Lectura de la profecía de Jeremías 23, 1-6
¡Ay de los pastores que dispersan y dejan que se pierdan las
ovejas de mi rebaño! – oráculo del Señor –. Por tanto, esto dice el Señor, Dios
de Israel a los pastores que pastorean a mi pueblo: “Vosotros dispersasteis mis
ovejas y las dejasteis ir sin preocuparos de ellas. Así que voy a pediros
cuentas por la maldad de vuestras acciones – oráculo del Señor –. Yo mismo
reuniré el resto de mis ovejas de todos los países a donde las expulsé, y las
volveré a traer a sus dehesas para que crezcan y se multipliquen. Les pondré
pastores que las apacienten, y ya no temerán ni se espantarán. Ninguna se
perderá – oráculo del Señor –”. Mirad que llegan días – oráculo del Señor – en
que daré a David un vástago legítimo: reinará como monarca prudente con
justicia y derecho en la tierra. En sus días se salvará Judá, Israel habitará
seguro. Y le pondrán este nombre: “El-Señor-nuestra-Justicia”.
Textos
paralelos.
¡Ay de los pastores que dejan perderse y
desparramarse las ovejas de mis pastos!
Ez 34, 2: Hijo de Adán,
profetiza contra los pastores de Israel, profetiza diciéndoles: “¡Pastores!,
esto dice el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel que se apacientan a sí
mismos! ¿No son las ovejas lo que tienen que apacentar los pastores”
Recogeré al resto de mis
ovejas de todas las tierras.
Jr 31, 10: Escuchad, pueblos,
la palabra del Señor, anunciadla, islas remotas: El que esparció a Israel lo
reunirá, lo guardará como el pastor a su rebaño.
Is 4, 3: A los que queden en
Sión, a los restantes en Jerusalén, los llamarán santos: los inscritos en
Jerusalén entre los vivos.
Pondré al frente de ellas
pastores.
Jr 3, 15: Os daré pastores a mi
gusto que os apacienten con saber y acierto.
Suscitaré a David un
Germen justo.
Jr 33, 15-16: En aquellos días
y en aquella hora suscitaré a David un vástago legítimo que hará justicia y
derecho en la tierra. En aquellos días se salvará Judá y en Jerusalén vivirán
tranquilos, y la llamarán así: “Señor-nuestra-justicia”.
Is 4, 2: Aquel día, el vástago
del Señor será joya y gloria, el fruto del país, honor y ornamento para los
supervivientes de Israel.
Za 3, 8: Escuchad, Josué, sumo
sacerdote, y los compañeros que estáis sentados delante de él: Son figuras
proféticas que yo he de traer a mi siervo Germen.
Za 6, 12: Y le dirás: “Así dice
el Señor de los ejércitos: Ahí está el hombre llamado Germen, que construirá el
templo – su descendencia germinará –.
En sus días estará a
salvo Judá.
Jr 3, 18: En aquellos días Judá
irá a reunirse con Israel y juntas vendrán del país del norte a la tierra que
di en heredad a vuestros padres.
Notas
exegéticas.
23 5 “Germen” llegará a ser nombre
propio, desligación del Mesías.
23 6 Este nombre simbólico dado al
Mesías contrasta con el de Sedecías, que significa: “Yahvé es mi justicia”.
Salmo
responsorial
Salmo 23 (22) 1-6
El
Señor es mi pastor, nada me falta. R/.
El
Señor es mi pastor, nada me falta:
en
verdes praderas me hace recostar;
me
conduce hacia fuentes tranquilas
y
repara mis fuerzas. R/.
Me
guía por el sendero justo,
por
el honor de su nombre.
Aunque
camine por cañadas oscuras,
nada
temo, porque tú vas conmigo;
tu
vara y tu cayado me sosiegan. R/.
Preparas
una mesa ante mí,
enfrente
de mis enemigos;
me
unges la cabeza con perfume,
y
mi copa rebosa. R/.
Tu
bondad y tu misericordia me acompañan
todos
los días de mi vida,
y
habitaré en la casa del Señor
por
años sin término. R/.
Textos
paralelos.
Yahvé es mi pastor.
Ez 34, 11: Así dice el Señor: Yo mismo en persona
buscaré mis ovejas siguiendo su rastro”.
Jn 10, 11: Yo soy el buen
pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.
Me conduce a fuentes
tranquilas.
Jn 4, 10: Jesús le contestó: si
conocieras el don de Dios y quien es el que te pide de beber, tú le pedirías a
él, y te daría agua viva.
Is 40, 31: Pero los que esperan
en el Señor renuevan sus fuerzas, echan alas como las águilas, corren sin
cansarse, marchan sin fatigarse.
Jr 31, 25: Regaré las gargantas
sedientas, colmaré a los muertos de hambre.
Pr 4, 11: Te instruyo sobre el
camino de la sensatez, te encamino por la senda recta.
Sal 115, 1: ¡No a nosotros,
Señor, no a nosotros! Hazle honor a tu nombre por tu lealtad y tu fidelidad.
Aunque fuese por valle
tenebroso.
Is 50, 10: ¿Quién de vosotros
respeta al hijo y obedece a su siervo? Aunque camine en tinieblas, sin un rayo
de luz, que confíe en el Señor y se apoye en sus hijos.
Jb 10, 21-22: Antes de partir,
para no volver, al país de tinieblas y de sombras, a la tierra lóbrega y opaca,
de confusión y negrura, donde la misma claridad es sombra.
Preparas ante mí una
mesa.
Ex 16, 4: El Señor dijo a
Moisés: Yo os haré llover pan del cielo, que el pueblo salga a recoger la
ración de cada día; lo pondré a prueba, a ver si guarda mi ley o no.
Sal 22, 27: Comerán los
desvalidos hasta saciarse y alabarán al Señor los que lo buscan: ¡no perdáis
nunca el ánimo!
Perfumas mi cabeza.
Sal 16, 5: El Señor es la
porción de mi lote y de mi copa; tu controlas mi suerte.
Sal 63, 6: Como de enjundia y
de manteca será saciada mi garganta y con labios jubilosos te alabará mi boca.
Habitaré en la casa de
Yahvé.
Sal 27, 4: Una cosa pido al
Señor, es lo que busco: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida;
contemplando la belleza del Señor, observando su templo.
Notas
exegéticas.
23 La solicitud divina por los
justos, descrita bajo la doble imagen del pastor, vv.1-4, y del huésped que
ofrece el banquete mesiánico, vv. 5-6. Este salmo se aplica tradicionalmente a
la vida sacramental, especialmente el Bautismo y la Eucaristía.
23 4 “Pues tú vienes”: adición
probable para armonizar con 1 S 22, 23 y subrayar así la alusión al gesto
davídico. El texto primitivo sería: “Cerca de mí, tu vara, tu cayado están
ahí”.
23 5 Conforme a la costumbre de la
hospitalidad oriental.
23 6 “Y habitaré” versiones,
“volveré a”, hebreo (simple corrección vocálica).
Segunda
lectura.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 2, 13-18.
Hermanos:
Ahora, gracias a Cristo Jesús, los que un tiempo estabais lejos
estáis cerca por la sangre de Cristo. Él es nuestra paz: el que de los dos
pueblos ha hecho uno, derribando en su cuerpo de sangre el muro que los
separaba: la enemistad. Él ha abolido la ley con sus mandamientos y decretos,
para crear, de los dos, en sí mismo, un único hombre nuevo, haciendo las paces.
Reconcilió con Dios a los dos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz,
dando muerte, en él, a la hostilidad. Vino a anunciar la paz: paz a vosotros
los de lejos, paz también a los de cerca. Así, unos y otros, podemos acercarnos
al Padre por medio de él en su mismo Espíritu.
Textos
paralelos.
Habéis llegado a estar
cerca por la sangre de Cristo.
Ef 2, 17: Vino y anunció la paz
a vosotros, los lejanos, la paz a los cercanos.
Él es nuestra paz: el que
de dos pueblos hizo uno.
Is 9, 5: Porque un niño nos ha
nacido, nos ha traído un hijo: lleva el cetro del principado y se llama
“Milagro de Consejero, Guerrero divino, Jefe perpetuo, Príncipe de la paz”.
Mt 5, 9: Dichosos los que
procuran la paz, porque se llamarán hijos de Dios.
Anulando en su carne la
Ley con sus mandamientos y decretos.
Ga 3, 28: Ya no se distinguen
judío y griego, esclavo y libre, hombre y mujer, pues con Cristo Jesús todos
sois uno.
Col 2, 14: Canceló el documento
de nuestra deuda con sus cláusulas adversas a nosotros, y lo quitó de en medio
clavándolo consigo en la cruz.
Col 3, 14-15: Y por encima de
todo el amor, que es el broche de la perfección. Actúe de árbitro en vuestra
mente la paz de Cristo, a la que habéis sido llamados para formar un cuerpo.
Sed agradecidos.
Vino a anunciar la paz.
Za 9, 10: Destruirá los carros
de Efraín y los caballos de Jerusalén; destruirá los arcos de guerra y dictará
paz a las naciones; dominará de mar a mar, del gran río al confín de la tierra.
Is 57, 19: Y a los que hacen
duelo por él les haré brotar en los labios este canto: “Paz al lejano, paz al
cercano – dice el Señor –, y los curaré.
Unos y otros tenemos
acceso al Padre.
2 Co 13, 13: La gracia del
Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté con
todos vosotros.
Ef 4, 4: Uno es el cuerpo, uno
el Espíritu, como es una la esperanza a que habéis sido llamados.
Ef 3, 12: Por él y con la
confianza que da la fe en él, tenemos libre acceso.
Notas
exegéticas.
2 13 Este acercamiento lo ha
realizado la Cruz de Cristo: primero el de los judíos y gentiles entre sí;
luego el de todos con el Padre.
2 14 (a) El autor se está refiriendo, en
abstracto, al acercamiento entre judíos y gentiles realizado por Cristo.
2 14 (b) El muro divisorio en el Templo
de Jerusalén excluía a los gentiles de las zonas específicamente religiosas y
sólo les permitía entrar en los patios exteriores; el autor ve en ello un
símbolo de la enemistad entre judíos y gentiles.
2 15 Este “Hombre Nuevo” es el
prototipo de la nueva humanidad re-creada por Dios en la persona de Cristo
resucitado, como “último Adán”, 1 Cor 15, 45 después de haber dado muerte en él
sobre la cruz al linaje del primer Adán, corrompido por el pecado. Creado “en
la justicia y santidad de la verdad” es también “uno solo” porque en él
desaparecen todas las divisiones de los hombres.
2 16 Este cuerpo único es, ante
todo, el cuerpo físico e individual de Cristo, sacrificado en la Cruz, pero es
también su cuerpo “místico”, en el que se agrupan todos los miembros ya
reconciliados.
2 17 (a) Por medio de sus apóstoles, que
predicaron en su nombre el Evangelio de la salvación y de la paz.
2 17 (b) Esta referencia explícita a
Isaías remite de hecho al conjunto de los capítulos 56 y 57 del profeta. Este
anuncia el día en que los hijos del extranjero acudirán a unirse a Israel para
servir al Señor en el templo, al que tendrán acceso lo mismo que los judíos.
2 18 Este espíritu único que anima
al cuerpo único, el de Cristo unido a su Iglesia, es el Espíritu Santo que
transformó su cuerpo resucitado, y desde él se derrama en sus miembros. La
intención trinitaria de este versículo es bien clara. La estructura trinitaria
se repite en el v. 20.
Evangelio.
X Lectura del santo evangelio según
san Marcos 6, 30-34.
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y
le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: “Venid vosotros a
solas a un lugar desierto a descansar un poco”. Porque eran tantos los que iban
y venían, que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a solas a
un lugar desierto. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de
todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les
adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella,
porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas
cosas.
