viernes, 30 de mayo de 2008

Escuela de Oración. Semana IX. Día 4º


IX Semana. Jueves 29 de Mayo de 2008.

En presencia de... :
Cuenta la autora del libro que seguimos como al comenzar a rezar el orante siente una gran frustración, pues suele experimentar una avalancha de conversaciones e imágenes que invaden la mente y entonces surge la pregunta: ¿por dónde comenzar? Y es que entendemos mal la oración. Orar no es tanto hablar con Dios sino más bien escuchar a Dios, dejar que él nos hable a nosotros. El protagonista de la oración es Él que quiere decirnos algo y nuestra tarea es descubrir en el montón de ruidos que nos acompañan su voz.
Por eso comienza callando las voces y tomando conciencia que vas a realizar lo más importante del día, a vivir el momento más necesario de todo el día, el encuentro con Dios.


Oración preparatoria (La Palabra esperada):
Esta semana recita despacio este poema:

No me mueve mi Dios para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor.
Muéveme el verte clavado,
en una cruz y encarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido.

Muéveme tus afrentas y tu muerte,
muéveme en fin tu amor
de tal manera que aunque no hubiera infierno
yo te amar
y aunque no hubiera infierno
te temiera.

No me tienes que dar
porque te quiera,
pues, aunque lo que espero no esperara,
¡lo mismo que te quiero te quisiera!

El texto (la Palabra escuchada):
Caminaba Jesús acompañado de mucha gente. Entonces se volvió y les dijo:
-Si alguno viene donde mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. El que no cargue con su cruz y venga en pos de mí, no puede ser discípulo mío.


Composición de lugar (la Palabra comprendida):
Hoy si que pega fuerte Jesús. Nos pide exclusividad. Pero ¿cómo entenderlo? Es evidente que este odio a los seres que más amamos no tiene el significado que le damos habitualmente. Se trata más bien de desprendimiento.
Y esto es fuerte, pero no lo es si lo situamos en las épocas de persecuciones. Y aquí se ve mucho más claro en los hombres y mujeres casados, en los jóvenes con novia. Es ahí donde encontramos toda la luz. Piensa lo que representó para los primeros cristianos la persecución. Ésta fue prácticamente simultánea al nacimiento de la Iglesia. Aquellos hombres y mujeres, muchos de ellos con esposa e hijos, tuvieron que optar entre ellos o Jesús y optaron por el primero, muriendo mártires. Otro ejemplo de gran belleza fue Santo Tomás Moro. Era él un humanista amigo de Luis Vives y Erasmo de Rótterdam, canciller de Inglaterra, casado y con familia. Cuando el rey Enrique VIII decide separarse del Papa y fundar su propia Iglesia, Tomás Moro opta por permanecer fiel a la Iglesia Católica. Después de permanecer en la Torre de Londres, fue decapitado. Más recientemente, contemporáneos a nuestros abuelos, muchos jóvenes, hombres y mujeres casados, dieron su vida por pertenecer a lo que hoy sería el junior y entonces se llamaba la Acción Católica, por participar en la vida de las parroquias, ayudando a los sacerdotes y sintiéndose católicos.
Por eso, así de pronto nos parece fuerte. Pero cuando llega el momento, los discípulos de Jesús lo tienen claro y dan la vida por él, aún a costa de dejar viudas, huérfanos y padres desolados.
Pero nos encontramos profundizando en el tema del pecado. Jesús es claro, hemos de cargar con la cruz, con todo lo que significa renunciar a nosotros mismos en favor de Él, del Evangelio. Y posiblemente pienses que no lo realices. Pues bien, has tomado conciencia de que estás fallándole y que necesitas de su perdón.
Y después de este comentario, una buena manera de rezar puede ser repitiendo muchas veces la frase que más te ha gustado.
Coloquio (respuesta a la Palabra):
Y ahora háblale.

Ejercicio de esta semana:
Seguimos con este ejercicio sólo para mayores de 18 años: imaginar la resurrección de nuestros cuerpos, el encuentro con todos aquellos que nos han precedido, con los que nos han amado, con los que no hemos amado...

Examen de la oración:
¿Cómo me he sentido? ¿Qué cosas me han ayudado? ¿qué cosas me han estorbado? ¿Qué he visto claro? ¿Qué voy descubriendo que se repite en los distintos momentos?

miércoles, 28 de mayo de 2008

Domingo IX. 1 de Junio de 2008. Reflexiones


LECTURAS

Lectura del libro del Deuteronomio 11, 18. 26-28. 32

Moisés habló al pueblo, diciendo:-«Meteos estas palabras mías en el corazón y en el alma, atadlas a la muñeca como un signo, ponedlas de señal en vuestra frente. Mirad: Hoy os pongo delante bendición y maldición; la bendición, si escucháis los preceptos del Señor, vuestro Dios, que yo os mando hoy; la maldición, si no escucháis los preceptos del Señor, vuestro Dios, y os desviáis del camino que hoy os marco, yendo detrás de dioses extranjeros, que no habíais conocido. Pondréis por obra todos los mandatos y decretos que yo os promulgo hoy. » Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Salmo responsorial
Sal 30, 2-3a. 3bc-4. 17 y 25(R.: 3b)
R. Sé la roca de mi refugio, Señor.

A ti, Señor, me acojo;
no quede yo nunca defraudado;
tú, que eres justo, ponme a salvo,
inclina tu oído hacia mí;
ven aprisa a librarme. R.

Sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame. R.

Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia.
Sed fuertes y valientes de corazón,
los que esperáis en el Señor. R.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 3, 21-25a. 28
Hermanos:Ahora, la justicia de Dios, atestiguada por la Ley y los profetas, se ha manifestado independientemente de la Ley.Por la fe en Jesucristo viene la justicia de Dios a todos los que creen, sin distinción alguna. Pues todos pecaron y todos están privados de la gloria de Dios, y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención de Cristo Jesús, a quien Dios constituyó sacrificio de propiciación mediante la fe en su sangre.Sostenemos, pues, que el hombre es justificado por la fe, sin las obras de la Ley.
Palabra de Dios.

Aleluya

Aleluya Jn 15, 5
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos -dice el Señor-;
el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante

Evangelio

+ Lectura del santo evangelio según san Mateo 7, 21-27
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:-«No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Aquel día, muchos dirán: "Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?" Yo entonces les declararé: "Nunca os he conocido. Alejaos de mí, malvados. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente.»
Palabra del Señor
COMENTARIOS DE MISSA DOMINICAL (Resumen comentado).
Orientaciones para la celebración.
Después de la Cuaresma, la Semana Santa, el Tiempo Pascual y las solemnidades de la Santísima Trinidad y Corpus volvemos al tiempo ordinario en las misas de los domingos. Si bien, durante el resto de la semana, ya hemos vuelto a este tiempo.
Así reemprendemos la lectura continuada del evangelio de San Mateo, el que nos acompaña durante el ciclo A. El último domingo antes del miércoles de ceniza escuchábamos el comienzo del Sermón de la Montaña y hoy, en este domigo el final. Las Bienaventuranzas al principio y este evangelio abren y cierran el bellísimo discurso de Jesús.
En la segunda lectura comenzamos la carta de san Pablo a los Romanos y ella nos acompañará durante 16 domingos, es decir, todo el verano.
Centrándonos en el Evangelio Jesús nos ofrece la gráfica imagen de las dos casas para explicar como es el buen discípulo. Es el que construye su vida sobre la roca del Sermón de la Montaña. Éste constituye unos cimientos firmes y consistentes, a diferencia del que la construye sobre si mismo.
Así pues este texto nos habla de nuestra vida. Si la apoyamos en Jesús y el Evangelio estará firme cuando las cosas no nos vayan bien o tengamos problemas.
Hay otra enseñanza muy interesante: "No todo el que me dice Señor, Señor". Es decir, el cristiano no es el que predica y habla muy bien, sino el que vive lo que predica. El monitor y educador junior no es el que prepara un tema de maravilla y lo explica manteniendo la atención de los críos, sino el que vive la enseñanza de Jesús. Por eso nos pide coherencia. El junior no es un mundo aparte de nuestra vida, es nuestra vida, que nos exige vivir lo que creemos y tener unos valores diferentes a los demás, valores que como habrás podido leer en los ejercicios espirituales de la semana pasada son expresión del amor a Dios y a los demás.
También Moisés nos coloca ante un dilema, dos caminos que hay que elegir: Dios o el mundo. El pueblo va a entrar en una tierra poblada de extranjeros que tienen unos valores diferentes a los que Dios les ha enseñado. Siempre serán tentados por los dioses cananeos. Y Dios les advierte. También nosotros vivimos en una sociedad plural, donde hay muchas formas de vivir, desde las que excluyen a Dios totalmente hasta las que viven para Dios. Nuestra opción ha de ser elegir el camino que Jesús nos marca. Así lo rezamos en la oración junior. Pero, ¿realmente nos creemos lo que rezamos al comienzo de las actividades?
Por tanto, este evangelio es una buena oportunidad para clarificarnos a nosotros mismos. ¿Queremos ser juniors? ¿si o no? A medias, desde el Evangelio y la Biblia no vale.
Notas exegéticas.
Primera lectura:
Dios ha liberado a su pueblo de Egipto no para que cambie de señor, sino para que sea libre. Y donde hay libertad es necesario elegir entre opciones. En este caso entre vivir libres o vivir esclavos de los dioses extranjeros de las culturas vecinas.
Segunda lectura:
Para san Pablo el judío no puede cumplir la ley y el pagano no sabe ver en la creación la mano de Dios. Sólo el cristiano que cree en Jesús se siente salvado no por que cumple la ley sino porque experimenta que es Jesús quien le salva.
Como bien afirma el autor de este escrito. Parece que hay una contradicción entre lo que dice Jesús y lo que dice san Pablo. Sin embargo no es así. La persona que descubre que Jesús le ama de forma gratuita responde a este amor, espontáneamente con gestos. No es lo mismo obedecer al jefe de la empresa que a la persona amada. Al jefe es porque manda. A la persona amada se le obedece simplemente porque se le ama. El primero es esclavo mientras trabaja. El segundo es libre.
Esa es la diferencia. Sentir un gran amor, totalmente grauito lleva a buscar complacer a quien tanto nos ama.
Los Santos Padres comentan el evangelio del domingo.
El que hace la voluntad de mi Padre: nos dice S. Juan Crisóstomo "por qué no dijo Cristo ¿El que haga mi voluntad? Porque entonces bastaba que aceptaran lo que les decía,pues otra cosa hubiera sido demasido fuerte para la debilidad de sus oyentes. Por lo demás, lo uno dio a entender lo otro, como quiera que el Hijo no tiene otra voluntad que la de Padre.
Nunca os he conocido: Nos dice San Cirilo de Alejandría; la palabra contra los que enun principio habían creído rectamente y habían practicado con celo la virtud, como también el hacer milagros, expulsar demonios y profetizar, pero luego se tornan malos por propia decisión personal, por engaño o por deseo: en efecto, si la palabra dice: "No os he conocido nunca", pone al que en los inicios ha vivido virtuosamente, pero al final es condenado, en el nivel de los absolutamente no conocidos. Dios dice conocer a los que ama y ama a los que enteramente creen en Él y a los que hacen lo que le agrada.
Edificó casa sobre roca: escribe san Juan Crisóstomo: "Este es el privilegio del que practica la virtud. Sólo éste lo posee con creces; sólo el goza de calma en medio del Euripo y mar revuelto de las cosas humanas. Porque eso es justamente lo maravilloso, que no habiendo bonanza en el mar, sino tormenta deshecha y grande agitación y tentaciones sin cuento, nada puede turbar lo más mínimo al hombre virtuoso. Llama aquí figuradamente lluvias, río y vientos a las desgracias y calamidades humanas, como calumnias, insidias, tristezas, muertes, pérdidas en lo propio, daños de los extraños y todo en fin, cuanto puede llamarse males de la vida presente. Más un alma así -nos dice el Señor - a ninguno de estos males se abate, y la razón es porque está cimentada sobre roca viva".
No se cayó porque estaba cimentada sobre roca: si dice acerca del hombre que es verdaderamente prudente que edifica su casa sobre la piedra, éste es el Señor que eficica su Iglesia sobre la piedra, esto es, sobre la firmeza y la fuerza. Pues ni las puertas del infierno prevalecerán contra ella (Mt 16, 18). Todas las persecuciones que caigan sobre aquella casa nada conseguirán, pues está edificada sobre la piedra.
Edificó su casa sobre arena: escribe S. Juan Crióstomo "el ladrón, el adúltro, el impostor, todos tienen que pasar por muchos trabajos y malandanzas para llevar a cabo sus fechorías. Mas no sólo no cosechan fruto alguno de esos trabajos, sino que sufren un daño inmenso.

