Lectura
del segundo libro de los Macabeos 7, 1-2.9-14.
En
aquellos días, sucedió que arrestaron a siete hermanos con su madre. El rey los
hizo azotar con látigos y nervios para forzarlos a comer carne de cerdo,
prohibida por la ley. Uno de ellos habló en nombre de los demás:
-¿Qué
pretendes sacar de nosotros? Estamos dispuestos a morir antes que quebrantar la
ley de nuestros padres.
El
segundo, estando a punto de morir, dijo:
-Tú,
malvado, nos arrancas la vida presente; pero cuando hayamos muerto por su ley,
el Rey del universo nos resucitará para una vida eterna.
Después
se burlaron del tercero. Cuando le pidieron que sacara la lengua, lo hizo enseguida
y presentó las manos con gran valor. Y habló dignamente:
-Del
Cielo las recibí y por sus leyes las desprecio; espero recobrarlas del mismo
modo.
El
rey y su corte se asombraron del valor con que el joven despreciaba los
tormentos. Cuando murió este, torturaron de modo semejante al cuarto. Y, cuando
estaba a punto de morir, dijo:
-Vale
la pena morir a manos de los hombres, cuando se tiene la esperanza de que Dios
mismo nos resucitará. Tú, en cambio no resucitarás para la vida.
Comentario.
-Textos más antiguos del
Antiguo Testamento:
Solo se espera una existencia
de sombras en el sheol, el abismo.
Excepción: relatos de Elías (1
Re 17, 22) y Eliseo (2 Re 4, 35) y Ez 37.
-A partir de Daniel 12:
S. II a.C.
Aparece el tema de la
resurrección en la teología de Israel.
-2 Macabeos:
S. I a.C.
Bajo la guía de la familia Macabea
el pueblo se está independizando de Damasco.
Resurrección de los mártires.
-Prohibición de comer carne de
cerdo:
Lv 11, 7 y Dt 14, 8.
-7 hermanos:
Creencia en la resurrección:
Confianza en la justicia de
Dios / creencia en la inmortalidad del alma.
Fundamento: teológico /
antropológico.
El Dios creador restaura la
vida de sus fieles, los confesores de la fe.
Salmo responsorial
Sal 17 (16).
Al
despertar me saciaré de tu semblante, Señor. R/.
Señor,
escucha mi apelación,
atiende
a mis clamores,
presta
oído a mi súplica,
que
en mis labios no hay engaño. R/.
Mis
pies estuvieron firmes en tus caminos,
y
no vacilaron mis pasos.
Yo
te invoco porque tú me respondes, Dios mío;
inclina
el oído y escucha mis palabras. R/.
Guárdame
como a las niñas de tus ojos,
a
la sombre de tus alas escóndeme.
Yo
con mi apelación vengo a tu presencia,
y
al despertar me saciaré de tu semblante. R/.
Notas exegéticas.
Salmo
de un inocente cuya vida está en peligro y deposita toda su confianza en Dios.
Segunda
lectura.
Lectura
de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 2, 16-3,5.
Hermanos:
Que
el mismo Señor nuestro, Jesucristo, y Dios nuestro Padre, que nos ha amado y
nos ha regalado un consuelo eterno y una esperanza dichosa, consuele vuestros
corazones y os dé fuerza para toda clase de palabras y obras buenas. Por lo
demás, hermanos, orad por nosotros para que la palabra del Señor siga avanzando
y sea glorificada, como lo fue entre vosotros, y para que nos veamos libres de
la gente perversa y malvada, porque la fe no es de todos. El Señor, que es
fiel, os dará fuerzas y os librará del Maligno. En cuanto a vosotros, estamos seguros
en el Señor de que ya cumplís y seguiréis cumpliendo todo lo que os hemos
mandado. Que el Señor dirija vuestros corazones hacia el amor de Dios y la
paciencia de Cristo.
Palabra
de Dios.
Comentario.
-Centro de la mirada, teología y
espiritualidad de san Pablo: Cristo Jesús.
-Comunidad de Tesalónica:
Espera su segunda venida.
-Título de Señor:
Antiguo Testamento:
Dios = YHWH.
Traducción al griego del Antiguo Testamento,
la Septuaginta, los Setenta:
Dios = Kúrios (Señor).
Nuevo Testamento:
Kúrios = Jesús.
-Finalidades del texto:
La Palabra de Dios progrese y de futo.
Oren por él para ser librado de los hombres “perversos
y malvados”.
-Promesa:
Asistencia de Cristo, que es fiel.
Evangelio.
X Lectura del
santo evangelio según Lucas 20, 27-38.
En aquel tiempo, se
acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y
preguntaron a Jesús:
-Maestro, Moisés nos
dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin hijos,
que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su hermano”. pues bien, había
siete hermanos; el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero
se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por
último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de
ellos será mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer.
Jesús les dijo:
-En este mundo los
hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos
de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no
se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que
son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección. Y
que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la
zarza, cuando llama al Señor: “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob”. No
es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos.
Textos
paralelos.
Mc 12, 18-27 |
Mt 22, 23-32 |
Lc 20, 27-38 |
Se acercan unos saduceos,
los cuales dicen que no hay resurrección, y le preguntan: -Maestro, Moisés
nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero no
hijos, que se case con la viuda y dé descendencia a su hermano”. Pues bien, había
siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos, el segundo se casó con la
viuda y murió también sin hijos; lo mismo el tercero; y ninguno de los siete
dejó hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección y
resuciten, ¿de cuál de ellos será mujer? Porque los siete han estado casados
con ella. Jesús les respondió: ¿No estáis
equivocados, por no entender la Escritura ni el poder de Dios? Pues cuando
resuciten, ni los hombres se casarán ni las mujeres serán dadas en
matrimonio, serán como ángeles del cielo. Y a propósito de que
los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en el episodio
de la zarza, lo que le dijo Dios: “Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de
Isaac, el Dios de Jacob? No es Dios de
muertos, sino de vivos. Estáis muy equivocados. |
En aquella ocasión
se le acercaron unos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y le
preguntaron: -Maestro, Moisés
mandó que cuando uno muere sin hijos, su hermano se case con la viuda para
dar descendencia a su hermano. Pues bien, había entre nosotros siete
hermanos. El primero se casó, murió sin hijos y dejó su mujer a su hermano.
Lo mismo pasó con el segundo y con el tercero hasta el séptimo. Después de
todos murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de los siete
será mujer? Porque los siete han estado casados con ella. Les contestó
Jesús: -Estáis
equivocados porque no entendéis las Escrituras ni el poder de Dios. Cuando
resuciten, ni los hombres se casarán ni las mujeres tomarán esposo, serán
como ángeles en el cielo. Y a propósito de
la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os dice Dios: “Yo soy
el Dios de Abrahán y el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”? |
Se acercaron
algunos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron: -Maestro, Moisés
nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin
hijos, que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su hermano”. Pues bien, había
siete hermanos; el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero
se casaron con ella, y así los siete y murieron todos sin dejar hijos. Por
último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos
será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer. Jesús les dijo: -En este mundo los
hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados
dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los
muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden
morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de la
resurrección. Y que los muertos
resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama
al Señor: “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob”. No es Dios de los
muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos. |
Los saduceos.
Dn 12, 2-3: Muchos
de los que duermen en el polvo de la tierra despertarán: unos para vida eterna,
otros para vergüenza e ignominia perpetua. Los sabios brillarán como el fulgor
del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia como las estrellas,
por toda la eternidad.
Hch 23, 8: Los
saduceos sostienen que no hay resurrección ni ángeles ni espíritus, mientras
que los fariseos admiten ambas cosas.
Si a uno se le muere
un hermano casado.
Dt 25, 5: Si dos
hermanos viven juntos y uno de ellos muere sin tener hijos, la mujer del
difunto no se casará con un extraño; su cuñado se casará con ella y cumplirá con
ella su deber legal de cuñado.
Lleguen a ser dignos
de tener parte en aquel mundo.
Flp 3, 11:
Dios de Abrahán.
Ex 3, 6: Y añadió: “Yo
soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de
Jacob”. Moisés se tapó la cara, porque temía ver a Dios.
Para él todos viven.
Rm 6, 10-11: Porque
quien ha muerto, ha muerto al pecado de una vez para siempre; y quien vive,
vive para Dios. Lo mismo vosotros, consideraos muertos al pecado y vivos para
Dios en Cristo Jesús.
Ga 2, 19: Pues yo he
muerto a la ley por medio de la ley, con el fin de vivir para Dios. Estoy
crucificado con Cristo.
Notas
exegéticas Biblia de Jerusalén.
