Lectura de la profecía de Zacarías 9, 9-10
Esto dice el Señor:
-¡Salta de gozo, Sión; alégrate, Jerusalén! Mira que viene tu rey,
justo y triunfador, pobre y montado en un borrico, en un pollino de asna.
Suprimirá los carros de Efraín y los caballos de Jerusalén; romperá el arco
guerrero y proclamará la paz a los pueblos. Su dominio irá de mar a mar, desde
el Río hasta los extremos del país.
Palabra de Dios.
Textos paralelos[1].
Humilde y montado en un asno.
Mt 21, 5: Decid a la
Hija de Sión: “Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en una borrica,
en un pollino, hijo de acémila”.
Mt 11,29: Tomad mi
yugo y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y encontraréis
descanso para vuestras almas.
Mi 5, 9:
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos
de Dios.
Será suprimido el
arco de guerra.
Os 2, 20: Aquel día
haré una alianza en su favor, / con las bestias del campo, / con las aves del
cielo, / y los reptiles del suelo. / Quebraré arco y espada / y eliminaré la
guerra del país, / y haré que duerman seguros.
Él proclamará la paz
a las naciones.
Is 11, 6: Habitará
el lobo con el cordero, / el leopardo se tumbará con el cabrito, / el ternero y
el león pacerán juntos: / un muchacho será su pastor.
Su dominio alcanzará
de mar a mar.
Sal 72, 8: Domine de
mar a mar, / del Gran Río al confín de la tierra.
Notas exegéticas[2].
9 9 (a) No en el sentido de que él
administra justicia, sino en el sentido de que será objeto de la “justicia” de
Yahvé, es decir, de su poderosa protección.
9 9 (b) El Mesías será “humilde” (‘anî),
cualidad que So 3, 12 atribuía al pueblo futuro. Renunciando al boato de los
reyes históricos, el rey mesiánico tendrá la antigua montura de los príncipes,
Gn 49, 11; Jc 5, 20; 10, 4; 12, 14. Compárese también con 1 Re 1, 5. Nuestro Señor cumplió esta profecía el
día de Ramos.
9 10 (a) “suprimirá”, griego, “suprimiré”,
hebreo. Las tribus del Norte se unen a Judá en el reino mesiánico, ver Jr 3,
18.
9 10 (b) Es decir, del Mediterráneo
al mar Muerto y del Éufrates al extremo sur.
Pentecostés dará su pleno sentido a esta expresión.
Salmo
responsorial
Sal 145 (144) 1.8-9.13b-14
R/. Bendeciré tu nombre por siempre,
Dios
mío, mi rey.
Te
ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré
tu nombre, por siempre jamás.
Día
tras día, te bendeciré
y
alabaré tu nombre por siempre jamás. R/.
El
Señor es clemente y misericordioso,
lento
a la cólera y rico en piedad;
el
Señor es bueno con todos,
es
cariñoso con todas sus criaturas. R/.
Que
todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que
te bendigan tus fieles.
Que
proclamen la gloria de tu reinado,
que
hablen de tus hazañas. R/.
El
Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso
en todas sus acciones.
El
Señor sostiene a los que van a caer,
endereza
a los que ya se doblan. R/.
Textos paralelos[3].
Te
ensalzaré, Dios mío, mi Rey.
Sal 44, 5: Mi rey y
mi Dios eres tú, / que das la victoria a Jacob.
Es
Yahvé clemente y misericordioso.
Sal 103, 8: El
Señor es compasivo y misericordioso, / lento a la ira y rico en clemencia.
Bueno
es Yahvé para con todos.
Sal 103, 13: Como
un padre siente ternura por sus hijos, / siente el Señor ternura por los que lo
temen.
Sb 3, 13-14.
Fiel es Yahvé en todo lo que dice.
Ap 11, 15: Y el séptimo
ángel tocó la trompeta y hubo grandes voces en el cielo: “¡El reino del mundo
ha pasado a nuestro Señor y a su Cristo, y reinará por los siglos de los siglos!”.
Sal 94, 18: Cuando
pensaba que iba a tropezar, / tu misericordia, Señor, me sostenía.
Sal 146, 8: El
Señor abre los ojos al ciego, / el Señor endereza a los que ya se doblan, / el
Señor ama a los justos.
Notas exegéticas[4].
145 Salmo alfabético que toma
prestados segmentos de otros salmos.
145 13 Las versiones conservan el
verso nún, omitido en el hebreo.
Segunda lectura.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 9.11-13
Hermanos:
Vosotros no estáis en la carne, sino en el Espíritu, si es que el
Espíritu de Dios habita en vosotros; en cambio, si alguien no posee el Espíritu
de Cristo no es de Cristo. Y si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre
los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo
Jesús también dará vida a vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que
habita en vosotros. Así pues, hermanos, somos deudores, pero no de la carne
para vivir según la carne. Pues si vivís según la carne, moriréis; pero si con
el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis.
Palabra de Dios.
Textos paralelos[5].
Mas vosotros no vivís según la carne.
1 Jn 2, 14-16: Os he escrito,
hijos, porque conocéis al Padre. Os he escrito, padres, porque ya conocéis al
que existía desde el principio. Os he escrito, jóvenes, porque sois fuertes y
la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al Maligno. No améis
al mundo ni lo que hay en el mundo. si alguno ama al mundo, no está en él el
amor del Padre. Porque lo que hay en el mundo – la concupiscencia de la carne,
y la concupiscencia de los ojos, y la arrogancia del dinero –, eso no procede
del Padre, sino que procede del mundo.
Rm 7, 5-6: Mientras estábamos
en la carne las pasiones pecaminosas, avivadas por la ley, actuaban en nuestros
miembros a fin de que diéramos frutos para la muerte, ahora, en cambio, tras
morir a aquella realidad en la que nos hallamos prisioneros, hemos sido
liberados de la ley, de modo que podamos servir en la novedad del espíritu y no
la caducidad de la letra.
Y si el Espíritu de aquel
que resucitó.
Rm 5, 12: Por tanto, lo mismo
que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así
la muerte se propagó a todos los hombres, porque todos pecaron.
Dará también la vida a
vuestros cuerpos mortales.
Rm 6, 4: Por el bautismo fuimos
sepultados con él en la muerte, para que, lo mismo que Cristo resucitó de entre
los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida
nueva.
Rm 8, 11: Y si el Espíritu del
que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó
de entre los muertos a Cristo Jesús también dará vida a vuestros cuerpos
mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros.
Pero si con el Espíritu
hacéis morir las obras.
Gn 6, 3: Dijo entonces el
Señor: “Mi espíritu no durará para siempre en el hombre, porque es carne, solo
vivirá ciento veinte años”.
Ga 6, 8: El que siembra para la
carne, de la carne cosechará corrupción; el que siembre para el espíritu, del
Espíritu cosechará vida eterna.
Ef 4, 22-24: Despojaos del hombre
viejo y de su anterior modo de vida, corrompido por sus apetencias seductoras;
renovaos en la mente y en el espíritu y revestíos de la nueva condición humana
creada a imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas.
Notas
exegéticas[6]:
8 11 La resurrección de los
cristianos se halla en estrecha dependencia de la deCristo. Y el Padre los
resucitará a su vez por el mismo poder y el mismo don del Espíritu. Esta
transformación se prepara desde ahora en una vida nueva que hace de ellos hijos
a imagen del Hijo, incorporación a Cristo resucitado que se realiza por la fe y
el bautismo.
8 13 Aquí “cuerpo” (soma) es sinónimo de “carne” (sarx) y designa un genero de vida
centrado en uno mismo.
Evangelio.
X Lectura del santo evangelio según
san Mateo 11, 25-30
En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
-Te doy gracias, Padre, Señor
del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y
entendidos, y se la has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido
bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el
Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo
quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.
Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de
corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es
llevadero y mi carga ligera.
El
Documento Q. Los Dichos de Jesús[7].
Q 10, 21 En “aquel tiempo” dijo: Te
doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado todas
estas cosas a los sabios e inteligentes y se las has revelado a los sencillos.
Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.
Q 10, 22 Todo me lo ha entregado mi Padre.
Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y tampoco conoce al Padre nadie sino el Hijo
y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Textos paralelos[8].
Yo te alabo, Padre, Señor
del cielo.
// Lc 10, 21-22: En aquella
hora, se llenó de alegría en el Espíritu Santo y dijo: “Te doy gracias, Padre, Señor
del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y
entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido
bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quien es el Hijo
sino el Padre; ni quien es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo
quiera revelar.
Si 51, 1: Te doy gracias, Señor
y Rey / te alabo, oh Dios mi salvador, / a tu nombre doy gracias.
Si 51, 10: Clamé al Señor. “Tú
eres mi Padre, / no me abandones el día de la tribulación, / cuando acosan los
orgullosos y estoy indefenso. / Alabaré tu nombre sin cesar / y te cantaré
himnos de acción de gracias.
Si 51, 12: Por eso te daré
gracias y te alabaré, / bendeciré el nombre del Señor.
Sal 136, 26: Dad gracias al
Dios del cielo: / porque es eterna su misericordia.
Tb 7, 12: Pero Tobías insistió: “No comeré ni beberé
hasta que tomes una decisión sobre lo que te he pedido”. Ragüel respondió: “De
acuerdo. Te la doy por esposa según lo prescrito por la ley de Moisés. Dios
ordena que sea tuya. Recíbela. Desde ahora sois marido y mujer. Tuya es desde
hoy para siempre. Hijo, que el Señor del cielo os ayude esta noche y os conceda
misericordia y paz.
Se las has revelado a la
gente sencilla.
Mt 13. 11: Él les contestó: “A vosotros
se os ha dado a conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no”.
Jn 7, 48-49: ¿Hay algún jefe o
fariseo que haya creído en él? Esa gente que no entiende de la ley son unos
malditos.
1 Co 1, 26-29: Y si no, fijaos
en vuestra asamblea hermanos: no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni
muchos poderosos, ni muchos aristócratas; sino que, lo necio del mundo lo ha
escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido
Dios para humillar lo poderoso. Aún más, ha escogido la gente baja del mundo,
lo despreciable, lo que no cuenta, para anular a lo que cuenta, de modo que
nadie pueda gloriarse en presencia del Señor.
Sí, Padre, pues tal es tu
decisión.
Sb 2, 13: Presume de conocer a
Dios / y se llama a sí mismo hijo de Dios.
Dn 7, 14: A él se le dio poder,
honor y reino. / Y todos los pueblos, naciones y lenguas lo sirvieron. / Su
poder es un poder eterno, no cesará. / Su reino no acabará.
Nadie conoce al Hijo
sino.
Jn 3, 11: En verdad en verdad
te digo: hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto,
pero no recibís nuestro testimonio.
Jn 3, 35: El Padre ama al Hijo
y todo lo ha puesto en su mano.
Jn 10, 15: Igual que el Padre me
conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.
Jn 1, 18: A Dios nadie lo ha
visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado
a conocer.
Venid a mí todos los que
estáis fatigados y sobrecargados.
Ex 33, 14: Respondió el Señor: “Iré
yo en persona y te daré el descanso”.
Si 24, 19: Venid a mí los que
me deseáis, / y saciaos de mis frutos.
Si 51, 27: Ven con vuestros
ojos lo poco que he trabajado, / y qué descanso tan grande he encontrado.
Is 10, 27a: Aquel día, su carga
caerá de tus hombros y su yugo de tu cuello.
Is 28, 12: Quien les había
dicho: / “Esto es el reposo: haced reposar al cansado; / en esto está el
descanso, / – pero no quisieron
escuchar.
Tomad vosotros mi yugo.
Os 10, 11: Efraín había sido
una ternera domesticada, / le gustaba trillar. / Yo pasé mi mano por su fuerte
cerviz: / “Unciré a Efraín, Judá abrirá el surco, / Jacob rastrillará con él”.
Nm 12, 3: Moisés era un hombre
muy humilde, más que nadie sobre la faz de la tierra.
Jr 6, 16: Esto dice el Señor: /
Paraos en los caminos a mirar, / preguntad por las rutas antiguas: / dónde está
el buen camino y seguidlo, / y así encontraréis reposo. / Pero dijeron: “No lo
seguiremos”.
Porque mi yugo es suave.
Pr 3, ,17: Sus caminos son
deleitosos, / todas sus sendas prosperan.
Sal 34,19: El Señor está cerca
de los atribulados, / salva a los abatidos.
Ga 5, 1: Para la libertad nos
ha liberado Cristo. Manteneos, pues, firmes, y no dejéis que vuelvan a
someteros a yugos de esclavitud.
Hch 15, 10: ¿Por qué, pues,
ahora intentas tentar a Dios, queriendo poner sobre el cuello de esos
discípulos un yugo que ni nosotros ni nuestros padres hemos podido soportar?
Notas
exegéticas Biblia de Jerusalén[9].
11 25 No estando este pasaje en
estrecha conexión con el contexto en que Mt lo ha insertado (ver su lugar
diferente en Lc), “estas cosas” no se refieren a lo que precede, sino que se
deben entender de los “misterios del Reino”, revelados a los “pequeños”, los
discípulos, pero ocultos a los “sabios”, los fariseos y sus doctores.
11 26 Esta expresión evoca la voz del
Padre en el bautismo y la cita de Is 42, 1 en 12, 18.
11 27 La profesión de las relaciones
íntimas con Dios y la invitación a hacerse discípulo evocan no pocos pasajes de
los libros sapienciales. Jesús se atribuye así el papel de la Sabiduría, pero
de una manera eminente, no ya como una personificación, sino como una persona, “el
Hijo” por excelencia del “Padre”. Este pasaje de tono propio de San Juan
epxresa en el fondo más primitivio de la tradicón sinóptica, lo mismo que en
Jn, la conciencia clara que Jesús tenía de su filiación divina. Su estructura
puede haber sido influida por Si 51 en este tema de las relaciones de
privilegio con Dios.
11 28 Por el peso de la Ley y de las
observaciones farisaicas que la recargan más todavía.
11 29 (a) “yugo de la Ley” es una metáfora
frecuente entre los rabinos la explota ya en el contexto de sabiduría con la
idea de trabajo fácil y aliviador.
11 29 (b) Epítetos clásicos de los “Pobres”
del AT. Jesús reivindica su actitud religiosa y se considera autorizado para
hacerse su maestro de sabiduría, como estaba anunciado del Siervo. De hecho es
para ellos para quienes ha pronunciado las Bienaventuranzas y otras muchas
instrucciones de su Buena Nueva.
11 30 La imagen del yugo, con
raigambre en el AT, designaba por lo general en el judaísmo (Jeremías y Oseas) la
Ley de Dios escrita y oral (Eclesiástico). Este yugo no era siempre
experimentado como una carga, pues la “alegría del yugo” era conocida en el
judaísmo.
Notas exegéticas Nuevo Testamento,
versión crítica[10].
25-27 Quien con plena naturalidad y
normalidad habla es el “Jesús histórico”. No usa fórmulas dogmáticas de Nicea,
Éfeso o Calcedonia, pero dice lo mismo con una cristología indirecta: cuando
habla, vive, actúa, ora, etc., lo hace con la autoconciencia de quien sabe que
es Hijo de Dios en sentido singular y exclusivo. Si el mero apelativo “hijo”
no acredita por sí mismo la identidad con la naturaleza divina del Padre, la
anterior afirmación queda confirmada por la forma como Jesús se muestra a lo
largo de su vida terrena: igual conocimiento, igual poder de hacer milagros, de
perdonar pecados, de juzgar a vivos y muertos, que el que tiene el Padre.
25 TE ALABO….: comienza una típica berakah
judía (oración de alabanza y acción de gracias). Jesús sabe no solo que es
conocido por Dios, sino que, en cierto modo, es el objeto único del conocimiento
divino; y responde al Padre con esta berakah, proclamando “las maravillas
de Dios” (L. Bouyer). ¿Cuáles son esas maravillas? El conocimiento de Dios
Padre por parte de [LOS] PEQUEÑUELOS (los discípulos), que por revelación
divina han conocido secretos de Dios, ocultos para [LOS] SABIOS Y ENTENDIDOS
(los escribas). La línea de pensamiento es la del Magnificat de María.
Grandes intérpretes de la Biblia, como san Jerónimo o san Agustín,
experimentaron en sí mismos como Dios no revela sus secretos más que a los que
se hacen pequeños. La Sagrada Escritura “me pareció indigna de compararse con la
dignidad de la prosa ciceroniana. Mi hinchazón huía su manera de decir, y mi
agudeza no penetraba en su sentido más profundo. Y, sin embargo, era esa
Escritura cuya inteligencia crece a medida que uno se hace párvulo; pero yo
rehusaba hacerme párvulo: hinchado de orgullo, me parecía grande” (San
Agustín).
26 SÍ, PADRE… TE AGRADÓ: el texto
griego es calco de una frase semítica: sí, el Padre porque así complacencia
hubo en presencia de ti (perífrasis reverencial). Complacencia:
agrado divino; la misma palabra que traducimos por “beneplácito” divino en el
himno de los ángeles en Belén, Lc 2, 14.
27 “La expresión Dios Padre nunca
ha sido revelada a nadie. Cuando el mismo Moisés preguntó a Dios quien era, escuchó
otro nombre (cf. Ex 3, 14). A nosotros se nos ha revelado este nombre en el
Hijo, pues este nombre de hijo implica el nombre nuevo de Padre”
(Tertuliano).
28 VENID: el texto griego usa el
adverbio aquí, con valor y forma de imperativo plural.
LOS QUE… SOBRECARGADOS, los
agobiados bajo la carga de la Ley tal como la interpretaban los “sabios y
entendidos” son, principalmente, los pobres de las Bienaventuranzas, o los
pequeñuelos del v. 25, personas sin prestigio social o religioso, tal vez
incultos y desconocedores de la Ley y, por tanto, según los rabinos, incapaces
de salvarse.
29-30 En contraste, la ley de
Jesús (su YUGO y su CARGA, en términos rabínicos, corrientes en los primeros
siglos) es suave; él la lleva por nosotros. El yugo que imponen los hombres
aplasta y molesta, el yugo de Dios libera. Pero la razón decisiva para aceptar
la invitación al discipulado (APRENDED: adquirir práctica, más que teoría; DE
MÍ, en el trato con el Maestro) no es la enseñanza sino el Maestro que
la imparte: lo más íntimo y secreto de Cristo, su CORAZÓN, está lleno del
espíritu del siervo en Isaías. El verdadero pobre bíblico que vive
las bienaventuranzas, sometido a solo el Padre, en quien solamente confía, es
Jesús, MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN. “¡Quién pudiera tener millones de lenguas
para pregonar por todas partes quién es Jesucristo! Cuán paciente es en
nuestras ofensas, cuán piadoso en llamar a los que van perdidos, cuán madre en
curar las llagas que por apartarse de Él se hicieron, y cuán padre en
proveerlos, guiarlos y favorecerlos!” (san Juan de Ávila). Aun para los
rabinos, Jesús debería entrar en la categoría de los “discípulos de Abrahán”,
que ellos caracterizaban por tres cosas: “una mirada buena, un espíritu manso,
un alma humilde” (Abot 15, 19).
DESCANSO: la paz mesiánica,
síntesis de las promesas divinas; brota del conocimiento íntimo del Padre, que
el Hijo comunica a los que entran en su escuela y toman su yugo juntamente con
él (Schez. Navarro).
Notas
exegéticas desde la Biblia Didajé[11].
11, 25 Cristo se refiere principalmente
aquí no a los niños, sino a aquellos que, llenos de confianza filial, aceptan
con humildad a Cristo y sus enseñanzas (los pobres de espíritu, que confían en
la providencia de Dios para proveer a sus necesidades). Al decir “sí” al Padre,
Cristo afirmó su perfecta sumisión a la voluntad del Padre. Cat 153, 544, 2603,
2701, 2785.
11, 27 El Padre trasciende todo el
conocimiento y experiencia humanos; por lo tanto, cualquier esfuerzo humano por
conceptualizarlo queda infinitamente lejos de la realidad. El creyente humilde
que tiene un corazón puro verá el rostro de Dios en Jesucristo, imagen perfecta
del Padre. Cat. 151, 240, 473, 2563, 2779.
11, 29 Cristo es especialmente
compasivo hacia los que sufren y están apesadumbrados. “Nadie se sienta sin
familia en este mundo: la Iglesia es casa y familia para todos, especialmente
para cuantos están cansados y agobiados” (Framiliaris consortio, 85). 459
y 1658.
San
Jerónimo[12].
25. En aquel tiempo tomando Jesús la
palabra dijo: Yo te bendigo (confiteor) Padre, Señor del cielo y de la tierra. La confesión no siempre
significa penitencia, sino también acción de gracias como leemos muy
frecuentemente en los salmos. Que lo oigan los que acusan falsamente al
Salvador de ser no hijo sino criatura de Dios; él llama a Dios Padre suyo, lo
llama Señor del cielo y de la tierra. Si él también es criatura y la criatura
puede llamar Padre a su Creador, fue una necedad no llamarlo también Señor suyo
del cielo y de la tierra, o Padre suyo y del cielo y de la tierra.
Porque has ocultado estas cosas
a sabios e inteligentes y se las has revelado a los pequeños. Da gracias y exulta de gozo en
su Padre porque ha revelado a los apóstoles los misterios de su venida,
ignorados por los escribas y fariseos, que se consideran sabios y son inteligentes
a sus propios ojos. La Sabiduría se ha acreditado por sus hijos.
26. Sí, Padre, pues tal ha sido tu
beneplácito. Habla al Padre con ternura para
que lleve a buen término los beneficios comenzados en sus apóstoles.
27. Todo me ha sido entregado
por mi Padre. Entiende en sentido místico al Padre que entrega y al Hijo que recibe. De
otro modo, si queremos entenderlo según nuestra fragilidad, cuando comienza atener
el que recibe, comienza a no tener el que ha dado. En todas las cosas que le
han sido entregadas no hay que entender el cielo y la tierra, los elementos y
lo demás que él mismo hizo y creó, sino aquellos que por medio del Hijo tienen
acceso al Padre, los que antes fueron rebeldes y luego comenzaron a conocer a
Dios.
Nadie conoce al Hijo sino el
Padre y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiere
revelar. Avergüéncese
Eunomio [obispo arriano] que se jacta de conocer al Padre y al Hijo como ellos
se conocen a sí mismos. Pero si insiste y se consuela en su locura a causa de
lo que sigue: y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar, una cosa es
conocer lo que se conoce por igualdad de naturaleza y otra, conocer por la
dignación del que revela.
28. Venid a mí todos los que estáis
fatigados y agobiados y yo os aliviaré. Enorme es el peso del pecado, y el profeta
Zacarías lo atestigua diciendo que la iniquidad está sentada sobre una mesa de
plomo. También se lamenta el salmista diciendo: Mis culpas son como un peso
que supera mis fuerzas. O en todo caso a los que oprimía el yugo de la Ley,
los invita a la gracia del Evangelio.
30. Porque mi yugo es suave y mi
carga ligera. ¿Cómo puede ser más ligero el Evangelio que la Ley cuando la Ley
condena el homicidio y el Evangelio la ira? ¿Cómo la gracia del Evangelio es
más fácil si la Ley castiga el adulterio y el Evangelio la concupiscencia? En
la Ley hay muchos preceptos que según enseña manifiestamente el Apóstol son
imposibles de cumplir. En la Ley se exigen obras y el que las hace vivirá por
ellas. El Evangelio requiere la buena voluntad y aun cuando esta no alcanzará
su efecto, con todo no se verá privada de recompensa. El Evangelio prescribe
hacer lo que podemos: por ejemplo no ceder a la concupiscencia, lo cual depende
de nosotros. La Ley no castiga el deseo de la voluntad, castiga el efecto: no
cometas adulterio. Imagina a una virgen que durante la persecución ha sido
violada. Según el Evangelio, como ella no ha pecado voluntariamente se la
recibe como virgen. Según la Ley, se la rechaza como corrupta.
San
Agustín[13].
Duro y pesado parece el precepto
del Señor, según el cual quien quiera seguirle ha de negarse a sí mismo. Pero
no es duro y pesado lo que manda aquel que
presta su ayuda para que se realice lo que ordena. Pues también es
cierto lo que se dice en el salmo: Por las palabras de tus labios he seguido
los caminos duros (Sal 16, 4). Y es verdadero también lo que dijo el mismo
Señor: Mi yugo es llevadero y mi carga ligera (Mt 11, 30). El amor hace
que sea ligero lo que los preceptos tienen de duro. Sabemos lo que es capaz de
hacer el amor.
Considerad cuánto se fatigan los
amantes y, no obstante, no sienten la fatiga; y mayor es el esfuerzo cuando
alguien se lo prohíbe. Si, pues, los hombres son tales cuales son sus amores,
de ninguna otra cosa debe preocuparse uno en la vida, sino de elegir lo que se
ha de amar. Estando así las cosas, ¿de qué te extrañas de que quien ama a
Cristo y quiere seguirlo, por fuerza del mismo amor se niegue a sí mismo? Si
amándose a sí mismo, el hombre se pierde, negándose se reencuentra al instante.
San Juan de Ávila.
¿Qué cosas ascondió Dios a los sabios y
prudentes y las reveló a los chiquillos? Muchas, y una de ellas es la que
descubrió a este santo bienaventurado, San Francisco. Descubrióle este secreto:
que lo hizo amigo de mendigar, de pedir [por] amor de Dios. No ha habido quien
tan amigo haya sido de la pobreza. Descubrióle Dios que era gran arte ésta para
venir a tener grandes riquezas, el mendigar; y no era tanto esto para el cuerpo
como para el ánima; y si bien miramos en ello, no hay día que no vamos a la puerta
a mendigar, diciendo: “Señor, danos pan; pan, Señor”. Panem nostrum,
etc. El pan nuestro de cada día dánosle hoy[14].
¿Quién es este “yo” que tengo que negar? Ese ser prudente, esa sabiduría, ese pensar que sabéis lo que os
cumple, ese pensar que sois gran letrado y que os lo sabéis vos todo, eso
habéis de dejar. Aun si fuese en hacer zapatos, o en hacer una cosa, o en
cualquier otro oficio, bien, aun en eso sufriese; pero en las cosas que tocan a
vuestra salvación, en este negocio de ir al cielo, es cómo estaréis en la
gracia de Dios, cómo ayunaréis, como rezaréis, no lo podéis saber. Dejar tenéis
vuestro saber; en todo lo que sea de servir a Dios no penséis que lo sabéis; negar
tenéis vuestro saber para haber de entenderlo. No hay medio para que Dios se os
descubra y os enseñe qué cosa es tener amor con Dios y con los prójimos, qué
cosa es tener humildad y castidad y mansedumbre, y para que os enseñe qué es
hablar cosas de Dios, sino negar vuestro saber y arrimaos al saber de Dios.
Pensar que no sabéis lo que os cumple, sino poneros todo en las manos de Dios.
pensáis que noes más de hablar. ¡Desventurados de vosotros! Hablamos y no
entendemos lo que decimos ini las cosas que afirmamos. ¡Cuántas veces
hablamos del amor de Dios sin saber que cosa es! ¡Cuántas veces hablamos de la
humildad, sin tenerla ni saber qué es! No podemos apreciar ni tener esas cosas
en lo que son. ¿Qué cosa es caridad, humildad, mansedumbre y todas las cosas
que son del espíritu de Dios? No las entiende el hombre animal sin Dios; todo
lo que es dones y frutos del Espíritu Santo no las alcanza el hombre animal
sino ayudado del mismo espíritu de Dios[15].
De la soberbia
todos los males, de la humildad todos los bienes. Por el contrario, los
desasosiegos de la soberbia vienen, por vengar, por cumplir con fausto vano.
Desdichado del soberbio que pierde a Dios, pierde el descanso[16]
[1] Biblia de Jerusalén. DDB.
Bilbao. 2019.
[2] Ib.
[3] Biblia de Jerusalén. DDB.
Bilbao. 2019.
[4] Ib.
[5] Biblia de Jerusalén. DDB.
Bilbao. 2019.
[6] Biblia de Jerusalén.
DDB. Bilbao. 2019.
[7] Santiago Guijarro. Los Dichos de Jesús. Introducción al Documento
Q. Ediciones Sígueme. Salamanca.
2014. Pgs. 168-169.
[8] Indicaciones Biblia de Jerusalén.
DDB. Bilbao. 2019. Texto Sagrada Biblia,
versión oficial de la Conferencia Episcopal Española.
[9] Biblia de Jerusalén. DDB.
Bilbao. 2019.
[10] Iglesias González, M. Nuevo
Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego. BAC. Madrid. 2017.
[11] Biblia Didaje con comentarios
del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016. Textos copiados de
www.vatican.va
[12] Jerónimo. Comentario
al evangelio de Mateo. Editorial Ciudad Nueva. Madrid. 1999. Pgs. 105-106.
[13] San Agustín. Sermón
344, 1-2. Pg. 1011. San Agustín. Comentarios a las lecturas litúrgicas (N.T.).
II. Estudio Agustiniano. Valladolid. 1986.
[14] San Juan de Ávila. Obras
Completas III. Sermones. BAC. Madrid. 2015. Sermón de San Francisco de
Asís, 1. Pg. 1044..
[15] Ib. Pg. 1047.
[16] O.c. Sermón de la Visitación
de la Virgen, 9. Pg. 890.