Escuela de Oración. Semana IX. Día 3º


IX Semana. Miércoles 28 de Mayo de 2008.

En presencia de... :
Comienza escogiendo un sentido (el tacto, el oído,...) y llévalo a la oración, recuerda ese perfume o hierba aromática, la capilla del campamento bellísimamente ambientada en Navalón, o la imagen de nuestros patronos. También puedes recordar una celebración, la que más te ha impactado en el tiempo que llevas en los juniors o la canción de las que cantas en el coro que más te gusta y te hace sentir especial y algo especial.
Durante unos momentos piensa en ello, teniendo presente que ahora estás delante de Dios que contempla tu persona desde lo más profundo de tu corazón.


Oración preparatoria (La Palabra esperada):
Esta semana recita despacio este poema:

No me mueve mi Dios para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor.
Muéveme el verte clavado,
en una cruz y encarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido.

Muéveme tus afrentas y tu muerte,
muéveme en fin tu amor
de tal manera que aunque no hubiera infierno
yo te amar
y aunque no hubiera infierno
te temiera.

No me tienes que dar
porque te quiera,
pues, aunque lo que espero no esperara,
¡lo mismo que te quiero te quisiera!

El texto (la Palabra escuchada):
Entonces estarán dos en el campo: uno será tomado, y el otro dejado; habrá dos mujeres molienod en el molino: una será tomada, y la otra dejada.
Velad, pues, porque no sabéis que día vendrá vuestro Señor. Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le abriesen un boquete en su casa. Por eso, también vosotros estad preparados, porque, cuando menos lo penséis, vendrá el Hijo del hombre.


Composición de lugar (la Palabra comprendida):
De nuevo nos encontramos en un texto difícil, situado en el discurso sobre el fin del mundo que el evangelista sitúa antes de la pasión. Jesús se va y nos cuenta lo que ocurrirá cuando todo se termine, Él volverá de nuevo, tal como recitamos en el Credo, a juzgar a vivos y muertos. Es un hecho el que un día seremos juzgados. Toda nuestra vida pasará ante nuestra mirada y la de Dios. Será el juicio más justo de la historia, pues a Él no se le puede engañar y Él nunca se equivoca.
Pero vamos al presente. De nuevo, no es por amargarte, pero la muerte es una posibilidad real en nuestra vida. Decían los antiguos que es “la hora más cierta y el día más incierto”. Pero esto no es para asustarnos ni vivir aterrorizados, sino para advertirnos de esta realidad y así poder cambiar nuestra vida, que muchas veces se desarrolla sin pensar que en un instante acabará todo.
Lo sabemos muy bien, las asignaturas que más estudiamos son las que el profesor puede examinarnos en cualquier momento, el temido examen sorpresa. Es en esa asignatura, la que en cualquier momento nos puede preguntar la que todos los días repasamos. Lo mismo ocurre a nivel laboral. El trabajador se relaja cuando sabe que el jefe está de vacaciones o de reunión y ese día no va a pasarse por el tajo. Sin embargo cuando el jefe va visitando por sorpresa a los trabajadores, paseándose por donde se encuentran o por la fábrica. Entonces no se le verá a nadie almorzando hasta las doce ni charlando ni haciendo el gandul. Los inspectores lo saben muy bien y no os digo los agentes de tráfico.
Gracias a eso todos trabajamos y no nos dormimos, pues sabemos que en cualquier momento llega el jefe o el policía y multa al canto, despido, sanción, pérdida de puntos,...
Si lo aplicamos al campamento ocurre lo mismo. Si el consiliario cumple con su deber, lo mismo que el jefe de campamento, tiene que cumplir con sus obligaciones. Perdonad si creéis que no lo hago. Por eso estará al tanto que los monitores se encuentren en su lugar y cumplan, a fin de que el campamento vaya bien y los niños estén adecuadamente atendidos.
Por desgracia somos así, tendemos a la ley del mínimo esfuerzo y “tu hacienda tu amo te vea y sino que te venda”. Nosotros somos la hacienda de Dios. Y Él que nos ha dado una responsabilidad quiere que la cumplamos y seamos responsables.
De eso se trata. En esta semana el Jefe nos lo advierte. Mira que puedo pasar y pedirte cuentas.
Y ¿no es verdad que si esto lo tenemos claro vamos a ser mejores juniors, mejores cristianos y mejores personas?
Procura aunque sea “sólo por este momento” intentar hacer lo que tu conciencia y Dios te piden. Porque lo que no hagas hoy puede que mañana no lo puedas hacer, por eso haz ahora lo que te corresponde y no lo dejes para mañana que puede ser demasiado tarde. Piénsalo. Llegará mañana, y pasado y el próximo año y envejecerás, pero como siempre habrás estado atento tu vida habrá sido mucho mejor que si hubieses vivido sin pensar en que hoy puede ser el último, porque habrás sido responsable.
Por eso lee el texto y piénsalo por un momento: Dios no te va a exigir nada que no puedas realizar.

Coloquio (respuesta a la Palabra):
Y ya sabes, háblale como a un amigo.

Ejercicio de esta semana:
Seguimos con este ejercicio sólo para mayores de 18 años: ante Dios, sus ángeles y sus santos. Volverme a contemplar ante Dios, sus ángeles y sus santos. Toda mi vida estará patente ante ellos, sin que nada se pueda negar. Escucha su veredicto.

Examen de la oración:
¿Cómo me he sentido? ¿Qué cosas me han ayudado? ¿qué cosas me han estorbado? ¿Qué he visto claro? ¿Qué voy descubriendo que se repite en los distintos momentos?

martes, 27 de mayo de 2008

Escuela de Oración. Semana IX. Día 2º


IX Semana. Martes 27 de Mayo de 2008.


En presencia de... :
Para comenzar lee este texto del sabio hindú Rabindranaz Tagore:
“Permíteme, Dios mío, que mis sentidos se dilaten sin fin, en una salutación a Ti, y toquen este mundo a tus pies.
Como una nube baja de julio, cargada de chubascos, permite que mi entendimiento se postre a tus puertas, en una salutación a Ti.
Que todas mis canciones unan su acento diverso en una sola corriente, y se derramen en el mar del silencio, en una salutación a Ti.
Como una bandada de cigüeñas que vuelan, día y noche, nostálgicas de sus nidos de la montaña, permite, Dios mío, que toda mi vida emprenda su vuelo a su hogar eterno, en una salutación a Ti.


Oración preparatoria (La Palabra esperada):
Vuelve a recitar este bellísimo poema de autor desconocido.

No me mueve mi Dios para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor.
Muéveme el verte clavado,
en una cruz y encarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido.

Muéveme tus afrentas y tu muerte,
muéveme en fin tu amor
de tal manera que aunque no hubiera infierno
yo te amar
y aunque no hubiera infierno
te temiera.

No me tienes que dar
porque te quiera,
pues, aunque lo que espero no esperara,
¡lo mismo que te quiero te quisiera!

El texto (la Palabra escuchada):
Así sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
Mt 13, 49-50


Composición de lugar (la Palabra comprendida):
Como bien te he indicado en el anterior ejercicio, esta semana es para adultos. No es fácil hablar del infierno y a los sacerdotes nos cuesta cuando por desgracia a lo mejor nos estamos pasando en consentirlo todo.
Pero Dios es claro y no podemos traicionar el Evangelio. En el libro del Apocalipsis, en sus últimos versículos y por tanto los últimos de la Biblia se dice: “Lanzo esta advertencia a todo el que escuche las palabras proféticas de este libro: Si alguno añade algo sobre esto, Dios le enviará las plagas que se describen en este libro. Y si alguno quita algo a las palabras de este libro profético, Dios le quitará su parte en el árbol de la vida y en la ciudad santa, que se describen en este libro” (Ap 22, 18-19)
Ahora bien, la Palabra de Dios puede hacernos sentir en la boda la dulce miel y en el estomago la amarga hiel, parafraseando a Juan en el Apocalipsis (Ap 10, 10)
Si te cuesta pensar en la condenación, puedes repasar de nuevo la semana anterior, donde tienes todo el Sermón de la Montaña.
Si estás dispuesto a seguir, adelante. Sitúate y siente lo mal que sería por no amar a Dios acabar separado de Él, de quien es el Amor. Porque sólo ama a Dios quien ama.


Coloquio (respuesta a la Palabra):
Cuesta eh!! Pues claro, quien ha dicho que ser junior sea fácil. Por eso ahora ha llegado el momento de que hables con Jesús y se lo digas. Y deja que en el silencio Él te responda.

Ejercicio de esta semana:
Imaginar el juicio particular. Probablemente el juicio consista en una luz sobrenatural, por la cual nos veremos, como realmente somos, pero a la luz de la eternidad. No poderemos negar nada, ni disimular nada, ni excusar nada, porque todo será patente.



Examen de la oración:
¿Cómo me he sentido? ¿Qué cosas me han ayudado? ¿qué cosas me han estorbado? ¿Qué he visto claro? ¿Qué voy descubriendo que se repite en los distintos momentos?

Escuela de Oración. Semana IX. Día 1º


IX Semana. Lunes 27 de Mayo de 2008.

Introducción.
Durante mucho tiempo se ha omitido cualquier referencia al infierno, posiblemente por razones psicológicas, pastorales, iedos,... pero el infierno está dentro de nuestra fe y no podemos más que reflexionar sobre él.
Quien castiga, quien condena, quien amenaza... no es Dios, sino el pecado. Y no podemos más que afirmar que es cierto, el hombre vencido por el pecado puede echar a perder su vida, puede aniquilarla, puede condenarla. El hombre es libre y Dios no puede más que sufrir esa libertad. El infierno es el sufrimiento del que descubre que ya no puede amar.
Comenzamos una semana dura. Te lo advierto. Muy dura. Pero los ejercicios espirituales son así. Nos confrontan con la realidad de nuestra vida y nuestra fe, tal como es. S. Ignacio no fue con paños calientes y cuando propuso dedicar un mes entero al silencio y la oración sabía lo que hacía, porque además sólo se tenía que realizar una vez en la vida.
Por eso pongo lo que llamábamos en nuestra infancia las “dos janolas o rombos” o ahora el “no recomendado para menores de 18 años”, “los contenidos de esta semana pueden herir tu sensibilidad”. Vamos a hablar del infierno y la condenación eterna.
Tampoco quiero que te angusties, pues la misericordia de Dios está ahí, pero la posibilidad de condenación también. Quitarlo es mentir, es omitir una realidad que nos guste o no nos guste está en la Biblia, el Evangelio y el Catecismo de la Iglesia Católica. El ser humano puede acabar condenado al infierno porque es libre y la libertad implica responsabilidad.


En presencia de... :
Quizás después de leer estos escritos la semana pasada sobre los sentidos no hayas sentido nada. Puede ser que simplemente mirar una imagen de Jesús, tocar una cruz no te diga nada y te sientas igual.
No pasa nada, como bien indica la autora del libro que seguimos, los sentidos, a pesar de ser un medio privilegiado para el conocimiento interno del Señor, nos pueden jugar malas pasadas cuando depositamos en ellos todas nuestras ilusiones de crecimiento en la vida espiritual. La temible noche de los sentidos es la mejor prueba de que el único Dueño de la situación, o de la oración, es Dios.
Sólo el amor debe orientar nuestro trato con el Padre. Tan sólo la gratuidad. La oración de Getsemaní es el mejor ejemplo. Allí Jesús vive la experiencia del sentir no sintiendo. Lo único que siente es angustia y pánico, pero en ese momento deposita toda su confianza, amor y esperanza en el Padre.
El mismo san Juan de la Cruz que en la Noche Oscura describe el encuentro místico, de oración, con Dios con estas bellísimas palabras: “Amado con amada / amada en el Amado transformada” llama a este poema noche oscura. Es decir, los místicos comprendieron que muchas veces para llegar a Dios hay que pasar por el desierto, la oscuridad, la frialdad, la sequedad. A Dios, a diferencia de las personas, no se le encuentra fácilmente. Él se da cuando quiere y como quiere y a veces después de largos años de no sentir nada, como le ocurrió a Santa Teresa de Jesús o después de experiencias desgarradoras como le ocurrió a aquella joven llamada Teresa del Niño Jesús.
Por eso ahora sitúate, pídele que te ayude a rezar. Procura acallar los ruidos interiores, encauzar la imaginación hacia la oración.


Oración preparatoria (La Palabra esperada):
Esta semana recita despacio este poema:

No me mueve mi Dios para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor.
Muéveme el verte clavado,
en una cruz y encarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido.

Muéveme tus afrentas y tu muerte,
muéveme en fin tu amor
de tal manera que aunque no hubiera infierno
yo te amar
y aunque no hubiera infierno
te temiera.

No me tienes que dar
porque te quiera,
pues, aunque lo que espero no esperara,
¡lo mismo que te quiero te quisiera!

El texto (la Palabra escuchada):
Este es el ayuno que yo deseo:
romper las cadenas injustas,
soltar las coyundas del yugo,
dejar libres a los maltratados,
y arrancar todo yugo;
compartir tu pan con el hambriento,
acoger en tu hogar a los sin techo;
vestir a los que veas desnudos
y no abandonar a tus semejantes.
Así surgirá tu luz como la aurora,
y tu herida se curará rápidamente.
Tus justas acciones te precederán,
te seguirá la gloria de Yahvé.
Is 58, 6-8


Composición de lugar (la Palabra comprendida):
Siguiendo meditando nuestra realidad de pecado, teniendo presente la posibilidad de condenación y sobre todo descubriendo que realmente estamos muy lejos de lo que Dios quiere de nosotros: que seamos buenos juniors capaces de vivir la Ley y los Principios de Vida.
El profeta Isaías lo deja bien claro ante quienes se creen buenos y echan la culpa a Dios de lo mal que les va a pesar de practicar el ayuno. También a nosotros nos puede ocurrir lo mismo. Reducir nuestra vida como juniors a ir a misa, a asistir a las reuniones y cumplir los diez Mandamientos de la Ley de Dios más los cinco Mandamientos de la Santa Madre Iglesia. Y eso está bien, pero no es suficiente. Lo que Dios quiere es que abramos el corazón al necesitado. Al final de nuestra vida el examen es muy claro, “tuve hambre,...” (Mt 25,31-46). Ese es el juicio. Lo que Dios espera del junior es que no abandone a sus semejantes (Is 58,7).
Si lo piensas he aquí otra concreción sobre la Ley Junior. Porque ¿qué es pecar? es no vivir la Ley Junior, no amar a los demás como Jesús nos ama. Simplemente. Y eso en definitiva nos lleva a descubrir lo muy pecadores que somos. Y, ¿cómo amar como Jesús nos ama? responde leyendo el texto bíblico.
Y después de la lectura trata de concretarlo en tu vida, ¿cuándo sí y cuándo no?



Coloquio (respuesta a la Palabra):
Cuesta eh!! Pues claro, quien ha dicho que ser junior sea fácil. Por eso ahora ha llegado el momento de que hables con Jesús y se lo digas. Y deja que en el silencio Él te responda.

Ejercicio de esta semana:
Este ejercicio está muy pasado de moda... durante una época de la espiritualidad de la Iglesia era muy recurrente, tal vez demasiado. Hoy parece que no debe hacerse, que es muy “duro”, que no sirve... a epsar de todo, afirma el guión del Seminario Menor, permitirme que os lo proponga. Si a alguien cree que le va a crear un trauma que no lo haga.
Así que ya sabes. Si no te ves preparado. Cierra el archivo.
Hoy imagina tu muerte: si muchas veces cuando hacemos algo que nuestra conciencia sabe que está mal hecho pensásemos que pasaría si en ese momento nos entrara un ataque y nos muriésemos, cesaríamos en el empeño. No sabemos la hora ni el día y evidentemente que para un adolescente la muerte está muy lejos, pero por desgracia esta ahí y quien os escribe, afortunadamente ya ha enterrado a más de un chico y chica joven, de 15 años: Cristián, después de una larga leucemia, David un domingo por la noche cuando iba en la moto, María un sábado por la noche camino de Loriguilla, David en la calle Mayor de Riba-roja cuando un camión no le vio y le atropelló y estando ya aquí, otro chaval.
No nos amarguemos, pero sí que caminemos por la vida pensando en eso, disfrutando de cada momento sin hacer daño, que cuando llegue el momento nos pille amando y no pecando.


Examen de la oración:
¿Cómo me he sentido? ¿Qué cosas me han ayudado? ¿qué cosas me han estorbado? ¿Qué he visto claro? ¿Qué voy descubriendo que se repite en los distintos momentos?

domingo, 25 de mayo de 2008

Escuela de Oración. Semana VIII. Día 7º


VIII Semana. Domingo 25 de Mayo de 2008.
Foto: Iglesia situada sobre el Monte de las Bienaventuranzas, donde Jesús dirigió este sermón.

En presencia de... :
Si has ido a misa ya has entrado en presencia de Dios, pues te has acercado al momento más importante del día, la Eucaristía. Sino, inténtalo. Un junior no debiera pasar un domingo sin ir a misa. ¿Cómo sabrás amar a Jesús como Él te ama si no vas a misa? Es imposible vivir la Ley Junior sino sentimos que Jesús nos ama y el momento más intenso, aunque a veces te parezca aburrido, es la Eucaristía, donde Él te alimenta con el Pan de la Palabra y de la Eucaristía.

Oración preparatoria (La Palabra esperada):
“Señor, que mi amor por ti, me ayude a sentir el desorden de mi vida. Dame la gracia de aborrecer el pecado, el desorden y la vanidad del mundo, de forma que aborreciéndolo me enmiende y ordene. Ayúdame a ir afinando mi relación contigo y con los hermanos, para que todas mis intenciones, acciones y operaciones puedan ser ordenadas en servicio y alabanza tuya”

El texto (la Palabra escuchada):
Cuando Jesús acabó estos discursos, la gente se quedó asombrada de su doctrina, porque les ensañaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas.
Mt 7,28-29

Composición de lugar (la Palabra comprendida):
Concluimos el Sermón de la Montaña con estas palabras. Léelas y repítelas en tu interior. ¿Qué sentimientos ha provocado en ti la lectura de todo el Sermón? Puede ser un buen momento para volverlo a leer, tomando la Biblia y concluir dándole un beso al texto, como hace el sacerdote después del Evangelio.

Coloquio (respuesta a la Palabra):
Y ahora háblale. Hoy quiero que seas tú el protagonista. Cuéntale que te ha parecido el texto, lo que más te ha gustado, lo que menos. ¿Por qué no? Escríbele una carta. Imagínate que eres una de las personas que pasando por allí le viste y te quedaste a escucharle. Días después te enteras que Jesús tiene e-mail y le envías un correo electrónico contándole lo que te ha parecido su discurso, como te has sentido, que añadirías y que quitarías. Bueno, al final reconoce que no quitarías nada ni añadirías nada, porque quienes somos tú y yo para corregir a Jesús, a Dios.

Ejercicio de esta semana:
Nos dice el Seminario Menor...
“Para que sienta el desorden...”
El desorden de mis operaciones es un conjunto de actitudes y actividades personales que sin ser malas en sí mismas, no están integradas en la voluntad de Dios: miedo al riesgo, tendencia a manipular, temor a los conflictos, incapacidad de asumir críticas, facilidad para subrayar lo negativo, individualismo, dejarme llevar,... Todo esto no es el pecado, pero es el “humus” (la tierra propicia) que facilita el que surja el pecado.
“conocimiento del mundo...”
El mundo es algo externo a nosotros, es un conjunto de criterios y valoraciones al margen del Evangelio o contrario a él que me afectan y hacen que mis acciones se encaminen hacia una dirección: Todo vale, lo importante es la eficacia de las cosas, cada persona tiene un valor distinto, entender la iglesia desde la sociología o la política, buscar el honor, hacer lo que se lleva...
El pecado no es un comportamiento aislado, sino que tiene un ambiente donde se fragua, por eso no vale la buena voluntad, ni el yo no quería... en nuestro inconsciente se ha metido una forma de pensar, de entender, de situarnos ante la realidad que nos afecta y debe ser, ante todo, descubierta.
Se trata de poner a la luz no los grandes pecados del pasado, ni siquiera nuestra participación en los pecados capitales, sino algo más sutil: descubrir el ambiente de pecado que me envuelve y que me hace situarme ante la realidad con unos presupuestos pecaminosos.

Examen de la oración:
¿Cómo me he sentido? ¿Qué cosas me han ayudado? ¿qué cosas me han estorbado? ¿Qué he visto claro? ¿Qué voy descubriendo que se repite en los distintos momentos?

Escuela de Oración. Semana VIII. Día 6º


VIII Semana. Sábado 24 de Mayo de 2008.


En presencia de... :
María es mujer y como mujer siente y ama con su cuerpo. Nadie mejor que ella para hablarnos de lo que es sentir a Dios con los sentidos. Ella tuvo en sus entrañas al mismo Dios. Ella experimentó lo que ninguno de nosotros podremos nunca experimentar, la relación más íntima y profunda con Dios y lo hizo como mujer y madre. Amó como mujer y como niña enamorada cantó a Dios en el Magníficat (Lucas 1, 46-56), a quien días atrás ante la propuesta de Gabriel, el arcángel, se entregó en el Fiat, el hágase tu voluntad (Lucas 1, 38). Y ella sintió a Dios en sus entrañas durante nueve meses. Como madre amamantó al Hijo de Dios, lo tuvo en esa cercanía que tiene la madre que da vida al hijo con su leche, lo abrazó y dio calor en la fría noche de la navidad. Y a la vez, en la fría tarde del viernes santo, tuvo en sus brazos el cuerpo sin vida del Hijo de Dios, sintió la frialdad del Dios que por amor y pasión había dado su vida por todos nosotros. Nadie mejor que María para que a ti y a mí nos enseñe a rezar con los seis sentidos.

Oración preparatoria (La Palabra esperada):
“Señor, que mi amor por ti, me ayude a sentir el desorden de mi vida. Dame la gracia de aborrecer el pecado, el desorden y la vanidad del mundo, de forma que aborreciéndolo me enmiende y ordene. Ayúdame a ir afinando mi relación contigo y con los hermanos, para que todas mis intenciones, acciones y operaciones puedan ser ordenadas en servicio y alabanza tuya”

El texto (la Palabra escuchada):
No juzguéis, para no ser juzgados. Porque seréis juzgadoscon el juicio con que juzguéis, y seréis medidos con la medida con que midáis. ¿Cómo eres capaz de mirar la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu ojo? ¿O cómo vas a decir a tu hermano: Deja que te saque la brizna del ojo, teniendo la viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna del ojo de tu hermano.
¿No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen con sus patas, y después, volviéndose, os despedacen.
Pedid y se os dará; buscad, y hallaréis, llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y el que llama se le abrirá. ¿Acaso alguno de vosotros le da una piera a su hijo cuando le pide pan?; ¿o le da una culebra cuando le pide un pez? Pues si vosotros que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que se le las pidan!
Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo también vosotros a ellos. En esto consisten la Ley y los Profetas.
Entrad por la entrada estrecha, porque ancha es la entrada y espacioso el camino que lleva a la perdición; y son muchos los que entran por ella. En cambio, ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos son los que lo encuentran.
Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producirlos buenos. Todo árbol que no da buen fruto es cortado y arrojado al fuego. Así que por sus frutos los reconoceréis.
No todo el que me diga: Señor, Señor entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán aquel Día:
-Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
Pero entonces les declararé:
-¡Jamás os conocí; apartaos de mi, malhechores!
Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica se parecerá al hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y embistieron contra aquella casa, pero no se derrumbó, porque estaba cimentada sobre roca. Pero todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica se parecerá al hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos e irrumpieron contra aquella casa, que se derrumbó y su ruina fue estrepitosa
Mt 7, 1-27

Composición de lugar (la Palabra comprendida):
Concluyendo esta semana en la que hemos visto como no somos tan buenos como nos creemos y que estamos muy lejos de ser unos buenos juniors, porque no vivimos la Ley Junior, Jesús nos ofrece este largo texto.
Aquí tienes un buen examen de conciencia y es lo que te invito a realizar. Con la ayuda de María, nuestra Madre, ve leyendo este texto y intentando descubrir lo que no cumples. Muchas son las enseñanzas que hay en este texto por eso te recomiendo que lo leas pausadamente, siendo sincero contigo mismo. Piensa que aquí está el modelo de buen junior, del junior que realmente se lo cree, no se fija en los fallos de los demás, como bien indican los principios de vida. Es exigente con los demás y comprensivo consigo mismo, confía en la oración, trata a los niños como quisiera que lo hubiesen tratado a él los monitores, busca la puerta estrecha que significa el ir los jueves a la reunión, los sábados a la actividad y los domingos a la misa, no viviendo a su capricho, dominando el consumo de alcohol, la velocidad en la moto o el coche, teniendo unos valores que no son sólo ideas, sino pautas que marcan su conducta y desde las que renuncia a todo lo que va en contra de estos valores.
Así pues, lee, medita y reza, viendo como tu vida está en algunos aspectos muy lejos de lo que Jesús te pide.


Coloquio (respuesta a la Palabra):
¡Qué esto es muy difícil! Ya, no es fácil ser junior, pues la puerta estrecha es estrecha y es más cómodo ir por la vida entrando por las puertas anchas del “hago lo que me da la gana”, pero es el único camino para realmente ser felices, no felices ahora un rato y mañana “la depre”.
Aún así lo importante es que lo reconozcas y le pidas a Jesús perdón y ayuda para ser buen junior.

Ejercicio de esta semana:
Nos dice el Seminario Menor...
“Para que sienta el desorden...”
El desorden de mis operaciones es un conjunto de actitudes y actividades personales que sin ser malas en sí mismas, no están integradas en la voluntad de Dios: miedo al riesgo, tendencia a manipular, temor a los conflictos, incapacidad de asumir críticas, facilidad para subrayar lo negativo, individualismo, dejarme llevar,... Todo esto no es el pecado, pero es el “humus” (la tierra propicia) que facilita el que surja el pecado.
“conocimiento del mundo...”
El mundo es algo externo a nosotros, es un conjunto de criterios y valoraciones al margen del Evangelio o contrario a él que me afectan y hacen que mis acciones se encaminen hacia una dirección: Todo vale, lo importante es la eficacia de las cosas, cada persona tiene un valor distinto, entender la iglesia desde la sociología o la política, buscar el honor, hacer lo que se lleva...
El pecado no es un comportamiento aislado, sino que tiene un ambiente donde se fragua, por eso no vale la buena voluntad, ni el yo no quería... en nuestro inconsciente se ha metido una forma de pensar, de entender, de situarnos ante la realidad que nos afecta y debe ser, ante todo, descubierta.
Se trata de poner a la luz no los grandes pecados del pasado, ni siquiera nuestra participación en los pecados capitales, sino algo más sutil: descubrir el ambiente de pecado que me envuelve y que me hace situarme ante la realidad con unos presupuestos pecaminosos.

Examen de la oración:
¿Cómo me he sentido? ¿Qué cosas me han ayudado? ¿qué cosas me han estorbado? ¿Qué he visto claro? ¿Qué voy descubriendo que se repite en los distintos momentos?

Escuela de Oración. Semana VIII. Día 5º


VIII Semana. Viernes 23 de Mayo de 2008.


En presencia de... :
Una de las cosas que más nos impresionan de las últimas oraciones que hemos realizado (Vigilia de la Inmaculada y Hora Santa) es la ambientación. Es evidente que nos ayuda mucho el encontrar en la capilla unos signos, una luz concreta, la música de ambiente.
Como bien indica la autora del libro que seguimos, hay que dar importancia a las cosas pequeñas para poder rezar con concentración. Así es importante lo que nos dice el tacto (sentados, de rodillas, cómodos, incómodos,...), la vista (el orden, los detalles, los signos, las imágenes,...), el olfato(incienso, perfume, agradable, seco,...) y el oído (música de ambiente, silencio,...).
Esto que lo preparamos muy bien cuando realizamos una celebración, también debiéramos tenerlo en cuenta en nuestra oración. No te digo que montes en tu casa una capilla, pero sí que cuides el lugar. Busca tu lugar de oración. Puede ser la mesa donde estás leyendo este texto, o puede ser el rincón preferido para leer los libros que más te gustan o para escuchar música. Lo importante es que transformes ese lugar en un espacio de oración, bien colocando una estampa o imagen religiosa, bien arrodillándote ante el crucifijo, o sencillamente uniendo tus manos en señal de oración, cerrando los ojos.
A este propósito, ya te lo confesé en el anterior ejercicio. A mí me encanta buscar esos lugares de oración. Últimamente son la via verde, el caminar por este sendero, junto al río y el calvario, caminar recorriendo las estaciones, sin rezarlas, sencillamente paseando pausadamente, disfrutando del paisaje, mirando los cipreses que cual surtidores se levantan hacia lo alto, mirando el cielo y llegar a la ermita del Calvario. Es sencilla y pobre, tan sólo un Cristo. Pero ¡cuánta belleza hay en ella! Porque paseando entran en oración nuestros sentidos: el tacto al acariciarnos la brisa, el olfato gracias al aroma que desprenden los árboles y la hierba, el oído que se deleita con el viento y el canto de los pájaros y la vista recreándose en la multitud de gamas de colores que hay en el cielo, los árboles, los montes,... Y si rezas junto al mar se suma el sabor a sal que impregna los labios la brisa.
Rezar es rezar con nuestro cuerpo, no tenemos otro medio, por eso es importante el que lo valores y lo integres en la oración, como Adán y Eva en el Paraíso, aquellas tardes en las cuales Dios se paseaba con ellos y ellos rezaban con el cuerpo que el mismo Dios había modelado de arcilla y hueso, así rezamos nosotros, con todo nuestro ser, como afirma Dios por boca de Moisés en la oración que todos los judíos recitan dos veces al día y antes de morir. Impresionante, por cierto, si pensamos que esa era la oración que rezaban en los campos de exterminio. Allí donde había horror y dolor, allí quienes sufrían atrozmente en las cámaras de gas, morían con estas palabras: “Shemà oh Israel, Escucha, Israel: Yahvé nuestro Dios es el único Yahvé. Amarás a Yahvé tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Que penetren en tu mente estas palabras que yo te digo hoy. Se las repetirás a tus hijos, les hablarás de ellas tanto si estás en casa como si vas de viaje, así acostado como levantado” (Deuteronomio 6, 4-7). Ante tanto dolor los judíos no se rebelaron contra Dios, sino que lo vivieron con una gran fe, confiando totalmente en quien es más fuerte que la tiranía de un dictador. Y Jesús también repitió estas palabras, así en sus labios las encontramos en Mateo 22, 37-38.
Pues bien, comienza centrando tu cuerpo y rezando la oración judía.