20
27 Los
saduceos pertenecientes a las clases altas del sacerdocio, no admitían la
creencia en la resurrección que había aparecido dos siglos antes con Daniel (12,
2-3). Jesús la admite como los fariseos (ver Hch 23, 8). Para atacar esta
creencia, los saduceos proponen a Jesús un ejemplo típico de escuela para ridiculizarla.
En su respuesta, Jesús no puede apoyarse en Daniel, que carecía de autoridad
para sus adversarios. Por eso se basa en la Ley (el Pentateuco), palabra de
Dios incontestable: la amistad de Dios con los patriarcas es para siempre. Y,
mediante una simple alusión, rechaza la idea excesivamente materialista que
algunos fariseos tenían de la resurrección: los resucitados serán comparables a
los ángeles.
20
34 (a) Semitismo: los que pertenecen a este mundo.
20
34 (b) Algunos testigos antiguos añaden: “son engendrados y engendran”.
20 35
Aquí
solamente se trata de la resurrección de los justos.
20
36 (a) Var.: “ni van a ser”.
20
36 (b) Semitismo: resucitados.
Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica.
34-38
La
argumentación de Jesús es: 1º) No aceptáis la resurrección por entenderla de
forma demasiado “carnal”, 2º) Aun aceptando de la Escritura solamente el Pentateuco,
debéis recordar que en sus páginas se habla de la inmortalidad y la
resurrección. Como en la parábola del rico y de Lázaro (16, 22-31), las
palabras de Jesús suponen la existencia de un estado, o situación, de los difuntos
previo a la resurrección universal.
34 LOS HIJOS DE...: semitismo,
equivalente a: los que pertenecen a..., los que están en la situación
de... // ESTE MUNDO: o este siglo, el “eón” presente.
35 Tal como está, el
texto habla de la resurrección como exclusiva de “los justos” (cf. 14, 14: “la resurrección
de los justos”).
36 HIJOS DE LA
RESURRECCIÓN (semitismo): participantes de la resurrección, e.d. resucitados.
38 PARA ÉL TODOS ESTÁN
VIVOS: o también, aunque menos probable (como dativo griego de causa): por
él todos viven, gracias a él todos poseen la vida.
Notas exegéticas
de la Biblia Didajé.
20,
27-40 Esta cuestión sobre el matrimonio es otro intento claro de atrapar a
Cristo. En el cielo, las circunstancias terrenales estrechamente vinculadas al
matrimonio ya no existen. Cat. 575.
20,
37 Sobre
la cuestión de la resurrección de los muertos, los fariseos sostenían la
verdadera doctrina, y Cristo criticaba a los saduceos por la negación de la
verdad. Puesto que Dios se denominaba a sí mismo el Señor de Abrahán, Isaac y
Jacob. Se ha de entender que estos patriarcas deben vivir más allá de su muerte
en la tierra. Cat. 205 y 330.
Catecismo
de la Iglesia Católica.
575 Muchas de las obras y de las
palabras de Jesús han sido, pues, un “signo de contradicción” para las
autoridades religiosas de Jerusalén, aquellas a las que el Evangelio de san
Juan denomina con frecuencia “los judíos”, más incluso que a la generalidad del
pueblo de Dios. Ciertamente, sus relaciones con los fariseos no fueron solamente
polémicas. Fueron unos fariseos los que le previnieron del peligro que corría.
Jesús alaba a algunos de ellos como al escriba de Mc 12, 34 y come varias veces
en casa de fariseos. Jesús confirma doctrinas sostenidas por esta élite religiosa
del pueblo de Dios: la resurrección de los muertos, las formas de piedad
(limosna, ayuno y oración) y la costumbre de dirigirse a Dios como Padre, carácter
central del mandamiento del amor a Dios y al prójimo.
330 [Los ángeles] En tanto que
criaturas puramente espirituales, tienen inteligencia: son criaturas personales
e inmortales. Superan en perfección a todas las criaturas visibles. El
resplandor de su gloria da testimonio de ello.
205 Dios llama a Moisés desde una
zarza que arde sin consumirse. Dios dice a Moisés: “Yo soy el Dios de tus padres,
el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob” (Ex 3, 6). Dios es el
Dios de los padres. El que había llamado y guiado a los patriarcas en sus peregrinaciones.
