miércoles, 26 de julio de 2023

Domingo 17 T. Ordinario. 30 de julio de 2023.

 


Lectura del primer libro de los Reyes 3, 5.7-12 

En aquellos días, el Señor se apareció de noche en sueños a Salomón y le dijo:

-Pídeme lo que deseas que te dé.

Salomón respondió:

-Señor mi Dios: Tú has hecho rey a tu siervo en lugar de David mi padre, pero yo soy un muchacho joven y no sé por dónde empezar o terminar. Tu siervo está en medio de tu pueblo, el que tú te elegiste, un pueblo tan numeroso que no se puede contar ni calcular. Concede, pues, a tu siervo, un corazón atento para juzgar a tu pueblo y discernir entre el bien y el mal. Pues, cierto, ¿quién podrá hacer justicia a este pueblo tuyo tan inmenso?

Agradó el Señor esta súplica de Salomón. Entonces le dijo Dios:

-Por haberme pedido esto y no una vida larga o riquezas para ti, por no haberme pedido la vida de tus enemigos sino inteligencia para atender a la justicia, yo obraré según tu palabra: te concedo, pues, un corazón sabio e inteligente, como no ha habido antes de ti ni surgirá otro después de ti.

 

Textos paralelos.

Concede pues a tu siervo un corazón atento para juzgar.

1 Re 4, 20: [Reinado de Salomón] Había también un gobernador en la región de Judá. Israelitas y judíos eran numerosos, como la arena de la playa. Tenían qué comer y qué beber y podían descansar.

Para discernir entre el bien y el mal.

Pr 2, 6-9: Porque es el Señor quien da la sensatez, / de su boca proceden saber e inteligencia. / El atesora acierto para los hombres rectos, / es escudo para el de conducta intachable, / guarda el camino del deber / y custodia la senda de sus fieles. / Entonces comprenderás la justicia y el derecho, / la rectitud y toda conducta buena.

Obraré según tu palabra.

Si 47, 14: [Salomón] ¡Qué sabio eras en tu juventud, / rebosando doctrina como el Nilo!

Qo 1, 16: Y pensé para mí: aquí estoy yo, que he acumulado tanta sabiduría, más que mis predecesores en Jerusalén, mi mente alcanzó sabiduría y mucho saber.

Mt 6, 33: Buscad ante todo el reinado de Dios y su justicia, y lo demás se os dará por añadidura.

 

Notas exegéticas.

3 5 (a) Los sueños, con anterioridad a los Profetas, eran uno de los principales medios de comunicación entre Dios y los hombres.

3 5 (b) Este relato es importante porque muestra que en Israel el rey era considerado un intermediario entre Yahvé y el pueblo. Yahvé gobernaba en la persona del rey, que era su instrumento. El pasaje señala también que Salomón, como sus ilustres predecesores, Jueces y reyes, estaba en contacto directo con Yahvé y era rey no solo en virtud del derecho hereditario (siempre discutible), sino por voluntad divina.

3 9 Salomón pide una sabiduría práctica, no para su propio gobierno, sino para el pueblo.

Salmo responsorial

Sal 118, 57.72.76-77.127-130

 

R/. ¡Cuánto amo tu ley, Señor!

 

Mi porción es el Señor;

he resuelto guardar tus palabras.

Más estimo yo la ley de tu boca

que miles de monedas de oro y plata.  R/.

 

Que tu bondad me consuele,

según la promesa hecha a tu siervo;

cuando me alcance tu compasión, viviré,

y tu ley será mi delicia. R/.

 

Yo amo tus mandatos

más que el oro purísimo;

por eso aprecio tus decretos

y detesto el camino de la mentira. R/.

 

Tus preceptos son admirables,

por eso los guarda mi alma;

la explicación de tus palabras ilumina,

da inteligencia a los ignorantes. R/.

 

Textos paralelos.

Aborrezco el camino de la mentira.

Sal 73, 17: Hasta que entré en el destino de Dios / y comprendí el destino de ellos.

 

 Notas exegéticas.

