jueves, 31 de diciembre de 2020

3 de enero de 2021. Domingo II T. Navidad.

 


Primera lectura.

Lectura del libro del Eclesiástico 24, 1-2.8-12

La sabiduría hace su propia alabanza, encuentra su honor en Dios y se gloría en medio de su pueblo. En la asamblea del Altísimo abre su boca y se gloría ante el Poderoso. “El creador del universo me dio una orden, el que me había creado estableció mi morada y me dijo: “Pon tu tienda en Jacob, y fija tu heredad en Israel”. Desde el principio, antes de los siglos, me creó, y nunca jamás dejaré de existir. Ejercí mi ministerio en la Tienda santa delante de él, y así me establecí en Sion. En la ciudad amada encontré descanso, y en Jerusalén reside mi poder. Arraigué en un pueblo glorioso, en la porción del Señor, en su heredad.

 

Textos paralelos.

 La sabiduría hace su propio elogio.

Pr 1, 20-22: La sensatez pregona por las calles, / en las plazas levanta la voz; / grita en lo más ruidoso de la ciudad, / y en las plazas públicas pregona: / “¿Hasta cuándo, inexpertos, amaréis la inexperiencia, / y vosotros, insolentes, os empeñaréis en la insolencia, / y vosotros, necios, odiaréis el saber?”

Pr 8,1-5: La Sensatez pregona, / la Prudencia levanta la voz, / en puestos elevados junto al camino, / plantada en medio de las sendas, / junto a las puertas a la boca de la ciudad, / en los accesos a los portales grita: / A vosotros, caballeros, os pregono / y dirijo la voz a los plebeyos; / los incautos, aprended sagacidad; / los necios, aprended a tener juicio.

Pr 9, 1-6: La Sensatez se ha edificado una casa, / ha labrado siete columnas, / ha matado las reses, mezclado el vino / y ha puesto la mesa, / ha despachado a sus criadas a pregonarlo / en los puntos que dominan la ciudad. / “El que sea inexperto, venga acá; al falto de juicio le quiero hablar: / Venid a comer de mis manjares / y a beber el vino que he mezclado; / dejad la inexperiencia y viviréis, / seguid derechos el camino de la prudencia.

Jb 28, 12-15: Pero la Sabiduría, ¿de dónde se saca? / ¿dónde está el yacimiento de la prudencia? / El hombre no sabe su precio, / no se encuentra en la tierra de los vivos. / Dice el Océano: “No está en mí”, / responde el Mar: “No está conmigo”. / No se da a cambio de oro puro, / ni se le pesa plata como precio.

Ba 3, 26-31: Allí nacieron los gigantes, / famosos en la antigüedad, / corpulentos y aguerridos; / pero no los eligió Dios / ni les mostró el camino / de la inteligencia; / murieron por su falta de prudencia, / perecieron por falta de reflexión. / ¿Quién atravesó el mar / para encontrarla / y comprarla a precio de oro? / - Nadie conoce su camino / ni puede rastrear sus sendas. / El que todo lo sabe la conoce, / y la examina, y la penetra.

Entonces el creador del universo me dio una orden.

Sal 132, 8: ¡Levántate, Señor, ven a tu descanso, / ven con el arca de tu poder!

Sal 132, 13: El Señor ha elegido a Sión, / la quiere como residencia suya.

Desde el principio antes de los siglos existiré.

Pr 8, 23: Desde antiguo, desde siempre fui formada, / desde el principio, antes del origen de la tiera.

 Notas exegéticas.

24 Compárese este trozo con los demás discursos de la Sabiduría personificada (Pr 1, 20-33; 8, 1-36; 9, 1-6) y con los elogios de la sabiduría (Jb 28; Ba 3, 9-4,4). – Es el capítulo central del libro, donde la sabiduría es presentada en su conjunto, con abundantes reminiscencias de los libros bíblicos anteriores. El autor propone una interpretación del pasado. Más aún que en los Proverbios, le sorprenden a uno expresiones que anuncian una teología trinitaria: la Sabiduría está a la vez íntimamente unida a Dios y es distinta de él, característica que más tarde se aplicará a la persona del Verbo o a la del Espíritu. Parece que este pasaje en especial pudo inspirar el prólogo de San Juan, que aplica al Logos varias de las actividades y características de la Sabiduría.

24 2 Es decir, Israel, la comunidad del Señor (ver Si 15, 5; Dt 23, 2-4; 1 Cro 28, 8).

24 10 Para Ben Sirá, el culto del templo de Jerusalén es también una obra de la sabiduría, simplemente porque, al igual que el orden del mundo, es una expresión de la perfección divina, o más exactamente porque se halla codificado en la Ley que, en 24, 23s., se confunde con la Sabiduría.

 

Salmo responsorial

Salmo 147, 12-15.19-20

 

El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. R/.

Glorifica al Señor, Jerusalén;

alaba a tu Dios, Sion.

Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,

y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.

 

Ha puesto paz en tus fronteras,

te sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra,

y su palabra corre veloz. R/.

 

Anuncia su palabra a Jacob,

sus decretos y mandatos a Israel;

con ninguna nació obró así,

ni les dio a conocer sus mandatos. R/.

 

Textos paralelos.

 Celebra a Yahvé, Jerusalén.

Jr 33, 10: Así dice el Señor: / En este lugar del que decís / que está en ruinas, / sin hombres ni ganado; / en las ciudades de Judá / y en las calles de Jerusalén, / ahora desoladas, / sin hombres ni ganado.

Is 65, 18: Mas bien gozad y alegraos siempre / por lo que voy a crear; / mirad, voy a transformar / a Jerusalén en alegría / y a su población en gozo.

Bendice en tu interior a tus hijos.

Sal 48, 14: Fijaos en sus baluartes, / observad sus palacios, / para poder contarle a la próxima generación.

Lv 26, 6: Pondré paz en el país y dormiréis sin alarmas. Descastaré las fieras y la espada no cruzará vuestro país.

Sal 81, 17: Te alimentaría con flor de harina, / te saciaría de miel silvestre.

Que envía a la tierra su mensaje.

Sal 29, 3: La voz del Señor sobre las aguas, / el Dios de la gloria ha tronado, Y el Señor sobre las aguas torrenciales.

Sal 33, 9: Porque él lo dijo, y existió, / él lo mandó, y surgió.

Sal 107, 20: Envió su palabra para curarlos, / para salvarlos de la extinción.

Is 55, 10-11: Como bajan la lluvia / y la nieve del cielo, / y no vuelven allá, / sino que empapan la tierra, / la fecundan y la hacen germinar, / para que dé semilla al sembrador / y pan para comer, / así será mi palabra, / que sale de mi boca: / no volverá a mí vacía, / sino que hará mi voluntad / y cumplirá mi encargo.

Revela a Jacob sus palabras.

Dt 33, 3-4: Delante va el favorito de los pueblos, / a su derecha van los guerreros, / con la izquierda rige a sus santos; / ellos se rinden a su paso / y marchan a sus órdenes. / Moisés nos dio la ley / en herencia para la asamblea de Israel.

Hch 14, 16: En las generaciones pasadas dejó a los paganos seguir sus caminos.

 

Notas exegéticas.

147 (a) Aunque este salmo forma una unidad, algunas versiones (entre ellas la Vulgata) lo cortan en dos por el versículo 12. El poeta ensalza a Yahvé como libertador de Israel, Creador, amigo de los pobres.

147 (b) “Aleluya” griego; unido por el hebreo al salmo anterior.

