martes, 30 de junio de 2020

Domingo XIV Tiempo Ordinario. 5 de julio de 2020.


Lectura de la profecía de Zacarías 9, 9-10  
Esto dice el Señor:
-¡Salta de gozo, Sión; alégrate, Jerusalén! Mira que viene tu rey, justo y triunfador, pobre y montado en un borrico, en un pollino de asna. Suprimirá los carros de Efraín y los caballos de Jerusalén; romperá el arco guerrero y proclamará la paz a los pueblos. Su dominio irá de mar a mar, desde el Río hasta los extremos del país.
Palabra de Dios.

Textos paralelos[1].
 Humilde y montado en un asno.
Mt 21, 5: Decid a la Hija de Sión: “Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en una borrica, en un pollino, hijo de acémila”.
Mt 11,29: Tomad mi yugo y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y encontraréis descanso para vuestras almas.
Mi 5, 9: Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Será suprimido el arco de guerra.
Os 2, 20: Aquel día haré una alianza en su favor, / con las bestias del campo, / con las aves del cielo, / y los reptiles del suelo. / Quebraré arco y espada / y eliminaré la guerra del país, / y haré que duerman seguros.
Él proclamará la paz a las naciones.
Is 11, 6: Habitará el lobo con el cordero, / el leopardo se tumbará con el cabrito, / el ternero y el león pacerán juntos: / un muchacho será su pastor.
Su dominio alcanzará de mar a mar.
Sal 72, 8: Domine de mar a mar, / del Gran Río al confín de la tierra.

Notas exegéticas[2].
9 9 (a) No en el sentido de que él administra justicia, sino en el sentido de que será objeto de la “justicia” de Yahvé, es decir, de su poderosa protección.
9 9 (b) El Mesías será “humilde” (‘anî), cualidad que So 3, 12 atribuía al pueblo futuro. Renunciando al boato de los reyes históricos, el rey mesiánico tendrá la antigua montura de los príncipes, Gn 49, 11; Jc 5, 20; 10, 4; 12, 14. Compárese también con 1 Re  1, 5. Nuestro Señor cumplió esta profecía el día de Ramos.
9 10 (a) “suprimirá”, griego, “suprimiré”, hebreo. Las tribus del Norte se unen a Judá en el reino mesiánico, ver Jr 3, 18.
9 10 (b) Es decir, del Mediterráneo al mar Muerto y del Éufrates al extremo sur.  Pentecostés dará su pleno sentido a esta expresión.
Salmo responsorial
Sal 145 (144) 1.8-9.13b-14

R/. Bendeciré tu nombre por siempre,
Dios mío, mi rey.


Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre, por siempre jamás.
Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás. R/.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.

El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan. R/.

 Textos paralelos[3].

Te ensalzaré, Dios mío, mi Rey.
Sal 44, 5: Mi rey y mi Dios eres tú, / que das la victoria a Jacob.
Es Yahvé clemente y misericordioso.
Sal 103, 8: El Señor es compasivo y misericordioso, / lento a la ira y rico en clemencia.
Bueno es Yahvé para con todos.
Sal 103, 13: Como un padre siente ternura por sus hijos, / siente el Señor ternura por los que lo temen.
Sb 3, 13-14.
 Fiel es Yahvé en todo lo que dice.
Ap 11, 15: Y el séptimo ángel tocó la trompeta y hubo grandes voces en el cielo: “¡El reino del mundo ha pasado a nuestro Señor y a su Cristo, y reinará por los siglos de los siglos!”.
Sal 94, 18: Cuando pensaba que iba a tropezar, / tu misericordia, Señor, me sostenía.
Sal 146, 8: El Señor abre los ojos al ciego, / el Señor endereza a los que ya se doblan, / el Señor ama a los justos.

 Notas exegéticas[4].
145 Salmo alfabético que toma prestados segmentos de otros salmos.
145 13 Las versiones conservan el verso nún, omitido en el hebreo.

Segunda lectura.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 9.11-13
Hermanos:
Vosotros no estáis en la carne, sino en el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios habita en vosotros; en cambio, si alguien no posee el Espíritu de Cristo no es de Cristo. Y si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús también dará vida a vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros. Así pues, hermanos, somos deudores, pero no de la carne para vivir según la carne. Pues si vivís según la carne, moriréis; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis.
Palabra de Dios.

Textos paralelos[5].
 Mas vosotros no vivís según la carne.
1 Jn 2, 14-16: Os he escrito, hijos, porque conocéis al Padre. Os he escrito, padres, porque ya conocéis al que existía desde el principio. Os he escrito, jóvenes, porque sois fuertes y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al Maligno. No améis al mundo ni lo que hay en el mundo. si alguno ama al mundo, no está en él el amor del Padre. Porque lo que hay en el mundo – la concupiscencia de la carne, y la concupiscencia de los ojos, y la arrogancia del dinero –, eso no procede del Padre, sino que procede del mundo.
Rm 7, 5-6: Mientras estábamos en la carne las pasiones pecaminosas, avivadas por la ley, actuaban en nuestros miembros a fin de que diéramos frutos para la muerte, ahora, en cambio, tras morir a aquella realidad en la que nos hallamos prisioneros, hemos sido liberados de la ley, de modo que podamos servir en la novedad del espíritu y no la caducidad de la letra.
Y si el Espíritu de aquel que resucitó.
Rm 5, 12: Por tanto, lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte se propagó a todos los hombres, porque todos pecaron.
Dará también la vida a vuestros cuerpos mortales.
Rm 6, 4: Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva.
Rm 8, 11: Y si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús también dará vida a vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros.
Pero si con el Espíritu hacéis morir las obras.
Gn 6, 3: Dijo entonces el Señor: “Mi espíritu no durará para siempre en el hombre, porque es carne, solo vivirá ciento veinte años”.
Ga 6, 8: El que siembra para la carne, de la carne cosechará corrupción; el que siembre para el espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna.
Ef 4, 22-24: Despojaos del hombre viejo y de su anterior modo de vida, corrompido por sus apetencias seductoras; renovaos en la mente y en el espíritu y revestíos de la nueva condición humana creada a imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas.

Notas exegéticas[6]:
8 11 La resurrección de los cristianos se halla en estrecha dependencia de la deCristo. Y el Padre los resucitará a su vez por el mismo poder y el mismo don del Espíritu. Esta transformación se prepara desde ahora en una vida nueva que hace de ellos hijos a imagen del Hijo, incorporación a Cristo resucitado que se realiza por la fe y el bautismo.
8 13 Aquí “cuerpo” (soma) es sinónimo de “carne” (sarx) y designa un genero de vida centrado en uno mismo.

Evangelio.
X Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 25-30
 En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
-Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se la has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.






El Documento Q. Los Dichos de Jesús[7].

Q 10, 21 En “aquel tiempo” dijo: Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado todas estas cosas a los sabios e inteligentes y se las has revelado a los sencillos. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.
Q 10, 22 Todo me lo ha entregado mi Padre. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y tampoco conoce al Padre nadie sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

Textos paralelos[8].
Yo te alabo, Padre, Señor del cielo.
// Lc 10, 21-22: En aquella hora, se llenó de alegría en el Espíritu Santo y dijo: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quien es el Hijo sino el Padre; ni quien es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Si 51, 1: Te doy gracias, Señor y Rey / te alabo, oh Dios mi salvador, / a tu nombre doy gracias.
Si 51, 10: Clamé al Señor. “Tú eres mi Padre, / no me abandones el día de la tribulación, / cuando acosan los orgullosos y estoy indefenso. / Alabaré tu nombre sin cesar / y te cantaré himnos de acción de gracias.
Si 51, 12: Por eso te daré gracias y te alabaré, / bendeciré el nombre del Señor.
Sal 136, 26: Dad gracias al Dios del cielo: / porque es eterna su misericordia.
Tb 7, 12:  Pero Tobías insistió: “No comeré ni beberé hasta que tomes una decisión sobre lo que te he pedido”. Ragüel respondió: “De acuerdo. Te la doy por esposa según lo prescrito por la ley de Moisés. Dios ordena que sea tuya. Recíbela. Desde ahora sois marido y mujer. Tuya es desde hoy para siempre. Hijo, que el Señor del cielo os ayude esta noche y os conceda misericordia y paz.
Se las has revelado a la gente sencilla.
Mt 13. 11: Él les contestó: “A vosotros se os ha dado a conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no”.
Jn 7, 48-49: ¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en él? Esa gente que no entiende de la ley son unos malditos.
1 Co 1, 26-29: Y si no, fijaos en vuestra asamblea hermanos: no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; sino que, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar lo poderoso. Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta, para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor.
Sí, Padre, pues tal es tu decisión.
Sb 2, 13: Presume de conocer a Dios / y se llama a sí mismo hijo de Dios.
Dn 7, 14: A él se le dio poder, honor y reino. / Y todos los pueblos, naciones y lenguas lo sirvieron. / Su poder es un poder eterno, no cesará. / Su reino no acabará.
Nadie conoce al Hijo sino.
Jn 3, 11: En verdad en verdad te digo: hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero no recibís nuestro testimonio.
Jn 3, 35: El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano.
Jn 10, 15: Igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.
Jn 1, 18: A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.
Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados.
Ex 33, 14: Respondió el Señor: “Iré yo en persona y te daré el descanso”.
Si 24, 19: Venid a mí los que me deseáis, / y saciaos de mis frutos.
Si 51, 27: Ven con vuestros ojos lo poco que he trabajado, / y qué descanso tan grande he encontrado.
Is 10, 27a: Aquel día, su carga caerá de tus hombros y su yugo de tu cuello.
Is 28, 12: Quien les había dicho: / “Esto es el reposo: haced reposar al cansado; / en esto está el descanso, / –  pero no quisieron escuchar.
Tomad vosotros mi yugo.
Os 10, 11: Efraín había sido una ternera domesticada, / le gustaba trillar. / Yo pasé mi mano por su fuerte cerviz: / “Unciré a Efraín, Judá abrirá el surco, / Jacob rastrillará con él”.
Nm 12, 3: Moisés era un hombre muy humilde, más que nadie sobre la faz de la tierra.
Jr 6, 16: Esto dice el Señor: / Paraos en los caminos a mirar, / preguntad por las rutas antiguas: / dónde está el buen camino y seguidlo, / y así encontraréis reposo. / Pero dijeron: “No lo seguiremos”.
Porque mi yugo es suave.
Pr 3, ,17: Sus caminos son deleitosos, / todas sus sendas prosperan.
Sal 34,19: El Señor está cerca de los atribulados, / salva a los abatidos.
Ga 5, 1: Para la libertad nos ha liberado Cristo. Manteneos, pues, firmes, y no dejéis que vuelvan a someteros a yugos de esclavitud.
Hch 15, 10: ¿Por qué, pues, ahora intentas tentar a Dios, queriendo poner sobre el cuello de esos discípulos un yugo que ni nosotros ni nuestros padres hemos podido soportar?

