangelio de Tomás desenfoca esta parábola de
Jesús; insiste en el disfrute del tesoro escondido, y en negociar con él.
VA A VENDER… PARA COMPRAR: los tiempos verbales
griegos (presente descriptivo: va, vende y compra) expresan la rapidez en
decidir y actuar.
45-46 UN MERCADOR: lit. un hombre mercader.
FUE: lit. habiendo ido.
VENDIÓ: lit. ha vendido (tiempo verbal
perfecto griego, en vez de aoristo).
TODO. cf. v. 44. Vale lo mismo para Lc 18, 22:
el rico debe vender todo para seguir a Jesús (por algo dijo san Agustín:
“Viviremos más seguros si le damos a Dios todo”). Un buen conocedor de la
Escritura escribió: “Entre todas las perlas no hay más que una preciosísima: el
conocimiento del Salvador, el misterio de su Pasión y el arcano [secreto muy
reservado y de importancia, rae.es] secreto de su resurrección” (San Jerónimo).
47-50 Parábola coincidente con la de la cizaña: en la Iglesia,
hasta el día del Juicio habrá justos y pecadores mezclados; la separación
decisiva se hará entonces: felicidad eterna para LOS BUENOS y eterno HORNO DEL
FUEGO.
El v. 48 lit. suena así: a la cual, cuando se
llenó, habiendo sacado a la orilla y habiéndose sentado, escogieron y tiraron.
52 ESCRIBA. propiamente, un maestro de la Ley, que imparte
enseñanza. Si en este pasaje hay un retrato implícito del evangelista Mateo,
ESCRIBA, significaría escritor cultivado. Los apóstoles deberán comunicar a
todos lo que ya han aprendido, antiguo y nuevo, de Jesús, y con la justa
armonía que ven en Jesús.
QUE HA LLEGADO A SER DISCÍPULO: el texto griego
no dice “el que es instruido” o “experto” (didaskómenos), sino mathêteutheis.
Lo que está en juego es el estilo espiritual de los “escribas cristianos”. Para
la relación antiguo-nuevo, cf. 5, 17-20.
Notas
exegéticas desde la Biblia Didajé:
13, 44ss La verdad, que es el tesoro más grande, sólo se puede
conocer a través del Espíritu Santo. Estos dos símiles simbolizan la búsqueda
de la verdad y la alegría para encontrarla (Cat. 546)
Catecismo
de la Iglesia Católica.
546. Jesús llama a entrar en el Reino a través de las parábolas, rasgo típico
de su enseñanza. Por medio de ellas invita al banquete del Reino, pero exige
también una elección radical para alcanzar el Reino, es necesario darlo todo
(cf. Mt 13, 44-45); las palabras no bastan, hacen falta obras. Las parábolas
son como un espejo para el hombre: ¿acoge la palabra como un suelo duro o como
una buena tierra? ¿Qué hace con los talentos recibidos? Jesús y la presencia
del Reino en este mundo están secretamente en el corazón de las parábolas. Es preciso
entrar en el Reino, es decir, hacerse discípulo de Cristo para “conocer los Misterios
del Reino de los cielos” (Mt 13, 11). Para los que están “fuera” (Mc 4, 11), la
enseñanza de las parábolas es algo enigmático (Mt 13, 10-15).
Concilio Vaticano II
Vino, pues, el Hijo, enviado por el Padre, que nos eligió en Él antes de
la creación del mundo y nos predestinó a ser sus hijos adoptivos porque quiso
instaurar todas las cosas en Él. Cristo, por tanto, para cumplir la voluntad
del Padre, inauguró en la tierra el reino de los cielos, nos reveló su misterio
y nos redimió con su obediencia. La Iglesia, o el reino de Cristo presente ya
en misterio, crece visiblemente en el mundo por el poder de Dios. El agua y la
sangre que brotan del costado abierto de Jesús crucificado son signo de este
comienzo y crecimiento. Lo anuncian las palabras del Señor acerca de su muerte
en la cruz: “cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí”
(Jn 12, 32). Cuantas veces se celebra en el altar el sacrificio de la cruz, en
el que “Cristo, nuestra Pascua, fue inmolado” (1 Cor 5, 7), se realiza la obra
de nuestra redención. El sacramento del pan eucarístico significa y el mismo
tiempo realiza la unidad de los creyentes, que forman un solo cuerpo en Cristo.