Es el Dios fiel y compasivo que se acuerda de ellos y de sus promesas; viene
para librar a sus descendientes de la esclavitud. Es el Dios que más allá del
espacio y del tiempo lo puede y lo quiere, y que pondrá en obra toda su
omnipotencia para este designio.
Concilio Vaticano II
El máximo enigma de la vida humana es la muerte. El
hombre sufre con el dolor y con el dolor y con la disolución progresiva del
cuerpo. Pero su máximo tormento es el temor por la desaparición perpetua. Juzga
con instinto certero cuando se resiste a aceptar la perspectiva de la ruina
total y del adiós definitivo. La semilla de eternidad que en sí lleva, por ser
irreductible a la sola materia, se levanta contra la muerte. Todos los
esfuerzos de la técnica moderna, por muy útiles que sean, no pueden calmar esta
ansiedad del hombre: la prórroga de la longevidad que hoy proporciona la
biología no puede satisfacer ese deseo del más allá que surge ineluctablemente
del corazón humano.
Mientras toda imaginación fracasa ante la muerte, la
Iglesia, aleccionada por la Revelación divina, afirma que el hombre ha sido
creado por Dios para un destino feliz situado más allá de las fronteras de la
miseria terrestre. La fe cristiana enseña que la muerte corporal, que entró en
la historia a consecuencia del pecado (Sab 1, 13; Rom 5, 21), será vencida
cuando el omnipotente y misericordioso Salvador restituya al hombre en la
salvación perdida por el pecado. Dios ha llamado y llama al hombre a adherirse
a Él con la total plenitud de su ser en la perpetua comunión de la
incorruptible vida divina. Ha sido Cristo resucitado el que ha dado esta
victoria al hombre, liberándola de la muerte con su propia muerte. Para todo
hombre que reflexione, la fe, apoyada en sólidos argumentos, responde
satisfactoriamente al interrogante angustioso sobre el destino futuro del hombre
y al mismo tiempo ofrece la posibilidad de una comunión con nuestros queridos hermanos
arrebatados por la muerte, dándonos la esperanza de que poseen ya en Dios la
vida verdadera.
Los Santos Padres.
Se les llama saduceos, es decir “justos”, porque decían: Nosotros no
honramos a Dios por recompensa alguna. No creían en la resurrección, y por eso
se llamaban a sí mismos justos.
Efrén de Nisibi. Comentario al Diatessaron, 16, 22. III, pg. 418.
El Señor, que sabía lo que decía y deseaba que nosotros creyéramos lo que
desconocíamos, responde, con la autoridad de su majestad, lo que hemos de
creer. El Apóstol lo expuso en la medida en que le fue concedido; nosotros
hemos de entenderlo en cuanto nos sea posible.
Agustín, Sermón 362, 18. III, pg. 418.
Hizo desaparecer lo que sospechaban los judíos y refutó las calumnias de
los saduceos, puesto que los judíos creían, sí, que los muertos habían de resucitar,
pero pensaban carnalmente por lo que respecta a las obras para las que iba a
resucitar: “Serán, dijo, semejantes a los ángeles de Dios”...
Que hemos de resucitar, ya está dicho, que hemos de resucitar para una
vida semejante a la de los ángeles, lo hemos escuchado de la boca del Señor;
qué aspecto hemos de tener al resucitar, lo mostró Él mismo en su resurrección.
Agustín, Sermón 362, 18-19. III, pg. 418.
Los que han mantenido una vida honrosa y escogida, llena de todas las
virtudes y han sido considerados dignos de acceder a una gloriosa y maravillosa
resurrección se elevarán ciertamente muy por encima de la vida que lleva la
gente de este mundo. Vivirán como les corresponde a los santos que han sido
llevados junto a Dios: son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios. Se
parecen a los santos ángeles que hacen un servicio espiritual y no material, propio
de los espíritus santos y, a la vez, son considerados dignos de la gloria de la
que disfrutan los ángeles.
¿Quién es este Dios de los que ya no están entre nosotros? Este es el
Dios de la vida. Ellos resucitarán por su poderosa mano.
Cirilo de Alejandría, Comentario al Ev. de Lucas, 136. III, pg. 419-420..