119 (118) Salmo “alfabético”. Los ocho versos dobles de cada estrofa comienzan con una de las 22 letras del alfabeto hebreo, y cada uno de ellos, con la única excepción del v. 122, contiene uno de los términos que designan la Ley: dictamen, ordenanza, precepto, mandamiento, promesa, palabra, juicio, camino. La palabra “ley” y sus sinónimos han de ser tomados en el sentido más amplio de la enseñanza revelada, tal como la han transmitido los profetas. Tenemos en este salmo uno de los monumentos más característicos de la piedad israelita hacia la revelación divina.

119 128 En griego y Jerónimo, hebreo corrompido, lit. “declaro rectos todos los preceptos de todo”.

 

Segunda lectura.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 28-30

Hermanos:

Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien; a los cuales ha llamado conforme a su designio. Porque a los que había conocido de antemano los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, los llamó; a los que llamó los justificó; a los que justificó, los glorificó.

 

Textos paralelos.

Por lo demás sabemos que todas las cosas.

Ef 1, 4: Por lo que antes de la creación del mundo, / nos eligió para que por el amor / fuéramos santos e irreprochables en su presencia.

Ef 1, 14: El cual es prenda de nuestra herencia, del rescate de su posesión / para alabanza de su gloria.

 Pues Dios predestinó a reproducir la imagen de su Hijo.

Hch 13, 48: Los paganos al oírlo se alegraron, glorificaron la palabra de Dios y creyeron los que estaban destinados a la vida eterna.

A los que conoció de antemano.

Flp 3, 21: El cual transformará nuestro cuerpo humilde en la forma de su cuerpo glorioso, con la eficacia con que puede someterse todo.

1 Co 15, 49: Como hemos llevado la imagen terrestre, llevaremos también la imagen celeste.

Col 1, 18: Él es la cabeza del cuerpo, de la Iglesia. / Es el principio, primogénito de los muertos, / para ser el primero de todos.

 

Notas exegéticas:

8 28 Var (Vulgata) “Sabemos que para los que aman, todo concurre al bien, para aquellos…”.

8 29 Cristo Imagen de Dios en la primera creación, por una nueva creación ha venido a restituir a la humanidad caída el esplendor de esa imagen divina que el pecado había empañado. Y lo hace imprimiéndole la imagen aún más hermosa de hijo de Dios (aquí) que restablece al “hombre nuevo” en la rectitud del juicio moral, y le concede el derecho y la gloria que el pecado había hecho perder. Esta gloria que el hijo posee en propiedad como imagen de Dios penetra más y más en el cristiano hasta el día en que su mismo cuerpo se revestirá a imagen del hombre celeste.

8 30 Dios todo lo ha ordenado a la gloria que tiene destinada para sus elegidos en orden a esa gloria son llamados a la fe y justificados por el bautismo, y de ella se hallan ya revestidos anticipadamente.

 

Evangelio.

X Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 44-52

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:

-El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante de perlas finas, que al encontrar una de gran valor se va a vender todo lo que tiene y la compra. El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan y reúnen a los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final de los tiempos: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Habéis entendido todo esto?

Ellos le responden:

-Sí.

Él les dijo:

-Pues bien, un escriba que se ha hecho discípulo del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando de su tesoro lo nuevo y lo antiguo.

 

Textos paralelos.

Un tesoro escondido en el campo.

Pr 2, 4-5: Si la procuras como el dinero, / y la buscas como un tesoro, / entonces comprenderás el respeto del Señor / y alcanzarás el conocimiento de Dios.

Si 20, 30s: Sabiduría escondida y tesoro oculto / ¿para qué valen?

Vende todo lo que tiene.

Pr 4, 7: El principio de la sensatez es: Adquiere sensatez / con todos tus haberes adquiere prudencia.

Mt 19, 21: Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes, dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; después sígueme.

Flp 3, 7-8: Pero lo que para mí era ganancia lo consideré, por Cristo, pérdida. Más aún, todo lo considero pérdida comparado con el superior conocimiento de Cristo Jesús mi Señor; por el cual doy todo por perdido y lo considero basura con tal de ganarme a Cristo.

A una red que se echa en el mar.

Mt 4, 19: Les dice: “Veníos conmigo y os haré pescadores de hombres”.

Mt 22, 13-14: Atadlo de pies y manos y echadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el crujir de dientes. Pues muchos son los invitados y pocos los elegidos.

Cuando está llena.

Ez 47, 10: Se pondrán pescadores a su orilla: desde Engadí hasta Englaín habrá tendederos de redes; su pesca será variada, tan abundante como la del Mediterráneo.

Ha 1, 14: ¿Hiciste tú a los hombres / como peces del mar, / como reptiles sin jefe?

Mt 13, 39: El enemigo que la siembra es el Diablo; la siega es el fin del mundo; los segadores son los ángeles.

Mt 25, 32: Y comparecerán ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.

Sal 1, 5: Por eso los malvados en el juicio no estará en pie / ni los pecadores en la asamblea de los justos.

Los echarán al horno de fuego.

Mt 8, 12: Mientras que los ciudadanos del reino serán expulsados a las tinieblas de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.

Dn 3, 6: El que no se postre en adoración será al punto arrojado dentro de un horno encendido abrasador.

¿Habéis entendido esto?

Mc 4, 11: De modo que por más que miren, no vean, por más que oigan no entiendan; no sea que se conviertan y sean perdonados.

Así todo escriba.

Mt 23, 34: Mirad, para eso os estoy enviando profetas, doctores y letrados: a unos los matáis y crucificáis, a otros los azotáis en vuestras sinagogas y los perseguís de ciudad en ciudad.

Saca del arca cosas nuevas y cosas viejas.

Mt 12, 35: El hombre bueno saca cosas buenas de su caudal bueno; el hombre malo saca cosas malas de su caudal malo.

Mt 20, 1: El reinado de Dios se parece a un propietario que salió de mañana a contratar braceros para su viña.

Mt 21, 33: Un propietario plantó una viña, la rodeó con una tapia, cavó un lagar y construyó una torre; después la arrendó a uns labradores y se marchó.

Lv 26, 10: Comeréis de cosechas almacenadas y sacaréis lo almacenado para hacer sitio a lo nuevo.

 

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén.

13 44 El que encuentra el Reino de los Cielos debe dejarlo todo para entrar en él.

13 47 Esta parábola, como la de la cizaña, subraya la coexistencia de buenos y malos hasta el fin de los tiempos. Por otra parte, insiste no en la paciencia (no intervención por parte de los discípulos), sino en la amenaza que se cierne sobre lo que nada vale.

13 49 Esta explicación alegoriza la parábola con las mismas palabras que la explicación de la cizaña. Al mencionar solo la suerte de los malvados pone de relieve el aspecto conminatorio de la parábola, del mismo modo que 7,24-27 invitaba a tomar en serio la enseñanza de Jesús. Rematando la enseñanza de las parábolas del tesoro y de la perla, exhorta a elegir la alegría en lugar de llanto.

13 52 El doctor judío, hecho discípulo de Cristo, posee y administra toda la riqueza de la antigua alianza, aumentada por el perfeccionamiento de la nueva. Este elogio del “escriba cristiano” resume todo el ideal del evangelista Mateo, y bien puede ser su discreta rúbrica. El versículo invita a los discípulos a ser también creadores de nuevas parábolas.

 

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica

44 [LO] OCULTO [DE NUEVO]: si no era dueño del campo, la ley no le favorecía en este caso; por eso, a toda costa decidió adquirir el campo.

POR LA ALEGRÍA DE HABERLO ESCONDIDO: lit. pude ser: por la alegría de él  (=por su alegría); o por la alegría de ello (=de ver el tesoro). Esa alegría es tal que la renuncia a todo lo demás es lógica y nada extraordinaria. Entiendo EL REINO DE LOS CIELOS como la irrupción de Jesucristo Rey en nuestra vida, las frases de Flp 3, 7-8 son de quien sabe valorar ese tesoro inapreciable: TODO vale nada. El logion 109 del apócrifo d Evangelio de Tomás desenfoca esta parábola de Jesús; insiste en el disfrute del tesoro escondido, y en negociar con él.

VA A VENDER… PARA COMPRAR: los tiempos verbales griegos (presente descriptivo: va, vende y compra) expresan la rapidez en decidir y actuar.

45-46 UN MERCADOR: lit. un hombre mercader.

FUE: lit. habiendo ido.

VENDIÓ: lit. ha vendido (tiempo verbal perfecto griego, en vez de aoristo).

TODO. cf. v. 44. Vale lo mismo para Lc 18, 22: el rico debe vender todo para seguir a Jesús (por algo dijo san Agustín: “Viviremos más seguros si le damos a Dios todo”). Un buen conocedor de la Escritura escribió: “Entre todas las perlas no hay más que una preciosísima: el conocimiento del Salvador, el misterio de su Pasión y el arcano [secreto muy reservado y de importancia, rae.es] secreto de su resurrección” (San Jerónimo).

47-50 Parábola coincidente con la de la cizaña: en la Iglesia, hasta el día del Juicio habrá justos y pecadores mezclados; la separación decisiva se hará entonces: felicidad eterna para LOS BUENOS y eterno HORNO DEL FUEGO.

El v. 48 lit. suena así: a la cual, cuando se llenó, habiendo sacado a la orilla y habiéndose sentado, escogieron y tiraron.

52 ESCRIBA. propiamente, un maestro de la Ley, que imparte enseñanza. Si en este pasaje hay un retrato implícito del evangelista Mateo, ESCRIBA, significaría escritor cultivado. Los apóstoles deberán comunicar a todos lo que ya han aprendido, antiguo y nuevo, de Jesús, y con la justa armonía que ven en Jesús.

QUE HA LLEGADO A SER DISCÍPULO: el texto griego no dice “el que es instruido” o “experto” (didaskómenos), sino mathêteutheis. Lo que está en juego es el estilo espiritual de los “escribas cristianos”. Para la relación antiguo-nuevo, cf. 5, 17-20.

 

Notas exegéticas desde la Biblia Didajé:

13, 44ss La verdad, que es el tesoro más grande, sólo se puede conocer a través del Espíritu Santo. Estos dos símiles simbolizan la búsqueda de la verdad y la alegría para encontrarla (Cat. 546)

 

Catecismo de la Iglesia Católica.

546. Jesús llama a entrar en el Reino a través de las parábolas, rasgo típico de su enseñanza. Por medio de ellas invita al banquete del Reino, pero exige también una elección radical para alcanzar el Reino, es necesario darlo todo (cf. Mt 13, 44-45); las palabras no bastan, hacen falta obras. Las parábolas son como un espejo para el hombre: ¿acoge la palabra como un suelo duro o como una buena tierra? ¿Qué hace con los talentos recibidos? Jesús y la presencia del Reino en este mundo están secretamente en el corazón de las parábolas. Es preciso entrar en el Reino, es decir, hacerse discípulo de Cristo para “conocer los Misterios del Reino de los cielos” (Mt 13, 11). Para los que están “fuera” (Mc 4, 11), la enseñanza de las parábolas es algo enigmático (Mt 13, 10-15).

 

Concilio Vaticano II

Vino, pues, el Hijo, enviado por el Padre, que nos eligió en Él antes de la creación del mundo y nos predestinó a ser sus hijos adoptivos porque quiso instaurar todas las cosas en Él. Cristo, por tanto, para cumplir la voluntad del Padre, inauguró en la tierra el reino de los cielos, nos reveló su misterio y nos redimió con su obediencia. La Iglesia, o el reino de Cristo presente ya en misterio, crece visiblemente en el mundo por el poder de Dios. El agua y la sangre que brotan del costado abierto de Jesús crucificado son signo de este comienzo y crecimiento. Lo anuncian las palabras del Señor acerca de su muerte en la cruz: “cuando yo sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí” (Jn 12, 32). Cuantas veces se celebra en el altar el sacrificio de la cruz, en el que “Cristo, nuestra Pascua, fue inmolado” (1 Cor 5, 7), se realiza la obra de nuestra redención. El sacramento del pan eucarístico significa y el mismo tiempo realiza la unidad de los creyentes, que forman un solo cuerpo en Cristo. Todos los hombres están llamados a esta unión con Cristo, que es la luz del mundo. De él venimos, por Él vimos y hacia Él caminamos.

Lumen gentium, 3-4.

