viernes, 9 de mayo de 2008

Escuela de Oración. Semana VI. Día 5º


VI Semana. Viernes 9 de Mayo

En presencia de...
Rezamos con el cuerpo y quien reza no es un ángel, un ser sin cuerpo, espiritual, es un ser humano, una persona, un hombre o una mujer, que tiene por tanto un espíritu en su interior y un cuerpo. Como hemos observado en los días anteriores, las manos son un medio para expresar a Dios nuestra actitud orante de acogida y total disponibilidad a su voluntad. Hoy vamos a descubrir las posturas orantes clásicas, siguiendo el esquema que nos ofrece la autora.
En primer lugar rezamos de pie, es la actitud del apóstol, expresión de respeto y disponibilidad para seguir la llamada de Dios, por eso nos ponemos de pie para escuchar el Evangelio, y en la izada/arriada de bandera en el campamento, mientras rezamos la oración junior estamos en círculo de pie. Es la forma pascual de oración. Recordemos a Jesús de pie subiendo al cielo y por eso expresa la alegría por la victoria de la resurrección.
Sentado como María a los pies del Señor (Lc 10, 39), es la actitud del discípulo que ha escogido la mejor parte, pues escucha al Maestro que le habla. En la misa permanecemos sentados para escuchar la Primera y Segunda Lectura, generalmente del Antiguo Testamento y de las cartas de los apóstoles del Nuevo Testamento.
Arrodillado como signo de nuestra adoración a Dios, reconociendo que Él es nuestro Creador, Padre, Juez, Señor y Dueño de nuestra vida. Es la actitud del orante, del que se postra ante Dios.
Postrado: como muestra de nuestra total disponibilidad ante Dios. Él siempre nos supera. Está mas allá de todo lo imaginable y pensable. Es la luz que ciega y a la vez ilumina, el fuego que quema y a la vez da calor, el agua que anega y a la vez fertiliza. Dios es el Todo, el Incomprensible, el Misterio Último, el Inefable. Y por tanto ante Dios sólo podemos postrarnos rostro en tierra, sin mirarle y reconocer que Él lo es Todo.

Oración preparatoria:
“Señor, concédeme sentir crecido e intenso dolor y lágrimas de mis pecados al descubrir el daño que a lo largo de mi vida han causado en los demás... para que aborreciendo el pecado pueda gozar de tu misericordia y todas mis intenciones, acciones y operaciones ser ordenadas en servicio y alabanza tuya”



El texto, Su Palabra:
En efecto, yo por la ley he muerto a la ley, a fin de vivir para Dios. Ahora estoy crucificado con Cristo, ya no vivo, pero Cristo vive en mí. Todavía vivo en la carne, pero mi vida está afianzada en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Gal 2, 19-20

Composición de lugar:
De nuevo nos encontramos con un texto de s. Pablo, en concreto la carta que dirige a los gálatas. Para el apóstol lo fundamental de la vida del cristiano es Cristo, no la ley. Ésta lógicamente es consecuencia de la fe en Cristo. Él vive totalmente entregado a Jesús y así lo expresa de forma bellísima. En su corazón quien vive ya no es él sino Cristo. Pero al mismo tiempo reconoce el poder de la carne, es decir, del egoísmo, del pecado que anida en su corazón. A pesar de ello, sabe que se apoya en Aquél que le ha liberado del pecado que es Jesús.
El junior en su definición es “un movimiento formado por laicos con un estilo de vida que responde al evangelio” (Rasgos de Identidad, pg. 15), es decir, un grupo formado por personas bautizadas que hacen suyas las palabras de S. Pablo, “Cristo vive en mí”. El junior en su vida día a día, a través de los itinerarios va dejando que Cristo viva en él, por eso son tan importantes los itinerarios, el recibir una sólida formación cristiana a través de las reuniones, la clase de religión,...; sintiéndose Iglesia, participando de las actividades de la parroquia, el movimiento junior y la diócesis; asistiendo a la misa, confesándose con frecuencia; dedicando un rato de oración todos los días, tal como tratamos en estos ejercicios, una oración que no puede reducirse a la repetición de unas palabras archisabidas, sino a una experiencia personal con Jesús; buscando ser coherente con lo que creemos y rezamos y ser personas adultas, maduras y responsables consigo mismos y con los demás.
Así pues, ante este texto te puede ayudar el repetir la frase que más te diga y tratar de rezar con ella, de pensar en su significado y aplicarlo a tu vida, a lo que has vivido, al momento presente y a tus proyectos. Ten presente también el pecado. Esa realidad que está en ti y mírala desde Jesús, Él se entregó por ti, por tus pecados.

Coloquio:
¿Qué te está siendo difícil rezar esta vez y no entiendes muy bien lo que dice s. Pablo? Pues pídele a Jesús que te ilumine. No estás hablando contigo mismo sino con este buen Dios que habita en lo profundo de tu corazón. Tampoco es un examen. El objetivo de los ejercicios es rezar, que te encuentres con Jesús y dejes que Él a través de la Palabra de Dios, de los textos bíblicos vaya viviendo en ti. Háblale de tus pecados y dale las gracias porque se entregó por ti, porque ante tus pecados tienes un fuerte apoyo, Jesús.

Ejercicio de esta semana:
Esta semana se trata que desde la composición de lugar descubramos el dolor que distintas personas han sufrido por nuestro pecado. Es importante reconocer el sufrimiento concreto que mi vida ha supuesto para los demás... y descubrir también como ellos tuvieron paciencia conmigo y me amaron y perdonaron.
Hoy piensa en tus padres.

Examen de la oración:
¿Cómo me he sentido?
¿Qué cosas me han ayudado? ¿qué cosas me han estorbado?
¿Qué he visto claro?
¿Qué voy descubriendo que se repite en los distintos momentos?

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