Lectura del libro del Eclesiástico 24,
1-2.8-12
La sabiduría hace su propia alabanza, encuentra su honor en Dios y
se gloría en medio de su pueblo. En la asamblea del Altísimo abre su boca y se
gloría ante el Poderoso. “El creador del universo me dio una orden, el que me
había creado estableció mi morada y me dijo: “Pon tu tienda en Jacob, y fija tu
heredad en Israel”. Desde el principio, antes de los siglos, me creó, y nunca
jamás dejaré de existir. Ejercí mi ministerio en la Tienda santa delante de él,
y así me establecí en Sion. En la ciudad amada encontré descanso, y en
Jerusalén reside mi poder. Arraigué en un pueblo glorioso, en la porción del
Señor, en su heredad.
Textos
paralelos.
La sabiduría hace su propio
elogio.
Pr 1, 20-22: La sensatez pregona por las calles, / en las plazas
levanta la voz; / grita en lo más ruidoso de la ciudad, / y en las plazas
públicas pregona: / “¿Hasta cuándo, inexpertos, amaréis la inexperiencia, / y vosotros,
insolentes, os empeñaréis en la insolencia, / y vosotros, necios, odiaréis el
saber?”
Pr 8,1-5: La Sensatez pregona, / la Prudencia levanta la voz, / en
puestos elevados junto al camino, / plantada en medio de las sendas, / junto a
las puertas a la boca de la ciudad, / en los accesos a los portales grita: / A
vosotros, caballeros, os pregono / y dirijo la voz a los plebeyos; / los
incautos, aprended sagacidad; / los necios, aprended a tener juicio.
Pr 9, 1-6: La Sensatez se ha edificado una casa, / ha labrado siete
columnas, / ha matado las reses, mezclado el vino / y ha puesto la mesa, / ha
despachado a sus criadas a pregonarlo / en los puntos que dominan la ciudad. / “El
que sea inexperto, venga acá; al falto de juicio le quiero hablar: / Venid a
comer de mis manjares / y a beber el vino que he mezclado; / dejad la
inexperiencia y viviréis, / seguid derechos el camino de la prudencia.
Jb 28, 12-15: Pero la Sabiduría, ¿de dónde se saca? / ¿dónde está
el yacimiento de la prudencia? / El hombre no sabe su precio, / no se encuentra
en la tierra de los vivos. / Dice el Océano: “No está en mí”, / responde el Mar:
“No está conmigo”. / No se da a cambio de oro puro, / ni se le pesa plata como
precio.
Ba 3, 26-31: Allí nacieron los gigantes, / famosos en la
antigüedad, / corpulentos y aguerridos; / pero no los eligió Dios / ni les
mostró el camino / de la inteligencia; / murieron por su falta de prudencia, /
perecieron por falta de reflexión. / ¿Quién atravesó el mar / para encontrarla
/ y comprarla a precio de oro? / - Nadie conoce su camino / ni puede rastrear
sus sendas. / El que todo lo sabe la conoce, / y la examina, y la penetra.
Entonces el creador del universo me dio una orden.
Sal 132, 8: ¡Levántate, Señor, ven a tu descanso, / ven con el
arca de tu poder!
Sal 132, 13: El Señor ha elegido a Sión, / la quiere como
residencia suya.
Desde el principio antes de los siglos existiré.
Pr 8, 23: Desde antiguo, desde siempre fui formada, / desde el
principio, antes del origen de la tiera.
Notas
exegéticas.
24 Compárese este trozo con los
demás discursos de la Sabiduría personificada (Pr 1, 20-33; 8, 1-36; 9, 1-6) y con
los elogios de la sabiduría (Jb 28; Ba 3, 9-4,4). – Es el capítulo central del
libro, donde la sabiduría es presentada en su conjunto, con abundantes reminiscencias
de los libros bíblicos anteriores. El autor propone una interpretación del pasado.
Más aún que en los Proverbios, le sorprenden a uno expresiones que anuncian una
teología trinitaria: la Sabiduría está a la vez íntimamente unida a Dios y es
distinta de él, característica que más tarde se aplicará a la persona del Verbo
o a la del Espíritu. Parece que este pasaje en especial pudo inspirar el prólogo
de San Juan, que aplica al Logos varias de las actividades y características de
la Sabiduría.
24 2 Es decir, Israel, la comunidad
del Señor (ver Si 15, 5; Dt 23, 2-4; 1 Cro 28, 8).
24 10 Para Ben Sirá, el culto del
templo de Jerusalén es también una obra de la sabiduría, simplemente porque, al
igual que el orden del mundo, es una expresión de la perfección divina, o más
exactamente porque se halla codificado en la Ley que, en 24, 23s., se confunde
con la Sabiduría.
Salmo responsorial
Salmo 147, 12-15.19-20
El
Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. R/.
Glorifica
al Señor, Jerusalén;
alaba
a tu Dios, Sion.
Que
ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y
ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.
Ha
puesto paz en tus fronteras,
te
sacia con flor de harina.
Él
envía su mensaje a la tierra,
y
su palabra corre veloz. R/.
Anuncia
su palabra a Jacob,
sus
decretos y mandatos a Israel;
con
ninguna nació obró así,
ni
les dio a conocer sus mandatos. R/.
Textos paralelos.
Celebra a Yahvé, Jerusalén.
Jr 33, 10: Así dice el Señor: /
En este lugar del que decís / que está en ruinas, / sin hombres ni ganado; / en
las ciudades de Judá / y en las calles de Jerusalén, / ahora desoladas, / sin
hombres ni ganado.
Is 65, 18: Mas bien gozad y
alegraos siempre / por lo que voy a crear; / mirad, voy a transformar / a
Jerusalén en alegría / y a su población en gozo.
Bendice en tu interior a
tus hijos.
Sal 48, 14: Fijaos en sus
baluartes, / observad sus palacios, / para poder contarle a la próxima
generación.
Lv 26, 6: Pondré paz en el país
y dormiréis sin alarmas. Descastaré las fieras y la espada no cruzará vuestro
país.
Sal 81, 17: Te alimentaría con
flor de harina, / te saciaría de miel silvestre.
Que envía a la tierra su
mensaje.
Sal 29, 3: La voz del Señor
sobre las aguas, / el Dios de la gloria ha tronado, Y el Señor sobre las aguas
torrenciales.
Sal 33, 9: Porque él lo dijo, y
existió, / él lo mandó, y surgió.
Sal 107, 20: Envió su palabra
para curarlos, / para salvarlos de la extinción.
Is 55, 10-11: Como bajan la
lluvia / y la nieve del cielo, / y no vuelven allá, / sino que empapan la
tierra, / la fecundan y la hacen germinar, / para que dé semilla al sembrador /
y pan para comer, / así será mi palabra, / que sale de mi boca: / no volverá a
mí vacía, / sino que hará mi voluntad / y cumplirá mi encargo.
Revela a Jacob sus
palabras.
Dt 33, 3-4: Delante va el
favorito de los pueblos, / a su derecha van los guerreros, / con la izquierda
rige a sus santos; / ellos se rinden a su paso / y marchan a sus órdenes. / Moisés
nos dio la ley / en herencia para la asamblea de Israel.
Hch 14, 16: En las generaciones
pasadas dejó a los paganos seguir sus caminos.
Notas
exegéticas.
147 (a) Aunque este salmo forma una
unidad, algunas versiones (entre ellas la Vulgata) lo cortan en dos por el
versículo 12. El poeta ensalza a Yahvé como libertador de Israel, Creador, amigo
de los pobres.
147 (b) “Aleluya” griego; unido por
el hebreo al salmo anterior.
147 12 Los Padres han aplicado esta
segunda parte del salmo a la nueva Jerusalén, militante o triunfante.
147 15 Aquí es presentada la palabra
divina como mensajera, casi como hipóstasis[1].
147 20 El hebreo añade aquí “Aleluya”,
omitido por griego. Igualmente en los dos salmos siguientes.
Segunda lectura.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1, 3-6.15-18.
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido
en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos. Él nos
eligió en Cristo antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos e irreprochables
ante él por el amor. Él nos ha destinado a ser sus hijos, para alabanza de la
gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en el Amado. Por
eso, habiendo oído hablar de vuestra fe en Cristo y de vuestro amor a todos los
santos, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mis oraciones, a
fin de que Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé
espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e ilumine los ojos de
vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza que os llama, cuál la
riqueza de gloria que da en herencia a los santos.
Textos paralelos.
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor
Jesucristo.
Tb 13, 1-2a: Tobías escribió la
plegaría de júbilo y dijo: Bendito sea Dios, que vive eternamente, y su
reinado.
2 Co 1, 3: Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre compasivo y Dios de todo consuelo.
1 P 1, 3: Bendito sea Dios,
padre de nuestro Señor Jesucristo, que, según su gran misericordia y por la
resurrección de Jesucristo de la muerte, os ha regenerado para una esperanza
viva.
Pues, por estar unidos a
Cristo, nos ha colmado.
Ga 3, 14: Así la bendición de
Abrahán, por medio de Cristo Jesús se extiende a los paganos, para que podamos
recibir por la fe el Espíritu prometido.
Dios nos ha elegido en
él.
Jn 17, 24: Padre, los que me
confiaste, quiero que estén conmigo, / donde yo estoy; para que contemplen mi
gloria; la que me diste, porque me amaste antes de la creación del mundo.
1 P 1, 20: Predestinado antes
de la creación del mundo y revelado al final de los tiempos, en favor vuestro.
Hch 1, 7: Les contestó: “No os
toca a vosotros saber los tiempos y circunstancias que el Padre ha fijado con
su exclusiva autoridad”.
Para que vivamos ante él
santamente.
Ef 5, 27: Para presentar una Iglesia
gloriosa, sin mancha ni arruga ni cosa semejante, sino santa e irreprochable.
Col 1, 22: Ahora, en cambio,
por medio de la muerte de su cuerpo de carne, os ha reconciliado y os ha
presentado ante él: santos, intachables, irreprochables.
Nos ha elegido de
antemano para ser sus hijos.
1 Jn 3, 1: Ved qué grande amor
nos ha mostrado el Padre: que nos llamamos hijos de Dios y lo somos. Por eso el
mundo no nos reconoce, porque no lo reconoce a él.
Rm 8, 29: A los que escogió de
antemano los destinó a reproducir la imagen de su Hijo, de modo que fuera él el
primogénito de muchos hermanos.
Jn 1, 12: Pero a los que la
recibieron / los hizo capaces de ser hijos de Dios: / a los que creen en él.
Con la que nos agració en
el Amado.
Mt 3, 17: Se oyó una voz del
cielo que decía: “Este es mi Hijo querido, mi predilecto”.
Por eso, también yo, al tener
noticias de vuestra fe.
Col 1, 9: Por eso nosotros,
desde que nos enteramos, no cesamos de orar por vosotros, pidiendo que os
colméis del conocimiento de su voluntad con toda sabiduría e inteligencia
espiritual.
Col 1, 3-4: Siempre que rezamos
por vosotros damos gracias al Dios Padre del Señor nuestro Jesucristo, porque
estamos informados de vuestra fe en Cristo Jesús y del amor que tenéis a todos
los consagrados.
Flm 4-5: Siempre que te
recuerdo en mis oraciones, doy gracias a Dios porque oigo hablar de tu fe y
amor al Señor Jesús y a todos los consagrados.
No ceso de dar gracias
por vosotros.
1 Co 13, 13: Y ahora quedan la
fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande de todas es el amor.
Hch 9, 13: Ananías respondió: “Señor,
he oído a michos hablar de ese hombre y contar todo el daño que ha hecho a los
consagrados de Jerusalén”.
El Padre de la gloria,
que os conceda espíritu de sabiduría.
Ef 3, 14: Así no seremos niños,
juguete de las olas, zarandeados por cualquier ventolera de doctrina, por el
engaño de la astucia humana.
Ef 3, 16: Gracias a él, el
cuerpo entero, trabado y unido por la presentación de las junturas y por el
ejercicio propio de la función de cada miembro, va creciendo y construyéndose
con el amor.
Ex 24, 16: La gloria del Señor
apareció a los israelitas como fuego voraz sobre la cumbre del monte.
1 Jn 5, 20: Sabemos que el Hijo
de Dios ha venido y nos ha dado inteligencia para conocer al Verdadero. Estamos
con el Verdadero y con su hijo Jesucristo. Él es el Dios verdadero y vida
eterna.
Que ilumine los ojos de
vuestro corazón.
2 Co 4, 6: El mismo Dios que
mandó a la luz brillar en la tiniebla, iluminó vuestras mentes para que brille
en el rostro de Cristo la manifestación de la gloria de Dios.
Notas exegéticas.
1 3 Primera bendición: el
llamamiento de los elegidos a la vida bienaventurada, incoada ya de una manera
mística por la unión de los fieles con Cristo glorioso. El “amor” designa, ante
todo, el amor de Dios para con nosotros, que provoca su “elección· y su
llamamiento a la “santidad”, pero no hay por qué excluir nuestro amor para con
Dios que deriva de aquel amor y a él responde.
1 5 Segunda bendición: el modo
elegido para esta santidad, que es el de la filiación divina, cuya fuente y
modelo es Jesucristo, el Hijo único.
1 6 (a) El término griego charis designa aquí el favor divino en
cuanto gratuito; si bien incluye la noción de “gracia”, en cuanto don
santificante e intrínseco al hombre. En el sentido primero su alcance es más
amplio. Manifiesta la misma “gloria” de Dios. Tenemos aquí los dos estribillos que
dan ritmo a toda la exposición de las bendiciones divinas: estas no tienen más
origen que la liberalidad de Dios, ni más finalidad que la exaltación de su
Gloria por las criaturas. Todo procede de Él y a Él debe volver.
1 6 (b) Variante (Vulgata), “en su Hijo
amado”.
1 15 Omisión: “y de vuestra caridad”.
1 17 Este “espíritu” designa lo que
hoy entendemos por “gracia” (actual).
1 18 Las acepciones morales y espirituales
de “corazón” en el At siguen vigentes en el NT. Dios conoce el corazón. El
hombre ha de amar a Dios de todo corazón. Dios ha depositado en el corazón del
hombre el don de su Espíritu. También Cristo habita en el corazón. Los
corazones sencillos, rectos, puros, están abiertos sin limitaciones a la presencia
y acción de Dios. Y los creyentes tienen un solo corazón y una sola alma.
Evangelio.
X Lectura del santo evangelio según
san Juan 1, 1-18.
En el principio existía el
Verbo y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio
junto a Dios. Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto
se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la
luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió. Surgió un hombre
enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar
testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la
luz, sino el que daba testimonio de la luz. El Verbo era la luz verdadera, que
alumbra a todo hombre, viniendo al mundo. En el mundo estaba; el mundo se hizo
por medio de él, y el mundo no lo conoció. Vino a su casa y los suyos no lo recibieron.
Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que
creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de
deseo de varón, sino que han nacido de Dios. Y el Verbo se hizo carne y habitó
entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del
Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo: “Este
es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque
existía antes que yo”. Pues de su plenitud todos hemos recibido gracia tras
gracia. Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos ha
llegado por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito,
que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.
Textos paralelos.
En el principio existía la Palabra.
1 Jn 1, 1-2: Lo que existía
desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo
que hemos contemplado y han palpado nuestras manos, es nuestro tema: la Palabra
de vida. La Vida se manifestó: la vimos, damos testimonio y os anunciamos la
Vida que estaba junto al Padre y se nos manifestó.
Todo se hizo por ella.
1 Co 8, 6: Para nosotros existe
un solo Dios, el Padre, que es principio de todo y fin nuestro, y existe un solo
Señor, Jesucristo, por quien todo existe y también nosotros.
Col 1, 15-20: Él es imagen del
Dios invisible, / primogénito de toda la creación / pues por él fue creado
todo, en el cielo y en la tierra: / lo visible y lo invisible, / majestades,
señoríos, autoridades y potestades. / Todo fue creado por él y para él, él es
anterior a todo / y todo tiene en él su consistencia. / Él es la cabeza del
cuerpo, de la Iglesia. / Es el principio, primogénito de los muertos, / para
ser el primero de todos. / En él decidió Dios que residiera la plenitud; / que
por medio de él todo fuera reconciliado consigo, / haciendo las paces por la
sangre de su cruz / entre las criaturas de la tierra y las del cielo.
Hb 1, 1-3: Muchas veces y de
muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los
profetas. En esta etapa final nos ha hablado por medio de un Hijo, a quien
nombre heredero de todo, por quien creó el universo. Él es el reflejo de su
gloria, impronta de su ser, y sustenta todo con su palabra poderosa. Realizada
la purificación de los pecados, tomó asiento en el cielo a la diestra de la
Majestad.
Y la luz brilla en las tinieblas.
Jn 8, 12: De nuevo les habló
Jesús: “Yo soy la luz del mundo, quien me sigue no caminará en tinieblas, antes
tendrá la luz de la vida”.
Y las tinieblas no la
vencieron.
1 Jn 2, 8: Pero en cierto modo
os escribo un precepto nuevo, que se hace realidad en él y en vosotros; porque
se alejan las tinieblas y la luz verdadera ya alumbra.
Este vino para un testimonio.
Jn 1, 23: Yo soy la voz del que
clama en el desierto: Allanad el camino del Señor (según dice el profeta
Isaías).
Jn 1, 26: Yo bautizo con agua.
Entre vosotros está uno que no conocéis, que viene detrás de mí; y yo no soy
quién para soltarle la correa de la sandalia.
Para dar testimonio de la
luz.
Jn 5, 31: Si yo diera
testimonio en mi favor, / mi testimonio no sería válido.
Para que todos creyeran en
él.
Jn 1, 40: Uno de los dos que
habían oído a Juan y habían seguido a Jesús era Andrés, hermano de Simón Pedro.
La Palabra era la luz verdadera.
Sb 7, 26: Es reflejo de luz
eterna, / espejo nítido de la actividad de Dios e imagen de su bondad.
Que ilumina a toda
persona.
1 Jn 1, 5: Este es el mensaje
que le oímos y os anunciamos: que Dios es luz sin mezcla de tinieblas.
Les dio poder de hacerse
hijos de Dios.
Jn 1, 18: Nadie ha visto jamás
a Dios; el Hijo único, Dios, / que estaba al lado del Padre, lo ha explicado.
1 Jn 5, 13: Os escribo esto a
los que creéis en la persona del Hijo de Dios para que sepáis que poseéis vida
eterna.
Sino que nacieron de
Dios.
1 Jn 5, 18: Sabemos que el que
es hijo de Dios no peca, pues el Engendrado por Dios lo protege para que el
Maligno no lo toque.
Hemos contemplado su
gloria.
Is 40, 5: Y se revelará la
gloria del Señor / y la verán todos los hombres juntos / – ha hablado la boca
del Señor –.
Gloria que recibe del
Padre como Unigénito.
Jn 17, 5: Ahora tú, Padre, dame
gloria junto a ti, / la gloria que tenía junto a ti, antes de que hubiera
mundo.
1 Jn 1, 1-3: Lo que existía
desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo
que hemos contemplado y han palpado nuestras manos, es nuestro tema: la Palabra
de vida. La vida se manifestó: la vimos, damos testimonio y os anunciamos la
Vida que estaba junto al Padre y se nos manifestó. Lo que vimos y oímos os lo
anunciamos también a vosotros para que compartáis nuestra vida, como nosotros
la compartimos con el Padre y con su Hijo Jesucristo.
Este era del que yo dije.
Jn 1, 30: Todo existió por
medio de ella, / y sin ella nada existió de cuanto existe.
El que viene detrás de
mí.
Jn 3, 22: Algo después Jesús
con sus discípulos se dirigió a Judea; allí se quedó con ellos y se puso a
bautizar.
Porque existía antes que
yo.
Col 2, 9-10: Pues en él reside
corporalmente la plenitud de la divinidad, y de él recibís vuestra plenitud. Él
es la cabeza de todo mando y potestad.
Gracia por gracia.
Jn 1, 21: Le preguntaron: “Entonces
¿eres Elías?”. Respondió: “No lo soy”. “Eres el profeta?”. Respondió: “No”.
A Dios nadie lo ha visto
jamás.
Ex 33, 19-20: Le respondió: “Yo
haré pasar ante ti toda mi riqueza y pronunciaré ante ti el nombre “Señor”,
porque yo me compadezco de quien quiero y favorezco a quien quiero; pero mi
rostro no lo puedes ver, porque nadie puede verlo y quedar con vida”.
Si 43, 31: ¿Quién lo ha visto
que pueda describirlo?, ¿quién lo alabará como él es?
Jn 6, 46: No es que alguien
haya visto al Padre.
1 Jn 4, 12: A Dios nunca lo ha
visto nadie; si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y el amor
de Dios está en nosotros consumado.
Jn 3, 11: Te lo aseguro:
hablamos de lo que sabemos, atestiguamos lo que hemos visto, y no aceptáis
nuestro testimonio.
Jn 17, 6: He manifestado tu
nombre a los hombres sacados del mundo, que me confiaste: eran tuyos y me los
confiaste y han cumplido las palabras.
Notas
exegéticas Biblia de Jerusalén.
1 1 Ver Gn 1, 1. En 1, 1-5, el
evangelista recoge un himno más antiguo que sigue las huellas del relato de la creación
en Gn 1, 1-31, con la cadencia marcada por los verbos: “Dijo Dios… y así fue”:
Dios ha creado el mundo por su Palabra, especialmente la luz opuesta a las
tinieblas, los seres vivos y al hombre. Es posible que los vv. 1c-2, encuadrados
por la repetición redaccional “junto a Dios…” y que rompen el ritmo binario del
párrafo, hayan sido añadidos por el evangelista para afirmar la divinidad de
Cristo, Palabra encarnada. En 1, 9-18 el tema de la Palabra creadora se
desarrolla en armonía con Is 55, 10-11: enviado por Dios al mundo para
fecundarlo, revelándole “la verdad·”, retorna a Dios después de haber cumplido
su misión. Este conjunto de temas: presencia junto a Dios, papel desempeñado en
la creación, envío al mundo para adoctrinar en él a la humanidad, atañen a la Sabiduría
tanto como a la Palabra. En el NT correspondía a Juan, gracias al hecho de la
Encarnación, inferir la naturaleza persona de esta Palabra (sabiduría)
subsistente y eterna.
1 3 El verbo egéneto (cf. Gn
1, 3) expresa muy bien la creación de todas las cosas ex nihilo[2]. Como la propia materia es creada, no puede hablarse de dualismo
metafísico, y cualquier tipo de gnosticismo queda excluido.
1 4 (a) O quizá: “Lo que existió por
ella”.
1 4 (b) En griego, el término vida, sin
artículo, no puede ser el sujeto del verbo ser; por tanto, no procede unir las
palabras “lo que se hizo” a la frase precedente. En cambio, la omisión del
artículo era regular cuando el substantivo, incluso determinado, se ponía como
atributo delante del verbo ser.
1 5 La Luz (el Bien, la Palabra)
escapa al dominio de las Tinieblas (el Mal, las potencias del mal). Otros
traducen: ·Y las tinieblas no la recibieron”.
1 6 Primitivamente, los vv. 6-8 debían
preceder inmediatamente a los vv. 19 ss.
1 7 Juan el Bautista es considerado un
profeta, cuya enseñanza conservaba entonces todo su valor de testimonio. –
Queda aquí acentuado el contraste entre Juan y el revelador por excelencia,
Jesús.
1 9 Este v. 9 debe unirse a los vv.
4-5: es la Palabra “luz” (y no el Bautista) la que viene al mundo porque fue
enviada por Dios a él. Otros prefieren traducir: “… todo hombre que viene a
este mundo”.
1 10 El “mundo” puede designar
simplemente el universo creado, pero, según las tradiciones judías, tiene a
menudo un matiz peyorativo. Sometido al poder de Satán, se niega a creer en la
misión de Cristo, y persigue con su odio a Jesús y sus discípulos, cuya luz
denuncia su perversión. Su malicia es profunda, pero será vencido por Cristo.
Comparar con el sentido peyorativo de “tierra” en Ap 6, 15. Según las tradiciones
judías, a este mundo malo sucederá un día “el mundo futuro”; para Juan, el
mundo escatológico está ya presente “arriba”, junto al Padre, donde los
discípulos de Cristo gozan de la vida eterna. Pero otros textos presentan el
mundo con un t0no más optimista. Así, es capaz de creer en Cristo a la vista de
los signos que realiza. Dios lo ama y ha enviado a su Hijo para salvarlo
dándole la vida. Por cuanto le quita su pecado, Cristo es el salvador del
mundo. – Aunque aquí se trata del rechazo de la Palabra encarnada, el AT conoce
el hecho del rechazo de la sabiduría divina (ver Henoc 42).
1 11 Probablemente el pueblo judío.
1 12 La Palabra es una semilla divina
que, cuando la recibimos, nos hace hijos de Dios. Según Jn 3, 5-6, nuestro
nuevo nacimiento es el fruto del Espíritu, ver Rm 8, 14.
1 13 La lectura en plural “estos no
nacieron”, atestiguada por el conjunto de los manuscritos griegos, es la
lectura corriente. Variante: “Él que no nació”. En el libro apócrifo de Henoc,
15, 4, se reprocha a los ángeles que se hayan unido a las mujeres, según Gn 6,
1-5: “En la sangre de mujeres os habéis manchado y en la sangre de la carne
habéis engendrado y en la sangre de hombres habéis dado pasto a la concupiscencia”.
En el supuesto de la lectura en singular, Juan, que conoce esta tradición
judía, quiere hacer ver que Jesús no fue concebido como los Gigantes a partir
de ángeles caídos, sino “de Dios”.
1 14 (a) La “carne” designa a la humanidad
en su condición de debilidad y de mortalidad. Al revestirse de nuestra
humanidad, la Palabra de Dios ha asumido todas sus debilidades, incluida la
muerte.
1 14 (b) Verbo griego eskénôsen, ver
skenê. Lit: “su tienda”. Alusión a la Tienda “miskân” que, en
tiempo del Éxodo, simbolizaba la presencia de Dios, presencia que se hizo
manifiesta por la irrupción de la gloria de Dios en ella en el momento de la
inauguración. La Palabra, Unigénito del Padre, es quien reside el nombre
terrible “Y soy”, resplandeciente de esa gloria que tiene del Padre, realiza en
la nueva alianza esta presencia divina que debe asegurar la salvación del
pueblo de Dios. Él es verdaderamente el Emmanuel, “Dios con nosotros”, anunciado
por Is 7, 14.
1 14 (c) La gloria era garantía de la
presencia de Dios. Ella misma no podía ser vista, pero se manifestaba a través
de los prodigios realizados por Dios en favor de su pueblo. Lo mismo sucederá
con la Palabra encarnada cuyos “signos” manifiestan la gloria, “en espera del
signo” por excelencia de la resurrección. También del mismo modo que la gloria
de Dios se reflejaba en el rostro de Moisés después de la teofanía del Sinaí,
así el rostro de Cristo resplandeció cuando la transfiguración (similar teofanía
del Sinaí), y sus discípulos pudieron ver así el reflejo de su gloria.
1 14 (d) La fórmula corresponde a la de
Ex 34, 6: “rico en amor y fidelidad” en la definición que Dios da de sí mismo a
Moisés. Al régimen de la Ley sucede el del amor indefectible[3] de Dios, que se manifiesta en Cristo.
1 15 El testimonio del Bautista
conserva un valor permanente: subraya que Jesús, que históricamente aparece
después de él, le supera radicalmente en función de su origen y de su misión
divina.
1 16 Es decir, “una gracia
correspondiente a la gracia (que está en el Hijo único)” o: “una gracia (la de
la nueva alianza) en lugar de otra gracia (la de la antigua alianza)”. Otra
traducción: “gracia sobre gracia”.
1 18 En la Biblia, la expresión “hijo
de Dios” no tenía un sentido trascendente y podía designar, bien a miembros del
pueblo de Dios, bien a su rey, bien al justo perseguido que espera el auxilio
de Dios. También Juan lo sabe y por eso adopta la expresión “Unigénito” que no
ofrece ningún equívoco. Variante: “un Dios Unigénito”.
Notas exegéticas Nuevo Testamento,
versión crítica.
1-2 EN [EL] PRINCIPIO intemporal absoluto. La eternidad del Verbo es la misma
del Padre; cronológicamente, nada existió anterior a él. Aunque la sinagoga del
s. I d.C. no hablaba de la preexistencia del Mesías, estaba difundida la persuasión
de que vendría del más allá. Jn habla de la preexistencia del Mesías en su
sentido cristiano pleno. Jesucristo, “Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero
de Dios verdadero”. // EL VERBO (siguiendo la tradición occidental a través de
la Vulgata latina): la Palabra – mental o “pronunciada” – del Padre,
existente desde siempre, expresión e imagen perfecta del Padre en su relación
con el mundo. Su trasfondo en Jn no es el Logos de Filón, sino la Sabiduría
divina de loes escritos sapienciales del A.T. (Prov 8, 23-26, Eclo 24,
3-22; etc.) y el memra’ de Yahveh del Tárgum. // HACIA DIOS: vuelo hacia,
tendiendo hacia Dios; no en sentido local, sino de convivencia, de vida en
común . Para Orígenes, basado en la “contemplación” platónica, el Verbo de Dios
en cuanto contempla incesantemente al Padre. // Quedan expresadas tres
afirmaciones doctrinales acerca del verbo de Dios: a) Su preexistencia
eterna, b) Su personalidad distinta de Dios -Padre, c) Su
divinidad: EL VERBO (sujeto gramatical) ERA DIOS (predicad); el Verbo era divino.
3 Dios
creó el universo mediante su Palabra – causa mediadora que no implica subordinación,
sino orden lógico –, fuente de vida para todas las criaturas. “El que era Verbo
bueno de un Padre bueno dispuso el orden del universo (san Atanasio). Una
lectura menos probable de los vs. 3-4: “y sin él no se hizo nada [de] lo
que se ha hecho. En él estaba [la] vida…”.
4 LA
LUZ en los escritos de san Juan tiene siempre sentido religioso, pertenece a la
esfera divina.
5 En
los escritos de san Juan aparece constantemente la lucha entre el bien y el
mal, formulada con diversas contraposiciones: luz-oscuridad, verdad-mentira,
libertad-esclavitud, vida-muerte. Ese drama, o proceso judicial, existió
durante toda la vida terrena de Jesús y continúa en la Iglesia; los lectores
del evangelio no son meros espectadores. // LA OSCURIDAD es el reino malo, satánico,
en el que los hombres, si libremente se oponen a Cristo-Luz, pueden entrar, “permanecer”,
“caminar”, “verse sorprendidos”; no hay zona neutral ni tierra de nadie: o
somos de la luz o somos de la oscuridad. // NO LOGRA SOFOCARLA: el tiempo
verbal – aoristo de conato –, tiene valor de tiempo presente, en
correspondencia con BRILLA. Otra posibilidad: no la acogió (refiriéndose
a la venida histórica del Logos en la encarnación); de hecho el verbo
griego está emparentado con “recibir” y “aceptar”; pero parece preferible el
matiz de hostilidad, como en la expresión casi idéntica de 12, 35.
6-8 POR DIOS: o de parte de Dios. // NO ERA ÉL (lit. aquel) LA
LUZ: ¿PINCELADA POLÉMICA DE Jn contra los herejes que defendía a Juan Bautista
como Mesías?
9 Otra
traducción: existía la Luz verdadera que… // AL VENIR AL MUNDO puede
referirse también a TODO HONMBRE: “a todo hombre que viene al mundo”, a
toda la humanidad.
10 LO
CONOCIÓ: ese “lo” está personalizado: no concierta con “luz”, que en griego es
neutro, sino con Lógos.
11 SU
HEREDAD: “sus pertenencias”; el neutro plural griego (sus cosas propias, sus
posesiones) puede entenderse: los suyos, e. d., su pueblo elegido; o
el mundo (la humanidad, el género humano), ya que en el contexto no se
hace referencia directa a Israel.
12 “Creer
EN SU NOMBRE”: aceptar que la Palabra de Dios humanada – Jesús – es el Hijo (este
es “el hombre” de Jesús en los escritos de san Juan). La fe juega un papel muy
importante en Jn: no es simple adhesión de la inteligencia o de la voluntad,
sino llegar a ser, de algún modo, una cosa con él, viviendo una vida semejante
a la vida de Dios. // LOS HIZO CAPACES DE…: lit. dio a ellos capacidad (poder,
posibilidad) hijos de Dios llegar a ser. // HIJOS DE DIOS: más preciso
que san Pablo, Jn usa dos vocablos griegos diversos cuando se trata de
filiación, según se refiera a Jesús (huiós), el hijo natural de Dios, o
a los cristianos (tékna), hijos por adopción.
13 EL
QUE NACIÓ (o el que fue engendrado)….: la mayor parte de los manuscritos
con “avasallador consenso”, como escribió B. M. Metzger, leen en plural (los
que no nacieron…), con lo cual el texto se refiere a los cristianos. Pero
los testigos non numerantur, sed ponderantur, “una lectura apoyada en
los mejores manuscritos y admitida por los editores críticos no es
necesariamente la lectura original; hay que atender también a otras razones
independientes del texto escrito” (Joün).
Pues bien, en este caso, en favor de la lectura en singular hay
testimonios patrísticos más antiguos (s. II), que representan un estado del
texto griego anterior al que reproducen la mayoría de los manuscritos
posteriores. En singular lo leyeron san Ireneo y Tertuliano, que acusaron a los
gnósticos valentinianos de cambiar el singular por el plural (al menos ene l
sentido, si es que no en las palabras: lo aplicaban en la regeneración de los “espirituales”
o “perfectos”), san Ignacio de Antioquía, san Justino, Hipólito, etc. La
crítica por el uso del verbo gennáô en los escritos de san Juan (nunca
en aoristo indicativo, como aquí cuando el sujeto gramatical son los cristianos;
cf. 1 Jn 5, 18); por “el nombre” del Hijo unigénito (v. 12; para san Juan, el “nacimiento”
del cristiano es participación de algo propio de Jesús); por la unión con el v.
14 mediante un kaí asertivo. Este versículo afirma directamente que
Jesús es Hijo de Dios, e indirectamente, mediante tres negaciones, su
concepción y nacimiento virginales. // SANGRE: lit. sangres, plural
semítico de intensidad (expresa: hemorragia o derramamiento de sangre); en
traducciones modernas es difícil que se respete liberalmente. En Lv 12, 4s. y
en los escritos rabínicos se emplea refiriéndose al parte de una mujer
(Hofrichter): María, pues, dio a luz a Jesús sin pérdida de sangre. // DESEO
(lit. voluntad, en el sentido de apetencia) DE [LA] CARNE: deseo
carnal. // DESEO DE[L] VARÓN (o: del marido): expresión sinónima de la
inmediatamente anterior. De tres maneras se dice lo mismo: no por generación
humana ordinaria.
14 Aparecen
reunidos los tres vocablos utilizados en la liturgia sinagogal para referirse a
las acciones divinas: “el Verbo” (memra`), “habitó (la presencia divina:
skînah), “el esplendor” (la gloria: iqar). // SÍ: kaí asertivo,
de refuerzo, colocado al comienzo de la frase a la manera de un kî enfático
hebreo: efectivamente. // EL VERBO SE HIZO (no es se transformó en, puesto
que siguió siendo Dios, sino que asumió, hizo suya la) CARNE: la
naturaleza humana en cuanto que es frágil, limitada, mortal: la carne,
para los paganos y los herejes gnósticos, era incapaz de salvación. Infinita
distancia de un extremo (EL VERBO) al otro (la CARNE): comprendemos la atrevida
pregunta de san Juan de Ávila: “Gana me da… decir: Pero, Señor, ¿sabéis lo que
hacéis?”. Verdadero Dios y verdadero hombre: “En el Lógos hecho carne
no hay espacio para otra persona que no sea la del Hijo” (A. Orbe. // HABITÓ
ENTRE NOSOTROS: el verbo griego skênóô (junto con episkênóô en 2
Cor 12, 9) se reserva para el habitar o morar de Dios, en general, o en
la tienda (skênê) o tabernáculo (Ex 40, 34ss); durante el éxodo, según
Josefo (Ant 3, 219) Dios era “vecino-de-tienda” de los israelitas). Poco
a poco el vocablo griego skênê perdió el significado de “tienda de
campaña”, para significar morada o casa (en Josefo los verbos skênóô
y kataskênóô nunca se relacionan con “tienda de campaña”); por consiguiente
HABITÓ equivale a “puso casa”, “vino a vivir”. La encarnación del Verbo
inaugura la presencia definitiva de Dios-con-nosotros; la humanidad de
Jesucristo es el lugar privilegiado de esa presencia, que se realizará
plenamente y sin trabas en el cielo y la tierra nuevos (cf. Ap 21, 3). //
PUDIMOS CONTEMPLAR: vimos detenidamente SU ESPLENDOR (vocablo de revelación),
el del Hijo hecho criatura humana; vinos – en el pasado – la “gloria” (cf. Mt 6,
29) de Jesús en su encarnación, en sus milagros (cf. 2, 11) y en su “paso” al Padre.
La fórmula es programática: todo Jn dice lo que el evangelista contempló en
Jesús. // HIJO ÚNICO: la filiación divina de Jesús es completamente singular.
// DE [L] DON DE [LA] VERDAD; lit. de gracia y de verdad (endíadis, lo
mismo que en Hch 7, 10 “gracia y sabiduría” es don de sabiduría): la
gracia o regalo que es, que consiste en, la verdad; no habla Jn aquí de
una cualidad subjetiva de Dios o de Jesús – “misericordia y lealtad”, sino del
don que el Padre nos ha hecho revelándose a sí mismo “por medio de
Jesucristo”.
