Lectura de la profecía de Ezequiel 2, 2-5
En aquellos días, el espíritu entró en mí, me puso en pie, y oí
que me decía:
-Hijo de hombre, yo te envío a los hijos de Israel, un pueblo
rebelde que se ha rebelado contra mí. Ellos y sus padres me han ofendido hasta
el día de hoy. También los hijos tienen dura la cerviz y el corazón obstinado;
a ellos te envío para que les digas: “Esto dice el Señor”. Te hagan caso o no
te hagan caso, pues son un pueblo rebelde, reconocerán que hubo un profeta en
medio de ellos.
Textos
paralelos.
Me invadió el Espíritu
mientras me hablaba.
Ez 3, 24: Penetró en mí el
espíritu y me levantó en pie; entonces el Señor me habló.
Yo te envío a los
israelitas, nación rebelde.
Dt 9, 7: Recuerda y no olvides
que provocaste al Señor, tu Dios, en el desierto; desde el día que saliste de
Egipto hasta que llegasteis a este lugar habéis sido rebeldes al Señor.
Dt 9, 24: Desde que os conozco,
habéis sido rebeldes al Señor.
Escuchen o no escuchen.
Ez 12, 1-2: Me dirigió la
palabra el Señor: “Hijo de Adán, vives en la casa rebelde: tienen ojos para
ver, y no ven; tienen oídos para oír, y no oyen; pues son casa rebelde”.
Ez 33, 33: Pero cuando se
cumplan, y están para cumplirse, se darán cuenta de que tenían un profeta en
medio de ellos.
Notas
exegéticas.
2 3 “nación” texto siriaco;
“naciones” texto hebreo.
2 4 Toda una serie de fórmulas
sirve, en hebreo, para expresar la obstinación, lit. “cerviz”, “rostro”,
“frente”, o “corazón duro”. La expresión “corazón duro” evoca quizás en español
el egoísmo más que la rebelión o la obstinación; se traducirá, pues, por “corazón
empedernido, obstinado”, aunque el mismo término se traduzca en otras partes
por “duro” o “endurecido”.
Salmo
responsorial
Salmo 123 (122)
Nuestros
ojos están en el Señor,
esperando
su misericordia. R/.
A
ti levanto mis ojos,
a
ti que habitas en el cielo.
Como
están los ojos de los esclavos
fijos
en las manos de sus señores. R/.
Como
están los ojos de la esclava
fijos
en las manos de su señora,
así
están nuestros ojos
en
el Señor, Dios nuestro,
esperando
su misericordia. R/.
Misericordia,
Señor, misericordia,
que
estamos saciados de desprecios;
nuestra
alma está saciada
del
sarcasmo de los satisfechos,
del
desprecio de los orgullosos. R/.
Textos
paralelos.
Nuestros ojos miran a Yahvé, nuestro Dios.
Sal 25, 15: Mis ojos están
fijos en el Señor pues él sacará mis pies de la red.
Sal 69, 4: Estoy fatigado de
gritar, tengo ronca la garganta, se me nublan los ojos de tanto aguardar a
Dios.
Sal 119, 82: Mis ojos se
consumen por tu promesa: ¿cuándo me consolarás?
Sal 141, 8: Sí, Señor, a ti se
vuelven mis ojos, en ti me refugio, no desnudes mi cuello.
¡Piedad, Yahvé, ten
piedad!
Ne 3, 36: Escucha, Dios
nuestro, cómo se burlan de nosotros. Haz que sus insultos recaigan sobre ellos
y que sean botín en el destierro para que se burlen de ellos.
Sal 44, 14s: Nos has hecho el
refrán de los paganos, nos hacen muecas las naciones. Tengo siempre delante mi
deshonra, la vergüenza me cubre la cara, al oír insultos e injurias, al ver al
enemigo agresivo.
Estamos por demás
saturados del sarcasmo de los satisfechos.
Jb 12, 5: Una tea despreciable
me juzga el satisfecho o bueno para ser holado por cualquiera.
Za 1, 15: Vuestros antepasados,
¿dónde están?, vuestros profetas, ¿viven para siempre?
Ne 2, 19: Cuando se enteraron
el joronita Sabalat, Tobías, el siervo amonita, y el árabe Guesen, empezaron a
burlarse de nosotros y a zaherirnos[1]
Notas
exegéticas.
123 Esta salmo data sin duda de los
tiempos siguientes a la vuelta del destierro o de la época de Nehemías, cuando
la comunidad renaciente se hallaba expuesta al desprecio y a los ataques de los
paganos, ver Ne 2, 19; 3, 16.
123 4 Adición del período macabeo,
quizá bajo la persecución de Antíoco Epifanes. El texto es oscuro. Queré: “el
desprecio es para los soberbios griegos”, pero el texto consonántico y en las
versiones, la palabra “griego” ha quedado unida a la palabra precedente (dando
una forma posible de la palabra “soberbios”).
Segunda
lectura.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 7b-10.
Hermanos:
Para que no me engría, se me ha dado una espina en la carne: un
emisario de Satanás que me abofetea, para que no me engría. Por ello, tres
veces le he pedido al Señor que lo apartase de mí y me ha respondido: “Te basta
mi gracia: la fuerza se realiza en la debilidad”. Así que muy a gusto me glorío
de mis debilidades, para que resida en mí la fuerza de Cristo. Por eso vivo
contento en medio de las debilidades, los insultos, las privaciones, las
persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque cuando soy débil,
entonces soy fuerte.
Textos
paralelos.
Recibí en mi carne una
especie de aguijón.
