miércoles, 16 de octubre de 2024

229. Domingo 30º T. Ordinario. 20 de octubre de 2024.

 


Primera lectura.

Lectura del libro de Isaías 53, 10-11.

El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación: verá su descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano. Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de conocimiento. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos.

 

Textos paralelos.

Jn 12, 38: Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: Señor, ¿quién creyó nuestro anuncio? ¿A quién se reveló el brazo del Señor?

Rm 10, 16: Solo que no todos responden a la buena noticia. Isaías dice: Señor, ¿quién creyó nuestro camino?

Mi siervo justificará a muchos.

Rm 3, 26: Y demuestra su justicia en el presente siendo justo y haciendo justos a los que creen en Jesús.

 

Notas exegéticas.

53 10 “Si se da” Vulgata: “Si te das” o “Si (su alma) se da (en sacrificio)” hebreo.

51 11 “Luz” griego, Primer rollo de Isaías encontrado en Qumram; omitido por hebreo - Es Yahvé el que toma la palabra para explicar el misterio del sufrimiento del “Siervo justo”: no sufre por sus propias faltas, sino que queda abrumado por los crímenes de la multitud e intercede por ella.

 

Salmo responsorial

Salmo 33 (32), 4-5.18-22.

 

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros

como lo esperamos de ti. R/.

La palabra del Señor es sincera,

y todas sus acciones son leales;

Él ama la justicia y el derecho,

y su misericordia llena la tierra. R/.

 

Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme,

en los que esperan su misericordia,

para librar sus vidas de la muerte

y reanimarlos en tiempo de hambre.  R/.

 

Nosotros aguardamos al Señor:

él es nuestro auxilio y escudo.

Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,

como lo esperamos de ti.  R/.

 

Textos paralelos.

Pues recta es la palabra de Yahvé.

Dt 32, 4: Él es la Roca, sus obras son perfectas, sus caminos son justos; es un Dios fiel, sin maldad, es justo y recto.

Sal 89, 15: Justicia y Derecho sostienen tu trono, Lealtad y Fidelidad se presentan ante ti.

Del amor de Yahvé está llena la tierra.

Sal 119, 64: De tu bondad, Señor, está llena la tierra: enséñame tus normas.

Los ojos de Yahvé sobre sus adeptos.

Sal 32, 8: Te instruiré, te señalaré el camino que has de seguir, te aconsejaré, fijaré en ti mis ojos: cuando llegue la tribulación, no se acercará a ti.

Sal 34, 16: El Señor dirige los ojos de los justos, los oídos a sus clamores.

Él es nuestra ayuda y nuestro escudo.

Sal 115, 9: Israel, confía en el Señor: él es su auxilio y escudo.

Que tu amor, Yahvé nos acompañe.

Sal 90, 17: Venga a nosotros la bondad del Señor nuestro Dios, consolida la obra de nuestras manos. ¡Consolídala, la obra de nuestras manos!

 

Notas exegéticas.

33 18 Lit. “los que le temen”.

 

Segunda lectura.

Lectura de la carta a los Hebreos 4, 14-16.

Hermanos:

Ya que tenemos un sumo sacerdote grande que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios, mantengamos firme la confesión de fe. No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo, como nosotros, menos en el pecado. Por eso, comparezcamos confiados ante el trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia para un auxilio oportuno.

 

Textos paralelos.

 Teniendo, pues un gran sumo sacerdote.

Hb 9, 11: En cambio Cristo, venido como sumo sacerdote de los bienes futuros, usando una tienda mejor y más perfecta, no hecha a mano, es decir, no de este mundo creado.

Hb 9, 24: Pues bien, Cristo entró, no en un santuario hecho a mano, copia del auténtico, sino en el cielo mismo; y ahora se presenta ante Dios a favor nuestro.

Mantengamos nuestra confesión de fe.

Hb 3, 1: Por tanto, hermanos consagrados, partícipes de una vocación celeste, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra confesión, a Jesús.

Hb 10, 23: Mantengamos sin desviaciones la confesión de nuestra esperanza, pues es fiel el que prometió.

No pueda compadecerse de nuestras flaquezas.

Hb 2, 17-18: Por eso tenía que ser en todo semejante a sus hermanos: para poder ser un sumo sacerdote compasivo y acreditado ante Dios para expiar los pecados del pueblo.

Probado en todo como nosotros menos en el pecado.

Hb 5, 7: Durante su vida mortal dirigió peticiones y súplicas, con clamores y lágrimas, al que podía librarlo de la muerte, y por esa cautela fue escuchado.

Jn 8, 46: ¿Quién de vosotros me probará algún pecado? Si os digo la verdad, ¿por qué no me creéis?

Rm 8, 3: Lo que no podía la ley, por la debilidad de la condición carnal, lo ha hecho Dios enviando a su Hijo, asemejado a nuestra condición pecadora para entendérselas con el pecado; en su carne ha condenado el pecado.

Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de gracia.

2 Co 5, 21: Al que no supo de pecado, por nosotros lo trató como a pecador, para que nosotros, por su medio, fuéramos inocentes ante Dios.

Hb 10, 19: Por la sangre de Jesús, hermanos, tenemos libre acceso al santuario.

 

Notas exegéticas.

4 14 Primera mención de los cielos, límite del espacio donde, según la epístola, se desarrolla el oficio sacerdotal de Cristo. Sentado a la derecha del Padre, pertenece con Dios a las realidades inmutables y definitivas: su sacrificio realizado de una vez para siempre adquiere un valor perfecto y eterno. El objeto de la esperanza cristiana es la realización de esta salvación en la ciudad celeste. En los vv. 14-16 se reanudan, después de la inserción de la homilía sobre el Éxodo, los términos de 2, 17-18, y de nuevo continuarán en 10, 19ss. Estos nexos pueden haberse utilizado para recordar el tema, o tener sencillamente un origen redaccional.

4 15 Las pruebas terrestres de Jesús lo hicieron cercano a los hombres. Y no lo alejaron de Dios; al contrario, lo elevaron hasta Él, pues Jesús nunca cedió al pecado. Cercano a los hombres y cercano a Dios, Cristo glorificado es el perfecto Sumo Sacerdote.

 

Evangelio.

X Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 35-45.

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:

-Maestro, queremos que nos hagas lo que te vamos a pedir.

Les preguntó:

-¿Qué queréis que haga por vosotros?

Contestaron:

-Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.

Jesús replicó:

-No sabéis lo que pedís, ¿podéis beber el cáliz que yo he de beber, o bautizaros con el bautismo en que yo me voy a bautizar?

Contestaron:

-Podemos.

Jesús les dijo:

-El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y seréis bautizados con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado.

Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, llamándolos, les dijo:

-Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos.

 

Textos paralelos.

 

Mc 10, 35-45

Mt 20, 20-28

Lc 22, 24-27

Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:

 

 

-Maestro, queremos que nos concedas lo que te pidamos.

 

Les preguntó:

-¿Qué queréis que os haga?

 

Respondieron:

-Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda.

 

 

Jesús replicó:

-No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber la copa que yo he de beber o bautizaros con el bautismo que yo he de recibir?

 

Respondieron:

-Podemos.

 

Pero Jesús les dijo:

-La copa que yo he de beber la beberéis, el bautismo que yo he de recibir lo recibiréis; pero sentaros a mi derecha y a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado.

 

Cuando los otros lo oyeron, se enfadaron con Santiago y Juan.

 

 

Pero Jesús los llamó y les dijo:

 

-Sabéis que entre los paganos los que son tenidos por jefes tienen sometidos a los súbditos y los poderosos imponen su autoridad. No será así entre vosotros; antes bien, quien quiera entre vosotros ser grande que se haga vuestro servidor; y quien quiera ser el primero que se haga vuestro esclavo.

 

Pues este Hombre no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por todos.

Entonces se les acercó la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacer una petición.

 

 

 

 

 Él le preguntó:

-¿Qué deseas?

 

Contestó:

-Manda que, cuando reines, estos dos hijos míos se sienten uno a tu derecha y otro a tu izquierda.

 

Jesús le contestó:

-No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber la copa que yo he de beber?

 

 

 

Contestan:

-Podemos.

 

Les dice:

-Mi copa la beberéis, pero sentarse a mi derecha e izquierda no me toca a mí concederlo; será para los que mi Padre tiene destinados.

 

 

 

Cuando los otros diez lo oyeron, se enfadaron con los dos hermanos.

