miércoles, 27 de enero de 2010

Nº 28. 31 de Enero de 2010. Domingo IV T.Ordinario



Destellos
IV DOMINGO TIEMPO ORDINARIO. 31 de Enero de 2010. Nº 28– Año III


























«Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elias, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio.»

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PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de Jeremías 1, 4-5. 17-19En los días de Josías, recibí esta palabra del Señor:«Antes de formarte en el vientre, te escogí;antes de que salieras del seno materno, te consagré:te nombré profeta de los gentiles.Tú cíñete los lomos,ponte en pie y diles lo que yo te mando.No les tengas miedo,que si no, yo te meteré miedo de ellos.Mira; yo te convierto hoy en plaza fuerte,en columna de hierro, en muralla de bronce,frente a todo el país:frente a los reyes y príncipes de Judá,frente a los sacerdotes y la gente del campo.Lucharán contra ti, pero no te podrán,porque yo estoy contigo para librarte.»Oráculo del Señor.Palabra de Dios.


MEDITACIÓN
La liturgia de hoy nos presenta a Jeremías, uno de los grandes profetas del Antiguo Testamento. Nacido en el año 650 a.C. su vida se desarrolló en Jerusalén, asistiendo a los episodios más dramáticos de ésta ciudad. Tras la reforma religiosa y política del rey Josías la ciudad comenzó un declive que llevó a la caída en manos del rey de Babilonia Nabucodonosor. El profeta fue escogido por Dios en su juventud con una finalidad: destruir y derrotar. Así toda su vida estuvo marcada por el dramatismo de la persecución y el sufrimiento, pero lejos de apartarse de Dios el profeta abrió su corazón a quien le había escogido antes de existir, viviendo una religión interior y cordial, del corazón, desde la intimidad en la relación con Dios que sondea el corazón. Al final de su vida pudo comprobar como su misión había fracasado, sin embargo, lejos de ser un profeta olvidado, tras su muerte influyó en algunos libros del Antiguo Testamento y es considerado figura de Cristo, en quien descubrimos numerosos rasgos coincidentes con Jesús de Nazaret. En el texto de hoy nos presenta la vocación que nace de una elección totalmente libre de Dios, quien consagra al profeta y le envía a una misión contra los poderes de Jerusalén y contra su pueblo. Ésta es difícil y su apoyo estará no en las cualidades humanas del profeta ni en los medios materiales sino en la confianza total en quien lo convertirá en “plaza fuerte” y estará siempre con él.
También los juniors estamos llamados a ser profetas que denuncien, pero ¿lo somos? ¿qué preferimos cumplir la voluntad de Dios y ser profetas no comprendidos o tener niños y ser apreciados por el pueblo?

SALMO

Sal 70, 1-2. 3-4a. 5-6ab. 15ab y 17 (R/.: cf. l5ab)R/. Mi boca contará tu salvación, Señor. A ti, Señor, me acojo:no quede yo derrotado para siempre; tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo, inclina a mi tu oído, y sálvame. R/.Sé tu mi roca de refugio, el alcázar donde me salve, porque mi peña y mi alcázar eres tú, Dios mío, líbrame de la mano perversa. R/.Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud. En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías. R/.Mi boca contará tu auxilio,y todo el día tu salvación.Dios mío, me instruiste desde mi juventud,y hasta hoy relato tus maravillas. R/.

MEDITACIÓN
Con Israel: a menudo el yo utilizado en los salmos representa a Israel. Esta oración aparentemente muy personal es en realidad un “midrash”, es decir, una parábola en la que el pueblo de Israel está representado en un anciano, escogido desde antes de su nacimiento, pues el amor de Dios es primero que nosotros, y que se ha esforzado por ser fiel en todo momento. Sin fuerzas se atreve a pedir no la prolongación de su vida, sino una nueva juventud. Es la oración del creyente que grita y gime ante la prueba y el sufrimiento, pero nunca desespera porque sabe que Dios no le va a abandonar.
Con Jesús: es la oración de Jesús en los numerosos momentos de prueba, cuando se sintió acosado por quienes pretendían matarle, como ocurre en el evangelio de este domingo o le sucederá en Getsemaní y la Pasión. Su confianza fue puesta siempre en el Padre.
Con nuestro tiempo: en estos tiempos, a pesar de los avances de la técnica y la ciencia y de los logros sociales, el sufrimiento nos acompaña. La crisis está aflorando situaciones dramáticas a las que se ven abocadas las familias (paro, embargos, deudas asfixiantes, carencia de dinero para comprar alimentos,…), mientras el Sur sufre y es incapaz de enfrentarse a los desastres naturales como el ocurrido en Haití. Hoy siguen clamando los hombres y mujeres, pero en su dolor siguen confiando en Dios. Es la gran lección que nos dan los pobres. Mientras los ricos, ante el dolor, abandonan a Dios y se cuestionan su existencia, los pobres, ante la adversidad, confían totalmente en Dios, aunque su familia haya desaparecido bajo los escombros o se la haya tragado el mar.
Con los juniors: amar a los hombres como Jesús ama es tener los sentimientos que Él tiene. Nuestra Ley por tanto no es un bello propósito, sino una actitud vital. Y la forma de amar de Cristo es desde la experiencia de amor del Padre. Con este salmo abrimos nuestro corazón a los que sufren, compartimos el dolor de tantos hombres y mujeres, niños, jóvenes, ancianos, como los que conocieron los educadores que marcharon a Togo y les amamos desde la confianza puesta en el Padre. Nuestro amor no es sólo acción, es también oración, haciendo nuestros los sentimientos de quien cargó con todos los sufrimientos de la humanidad.
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CARLOS VALLÉS. BUSCO TU ROSTRO.
«Tú, Dios mío, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud. En el vientre materno ya me apoyaba en ti; en el seno, tú me sostenías; siempre he confiado en ti.
No me rechaces ahora en la vejez; me van faltando las fuerzas; no me abandones».
Tú eres parte de mi vida, Señor, desde que tengo memoria de mi existencia. Me alegro y me enorgullezco de ello. Mi niñez, mi adolescencia y mi juventud han discurrido bajo la sombra de tus manos. Aprendí tu nombre de labios de mi madre, te llamé amigo antes de tener ningún otro amigo, te abrí mi alma como no se la he abierto nunca a nadie. Al repasar mi vida, veo que está llena de ti, Señor, en mi pensar y en mi actuar, en mis alegrías y en mis penas. He caminado siempre de tu mano por senderos de sombra y de luz, y ésa es, en la pequeñez de mi existencia, la grandeza de mi ser. Gracias, Señor, por tu compañía constante a lo largo de toda mi vida.
Ahora los años se me van quedando atrás, y me pongo a pensar, aun sin quererlo, en los años que me quedan. La vida camina inexorablemente hacia su término, y mi mirada se fija en las nubes de la última cumbre, que parecía tan lejana y ahora, de repente, se asoma cercana e inminente. La edad comienza a pesar, a hacerme sentirme incómodo, a dibujar el molesto pensamiento de que los años que me quedan de vida son ya, probablemente, menos de los que he vivido. Apenas había salido de la inseguridad de la juventud cuando me encuentro de bruces en la inseguridad de la vejez. Mis fuerzas ya no son lo que eran antes, la memoria me falla, los pasos se me acortan sin sentir, y mis sentidos van perdiendo la agudeza de que antes me gloriaba. Pronto necesitaré la ayuda de otros, y sólo el pensar eso me entristece.
Más aún que el debilitarse de los sentidos, siento el progresivo alargarse de la sombra de la soledad sobre mi alma. Amigos han muerto, presencias han cambiado, lazos se han roto, mentalidades han evolucionado, y me encuentro protestando a diario contra la nueva generación, sabiendo muy bien que al hacerlo me coloco a mí mismo en la vieja. Cada vez queda menos gente a mi lado con quien compartir ideas y expresar opiniones. Me estoy haciendo suspicaz, no entiendo lo que otros dicen, ni siquiera oigo bien, y me refugio en un rincón cuando los demás hablan, y en el silencio cuando dicen cosas que no quiero entender. La soledad se va apoderando de mí como el espectro de la muerte se apodera, una a una, de las losas de un cementerio. La enfermedad que no tiene remedio. La marea baja de la vida. El peso del largo pasado. La vecindad de la última hora. Tonos grises de paisaje final.
Me da miedo pensar que, de aquí en adelante, el camino no hará más que estrecharse y no volverá ya a ensancharse jamás. Tengo miedo a caer enfermo, de quedarme inválido, de enfrentarme a la soledad, de mirar cara a cara a la muerte. Y me vuelvo a ti, Señor, que eres el único que puede ayudarme en mis temores y fortalecerme en mis achaques. Tú has estado conmigo desde mi juventud; permanece conmigo ahora en mi vejez. Tú has presidido el primer acto de mi vida; preside también el último. Sostenme cuando otros me fallan. Acompáñame cuando otros me abandonan. Dame fuerzas, dame aliento, dame la gracia de envejecer con garbo, de amar la vida hasta el final, de sonreír hasta el último momento, de hacer sentir con mi ejemplo a los jóvenes que la vida es amiga y la edad benévola, que no hay nada que temer y sí todo a esperar cuando Tú estás al lado y la vida del hombre descansa en tus manos.
¡Dios de mi juventud, sé también el Dios de mi ancianidad!
«Dios mío, me instruiste desde mi juventud, y hasta hoy relato tus maravillas; ahora, en la vejez y las canas, no me abandones, Dios mío».




SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 31—13, 13Hermanos:Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino excepcional.Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden.Ya podría tener el don de profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada.Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve.El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites.El amor no pasa nunca.¿El don de profecía?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará.Porque limitado es nuestro saber y limitada es nuestra profecía; pero, cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará.Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre acabé con las cosas de niño.Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado; entonces podré conocer como Dios me conoce.En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor.


MEDITACIÓN
El apóstol Pablo nos presenta un amor diferente al que presenta la sociedad. Éste no es el amor pasional y egoísta, sino la caridad, el ágape, el amor que desea el bien de la persona amada por encima del propio y cuya fuente se encuentra en Dios, el primero en amar y cuyo modelo es Jesús.
Así en el texto descubrimos un retrato del corazón de Cristo. Él nos ama de este modo y por tanto nuestra relación con Él, marcada por la experiencia de ser amados, tiene estos rasgos.
Así lo confesamos los juniors en nuestra Ley: “Amamos a todos los hombres del mundo como Jesús nos ama”.
Relacionando ambos, en nuestra oración o diálogo con el grupo de educadores podemos sacar las consecuencias: importancia del amor en el movimiento junior, rasgos de este amor, dificultades que encontramos para vivir la Ley Juniors, medios para poder superarlas.
El texto es bellísimo pero no nos quedemos en la superficialidad de un fragmento inspirador de una canción de José Luis Perales, sumerjámonos en la profundidad, es decir, en las entrañas del corazón de Jesús, en quien vivimos, nos movemos y existimos.
EVANGELIO

+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 4, 21-30En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la sinagoga:—«Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.»Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios.Y decían:—«¿No es éste el hijo de José?»Y Jesús les dijo:—«Sin duda me recitaréis aquel refrán: “Médico, cúrate a ti mismohaz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún.»Y añadió:— «Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos de Elias, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado, más que Naamán, el sirio.»Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo.Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba.Palabra del Señor.

MEDITACIÓN
En este camino del discípulado la liturgia va asentando las bases de lo que es un discípulo y por tanto un junior: tras esperar a Cristo (Adviento) y descubrirle ser la luz que ilumina nuestras tinieblas (Navidad), contemplar los signos que avalan su condición de Mesías (estrella de los magos, cielo abierto en el Jordán y agua convertida en vino en las bodas de Caná), Jesús se presenta ante los suyos como profeta universal y la reacción es la que determinada toda su vida: admiración y rechazo.
Los suyos creían que había venido a salvar a su pueblo y sin embargo Jesús se presenta como profeta de todos, omitiendo adrede del texto de Isaías la venganza para los no judíos, por otra parte presenta a dos extranjeros bendecidos por Dios (la viuda de Sarepta y Naamán). De este modo se desencadena la persecución. En el fondo se encuentra la ruptura de la Iglesia con la sinagoga.
También a nosotros Jesús se nos acerca para curarnos de los perversos particularismos, uno de los cánceres de nuestra Iglesia: no asumir la presencia de Dios en los que no son de los nuestros, los que no viven la fe como nosotros, los que no se encuentran dentro de las murallas que hemos levantado para diferenciarnos de los otros miembros de la Iglesia, a veces, desgraciadamente de las otras parroquias o centros juniors.
Por otra parte el texto nos ofrece un rasgo importante: la incomprensión. De nuevo resuena el interrogante de Jeremías: ¿estamos dispuestos a ello por seguir el camino que Jesús nos marca?

EL EVANGELIO COMENTADO POR LOS SANTOS PADRES


En verdad los israelitas pensaban que los vaticinios hechos respecto de Cristo se cumplirían en alguno de sus reyes más gloriosos o en alguno de los santos profetas (pues no referían a Él nada de lo escrito correctamente, dirigiéndolo por otro camino y equivocándose de meta). Entonces, para que de nuevo no aplicaran la profecía recordada a ningún otro, Jesús dijo: “Hoy se cumple esta profecía en vuestros oídos”, de manera que no pudieran interpretar mal la presente profecía. En efecto, Él mismo anunciaba el reino de los cielos a los gentiles, que eran pobres, que no tenían nada, ni siquiera a Dios, ni Ley, ni profetas; más bien (se lo predicó) a todos los que carecían de las riquezas espirituales. Él mismo liberó a los cautivos y destruyó al tirano apostata es decir, a Satanás. Él mismo difundió la luz divina e intelectual entre los corazones oscurecidos. Él mismo liberó de las ataduras del pecado a quienes tenían un corazón contrito. Él mismo mostró la vida futura y amenazó con un juicio justo. Él mismo predicó el año de gracia del Señor en el que tuvo lugar la predicación de Cristo.
Cirilo de Alejandría.

Él pasaba entre ellos, sin decir palabra de su intención. No huía del sufrimiento había venido precisamente para eso-, sino que esperaba el momento oportuno. Ahora, al comienzo de su predicación, no era oportuno sufrir antes de proclamar la palabra de la verdad.
Cirilo de Alejandría.

Entiende al mismo tiempo que la pasión en su cuerpo no ha sido obligada sino voluntaria; no ha sido apresado por los judíos, sino que Él se ha ofrecido. Cuando quiere es arrestado; cuando quiere, cae; cuando quiere, es crucificado; cuando quiere, nadie le retiene. En esta ocasión subió a la cima de la montaña para ser precipitado; pero descendió en medio de ellos, cambiando repentinamente y quedando estupefactos aquellos espíritus furiosos, pues no había llegado aún la hora de su pasión. Él quería mejor salvar a los judíos que perderlos, a fin de que el resultado ineficaz de su furor los hiciese renunciar a querer lo que no podían realizar.
Ambrosio.

La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia. Nuevo Testamento. 3. Evangelio según san Lucas. Ciudad Nueva


REVISIÓN DE HECHOS DE VIDA
Experiencia:
En un primer momento brota el entusiasmo. ¿Cuántas veces nos ha ocurrido en el Centro Junior? Soñábamos con ser educadores e ir de campamento y se había hecho realidad.
Pero después llega el desengaño. Las cosas no son como parecen y ser educador es complicado. Nos cansamos, dejamos de ir a las reuniones y al final abandonamos el centro junior, la parroquia y a Jesús.
También con Él nos pasa lo mismo. En un momento de entusiasmo: una oración, un campamento, un intensivo. Pero claro, volvemos a la rutina y las misas no son igual. Nos desengañamos. A los más mayores nos ocurre lo mismo. Una vida entregada a Dios, en la que habíamos puesto todas nuestras ilusiones y esperanzas, horas de oración y servicio a la Iglesia. Y un contratiempo, una crisis de fe, una enfermedad, la muerte de una persona querida, la actuación del obispo o del consiliario respecto de nosotros,… Todo se viene abajo, ¿valió la pena tanto para tan poco? ¿nos merecía
mos esta forma de actuar o esas palabras?
Reflexión:
A los vecinos de Nazaret les ocurrió algo parecido. Fueron los que más convivieron con Jesús, desde su infancia le habían visto corretear por las calles, trabajar en la carpintería, asistir los sábados a la sinagoga e incluso proclamar a los profetas. Ahora su fama se había extendido por toda la comarca, era un vecino ilustre del pueblo. En Él habían depositado todas sus expectativas, pero sin embargo… no le conocían. Jesús no era como ellos esperaban, no actuó como deseaban y lo echaron del pueblo.
¿Cuántas veces en nuestra vida hemos actuado como los vecinos de Nazaret? Intentar matar a Cristo lo hemos hecho todos alguna vez. Es decir, echarle de nuestro corazón, de los planteamientos vitales, de nuestra forma de ver el mundo, confiar más en los medios que en Dios, encerrarnos en nuestros particularismos (el campanario, mi grupo-mi centro-mi zona-mi movimiento junior). Y Jesús es siempre diferente, es sorprendente porque es siempre novedad, por eso, hasta quienes más le conocen son los primeros que le excluyen.
Compromiso.
En la oración le pido a Jesús me ayude. ¿Cuándo he actuado así? ¿qué medios debo utilizar para estar prevenido? ¿Cuáles son las exigencias que Jesús me plantea en estos momentos? Su misión es para los demás, especialmente para los desfavorecidos. En la viuda de Sarepta y Naamán descubrimos a los inmigrantes, a quienes los judíos negaban la salvación y nosotros decimos que no todos caben aquí, ¿qué estoy dispuesto o estamos dispuestos a realizar como centro de cara a estos grupos, aún sabiendo que optar por el excluido como hizo Jesús es acabar excluido y no comprendido por nuestros amigos, compañeros y vecinos, como le ocurrió a Jesús?

Celebración:
Durante unos minutos permanezco en silencio, dejando que la Palabra meditada vaya penetrando en mi corazón, seguidamente le digo a Jesús, mirando una imagen o cerrando los ojos lo que siento en esos momentos, concluyo rezando el Padrenuestro.



ORACIÓN AL COMIENZO DE LA REUNIÓN

AMBIENTACIÓN:
Elementos presentes siempre en las oraciones: cruz de San Damián (Togo), icono de la Virgen María, Biblia, cartel y vela encendida.

Signo de esta semana: en papel continuo o con luminas apagadas dibujamos una cruz donde dentro podamos colocar las cuartillas.

Preparación: entregamos a cada uno unas cuartillas pequeñas, en ellas se encuentran profetas y “personajillos” de nuestro tiempo (vease página siguiente) y otra donde escribirán su nombre.

Proclamación del Evangelio: leemos el Evangelio del domingo. Podemos proyectar el powerpoint de las benedictinas de Montserrat.

Interiorización : en nuestro mundo hay personajillos que tienen fama, ganan dinero y ocupan cientos de minutos de la televisión y miles de páginas de los periódicos y revistas y hay profetas, hombres y mujeres que dan su vida por los demás, muchas veces en el anonimato, siendo asesinados por sus convecinos. ¿Qué rasgos tienen cada uno de ellos? ¿Si tuviésemos que optar como centro junior donde, sinceramente, quisiéramos estar: ser aplaudidos y queridos por todos, con muchos medios o ser profetas que están al lado de los que no cuentan para la sociedad? ¿dónde quiero estar yo? ¿cuál ha sido la opción de Jesús?

Gesto: cada uno tiene tres cuartillas. La de los personajillos la coloca fuera de la cruz, la de los profetas dentro, encendiendo una lumina y ¿la suya? Lo importante no es quedar bien, sino colocarse dónde realmente uno desea estar, sabiendo que no va a tener consecuencias de cara al centro. Si escoge con los personajillos ya ha dado un paso importante, reconocerse pecador. Le queda esperar que Dios haga de él lo que hizo con el profeta Jeremías, quien siguió una misión “seducido por Dios”, es decir, engañado, aceptó no por opción personal sino porque antes de nacer Dios le había colocado en ese lugar, a diferencia de los reyes y sacerdotes.


Oración final: terminamos cantando una canción, que bien puede ser, si hemos sido sinceros, un canto de perdón. También podemos aprovechar para rezar por Haití,, recordando el testimonio de quienes allí trabajan por los más pobres y las víctimas del terremoto.






William Quijano, de la Comunidad de San Egidio, asesinado en 2009 por una de las numerosas maras. Trabajaba en la Escuela de la Paz, creada para los niños pobres del barrio de Apopa, en los suburbios de la capital


Oscar Romero: obispo salvadoreño asesinado en 1980 por denunciar las matanzas que sufría el pueblo.


Ramiro Ludeña: sacerdote toledano asesinado en Brasil en 2009, habiendo entregado su vida a los niños de la calle.


Sor Natalia Martínez, misionera valenciana en Haití














































Rafael y Pepe, misioneros salesianos en Togo.


Voluntario en la leprosería de Fontilles



GUIÓN CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA.
Monición de entrada.-
Hoy es el último día de este mes de Enero y de nuevo vamos a encontrarnos con Jesús, quién allí donde iba no dejaba a nadie igual. Unas veces le aplaudían y otras, cuando no decía lo que ellos querían escuchar o no hacía lo que ellos querían que hiciese, lo insultaban y hasta intentaban matarlo. También la misa ha de producir en nosotros lo mismo, no dejarnos igual, sino hacer que sintamos cerca de Jesús, aunque a veces no le entendamos.

Acto penitencial.-
Porque muchas veces no nos interesa escucharte. Señor, ten piedad.
Se ofrece en una cartulina dibujada una televisión.
Porque muchas veces nuestro corazón se cierra a ti. Cristo, ten piedad.
Se ofrece una piedra
Porque leemos muy poco los evangelios. Señor, ten piedad.
Se ofrecen los evangelios

Monición Primera lectura.-
Hoy en la primera lectura escucharemos como Dios llamó al profeta Jeremías antes de nacer. También a nosotros nos llamó antes que comenzásemos a respirar y os preguntaréis, ¿para qué? Estemos atentos que en la segunda lectura San Pablo nos lo dirá.

Monición evangelio.-
Hola amigas y amigos. Soy el evangelista Lucas y voy a seguir la historia de Jesús que os empecé a contar el domingo pasado. ¿Os acordáis? Jesús fue a la sinagoga de su pueblo y allí leyó igual que hacen los mayores en misa. La lectura decía que Dios había venido para hacer cosas muy buenas. Pero, ¿cómo creéis que terminó la historia? ¿acabaron todos aplaudiendo a Jesús? Estad atentos y lo sabréis.

Homilía.-
Se puede aprovechar la oración para explicarles el sentido del evangelio, descubriendo los rasgos de los profetas y los personajillos. Otra forma puede ser mediante un power point presentarles diversas escenas de personas ayudando a los demás. Estando como están sensibles al problema de Haití pueden ser imágenes del terremoto y la reconstrucción del país. También contraponerla con los personajillos de la televisión, descubriendo como hay vidas que sirven para algo, porque como Jeremías y Jesús se dan a los demás, aunque afortunadamente no ganan dinero y no salen en los programas de máxima audiencia.

Peticiones.-
Por la Iglesia, para que busque sobre todo ser profeta, aunque eso le lleve a no ser amada por todos. Roguemos al Señor.
Por el Papa Benedicto, para que Dios le ayude a enseñarnos a ser buenos cristianos. Roguemos al Señor.
Por los que se han apartado de Dios, para que lo encuentren en las personas buenas que creen en Jesús. Roguemos al Señor.
Por los que formamos la parroquia, para que demos un buen ejemplo. Roguemos al Señor.
Por nuestros padres para que nos les falte la salud y el trabajo. Roguemos al Señor.
Por los enfermos y enfermas de nuestra parroquia, para que encuentren personas que les ayuden y se curen pronto. Roguemos al Señor.
Por los que niños que han sufrido el terremoto en Haití, para que pronto puedan volver a la escuela. Roguemos al Señor.
Hoy es San Juan Bosco, un sacerdote que se preocupó por los niños pobres, pidamos por los salesianos para que sigan trabajando por ellos y Dios les ayude. Roguemos al Señor.
Por los jóvenes que están en centros de menores, para que recapaciten y puedan cambiar de vida. Roguemos al Señor.
Por los que estudian ciclos formativos, para que se preparen bien y cuando terminen puedan encontrar pronto trabajo. Roguemos al Señor.
Por nosotros, para que cuando no entendamos lo que nos pasa, no nos apartemos de Jesús. Roguemos al Señor.
Ofrendas.-
Te presentamos el pan y el vino, gracias a la misa el pan se convierte en Jesús y Él continua en el sagrario con nosotros, dispuesto a escucharnos siempre que le hablemos.
Te presentamos la Biblia, ella nos ayuda a saber lo que Tú quieres de nosotros.

Acción de gracias.-
Señor, enséñanos
ano amarnos sólo a nosotros mismos,
ano amar solamente a nuestros amigos,
ano amar sólo a aquellos que nos aman.
Enséñanos a pensar en los otros
ya amar, sobre todo, a aquellos
a quienes nadie ama.
Concédenos la gracia de comprender que
mientras nosotros vivimos una vida demasiado feliz,
hay millones de seres humanos
que son también tus hijos y hermanos nuestros
que mueren de hambre
o de frío
Señor, ten piedad de todos los pobres del mundo.


EL EVANGELIO REPRESENTADO CON NIÑOS


PERSONAJES: JESÚS. Lucas. Seis niños o niñas del PÚBLICO. Seis JUDÍOS o judías.
MATERÍALES NECESARIOS: Música suave.
OBSERVACIONES: Escenificación realizada con niños y niñas de 6 a 10 años en el teatro y en la Capilla.
ESCENIFICACIÓN (Música ambiental. Los seis niños y niñas están sentados en
diversos lugares entre el PÚBLICO. Aparece Lucas y se dirige a todos. Cesa la música.)

LUCAS: ¡Hola, amigas y amigos! Soy el evangelista Lucas y voy a seguir la historia de JESÚS que os empecé a contar el domingo pasado, ¿la recordáis? (Los niños y niñas intervienen contentos por recordar la historia.)
PÚBLICO 1: Yo sí que me acuerdo, JESÚS estaba en la sinagoga de Nazaret, que era su pueblo.
PÚBLICO 2: Y leyó una lectura del Profeta Isaías.
PÚBLICO 3: Que decía que el Hijo de Dios había venido al mundo para hacer muchas cosas buenas...
PÚBLICO 4: Ayudar a los pobres, devolver la vista a los ciegos...
PÚBLICO 5: Dar la libertad a los oprimidos y (Enfatiza.) anunciar el año de gracia del Señor.
PÚBLICO 6: Luego dijo que con él se cumplía todo lo que Isaías había dicho.
PÚBLICO 1: La gente de Nazaret estaría muy contenta de que JESÚS hubiese nacido allí, ¿verdad, Lucas?
LUCAS: Pues no, la gente de Nazaret no estaba contenta.
TODOS: (Sorprendidos.) ¿Por qué?
LUCAS: Porque no creían que el hijo de personas sencillas como MARÍA y José, podía ser alguien tan especial. Veréis lo que pasó. (Música suave. Lucas retrocede. Entra JESÚS, seguido de seis JUDÍOS y judías, que lo rodean, sin dar la espalda al PÚBLICO, y hablan con ironía y enfado.)
JUDÍO 1: (Señala.) Ahí dentro, en la sinagoga, has dicho de ti cosas increíbles.
JUDÍO 2: No vas a engañarnos, sabemos que eres el hijo de MARÍA y de José.
JUDÍO 3: No nos des consejos y aplícate el refrán: «Médico, cúrate a ti mismo».
JUDÍO 4: ¿Por qué no haces aquí los milagros que has hecho en Cafarnaún?
JUDÍOS: Sí, sí, haz los milagros.
JESÚS: Sería inútil, ningún profeta es bien mirado en su tierra. ¿Os acordáis qué le pasó a Elías cuando el hambre asoló todo el país?
JUDÍO 5: Sí, que le ayudó una viuda de Sarepta.
JESÚS: 0 sea, una extranjera. ¿Y recordáis cuántos leprosos había en Israel en tiempos del Profeta Elíseo?
JUDÍO 6: (Responde en voz baja, porque entiende el razonamiento de JESÚS.) Muchos.
JESÚS: (Haciéndose el sordo, se pone la mano en la oreja.) ¿Quééé?
JUDÍO 6: (Exasperado.) ¡Muchísimos!
JESÚS: Y Elíseo no curó a ninguno de ellos, sólo a Naamán, el sirio. (Enfatiza.) ¡Otro extranjero!
JUDÍO 1: (Indignado.) ¿Te estás riendo de nosotros?
JUDÍO 2: (En el mismo tono.) ¡Ten cuidado o te tiraremos monte abajo!
JUDÍOS: (A gritos. Amenazadores. Forman dos filas, tendiendo los brazos hacia JESÚS, que pasa entre ellos lentamente y abandona el presbiterio o escenario.) ¡Sí, sí, vamos a tirarlo! ¡Es un mentiroso! ¡Tiene que morir!

LA CAMPAÑA “LA CIUTAT S’OMPLÍ D’ALEGRÍA”.
La Campaña “La ciutat s’omplí d’alegría”. Tema 1.– Naturaleza de la Doctrina Social de la Iglesia.

Os ofrezco las dinámicas preparadas para estudiar los temas de formación que se encuentran en la Campaña 2009/10.

Con este término nos referimos a las directrices, pautas y orientaciones, con las que la Iglesia responde a los problemas de la sociedad actual, iluminándolos con el Evangelio y el Magisterio, es decir, las enseñanzas de los papas y obispos. En concreto durante estos temas nos basaremos en la Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II, el documento que aborda la relación de la Iglesia con el mundo actual, el primer texto de los papas que hizo referencia a la Doctrina Social de la Iglesia: la Rerum Novarum de León XIII y las enseñanzas de Juan XXIII en la Pacem in Terris, Pablo VI en la Populorum Progressio y Juan Pablo II en la Solicitudo Rei Socialis, la Centessimus Annus, la Evangelium Vitae i los Mensajes con motivo de la Jornada Mundial de la Paz.
Ante las situaciones que viven las personas de nuestro tiempo la Iglesia ofrece una palabra y una respuesta. Así lo expresó bellísimamente el Concilio Vaticano II en la Gaudium et Spes 1:Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón. La Iglesia se siente íntima y realmente solidaria del género humano y de su historia.
Nosotros no queremos ignorar estas palabras y situados en el marco de los tres años caracterizados por el compromiso con Jesucristo y la Iglesia, ahora vamos a centrarnos en el mundo. Lo que escuchamos y celebramos está llamado a vivirlo como respuesta de amor a nuestra sociedad.
Y para ello lo haremos desde la Iglesia quien como madre cuida y corrige a sus hijos cuando nos equivocamos, sufre por la enfermedad, el dolor y las injusticias que cometemos o padecemos y nos enseña a llevar a nuestra vida el mensaje de Jesús. Para ello saca del evangelio las enseñanzas del Maestro, adaptándolas al presente sin perder el sentido ni degradar la fuerza y el valor del Evangelio.
Ésta es la misión de la Iglesia: educar a quienes por el bautismo formamos parte de ella, anunciando con fidelidad e integridad a sus hijos y al mundo de hoy el Evangelio y denunciando aquellas realidades que no se viven acorde a las enseñanzas de Jesús y que provocan en el hombre y la mujer sufrimiento y en la sociedad deshumanización. Es lo que se ha llamado Doctrina Social de la Iglesia, a través de la cual se pone al servicio del hombre ofreciendo desde el Evangelio las claves para poder plantear soluciones a los problemas del presente. De este modo orienta la conducta cristiana, examinando su conformidad o diferencia con lo que el Evangelio enseña acerca del ser humano y su vocación terrena y trascendente, a fin llevar a sus hijos a actuar correctamente en la vida presente.
Experiencia:







A partir de las viñetas:
¿Qué trata de denunciar?
¿Qué otros problemas más cotidianos tienen lugar en la sociedad?

Testimonio:
La Iglesia del continente americano tiene mucho que decir sobre los hombres. Sobre todo haciendo que pasen los hombres de este luctuoso desfile: rostros de campesinos sin sueldo, pisoteados por las fuerzas armadas y por la autoridad. Rostros de trabajadores despedidos sin motivo, de obreros cuyo salario no alcanza a cubrir las necesidades de sus familias. Rostros de ancianos, rostros de perjudicados, rostros de habitantes de tugurios, rostros de pobres niños.
¿Con qué derecho hemos dividido nosotros a los hombres en hombres de primera y de segunda clase, cuando en teología sólo hay una clase de hombres, la de los hijos de Dios?
Muchas veces he sido amenazado de muerte. Debo decirles que como cristiano no creo en la muerte, sin resurrección: si me matan, resucitaré otra vez en el pueblo de El Salvador.
Como pastor, estoy obligado por encargo de Dios a dar mi vida por aquellos a los que amo, que son todos los salvadoreños, incluidos los que pretenden asesinarme.
Que mi muerte sea liberación de mi pueblo y testimonio de esperanza para el futuro. Quiera Dios que esta gente comprenda que está perdiendo el tiempo; se puede matar a un obispo, pero la Iglesia de Dios, es decir, el pueblo, nunca perecerá.
Reflexión:
Pocos días antes de ser asesinado en 1980 Monseñor Oscar Romero pronunciaba estas palabras: ¿qué denuncia?
Compara estas palabras con el texto de Gaudium et Spes: ¿cuáles eran los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias del pueblo salvadoreño en 1980? ¿cuáles eran los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias del obispo?
¿Hoy en día cuáles lo son de nuestra sociedad?
¿Cómo debiera ser la respuesta de nosotros como juniors, teniendo presente lo afirmado en el tema?
Podemos también repartir el Sermón de la Montaña (Mt 5,1-7,29) y extraer de él las frases que creemos hacen referencia a la doctrina social de la Iglesia:
¿Qué problema trata?
¿Cómo lo ilumina Jesús?
Compromiso:
Revisar la programación que hemos realizado al principio de curso:
¿Hemos tenido presentes las tristezas y angustias de las gentes que viven en nuestro pueblo o barrio?, dicho de otro modo, ¿hemos analizado la situación de nuestro entorno y programado actividades que ayuden a paliar los problemas: niños marginados, degradación de algún jardín o zona del barrio o pueblo, niños a quienes este año debido a la crisis los padres les costará un sacrificio pagar la cuota o las acampadas,...?
¿Qué vamos a hacer, quedarnos con los brazos cruzados porque no tenemos medios o buscar acciones que ayuden a transformar estas realidades, bien mediante la denuncia (algún manifiesto en favor de la integración de los inmigrantes, de la supresión de las barreras arquitectónicas,...) o actuación (visitar a los ancianos que se encuentran solos o están en los centros de día o residencias, integrar a los niños inmigrantes, subvencionar las cuotas aunque ello repercuta en menor dinero y por menos medios,...).

Celebración:
Ambientación: en círculo: en el centro la cruz, la Biblia, la vela y el cartel.
Repartimos imágenes de situaciones de pobreza (un parado, un inmigrante, un niño abandonado, un enfermo terminal,...), cada uno la contempla.
Cada miembro del equipo la coloca junto a la cruz.
Leemos Mt 5, 13-16
Cada miembro del equipo se acerca y deposita encima de ella una lumina encendida.
Rezamos el Padrenuestro, deteniéndonos unos instantes en “no nos dejes caer en la tentación”,





ORACION
ORACIÓN DEL ESTUDIANTE DE SANTO TOMÁS DE AQUINO.

Oh Dios, fuente de la sabiduría,
principio supremo de todas las cosas.
Derrama tu luz en mi inteligencia
y aleja de ella las tinieblas
del pecado y de la ignorancia.
Concédeme penetración para entender,
memoria para retener, método para aprender,
lucidez para interpretar y expresarme.
Ayuda el comienzo de mi trabajo,
dirige su progreso, corona su fin,
por Cristo nuestro Señor.
Amén.


ORACIÓN A DON BOSCO

Tú fuiste suscitado
por el Espíritu Santo,con la intervención materna
de María.para contribuir
a la salvación de la juventud.

Tú nos has sido dado
por el Señor como
padre y maestro,y nos has confiado
un programa fascinante de vidaen la máxima
“Da mihi animas, cetera tolle”.

Tú nos has transmitido,
bajo la inspiración de Dios,un espíritu original
de vida y acción,cuyo centro
y cuya síntesis
es la caridad pastoral.

Haz que nuestro corazón
pueda ser inflamadopor el fuego del ardor
y del impulso evangelizador,para ser signos creíbles del amor de Dios a los jóvenes.

Haz que sepamos
aceptar con serenidad y alegríalas exigencias cotidianas
y las renuncias
de la vida apostólicapara la gloria de Dios
y la salvación de las almas.


LA ORACIÓN PARA SAN JUAN BOSCO.
La oración es para el sacerdote como el agua para el pez, el aire para el pájaro, y la fuente para el ciervo. (III, 246).
El hombre que no reza, es un hombre perdido. (IX, 997).
La oración es para el alma como el calor para el cuerpo. (IX, 997).
La oración vocal, si no se acompaña con la mental, es como un cuerpo sin alma. (IX, 997).
Las jaculatorias tienen el valor de la oración vocal y mental. (IX, 997).
Con la oración se obtiene todo lo que es necesario para nuestra salvación. (XIV, 86).




















COMENTARIOS AL EVANGELIO
FRAY SANTIAGO AGRELO. ARZOBISPO DE TANGER. SIEMPRE EN EL CORAZÓN DE CRISTO.
Vendrá de Dios, como la palabra viene de quien la pronuncia. Vendrá de Dios, ungido por el Espíritu y enviado por él. Vendrá de Dios, y vendrá para ti que lo necesitas. Vendrá para los pobres, entiende cautivos, ciegos, oprimidos, esclavizados.
Así lo proclamaba la palabra profética.
Aquel día en la sinagoga de Nazaret, la palabra proclamada dejó de ser una promesa de salvación, y comenzó a ser un evangelio, buena noticia de que la salvación prometida para el futuro era ya salvación cumplida en el presente: “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír”.
La buena noticia se llamaba Jesús, y era para los pobres.
El evangelio no es una complicada doctrina, sino una persona que viene a salvar a los oprimidos por el mal. El evangelio no es una fuente de valores morales para mantener alta la producción industrial, sino revelación del misterio de la unción divina sobre el hombre Jesús de Nazaret, para que este hombre proclame el año de gracia del Señor. En realidad, él, Jesús, es el verdadero año de gracia que ya nunca se acabará para el hombre que quiera recibirla.
Hoy es un día santo para ti, Iglesia rescatada del Señor, pues para ti ha sido ungido Aquel que viene a ser tu luz y tu libertador.
La Escritura, toda la Escritura, recibe en Jesús de Nazaret su interpretación verdadera, real, última, pues en él se cumplen las promesas que la Escritura encierra, y tú, comunidad de los que han entrado por la fe en el año de gracia del Señor, has visto y conocido al que velaban las palabras de la profecía. Es más, hoy te encuentras con él, lo escuchas, comulgas con él. Hoy te encuentras con tu luz y con tu libertad, con el que es para ti el evangelio de la gracia.
No quiero que olvides, sin embargo, otra dimensión del misterio que celebras. Hoy eres ungida tú también, y enviada, como Jesús, como el siervo del Señor, para llevar la buena noticia a los pobres. Hoy eres ungida para liberar, para iluminar, para salvar. Hoy eres enviada a la frontera sur de la riqueza, en la que se levantan barreras para que los explotados no perturben la tranquilidad de los explotadores.
Hoy te esperan los desesperados de todas las latitudes del sufrimiento. Seguramente los encontrarás con la mano tendida a las puertas mismas de tu celebración dominical. Hoy se cumplen en el cuerpo de Cristo, que eres tú, las palabras de la profecía: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para dar la Buena Noticia a los pobres”.
Feliz domingo.
http://www.religiondigital.com/


JUAN MANUEL BARREIRO, SACERDOTE. EN http://www.diocesismalaga.es/
He tenido la oportunidad de escuchar de sacerdotes, consagrados y seglares -hombres y mujeres, adultos y jóvenes, matrimonios y célibes- y compartir con ellos experiencias de la propia vida que me han impactado. Entiendo que se da un denominador común en la mayoría de estas experiencias comunicadas: ser “invitados” a una novedad de vida y sentir que los propios límites de uno mismo, se“agrandan” o amplían sin medida. Yo, además, tengo grabado en lo profundo de mi ser la sensación de sentirme “favorecido” por la confianza que Alguien ha depositado en mí y a la que trato de no defraudar con agradecimiento y esforzada dedicación y empeño, envuelto en debilidad y, reconozco que también con algunos “recelos”.
“Te escogí… te consagré… te envío… Yo estoy contigo para librarte”. Jeremías toma conciencia de su vocación como profeta. ¿Cuántos nos vemos identificados con esta llamada-invitación?, ¿o con esta consagración-misión?, ¿o con esta fiel compañía favorable?... La conciencia de sentirme un vocacionado, me hace bien, me hace feliz. Y la razón primera y última de esta elección-consagración-misión es alcanzar y disfrutar lo excelente, lo máximo, en cristiano, “ambicionando lo mejor”. Para ello el camino mejor es el amor. Amor paciente, afable, no envidioso ni presuntuoso, no egoísta ni mal educado… Un amor así, no pasa nunca, no se acabará.
“Comenzó Jesús a decir en la sinagoga: Hoy se cumple esta Escritura… y todos le expresaban su aprobación”. En la celebración del Año Sacerdotal el Señor Jesús sigue llamando y prolongando el HOY de la salvación ¿le expresamos nuestra aprobación y admiración con un firme compromiso eclesial expresado en la colecta extraordinaria de Cáritas a favor de los damnificados de Haití, en la celebración eucarística de este domingo, certificando, así, que el amor lo puede todo?
Juan Manuel Barreiro, sacerdote













JOSÉ ANTONIO PAGOLA
EL MIEDO A SER DIFERENTES

Pronto pudo ver Jesús lo que podía esperar de su propio pueblo. Los evangelistas no nos han ocultado la resistencia, el escándalo y la contradicción que encontró Jesús muy pronto, incluso en los ambientes más allegados.
Su actuación libre y liberadora resultaba demasiado molesta y acusadora. Su comportamiento ponía en peligro demasiados intereses.
Jesús lo comprende así con toda lucidez. Es difícil que un hombre que se pone a actuar escuchando fielmente a Dios sea bien aceptado en un pueblo que vive de espaldas a El. «Ningún profeta es bien mirado en su tierra».
Los creyentes no lo debiéramos olvidar. No se puede pretender seguir fielmente a Jesús y no provocar, de alguna manera, la reacción, la extrañeza, la crítica y hasta el rechazo de quienes, por diversos motivos, no pueden estar de acuerdo con un planteamiento cristiano de la vida.
¿No somos los creyentes demasiado «normales» y demasiado bien aceptados en una sociedad que no es tan normal ni tan aceptable cuando se miran las cosas desde la fe? ¿No nos sentimos demasiado a gusto y bien adaptados?
Nos da miedo ser diferentes. Hace mucho tiempo que está de moda «estar a la moda». Y no sólo cuando se trata de adquirir el traje de invierno o escoger los colores de verano. El «dictado de la moda» nos impone los gestos, las maneras, el lenguaje, las ideas, las actitudes y las posiciones que debemos defender.
Se necesita una gran dosis de coraje y de valor para ser fiel a las propias convicciones, cuando todo el mundo se acomoda y adapta "a lo que se lleva".
Es más fácil vivir sin un proyecto de vida personal, dejándose llevar por los acontecimientos y los convencionalismos sociales. Es más fácil instalarse cómodamente en la vida y vivir superficialmente según lo que nos dicten desde fuera.
Al comienzo, quizás, uno escucha todavía una voz interior que le dice que no es ése el camino acertado para crecer como persona ni como creyente. Pero, pronto nos tranquilizamos. No queremos pasar por «un anormal», «un extraño» o «un loco». Se está más seguro sin distanciarse del rebaño.
Y así seguimos caminando. En rebaño. Mientras desde el evangelio se nos sigue invitando a ser fiele s a nuestras convicciones creyentes, incuso cuando puedan acarrearnos la crítica y el rechazo dentro de nuestra misma clase social, nuestro propio partido, el círculo profesional y social en el que nos movemos y hasta en el entorno más cercano de nuestros amigos y familiares.

http://svicentemartir-abando.org/ordinario_b/cristo_rey/pagola.htm






JÓVENES EJEMPLARES: BEATA PIETRINA MOROSINI (6 DE ABRIL).
La joven a la que recordamos en este número nació en Fiobbio, cerca de Bérgamo (Italia) el 7 de Enero de 1931 en el seno de una familia trabajadora, humilde y profundamente cristiana. Fue su madre quien la preparó para los sacramentos, recibiendo la confirmación en 1937, durante la visita pastoral del obispo y al año siguiente la primera comunión.
En aquellos años de su infancia fue creciendo con la ayuda de la familia, la parroquia y la escuela, fue allí donde demostró una inteligencia despierta que le llevó a la maestra a animarle a proseguir los estudios, si bien, las necesidades económicas de la familia le llevaron a dejar la escuela y aprender corte y confección, trabajando en una fábrica textil.
El 27 de abril de 1947 asistió en la basílica de San Pedro a la beatificación de Maria Goretti. Aquello le llevó a desear ser religiosa, si bien, su madre se lo impidió, debido a la necesidad que tenía la familia de su salario. En privado y con permiso del confesor la joven de dieciséis años hizo voto privado de castidad.
Su convento a partir de entonces fue su parroquia. Allí asistía diariamente a la misa, comulgaba y participaba de la Acción Católica, origen y raíz de juniors, moviment diocesà.
Después del aspirantado y de unos años de miitancia fue encargada de formar a las candidatas y a las más jóvenes.
Y así transcurrió su juventud: trabajo, labores domésticas, actividades apostólicas en la parroquia, Acción Católica, Asociación de Hijas de María y Tercera Orden Franciscana, en la que profesó como miembro de la rama no religiosa del franciscanismo.
El 4 de Abril de 1957 se levantó para asistir a misa. Después de comulgar y dar gracias a Dios se dirigió a la fábrica. Concluida la jornada laboral regresó sola a casa. Fue entonces cuando un joven se insinuó. Ella se negó, recibiendo golpes tan brutales que le llevaron a perder el sentido y caer en tierra gravemente herida. El joven la abandonó sin prestar auxilio. En medio de la consternación de todo el pueblo, fue trasladada al hospital de Bérgamo, recibiendo del párroco la Unción de Enfermos y muriendo el 6 de abril, el sábado antes del domingo de pasión.
El 4 de Octubre de 1987, festividad de San Francisco de Asís fue beatificada por Juan Pablo II.




CATEQUESIS DEL PAPA: 13 de Enero.
Queridos hermanos y hermanas:
Al inicio del nuevo año miremos la historia del cristianismo, para ver cómo se desarrolla una historia y cómo puede renovarse. En ella podemos ver que los santos, guiados por la luz de Dios, son los auténticos reformadores de la vida de la Iglesia y de la sociedad. Maestros con la palabra y testigos con el ejemplo, saben promover una renovación eclesial estable y profunda, porque ellos mismos están profundamente renovados, están en contacto con la verdadera novedad: la presencia de Dios en el mundo. Esta consoladora realidad, o sea, que en cada generación nacen santos y traen la creatividad de la renovación, acompaña constantemente la historia de la Iglesia en medio de las tristezas y los aspectos negativos de su camino. De hecho, vemos cómo siglo a siglo nacen también las fuerzas de la reforma y de la renovación, porque la novedad de Dios es inexorable y da siempre nueva fuerza para seguir adelante. Así sucedió también en el siglo XIII con el nacimiento y el extraordinario desarrollo de las Órdenes Mendicantes: un modelo de gran renovación en una nueva época histórica. Se las llamó así por su característica de "mendigar", es decir, de recurrir humildemente al apoyo económico de la gente para vivir el voto de pobreza y cumplir su misión evangelizadora. De las Órdenes Mendicantes que surgieron en ese periodo las más conocidas e importantes son los Frailes Menores y los Frailes Predicadores, conocidos como Franciscanos y Dominicos. Se les llama así por el nombre de sus fundadores, san Francisco de Asís y santo Domingo de Guzmán, respectivamente. Estos dos grandes santos tuvieron la capacidad de leer con inteligencia "los signos de los tiempos", intuyendo los desafíos que debía afrontar la Iglesia de su época.
Un primer desafío era la expansión de varios grupos y movimientos de fieles que, a pesar de estar impulsados por un legítimo deseo de auténtica vida cristiana, se situaban a menudo fuera de la comunión eclesial. Estaban en profunda oposición a la Iglesia rica y hermosa que se había desarrollado precisamente con el florecimiento del monaquismo. En recientes catequesis hablé de la comunidad monástica de Cluny, que había atraído a numerosos jóvenes y, por tanto, fuerzas vitales, como también bienes y riquezas. Así se había desarrollado, lógicamente, en un primer momento, una Iglesia rica en propiedades y también inmóvil. Contra esta Iglesia se contrapuso la idea de que Cristo vino a la tierra pobre y que la verdadera Iglesia debería ser precisamente la Iglesia de los pobres; así el deseo de una verdadera autenticidad cristiana se opuso a la realidad de la Iglesia empírica. Se trata de los movimientos llamados "pauperísticos" de la Edad Media, los cuales criticaban ásperamente el modo de vivir de los sacerdotes y de los monjes de aquel tiempo, acusados de haber traicionado el Evangelio y de no practicar la pobreza como los primeros cristianos, y estos movimientos contrapusieron al ministerio de los obispos una auténtica "jerarquía paralela". Además, para justificar sus propias opciones, difundieron doctrinas incompatibles con la fe católica. Por ejemplo, el movimiento de los cátaros o albigenses volvió a proponer antiguas herejías, como la devaluación y el desprecio del mundo material -la oposición contra la riqueza se convierte rápidamente en oposición contra la realidad material en cuanto tal-, la negación de la voluntad libre y después el dualismo, la existencia de un segundo principio del mal equiparado a Dios. Estos movimientos tuvieron éxito, especialmente en Francia y en Italia, no sólo por su sólida organización, sino también porque denunciaban un desorden real en la Iglesia, causado por el comportamiento poco ejemplar de varios representantes del clero.
Los Franciscanos y los Dominicos, en la estela de sus fundadores, mostraron en cambio que era posible vivir la pobreza evangélica, la verdad del Evangelio como tal, sin separarse de la Iglesia; mostraron que la Iglesia sigue siendo el lugar verdadero, auténtico, del Evangelio y de la Escritura. Más aún, santo Domingo y san Francisco sacaron la fuerza de su testimonio precisamente de su íntima comunión con la Iglesia y con el Papado. Con una elección totalmente original en la historia de la vida consagrada, los miembros de estas Órdenes no sólo renunciaban a la posesión de bienes personales, como hacían los monjes desde la antigüedad, sino que ni siquiera querían que se pusieran a nombre de la comunidad terrenos y bienes inmuebles. Así pretendían dar testimonio de una vida extremadamente sobria, para ser solidarios con los pobres y confiar únicamente en la Providencia, vivir cada día de la Providencia, de la confianza de ponerse en las manos de Dios. Este estilo personal y comunitario de las Órdenes Mendicantes, unido a la total adhesión a las enseñanzas de la Iglesia y a su autoridad, fue muy apreciado por los Pontífices de la época, como Inocencio III y Honorio III, que apoyaron plenamente estas nuevas experiencias eclesiales, reconociendo en ellas la voz del Espíritu. Y no faltaron los frutos: los grupos "pauperísticos" que se habían separado de la Iglesia volvieron a la comunión eclesial o lentamente se redujeron hasta desaparecer. También hoy, a pesar de vivir en una sociedad en la que a menudo prevalece el "tener" sobre el "ser", la gente es muy sensible a los ejemplos de pobreza y solidaridad que dan los creyentes con opciones valientes. En nuestros días tampoco faltan iniciativas similares: los movimientos, que parten realmente de la novedad del Evangelio y lo viven con radicalidad en la actualidad, poniéndose en las manos de Dios, para servir al prójimo. El mundo, como recordaba Pablo VI en la Evangelii nuntiandi, escucha de buen grado a los maestros, cuando son también testigos. Esta es una lección que no hay que olvidar nunca en la obra de difusión del Evangelio: ser los primeros en vivir aquello que se anuncia, ser espejo de la caridad divina.
Franciscanos y Dominicos fueron testigos, pero también maestros. De hecho, otra exigencia generalizada en su época era la de la instrucción religiosa. No pocos fieles laicos, que vivían en las ciudades en vías de gran expansión, deseaban practicar una vida cristiana espiritualmente intensa. Por tanto, trataban de profundizar en el conocimiento de la fe y de ser guiados en el arduo pero entusiasmante camino de la santidad. Las Órdenes Mendicantes supieron felizmente salir al encuentro también de esta necesidad: el anuncio del Evangelio en la sencillez y en su profundidad y grandeza era un objetivo, quizás el objetivo principal, de este movimiento. En efecto, se dedicaron con gran celo a la predicación. Eran muy numerosos los fieles —a menudo auténticas multitudes— que se reunían en las iglesias y en lugares al aire libre para escuchar a los predicadores, como san Antonio, por ejemplo. Se trataban temas cercanos a la vida de la gente, sobre todo la práctica de las virtudes teologales y morales, con ejemplos concretos, fácilmente comprensibles. Además, se enseñaban formas para alimentar la vida de oración y la piedad. Por ejemplo, los Franciscanos difundieron mucho la devoción a la humanidad de Cristo, con el compromiso de imitar al Señor. No sorprende entonces que fueran numerosos los fieles, mujeres y hombres, que elegían ser acompañados en el camino cristiano por frailes Franciscanos y Dominicos, directores espirituales y confesores buscados y apreciados. Nacieron así asociaciones de fieles laicos que se inspiraban en la espiritualidad de san Francisco y santo Domingo, adaptada a su estado de vida. Se trata de la Orden Tercera, tanto franciscana como dominicana. En otras palabras, la propuesta de una "santidad laical" conquistó a muchas personas. Como recordó el concilio ecuménico Vaticano II, la llamada a la santidad no está reservada a algunos, sino que es universal (cf. Lumen gentium, 40). En todos los estados de vida, según las exigencias de cada uno de ellos, es posible vivir el Evangelio. También hoy cada cristiano debe tender a la "medida alta de la vida cristiana", sea cual sea el estado de vida al que pertenezca.
Así la importancia de las Órdenes Mendicantes creció tanto en la Edad Media que instituciones laicales como las organizaciones de trabajo, las antiguas corporaciones y las propias autoridades civiles, recurrían a menudo a la consulta espiritual de los miembros de estas Órdenes para la redacción de sus reglamentos y, a veces, para solucionar sus conflictos internos y externos. Los Franciscanos y los Dominicos se convirtieron en los animadores espirituales de la ciudad medieval. Con gran intuición, pusieron en marcha una estrategia pastoral adaptada a las transformaciones de la sociedad. Dado que muchas personas se trasladaban del campo a las ciudades, ya no colocaron sus conventos en zonas rurales, sino en las urbanas. Además, para llevar a cabo su actividad en beneficio de las almas, era necesario trasladarse según las exigencias pastorales. Con otra decisión totalmente innovadora, las Órdenes Mendicantes abandonaron el principio de estabilidad, clásico del monaquismo antiguo, para elegir otra forma. Frailes Menores y Predicadores viajaban de un lugar a otro, con fervor misionero. En consecuencia, se dieron una organización distinta respecto a la de la mayor parte de las Órdenes monásticas. En lugar de la tradicional autonomía de la que gozaba cada monasterio, dieron mayor importancia a la Orden en cuanto tal y al superior general, como también a la estructura de las provincias. Así los mendicantes estaban más disponibles para las exigencias de la Iglesia universal. Esta flexibilidad hizo posible el envío de los frailes más adecuados para el desarrollo de misiones específicas, y las Órdenes Mendicantes llegaron al norte de África, a Oriente Medio y al norte de Europa. Con esta flexibilidad se renovó el dinamismo misionero.
Otro gran desafío eran las transformaciones culturales que estaban teniendo lugar en ese periodo. Nuevas cuestiones avivaban el debate en las universidades, que nacieron a finales del siglo XII. Frailes Menores y Predicadores no dudaron en asumir también esta tarea y, como estudiantes y profesores, entraron en las universidades más famosas de su tiempo, erigieron centros de estudio, produjeron textos de gran valor, dieron vida a auténticas escuelas de pensamiento, fueron protagonistas de la teología escolástica en su mejor período e influyeron significativamente en el desarrollo del pensamiento. Los más grandes pensadores, santo Tomás de Aquino y san Buenaventura, eran mendicantes, trabajando precisamente con este dinamismo de la nueva evangelización, que renovó también la valentía del pensamiento, del diálogo entre razón y fe. También hoy hay una "caridad de la verdad y en la verdad", una "caridad intelectual" que ejercer, para iluminar las inteligencias y conjugar la fe con la cultura. El empeño puesto por los Franciscanos y los Dominicos en las universidades medievales es una invitación, queridos fieles, a hacerse presentes en los lugares de elaboración del saber, para proponer, con respeto y convicción, la luz del Evangelio sobre las cuestiones fundamentales que afectan al hombre, su dignidad, su destino eterno. Pensando en el papel de los Franciscanos y de los Dominicos en la Edad Media, en la renovación espiritual que suscitaron, en el soplo de vida nueva que infundieron en el mundo, un monje dijo: "En aquel tiempo el mundo envejecía. Pero en la Iglesia surgieron dos Órdenes, que renovaron su juventud, como la de un águila" (Burchard d'Ursperg, Chronicon).
Queridos hermanos y hermanas, precisamente al inicio de este año invoquemos al Espíritu Santo, eterna juventud de la Iglesia: que él haga que cada uno sienta la urgencia de dar un testimonio coherente y valiente del Evangelio, para que nunca falten santos, que hagan resplandecer a la Iglesia como esposa siempre pura y bella, sin mancha y sin arruga, capaz de atraer irresistiblemente el mundo hacia Cristo, hacia su salvación.



CARTA DE D. CARLOS, ARZ. DE VALENCIA


En estas fechas en las que celebramos la fiesta de San Vicente Mártir quiero proponeros el seguimiento de su vida más íntima, como a alguien a imitar también en nuestro tiempo. San Vicente Mártir no es un santo pasado de moda, entre otras cosas porque ningún santo pasa de moda, pues su comunión de vida con el Eterno le hace siempre actual. Las actas que poseemos sobre el martirio de San Vicente son tardías, pero concuerdan en lo sustancial y en muchos detalles con el himno de Aurelio Prudencio y con todos los panegíricos que le dedicó San Agustín. De tal manera que se convierte en un santo con una actualidad especial para nuestros días. También nosotros tenemos que dar testimonio de Jesucristo, si llega el caso hasta dar la vida.
Siempre es bueno recordar que los santos y mártires han sido personas reales, de carne y hueso. Todos sabemos que San Vicente desde muy joven sirvió a la Iglesia. En Zaragoza se encontró con el Obispo Valerio quien encontró en este joven un buen colaborador, que con un grupo numeroso de cristianos estaban decididos a todo menos a renegar de la fe. Fue ordenado diácono y en la persecución de Daciano son encarcelados, entre otros muchos, Valerio y Vicente. Pero no se atrevió a juzgarlos allí y como Daciano se marchaba a Valencia se los llevó consigo presos. Ya en Valencia fueron conducidos ante un tribunal, San Vicente fue muy claro: “no creemos en vuestros dioses. Sólo existe Cristo y el Padre, que son un solo Dios. Nosotros somos siervos suyos y testigos de esa verdad. Arráncame si puedes esta fe”. Del obispo Valerio anciano se desentendió y lo desterró, no así del diácono Vicente que fue sometido a los tormentos más terribles: el potro o ecúleo, los garfios y tenazas, el fuego. En todos esos momentos San Vicente decía: “Te equivocas si piensas que me castigas desgarrando estos miembros, mientras no puedes manchar el alma libre e intacta. Te empeñas en romper un vaso de tierra, por otra parte frágil, que de todas formas ha de quebrantarse pronto”. Vicente resistía todas las pruebas porque Dios le ayudaba, hasta la prueba del fuego. Y así fue encerrado en el calabozo hasta que Dios le llamó consigo. San Vicente es un mártir para nuestro tiempo. Ante vidas como las de San Vicente, ¡qué bueno es recordar algunos aspectos que creo son de especial importancia! En primer lugar, el término en sí mismo, “mártir” que se deriva del griego “martys” y que en lengua profana significa “testigo”. Este término de “mártir” es el que desde los siglos II y III nos habla de una persona que ha dado testimonio a favor de Jesucristo y de su doctrina con el sacrificio de su propia vida. En segundo lugar, la palabra mártir aparece en el Nuevo Testamento en un sentido menos restrictivo que en el s. II y III, con bastante frecuencia en una acepción muy original, en el sentido ordinario de testigo. Es verdad que en el Nuevo Testamento, esta palabra designa a un tipo particular de testigos, pues habla de los Apóstoles, que son los que pueden testimoniar por experiencia propia la vida, la muerte y muy especialmente la resurrección de Cristo. Ellos son testigos, podríamos decir, oficiales de la muerte y resurrección de Cristo. Pero el término “martys” se acerca más al significado primero. ¡Qué bueno resulta recordar el texto de Mc 13, 9: “Os entregarán a los tribunales, seréis azotados en las sinagogas y compareceréis ante los gobernadores y los reyes por causa mía, en testimonio (martyrion) para ellos”! A partir del s. IV hay una clarificación muy precisa de quien es el mártir y cuándo se debe utilizar esta palabra, pues distingue entre los que han sufrido por su fe, que son los confesores de la fe y los que han sacrificado su vida por la fe. Es precisamente a estos últimos a quienes se les llamará mártires.
¿Quién fue San Vicente Mártir y quién puedes ser tú? Un mártir es siempre una vida ejemplar. Reflexionemos sobre él:
1) Un hombre que tuvo una oportunidad privilegiada de atestiguar su fe y que aprovechó aquella oportunidad. Hace falta mucho amor a la persona de Jesucristo para hacer esto. Ante las adversidades de su época, ante los tormentos a los que fue sometido, solamente tenía una palabra, un amor, Jesucristo.
2 Un hombre que fue testigo de Jesucristo, no solamente por su confesión de fe, sino también por su vida y con su muerte. De tal manera, que decidió imitar con su vida histórica la obra y la muerte salvífica de Jesucristo nuestro redentor. San Vicente se convierte en un testigo por excelencia. En su cuerpo descubrimos la misma experiencia que la de Jesucristo.
3) Un hombre cuyo testimonio no es sólo una manifestación humana, sino el testimonio del mismo Espíritu Santo y, por ello, sumamente precioso, que nos recuerda aquella expresión del Evangelio que Jesús dirige a los discípulos primeros: “Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros” (Mt 10, 19-20).
4) Un hombre del que su testimonio del martirio adquiere, en términos psicológicos, una eficacia muy particular, puesto que la profesión oral que ofrece resulta confirmada con la vida y muy especialmente con su muerte. Una muerte que le llega perdonando a todos, devolviendo el mismo amor de Dios a todos los hombres que le arrebatan la vida corporal.
Es verdad que Cristo es el prototipo de los mártires. Precisamente porque la muerte salvífica de Cristo en la cruz es de una importancia fundamental se comprende fácilmente por qué ha habido mártires en la Iglesia y, como dice el Concilio Vaticano II, los seguirá habiendo. Y es que Cristo exhortó muchas veces a los que le escuchaban a tomar la cruz y a seguirlo por el camino real de su pasión. ¡Qué bien resuenan estas palabras ante la contemplación del martirio de San Vicente! “El que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí; el que encuentre su vida la perderá, y el que la pierda por mí la encontrará” (Mt 10, 38-39); “En verdad, en verdad os digo que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, produce mucho fruto. El que ama su vida la pierde y el que odia su vida en este mundo la conservará en la vida eterna. Si alguno se pone a mi servicio, que me siga, y donde esté yo allí estará también mi servidor” (Jn 12, 24-26). Además, los cristianos en virtud de nuestro Bautismo tenemos que estar siempre dispuestos a ofrecer la vida por Jesucristo. Asociarnos a Él en la entrega de nosotros mismos hasta la muerte, es el modo más noble de seguirlo.Valencia tiene una herencia en San Vicente Mártir muy hermosa. Es la herencia a vivir del Amor mismo de Dios. Estamos en una tierra que tiene vocación martirial y por tanto con capacidad para hacer grandes giros en la historia, pues estos si son verdaderos se hacen con el Amor de Dios. El martirio y la vocación martirial no son el fruto de un esfuerzo o de una deliberación humana, sino la respuesta a una iniciativa de Dios, que invita a este testimonio de Amor (que es su mismo Amor) y queda plasmado este Amor en la persona llamada confiriéndole capacidad de vivir desde ese Amor. Desde la Valencia del siglo III al siglo XXI, en que nos encontramos, no ha cesado la devoción al joven Vicente, a San Vicente Mártir, cuyo testimonio ha trascendido los países, los continentes y los siglos. Cada época es una oportunidad para ofrecer nuestro testimonio. Es cierto, San Vicente es un mártir también para nuestro tiempo.Con gran afecto y mi bendición
+ Carlos, Arzobispo de Valencia www.archivalencia.org
RESSÓ DE LA PARAULA.
Els mitjans de comunicació ens han facilitat a dojo imatges i missatges sobre la tragèdia d’Haití, que ens deixen profundament afectats. La realitat pot ser encara més colpidora. Ja han passat alguns dies i hem pogut comprovar amb satisfacció les reaccions d’ajuda que s’han despertat per tot arreu. Però tant de bo en aquest cas no es compleixi aquella llei, segons la qual «quant més forta és una impressió, més aviat tendim a oblidar-la». Aquesta llei palesa la superficialitat amb la qual vivim: els esdeveniments ens poden afectar i, si són dolents, ens fereixen, però de manera que només resta afectada la pell, és dir, allò més extern i susceptible de la persona. Aquestes ferides, si atansessin zones més profundes de la persona, serien un bon recurs de la naturalesa per a provocar una reacció positiva envers el dolor… Potser per això aquell intel·lectual anglès que tant va aprofundir sobre el sofriment humà, C.S. Lewis, va dir en el seu assaig El problema del dolor que «el dolor és el megàfon que Déu fa servir per a despertar un món de sords».
Tret d’aquells que potser tornaran a dormir en la inconsciència, de fet la tragèdia d’Haití ens ha despertat. I en no pocs ha aixecat precisament preguntes sobre Déu. Com ara, aquelles que sempre hi són, però que resten normalment en estat latent, fins que una sotragada com aquesta ens les fa conscients: On és el Déu creador i bo? Com és possible que Déu permeti aquest dolor en els innocents? Per què tant de sofriment?… Alguns resolen el problema afirmant el seu ateisme o el seu agnosticisme.
Deixem als filòsofs i teòlegs que mirin de donar una resposta més completa. No fa gaires dies llegíem un treball de l’escriturista espanyol José Ramón Busto, titulat «El sufrimiento, ¿roca del ateísmo o ámbito de la revelación divina?», que posa en clar un fet: el Déu cristià ha estat una descoberta al llarg dels segles des de l’Antic Testament fins a Jesucrist, en un procés de purificació respecte a altres imatges de Déu, precisament a partir de successives situacions de sofriment; en el moment culminant d’aquest procés el Déu de Jesucrist s’identifica amb el qui pateix i fa triomfar en ell la vida. Algunes religions miren de superar el sofriment mitjançant l’esforç d’autocontrol, distanciament i indiferència. El Déu de Jesucrist omple el sofriment humà de la seva presència.
—Creiem en el Déu que ho és de vius, no pas de morts (Mc 12,27): el Déu que dóna la vida i fa viure.
—Creiem en el Déu que plora amb els qui ploren, pateix amb els qui pateixen, mor en els qui moren, per tal de fer-los ressuscitar.
—Creiem en el Déu que fa aquestes coses perquè és amor i crida a l’amor.
Aquest Déu no ens deixa indiferents davant el sofriment humà, ans ens crida i ens apassiona fins al punt de donar la vida pels altres. No desitjo entendre’l, ni dominar els seus pensaments, ni decidir des de mi el que ha de fer, però sí vull viure’l, endinsar-me en la seva pròpia lògica d’amor, misteriosa i plena de llum; vull sentir el seu crit d’amor en el sofriment humà, única resposta que ens pot esperonar a viure a fons aquesta existència nostra plena de contradiccions.
† Agustí Cortés Soriano Bisbe de Sant Feliu de Llobregat

AÑO SACERDOTAL: BEATO MOSSEN DOMINGO I SOL
El 1 de Abril de 1836 nació en Tortosa el sacerdote a quien dedicamos esta sección. Educado en el colegio de San Jorge y San Matías, ingresó a los 15 años en el Seminario de Tortosa, obteniendo la licenciatura (1863) y doctorado en Valencia (1867).
El 2 de Junio de 1860 recibió la ordenación sacerdotal, celebrando la primera misa en la Iglesia de San Blas y ejerciendo durante 6 meses la labo r pastoral en Aldea. Tras unos años de estudios en Valencia el obispo le encomendó la parroquia de San Jaime en el barrio de Remolins, labor que ejerció al tiempo que atendía como Vicario del Convento de Santa Clara, confesor en La Purisima, San Juan, San Blas,…
Nombrado profesor del Instituto, comenzó allí su obra en favor de la juventud, que apoyó mediante la dirección de la congregación mariana y de San Luis en Tortosa y de la revista juvenil El Congregant. También abrió un centro de recreación para la juventud—un gimnasio- en la zona del Temple, donde reunió a más de 300 jóvenes. Éste fue cedido a los Hermanos de las Escuelas Cristianas (La Salle).
En febrero de 1873 se encontró con el seminarista Ramón Valero, conmoviéndose ante la extrema pobreza y escasa formación y descubriendo el que sería su ideal: la formación de los seminaristas. Así entre los años 1874 y 1877 abrió tres “Casas de San José” destinadas a acoger y formar a los seminaristas pobres, alcanzando el número de 190 alumnos.
El 11 de Octubre de 1879 inauguró el Colegio de San José. Los días 29-30 de enero recibió una inspiración sobrenatural que le llevó a fundar la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos, de finalidad vocacional y espíritu eucarístico reparador. Años después fundó en Valencia, Murcia, Orihuela, Roma,… Muchos de ellos se transformaron en Seminarios Diocesanos dirigidos por los sacerdotes operarios.
Cargado de obras buenas y nuevos proyectos murió en Tortosa el 25 de Enero de 1909, habiendo dejado terminados 10 colegios de San José para vocaciones, 18 seminarios, 2 templos de Reparación y el Colegio Pontificio de San José de Roma, entre los cientos de alumnos se halla el Beato Pascual Penadés, quien estudió en el Colegio de Vocaciones Eclesiásticas de Valencia.
Finalmente he aquí un pensamiento suyo: “Entre todas las obras de celo no hay ninguna tan grande y de tanta gloria de Dios como contribuir a dar muchos y buenos sacerdotes a la Iglesia




NOTICIAS JUNIORS


El pasado lunes se reunió la Secretaría de Formación en el Centro Junior Sol Sortit.
Allí siguió preparando el Encuentro de Educadores, el tercero en esta nueva etapa que emprendimos hace ya dos años: Baradello, Beneixama y La Maiansa.
El trabajo ya se ha repartido entre los diferentes miembros, con muchas ganas y mucha experiencia, los educadores están preparando las dinámicas y actividades que desarrollaremos durante los días 27 y 28 de Febrero.
Desde esta hoja os animamos a participar.

Beneixama 2009


Baradello 2008