Rm 9, 2: Siento una pena muy
grande, un dolor incesante en el alma: yo por mis hermanos, los de mi linaje.
2 Co 11, 28: Y aparte todo el
resto, la carga cotidiana, la preocupación por todas las iglesias.
Tres veces rogué al
Señor.
Mt 26, 39: Se adelantó un poco
y, postrado en tierra, oró así: “Padre, si es posible, que se aparte de mí esta
copa. Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”.
Mt 26, 42: Por segunda vez se
alejó a orar: “Padre, si esta copa no puede pasar sin que yo la beba, que se
cumpla tu voluntad”.
Mt 26, 44: Los dejó y se apartó
por tercera vez repitiendo la misma oración.
Mi gracia te basta pues
mi fuerza se realiza en la debilidad.
2 Co 4, 7: Este tesoro lo
llevamos en vasijas de barro, para que se vea que su fuerza superior procede de
Dios y no de nosotros.
Is 40, 29: Él da fuerza al
cansado, acrecienta el vigor al inválido.
Se manifieste en mí la
fuerza de Dios.
2 Co 7, 4: Puedo hablaros con
plena franqueza y sentir plena satisfacción de vosotros. Estoy lleno de
consuelo, desbordo de gozo en toda clase de tribulaciones.
Col 1, 24: Ahora me alegro de
padecer por vosotros, de completar, a favor de su cuerpo que es la Iglesia, lo
que falta a los sufrimientos de Cristo.
Cuando soy débil,
entonces es cuando soy fuerte.
Flp 4, 13: Todo lo puedo con el
que me da fuerzas.
Col 1, 29: Para ello trabajo y
peleo, con la energía suya que actúa eficazmente en mí.
Notas
exegéticas.
12 7 (a) Quizá una enfermedad de ataques
agudos e imprevisibles; quizá la resistencia de Israel, los hermanos de Pablo
según la carne, a la fe cristiana.
12 7 (b) Omisión: “para que no me
engría”. – También se puede unir el comienzo del v. 7 con el v. 6: “… No sea
que alguien se forme de mí una idea superior a lo que en mí ve u oye que digo
que de mí por la sublimidad de esas revelaciones. Por eso, para que no me engría…”.
La frase es confusa y el texto no es críticamente seguro.
Evangelio.
X Lectura del santo evangelio según
san Marcos 6, 1-6.
En aquel tiempo, Jesús se dirigió a la ciudad y lo seguían sus
discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la
multitud que lo oía se preguntaba asombrada:
-¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido
dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? ¿No es este el carpintero, el
hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no
viven con nosotros aquí?
Y se escandalizaban cuenta de él. Les decía:
-No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus
parientes y en su casa.
No pudo hacer allí ningún milagro, solo curo algunos enfermos
imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe. Y recorría los
pueblos de alrededor enseñando.
Textos
paralelos.
Mc 6, 1-6 |
Mt 13, 53-58 |
Lc 4, 16-30 |
Saliendo de allí, se dirigió a su ciudad,
acompañado de sus discípulos. Un sábado se puso a enseñar
en la sinagoga. La multitud que lo escuchaba
comentaba, asombrada: -¿De dónde saca este todo
eso? ¿Qué clase de saber se le ha dado, que tales milagros realiza con las
manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María, el hermano de Santiago y
José, Judas y Simón? ¿No viven aquí, entre nosotros, sus hermanas? Y esto lo
sentían como un obstáculo. Jesús les decía: -A un profeta lo desprecian
solo en su patria, entre sus parientes y en su casa. Y no podía hacer allí ningún
milagro, salvo unos pocos enfermos a quienes impuso las manos y curó. Y se
extrañó de su incredulidad. Después recorría las aldeas
del contorno enseñando. |
Cuando Jesús terminó estas
parábolas, se marchó de allí, se dirigió a su ciudad y se puso a enseñarles en su
sinagoga. Ellos preguntaban asombrados: -¿De dónde saca este su saber
y sus milagros? ¿No es este el hijo del artesano?, ¿no se llama su madre
María y sus hermanos Jacobo, José, Simón y Judas? ¿De dónde saca todo eso? Y
lo sentían como un obstáculo. Jesús les dijo; -A un profeta lo desprecian
solo en su patria y en su casa. Y, por su incredulidad, no
hizo allí muchos milagros. |
Fue a Nazaret, donde se había
criado, y según su costumbre entró un
sábado en la sinagoga y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron
el rollo del profeta Isaías. Lo desenrolló y dio con el texto que dice: “El
Espíritu del Señor sobre mí, porque él me ha ungido para que dé la buena
nueva a los pobres; me ha enviado a anunciar la libertad a los cautivos y la
vista a los ciegos, para proclamar el año de gracia del Señor. Lo enrolló, se
lo entregó al empleado y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en
él. Empezó diciéndoles: -Hoy, en presencia vuestra,
se ha cumplido esta Escritura. Todos lo aprobaban, admirados
de aquellas palabras sobre la gracia que salía de su boca. Y decían: -Pero ¿no es este el hijo de
José? Él les contestó: -Seguro que me diréis aquel
refrán: médico cúrate tú. Lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaún, hazlo
aquí, en tu ciudad. Y añadió: -Os aseguro que ningún
profeta es aceptado en su patria. Ciertamente os digo, había muchas viudas en
Israel en tiempo de Elías, cuando el cielo estuvo cerrado tres años y medio y
hubo una gran carestía en todo el país. A ninguna de ellas fue enviado Elías,
si no es a la viuda de Sarepta en Sidonia. Muchos leprosos había en Israel en
tiempo del profeta Eliseo; ninguno se curó, sino Naamán el sirio. Al oírlo, todos en la
sinagoga se indignaron. Levantándose, lo sacaron
fuera de la ciudad y lo llevaron a un barranco del monte sobre el que estaba
edificada la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero él, abriéndose paso
entre ellos se marchó. |
¿No es este el carpintero?