 

 

Pero Jesús los llamó y les dijo:

 

-Sabéis que entre los paganos los gobernantes tienen sometidos a los súbditos y los poderosos imponen su autoridad. No será así entre vosotros, antes bien, quien quiera ser grande entre vosotros que se haga vuestro servidor; y quien quiera ser el primero, que se haga vuestro esclavo.

 

Lo mismo que este Hombre no vino a ser servido, sino a servir y dar su vida como rescate por todos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Surgió una disputa entre ellos sobre quien de ellos se consideraba el más importante.

 

Jesús le dijo:

 

 

-Los reyes de los paganos los tienen sometidos y los que imponen su autoridad llevan el título de bienhechores. Vosotros no seáis así; antes bien, el más importante entre vosotros sea como el más joven y el que manda como el que sirve.

 

 

 

 

 

 

 

¿Quién es el mayor?, ¿el que está a la mesa o el que sirve? ¿no lo es el que está a la mesa?

Jesús les dijo: No sabéis lo que pedís.

Mc 4, 13: Y les añadió: Si no entendéis esta parábola, ¿cómo vais a entender las restantes?

 

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén.

10 37 Cuando triunfes como Rey Mesiánico.

10 38 Como la copa que va a beber el bautismo que van a recibir es una imagen de la Pasión cercana: según la fuerza original del término griego “bautizar”. Jesús será “sumergido” en un abismo de sufrimiento.

10 40 Forma pasiva para expresar la acción divina. Hay que entender: “dispuesto por Dios”, tal como lo explica Mt 20, 23.

10 45 O bien: “por numerosos” o “por la multitud”. La expresión (anti pollon) tiene aquí un sentido amplio. Jesús muere “en favor de” y “en lugar de (para)” la muchedumbre, como el Siervo de Isaías para el conjunto del pueblo.  

 

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica.

37 EN TU TRIUNFO como Mesías victorioso. Lit. en el esplendor de ti.

38-39 ESTÁIS SOLICITANDO: el verbo griego aiteîn está en voz media, tal vez indicando “petición oficial”, petición en un negocio. Los presentes gramaticales BEBO Y SOY BAUTIZADO pertenecen a la esfera de futuro: voy a beber, etc. EL BAUTISMO (por inmersión) y “ser bautizado” equivalen a sumergirse en el sufrimiento, anegarse en las desgracias (cf. Lc 12,50). San Juan de la Cruz recuerda: “Veo es muy poco conocido Cristo de los que se tienen por sus amigos; pues lo vemos andar buscando en Él sus gustos y consolaciones, amándose mucho a sí, mas no a sus amarguras y muertes, amándole mucho a Él. De estos hablo, que se tienen por sus amigos; que esotros que viven a lo lejos, apartados de Él, grandes letrados y potentes, y otros cualesquiera que viven allá con el mundo en el cuidado de sus pretensiones y mayorías, que podemos decir que no conocen a Cristo, cuyo fin, por bueno que sea, harto amargo será, no hace de ellos mención esta letra”.

40 ESTÁ RESERVADO: voz pasiva “teológica”: Dios ha reservado (Mt 20, 23) dice expresamente: “mi Padre”).

43 NO TIENE QUE SER: lit.: no es; no debe ser (valor imperativo).

45 SER SERVIDO: la voz pasiva le da el colorido de “dejarse servir”. // ES DECIR, A DAR voluntariamente SU VIDA (lit. el alma de él; “dar el alma” = darse a sí mismo, 1 Jn 3, 16). // RESCATE o redención: el mismo acto de liberar; o el precio que se paga por liberar a un esclavo o un cautivo, con el precio de su sangre Cristo nos ha rescatado de la esclavitud del pecado (Rm 3, 24). // MUCHOS: semitismo para indicar la totalidad, sea numerosa o no; todos. Cada uno puede y debe aplicárselo a sí mismo “me es útil saber que Cristo tomó sobre él mis enfermedades, se sometió a los sufrimientos de mi cuerpo por mí… “se hizo pecado· por mí, fue maldecido por mí, y en mí se sometió, por mí se hizo hombre, viña, piedra, hijo de la esclava…” (san Ambrosio, en el espíritu y en la letra de Gal 2, 20).

 

Notas exegéticas desde la Biblia Didajé.

10, 32-45 Cristo anuncia otra vez su pasión a los discípulos y les recuerda que ellos, también, están llamados a seguir sus huellas. Cristo enseñó que la grandeza en el reino de Dios se basa en un espíritu de servicio. Cat. 474, 557, 649, 994.

