Lectura del libro de Jeremías 31, 31-34.
Ya llegan días – oráculo del Señor – en que haré con la casa de
Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No será una alianza como la que
hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto, pues
quebrantaron mi alianza, aunque yo era su Señor – oráculo del Señor –. Esta
será la alianza que haré con ellos después de aquellos días – oráculo del Señor
–: Pondré mi ley en su interior y la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios
y ellos serán mi pueblo. Ya no tendrán que enseñarse unos a otros diciendo: “Conoced
al Señor”, pues todos me conocerán, desde el más pequeño al mayor – oráculo del
Señor –, cuando perdone su culpa y no recuerde ya sus pecados.
Textos
paralelos.
Van a llegar días – oráculo de Yahvé – en que
yo pactaré con la casa de Israel.
Hb 8, 8-12: Pero él pronuncia
un reproche: Mirad que llegan días – oráculo del Señor – en que haré una
alianza nueva con Israel y con Judá; no será como la alianza que hice con sus
padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto; pues ellos no se
atuvieron a mi alianza y yo me desentendí de ellos – dice el Señor –. Así será la
alianza que haré con la casa de Israel en el futuro – oráculo del Señor –:
Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en su corazón; yo seré su Dios y ellos
serán mi pueblo. No tendrá que instruir uno a su prójimo, otro a su hermano,
diciendo: tienes que conocer al Señor; porque todos, grandes y pequeños me
conocerán. Pues yo perdono sus cumplas y olvido sus pecados.
No como la alianza que
pacté con sus padres.
Lc 22, 20: Igualmente tomó la
copa después de cenar y dijo: “Esta es la copa de la nueva alianza, sellada con
mi sangre, que se derrama por vosotros”.
Pues ellos rompieron mi alianza
y yo hice estrago.
Ex 19, 4-6: Habla así a la casa
de Jacob, diles a los hijos de Israel: Vosotros habéis visto lo que hice a los
egipcios, os llevé en alas de águila y os traje a mí; por tanto, si queréis
obedecerme y guardar mi alianza, entre todos los pueblos seréis mi propiedad,
porque es mía toda la tierra. Seréis un pueblo sagrado, u9n reino sacerdotal.
Esto es lo que has de decir a los israelitas.
Hb 10, 16: Esta es la alianza
que haré con ellos en el futuro – oráculo del Señor –: Meteré mis leyes en su
pecho y las escribiré en su corazón. Me olvidaré de sus pecados y delitos.
Ahora bien, si son perdonados, ya no hace falta ofrenda por el pecado.
Pondré mi Ley en su
interior.
Jr 24, 7: Les daré inteligencia
para que reconozcan que soy el Señor; ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios,
si vuelven a mí de todo corazón.
Jr 32, 39-40: Les daré un
corazón entero y una conducta íntegra, para que me respeten toda la vida, para
su bien y el de sus hijos que los sucedan.
2 Co 3, 3: Demostráis ser carta
de Cristo, expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu de
Dios vivo, no en losas de piedra, sino en corazones de carne.
Conoced a Yahvé.
Os 2, 22: Me casaré contigo a
precio de fidelidad y conocerás al Señor.
1 Jn 2, 27: Vosotros conservad
la unción que recibisteis de él y no tendréis necesidad de que nadie os enseñe;
pues su unción, que es verdadera e infalible, os instruirá acerca de todo. Lo
que os enseñe conservadlo.
Cuando perdone su culpa y
de su pecado no vuelva a acordarme.
Hb 10, 17: Me olvidaré de sus
pecados y delitos.
Notas
exegéticas.
31 31 Los versículos 31-34 son la
cumbre espiritual del libro de Jeremías. Tras el fracaso de la antigua alianza
y el fallido intento de Josías de restaurarla, el plan de Dios aparece bajo un
aspecto nuevo. Después de una catástrofe que solo dejará subsistir a un “Resto”
nuevamente se concluirá una alianza eterna, como en los días de Noé. Subsisten
las antiguas perspectivas: fidelidad de los hombres a la Ley, presencia divina
que garantiza a los hombres la paz y la prosperidad material, expresándose este
ideal con la fórmula: “Yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo·. La novedad
de la alianza se refiere a tres puntos: 1º, la iniciativa divina del perdón de
los pecados; 2º la responsabilidad y la retribución personal; 3º la
interiorización de la religión: la Ley deja de ser un mero código exterior para
convertirse en una aspiración que alcanza al “corazón” del hombre, bajo la
influencia del Espíritu de Dios que da al hombre un corazón nuevo capaz de “conocer”
a Dios. Esta nueva y eterna alianza, proclamada nuevamente por Ezequiel, por
los últimos capítulos de Isaías, vivida en el Sal 51, será inaugurada por el
sacrificio de Cristo, y los apóstoles anunciarán su cumplimiento.
31 32 Leyendo bala’tî por ba‘alti:
“tuve señorío”.
Comentario.
-Oráculo sobre una nueva
alianza:
Impacto en:
La comunidad de Qumrán.
Nuevo Testamento: Lc 22, 20; 1
Cor 11, 25; 2 Cor 3, 5-14; Hb 8, 8-12; 10, 16-17.
Teología cristiana.
-Contexto inmediato:
Anuncio de una nueva acción
salvífica de Dios en beneficio de Israel.
Dios traerá a su pueblo desde
el exilio:
Acontecimiento trascendente en
la historia de Israel.
Quizás tan importante como el
éxodo.
Trasfondo: nueva alianza.
Repoblación de la tierra
prometida.
Reconstrucción del Templo (Jr
31, 27-28; 31, 38-40).
Acciones de Dios en favor de su pueblo que van
a cambiar su futuro.
-Infidelidad del pasado:
La relación con Israel no ha
cesado.
Ellos son todavía “mi pueblo” y
el Señor es “su Dios”.
Ahora de una nueva manera:
Permanece la Ley como rasgo de
identificación del pueblo.
Pero estará en el corazón (el
ser más profundo de la persona):
No necesitará que le enseñen la
Ley.
Conocer = amar.
-Nueva Alianza:
El Señor perdonará la culpa del
pueblo y no recordará sus pecados:
Historia de las infidelidades:
olvidada.
Partes esenciales:
Conocimiento de Dios.
Perdón de los pecados.
Acompañada de una reforma
moral.
Nuevo Testamento:
Relación personal y comunitaria
de los creyentes y Dios.
Salmo responsorial
Salmo 51 (50), 2-4.12-15
Oh,
Dios, crea en mí un corazón puro. R/.
Misericordia,
Dios mío, por tu bondad,
por
tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava
del todo mi delito,
limpia
mi pecado. R/.
Oh,
Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame
por dentro con espíritu firme.
No
me arrojes lejos de tu rostro,
no
me quites tu santo espíritu. R/.
Devuélveme
la alegría de tu salvación,
afiánzame
con espíritu generoso.
Enseñaré
a los malvados tus caminos,
los
pecadores volverán a ti. R/.
Textos paralelos.
Salmo 51 (50),
2-4.12-15
Piedad de mí, oh Dios,
por tu bondad.
Ez 18, 23: ¿Acaso quiero yo la
muerte del malvado – oráculo del Señor – y no que se convierta de su conducta y
que viva?
Crea en mí, oh Dios, un
corazón puro.
Ez 11, 19: Les daré un corazón
íntegro e infundiré en ellos un espíritu nuevo: les arrancaré el corazón de piedra
y les daré un corazón de carne.
No retires de mí tu santo
espíritu.
Sb 1, 5: El espíritu educador y
santo rehúye la estratagema, levanta el campo ante los razonamientos sin
sentido y se rinde ante el asalto de la injusticia.
Sb 9, 17: ¿Quién conocerá tu
designio, si tú no le das la sabiduría enviando tu santo espíritu desde el
cielo?
Rm 8,9: Pero vosotros no seguís
el instinto, sino al Espíritu, si es que el Espíritu de Dios habita en
vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu del Mesías, no le pertenece.
Rm 8, 14-16: Cuantos se dejan
llevar del Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y no habéis recibido un espíritu
de esclavos, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos que nos permite
clamar Abba, Padre. El Espíritu atestigua a nuestro espíritu que somos hijos de
Dios.
Is 37, 20: Ahora, Señor, Dios
nuestro, sálvanos de su mano, para que sepan todos los reinos del mundo que tú
solo, Señor, eres Dios.
Notas exegéticas.
51 Este salmo penitencial tiene un
estrecho parentesco con la literatura profética, sobre todo con Isaías y Ezequiel.
51 12 Este verbo es exclusivo de
Dios y designa el acto por el cual da existencia a algo nuevo y maravilloso. La
justificación del pecador es la obra divina por excelencia, análoga al acto
creador.
5 13 Se trata del principio,
intrínseco al hombre, pero dado por Dios, de la vida moral y religiosa, ya sea
individual, ya de todo el pueblo.
Tres lecturas.
Con Israel: Este salmo está dedicado
a David. Este pecado del rey (2 Samuel 11 y 12) que hizo matar a Urías para
tomar a su mujer Betsabé y el arrepentimiento admirable de David, son el
símbolo del "mal" y del "perdón". Pero en el trasfondo de
este salmo, está también la destrucción trágica de Jerusalén que inaugura la
deportación a Babilonia: la repercusión del pecado es colectiva: lo es también
la conversión ("... vuelve a levantar los muros de Jerusalén").
Con Jesús: Para hacer comprender la maravilla del perdón
de Dios, Jesús inventó la parábola del "Hijo pródigo", y
espontáneamente utilizó expresiones del salmo 50: "He pecado contra el
cielo y contra ti"... Como el salmista, expresó el perdón mediante
"cantos festivos" y "danzas"...
Con nuestro tiempo: Las raíces
profundas del mal. La sicología moderna ha puesto en evidencia hasta qué punto
el hombre está marcado por determinismos que provienen de condicionamientos
corporales, de influencias sociales, de hábitos fundados en reflejos profundos.
El salmista, se sentía aplastado por el peso de los determinismos: consciente
del mal que había hecho, se sentía incapaz de realizar la reparación tan
deseada. Por esto pide la intervención de Dios... Descubre que la raíz del pecado
antes que en la culpabilidad personal, está en la misma condición humana:
"soy malo desde que nací; soy pecador desde el seno de mi madre".
Segunda lectura.
Lectura de la carta a los Hebreos 5, 7-9.
Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas,
presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, siendo
escuchado por su piedad filial. Y, aun siendo Hijo, aprendió, sufriendo a
obedecer. Y, llevado a la consumación, se convirtió, para todos los que lo
obedecen, en autor de salvación eterna.
Textos paralelos.
De haber ofrecido en los días de su vida mortal.
Rm 7, 5: Mientras vivíamos bajo
el instinto, las pasiones pecaminosas, incitadas por la ley, actuaban en
nuestros miembros y dábamos frutos para la muerte.
Mt 26, 39: Se adelantó un poco
y, postrado rostro en tierra, oró así: “Padre, si es posible, que se aparte de
mí esta copa. Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”.
Aunque era Hijo, aprendió
la obediencia a través del sufrimiento.
Flp 2, 8: Se humilló, se hizo
obediente hasta la muerte, una muerte de cruz.
Alcanzada la perfección,
se convirtió en causa de salvación.
Hb 2, 10: En efecto, convenía
que Dios, por quien y para quien todo existe, queriendo conducir a la gloria a
muchos hijos, llevara a la perfección por el sufrimiento al pionero de su
salvación.
Hb 7, 28: La ley nombra sumos
sacerdotes a hombres débiles; el juramento que sucede a la ley nombra a un Hijo
consumado para siempre.
Jn 17, 19: Por ellos me
consagro, para que queden consagrados a la verdad.
Rm 1, 5: Por medio de él recibimos la
gracia del apostolado, para que todos los pueblos respondan con la fe en su
nombre.
Notas
exegéticas.
5 7 (a) En toda esta sección se pone de
relieve la condición humana del sacerdote. Para representar a los hombres, debe
ser uno de ellos; para compadecer sus miserias, debe haberlos compartido. Pues
bien, esta condición humana de “carne” queda bien probada en Jesús por toda su vida
terrena, por su debilidad, y sobre todo por su agonía y su muerte. La
diferencia capital entre el sumo sacerdote aarónida y Jesús reside en el hecho
de que el primero mediante una serie de abstenciones que lo mantienen separado
es solidario solo en el pecado, mientras que Cristo es plenamente laico desde dicha perspectiva
aaronida, pero no tiene pecado.
5 7 (b) No es que Dios librara a Jesús de la muerte
física, sino que le arrancó de su poder y transformó esta muerte en una
exaltación de gloria.
5 7 (c) El término implica respeto y
sumisión. La oración de Cristo en la agonía seguía inspirándose en una total
sumisión a la voluntad de su Padre. Los vv. 7-8, de redacción particularmente
cuidada, se apoyan en la raíz común de hyp-akúein: “escuchar desde abajo, obedecer”, ep-akúein: “escuchar desde arriba, atender”,
y en el tópico clásico de la educación antigua. LXX, páthein – máthein: “sufrir – aprender”.
5 9 En su oficio de Sacerdote y
Víctima – La forma verbal es pasiva: lit. “hecho perfecto” (teleotheis). Este verbo tiene aquí un
doble matiz. En primer lugar expresa una transformación profunda: por la
obediencia de Cristo, la naturaleza humana ha sido totalmente refundida en el
crisol del sufrimiento según la voluntad de Dios. El término evoca también una
consagración sacerdotal, pues ese es el sentido en los LXX. La perfección de
Cristo mediante el sufrimiento es condición previa a la proclamación de su
sacerdocio.
Comentario.
-Hebreos 5:
Cristo “sumo
sacerdote a la manera de Melquisedec (v.10):
Inmediatamente después
del texto leído este domingo.
No:
Por descendencia de
la casta sacerdotal (casa de Aarón).
Recibida de los
sacerdotes del Templo.
Abrahán / Aarón.
Sin pertenecer a un
linaje.
Entrega obediente de
toda su vida conforme al designio salvífico de Dios.
-Cristo:
Hijo y hombre.
Su humanidad:
Dolor y sufrimiento;
Muerte en la cruz
por obediencia filial.
Cruz: potencialidad
salvífica:
Causa de salvación
para todos los que se incorporan a su misterio de amor.
Evangelio.
X Lectura del santo evangelio según
san Juan 12, 20-22.
En aquel tiempo, entre los que
habían venido a celebrar la fiesta había algunos griegos; estos, acercándose a
Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban:
-Señor, queremos ver a Jesús.
Felipe fue a decírselo a Andrés;
y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. Jesús les contestó:
-Ha llegado la hora de que sea
glorificado el Hijo del hombre. En verdad, en verdad os digo: si el grano de
trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto.
El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este
mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y
donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo honrará.
Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré? ¿Padre, líbrame de esta hora? Pero si
por esto he venido, para esta hora: Padre, glorifica tu nombre.
Entonces vino una voz del
cielo:
-Lo he glorificado y volveré a
glorificarlo.
La gente que estaba allí y lo
oyó decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel.
Jesús tomó la palabra y dijo:
-Esta voz no ha venido por mí,
sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el príncipe de este
mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a
todos hacia mí.
Esto lo decía dando a entender
la muerte de que iba a morir.
Textos paralelos.
Entre los que subían a
adorar en la fiesta.
Hch 8, 26: El ángel del Señor
dijo a Felipe: “¡En pie! dirígete al sur, al camino que conduce de Jerusalén a
Gaza (un camino desierto)”.
Za 14, 16: Los supervivientes
de las naciones que invadieron Jerusalén vendrán cada año a rendir homenaje al
Rey, al Señor de los ejércitos, ya celebrar la fiesta de las chozas.
Se dirigieron a Felipe.
Jn 1, 40: Uno de los que habían
oído a Juan y habían seguido a Jesús era Andrés, hermano de Simón Pedro.
Jn 1, 44: Felipe era de
Betsaida[1], patria de Andrés y Pedro.
Señor, queremos ver a
Jesús.
Jn 6, 40: Porque esta es la
voluntad de mi Padre, que todo el que contempla al Hijo y cree en él tenga vida
eterna, y yo lo resucitaré el último día.
Ha llegado la hora.
Jn 2, 4: Le responde Jesús: “¿Qué
quieres de mí, mujer? Aún no ha llegado mi hora”.
De que el Hijo del hombre
sea glorificado.
Jn 3, 14: Como Moisés en el
desierto levantó la serpiente, así ha de ser levantado este Hombre.
Mt 8, 20: Jesús le contestó: “Las
zorras tienen madrigueras, los pájaros tienen nidos, pero este Hombre no tiene
donde recostar la cabeza”.
Que si el grano de trigo.
1 Co 15, 36: ¡Necio! Lo que tú
siembras no cobra vida si antes no muere.
El que ama su vida, la
perderá.
Mt 16, 25: Quien se empeñe en
salvar la vida la perderá; quien pierda la vida por mí la alcanzará.
Mc 8, 35: Quien se empeñe en
salvar la vida, la perderá; quien la pierda por mí y por la buena noticia, la
salvará.
Lc 9, 24: Quien se empeñe en
salvar su vida la perderá; quien pierda su vida por mí la salvará.
Ap 12, 11: Por eso festejadlo,
cielos, y los que habitáis en ellos. ¡Ay de la tierra y del mar! porque ha
bajado a vosotros el diablo, enfurecido porque sabe que le queda poco tiempo.
La guardará para una vida
eterna.
Jn 1, 12: Pero a los que la
recibieron los hizo capaces de ser hijos de Dios; a los que creen en él.
Si alguno me sirve, que me
siga.
Mt 16, 24: Entonces Jesús dijo
a los discípulos: “Quien quiera seguirme que se niegue a sí mismo, cargue con
su cruz y me siga”.
Y donde yo esté.
Jn 7, 34: Me buscaréis y no me
encontraréis, y adonde yo vaya no podréis ir vosotros.
Jn 14, 3: Cuando vaya y os lo
tenga preparado, volveré a llevaros conmigo, para que estéis donde yo estoy.
Jn 17, 24: Padre, los que me
confiaste, quiero que estén conmigo, donde yo estoy; para que contemplen mi
gloria; la que me diste, porque me amaste antes de la creación del mundo.
Ahora mi alma está turbada.
Jn 11, 33: Al ver Jesús a María
llorando y a los judíos que la acompañaban llorando, se estremeció por dentro.
Jn 13, 21: Dicho esto, Jesús se
estremeció por dentro y declaró: “Os aseguro que uno de vosotros me entregará”.
Hb 5, 7-8: Durante su vida mortal
dirigió peticiones y súplicas, con clamores y lágrimas, al que podía librarlo
de la muerte, y por esa cautela[2] fue escuchado.
¡Padre, líbrame de esta
hora!
Lc 22, 40-46: Al llegar al
lugar, les dijo: “Pedid no sucumbir en la prueba”. Se apartó de ellos como un
tiro de piedra, se arrodilló y oraba: “Padre, si quieres, aparta de mí esta
copa. Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Se le apareció un ángel del
cielo que le dio fuerza. Y, entrando en combate, oraba más intensamente. Le
corría el sudor como gotas de sangre cayendo al suelo. Se levantó de la
oración, se acercó a sus discípulos y los halló dormidos de tristeza; y les
dijo: “Levantaos y pedid no sucumbir en la prueba”.
Sal 22, 20-24: Pues tú, Señor,
no te quedes lejos, fuerza mía, apresúrate a socorrerme; libra mi vida de la
espada, la única, de la garra del mastín; sálvame de las fauces del león, de
los cuernos de búfalos a este desgraciado. Contaré tu fama a mis hermanos, en
plena asamblea te alabaré. Fieles del Señor, alabadlo, linaje de Jacob,
glorificadlo, reverenciadlo, linaje de Israel”.
Jn 18, 11: Jesús dijo a Pedro: “Envaina
la espada: la copa que me ha ofrecido mi Padre ¿no la voy a beber?
Lo he glorificado y de
nuevo lo glorificaré.
Jn 2, 11: En Caná de Galilea
hizo Jesús esta primera señal, manifestó su gloria y creyeron en él los
discípulos.
Jn 1, 14: La Palabra se hizo
hombre y acampó entre nosotros. Contemplamos su gloria, gloria como de Hijo
único del Padre, lleno de lealtad y fidelidad.
Jn 17, 5: Ahora tú, Padre, dame
gloria junto a ti, la gloria que tenía junto a ti, antes de que hubiera mundo.
Otros decían: “Le ha
hablado un ángel”.
Lc 22, 43: Se le apareció un
ángel del cielo que le dio fuerzas.
No ha venido esta voz por
mí.
Jn 11, 42: Yo sabía que siempre
me escuchas, pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me
enviaste.
Ahora es el juicio de
este mundo.
Jn 3, 19: El juicio versa sobre
esto: que la luz vino al mundo y los hombres prefirieron las tinieblas a la
luz. Y es que sus acciones eran malas.
Jn 1, 10: En el mundo estaba,
el mundo existió por ella, y el mundo no la reconoció.
Lc 10, 18: Les contestó: “Estaba
viendo a Satanás caer como un rayo del cielo”.
Ap 12, 9: El dragón gigante, la
serpiente primitiva, llamada diablo y Satanás, que engañaba a todo el mundo,
fue arrojada a la tierra con todos su ángeles.
Ap 20, 1-6: Vi un ángel que
bajaba del cielo con la llave del Abismo y una enorme cadena en la mano. Sujetó
al dragón, la serpiente primitiva, que es el diablo y Satanás, lo encadenó por
mil años y lo arrojó al Abismo. Cerró y selló por fuera, para que no extravíe a
las naciones hasta que se cumplan los mil años. Después lo han de soltar por
breve tiempo. Vi unos tronos, y sentados en ellos los encargados de juzgar; y
las almas de los que habían sido decapitados por el testimonio de Jesús y la
palabra de Dios, los que no adoraron a la bestia ni su imagen, los que no
aceptaron su marca ni en la frente ni en la mano. Vivieron y reinaron con el Mesías
mil años. Los demás muertos no revivieron hasta pasados los mil años. Esta es
la resurrección primera. Dichoso el santo que tome parte en la resurrección
primera. No tendrá poder sobre ellos la muerte segunda, sino que serán
sacerdotes de Dios y del Mesías y reinarán con él mil años.
Atraeré a todos hacia mí.
Jn 3, 35: El Padre ama al Hijo
y todo lo pone en sus manos.
Decía esto para dar a
entender que tipo de muerte le iban a aplicar.
Jn 18, 32: Para que se cumpliera
lo que había dicho Jesús indicando de qué muerte iba a morir.
Jn 21, 19: (Lo decía indicando
con qué muerte había de glorificar a Dios). Dicho esto añadió: “Sígueme”.
Notas exegéticas
Biblia de Jerusalén.
12 20 No se trata de judíos, sino de
adheridos al monoteísmo de Israel y, hasta cierto punto, a las observancias
mosaicas: los “temerosos de Dios” de Hch 10, 2.
12 24 Habitual en la predicación
evangélica. La imagen de la semilla que muere para dar una cosecha abundante
había sido aplicada a la doctrina de la elevación y la glorificación por los
doctores judíos y por san Pablo. La pasión, tal como Jesús va a vivirla,
desembocará en la fecundidad de la resurrección, que deberá reunir a judíos y
cristianos en la misma comunidad mesiánica.
12 26 En la gloria del Padre, ver 14,
3.
12 27 Escena que en más de un rasgo
evoca a Getsemaní: angustia ante la Hora que se acerca, llamamiento a la
compasión del Padre, aceptación del sacrificio, consuelo venido del cielo. Nótese
con todo dos diferencias: Cristo sigue de pie, su llamada a la compasión queda
reducida a la lucha interior (Jn); “se pone de rodillas” (Lc); “cae rostro en
tierra” (Mt y Mc).
12 28 (a) “tu Nombre” (var.: “a tu Hijo”)
designa a la misma persona del Padre. Jesús se ofrece a la muerte para que se
cumpla la obra que glorificará al Padre manifestando su amor por el mundo.
12 28 (b) El Nombre de Dios ha sido ya glorificado
gracias a los “signos” realizados por Jesús; y será glorificado por la
ascensión de Cristo a la gloria, el “signo” por excelencia.
12 30 El acontecimiento es como un
sello divino puesto por anticipado a la muerte de Jesús.
12 31 Como en Lc 10, 18 y Ap 12, 9, su
caída contrasta con la elevación de Cristo, que debe entenderse en dos sentidos
complementarios: elevación en la cruz y elevación a la derecha del Padre. El
reinado de Satán sobre el mundo va a llegar a su fin para ceder el sitio al reinado
de Cristo. Esta doble realeza debe ser entendida en una perspectiva ética. El
diablo es mentiroso por naturaleza Desde los orígenes ha engañado a la humanidad
acerca de los mandamientos divinos, lo cual le ha costado la muerte; es, pues,
homicida. Las autoridades judías que quiere matar a Jesús lo hacen por instigación
del diablo, como lo hizo Caín. Es el Príncipe de este mundo quien, por sus
mentiras, es la causa de todos los desórdenes morales. Su reinado es el del Mal
y engendra la muerte. Por el contrario, Cristo fue enviado por Dios para
decirnos la verdad, esa verdad que debe liberarnos de la esclavitud del diablo,
porque no se hace saber claramente cuál es la voluntad de Dios sobre nosotros.