Textos
paralelos.
Mc 6, 30-34 |
Mt 14, 13-14 |
Lc 9, 10-11 |
Jn 6, 1-3 |
Los apóstoles se reunieron
con Jesús y le contaron todo lo que había hecho y enseñado. Él les dice: -Vosotros venid aparte, a un
paraje despoblado, a descansar un rato. Pues los que iban y venían eran
tantos, que no sacaban tiempo ni para comer. Así que se fueron solos en barca
a un paraje despoblado. Pero los vieron marcharse y
cayeron en la cuenta. De todos los poblados fueron corriendo a pie hasta allá
y se les adelantaron. Al desembarcar, vio una gran
multitud y sintió lástima, porque eran como ovejas sin pastor. Y se puso a
enseñarles muchas cosas. |
Al enterarse, Jesús se marchó
de allí en barca, él solo, a un paraje despoblado. Pero la multitud se enteró y
lo siguió a pie desde los poblados. Jesús desembarcó y, al ver la
multitud, sintió lástima y curó a los enfermos. |
Los apóstoles volvieron y le
contaron cuanto habían hecho. Él los tomó aparte y se
retiró por su cuenta a una ciudad llamada Betsaida. Pero la gente se enteró y lo
siguió. El los acogió y les hablaba del reinado de Dios y curaba a los que lo
necesitaban. |
Algún tiempo después pasó
Jesús a la otra orilla del lago de Galilea (el Tiberíades). Lo seguía una
gran multitud, pues veían las señales que hacía con los enfermos. Jesús se retiró a un monte y
allí se sentó con sus discípulos. |
Los apóstoles se
reunieron con Jesús.
Mc 8, 1-2: Por entonces se
reunió otra vez mucha gente y no tenían que comer. Llama a los discípulos y les
die: “Me da lástima esa gente, pues llevan tres días junto a mí y no tienen qué
comer”.
Es que los que iban y
venían eran tantos.
Mc 2, 2: Se reunieron tantos,
que no quedaba espacio ni a la puerta. Y les exponía el mensaje.
Mc 3, 20: Entró en casa y se
reunió tal multitud que no podían comer.
No tienen pastor y se
puso a enseñarles.
Mt 9, 36: Viendo a la multitud,
se conmovió por ellos, porque andaban maltrechos y postrados, como ovejas sin
pastor.
Notas exegéticas Biblia de Jerusalén
6 30 (a) En la sección siguiente (6, 30
– 8, 26) destacan dos relatos en los que Jesús da de comer a la gente (6,
30-34); 8, 1-9) y se aprecia cierto paralelismo de los episodios que siguen a
cada uno de ellos: travesía del lago, controversia con los fariseos, discusión
sobre el pan y una curación. Sea cual sea el origen de estos dos relatos (Mc 0
la tradición anterior; comparar la serie de Jn 6) se percibe, desde el punto de
vista de la teología de Mc, el interés por la revelación del secreto de Jesús a
sus discípulos, su comprensión creciente por parte de estos y la atención
prestada a las relaciones con los fariseos y con los paganos.
6 30 (b) Este nexo que une la sección
siguiente (ver nota precedente) con lo que los apóstoles han aprendido de su
misión futura sugiere que Jesús va a manifestarles la verdadera naturaleza de
su tarea, revelándoles el misterio oculto de su obra y de su persona. De hecho,
Mc insiste en la solidaridad de los apóstoles por Jesús en relación con la
gente, en su participación activa en su enseñanza y en el deber de alimentar a
la muchedumbre.
6 34 La compasión de Jesús es
motivada por el estado de abandono del pueblo: la imagen bíblica del rebaño sin
pastor estigmatiza la incuria[1] de los jefes responsables. Sugiere que Jesús se comporte como el
pastor mesiánico a imagen de Moisés o de David. Incluso el propio Dios, pastor
del pueblo en el desierto.
Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión
crítica.
30 Única vez que Mc dice LOS
APÓSTOLES refiriéndose al grupo de los Doce.
31 VENID (lit. aquí:
adverbio griego con forma y valor de imperativo) VOSOTROS… Y DESCANSAD: según
san Ambrosio, el alimento de la palabra de Dios “no se da a los haraganes[2], ni a los que se quedan en la ciudad – como en la sinagoga – o en las
dignidades seculares, sino a los que buscan a Cristo en la soledad; a los que
no sienten repugnancia los acoge Cristo y con ellos el Verbo de Dios habla no
de asuntos mundanos, sino del reino de los cielos. // ERAN TANTOS… QUE…: lit. eran
muchos… y…
33 SE DIERON CUENTA de la
intención; o también: “los reconocieron”.
34 (EN) MUCHAS COSAS: o bien: mucho,
es decir, ampliamente, sin prisas.
Notas
exegéticas desde la Biblia Didajé.
6,
30-44 De un modo similar a como ocurre en otros relatos del Evangelio, la
milagrosa multiplicación de unos pocos panes y peces es el cumplimiento de
ciertos milagros del Antiguo Testamento (p.ej., el maná en el desierto) y el
anticipo de bienes mayores (el Sacramento de la Eucaristía). La enseñanza
previa a la distribución de los panes evoca la Liturgia de la Palabra que
precede a la Liturgia de la Eucaristía, los elementos básicos de la santa Misa.
Además, se conecta al alimento espiritual de la Palabra acompañándolo con el
alimento sacramental del Pan de la Vida. Las palabras de Cristo en este milagro
son claramente eucarísticas: “alzando la mirada al cielo, pronunció la
bendición, partió los panes y se los iba dando” (v .41), y distribuyó los panes
a través de sus apóstoles. Cat. 1335.
Catecismo
de la Iglesia Católica.
