viernes, 30 de mayo de 2008

Escuela de Oración. Semana IX. Día 4º


IX Semana. Jueves 29 de Mayo de 2008.

En presencia de... :
Cuenta la autora del libro que seguimos como al comenzar a rezar el orante siente una gran frustración, pues suele experimentar una avalancha de conversaciones e imágenes que invaden la mente y entonces surge la pregunta: ¿por dónde comenzar? Y es que entendemos mal la oración. Orar no es tanto hablar con Dios sino más bien escuchar a Dios, dejar que él nos hable a nosotros. El protagonista de la oración es Él que quiere decirnos algo y nuestra tarea es descubrir en el montón de ruidos que nos acompañan su voz.
Por eso comienza callando las voces y tomando conciencia que vas a realizar lo más importante del día, a vivir el momento más necesario de todo el día, el encuentro con Dios.


Oración preparatoria (La Palabra esperada):
Esta semana recita despacio este poema:

No me mueve mi Dios para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor.
Muéveme el verte clavado,
en una cruz y encarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido.

Muéveme tus afrentas y tu muerte,
muéveme en fin tu amor
de tal manera que aunque no hubiera infierno
yo te amar
y aunque no hubiera infierno
te temiera.

No me tienes que dar
porque te quiera,
pues, aunque lo que espero no esperara,
¡lo mismo que te quiero te quisiera!

El texto (la Palabra escuchada):
Caminaba Jesús acompañado de mucha gente. Entonces se volvió y les dijo:
-Si alguno viene donde mí y no odia a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. El que no cargue con su cruz y venga en pos de mí, no puede ser discípulo mío.


Composición de lugar (la Palabra comprendida):
Hoy si que pega fuerte Jesús. Nos pide exclusividad. Pero ¿cómo entenderlo? Es evidente que este odio a los seres que más amamos no tiene el significado que le damos habitualmente. Se trata más bien de desprendimiento.
Y esto es fuerte, pero no lo es si lo situamos en las épocas de persecuciones. Y aquí se ve mucho más claro en los hombres y mujeres casados, en los jóvenes con novia. Es ahí donde encontramos toda la luz. Piensa lo que representó para los primeros cristianos la persecución. Ésta fue prácticamente simultánea al nacimiento de la Iglesia. Aquellos hombres y mujeres, muchos de ellos con esposa e hijos, tuvieron que optar entre ellos o Jesús y optaron por el primero, muriendo mártires. Otro ejemplo de gran belleza fue Santo Tomás Moro. Era él un humanista amigo de Luis Vives y Erasmo de Rótterdam, canciller de Inglaterra, casado y con familia. Cuando el rey Enrique VIII decide separarse del Papa y fundar su propia Iglesia, Tomás Moro opta por permanecer fiel a la Iglesia Católica. Después de permanecer en la Torre de Londres, fue decapitado. Más recientemente, contemporáneos a nuestros abuelos, muchos jóvenes, hombres y mujeres casados, dieron su vida por pertenecer a lo que hoy sería el junior y entonces se llamaba la Acción Católica, por participar en la vida de las parroquias, ayudando a los sacerdotes y sintiéndose católicos.
Por eso, así de pronto nos parece fuerte. Pero cuando llega el momento, los discípulos de Jesús lo tienen claro y dan la vida por él, aún a costa de dejar viudas, huérfanos y padres desolados.
Pero nos encontramos profundizando en el tema del pecado. Jesús es claro, hemos de cargar con la cruz, con todo lo que significa renunciar a nosotros mismos en favor de Él, del Evangelio. Y posiblemente pienses que no lo realices. Pues bien, has tomado conciencia de que estás fallándole y que necesitas de su perdón.
Y después de este comentario, una buena manera de rezar puede ser repitiendo muchas veces la frase que más te ha gustado.
Coloquio (respuesta a la Palabra):
Y ahora háblale.

Ejercicio de esta semana:
Seguimos con este ejercicio sólo para mayores de 18 años: imaginar la resurrección de nuestros cuerpos, el encuentro con todos aquellos que nos han precedido, con los que nos han amado, con los que no hemos amado...

Examen de la oración:
¿Cómo me he sentido? ¿Qué cosas me han ayudado? ¿qué cosas me han estorbado? ¿Qué he visto claro? ¿Qué voy descubriendo que se repite en los distintos momentos?

No hay comentarios: