jueves, 11 de junio de 2020

Corpus Christi. 14 de junio de 2020.


Lectura del libro del Deuteronomio 8, 2-3.14b-16a  
Moisés habló al pueblo diciendo:
-Recuerda todo el camino que el Señor, tu Dios, te ha hecho recorrer estos cuarenta años por el desierto, para afligirte, para probarte y conocer lo que hay en tu corazón: si observas tus preceptos o no. Él te afligió, haciéndote pasar hambre, y después te alimentó con el maná, que tú no conocías ni conocieron tus padres, para hacerte reconocer que no solo de pan vive el hombre, sino que vive de todo cuanto sale de la boca de Dios. No olvides al Señor, tu dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud, que te hizo recorrer aquel desierto inmenso y terrible, con serpientes abrasadoras y alacranes, un sequedal sin una gota de agua, que sacó agua para ti de una roca de pedernal, que te alimentó en el desierto con un maná que no conocían tus padres.
Palabra de Dios.

Textos paralelos[1].
 Para conocer las intenciones que llevabas.
Dt 29, 4-5: Yo os he conducido cuarenta años por el desierto; no se os gastaron los vestidos que llevabais ni se os estropearon las sandalias de los pies; no comisteis pan ni bebisteis vino ni licor; para que reconozcáis que yo soy el Señor, vuestro Dios.
Te alimentó con el maná.
Ex 16, 14: Cuando se evaporó la capa de rocío, apareció en la superficie del desierto un polvo fino, como escamas, parecido a la escarcha sobre la tierra.
Yahvé tu Dios que te sacó de Egipto.
Si 10, 12: Principio de la soberbia es alejarse del Señor / y apartar el corazón del Creador.
Jr 2, 6: No fueron capaces de preguntarse: / “¿Dónde está el Señor, / que nos trajo de Egipto, / que nos guió por el desierto, / por estepas y barrancos, / por tierra sedienta y oscura, / tierra que nadie atraviesa, / en donde nadie se asienta.
Nm 21, 6: El Señor envió contra el pueblo serpientes abrasadoras, que los mordían, y murieron muchos de Israel.
Hizo brotar para ti agua de la roca más dura.
Ex 17, 5-6: Respondió el Señor a Moisés: “Pasa al frente del pueblo y toma contigo algunos de los ancianos de Israel; empuja el bastón con el que golpeaste el Nilo y marcha. Yo estaré allí ante ti, junto a la roca de Horeb. Golpea la roca, y saldrá agua para que beba el pueblo”.
Nm 20, 11: Moisés alzó la mano y golpeó la roca con la vara dos veces, y brotó agua tan abundante que bebió toda la comunidad y las bestias.


Notas exegéticas[2].
8 en contraste con los profetas, qyue consideraban la permanencia en el desierto como una época ideal el Dt presenta aquí los cuarenta años como una prueba. El redactor sacerdotal de Nm 26-35 lo verá como un castigo.
8 3 Yahvé, que puede crear todo con su palabra, da vida a los israelitas, con los mandamientos (miswâ) que salen (môsa) de su boca. Sobre este texto, citado por Mt 4,4 (las tentaciones del desierto), véase Am 8, 11.

Salmo responsorial
Sal 147, 12-15.19-20

R/. Glorifica al Señor, Jerusalén.

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión.
Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R/.

Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R/.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R/.


Textos paralelos[3].
 Sal 147, 12-15.19-20
Que refuerza los cerrojos de tus puertas.
Jr 33, 10: Esto dice el Señor: En este lugar del que decís que es una ruina, sin hombres ni ganados, en todos los poblados de Judá y en las calles desoladas de Jerusalén, sin hombres, sin habitantes, y sin ganados, volverá a escucharse la voz de la alegría y de la fiesta.
Is 65, 18: Regocijaos, alegraos por siempre / por lo que voy a crear: / yo creo a Jerusalén “alegría”, / y a su pueblo, “júbilo”.
Sal 48, 14: Fijaos en sus baluartes, / observad sus palacios, / para poder decirle a la próxima generación.
Lv 26, 6: Yo traeré la paz al país y dormiréis sin que nadie perturbe vuestro sueño; haré desaparecer del país las fieras, y la espada no traspasará vuestras fronteras.
Sal 81, 17: Los alimentaría con flor de harina; / los saciaría con miel silvestre.
Que envía a la tierra su mensaje.
Sal 29, 3: La voz del Señor sobre las aguas, / el Dios de la gloria ha tronado, / el Señor sobre las aguas torrenciales.
Sal 33, 9: Porque él lo dijo, y existió; / él lo mandó y todo fue creado.
Sal 107, 20: Envió su palabra para curarlos, / para salvarlos de la perdición.
Is 55, 10-11: Como bajan la lluvia y la nieve desde el cielo, / y no vuelven allá sino después de empapar la tierra, / de fecundarla y hacerla germinar, / para que dé semilla al sembrador / y pan al que come.
Revela a Jacob sus palabras.
Dt 4, 7-9: Porque ¿dónde hay una nación tan grande que tenga unos mandatos y decretos tan justos como toda esta ley que yo os propongo hoy? Pero, ten cuidado y guárdate bien de olvidar las cosas que han visto tus ojos y que no se aparten de tu conversión mientras vivas; cuéntaselas a tus hijos y a tus nietos.
Hch 14, 16: En las generaciones pasadas, permitió que cada pueblo anduviera por su camino.

Notas exegéticas[4].
147 (a) Aunque este salmo forma una unidad, algunas versiones (entre ellas la Vulgata) lo cortan en dos por el v. 12. El poeta enlaza a Yahvé como libertador de Israel, Creador, amigo de los “pobres”.
147 (b) “Aleluya” griego: unido por el hebreo al salmo anterior.
147 12 Los Padres han aplicado esta segunda parte del salmo a la nueva Jerusalén, militante o triunfante.
147 15 Aquí es presentada la palabra divina como mensajera, casi como hipóstasis.
147 20 El hebreo añade aquí “Aleluya”; omitido por el griego. Igualmente en lod dos salmos siguientes.

Segunda lectura.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 10, 16-17
Hermanos: El cáliz de la bendición que bendecimos, ¿no es comunión de la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? Porque el pan es uno, nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo, pues todos comemos del mismo pan.
Palabra de Dios.




Textos paralelos[5].
El que se gloríe, gloríese en el Señor.
Jr 9, 22-23: Esto dice el Señor: / “Que el sabio no presuma de su saber, / ni el fuerte de su fuerza, / ni el rico de su riqueza. / Quien presuma, presuma de esto: / de tener entendimiento y conocerme, / de saber que yo soy el Señor, / que pone en práctica la lealtad, / la justicia y el derecho en el país. / Estas son las cosas que me gustan / - oráculo del Señor –“.
1 Co 1, 31: Y así – como está escrito –; el que se gloríe que se gloríe en el Señor.

Notas exegéticas[6]:
10 16 La norma que Pablo se impone es: no construir sobre los fundamentos puestos por otros, Rm 15, 20 ss.

Evangelio.
X Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 51-58
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:
-Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo.
Disputaban los judíos entre sí:
-¿Cómo puede este darnos a comer su carne?
Entonces Jesús les dijo:
-En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.

Textos paralelos[7].
 El pan que yo le voy a dar.
Lc 22, 19: Y tomando pan, después de pronunciar la acción de gracias, lo partió y se lo dio diciendo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía”.
1 Co 11, 24: Y pronunciando la Acción de Gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía”.
Permanece en mí y yo en él.
Jn 15, 4-5: Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, sino permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante, porque sin mí no podéis hacer nada.
El que me coma vivirá por mí.
Jn 5, 26: Porque, igual que el Padre tiene vida en sí mismo, así ha dado también el Hijo tener vida en sí mismo.

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén[8].
6 51 (a) Referencias a Gn 3, 22: “y comiendo de él viva para siempre”. Con su enseñanza, Cristo-Sabiduría nos da acceso de nuevo al árbol de la vida del que Adán había sido privado. Ya nunca más seremos arrojados del paraíso.
6 51 (b) La última sección del discurso está dedicada explícitamente al sacramento de la eucaristía. Aunque se reconozca generalmente el colorido joánico del pasaje, no es imposible, que estos versículos sean un añadido posterior a la redacción del resto de este capítulo o, al contrario, que Jn se haya valido aquí de una tradición más antigua.
6 51 (c) Se sobreentiende: “dada” o “entregada” (como precisan muchos manuscritos). Este giro conciso recuerda a 1 Co 14, 24: “Este es mi cuerpo que se da por vosotros”, ver Lc 22 19. Alusión a la Pasión. Pero Juan sustituye el término “cuerpo” por “carne”, que designaba al hombre en su condición débil y de mortalidad. En el judaísmo, la expresión más compleja “la carne y la sangre” significaba lo mismo.
6 54 (a) Este verbo (trogo) significa principalmente “roer”, “rumiar”, “masticar”. Juan utiliza un vocabulario esencialmente realista para caracterizar la participación en la Eucaristía. Pone así en guardia a sus lectores ante una interpretación docetista del ministerio de Jesús. Según la costumbre judía, los alimentos de la cena pascual debían ser cuidadosamente masticados.
6 54 (b) La Eucaristía es el fermento de la reconciliación para los creyentes.
6 56 “Estar en”, y más todavía “permanecer en”, con bastantes variantes en cuanto a los sujetos y complementos, es uno de los rasgos propios del lenguaje joánico. La relación de presencia interior que así se expresa está evidentemente determinada por la naturaleza de las realidades o personas en cuestión: una es siempre mayor que la otra, sobre todo si se trata de una persona divina. Esto se observa particularmente si la relación es recíproca, como aquí.
5 57 La Eucaristía comunica a los fieles la vida que el Hijo recibe del Padre.

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica[9].
50-51 De modo que… no muera: Ese pan eucarístico “es medicina de inmortalidad, antídoto que impide morir y hace vivir” (Ignacio de Antioquía, Eph 20, 2).
Mi carne: mi naturaleza humana, mi humanidad.
Por la vida: en favor de la vida, para que los hombres tengan vida. El anuncio de la Eucaristía es claro y sin ambigüedades, hasta provocar el escándalo. El texto del v. 51 parece un eco de la fórmula de los Sinópticos para la institución de la Eucaristía bajo la especie de pan, acentuando su aspecto redentor, de sacrificio.
53 No podéis tener: lit. no tenéis (tiempo presente gramatical con valor de futuro).
54-58 “Masticar”: el verbo griego podría considerarse simple sinónimo de “comer” (así en 13, 18 citando el Sal 41, 10); pero lo más probable es que aquí conserve su significado específico de mascar, roer, quizá para rechazar interpretaciones puramente espiritualistas, propias del docetismo, de estas frases. Recuérdese también la norma tradicional para la cena del cordero pascual: había que masticarlo bien. El realismo de la carne y la sangre dice también la totalidad de la persona de Jesús bajo el aspecto de su corporalidad que se entrega al sacrificio; Jesús está verdaderamente presente en esta carne y esa sangre. El que come esa carne y bebe esa sangre no sólo come una materia dotada de determinada fuerza, sino al mismo Jesús.
57 Creer las palabras de Jesús, en vez de escandalizarse, produce ganas de vivir, hambre y sed de recibirlo como alimento y bebida; es la experiencia de san Ignacio de Antioquía: “Quiero conseguir el pan de Dios, que es la carne de Jesucristo nacido del linaje de David, y quiero como bebida su sangre, que es caridad incorruptible” (Rom 7, 2). El término comparativo “como” parece afectar más bien a “la fuente de vida” que a “la misión”; la traducción se ciñe al orden del texto griego. Jesús ha sido enviado por el Padre a imagen del Padre que da vida.
Gracias a: o, mediante, en virtud de; como vivimos gracias a los alimentos.

Notas exegéticas desde la Biblia Didajé[10].
6, 51 Cristo, a través de su pasión, muerte y resurrección, ofrece la redención de toda la humanidad. Además la santidad movida por al Eucaristía trae vida al mundo. En el Padrenuestro rezamos: “Danos hoy nuestro pan de cada día”, una referencia no sólo a nuestras necesidades temporales, sino más específicamente a la propia eucaristía. Catecismo de la Iglesia Católica 728, 1355, 1406-1407 y 2837.
6, 53 Muchas personas de la multitud, al oír a Cristo hablando de comer su carne, tomaron sus palabras como una invitación al canibalismo. Cristo se refería a comer su carne y beber su sangre de una manera sacramental. En la Eucaristía, que él instituiría en la Última Cena, el pan y el vino se convertirían en su cuerpo y sangre para alimento espiritual de los fieles. Al instituir el sacerdocio, Cristo dio a sus apóstoles y a sus sucesores el poder de hacer lo mismo. En el discurso, enseñó sobre su presencia real en la Eucaristía. La palabra que la Iglesia utiliza para describir el cambio que tiene lugar cuando el sacerdote consagra el pan y el vino en Misa es transustanciación, en la que la sustancia del pan y el vino cambia en el cuerpo y sangre de Cristo  pero los accidentes o apariencias no. La vida que confiere la Eucaristía pertenece a la vida sobrenatural que nos une cada vez más a Cristo y nos prepara para la eternidad en el cielo. Cat 787, 1382-1384, 1391-1392, 1406 y 1509.
San Juan de Ávila[11].
De tras medidas se hizo este pan, de la flor de lo mejor de la harina, que quiere decir que hay allí tres cosas que son metro y mesura de todas las otras cosas, y que cuanto las cosas todas del mundo más se allegan a ellas, más perfectamente se hacen. – ¿Qué hay allí en el Sacramento? – ¡Oh Señor, y quien nunca de otra cosa se acordase!  ¿Qué hay allí? Dios sobre todas las cosas. – Mirad, también está en todas partes. – Es verdad, pero tan maravillosamente como allí. - ¿Qué más hay allí? – El anima de Jesucristo, que es flor de todas las ánimas, más alta que los serafines en esencia, aunque más baja en naturaleza. – ¿Qué más hay allí? – La carne de Jesucristo, flor de todas las carnes. – ¿Qué hay allí? – Tres excelencias, tres sustancias y una persona. - ¿Qué pan es éste? – ¡Y qué pan es este cocido en el rescoldo!, que quiere decir que parece tan bajo Jesucristo, que no parece, a lo de fuera, sino un puro hombre, tan trabajado, qué desde que nació en este mundo hasta el punto que murió nunca tuvo una hora de descanso: ¡qué de hambre, qué de desnudez, qué de frío, qué de necesidades padeció![12]
Porque, ¿qué quiere decir: Si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre (Jn 6, 52) sino: “por virtud de este pan la muerte está muerta para siempre”[13].
Aquí el Señor se amansa con nuestros pecados; aquí da fuerza a nuestra ánima para que de aquí adelante no caiga en ellos; aquí sana nuestras enfermedades e imperfecciones. Aquí nos junta consigo; aquí se nos da Él mismo en prendas de que viviremos para siempre en él; porque es la levadura que se echó en las tres medidas de harina (Mt 13, 33) para que el pan fuese sazonado y fuese gustoso el Señor; y fuera de este sacratísimo cuerpo no hay vida ni salud, en las buenas obras; no hay gracia, ni gloria, ni bien alguno. Porque ansí como la fuente del hambre es el sol y en el mar se juntan las aguas, así en este poderosísimo Señor están juntos todos los bienes, y quien lo recibe puede decir Todos los bienes vinieron con Él (cf. Sb 7, 11). Y esté sin miedo de la muerte, pues ha recebido la Vida, y espere de gozar de la dulce y verdadera promesa de Jesucristo que dicen las palabras del tema: El que come de este pan vivirá para siempre (Jn 6, 52)[14].
– Padre, abajaos un poco. – Que me place. Cuando tú piensas que has comulgado, no sea el comulgar sin que pienses: “¡Señor! ¡Qué tanto me amaste, que derramaste vuestra Sangre por mí! ¡Que sin buscaros, me llamastes, y sin rogároslo yo, me hicistes, y me distes tantos bienes y más que me tenéis aparejados!”. Cuanto esto has pensado, ¿no queda tu ánima contenta? ¿Qué es eso que has comido? Páratelo a desmenuzar, que así lo han de comer; no lo tragues entero, que te hará mal. Que por eso mandaba Dios en la ley que no le ofreciesen el carnero todo entero, sino que lo partieran por padres (cf. Lv 9). Quiere decir, que para que te aproveche el Cordero pascual, que es Cristo, no lo has de tragar a bulo todo junto, sino que lo partas. Una coyuntura es cómo nació pobre, otra sus trabajos, otra cómo fue azotado, otra crucificado, otra sepultado No lo tragues entero, piénsalo bien, rúmialo; que aunque seas de hierro y de piedra, te derretirá


[1] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019.
[2] Ib. 
[3] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019.
[4] Ib. 
[5] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019. 
[6] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019.  
[7] Indicaciones Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019. Texto Sagrada Biblia, versión oficial de la Conferencia Episcopal Española.  
[8] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019.
[9] Iglesias González, M. Nuevo Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego. BAC. Madrid. 2017.
[10] Biblia Didaje con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016. Textos copiados de www.vatican.va 
[11] San Juan de Ávila. Obras Completas 3, Sermones. BAC. Madrid. 2015.  
[12] O.c.  En la Infraoctava del Corpus. 49, 3. Pg. 636.
[13] O.c. En la Infraoctava del Corpus. 43, 2. Pg. 569.
[14] Ibid. 43, 52. Pgs. 585-586.

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