10, 39 Igual que Cristo, sus discípulos sufrieron por su fe en Él. Cat. 536, 618, 1225.

10, 43 El ministerio sacerdotal “es un verdadero servicio” (Concilio Vaticano II, Lumen Gentium 24). Aunque los obispos y los sacerdotes poseen la autoridad recibida de Cristo, su autoridad se basa en convertirse en siervos de todos. Esta vida de servicio se ha puesto de manifiesto en cada una de las acciones de Cristo. Los diáconos participan en esta misión de una manera especial y están configurados con Cristo en su servicio; en griego “diakonos” significa “siervo”. Cat. 608, 1548-1551, 1570.

 

Catecismo de la Iglesia Católica.

618 Él quiere, en efecto, asociar a su sacrificio redentor a aquellos mismos que son sus primeros beneficiarios. Eso lo realiza en forma excelsa en su Madre, asociada más íntimamente que nadie al misterio de su sufrimiento redentor. “Esta es la única verdadera escala del paraíso, fuera de la Cruz no hay otra por donde subir al cielo” (Santa Rosa de Lima).

608 Toda la vida de Cristo expresa su misión: “Servir y dar su vida en rescate por muchos” (Mc 10, 45).

1551 El sacramento del Orden comunica “un poder sagrado”, que no es otro que el de Cristo. El ejercicio de esta autoridad debe, por tanto, medirse según el modelo de Cristo, que por amor se hizo el último y el servidor de todos. “El Señor dijo claramente que la atención prestada a su rebaño era prueba de amor a Él” (S. Juan Crisóstomo).

 

Concilio Vaticano II.

El sagrado Sínodo al proclamar la altísima vocación del hombre y afirmar la presencia en él de un cierto germen divino, ofrece al género humano la sincera cooperación de la Iglesia para instituir la fraternidad universal que responda a esa vocación. No se mueve la Iglesia por ninguna ambición terrena, solo pretende una cosa: continuar bajo la guía del Espíritu Paráclito, la verdad del mismo Cristo, que vino al mundo para dar testimonio de la verdad (cf. Jun 18, 37), para salvar y no para juzgar, para servir y no para ser servido (cf. Mc 10, 45).

Gaudium et spes, 3.

 

Notas exegéticas Biblia del Peregrino

10, 35-45 La escena es semejante a la discusión por el primer puesto (9, 33-37). El relato supone en los hermanos una concepción política del mesianismo: un día triunfará Jesús y ocupará el trono de “gloria”. No han entendido lo elemental. El destino del Mesías es apurar la copa de la ira (Jr 25, 15-29; Is 51, 17); es sumergirse en el torrente de la pasión (Sal 42, 8; 69, 2.16; 124, 4). Un día cuando lo hayan comprendido, los dos hermanos compartirán su suerte. La comunidad del Mesías se rige por principios opuestos al mundo. En ella la ambición será sustituida por el espíritu de servicio.

 

Comentarios de los Santos Padres.

Sabían que el Señor les amaba de forma especial respecto de los demás Apóstoles, y algunas veces, juntamente con Pedro, habían conocido los sucesos de los misterios que a los otros apóstoles les habían sido escondidos, como recuerda con frecuencia el texto del santo Evangelio. También se les había impuesto a ellos, como a Pedro, un nombre nuevo; y como aquél que al principio se llamaba Simón y que luego se llamaría Pedro por la fortaleza y la firmeza de su fe invencible, también estos fueron llamados Boanerges, o sea, hijos del trueno, porque habían oído, junto con Pedro, la voz gloriosa del Padre que descendía sobre el Señor, conocían los secretos de los misterios mejor que los otros discípulos y, lo que es más importante, deseaban unirse al Señor con todo el corazón y con el mayor de los afectos. Por todo ello, pensaban que podrían sentarse más cerca del Señor en el reino, principalmente al ver que Juan, por una especial pureza de mente y de corazón, era tan amado por Él que pudo reclinar su cabeza en el pecho del Señor durante la cena.

Cuando los hijos de Zebedeo piden al Señor el sitio en el reino, al instante les insta a beber su cáliz, es decir, a imitar la agonía de su pasión.

Beda. Homilías sobre los evangelios, 2, 21. II, pg. 209.

Ellos le convidan a la gloria, mas Él quiere que la humillación prepare el camino de la gloria.

Agustín. Tratado sobre el Ev. de Juan, 28, 5. II, pg. 209.

No es el momento de coronas ni premios, sino de combates, luchas, esfuerzos, sudores, entrenamientos y guerras.

Juan Crisóstomo. Homilía sobre la incomprensibilidad de Dios, 8, 4. II, pg. 210.

Les profetiza grandes bienes. Como si les dijera: Seréis dignos de sufrir, sufriréis lo mismo que yo he de sufrir, terminaréis vuestra vida de forma violenta, y en este caso tendréis parte conmigo.

Cuando se trata de Dios, que no necesita nada porque nada le falta, el hecho de humillarse ha reportado un provecho: ha aumentado el número de sus servidores y ha extendido su reino. ¿Por qué tú cuando te humillas piensas que disminuyes?

Juan Crisóstomo. Homilía sobre la incomprensibilidad de Dios, 8, 5. II, pg. 211.

 

San Agustín

Esta es la doctrina cristiana, el precepto y la recomendación de la humildad: no gloriarse a no ser en la cruz de nuestro Señor Jesucristo. Pues no tiene nade de grande gloriarse en la sabiduría de Cristo, pero sí el hacerlo en la cruz. Donde encuentra el impío motivo para insultar, allí ha de encontrar el piadoso su gloria. Será idéntico lo que provoca el insulto del soberbio y la gloria del cristiano. No te avergüences de la cruz de Cristo; para eso recibiste su señal en la frente, la sede del pudor, por decirlo así. Piensa en tu frente para no temer la lengua ajena.

Sal 160, 5.

 

San Juan de Ávila

Tampoco trae espada, porque no ha viene a juzgar el mundo, sino a salvarlo; ni viene huyendo de la muerte, sino a buscarla, y dar su ánima, como Él dice, por rescate de muchos (cf. Mt 26, 28; Mc 14, 24). ¿Quién no se admira de tal caridad, que no mira a su descanso, sino a nuestro provecho, y lo desea tanto, que no dudó de perder su vida por darnos vida, y matar en sí mismo las enemistades que estaban entre Dios y nosotros, como dice San Pablo? (cf. Ef 2, 16). Si queréis saber por qué el Señor anda solo, por qué pierde su vida en la cruz, es por hacer paces entre Dios y los hombres; lo cual no puede haber habiendo pecados, ni se puede quitar los pecados sino la muerte y por derramamiento de sangre de Jesucristo.

Santísimo Sacramento. III, pg. 655.

Esclavo fuiste de los hombres, pues los serviste, y a duras penas te lo quieren agradecer. ¡Oh bendita tu bondad y maldita nuestra maldad!

Anunciación de Nuestra Señora. III, pg. 873.

Fue obediente a su Padre, y por su amor se sujetó a los hombres, y su principal cuidado fue tener humildad, para destruir en los hombres la soberbia de Lucifer, pues su venida fue para reparar el daño que por la soberbia había entrado en el mundo.

San José. III, pg. 1021.

De sus muy amados discípulos, Juan y Santiago, cuando se acercaron con su madre, sabemos que les respondió no por cierto al tono que ellos querían bailar; mas antes, preparándolos para el martirio que les tenía dedicado, les dijo: No será ansí como penséis; que en lugar de descansar, trabajaréis, y en lugar de reinar en este mundo, serviréis a vuestros hermanos, y, finalmente beberéis con el vaso que yo tengo que beber; pasaréis muchos trabajos antes que vengáis a gozar del premio que os tengo aparejado (cf. 10, 35-41).

A una su devota. III, pg. 662.

 

San Oscar Romero.

Seamos nosotros los que vamos a llevar esta iluminación de nuestra fe. Vivamos intensamente el llamamiento que Cristo nos ha hecho hoy a través de aquel joven que pregunta la gran pregunta que debe ser de todos nosotros ¿Será esto Reino de Dios o es reino de pecado? ¿Qué tenemos que hacer para salir de esta situación? Cristo nos dice con toda nitidez un camino que ya podemos comenzar a recorrer entre todos y cada uno en su conciencia y en su familia: "Guarda los mandamientos, vive 'el espíritu de pobreza y de desprendimiento. y, sobre todo, ven y sígueme".

