lunes, 5 de mayo de 2008

Evangelio del Domingo: Pentecostés (11 Mayo 2008)


LECTURAS.
Primera lectura


Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 2, 1-11

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De repente, un ruido del cielo, como de un viento recio, resonó en toda la casa donde se encontraban. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se repartían, posándose encima de cada uno. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, cada uno en la lengua que el Espíritu le sugería.
Se encontraban entonces en Jerusalén judíos devotos de todas, las naciones de la tierra. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma. Enormemente sorprendidos, preguntaban:
¿No son galileos todos esos que están hablando? Entonces, ¿cómo es que cada uno los oímos hablar en nuestra lengua nativa?
Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia o en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene; algunos somos forasteros de Roma, otros judíos o prosélitos; también hay cretenses y árabes; y cada uno los oímos hablar de las maravillas de Dios en nuestra propia lengua.»
Palabra de Dios



Salmo responsorial
Sal 103, 1ab y 24ac. 29bc-30. 31 y 34

R. Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra.

Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!
Cuántas son tus obras, Señor;
la tierra está llena de tus criaturas. R.

Les retiras el aliento, y expiran
y vuelven a ser polvo;
envías tu aliento, y los creas,
y repueblas la faz de la tierra. R.

Gloria a Dios para siempre,
goce el Señor con sus obras.
Que le sea agradable mi poema,
y yo me alegraré con el Señor. R.



Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 12, 3b-7. 12-13

Hermanos:
Nadie puede decir: «Jesús es Señor», si no es bajo la acción del Espíritu Santo.
Hay diversidad de dones, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de funciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común.
Porque, lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo.
Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.
Palabra de Dios

SECUENCIA

Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas,
infunde calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.



Aleluya
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos la llama de tu amor.



Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Juan 20, 19-23

Al anochecer de aquel día, el día primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
- «Paz a vosotros.»
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
- «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. »
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
- «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos. »
Palabra del Señor
COMENTARIOS.
La fiesta de Pentecostés hemos de leerla teniendo presente Exodo 19: el tercer mes de la salida de Egipto los israelitas llegan al desierto del Sinaí y acampan frente al monte. Moisés sube al Sinaí. Yahvé le recuerda los prodigios realizados en Egipto (las plagas y el paso del mar Rojo) y les propone establecer un pacto con ellos, que será el centro de toda la vida de Israel, la Alianza. En ella Dios se compromete a tomarlos como pueblo suyo e Israel a obedecer a Dios.
Moisés lo comunica a los ancianos y estos aceptan. Seguidamente sube al Sinaí. Allí Dios le manda que el pueblo se purifique pues al tercer día descenderá sobre el monte a la vista del pueblo. Así se realiza. Al tercer día, al rayar el alba, hay truenos y relámpagos, una densa nube cubre el monte, un fuerte sonido de trompeta se oye. Yahvé desciende en el fuego. Moisés habla y Dios le responde con el trueno. Moisés sube de nuevo y recibe de Dios en el Sinaí las Tablas de la Ley.
Aquel día también Dios bajó en forma de fuego y entregó a los Apóstoles la nueva ley. El Espíritu Santo ofrece a los discípulos el don de la palabra que lleva a dar testimonio de Jesús y a la oración en forma de alabanza. Por otra parte cambia sus corazones.
De lectio divina 4
¿Cómo expresan los apóstoles la presencia del Espíritu Santo?
Con el milagro de Pentecostés se inicia la era del Espíritu Santo en la historia de la salvación. Jesús resucitado actúa en su comunidad con la fuerza y la acción eficaz del Espíritu, cumpliendo así su promesa de que no nos dejaría solos. Las lenguas de fuego manifiestan la fortaleza y vida de Dios en la Iglesia. El hablar de lenguas y que todos tuvieran capacidad de entender, refleja el poder de Dios, la universalidad de su Palabra y la salvación sin fronteras.
Diálogos semanales con Jesús 1
Segunda lectura:
Pablo dirige a los corintios, entusiasmados por las manifestaciones del Espíritu que tienen lugar en su comunidad, algunas consideraciones importantes para saber si realmente es el Espíritu o la propia imaginación. ¿Cómo saberlo? El Espíritu nos lleva a creer y confesar que Jesús es Dios, edifica la Iglesia a través de los carismas, ministerios y actividades y siembra el amor.
Lectio Divina
¿Cómo se construye la Iglesia?
Pablo presenta una bella síntesis de la acción del Espíritu Santo, quien lleva a la Iglesia a la plenitud de la verdad y la enriquece de múltiples maneras. Une a los miembros de la iglesia con Dios y entre sí, formando el cuerpo místico de Cristo, a quien otorga perseverancia y fortaleza, incluso en los momentos de dificultad.
Evangelio:
Juan sitúa el envío del Espíritu el domingo de Pascua por la tarde. Hemos de tener presente un tema clave en su evangelio: la Hora. Ésta es el la glorificación al Padre mediante el la cruz y la entrega del Espíritu en la muerte, es la hora en la que el Padre glorifica al HIjo en la resurrección, es la hora en que Jesús transmite el Espíritu y con él su paz, su misión y el poder sobrenatural para llevarlo a cabo.
Jesús, como Dios con Adán, sopla sobre esta Iglesia muerta, totalmente encerrada en sí misma, como el polvo se encuentra encerrado. Al igual que a Adán el Espíritu le da la vida, le levanta del polvo para una misión: perdonar los pecados. Es por tanto inseparable el Espíritu Santo de la cruz, el medio por el cual Dios nos perdona. Y este perdón nos llega a través de los apóstoles y sus sucesores, los Obispos, quienes transmiten el poder de perdonar y retener los pecados a los presbíteros o sacerdotes, colaboradores necesarios de ellos.
TEXTOS PARA PENSAR.
Muéstrate solícitu en unirte al Espíritu Santo. Él viene apenas se le invoca, y sólo hemos de invocarlo, porque ya está presente. Cuando se le invoca, viene con la abundancia de las bendiciones de Dios. Él es el río impetuoso que da alegría a la ciudad de Dios y, cuando viene, si te encuentra humilde y tranquilo, aunque estes tembloroso ante la Palabra de Dios reposará sobre ti y te revelará lo que esconde el Padre a los sabios y a los prudentes de este mundo

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