lunes, 1 de julio de 2024

213. Domingo 14 T. O. 7 de julio de 2024.

 


Primera lectura.

Lectura de la profecía de Ezequiel 2, 2-5

En aquellos días, el espíritu entró en mí, me puso en pie, y oí que me decía:

-Hijo de hombre, yo te envío a los hijos de Israel, un pueblo rebelde que se ha rebelado contra mí. Ellos y sus padres me han ofendido hasta el día de hoy. También los hijos tienen dura la cerviz y el corazón obstinado; a ellos te envío para que les digas: “Esto dice el Señor”. Te hagan caso o no te hagan caso, pues son un pueblo rebelde, reconocerán que hubo un profeta en medio de ellos.

 

Textos paralelos.

Me invadió el Espíritu mientras me hablaba.

Ez 3, 24: Penetró en mí el espíritu y me levantó en pie; entonces el Señor me habló.

Yo te envío a los israelitas, nación rebelde.

Dt 9, 7: Recuerda y no olvides que provocaste al Señor, tu Dios, en el desierto; desde el día que saliste de Egipto hasta que llegasteis a este lugar habéis sido rebeldes al Señor.

Dt 9, 24: Desde que os conozco, habéis sido rebeldes al Señor.

Escuchen o no escuchen.

Ez 12, 1-2: Me dirigió la palabra el Señor: “Hijo de Adán, vives en la casa rebelde: tienen ojos para ver, y no ven; tienen oídos para oír, y no oyen; pues son casa rebelde”.

Ez 33, 33: Pero cuando se cumplan, y están para cumplirse, se darán cuenta de que tenían un profeta en medio de ellos.

 

Notas exegéticas.

2 3 “nación” texto siriaco; “naciones” texto hebreo.

2 4 Toda una serie de fórmulas sirve, en hebreo, para expresar la obstinación, lit. “cerviz”, “rostro”, “frente”, o “corazón duro”. La expresión “corazón duro” evoca quizás en español el egoísmo más que la rebelión o la obstinación; se traducirá, pues, por “corazón empedernido, obstinado”, aunque el mismo término se traduzca en otras partes por “duro” o “endurecido”.

 

Salmo responsorial

Salmo 123 (122)

 

Nuestros ojos están en el Señor,

esperando su misericordia. R/.

A ti levanto mis ojos,

a ti que habitas en el cielo.

Como están los ojos de los esclavos

fijos en las manos de sus señores.  R/.

 

Como están los ojos de la esclava

fijos en las manos de su señora,

así están nuestros ojos

en el Señor, Dios nuestro,

esperando su misericordia. R/.

 

Misericordia, Señor, misericordia,

que estamos saciados de desprecios;

nuestra alma está saciada

del sarcasmo de los satisfechos,

del desprecio de los orgullosos. R/.

 

Textos paralelos.

 Nuestros ojos miran a Yahvé, nuestro Dios.

Sal 25, 15: Mis ojos están fijos en el Señor pues él sacará mis pies de la red.

Sal 69, 4: Estoy fatigado de gritar, tengo ronca la garganta, se me nublan los ojos de tanto aguardar a Dios.

Sal 119, 82: Mis ojos se consumen por tu promesa: ¿cuándo me consolarás?

Sal 141, 8: Sí, Señor, a ti se vuelven mis ojos, en ti me refugio, no desnudes mi cuello.

¡Piedad, Yahvé, ten piedad!

Ne 3, 36: Escucha, Dios nuestro, cómo se burlan de nosotros. Haz que sus insultos recaigan sobre ellos y que sean botín en el destierro para que se burlen de ellos.

Sal 44, 14s: Nos has hecho el refrán de los paganos, nos hacen muecas las naciones. Tengo siempre delante mi deshonra, la vergüenza me cubre la cara, al oír insultos e injurias, al ver al enemigo agresivo.

Estamos por demás saturados del sarcasmo de los satisfechos.

Jb 12, 5: Una tea despreciable me juzga el satisfecho o bueno para ser holado por cualquiera.

Za 1, 15: Vuestros antepasados, ¿dónde están?, vuestros profetas, ¿viven para siempre?

Ne 2, 19: Cuando se enteraron el joronita Sabalat, Tobías, el siervo amonita, y el árabe Guesen, empezaron a burlarse de nosotros y a zaherirnos[1]

 

Notas exegéticas.

123 Esta salmo data sin duda de los tiempos siguientes a la vuelta del destierro o de la época de Nehemías, cuando la comunidad renaciente se hallaba expuesta al desprecio y a los ataques de los paganos, ver Ne 2, 19; 3, 16.

123 4 Adición del período macabeo, quizá bajo la persecución de Antíoco Epifanes. El texto es oscuro. Queré: “el desprecio es para los soberbios griegos”, pero el texto consonántico y en las versiones, la palabra “griego” ha quedado unida a la palabra precedente (dando una forma posible de la palabra “soberbios”).

 

Segunda lectura.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 7b-10.

Hermanos:

Para que no me engría, se me ha dado una espina en la carne: un emisario de Satanás que me abofetea, para que no me engría. Por ello, tres veces le he pedido al Señor que lo apartase de mí y me ha respondido: “Te basta mi gracia: la fuerza se realiza en la debilidad”. Así que muy a gusto me glorío de mis debilidades, para que resida en mí la fuerza de Cristo. Por eso vivo contento en medio de las debilidades, los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

 

Textos paralelos.

Recibí en mi carne una especie de aguijón.

Rm 9, 2: Siento una pena muy grande, un dolor incesante en el alma: yo por mis hermanos, los de mi linaje.

2 Co 11, 28: Y aparte todo el resto, la carga cotidiana, la preocupación por todas las iglesias.

Tres veces rogué al Señor.

Mt 26, 39: Se adelantó un poco y, postrado en tierra, oró así: “Padre, si es posible, que se aparte de mí esta copa. Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”.

Mt 26, 42: Por segunda vez se alejó a orar: “Padre, si esta copa no puede pasar sin que yo la beba, que se cumpla tu voluntad”.

Mt 26, 44: Los dejó y se apartó por tercera vez repitiendo la misma oración.

Mi gracia te basta pues mi fuerza se realiza en la debilidad.

2 Co 4, 7: Este tesoro lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que su fuerza superior procede de Dios y no de nosotros.

Is 40, 29: Él da fuerza al cansado, acrecienta el vigor al inválido.

Se manifieste en mí la fuerza de Dios.

2 Co 7, 4: Puedo hablaros con plena franqueza y sentir plena satisfacción de vosotros. Estoy lleno de consuelo, desbordo de gozo en toda clase de tribulaciones.

Col 1, 24: Ahora me alegro de padecer por vosotros, de completar, a favor de su cuerpo que es la Iglesia, lo que falta a los sufrimientos de Cristo.

Cuando soy débil, entonces es cuando soy fuerte.

Flp 4, 13: Todo lo puedo con el que me da fuerzas.

Col 1, 29: Para ello trabajo y peleo, con la energía suya que actúa eficazmente en mí.

 

Notas exegéticas.

12 7 (a) Quizá una enfermedad de ataques agudos e imprevisibles; quizá la resistencia de Israel, los hermanos de Pablo según la carne, a la fe cristiana.

12 7 (b) Omisión: “para que no me engría”. – También se puede unir el comienzo del v. 7 con el v. 6: “… No sea que alguien se forme de mí una idea superior a lo que en mí ve u oye que digo que de mí por la sublimidad de esas revelaciones. Por eso, para que no me engría…”. La frase es confusa y el texto no es críticamente seguro.

 

Evangelio.

X Lectura del santo evangelio según san Marcos 6, 1-6.

En aquel tiempo, Jesús se dirigió a la ciudad y lo seguían sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:

-¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?

Y se escandalizaban cuenta de él. Les decía:

-No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.

No pudo hacer allí ningún milagro, solo curo algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

 

Textos paralelos.

 

Mc 6, 1-6

Mt 13, 53-58

Lc 4, 16-30

Saliendo de allí,

 

 

se dirigió a su ciudad, acompañado de sus discípulos.

 

Un sábado se puso a enseñar en la sinagoga.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La multitud que lo escuchaba comentaba, asombrada:

 

 

-¿De dónde saca este todo eso? ¿Qué clase de saber se le ha dado, que tales milagros realiza con las manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María, el hermano de Santiago y José, Judas y Simón? ¿No viven aquí, entre nosotros, sus hermanas? Y esto lo sentían como un obstáculo.

 

Jesús les decía:

-A un profeta lo desprecian solo en su patria, entre sus parientes y en su casa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y no podía hacer allí ningún milagro, salvo unos pocos enfermos a quienes impuso las manos y curó. Y se extrañó de su incredulidad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Después recorría las aldeas del contorno enseñando.

Cuando Jesús terminó estas parábolas, se marchó de allí,

 

se dirigió a su ciudad

 

 

 

y se puso a enseñarles en su sinagoga.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ellos preguntaban asombrados:

 

 

 

-¿De dónde saca este su saber y sus milagros? ¿No es este el hijo del artesano?, ¿no se llama su madre María y sus hermanos Jacobo, José, Simón y Judas? ¿De dónde saca todo eso? Y lo sentían como un obstáculo.

 

 

 

 

Jesús les dijo;

-A un profeta lo desprecian solo en su patria y en su casa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y, por su incredulidad, no hizo allí muchos milagros.

 

 

 

Fue a Nazaret, donde se había criado,

 

 

y según su costumbre entró un sábado en la sinagoga y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías. Lo desenrolló y dio con el texto que dice: “El Espíritu del Señor sobre mí, porque él me ha ungido para que dé la buena nueva a los pobres; me ha enviado a anunciar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, para proclamar el año de gracia del Señor. Lo enrolló, se lo entregó al empleado y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Empezó diciéndoles:

-Hoy, en presencia vuestra, se ha cumplido esta Escritura.

 

Todos lo aprobaban, admirados de aquellas palabras sobre la gracia que salía de su boca. Y decían:

 

-Pero ¿no es este el hijo de José?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Él les contestó:

-Seguro que me diréis aquel refrán: médico cúrate tú. Lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaún, hazlo aquí, en tu ciudad.

Y añadió:

-Os aseguro que ningún profeta es aceptado en su patria. Ciertamente os digo, había muchas viudas en Israel en tiempo de Elías, cuando el cielo estuvo cerrado tres años y medio y hubo una gran carestía en todo el país. A ninguna de ellas fue enviado Elías, si no es a la viuda de Sarepta en Sidonia. Muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo; ninguno se curó, sino Naamán el sirio.

 

Al oírlo, todos en la sinagoga se indignaron.

 

 

 

 

 

 

 

Levantándose, lo sacaron fuera de la ciudad y lo llevaron a un barranco del monte sobre el que estaba edificada la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero él, abriéndose paso entre ellos se marchó.

 ¿No es este el carpintero?

Mt 12, 46: Todavía estaba hablando a la multitud, cuando se presentaron fuera su madre y sus hermanos, deseosos de hablar con él.

Imponiéndoles las manos.

Mt 7, 32: Le llevaron un hombre sordo y tartamudo y le suplicaban que le aplicase la mano.

1 Tim 4, 14: No descuides tu carisma personal, que te fue concedido por indicación profética al imponerte las manos los ancianos.

Mt 8, 10: Y enseguida embarcó con los discípulos y se dirigió al territorio de Dalmanuta.

 

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén

6 Al igual que el episodio paralelo de Lc 4, 16ss., ver allí la nota, este relato ha sufrido una transformación: de favorables como eran, los oyentes se vuelven bruscamente hostiles.

Lc 4, 16 (a) Este relato extraña por el cambio inexplicable de la muchedumbre, que salta de la admiración a la animosidad. Esta anomalía se debe sin duda a una evolución literaria. Un primer relato refería una visita a la sinagoga con una predicación coronada por el éxito al comienzo del ministerio, ver Mc 1, 21s , en Nazaret, ver Mt 4, 13 con Nazara como Lc 4, 16. Luego, se ha vuelto sobre el relato, sobrecargándolo y situándolo más tarde en la vida de Jesús. Mt 13, 43-48; Mc 6, 1-6, para dejar sentada la incomprensión y el rechazo que siguieron a la primera acogida del pueblo. De este texto complejo, Lucas ha sabido extraer una página admirable, que ha conservado al comienzo del ministerio, como una escena inaugural, y donde esboza, en un esquema simbólico, la misión de gracia de Jesús y la recusación de su pueblo.

6 3 (a) Y no “el hijo del carpintero” Mt 13, 55; la expresión de Mc considera mejor el nacimiento virginal de Jesús. – El término griego por “carpintero” (tekton) puede designar a un obrero que trabaja la madera, la piedra o el metal; incluso a un constructor de viviendas.

6 3 (b) Variante: “José” o “Josefo”.

6 3 (c) Única mención de las hermanas de Jesús, salvo en 3, 32 según ciertos testigos textuales.

6 5 Esta imposibilidad va unida a la falta de fe (v. 6). No se trata de un vínculo psicológico, como si la confianza del enfermo condicionase el éxito de la curación. Al margen de un contexto de fe, un milagro se vería privado de significado, no se podría hablar de milagro.

 

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica.

6 1 SU TIERRA: como en el v. 4, es lit. la patria de él, su patria chica. Lc 4, 16 dice el nombre: Nazaret. Jesús no vuelve unos días a su aldea por nostalgia o sentimentalismo, sino por obediencia a la misión recibida del Padre.

6 2 MUCHOS, AL OÍR (LO): algunos manuscritos leen con artículo: los muchos oyentes; podría ser un semitismo: todos los oyentes. // QUE SABIDURÍA… SE LE HA CONCEDIDO: lit. la que fue dada a este. La primera reacción – admirar la sabiduría y los poderes de Jesús, a quien habían conocido en el pueblo “hecho semejante a nosotros” –, da paso al rechazo; su historial, su extracción social, hacen más bochornosa la presencia del “carpintero, el hijo de María”, metido a intelectual y taumaturgo. El v. 6a da la explicación teológica de ese rechazo: les faltaba fe.  // POR SU MEDIO: Mc emplea literalmente un hebraísmo: por sus manos.

3 EL CARPINTERO: así se ha entendido tradicionalmente, con apoyo de autores tan antiguos como san Justino (s. II) y, por supuesto, en los apócrifos (p.ej., en el Evangelio del Pseudo-Mateo, 37, 1, leemos: “… y, como san José, era carpintero – faber lignarius – y con la madera no hacía sino yugos de bueyes, arados, instrumentos para remover la tierra y cultivarla y lechos de madera…”). Quizá, atendiendo a la raíz de la palabra griega, es mejor pensar en un peón de la construcción (albañil), o en un obrero manual en general. // EL HIJO DE MARÍA: como entre los judíos los “apellidos” hacían referencias al padre, no a la madre, hablar así de Jesús suponía o que José ya había muerto, o que se trataba de una expresión insultante, como dirigida a hijo de padre desconocido. Mt 13, 55 (“el hijo del carpintero”) y Lc 4, 22 (“hijo del José”) tal vez reflejan mejor el modo de pensar de la gente de Nazaret. // HERMANO DE…:  esta palabra, en las lenguas bíblicas, comprende desde el hermano de sangre hasta el hermano de raza (el connacional); designa lo mismo al pariente en cualquier grado, que al miembro de una comunidad (“co-frade”). Ni en el NT ni en ninguna otra fuente de la tradición primitiva se mencionan otros hijos de María fuera de Jesús, ni se dice que estos cuyos nombres se citan sean “hijos de María”. Hoy se piensa también que esos parientes podían ser hijos de “otra María” (así la llama significativamente Mt 28, 1), discípula de Jesús (Mt 27, 56). // ESTABAN ESCANDALIZADOS a propósito DE ÉL: casi igual a: chocaban con él.