Mt 12, 46: Todavía estaba
hablando a la multitud, cuando se presentaron fuera su madre y sus hermanos,
deseosos de hablar con él.
Imponiéndoles las manos.
Mt 7, 32: Le llevaron un hombre
sordo y tartamudo y le suplicaban que le aplicase la mano.
1 Tim 4, 14: No descuides tu
carisma personal, que te fue concedido por indicación profética al imponerte
las manos los ancianos.
Mt 8, 10: Y enseguida embarcó
con los discípulos y se dirigió al territorio de Dalmanuta.
Notas exegéticas Biblia de Jerusalén
6 Al igual que el episodio
paralelo de Lc 4, 16ss., ver allí la nota, este relato ha sufrido una
transformación: de favorables como eran, los oyentes se vuelven bruscamente
hostiles.
Lc 4, 16 (a) Este relato extraña por el
cambio inexplicable de la muchedumbre, que salta de la admiración a la
animosidad. Esta anomalía se debe sin duda a una evolución literaria. Un primer
relato refería una visita a la sinagoga con una predicación coronada por el éxito
al comienzo del ministerio, ver Mc 1, 21s , en Nazaret, ver Mt 4, 13 con Nazara
como Lc 4, 16. Luego, se ha vuelto sobre el relato, sobrecargándolo y
situándolo más tarde en la vida de Jesús. Mt 13, 43-48; Mc 6, 1-6, para dejar
sentada la incomprensión y el rechazo que siguieron a la primera acogida del
pueblo. De este texto complejo, Lucas ha sabido extraer una página admirable,
que ha conservado al comienzo del ministerio, como una escena inaugural, y
donde esboza, en un esquema simbólico, la misión de gracia de Jesús y la
recusación de su pueblo.
6 3 (a) Y no “el hijo del carpintero”
Mt 13, 55; la expresión de Mc considera mejor el nacimiento virginal de Jesús.
– El término griego por “carpintero” (tekton) puede designar a un obrero que trabaja la
madera, la piedra o el metal; incluso a un constructor de viviendas.
6 3 (b) Variante: “José” o “Josefo”.
6 3 (c) Única mención de las hermanas
de Jesús, salvo en 3, 32 según ciertos testigos textuales.
6 5 Esta imposibilidad va unida a
la falta de fe (v. 6). No se trata de un vínculo psicológico, como si la
confianza del enfermo condicionase el éxito de la curación. Al margen de un
contexto de fe, un milagro se vería privado de significado, no se podría hablar
de milagro.
Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión
crítica.
6 1 SU TIERRA: como en
el v. 4, es lit. la patria de él, su patria chica. Lc 4, 16 dice el
nombre: Nazaret. Jesús no vuelve unos días a su aldea por nostalgia o
sentimentalismo, sino por obediencia a la misión recibida del Padre.
6 2 MUCHOS, AL OÍR (LO):
algunos manuscritos leen con artículo: los muchos oyentes; podría ser un
semitismo: todos los oyentes. // QUE SABIDURÍA… SE LE HA CONCEDIDO: lit.
la que fue dada a este. La primera reacción – admirar la sabiduría y los
poderes de Jesús, a quien habían conocido en el pueblo “hecho semejante a
nosotros” –, da paso al rechazo; su historial, su extracción social, hacen más
bochornosa la presencia del “carpintero, el hijo de María”, metido a
intelectual y taumaturgo. El v. 6a da la explicación teológica de ese rechazo:
les faltaba fe. // POR SU MEDIO: Mc
emplea literalmente un hebraísmo: por sus manos.
3 EL CARPINTERO: así
se ha entendido tradicionalmente, con apoyo de autores tan antiguos como san
Justino (s. II) y, por supuesto, en los apócrifos (p.ej., en el Evangelio
del Pseudo-Mateo, 37, 1, leemos: “… y, como san José, era carpintero – faber
lignarius – y con la madera no hacía sino yugos de bueyes, arados,
instrumentos para remover la tierra y cultivarla y lechos de madera…”). Quizá,
atendiendo a la raíz de la palabra griega, es mejor pensar en un peón de la
construcción (albañil), o en un obrero manual en general. // EL HIJO DE MARÍA:
como entre los judíos los “apellidos” hacían referencias al padre, no a la
madre, hablar así de Jesús suponía o que José ya había muerto, o que se trataba
de una expresión insultante, como dirigida a hijo de padre desconocido. Mt 13,
55 (“el hijo del carpintero”) y Lc 4, 22 (“hijo del José”) tal vez reflejan
mejor el modo de pensar de la gente de Nazaret. // HERMANO DE…: esta palabra, en las lenguas bíblicas,
comprende desde el hermano de sangre hasta el hermano de raza (el connacional);
designa lo mismo al pariente en cualquier grado, que al miembro de una
comunidad (“co-frade”). Ni en el NT ni en ninguna otra fuente de la tradición
primitiva se mencionan otros hijos de María fuera de Jesús, ni se dice
que estos cuyos nombres se citan sean “hijos de María”. Hoy se
piensa también que esos parientes podían ser hijos de “otra María” (así la
llama significativamente Mt 28, 1), discípula de Jesús (Mt 27, 56). // ESTABAN
ESCANDALIZADOS a propósito DE ÉL: casi igual a: chocaban con él.