147 12 Los Padres han aplicado esta segunda parte del salmo a la nueva Jerusalén, militante o triunfante.

147 15 Aquí es presentada la palabra divina como mensajera, casi como hipóstasis[1].

147 20 El hebreo añade aquí “Aleluya”, omitido por griego. Igualmente en los dos salmos siguientes.

 

Segunda lectura.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 1, 3-6.15-18.

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos. Él nos eligió en Cristo antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado a ser sus hijos, para alabanza de la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en el Amado. Por eso, habiendo oído hablar de vuestra fe en Cristo y de vuestro amor a todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mis oraciones, a fin de que Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos.

 

Textos paralelos.

 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.

Tb 13, 1-2a: Tobías escribió la plegaría de júbilo y dijo: Bendito sea Dios, que vive eternamente, y su reinado.

2 Co 1, 3: Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre compasivo y Dios de todo consuelo.

1 P 1, 3: Bendito sea Dios, padre de nuestro Señor Jesucristo, que, según su gran misericordia y por la resurrección de Jesucristo de la muerte, os ha regenerado para una esperanza viva.

Pues, por estar unidos a Cristo, nos ha colmado.

Ga 3, 14: Así la bendición de Abrahán, por medio de Cristo Jesús se extiende a los paganos, para que podamos recibir por la fe el Espíritu prometido.

Dios nos ha elegido en él.

Jn 17, 24: Padre, los que me confiaste, quiero que estén conmigo, / donde yo estoy; para que contemplen mi gloria; la que me diste, porque me amaste antes de la creación del mundo.

1 P 1, 20: Predestinado antes de la creación del mundo y revelado al final de los tiempos, en favor vuestro.

Hch 1, 7: Les contestó: “No os toca a vosotros saber los tiempos y circunstancias que el Padre ha fijado con su exclusiva autoridad”.

Para que vivamos ante él santamente.

Ef 5, 27: Para presentar una Iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga ni cosa semejante, sino santa e irreprochable.

Col 1, 22: Ahora, en cambio, por medio de la muerte de su cuerpo de carne, os ha reconciliado y os ha presentado ante él: santos, intachables, irreprochables.

Nos ha elegido de antemano para ser sus hijos.

1 Jn 3, 1: Ved qué grande amor nos ha mostrado el Padre: que nos llamamos hijos de Dios y lo somos. Por eso el mundo no nos reconoce, porque no lo reconoce a él.

Rm 8, 29: A los que escogió de antemano los destinó a reproducir la imagen de su Hijo, de modo que fuera él el primogénito de muchos hermanos.

Jn 1, 12: Pero a los que la recibieron / los hizo capaces de ser hijos de Dios: / a los que creen en él.

Con la que nos agració en el Amado.

Mt 3, 17: Se oyó una voz del cielo que decía: “Este es mi Hijo querido, mi predilecto”.

Por eso, también yo, al tener noticias de vuestra fe.

Col 1, 9: Por eso nosotros, desde que nos enteramos, no cesamos de orar por vosotros, pidiendo que os colméis del conocimiento de su voluntad con toda sabiduría e inteligencia espiritual.

Col 1, 3-4: Siempre que rezamos por vosotros damos gracias al Dios Padre del Señor nuestro Jesucristo, porque estamos informados de vuestra fe en Cristo Jesús y del amor que tenéis a todos los consagrados.

Flm 4-5: Siempre que te recuerdo en mis oraciones, doy gracias a Dios porque oigo hablar de tu fe y amor al Señor Jesús y a todos los consagrados.

No ceso de dar gracias por vosotros.

1 Co 13, 13: Y ahora quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande de todas es el amor.

Hch 9, 13: Ananías respondió: “Señor, he oído a michos hablar de ese hombre y contar todo el daño que ha hecho a los consagrados de Jerusalén”.

El Padre de la gloria, que os conceda espíritu de sabiduría.

Ef 3, 14: Así no seremos niños, juguete de las olas, zarandeados por cualquier ventolera de doctrina, por el engaño de la astucia humana.

Ef 3, 16: Gracias a él, el cuerpo entero, trabado y unido por la presentación de las junturas y por el ejercicio propio de la función de cada miembro, va creciendo y construyéndose con el amor.

Ex 24, 16: La gloria del Señor apareció a los israelitas como fuego voraz sobre la cumbre del monte.

1 Jn 5, 20: Sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado inteligencia para conocer al Verdadero. Estamos con el Verdadero y con su hijo Jesucristo. Él es el Dios verdadero y vida eterna.

Que ilumine los ojos de vuestro corazón.

2 Co 4, 6: El mismo Dios que mandó a la luz brillar en la tiniebla, iluminó vuestras mentes para que brille en el rostro de Cristo la manifestación de la gloria de Dios.

 

Notas exegéticas.

1 3 Primera bendición: el llamamiento de los elegidos a la vida bienaventurada, incoada ya de una manera mística por la unión de los fieles con Cristo glorioso. El “amor” designa, ante todo, el amor de Dios para con nosotros, que provoca su “elección· y su llamamiento a la “santidad”, pero no hay por qué excluir nuestro amor para con Dios que deriva de aquel amor y a él responde.

1 5 Segunda bendición: el modo elegido para esta santidad, que es el de la filiación divina, cuya fuente y modelo es Jesucristo, el Hijo único.

1 6 (a) El término griego charis designa aquí el favor divino en cuanto gratuito; si bien incluye la noción de “gracia”, en cuanto don santificante e intrínseco al hombre. En el sentido primero su alcance es más amplio. Manifiesta la misma “gloria” de Dios. Tenemos aquí los dos estribillos que dan ritmo a toda la exposición de las bendiciones divinas: estas no tienen más origen que la liberalidad de Dios, ni más finalidad que la exaltación de su Gloria por las criaturas. Todo procede de Él y a Él debe volver.

1 6 (b) Variante (Vulgata), “en su Hijo amado”.

1 15 Omisión: “y de vuestra caridad”.

1 17 Este “espíritu” designa lo que hoy entendemos por “gracia” (actual).

1 18 Las acepciones morales y espirituales de “corazón” en el At siguen vigentes en el NT. Dios conoce el corazón. El hombre ha de amar a Dios de todo corazón. Dios ha depositado en el corazón del hombre el don de su Espíritu. También Cristo habita en el corazón. Los corazones sencillos, rectos, puros, están abiertos sin limitaciones a la presencia y acción de Dios. Y los creyentes tienen un solo corazón y una sola alma.

 

Evangelio.

X Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 1-18.

En el principio existía el Verbo y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio junto a Dios. Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz. El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo. En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció. Vino a su casa y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios. Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Juan da testimonio de él y grita diciendo: “Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo”. Pues de su plenitud todos hemos recibido gracia tras gracia. Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos ha llegado por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

 

Textos paralelos.

 En el principio existía la Palabra.

1 Jn 1, 1-2: Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y han palpado nuestras manos, es nuestro tema: la Palabra de vida. La Vida se manifestó: la vimos, damos testimonio y os anunciamos la Vida que estaba junto al Padre y se nos manifestó.

Todo se hizo por ella.

1 Co 8, 6: Para nosotros existe un solo Dios, el Padre, que es principio de todo y fin nuestro, y existe un solo Señor, Jesucristo, por quien todo existe y también nosotros.

Col 1, 15-20: Él es imagen del Dios invisible, / primogénito de toda la creación / pues por él fue creado todo, en el cielo y en la tierra: / lo visible y lo invisible, / majestades, señoríos, autoridades y potestades. / Todo fue creado por él y para él, él es anterior a todo / y todo tiene en él su consistencia. / Él es la cabeza del cuerpo, de la Iglesia. / Es el principio, primogénito de los muertos, / para ser el primero de todos. / En él decidió Dios que residiera la plenitud; / que por medio de él todo fuera reconciliado consigo, / haciendo las paces por la sangre de su cruz / entre las criaturas de la tierra y las del cielo.

Hb 1, 1-3: Muchas veces y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas. En esta etapa final nos ha hablado por medio de un Hijo, a quien nombre heredero de todo, por quien creó el universo. Él es el reflejo de su gloria, impronta de su ser, y sustenta todo con su palabra poderosa. Realizada la purificación de los pecados, tomó asiento en el cielo a la diestra de la Majestad.

Y la luz brilla en las tinieblas.

Jn 8, 12: De nuevo les habló Jesús: “Yo soy la luz del mundo, quien me sigue no caminará en tinieblas, antes tendrá la luz de la vida”.

Y las tinieblas no la vencieron.

1 Jn 2, 8: Pero en cierto modo os escribo un precepto nuevo, que se hace realidad en él y en vosotros; porque se alejan las tinieblas y la luz verdadera ya alumbra.

Este vino para un testimonio.

Jn 1, 23: Yo soy la voz del que clama en el desierto: Allanad el camino del Señor (según dice el profeta Isaías).

Jn 1, 26: Yo bautizo con agua. Entre vosotros está uno que no conocéis, que viene detrás de mí; y yo no soy quién para soltarle la correa de la sandalia.

Para dar testimonio de la luz.

Jn 5, 31: Si yo diera testimonio en mi favor, / mi testimonio no sería válido.

Para que todos creyeran en él.

Jn 1, 40: Uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús era Andrés, hermano de Simón Pedro.

La Palabra era la luz verdadera.

Sb 7, 26: Es reflejo de luz eterna, / espejo nítido de la actividad de Dios e imagen de su bondad.

Que ilumina a toda persona.

1 Jn 1, 5: Este es el mensaje que le oímos y os anunciamos: que Dios es luz sin mezcla de tinieblas.

Les dio poder de hacerse hijos de Dios.

Jn 1, 18: Nadie ha visto jamás a Dios; el Hijo único, Dios, / que estaba al lado del Padre, lo ha explicado.

1 Jn 5, 13: Os escribo esto a los que creéis en la persona del Hijo de Dios para que sepáis que poseéis vida eterna.

Sino que nacieron de Dios.

1 Jn 5, 18: Sabemos que el que es hijo de Dios no peca, pues el Engendrado por Dios lo protege para que el Maligno no lo toque.

Hemos contemplado su gloria.

Is 40, 5: Y se revelará la gloria del Señor / y la verán todos los hombres juntos / – ha hablado la boca del Señor –.

Gloria que recibe del Padre como Unigénito.

Jn 17, 5: Ahora tú, Padre, dame gloria junto a ti, / la gloria que tenía junto a ti, antes de que hubiera mundo.

1 Jn 1, 1-3: Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y han palpado nuestras manos, es nuestro tema: la Palabra de vida. La vida se manifestó: la vimos, damos testimonio y os anunciamos la Vida que estaba junto al Padre y se nos manifestó. Lo que vimos y oímos os lo anunciamos también a vosotros para que compartáis nuestra vida, como nosotros la compartimos con el Padre y con su Hijo Jesucristo.

Este era del que yo dije.

Jn 1, 30: Todo existió por medio de ella, / y sin ella nada existió de cuanto existe.

El que viene detrás de mí.

Jn 3, 22: Algo después Jesús con sus discípulos se dirigió a Judea; allí se quedó con ellos y se puso a bautizar.

Porque existía antes que yo.

Col 2, 9-10: Pues en él reside corporalmente la plenitud de la divinidad, y de él recibís vuestra plenitud. Él es la cabeza de todo mando y potestad.

Gracia por gracia.

Jn 1, 21: Le preguntaron: “Entonces ¿eres Elías?”. Respondió: “No lo soy”. “Eres el profeta?”. Respondió: “No”.

A Dios nadie lo ha visto jamás.

Ex 33, 19-20: Le respondió: “Yo haré pasar ante ti toda mi riqueza y pronunciaré ante ti el nombre “Señor”, porque yo me compadezco de quien quiero y favorezco a quien quiero; pero mi rostro no lo puedes ver, porque nadie puede verlo y quedar con vida”.

Si 43, 31: ¿Quién lo ha visto que pueda describirlo?, ¿quién lo alabará como él es?

Jn 6, 46: No es que alguien haya visto al Padre.

1 Jn 4, 12: A Dios nunca lo ha visto nadie; si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y el amor de Dios está en nosotros consumado.

Jn 3, 11: Te lo aseguro: hablamos de lo que sabemos, atestiguamos lo que hemos visto, y no aceptáis nuestro testimonio.

Jn 17, 6: He manifestado tu nombre a los hombres sacados del mundo, que me confiaste: eran tuyos y me los confiaste y han cumplido las palabras.

 

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén.

1 1 Ver Gn 1, 1. En 1, 1-5, el evangelista recoge un himno más antiguo que sigue las huellas del relato de la creación en Gn 1, 1-31, con la cadencia marcada por los verbos: “Dijo Dios… y así fue”: Dios ha creado el mundo por su Palabra, especialmente la luz opuesta a las tinieblas, los seres vivos y al hombre. Es posible que los vv. 1c-2, encuadrados por la repetición redaccional “junto a Dios…” y que rompen el ritmo binario del párrafo, hayan sido añadidos por el evangelista para afirmar la divinidad de Cristo, Palabra encarnada. En 1, 9-18 el tema de la Palabra creadora se desarrolla en armonía con Is 55, 10-11: enviado por Dios al mundo para fecundarlo, revelándole “la verdad·”, retorna a Dios después de haber cumplido su misión. Este conjunto de temas: presencia junto a Dios, papel desempeñado en la creación, envío al mundo para adoctrinar en él a la humanidad, atañen a la Sabiduría tanto como a la Palabra. En el NT correspondía a Juan, gracias al hecho de la Encarnación, inferir la naturaleza persona de esta Palabra (sabiduría) subsistente y eterna.

1 3 El verbo egéneto (cf. Gn 1, 3) expresa muy bien la creación de todas las cosas ex nihilo[2]. Como la propia materia es creada, no puede hablarse de dualismo metafísico, y cualquier tipo de gnosticismo queda excluido.

1 4 (a) O quizá: “Lo que existió por ella”.

1 4 (b) En griego, el término vida, sin artículo, no puede ser el sujeto del verbo ser; por tanto, no procede unir las palabras “lo que se hizo” a la frase precedente. En cambio, la omisión del artículo era regular cuando el substantivo, incluso determinado, se ponía como atributo delante del verbo ser.

1 5 La Luz (el Bien, la Palabra) escapa al dominio de las Tinieblas (el Mal, las potencias del mal). Otros traducen: ·Y las tinieblas no la recibieron”.

1 6 Primitivamente, los vv. 6-8 debían preceder inmediatamente a los vv. 19 ss.

1 7 Juan el Bautista es considerado un profeta, cuya enseñanza conservaba entonces todo su valor de testimonio. – Queda aquí acentuado el contraste entre Juan y el revelador por excelencia, Jesús.

1 9 Este v. 9 debe unirse a los vv. 4-5: es la Palabra “luz” (y no el Bautista) la que viene al mundo porque fue enviada por Dios a él. Otros prefieren traducir: “… todo hombre que viene a este mundo”.

1 10 El “mundo” puede designar simplemente el universo creado, pero, según las tradiciones judías, tiene a menudo un matiz peyorativo. Sometido al poder de Satán, se niega a creer en la misión de Cristo, y persigue con su odio a Jesús y sus discípulos, cuya luz denuncia su perversión. Su malicia es profunda, pero será vencido por Cristo. Comparar con el sentido peyorativo de “tierra” en Ap 6, 15. Según las tradiciones judías, a este mundo malo sucederá un día “el mundo futuro”; para Juan, el mundo escatológico está ya presente “arriba”, junto al Padre, donde los discípulos de Cristo gozan de la vida eterna. Pero otros textos presentan el mundo con un t0no más optimista. Así, es capaz de creer en Cristo a la vista de los signos que realiza. Dios lo ama y ha enviado a su Hijo para salvarlo dándole la vida. Por cuanto le quita su pecado, Cristo es el salvador del mundo. – Aunque aquí se trata del rechazo de la Palabra encarnada, el AT conoce el hecho del rechazo de la sabiduría divina (ver Henoc 42).

1 11 Probablemente el pueblo judío.

1 12 La Palabra es una semilla divina que, cuando la recibimos, nos hace hijos de Dios. Según Jn 3, 5-6, nuestro nuevo nacimiento es el fruto del Espíritu, ver Rm 8, 14.

1 13 La lectura en plural “estos no nacieron”, atestiguada por el conjunto de los manuscritos griegos, es la lectura corriente. Variante: “Él que no nació”. En el libro apócrifo de Henoc, 15, 4, se reprocha a los ángeles que se hayan unido a las mujeres, según Gn 6, 1-5: “En la sangre de mujeres os habéis manchado y en la sangre de la carne habéis engendrado y en la sangre de hombres habéis dado pasto a la concupiscencia”. En el supuesto de la lectura en singular, Juan, que conoce esta tradición judía, quiere hacer ver que Jesús no fue concebido como los Gigantes a partir de ángeles caídos, sino “de Dios”.

1 14 (a) La “carne” designa a la humanidad en su condición de debilidad y de mortalidad. Al revestirse de nuestra humanidad, la Palabra de Dios ha asumido todas sus debilidades, incluida la muerte.

1 14 (b) Verbo griego eskénôsen, ver skenê. Lit: “su tienda”. Alusión a la Tienda “miskân” que, en tiempo del Éxodo, simbolizaba la presencia de Dios, presencia que se hizo manifiesta por la irrupción de la gloria de Dios en ella en el momento de la inauguración. La Palabra, Unigénito del Padre, es quien reside el nombre terrible “Y soy”, resplandeciente de esa gloria que tiene del Padre, realiza en la nueva alianza esta presencia divina que debe asegurar la salvación del pueblo de Dios. Él es verdaderamente el Emmanuel, “Dios con nosotros”, anunciado por Is 7, 14.

1 14 (c) La gloria era garantía de la presencia de Dios. Ella misma no podía ser vista, pero se manifestaba a través de los prodigios realizados por Dios en favor de su pueblo. Lo mismo sucederá con la Palabra encarnada cuyos “signos” manifiestan la gloria, “en espera del signo” por excelencia de la resurrección. También del mismo modo que la gloria de Dios se reflejaba en el rostro de Moisés después de la teofanía del Sinaí, así el rostro de Cristo resplandeció cuando la transfiguración (similar teofanía del Sinaí), y sus discípulos pudieron ver así el reflejo de su gloria.

1 14 (d) La fórmula corresponde a la de Ex 34, 6: “rico en amor y fidelidad” en la definición que Dios da de sí mismo a Moisés. Al régimen de la Ley sucede el del amor indefectible[3] de Dios, que se manifiesta en Cristo.

1 15 El testimonio del Bautista conserva un valor permanente: subraya que Jesús, que históricamente aparece después de él, le supera radicalmente en función de su origen y de su misión divina.

1 16 Es decir, “una gracia correspondiente a la gracia (que está en el Hijo único)” o: “una gracia (la de la nueva alianza) en lugar de otra gracia (la de la antigua alianza)”. Otra traducción: “gracia sobre gracia”.

1 18 En la Biblia, la expresión “hijo de Dios” no tenía un sentido trascendente y podía designar, bien a miembros del pueblo de Dios, bien a su rey, bien al justo perseguido que espera el auxilio de Dios. También Juan lo sabe y por eso adopta la expresión “Unigénito” que no ofrece ningún equívoco. Variante: “un Dios Unigénito”.

 

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica.

1, 1-18 Obertura de todo el evangelio de Jn; a modo de himno, canta la persona y la obra del Logos (=Verbo, Palabra), en varias oleadas sucesivas de los mismos temas: su preexistencia eterna; su existencia histórica (por su encarnación en medio del pueblo elegido) para revelar el misterio de Dios; y la prolongación de su tarea de revelador del Padre en el ahora de la Iglesia.

1-2 EN [EL] PRINCIPIO intemporal absoluto. La eternidad del Verbo es la misma del Padre; cronológicamente, nada existió anterior a él. Aunque la sinagoga del s. I d.C. no hablaba de la preexistencia del Mesías, estaba difundida la persuasión de que vendría del más allá. Jn habla de la preexistencia del Mesías en su sentido cristiano pleno. Jesucristo, “Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero”. // EL VERBO (siguiendo la tradición occidental a través de la Vulgata latina): la Palabra – mental o “pronunciada” – del Padre, existente desde siempre, expresión e imagen perfecta del Padre en su relación con el mundo. Su trasfondo en Jn no es el Logos de Filón, sino la Sabiduría divina de loes escritos sapienciales del A.T. (Prov 8, 23-26, Eclo 24, 3-22; etc.) y el memra’ de Yahveh del Tárgum. // HACIA DIOS: vuelo hacia, tendiendo hacia Dios; no en sentido local, sino de convivencia, de vida en común . Para Orígenes, basado en la “contemplación” platónica, el Verbo de Dios en cuanto contempla incesantemente al Padre. // Quedan expresadas tres afirmaciones doctrinales acerca del verbo de Dios: a) Su preexistencia eterna, b) Su personalidad distinta de Dios -Padre, c) Su divinidad: EL VERBO (sujeto gramatical) ERA DIOS (predicad); el Verbo era divino.

3 Dios creó el universo mediante su Palabra – causa mediadora que no implica subordinación, sino orden lógico –, fuente de vida para todas las criaturas. “El que era Verbo bueno de un Padre bueno dispuso el orden del universo (san Atanasio). Una lectura menos probable de los vs. 3-4: “y sin él no se hizo nada [de] lo que se ha hecho. En él estaba [la] vida…”.

4 LA LUZ en los escritos de san Juan tiene siempre sentido religioso, pertenece a la esfera divina.

5 En los escritos de san Juan aparece constantemente la lucha entre el bien y el mal, formulada con diversas contraposiciones: luz-oscuridad, verdad-mentira, libertad-esclavitud, vida-muerte. Ese drama, o proceso judicial, existió durante toda la vida terrena de Jesús y continúa en la Iglesia; los lectores del evangelio no son meros espectadores. // LA OSCURIDAD es el reino malo, satánico, en el que los hombres, si libremente se oponen a Cristo-Luz, pueden entrar, “permanecer”, “caminar”, “verse sorprendidos”; no hay zona neutral ni tierra de nadie: o somos de la luz o somos de la oscuridad. // NO LOGRA SOFOCARLA: el tiempo verbal – aoristo de conato –, tiene valor de tiempo presente, en correspondencia con BRILLA. Otra posibilidad: no la acogió (refiriéndose a la venida histórica del Logos en la encarnación); de hecho el verbo griego está emparentado con “recibir” y “aceptar”; pero parece preferible el matiz de hostilidad, como en la expresión casi idéntica de 12, 35.

6-8 POR DIOS: o de parte de Dios. // NO ERA ÉL (lit. aquel) LA LUZ: ¿PINCELADA POLÉMICA DE Jn contra los herejes que defendía a Juan Bautista como Mesías?

9 Otra traducción: existía la Luz verdadera que… // AL VENIR AL MUNDO puede referirse también a TODO HONMBRE: “a todo hombre que viene al mundo”, a toda la humanidad.

10 LO CONOCIÓ: ese “lo” está personalizado: no concierta con “luz”, que en griego es neutro, sino con Lógos.

11 SU HEREDAD: “sus pertenencias”; el neutro plural griego (sus cosas propias, sus posesiones) puede entenderse: los suyos, e. d., su pueblo elegido; o el mundo (la humanidad, el género humano), ya que en el contexto no se hace referencia directa a Israel.

12 “Creer EN SU NOMBRE”: aceptar que la Palabra de Dios humanada – Jesús – es el Hijo (este es “el hombre” de Jesús en los escritos de san Juan). La fe juega un papel muy importante en Jn: no es simple adhesión de la inteligencia o de la voluntad, sino llegar a ser, de algún modo, una cosa con él, viviendo una vida semejante a la vida de Dios. // LOS HIZO CAPACES DE…: lit. dio a ellos capacidad (poder, posibilidad) hijos de Dios llegar a ser. // HIJOS DE DIOS: más preciso que san Pablo, Jn usa dos vocablos griegos diversos cuando se trata de filiación, según se refiera a Jesús (huiós), el hijo natural de Dios, o a los cristianos (tékna), hijos por adopción.

13 EL QUE NACIÓ (o el que fue engendrado)….: la mayor parte de los manuscritos con “avasallador consenso”, como escribió B. M. Metzger, leen en plural (los que no nacieron…), con lo cual el texto se refiere a los cristianos. Pero los testigos non numerantur, sed ponderantur, “una lectura apoyada en los mejores manuscritos y admitida por los editores críticos no es necesariamente la lectura original; hay que atender también a otras razones independientes del texto escrito” (Joün).

Pues bien, en este caso, en favor de la lectura en singular hay testimonios patrísticos más antiguos (s. II), que representan un estado del texto griego anterior al que reproducen la mayoría de los manuscritos posteriores. En singular lo leyeron san Ireneo y Tertuliano, que acusaron a los gnósticos valentinianos de cambiar el singular por el plural (al menos ene l sentido, si es que no en las palabras: lo aplicaban en la regeneración de los “espirituales” o “perfectos”), san Ignacio de Antioquía, san Justino, Hipólito, etc. La crítica por el uso del verbo gennáô en los escritos de san Juan (nunca en aoristo indicativo, como aquí cuando el sujeto gramatical son los cristianos; cf. 1 Jn 5, 18); por “el nombre” del Hijo unigénito (v. 12; para san Juan, el “nacimiento” del cristiano es participación de algo propio de Jesús); por la unión con el v. 14 mediante un kaí asertivo. Este versículo afirma directamente que Jesús es Hijo de Dios, e indirectamente, mediante tres negaciones, su concepción y nacimiento virginales. // SANGRE: lit. sangres, plural semítico de intensidad (expresa: hemorragia o derramamiento de sangre); en traducciones modernas es difícil que se respete liberalmente. En Lv 12, 4s. y en los escritos rabínicos se emplea refiriéndose al parte de una mujer (Hofrichter): María, pues, dio a luz a Jesús sin pérdida de sangre. // DESEO (lit. voluntad, en el sentido de apetencia) DE [LA] CARNE: deseo carnal. // DESEO DE[L] VARÓN (o: del marido): expresión sinónima de la inmediatamente anterior. De tres maneras se dice lo mismo: no por generación humana ordinaria.

14 Aparecen reunidos los tres vocablos utilizados en la liturgia sinagogal para referirse a las acciones divinas: “el Verbo” (memra`), “habitó (la presencia divina: skînah), “el esplendor” (la gloria: iqar). // SÍ: kaí asertivo, de refuerzo, colocado al comienzo de la frase a la manera de un enfático hebreo: efectivamente. // EL VERBO SE HIZO (no es se transformó en, puesto que siguió siendo Dios, sino que asumió, hizo suya la) CARNE: la naturaleza humana en cuanto que es frágil, limitada, mortal: la carne, para los paganos y los herejes gnósticos, era incapaz de salvación. Infinita distancia de un extremo (EL VERBO) al otro (la CARNE): comprendemos la atrevida pregunta de san Juan de Ávila: “Gana me da… decir: Pero, Señor, ¿sabéis lo que hacéis?”. Verdadero Dios y verdadero hombre: “En el Lógos hecho carne no hay espacio para otra persona que no sea la del Hijo” (A. Orbe. // HABITÓ ENTRE NOSOTROS: el verbo griego skênóô (junto con episkênóô en 2 Cor 12, 9) se reserva para el habitar o morar de Dios, en general, o en la tienda (skênê) o tabernáculo (Ex 40, 34ss); durante el éxodo, según Josefo (Ant 3, 219) Dios era “vecino-de-tienda” de los israelitas). Poco a poco el vocablo griego skênê perdió el significado de “tienda de campaña”, para significar morada o casa (en Josefo los verbos skênóô y kataskênóô nunca se relacionan con “tienda de campaña”); por consiguiente HABITÓ equivale a “puso casa”, “vino a vivir”. La encarnación del Verbo inaugura la presencia definitiva de Dios-con-nosotros; la humanidad de Jesucristo es el lugar privilegiado de esa presencia, que se realizará plenamente y sin trabas en el cielo y la tierra nuevos (cf. Ap 21, 3). // PUDIMOS CONTEMPLAR: vimos detenidamente SU ESPLENDOR (vocablo de revelación), el del Hijo hecho criatura humana; vinos – en el pasado – la “gloria” (cf. Mt 6, 29) de Jesús en su encarnación, en sus milagros (cf. 2, 11) y en su “paso” al Padre. La fórmula es programática: todo Jn dice lo que el evangelista contempló en Jesús. // HIJO ÚNICO: la filiación divina de Jesús es completamente singular. // DE [L] DON DE [LA] VERDAD; lit. de gracia y de verdad (endíadis, lo mismo que en Hch 7, 10 “gracia y sabiduría” es don de sabiduría): la gracia o regalo que es, que consiste en, la verdad; no habla Jn aquí de una cualidad subjetiva de Dios o de Jesús – “misericordia y lealtad”, sino del don que el Padre nos ha hecho revelándose a sí mismo “por medio de Jesucristo”.

15 TESTIFICA: presente histórico o narrativo (=testificó) o complexivo, abarcando todas las épocas. SIGUE GRITANDO: tiempo verbal griego de perfecto; cuando esto se escribió, en los oídos del apóstol Juan seguía resonando el testimonio de su antiguo maestro el Bautista.

16 Por el contenido, este versículo se une al 14: DE SU PLENITUD de Hijo, TODOS NOSOTROS RECIBIMOS (tiempo gramatical aoristo) el poder ser hijos. // GRACIA POR – una gracia en vez de otra, sustituyendo a otra – GRACIA: el don de la revelación del Nuevo Testamento al don de la Ley del Antiguo Testamento. Para el término GRACIA, cf. Lc 1, 28.

17 “Pues la ley se hizo Verbo, lo antiguo [se hizo] nuevo. el mandamiento [se hizo] gracia y la figura realidad” (Melitón de Sardes, S. II). // EL DON DE LA VERDAD: la gracia, el regalo de la verdad. Por primera vez en Jn aparece el nombre total: JESUCRISTO.

18 [EL] UNIGÉNITO, [EL] HIJO: otros manuscritos leen: [el] Dios unigénito. // HACIA EL SENO DEL PADRE: no “reclinado en el regazo del Padre”, postura estática de familiaridad e intimidad, sino orientado, mirando, hacia el corazón del Padre (EL SENO, en el varón, viene a ser como el hebreo josen: el tórax, concretamente el pecho), postura que explica la actitud interior de la vida terrena de Jesús – el Hijo –, siempre pendiente de la voluntad del Padre. // REVELÓ: lit. explicó, “hizo exégesis”, interpretó (en el helenismo, el verbo se usaba para la explicación de oráculos, libros de magia, misterios religiosos). En la frase, el verbo no tiene complemento ni objeto directo en el texto griego; equivale a: ese, en su existencia terrena, fue la revelación de Dios, que en adelante no será ya un Dios desconocido.

 

 

 

Notas exegéticas desde la Biblia Didajé.

1, 1 El Evangelio comienza revelando la divinidad de Cristo, que es palabra eterna de Dios. El Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios: este versículo revela la doctrina de la Trinidad, es decir, el Verbo, que es Dios Hijo, es consustancial a Dios Padre pero diferente de Él, dada su condición de Hijo. Cat. 102, 240-242 y 454.

1, 3 Dios lo creó todo a través del Verbo, que es Cristo, y se da a conocer a través de la creación. A pesar de que la creación se asocia más a Dios Padre, la Trinidad entera participó en esa obra. El poder de crear es exclusivo de Dios. Cat. 54, 290-292 y 316.

1, 4 Dios es autor de la vida, ya que nada puede existir sin él. Cat. 668 y 1216.

1, 5 Cristo es “la luz”, “la luz del mundo” y “la luz verdadera·, que perfora la oscuridad del pecado e ilumina el camino a la salvación. En el sacramento del bautismo, el cristiano es “iluminado” y recibe “la luz de Cristo”. Esta iluminación permite que el cristiano vea a través de los ojos de la fe y se convierta en “luz del mundo” al servir como faro del amor de Dios. Cat. 457 y 1216.

1, 6 Juan: se refiere a Juan Bautista, el último y el más importante de todos los profetas. El evangelio de Juan a menudo clarifica la función del Bautista en relación a Cristo. Cat. 717-720.

1, 10 El mundo: este termino tiene diferentes acepciones en distintos versículos a lo largo del Evangelio de Juan. Dependiendo del contexto, puede referirse al universo creado en su totalidad, la humanidad que necesita salvada, o la atracción al pecado. Con su muerte y resurrección, Cristo ha redimido el mundo, que expirará y será renovado al final de los tiempos. Cat. 295, 315, 670 y 1048.

1, 11 Aunque Cristo iba a experimentar rechazo en su propia comunidad galilea, este versículo tiene un alcance más amplio, e incluye a todos los que rechazan a Cristo, judíos y paganos. La indiferencia y el relativismo moral son maneras modernas de rechazar o ignorar a Cristo y su mensaje.

1, 12 La redención que Cristo mereció a través de su sacrificio en la cruz hizo que fuese posible que participáramos de su filiación divina; por tanto, como hijos de Dios, podemos llamar a Dios “Padre Nuestro”. Mediante el bautismo, somos incorporados en el Cuerpo Místico de Cristo y nos convertimos en hijos adoptivos de Dios. Cat. 526, 706, 1692, 1996 y 2780.

1, 13 Como madre de la persona de Jesucristo, que es Dios Hijo, María es la madre de Dios. Nosotros “nacemos de Dios” a través del bautismo, lo que nos hace participar en la vida de Cristo a través de la fe y de la gracia santificante. Cat. 496, 505 y 526.

1, 14 Aquí se  describe el misterio de la Encarnación. Jesucristo es Dios Hijo que se ha hecho hombre. Él es una Persona divina que posee dos naturalezas y dos voluntades, humana y divina. Habitó entre nosotros: el término griego eskenosen  significa literalmente: “plantó su tienda”. Esta imagen recuerda a la tienda del tabernáculo, donde los israelitas estaban encargados de preservar el Arca de la Alianza, que simbolizaba la presencia de Dios entre su pueblo. En su sentido más profundo, la Encarnación de Cristo trajo la presencia de Dios en medio de los hombres. Unigénito del Padre: esta descripción se usa en el Credo de Nicea: “Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, consustancial con el Padre; por quien todo fue hecho”. Cat. 423, 445, 461, 466-469 y 2466.

1, 16 Cristo, que posee la plenitud del Espíritu Santo, derrama las gracias necesarias para la santificación y la salvación sobre los que le reciben. Cat. 504.

1, 17 La Nueva Alianza fundada por Cristo da plenitud a la Ley y a todo lo que fue anunciado por los profetas.

1, 18 Cristo lleva la revelación del amor de Dios a su culmen. A través de la humanidad de Cristo contemplamos el amor de Dios. Cat. 151, 454, 464 y 469.

En este enlace se puede consultar el catecismo íntegro.

http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html

 

Comentarios de los Santos Padres.

Ninguno de los evangelistas ha manifestado la divinidad de Jesús de una manera tan absoluta como Juan, que le hace decir: “Yo soy la luz del mundo”, “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, …

Orígenes. Comentarios al Ev. de Juan, 1, 21-23. Pg. 51.

Es llamado también “principio” aquello que existe según su idea original… Y de la misma manera Cristo es el principio de los seres creados según la imagen de Dios… Según la naturaleza de las cosas, el principio de la ciencia es Cristo, en tanto que Sabiduría y Poder de Dios, mientras que, según nosotros, “el Verbo se hizo carne para morar entre nosotros”, porque no somos capaces de recibirle de otra manera.

Orígenes. Comentarios al Ev. de Juan, 1, 90-91.95.101-103.106-107. Pg. 52.

Lo que en griego se dice “logos”, en latín significa tanto “razón” [Ratio] como “palabra” [Verbum]. Pero en este pasaje lo interpreto como “palabra”, para significar no solo su relación al Padre, sino también su relación a todo lo que por medio de la Palabra fue creado por su potencia operativa. En cuanto a “razón”, puesto que nada se hace sino por medio de ella, está bien dicho igualmente.

Agustín. Sobre 83 diversas cuestiones, 63. Pg. 58.

O sea, es eterno como el Padre, el cual, por consiguiente, jamás estuvo privado del Verbo. Este, en suma, existió siempre como Dios junto a Dios, aunque tuviera una persona propia y distinta… Para que nadie creyera que la divinidad del Hijo era de naturaleza inferior, añadió inmediatamente la prueba de su verdadera y auténtica divinidad: retomando el concepto de eternidad, dijo: “Él estaba en principio junto a Dios”, y refiriéndose a su poder creador añadió: “Todas las cosas fueron creadas por medio de Él y sin Él no se hizo nada de lo que ha sido hecho”.

Juan Crisóstomo. Homilías sobre el Ev. de Juan, 4, 1.3. Pg. 69.

El muy sabio evangelista necesariamente amplía en este momento la explicación de lo que ha enseñado antes… El Verbo de Dios es ciertamente luz en sí mismo; pero no dispensador de luz para todos, sino para aquellos a quienes desea comunicar la luz de la inteligencia.

Cirilo de Alejandría. Comentario al Ev. de Juan. 1, 7. Pg. 79.

Un viejo santo llamado Simpliciano, más tarde obispo de la Iglesia de Milán, solía decirme que cierto platónico afirmaba que el principio de este Evangelio, titulado “según Juan·, debía escribirse con letras de oro y ser predicado por todas las iglesias en los lugares más destacados.

Agustín. La ciudad de Dios, 10, 29. Pg. 82.

¡Ojalá sea Dios nuestra posesión, y nosotros seamos la suya! Que Él nos posea como Señor y que le poseamos nosotros a Él como salud y luz nuestra. ¿Qué dio a quienes lo recibieron? A quienes creen en Él les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios. Esto es, abrazarse al madero para pasar el mar.

Agustín. Tratados sobre el Ev. de Juan, 2, 13. Pg. 92.

Habiendo llegado a nuestra tierra y habitando un solo cuerpo semejante al nuestro, cesó consecuentemente toda la preocupación en los hombres con respecto a los enemigos y la corrupción de la muerte desapareció, cuando antes tenía tanta fuerza entre ellos. La estirpe de los hombres habría sido destruida, si el Señor de todo y Salvador, el Hijo de Dios, no se hubiera presentado para poner fin a la muerte.

Atanasio. La Encarnación del Verbo, 9, 1-4. Pg. 98.

 

San Agustín.

¿Qué significa La Palabra se hizo carne? El oro se hizo heno; se hizo heno para ser quemado. El heno se quemó, pero quedó el oro; mas tampoco pereció el heno, sino que lo transformó. ¿Cómo lo transformó? Lo resucitó, le envolvió la vida, le subió a los cielos y le sentó a la derecha del Padre.

Sermón 119. Pg. 200.

 

San Juan de Ávila.

Pues veamos agora, Señor, si vos nos amáis; y si es así que nos amáis, qué tanto es el amor que nos tenéis. Mucho aman los padres a los hijos; pero ¿por ventura amaisnos vos como padre? No hemos nosotros entrado en el seno de vuestro corazón, Dios mío, para ver esto; mas el Unigénito vuestro, que descendió de este seno, trajo señas de ello, y nos mandó que os llamásemos Padre por la grandeza del amor que nos tenias.

Tratado del amor de Dios, 1. OC I. Pg. 951.

De manera que quien a Él ve, ve al Padre, como Él mismo dice en el santo Evangelio. Pues proporción tan igual del Hijo e imagen con el Padre, cuyo es imagen, con razón se le atribuye la hermosura, pues tan bien es sacado. Esta luz no le falta, pues que se llama Verbo, que es cosa engendrada del entendimiento y en el entendimiento, y por eso dice San Joán que era luz verdadera, y confesamos que es Dios de Dios, y lumbre de lumbre. Pues grandeza no le falta, teniendo como tiene su inmensidad infinita.

Audi, filia [I]. Hermosura del alma. OC I. Pg. 520.

Pues esta proporción tan igual del Hijo con el Padre, con razón se le atribuye la hermosura, pues tan al propio está sacada la imagen de su dechado. Luz, no le falta, pues que se llama Verbo, que es cosa engendrada por el entendimiento y en el entendimiento; como lo dice San Juan, que era luz verdadera. Grandeza no le falta, pues tiene inmensidad infinita.

Audi, filia [II]. OC I. Pg. 768.

Inefable merced es que adopte Dios por hijos los hijos de los hombres, gusanillos de la tierra. Mas, para que no dudásemos de esta merced, pone San Juan otra mayor, diciendo: La palabra de Dios es hecha carne (Jn 1, 14). Como quien dice: No dejéis de creer que los hombres nacen de Dios por espiritual adopción; mas tomad, en prendas de esta maravilla, otra mayor, que es el Hijo de Dios ser hecho hombre, e hijo de una mujer.

Audi, filia [II]. OC I. Pg. 579.

Siendo él único Hijo, nos tomó por hermanos, dándonos su Dios por Dios, y s Padre por Padre, como él lo dijo: Subo al Padre mío y Padre vuestro; Dios mío y Dios vuestro (Jn 20, 17). Y así como dice San Juan, hablando del mismo Señor: Vimos la honra de él, como honra de Hijo unigénito (Jn 1, 14); y dice de él que es lleno de gracia y de verdad, así la honra y espirituales riquezas de los hijos adoptivos ha de ser como de hijos de un Padre, que es Dios.

Audi, filia [II]. OC I. Pg. 734.

Este es el vaso de escogimiento (cf. Is 11,1-2; Hch 9, 15) donde se infundió aquel río de todas las gracias con todas sus avenidas y crecimientos, sin que ninguna gota quedase sin entrar en Él (cf. Jn 1, 14). Aquí hizo Dios cuanto pudo hacer y dio cuanto pudo dar, porque aquí hizo todo lo último de potencia y gracia dando todo lo que podía a aquel ánima dichosísima en el punto que fue criada.

Tratado del amor de Dios. OC I. Pg. 956.

También se le dio a aquel tan nuevo hombre que fuese Padre universal y Cabeza de todos los hombres, para que en todos ellos, como cabeza espiritual, influyese su virtud (cf. Col 1, 18; 2,9). De manera que Él, en cuanto Dios, es igual al Eterno Padre, y en cuanto hombre, es Cabeza de todos los hombres; y, conforme a este principado, le dio gracia infinita, para que Él, como de una fuente de gracia y un mar de santidad, la reciban todos los hombres (cf. Jn 1, 16)

Y si la gracia y verdad fue hecha por Jesucristo (Jn 1, 17), como dice San Juan, no fue para que en él solo se quedasen, mas para que se derivasen en nosotros y tomásemos del cumplimiento de él, y en tanta abundancia que le llama San Pablo don que no se puede contar (2 Cor 9, 15) a lo que de presente tenemos.

Audi, filia [II]. OC I. Pg. 734.

Habéis de dar tan buen ejemplo entre los malos, que de ver vuestra vida se confundan. Tenebrae eam non conmprehendurunt (Jn 1, 5). Nunca el mundo estuvo tan malo como cuando Cristo se encarnó. Gentes malignísimas, debajo de título de santidad, es la mayor maldad de las maldades: que vino Dios humano y conversó con ellos y hizo tantos milagros, sanó tantos cojos, hizo tan buenas obras, que nunca cesó de bien obrar.

Lecciones sobre I San Juan (I). Lección 4. OC II. Pg. 129.

Si el Evangelio llama luz a los apóstoles y Sant Pablo a los cristianos, ¿cómo decís que se pone propio de Dios? Luz dice Sant Juan Evangelista, hablando de Sant Juan Baptista: Non erat ille lux, sed ut testimonium perhiberet de lumine. En lo griego dice: Para que diese testimonio de la luz (Jn 1, 18).