Tengamos esto y no lo olvidemos: "... la Iglesia no necesita recurrir a sistemas e ideologías... en el centro de su mensaje está la inspiración de su antropología cristiana". No estemos aspirando a unas liberaciones ateas marxistas, importadas. Ni tampoco, importadas en el sentido de "seguridad nacional" o de capitalismos. Tenemos que buscar aquí en las entrañas de El Salvador, a la luz de nuestra fe cristiana, cuál es la verdadera sociedad que El Salvador necesita y hacerla de verdad...

Homilía. 21 octubre 1979.

 

Papa Francisco. Angelus. 21 de octubre de 2018.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

La página del Evangelio de hoy (cf. Marcos 10, 35-45) describe a Jesús, que una vez más y con gran paciencia, intenta corregir a sus discípulos convirtiéndolos de la mentalidad del mundo a la de Dios. Le brindan la ocasión los hermanos Santiago y Juan, dos de los primeros que Jesús encontró y llamó a seguirlo. Ya han recorrido un largo camino con Él y pertenecen al grupo de los doce Apóstoles. Por eso, mientras se dirigen a Jerusalén, donde los discípulos esperan con ansia que Jesús, con ocasión de la fiesta de Pascua, instaure finalmente el Reino de Dios, los dos hermanos se arman de valor, se acercan y dirigen al maestro su petición: «Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otro a tu izquierda» (v. 37). Jesús sabe que Santiago y Juan están animados por un gran entusiasmo por Él y por la causa del Reino, pero sabe también que sus expectativas y su celo están contaminados por el espíritu del mundo. Por eso responde: «No sabéis lo que pedís» (v. 38). Y mientras ellos hablaban de «tronos de gloria» en los que sentarse junto a Cristo Rey, Él habla de un «cáliz» para beber, de un «bautismo» a recibir, es decir de su pasión y muerte.

Santiago y Juan, siempre mirando al privilegio esperado, dicen deprisa: ¡sí «podemos»! Pero tampoco aquí se dan cuenta de lo que verdaderamente dicen. Jesús preanuncia que su cáliz lo beberán y su bautismo lo recibirán, es decir, ellos también, como los demás apóstoles, participarán en su cruz, cuando llegue el momento. Sin embargo —concluye Jesús— «sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado» (v. 40). Como diciendo: ahora seguidme y aprended el camino del amor «con pérdida», y el Padre celestial se hará cargo del premio. El camino del amor es siempre «con pérdida», porque amar significa dejar a parte el egoísmo, la autorreferencialidad, para servir a los demás. Jesús se da cuenta de que los otros diez Apóstoles se enfadan con Santiago y Juan, demostrando así que tienen la misma mentalidad mundana. Y esto le ofrece la inspiración para una lección que se aplica a los cristianos de todos los tiempos, también para nosotros. Dice: «Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones las dominan como señores absolutos y los grandes las oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros; sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor» (v. 42-44). Es la regla del cristiano. El mensaje del Maestro es claro: mientras los grandes de la Tierra construyen «tronos» para el poder propio, Dios elige un trono incómodo, la cruz, desde donde reinar dando la vida: «Tampoco el Hijo del Hombre —dice Jesús— ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos» (v. 45).

El camino del servicio es el antídoto más eficaz contra la enfermedad de la búsqueda de los primeros puestos; es la medicina para los arribistas, esta búsqueda de los primeros puestos, que infecta muchos contextos humanos y no perdona tampoco a los cristianos, al pueblo de Dios, ni tampoco a la jerarquía eclesiástica. Por lo tanto, como discípulos de Cristo, acojamos este Evangelio como un llamado a la conversión, a dar testimonio con valentía y generosidad de una Iglesia que se inclina a los pies de los últimos, para servirles con amor y sencillez. Que la Virgen María, que se adhirió plenamente y humildemente a la voluntad de Dios, nos ayude a seguir a Jesús con alegría en el camino del servicio, el camino maestro que lleva al Cielo.

 

Francisco. Angelus. 17 de octubre de 2021.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de la Liturgia de hoy (Mc 10,35-45) cuenta que dos discípulos, Santiago y Juan, piden al Señor sentarse un día junto a Él en la gloria, como si fueran “primeros ministros”, o algo así. Pero los otros discípulos los escuchan y se indignan. A este punto Jesús, con paciencia, les ofrece una gran enseñanza: la verdadera gloria no se obtiene elevándose sobre los otros, sino viviendo el mismo bautismo que Él recibirá, dentro de poco tiempo, en Jerusalén, es decir, la cruz. ¿Qué quiere decir esto? La palabra “bautismo” significa “inmersión”: con su Pasión, Jesús se sumergió en la muerte, ofreciendo su vida para salvarnos. Por tanto, su gloria, la gloria de Dios, es amor que se hace servicio, no poder que aspira a la dominación. No poder que aspira al dominio, ¡no! Es amor que se hace servicio. Por eso Jesús concluye diciendo a los suyos y también a nosotros: «el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor» (Mc 10,43). Para hacerse grandes, tendréis que ir en el camino del servicio, servir a los otros.

Estamos frente a dos lógicas diferentes: los discípulos quieren emerger y Jesús quiere sumergirse. Detengámonos sobre estos dos verbos. El primero es emerger. Expresa esa mentalidad mundana por la que siempre somos tentados: vivir todas las cosas, incluso las relaciones, para alimentar nuestra ambición, para subir los peldaños del éxito, para alcanzar puestos importantes. La búsqueda del prestigio personal se puede convertir en una enfermedad del espíritu, incluso disfrazándose detrás de buenas intenciones; por ejemplo cuando, detrás del bien que hacemos y predicamos, en realidad nos buscamos solo a nosotros mismos y nuestra afirmación, es decir, ir adelante nosotros, trepar… Y esto también lo vemos en la Iglesia. Cuántas veces, los cristianos, que deberíamos ser servidores, tratamos de trepar, de ir adelante. Por eso, siempre necesitamos verificar las verdaderas intenciones del corazón, preguntarnos: “¿Por qué llevo adelante este trabajo, esta responsabilidad? ¿Para ofrecer un servicio o para hacerme notar, ser alabado y recibir cumplidos?”. A esta lógica mundana, Jesús contrapone la suya: en vez de elevarse por encima de los demás, bajar del pedestal para servirlos; en vez de emerger sobre los otros, sumergirse en la vida de los otros. Estaba viendo en el programa “A sua immagine” ese servicio de las Cáritas para que a nadie le falte comida: preocuparse por el hambre de los otros, preocuparse de las necesidades de los otros. Mirar y abajarse en el servicio, y no tratar de trepar para la propia gloria.

Y ahí está el segundo verbo: sumergirse. Jesús nos pide que nos sumerjamos. Y ¿cómo sumergirse? Con compasión, en la vida de quien encontramos. Ahí [en ese servicio de Cáritas] estábamos viendo el hambre: y nosotros, ¿pensamos con compasión en el hambre de tanta gente? Cuando estamos delante de la comida, que es una gracia de Dios y que nosotros podemos comer, hay mucha gente que trabaja y no logra tener la comida suficiente para todo el mes. ¿Pensamos en esto? Sumergirse con compasión, tener compasión. No es un dato de enciclopedia: hay muchos hambrientos… ¡No! Son personas. ¿Y yo tengo compasión por las personas? Compasión de la vida de quien encontramos, como ha hecho Jesús conmigo, contigo, con todos nosotros, se ha acercado con compasión.

Miramos al Señor Crucificado, sumergido hasta el fondo en nuestra historia herida, y descubrimos la manera de hacer de Dios. Vemos que Él no se ha quedado allí arriba en los cielos, a mirarnos de arriba a abajo, sino que se ha abajado a lavarnos los pies. Dios es amor y el amor es humilde, no se eleva, sino que desciende, como la lluvia que cae sobre la tierra y trae vida. ¿Pero qué hay que hacer para ponerse en la misma dirección que Jesús, para pasar del emerger al sumergirse, de la mentalidad del prestigio, esa mundana, a la del servicio, la cristiana? Requiere compromiso, pero no es suficiente. Solos es difícil, por no decir imposible, pero tenemos dentro una fuerza que nos ayuda. Es la del Bautismo, de esa inmersión en Jesús que todos nosotros hemos recibido por gracia y que nos dirige, nos impulsa a seguirlo, a no buscar nuestro interés sino a ponernos al servicio. Es una gracia, es un fuego que el Espíritu ha encendido en nosotros y que debe ser alimentado. Pidamos hoy al Espíritu Santo que renueve en nosotros la gracia del Bautismo, la inmersión en Jesús, en su forma de ser, para ser más servidores, para ser siervos como Él ha sido con nosotros.

Y recemos a la Virgen: Ella, incluso siendo la más grande, no ha tratado de emerger, sino que ha sido la humilde sierva del Señor, y está completamente inmersa a nuestro servicio, para ayudarnos a encontrar a Jesús.

 

 

Monición de entrada.

Buenos días.

Hemos empezado el camino que nos llevará a algunas y algunos de nosotros a recibir a Jesús en la primera comunión.

Aquí fuimos bautizados y recibimos la luz de la fe.

Y aquí buscamos la luz, porque queremos ver a Jesús con los ojos de la fe.

 

Señor, ten piedad.

Tú eres compasivo. Señor, ten piedad.

Tú haces el bien. Cristo, ten piedad.

Tú ayudas a las personas que ven.  Señor, ten piedad.

 

Peticiones.

-Por el Papa Francisco, que nos ilumina con sus lecciones. Te lo pedimos Señor.

-Por los obispos, sacerdotes, catequistas y todas las personas que iluminan a los demás con la luz de Palabra de Dios. Te lo pedimos Señor.

-Por las personas que buscan una luz para vivir. Te lo pedimos, Señor.

-Por las personas ciegas, la ONCE, los médicos y los que les ayudan. Te lo pedimos, Señor.

-Por las misioneras y los misioneros y por las personas que viven en países donde van. Te lo pedimos, Señor.

-Por nosotros, por los mayores que a veces tiene dudas. Te lo pedimos, Señor.

 

 Acción de gracias.

Virgen María. Gracias porque además de tener a Dios como padre, tenemos en el cielo a ti como madre.

 

ORACIÓN PARA EL CENTRE JUNIORS CORBERA Y CATEQUISTAS DE CORBERA, FAVARA Y LLAURÍ. DOMINGO 29 T. ORDINARIO

EXPERIENCIA.

Respira profundamente 2-3 minutos.

Escucha el silencio, los pajarillos, tu respiración.

¿Qué quieres ser de mayor?

¿Qué hubieses querido ser de mayor?

Mira el vídeo:

https://www.youtube.com/watch?v=nvoJqyv4e3w

 

¿Tú también quieres ser el primero o la primera?

Vuelve a verlo deteniéndote leyendo las frases del evangelio que aparecen en él?


REFLEXIÓN.

Lectio

Toma la Biblia y lee el evangelio de este domingo:

X Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 42-45.

Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos.

Marcos 10, 42-45

 

Meditatio.

Comienza el curso.

¿Cómo vas a estar en el grupo de monitoras/es o catequistas?

¿y con las niñas/os?

¿Para qué estás en la parroquia?

Mira en tu corazón, se sincera/o.

Oratio

Reza a Jesús con sinceridad. Si piensas lo contrario que él, pídele te ayude a cambiar.

 

COMPROMISO.

Se la primera o el primero en levantarte para ayudar en las comidas familiares o de amigos. La primera o el primero  en preparar las mesas, en limpiar cuando se termina la actividad.

 

CELEBRACIÓN.

Escucha canción de la pastoral juvenil ignaciana de Cuba, En todo amar y servir.

https://www.youtube.com/watch?v=N6M37en9fy0

Mi corazón se llena de tu amor

Que dulce saborear tu bendición

Qué claridad se siente, que gran consolación,

Cuando cual lluvia sobre mi llega tu perdón.

 

Cada mañana para mi es un don

Cuando me inunda el soplo de tu amor,

Tú cálido abrazo hasta el anochecer

Qué sería de mi sin tu querer.

 

Por eso canto a toda voz

Voy a amar y servir para mi Dios.

En todo amar y servir a mayor gloria de Dios,

En todo amar y servir esa ha de ser mi vocación.

 

A mi hermano afligido le llevo la alegría

Al que se cree perdido yo le llevo el camino.

A la mano vacía le doy mi corazón

Mis ojos al que es ciego y a otros perdón.

Mi espalda al cansado, al mundo mi canción.

Y al que no está a tu lado tu salvación.

 

Por eso canto a toda voz

Voy a amar y servir para mi Dios.

En todo amar y servir a mayor gloria de Dios,

En todo amar y servir esa ha de ser mi vocación.

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