Oración preparatoria (La Palabra esperada):
“Señor, que mi amor por ti, me ayude a sentir el desorden de mi vida. Dame la gracia de aborrecer el pecado, el desorden y la vanidad del mundo, de forma que aborreciéndolo me enmiende y ordene. Ayúdame a ir afinando mi relación contigo y con los hermanos, para que todas mis intenciones, acciones y operaciones puedan ser ordenadas en servicio y alabanza tuya”

El texto (la Palabra escuchada):
Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, pensando qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, discurriendo con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo: no siembran, ni consechan, ni recogen en graneros, pero vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas? Por lo demás, ¿quién de vosotros puede , por más que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida? Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan. Pero yo os digo que ni Salomón en todo su esplendor, se vistió como uno de ellos. Pues si Dios viste así a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe? No andéis, pues preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos?, pues por todas esas cosas se afanan los paganos. Vuestro Padre celestial ya sabe que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero el Reino de Dios y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura. Así que no os preocupéis del mañana, pues el mañana se preocupará de sí mismo: cada día tiene bastante con su propio mal.
Mt 6, 25-34

Composición de lugar (la Palabra comprendida):
Aparentemente Jesús nos está diciendo que pasemos de todo. Evidentemente que no es así, pues él no fue un pasota, al contrario se implicó de lleno en todo cuanto ocurría, en la defensa de la Ley de Dios y del ser humano. Lo que si nos dice es que vivamos con tranquilidad y sin estrés, que nos situemos.
Así en primer lugar llama la atención la sensibilidad de Jesús hacia la naturaleza. Él se fija en las aves del cielo, los lirios del campo y la hierba del campo. Porque Jesús, siguiendo con la pregunta de esta semana, ama la naturaleza, en ella ve a Dios Padre que cuida de los pajarillos, la hierba y los lirios.
Pero vayamos más allá. Pronto será el campamento y ya andamos preocupados por buscar el sitio, las cocineras, preparar los juegos, las actividades, realizar los presupuestos, promover la campaña que anime a los críos a venir,... Y eso está muy bien, pero Jesús lo sitúa en su lugar. Y lo primero es el Reino de Dios. Desde ahí, a trabajar y entregarnos por el campamento.
Por eso comienza con una primera lectura. A continuación una segunda lectura en la que representes en tu imaginación lo que Jesús dice. Seguidamente piensa en las veces que andas agobiado o agobiada. ¿Pero es necesario? Si lo es, colócalo en su lugar. Lo primero es Jesús y desde él amando como él ama, es la ley junior, todo lo demás.

Coloquio (respuesta a la Palabra):
Háblale a Jesús con todo tu corazón, con todo tu ser, con toda tu mente.

Ejercicio de esta semana:
Nos dice el Seminario Menor...
“Para que sienta el desorden...”
El desorden de mis operaciones es un conjunto de actitudes y actividades personales que sin ser malas en sí mismas, no están integradas en la voluntad de Dios: miedo al riesgo, tendencia a manipular, temor a los conflictos, incapacidad de asumir críticas, facilidad para subrayar lo negativo, individualismo, dejarme llevar,... Todo esto no es el pecado, pero es el “humus” (la tierra propicia) que facilita el que surja el pecado.
“conocimiento del mundo...”
El mundo es algo externo a nosotros, es un conjunto de criterios y valoraciones al margen del Evangelio o contrario a él que me afectan y hacen que mis acciones se encaminen hacia una dirección: Todo vale, lo importante es la eficacia de las cosas, cada persona tiene un valor distinto, entender la iglesia desde la sociología o la política, buscar el honor, hacer lo que se lleva...
El pecado no es un comportamiento aislado, sino que tiene un ambiente donde se fragua, por eso no vale la buena voluntad, ni el yo no quería... en nuestro inconsciente se ha metido una forma de pensar, de entender, de situarnos ante la realidad que nos afecta y debe ser, ante todo, descubierta.
Se trata de poner a la luz no los grandes pecados del pasado, ni siquiera nuestra participación en los pecados capitales, sino algo más sutil: descubrir el ambiente de pecado que me envuelve y que me hace situarme ante la realidad con unos presupuestos pecaminosos.

Examen de la oración:
¿Cómo me he sentido? ¿Qué cosas me han ayudado? ¿qué cosas me han estorbado? ¿Qué he visto claro? ¿Qué voy descubriendo que se repite en los distintos momentos?

viernes, 23 de mayo de 2008

Escuela de Oración. Semana VIII. Día 4º


VIII Semana. Jueves 22 de Mayo de 2008.


En presencia de... :
Toda la vida de Jesús está empapada de humanidad: toca y se deja tocar por los ciegos, los sordos, Juan, la pecadora lavándole con sus lágrimas los pies,...), mira a la muchedumbre, huele el hedor de la tumba de Lázaro, gusta de la compañía de los suyos y de las buenas comidas, escucha el grito de los enfermos,... Y nosotros en la oración también colocamos los cinco sentidos más el sexto sentido. Como te indiqué en otra ocasión a los católicos nos gusta rezar con los sentidos y nuestra Madre la Iglesia nos deja que los utilicemos. Es lo que ocurre con las imágenes. Baste mirar el traslado de la Virgen de los Desamparados o el recientemente instaurado besamanos. Nos gusta acercarnos a un santo, a la Virgen María o al Cristo y tocarlo, sentir la madera, como hacemos en las oraciones arciprestales. Personalmente, te confieso, en los ejercicios espirituales que todos los años realizo en Santo Espíritu (Gilet) con los sacerdotes y franciscanos, paseo, rezo ante el Santísimo, ante el Cristo de la capilla de ejercitantes, especialmente a las once de la noche. ¡Qué recuerdos más hermosos! Pero hay un momento especial. En la Iglesia se encuentra un Cristo, en penumbra, delante del confesionario. Y me encanta entrar y tocar, sentir la cercanía de Dios, reposar la cabeza sobre sus rodillas y en este gesto ofrecerle todos mis pensamientos, mis preocupaciones, ilusiones y fracasos. Porque necesitamos tocar, las personas en todos los momentos, especialmente en las enfermedades, como la mujer hemorroisa que perdía sangre, necesitamos tocar aunque sea el borde del manto de Jesús. El sacerdote besa el altar al comenzar y concluir la misa y besa el texto del evangelio que ha leído. Nosotros en Navidad besamos el Niño Jesús y el Viernes Santo la cruz.
También en la oración activamos el sentido del gusto. Es en la comunión cuando comemos el pan de vida, el Cuerpo de Cristo, y bebemos el vino de la salvación, la Sangre de Cristo. El incienso pone en acción el olfato, así ayuda en la celebración, impregna todo el templo de un olor propio, religioso. Y como no, miramos las imágenes, las contemplamos, nos dejamos cautivar por esa Virgen, la de nuestro pueblo, que es la más bonita del mundo. Y escuchamos, por el oído entra la fe, la Palabra de Dios, pero no sólo los textos bíblicos que escuchamos en misa, también la música nos lleva a Dios. El gregoriano es una muestra, es el canto que nos acerca al Creador y lo mismo tantas canciones con órgano, guitarra e instrumentos musicales.
¿Y el sexto sentido? Pues sí, el del corazón, el más importante de todos, el que nos hace sentir y vibrar lo que tocamos, miramos, gustamos, olemos y escuchamos.
Por eso comienza poniendo en acción los seis sentidos. Toca la imagen que tienes delante, si es un crucifijo, tómalo en tus manos, apriétalo con los dedos, siente que a través de él puedes encontrarte con Dios, la imagen acerca a la personas que se aman, como la fotografía acerca a quienes están lejos. Y bésalo. Que tu primera oración sea esa, siente a Dios cerca, él está en tu corazón, por eso el sexto sentido hace posible que sientas a Dios.

Oración preparatoria (La Palabra esperada):
“Señor, que mi amor por ti, me ayude a sentir el desorden de mi vida. Dame la gracia de aborrecer el pecado, el desorden y la vanidad del mundo, de forma que aborreciéndolo me enmiende y ordene. Ayúdame a ir afinando mi relación contigo y con los hermanos, para que todas mis intenciones, acciones y operaciones puedan ser ordenadas en servicio y alabanza tuya”

El texto (la Palabra escuchada):
No amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socaban y roban. Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben; porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.
El ojo es la lámpara del cuerpo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará iluminado; pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!
Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se dedicará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero.
Mt 6, 19-24

Composición de lugar (la Palabra comprendida):
De nuevo tratemos de responder a la pregunta sobre como nos ama Jesús y como debemos amar para amar como Jesús nos ama. Después pregúntate: ¿realmente dónde está mi tesoro?, ¿es verdad que en el comienzo de mi juventud voy hacia ti Jesús o, sinceramente, voy en dirección contraria a ti Jesús, o al menos dando un rodeo?, ¿ser junior es para mí el mayor tesoro, pues me lleva a Jesús y a vivir como él vivió?, ¿cuáles son las oscuridades que hay mi ojo: las personas que no me trago, los malos pensamientos, los pensamientos agresivos y violentos, la pereza,...?, ¿a quién sirvo: a Jesús o al dinero, el placer y el poder?
Después de contestar estas preguntas, repite muchas veces una de las frases, la que más te ha gustado, para que la Palabra vaya entrando en tu memoria y de allí pase al corazón. No olvides que es Palabra de Dios y palabra humana. Como las canciones, necesita ser escucha muchas veces para que toque la fibra de nuestro corazón.


Coloquio (respuesta a la Palabra):
Cuéntale a Jesús lo que hay dentro de ti, las convicciones más profundas que hay en tu vida y que te impiden avanzar en santidad, que te bloquean. Manifiéstale tu necesidad de descubrir esas mentiras y de que su gracia te toque.

Ejercicio de esta semana:
Nos dice el Seminario Menor...
“Para que sienta el desorden...”
El desorden de mis operaciones es un conjunto de actitudes y actividades personales que sin ser malas en sí mismas, no están integradas en la voluntad de Dios: miedo al riesgo, tendencia a manipular, temor a los conflictos, incapacidad de asumir críticas, facilidad para subrayar lo negativo, individualismo, dejarme llevar,... Todo esto no es el pecado, pero es el “humus” (la tierra propicia) que facilita el que surja el pecado.
“conocimiento del mundo...”
El mundo es algo externo a nosotros, es un conjunto de criterios y valoraciones al margen del Evangelio o contrario a él que me afectan y hacen que mis acciones se encaminen hacia una dirección: Todo vale, lo importante es la eficacia de las cosas, cada persona tiene un valor distinto, entender la iglesia desde la sociología o la política, buscar el honor, hacer lo que se lleva...
El pecado no es un comportamiento aislado, sino que tiene un ambiente donde se fragua, por eso no vale la buena voluntad, ni el yo no quería... en nuestro inconsciente se ha metido una forma de pensar, de entender, de situarnos ante la realidad que nos afecta y debe ser, ante todo, descubierta.
Se trata de poner a la luz no los grandes pecados del pasado, ni siquiera nuestra participación en los pecados capitales, sino algo más sutil: descubrir el ambiente de pecado que me envuelve y que me hace situarme ante la realidad con unos presupuestos pecaminosos.

Examen de la oración:
¿Cómo me he sentido? ¿Qué cosas me han ayudado? ¿qué cosas me han estorbado? ¿Qué he visto claro? ¿Qué voy descubriendo que se repite en los distintos momentos?


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miércoles, 21 de mayo de 2008

Escuela de Oración. Semana VIII. Día 3º


VIII Semana. Miércoles 21 de Mayo de 2008.

En presencia de... :
Nos cuenta la autora del libro: “Parece que si no saco conclusiones claras, la oración no ha sido buena y productiva. Pero si esto fuera así, tendrían ventaja los listos e inteligentes que disponen de visión de futuro para solucionar los problemas. La historia de la Iglesia está llena de ejemplos de gente que no destacó precisamente por su expediente académico y que, sin embargo, brilló en Evangelio: san Ignacio de Loyola, san Felipe Neri, san Juan Mª Vianney... No terminamos de captar que el quid no está en pensar mucho, sino, como decía santa Teresa, en amar mucho. Para ello es necesario empaparse de Cristo, llenarse de Él, dejar que nos entre por todos los sentidos...”.
Así pues comienza sencillamente colocándote delante de una estampa o cerrando los ojos y diciéndole a Jesús: te quiero, como se lo dijo aquel hombre casado, posiblemente viudo, llamado Pedro, “Señor, tú sabes que te amo” (Jn 21, 15).
Oración preparatoria (La Palabra esperada):
“Señor, que mi amor por ti, me ayude a sentir el desorden de mi vida. Dame la gracia de aborrecer el pecado, el desorden y la vanidad del mundo, de forma que aborreciéndolo me enmiende y ordene. Ayúdame a ir afinando mi relación contigo y con los hermanos, para que todas mis intenciones, acciones y operaciones puedan ser ordenadas en servicio y alabanza tuya”

El texto (la Palabra escuchada):
Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para que os vean; en tal caso no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. Así que, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que con eso ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha. Así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, bien plantados, para que los vea la gente. Os aseguro que con eso ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Ahora bien, cuando oréis, no charléis mucho, como los paganos que se figuran que por su palabrería van a ser escuchaos. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo.
Vosotros, pues, orad así:
Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu Nombre,
venga tu Reino;
hágase tu Voluntad,
así en la tierra como en el cielo.
Nuestro pan cotidiano dánosle hoy;
y perdónanos nuestras deudas,
así como nosotros hemos perdonado
a nuestros deudores;
y no nos dejes caer en la tentación,
mas líbranos del mal.
Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas.
Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que la gente vea que ayunan. Os aseguro que con eso ya reciben su paga. Tú en cambio cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu cara, para que tu ayuno sea visto, no por la gente, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Composición de lugar (la Palabra comprendida):
Nos encontramos profundizando en la Ley Junior, “amamos a todos los hombres del mundo como Jesús nos ama”. Y para eso tenemos que descubrir como ama Jesús. En el Sermón de la Montaña encontramos la respuesta.
También estamos descubriendo a través de sus palabras nuestra realidad de pecado. Jesús es como, como una lámpara de quirófano que ilumina nuestras heridas, a fin de poder así curarlas.
Hoy nos encontramos con los tres actos que los cristianos realizamos especialmente en tiempo de cuaresma: la oración, la limosna y el ayuno. Pero lo importante aquí no es si realmente lo practicamos, sino como lo practicamos. Porque no está en ser generoso con los demás, en dedicar mucho rato a orar y en realizar penitencias (privarse de comer golosinas, dulces, carne,... de ver televisión, de fumar, de beber,...) sino lo que hay en lo profundo del corazón. Si lo hacemos para que lo vean los demás o para Dios. Jesús no quiere hipócritas sino personas que busquen a Dios y no se miren a sí mismos o se crean mejores que los demás porque van a misa, no comen carne en cuaresma y ayudan a la Iglesia con buenas sumas de dinero.
Por eso comienza leyendo el texto entero. Después piensa en la frase que más te ha gustado y busca la relación que tiene con tu vida. También sería interesante que rezases el Padrenuestro con tranquilidad, pensando en cada una de sus palabras. Esa puede ser la mejor oración.


Coloquio (respuesta a la Palabra):
Cuéntale a Jesús lo que hay dentro de ti, las convicciones más profundas que hay en tu vida y que te impiden avanzar en santidad, que te bloquean. Manifiéstale tu necesidad de descubrir esas mentiras y de que su gracia te toque.

Ejercicio de esta semana:
Nos dice el Seminario Menor...
“Para que sienta el desorden...”
El desorden de mis operaciones es un conjunto de actitudes y actividades personales que sin ser malas en sí mismas, no están integradas en la voluntad de Dios: miedo al riesgo, tendencia a manipular, temor a los conflictos, incapacidad de asumir críticas, facilidad para subrayar lo negativo, individualismo, dejarme llevar,... Todo esto no es el pecado, pero es el “humus” (la tierra propicia) que facilita el que surja el pecado.
“conocimiento del mundo...”
El mundo es algo externo a nosotros, es un conjunto de criterios y valoraciones al margen del Evangelio o contrario a él que me afectan y hacen que mis acciones se encaminen hacia una dirección: Todo vale, lo importante es la eficacia de las cosas, cada persona tiene un valor distinto, entender la iglesia desde la sociología o la política, buscar el honor, hacer lo que se lleva...
El pecado no es un comportamiento aislado, sino que tiene un ambiente donde se fragua, por eso no vale la buena voluntad, ni el yo no quería... en nuestro inconsciente se ha metido una forma de pensar, de entender, de situarnos ante la realidad que nos afecta y debe ser, ante todo, descubierta.
Se trata de poner a la luz no los grandes pecados del pasado, ni siquiera nuestra participación en los pecados capitales, sino algo más sutil: descubrir el ambiente de pecado que me envuelve y que me hace situarme ante la realidad con unos presupuestos pecaminosos.

Examen de la oración:
¿Cómo me he sentido? ¿Qué cosas me han ayudado? ¿qué cosas me han estorbado? ¿Qué he visto claro? ¿Qué voy descubriendo que se repite en los distintos momentos?

Clase de Religión? Sí, per supost

martes, 20 de mayo de 2008

Escuela de Oración. Semana VIII. Día 2º


VIII Semana. Martes 20 de Mayo

En presencia de... :
La autora del libro que seguimos en este capítulo en el que nos adentramos en el mundo de los sentidos cita a S. Ignacio de Loyola, el maestro de oración que está marcando el camino de estos ejercicios espirituales. Afirma:
“S. Ignacio de Loyola, para acercar a la persona a Jesús y a la experiencia de los primeros cristianos, proponía en la oración hacer la composición viendo el lugar que consiste en leer detenidamente los textos del Evangelio con todo el corazón y con todas las tripas, tratando de imaginar las escenas incorporándose a ellas como si presente me hallase, es decir, como un personaje más de la escena descrita. Lo importante es dejarse afectar para comprometer mi espíritu con el de las personas que contemplo.

Oración preparatoria (La Palabra esperada):
“Señor, que mi amor por ti, me ayude a sentir el desorden de mi vida. Dame la gracia de aborrecer el pecado, el desorden y la vanidad del mundo, de forma que aborreciéndolo me enmiende y ordene. Ayúdame a ir afinando mi relación contigo y con los hermanos, para que todas mis intenciones, acciones y operaciones puedan ser ordenadas en servicio y alabanza tuya”

Su palabra:
Porque os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos.
Habéis oído que se dijo a los antepasados: No matarás, pues el que mate será reo ante el tribunal. Pues yo os digo que todo aquel que se encolerice contra su hermano será reo ante el tribunal; el que llame a su hermano imbécil será reo ante el Sanedrín; y el que le llame renegado, será reo de la Gehenna de fuego. Entonces, si al momento de presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar; y vete primero a reconciliarte con tu hermano. Luego vuelves y presentas tu ofrenda. Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él de camino, no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan en la cárcel. Yo te aseguro que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo.
Habéis oído que se dijo: No cometerás adulterio. Pues yo os digo que todo el que mira con deseo a una mujer ya cometió adulterio con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de tropiezo, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehenna. Y si tu mano derecha te es ocasión de tropiezo, córtatela y arrójala de ti; te conviene que se pierda uno de tus miembros, antes que todo tu cuerpo vaya a la Gehenna.
También se dijo: el que repudie a su mujer, que le de acta de divorcio. Pero yo os digo que todo aquel que repudia a su mujer –excepto en caso de fornicación – la hace ser adúltera; y el que se case con una repudiada comete adulterio.
Habéis oído también que se dijo a los antepasados: No perjurarás, sino que cumplirás al Señor tus juramentos. Pues yo os digo que no juréis en modo alguno: ni por el Cielo, porque es el trono de Dios, ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran rey. Ni tampoco jures por tu cabeza, porque ni uno solo de tus cabellos puedes hacerlo blanco o negro. Limitaos a decir: sí, si, no, no, pues lo que pasa de aquí proviene del Maligno.
Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pues yo os digo que no resistáis al mal; antes bien, el que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra; al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. A quien te pida da, y no vuelvas la espalda al que desee que le prestes algo.
Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu hermano. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publícanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los paganos? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre del cielo.
Mt 5, 20-48

Composición de lugar:
Recuerda que nos encontramos en la primera semana de los ejercicios espirituales de S. Ignacio, cuando después de descubrir que hemos sido creados para “alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor, y mediante esto, salvar su anima”, nos hemos adentrado en el mayor obstáculo que tenemos para salvarnos y ser felices: el pecado.
Pero el pecado tiene un gran problema, el que se disimula, se cubre con los velos de los mínimos que nos impiden descubrir la realidad de él. Y así como la niebla va oscureciendo lentamente nuestra relación con Dios y los demás.
Por eso lo primero es descubrirlo en nuestra vida para ser consciente de ello. No se trata al principio de plantearse el qué puedo hacer para no cometer pecados, sino el tomar conciencia del pecado y sentir profundo dolor. Para ello esta semana estamos descubriendo el pecado ayudados por Jesús y el Sermón de la Montaña. En él va más allá de la moral de mínimos, la del “yo no hago pecados, pues no mato, no robo, soy fiel a mi pareja, me conformo con lo que tengo,...”. Jesús, a diferencia de los fariseos, va más allá, porque en el amor nunca se ama bastante, siempre se tiene conciencia de que a la persona amada no se le trata bien y por eso siempre se está agradecido a la persona amada, porque se está en deuda con ella, que es la que tiene paciencia, perdona, ama a pesar del genio,...
Así pues lee el texto. Es largo, pero muy jugoso. Recuerda que esto no es un examen que te tengas que aprender un tema. Es oración y por tanto si en la primera afirmación comienzan a surgirte idas y te entran ganas de hablarle a Jesús de ello, no tengas problema, detente en ella y dedica todo el rato de tu oración a lo que en ese momento brota en tu interior. Y vendrá otra ocasión en la que lo terminarás.
Si te cuesta rezar responde a las dos preguntas sobre la Ley Junior: ¿Cómo ama Jesús? y ¿Cómo tengo que amar yo?
Otra forma de rezar, propia de los juniors es la revisión de vida. El VER-JUZGAR-ACTUAR. Es decir, pensar en un pecado que he cometido recientemente, relacionado con el texto leído, juzgarlo teniendo presente la enseñanza de Jesús y buscar la forma de cambiar ese modo de actuar. También el libro Rasgos de Identidad le llama experiencia-reflexión-compromiso-celebración de fe (hacer una pequeña oración, bien dándole gracias, bien mediante una petición).

Coloquio (respuesta a la Palabra):
Cuéntale a Jesús lo que hay dentro de ti, las convicciones más profundas que hay en tu vida y que te impiden avanzar en santidad, que te bloquean. Manifiéstale tu necesidad de descubrir esas mentiras y de que su gracia te toque.

Ejercicio de esta semana:
Nos dice el Seminario Menor...
“Para que sienta el desorden...”
El desorden de mis operaciones es un conjunto de actitudes y actividades personales que sin ser malas en sí mismas, no están integradas en la voluntad de Dios: miedo al riesgo, tendencia a manipular, temor a los conflictos, incapacidad de asumir críticas, facilidad para subrayar lo negativo, individualismo, dejarme llevar,... Todo esto no es el pecado, pero es el “humus” (la tierra propicia) que facilita el que surja el pecado.
“conocimiento del mundo...”
El mundo es algo externo a nosotros, es un conjunto de criterios y valoraciones al margen del Evangelio o contrario a él que me afectan y hacen que mis acciones se encaminen hacia una dirección: Todo vale, lo importante es la eficacia de las cosas, cada persona tiene un valor distinto, entender la iglesia desde la sociología o la política, buscar el honor, hacer lo que se lleva...
El pecado no es un comportamiento aislado, sino que tiene un ambiente donde se fragua, por eso no vale la buena voluntad, ni el yo no quería... en nuestro inconsciente se ha metido una forma de pensar, de entender, de situarnos ante la realidad que nos afecta y debe ser, ante todo, descubierta.
Se trata de poner a la luz no los grandes pecados del pasado, ni siquiera nuestra participación en los pecados capitales, sino algo más sutil: descubrir el ambiente de pecado que me envuelve y que me hace situarme ante la realidad con unos presupuestos pecaminosos.

Examen de la oración:
¿Cómo me he sentido? ¿Qué cosas me han ayudado? ¿qué cosas me han estorbado? ¿Qué he visto claro? ¿Qué voy descubriendo que se repite en los distintos momentos?


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lunes, 19 de mayo de 2008

Escuela de Oración. Semana VIII. Día 1º


VIII Semana. Lunes 19 de Mayo de 2008.

Introducción.
“Si has caído en la cuenta de tu pecado, de tu malicia y sobretodo de sus consecuencias, y a la vez descubres en tu propia vida con qué facilidad entra la vanidad del mundo, quizás entenderás porque dedicarle un tiempo a pedir la gracia de aborrecer. No se trata de hacer frente, de intentar, de luchar... sólo se trata de aborrecer todo aquello que mata o debilita mi vida. Aborrecer aquello que te hace construir sobre arena, lo que enturbia las relaciones... pero sobretodo lo que hace daño a los demás”.
Si te das cuenta, lo que tratan las reflexiones de las últimas semanas es que pases del “no hago pecados” al “pues sí, hago pecados” o mejor dicho “soy pecador”. No para hundirte sino para que seas realista con tu persona y sobretodo para que sientas que Dios te ama contando con tu realidad de pecador. No ama la persona idealizada, ni la que a él le gustaría que fuese, sino tal como eres.

En presencia de... :
Nos encontramos ya en el capítulo 7 sobre los sentidos. Nos cuenta...
“Un joven preguntó:
-Maestro, ¿es posible orar en medio del mundo?
El anciano, mirándole con cariño, le dijo:
-Ten siempre a Dios ante tus ojos, escucha atento su Palabra, déjate envolver por el aroma de la pobreza, gusta de la buena compañía, sostén la mano del caído, empápate de vida y medita todo lo que llegue a tu corazón.



Oración preparatoria (La Palabra esperada):
“Señor, que mi amor por ti, me ayude a sentir el desorden de mi vida. Dame la gracia de aborrecer el pecado, el desorden y la vanidad del mundo, de forma que aborreciéndolo me enmiende y ordene. Ayúdame a ir afinando mi relación contigo y con los hermanos, para que todas mis intenciones, acciones y operaciones puedan ser ordenadas en servicio y alabanza tuya”

El texto (la Palabra escuchada):
Viendo la muchedumbre, subió al monte y se sentó. Sus discípulos se le acercaron. Entonces, tomando la palabra, les enseñaba así:
Bienaventurados los pobres de espíritu,
porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Bienaventurados los mansos,
porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Bienaventurados seréis cuando os injurien y os persigan, y cuando, por mi causa, os acusen en falso de toda clase de males. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.
Vosotros sois la sal de la tierra. Más si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salarán? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y pisoteada por los hombres.
Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara para ponerla debajo del celemín, sino en el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y alaben a vuestro Padre que está en los cielos.
No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolirlos, sino a darles cumplimiento. Os aseguro que mientras duren el cielo y la tierra, no dejará de estar vigente ni una i ni una tilde de la ley hasta que todo suceda. Por tanto, el que no dé importancia a uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño del Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos.
Mt 5, 1-19

Composición de lugar (la Palabra comprendida):
A lo largo de esta semana, siguiendo el guión que nos ofrece el Seminario Menor, vamos a reflexionar acerca del Sermón de la Montaña. Si sigues diariamente estas reflexiones, al finalizar los cinco días habrás leído todo este discurso de Jesús. Situado por el evangelista Mateo al principio de su predicación, después del bautismo, las tentaciones y los primeros discípulos, en él Jesús marca las líneas de vida del ser cristiano, como ha de vivir el discípulo. Nosotros, como juniors tenemos una ley, “amamos a todos los hombres del mundo como Jesús nos ama”. Y cabe preguntarse, pero ¿cómo nos ama Jesús?, ¿cómo debemos amar a todos los hombres del mundo? En el Sermón de la Montaña encontramos la respuesta.
Por otra parte las meditaciones tienen presente el tema que venimos desarrollando las últimas semanas: el pecado. En las anteriores descubrimos el pecado en personajes concretos y en la última semana reflexionamos sobre los siete pecados capitales, origen de todos ellos. Esta semana vamos a ser muy concretos, ya no tomando como ejemplo personajes del Antiguo Testamento o enseñanzas de S. Pablo, sino ayudándonos de Jesús que nos lo deja muy claro en este sermón.
Posiblemente te darás cuenta que estás muy lejos de las enseñanzas de Jesús. Pues bien, todos estamos, pero lo importante es reconocerlo y siguiendo el guión, sentir con dolor el ser así, aborrecer el propio pecado. Estamos en un camino muy bien trazado por S. Ignacio de Loyola. Nos quedan aún muchas semanas, pues si lo aplicásemos a los ejercicios espirituales, nos encontramos comenzándolos, en la primera semana.
Como siempre imagina que eres uno de esos discípulos que sentado sobre la hierba escucha a Jesús predicar en lo alto de la colina. Son muchos los que están allí, tú eres uno de ellos. Escúchale, con todo el corazón. En la primera leída no pienses en ti, sino en Él. Las bienaventuranzas y todo el Sermón de la Montaña es el retrato de Jesús, de sus sentimientos, valores y actitudes ante Dios y los demás. Mira a Él, que es el pobre de espíritu, manso, humilde, misericordioso, limpio de corazón, perseguido por causa de la justicia, es decir, por tratar de ser fiel a Dios y cumplir lo que Dios le pide, Él es la sal de tu vida y la luz de tu existencia.
En un segundo momento reflexiona sobre ello: ¿cuándo has sido como dicen las bienaventuranzas?, ¿cuándo has llorado? En aquella bienaventuranza que has vivido, sitúala en un momento concreto de tu vida y repite muchas veces la segunda parte, el “porque... serán consolados”, por ejemplo. Repítelo hasta que llegue a las raíces de tu corazón.
Seguidamente lee el texto de ser sal y luz. A este propósito nos indica el Libro Rasgos de Identidad a propósito del itinerario testimonio, cuyo objetivo es
“promover la necesidad de realizar un compromiso activo. Se pretende que el juniors se comprometa activamente en el lugar y situación donde vive. Por tanto, debe hacerse eco de todo lo que sucede en su ambiente social, en su barrio o pueblo y tras conocer la realidad que le rodea, juzgarla a la luz del Evangelio.
De ahí surge su compromiso como testigo de Jesucristo. Su testimonio lo realiza a través de su entrega, su crítica, su responsabilidad y su afán de colaborar con una actitud de disponibilidad y alegría. Los jóvenes son ‘la sal de la tierra, la luz del mundo’ y Jesús quiere que brille su ‘luz delante de los hombres, para que vean vuetras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos’
Los ambientes en que los juniors deben centrar su testimonio son la familia, el barrio, el grupo de amigos, la escuela, el trabajo... En el itinerario encuentra su sitio la educación social, cultural y política como servicio al valor absoluto e inviolable de la persona, a través del sentido cristiano de la convivencia humana, de la justicia, de la solidaridad, de la ciudadanía, de la profesionalidad y de la política”.
Ahora no se trata en este punto que pienses como ser sal o luz del mundo. De eso en los próximos días ya se encargará Jesús de decírtelo. Se trata de que te entusiasme por este proyecto de vida, por este ideal.



Coloquio (respuesta a la Palabra):
Cuéntale a Jesús lo que hay dentro de ti, las convicciones más profundas que hay en tu vida y que te impiden avanzar en santidad, que te bloquean. Manifiéstale tu necesidad de descubrir esas mentiras y de que su gracia te toque.

Ejercicio de esta semana:
Nos dice el Seminario Menor...
“Para que sienta el desorden...”
El desorden de mis operaciones es un conjunto de actitudes y actividades personales que sin ser malas en sí mismas, no están integradas en la voluntad de Dios: miedo al riesgo, tendencia a manipular, temor a los conflictos, incapacidad de asumir críticas, facilidad para subrayar lo negativo, individualismo, dejarme llevar,... Todo esto no es el pecado, pero es el “humus” (la tierra propicia) que facilita el que surja el pecado.
“conocimiento del mundo...”
El mundo es algo externo a nosotros, es un conjunto de criterios y valoraciones al margen del Evangelio o contrario a él que me afectan y hacen que mis acciones se encaminen hacia una dirección: Todo vale, lo importante es la eficacia de las cosas, cada persona tiene un valor distinto, entender la iglesia desde la sociología o la política, buscar el honor, hacer lo que se lleva...
El pecado no es un comportamiento aislado, sino que tiene un ambiente donde se fragua, por eso no vale la buena voluntad, ni el yo no quería... en nuestro inconsciente se ha metido una forma de pensar, de entender, de situarnos ante la realidad que nos afecta y debe ser, ante todo, descubierta.
Se trata de poner a la luz no los grandes pecados del pasado, ni siquiera nuestra participación en los pecados capitales, sino algo más sutil: descubrir el ambiente de pecado que me envuelve y que me hace situarme ante la realidad con unos presupuestos pecaminosos.

