sábado, 17 de mayo de 2008

Escuela de Oración. Semana VII. Día 6º

VII Semana. Sábado 17 de Mayo.

En presencia de...
El sábado es el día dedicado a María. Como hemos observado la imaginación bien encauzada constituye una gran herramienta para la oración. Así lo ha entendido la Iglesia Católica, pues de las tres grandes ramas del cristianismo es la que más ha fomentado este recurso. Así los ortodoxos llevan siglos sirviéndose de un mismo estilo pictórico, el icono, mientras los protestantes rechazan el uso de las imágenes. Somos los católicos quienes durante veinte siglos hemos dejado libertad a los artistas para que representasen a Dios, los personajes bíblicos y los santos, apoyando los diversos estilos, desde el románico hasta el surrealismo.
Y María ha sido uno de los personajes bíblicos más representados. En Montaverner por ejemplo sentada sobre una casa y mostrándonos a su hijo, la Virgen de Loreto.
Por eso comienza la oración fijando la mirada en una estampa y pidiéndole que te ayude a luchar contra los pecados capitales, ella que es la que “ruega por nosotros pecadores”.

Oración preparatoria:
“Señor, que en este ejercicio mi corazón reconozca mi pecado y sea capaz de sentir dolor por él para que todas mis intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza tuya”.


El texto, Su Palabra:
Dijo María:
Alaba mi alma la grandeza del Señor
y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador,
porque ha puesto los ojos en la pequeñez de su esclava.

Desde ahora, todas las generaciones
me llamarán bienaventurada,
porque ha hecho en mi favor cosas grandes,
Santo es su nombre
y su misericordia alcanza de generación en generación
a los que le temen.
Desplegó la fuerza de su brazo,
dispersó a los de corazón altanero.
Derribó a los potentados de sus tronos
y exaltó a los humildes.
A los hambrientos colmó de bienes
y despidió a los ricos con las manos vacías.
Acogió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como había anunciado a nuestros padres –
en favor de Abrahán y de su linaje por los siglos.
Lc 1, 46-55

Composición de lugar:
Este cántico en labios de María expresa las aspiraciones de los humildes, los que lo esperan todo en Dios. En él descubrimos un retrato de María: la humilde que confía en Dios y le canta, que espera en la generosidad de Dios de cara a los hambrientos, de la virgen entregada, paciente, templada y diligente, de la llena de amor.
Ahora se trata de que hagas propias estas palabras, ellas son una buena medicina contra la soberbia, la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza.

Coloquio:
Hoy dirige tu oración a María.


Examen de la oración:
“Miraré cómo me ha ido en la meditación; y si mal, miraré la causa donde procede, y así mirada, arrepentirme, para enmendar adelante; y si bien, daré gracias a Dios y haré otra vez de la misma manera”

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