Lectura del libro de Samuel 16, 1b.6-7.10-13a
En aquellos días, el señor dijo a Samuel:
-Llena tu cuerno de aceite y ponte en camino. Te envío a casa de Jesé,
el de Belén, porque he visto entre sus hijos un rey para mí.
Cuando llegó, vio a Eliab y se dijo:
-Seguro que está su ungido ante el Señor.
Pero el Señor dijo a Samuel:
-No te fijes en su apariencia ni en lo elevado de su estatura,
porque lo he descartado. No se trata de lo que vea el hombre. Pues el hombre
mira a los ojos, mas el Señor mira el corazón.
Jesé presentó a sus siete hijos ante Samuel. Pero Samuel dijo a
Jesé:
-El Señor no ha elegido a estos.
Entonces Samuel preguntó a Jesé:
-¿No hay más muchachos?
Y le respondió:
-Todavía queda el menor, que está pastoreando el rebaño.
Samuel le dijo:
-Manda a buscarlo, que no nos sentaremos a la mesa mientras no
venga.
Jesé mandó a por él y lo hizo venir. Era rubio, de hermosos ojos y
buena presencia. El Señor dijo a Samuel:
-Levántate y úngelo de parte del Señor, porque es este.
Samuel tomó el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus
hermanos. Y el espíritu del Señor vino sobre David desde aquel día en adelante.
Palabra de Dios.
Textos
paralelos.
No mires su apariencia.
1 Sam 9, 2: Tenía un hijo llamado
Saúl, fornido y apuesto. No había entre los hijos de Israel nadie mejor que él.
De hombres para arriba, sobrepasaba a todo el pueblo.
1 Sam 10, 23: Corrieron a sacarlo
de allí, y compareció en medio del pueblo. Sobrepasaba a todos los del pueblo
del hombro para arriba.
Is 55, 8-9: Porque mis planes
no son vuestros planes, / vuestros caminos no son mis caminos, / - oráculo del
Señor -. / Cuanto dista el cielo de la tierra, / así distan mis caminos de los
vuestros, / y mis planes de vuestros planes.
Jb 10, 4: ¿Tienes acaso ojos de
carne?, / ¿ves las cosas como el hombre las ve?
Sal 147, 10s: No aprecia el
vigor de los caballos, / no estima los jarretes del hombre: / el Señor aprecia
a los que lo temen, / que confían en su misericordia.
Jr 11, 20: Señor del universo,
/ que juzgas rectamente; / que examinas las entrañas del corazón, / deja que yo
pueda ver / cómo te vengas de ellos, / pues a ti he confiado mi causa.
Pr 15, 11: El Señor conoce Abismo
y Perdición, / ¡Cuánto más el corazón humano!
Era rubio, de bellos
ojos.
Gn 39, 6: Él puso todo lo que
poseía en manos de José, sin preocuparse de otra cosa que del pan que comía.
José era de buen tipo y bello semblante.
2 S 14,25: No había en todo
Israel hombre más hermoso como Absalón, digno de tan grandes elogios. De la
punta del pie a la coronilla no había defecto alguno.
Lo ungió en presencia de
sus hermanos.
1 S 10, 6: Entonces vendrá sobre
ti el espíritu del Señor, profetizarás con ellos y te convertirás en otro
hombre.
Jc 3, 10: Vino sobre él el
espíritu del Señor y juzgó a Israel.
Notas
exegéticas.
16 Este episodio vincula la unción de
David con Samuel y parece proceder de la tradición profética, pero no tiene
relación con la historia siguiente. David será ungido en Hebrón por el pueblo
de Judá, 2 S 2, 4, y luego por los ancianos de Israel, 2 S 5, 2, y no volverá a
ser mencionada la unción referida aquí: según 17, 27, y a pesar de 16, 13,
Eliab la desconoce. Igual que el capítulo 9 para Saúl, este relato sirve de
prólogo a la historia de la “ascensión” de David al trono, que terminará en 2 S
5 con la instalación en Jerusalén del rey de Judá y de Israel. Esta
recopilación de tradiciones, en la que no faltan duplicados (16, 14-23 y 17, 55
– 18, 5; 187, 6-16 y 19, 8-10; 19, 1-7 y 20, 1-21; 21, 11-16 y 27, 24 y 27; 24
y 26) no es un conjunto desordenado, sino bien estructurado. El recuerdo de la guerra
que opuso a filisteos e israelitas sirve al narrador para jalonar el relato
(17, 1; 19, 8; 23,1; 28,1; 31,1; 2S 5, 25). Cada episodio es netamente delimitado
por movimientos de personajes, y el relato en conjunto avanza oponiendo el
declive de Saúl y la progresión de David, ver 2 S 3, 1 y 5, 10, explicada
mediante una fórmula que reaparece a intervalos como un estribillo: “Yahvé
estaba con él” (1 S 16, 28; 17, 37; 18, 12.14.28; 20, 13; 2 S 5, 10). Toda esta
historia está escrita para mayor gloria de David.
16 7 (a) La fórmula de rechazo, aplicada
aquí solo a Eliab, da pie para pensar que el autor se basa en una tradición
poco favorable al hermano mayor de David, ver 17, 28.
16 7 (b) Literalmente “los ojos”.
16 13 Sin ninguna señal exterior y
en conexión inmediata con la unción: el “espíritu de Yahvé” es aquí la gracia
impartida a una persona consagrada.
Comentario.
-Dios
se sirve para llevar adelante la obra de salvación:
Ser
humano que le desobedece (Adán) - Ser humano que le obedece (Abrahán).
Pueblo
desobediente (Israel) – Profeta obediente (Moisés).
Un
niño pequeño (David):
Ungido
del Señor / Saúl y los hermanos mayores.
-Palabras
a resaltar:
Mediador-carismático.
Niño
Pequeño.
Unción
real.
-Dios
hace su obra de salvación con lo pequeño, despreciable y débil.
-Misión
del ungido:
Fidelidad
al plan de Dios.
Servicio
al pueblo de Israel.
Salmo responsorial
Salmo 22
R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en
verdes praderas me hace recostar,
me
conduce hacia fuentes tranquilas
y
repara mis fuerzas. R/.
Me
guía por el sendero justo,
por
el honor de su nombre.
Aunque
camine por cañadas oscuras,
nada
temo, porque tú vas conmigo:
tu
vara y tu cayado me sosiegan. R/.
Tu
bondad y tu misericordia me acompañan
todos
los días de mi vida,
y
habitaré en la casa del Señor
por
años sin término. R/.
Textos
paralelos.
Yahvé
es mi pastor.
Ez 34,1-2: Me fue
dirigida esta palabra del Señor: “Hijo de hombre, profetiza contra los pastores
de Israel.
Jn 10, 11: Yo soy
el Buen Pastor. El buen pastor da la vida por las ovejas.
Me
conduce a fuentes tranquilas.
Jn 4, 4-5: Llegó
Jesús a una ciudad de Samaría llamada Sicar, cerca del campo que dio Jacob a
José; allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí
sentado junto al pozo. Era hacia la hora sexta.
Is 40, 31: Pero los
que esperan en el Señor / renuevan sus fuerzas, / echan alas como las águilas,
/ corren y no se fatigan, / caminan y no se cansan.
Jr 31, 25: Pues
refrescaré las gargantas resecas y saciaré las gargantas hambrientas.
Pr 4, 11: Te
instruiré en el camino de la sabiduría, / te guiaré por la senda recta.
Sal 115,1: No a
nosotros, Señor, no a nosotros / sino a tu nombre da la glioria, / por tu
bondad, por tu lealtad.
Aunque
fuese por valle tenebroso.
Is 50, 10: Quien de
vosotros teme al Señor / y escucha la voz de su siervo, / aunque camine en
tinieblas, sin ninguna claridad, / que confíe en el nombre del Señor, / que se
apoye en su Dios.
Jb 10, 21-22: Antes
de que vaya, para no volver, / al país tenebroso, de sombras de muertos, / al
país lúgubre como la oscuridad, / con sombras de muertos, sin orden, / donde la
luz es pura oscuridad.
Preparas
ante mí una mesa.
Ex 16, 15b: Moisés
les dijo: “Es el pan que el Señor os da de comer”.
Sal 22, 27: Los
desvalidos comerán hasta saciarse, / alabarán al Señor los que lo buscan. /
¡Viva su corazón por siempre!
Mi
copa rebosa.
Sal 16, 5: El Señor
es el lote de mi heredad y mi copa, / mi suerte está en tu mano.
Sal 63, 6: Me
saciaré como de enjundia y de manteca, / y mis labios te alabarán jubilosos.
Habitaré
en la casa de Yahvé.
Sal 27, 4: Una cosa
pido al Señor, / eso buscaré: / habitar en la casa del Señor / por los días de
mi vida; / gozar de la dulzura del Señor,
/ contemplando su templo.
Notas
exegéticas.
23 La solicitud divina por los
justos, descrita bajo la doble imagen del pastor y del huésped que ofrece el
banquete mesiánico. Este salmo se aplica tradicionalmente a la vida
sacramental, especialmente al bautismo y la eucaristía.
23 4 “pues tu vienes”: adicción
probable par armonizar con 1 Sam 22 23 y subrayar la alusión al gesto davídico.
El texto primitivo sería: “Cerca de mí, tu vara, tu cayado están ahí”.
23 5 Conforme a la costumbre de la
hospitalidad oriental, Sal 92, 11; 192, 2; Qo 9, 8; Am 5, 5; Lc 7, 46.
23 6 “y habitaré” versiones: “volveré
a” hebr. (simple corrección vocálica.
Segunda
lectura.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 5, 8-14.
Hermanos:
Antes erais tinieblas, pero ahora, sois luz por el señor. Vivid
como hijos de la luz, pues toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz.
Buscad lo que agrada al Señor, sin tomar parte en las obras estériles de las
tinieblas, sino más bien denunciadlas. Pues da vergüenza decir las cosas que
ellos hacen a ocultas. Pero, al denunciarlas, la luz las pone al descubierto, y
todo lo descubierto es luz. Por eso dice: “Despierta tú que duermes, levántate
de entre los muertos, y Cristo te iluminará.
Palabra de Dios.
Textos
paralelos.
Porque en otro tiempo
fuisteis tinieblas.
Ef 4, 18: Con la razón a oscura
y alejados de la vida de Dios; por la ignorancia y la dureza de su corazón.
Jn 8, 12: Yo soy la luz del
mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la
vida.
Col 1, 12-13: Dando gracias a
Dios Padre, que os ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo
en la luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, / y nos ha trasladado
/ al reino del Hijo de su amor.
2 Co 4, 6: Pues el Dios que
dijo: Brille la luz del seno de las tinieblas ha brillado en nuestros corazones,
para que resplandezca el conocimiento de la gloria de Dios reflejada en el
rostro de Cristo.
Ef 6, 14: Estad firmes; ceñid
la cintura con la verdad, y revestid la coraza de la justicia.
1 Ts 5, 4-5: Pero vosotros, hermanos,
no vivís en tinieblas, de forma que ese día os sorprenda como un ladrón; porque
todos sois hijos de la luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.
Examinad que es lo que le
agrada a Dios.
Rm 12, 2: Y no os amoldéis a este
mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis
discernir cuál es la voluntad de Dios, qué es lo bueno, lo que le agrada, lo
perfecto.
Col 3, 10: Y os habéis
revestido de la nueva condición que, mediante el conocimiento, se va renovando
a imagen de su creador.
Pero, al ser denunciadas,
salen a la luz.