4 ES DECIR, EN SU CASA: prácticamente sinónimo de lo anterior: “Entre los suyos”. El apócrifo Tm 31 cita este proverbio: “Un profeta no es bien recibido en su pueblo; un médico no cura a los que lo conocen”.

5-6 NO PODÍA… PRODIGIO: no es que la fe tenga poder o ejerza un derecho sobre Dios para obtener milagros, es que un milagro carece de sentido cuando el hombre se cierra a Dios que se le acerca en la acción prodigiosa. Dios no se impone a la fuerza. ESTABA SORPRENDIDO: asombro por asombro: sus paisanos se escandalizaron de él, Jesús se sorprendió al ver que ellos le cerraran el corazón y no creyeran. Es el difícil problema teológico de la ciencia de Jesús, lo más claro en Mc es la llamada “ciencia experimental”; no hubiera sido Jesús verdadera criatura humana si en su crecimiento corporal y espiritual no hubiera tenido experiencias nuevas, por la observación de la naturaleza, el trato con la gente, etc. El testimonio explícito de los evangelistas dice que Jesús “se admiraba”, “se sorprendía”, al saber algo que hasta entonces no conocía experimentalmente. // Y RECORRÍA LAS ALDEAS DEL CONTORNO: o quizás: y, describiendo un círculo, recorría las aldeas.

 

Notas exegéticas Biblia del Peregrino

6, 1-6 Su imagen de Mesías o de Profeta (Dt 18, 15) no es compatible con los antecedentes familiares y profesionales de Jesús. Sus “manos” son de artesano, ahora son instrumentos de poder. Se admiran, preguntan, pero se resisten a responder, porque “tropiezan” en humildad.

 

Notas exegéticas desde la Biblia Didajé.

6, 1-6 Al volver a Nazaret, Cristo fue rechazado otra vez. Los paisanos le conocían como un residente ordinario, carpintero de profesión, y9 no estaban dispuestos a aceptarlo como un maestro o un rabino. Hasta el comienzo de su ministerio público a los treinta años de edad, Cristo vivió una vida oculta e insignificante, que las Escrituras resumen en brevísimas palabras (Lc 2, 52). Podemos barruntar que Cristo trabajó duro en su taller de Nazaret durante esos “años ocultos” de su vida, confirmando la necesidad de buscar la santidad a través de nuestro trabajo y los acontecimientos de la vida cotidiana. Cat. 531-534.

6, 3 Esta es la única referencia que se hace en el Evangelio sobre la profesión cotidiana. Sirve para reforzar el hecho de que llevó una vida ordinaria en Nazaret: Hijo de María: No está claro si José ya había muerto. Hermano: Se refiere a cualquier tipo de parentesco entre varones; Santiago y Joset se identifican en otro lado como hijos de otra mujer llamada María (Mt 13, 55). Cat. 500.

6, 5 Cristo reprendió a menudo a sus apóstoles por su falta de fe. Él curó frecuentemente a la gente con el contacto de su mano. La imposición de las manos significa la obra del Espíritu Santo, y sigue siendo un signo potente utilizado actualmente en los sacramentos. Cat. 699 y 2610.

 

Catecismo de la Iglesia Católica.

531 Jesús compartió, durante la mayor parte de su vida, la condición de la inmensa mayoría de los hombres: una vida cotidiana sin aparente importancia, vida de trabajo manual, vida religiosa judía sometida a la ley de Dios, vida en la comunidad. De todo este período se nos dice que Jesús estaba sometido a sus padres y que progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.

532 Con la sumisión a su madre, y a su padre legal, Jesús cumple con perfección el cuarto mandamiento. Es la imagen temporal de su obediencia filial a su Padre celestial. La sumisión cotidiana de Jesús a José y a María anunciaba y anticipaba la sumisión del Jueves Santo: “No se haga mi voluntad…” (Lc 22, 42). La obediencia de Cristo en lo cotidiano de la vida oculta inauguraba ya la obra de restauración de lo que la desobediencia de Adán había destruido.

533 La vida oculta de Nazaret permite a todos entrar en comunión con Jesús a través de los caminos más ordinarios de la vida humana.

500 A esto [la siempre-virgen] se objeta que la Escritura menciona unos hermanos y hermanas de Jesús. La Iglesia siempre ha entendido estos pasajes como no referidos a otros hijos de la Virgen María; en efecto, Santiago y José “hermanos de Jesús” (Mt 13, 55) son los hijos de una María discípula de Cristo que se designa de manera significativa como “la otra María” (Mt 28, 1). Se trata de parientes próximos a Jesús, según una expresión conocida del Antiguo Testamento (cf. Gn 13, 8).

699 La mano. Imponiendo las manos Jesús cura a los enfermos y bendice a los niños.

2610 Del mismo modo que Jesús ora al Padre y le da gracias antes de recibir sus dones, nos enseña esta audacia filial: “Todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido” (Mc 11, 24). Tal es la fuerza de la oración, “todo es posible para quien cree” (Mc 9, 23), con una fe que no duda. Tanto como Jesús se entristece por la “falta de fe” de los de Nazaret (Mc 6, 6) y la poca fe de los discípulos, así se admira ante la gran fe del centurión romano y de la cananea.