Examen de la oración:
¿Cómo me he sentido? ¿Qué cosas me han ayudado? ¿qué cosas me han estorbado? ¿Qué he visto claro? ¿Qué voy descubriendo que se repite en los distintos momentos?

sábado, 17 de mayo de 2008

Escuela de Oración. Semana VII. Día 7º


VII Semana. Domingo 18 de Mayo..

En presencia de...:
Aprovecha para situarte, sentir la presencia de Dios que mandó descansar un día, dejar de trabajar para intensificar las relaciones con Él, contigo mismo, con la naturaleza y con los demás.

Oración preparatoria:
“Señor, que en este ejercicio mi corazón reconozca mi pecado y sea capaz de sentir dolor por él para que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza tuya”.

El texto, Su Palabra:
Porque tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no es juzgado; pero el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo unigénito de Dios.
Jn 3, 16-18

Composición de lugar:
Comienza preguntándote: ¿Qué dice el texto?, ¿Quién lo dice?, ¿dónde lo dice?, ¿cuándo lo dice?, ¿a quién lo dirige?, ¿cómo lo dice?, ¿por qué lo dice?
También es interesante que veas si realmente esta Palabra te la crees: ¿te sientes amado por Dios?, ¿es Jesús mucho más que un personaje, alguien que te ha salvado y te llena de felicidad?, ¿Él que puede juzgar no ha sido enviado a juzgar sino a perdonar y tú?, ¿juzgas o perdonas?, ¿qué haces para ayudar a los demás a creer en Jesús, especialmente a los niños o niñas de tu grupo?
También por seguir con el tema de la semana, es éste un texto en el que encontramos al Dios humilde que no ha venido a sentarse en un trono sino a ser juzgado y morir en la cruz perdonando, generoso porque se entrega a nosotros para que tengamos vida eterna y nos salvemos, casto porque su mirada es de darse sin esperar, paciente con cada uno de nosotros, pues lo que quiere no es que nos condenemos sino que nos salvemos, es decir, que vivamos con él y sintamos ya en este mundo su gran amor, templado ante nuestros pecados, diligente pues en tres años nos salvó y coloca todos los pedios para que nos salvemos y sobretodo y ante todo, Amor.

Coloquio:
Háblale con todo el corazón, de lo que piensas, sientes, deseas, sueñas, esperas,...

Examen de la oración:
“Miraré cómo me ha ido en la meditación; y si mal, miraré la causa donde procede, y así mirada, arrepentirme, para enmendar adelante; y si bien, daré gracias a Dios y haré otra vez de la misma manera”

Escuela de Oración. Semana VII. Día 6º

VII Semana. Sábado 17 de Mayo.

En presencia de...
El sábado es el día dedicado a María. Como hemos observado la imaginación bien encauzada constituye una gran herramienta para la oración. Así lo ha entendido la Iglesia Católica, pues de las tres grandes ramas del cristianismo es la que más ha fomentado este recurso. Así los ortodoxos llevan siglos sirviéndose de un mismo estilo pictórico, el icono, mientras los protestantes rechazan el uso de las imágenes. Somos los católicos quienes durante veinte siglos hemos dejado libertad a los artistas para que representasen a Dios, los personajes bíblicos y los santos, apoyando los diversos estilos, desde el románico hasta el surrealismo.
Y María ha sido uno de los personajes bíblicos más representados. En Montaverner por ejemplo sentada sobre una casa y mostrándonos a su hijo, la Virgen de Loreto.
Por eso comienza la oración fijando la mirada en una estampa y pidiéndole que te ayude a luchar contra los pecados capitales, ella que es la que “ruega por nosotros pecadores”.

Oración preparatoria:
“Señor, que en este ejercicio mi corazón reconozca mi pecado y sea capaz de sentir dolor por él para que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza tuya”.


El texto, Su Palabra:
Dijo María:
Alaba mi alma la grandeza del Señor
y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador,
porque ha puesto los ojos en la pequeñez de su esclava.

Desde ahora, todas las generaciones
me llamarán bienaventurada,
porque ha hecho en mi favor cosas grandes,
Santo es su nombre
y su misericordia alcanza de generación en generación
a los que le temen.
Desplegó la fuerza de su brazo,
dispersó a los de corazón altanero.
Derribó a los potentados de sus tronos
y exaltó a los humildes.
A los hambrientos colmó de bienes
y despidió a los ricos con las manos vacías.
Acogió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como había anunciado a nuestros padres –
en favor de Abrahán y de su linaje por los siglos.
Lc 1, 46-55

Composición de lugar:
Este cántico en labios de María expresa las aspiraciones de los humildes, los que lo esperan todo en Dios. En él descubrimos un retrato de María: la humilde que confía en Dios y le canta, que espera en la generosidad de Dios de cara a los hambrientos, de la virgen entregada, paciente, templada y diligente, de la llena de amor.
Ahora se trata de que hagas propias estas palabras, ellas son una buena medicina contra la soberbia, la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza.

Coloquio:
Hoy dirige tu oración a María.


Examen de la oración:
“Miraré cómo me ha ido en la meditación; y si mal, miraré la causa donde procede, y así mirada, arrepentirme, para enmendar adelante; y si bien, daré gracias a Dios y haré otra vez de la misma manera”

viernes, 16 de mayo de 2008

Escuela de Oración. Semana VII. Día 5º


VII Semana. Viernes 17 de Mayo

En presencia de...
Dejamos atrás la imaginación y vamos a despertar los sentidos. Dice nuestra autora y en cierta forma, maestra al comenzar a orar: “Una de las expresiones que más se oyen cuando se hace balance de la oración es no siento nada o me he quedado igual que estaba, como si la autenticidad del rezar estuviera ligada al sentirse bien, mal, regular.... ¿cómo manejar el sentir en la vida espiritual? Demasiadas veces tenemos la sensación de que la oración se reduce a dar vueltas y vueltas sobre lo mismo. No terminamos de poner en juego todo lo que somos, los sentidos, y no sólo la razón, son también eficaces colaboradores en la construcción de la relación con el Señor. Jesús sabía mirar, escuchar, oler, tocar, gustar, pensar,... Él es el mejor Maestro si queremos aprender a despertar nuestros sentidos en la oración y, por tanto, en toda nuestra vida.
Así pues, comienza sintiendo, dejando que afloren tus sentimientos ante este momento tan especial del día en el que vas a encontrarte ni más ni menos que con el mismo Dios, a sentir su mano cálida.

Oración preparatoria:
“Señor, que en este ejercicio mi corazón reconozca mi pecado y sea capaz de sentir dolor por él para que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza tuya”.



El texto, Su Palabra:
Llegados al lugar llamado Calvario, lo crucificaron allí junto con los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía:
-Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
Se repartieron sus vestidos, echándolos a suertes. La gente estaba mirando. Los magistrados, por su parte, hacían muecas y decían:
-Ha salvado a otros; que se salve a sí mismo si es el Cristo de Dios, el Elegido.
También los soldados se burlaban de él; se acercaban, le ofrecían vinagre y le decían:
-Si tú eres el rey de los judíos, ¡sálvate!
Había encima de él una inscripción:
-Éste es el rey de los judíos.
Uno de los malhechores colgados le insultaba:
-¿No eres tú el Cristo? ¡Pues sálvate a ti y a nosotros!
Pero el otro le increpó:
-¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena?
Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio éste nada malo ha hecho. Y le pedía:
-Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino.
Jesús le contestó:
-Te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso.
Era ya cerca de la hora sexta, cuando se oscureció el sol y toda la tierra quedó en tinieblas hasta la hora nona. El velo del Santuario se rasgó por medio y Jesús, dando un fuerte grito, dijo:
-Padre, en tus manos pongo mi espíritu.
Y, dicho esto, expiró.
Composición de lugar:
Y comenzamos con el catecismo. Es decir, esos principios que nos enseñaba. Veamos: contra soberbia, humildad; contra avaricia, generosidad; contra lujuria, castidad; contra ira, paciencia; contra gula, templanza; contra envidia, caridad; contra pereza, diligencia.
El mismo s. Ignacio de Loyola decía: “para mejor conocer las faltas hechas... mírese sus contrarios y así, para mejor evitarlos, proponga y procure la persona adquirir y tener las siete virtudes contrarias a ellos”.
Muchas veces el cristianismo lo presentamos como un conjunto de normas que prohíben lo que nos gusta o hacemos constantemente. Y no es así, el cristianismo es un conjunto de mandatos que nos ayudan a ser mejores. Si lo miramos friamente es mejor ser humilde que soberbio, generoso que avaro,... pues de lo contrario acabamos siendo egoístas y haciendo daño a las personas que más amamos.
Pero el cristianismo no es un tratado, es una persona, es la vida que se hace vida en personas concretas como estamos viendo. Durante esta semana nos hemos encontrado en contra-modelos, personas cuyas acciones son contrarias al plan de Dios. Hoy vamos a mirar a Cristo, el centro de nuestra vida, el modelo por excelencia a quien seguir e imitar. Y lo hacemos desde la cruz, la gran escuela del amor y del cristianismo.
Frente a la soberbia de los reyes Jesús se presenta como el Rey de los Judíos que ocupa el último lugar, el de los condenados a muerte, es el humilde. Frente a la avaricia de quienes pretenden tener vida y luchan por poseer, Jesús entrega lo único que tiene, sus vestidos para que se los repartan y desnudo ofrece lo único que ya sólo poseía, su vida, entregándola al Padre. Frente a la lujuria de la comodidad, Él escoge la castidad de renunciar a todo y abrazarse al madero de la cruz por amor. Frente a la ira ante los terribles sufrimientos que le provocan, físicos con la crucifixión, morales con los insultos, Él es paciente y perdona a quienes le hacen sufrir. Frente a la gula renuncia incluso al narcótico que le ofrecen los soldados, la hiel. Frente a la envidia, él ama y con diligencia se deja crucificar y no lo deja más tarde, cumpliendo así la voluntad del Padre.
Ahora es el momento, primero que imagines la escena, recreándola según tu capacidad imaginativa. A continuación no pienses en tus pecados capitales, sino en tus virtudes, las veces que has sido humilde, generoso, casto, paciente, templado, lleno de amor y diligente y relaciónalo con la cruz.

Coloquio:
Si al revisar te cuesta o no encuentras muchos momentos, pídeselo. No estamos solos, las virtudes no son, sólo fruto del esfuerzo humano y personal, sino de la acción de Dios que se pide en la oración.
Examen de la oración:
“Miraré cómo me ha ido en la meditación; y si mal, miraré la causa donde procede, y así mirada, arrepentirme, para enmendar adelante; y si bien, daré gracias a Dios y haré otra vez de la misma manera”