San Juan de Ávila
¡Oh! Bendito sea para siempre el Señor, que tal remedio contra las
tristezas, contra los desmayos de la muerte nos dejó! Arrebatarnos ha, y estaremos
siempre con Él. Si me ha de arrebatar Cristo, si he de vivir para siempre con
Cristo, si le he de gozar para siempre, que hemo momento de morir, ¿para qué
quiero tomar pena por la muerte? Consolaos, hermano, que habéis de estar
siempre con Cristo, que habéis de alegraros. Afrenta hace a Jesucristo quien no
está consolado y alegre con esta esperanza. - ¿Qué es estar con Cristo? ¿Qué es
esto, San Pablo? – Que no quiero rentas, no quiero honras, no quiero dineros ni
quiero cosas de este mundo, pues tal bien me está aparejado. Quien tal bien ha
de ir a gozar, quien tal compañía espera, no es razón que espere en lo acá, ni
papare en lo de acá, ni siquiera que ame lo de acá; solamente haré que espere
en aquella compañía que para siempre ha de durar. Los que tal esperanza tienen,
no tengan pena de los muertos, no tomés pena.
-¿Cómo, padre, que no tengo de tomar pena? – Aunque la toméis, tanto puede
y ha de poner esta esperanza, que toda pena ha de arrojar fuera. ¡Tanto puede
la esperanza! Mira las intervenciones de Dios. ¿Quién le forzó a Dios, quién le
constriñó a decir este bien? ¿Para qué lo dice primero que lo haga? Sé que bien
pudiera callarlo y hacerlo sin decirlo primero.
Sermón de difuntos. III, pg. 1091.
San Oscar Romero.
El caso es legítimo de los siete que murieron sin tener
hijos, pero la resolución es ésta: todas esas leyes del matrimonio, el mismo
matrimonio, tiene un sentido relativo, histórico, temporal; solamente es
necesario que el hombre y la mujer tengan hijos en esta tierra donde es
necesario conservar el género humano, pero en la resurrección donde serán
inmortales, no se tendrá en consideración esa relación sexual. No existe el
matrimonio. Todos serán como ángeles de Dios. Existirán naturalmente los
cuerpos resucitados con todos sus miembros, pero la razón de las funciones de
los miembros corporales se transformará. Lean ustedes aquellos capítulos de San
Pablo a los Corintios donde les habla que una cosa es el cuerpo que se muere y
se entierra, y otra categoría el cuerpo que resucita para la vida eterna,
cuerpo espiritual.
Homilía 6 noviembre 1977.
Papa Francisco.
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Con esta respuesta, Jesús invita, en primer lugar, a sus interlocutores
―y a nosotros también― a pensar que esta dimensión terrenal en la que vivimos
ahora no es la única dimensión, sino que hay otra, ya no sujeta a la muerte, en
la que se manifestará plenamente que somos hijos de Dios. Es un gran consuelo y
esperanza escuchar estas palabras sencillas y claras de Jesús sobre la vida más
allá de la muerte; las necesitamos sobre todo en nuestro tiempo, tan rico en
conocimientos sobre el universo pero tan pobre en sabiduría sobre la vida
eterna.
Esta clara certeza de Jesús sobre la resurrección se basa
enteramente en la fidelidad de Dios, que es el Dios de la vida. De hecho,
detrás de la pregunta de los saduceos se esconde una cuestión más profunda: no
sólo de quién será esposa la mujer viuda de siete maridos, sino de quién será
su vida. Es una duda que atormenta al hombre de todos los tiempos y también a
nosotros: después de esta peregrinación terrenal, ¿qué será de nuestras vidas?
¿Pertenecerá a la nada, a la muerte?
Jesús responde que la vida pertenece a Dios, que nos ama y se
preocupa mucho por nosotros, hasta el punto de vincular su nombre al nuestro:
es «el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Porque Él no es un
Dios de muertos, sino de vivos, porque para Él todos viven» (vv. 37-38). La
vida subsiste donde hay vínculo, comunión, fraternidad; y es una vida más
fuerte que la muerte cuando se construye sobre relaciones verdaderas y lazos de
fidelidad. Por el contrario, no hay vida cuando pretendemos pertenecer sólo a
nosotros mismos y vivir como islas: en estas actitudes prevalece la muerte. Es
egoísmo. Si vivo para mí mismo, estoy sembrando la muerte en mi corazón.
Papa Francisco. Audiencia general.
El libro de la propia vida.
La primera modalidad afectiva, objeto del discernimiento, es
decir, la desolación. ¿De qué se trata?
La desolación ha sido definida así: «Oscuridad del ánima,
turbación en ella, moción a las cosas bajas y terrenas, inquietud de varias
agitaciones y tentaciones, moviendo a infidencia, sin esperanza, sin amor,
hallándose toda perezosa, tibia, triste y como separada de su Criador y Señor»
(S. Ignacio de L., Ejercicios espirituales, 317). Todos nosotros lo hemos
experimentado. Creo que, de una forma u otra, hemos experimentado esto, la
desolación. El problema es cómo poder leerla, porque también esta tiene algo
importante que decirnos, y si tenemos prisa en liberarnos de ella, corremos el
riesgo de perderla.
Nadie quisiera estar desolado, triste: esto es verdad. Todos
quisiéramos una vida siempre alegre, feliz y satisfecha. Pero esto, además de
no ser posible ―porque no es posible―, tampoco sería bueno para nosotros. De
hecho, el cambio de una vida orientada al vicio puede empezar por una situación
de tristeza, de remordimiento por lo que se ha hecho. Es muy bonita la
etimología de esta palabra, “remordimiento”: el remordimiento de la conciencia,
todos conocemos esto. Remordimiento: literalmente es la conciencia que muerde,
que no da paz. Dios toca el corazón y te viene algo dentro, la tristeza, el
remordimiento por algo, y es una invitación a empezar un camino. El hombre de
Dios sabe notar en profundidad lo que se mueve en el corazón.
Es importante aprender a leer la tristeza. Todos conocemos
qué es la tristeza: todos. ¿Pero sabemos leerla? ¿Sabemos entender qué
significa para mí, esta tristeza de hoy? En nuestro tiempo, la tristeza está
considerada mayoritariamente de forma negativa, como un mal del que huir a toda
costa, y, sin embargo, puede ser una campana de alarma indispensable para la
vida, invitándonos a explorar paisajes más ricos y fértiles que la fugacidad y
la evasión no consienten. Santo Tomás define la tristeza un dolor del alma:
como los nervios para el cuerpo, despierta la atención ante un posible peligro,
o un bien desatendido (cf. Summa Th. I-II, q. 36, a. 1). Por eso es
indispensable para nuestra salud, nos protege para que no nos hagamos mal a
nosotros mismos y a los otros. Sería mucho más grave y peligroso no tener este
sentimiento e ir adelante. La tristeza a veces trabaja como semáforo: “¡Párate,
párate! Está rojo aquí. Párate”.
En cambio, para quien tiene el deseo de realizar el bien, la
tristeza es un obstáculo con el que el tentador quiere desanimarnos. En tal
caso, se debe actuar de forma exactamente contraria a lo sugerido, decididos a
continuar lo que nos habíamos propuesto hacer (cf. Ejercicios espirituales,
318). Pensemos en el estudio, en la oración, en un compromiso asumido: si los
dejáramos apenas sentimos aburrimiento o tristeza, no concluiríamos nunca nada.
Esta también es una experiencia común a la vida espiritual: el camino hacia el bien
recuerda el Evangelio, es estrecho y cuesta arriba, requiere un combate, un
vencerse a sí mismo. Empiezo a rezar, o me dedico a una buena obra y,
extrañamente, justo entonces me vienen a la mente cosas urgentes que hay que
hacer ―para no rezar y para no hacer cosas buenas―. Todos tenemos esta
experiencia. Es importante, para quien quiere servir al Señor, no dejarse guiar
por la desolación. Eso de… “Pero no, no tengo ganas, esto es aburrido...”: ten
cuidado. Lamentablemente, algunos deciden abandonar la vida de oración, o la
elección emprendida, el matrimonio o la vida religiosa, empujados por la
desolación, sin pararse antes a leer este estado de ánimo, y sobre todo sin la
ayuda de un guía. Una regla sabia dice que no hay que hacer cambios cuando se
está desolado. Será el tiempo sucesivo, más que el humor del momento, el que
muestre la bondad o no de nuestras elecciones.
En la vida espiritual la prueba es un momento importante, la
Biblia lo recuerda explícitamente y dice así: «Si te llegas a servir al Señor,
prepara tu alma para la prueba» (Sir 2,1). Si tú quieres ir por el buen camino,
prepárate: habrá obstáculos, habrá tentaciones, habrá momentos de tristeza. Es
como cuando un profesor examina al estudiante: si ve que conoce los puntos
esenciales de la materia, no insiste: ha superado la prueba. Pero debe superar
la prueba.
Si sabemos atravesar soledad y desolación con apertura y
conciencia, podemos salir reforzados bajo el aspecto humano y espiritual.
Ninguna prueba está fuera de nuestro alcance; ninguna prueba será superior a lo
que nosotros podemos hacer. Pero no huir de las pruebas: ver qué significa esta
prueba, qué significa que yo estoy triste: ¿por qué estoy triste? ¿Qué
significa que yo en este momento estoy desolado? ¿Qué significa que estoy
desolado y no puedo ir adelante? San Pablo recuerda que nadie es tentado más
allá de sus posibilidades, porque el Señor no nos abandona nunca y, con Él
cerca, podemos vencer toda tentación (cf. 1 Cor 10,13). Y si no la vencemos
hoy, nos levantamos otra vez, caminamos y la venceremos mañana. Pero no
permanecer muertos ―digamos así― no permanecer vencidos por un momento de
tristeza, de desolación: id adelante. Que el Señor te bendiga en este camino
―¡valiente!― de la vida espiritual, que
es siempre caminar.
Comentario.
Contexto:
Actividad de Jesús en Jerusalén (Lc 19, 29-22,38).
Entrada en Jerusalén (Lc 19, 29-40).
Lamentación sobre Jerusalén (Lc 19, 41-44).
Expulsión de los mercaderes del Templo (Lc 19, 45-46).
Enseñanza en el Templo, decisión de matar a Jesús y disputa con las
autoridades del Templo (Lc 19, 47-20, 18).
Parábola de los viñadores homicidas (Lc 20, 9-19).
El tributo al cesar (Lc 20, 20-26).
La resurrección de los muertos (Lc 20, 27-38)
Reconocimiento de sus palabras por parte de los escribas y final de las
disputas (Lc 20, 39)
Enseñanzas de Jesús y crítica a los escribas (Lc 20, 41-47)
Elogió de la viuda (Lc 21, 1-4).
Discurso escatológico (Lc 21, 5-36).
-Estructura:
Presentación del caso por parte de los saduceos (vv. 27-33).
Respuesta de Jesús (vv. 34-38).
EXPERIENCIA.
En la pantalla del
ordenador o del móvil visualiza el rostro de Cristo, lo ideal es que busques un
icono o pintura de los cristianos de Europa del Este. Puedes colocar delante de
ti una estampa de Cristo. Lo importante es que fijes tu mirada en sus ojos.
Permanece así durante el tiempo que necesites, sintiendo su mirada sobre ti.
Pero mejor es visites el
sagrario de tu iglesia parroquial o asistas a una exposición del Santísimo.
El primer momento de
esta oración sea sentir fundir tu mirada con la de Cristo.
Descárgate el siguiente
vídeo:
https://www.youtube.com/watch?v=prLH_EFXygw
¿De qué trata? ¿Cómo te
has sentido?
Guioniza tu vida con los
cepillos de dientes y el vaso, escribiendo tu historia.
+REFLEXIÓN.
Toma la Biblia y lee :
X Lectura del santo evangelio según
Lucas 20, 27-38.
En aquel tiempo, se
acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y preguntaron
a Jesús:
-Maestro, Moisés nos
dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin hijos,
que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su hermano”. pues bien, había
siete hermanos; el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero
se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por
último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de
ellos será mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer.
Jesús les dijo:
-En este mundo los
hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos
de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no
se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que
son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección. Y
que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la
zarza, cuando llama al Señor: “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob”. No
es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos.
¿QUÉ DICE? Jesús ha llegado a Jerusalén. Atrás queda el
camino desde Galilea hasta la Ciudad Santa. El discípulo ya está formado y
preparado para acoger el Misterio Pascual, su muerte y Resurrección. Desde esta
perspectiva la secta de los saduceos le plantea una pregunta trampa. Partiendo
de una cita de los cinco libros, el Pentateuco, que ellos reconocían como
Palabra de Dios, tratan de demostrar las situaciones absurdas que podrían darse
si los muertos resucitaran. Jesús responde apoyado también en los escritos
reconocidos por ellos y aporta la dimensión real de la resurrección: ser
ángeles de Dios. Es decir, un cuerpo glorioso como será el suyo, no sujeto a
las leyes de la naturaleza, como es el principio de conservación de la especie,
o sociales. Permanecerá la dimensión espiritual del amor recibido de Dios y
entregado a los demás. Vuelve a leer el texto, deteniéndote en los verbos y
tratando de resumirlo en dos o tres frases.
¿QUÉ TE DICE? Los ojos de Cristo, su mirada, impresa en lo
profundo de tu corazón; la historia de tu vida marcada por las relaciones con
las personas que han formado parte de ella y particularmente las más cercanas;
la muerte condicionante y final de la vida terrenal; la eternidad meta del cristiano
y sentido de la vida. Permanece en silencio, a la escucha.
¿QUÉ LE DICES? Después de este
tiempo de oración habla con Jesús como se habla a Quien es el Dios de los vivos,
que acompaña tu peregrinar como acompañó a los Patriarcas por Mesopotamia, Palestina
y Egipto.
COMPROMISO.
Es
el Dios de los vivos. Cada día al levantarte, al mediodía y antes de acostarte,
toma conciencia de su presencia, acompañándote en cada uno de los lugares donde
has permanecido.
CELEBRACIÓN.
Mira
y escucha la canción del grupo Hessed Noche Oscura, musicalización del poema de
san Juan de la Cruz. En ella el poeta expresó líricamente la experiencia mística
y de eternidad con Cristo.
https://www.youtube.com/watch?v=sPBtg3NNtsk
GUIÓN MISA NIÑOS.
DOMINGO
33 T.O. 13 de noviembre de 2022.
Monición de entrada.-
Hola amigos. Bienvenidos
a la misa.
La
misa es la fiesta que hacemos todos los domingos. Y la hacemos en todas las
iglesias del mundo.
Ella
nos ayuda cada día, en los buenos y en los malos momentos.
Y
en ella anunciamos que Jesús murió en la cruz y está vivo en medio de nosotros.
Además
esperamos el día en el que volverá con los ángeles.
Señor ten piedad.-
Tú que tienes
palabras de vida que no se acaba. Señor, ten piedad.
Tú
que eres nuestro Señor. Cristo, ten piedad.
Tú
que estás siempre con nosotros. Señor, ten piedad.
Peticiones.-
Jesús, te pido por el Papa Francisco y los obispos
Antonio y Enrique. Te lo pedimos, Señor.
Jesús, te
pido por la misión que hemos empezado en la iglesia de Valencia. Te lo pedimos,
Señor.
Jesús, te pido
por la Iglesia que es una vela que nos ilumina. Te lo pedimos, Señor.
Jesús, te pido
por las personas que ayudan a que la tierra sea mejor. Te lo pedimos, Señor.
Jesús, te pido
por las chicas y los chicos de nuestro pueblo. Te lo pedimos, Señor.
Jesús, te
pido los que estamos en misa esperándote. Te lo pedimos, Señor.
Oración a
la Virgen María.-
María, madre
de Jesús, queremos darte gracias por cuidar de la familia de Jesús, que es la
Iglesia, especialmente cuando lo pasa mal.
Monició d’entrada.
Hola,
amics. Benvinguts a la missa.
La
missa és la festa que fem els diumenges.
I
la fem a totes les esglésies del món.
Ella
ens ajuda cada dia, als bons i mals moments. I a ella anunciem que Jesús morí a
la creu i està viu en mig de nosaltres.
A
més esperem el dia al què tornarà amb els àngels.
Senyor, tingueu
pietat.
Vos que teniu
paraules de vida eterna. Senyor, tingueu pietat.
Vos que sou el
nostre Senyor, Crist, tingueu pietat.
Vos que esteu
sempre amb nosaltres. Senyor, tingueu pietat.
Peticiones.-
Jesús,
et demane pel Papa Francesc i els bisbes Antonio i Enrique. Vos ho
demanem Senyor.
Jesús, et demane per la missió que hem
començat a l’església de València. Vos ho demanem, Senyor.
Jesús, et demane per l’església que és una
llum que ens il.lumina. Vos ho demanem, Senyor.
Jesús, et demane per les persones que
ajuden a que la terra siga millor. Vos ho demanem, Senyor.
Jesús, et demane pels jóvens del nostre
poble. Vos ho demanem Senyor.
Jesús, et demane pels que és tróben a la
missa esperan-te. Vos ho demanem, Senyor.
Pregaria a la Mare de Déu.
Maria, Mare
de Jesús, volem donar-te gràcies per cuidar de la família de Jesús, que és l’església,
especialment quan ho passa mal.
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