Jn 3, 20-21: Pues todo el que
obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por
sus obras. En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea
que sus obras están hechas según Dios.
Notas
exegéticas:
5 8 El pasaje reagrupa las imágenes
tradicionales de la catequesis bautismal. Ya se ha visto el tema del
revestimiento (4, 22-24) y el de la imitación de Dios (5, 1). El contraste tinieblas/luz
es característico de los textos de Qumrán y del cristianismo primitivo (St 1,
17-18; 1 Pe 2, 9; 1 Jn 1, 5-7). Las exhortaciones positivas se ven interrumpidas
por “listas de vicios” que provienen igualmente de la enseñanza habitual y que
se encuentran en la literatura judía.
5 14 (a) Hablar con complacencia de tales
torpezas, dejándolas en su sospechosa oscuridad, no estaría bien, v. 3; pero
sacarlas a la luz pública para corregirlas es obra buena. La luz que así se
produce expulsa las tinieblas, porque es la luz de Cristo (final del v.).
5 14 (b) Esta cita parece tomada de algún
himno cristiano primitivo; un caso semejante en 1 Tm 3, 16. Sobre la fe
bautismal concebida como iluminación, ver Hb 6, 4;; 10, 32 (ver Rm 6, 4).
Comentario.
-Contraposición sapiencial luz
/ tinieblas:
Oscuridad: esconde lo vicioso
(Eclo 23, 18; Job 24, 13-18).
Luz: delata el delito (Sal 90,
8).
Obras de las tinieblas:
estériles y vergonzosas, inseguridad, ocultamiento.
Obras de la luz: verdad, transparencia,
claridad, denuncia del pecado.
-Creyente: recibe la luz dela fe
/ pecador: muerto.
Evangelio.
X Lectura del santo evangelio según
san Juan 9, 1-41
En aquel tiempo, al pasar, vio Jesús a un hombre ciego de
nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron:
-Maestro, ¿quién pecó, este o sus padres, para que naciera ciego?
Jesús contestó:
-Ni este pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las
obras de Dios. Mientras es de día tengo que hacer las obras del que me ha
enviado; viene la noche y nadie podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy
la luz del mundo.
Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo
untó en los ojos al cielo y le dijo:
-Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado).
Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes
solían verlo pedir limosna preguntaban:
-¿No es ese el que se sentaba a pedir?
Unos decían:
-El mismo.
Otros decían:
-No es él, pero se le parece.
Él respondía:
-Soy yo.
Y le preguntaban:
-¿Y como se te han abierto los ojos?
Él contestó:
-Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos
y me dijo que fuese a Siloé y que me lavase. Entonces fui, me lavé, y empecé a
ver.
Le preguntaron:
-¿Dónde está él?
Contestó:
-No lo se.
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el
día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban
cómo había adquirido la vista. Él le contestó:
-Me puso barro en los ojos, me lavé y veo.
Algunos de los fariseos comentaban:
-Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.
Otros replicaban:
-¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?
Estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego:
-Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?
Él contestó:
-¿Qué es un profeta?
Pero los judíos no se creyeron que aquel había sido ciego y que
había comenzado a ver, hasta que llamaron a sus padres y le preguntaron:
-¿Es este vuestro hijo, de quien decís vosotros que nació ciego? ¿Cómo
es que ahora ve?
Sus padres contestaron:
-Sabemos que este es nuestro hijo y que nació ciego, pero cómo ve
ahora, no lo sabemos; y quien le ha abierto los ojos, nosotros tampoco lo
sabemos. Preguntádselo a él, que es mayor y puede explicarse.
Sus padres respondieron así porque tenían miedo a los judíos;
porque los judíos ya habían acordado excluir de la sinagoga a quien reconociera
a Jesús por Mesías. Por eso sus padres dijeron: “Ya es mayor, preguntádselo a él”.
Llamaron por segunda vez al hombre que había sido ciego y le
dijeron:
-Da gloria a dios: nosotros sabemos que ese hombre es un pecador.
Contestó él:
-Si es un pecador, no lo sé; solo sé que yo era ciego y ahora veo.
Le preguntaron de nuevo:
-¿Qué te hizo, cómo te abrió los ojos?
Le constó:
-Os lo he dicho ya, y no me habéis hecho caso; ¿para qué queréis
oírlo otra vez?; ¿también vosotros queréis haceros discípulos suyos?
Ellos lo llenaron de improperios y le dijeron:
-Discípulo de ese lo serás tú; nosotros somos discípulos de
Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ese no sabemos de dónde
viene.
Replicó él:
-Pues eso es lo raro: que vosotros no sabéis de dónde viene y, sin
embargo, me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores,
sino al que es piadoso y hace su voluntad. Jamás se oyó decir que nadie le
abriera los ojos a un ciego de nacimiento; si este no viniera de Dios, no
tendría ningún poder.
Le replicaron:
-Has nacido completamente empecatado, ¿y nos vas a dar lecciones a
nosotros?
Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y
le dijo:
-¿Crees tú en el Hijo del hombre?
Él le contestó:
-¿Y quién es, para que crea en él?
Jesús el dijo:
-Lo estás viendo: el que te está hablando ese es.
Él dijo:
-Creo, Señor.
Y se postró ante él.
Dijo Jesús:
-Para un juicio he venido yo a este mundo: para que los que no
ven, vean, y los que ven, se queden ciegos.
Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le preguntaron:
-¿También nosotros estamos ciegos?
Jesús les contestó:
-Si estuvierais ciegos, no tendríais pecado; pero como decís “vemos”,
vuestro pecado permanece.
Textos
paralelos.
Rabí, ¿quién pecó,…?
Jn 5, 14: Más tarde lo
encuentra Jesús en el templo y le dice: “Mira, has quedado sano; no peques más,
no sea que te ocurra algo peor”.
Lc 13, 2: Jesús respondió: “¿Pensáis
que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque han padecido
todo esto?
Se manifiesten en él las
obras de Dios.
Jn 5, 36: Pero él testimonio
que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido
llevar a cabo, esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha
enviado.
Mientras es de día
tenemos que trabajar.
Jn 11, 9-10: Jesús contestó: “¿No
tiene el día doce horas? Si uno camina de día no tropieza, porque ve la luz del
mundo; pero si camina de noche tropieza, porque la luz no está en él.
Jn 12, 35-36: Jesús les
contestó: “Todavía os queda un poco de luz; caminad mientras tenéis luz, antes de
que os sorprendan las tinieblas. El que camina en tinieblas no sabe a donde va;
mientras hay luz, creed en la luz, para que seáis hijos de la luz”. Esto dijo
Jesús y se fue y se escondió de ellos.
Jn 4, 34: Jesús les dice: “Mi
alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a término su obra”.
Mientras estoy en el
mundo, soy la luz del mundo.
Jn 8, 12: Jesús les habló de
nuevo diciendo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en las
tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.
Vete a lavarte en la
piscina de Siloé.
Is 8, 6: Este pueblo desprecia
las aguas de Siloé que corren mansas, y desfallece ante Rasín y el hijo de
Romelías.
Era sábado el día en que
Jesús hizo barro.
Mt 12, 10: Había allí un hombre
que tenía una mano paralizada. Entonces preguntaron a Jesús para poder acusarlo:
“¿Esta permitido curar en sábado?”
Lc 13, 16: Y esta, que es hija
de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no era necesario
soltarla de tal ligadura en día de sábado?
Jn 14, 20: Entonces sabréis que
yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí y yo en vosotros.
¿Cómo puede un pecador
realizar semejantes signos?
Jn 3, 2: Este fue a ver a Jesús
de noche y le dijo: “Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como
maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con
él”.
Que es un profeta.
Mt 16, 14: Ellos contestaron: “Unos
que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas”.
Por miedo a los judíos.
Jn 7, 13: Pero nadie hablaba de
él en público por miedo a los judíos.
Jn 16, 2: Os excomulgarán de la
sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará
que da culto a Dios.
Llamaron por segunda vez
al hombre.
Jr 13, 16: Honrad al Señor,
vuestro Dios / antes de que se echen las sombras, / antes de que tropiecen
vuestros pies / por los montes apenas sin luz; / antes de que la luz que
esperáis / se convierta en sombras mortales, / se transforme en lóbregas tinieblas.
Sabemos que Dios no
presta atención a los pecadores.
Is 1, 15: Cuando extendéis las
manos / me cubro los ojos; / aunque multipliquéis las plegarias, / no os
escucharé. / Vuestras manos están llenas de sangre.
Pr 15, 29: El Señor está lejos
de los malvados / y escucha la oración de los honrados.
Has nacido todo entero en
pecado.
Jn 7, 49: Esta gente que no
entiende de la ley son unos malditos.
¿Tú crees en el Hijo del
hombre?
Mt 8, 20: Jesús respondió: “Las
zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene
donde reclinar la cabeza”.
¿Quién es, Señor, para que
crea en él?
Jn 9, 4: Mientras es de día
tengo que hacer las obras del que me ha enviado: viene la noche y nadie podrá
hacerlas.
Jn 4, 26: Jesús le dice: “Soy
yo, el que habla contigo”.
Es el que está hablando
contigo.
Jn 8, 12: Jesús les habló de
nuevo diciendo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en
tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.
Para un juicio he venido.
Jn 1, 1: En el principio
existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.
Mt 13, 13: Por eso les hablo en
parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender.
Jesús les respondió.
Mt 18, 14: Igualmente, no es
voluntad de vuestro Padre, que está en el cielo que pierda ni uno de estos
pequeños.
Si fuerais ciegos.
Jn 3, 36: El que cree en el
Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la
ira de Dios pesa sobre él.
Jn 12, 48: El que me rechaza y
no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue: la palabra que yo he pronunciado,
esa lo juzgará en el último día.
Vuestro pecado sigue en
vosotros.
Ez 34, 2: Hijo de hombre,
profetiza contra los pastores de Israel y dices: “¡Pastores!, esto dice el
Señor: ¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿No deben
los pastores apacentar las ovejas?”.
Jr 23, 1-3: ¡Ay de los pastores
que dispersan y dejan que se pierdan las ovejas de mi rebaño! – oráculo del
Señor –. Por tanto, esto dice el Señor, Dios de Israel a los pastores que
pastorean a mi pueblo: “Vosotros dispersasteis mis ovejas y las dejasteis ir
sin preocuparos de ellas. Así que voy a pediros cuenta por la maldad de
vuestras acciones – oráculo del Señor –. Yo mismo reuniré el resto de mis
ovejas de todos los países adonde las expulsé y las volveré a traer a sus deesas
para que crezcan y se multipliquen.
Notas
exegéticas Biblia de Jerusalén.
9 2 Según una concepción muy
difundida en el mundo antiguo, había una estrecha relación entre el pecado y
las dolencias físicas (Ex 9, 1-12; Sal 38, 2-6; Ez 18, 20). En el caso de males
de nacimiento, algunos rabinos atribuían la culpa a los padres, otros al propio
niño durante la gestación.
9 3 Jesús rechaza las teorías
corrientes sin preocuparse por proponer otra nueva. Constata sin más el hecho
de la dolencia y actúa para asegurar al hombre su plena integridad física.
Realiza además un signo (ver 2, 11) que manifestará a los hombres su origen
divino y les invitará a recibir la verdadera luz. El paso de la ceguera a la
visión simboliza el paso de la incredulidad y la muerte a la fe y a la vida. En
este sentido, el ciego (único ciego de nacimiento del NT) podrá ser considerado
prototipo de los que acceden a la fe.
9 4 (a) Var. “Tengo”. Pero el plural
está bien atestiguado y parece indicar que la comunidad cristiana consideraba
su actividad como una prolongación de la de Cristo. Ver Jn 14, 10-11.
9 4 (b) La vida de Jesús es como un día
de trabajo, Jn 5, 17, que concluye con la noche de la muerte. Ver Lc 13, 32; 9,
5. Esta declaración da por anticipado el sentido del milagro, ver 9, 37.
9 6 En la antigüedad se creía que la
saliva tenía propiedades curativas. Jesús utiliza un gesto conocido y le transmite
una nueva eficacia (ver Mc 7, 33; 8, 23).
9 7 El túnel de Ezequías estaba ya
olvidado (ver 2 Re 20, 20) y Siloé era considerada una fuente milagrosamente
enviada. Se sacaba agua de ella en la Fiesta de las Tiendas, ver Jn 7, 38. Para
Jn Jesús es el enviado del Padre.
9 14 Trabajo prohibido en sábado.
9 17 Ver Jn 4, 19. Primera etapa de
la interpretación del signo: Jesús es reconocido como un hombre de Dios, dotado
de un poder que sobrepasa las posibilidades humanas (Lc 24, 19).
9 18 Var.: “que aquel hombre hubiera
sido ciego y hubiera recobrado la vista”.
9 21 Om.: “Preguntadle”.
9 22 En la época de Jesús, el judaísmo
disponía de medidas para marginar a determinados delincuentes. Pero fue a finales
del s. I cuando apareció una auténtica excomunión de los cristianos. Es probable
que Jn haya proyectado en el pasado una medida reciente (ver 12, 42; 16, 2)(,
que posiblemente algunos de sus lectores habían padecido ya.
9 24 Fórmula bíblica para conjurar a
alguien a que diga la verdad y repare una ofensa hecha a la majestad divina,
ver Jos 7, 19; 1 S 6, 5.
9 29 Ver 6, 42; 7, 27.42.52. La
importancia que alcanzó la Ley en el judaísmo contribuyó al crecimiento
ilimitado de la estima por Moisés como legislador. Los fariseos tendían a
considerarlo el maestro doctrinal por excelencia. En la medida en que Jesús
aparece como portavoz de la revelación total y definitiva, debía ser
necesariamente comparado con Moisés (ver 6, 32).
9 31 (a) Una verdad común (Is 1, 15; Sal 66,
18; 109, 7; Pr 15, 29; Jb 27, 9; 35, 13; Jn 15, 23-27; 1 Jn 3, 21-22).
9 31 (b) Jn asocia la característica
griega de la piedad y el ideal bíblico, que insistía más en la obediencia a Dios.
9 32 El milagro del ciego de
nacimiento es probablemente para los evangelios el símbolo del bautismo, nuevo
nacimiento por el agua y el Espíritu, 3, 3-7. Las analogías entre 3, 1-21 y 9
son muchas.
9 33 Nueva etapa del itinerario de la
fe: el que fuera ciego, que había reconocido a Jesús como profeta (9, 17)
declara que hasta el momento nadie en Israel había sido un hombre de Dios como
él. Se han superado los viejos títulos.
9 35 Última etapa del itinerario: el
hombre curado ha ido hasta el final de su testimonio y ha sufrido persecución,
prefigurando así la situación que vivió la Iglesia de Juan (ver 15, 1-16, 4).
Jesús va a su encuentro y se le revela como Hijo del hombre, es decir, el que
viene a reunir a las personas y a elevarlas a la participación de la vida de
Dios (1, 51; 3, 14-15; 6, 62-63).
9 38 Om. de todo el v. 38 y del
comienzo del v. 39.
9 39 Los presuntuosos, que se fían de
sus propias luces, ver vv. 24-29.34, en contraposición a los humildes, cuyo
tipo es el ciego. Ver Dt 29, 3; Is 5, 9s; Jr 5, 21; Ez 12,2.
9 41 Si hubiesen sido ciegos a la manera
del que ha sido curado, estarían sin pecado; pero quienes se apoyan de forma
autosuficiente en lo que tienen no otorgarán su fe a Jesús, único que puede
arrancarles del pecado (ver. 3, 36).
Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión
crítica:
9 La curación del ciego es un
milagro-signo revelador, típico de la estructura interna del 4º Evangelio:
Jesús se revela con palabras y con hechos que los confirman en este caso, la
revelación es: “Yo soy la luz del mundo” (v. 5; 8, 12). Yo soy “la Vida que es la
luz de los hombres” (1, 14).
2 La pregunta de los discípulos
parte de la creencia en una unión causal estrecha entre pecado y enfermedad física.
3 Jesús distingue el pecado, del
mal físico; la salvación incluye necesariamente la purificación del pecado //
Si damos a la partícula griega hina con subjuntivo, valor de imperativo,
podemos traducir: ni pecó este ni sus padres, pero ¡dejad que se manifieste
en él…” // Las obras maravillosas (las señales, las pruebas: v. 16) de Dios
en favor de Jesús.
5 Soy luz: cf. 8, 12.
6 Todo el capítulo describe, por
una parte, el itinerario hacia la fe (el ciego llega a ver v. 38); y por otra,
el itinerario inverso, el del endurecimiento (los fariseos acaban siendo más ciegos
que al principio: v. 41). El primer paso para la fe resulta paradójico: cegar
más; pero es que “la fe, cegando la luz (san Juan de la Cruz). Con palabras de
otro de nuestros clásicos: “Pudiendo con su sola palabra curarle, tomó lodo y
púsoselo en los ojos, haciendo colirio del que parecía estorbo. Cogió tierra y
amasóla con su saliva, con que la convirtió en un terrón del cielo. y fue
remedio la que ya fuera daño…. Abrióle los ojos cuando parecía se los tapiaba”
(B. Gracián). Es verdad que los antiguos atribuían poder curativo a la saliva
(cf. Mc 7, 33); y que recientemente ha sido identificado en la saliva humano un
analgésico natural (la opiorfina), más eficaz que la morfina; pero ni en el
gesto de aplicar la saliva a los ojos del ciego, ni en el de lavarse en el estanque,
hay relación de causa a efecto; ese milagro tenía una significación sacramental
más profunda (bautismo, Eucaristía, etc.).
7 El estanque de Siloé: en la parte sur de la ciudad
recogía el agua de la fuente de Guijón a través de un célebre canal subterráneo,
excavado en la roca en tiempo del rey Ezequías (s. VIII-VII a.C.). // Enviado:
el Enviado, como en hebreo (cf. Lc 13,4), deja más en relieve el simbolismo:
Jesús es el enviado del Padre (cf. 7, 28ss.),.
10 Se te curaron los ojos: lit. se abrieron de ti los
ojos; el mismo giro se usa en los vs. 11 (“untó de mí los ojos”),
17.21.26.30.32. “Abrir los ojos” es un semitismo; significa dar vista,
devolver la vista.
22 De la sinagoga como institución; o de las
sinagogas como asambleas o sitios de reunión. El verdadero problema no era
que Jesús no guardara el sábado, sino que los judíos ya estaban predispuestos en
contra de él.
24-34 Influjo de la voluntad en la fe
y en la negativa a creer. Se acaba insultando al ciego vidente, que, con ironía
popular, da una lección a sus jueces malintencionados.
27 Ese también nos está diciendo que en su
corazón el ciego ya era discípulo de Jesús.
31 No escucha, escucha: el vocablo griego puede
traducirse escuchar y obedecer (cf. 3, 29). Apophthegmata Patrum (s.VI)
recoge esta sentencia del abad de Miós de Beléi: “Obediencia por obediencia; si
uno obedece a Dios, Dios le obedece a él”.
32 Desde que el mundo es mundo: lit. desde la eternidad,
desde el “eón”, desde el siglo.
34 Respondieron así: cf. Mt 3, 15. // Mientras que
Jesús había afirmado que no se trataba de pecado personal del ciego (v. 3), la
actitud orgullosa de los fariseos hace que se erijan en jueces absolutos y lo
condenen como pecador. // Tú… empecatado: lit. en pecados tú naciste
todo.
35-38 Jesús acoge al rechazado por
Israel y hace que su conocimiento de fe crezca hasta la plena luz; su
itinerario espiritual fue: desde pensar que Jesús es un cualquiera (v.11),
a reconocer que es un profeta (v. 17), aceptar luego que es santo (v.
25) y enviado de Dios (v. 33); hasta, finalmente, confesar y adorar al
Hijo del Hombre como Señor y Dios (v. 38).
39 Aquí está la clave de para qué
el ciego llega a la luz mientras que los judíos se vuelven ciegos. // Para…
una decisión a favor o en contra de mí; para que los hombres hagan un
discernimiento y una elección. Otros entienden: para un juicio, e.d.,
para llevar a cabo un designio divino; o para una sentencia (suponiendo
que sean sinónimos los vocablos griegos kríma y krísis.
41 “Si fuerais ciegos de la vista natural, como lo era
ese hombre,…; pero tenéis otra ceguera peor, y no dejáis que os la cure. // Vuestro
pecado es la incredulidad (cf. 1,29) // A manera de inclusión con el v. 2,
el relato acaba dramáticamente. Jn 3, 19-21 explica ese juicio condenatorio: “La
condena se basa en esto: la luz ha venido al mundo, pero los hombres amaron más
la oscuridad que la luz”. Ante nuestra posibilidad de pecar contra la luz, se
comprende la exclamación de santa Teresa: “¡Dadnos, Señor, luz! Mirad que es
más menester lo que era al ciego de nacimiento, que este deseaba ver la luz y
no òdía; ahora, Señor, no se quiere ver. ¡Oh, que mal tan incurable!
Notas
exegéticas desde la Biblia Didajé:
9,1-41 El hombre ciego creyó en Cristo
a pesar de que no podía verlo, y sus ojos se abrieron. Anque los fariseos
presenciaron la curación, estaban cegados por su enferma voluntad hacia Cristo
y sus enseñanzas. La ceguera espiritual puede resultar a menudo de dudas
voluntarias o involuntarias, y puede ser un grave pecado si se cultiva a
propósito. Cat. 1850, 1852, 1855, 1856-1859.
9,2 Cristo rechazó la idea de que la
ceguera del hombre había sido causada necesariamente por sus propios pecados o
por los de sus padres. La idea de que la enfermedad era resultado del pecado
era una concepción errónea habitual. A pesar de que toda enfermedad y muerte
tienen sus últimas raíces en nuestra naturaleza débil causada por el pecado
original y a veces por los pecados actuales. Dios permite las enfermedades
físicas y otros tipos de sufrimiento como medios de purificación y como una
oportunidad para unirse más a Cristo y a su cruz. En este caso en particular,
la desgracia del hombre ciego resultó ser una oportunidad para que Cristo
revelase la gloria de Dios. Cat. 1500-1502.
9,6 A menudo, Cristo utilizaba
gestos y cosas extraordinarias para obrar milagros que tenían un significado
espiritual. Los sacramentos son signos eficaces (que utilizan materia, forma y ministerio)
para conferir la sangre de Cristo, que llevan al alimento sobrenatural. Cat.
1151, 1504.
9,7 En el sacramento del bautismo se
lavan nuestros pecados. El rito del bautismo tiene muchas referencias a las
cualidades vivificantes del agua. Cat. 985, 2813.
9,11 Como vimos anteriormente en la
historia de la mujer samaritana en el pozo (Jn 4, 7-42),, el lenguaje del
hombre ciego refleja su fe creciente y su comprensión de la identidad de
Cristo. Aquí, se refiere a Cristo como un hombre; y según avanza la narración
se refiere a él como un profeta, como venido de Dios y finalmente como Señor.
Cat. 202, 455, 2665.
9,22 Tenían miedo a los judíos: cf. Jn 7, 11-13. Excluir de
la sinagoga: este es el equivalente judío de la excomunión. Cat. 575, 596.
9.24 Da gloria a Dios: se trata de una fórmula para
obligar a confesar la verdad (Jos 7, 29). Usar el nombre de Dios en vano, o por
razón trivial, es un grave pecado contra el segundo mandamiento. Cat. 2149-2155.
9,34 La Iglesia enseña que (con la
única excepción de María) toda persona humana es concebida con el pecado
original como consecuencia del pecado de Adán. Esto no es lo mismo que el
pecado actual o personal deliberado. Tanto el pecado original como los pecados
actuales son perdonados en el sacramento del bautismo. Cat 397-408, 1263.
9,38 Cristo, luz del mundo, no
solamente abrió los ojos del hombre, sino que también iluminó su corazón y su
mente para que pudiera hacer una profesión de fe sincera de la divinidad de
Cristo, demostrando así cómo el sufrimiento y la curación pueden conducir a la
conversión. Cat 1501, 1505.
9,41 Cristo describió intencionadamente
la diferencia entre el hombre ciego y los fariseos. A Aquellos que buscan
humildemente la verdad se les da la luz de la verdad, pero aquellos orgullosos
que no ven necesidad de arrepentirse se ciegan a la verdad. Cat 588.
Catecismo
de la Iglesia Católica.
1850 El pecado es una falta contra la
razón, la verdad, la conciencia recta: es faltar al amor verdadero para con
Dios y para con el prójimo, a causa de un apego perverso a ciertos bienes.
hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana. Ha sido
definido como “una palabra, un acto o un deseo contrarios a la ley eterna” (S.
Agustín y Sto. Tomás de Aquino).
1500 La enfermedad y el sufrimiento se
han contado siempre entre los problemas más graves que aquejan la vida humana.
En la enfermedad, el hombre experimenta su impotencia, sus límites y su
finitud. Toda enfermedad puede hacernos entrever la muerte.
1501 La enfermedad puede conducir a la
angustia, al repliegue sobre sí mismo, a veces incluso a la desesperación y a
la rebelión contra Dios. Puede también hacer a la persona más madura, ayudarla
a discernir en su vida lo que no es esencial para volverse hacia lo que lo es.
Con mucha frecuencia, la enfermedad empuja a una búsqueda de Dios, un retorno a
Él.
1502 El hombre del Antiguo Testamento
vive la enfermedad de cara a Dios. Ante Dios se lamenta por su enfermedad (Sal
38) y de Él, que es el Señor de la vida y de la muerte, implora la curación
(Sal 6, 3). La enfermedad se convierte en camino de conversión (Sal 38, 5) y el
perdón de Dios inaugura la curación (Sal 32, 5). Israel experimenta que la
enfermedad, de una manera misteriosa, se vincula al pecado y al mal; y que la
fidelidad a Dios, según su Ley, devuelve la vida: “Yo, el Señor, soy el que te
sana” (Ex 15, 26). El profeta entrevé que el sufrimiento puede tener también un
sentido redentor por los pecados de los demás (Is 53, 11). Finalmente, Isaías
anuncia que Dios hará venir un tiempo para Sión en que perdonará toda falta y
curará toda enfermedad (Is 33, 24).
1503 La compasión de Cristo hacia los
enfermos y sus numerosas curaciones de dolientes de toda clase (Mt 4, 24) son
signo maravilloso de que “Dios ha visitado a su pueblo· (Lc 7, 16) y de que el
Reino de Dios está muy cerca. Jesús no tiene solamente poder para curar, sino
también de perdonar los pecados (Mc 2, 5-12).
1504 A menudo Jesús pide a los
enfermos que crean (Mc 5, 24). Se sirve de signos para curar: saliva e
imposición de manos (Mc 7, 32), barro y ablución (Jn 9, 6-15). Los enfermos
tratan de tocarlo (Mc 3, 10), “pues salía de él una fuerza que los curaba a
todos” (Lc 6, 19). Así, en los sacramentos, Cristo continúa “tocándonos” para
sanarnos.
1151 Signos asumidos por Cristo. En la predicación,
el Señor Jesús se sirve con frecuencia de los signos de la creación para dar a
conocer los misterios el Reino de Dios (Lc 8, 10). Realiza sus curaciones o
subraya su predicación por medio de signos materiales o gestos simbólicos (Jn
9, 6). Da un sentido nuevo a los hechos y a los signos de la Antigua Alianza,
sobre todo al Éxodo y a la Pascua (Lc 9, 31), porque Él mismo es el sentido de
todos esos signos.
575 Muchas de las obras y de las
palabras de Jesús han sido, pues, un “signo de contradicción” (Lc 2, 34) para
las autoridades religiosas de Jerusalén, aquellas a las que en el Evangelio de
san Juan denomina con frecuencia “los judíos” (Jn 1, 19), más incluso que a la
generalidad del pueblo de Dios (Jn 7, 48-49).
Concilio Vaticano II
Cristo es la luz de los pueblos. Por eso este
sacrosanto Sínodo, reunido en el Espíritu Santo, desea vehementemente iluminar
a todos los hombres con la luz de Cristo, que resplandece sobre el rostro de la
Iglesia, anunciando el Evangelio a todas las criaturas.
Lumen gentium, 1.
Cristo el Señor, Pontífice tomado de entre los
hombres ha hecho del nuevo pueblo un reino de sacerdotes para Dios, su Padre.
Los bautizados, en efecto, por el nuevo nacimiento y por la unción del Espíritu
Santo, quedan consagrados como casa espiritual y sacerdocio santo para que
ofrezcan, a través de las obras propias del cristiano, sacrificios espirituales
y anuncien las maravillas del que los llamó de las tinieblas a la luz admirable
de la fe. Por tanto, todos los discípulos de Cristo, en oración continua y en
alabanza a Dios han de ofrecerse a sí mismos como sacrificio vivo, santo y
agradable a Dios. Deben dar testimonio de Cristo en todas partes y a quienes se
la piden han de dar razón de la esperanza de vida eterna que en ellos habita.
Lumen gentium, 10.
San Agustín
Hemos escuchado la lectura acostumbrada del santo evangelio; pero bueno será
recordarla y preservar la memoria del sopor del olvido. Esta lectura, además,
aunque la conocemos desde hace mucho, nos ha producido el mismo deleite que si
la hubiéramos oído por primera vez. Cristo devolvió la vista a un ciego de nacimiento;
¿qué hay en ello de maravilla? Cristo es el médico por excelencia. [...] Mas
aquella ceguera no se debió a la culpa de su s padres ni a culpa personal, sino
que existió para que se manifestaran las obras de Dios en él. Porque, aunque
todos hemos contraído el pecado original al nacer, no por eso hemos nacido
ciegos; aunque bien mirado, también nosotros nacimos ciegos. ¿Quién no ha
nacido ciego, en verdad? Ciego de corazón. El Señor que había hecho ambas
cosas, los ojos y el corazón, curó igualmente las dos. [...] ¿Cuando lavó este
ciego el rostro de su corazón? Cuando, echado de la sinagoga por los judíos, el
Señor le abrió los ojos del alma; pues, habiéndole encontrado, le dijo, según
hemos oído: ¿Crees tú en el Hijo de Dios? ¿Quién es, Señor, respondió, para
que crea en él? Ya veía con los ojos, pero aún no con el corazón. Esperad;
ahora le verá. Jesús le respondió: Soy yo, el que habla contigo. ¿Acaso
lo dudó? Inmediatamente se lavó su rostro. En efecto, estaba hablando con aquel
Siloé que significa enviado. Luego él era Siloé. El ciego de corazón se
le acercó, lo escuchó, lo creyó, lo adoró; lavó su rostro y vio. [...] Recibió
el lodo hecho con saliva, se le untaron los ojos, fue a Siloé, lavó allí su
rostro, creyó en Cristo, lo vio y escapó de aquel terrible juicio: Yo he
venido al mundo par aun juicio: para que los que no ven vean, y los que ven se
vuelvan ciegos.
Sermón 136,
1-3. I, pgs. 330-333.
Los Santos Padres.
San Agustín. Tratados sobre el Ev. de Juan, 44, 5-6.
¿Cómo será esta noche en la cual, cuando viniere, nadie podrá trabajar?
Conociendo lo que es el día, conocerás también la noche. ¿Quién nos dirá lo que
es el día? Él mismo: “Mientras estoy en el mundo, yo soy la luz del mundo”. El
mismo es el día… El día este, que va de sol a sol, es de pocas horas; pero el
día de la presencia de Cristo dura hasta la consumación de los siglos.
San Juan Crisóstomo. Homilías sobre el Ev. de Juan, 57, 1.
¿Por qué recurrió a la saliva, en vez de al agua, para formar el barro?
Habría enviado entonces al ciego a la piscina de Siloé. Escupió en la tierra
para que no atribuyeran un poder milagroso al agua de aquella piscina y para
que tú entiendas que fue de su boca de donde salió la misteriosa energía que
regeneró los ojos del ciego y los abrió.
San Ambrosio. Cartas, 9, 67, 4-6.
Vete también tú a Siloé, es decir, a quien ha sido enviado por el Padre,
como está escrito: “Mi doctrina no es mía, sino de aquel que me ha enviado”.
Deja que Cristo te lave, para que puedas ver. Acércate al bautismo, pues ya es
el tiempo oportuno; ven con rapidez, para que también tú puedas decir: “Fui, me
lavé y comencé a ver”; para que puedas decir como aquel que, después de
recobrar la vista, dijo: “La noche ha pasado y se acerca el día” (Rm 13,12).
S. Efrén de Nisibi. Comentario al Diatessaron, 16, 30.
Este ciego fue una ocasión propicia para nuestro Señor: gracias a él ganó
a numerosos ciegos a quienes curó la ceguera del corazón.
San Juan de Ávila
Y si escondió lo tercero, que es la luz o color,
cuando aquella sagrada cara estaba amortiguada y escurecida, y aquellos ojos
lucientes se escurecían, ya que quería morir y después de muerto, ¿por qué fue
esto, sino por dar luz y color vivo a nuestras escuridades?, según él mismo lo
figuró, cuando de su saliva, que significa a él en cuanto Dios, y de la tierra,
que significa la humanidad, hizo lodo, que significa su abatida pasión, y con
aquella bajeza recibió vista el ciego (cf. Jn 9, 6-7), que significa el género
humano.
Audi, filia (I). I, pg. 531.
De aquí vemos que Jesucristo nuestro Redemptor,
para predicar su Evangelio, no se contentó con solamente milagros para
persuadirle, siendo tan grandes que dice él: Si opera non fecissem quae nemo
alius fecit, peccatum non haberent (Jn 15, 24) – A saecula
non est auditum, quia quis aperuit oculos caeci nati (Jn 9, 32), dice al
ciego.
Lecciones sobre la Epístola a los Gálatas. II, pg. 31-32.
Quamdiu sum in mundo, lux sum mundi (Jn 9, 5). (Ubi
supra).
Muy reverendo, etc.
Sermón del miércoles de la IV Semana de
Cuaresma. III, pg. 181.
[...] Dijo Jesucristo: Tal está un ánima sin mí, cual está este mundo sin
la lumbre y claridad del sol. Así como viéredes una lumbre, por vuestra vida
que os acordéis de Jesucristo, que es lumbre del mundo: Mientras estoy en el
mundo, luz soy del mundo.
Para que entendáis por qué el señor dijo estas palabras: Había acabado de
disputar cuando le quisieron los fariseos apedrear, y salióse del templo; y
está un ciego de su nacimiento a la pueta, y preguntándole sus discípulos: Maestro,
¿pecó este o sus padres, porque nació ciego? (Jn 9, 2). Entendieron que las
enfermedades venían por los pecados, porque, cuando sanó el otro, le dijo: No
quieras más pecar, porque no te acontezca otra cosa peor (Jn 5, 15). Desengañóles
de esto Jesucristo, porque no vienen todas las enfermedades por pecados, sino
para gloria y alabanza de Dios. Muchas veces castiga Dios a uno, y no por
pecados; esto se entiende que no le dan aquel castigo por pecados, aunque en él
haya pecados. Y como decía Job a sus amigos, y no lo entendieron; que decía él:
“No tengo pecado”, que claro está que no había de decir él esto, sino decía: “No
te castiga Dios en esto por pecados”. Muchas veces os envía Nuestro Señor el
trabajo, la enfermedad, la pobreza, y no en castigo de pecados, sino por otra
cosa, Pues por qué nació ciego? Por gloria y alabanza del Señor (cf. Jn
9, 3).
No entendemos esta palabra. No te castiga Dios por los pecados, sino porque
lo honres y sea alabado. Invoca me in die tribulationis; eruam et
honorificabis me [invócame en los días de peligro; yo te libraré y tu
proclamarás mi gloria] (cf. Sal 49, 15). Cuando estuviéredes en la
tribulación, no llames a tus fuerzas, a tus trabajos, no a tu juicio, no a tu discreción,
porque yo te libraré y honrarme has tú. ¿Para qué me envía Dios tan grandísimos
trabajos, tantas necesidades, tan grandes enfermedades y tan peligrosas? Para
que en esas grandes necesidades, cumpliéndolas Él, en esos grandes trabajos,
remediándolos Él, gane mayor honra y sea más alabado; y porque en eso hay más
aparejo para que entre el remedio y mano del Señor y se vea claro que Él es el
remediador y el que curó esta llaga y no pudo ser otro.
A mí me conviene entender en los negocios a que mi Padre me envió, dijo Jesucristo (Jn 9, 4).
¡Quién mirase como es razón esto! ¡Quién se parase a pensar y dijese!: ¿A qué
me envió Dios a este mundo? ¿Qué hago? ¿En qué entiendo? ¿Cómo gasto el tiempo?
¿En qué me ejercito? No es razón pararnos en el camino. De priesa vamos; a
negocios de grande importancia vamos, no es razón para parar en cosas de poco
provecho.
-¿A qué os envió Dios a este mundo? ¿A ser rico? ¿A que tuvieses muchos
dineros, grandes rentas, dignidades? ¿A qué mandásedes? ¿A qué viváis en
regalos y a todo vuestro placer? – No. -
¿Pues a qué vinisteis? ¿Oh quien os preguntase cómo os va en aqueste negocio de
vuestras ánimas? ¿Cómo? ¿Negocio es este que tanto os va? El fiel hijo
Jesucristo dijo: Conviéneme obrar a lo que el Padre Eterno me envió, a curar
enfermos, cojos; alumbrar ciegos, consolar tristes, a medicinar llagados y a remediar
todos los males del mundo; a esto vine, a hacer esta obra, a que me envió mi
Padre. Luz, soy del mundo (Jn 9, 5). Este está ciego; yo lo curaré, yo
le daré vista, yo lo alumbraré.
[...] Yo en Jesucristo vine a este mundo, para que los que no ven, vean,
y los que no ven no vean. Si fuésedes ciegos, no terníades pecados. (cf. Jn
9, 35-41), y quedaros heis ciegos. Si conociésedes que sois ciegos, buscaríades
remedio, pero porque pensáis que veis bien, no serés sanos. Pensáis que sois
santos, tenéisos por sabios, por letrados, por maestros, por doctores, y por
esto quedaréis ciegos y sin lumbre. Los que se conocieron flacos y ciegos, necesitados
e ignorantes, estos fueron sanos y recibieron la luz de Dios. Somos graduados,
doctores, maestros, ¿hemos de oír a un pobre que nunca le vinos estudiar? ¿A
uno de por ahí, que no le tiene el mundo en nada, hémonos de bajar? ¿De éste
hemos de tomar doctrina? Estos se quedaron ciegos y a escuras; no se conocieron;
no les dieron lumbre; quedáronse ansí.
Sermón del miércoles de la IV Semana de
Cuaresma. III, pgs. 184-186.
¡Que caminos, qué sendas llevaste, Señor, dende que
en este mundo entraste, tan llenos de luz, que dan sabiduría a los ignorantes, y calor a los
tibios!¡Cuánta verdad dijiste!; Quandiu sum in mundo, lux sum mundi [mientras
estoy en el mundo soy la luz del mundo] (Jn 9, 5). Luz fue tu
nacimiento, luz tu circuncisión, tu huir a Egipto, tu desechar honras; y esta
luz crece hasta hacer perfecto día (cf. Prov 4, 16).
El día perfecto hoy es y mañana, en los cuales
obras cosas tan admirables, que parezcan olvidar las pasadas; tan llenas de
luz, que parezcan obscurecer las que son muy lúcidas.
Sermón del Jueves Santo. III, pg. 407.
Tiene la primera [condición del alba], porque fue
mensajera de aquel luciente sol que fue el nacimiento del sol de justicia,
Jesucristo nuestro Redemptor. No solamente fue mensajera; mas una madre
por
parecer en todo al alba, que se dice ser madre del sol. Aportónos aquel día
saludable, día de perdón, día de descanso, cuando su bendicto Hijo anduvo por
este mundo: todo aquel tiempo fue día, porque día es todo el tiempo que el sol
anda sobre la tierra. Pues como Él fuese sol y luz, como y según Él lo dice: Quamdiu
sum in mundo, lux sum mundi (Jn 9, 5), síguese que era día todo aquel tiempo que
Jesucristo causó con su presencia.
Sermón Natividad de la Virgen. III, pg. 818.
No tenéis devoción, no lo deseáis. Engáñaos el
mundo a unos con honras, a otros con deleites, a otros con riquezas, a otros
con sedas y vestidos. Haceos de lo chico grande, de lo grande chico; habéis
hecho de establo cielo, de lo temporal eterno. No veis nada, andáis ciegos, y
lo bueno es que no lo conocéis, sino que pensáis que veis, no viendo nada; pensáis
que vais por buen camino, yendo errados. ¡Despertad, hermanos, de tan profundo
sueño. Por reverencia de Dios, poned lodo sobre vuestra ceguedad (cf. Jn 9, 6);
conocé quién sois, que eso quiere decir. Descobrid vuestras llagas a Cristo y
llegaos a Él conociéndolas. Pensad que todo el bien os ha de venir del
Sacramento, y no de vosotros; pensad que de allí os ha de venir la vista para
vuestra ceguedad, el alegría para vuestras tristezas, la misericordia para
vuestras miserias. Y desconfiá entretando de vuestras fuerzas y confiá de
Jesucristo; porque el que pensare que de otra parte le viene el bien, sino del
Sacramento, loco es y soberbio. Dice San Bernardo: “Comulga, ¡aba!, que con
Cristo vienen todos los bienes.
Sermón en la infraoctava del Corpus. III, pg. 555-556.
Echáronlo de sí los fariseos, y en echándolo encuentra
con Jesucristo y dijole: ¿Crees en el Hijo de Dios? Respondió el ciego: ¿Y
quién es, Señor, para que lo crea? Dijo Jesucristo, amador de los
bajos y de los que en sencillez lo quieren creer: Visto lo has, y yo soy que hablo
contigo. Cuando esto oyó el ciego, cayó en tierra y adoró a Nuestro Señor.
Dijo Jesucristo: In iudicium ego in hunc mundum veni, ut qui
non vicent, videant, et qui vident caeci fiant. Yo en juicio vine en este mundo,
para que los que no ven, vean, y los que ven no vena. Si fuésedes ciegos, no
terniades pecados (cf. Jn 9, 35-41), y quedaros heis ciegos.
Sermón del miércoles de la semana 4 de Cuaresma.
III,
pgs. 186-187.
¡Oh manjar tan mal conocido! ¡No hay quien quiera
aparejarse para comello! ¿Qué malaventura es ésta, que esté entre nosotros la
hartura y que muramos de hambre? Creo que pasa hoy día lo que en el
advenimiento de Jesucristo, que aunque a unos hacía provecho su venida y
presencia, a otros dañaba. ¿No lo dijo así Jesucristo: In
hoc ego veni in hunc mundum, ut qui non vident, videant, et qui vident, caeci
fiant. Para esto, dice, vine al mundo, para que los que estén ciegos y no ven, vean,
y para que los que ven, no vean y se tornen ciegos (cf. Jn 9, 39). Y
así fue; que a unos parecía bien su doctrina y la recibían y la creían por
Dios; y otros se morían de envidia y lo blasfemaban. Ansi pasa agora a la
letra: unos hay que se mueren por comulgar y desean ver venida la hora en que
han de recibir a Jesucristo. Yo conocí una persona que me decía que deseaba el
día en que había de comulgar como la salud. Otros hay que los han de llevar por
fuerza, y les hacen comulgar a poder de penas y de excomuniones.
Sermón en la Infraoctava del Corpus. III, pg. pgs.
557-558.
Y si a uno le pusiesen una espada de Roldán o del
rey don Fernando, si el tal, en lugar de emplearla en hazañas, se anduviese
cortando melones y suelas de zapatos con ella, ¿qué os parece que merecía? Que
le quitasen la espada, pues tan mal usa de ella. ¡Oh espada mal empleada de
Roldán, con que pudiera hacer tales hazañas! Yo vine para que los que no ven,
vean; y los que ven, no vean (cf. Jn 9, 39). ¿Qué harán en el infierno los
malaventurados privados de la vida de Dios? Si no viniera y los llamara, no
tuvieran pecado (Jn 15, 22). Vistesme, oístesme, llaméos, convidéos con perdón, y me
ofrecí a pagar vuestros pecados, y lo hice. Que se le ponga todo eso que habéis
hecho por ellos en una balanza a su cargo. Que quien se pare a pensar lo mucho
que ha hecho por los hombres y lo poco que de ello nos aprovechamos, dirá que
nos ha dado la espada de Roldán y que la empleamos en cortar nabos. ¡Y que hay
personas que no vernían a comulgar si los excomulgasen! ¿Quién no tiene
devoción a este Sacratísimo Sacramento? Andá, que otro día nos veremos juntos:
aunque no esté yo tan alto como ahora, estarlo ha Jesucristo. Entonces oirán
los malaventurados aquella sentencia: Andad, malditos de mi Padre, al
fuego eterno (Mt 25, 41), pues no os quisistes aprovechar de mí.
Sermón del Santísimo Sacramento. III, pgs. 615-616.
Hinchábalos la soberbia e impedíales la vista
espiritual, como un hombre que tiene tan hinchada la cara que le impide el ver
corporal, de los cuales confiesa San Augustín, diciendo: Facies
mea inflata erat et non poteram verum videre. Huye de estos la lumbre y gracia
de Dios, porque con los humildes y sencillos es su conversación
(Pr
3, 32), y por justo juicio suyo hace lo que dijo: Yo en juicio vine a este mundo,
para que los que no ven vean, los que ven sean hechos ciegos (Jn 9, 39). Él a
alumbrar vino a todos; mas el que piensa que sabe y no se rinde a la palabra de
Dios como un niño a un maestro, huye de la luz del Señor, porque él mismo con
su soberbia lo alcanzó de sí.