Todos los hombres están llamados a esta unión con Cristo, que es la luz del
mundo. De él venimos, por Él vimos y hacia Él caminamos.
Lumen gentium, 3-4.
Los Santos Padres.
En este campo, que simboliza las Escrituras o a
Cristo y constituido por lo aparente y por lo que está escondido, hay un hombre
que encuentra el tesoro escondido de la sabiduría, bien en Cristo en las Escrituras
– pues al roturar el campo o escrutar las Escrituras o al tratar de comprender
a Cristo, encuentra el tesoro escondido en él. [...] Si el campo que contiene
el tesoro escondido simboliza a Cristo: los que han abandonado todo para
seguirlo, en otro sentido, por así decir, han vendido sus bienes, y al venderlos
han renunciado a ellos.
Orígenes. Comentarios al Ev. de Mateo, 10, 6.
1a, pgs. 372-373.
De tal manera sean las acciones que obréis en
público, que vuestra intención permanezca oculta; para que demos ejemplo a
nuestros prójimos con nuestras buenas obras; pero con nuestra intención, con la
que procuramos agradar solo a Dios, deseemos que permanezcan ocultas. El tesoro
significa los deseos celestiales y el campo en el que se esconde este tesoro
significa la conducta para alcanzarlos.´
Gregorio Magno. Homilías sobre los evangelios, 11,
1. 1a, pg. 373.
El buscador de perlas, cuando descubre la mejor de
todas, la perla más costosa, el Cristo divino, la Palabra que está por encima
de los mejores textos y pensamientos de la ley y de los profetas, una vez
encontrada, abandona más fácilmente todas las demás realidades.
Orígenes. O.c., 10, 8. 1a, pg. 374.
Se compara el trenzado de la red al reino de los
cielos, lo mismo que las antiguas y nuevas Escrituras están trenzadas de
distintos y diversos pensamientos.
Orígenes. Comentarios al Ev. de Mateo, 10,
12. 1a, pg. 375.
La santa Iglesia es comparada a una red de pescar,
porque también está encomendada a pescadores, y por medio de ella somos sacados
de las olas del presente siglo y llevados al reino celestial para no ser
sumergidos en el abismo de la muerte eterna. Congrega toda clase de peces,
porque brinda el perdón de los pecados a los sabios e ignorantes, a los libres
y a los esclavos, a los ricos y a los pobres, a los robustos y a los débiles.
Por ello dice el Salmista a Dios: “A ti vendrá toda carne” (Sal 64, 3). Esta
rede de pescar estará completamente llena cuando contenga a todo el género
humano. Será sacada y los pescadores se sentarán junto a ella en la playa;
porque así como el tiempo está representado por el mal, así también la playa
del mar representa el fin de los siglos.
Gregorio Magno. Homilías sobre los Evangelios, 11,
4. 1a, pg. 376.
Escriba es el que, mediante la asidua lectura de las
Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento, va reservando para sí un tesoro de
conocimiento. Por eso Cristo llama bienaventurados a los que en sí llevan la
doble instrucción, la de la Ley y la evangélica, de modo que puedan sacar de su
tesoro cosas nuevas y antiguas.
Cirilo de Alejandría. Fragmentos sobre el Ev. de
Mateo, 172. 1a, pg. 378.
San Jerónimo.
45.46 Las perlas finas que busca el mercader son la
Ley y los profetas, el conocimiento del Antiguo Testamento. Pero hay una perla
única, la más valiosa: el conocimiento del Salvador, el misterio de su pasión,
el secreto de su resurrección. Cuando un mercader la encuentra, como el apóstol
Pablo desprecia todos los misterios de la Ley de los profetas y las antiguas
observancias en las que vivía irreprochablemente; las considera como
inmundicias y basura, para ganar a Cristo. No es que el descubrimiento de la
nueva perla sea condenación de las perlas antiguas sino que en comparación con
aquella, todas las otras joyas son menos valiosas.
47.48.49 Una vez cumplida la profecía de Jeremías que
dice: He aquí que os envío a muchos pescadores, después que Pedro, Andrés, Santiago
y Juan, hijos de Zebedeo oyeron estas palabras: Seguidme y os haré pescadores
de hombres, entretejieron tomando del Antiguo y del Nuevo Testamento la red de
las doctrinas evangélicas y las arrojaron al mar de este siglo. Hasta el día de
hoy está tendida en medio de las olas y recoge todo lo que cae de estos abismos
salados y amargos, es decir hombres buenos y malos, peces mejores y peores.