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén[9].
11 25 No estando este pasaje en estrecha conexión con el contexto en que Mt lo ha insertado (ver su lugar diferente en Lc), “estas cosas” no se refieren a lo que precede, sino que se deben entender de los “misterios del Reino”, revelados a los “pequeños”, los discípulos, pero ocultos a los “sabios”, los fariseos y sus doctores.
11 26 Esta expresión evoca la voz del Padre en el bautismo y la cita de Is 42, 1 en 12, 18.
11 27 La profesión de las relaciones íntimas con Dios y la invitación a hacerse discípulo evocan no pocos pasajes de los libros sapienciales. Jesús se atribuye así el papel de la Sabiduría, pero de una manera eminente, no ya como una personificación, sino como una persona, “el Hijo” por excelencia del “Padre”. Este pasaje de tono propio de San Juan epxresa en el fondo más primitivio de la tradicón sinóptica, lo mismo que en Jn, la conciencia clara que Jesús tenía de su filiación divina. Su estructura puede haber sido influida por Si 51 en este tema de las relaciones de privilegio con Dios.
11 28 Por el peso de la Ley y de las observaciones farisaicas que la recargan más todavía.
11 29 (a) “yugo de la Ley” es una metáfora frecuente entre los rabinos la explota ya en el contexto de sabiduría con la idea de trabajo fácil y aliviador.
11 29 (b) Epítetos clásicos de los “Pobres” del AT. Jesús reivindica su actitud religiosa y se considera autorizado para hacerse su maestro de sabiduría, como estaba anunciado del Siervo. De hecho es para ellos para quienes ha pronunciado las Bienaventuranzas y otras muchas instrucciones de su Buena Nueva.
11 30 La imagen del yugo, con raigambre en el AT, designaba por lo general en el judaísmo (Jeremías y Oseas) la Ley de Dios escrita y oral (Eclesiástico). Este yugo no era siempre experimentado como una carga, pues la “alegría del yugo” era conocida en el judaísmo.

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica[10].
25-27 Quien con plena naturalidad y normalidad habla es el “Jesús histórico”. No usa fórmulas dogmáticas de Nicea, Éfeso o Calcedonia, pero dice lo mismo con una cristología indirecta: cuando habla, vive, actúa, ora, etc., lo hace con la autoconciencia de quien sabe que es Hijo de Dios en sentido singular y exclusivo. Si el mero apelativo “hijo” no acredita por sí mismo la identidad con la naturaleza divina del Padre, la anterior afirmación queda confirmada por la forma como Jesús se muestra a lo largo de su vida terrena: igual conocimiento, igual poder de hacer milagros, de perdonar pecados, de juzgar a vivos y muertos, que el que tiene el Padre.
25 TE ALABO….: comienza una típica berakah judía (oración de alabanza y acción de gracias). Jesús sabe no solo que es conocido por Dios, sino que, en cierto modo, es el objeto único del conocimiento divino; y responde al Padre con esta berakah, proclamando “las maravillas de Dios” (L. Bouyer). ¿Cuáles son esas maravillas? El conocimiento de Dios Padre por parte de [LOS] PEQUEÑUELOS (los discípulos), que por revelación divina han conocido secretos de Dios, ocultos para [LOS] SABIOS Y ENTENDIDOS (los escribas). La línea de pensamiento es la del Magnificat de María. Grandes intérpretes de la Biblia, como san Jerónimo o san Agustín, experimentaron en sí mismos como Dios no revela sus secretos más que a los que se hacen pequeños. La Sagrada Escritura “me pareció indigna de compararse con la dignidad de la prosa ciceroniana. Mi hinchazón huía su manera de decir, y mi agudeza no penetraba en su sentido más profundo. Y, sin embargo, era esa Escritura cuya inteligencia crece a medida que uno se hace párvulo; pero yo rehusaba hacerme párvulo: hinchado de orgullo, me parecía grande” (San Agustín).
26 SÍ, PADRE… TE AGRADÓ: el texto griego es calco de una frase semítica: sí, el Padre porque así complacencia hubo en presencia de ti (perífrasis reverencial). Complacencia: agrado divino; la misma palabra que traducimos por “beneplácito” divino en el himno de los ángeles en Belén, Lc 2, 14.
27 “La expresión Dios Padre nunca ha sido revelada a nadie. Cuando el mismo Moisés preguntó a Dios quien era, escuchó otro nombre (cf. Ex 3, 14). A nosotros se nos ha revelado este nombre en el Hijo, pues este nombre de hijo implica el nombre nuevo de Padre” (Tertuliano).
28 VENID: el texto griego usa el adverbio aquí, con valor y forma de imperativo plural.
LOS QUE… SOBRECARGADOS, los agobiados bajo la carga de la Ley tal como la interpretaban los “sabios y entendidos” son, principalmente, los pobres de las Bienaventuranzas, o los pequeñuelos del v. 25, personas sin prestigio social o religioso, tal vez incultos y desconocedores de la Ley y, por tanto, según los rabinos, incapaces de salvarse.
29-30 En contraste, la ley de Jesús (su YUGO y su CARGA, en términos rabínicos, corrientes en los primeros siglos) es suave; él la lleva por nosotros. El yugo que imponen los hombres aplasta y molesta, el yugo de Dios libera. Pero la razón decisiva para aceptar la invitación al discipulado (APRENDED: adquirir práctica, más que teoría; DE MÍ, en el trato con el Maestro) no es la enseñanza sino el Maestro que la imparte: lo más íntimo y secreto de Cristo, su CORAZÓN, está lleno del espíritu del siervo en Isaías. El verdadero pobre bíblico que vive las bienaventuranzas, sometido a solo el Padre, en quien solamente confía, es Jesús, MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN. “¡Quién pudiera tener millones de lenguas para pregonar por todas partes quién es Jesucristo! Cuán paciente es en nuestras ofensas, cuán piadoso en llamar a los que van perdidos, cuán madre en curar las llagas que por apartarse de Él se hicieron, y cuán padre en proveerlos, guiarlos y favorecerlos!” (san Juan de Ávila). Aun para los rabinos, Jesús debería entrar en la categoría de los “discípulos de Abrahán”, que ellos caracterizaban por tres cosas: “una mirada buena, un espíritu manso, un alma humilde” (Abot 15, 19).
DESCANSO: la paz mesiánica, síntesis de las promesas divinas; brota del conocimiento íntimo del Padre, que el Hijo comunica a los que entran en su escuela y toman su yugo juntamente con él (Schez. Navarro).