 

Concilio Vaticano II

[Cristo] apoyó y confirmó su predicación con milagros para suscitar y comprobar la fe de los oyentes, no para ejercer coacción con ellos. Ciertamente, reprobó la incredulidad de los oyentes, pero dejando a Dios el castigo para el día del juicio.

Declaración Dignitatis humanae, 11.

 

Comentarios de los Santos Padres.

Se comprende que Jesús no sea honrado en su propia patria, mientras que sí lo es junto “a los extraños a las alianzas”, las naciones…. Siempre enseñaba en la sinagoga: no se apartaba de ella ni la rechazaba.

Orígenes. Comentario al Ev. de Mateo, 10, 16. II, pg. 135.

Otro significado más es el de “no querido”, como cuando se dice que “no podía hacer milagros allí debido a su incredulidad” de los que le reciben. En efecto, como para las curaciones se necesitan ambos elementos, a saber, la fe de los que eran curados y la fuerza de los que curaba, no podía darse uno de ellos faltando el otro.

Gregorio Nacianceno. Discurso teológico, 30, 10-11. II, pg. 136.

No obstante, me parece que Mateo y Marcos, con la finalidad de mostrar precisamente la superioridad del poder de Dios, capaz de actuar incluso en medio de la incredulidad, pero no más de lo que corresponde a la fe de quienes se benefician, no afirmaron que hizo los milagros en razón de su incredulidad, sino sencillamente, no realizó allí muchos milagros. Y Marcos no dijo: No pudo hacer allí ningún milagro, sino que lo corroboró, aunque añadió: “Solamente sanó a unos pocos enfermos imponiéndoles las manos”. De esta manera el poder que Él tenía triunfó sobre la incredulidad, incluso en aquellas circunstancias.

Orígenes. Comentario al Ev. de Mateo, 10, 19. II, pg. 137.

 

S. Agustín.

¿Qué os parece hermanos: cuesta o no cuesta perseverar en la palabra de Dios? Si requiere fatiga, pon los ojos en la grandeza del premio; si no la requiere, recibes el premio de balde. Permanezcamos, pues, en aquel que permanece en nosotros. Porque nosotros, si no permanecemos en él, nos venimos al suelo; él, en cambio, aunque no permanezca en nosotros, no por ello queda sin morada, porque la tiene en sí mismo; él mismo es su propia casa , de donde nunca se aleja. Para el hombre, que se perdió a sí mismo, es una desgracia permanecer dentro de sí mismo. Nosotros, pues, permanecemos en él porque lo necesitamos; él mora en nosotros por pura misericordia.

San Agustín. Sermón 134,1. II, pg. 776-777.

 

S. Juan de Ávila

¡Qué perdido anda el que busca a Cristo sin la estrella de la fe! En lo pobre y más olvidado del mundo está Cristo. Si no hay fe, no atinaréis donde está Dios: que en las lágrimas está la risa, en la pobreza el reino, en el hambre la artura, el fuego debajo de el agua. ¡Miserables ricos, si sois malos, qué lejos está de vosotros Dios! Para hallar a Cristo, buscad al enfermo, y al pobre, y al olvidado del mundo. Temo que por falta de esta estrella no buscan muchos a Cristo. O se engaña el mundo en buscar riquezas de viles, o Cristo en buscar los pobres. Cristo no puede, etc. ¡Grande es la fuerza de la fe

Sermón de Epifanía. III, pg. 85.

 

San Oscar Romero.

Dudas... ofensa... rechazo. Entonces lo rechazan con dudas como las que hemos escuchado en el evangelio de hoy: "¿De dónde saca todo eso?. ¿Qué sabiduría es esa que le han enseñado?. ¿Y los milagros de sus manos?, ¿no es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José y Judas y Simón, y sus hermanas viven con nosotros aquí?. Y desconfiaban de Él". Ven, hasta Cristo recibe la reacción del pueblo. ¡Qué tremendo es esto, la reacción de la sociedad ante el profeta!. Hay en todas estas preguntas hasta insultos. Entre los judíos a nadie se le citaba por su mamá, siempre era su padre como para corroborar su legitimidad. Hijo de fulano, eran nombres de varones. Cuando se dice: "¿Qué no es éste hijo de María?", hay una sugerencia perversa, es como si se dijera en nuestro ambiente la palabra tan común y tan ofensiva: "hijo de ...", una mujer sola. Hasta allá se llegó a insultar a Cristo.

Homilía, 8 de julio de 1979.

 

Papa Francisco. Angelus. 8 de julio de 2018

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

La página evangélica del día (cf. Marcos 6, 1-6) presenta a Jesús cuando vuelve a Nazaret y un sábado comienza a enseñar en la sinagoga. Desde que había salido de Nazaret y comenzó a predicar por las aldeas y los pueblos vecinos, no había vuelto a poner un pie en su patria.

Ha vuelto. Por lo tanto, irá todo el vecindario a escuchar a aquel hijo del pueblo cuya fama de sabio maestro y de poder sanador se difundía por toda la Galilea y más allá. Pero lo que podría considerarse como un éxito, se transformó en un clamoroso rechazo, hasta el punto que Jesús no pudo hacer ningún prodigio, tan solo algunas curaciones (cf. v. 5).

La dinámica de aquel día está reconstruida al detalle por el evangelista Marcos: la gente de Nazaret primero escucha y se queda asombrada; luego se pregunta perpleja: «¿de dónde vienen estas cosas?», ¿esta sabiduría?, y finalmente se escandaliza, reconociendo en Él al carpintero, el hijo de María, a quien vieron crecer (vv. 2-3).

Por eso, Jesús concluye con la expresión que se ha convertido en proverbial: «un profeta solo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de prestigio» (v. 4). Nos preguntamos: ¿Por qué los compatriotas de Jesús pasan de la maravilla a la incredulidad? Hacen una comparación entre el origen humilde de Jesús y sus capacidades actuales: es carpintero, no ha estudiado, sin embargo, predica mejor que los escribas y hace milagros.

Y en vez de abrirse a la realidad, se escandalizan: ¡Dios es demasiado grande para rebajarse a hablar a través de un hombre tan simple! Es el escándalo de la encarnación: el evento desconcertante de un Dios hecho carne, que piensa con una mente de hombre, trabaja y actúa con manos de hombre, ama con un corazón de hombre, un Dios que lucha, come y duerme como cada uno de nosotros.

El Hijo de Dios da la vuelta a cada esquema humano: nos son los discípulos quienes lavaron los pies al Señor, sino que es el Señor quien lavó los pies a los discípulos (cf. Juan 13, 1-20). Este es un motivo de escándalo y de incredulidad no solo en aquella época, sino en cada época, también hoy. El cambio hecho por Jesús compromete a sus discípulos de ayer y de hoy a una verificación personal y comunitaria. También en nuestros días, de hecho, puede pasar que se alimenten prejuicios que nos impiden captar la realidad. Pero el Señor nos invita a asumir una actitud de escucha humilde y de espera dócil, porque la gracia de Dios a menudo se nos presenta de maneras sorprendentes, que no se corresponden con nuestras expectativas. Pensemos juntos en la Madre Teresa di Calcuta, por ejemplo. Una hermana pequeña —nadie daba diez liras por ella— que iba por las calles recogiendo moribundos para que tuvieran una muerte digna. Esta pequeña hermana, con la oración y con su obra hizo maravillas. La pequeñez de una mujer revolucionó la obra de la caridad en la Iglesia. Es un ejemplo de nuestros días. Dios no se ajusta a los prejuicios. Debemos esforzarnos en abrir el corazón y la mente, para acoger la realidad divina que viene a nuestro encuentro. Se trata de tener fe: la falta de fe es un obstáculo para la gracia de Dios.

Muchos bautizados viven como si Cristo no existiera: se repiten los gestos y signos de fe, pero no corresponden a una verdadera adhesión a la persona de Jesús y a su Evangelio. Cada cristiano —todos nosotros, cada uno de nosotros— está llamado a profundizar en esta pertenencia fundamental, tratando de testimoniarla con una conducta coherente de vida, cuyo hilo conductor será la caridad. Pidamos al Señor, que por intercesión de la Virgen María, deshaga la dureza de los corazones y la estrechez de las mentes, para que estemos abiertos a su gracia, a su verdad y a su misión de bondad y misericordia, dirigida a todos, sin exclusión.

 

Benedicto XVI. Angelus. 8 de julio de 2012.

Queridos hermanos y hermanas:

Voy a reflexionar brevemente sobre el pasaje evangélico de este domingo, un texto del que se tomó la famosa frase «Nadie es profeta en su patria», es decir, ningún profeta es bien recibido entre las personas que lo vieron crecer (cf. Mc 6, 4). De hecho, Jesús, después de dejar Nazaret, cuando tenía cerca de treinta años, y de predicar y obrar curaciones desde hacía algún tiempo en otras partes, regresó una vez a su pueblo y se puso a enseñar en la sinagoga. Sus conciudadanos «quedaban asombrados» por su sabiduría y, dado que lo conocían como el «hijo de María», el «carpintero» que había vivido en medio de ellos, en lugar de acogerlo con fe se escandalizaban de él (cf. Mc 6, 2-3). Este hecho es comprensible, porque la familiaridad en el plano humano hace difícil ir más allá y abrirse a la dimensión divina. A ellos les resulta difícil creer que este carpintero sea Hijo de Dios. Jesús mismo les pone como ejemplo la experiencia de los profetas de Israel, que precisamente en su patria habían sido objeto de desprecio, y se identifica con ellos. Debido a esta cerrazón espiritual, Jesús no pudo realizar en Nazaret «ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos» (Mc 6, 5). De hecho, los milagros de Cristo no son una exhibición de poder, sino signos del amor de Dios, que se actúa allí donde encuentra la fe del hombre, es una reciprocidad. Orígenes escribe: «Así como para los cuerpos hay una atracción natural de unos hacia otros, como el imán al hierro, así esa fe ejerce una atracción sobre el poder divino» (Comentario al Evangelio de Mateo 10, 19).

Por tanto, parece que Jesús —como se dice— se da a sí mismo una razón de la mala acogida que encuentra en Nazaret. En cambio, al final del relato, encontramos una observación que dice precisamente lo contrario. El evangelista escribe que Jesús «se admiraba de su falta de fe» (Mc 6, 6). Al estupor de sus conciudadanos, que se escandalizan, corresponde el asombro de Jesús. También él, en cierto sentido, se escandaliza. Aunque sabe que ningún profeta es bien recibido en su patria, sin embargo la cerrazón de corazón de su gente le resulta oscura, impenetrable: ¿Cómo es posible que no reconozcan la luz de la Verdad? ¿Por qué no se abren a la bondad de Dios, que quiso compartir nuestra humanidad? De hecho, el hombre Jesús de Nazaret es la transparencia de Dios, en él Dios habita plenamente. Y mientras nosotros siempre buscamos otros signos, otros prodigios, no nos damos cuenta de que el verdadero Signo es él, Dios hecho carne; él es el milagro más grande del universo: todo el amor de Dios contenido en un corazón humano, en el rostro de un hombre.

Quien entendió verdaderamente esta realidad es la Virgen María, bienaventurada porque creyó (cf. Lc 1, 45). María no se escandalizó de su Hijo: su asombro por él está lleno de fe, lleno de amor y de alegría, al verlo tan humano y a la vez tan divino. Así pues, aprendamos de ella, nuestra Madre en la fe, a reconocer en la humanidad de Cristo la revelación perfecta de Dios.

 

Francisco. Catequesis con motivo del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas.

 

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy se celebra el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, instituido por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1987. El tema de este año es “La evidencia es clara: debemos invertir en prevención”.

San Juan Pablo II afirmó que «el uso indebido de drogas empobrece a todas las comunidades en las que se produce. Disminuye la fuerza humana y la fibra moral. Mina los valores estimados. Destruye la voluntad de vivir y de contribuir a una sociedad mejor». [1] Esto es lo que hacen el uso indebido y el consumo de drogas. Pero recordemos, al mismo tiempo, que cada toxicodependiente «trae consigo una historia personal distinta, que debe ser escuchada, comprendida, amada y, en lo posible, sanada y purificada [...] Siguen teniendo, y más que nunca, una dignidad en cuanto personas que son hijos de Dios». [2] Todos tienen una dignidad.

Sin embargo, no podemos ignorar las malvadas intenciones y acciones de los vendedores y traficantes de drogas. ¡Son unos asesinos! El Papa Benedicto XVI utilizó palabras severas durante una visita a una comunidad terapéutica: «Digo a los que comercian con la droga que piensen en el mal que están provocando a una multitud de jóvenes y de adultos de todas las clases sociales:  Dios les pedirá cuentas de lo que han hecho. No se puede pisotear de esta manera la dignidad humana». [3] Y la droga pisotea la dignidad humana.

Una reducción de la dependencia de las drogas no se consigue liberalizando su consumo – esto es una fantasía -, como se ha propuesto, o ya se ha aplicado, en algunos países. Se liberaliza, y se consume más. Después de haber conocido tantas historias trágicas de toxicodependientes y de sus familias, estoy convencido de que es un deber moral acabar con la producción y el tráfico de estas peligrosas sustancias. ¡Cuántos traficantes de muerte hay – porque los traficantes de drogas son traficantes de muerte -, impulsados por la lógica del poder y del dinero a toda costa! Y esta plaga, que produce violencia y siembra sufrimiento y muerte, exige un acto de valentía por parte de toda la sociedad.

La producción y el tráfico de drogas también tienen un impacto destructivo en nuestra casa común. Por ejemplo, esto se ha hecho cada vez más evidente en la cuenca amazónica.

Otra vía prioritaria para contrarrestar el abuso y el tráfico de drogas es la prevención, que se hace promoviendo una mayor justicia, educando a los jóvenes en los valores que construyen la vida personal y comunitaria, acompañando a los necesitados y dando esperanza en el futuro.

En mis viajes a diversas diócesis y países, pude visitar varias comunidades de recuperación inspiradas por el Evangelio. Son un testimonio fuerte y lleno de esperanza del compromiso de sacerdotes, consagrados y laicos para poner en práctica la parábola del Buen Samaritano. Del mismo modo, me reconfortan los esfuerzos emprendidos por varias Conferencias Episcopales para promover una legislación y unas políticas justas por lo que se refiere al tratamiento de las personas drogodependientes y a la prevención para frenar este flagelo.

A título de ejemplo, destaco la red de la Pastoral Latinoamericana de Acompañamiento y Prevención de Adicciones (PLAPA). El estatuto de esta red reconoce que “la dependencia del alcohol, de las sustancias psicoactivas y otras formas de adicción -pornografía, nuevas tecnologías, etc.- (…) constituye un problema que nos afecta indistintamente, con independencia de la diversidad de geografías y contextos sociales, culturales, religiosos o etarios. A pesar de las diferencias, ... queremos organizarnos como red: compartir las experiencias, el entusiasmo y las dificultades». [4]

Menciono, además, a los obispos de África Austral, que en noviembre de 2023 convocaron una reunión sobre el tema “ Capacitar a los jóvenes como agentes de paz y esperanza”. Los representantes de los jóvenes presentes en el encuentro reconocieron dicha asamblea como una «piedra miliar significativa orientada hacia una juventud sana y activa en toda la región». También prometieron: «Aceptamos el papel de embajadores y defensores de la lucha contra el consumo de drogas. Pedimos a todos los jóvenes que sean siempre empáticos los unos con los otros». [5]

Queridos hermanos y hermanas, ante la trágica situación de toxicodependencia de millones de personas en todo el mundo, ante el escándalo de la producción y el tráfico ilícitos de estas drogas, «no podemos ser indiferentes. El Señor Jesús se ha detenido, se ha acercado, ha curado las llagas. Siguiendo el estilo de su proximidad, también nosotros estamos llamados a actuar, a detenernos ante las situaciones de fragilidad y dolor, a saber escuchar el grito de la soledad y la angustia, a inclinarnos para levantar y traer de vuelta a una vida nueva a quienes caen en la esclavitud de la droga». [6] Y recemos por los criminales que proporcionan drogas a los jóvenes: ¡son criminales, son asesinos! Recemos por su conversión.

En este Día Mundial contra la Droga, como cristianos y comunidades eclesiales, renovemos nuestro compromiso de oración y trabajo contra la droga. ¡Gracias!

[1]“ Messaggio ai partecipanti alla Conferenza Internazionale di Vienna sull’abuso e il traffico illecito della droga” (Mensaje a los participantes en la Conferencia Internacional de Viena sobre el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas - 4 de junio de 1987).

[2]  Discurso a los participantes en el encuentro promovido por la Pontificia Academia de las Ciencias: “Narcóticos: Problemas y soluciones de esta cuestión mundial” (24 de noviembre de 2016).

[3] Discurso a la comunidad “Fazenda da Esperança”, Brasil, 12 de mayo de 2007.

[4] https://adn.celam.org/wp-content/uploads/2023/09/Carta-a-la-Iglesia-de-ALC-PLAPA-14sept2023-CL.pdf.

[5] https://imbisa.africa/2023/11/21/statement-following-the-imbisa-youth-meeting/

[6] Mensaje a los participantes en el 60º Congreso Internacional de Toxicólogos Forenses (26 de agosto de 2023).

 

MISA DE NIÑOS. XV T.ORDINARIO.

Monición de entrada.

Buenos días:

Cuando venimos a misa lo hacemos en nombre de Jesús.

Él es el que nos invita.

Cuando escuchamos las lecturas Jesús nos habla.

Y cuando rezamos en misa, Jesús reza con nosotros.

 

 Señor, ten piedad.

Porque no escuchamos tu palabra. Señor, ten piedad.

Porque no nos tomamos en serio el Evangelio. Cristo, ten piedad.

Porque nos da miedo seguirte. Señor, ten piedad.

 

Peticiones.

-Para que el Papa Francisco siga anunciándonos el Evangelio. Te lo pedimos Señor.

-Para que la Iglesia pueda anunciar el Evangelio en todos los sitios con libertad.  Te lo pedimos Señor.

-Para que quienes no quieren que se anuncie el Evangelio, cambien y lo permitan. Te lo pedimos, Señor.

-Para que los cristianos que sufren porque no les quieren no se desanimen. Te lo pedimos, Señor.

-Para que nosotros, nos sintamos enviados por Jesús como los Doce. Te lo pedimos, Señor.

 

 Acción de gracias.

Virgen María, queremos darte las gracias porque nos ayudas cada día a ser buenos cristianos y a hablar de Jesús a las personas que están cerca de nosotros.

 

ORACIÓN PARA EL CENTRE JUNIORS CORBERA  DOMINGO XIV T.O.

EXPERIENCIA.

Cierra los ojos.

En el silencio del lugar donde te encuentras escucha los sonidos que te envuelven.

Respira profundamente varias veces escuchando el fluir del aire entrando y saliendo de tus pulmones.

Sígnate tomando conciencia de la presencia de Dios.

Él sale a tu encuentro y allí donde Él se encuentra el lugar y el tiempo son sagrados.

Abre los ojos y entra en este enlace: https://www.youtube.com/watch?v=Fjhav97WnOo

Con los ojos cerrados escucha el vídeo.

Abre los ojos y vuelve a escucharlo poniendo rostro a los hablantes.

Busca la frase que más ha tocado tu corazón.  

Piensa en ella y háblale a Dios de ella.

 

REFLEXIÓN.

Lectio: lee el evangelio de este domingo.

X Lectura del santo evangelio según san Marcos 6, 1-6.

En aquel tiempo, Jesús se dirigió a la ciudad y lo seguían sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:

-¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?

Y se escandalizaban cuenta de él. Les decía:

-No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.

No pudo hacer allí ningún milagro, solo curo algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

 

Meditatio: Sitúate en la escena: el lugar, el ambiente, los personajes, las reacciones. Mira como miran cada uno de los personajes. ¿Cómo se siente Jesús? La escena se desarrolla después de haber realizado una serie de milagros alrededor de Cafarnaúm. Jesús regresa a su pueblo. Allí se suceden tres reacciones: asombro, perplejidad y escándalo. El peligro es situarnos al margen de la escena, porque nosotros sí creemos en Él. Sin embargo ¿cuántas veces nos cuesta creer que uno de nosotros sea el Hijo de Dios? Piensa en estas palabras: “Mientras nosotros siempre buscamos otros signos, otros prodigios, no nos damos cuenta de que el verdadero Signo es él, Dios hecho carne; él es el milagro más grande del universo: todo el amor de Dios contenido en un corazón humano, en el rostro de un hombre” (Benedicto XVI).

 

COMPROMISO.

Intenta durante esta semana prestar atención a los niños y mayores, consciente que ellos tienen una sabiduría mostrada en sus palabras y forma de vida.

 

CELEBRACIÓN.

Escucha la canción de Hakuna Forofos, cada persona es un mensaje de Dios. https://www.youtube.com/watch?v=MRL3Ifsl3kE

 

 

 



[1] Zaherir: decir o hacer algo a alguien con lo que se sienta humillado o mortificado.

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