lunes, 12 de mayo de 2008

Escuela de Oración. Semana VI. Día 7º


VI Semana. Domingo 11 de Mayo..

En presencia de...:
El domingo es el día que Dios pide al hombre descanse de su trabajo para poder dedicárselo a quien le ha dado cuanto tiene. Es la liberación del trabajo para entregar el tiempo a Dios y a los demás. Por eso es tan importante la misa.

Oración preparatoria:
“Señor, concédeme sentir crecido e intenso dolor y lágrimas de mis pecados al descubrir el daño que a lo largo de mi vida han causado en los demás... para que aborreciendo el pecado pueda gozar de tu misericordia y todas mis intenciones, acciones y operaciones ser ordenadas en servicio y alabanza tuya”

El texto, Su Palabra:
¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es sagrado, y vosotros sois ese templo.
1 Cor 3, 16-17

Composición de lugar:
San Pablo nos lo ha dicho bien claro. El templo es el ser humano, nuestro cuerpo y nuestra persona, toda ella es el lugar donde habita Dios. Por eso es tan importante el cuidarlo y ser responsable.
Durante esta semana hemos experimentado el dolor por ser pecadores, porque nuestra vida no está crucificada en Dios sino en nosotros, en nuestro egoísmo. Hoy nos advierte claramente, si nuestro templo, nuestra persona no es un lugar adecuado para que habite en él el Espíritu Santo, seremos destruidos por el mismo Dios.
Por tanto, mírate en tu interior: ¿cómo está tu corazón?, ¿qué sentimientos tienes de cara ti mismo, los demás, la naturaleza y Dios, las cuatro columnas que sustentan tu templo?

Coloquio:
Y ahora, al terminar la semana, sencillamente háblale, como si estuvieses confesándote con un sacerdote, pero con una buena confesión. No es la oración sacramento, pero si el pórtico para el sacramento. Cuando nos acercamos a la Reconciliación después de una buena oración, revisando nuestra vida a la luz de la Palabra de Dios, ésta se convierte en un profundo encuentro con Dios y una experiencia gratificante y no rutinaria del perdón de quien ha dado la vida por tus pecados, Jesucristo. Háblale y pídele que tenga misericordia de ti, de tus pecados, que los limpie con su sangre, la que derramó en la cruz.

Ejercicio de esta semana:
Esta semana se trata que desde la composición de lugar descubramos el dolor que distintas personas han sufrido por nuestro pecado. Es importante reconocer el sufrimiento concreto que mi vida ha supuesto para los demás... y descubrir también como ellos tuvieron paciencia conmigo y me amaron y perdonaron.
Hoy piensa en la parroquia.

Examen de la oración:
¿Cómo me he sentido?
¿Qué cosas me han ayudado? ¿qué cosas me han estorbado?
¿Qué he visto claro?
¿Qué voy descubriendo que se repite en los distintos momentos?

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