Cuando llegue la consumación y el fin del mundo, como él mismo lo explica más
claramente a continuación, la red será sacada a la orilla; entonces se mostrará
el juicio verdadero, la selección de los pescados. Como en un puerto muy
tranquilo los buenos serán puestos en los recipientes de las mansiones
celestiales. Pero el fuego de la gehenna recibirá a los malos para quemarlos y
calcinarlos.
51. ¿Habéis entendido todo esto? Estas palabras
están dirigidas especialmente a los apóstoles. Él no quiere que se limiten a
escuchar como el pueblo, sino que entiendan pues serán futuros maestros.
52. Por tanto todo escriba instruido en el Reino
de los cielos es semejante al dueño de casa que saca de su tesoro lo nuevo y lo
viejo. Los apóstoles, escribas y secretarios del Salvador que graban en las
tablillas de carne de su corazón sus palabras y sus preceptos, eran instruidos
acerca de los misterios de los reinos celestiales. Eran poderosos con las
riquezas del padre de familia y sacaban del tesoro de su doctrina cosas nuevas
y antiguas, de modo que todo lo que predicaban en el Evangelio lo demostraban
con el testimonio de la Ley y los profetas. Por eso dice la esposa en el Cantar
de los Cantares: los nuevos y los añejos, amado mío, los he guardado para ti
(Ct 7, 13).
San Agustín.
Como
el cuerpo de Cristo ha de ser separado al fin del mundo de los malvados y
perversos, gima mientras tanto entre ellos. Hay pecadores ya como muertos: son
los que acusan a los buenos de estar en comunión con los malos y, tomando la
ocasión – por así decir – de la presencia de esos malos, se separan totalmente
de los buenos y de los inocentes. De esta manera se conquistan en la vanidad
sus ciudades. Muchos otros malos, por el contrario no se sienten con fuerzas
para seguirles en tal separación y quedan dentro. Quedan mezclados con los buenos,
que han de soportarlos hasta el fin. Pues bien, en esta situación, ¿cómo se
comportara el cuerpo de Cristo que, con su paciencia, da fruto ya sea del
ciento, del sesenta o del treinta por uno? (Mt 13,23) ¿Qué hace la amada de
Cristo en medio de las hijas, cual lirio en medio de las espinas? (Ct 2, 2).
¿Cuáles son sus voces? ¿Cuál su conciencia? ¿Cuál la belleza interior de la
hija del rey? (Sal 44, 14). Escucha lo que dice: Pruébame, ¡oh Dios!, y conoce
mi corazón. Tú, ¡oh Dios!, ponlo a prueba y conócelo; tú, no un hombre, no un hereje
que ni sabe examinar, ni puede conocer mi corazón. Tú lo examinas y sabes que
no doy mi asentimiento a los hechos de los malvados, a la vez que ellos,
piensan que puedo contaminarme con los pecados ajenos. Así, mientras se
prolonga mi peregrinar en la tierra, hago lo que entre gemidos afirmo en otro
salmo: Soy pacífico con quienes odian la paz (Sal 119,7), hasta que llegue la
visión de la paz, que así se traduce Jerusalén, la madre de todos nosotros, la
ciudad eterna en los cielos. En cuanto a ellos, sigan litigando, calumniando y
separándose y reciban, no en la eternidad, sino en la vanidad sus ciudades.
Pruébame, ¡oh Dios!, y conoce mi corazón: examíname y conoce mis caminos.
San Juan de la Cruz.
Como
quiera, pues, que tu Esposo amado es el tesoro escondido en el campo de tu
alma, por el cual el sabio mercader dio todas sus cosas (Mt 13, 44), convendrá
que para que tú le halles olvidadas todas las tuyas y alejándote de todas las
criaturas, te escondas en tu retrete [cuarto pequeño en la casa o habitación
destinado para retirarse] interior del espíritu (Mt 6, 6), y cerrando la puerta
sobre ti, es a saber, tu voluntad a todas las cosas, ores a tu Padre en lo
escondido; y así, quedando escondida con él, entonces le sentirás en escondido,
y le amarás y gozarás en escondido, y te deleitarás en escondido con él, es a
saber, sobre todo lo que alcanza la lengua y el sentido.
Cantico
espiritual, 1, 9
Esta
alma, que ya está perfecta, todo es amor, si así se puede decir, y todas sus
acciones son amor, y todas sus potencias y caudal de su alma emplea en amar,
dando todas sus cosas, como el sabio mercader (Mt 13, 46), por este tesoro de
amor que halló escondido en Dios, el cual es de tanto precio delante de él,
que, como el alma ve que su Amado nada precia ni de nada se sirve fuera del
amor, de aquí es que, deseando ella servirle perfectamente, todo lo emplea en
amor puro de Dios. Y no solo porque él lo quiere así, sino porque también el
amor en que está unida, en todas las cosas y por todas ellas la mueve en amor
de Dios.
Cantico
espiritual, 27, 8
San Juan de Ávila.
No
en señales exteriores, como pensaban los fariseos, sino en el corazón. No en
esta obra o en aquella, no en mucho rezar ni en mucho comulgar, ni por dar
limosnas, se sigue de cierto que está un hombre en Dios, sino porque tiene su
gracia, la cual le hace tener limpio su corazón. Porque todas estotras son
señales exteriores. Menester es señal adentro; que el reino de Dios al tesoro
escondido lo compara el Señor (Mt 13, 44), y muchos piensan que están en gracia,
y no lo están; y también, al contrario, algunos piensan que no lo están, y
estánlo. Concluyamos que las señales exteriores no son suficientes señales para
que, con ellas, conozcamos quien está en gracia o no; porque todas estas cosas
que hace un hombre con gracia, las puede otro hacer sin ella. Pero la señal de
dentro, que es la mesma gracia, cuyos efectos son templanza y simplicidad, y
amor de prójimos y humildad, no las puede imitar quien no está en gracia. Y ansí,
si el corazón no agrada a Dios, ¿qué aprovecha querello agradar con obras?
San
Juan de Ávila. Obras Completas II. BAC. Madrid. 2015. Lecciones sobre I San
Juan, 3. Pg.357.
El
reino de los cielos semejante es al tesoro escondido (cf. Mt 13, 44 ss.),
porque no hay cosa más secreta que estar el gozo metido en un lloro, y el
descanso en el trabajo; mas quien lo halla vende cuantas cosas tiene y compra
el tesoro, y está tan gozoso con él, que, aunque los que no saben lo que él ha
hallado lo juzgan por loco o han de él compasión, empero, él da por bien
empleado tal trueco: dejar todas las consolaciones de las criaturas por hallar
las del Criador, ser apedreado de los hombres por ser abrazado de Dios, fatigar
su carne porque se goce su espíritu; perder gozo de locos que se ríen y quieren
morir y hallar gozo de cuerdos que les
acrecienta la vida. Y esto y otras cosas preciosas que Dios da a los que de
esta manera lloran por él en este mundo, es el ciento tanto por uno que él
Evangelio promete aun en este mundo a los que le siguen (Mt 19, 2; Mc 10,3 0),
y es el reino de Dios que está dentro de nosotros, y es el gozo, que es fruto
de Espíritu Santo.
O.c.
Exposición de las bienaventuranzas, 10. Pg. 807.
Para
hallar una de las perlas preciosas de los misterios divinos escondidas en el
campo de la sagrada Escritura dice San Mateo, capítulo 13, 45 (Mt 13, 45-46),
que son menester dos cosas: la primera, que se busquen; la segunda, que se
venda todo lo que el tal tuviere, para gozar de la joya. El buscarla se hace
mediante la consideración o contemplación; el poseer semejante perla preciosa,
mediante el vender uno todo lo que tiene. ¡Oh dulce Jesús!, que el ánima do
semejante perla preciosa se aposenta no ha de poseer nada para poder poseeros,
no placeres de acá, no ha de tener su contento en lo de acá, que os perderá;
una carta de pago ha de tener dada a todo lo del mundo para gustar de vos; y
bienaventurado el que vende todo lo que tiene por poseer tal perla preciosa; y
al que os posee, cuán poco se le hace haber dejado todo lo de acá.
O.c.
Carta a una dama. Pg. 1029.
¿No
os parece que la ilustrísima señora condesa de Feria ha hecho otro tanto? Dicen
algunos que para qué se encierra en un monasterio; qué le faltaba acá fuera
para servir a Dios, para qué era la monjía. ¿Sabéis a qué entra en el monasterio?