4 ES DECIR, EN SU
CASA: prácticamente sinónimo de lo anterior: “Entre los suyos”. El apócrifo Tm
31 cita este proverbio: “Un profeta no es bien recibido en su pueblo; un médico
no cura a los que lo conocen”.
5-6 NO PODÍA… PRODIGIO:
no es que la fe tenga poder o ejerza un derecho sobre Dios para obtener
milagros, es que un milagro carece de sentido cuando el hombre se cierra a Dios
que se le acerca en la acción prodigiosa. Dios no se impone a la fuerza. ESTABA
SORPRENDIDO: asombro por asombro: sus paisanos se escandalizaron de él, Jesús
se sorprendió al ver que ellos le cerraran el corazón y no creyeran. Es el
difícil problema teológico de la ciencia de Jesús, lo más claro en Mc es la
llamada “ciencia experimental”; no hubiera sido Jesús verdadera criatura humana
si en su crecimiento corporal y espiritual no hubiera tenido experiencias
nuevas, por la observación de la naturaleza, el trato con la gente, etc. El
testimonio explícito de los evangelistas dice que Jesús “se admiraba”, “se
sorprendía”, al saber algo que hasta entonces no conocía experimentalmente. //
Y RECORRÍA LAS ALDEAS DEL CONTORNO: o quizás: y, describiendo un círculo,
recorría las aldeas.
Notas exegéticas Biblia del Peregrino
6,
1-6 Su
imagen de Mesías o de Profeta (Dt 18, 15) no es compatible con los antecedentes
familiares y profesionales de Jesús. Sus “manos” son de artesano, ahora son
instrumentos de poder. Se admiran, preguntan, pero se resisten a responder,
porque “tropiezan” en humildad.
Notas
exegéticas desde la Biblia Didajé.
6, 1-6 Al volver a Nazaret, Cristo fue
rechazado otra vez. Los paisanos le conocían como un residente ordinario,
carpintero de profesión, y9 no estaban dispuestos a aceptarlo como un maestro o
un rabino. Hasta el comienzo de su ministerio público a los treinta años de
edad, Cristo vivió una vida oculta e insignificante, que las Escrituras resumen
en brevísimas palabras (Lc 2, 52). Podemos barruntar que Cristo trabajó duro en
su taller de Nazaret durante esos “años ocultos” de su vida, confirmando la
necesidad de buscar la santidad a través de nuestro trabajo y los
acontecimientos de la vida cotidiana. Cat. 531-534.
6, 3 Esta es la única referencia que
se hace en el Evangelio sobre la profesión cotidiana. Sirve para reforzar el
hecho de que llevó una vida ordinaria en Nazaret: Hijo de María: No está
claro si José ya había muerto. Hermano: Se refiere a cualquier tipo de
parentesco entre varones; Santiago y Joset se identifican en otro lado como
hijos de otra mujer llamada María (Mt 13, 55). Cat. 500.
6, 5 Cristo reprendió a menudo a sus
apóstoles por su falta de fe. Él curó frecuentemente a la gente con el contacto
de su mano. La imposición de las manos significa la obra del Espíritu Santo, y
sigue siendo un signo potente utilizado actualmente en los sacramentos. Cat.
699 y 2610.
Catecismo
de la Iglesia Católica.
531 Jesús compartió, durante la
mayor parte de su vida, la condición de la inmensa mayoría de los hombres: una
vida cotidiana sin aparente importancia, vida de trabajo manual, vida religiosa
judía sometida a la ley de Dios, vida en la comunidad. De todo este período se
nos dice que Jesús estaba sometido a sus padres y que progresaba en sabiduría,
en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.
532 Con la sumisión a su madre, y a
su padre legal, Jesús cumple con perfección el cuarto mandamiento. Es la imagen
temporal de su obediencia filial a su Padre celestial. La sumisión cotidiana de
Jesús a José y a María anunciaba y anticipaba la sumisión del Jueves Santo: “No
se haga mi voluntad…” (Lc 22, 42). La obediencia de Cristo en lo cotidiano de
la vida oculta inauguraba ya la obra de restauración de lo que la desobediencia
de Adán había destruido.
533 La vida oculta de Nazaret
permite a todos entrar en comunión con Jesús a través de los caminos más
ordinarios de la vida humana.
500 A esto [la siempre-virgen] se
objeta que la Escritura menciona unos hermanos y hermanas de Jesús. La Iglesia
siempre ha entendido estos pasajes como no referidos a otros hijos de la Virgen
María; en efecto, Santiago y José “hermanos de Jesús” (Mt 13, 55) son los hijos
de una María discípula de Cristo que se designa de manera significativa como “la
otra María” (Mt 28, 1). Se trata de parientes próximos a Jesús, según una
expresión conocida del Antiguo Testamento (cf. Gn 13, 8).
699 La mano. Imponiendo las manos Jesús
cura a los enfermos y bendice a los niños.
2610 Del mismo modo que Jesús ora al
Padre y le da gracias antes de recibir sus dones, nos enseña esta audacia filial:
“Todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido” (Mc 11,
24). Tal es la fuerza de la oración, “todo es posible para quien cree” (Mc 9,
23), con una fe que no duda. Tanto como Jesús se entristece por la “falta de fe”
de los de Nazaret (Mc 6, 6) y la poca fe de los discípulos, así se admira ante
la gran fe del centurión romano y de la cananea.