545 Jesús invita a los pecadores al banquete del
Reino: “No he venido a llamar a justos sino a pecadores” (Mc 2, 17). Les invita
a la conversión, sin la cual no se puede entrar en el Reino, pero les muestra
de palabra y con hechos la misericordia sin límites de su Padre hacia ellos y
la inmensa alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta.
Concilio
Vaticano II
Llevados por el espíritu fraterno, los presbíteros no han de olvidar la
hospitalidad, y deben practicar la beneficencia y la comunidad de bienes y
preocuparse, sobre todo, de los enfermos, los afligidos, los que están
sobrecargados de trabajo, los aislados, los que han salido de su patria y los
que sufren persecución. Han de reunirse gustos y alegres, incluso para relajar
sus ánimos, recordando las palabras con que el Señor mismo invitaba a sus
Apóstoles cansados: “Venid, vosotros solos, a un lugar desierto y descansad un
poco” (Mc 6, 31). Además, para que los presbíteros encuentren ayuda mutua en el
cultivo de la vida espiritual e intelectual, para que puedan colaborar más
adecuadamente en el ministerio y para librarse de los peligros que pueden venir
de la soledad, hay que fomentar alguna forma de vida común o alguna comunidad
de vida entre ellos. Puede esta adoptar
diversas formas según las necesidades personales y pastorales: si es posible
vivir juntos, comer juntos o al menos tener encuentros periódicos y frecuentes.
También hay asociaciones con estatutos aprobados por la autoridad eclesiástica
competente que fomentan la santidad de los sacerdotes en el ejercicio del
ministerio. Lo hacen por medio de una organización adecuada y convenientemente
aprobada de la vida y por la ayuda fraterna. Hay que apreciar mucho estas
asociaciones y promoverlas diligentemente. Finalmente, por razón de la misma
comunión en el sacerdocio, los presbíteros deben sentirse especialmente
obligados con los que experimentan dificultades. Han de prestarles la ayuda
oportuna, incluso haciéndoles discretamente alguna advertencia si es necesario.
Deben manifestar siempre su amor fraterno y su magnanimidad a los que han
tenido algún fallo, y pedir insistentemente a Dios por ellos y mostrándose
continuamente con ellos hermanos y amigos de verdad.
Decreto Presbyterorum ordinis, 8.
Comentarios de los Santos Padres.
Cuando se detecta la enorme felicidad de los días de trabajo de los
maestros, al mismo tiempo se demuestra el entusiasmo de los discípulos. Ojalá
que en neustros días los ministros de la Palabra insistan tanto al auditorio de
fieles que no tengan tiempo libre para preocuparse del cuerpo.
Beda. Exposición al Ev. de Marcos, 2, 5, 31.
San Agustín
¿A qué pensáis, hermanos, que se debe el que los desiertos se hayan
llenado de siervos de Dios? ¿Se hubiesen apartado de los hombres, si les
hubiese ido bien entre ellos? Y, sin embargo, ¿qué hacen ellos mismos? He aquí
que en su fuga se alejan y establecen su morada en el desierto; pero ¿acaso
cada uno aislado de los demás? La caridad los retiene, para que se queden en
compañía de otros muchos.
¿Adónde has de ir? ¿Adónde has de volar? ¿Dónde descansaras? He aquí que
en mi fuga me alejé y establecí mi morada en el desierto. ¿En qué desierto?
Adondequiera que vayas, se te unirán los demás, se encaminarán contigo al
desierto, simularán vivir tu misma vida, sin que tú puedas rechazar la compañía
de los hermanos; se mezclarán contigo también los malos; aún debes ser sometido
a prueba. He aquí que en mi fuga me alejé y establecí mi morada en el desierto
(Sal 54, 9). ¿En qué desierto? ¿Quizá en la conciencia, adonde no entra hombre
alguno, donde nadie está contigo, donde estás tú y Dios. Pues si entiendes por
desierto algún lugar, ¿qué harás de aquellos que se reúnen contigo? Mientras
vivas entre los hombres, no podrás vivir separado del genero humano. Fíjate más
bien en aquel consolador, nuestro Señor y rey, nuestro emperador y creador,
hecho criatura también entre nosotros; fíjate que entre los doce mezcló uno a
quien tuvo que tolerar.
II, pg. 1070-1071.
San Juan de Ávila
Pasó el Señor y subióse al monte y subióse allí con
sus discípulos, y, como el Señor vió tanta gente dice el evangelista que
comenzó a curar todos los enfermos que le pedían, y juntamente comenzó a curar
las ánimas y a predicar con tanta dulcedumbre; y con tanta gana lo oían, que
estaba la gente colgada de su boca escuchándole, sin acordarse de comer ni de
beber, sino absorbidos y transportados en oír la dulcedumbre de la doctrina que
les predicaba.
Domingo 4 de Cuaresma, 4. III, pg. 166.
Y si alguna vez quiere la bondad de Dios quitar
este temor y con secretas inspiraciones y con caricias alegrar al hombre,
dándole a entender por algunas señales que está perdonado, diciéndole: Tus
pecados te son perdonados, vete en paz (Mc 6, 34), que es lo que más deseaba.
A un señor de estos reinos. IV, pg. 99.
San Oscar Romero.
Por eso, el gesto del evangelio de hoy me parece
una parte indispensable de nuestra reflexión cuando Cristo les dice a sus
apóstoles ya escogidos para pastores para representar el Divino Pastor entre
los hombres: "Vengan y descansemos un poco".
Este descanso de Cristo tiene su sentido profundo
en la oración. La oración, el acercamiento a Dios, el cotejar nuestra autoridad
con la de Dios, eso tiene que ser oficio de todo aquel que gobierna sea en lo
civil como también en lo eclesiástico. Si un pastor, si un gobernante se aparta
de Dios, no une con Dios su poder, entonces más que una fuerza unitiva, como
nos ha dicho el Concilio, se convierte en una fuerza de dispersión, y entonces,
en vez del bien, se hace el mal.
Homilía, 22 de julio de 1979.
