Escuela de Oración. Semana VI. Día 4º

VI Semana. Jueves 8 de Mayo.

En presencia de...
Juntar las manos es el gesto que realiza el sacerdote el día de su ordenación. De rodillas ante el Obispo y con las manos juntas cogidas por él le promete respeto y fidelidad. Es el signo del que se deja llevar, esposar por Dios, atar por él, con total confianza y aceptación. Al igual que el novio y la novia antes de decirse sí ante el altar juntan sus manos, se atan, en la oración unimos las dos como gesto de ofrecer nuestra vida a Dios. Es decirle: llévame donde tu quieras, te pertenezco, mi vida es para ti, por eso las junto y te las ofrezco, ellas son tuyas, te pertenecen, haz con ellas lo que quieras.
Al comenzar la oración junta tus manos, con las palmas extendidas o entrelazados los dedos, consciente de lo que haces, con pausa, pensando que no es sólo un gesto, es mucho más, en él como el novio cuando entrelaza sus dedos con la novia, estás diciéndole que le amas, expresando que quieres pasar un rato con Dios, en diálogo de amor con quien es tu Padre, tu mejor amigo, recitamos en la oración junior, junto con él quieres marchar para que tu vida sea lo que Jesús espera de ti,
Como bien afirma el libro de identidad, “el símbolo es una mediación entre la trascendencia de Dios y la condición histórica [...]. Los símbolos tienen la función de ser mediación religiosa del ser humano con el misterio. Por eso, religiosamente hablando, el símbolo es un lenguaje más comunicativo que conceptual. Es el epicentro de la interrelación comunicativa entre Dios y las personas”. Es por tanto mediación, camino, cauce a través del cual el orante se encuentra con Dios. Si bien juntar las manos es un gesto, éste tiene una gran carga simbólica, pues representa la oración, la entrega a Dios, la apertura a quien te habla y la disponibilidad para actuar, cumpliendo su mandato.

Oración preparatoria:
“Señor, concédeme sentir crecido e intenso dolor y lágrimas de mis pecados al descubrir el daño que a lo largo de mi vida han causado en los demás... para que aborreciendo el pecado pueda gozar de tu misericordia y todas mis intenciones, acciones y operaciones ser ordenadas en servicio y alabanza tuya”


El texto, Su Palabra:
Dijo la siguiente parábola a algunos que se sentían por justos y despreciaban a los demás:
Dos hombres subieron al templo a orar: uno fariseo y otro publicano. El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera:
-¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres: rapaz, injusto y adúltero; ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana y doy el diezmo de todas mis ganancias.
En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atravía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho y decía:
-¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!
Os digo que éste regresó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se ensalce será humillado, y el que se humille será ensalzado.
Lc 18, 19-14


Composición de lugar:
Seguimos con la meditación acerca del pecado. No como algo teórico, sino desde la experiencia que nos ofrece la Biblia. Este semana como bien sabes, lanzando dardos al corazón, a fin de herirlo y provocar que sintamos profundo dolor por ellos.
Este texto es muy bueno para realizar la composición de lugar, es decir, imaginarse la escena y situarse en cada uno de los personajes. Por eso, comienza con una primera lectura, rápida. A continuación léela de nuevo más pausadamente. En tercer lugar con la imaginación recorre el camino. El templo monumental de Jerusalén, los dos subiendo, entrando allí,... Imagina los gestos del fariseo y del publicano, su rostro, la expresión de su cara, el movimiento de sus manos, la postura de la cabeza, escúchale e interiormente teatraliza a los dos.
A continuación cámbiale el nombre. Por ejemplo: un domingo fueron a misa un monitor junior y un drogata que acaba de venir de una noche de fiesta a lo bruto. Entraron los dos en la capilla,... sigue.
Me dirás ¡qué fuerte! Lo es, Jesús fue un provocador nato, le encantaba crear conflicto entre sus oyentes. Los fariseos eran los buenos, los que cumplían en todo, los más respetados y admirados por el pueblo. Los publícanos, ¡qué nos lo digan a los que tenemos que hacer este mes la Declaración de la Renta! Y encima, entonces sin ordenadores, o sea, cara a cara, cobrando los impuestos, sacando el dinero a la gente y amenazando con llevarlos a la cárcel si no pagaban. Y Jesús, ni más ni menos, que echa por tierra a los “buenos” y coloca en un altar a los “malos”. Es que él entraba en el corazón de las personas y por otra parte le gustaba provocar, sacudir al oyente para que no se durmiese.
Y ahora personalízalo. Sitúate en el lugar del fariseo: ¿qué le dices a Dios? y ahora en el lugar del publicano: ¿cómo te sientes?, pues todos tenemos dentro de nuestro corazón un fariseo y un publicano.
Después piensa, ¿en quién te reconoces más? Veamos, ¿cuándo te confiesas, cuántos pecados dices?, mejor dicho, ¿realmente te sientes malo y pecador? o más bien, tu confesión es como la del fariseo, “mira yo no robo, no mato, de vez en cuando voy a misa, me porto bien con los demás y, salvo alguna ocasión, obedezco a mis padres”
Entra en tu corazón para así, siendo sincero contigo mismo, reconociéndote pecador, sentir el amor de un Dios que siempre perdona.


Coloquio:
Háblale con las palabras del publicano, repítelas muchas veces hasta que puedas decirlas con el corazón e incluso con otras palabras. El repetir es como dejar que la lluvia impregne la tierra árida de tu corazón para que después brote en él una fuente.
Ejercicio de esta semana:
Esta semana se trata que desde la composición de lugar descubramos el dolor que distintas personas han sufrido por nuestro pecado. Es importante reconocer el sufrimiento concreto que mi vida ha supuesto para los demás... y descubrir también como ellos tuvieron paciencia conmigo y me amaron y perdonaron.
Hoy piensa en los juniors.

Examen de la oración:
¿Cómo me he sentido?
¿Qué cosas me han ayudado? ¿qué cosas me han estorbado?
¿Qué he visto claro?
¿Qué voy descubriendo que se repite en los distintos momentos?