Concilio
Vaticano II
[Cristo] apoyó y confirmó su predicación con milagros para suscitar y
comprobar la fe de los oyentes, no para ejercer coacción con ellos. Ciertamente,
reprobó la incredulidad de los oyentes, pero dejando a Dios el castigo para el
día del juicio.
Declaración Dignitatis humanae, 11.
Comentarios de los Santos Padres.
Se comprende que Jesús no sea honrado en su propia patria, mientras que
sí lo es junto “a los extraños a las alianzas”, las naciones…. Siempre enseñaba
en la sinagoga: no se apartaba de ella ni la rechazaba.
Orígenes. Comentario al Ev. de Mateo, 10, 16. II, pg. 135.
Otro significado más es el de “no querido”, como cuando se dice que “no
podía hacer milagros allí debido a su incredulidad” de los que le reciben. En
efecto, como para las curaciones se necesitan ambos elementos, a saber, la fe
de los que eran curados y la fuerza de los que curaba, no podía darse uno de
ellos faltando el otro.
Gregorio Nacianceno. Discurso teológico, 30, 10-11. II, pg. 136.
No obstante, me parece que Mateo y Marcos, con la finalidad de mostrar
precisamente la superioridad del poder de Dios, capaz de actuar incluso en
medio de la incredulidad, pero no más de lo que corresponde a la fe de quienes
se benefician, no afirmaron que hizo los milagros en razón de su incredulidad,
sino sencillamente, no realizó allí muchos milagros. Y Marcos no dijo: No pudo
hacer allí ningún milagro, sino que lo corroboró, aunque añadió: “Solamente
sanó a unos pocos enfermos imponiéndoles las manos”. De esta manera el poder
que Él tenía triunfó sobre la incredulidad, incluso en aquellas circunstancias.
Orígenes. Comentario al Ev. de Mateo, 10, 19. II, pg. 137.
S. Agustín.
¿Qué os parece hermanos: cuesta o no cuesta perseverar en la palabra de
Dios? Si requiere fatiga, pon los ojos en la grandeza del premio; si no la
requiere, recibes el premio de balde. Permanezcamos, pues, en aquel que
permanece en nosotros. Porque nosotros, si no permanecemos en él, nos venimos
al suelo; él, en cambio, aunque no permanezca en nosotros, no por ello queda
sin morada, porque la tiene en sí mismo; él mismo es su propia casa , de donde
nunca se aleja. Para el hombre, que se perdió a sí mismo, es una desgracia
permanecer dentro de sí mismo. Nosotros, pues, permanecemos en él porque lo
necesitamos; él mora en nosotros por pura misericordia.
San Agustín. Sermón 134,1. II, pg. 776-777.
S. Juan de Ávila
¡Qué perdido anda el que busca a Cristo sin la
estrella de la fe! En lo pobre y más olvidado del mundo está Cristo. Si no hay
fe, no atinaréis donde está Dios: que en las lágrimas está la risa, en la
pobreza el reino, en el hambre la artura, el fuego debajo de el agua.
¡Miserables ricos, si sois malos, qué lejos está de vosotros Dios! Para hallar
a Cristo, buscad al enfermo, y al pobre, y al olvidado del mundo. Temo que por
falta de esta estrella no buscan muchos a Cristo. O se engaña el mundo en
buscar riquezas de viles, o Cristo en buscar los pobres. Cristo no puede, etc.
¡Grande es la fuerza de la fe
Sermón de Epifanía. III, pg. 85.
San Oscar Romero.
Dudas... ofensa... rechazo. Entonces lo rechazan
con dudas como las que hemos escuchado en el evangelio de hoy: "¿De dónde
saca todo eso?. ¿Qué sabiduría es esa que le han enseñado?. ¿Y los milagros de
sus manos?, ¿no es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago,
de José y Judas y Simón, y sus hermanas viven con nosotros aquí?. Y
desconfiaban de Él". Ven, hasta Cristo recibe la reacción del pueblo. ¡Qué
tremendo es esto, la reacción de la sociedad ante el profeta!. Hay en todas
estas preguntas hasta insultos. Entre los judíos a nadie se le citaba por su
mamá, siempre era su padre como para corroborar su legitimidad. Hijo de fulano,
eran nombres de varones. Cuando se dice: "¿Qué no es éste hijo de
María?", hay una sugerencia perversa, es como si se dijera en nuestro
ambiente la palabra tan común y tan ofensiva: "hijo de ...", una
mujer sola. Hasta allá se llegó a insultar a Cristo.
Homilía, 8 de julio de 1979.
Papa Francisco. Angelus. 8 de
julio de 2018
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
La página evangélica del día (cf. Marcos 6, 1-6)
presenta a Jesús cuando vuelve a Nazaret y un sábado comienza a enseñar en la
sinagoga. Desde que había salido de Nazaret y comenzó a predicar por las aldeas
y los pueblos vecinos, no había vuelto a poner un pie en su patria.
Ha vuelto. Por lo tanto, irá todo el vecindario a
escuchar a aquel hijo del pueblo cuya fama de sabio maestro y de poder sanador
se difundía por toda la Galilea y más allá. Pero lo que podría considerarse
como un éxito, se transformó en un clamoroso rechazo, hasta el punto que Jesús
no pudo hacer ningún prodigio, tan solo algunas curaciones (cf. v. 5).
La dinámica de aquel día está reconstruida al
detalle por el evangelista Marcos: la gente de Nazaret primero escucha y
se queda asombrada; luego se pregunta perpleja: «¿de dónde vienen estas
cosas?», ¿esta sabiduría?, y finalmente se escandaliza, reconociendo en
Él al carpintero, el hijo de María, a quien vieron crecer (vv. 2-3).