Papa Francisco. Angelus. 19 de
julio de 2015
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Veo que sois valientes con este calor en la plaza,
¡enhorabuena!
El Evangelio de hoy nos dice que los Apóstoles,
tras la experiencia de la misión, regresaron contentos pero también cansados. Y
Jesús, lleno de comprensión, quiso darles un poco de alivio; y es así que los
lleva a un lugar desierto, a un sitio apartado para que descansaran un poco
(cf. Mc 6, 31). «Muchos los vieron marcharse y los reconocieron... y se les
adelantaron» (v. 33). Y es así que el evangelista nos ofrece una imagen de
Jesús de especial intensidad, «fotografiando», por decirlo así, sus ojos y captando
los sentimientos de su corazón, y dice así el evangelista: «Al desembarcar,
Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que
no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas» (v. 34).
Retomemos los tres verbos de este sugestivo
fotograma: ver, tener compasión, enseñar. Los podemos llamar los verbos
del Pastor. Ver, tener compasión, enseñar. El primero y el segundo, ver y
tener compasión, están siempre asociados con la actitud de Jesús: su mirada, en
efecto, no es la mirada de un sociólogo o de un reportero gráfico, porque Él
mira siempre con «los ojos del corazón». Estos dos verbos, ver y tener
compasión, configuran a Jesús como buen Pastor. Incluso su compasión, no es
solamente un sentimiento humano, sino que es la conmoción del Mesías en quien
se hizo carne la ternura de Dios. Y de esta compasión nace el deseo de Jesús
de alimentar a la multitud con el pan de su Palabra, es decir enseñar la
Palabra de Dios a la gente. Jesús ve, Jesús tiene compasión, Jesús nos enseña.
¡Es hermoso esto!
Y yo le pedí al Señor que el Espíritu de Jesús,
buen pastor, este Espíritu, me guiase durante el viaje apostólico que realicé
los días pasados a América Latina y que me permitió visitar Ecuador, Bolivia y
Paraguay. Doy gracias a Dios de todo corazón por este don. Agradezco a los
pueblos de los tres países por su afectuosa y calurosa acogida y entusiasmo.
Renuevo mi gratitud a las Autoridades de estos países por su acogida y
colaboración. Con gran afecto doy las gracias a mis hermanos obispos, a los
sacerdotes, las personas consagradas y a todas las poblaciones por la calidez
con la cual han participado. Con estos hermanos y hermanas alabé al Señor por
las maravillas realizadas en el pueblo de Dios en camino en esas tierras, por
la fe que animó y anima su vida y su cultura. Y lo alabamos también por las
bellezas naturales con las que enriqueció a estos países. El continente
latinoamericano tienes grandes potencialidades humanas y espirituales, custodia
valores cristianos profundamente arraigados, pero vive también graves problemas
sociales y económicos. Para contribuir a su solución, la Iglesia está
comprometida en movilizar las fuerzas espirituales y morales de sus
comunidades, colaborando con todos los componentes de la sociedad. Ante los
grandes desafíos que debe afrontar el anuncio del Evangelio, invité a buscar en
Cristo Señor la gracia que salva y que da fuerza al compromiso del testimonio
cristiano, a ampliar la difusión de la Palabra de Dios, a fin de que la
destacada religiosidad de esas poblaciones pueda ser siempre testimonio fiel
del Evangelio.
A la maternal intercesión de la Virgen María, que
toda América Latina venera como patrona con el título de Nuestra Señora de
Guadalupe, confío los frutos de este inolvidable viaje apostólico.
Papa Francisco. Angelus. 22 de
julio de 2018.
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Evangelio de hoy (cf. Marcos 6, 30-34) nos narra
que los apóstoles, tras su primera misión, regresaron donde estaba Jesús y le
contaron «todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado» (v. 30). Después
de la experiencia de la misión, ciertamente entusiasta pero también agotadora,
tenían necesidad de descanso. Jesús, lleno de comprensión, se preocupa de
asegurarles un poco de alivio y dice: «Venid también vosotros aparte, a un
lugar solitario, para descansar un poco» (v. 31). Pero esta vez la intención de
Jesús no se puede realizar, porque la multitud, intuyendo el lugar solitario
hacia donde se dirigía con la barca junto con sus discípulos, corrió hacia allí
antes de su llegada. Eso mismo también puede suceder hoy. A veces no logramos
realizar nuestros proyectos porque surge un imprevisto urgente que modifica
nuestros programas y que exige parte y disponibilidad hacia las necesidades de
los demás.
En estas circunstancias estamos llamados a imitar
todo lo que hizo Jesús: «Al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de
ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles
muchas cosas» (v. 34). En esta breve frase, el evangelista nos ofrece un flash
de especial intensidad, fotografiando los ojos del divino Maestro y su actitud.
Observemos los tres verbos de este fotograma: ver, tener compasión, enseñar.
Los podemos llamar los verbos del Pastor. La mirada de Jesús no es una
mirada neutra, o peor, fría o alejada, porque Jesús mira siempre con los ojos
del corazón. Y su corazón es tan tierno y está tan lleno de compasión, que sabe
acoger las necesidades de las personas que permanecen incluso más escondidas.
Además, su compasión no indica simplemente una reacción emotiva frente a
una situación de malestar de la gente, sino que va más allá: es la actitud y
la predisposición de Dios hacia el hombre y su historia. Jesús aparece como
la preocupación y el cuidado de Dios por su pueblo.
Dado que Jesús se conmovió al ver a toda aquella
gente necesitada de guía y de ayuda, podríamos esperar de Él que obrara algún
milagro. Sin embargo, se puso a enseñarles muchas cosas. He aquí el primer
pan que el Mesías ofrece a la multitud hambrienta y perdida: el pan de la
Palabra. Todos nosotros tenemos necesidad de palabras de verdad que nos guíen y
que iluminen nuestro camino. Sin la verdad, que es Cristo mismo, no es
posible encontrar la orientación correcta en la vida.
Cuando nos alejamos de Jesús y de su amor, nos
perdemos y la existencia se transforma en desilusión e insatisfacción. Con
Jesús al lado, se puede proceder con seguridad, se pueden superar las pruebas,
avanzar en el amor hacia Dios y hacia el prójimo. Jesús se hizo don para los
demás, convirtiéndose así en modelo de amor y de servicio para cada uno de
nosotros.
Que María Santísima nos ayude a hacernos cargo de
los problemas, de los sufrimientos y de las dificultades de nuestro prójimo,
por medio de una actitud de compartir y de servicio.
Papa Francisco. Angelus. 18 de
julio de 2021
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
La actitud de Jesús que observamos en el Evangelio
de la Liturgia de hoy (Mc 6,30-34) nos ayuda a comprender dos aspectos
importantes de la vida. El primero es el descanso. A los Apóstoles que regresan
de las fatigas de la misión y, con entusiasmo, se ponen a contar todo lo que
han hecho, Jesús les dirige con ternura una invitación: «Venid vosotros solos a
un lugar desierto, para descansar un poco» (v. 31). Les invita al descanso.
Haciendo esto, Jesús nos da una valiosa enseñanza.
A pesar de que se alegra de ver a sus discípulos contentos por los prodigios de
su predicación, no se alarga en felicitaciones y preguntas, sino que se
preocupa de su cansancio físico e interior. ¿Y por qué hace esto? Porque quiere
ponerles en guardia contra un peligro que está siempre al acecho, también para
nosotros: el peligro de dejarse llevar por el frenesí del hacer, de caer en la
trampa del activismo, en el que lo más importante son los resultados que
obtenemos y el sentirnos protagonistas absolutos. Cuántas veces sucede
también en la Iglesia: estamos atareados, vamos deprisa, pensamos que todo
depende de nosotros y, al final, corremos el riesgo de descuidar a Jesús y
ponernos siempre nosotros en el centro. Por eso Él invita a los suyos a
reposar un poco en otro lugar, con Él. No se trata solo de descanso físico,
sino también de descanso del corazón. Porque no basta “desconectar”, es
necesario descansar de verdad. ¿Y esto cómo se hace? Para hacerlo, es
preciso regresar al corazón de las cosas: detenerse, estar en silencio,
rezar, para no pasar de las prisas del trabajo a las de las vacaciones. Jesús
no se sustraía a las necesidades de la multitud, pero cada día, antes que nada,
se retiraba en oración, en silencio, en la intimidad con el Padre. Su
tierna invitación —descansad un poco— debería acompañarnos: guardémonos,
hermanos y hermanas, del eficientismo, paremos la carrera frenética que
dicta nuestras agendas. Aprendamos a detenernos, a apagar el teléfono móvil, a
contemplar la naturaleza, a regenerarnos en el diálogo con Dios.
Sin embargo, el Evangelio narra que Jesús y los
discípulos no pueden descansar como querían. La gente los encuentra y acude
desde todas partes. Entonces el Señor se compadece. He aquí el segundo
aspecto: la compasión, que es el estilo de Dios. El estilo de Dios es
cercanía, compasión y ternura. Cuántas veces, en el Evangelio, en la
Biblia, encontramos esta frase: “Tuvo compasión”.
Conmovido, Jesús se dedica a la gente y comienza a
enseñar (cfr. vv. 33-34). Parece una contradicción, pero en realidad no lo es.
De hecho, solo el corazón que no se deja secuestrar por la prisa es capaz de
conmoverse, es decir, de no dejarse llevar por sí mismo y por las cosas que
tiene que hacer, y de darse cuenta de los demás, de sus heridas, de sus
necesidades. La compasión nace de la contemplación. Si aprendemos a
descansar de verdad, nos hacemos capaces de compasión verdadera; si
cultivamos una mirada contemplativa, llevaremos adelante nuestras actividades
sin la actitud rapaz de quien quiere poseer y consumir todo; si nos
mantenemos en contacto con el Señor y no anestesiamos la parte más profunda de
nuestro ser, las cosas que hemos de hacer no tendrán el poder de dejarnos sin
aliento y devorarnos. Necesitamos —escuchad esto—, necesitamos una “ecología
del corazón” compuesta de descanso, contemplación y compasión.
¡Aprovechemos el tiempo estivo para ello! Nos ayuda mucho.
Y ahora, recemos a la Virgen, que cultivó el
silencio, la oración y la contemplación, y que se conmueve siempre con ternura
por nosotros, sus hijos.
Benedicto XVI. Angelus. 22 de
julio de 2012.
Queridos hermanos y hermanas:
La Palabra de Dios de este domingo nos vuelve a
proponer un tema fundamental y siempre fascinante de la Biblia: nos recuerda
que Dios es el Pastor de la humanidad. Esto significa que Dios quiere para
nosotros la vida, quiere guiarnos a buenos pastos, donde podamos alimentarnos y
reposar; no quiere que nos perdamos y que muramos, sino que lleguemos a la meta
de nuestro camino, que es precisamente la plenitud de la vida. Es lo que desea
cada padre y cada madre para sus propios hijos: el bien, la felicidad, la
realización. En el Evangelio de hoy Jesús se presenta como Pastor de las
ovejas perdidas de la casa de Israel. Su mirada sobre la gente es una
mirada por así decirlo «pastoral». Por ejemplo, en el Evangelio de este domingo
se dice que, «habiendo bajado de la barca, vio una gran multitud; tuvo
compasión de ellos, porque eran como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles
muchas cosas» (Mc 6, 34). Jesús encarna a Dios Pastor con su modo de predicar y
con sus obras, atendiendo a los enfermos y a los pecadores, a quienes están
«perdidos» (cf. Lc 19, 10), para conducirlos a lugar seguro, a la misericordia
del Padre.
Entre las «ovejas perdidas» que Jesús llevó a salvo
hay también una mujer de nombre María, originaria de la aldea de Magdala, en el
lago de Galilea, y llamada por ello Magdalena. Hoy es su memoria litúrgica en
el calendario de la Iglesia. Dice el evangelista Lucas que Jesús expulsó de
ella siete demonios (cf. Lc 8, 2), o sea, la salvó de un total sometimiento al
maligno. ¿En qué consiste esta curación profunda que Dios obra mediante
Jesús? Consiste en una paz verdadera, completa, fruto de la reconciliación de
la persona en ella misma y en todas sus relaciones: con Dios, con los demás,
con el mundo. En efecto, el maligno intenta siempre arruinar la obra de
Dios, sembrando división en el corazón humano, entre cuerpo y alma, entre el
hombre y Dios, en las relaciones interpersonales, sociales, internacionales, y
también entre el hombre y la creación. El maligno siembra guerra; Dios
crea paz. Es más, como afirma san Pablo, Cristo «es nuestra paz: el que de
los dos pueblos ha hecho uno, derribando en su cuerpo de carne el muro que los
separaba: la enemistad» (Ef 2, 14). Para llevar a cabo esta obra de
reconciliación radical, Jesús, el Buen Pastor, tuvo que convertirse en Cordero,
«el Cordero de Dios... que quita el pecado del mundo» (Jn 1, 29). Sólo así pudo
realizar la estupenda promesa del Salmo: «Sí, bondad y fidelidad me acompañan /
todos los días de mi vida, / habitaré en la casa del Señor / por años sin
término» (22/23, 6).
Queridos amigos: estas palabras nos hacen vibrar el
corazón, porque expresan nuestro deseo más profundo; dicen aquello para lo que
estamos hechos: la vida, la vida eterna. Son las palabras de quien, como María
Magdalena, ha experimentado a Dios en la propia vida y conoce su paz. Palabras
más ciertas que nunca en los labios de la Virgen María, que ya vive para
siempre en los pastos del Cielo, donde la condujo el Cordero Pastor. María,
Madre de Cristo nuestra paz, ruega por nosotros.
MISA DE NIÑOS. SANTIAGO
APÓSTOL.
Monición de entrada.
Este domingo estamos en la fiesta de Santiago.
Él fue uno de los doce amigos de Jesús y el que vino a
España para hablarnos de Jesús.
Además fue el primero que murió por Jesús.
Estemos atentos a las lecturas y en nuestro corazón
hagamos como los peregrinos, démosle un abrazo al apóstol.
Señor, ten
piedad.
Tú que elegiste a Santiago como apóstol. Señor, ten
piedad.
Tú que enviaste a Santiago a España. Cristo, ten piedad.
Tú que nos das el perdón en la catedral de Santiago.
Señor, ten piedad.
Peticiones.
-Por el Papa Francisco, para que siga siendo un buen
apóstol tuyo. Te lo pedimos Señor.
-Por la Iglesia en España, para que crezca la semilla del
evangelio. Te lo pedimos Señor.
-Por los obispos de España, para que estén atentos a tu
voz. Te lo pedimos, Señor.
-Por las personas que van a Santiago caminando, para que se
encuentren con tu perdón. Te lo pedimos, Señor.
-Por nosotros, para que demos ejemplo de que somos amigos
de Jesús. Te lo pedimos, Señor.
Acción de gracias.
Virgen María,
queremos darte las gracias porque cuando el apóstol
Santiago vino a España no lo dejaste solo sino que te apareciste en Zaragoza y
le regalaste el Pilar. Gracias por que también a nosotros nos acompañas y nunca
nos dejas solos.
MISA DE NIÑOS. DOMINGO 17 T. ORDINARIO.
Monición de entrada.
Muchas personas
buscaban a Jesús.
Ellas querían
escucharle porque tenían hambre de sus palabras.
Y ¿nosotros?,
¿tenemos hambre de sus palabras y de estar con él?
Señor, ten piedad.
Porque no tenemos
hambre de estar contigo. Señor, ten piedad.
Porque no tenemos
hambre de tu Palabra. Cristo, ten piedad.
Porque no tenemos
hambre de la Comunión. Señor, ten piedad.
Peticiones.
-Para que el Papa
Francisco siga enseñándonos a tener hambre de ti. Te lo pedimos Señor.
-Para que el amor de
la Iglesia haga el milagro del pan multiplicado. Te lo pedimos Señor.
-Para que los que
tenemos comida sepamos darla a los que no tienen. Te lo pedimos, Señor.
-Para que los niños
que no tienen comida la tengan. Te lo pedimos, Señor.
-Para que nosotros
sepamos dar nuestro tiempo a las personas que están solas y tienen hambre
compañía. Te lo pedimos, Señor.
Acción
de gracias.
Virgen María, queremos darte las gracias porque tú sí tuviste hambre de
estar con Jesús y lo buscaste cuando se perdió, se fue de Nazaret y en el
camino de la cruz.
ORACIÓN PARA EL CENTRE JUNIORS CORBERA. DOMINGO XVI T.O.
EXPERIENCIA.
Mira el vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=4wPapajCdns
Recuerda el día de
ayer: ¿fue rutinario o diferente a los demás?, ¿cómo te sentías: triste,
alegre, sorprendido, apagado, “off-side”? ¿Tus días son una montaña rusa o una
rueda de hámster?, ¿de colores o grises? Si lo son llenos de vida y entusiasmo,
dale gracias a Jesús y llénalos con su presencia, leyendo el evangelio,
dejándote preguntar y sorprender por él. Si lo son como las del vídeo recuerda
que Jesús está ahí, presta atención a las palabras del vídeo:
“La vida es un ir y
venir, semana tras semana, un día tras otro, se parecen todos tanto. Sumidos en
la rutina, las obligaciones, las preocupaciones, las dificultades a veces
pueden con nosotros. Nos sentimos abrumados, quizás creemos que no llegamos,
estamos perdidos, desorientados, nos sentimos solos ante la multitud.
Necesitamos parar. Necesitamos algo más. Pero Jesús está ahí y nos comprende.
Quiere acompañarnos, confortarnos y aún en medio de la vorágine, él siempre
elige sentarse a nuestro lado. ¿Es el evangelio reposo y descanso para las
personas de nuestro día a día?, ¿para las que viven desorientadas, las que
viven cansadas? La palabra ¿es reposo y descanso para ti?”.
Lee estas palabras:
¿estás de acuerdo o en desacuerdo? ¿por qué?
REFLEXIÓN.
Lectio.
Lee el evangelio de este
domingo.
X Lectura del santo evangelio según san Marcos 6, 30-34.
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y
le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Él les dijo: “Venid vosotros a
solas a un lugar desierto a descansar un poco”. Porque eran tantos los que iban
y venían, que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a solas a
un lugar desierto. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de
todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les
adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella,
Sitúate en la escena: el lago,
la orilla de arena volcánica, con piedrecitas, gris, la brisa, Jesús mirando
las aguas, escuchando las olas. Los apóstoles acercándose, de dos en dos, a lo
largo del día. Los abrazos, la alegría del reencuentro. Juntos subiendo a la
barca, desembarcando y buscando en la orilla un lugar apartado. El murmullo de
la gente, cada vez más alto, Jesús que les mira.
Lee el texto varias veces: ¿qué
dice?
Quédate con los verbos, piensa
en ellos. Con una frase.
Repítela en tu interior las
veces que necesites.
Sigue con otra.
Meditatio.
Entre la gente hay quienes
viven contentos con su vida y muchos que buscan, que están cansados. En estos
días muchas personas romperán las rutinas para ir a la playa, a sus lugares de
vacaciones. Otras se quedarán en sus casas, con sus rutinas. ¿Piensa en las
personas más cercanas, en ti mismo? En un grado mayor o menor todos estamos
cansados. Y necesitamos más que descansar, buscar el espacio donde descansar,
estar con Jesús, confiando en quien nos lleva en sus manos. Dejándonos inundar
por el mar de la eternidad, del amor eterno.
Oratio.
Entra en tu corazón y háblale a
Jesús, dile como te encuentras, qué sientes, que esperas de él.
COMPROMISO.
Contemplatio.
Buscar tu rincón de oración, en tu habitación,
en tu casa o en un lugar del pueblo, un jardín, un sendero y como en la
Iglesia, allí siempre está vivo, en la presencia sacramental de la eucaristía,
del sagrario.
Permanece en silencio,
escuchando a Jesús, recordando alguna de las palabras, abriendo en tu corazón
el espacio para que la Palabra germine, la escucha para que ella alcance lo profundo
de tu persona.
CELEBRACIÓN.
Mira
y escucha el vídeo de Martín Valverde con la canción Nadie te ama como yo. Siéntela.
Es la carta de amor de Jesús a ti, en la situación en la que te encuentras. Él
no quiere personas perfectas que todo lo hagan bien, sino personas que se dejen
amar por Él.
https://www.youtube.com/watch?v=PuF-dRhQpYE
Cuánto
he esperado este momento
Cuánto he esperado que estuvieras aquí
Cuánto he esperado que me hablaras
Cuánto he esperado que vinieras a mí
Yo
sé bien lo que has vivido
Yo sé bien por qué has llorado
Yo sé bien lo que has sufrido
Pues de tu lado no me he ido
Pues
nadie te ama como yo
Pues nadie te ama como yo
Mira la cruz, esa es mi más grande prueba
Nadie te ama como yo
Pues
nadie te ama como yo
Pues nadie te ama como yo
Mira la cruz, fue por ti, fue porque te amo
Nadie te ama como yo
Yo
sé bien lo que me dices
Aunque a veces no me hablas
Yo sé bien lo que en ti sientes
Aunque nunca lo compartas
Yo
a tu lado he caminado
Junto a ti yo siempre he ido
Aún a veces te he cargado
Yo he sido tu mejor amigo
Pues
nadie te ama como yo
Pues nadie te ama como yo
Mira la cruz, esa es mi más grande prueba
Nadie te ama como yo
Pues
nadie te ama como yo
Pues nadie te ama como yo
Mira la cruz, fue por ti, fue porque te amo
Nadie te ama como yo
Como
yo
Como yo
Como yo
BIBLIOGRAFÍA.
Sagrada
Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal
Española. BAC. Madrid. 2016.
Biblia
de Jerusalén. 5ª
edición – 2018. Desclée De Brouwer. Bilbao. 2019.
Biblia
del Peregrino. Edición de Luis Alonso Schökel. EGA-Mensajero.
Bilbao. 1995.
Nuevo Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego
de M. Iglesias González. BAC. Madrid. 2017.
Biblia Didajé con comentarios del Catecismo de la Iglesia
Católica. BAC. Madrid. 2016.
Secretariado Nacional de Liturgia. Libro de
la Sede. Primera
edición: 1983. Coeditores Litúrgicos. Barcelona. 2004.
Pío de Luis, OSA, dr. Comentarios
de San Agustín a las lecturas litúrgicas (NT). II. Estudio
Agustiniano. Valladolid. 1986.
Merino Rodríguez, Marcelo, dr. ed. en español. La Biblia comentada por
los Padres de la Iglesia. Nuevo Testamento. 2. Evangelio según san Marcos. Ciudad
Nueva. Madrid. 2009.
San Juan de Ávila. Obras Completas i. Audi, filia – Pláticas –
Tratados. BAC. Madrid. 2015.
San Juan
de Ávila. Obras Completas II. Comentarios bíblicos – Tratados de reforma –
Tratados y escritos menores. BAC.
Madrid. 2013.
San Juan de Ávila. Obras Completas III.
Sermones. BAC. Madrid. 2015.
San Juan de Ávila. Obras Completas IV. Epistolario. BAC. Madrid. 2003.
http://www.vatican.va/content/vatican/es.htmlTrinidad. Reza el Padrenuestro mirándolo.
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