Ahora bien, será la excelencia que nos probará que él ha sido en efecto enviado
por Dios, y que él nos transmite sus palabras. Cristo entonces atraerá a sí a
toda la humanidad, en el sentido de que todos vendrán a él y recibirán su
enseñanza, que es, no de odio, sino de amor mutuo. El reinado de Cristo es el
del Amor y engendra la vida. Var.: “echado fuera”.
12 32 Var.: “a todo hombre” o “todo”.
12 33 Si los judíos hubieran ejecutado
ellos mismos a Cristo, lo habrían lapidado después de “arrojarlo” desde lo alto
de un lugar escarpado. Al ser ejecutado por los romanos, fue “elevado” en la
cruz, primer paso que debía llevarlo a la derecha del Padre. El tipo de muerte
que recibió Cristo tenía, por tanto, un valor de símbolo.
Notas exegéticas Nuevo Testamento,
versión crítica.
20 UNOS GRIEGOS:
gentiles, no judíos helenistas. Eran “temerosos de Dios”, simpatizantes del
judaísmo. // SUBÍAN a Jerusalén: cf. Lc 2, 22.
21-22
ANDRÉS
Y FELIPE intervienen singularmente en este episodio como en 6, 5. // QUEREMOS
VER A JESÚS: ¿Accedió Jesús a su deseo? Lo que dice a continuación es una
respuesta indirecta: “Si quieren verme, que me vean en la cruz”.
23 HA LLEGADO LA HORA …
EL HIJO DEL HOMBRE: la glorificación de Jesús empieza ya con la pasión.
24 SI EL GRANO DE TRIGO…:
La 1ª de Clemente 24, 5 recordaba la misma enseñanza: las semillas, “una vez
caídas en tierra, secas y desnudas, se deshacen; después, la grandeza de la
Providencia del Señor las hace surgir de su destrucción, y de una sola crecen
muchas y dan fruto”.
26 ESTÉ: lit. estará,
como imperativo (igual que SIGA), o con valor de simple afirmación: “Mi
servidor estará también él un día en la gloria de mi Padre”; o ambas cosas:
mandato y promesa. Pero, para estar un día en la gloria con el Hijo resucitado,
su servidor tiene que vivir también – no de modo fortuito, sino necesariamente –
en comunidad de cruz con él. // EL PADRE LO HONRARÁ: o… lo festejará;
probablemente con el matiz de “lo honrará con un banquete”, celebrará un
banquete de fiesta en su honor (hebrero: ykabbed).
27-28
MI
ALMA. Jesús acepta voluntariamente su muerte redentora, pero la idea de sufrir
lo turba instintivamente, como en Getsemaní. Desearía verse libre de esa hora
dolorosa, pero su oración no es egoísta: solo busca que el Padre sea
glorificado: es la primera petición del Padrenuestro). La respuesta del Padre,
que ya ha actuado en las señales reveladoras de Jesús, indica que precisamente
ahora, en la muerte y la resurrección, va a mostrar con más claridad “el
esplendor del Hijo único”.
31 (LA) CONDENA: lit. el
juicio (condenatorio). // EL JEFE DE ESTE MUNDO es Satanás (cf. referencias
bíblicas).
Notas exegéticas
desde la Biblia Didajé.
12, 20-36 Cristo anunció que había llegado
su “hora”, la hora para el sacrificio supremo de su pasión y muerte. Sus
palabras indicaban su absoluto conocimiento y consentimiento del tipo de muerte
que estaba a punto de sufrir, y su aceptación de la voluntad de su Padre. Cat.
569.
12, 24 La imagen del grano de trigo
está cargada de significado. El grano de trigo señala a la Sagrada Eucaristía,
en la que el sacrificio de Cristo se hace realmente presente. Al morir a
nosotros mismos en unión con él, sobre todo en el sacramento de la Eucaristía,
nos convertimos en otros cristos. Cat. 2731.
12, 27 Cristo sabía la agonía que tenía
que soportar, y todo lo que conllevaba; sufrir y morir. Él acogió la voluntad
del Padre por completo y deseó cumplirla sin ninguna duda (cat. 363, 307).
12, 31 El príncipe de este mundo, el diablo, o Satán, tiene en sus
garras al mundo entero desde la caída de Adán y Eva. Cristo, que había
demostrado su poder para expulsar demonios, y vencería a Satán por medio de su
sacrificio en la cruz y establecería su reino con firmeza. Cat. 550, 2853.
12, 32 Cuando yo sea elevado: Juan emplea esta frase en tres
ocasiones; es una referencia tanto a la crucifixión de Cristo como a su
Ascensión. La expresión evoca la serpiente de bronce que Moisés elevó para
salvar a los israelitas que habían sido mordidos por serpientes venenosas
(Números 21, 8). También representa una reminiscencia del Siervo doliente de
Isaías, que sería rechazado por su propio pueblo para posteriormente elevado a
la vista de todos (Is 52, 13; 53, 12). Atraeré a todos hacia mí: ya no
se distingue entre judíos y gentiles. Con su muerte y resurrección, Cristo
llamó a las gentes de todas las naciones a la salvación y a unirse como un solo
Pueblo de Dios. Los cristianos están llamados a colocar a Cristo en el centro
de toda su actividad humana a través de sus esfuerzos para crecer en santidad
en las actividades del día a día. Cat. 542, 662, 786, 1428, 2795.
En este enlace se puede consultar
el catecismo íntegro.
http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html
Comentarios
de los Santos Padres.
Era habitual entre algunos habitantes
de Palestina, sobre todo entre los griegos que vivían en países limítrofes con
Judea, adaptarse de alguna manera a las costumbres de honrar el nombre del monoteísmo
conforme había sido esparcido entre aquellos que acabamos de mencionar, aunque
de manera distinta a como creemos nosotros. Estos, que no estaban del todo
dispuestos hacia los ritos judíos y tampoco olvidaban sus costumbres griegas,
tenían una opinión intermedia entre ambos y se llamaban “los adoradores de Dios”.
Por tanto, los griegos que vivían en las ciudades vecinas, al ver que sus
costumbres no se diferenciaban mucho de las de los judíos …, solían ir a
adorar, sobre todo en las grandes fiestas; así se comportaban de manera que no
ofendían intencionadamente a la religión judía y su culto, sino que honraban al
único Dios de todos.
Cirilo de Alejandría. Comentario
al Ev. de Juan, 8. 4b, pg. 96-97.
La glorificación se refiere a la
cruz. Por ella se dio a conocer el poder del Señor, pues cambió la vergüenza en
gloria, el insulto en honor, la maldición en bendición, la amargura en dulzor,
el vinagre en leche, las bofetadas en la cara en libertad y la muerte en vida.
Proclo de Constantinopla. Homilía
sobre el Domingo de Ramos, 9, 3. 4b, pg. 98.
Trae una balanza, pero la de la
verdad, no la de la ambición; tráela, te lo ruego, y pon en un platillo el
dinero y el otro el alma. (…). Apártate, sea Dios quien pese; Él, que no puede
engañar ni ser engañado. Ved que pesa él; vedlo pensado y escuchad su fallo: “¿Qué
aprovecha a un hombre ganar todo el mundo si pierde su alma?” (…) Querías poner
en la misma balanza tu alma y tus ganancias; compárala con el mundo. Querías
perderla para adquirir la tierra: el alma pesa más que el cielo y la tierra.
Pero actúas así porque, abandonando a Dios y amándote a ti, saliste hasta de ti
mismo; y así valoras más las cosas que están fuera de ti que a ti mismo. Vuelve
a ti mismo; pero cuando hayas vuelto de nuevo a ti, no permanezcas en ti. Antes
de nada, vuelve a ti mismo desde lo que está fuera de ti, y luego devuélvete a
quien te creó, a quien te buscó cuando estabas perdido.
Agustín. Sermones, 330,
2-3. 4b, pgs. 100-101.