Notas exegéticas desde la Biblia Didajé[11].
11, 25 Cristo se refiere principalmente aquí no a los niños, sino a aquellos que, llenos de confianza filial, aceptan con humildad a Cristo y sus enseñanzas (los pobres de espíritu, que confían en la providencia de Dios para proveer a sus necesidades). Al decir “sí” al Padre, Cristo afirmó su perfecta sumisión a la voluntad del Padre. Cat 153, 544, 2603, 2701, 2785.
11, 27 El Padre trasciende todo el conocimiento y experiencia humanos; por lo tanto, cualquier esfuerzo humano por conceptualizarlo queda infinitamente lejos de la realidad. El creyente humilde que tiene un corazón puro verá el rostro de Dios en Jesucristo, imagen perfecta del Padre. Cat. 151, 240, 473, 2563, 2779.
11, 29 Cristo es especialmente compasivo hacia los que sufren y están apesadumbrados. “Nadie se sienta sin familia en este mundo: la Iglesia es casa y familia para todos, especialmente para cuantos están cansados y agobiados” (Framiliaris consortio, 85). 459 y 1658.

San Jerónimo[12].
25. En aquel tiempo tomando Jesús la palabra dijo: Yo te bendigo (confiteor) Padre, Señor del cielo y de la tierra. La confesión no siempre significa penitencia, sino también acción de gracias como leemos muy frecuentemente en los salmos. Que lo oigan los que acusan falsamente al Salvador de ser no hijo sino criatura de Dios; él llama a Dios Padre suyo, lo llama Señor del cielo y de la tierra. Si él también es criatura y la criatura puede llamar Padre a su Creador, fue una necedad no llamarlo también Señor suyo del cielo y de la tierra, o Padre suyo y del cielo y de la tierra.
Porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes y se las has revelado a los pequeños. Da gracias y exulta de gozo en su Padre porque ha revelado a los apóstoles los misterios de su venida, ignorados por los escribas y fariseos, que se consideran sabios y son inteligentes a sus propios ojos. La Sabiduría se ha acreditado por sus hijos.
26. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Habla al Padre con ternura para que lleve a buen término los beneficios comenzados en sus apóstoles.
27. Todo me ha sido entregado por mi Padre. Entiende en sentido místico al Padre que entrega y al Hijo que recibe. De otro modo, si queremos entenderlo según nuestra fragilidad, cuando comienza atener el que recibe, comienza a no tener el que ha dado. En todas las cosas que le han sido entregadas no hay que entender el cielo y la tierra, los elementos y lo demás que él mismo hizo y creó, sino aquellos que por medio del Hijo tienen acceso al Padre, los que antes fueron rebeldes y luego comenzaron a conocer a Dios.
Nadie conoce al Hijo sino el Padre y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiere revelar. Avergüéncese Eunomio [obispo arriano] que se jacta de conocer al Padre y al Hijo como ellos se conocen a sí mismos. Pero si insiste y se consuela en su locura a causa de lo que sigue: y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar, una cosa es conocer lo que se conoce por igualdad de naturaleza y otra, conocer por la dignación del que revela.
28. Venid a mí todos los que estáis fatigados y agobiados y yo os aliviaré. Enorme es el peso del pecado, y el profeta Zacarías lo atestigua diciendo que la iniquidad está sentada sobre una mesa de plomo. También se lamenta el salmista diciendo: Mis culpas son como un peso que supera mis fuerzas. O en todo caso a los que oprimía el yugo de la Ley, los invita a la gracia del Evangelio.
30. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera. ¿Cómo puede ser más ligero el Evangelio que la Ley cuando la Ley condena el homicidio y el Evangelio la ira? ¿Cómo la gracia del Evangelio es más fácil si la Ley castiga el adulterio y el Evangelio la concupiscencia? En la Ley hay muchos preceptos que según enseña manifiestamente el Apóstol son imposibles de cumplir. En la Ley se exigen obras y el que las hace vivirá por ellas. El Evangelio requiere la buena voluntad y aun cuando esta no alcanzará su efecto, con todo no se verá privada de recompensa. El Evangelio prescribe hacer lo que podemos: por ejemplo no ceder a la concupiscencia, lo cual depende de nosotros. La Ley no castiga el deseo de la voluntad, castiga el efecto: no cometas adulterio. Imagina a una virgen que durante la persecución ha sido violada. Según el Evangelio, como ella no ha pecado voluntariamente se la recibe como virgen. Según la Ley, se la rechaza como corrupta.

San Agustín[13].
Duro y pesado parece el precepto del Señor, según el cual quien quiera seguirle ha de negarse a sí mismo. Pero no es duro y pesado lo que manda aquel que  presta su ayuda para que se realice lo que ordena. Pues también es cierto lo que se dice en el salmo: Por las palabras de tus labios he seguido los caminos duros (Sal 16, 4). Y es verdadero también lo que dijo el mismo Señor: Mi yugo es llevadero y mi carga ligera (Mt 11, 30). El amor hace que sea ligero lo que los preceptos tienen de duro. Sabemos lo que es capaz de hacer el amor.
Considerad cuánto se fatigan los amantes y, no obstante, no sienten la fatiga; y mayor es el esfuerzo cuando alguien se lo prohíbe. Si, pues, los hombres son tales cuales son sus amores, de ninguna otra cosa debe preocuparse uno en la vida, sino de elegir lo que se ha de amar. Estando así las cosas, ¿de qué te extrañas de que quien ama a Cristo y quiere seguirlo, por fuerza del mismo amor se niegue a sí mismo? Si amándose a sí mismo, el hombre se pierde, negándose se reencuentra al instante.

San Juan de Ávila.
 ¿Qué cosas ascondió Dios a los sabios y prudentes y las reveló a los chiquillos? Muchas, y una de ellas es la que descubrió a este santo bienaventurado, San Francisco. Descubrióle este secreto: que lo hizo amigo de mendigar, de pedir [por] amor de Dios. No ha habido quien tan amigo haya sido de la pobreza. Descubrióle Dios que era gran arte ésta para venir a tener grandes riquezas, el mendigar; y no era tanto esto para el cuerpo como para el ánima; y si bien miramos en ello, no hay día que no vamos a la puerta a mendigar, diciendo: “Señor, danos pan; pan, Señor”. Panem nostrum, etc. El pan nuestro de cada día dánosle hoy[14].
¿Quién es este “yo” que tengo que negar? Ese ser prudente, esa sabiduría, ese pensar que sabéis lo que os cumple, ese pensar que sois gran letrado y que os lo sabéis vos todo, eso habéis de dejar. Aun si fuese en hacer zapatos, o en hacer una cosa, o en cualquier otro oficio, bien, aun en eso sufriese; pero en las cosas que tocan a vuestra salvación, en este negocio de ir al cielo, es cómo estaréis en la gracia de Dios, cómo ayunaréis, como rezaréis, no lo podéis saber. Dejar tenéis vuestro saber; en todo lo que sea de servir a Dios no penséis que lo sabéis; negar tenéis vuestro saber para haber de entenderlo. No hay medio para que Dios se os descubra y os enseñe qué cosa es tener amor con Dios y con los prójimos, qué cosa es tener humildad y castidad y mansedumbre, y para que os enseñe qué es hablar cosas de Dios, sino negar vuestro saber y arrimaos al saber de Dios. Pensar que no sabéis lo que os cumple, sino poneros todo en las manos de Dios. pensáis que noes más de hablar. ¡Desventurados de vosotros! Hablamos y no entendemos lo que decimos ini las cosas que afirmamos. ¡Cuántas veces hablamos del amor de Dios sin saber que cosa es! ¡Cuántas veces hablamos de la humildad, sin tenerla ni saber qué es! No podemos apreciar ni tener esas cosas en lo que son. ¿Qué cosa es caridad, humildad, mansedumbre y todas las cosas que son del espíritu de Dios? No las entiende el hombre animal sin Dios; todo lo que es dones y frutos del Espíritu Santo no las alcanza el hombre animal sino ayudado del mismo espíritu de Dios[15].
De la soberbia todos los males, de la humildad todos los bienes. Por el contrario, los desasosiegos de la soberbia vienen, por vengar, por cumplir con fausto vano. Desdichado del soberbio que pierde a Dios, pierde el descanso[16]


[1] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019.
[2] Ib. 
[3] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019.
[4] Ib. 
[5] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019. 
[6] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019.  
[7] Santiago Guijarro. Los Dichos de Jesús. Introducción al Documento Q. Ediciones Sígueme. Salamanca. 2014. Pgs. 168-169.   
[8] Indicaciones Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019. Texto Sagrada Biblia, versión oficial de la Conferencia Episcopal Española.  
[9] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019.
[10] Iglesias González, M. Nuevo Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego. BAC. Madrid. 2017.
[11] Biblia Didaje con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016. Textos copiados de www.vatican.va 
[12] Jerónimo. Comentario al evangelio de Mateo. Editorial Ciudad Nueva. Madrid. 1999. Pgs. 105-106.
[13] San Agustín. Sermón 344, 1-2. Pg. 1011. San Agustín. Comentarios a las lecturas litúrgicas (N.T.). II. Estudio Agustiniano. Valladolid. 1986.
[14] San Juan de Ávila. Obras Completas III. Sermones. BAC. Madrid. 2015. Sermón de San Francisco de Asís, 1. Pg. 1044..
[15] Ib. Pg. 1047.
[16] O.c. Sermón de la Visitación de la Virgen, 9. Pg. 890.