Sermón de la Virgen de las Nieves. III, pg. 915.
Acuérdese vuestra reverencia del ciego que el Señor
sanó con lodo (cf. Jn 9, 6); y después, cuando decían si era él,
respondió no tomando la honra falsa, mas confesando su enfermedad y pobreza
pasada, y dijo: Yo era aquel pobre ciego, y agora veo (Jn 9, 25). No habemos
de haber por malo que nos digan quien fuimos, porque a gloria de Cristo, pertenece
esta confesión de nuestra enfermedad y a grande provecho nuestro, porque ya
aquí se celebra nuestro juicio, y ansí escapamos de allá. Y no se canse en
tornar por sí ni dar muchas desculpas de su inocencia, porque el Señor dice: Vosotros
callaréis, y el Señor peleará por vosotros (Ex 14, 14).
Carta a un religioso predicador. IV, pg. 22.
Y pídole por amor de nuestro Señor ut
non circumberaris omni vento doctrinae [no se deje llevar de cualquier
viento de doctrina], y que estime aquellos por cuyas manos ha recebido misericordia del
Señor, imitando al ciego, que ninguna persuasión humana le quitó el crédito
bueno de Aquel que le había curado de ceguedad perpetua; lo cual él tenía por
señal grande de la bondad de su Maestro, cuando decía: Si
peccator est, nescio: unim scio, quod cum caecus essem, modo video [Y no
sé si es pecador o no: solo sé que yo antes estaba ciego y ahora veo] (Jn 9, 25). Y aunque esto decía, bien creía que era justo, como
por su santa porfía parece y por la merced que el Señor le dio dándosele a
conocer en el templo en pago de la fe que defendía.
Carta para un
caballero, D. Antonio de Córdoba, de estos reinos que pretendía entrar en
religión estando enfermo. IV, pg 524.
Respuesta muy suficiente
me parece para vuestra merced, a las objeciones que le pusieren contra quien le
engendró: Si peccator est, nescio: unum scio, quia cum caecus essem, modo
video. Et si aliis non est apostoluis, mihi est [Yo no sé si es pecador
o no: solo sé que yo antes estaba ciego y ahora veo. Y si para otros no es
apóstol, para mí lo es], pues que he sentido la virtud de Dios salir de él
y tocarme y sanarme.
Carta a D. Antonio de
Córdoba. IV, pg. 525.
San Oscar Romero.
Esta es la reacción, hermanos, ante el Cristo de nuestro
Bautismo, ser humildes y reconocer que la vista la tenemos de Cristo, y tratar
de ver siempre, a la luz de sus criterios, la historia del mundo; nuestras
relaciones sociales, políticas, económicas, no con autosuficiencia de fariseos,
sino con humildad de quien no tenía luz pero que gracias a la fe, Dios le está
prestando su luz. Somos pobres, los que tenemos fe somos los más pobres, pero
en la medida en que confesemos nuestra pobreza, Dios nos dará luz. Así como el
autosuficiente, el orgulloso, el que desprecia a los demás y los considera como
ciegos y se siente capaz de juzgar a todos porque él tiene la suprema verdad,
ese ya es un ciego. He venido a traer un juicio -dice Cristo- un juicio que no
necesito aplicarlo, ustedes mismos se lo están aplicando. El que crea en mí, ya
ve y recibe un juicio absolutorio. El que rechaza mi doctrina, el que me
rechaza a mí, el que rechaza mi Iglesia, el que rechaza mi predicación, ya se
juzga a sí mismo, está ciego.
Cuarto domingo de Cuaresma. 5 de marzo de 1978.
Papa Francisco.
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El tema de la luz ocupa el centro de la liturgia de
este cuarto domingo de Cuaresma. El Evangelio (cfr. Juan 9,1-41) nos cuenta el
episodio de un hombre ciego de nacimiento, al que Jesús le devuelve la vista. Este
signo milagroso es la confirmación de la declaración de Jesús que dice de Sí
mismo: «Soy la luz del mundo» (v. 5), la luz que ilumina nuestras
tinieblas. Así es Jesús, irradia su luz en dos niveles, uno físico y uno
espiritual: primero, el ciego recibe la vista de los ojos y, luego, es
conducido a la fe en el «Hijo del hombre» (v. 35), es decir, en Jesús. Es
un itinerario. Sería bonito que hoy tomaseis todos vosotros el Evangelio de
San Juan, capítulo nueve, y leyeseis este pasaje: es tan bello y nos hará tanto
bien leerlo otra vez, o incluso dos veces. Los prodigios que Jesús lleva a cabo
no son gestos espectaculares, sino que tienen la finalidad de conducir a la fe
a través de un camino de transformación interior.
Los doctores de la ley —que estaban allí, un grupo
de ellos— se obstinan en no admitir el milagro, y hacen preguntas maliciosas al
hombre curado. Pero él los desconcierta con la fuerza de la realidad: «Sólo sé
una cosa: que era ciego y ahora veo» (v. 25). Entre la desconfianza y la
hostilidad de los que lo rodean y lo interrogan incrédulos, él recorre un
itinerario que lo lleva poco a poco a descubrir la identidad de Aquél que le ha
abierto los ojos y a confesar su fe en Él. Al principio cree que es un
profeta (cfr. v. 17); luego lo reconoce como a alguien que viene de Dios
(cfr. v. 33); finalmente, lo acepta como el Mesías y se postra ante
Él (cfr. vv. 36-38). Ha entendido que, dándole la vista, Jesús ha “manifestado
las obras de Dios” (cfr. v. 3).
¡Ojalá tengamos nosotros esta experiencia! Con
la luz de fe, aquel que era ciego descubre su nueva identidad. Es, ahora, una
“nueva criatura”, capaz de ver su vida y el mundo que lo rodea con una
nueva luz, porque ha entrado en comunión con Cristo, ha entrado en otra
dimensión. Ya no es un mendigo marginado por la comunidad; ya no es
esclavo de la ceguera y los prejuicios. Su camino de iluminación es una
metáfora del camino de liberación del pecado al que estamos llamados. El
pecado es como un oscuro velo que cubre nuestro rostro y nos impide ver con claridad
tanto a nosotros como al mundo; el perdón del Señor quita esta capa de sombra y
tiniebla y nos da una nueva luz. Que la Cuaresma que estamos viviendo sea un
tiempo oportuno y valioso para acercarnos al Señor, pidiendo su misericordia,
en las diversas formas que nos propone la Madre Iglesia.
El ciego curado, que ahora ve, sea con los ojos del
cuerpo que con los del alma, es una imagen de cada bautizado que, inmerso en la
Gracia, ha sido arrebatado a las tinieblas y puesto bajo la luz de la fe. Pero no
es suficiente recibir la luz: hay que convertirse en luz. Cada uno de nosotros
está llamado a acoger la luz divina para manifestarla con toda su vida. Los
primeros cristianos, los teólogos de los primeros siglos, decían que la comunidad
de los cristianos, es decir, la Iglesia, es el “misterio de la luna”, porque
daba luz pero no era una luz propia, era la luz que recibía de Cristo.
Nosotros también debemos ser el “misterio de la luna”: dar la luz recibida del
sol, que es Cristo, el Señor. San Pablo nos lo recuerda hoy: «Vivid como hijos
de la luz; pues el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad»
(Efesios 5, 8-9). La semilla de la nueva vida puesta en nosotros en el Bautismo
es como la chispa de un fuego, que a los primeros que purifica es a nosotros,
quemando el mal que llevamos en el corazón, y nos permite que brillemos e
iluminemos con la luz de Jesús.
Que María Santísima nos ayude a imitar al hombre
ciego del Evangelio, para que así podamos inundarnos con la luz de Cristo y
encaminarnos con Él por el camino de la salvación.
Papa Francisco. Catequesis. La
pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente 6. El Concilio
Vaticano II. 1. La evangelización come servicio eclesial
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En la pasada catequesis vimos que el primer
“concilio” en la historia de la Iglesia —concilio, como el del Vaticano II—, el
primer concilio, fue convocado en Jerusalén para una cuestión relacionada con
la evangelización, es decir, el anuncio de la Buena Noticia a los no judíos —se
pensaba que solamente se debía llevar el anuncio del Evangelio a los judíos—.
En el siglo XX, el Concilio Ecuménico Vaticano II presentó a la Iglesia como
Pueblo de Dios peregrino en el tiempo y por su naturaleza misionero (cfr.
Decr. Ad gentes, 2). ¿Qué significa esto? Hay como un puente entre el primer y
el último Concilio, en el signo de la evangelización, un puente cuyo arquitecto
es el Espíritu Santo. Hoy nos ponemos a la escucha del Concilio Vaticano II,
para descubrir que evangelizar siempre es un servicio eclesial, nunca
solitario, nunca aislado, nunca individualista. La evangelización se
hace siempre in ecclesia, es decir, en comunidad y sin hacer proselitismo porque
eso no es evangelización.
El evangelizador, de hecho, transmite siempre
lo que él mismo o ella misma ha recibido. San Pablo lo escribió primero: el
evangelio que él anunciaba y que las comunidades recibían y en el cual
permanecían firmes es el mismo que el Apóstol recibió a su vez (cfr. 1 Cor
15,1-3). Se recibe la fe y se trasmite la fe. Este dinamismo eclesial de
transmisión del Mensaje es vinculante y garantiza la autenticidad del anuncio
cristiano. El mismo Pablo escribe a los Gálatas: «Pero aun cuando nosotros
mismos o un ángel del cielo os anunciara un evangelio distinto del que os hemos
anunciado, ¡sea anatema!» (1,8). Es hermoso esto y esto les viene bien a muchas
visiones que están de moda…
La dimensión eclesial de la evangelización
constituye por eso un criterio de verificación del celo apostólico. Una verificación
necesaria, porque la tentación de proceder “en solitario” siempre acecha,
especialmente cuando el camino se vuelve áspero y sentimos el peso del
compromiso. Igualmente peligrosa es la tentación de seguir caminos pseudo-eclesiales
más fáciles, de adoptar la lógica mundana de números y encuestas, de contar con
la fuerza de nuestras ideas, programas, estructuras, las “relaciones que
cuentan”. Esto no va, esto debe ayudar un poco pero lo fundamental es la
fuerza que el Espíritu te da para anunciar la verdad de Jesucristo, para
anunciar el Evangelio. Las otras cosas son secundarias.
Ahora, hermanos y hermanas, pongámonos más
directamente en la escuela del Concilio Vaticano II, releyendo algunos números
del Decreto Ad gentes (AG), el documento sobre la actividad misionera de
la Iglesia. Estos textos del Vaticano II conservan plenamente su valor incluso
en nuestro contexto complejo y plural.
En primer lugar, este documento, AG, invita a
considerar el amor de Dios Padre, como una fuente, que «por su excesiva y
misericordiosa benignidad, creándonos libremente y llamándonos además sin interés
alguno a participar con Él en la vida y en la gloria. Esta es nuestra vocación.