Por eso, Jesús concluye con la expresión que se ha
convertido en proverbial: «un profeta solo en su patria, entre sus parientes y
en su casa carece de prestigio» (v. 4). Nos preguntamos: ¿Por qué los
compatriotas de Jesús pasan de la maravilla a la incredulidad? Hacen una
comparación entre el origen humilde de Jesús y sus capacidades actuales: es
carpintero, no ha estudiado, sin embargo, predica mejor que los escribas y hace
milagros.
Y en vez de abrirse a la realidad, se escandalizan:
¡Dios es demasiado grande para rebajarse a hablar a través de un hombre tan
simple! Es el escándalo de la encarnación: el evento desconcertante de un
Dios hecho carne, que piensa con una mente de hombre, trabaja y actúa con manos
de hombre, ama con un corazón de hombre, un Dios que lucha, come y duerme como
cada uno de nosotros.
El Hijo de Dios da la vuelta a cada esquema humano: nos son los
discípulos quienes lavaron los pies al Señor, sino que es el Señor quien lavó
los pies a los discípulos (cf. Juan 13, 1-20). Este es un motivo de escándalo y
de incredulidad no solo en aquella época, sino en cada época, también hoy. El
cambio hecho por Jesús compromete a sus discípulos de ayer y de hoy a una
verificación personal y comunitaria. También en nuestros días, de hecho,
puede pasar que se alimenten prejuicios que nos impiden captar la realidad.
Pero el Señor nos invita a asumir una actitud de escucha humilde y de espera
dócil, porque la gracia de Dios a menudo se nos presenta de maneras
sorprendentes, que no se corresponden con nuestras expectativas. Pensemos
juntos en la Madre Teresa di Calcuta, por ejemplo. Una hermana pequeña —nadie
daba diez liras por ella— que iba por las calles recogiendo moribundos para que
tuvieran una muerte digna. Esta pequeña hermana, con la oración y con su obra
hizo maravillas. La pequeñez de una mujer revolucionó la obra de la caridad en
la Iglesia. Es un ejemplo de nuestros días. Dios no se ajusta a los
prejuicios. Debemos esforzarnos en abrir el corazón y la mente, para
acoger la realidad divina que viene a nuestro encuentro. Se trata de tener
fe: la falta de fe es un obstáculo para la gracia de Dios.
Muchos bautizados viven como si Cristo no
existiera: se repiten los gestos y signos de fe, pero no corresponden a una
verdadera adhesión a la persona de Jesús y a su Evangelio. Cada cristiano
—todos nosotros, cada uno de nosotros— está llamado a profundizar en esta
pertenencia fundamental, tratando de testimoniarla con una conducta coherente
de vida, cuyo hilo conductor será la caridad. Pidamos al Señor, que por
intercesión de la Virgen María, deshaga la dureza de los corazones y la
estrechez de las mentes, para que estemos abiertos a su gracia, a su verdad y a
su misión de bondad y misericordia, dirigida a todos, sin exclusión.
Benedicto XVI. Angelus. 8 de julio
de 2012.
Queridos hermanos y hermanas:
Voy a reflexionar brevemente sobre el pasaje
evangélico de este domingo, un texto del que se tomó la famosa frase «Nadie
es profeta en su patria», es decir, ningún profeta es bien recibido entre las
personas que lo vieron crecer (cf. Mc 6, 4). De hecho, Jesús, después de
dejar Nazaret, cuando tenía cerca de treinta años, y de predicar y obrar
curaciones desde hacía algún tiempo en otras partes, regresó una vez a su
pueblo y se puso a enseñar en la sinagoga. Sus conciudadanos «quedaban
asombrados» por su sabiduría y, dado que lo conocían como el «hijo de María»,
el «carpintero» que había vivido en medio de ellos, en lugar de acogerlo con fe
se escandalizaban de él (cf. Mc 6, 2-3). Este hecho es comprensible, porque la
familiaridad en el plano humano hace difícil ir más allá y abrirse a la
dimensión divina. A ellos les resulta difícil creer que este carpintero sea
Hijo de Dios. Jesús mismo les pone como ejemplo la experiencia de los
profetas de Israel, que precisamente en su patria habían sido objeto de
desprecio, y se identifica con ellos. Debido a esta cerrazón espiritual,
Jesús no pudo realizar en Nazaret «ningún milagro, sólo curó algunos enfermos
imponiéndoles las manos» (Mc 6, 5). De hecho, los milagros de Cristo no son
una exhibición de poder, sino signos del amor de Dios, que se actúa allí donde
encuentra la fe del hombre, es una reciprocidad. Orígenes escribe: «Así
como para los cuerpos hay una atracción natural de unos hacia otros, como el
imán al hierro, así esa fe ejerce una atracción sobre el poder divino»
(Comentario al Evangelio de Mateo 10, 19).
Por tanto, parece que Jesús —como se dice— se da a
sí mismo una razón de la mala acogida que encuentra en Nazaret. En cambio, al
final del relato, encontramos una observación que dice precisamente lo
contrario. El evangelista escribe que Jesús «se admiraba de su falta de fe» (Mc
6, 6). Al estupor de sus conciudadanos, que se escandalizan, corresponde el
asombro de Jesús. También él, en cierto sentido, se escandaliza. Aunque sabe
que ningún profeta es bien recibido en su patria, sin embargo la cerrazón de corazón
de su gente le resulta oscura, impenetrable: ¿Cómo es posible que no reconozcan
la luz de la Verdad? ¿Por qué no se abren a la bondad de Dios, que quiso
compartir nuestra humanidad? De hecho, el hombre Jesús de Nazaret es la
transparencia de Dios, en él Dios habita plenamente. Y mientras nosotros
siempre buscamos otros signos, otros prodigios, no nos damos cuenta de que el
verdadero Signo es él, Dios hecho carne; él es el milagro más grande del
universo: todo el amor de Dios contenido en un corazón humano, en el rostro
de un hombre.