Cuida mucho de no caer en la
tentación de quererte matar por entender que de este modo debes odiar a tu alma
en este mundo. (…) No son estas las enseñanzas de Cristo; antes bien, el
demonio, que le instigaba a precipitarse, le respondió: “Aléjate, Satanás” (…)
Pero, cuando no hay alternativa y el hombre se vea forzado a elegir entre dos cosas:
o traspasar la ley de Dios, o morir bajo la espada del perseguidor…, entonces
debe odiar a su alma en este mundo, a fin de guardarla para la vida eterna.
Agustín. Tratados sobre el
Ev. de Juan, 51, 10. 4b, pags. 101-102.
Él estaba tan angustiado que
buscaba librarse de ello, si fuera posible rehuirlo. En esto consiste la
debilidad de su naturaleza humana.
Juan Crisóstomo. Homilías
sobre el Ev. de Juan, 67, 1. 4b, pg. 103.
Te enseñó lo que tú debes
pensar, qué debes decir, a quién debes invocar, en quien debes esperar, cuya
voluntad segura y divina debes anteponer a la tuya humana y flaca. No creas que
Él perdió algo de su excelsa gloria por querer levantarte a ti de la
profundidad de tu caída… Tomó sobre sí la flaqueza humana para enseñar a quien
estuviese contristado y conturbado a decir: “Pero no sea como yo quiero, sino
como tú, Padre quieres”. Y así, anteponiendo la voluntad divina a la voluntad
humana, el hombre sube de lo humano a lo divino.
Agustín. Tratados sobre el
Ev. de Juan, 52, 3. 4b, pg. 106.
Cristo, despreciando la muerte y
la vergüenza que procede del sufrimiento, puso los ojos solamente en los éxitos
que se desprenden del sufrimiento. (…). Su aceptación del sufrimiento por el
bien de los demás es un signo de extraordinaria compasión y la forma más alta
de gloria. La glorificación del Hijo tuvo lugar también de otra manera. A causa
de su victoria sobre la muerte conocemos que Él es la vida y el Hijo de Dios
viviente. Y el Padre es glorificado, entonces, cuando se manifiesta que tiene
un Hijo, nacido de sí mismo, de igual naturaleza que Él mismo.
Cirilo de Alejandría. Comentario
al Ev. de Juan, 8. 4b, pg. 107.
“Lo glorifiqué” cuando nació de
una virgen, cuando obró prodigios, cuando por indicio celestial fue adorado por
los Magos, cuando fue reconocido por sus elegidos, llenos del Espíritu Santo;
cuando fue declarado por el Espíritu Santo, que bajó sobre Él en forma de
paloma y fue manifestado por una voz del cielo; cuando se transfiguró, cuando
obró tantos milagros, cuando curó y limpió a muchos, cuando con pocos panes dio
de comer a tan grande muchedumbre, cuando imperó sobre los vientos y las olas,
cuando resucitó a los muertos. “Y lo volveré a glorificar” cuando resucite de
entre los muertos, cuando sea elevado a los cielos como Dios; y cuando su
gloria se extienda por toda la tierra.
Agustín. Tratados sobre el
Ev. de Juan, 52, 4. 4b, pg. 108.
Únicamente es en la cruz donde
se muere con las manos extendidas. Era, además, conveniente que el Señor
sufriese esa muerte y extendiese las manos: con una atraería al pueblo antiguo,
con la otra a los gentiles y reuniría a ambos en sí. Él mismo lo ha dicho al
indicar qué muerte utilizaría para redimir a los hombres: “Cuando sea elevado
atraeré a todos hacia mí”.
Atanasio. La Encarnación del
Verbo, 25, 3-4. 4b, pg. 110.
San Agustín.
Hermanos, no penséis que el
Señor dijo: Donde yo estoy, allí estará también mi servidor, pensando solo en
los obispos y clérigos buenos. También vosotros podéis servir a Cristo viviendo
bien, haciendo limosnas, enseñando su nombre y su doctrina a cuantos os sea
posible, haciendo que todos los padres de familia sepan que, por este nombre,
deben amar a su familia con afecto paternal. Por el amor a Cristo y por la vida
eterna amoneste, enseñe, exhorte, corrija, sea benevolente y mantenga la
disciplina entre los suyos.
Comentarios sobre el evangelio de San Juan, 51, 9-13. Pg. 371.
San Juan de Ávila.
Gracias, Señor,
a tu amor y bondad, que, con tu muerte nos diste la vida. Y también gracias a
ti, porque en tu vida guardas la nuestra, y nos tienes juntos contigo en este
destierro, que, si perseveramos en tu servicio, nos llevarás contigo, y nos
ternás para siempre en el cielo, donde tú estás, según tu lo dijiste: Donde
yo estoy, estará mi sirviente (Jn 12, 26).
Audi, filia
(II). Capítulo 85. 9. OC I. Pg. 721.
Por lo cual dice
el príncipe de este mundo (Jn 12, 31), y regidor y señor de él, no
porque él lo haya criado, mas porque los malos que son de Dios por creación,
quieren sujetarse al demonio, conforme con su voluntad, para que así sean
también conformes con él en la infernal pena.
Audi, filia
(I), V, 2. OC I. Pg. 512.
A las cuales,
con las tres lanzas ya dichas, de soberbia de vida, y cobdicia de carne, y cobdicia de ojos, alancea el demonio,
que es llamado príncipe de este mundo (Jn 12, 31), porque rige y manda a los
malos.
Audi, filia
(II), cap. 98, 5. OC I. Pg. 750.
Por lo cual se
dice, el príncipe de este mundo (Jn 12, 31), y regidor y señor de él; no porque
lo haya criado, mas porque los malos, que son de Dios por creación, quieren ser
de él por imitación, conformándose con su voluntad, para que, con justicia,
sean también conformes con él en la infernal pena.
Audia, filia
(II), cap. 100. OC I. Pg. 754.
Si yo fuere
alzado de la tierra, puesto en cruz, todo lo traeré a mí mismo (Jn 12, 32). Y
así parece que alcanzó victoria de corazones humanos con la bajeza, flaqueza y
tormentos y muerte, la cual no alcanzó estándose en la alteza de su majestad. Y
así se cumplió lo que dijo San Pablo, que lo flaco de Dios es más fuerte que
los hombres (1 Cor 1, 25)(. Y así parece claro que no solo gana Dios honra de
bueno, mas de sabio y poderoso, en tomar nuestra bajeza, y con ella obrar de lo
que en su alteza no obró.
Audia, filia (II), cap. 40. OC I. Pg. 621.
Porque de este
corazón, aunque uno, siendo mortificado como es dicho, nacerán innumerables
corazones, que se ofrecerá a Dios, tras él y con él, mortificados a sí mismos y
vivos para Dios.
Tratados de
reforma. OC II. Pg. 567.
Nadie le puede
servir si no le sigue.
Lecciones
sobre 1 San Juan (I). OC II. Pg. 174.
Y, de esta
manera, el que tuviere casa y familia, terná aquella hacienda que ha menester
para ello; vestirse ha de la manera que conviene a persona que su voluntad es
de agradar a Dios y no al mundo; socorrerá a los pobres pudiendo, y aprovechará
a los prójimo en lo que pudiere; cuando se le ofreciere a él injuria, súfrala,
como lo hizo Jesucristo. Y si se pudiere sustentar sin propia hacienda, no la
terná, por más desocuparse al servicio de nuestro Señor. Y esto es andar como anduvo
Jesucristo. Qui michi ministrat, me sequatur[3]
(Jn 12, 26). Seguir e imitar dice. Hemos también de andar, como el Señor, de
palabra, que fue lo mismo que obra.
Lecciones
sobre 1 San Juan (II), Lección 8. OC II. Pg. 369.
Luego , pues
Jesucristo no ha de dar sentencia contra sí, claro está que tampoco la dará
contra su carne y sus miembros, que todo su cuerpo entero ha de llevar al
cielo. Pater, volo, ut ubi ego sum, illic et minister meis sit[4].¿Y
quién está en Jesucristo? Él lo dijo: Si praecepta mea servaveritis,
manebitis in dilectione mea, sicut et ego praecepta Patris mei servavi, et
maneo in eius dilectione (Jn 15, 10)[5].
Este seguro estará que no será condenado en el juicio.
Lecciones
sobre 1 San Juan (II). Lección 17. OC II, pg. 415.
En levantando la
señal de la cruz, luego había de haber en los hombres estos efectos. En viniendo,
Jesucristo, poniéndose en el madero, luego se levantó señal que llamaba y traía
a sí, no solamente un pueblo, sino todos los pueblos: Et ego, si exaltatus
fuero a terra, omnia traham ad me (Jn 12, 32).
Lecciones
sobre la Epístola a los Gálatas. OC II. Pg. 28.
Por cierto, Rey
nuestro, vos ternéis mucha razón de huir de nosotros y por vuestro justo juicio
permitir que perdamos la fe sagrada de este misterio y que ni haya misa, ni
comunión, ni cosa que le parezca. Y a quien de esto se quejare le podréis con
mucha razón decir: “Yo fui grano de trigo sembrado en el vientre virginal de mi
sacratísima Madre” (cf. Jn 12, 24); salí de él tierno y fresco, como un trigo
que está en berza; creciéndome aires y muy recios soles de trabajos, caminos y
persecuciones y cuando fui casi de treinta años, echaron los malos su hoz en
mí, y fui contado de esta vida, molido y atormentado, y hecho harina para que
de ella se hiciese este pan sagrado.
Santísimo
Sacramento, 56, 43. OC III. Pg. 764.
¿No oisteis a Jesucristo,
que dice: Quien aborrece su propia vida, ese la guarda (Jn 12, 25; Mc 8, 35; Lc
17, 33)? Si vos allá la aborreciérades, ahora lo amáredes. Entrad como quien
entra en cárcel, porque habéis de estar juntos a padecer los que fuisteis
compañeros al pecar. Los buenos tomarán su cuerpo con alegría, entrarán en los
compañeros de su bondad. Levantarse han todos.
Domingo I de
Adviento, I. OC III. Pg. 11.
Porque las cosas
santas, si no queremos que se nos tornen en dañosas, con santidad las habemos
de celebrar y tratar; y muy mal celebrará la fiesta santa de la reluciente Niña
[Natividad de María], que tiene luz de alba, de luna y de sol, que siempre es
victoriosa de sus enemigos, el que está en la triste oscuridad de la noche del
pecado mortal, en la cual, como hombre que vive sin lumbre, si conoce sus males
que de presente tiene ni los terribles tormentos del infierno, que con longura
eterna han de ser vengadores de sus momentáneos placeres que en esta vida pasó,
ni tiene lumbre de gracia para conocer y amar a su Dios ni a sus prójimos; pues
según está escrito: El que anda en la noche no sabe para dónde va (Jn
12, 35).
Natividad de
la Virgen. 60, 11. OC III: Pg. 806.
Padre, si con
todo eso soy tan codicioso que no quiero dar mi bestia a Dios, ¿qué le daré?
¿Qué remedio tengo, si no quiero dar mi mayorazgo? Porque no sé lo que querrá
hacer Dios de mí; no sé si me ha de mandar perder hacienda, honra y vida. –
Pues mira cómo os engañáis, que el perder por Dios ganar es. Qui amat animam
suam perdet eam: El que ama su ánima perderla ha, y al que perdiere su ánima
por mí, hallarla ha en la bienaventuranza (Jn 12, 25); que el perder por Dios ganar
es, y el no perder por Dios perder es. ¿De eso os espantáis? Sé que juego hay
que se llama el ganapierde. Todo cuanto guardas para ti, lo pierdes; y cuanto
pierdes por Jesucristo, tienes guardado; que la piedra preciosa en el arca,
aunque no la veáis, más guardada está que en la mano.
Purificación
de Nuestra Señora, 19. OC III. Pg. 861.
Pues Él ha
dicho: Yo amo a los que me aman (Proverbios 8, 17); yo glorificaré al que me
honrare (1 Samuel 2, 30); y adonde yo estoy estará mi sirviente (Juan 12, 26);
con las cuales palabras da certidumbre que no trabajará en balde el que le
sirviere y amare, aunque sea dar por su amor un jarro de agua, ¿quién contará
la grandeza del galardón que dio hoy a esta Virgen, la cual San Anselmo dice,
resplandeció con tanta pureza y santidad de vida, cuanto no se puede entender
mayor debajo de Dios y, por consiguiente, conviene que le den la mayor gloria
después de Dios.
Asunción de
María, 19. OC III. Pg. 982.
¡Oh bienaventurada
tú y el vientre tuyo, que tal bien nos trujo, y en cual se fabricó el ámbar
excelente, Cristo, que, refregado en la cruz de su pasión, atrajo y cada día
atrae a nosotros pecadores, que somos pajas: Si exaltatus fuero a terra,
omnia traham ad me ipsum[6]
(Jn 12, 32). Y con mucha razón. ¿Cuyo corazón aunque de piedra sea, no se
encenderá en servir y amar a Cristo, Dios nuestro, viendo lo que por nosotros
pasó? Y, por tanto, Señora, pues tanto bien por vos nos vino, nosotros nos
conocemos obligados a os servir y honrar toda nuestra vida.
Domingo 12
después de Pentecostés, 6. OC III. Pg. 267.
Dice nuestro Redemptor:
“¿Así que pensáis que, porque yo muera, no tengo de tener quien me siga? Pues
espera: Cum exaltatus fuero a terra, omnia traham ad me (cf. Jn 12, 32).
Cuando fuere puesto en una cruz entre dos ladrones; cuando me pusieren en la
cruz y me enclavaren en ella; cuando allí me dijeren deshonras y blasfemias,
entonces yo los traeré todos a mí, y no así como quiera, sino por una fuerza
amorosa, y que ni sepan cómo ni cómo no, los traeré a mí. Así como la grana
fina y el ámbar refregado atrae a sí a las pajicas, traerá a sí las ánimas de aquel
que pensaren en su pasión.
Corpus
Christi, 17. OC III. Pg. 518.
Alce los ojos
vuestra señoría al Hijo de Dios puesto en una cruz, desnudo y crucificado, y
procure desnudarse del mundo y de la carne y sangre, codicia, y de honra y de
sí mismo, para que otros vivan, porque, si esto no lo hace, perderse ha a sí y
a los otros, pues la palabra de Cristo Señor nuestro no puede faltar: Nisi
granum frumenti, etc. (Jn 12, 24). ¡Oh muerte dichosa, pues tantas vidas y
tan preciosas y eternas se siguen de ella, y desdichado de aquel que, por
quererse quedar encima de la tierra, pretendiendo algo de ella, se pierde a sí
y a los que pudiera ganar! ¡Cuánto mejor consejo es ofrecer vuestra señoría sus
dos cornadillos[7],
cuerpo y alma, al mismo Señor que se los dio, y que murió por él, para
provocarle a que de buena gana le tornase lo mismo que Él dio y evitase la
deuda propia y ajena y ganar de presente gracia delante del Señor, y después
aquella corona que le será dada.
A un obispo
de Córdoba. OC IV. Pg. 603.
¿Quién no
mortificara su carne con santos trabajos y castidad, para que, así maltratada,
se esconda como grano de trigo debajo de la tierra, para que, muriendo acá, dé
mucho fruto en la eternidad (Jn 12, 24-25). Y pues hay muchas aun hoy que, provocadas
con estos bienes eternos, dejan los casamientos de acá, aunque muy rogadas, por
casarse con Cristo, más razón es, hermana, que vos, habiéndoos casado con Él,
no os descaséis ni tornéis atrás, pues que las buenas casadas de acá sufren con
paciencia los trabajos del matrimonio ya que está hecho.
A una
doncella que se quería casar. OC IV. Pg. 307.
No hay miedo de
ponerse y perderse en las manos de Dios, que todo lo que en ellas se pone queda
salvo, y lo que no, será perdido sin falta. Sentencia es del Salvador: Que
quien se ama se perderá, y quien se pierde se ganará (cf. Jn 12, 25). No mire a
lo presente, que cuantos a ello han mirado han sido engañados; alce sus ojos al
cielo, para donde fue criada, y pide que la lleven allá, y cueste lo que
costare.
A una señora
penada por la ausencia de su hijo. OC IV. Pg. 374.
No dudéis,
hermanas muy amadas, de seguir la luz, que es Cristo; que, sin falta, si vais
donde Él fue, iréis a donde Él fue; porque palabra suya tenemos que adonde Él
estuviere, estará su sirviente (cf. Jn 12, 26). No miréis de quien o por quien
vienen los trabajos, como hacen los que dicen: Si Dios me los enviase, sufrirlo
hía; mas vienen de fulano y fulano, ¿por qué los eh de sufrir? Estos, teniendo
ojos, no ven, porque los tienen puestos en tierra, y por eso se ciegan; mas si
a Dios los alzasen, verían la luz de la doctrina de Dios, que nos enseña que
por mano de los malos alimpia Dios a los suyos y por mano de esclavos enseña a
sus hijos, y que todo lo ordena Él para provecho de quien le ama.