Difundió con liberalidad la bondad divina y no cesa de difundirla, de forma que
el que es Creador del universo, se haga por fin "todo en todas las
cosas" (1 Cor, 15,28), procurando a un tiempo su gloria y nuestra
felicidad» (n. 2). Este pasaje es fundamental, porque dice que el amor del
Padre tiene como destinatario a todo ser humano. El amor de Dios no es para
un grupito solamente, no… para todos. Esa palabra metéosla bien en la
cabeza y en el corazón: todos, todos, nadie excluido, así dice el Señor.
Y este amor por cada ser humano es un amor que alcanza a cada hombre y mujer
a través de la misión de Jesús, mediador de la salvación y nuestro redentor
(cfr. AG, 3), y mediante la misión del Espíritu Santo (cfr. AG, 4), el
cual, el Espíritu Santo, obra en cada uno, tanto en los bautizados como en los
no bautizados. ¡El Espíritu Santo obra!
El Concilio, además, recuerda que es tarea de la
Iglesia proseguir la misión de Cristo, el cual fue «enviado a evangelizar a
los pobres» —prosigue el documento Ad gentes—, por eso «la Iglesia debe
caminar, por moción del Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo, por el
mismo camino que Cristo siguió, es decir, por el camino de la pobreza, de la obediencia,
del servicio, y de la inmolación de sí mismo hasta la muerte, de la que
salió victorioso por su resurrección» (AG, 5). Si permanece fiel a este “camino”,
la misión de la Iglesia es «la manifestación o epifanía del designio de Dios y
su cumplimiento en el mundo y en su historia» (AG, 9).
Hermanos y hermanas, estas breves indicaciones nos
ayudan también a comprender el sentido eclesial del celo apostólico de cada
discípulo-misionero. El celo apostólico no es un entusiasmo, es otra cosa,
es una gracia de Dios, que debemos custodiar. Debemos entender el sentido
porque en el Pueblo de Dios peregrino y evangelizador no hay sujetos activos
y sujetos pasivos. No están los que predican, los que anuncian el Evangelio
de una manera u otra, y los que están callados. No. «Cada uno de los
bautizados —dice la Evangelii Gaudium— cualquiera que sea su función en la
Iglesia y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador»
(Exhort. ap. Evangelii gaudium, 120). ¿Tú eres cristiano? “Sí, he recibido el Bautismo…”.
¿Y tú evangelizas? “Pero ¿qué significa esto…?”. Si tú no evangelizas,
si tú no das testimonio, si tú no das ese testimonio del Bautismo que has
recibido, de la fe que el Señor te ha dado, tú no eres un buen cristiano.
En virtud del Bautismo recibido y de la consecuente incorporación en la
Iglesia, todo bautizado participa en la misión de la Iglesia y, en ella, a la
misión de Cristo Rey, Sacerdote y Profeta. Hermanos y hermanas, este deber «es
único e idéntico en todas partes y en todas las condiciones, aunque no se
realice del mismo modo según las circunstancias» (AG, 6). Esto nos invita a no
esclerotizarnos o fosilizarnos; nos rescata de esta inquietud que no es de
Dios. El celo misionero del creyente se expresa también como búsqueda
creativa de nuevos modos de anunciar y testimoniar, de nuevos modos para
encontrar la humanidad herida de la que Cristo se hizo cargo. En definitiva, nuevos
modos de prestar servicio al Evangelio y prestar servicio a la humanidad.
La evangelización es un servicio. Si una persona se dice evangelizador y no
tiene esa actitud, ese corazón de servidor, y se cree patrón, no es un
evangelizador, no… es un pobre hombre.
Volver al amor fundamental del Padre y a las
misiones del Hijo y del Espíritu Santo no nos encierra en espacios de estática
tranquilidad personal. Al contrario, nos lleva a reconocer la gratuidad del don
de la plenitud de vida a la que estamos llamados, este don por el cual alabamos
y damos gracias a Dios. Este don no es solamente para nosotros, sino que es para
darlo a los otros. Y nos lleva también a vivir cada vez más plenamente lo que
hemos recibido compartiéndolo con los demás, con sentido de responsabilidad y recorriendo
juntos los caminos, muchas veces tortuosos y difíciles de la historia, en la
espera vigilante y laboriosa de su cumplimiento. Pidamos al Señor esta gracia,
de tomar de la mano esta vocación cristiana y dar gracias al Señor por eso que
nos ha dado, este tesoro. Y tratar de comunicarlo a los otros.
Comentario al evangelio del domingo.
Fariseos:
jueces.
Ciego:
culpable.
Padres del
ciego: testigos.
Después de
la curación: careo.
Acusación:
el ciego lo es porque él o sus padres han pecado y la curación se ha realizado
en sábado.
Veredicto
final: expulsión del ciego de la comunidad.
-Jesús:
Revela
quién es él y cuál es su misión: “Yo soy la luz del mundo”.
-Movimiento:
Fariseos:
se aferran a la ceguera.
Ciego:
recobra la vista.
Jesús: se
convierte en juez que denuncia las obras de las tinieblas.
-Dos cegueras:
Física:
ciego.
Espiritual:
fariseos.
-Curación:
Fruto del
propio reconocimiento de la ceguera.
Luz para
quien acepta dejarse iluminar por la Luz = salvación.
ORACIÓN JUNIORS.
EXPERIENCIA.
Coloca delante de ti una
cruz, una vela y una Biblia.
Invoca el don del Espíritu
Santo y sígnate con la señal de la cruz.
Cierra los ojos y trata
de responder a esta pregunta: ¿cuáles son las tinieblas que anidan en mi
corazón: ideas contrarias a los derechos humanos, pensamientos agresivo o de
derrota, actitudes opuestas a las de Jesús en las Bienaventuranzas y el Sermón
de la Montaña, afán por afirmarme criticando a los demás, especialmente los que
menos se pueden defender,...?
Abre los ojos y durante
unos minutos contempla a Cristo crucificado, la luz y la Biblia, porque Él es
la luz que se revela en la Palabra de Dios y en la cruz.
Mira el vídeo.
https://www.youtube.com/watch?v=jwSbvnaaab4
Piensa en las frases
que más han tocado el corazón, bien trazando una reflexión sobre ellas o bien
repitiendo alguna de ellas.
+REFLEXIÓN.
Toma la Biblia, ábrela con
solemnidad y curiosidad, como quien busca un tesoro frágil escondido en un desván
y lee :
X Lectura del santo evangelio según san Juan 9, 1-41
En aquel tiempo, al pasar,
vio Jesús a un hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron:
-Maestro, ¿quién pecó,
este o sus padres, para que naciera ciego?
Jesús contestó:
-Ni este pecó ni sus
padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios. Mientras es
de día tengo que hacer las obras del que me ha enviado; viene la noche y nadie
podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo.
Dicho esto, escupió en
tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al cielo y le
dijo:
-Ve a lavarte a la
piscina de Siloé (que significa Enviado).
Él fue, se lavó, y volvió
con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban:
-¿No es ese el que se
sentaba a pedir?
Unos decían:
-El mismo.
Otros decían:
-No es él, pero se le
parece.
Él respondía:
-Soy yo.
Y le preguntaban:
-¿Y como se te han abierto
los ojos?
Él contestó:
-Ese hombre que se
llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo que fuese a Siloé
y que me lavase. Entonces fui, me lavé, y empecé a ver.
Le preguntaron:
-¿Dónde está él?
Contestó:
-No lo se.
Llevaron ante los fariseos
al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los
ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista. Él le
contestó:
-Me puso barro en los
ojos, me lavé y veo.
Algunos de los fariseos
comentaban:
-Este hombre no viene
de Dios, porque no guarda el sábado.
Otros replicaban:
-¿Cómo puede un pecador
hacer semejantes signos?
Estaban divididos. Y volvieron
a preguntarle al ciego:
-Y tú, ¿qué dices del que
te ha abierto los ojos?
Él contestó:
-Qué es un profeta
Pero los judíos no se
creyeron que aquel había sido ciego y que había comenzado a ver, hasta que llamaron
a sus padres y le preguntaron:
-¿Es este vuestro hijo, de
quien decís vosotros que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?
Sus padres contestaron:
-Sabemos que este es
nuestro hijo y que nació ciego, pero cómo ve ahora, no lo sabemos; y quien le
ha abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos. Preguntádselo a él, que es
mayor y puede explicarse.
Sus padres respondieron
así porque tenían miedo a los judíos; porque los judíos ya habían acordado
excluir de la sinagoga a quien reconociera a Jesús por Mesías. Por eso sus
padres dijeron: “Ya es mayor, preguntádselo a él”.
Llamaron por segunda vez
al hombre que había sido ciego y le dijeron:
-Da gloria a dios:
nosotros sabemos que ese hombre es un pecador.
Contestó él:
-Si es un pecador, no lo
sé; solo sé que yo era ciego y ahora veo.
Le preguntaron de nuevo:
-¿Qué te hizo, cómo te
abrió los ojos?
Le contestó:
-Os lo he dicho ya, y no
me habéis hecho caso; ¿para qué queréis oírlo otra vez?; ¿también vosotros
queréis haceros discípulos suyos?
Ellos lo llenaron de
improperios y le dijeron:
-Discípulo de ese lo serás
tú; nosotros somos discípulos de Moisés. Nosotros sabemos que a Moisés le habló
Dios, pero ese no sabemos de dónde viene.
Replicó él:
-Pues eso es lo raro: que
vosotros no sabéis de dónde viene y, sin embargo, me ha abierto los ojos. Sabemos
que Dios no escucha a los pecadores, sino al que es piadoso y hace su voluntad.
Jamás se oyó decir que nadie le abriera los ojos a un ciego de nacimiento; si
este no viniera de Dios, no tendría ningún poder.
Le replicaron:
-Has nacido completamente
empecatado, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?
Y lo expulsaron. Oyó Jesús
que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo:
-¿Crees tú en el Hijo
del hombre?
Él le contestó:
-¿Y quién es, para que
crea en él?
Jesús el dijo:
-Lo estás viendo: el que
te está hablando ese es.
Él dijo:
-Creo, Señor.
Y se postró ante él.
Dijo Jesús:
-Para un juicio he venido
yo a este mundo: para que los que no ven, vean, y los que ven, se queden
ciegos.
Los fariseos que estaban
con él oyeron esto y le preguntaron:
-¿También nosotros estamos
ciegos?
Jesús les contestó:
-Si estuvierais ciegos, no
tendríais pecado; pero como decís “vemos”, vuestro pecado permanece.
¿Qué dice el texto? Durante
los tres domingos previos al Domingo de Ramos en el ciclo A los evangelios
tienen un tono bautismal. Tres catequesis sobre Jesús y los efectos del bautismo
sirviéndose de tres encuentros: con la samaritana, el ciego de nacimiento y
Lázaro. Jesús es el agua viva que sacia la sed, la luz que ilumina las
tinieblas y la resurrección que libera de la muerte al bautizado. El milagro del
ciego de nacimiento constituye un proceso de discernimiento paradójico: el que
se reconoce invidente recobra la vista y quienes se reconocían videntes quedan
ciegos ante la Luz de Cristo. Para ello Juan se sirve del doble significado de
la ceguera: la física y la espiritual. La curación del ciego va más allá del
hecho biológico, pues representa a los pecadores que viven alejados de Dios,
quienes por el bautismo entran en el reino de la Luz, el amor, el Evangelio, la
Palabra de Dios, el encuentro constante con Cristo, Luz de los Pueblos. Los
fariseos representan a quienes no acogen a Cristo y por tanto, permanecen ciegos,
creyéndose por su fidelidad a la Ley personas luminosas. Como bien indicó el
Papa Francisco lee el texto analizando la estructura, los movimientos y
palabras de los personajes.