Quien entendió verdaderamente esta realidad es la
Virgen María, bienaventurada porque creyó (cf. Lc 1, 45). María no se
escandalizó de su Hijo: su asombro por él está lleno de fe, lleno de amor y de
alegría, al verlo tan humano y a la vez tan divino. Así pues, aprendamos de
ella, nuestra Madre en la fe, a reconocer en la humanidad de Cristo la
revelación perfecta de Dios.
Francisco. Catequesis con motivo del Día
Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas.
Queridos hermanos y hermanas,
¡buenos días!
Hoy se celebra el
Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de
Drogas, instituido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1987. El
tema de este año es “La evidencia es clara: debemos invertir en prevención”.
San Juan Pablo II
afirmó que «el uso indebido de drogas empobrece a todas las comunidades en las
que se produce. Disminuye la fuerza humana y la fibra moral. Mina los valores
estimados. Destruye la voluntad de vivir y de contribuir a una sociedad mejor».
[1] Esto es lo que hacen el uso indebido y el consumo de drogas. Pero
recordemos, al mismo tiempo, que cada toxicodependiente «trae consigo una
historia personal distinta, que debe ser escuchada, comprendida, amada y, en lo
posible, sanada y purificada [...] Siguen teniendo, y más que nunca, una
dignidad en cuanto personas que son hijos de Dios». [2] Todos tienen una
dignidad.
Sin embargo, no
podemos ignorar las malvadas intenciones y acciones de los vendedores y
traficantes de drogas. ¡Son unos asesinos! El Papa Benedicto XVI utilizó
palabras severas durante una visita a una comunidad terapéutica: «Digo a los
que comercian con la droga que piensen en el mal que están provocando a una
multitud de jóvenes y de adultos de todas las clases sociales: Dios les pedirá cuentas de lo que han
hecho. No se puede pisotear de esta manera la dignidad humana». [3] Y la
droga pisotea la dignidad humana.
Una reducción de la
dependencia de las drogas no se consigue liberalizando su consumo – esto es una
fantasía -, como se ha propuesto, o ya se ha aplicado, en algunos países. Se
liberaliza, y se consume más. Después de haber conocido tantas historias
trágicas de toxicodependientes y de sus familias, estoy convencido de que es
un deber moral acabar con la producción y el tráfico de estas peligrosas
sustancias. ¡Cuántos traficantes de muerte hay – porque los traficantes de
drogas son traficantes de muerte -, impulsados por la lógica del poder y del
dinero a toda costa! Y esta plaga, que produce violencia y siembra sufrimiento
y muerte, exige un acto de valentía por parte de toda la sociedad.
La producción y el
tráfico de drogas también tienen un impacto destructivo en nuestra casa común.
Por ejemplo, esto se ha hecho cada vez más evidente en la cuenca amazónica.
Otra vía
prioritaria para contrarrestar el abuso y el tráfico de drogas es la
prevención, que se hace promoviendo una mayor justicia, educando a los jóvenes
en los valores que construyen la vida personal y comunitaria, acompañando a los
necesitados y dando esperanza en el futuro.
En mis viajes a
diversas diócesis y países, pude visitar varias comunidades de recuperación
inspiradas por el Evangelio. Son un testimonio fuerte y lleno de esperanza del
compromiso de sacerdotes, consagrados y laicos para poner en práctica la
parábola del Buen Samaritano. Del mismo modo, me reconfortan los esfuerzos
emprendidos por varias Conferencias Episcopales para promover una legislación y
unas políticas justas por lo que se refiere al tratamiento de las personas
drogodependientes y a la prevención para frenar este flagelo.
A título de
ejemplo, destaco la red de la Pastoral Latinoamericana de Acompañamiento y
Prevención de Adicciones (PLAPA). El estatuto de esta red reconoce que “la
dependencia del alcohol, de las sustancias psicoactivas y otras formas de
adicción -pornografía, nuevas tecnologías, etc.- (…) constituye un problema que
nos afecta indistintamente, con independencia de la diversidad de geografías y
contextos sociales, culturales, religiosos o etarios. A pesar de las
diferencias, ... queremos organizarnos como red: compartir las experiencias, el
entusiasmo y las dificultades». [4]
Menciono, además, a
los obispos de África Austral, que en noviembre de 2023 convocaron una reunión
sobre el tema “ Capacitar a los jóvenes como agentes de paz y esperanza”. Los
representantes de los jóvenes presentes en el encuentro reconocieron dicha asamblea
como una «piedra miliar significativa orientada hacia una juventud sana y
activa en toda la región». También prometieron: «Aceptamos el papel de
embajadores y defensores de la lucha contra el consumo de drogas. Pedimos a
todos los jóvenes que sean siempre empáticos los unos con los otros». [5]
Queridos hermanos y
hermanas, ante la trágica situación de toxicodependencia de millones de
personas en todo el mundo, ante el escándalo de la producción y el tráfico
ilícitos de estas drogas, «no podemos ser indiferentes. El Señor Jesús se
ha detenido, se ha acercado, ha curado las llagas. Siguiendo el estilo de su
proximidad, también nosotros estamos llamados a actuar, a detenernos ante las
situaciones de fragilidad y dolor, a saber escuchar el grito de la soledad y la
angustia, a inclinarnos para levantar y traer de vuelta a una vida nueva a
quienes caen en la esclavitud de la droga». [6] Y recemos por los
criminales que proporcionan drogas a los jóvenes: ¡son criminales, son
asesinos! Recemos por su conversión.
En este Día Mundial
contra la Droga, como cristianos y comunidades eclesiales, renovemos nuestro
compromiso de oración y trabajo contra la droga. ¡Gracias!
[1]“ Messaggio ai
partecipanti alla Conferenza Internazionale di Vienna sull’abuso e il traffico
illecito della droga” (Mensaje a los participantes en la Conferencia
Internacional de Viena sobre el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas - 4
de junio de 1987).
[2] Discurso a los participantes en el encuentro
promovido por la Pontificia Academia de las Ciencias: “Narcóticos: Problemas y
soluciones de esta cuestión mundial” (24 de noviembre de 2016).
[3] Discurso a la
comunidad “Fazenda da Esperança”, Brasil, 12 de mayo de 2007.
[4]
https://adn.celam.org/wp-content/uploads/2023/09/Carta-a-la-Iglesia-de-ALC-PLAPA-14sept2023-CL.pdf.
[5]
https://imbisa.africa/2023/11/21/statement-following-the-imbisa-youth-meeting/
[6] Mensaje a los
participantes en el 60º Congreso Internacional de Toxicólogos Forenses (26 de
agosto de 2023).
MISA DE NIÑOS. XV
T.ORDINARIO.
Monición de entrada.
Buenos días:
Cuando venimos a misa lo hacemos en nombre de Jesús.
Él es el que nos invita.
Cuando escuchamos las lecturas Jesús nos habla.
Y cuando rezamos en misa, Jesús reza con nosotros.
Señor, ten
piedad.
Porque no escuchamos tu palabra. Señor, ten piedad.
Porque no nos tomamos en serio el Evangelio. Cristo, ten
piedad.
Porque nos da miedo seguirte. Señor, ten piedad.
Peticiones.
-Para que el Papa Francisco siga anunciándonos el
Evangelio. Te lo pedimos Señor.
-Para que la Iglesia pueda anunciar el Evangelio en todos
los sitios con libertad. Te lo pedimos
Señor.
-Para que quienes no quieren que se anuncie el Evangelio,
cambien y lo permitan. Te lo pedimos, Señor.
-Para que los cristianos que sufren porque no les quieren
no se desanimen. Te lo pedimos, Señor.
-Para que nosotros, nos sintamos enviados por Jesús como
los Doce. Te lo pedimos, Señor.
Acción de gracias.
Virgen María,
queremos darte las gracias porque nos ayudas cada día a ser buenos cristianos y
a hablar de Jesús a las personas que están cerca de nosotros.
ORACIÓN PARA
EL CENTRE JUNIORS CORBERA DOMINGO XIV
T.O.
EXPERIENCIA.
Cierra los ojos.
En el silencio del lugar donde te encuentras
escucha los sonidos que te envuelven.
Respira profundamente varias veces escuchando el
fluir del aire entrando y saliendo de tus pulmones.
Sígnate tomando conciencia de la presencia de Dios.
Él sale a tu encuentro y allí donde Él se encuentra
el lugar y el tiempo son sagrados.
Abre los ojos y entra en este enlace: https://www.youtube.com/watch?v=Fjhav97WnOo
Con los ojos cerrados escucha el vídeo.
Abre los ojos y vuelve a escucharlo poniendo rostro
a los hablantes.
Busca la frase que más ha tocado tu corazón.
Piensa en ella y háblale a Dios de ella.
REFLEXIÓN.
Lectio: lee el evangelio de este domingo.
X Lectura del santo evangelio según
san Marcos 6, 1-6.
En aquel tiempo,
Jesús se dirigió a la ciudad y lo seguían sus discípulos. Cuando llegó el
sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba
asombrada:
-¿De dónde saca
todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que
realizan sus manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de
Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?
Y se
escandalizaban cuenta de él. Les decía:
-No desprecian a
un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.
No pudo hacer
allí ningún milagro, solo curo algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se
admiraba de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.
Meditatio: Sitúate en la escena: el lugar, el ambiente, los personajes, las
reacciones. Mira como miran cada uno de los personajes. ¿Cómo se siente Jesús?
La escena se desarrolla después de haber realizado una serie de milagros
alrededor de Cafarnaúm. Jesús regresa a su pueblo. Allí se suceden tres
reacciones: asombro, perplejidad y escándalo. El peligro es situarnos al margen
de la escena, porque nosotros sí creemos en Él. Sin embargo ¿cuántas veces nos
cuesta creer que uno de nosotros sea el Hijo de Dios? Piensa en estas palabras:
“Mientras nosotros siempre buscamos otros signos,
otros prodigios, no nos damos cuenta de que el verdadero Signo es él, Dios
hecho carne; él es el milagro más grande del universo: todo el amor de Dios
contenido en un corazón humano, en el rostro de un hombre” (Benedicto XVI).
COMPROMISO.
Intenta
durante esta semana prestar atención a los niños y mayores, consciente que
ellos tienen una sabiduría mostrada en sus palabras y forma de vida.
CELEBRACIÓN.
Escucha
la canción de Hakuna Forofos, cada persona es un mensaje de Dios. https://www.youtube.com/watch?v=MRL3Ifsl3kE
No hay comentarios:
Publicar un comentario