15 TESTIFICA:
presente histórico o narrativo (=testificó) o complexivo, abarcando todas las
épocas. SIGUE GRITANDO: tiempo verbal griego de perfecto; cuando esto se
escribió, en los oídos del apóstol Juan seguía resonando el testimonio de su
antiguo maestro el Bautista.
16 Por
el contenido, este versículo se une al 14: DE SU PLENITUD de Hijo, TODOS
NOSOTROS RECIBIMOS (tiempo gramatical aoristo) el poder ser hijos. //
GRACIA POR – una gracia en vez de otra, sustituyendo a otra – GRACIA: el don de
la revelación del Nuevo Testamento al don de la Ley del Antiguo
Testamento. Para el término GRACIA, cf. Lc 1, 28.
17 “Pues
la ley se hizo Verbo, lo antiguo [se hizo] nuevo. el mandamiento [se hizo] gracia
y la figura realidad” (Melitón de Sardes, S. II). // EL DON DE LA VERDAD: la
gracia, el regalo de la verdad. Por primera vez en Jn aparece el nombre total:
JESUCRISTO.
18 [EL]
UNIGÉNITO, [EL] HIJO: otros manuscritos leen: [el] Dios unigénito. //
HACIA EL SENO DEL PADRE: no “reclinado en el regazo del Padre”, postura
estática de familiaridad e intimidad, sino orientado, mirando, hacia el corazón
del Padre (EL SENO, en el varón, viene a ser como el hebreo josen: el
tórax, concretamente el pecho), postura que explica la actitud interior de la
vida terrena de Jesús – el Hijo –, siempre pendiente de la voluntad del Padre.
// REVELÓ: lit. explicó, “hizo exégesis”, interpretó (en el helenismo,
el verbo se usaba para la explicación de oráculos, libros de magia,
misterios religiosos). En la frase, el verbo no tiene complemento ni objeto
directo en el texto griego; equivale a: ese, en su existencia terrena, fue
la revelación de Dios, que en adelante no será ya un Dios desconocido.
Notas exegéticas
desde la Biblia Didajé.
1, 1 El Evangelio comienza revelando
la divinidad de Cristo, que es palabra eterna de Dios. El Verbo estaba junto
a Dios, y el Verbo era Dios: este versículo revela la doctrina de la
Trinidad, es decir, el Verbo, que es Dios Hijo, es consustancial a Dios Padre
pero diferente de Él, dada su condición de Hijo. Cat. 102, 240-242 y 454.
1, 3 Dios lo creó todo a través del
Verbo, que es Cristo, y se da a conocer a través de la creación. A pesar de que
la creación se asocia más a Dios Padre, la Trinidad entera participó en esa
obra. El poder de crear es exclusivo de Dios. Cat. 54, 290-292 y 316.
1, 4 Dios es autor de la vida, ya que
nada puede existir sin él. Cat. 668 y 1216.
1, 5 Cristo es “la luz”, “la luz del
mundo” y “la luz verdadera·, que perfora la oscuridad del pecado e ilumina el
camino a la salvación. En el sacramento del bautismo, el cristiano es “iluminado”
y recibe “la luz de Cristo”. Esta iluminación permite que el cristiano vea a
través de los ojos de la fe y se convierta en “luz del mundo” al servir como
faro del amor de Dios. Cat. 457 y 1216.
1, 6 Juan: se refiere a Juan Bautista, el
último y el más importante de todos los profetas. El evangelio de Juan a menudo
clarifica la función del Bautista en relación a Cristo. Cat. 717-720.
1, 10 El mundo: este termino tiene diferentes
acepciones en distintos versículos a lo largo del Evangelio de Juan.
Dependiendo del contexto, puede referirse al universo creado en su totalidad,
la humanidad que necesita salvada, o la atracción al pecado. Con su muerte y
resurrección, Cristo ha redimido el mundo, que expirará y será renovado al
final de los tiempos. Cat. 295, 315, 670 y 1048.
1, 11 Aunque Cristo iba a experimentar
rechazo en su propia comunidad galilea, este versículo tiene un alcance más
amplio, e incluye a todos los que rechazan a Cristo, judíos y paganos. La
indiferencia y el relativismo moral son maneras modernas de rechazar o ignorar
a Cristo y su mensaje.
1, 12 La redención que Cristo mereció
a través de su sacrificio en la cruz hizo que fuese posible que participáramos
de su filiación divina; por tanto, como hijos de Dios, podemos llamar a Dios “Padre
Nuestro”. Mediante el bautismo, somos incorporados en el Cuerpo Místico de
Cristo y nos convertimos en hijos adoptivos de Dios. Cat. 526, 706, 1692, 1996
y 2780.
1, 13 Como madre de la persona de
Jesucristo, que es Dios Hijo, María es la madre de Dios. Nosotros “nacemos de
Dios” a través del bautismo, lo que nos hace participar en la vida de Cristo a
través de la fe y de la gracia santificante. Cat. 496, 505 y 526.
1, 14 Aquí se describe el misterio de la Encarnación.
Jesucristo es Dios Hijo que se ha hecho hombre. Él es una Persona divina que
posee dos naturalezas y dos voluntades, humana y divina. Habitó entre
nosotros: el término griego eskenosen significa literalmente: “plantó su tienda”.
Esta imagen recuerda a la tienda del tabernáculo, donde los israelitas estaban
encargados de preservar el Arca de la Alianza, que simbolizaba la presencia de
Dios entre su pueblo. En su sentido más profundo, la Encarnación de Cristo
trajo la presencia de Dios en medio de los hombres. Unigénito del Padre:
esta descripción se usa en el Credo de Nicea: “Dios de Dios, Luz de Luz, Dios
verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, consustancial con el Padre;
por quien todo fue hecho”. Cat. 423, 445, 461, 466-469 y 2466.
1, 16 Cristo, que posee la plenitud
del Espíritu Santo, derrama las gracias necesarias para la santificación y la
salvación sobre los que le reciben. Cat. 504.
1, 17 La Nueva Alianza fundada por
Cristo da plenitud a la Ley y a todo lo que fue anunciado por los profetas.
1, 18 Cristo lleva la revelación del
amor de Dios a su culmen. A través de la humanidad de Cristo contemplamos el
amor de Dios. Cat. 151, 454, 464 y 469.
En este enlace se puede consultar
el catecismo íntegro.
http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html
Comentarios
de los Santos Padres.
Ninguno de los evangelistas ha manifestado
la divinidad de Jesús de una manera tan absoluta como Juan, que le hace decir: “Yo
soy la luz del mundo”, “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, …
Orígenes. Comentarios al Ev.
de Juan, 1, 21-23. Pg. 51.
Es llamado también “principio”
aquello que existe según su idea original… Y de la misma manera Cristo es el
principio de los seres creados según la imagen de Dios… Según la naturaleza de
las cosas, el principio de la ciencia es Cristo, en tanto que Sabiduría y Poder
de Dios, mientras que, según nosotros, “el Verbo se hizo carne para morar entre
nosotros”, porque no somos capaces de recibirle de otra manera.
Orígenes. Comentarios al Ev.
de Juan, 1, 90-91.95.101-103.106-107. Pg. 52.
Lo que en griego se dice “logos”,
en latín significa tanto “razón” [Ratio] como “palabra” [Verbum].
Pero en este pasaje lo interpreto como “palabra”, para significar no solo su
relación al Padre, sino también su relación a todo lo que por medio de la
Palabra fue creado por su potencia operativa. En cuanto a “razón”, puesto que
nada se hace sino por medio de ella, está bien dicho igualmente.
Agustín. Sobre 83 diversas
cuestiones, 63. Pg. 58.
O sea, es eterno como el Padre,
el cual, por consiguiente, jamás estuvo privado del Verbo. Este, en suma,
existió siempre como Dios junto a Dios, aunque tuviera una persona propia y
distinta… Para que nadie creyera que la divinidad del Hijo era de naturaleza
inferior, añadió inmediatamente la prueba de su verdadera y auténtica
divinidad: retomando el concepto de eternidad, dijo: “Él estaba en principio
junto a Dios”, y refiriéndose a su poder creador añadió: “Todas las cosas
fueron creadas por medio de Él y sin Él no se hizo nada de lo que ha sido hecho”.
Juan Crisóstomo. Homilías
sobre el Ev. de Juan, 4, 1.3. Pg. 69.
El muy sabio evangelista
necesariamente amplía en este momento la explicación de lo que ha enseñado antes…
El Verbo de Dios es ciertamente luz en sí mismo; pero no dispensador de luz
para todos, sino para aquellos a quienes desea comunicar la luz de la
inteligencia.
Cirilo de Alejandría. Comentario
al Ev. de Juan. 1, 7. Pg. 79.
Un viejo santo llamado
Simpliciano, más tarde obispo de la Iglesia de Milán, solía decirme que cierto
platónico afirmaba que el principio de este Evangelio, titulado “según Juan·,
debía escribirse con letras de oro y ser predicado por todas las iglesias en los
lugares más destacados.
Agustín. La ciudad de Dios,
10, 29. Pg. 82.
¡Ojalá sea Dios nuestra
posesión, y nosotros seamos la suya! Que Él nos posea como Señor y que le
poseamos nosotros a Él como salud y luz nuestra. ¿Qué dio a quienes lo recibieron?
A quienes creen en Él les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios. Esto es,
abrazarse al madero para pasar el mar.
Agustín. Tratados sobre el
Ev. de Juan, 2, 13. Pg. 92.
Habiendo llegado a nuestra
tierra y habitando un solo cuerpo semejante al nuestro, cesó consecuentemente
toda la preocupación en los hombres con respecto a los enemigos y la corrupción
de la muerte desapareció, cuando antes tenía tanta fuerza entre ellos. La
estirpe de los hombres habría sido destruida, si el Señor de todo y Salvador,
el Hijo de Dios, no se hubiera presentado para poner fin a la muerte.
Atanasio. La Encarnación del Verbo,
9, 1-4. Pg. 98.
San Agustín.
¿Qué significa La Palabra se hizo carne?
El oro se hizo heno; se hizo heno para ser quemado. El heno se quemó, pero
quedó el oro; mas tampoco pereció el heno, sino que lo transformó. ¿Cómo lo
transformó? Lo resucitó, le envolvió la vida, le subió a los cielos y le sentó
a la derecha del Padre.
Sermón 119. Pg. 200.
San Juan de Ávila.
Pues veamos agora, Señor, si vos nos amáis;
y si es así que nos amáis, qué tanto es el amor que nos tenéis. Mucho aman los
padres a los hijos; pero ¿por ventura amaisnos vos como padre? No hemos
nosotros entrado en el seno de vuestro corazón, Dios mío, para ver esto; mas el
Unigénito vuestro, que descendió de este seno, trajo señas de ello, y nos mandó
que os llamásemos Padre por la grandeza del amor que nos tenias.
Tratado del amor de Dios, 1. OC I. Pg. 951.
De manera que quien a Él ve, ve al Padre, como Él mismo dice en el
santo Evangelio. Pues proporción tan igual del Hijo e imagen con el Padre, cuyo es imagen, con razón se
le atribuye la hermosura, pues tan bien es sacado. Esta luz no le falta, pues que se llama
Verbo, que es cosa engendrada del entendimiento y en el entendimiento, y por
eso dice San Joán que era luz verdadera, y confesamos que es Dios de Dios, y lumbre de lumbre. Pues grandeza no le falta, teniendo como tiene su
inmensidad infinita.
Audi, filia [I]. Hermosura del alma. OC I. Pg. 520.
Pues esta proporción tan igual del Hijo con
el Padre, con razón se le atribuye la hermosura, pues tan al propio está sacada
la imagen de su dechado. Luz,
no le falta, pues que se llama Verbo, que es cosa engendrada por el entendimiento
y en el entendimiento; como lo dice San Juan, que era luz verdadera. Grandeza no le falta, pues tiene inmensidad
infinita.
Audi, filia [II]. OC I. Pg. 768.
Inefable merced es que adopte Dios por hijos
los hijos de los hombres, gusanillos de la tierra. Mas, para que no dudásemos
de esta merced, pone San Juan otra mayor, diciendo: La palabra de Dios es hecha carne (Jn 1, 14). Como quien dice: No
dejéis de creer que los hombres nacen de Dios por espiritual adopción; mas
tomad, en prendas de esta maravilla, otra mayor, que es el Hijo de Dios ser
hecho hombre, e hijo de una mujer.
Audi, filia [II]. OC I. Pg. 579.
Siendo él único Hijo, nos tomó por hermanos, dándonos su Dios
por Dios, y s Padre por Padre, como él lo dijo: Subo al Padre mío y Padre vuestro; Dios mío y Dios
vuestro (Jn
20, 17). Y así como dice San Juan, hablando del mismo Señor: Vimos la honra de él,
como honra de Hijo unigénito (Jn 1, 14); y dice de él que es lleno de gracia y de verdad, así la honra y espirituales riquezas de
los hijos adoptivos ha de ser como de hijos de un Padre, que es Dios.
Audi, filia [II]. OC I. Pg. 734.
Este es el vaso de escogimiento (cf. Is 11,1-2; Hch 9, 15) donde se infundió
aquel río de todas las gracias con todas sus avenidas y crecimientos, sin que
ninguna gota quedase sin entrar en Él (cf. Jn 1, 14). Aquí hizo Dios cuanto
pudo hacer y dio cuanto pudo dar, porque aquí hizo todo lo último de potencia y
gracia dando todo lo que podía a aquel ánima dichosísima en el punto que fue
criada.
Tratado del amor de Dios. OC I. Pg. 956.
También se le dio a aquel tan nuevo hombre
que fuese Padre universal y Cabeza de todos los hombres, para que en todos
ellos, como cabeza espiritual, influyese su virtud (cf. Col 1, 18; 2,9). De
manera que Él, en cuanto Dios, es igual al Eterno Padre, y en cuanto hombre, es
Cabeza de todos los hombres; y, conforme a este principado, le dio gracia
infinita, para que Él, como de una fuente de gracia y un mar de santidad, la
reciban todos los hombres (cf. Jn 1, 16)
Y si la gracia y verdad fue hecha por Jesucristo (Jn 1, 17), como dice San Juan,
no fue para que en él solo se quedasen, mas para que se derivasen en nosotros y
tomásemos del cumplimiento de él, y en tanta abundancia que le llama San Pablo don que no se puede
contar (2 Cor
9, 15) a lo que de presente tenemos.
Audi, filia [II]. OC I. Pg. 734.
Habéis de dar tan buen ejemplo entre los malos,
que de ver vuestra vida se confundan. Tenebrae eam non conmprehendurunt (Jn 1, 5). Nunca el mundo
estuvo tan malo como cuando Cristo se encarnó. Gentes malignísimas, debajo de
título de santidad, es la mayor maldad de las maldades: que vino Dios humano y
conversó con ellos y hizo tantos milagros, sanó tantos cojos, hizo tan buenas
obras, que nunca cesó de bien obrar.
Lecciones sobre I San Juan (I). Lección 4. OC II. Pg. 129.
Si el Evangelio llama luz a los apóstoles y
Sant Pablo a los cristianos, ¿cómo decís que se pone propio de Dios? Luz dice
Sant Juan Evangelista, hablando de Sant Juan Baptista: Non erat ille lux, sed ut
testimonium perhiberet de lumine. En lo griego dice: Para que diese testimonio
de la luz (Jn
1, 18).
Lecciones sobre I San Juan (I). Lección 4. OC II. Pg. 126.
¿Qué luz es esta que tanto bien hace a un
hombre, y qué tinieblas que tanto mal le hacen? ¿No es esta luz la que dice
Sant Juan en su evangelio: erat lux vera, quae illuminat omnes honminem venientem in hunc
mundum; in mundo erat et mundus per ipsum factus est? (Jn 1, 9-10).
Lecciones sobre I San Juan (I). Lección 4. OC II. Pg. 127.
Mundo, unas veces se toma en la Sagrada Escriptura por esto que Dios crió; y
así decía San Juan de este mundo: Mundus per ipsum factus est (Jn 1, 10): que es el sol, el cielo, la
tierra, estas paredes, agua y todo lo que vemos. Quien está debajo del sol y
anda en tierra, está en el mundo; y según esto, las monjas y frailes y clérigos
y beatas están en el mundo, porque viven y andan en el mundo.
Lecciones sobre I San Juan (I). Lección 12. OC II. Pg. 206.
El mundo unas veces en la Escriptura sagrada por esto
que Dios crió; y de esta manera decía San Juan: Mundus per ipsum factus est (Jn 1, 10).
Lecciones sobre I San Juan (II). Lección 12. OC II. Pg. 380.
¿La luz engendra tinieblas? No, no por
cierto, que si pecas, del nacimiento primero hobiste y heredaste eso, que no
del segundo; antes, el segundo nacimiento es remedio contra el primero. En
cuanto nacido de Dios y en cuanto estás
engracia, tienes fuerza para poder vencer el mundo, el demonio y tu
carne. Qui non
ex sanguinibus neque ex voluntate carnis, neque ex voluntate viri, sed ex Deo
natisunt (Jn 1, 13).
Lecciones sobre I San Juan (I). Lección 21. OC II. Pg. 294.
De essto se precian: que todas sus palabras
parezcan verdad, certidumbre, no repunta de engaño. Para eseto dice Cristo que
vino al mundo: para desengañar el mundo; para enseñarle verdad, para con su
claridad y luz deshacer las tinieblas de los errores: Vidimus glorianm eius,
quasi unigeniti a Patre, plenum gratiae et veritatis (Jn 1, 14).
Lecciones sobre la Epístola a los Gálatas. OC II. Pg. 85.
Verbum caro factum est (Jn 1, 14). Quiere decir, que tomó Dios
humanidad.
Lecciones sobre I San Juan (I). Lección 10. OC II. Pg. 185.
Esta Palabra eterna se hizo temporal (cf. Jn 1, 14). Si
hubiese predicadores que esto predicasen, no habría necesidad de predicar otra
cosa.
Lecciones sobre I San Juan (II). Lección 1. OC II. Pg. 346.
Et de plenitudine eius omnes non acdepimus,… Helo aquí el remedio contra
nuestra flaqueza.
Lecciones sobre I San Juan (II). Lección 11. OC II. Pg. 374.
Lex per Moysem data est, gratia et veritas per Christum facta est (Jn 1, 18). Mándanos por la
ley; tráenos la gracia con que cumplamos: que es favor para cumplir sus
mandamientos. Pide y da. Pide que hagamos y danos gracia con que obremos.
-¿Qué
pide la ley? – Qué hagamos lo que nos manda. – “No podemos”. – Pues, ¿quién nos
hace poder? – “La gracia”. La gracia nos ayuda a vencer nuestros enemigos; la
gracia nos da fuerzas para cumplir lo que nos parecía cosa intolerable: Et de plenitudine eius nos
accepimus, gratiam pro gratia (Jn 1, 16). Dice San Juan: De su llenidumbre tomamos nosotros.
Lecciones sobre I San Juan (I). Lección 10. OC II. Pg. 190.
La ley fue dada por Moisén. El hablador fue
Moisén, mas la gracia y la verdad fue hecha por Jesucristo. Gracia y verdad es
lo mismo: que hoy nos dice Sant Juan que amemos con obra y verdad.
Lecciones sobre I San Juan (I). Lección 24. OC II. Pg. 330.
El hablador de la Ley, Moisén fue; mas la verdad de ella, su cumplimiento, y la
gracia de él, por Jesucristo nuestro Redemptor.
Lecciones sobre I San Juan (II). Lección 24. OC II. Pg. 451.
La Palabra estaba cerca del Padre (cf. Jn 1,1). La Palabra del Padre su Hijo
es, engendrado eternamente de Él.
En la infraoctava del Corpus. OC III. Pg. 715.
¿Cómo me dejáis por señal que, “siendo
Palabra, no habla”, para hallar a Aquel del cual Sant Joan predijo: En el principio. (Jn 1, 1).
Navidad. OC III. Pg. 68.
Deo nati sunt (Jn 1, 13). ¡Oh qué bien lo habéis dicho, Águila de Dios! Los que son
hijos de Dios nacen, no de hombres, no de sangre, no de voluntad de carne ni de voluntad de varón,
sino de Dios. No
vasta para ser hijos de Dios y subir al cielo, que hayas nacido de sangre; nada
sirve que seas hijo de conde, ni de duque, ni que seas de sangre de rey. Poco
es eso. El mayor serafín que está en el cielo, si no tuviese el espíritu de
Cristo, no sería bienaventurado. No se da el cielo por linaje.
Domingo infraoctava de la Ascensión. OC III. Pg. 340.
No basta que seas hombre, menester es que
estés en Cristo, para que en Él subas al cielo. Si solamente eres hombre,
heredarás de tu padre, mas no heredarás a Dios. No nacen de ahí los que han de
subir al cielo, sed ex Deo nati sunt (Jn 1, 13); de Dios ha de nacer.
Domingo de la infraoctava de la Ascensión. OC III. Pg. 340.
-Padre, tengo el corazón duro, ¿qué haré? –
Dice Dios: Yo trairé unos días en que os quitaré el corazón de piedra y os daré otro de carne
(cf. Ez 11,
19). ¿Cuándo se hace esto? Cuando Verbum caro factum est (Jn 1,14), cuando Dios se hizo hombre;
cuando se hizo carne, da corazones de carne; cuando Dios se hizo tan tierno,
cuando de aquí a ocho días veréis a Dios hecho niño, en un pesebre puesto,
verlo heis hecho carne, y porque la carne es blanda, por eso está Dios blando,
y no es mucho que os dé corazones blandos. Allegaos al pesebre y pedidle con
fe: Señor, pues que tú te ablandaste, ablándame a mí [el] corazón.
Domingo III de Adviento. OC III. Pg. 45.
¿Qué veía el Señor para levantar nuestra
cabeza, tal cual por nuestros pecados no osábamos nosotros levantar? Por la fe
sabemos que el
Verbo de Dios
se abajó a hacerse
hombre (cf. Jn
1, 14) por ensalzar a los hombres: que no se contentó con esto, pues que
también Él, hecho hombre, abajó su cabeza en el día de su sagrada pasión.
Santísimo Sacramento. OC III. Pg.678.
Y conforme a este altísimo nombre sobre todo nombre (Flp 2, 9) le fue dada la
gracia, poderío, y sabiduría, y otros muchos dones, cuales convenía a humanidad
sublimada en alteza de persona de Dios. Vimos – dice san Juan – la gloria de Él, gloria cual convenía a Hijo
unigénito, engendrado del Padre (Jn 1, 14).
En la Infraoctava del Corpus. OC III. Pg. 693.
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Noel Quesson. 50 salmos para todos los días.
Paulinas. Bogota-Colombia. 1988. En: mercaba.org.
[1] En la religión
cristiana, supuesto o persona, especialmente de la Santísima Trinidad.
[2] De la nada.
[3] Que no puede fallar o
dejar de ser. www.rae.es
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