¿Qué te dice? Mediante
la composición de lugar intégrate en el relato, asumiendo cada uno de los
personajes, incluido Cristo, pues tú como monitor Juniors tienes la misión de
iluminar a los niños de tu grupo.
COMPROMISO.
Ante las decisiones que tomas diariamente, busca en los evangelios
la respuesta, ¿qué haría Jesús?, es decir, ¿cómo quiere Jesús que actúe en
estos momentos?
CELEBRACIÓN.
Escucha
la canción de Bego Planelles, Ven, sé mi luz.
https://www.youtube.com/watch?v=E-G34BJqM1Y
GUIÓN MISA NIÑOS.
DOMINGO
IV DE CUARESMA. 19 de marzo de 2023
Monición de entrada.-
Hola:
El
domingo pasado Jesús se encontró con una chica que iba a sacar agua del pozo y
le dijo que Él era el agua viva.
Este
domingo Jesús va a encontrarse con un ciego y le va a decir que Él es la luz.
Así
el día Pascua encenderemos el cirio pascual y llevaremos una vela encendida.
La
vela encendida significa la luz de la fe que nosotros hemos de cuidar para que
no se apague.
Señor ten piedad.-
Porque no te conocemos,
tú que eres la luz. Señor, ten piedad.
Porque
a veces hemos pecado contra la luz. Cristo, ten piedad.
Porque
a veces hemos sido ciegos. Señor, ten piedad.
Peticiones.-
Jesús, te pido por el Papa Francisco y el obispo
Enrique. Te lo pedimos, Señor.
Jesús, te pido por la Iglesia que tiene
la tarea de anunciar la Palabra de Dios. Te lo pedimos, Señor.
Jesús, te pido por los niños y mayores
que serán bautizados durante la Pascua. Te lo pedimos, Señor.
Jesús, te pido por los maestros que nos
iluminan con sus lecciones. Te lo pedimos, Señor.
Jesús, te pido por las personas que están
ciegas. Te lo pedimos, Señor.
Jesús, te pido por nosotros que nos
preparamos para recibirte. Te lo pedimos, Señor.
Acción de gracias.-
María, queremos darte las gracias por ser
la luz de nuestro pueblo. Por iluminar a las personas que vienen a la iglesia
para rezar ante tu imagen.
GUIÓ
MISSA D’INFANTS. DIUMENGE IV T. QUARESMA.
Monició d’entrada.-
Hola:
El diumenge passat
Jesús es va trobar amb una xica que anava a traure aigua del pou i li va dir
que ell era l’aigua viva.
Aquest diumenge va
a trobar-se amb un cego i li va a dir que ell és la llum.
Així el dia de
Pasqua encendrem el ciri pasqual i portarem un ciri encés.
El ciri encés
significa la llum de la fe que nosaltres hem de cuidar perque no s’apague.
Senyor, tingueu pietat.
Perquè no et coneguem,
tu que eres la llum. Senyor, tingueu pietat.
Perquè de vegades
hem fet pecats. Crist, tingueu pietat.
Perquè de vegades
hem segut cegos. Senyor, tingueu pietat.
Plegaries.-
Jesús, et demane pel Papa Francesc i el
bisbe Enrique. T’ho demane, Senyor.
Jesús, et demane per l’església, que té
la tasca d’anunciar la Paraula de Déu. T’ho demane, Senyor.
Jesús, et demane pels xiquets i majors
que seran batejats a la Pasqua. T’ho demane, Senyor.
Jesús, et demane pels mestres que ens
il.luminen amb les seues lliçons. T’ho demane, Senyor.
Jesús, et demane pels qui ens preparem
per rebre’t a la primera comunió. T’ho demane, Senyor.
Acció de gràcies.
Maria, volem donar-te les gràcies per
ser la llum del nostre poble. Per il.luminar a les persones que venen a l’església
a resar davant la teua imatge.
GUIÓN MISA NIÑOS.
FIESTA
DE SAN JOSÉ. 19 de marzo de 2023
Monición de entrada.-
Buenos
días:
En
nuestro pueblo estamos de fallas.
Ayer
fue la ofrenda y hoy la fiesta de san José.
San
José fue el esposo de la Virgen María y el padre adoptivo de Jesús.
Y san
José es para nosotros un ejemplo de como querer a Jesús y prepararnos para el
día de Pascua.
Señor ten piedad.-
Tú, el hijo
adoptivo de José. Señor, ten piedad.
Tú,
el hijo adoptivo del carpintero. Cristo, ten piedad.
Tú,
el hijo adoptivo del hombre justo . Señor, ten piedad.
Peticiones.-
Jesús, te pido por el Papa Francisco y el obispo
Enrique. Te lo pedimos, Señor.
Jesús, te pido por la Iglesia, la
familia de Jesús. Te lo pedimos, Señor.
Jesús, te pido por las familias de
nuestro pueblo. Te lo pedimos, Señor.
Jesús, te pido por las personas que
mandan, Señor.
Jesús, te pido por las personas que
están enfermas. Te lo pedimos, Señor.
Jesús, te pido por los chicos que estudian
para ser sacerdotes. Te lo pedimos, Señor.
Jesús, te pido por las falleras y los
falleros. Te lo pedimos, Señor.
Jesús, te pido por nosotros, que
queremos mucho a san José. Te lo pedimos, Señor.
Acción de gracias.-
María, queremos darte las gracias por querer
a san José y por enseñarnos con él a vivir en la familia queriéndonos mucho.
GUIÓ
MISSA D’INFANTS. FESTA DE SANT JOSEP.
Monició d’entrada.-
Bon
dia:
Al
nostre poble avui estem de falles.
Ahir
va ser l’ofrena i avui la festa de sant Josep.
Sant
Josep fou el marit de la Mare de Déu i el pare adoptiu de Jesús.
I
sant Josep és per a nosaltres un exemple de com estimar a Jesús i preparar-nos
pel dia de Pasqua.
Senyor, tingueu pietat.
Vos, el fill
adoptiu de Josep. Senyor, tingueu pietat.
Vos, el fill
adoptiu del fuster. Crist, tingueu pietat.
Vos, el fill
adoptiu de l’home just. Senyor, tingueu pietat.
Plegaries.-
Jesús, et demane pel Papa Francesc i el
bisbe Enrique. T’ho demane, Senyor.
Jesús, et demane per l’església, la família
de Jesús. T’ho demane, Senyor.
Jesús, et demane per les famílies del
nostre poble. T’ho demane, Senyor.
Jesús, et demane per les persones que
manen. T’ho demane, Senyor.
Jesús, et demane per les persones
malaltes. T’ho demane, Senyor.
Jesús, et demane que estudien al
seminari per ser retors. T’ho demane, Senyor.
Jesús, et demane per les falleres i els
fallers. T’ho demane, Senyor.
Jesús, et demane per nosaltres que
estimem molt a sant Josep. T’ho demane, Senyor.
Acció de gràcies.
Maria, volem donar-te les gràcies per
estimar a sant Josep i per ensenyar-nos amb ell a viure en família estimant-nos
molt.
GUIÓN MISA NIÑOS.
DOMINGO
V DE CUARESMA. 26 de marzo de 2023
Monición de entrada.-
Hola:
Ya
hemos conocido a la samaritana y al ciego de nacimiento.
En
esta misa vamos a conocer a un amigo de Jesús que se murió: Lázaro.
Pero
Jesús lo resucitó para enseñarnos que Él es la vida.
Y Él
nos da la vida cada vez que venimos a misa.
Señor ten piedad.-
Tú que eres el agua
de vida. Señor, ten piedad.
Tú
que eres la luz que nos ilumina. Cristo, ten piedad.
Tú
que eres la vida. Señor, ten piedad.
Peticiones.-
Jesús, te pido por el Papa Francisco y el obispo
Enrique. Te lo pedimos, Señor.
Jesús, te pido por la Iglesia que tiene
la tarea de anunciar que tú estás vivo. Te
lo pedimos, Señor.
Jesús, te pido por las personas que no
tienen ilusión para vivir. Te lo pedimos, Señor.
Jesús, te pido por las niñas y los niños
que sufren bullying. Te lo pedimos, Señor.
Jesús, te pido por los médicos,
enfermeras y todas las personas que ayudan a los que están enfermos. Te lo pedimos,
Señor.
Jesús, te pido por las personas que dan
la vida por los demás. Te lo pedimos, Señor.
Jesús, te pido por nosotros y por los
niños de los países que están en guerra. Te lo pedimos, Señor.
Acción de gracias.-
María, estos días estamos celebrándote
como Madre Dolorosa. Quedemos pedirte que nos ayudes a prepararnos para la
Semana Santa y darte las gracias por enseñarnos a confiar siempre en Dios.
GUIÓ
MISSA D’INFANTS. DIUMENGE V T. C.
Monició d’entrada.-
Hola:
Ja hem conegut a la
samaritana i al cec de naixement.
En aquesta missa
anem a conéixer a un amic de Jesús que es morí: Llacer.
Però Jesús, el seu
amic, el ressuscità per ensenyar-nos que Ell és la vida.
I Ell es dona la
vida cada vegada que venim a missa.
Senyor, tingueu pietat.
Vos, que sou l’aigua
de vida. Senyor, tingueu pietat.
Vos que sou la llum
que ens il.lumina. Crist, tingueu pietat.
Vos que sou la
vida. Senyor, tingueu pietat.
Plegaries.-
Jesús, et demane pel Papa Francesc i el
bisbe Enrique. T’ho demane, Senyor.
Jesús, et demane per l’església que té
la tasca d’anunciar que estàs viu. T’ho demane, Senyor.
Jesús, et demane pels xiquets que sofreixen
bullying. T’ho demane, Senyor.
Jesús, et demane pels metges, infermeres
i totes les persones que ajuden als qui estan malalts. T’ho demane, Senyor.
Jesús, et demane per nosaltres i pels
xiquets dels països que sofreixen la guerra. T’ho demane, Senyor.
Acció de gràcies.
Maria, aquestos dies estem cel.lebrant
el septenari de la Mare dels Dolors. Volem demanar-te que ens ajudes a
preparar-nos per a la Setmana Santa i donar-te les gràcies per ensenyar-nos a
confiar sempre en Déu.
Sagrada
Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española.
BAC. Madrid. 2016.
Biblia
de Jerusalén. 5ª
edición – 2018. Desclée De Brouwer. Bilbao. 2019.
Nuevo
Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego de M. Iglesias González.
BAC. Madrid. 2017.
Biblia
Didajé con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016.
Catecismo
de la Iglesia Católica. Nueva Edición. Asociación
de Editores del Catecismo. Barcelona 2020.
La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia.
Ciudad Nueva. Madrid. 2006.
Riutort Mestre, P. Llibre del poble de Déu.
Gorg. València. 1975.
Pío de Luis,
OSA, dr. Comentarios de San Agustín a las
lecturas litúrgicas (NT). II. Estudio Agustiniano. Valladolid. 1986.
San Juan de
Ávila. Obras Completas I. Audi, filia – Pláticas – Tratados. BAC. Madrid.
2015.
San Juan de Ávila. Obras
Completas II. Comentarios bíblicos – Tratados de reforma – Tratados y escritos menores.
BAC. Madrid. 2013.
San
Juan de Ávila. Obras Completas III. Sermones. BAC. Madrid. 2015.
San
Juan de Ávila. Obras Completas IV. Epistolario. BAC. Madrid. 2003.
Eucaristía. Verbo Divino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario