viernes, 2 de mayo de 2008

Escuela de Oración. Semana V. Día 5º


V Semana. Viernes 2 de Mayo

En presencia de...
Thomas Merton fue un poeta y pensador estadounidense (1915-1968) que acabó ingresando como monje trapense, en una orden cuya vida es la oración y el silencio. Él escribió lo que sigue:
La persona contemplativa de verdad, n o es la que prepara su mente para un mensaje particular que en el fondo es el que quiere oír, sino la que permanece vacía (en el silencio) porque sabe que ella no puede anticipar las palabras que transformarán su oscuridad en luz. Por eso no pide luz en lugar de oscuridad; simplemente espera en la Palabra de Dios en silencio. Y cuando encuentra una respuesta no es una palabra que hiere o que corta e interrumpe el silencio, sino que, inexplicablemente, brota del mismo silencio lleno de la voz de Dios.

Oración preparatoria:
Después de haber ejercitado nuestra alma con el potro del silencio, nos reencontramos con la realidad del pecado, por eso ora de nuevo con estas palabras:
“Señor, concédeme sentir avergüenza y confusión por mis pecados. Que me duelan mis pecados, que sienta tu misericordia, tu gratuidad y tu perdón... de manera que todas mis intenciones, acciones y operaciones puedan ser ordenadas en servicio y alabanza tuya”.


El texto, Su Palabra:
Cuando naciste, el día en que viniste al mundo, no te cortaron el cordón, no te lavaron con agua para limpiarte, no te frotaron con sal, ni te envolvieron en pañales. Nadie se fijó en ti ni se apiadó compasivo para brindarte alguno de estos menesteres. El día en que viniste al mundo, quedaste expuesta en pleno campo, porque dabas repugnancia.
Yo pasé junto a ti y te vi agitándote en tu sangre. Y te dije, al verte llena de sangre:
-Vive.
Y te hice crecer como la hierba de los campos. Tú creciste, te desarrollaste y llegaste a la edad núbil. Se formaron tus senos y tu cabellera creció, pero estabas completamente desnuda. Entonces pasé junto a ti y te vi. Era tu tiempo el tiempo de los amores. Extendí sobre ti el borde de mi manto y cubrí tu desnudez; me comprometí con juramento, hice alianza contigo –oráculo del señor Yahvé – y tú fuiste mía. Te bañé con agua, lavé la sangre que te cubría, te ungí con óleo. Te puse vestidos recamados, zapatos de cuero fino, una banda de lino fino y un manto de seda. Te adorné con joyas, puse brazaletes en tus muñecas y un collar a tu cuello. Puse un anillo en tu nariz, pendientes en tus orejas, y una espléndida diadema en tu cabeza. Brillabas así de oro y plata, vestida de lino fino de seda y recamados. Te alimentabas de flor de harina, miel y aceite. Te hiciste cada día más hermosa, y llegaste al esplendor de una reina. Tu nombre se difundió entre las naciones, debido a tu belleza, que era perfecta, gracias al esplendor del que yo te había revestido – oráculo del Señor Yahvé-
Pero tú pagaste tu belleza, te aprovechaste de tu fama para prostituirte, prodigaste tu lascivia a todo transeúnte entregándote a él.
Isaías 15,4-15

Composición de lugar:
Posiblemente te extrañe esta forma de hablar por parte de Dios a través del profeta Ezequiel, pero muchas veces en la Biblia, especialmente los profetas utilizan imágenes tomadas de las relaciones amorosas para explicar la infidelidad de Israel, el Pueblo de Dios, a Yahvé, a Dios. Él es quien liberó a Israel, el gran amor de Yahvé, de la esclavitud y la cubrió con toda clase de riquezas durante los reinados de David y Salomón. Pero Israel prefirió practicar la idolatría, adorar a otros dioses, despreciando el amor que Yahvé le había tenido.
Ahora corresponde aplicarlo a nuestra propia vida. Lee el texto, especialmente la primera parte que es de una gran belleza. Tú eres una persona a la que Dios ha rodeado de infinito amor. Vivías desnudo o desnuda, es decir, eras frágil. Dios se fijó en ti y cuidó de ti embelleciéndote. Mírate a ti mismo o misma y descubre todas las cosas buenas que tienes, tus cualidades, incluso tu belleza interior y exterior. Todo viene de Dios.
Pero vamos a dar el paso. Recuerda que durante estos días estamos descubriendo la realidad de pecado en nuestra vida, es decir, nuestras infidelidades a Dios, nuestras ingratitudes. Lógicamente no te has prostituido, pero si te has dejado llevar por otros dioses, que se resumen en el dios del “hago lo que me apetece”, en contra de la voluntad de mis padres, profesores, Dios.
Y como juniors, Dios también te rodeo, pues te puso el crismón, después te embelleció con la pañoleta, colgó sobre tu cuello una hermosa cruz y te entregó su Palabra: ¿Y tú que has hecho? Te comprometiste a amarle, a devolverle ese gran amor, teniéndole a Él por amor, sin excluir el amor humano, que no olvides “es muy bueno”, dice el Génesis, porque es obra de Dios. ¿Recuerdas lo que Alex, nuestro Jefe de Centro, te preguntó el día de la imposición del crismón o la pañoleta? ¿le hiciste caso a sus palabras o las olvidaste en seguida?
Esta semana es dura en los Ejercicios, pues no nos gusta vernos el pecado, pero es necesaria para poder así amar a Dios con todo el corazón.

Coloquio:
Después de reconocer tu pecado, pídele perdón. Y si no recuerdas ninguno o te parece muy fuerte, díselo. Lo importante es hablar con él.

Ejercicio de esta semana:
Cuando tratamos el tema del pecado, siempre lo hacemos desde la Voluntad... ¡quiero cambiar!, ¡voy a cambiar....! y esto es un error. El pecado no nace de la voluntad, antes hay mucho que revisar.
-Los sentidos: Son las ventanas por las que entra o no entra la realidad. Son los que hacen que viva, participe, guste, oiga, escuche, sienta una cosa u otra... ¿qué cosas busco sentir? ¿qué cosas son repelidas por mis sentidos?
-La memoria: Todo lo que dejamos que entre de cualquier manera queda recogido en la memoria... ¿qué cosas recuerdo?, ¿qué tiendo a olvidar?
-Entendimiento: aquello que he sentido y que he memorizado me vaya configurando una manera de “entender” la realidad, una lógica...

Examen de la oración:
¿Qué consolaciones espirituales: he vivido?
¿Qué desolaciones: inquietud, zozobra, crisis, desfallecimiento... he sentido?

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