A fregar, si se lo mandaren; a barrer, si le pareciere a su prelada; a cocinar,
si fuere menester, a abajarse, a ser esclava de las otras y a besar la tierra
que las otras huellan. - ¿Pues tan alto es eso que por ello se haga una mudanza
tan grande? - ¡Espantaros heis! Semejante es el reino de los cielos al tesoro
escondido en el campo, que quien lo halla, va y vende toda su hacienda y compra
aquel campo (Mt 13, 44). Reino de los cielos es el amor de Dios; que quien a
Dios ama, en el cielo está. Tesoro es, mas escondido está. Si miráis la tierra
con que está cubierto, pareceros ha cosa baja; mas si lo miráis a él encima,
tesoro es tan rico, que por él se deben dejar todas las cosas. No me creeréis.
Espantaros heis cuánto agrada a Dios la humildad de dentro y de fuera.
Espantaros heis cuán gran contradicción hace el estado de los grandes a la
humildad que Dios quiere en ellos; que, aunque no sea cosa imposible a la
gracia de Dios ser uno grande y en su corazón pequeño, al fin es cosa difícil y
peligrosa.
San Juan
de Ávila. Obras completas III. Sermones. Sermón de Santa María Magdalena, 19.
Pg. 1034.
¡Oh
justicia de Dios que el que acá no tenía misericordia de los pobres, el que acá
estaba tan frío de caridad que no hacía ni una limosna a su hermano, sino que todo
el calor era para calentarse y amarse a sí, allá padezca tan riguroso frío que
se le tiemblen los dientes! Y de allí los pasarán a tan ardientes fuegos, que
en un punto los abrasarán y no se acabarán. El que tiene oídos para oír, oya. Y
cuando les hobo predicado, preguntóles: ¿Entendéis todas estas cosas? (Mt 13,
51). ¡Cuán terrible y espantoso es aquel día! No sin misterio preguntó
Jesucristo si entendieron, porque no todo hombre que tiene oídos es verdadero
oidor de estas palabras de este Señor.
A
tus escogidos, que te temen, dales un señal para que sen librados del castigo,
para que les aproveche tanto el amenaza, e imprima tanto el temor, que se
aparten del mal obrar; y el espanto nos haga servidor y amarle y adorarle por
virtud de las santas palabras que aquí se os dirán en el santo nombre suyo. Es
menester para que se os digan la gracia del Espíritu Santo. Supliquemos a
nuestra Señora nos alcance gracia. Y para más obligalla, recémosle el Ave María.
O.c.
Sermón del Domingo I de Adviento, 3-4. Pg. 22.
San Oscar Romero. Homilía.
Y digo también hermanos, que la vocación del hombre es vocación a esa
vida eterna. Brillarán como soles en el Reino del Padre. No olvidemos esta dimensión
escatológica, este más allá de la muerte. La salvación del hombre no tenemos
que buscarla sólo en esta tierra. Un mundo mejor tiene que ser iluminado por
ese más allá que no se dará nunca en este más acá, y que aquí siempre las cosas
serán imperfectas, pero que el corazón del cristiano tiene que luchar por
hacerlas menos imperfectas para que sean un camino hacia la perfección infinita
de lo absoluto del Dios que nos espera. Y digo también que la vocación del hombre
es una vocación a colaborar.
Homilía, 23
de julio de 1978.
Papa Francisco. Angelus.
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Evangelio de este domingo (cfr. Mt 13, 44-52)
corresponde a los últimos versículos del capítulo que Mateo dedica a las
parábolas del Reino de los cielos. El pasaje tiene tres parábolas apenas
esbozadas y muy breves: la del tesoro escondido, la de la perla preciosa y la
de la red lanzada al mar.
Me detengo en las dos primeras en las cuales el
Reino de los cielos es comparado con dos realidades diferentes «preciosas», es
decir el tesoro escondido en el campo y la perla de gran valor. La reacción del
que encuentra la perla o el tesoro es prácticamente igual: el hombre y el
mercader venden todo para comprar lo que más les importa. Con estas dos
similitudes, Jesús se propone involucrarnos en la construcción del Reino de los
cielos, presentando una característica esencial de la vida cristiana: se
adhieren completamente al Reino aquellos que están dispuestos a jugarse todo,
que son valientes. De hecho, tanto el hombre como el mercader de las dos
parábolas venden todo lo que tienen, abandonando así sus seguridades materiales.