A unas
mujeres devotas que padecían trabajos. OC IV. Pg.
263.
Su vida está en
llegar su ánima a Dios, y para esto ha de trabajar por tener su corazón
desasido de lo de acá; y mirando esto como cosa que mañana dejará, entender en
su lección, oración, confesión y comunión, y pensar que no vive acá sino para
hacer algo por Dios y para sufrir cosas que no quiera. Conviénele ser muy
blando en lo uno, dando el corazón a Dios y haciendo lo que pudiere por sus
prójimos, y ser duro como piedra en sufrir lo que Dios le enviare, que ni
aprovecha bien obrar sin llevar cruz, ni trabajos sin buena vida. Y si esto
parece recio, iremos a nuestro Señor y Maestro cuando lleno de entrambas cosas
fue; y tales quiere que sean, en su modo, sus servidores. Que, pues Él pidió a
su Padre, y lo alcanzó, que donde Él agora está, allá estén sus servidores (cf.
Jn 12, 26; 17,24), razón es que no huigamos en el destierro de estar con Él
donde Él estuvo, pues deseamos estar adonde agora está. Y aunque esto sea muy
penoso, aquello es más sabroso, pues es más gozar de Dios que el padecer acá
por él.
A un amigo suyo.
OC IV. Pg. 481.
Acompañémosle
aquí en su cruz, y cierto le acompañaremos en la gloria en su reino, según la
palabra que Él dijo: Donde yo estoy, estará mi sirviente (cf. Jn 12, 26),
y el verdadero servicio es obedecerle; y Él quiere servirse de vuestra merced
que esté en esa cama con las aflicciones que Él sabe. Y si quiere ser siervo
suyo, no ande pensando en esto o en estotro servirá mejor al Señor, más,
cerrados los ojos, acepte lo que le envía, y déle muchas gracias por ello, y
entienda que lo que Cristo le da con su paternal amor le es muy más provechoso
que lo que él con su humana prudencia pudiera pensar. Y si su parecer y carne
no se conténtare de ello, reprehéndale como el Señor a San Pedro, diciéndole:
El cáliz que mi Padre me dio, ¿no quieres tú que lo beba? (Jn 18, 11). Sea cuan
amargo fuere a la carne lo que nos viniere, que por enviarlo el celestial Padre
es justo que nos sea muy sabroso al espíritu y lo bebamos con mucha paciencia y
hacimiento de gracias, repitiendo muchas veces aquella saludable palabra de
obediencia que Cristo dijo sudando gotas de sangre: Padre, no mi voluntad, sino
la vuestra, sea hecha (Lc 22, 42).
A una persona
enferma. OC IV. Pg. 497.
Y pues ceba a
vuestra reverencia con darle a comer esas ánimas, muertas al pecado y vivas a
Él, cobre aliento y, ceñido de la espada de la palabra de Dios, haga sangre de
los pecados, enemigos nuestros, y saque la presa de la boca del león y los
peces que en el profundo de la mar están, y ofrézcase a todo trabajo, hasta muerte
de cruz, no dando sueño a sus ojos ni descanso a sus pestañas hasta que halle y
gane muchas ánimas donde Dios se aposente (cf. Sal 1321q, 4s), y como en cama
descanse, para que, siendo imitador del filelísimo Hijo, que con tanto cuidado
buscó la honra del Padre y manifestó a los hombres su nombre (cf. Jn 17, 6),
sea participante en aquella bienaventurada promesa, dicha por la boca de la
Verdad. Ubi ego sum, illic et minister meus erit (Jn 12, 26).
A un discípulo
predicador. OC IV. Pg. 561.
Tenga por cierto
que, si se atreviere a ser fiel trabajador de Jesucristo y ser de su bando todo
él entero, que le será muy bien agradecido y se cumplirá con él lo que el Señor
dijo: Ubi sum ego erit minister meus (Jn 12, 26). Gran galardón es este
y eterno, el trabajo es poco y presto se acabará, y cuando no pensemos vendrá
la hora en que seamos presentados en el juicio de este Señor que agora
encomienda a vuestra señoría un negocio tan importante, y entonces se holgará
de haberlo hecho fielmente y a contento de Él, aunque sea a disgusto de todo el
mundo.
A un obispo
de Córdoba. OC IV. Pg. 604.
Considerad cuán
poco es lo que vos padecéis en comparación de lo que padeció Cristo y sus mártires,
y por tener compañía de ellos en el reino no os despreciéis de la tener con
ellos en la pelea. Cristo dice: adonde yo soy allí estará mi siervo, y: el que
me sirve sígame (Jn 12, 26). Pues, alegraos que seguís a Cristo en su cruz y
esperad que estaréis con él en su reino, al cual él sube desde la cruz por el
camino muy derecho.
A un enfermo.
OC IV. Pg. 794.
Cierto, otro no
lo hizo que el amor que desde el cielo le trajo preso al vientre virginal de
nuestra Señora, y del vientre le llevó al duro pesebre, y de allí a otros
trabajos, y después a la cruz, adonde amándonos verdaderamente, nos hizo que de
verdad le amemos, según Él mismo lo dijo antes: Si me ensalzaredes de la
tierra, todas las cosas traeré a mí (Jn 12, 32). Ensalzar de la tierra quiere
decir morir en cruz, como murió; y entonces trajo todas las cosas así, mediante
el grande amor que encendió en los corazones. Porque mirando a este verdadero
Amador, unos han olvidado sus tierras, viviendo en peregrinaje; otros dejado
sus haciendas, viviendo en pobreza; otros se han ofrecido a trabajos y muerte,
deseando más padecer por Cristo que holgar sin Él.
A una
persona. OC IV. Pg. 276.
Comentario Homilética
-Final del Libro de los signos (Jn 1,19-12,50):
Antes del Libro de la gloria (Jn 13, 1-21,35).
Séptimo y último signo de Jesús:
Resucitación de Lázaro (Jn 11).
Violenta reacción de las autoridades judías: decisión de
matarle.
Entrada mesiánica en Jerusalén (12,12).
Discurso de este domingo.
Incredulidad de los judíos.
Lavatorio de los pies y relato de la Pasión (13, 1ss.)
-Partes:
1ª:
Introducción a la perícopa: los griegos desean ver a Jesús
(vv.20-22).
Primeras palabras de Jesús, un discurso muy denso (vv. 23-28a).
Voz del cielo (v. 23b).
2ª:
Doble reacción de la gente ante la voz (v. 29).
Segundas palabras de Jesús (vv. 30-32).
Aclaración del evangelista.
-Todo el texto pende de la súplica “Queremos ver a Jesús”:
Búsqueda: Profunda de la verdad en los griegos.
Mediadores: Felipe: judaizante (cf. Jn 1, 45) Andrés más abierto
a lo nuevo (cf. Jn 1, 41).
-Primer discurso:
Antítesis y paradojas.
La hora de Jesús:
Abre y cierra el discurso.
Sufrimiento (pasión) y muerte.
Centro:
Juegos contradictorios:
Amar/odiar la vida.
Perder/guardar la vida.
Este mundo/vida eterna.
Grano de trigo: muriendo da mucho fruto.
Llamada al seguimiento: servicio a la causa de Jesús.
Densidad existencial y experiencial/académica o
intelectual.
-Voz de Dios:
Pasado y futuro.
-Movimientos contradictorios:
Descendente:
Príncipe de este mundo cae a tierra
Ascendente:
Jesús, el Señor, es elevado:
Ser elevado en Juan: colgar de la cruz.
Para ser glorificado.
Papa Francisco. Fratelli tutti (propuesta de la revista Homilética),
87-88.
Un ser humano
está hecho de tal manera que no se realiza, no se desarrolla ni puede encontrar
su plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás. Ni siquiera
llega a reconocer a fondo su propia verdad si no es en el encuentro con los
otros: Sólo me comunico realmente conmigo mismo en la medida en que me comunico
con el otro. Esto explica por qué nadie puede experimentar el valor de vivir
sin rostros concretos a quienes amar. Aquí hay un secreto de la verdadera
existencia humana, porque la vida subsiste donde hay vínculo, comunión,
fraternidad; y es una vida más fuerte que la muerte cuando se construye sobre
relaciones verdaderas y lazos de fidelidad. Por el contrario, no hay vida
cuando pretendemos pertenecer sólo a nosotros mismos y vivir como islas: en
estas actitudes prevalece la muerte.Desde la intimidad de cada corazón, el amor
crea vínculos y amplía la existencia cuando saca a la persona de sí misma hacia
el otro. Hechos para el amor, hay en cada uno de nosotros una ley de éxtasis:
salir de sí mismo para hallar en otro un crecimiento de su ser. Por ello en
cualquier caso el hombre tiene que llevar a cabo esta empresa: salir de sí
mismo.
MISA DE NIÑOS. DOMINGO DE RAMOS.
Monición de entrada.
Buenos días:
Desde que empezó la Cuaresma estamos preparándonos para el domingo de
Pascua.
Esta mañana vamos a empezar la Semana Santa, en la que nos acordaremos de
lo que le pasó a Jesús los últimos días de su vida, su muerte y resurrección.
Hoy empezamos en la iglesia acordándonos del día en que entró en Jerusalén
acompañado por los niños y mayores que estaban muy contentos.
Y lo hacemos como ellos, con ramos de olivo y palmas.
Señor,
ten piedad.
Tú que fuiste condenado. Señor, ten piedad.
Tú que cargaste con la cruz. Cristo, ten piedad.
Tú que moriste en la cruz. Señor, ten piedad.
Homilía:
Les entregamos cartulinas con escenas de la pasión en
forma de puzle, que tienen que reconstruir. Una vez realizado tendrá forma de
corazón.
Dialogamos con ellos sobre las escenas y les explicamos
porque Jesús lo hizo, por amor, y para que lo hizo, para que estuviésemos en el
cielo y quisiésemos mucho a las personas.
Podemos concretar este amor preguntándoles lo que hacen
sus madres y padres por ellos y que es un sacrificio (trabajar, preparar la
comida, ayudarles en los deberes, comprarles lo que necesitan, etc.).
Peticiones.
-Por el Papa Francisco que las palabras que nos dirá estos días lleguen a
nuestro corazón. Te lo pedimos Señor.
-Por la familia de Jesús que es la Iglesia, para que sepa ayudar a las
personas que están malas. Te lo pedimos Señor.
-Por todos los cristianos, los católicos y de otras iglesias, para que
estos días nos ayuden a querer a Jesús y así estar más unidos entre nosotros. Te
lo pedimos, Señor.
-Por las personas que están enfermas, las que tienen o han tenido Covid,
las que no tienen comida y trabajo, para que les ayudes. Te lo pedimos, Señor.
-Por nosotros para que esta Semana Santa dediquemos ratos a estar con Jesús
y pensar en lo que le pasó. Te lo pedimos Señor.
Acción de gracias.
Virgen María este domingo hemos empezado la
Semana Santa. Te damos gracias porque tú estuviste muy cerca de Jesús y te pedimos
nos ayudes estos días a estarlo y a estar muy cerca de las personas mayores.
EXPERIENCIA.
Piensa en estas
imágenes: una pala con tierra, un agujero, la cuchara de una grúa, tierra,
excavación con una grúa, puño cerrado que se abre, una persona sentada en el
banco de un parque, un pozo en el desierto, un surco de tierra con granos de
trigo, lluvia regando el surco, unas manos juntas orando.
Escribe en un tuit un
relato.
¿Cuál de las imágenes
representa tu estado de ánimo en estos momentos?
¿Cuál tus esperanzas?
¿Cuál tus vacíos
interiores, tristezas, cansancios?
Mira el vídeo “De la
superficie a lo profundo” (Verbo Divino): https://www.youtube.com/watch?v=D0dq7XGToi8
¿Cómo te sientes?
Exprésalo con una o varias de las palabras del vídeo?
La amistad con Jesús,
¿qué te aporta?, ¿cómo puede él llenar tu corazón?
REFLEXIÓN.
Con la música del vídeo busca
en la Biblia el evangelio de este domingo, Juan 12, 20-22.
Ábrela, toma conciencia de que
estás ante Dios, Él va a hablarte en cada una de las palabras del texto.
Pídele a Dios que te envíe el
Espíritu Santo para que te de conocimiento interno de Jesús, es decir, a través
de esta oración adentrarte en el corazón de Jesús, sus sentimientos, ilusiones,
miedos, tristezas, gozos,…
Lee el texto 2 veces.
En la segunda sitúate en la
escena, mediante la composición de lugar. Según san Ignacio de Loyola consiste
en imaginar el lugar, es decir, pintar un cuadro con lo sucedido.
¿Cómo se sentía Jesús cuando se
acercaron los griegos, durante el primer discurso, al escuchar la voz del
Padre, al responder a la gente, cuando pensaba en la cruz.
¿Cómo te sientes tú?
Repite algunas de estas frases
las veces que necesites, quedándote con aquella que te es más cercana a ti:
Señor, queremos ver a Jesús; si el grano de trigo no cae en tierra y muere
queda infecundo; el que se ama a sí mismo, se pierde; se guardará para la vida
eterna; el que quiera servirme, que me siga; donde esté yo, allí también estará
mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo honrará; mi alma está agitada;
Padre, líbrame de esta hora; por esto he venido; Padre, glorifica tu nombre;
ahora va a ser juzgado el mundo; el Príncipe de este mundo va a ser echado
fuera; cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos sobre mí.
Quédate con una de ellas y
pregúntate: ¿qué dice?, ¿qué me dice? y ¿qué te digo Jesús?
X Lectura del santo evangelio según
san Juan 12, 20-22.
En aquel tiempo, entre los que
habían venido a celebrar la fiesta había algunos griegos; estos, acercándose a
Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban:
-Señor, queremos ver a Jesús.
Felipe fue a decírselo a Andrés;
y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. Jesús les contestó:
-Ha llegado la hora de que sea
glorificado el Hijo del hombre. En verdad, en verdad os digo: si el grano de
trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto.
El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este
mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y
donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo honrará.
Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré? ¿Padre, líbrame de esta hora? Pero si
por esto he venido, para esta hora: Padre, glorifica tu nombre.
Entonces vino una voz del
cielo:
-Lo he glorificado y volveré a
glorificarlo.
La gente que estaba allí y lo
oyó decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel.
Jesús tomó la palabra y dijo:
-Esta voz no ha venido por mí,
sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el príncipe de este
mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a
todos hacia mí.
Esto lo decía dando a entender
la muerte de que iba a morir.
COMPROMISO.
Durante esta semana busca un rato para visitar
la iglesia de tu parroquia, entrar en el sagrario y estar con él.
O acércate a la capilla de tu colegio, a una
ermita de tu pueblo, piensa en Jesús. Pídele verle.
También es importante el que lo busques en las
personas que van a encontrase contigo: en cada uno de ellos está Jesús y el te
pide una actitud: amistad, paciencia, escucha,… Las personas que nos cansan por
su manera de ser son cristos crucificados que nos enseñan, a través de su comportamiento,
la crudeza de la cruz.
CELEBRACIÓN.
Entra en este vídeo de Juniors, escúchalo y
reza la oración Juniors: https://www.youtube.com/watch?v=3gLPEXWjPuk
BIBLIOGRAFÍA.
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Española. BAC. Madrid. 2016.
Biblia de Jerusalén. 5ª edición – 2018. Desclée De Brouwer. Bilbao. 2019.
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según san Juan (1-10). Ciudad Nueva. Madrid. 2012.
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filia – Pláticas – Tratados. BAC. Madrid. 2015.
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Noel Quesson. 50 salmos para todos los días. Paulinas.
Bogota-Colombia. 1988. En: mercaba.org.
[1] Se trata de Betsaida
Julias, situada al norte del lago Tiberiades. Nota Biblia de Jerusalén.
[2] Se sigue discutiendo el
significado de eulabeia: cautela o reverencia, o: actitud reverente.
Nota Biblia del Peregrino.
[3] El que me sirve, que me
siga. Traducción editor.
[4] Donde estoy yo, también
estará mi servidor. Ib.
[5] Si guardáis mis mandamientos
permaneceréis en mi amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y
permanezco en su amor.
[6] Una vez que yo haya
sido elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí. Trad. editor.
[7] Emplear, o poner,
alguien su cornadillo: contribuir con medios o diligencias para el logro de un
fin. www.rae.es
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