Lecciones sobre I San Juan (I). Lección 4. OC II. Pg. 126.

¿Qué luz es esta que tanto bien hace a un hombre, y qué tinieblas que tanto mal le hacen? ¿No es esta luz la que dice Sant Juan en su evangelio: erat lux vera, quae illuminat omnes honminem venientem in hunc mundum; in mundo erat et mundus per ipsum factus est? (Jn 1, 9-10).

Lecciones sobre I San Juan (I). Lección 4. OC II. Pg. 127.

Mundo, unas veces se toma en la Sagrada Escriptura por esto que Dios crió; y así decía San Juan de este mundo: Mundus per ipsum factus est (Jn 1, 10): que es el sol, el cielo, la tierra, estas paredes, agua y todo lo que vemos. Quien está debajo del sol y anda en tierra, está en el mundo; y según esto, las monjas y frailes y clérigos y beatas están en el mundo, porque viven y andan en el mundo.

Lecciones sobre I San Juan (I). Lección 12. OC II. Pg. 206.

El mundo unas veces en la Escriptura sagrada por esto que Dios crió; y de esta manera decía San Juan: Mundus per ipsum factus est (Jn 1, 10).

Lecciones sobre I San Juan (II). Lección 12. OC II. Pg. 380.

¿La luz engendra tinieblas? No, no por cierto, que si pecas, del nacimiento primero hobiste y heredaste eso, que no del segundo; antes, el segundo nacimiento es remedio contra el primero. En cuanto nacido de Dios y en cuanto estás  engracia, tienes fuerza para poder vencer el mundo, el demonio y tu carne. Qui non ex sanguinibus neque ex voluntate carnis, neque ex voluntate viri, sed ex Deo natisunt (Jn 1, 13).

Lecciones sobre I San Juan (I). Lección 21. OC II. Pg. 294.

De essto se precian: que todas sus palabras parezcan verdad, certidumbre, no repunta de engaño. Para eseto dice Cristo que vino al mundo: para desengañar el mundo; para enseñarle verdad, para con su claridad y luz deshacer las tinieblas de los errores: Vidimus glorianm eius, quasi unigeniti a Patre, plenum gratiae et veritatis (Jn 1, 14).

Lecciones sobre la Epístola a los Gálatas. OC II. Pg. 85.

Verbum caro factum est (Jn 1, 14). Quiere decir, que tomó Dios humanidad.

Lecciones sobre I San Juan (I). Lección 10. OC II. Pg. 185.

Esta Palabra eterna se hizo temporal (cf. Jn 1, 14). Si hubiese predicadores que esto predicasen, no habría necesidad de predicar otra cosa.

Lecciones sobre I San Juan (II). Lección 1. OC II. Pg. 346.

Et de plenitudine eius omnes non acdepimus,… Helo aquí el remedio contra nuestra flaqueza.

Lecciones sobre I San Juan (II). Lección 11. OC II. Pg. 374.

Lex per Moysem data est, gratia et veritas per Christum facta est (Jn 1, 18). Mándanos por la ley; tráenos la gracia con que cumplamos: que es favor para cumplir sus mandamientos. Pide y da. Pide que hagamos y danos gracia con que obremos.

-¿Qué pide la ley? – Qué hagamos lo que nos manda. – “No podemos”. – Pues, ¿quién nos hace poder? – “La gracia”. La gracia nos ayuda a vencer nuestros enemigos; la gracia nos da fuerzas para cumplir lo que nos parecía cosa intolerable: Et de plenitudine eius nos accepimus, gratiam pro gratia (Jn 1, 16). Dice San Juan: De su llenidumbre tomamos nosotros.

Lecciones sobre I San Juan (I). Lección 10. OC II. Pg. 190.

La ley fue dada por Moisén. El hablador fue Moisén, mas la gracia y la verdad fue hecha por Jesucristo. Gracia y verdad es lo mismo: que hoy nos dice Sant Juan que amemos con obra y verdad.

Lecciones sobre I San Juan (I). Lección 24. OC II. Pg. 330.

El hablador de la Ley, Moisén fue; mas la verdad de ella, su cumplimiento, y la gracia de él, por Jesucristo nuestro Redemptor.

Lecciones sobre I San Juan (II). Lección 24. OC II. Pg. 451.

La Palabra estaba cerca del Padre (cf. Jn 1,1). La Palabra del Padre su Hijo es, engendrado eternamente de Él.

En la infraoctava del Corpus. OC III. Pg. 715.

¿Cómo me dejáis por señal que, “siendo Palabra, no habla”, para hallar a Aquel del cual Sant Joan predijo: En el principio. (Jn 1, 1).

Navidad. OC III. Pg. 68.

Deo nati sunt (Jn 1, 13). ¡Oh qué bien lo habéis dicho, Águila de Dios! Los que son hijos de Dios nacen, no de hombres, no de sangre, no de voluntad de carne ni de voluntad de varón, sino de Dios. No vasta para ser hijos de Dios y subir al cielo, que hayas nacido de sangre; nada sirve que seas hijo de conde, ni de duque, ni que seas de sangre de rey. Poco es eso. El mayor serafín que está en el cielo, si no tuviese el espíritu de Cristo, no sería bienaventurado. No se da el cielo por linaje.

Domingo infraoctava de la Ascensión. OC III. Pg. 340.

No basta que seas hombre, menester es que estés en Cristo, para que en Él subas al cielo. Si solamente eres hombre, heredarás de tu padre, mas no heredarás a Dios. No nacen de ahí los que han de subir al cielo, sed ex Deo nati sunt (Jn 1, 13); de Dios ha de nacer.

Domingo de la infraoctava de la Ascensión. OC III. Pg. 340.

-Padre, tengo el corazón duro, ¿qué haré? – Dice Dios: Yo trairé unos días en que os quitaré el corazón de piedra y os daré otro de carne (cf. Ez 11, 19). ¿Cuándo se hace esto? Cuando Verbum caro factum est (Jn 1,14), cuando Dios se hizo hombre; cuando se hizo carne, da corazones de carne; cuando Dios se hizo tan tierno, cuando de aquí a ocho días veréis a Dios hecho niño, en un pesebre puesto, verlo heis hecho carne, y porque la carne es blanda, por eso está Dios blando, y no es mucho que os dé corazones blandos. Allegaos al pesebre y pedidle con fe: Señor, pues que tú te ablandaste, ablándame a mí [el] corazón.

Domingo III de Adviento. OC III. Pg. 45.

¿Qué veía el Señor para levantar nuestra cabeza, tal cual por nuestros pecados no osábamos nosotros levantar? Por la fe sabemos que el Verbo de Dios se abajó a hacerse hombre (cf. Jn 1, 14) por ensalzar a los hombres: que no se contentó con esto, pues que también Él, hecho hombre, abajó su cabeza en el día de su sagrada pasión.

Santísimo Sacramento. OC III. Pg.678.

Y conforme a este altísimo nombre sobre todo nombre (Flp 2, 9) le fue dada la gracia, poderío, y sabiduría, y otros muchos dones, cuales convenía a humanidad sublimada en alteza de persona de Dios. Vimos – dice san Juan – la gloria de Él, gloria cual convenía a Hijo unigénito, engendrado del Padre (Jn 1, 14).

En la Infraoctava del Corpus. OC III. Pg. 693.

 

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[1] En la religión cristiana, supuesto o persona, especialmente de la Santísima Trinidad.

[2] De la nada.

[3] Que no puede fallar o dejar de ser. www.rae.es