De esto se entiende que la construcción del Reino exige no solo la gracia de
Dios, sino también la disponibilidad activa del hombre. ¡Todo lo hace la
gracia, todo! De nuestra parte solamente la disponibilidad a recibirla, no la
resistencia a la gracia: la gracia hace todo pero es necesaria “mi”
responsabilidad, “mi” disponibilidad.
Los gestos de ese hombre y del mercader que van en
busca, privándose de los propios bienes, para comprar realidades más preciosas,
son gestos decisivos, son gestos radicales, diría solamente de ida, no de ida y
vuelta: son gestos de ida. Y, además, realizados con alegría porque ambos han
encontrado el tesoro. Somos llamados a asumir la actitud de estos dos
personajes evangélicos, convirtiéndonos también nosotros en buscadores
sanamente inquietos del Reino de los cielos. Se trata de abandonar la carga
pesada de nuestras seguridades mundanas que nos impiden la búsqueda y la
construcción del Reino: el anhelo de poseer, la sed de ganancia y poder, el
pensar solo en nosotros mismos.
En nuestros días, todos lo sabemos, la vida de
algunos puede resultar mediocre y apagada porque probablemente no han ido a la
búsqueda de un verdadero tesoro: se han conformado con cosas atractivas pero
efímeras, de destellos brillantes pero ilusorios porque después dejan en la
oscuridad. Sin embargo la luz del Reino no son fuegos artificiales, es luz:
los fuegos artificiales duran solamente un instante, la luz del Reino nos
acompaña toda la vida.
El Reino de los cielos es lo contrario de las cosas
superfluas que ofrece el mundo, es lo contrario de una vida banal: es un tesoro que
renueva la vida todos los días y la expande hacia horizontes más amplios. De
hecho, quien ha encontrado este tesoro tiene un corazón creativo y buscador,
que no repite sino que inventa, trazando y recorriendo caminos nuevos, que nos
llevan a amar a Dios, a amar a los otros, a amarnos verdaderamente a nosotros
mismos. El signo de aquellos que caminan en este camino del Reino es la
creatividad, siempre buscando más. Y la creatividad es la que toma la vida
y da la vida, y da, y da, y da… Siempre busca muchas maneras diferentes de dar
la vida.
Jesús, Él que es el tesoro escondido y la perla de
gran valor, no puede hacer otra cosa que suscitar la alegría, toda la alegría
del mundo: la alegría de descubrir un sentido para la propia vida, la alegría
de sentirla comprometida en la aventura de la santidad.
La Virgen Santa nos ayude a buscar cada día el
tesoro del Reino de los cielos, para que en nuestras palabras y en nuestros
gestos se manifieste el amor que Dios nos ha donado mediante Jesús.
Angelus. 19 julio 2020.
Homilía Chat GPT (Inteligencia
Artificial).
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Hoy, en las lecturas del domingo, encontramos una
joya preciosa: la parábola del tesoro escondido. Jesús nos presenta una imagen
poderosa y llena de significado sobre el Reino de los Cielos. En esta breve
parábola, se nos revela una verdad esencial sobre nuestra relación con Dios y
la búsqueda de la verdadera felicidad.
El Evangelio de Mateo (Mateo 13:44) nos cuenta la
historia de un hombre que, al encontrarse con un tesoro escondido en un campo,
vende todo lo que tiene para comprar ese campo y obtener el tesoro. Esta
parábola resalta dos aspectos fundamentales:
El descubrimiento del tesoro: En nuestras vidas,
a menudo buscamos la felicidad en cosas materiales, en el éxito profesional o
en relaciones humanas. Pero el tesoro que Jesús nos muestra aquí no es un
tesoro material. Es un tesoro espiritual, la presencia y el amor de Dios en
nuestras vidas. Descubrir el tesoro escondido implica reconocer que la
verdadera felicidad y plenitud provienen de una relación profunda con nuestro
Creador.
La respuesta radical: El hombre de la parábola vende
todo lo que tiene para comprar el campo con el tesoro. Esta acción radical
refleja la importancia y el valor que le da al tesoro. De manera similar, Jesús
nos invita a una respuesta radical: a entregar nuestras vidas por completo a
Dios. Significa dejar de lado nuestras prioridades egoístas y colocar a Dios
en el centro de nuestras vidas.
¿Cómo podemos aplicar esta parábola a nuestras
vidas hoy en día?
Buscar a Dios con sinceridad: Necesitamos buscar
a Dios de manera sincera y auténtica. Esto implica dedicar tiempo a la
oración y la reflexión, leer las Escrituras y participar en los
sacramentos. Cuanto más buscamos a Dios, más cerca estamos de encontrar el
tesoro escondido.
Valorar lo que realmente importa: Esta parábola nos
invita a reevaluar nuestras prioridades. Es fácil distraernos por las
preocupaciones mundanas, pero el Reino de los Cielos debe ser nuestra máxima
prioridad. La verdadera sabiduría radica en invertir en lo eterno.
Renunciar a lo que nos separa de Dios: Al igual que el
hombre de la parábola vendió todo para adquirir el tesoro, también nosotros
debemos estar dispuestos a renunciar a lo que nos aleja de Dios. Esto puede
incluir hábitos pecaminosos, actitudes egoístas o relaciones tóxicas.
Compartir el tesoro: Cuando encontramos el tesoro
escondido, no podemos quedarnos con él egoístamente. Debemos compartir la
alegría del encuentro con los demás, invitándolos a descubrir la presencia de
Dios en sus propias vidas.
Queridos hermanos y hermanas, la parábola del
tesoro escondido nos recuerda que la vida tiene un propósito más profundo y
significativo cuando vivimos en comunión con Dios. Encontrar el tesoro
escondido es el regalo más valioso que podemos recibir. Que cada uno de
nosotros, con corazones sinceros y una respuesta radical, busque y encuentre el
tesoro escondido en nuestra vida.
Que Dios nos bendiga y nos guíe en este viaje de
descubrimiento y entrega a Su amor. Amén.
TRANSFIGURACIÓN
DEL SEÑOR. 6 de agosto de 2023
Monición de entrada.-
Hoy
es la fiesta en la que nos acordamos cuando Jesús subió al monte Tabor.
Y
allí se apareció con el cuerpo lleno de luz.
Igual
que Jesús invitó a Pedro, Juan y Santiago a subir a la montaña, hoy nos invita
a nosotros.
Y
además en muchos pueblos es la fiesta del Cristo.
Señor, ten piedad.-
Por tu pasión
y gloria. Señor, ten piedad.
Por tu muerte
y vuelta a la vida. Cristo, ten piedad.
Por tu
victoria. Señor, ten piedad.
Peticiones.-
Por el Papa Francisco y a nuestro obispo
Enrique. Te lo pedimos, Señor.
Por la Iglesia, para que sea luminosa. Te lo pedimos, Señor.
Por los que buscan la cara de Jesús,
para que la encuentren en los demás. Te lo pedimos, Señor.
Por los que intentan cambiar este mundo
para que su trabajo haga un mundo como Jesús le gusta. Te lo pedimos, Señor.
Por los campamentos que este verano se
están haciendo en los Juniors y las parroquias. Te lo pedimos, Señor.
Por nosotros, para que sepamos hablar de
Jesús con lo que hacemos y las palabras. Te lo pedimos, Señor.
Acción de gracias.-
María, queremos darte las gracias por la
fiesta de hoy, en la que Jesús se hizo ver a los apóstoles como sería cuando muriese
y volviese a la vida. Gracias por ayudarnos a entenderlo.
Sagrada
Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española.
BAC. Madrid. 2016.
Biblia
de Jerusalén. 5ª
edición – 2018. Desclée De Brouwer. Bilbao. 2019.
Nuevo
Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego de M. Iglesias González.
BAC. Madrid. 2017.
Biblia
Didajé con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016.
Catecismo
de la Iglesia Católica. Nueva Edición. Asociación
de Editores del Catecismo. Barcelona 2020.
La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia.
Ciudad Nueva. Madrid. 2006.
Pío de Luis,
OSA, dr. Comentarios de San Agustín a las
lecturas litúrgicas (NT). II. Estudio Agustiniano. Valladolid. 1986.
Jerónimo.
Comentario al evangelio de Mateo. Editorial Ciudad Nueva. Madrid. 1999. Pgs. 105-106.
San Juan de
Ávila. Obras Completas I. Audi, filia – Pláticas – Tratados. BAC. Madrid.
2015.
San Juan de Ávila. Obras
Completas II. Comentarios bíblicos – Tratados de reforma – Tratados y escritos menores.
BAC. Madrid. 2013.
San
Juan de Ávila. Obras Completas III. Sermones. BAC. Madrid. 2015.
San
Juan de Ávila. Obras Completas IV. Epistolario. BAC. Madrid. 2003.
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