 

Los Santos Padres.

En este campo, que simboliza las Escrituras o a Cristo y constituido por lo aparente y por lo que está escondido, hay un hombre que encuentra el tesoro escondido de la sabiduría, bien en Cristo en las Escrituras – pues al roturar el campo o escrutar las Escrituras o al tratar de comprender a Cristo, encuentra el tesoro escondido en él. [...] Si el campo que contiene el tesoro escondido simboliza a Cristo: los que han abandonado todo para seguirlo, en otro sentido, por así decir, han vendido sus bienes, y al venderlos han renunciado a ellos.

Orígenes. Comentarios al Ev. de Mateo, 10, 6. 1a, pgs. 372-373.

De tal manera sean las acciones que obréis en público, que vuestra intención permanezca oculta; para que demos ejemplo a nuestros prójimos con nuestras buenas obras; pero con nuestra intención, con la que procuramos agradar solo a Dios, deseemos que permanezcan ocultas. El tesoro significa los deseos celestiales y el campo en el que se esconde este tesoro significa la conducta para alcanzarlos.´

Gregorio Magno. Homilías sobre los evangelios, 11, 1. 1a, pg. 373.

El buscador de perlas, cuando descubre la mejor de todas, la perla más costosa, el Cristo divino, la Palabra que está por encima de los mejores textos y pensamientos de la ley y de los profetas, una vez encontrada, abandona más fácilmente todas las demás realidades.

Orígenes. O.c., 10, 8. 1a, pg. 374.

Se compara el trenzado de la red al reino de los cielos, lo mismo que las antiguas y nuevas Escrituras están trenzadas de distintos y diversos pensamientos.

Orígenes. Comentarios al Ev. de Mateo, 10, 12. 1a, pg. 375.

La santa Iglesia es comparada a una red de pescar, porque también está encomendada a pescadores, y por medio de ella somos sacados de las olas del presente siglo y llevados al reino celestial para no ser sumergidos en el abismo de la muerte eterna. Congrega toda clase de peces, porque brinda el perdón de los pecados a los sabios e ignorantes, a los libres y a los esclavos, a los ricos y a los pobres, a los robustos y a los débiles. Por ello dice el Salmista a Dios: “A ti vendrá toda carne” (Sal 64, 3). Esta rede de pescar estará completamente llena cuando contenga a todo el género humano. Será sacada y los pescadores se sentarán junto a ella en la playa; porque así como el tiempo está representado por el mal, así también la playa del mar representa el fin de los siglos.

Gregorio Magno. Homilías sobre los Evangelios, 11, 4. 1a, pg. 376.

Escriba es el que, mediante la asidua lectura de las Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento, va reservando para sí un tesoro de conocimiento. Por eso Cristo llama bienaventurados a los que en sí llevan la doble instrucción, la de la Ley y la evangélica, de modo que puedan sacar de su tesoro cosas nuevas y antiguas.

Cirilo de Alejandría. Fragmentos sobre el Ev. de Mateo, 172. 1a, pg. 378.

 

San Jerónimo.

45.46 Las perlas finas que busca el mercader son la Ley y los profetas, el conocimiento del Antiguo Testamento. Pero hay una perla única, la más valiosa: el conocimiento del Salvador, el misterio de su pasión, el secreto de su resurrección. Cuando un mercader la encuentra, como el apóstol Pablo desprecia todos los misterios de la Ley de los profetas y las antiguas observancias en las que vivía irreprochablemente; las considera como inmundicias y basura, para ganar a Cristo. No es que el descubrimiento de la nueva perla sea condenación de las perlas antiguas sino que en comparación con aquella, todas las otras joyas son menos valiosas.

47.48.49 Una vez cumplida la profecía de Jeremías que dice: He aquí que os envío a muchos pescadores, después que Pedro, Andrés, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo oyeron estas palabras: Seguidme y os haré pescadores de hombres, entretejieron tomando del Antiguo y del Nuevo Testamento la red de las doctrinas evangélicas y las arrojaron al mar de este siglo. Hasta el día de hoy está tendida en medio de las olas y recoge todo lo que cae de estos abismos salados y amargos, es decir hombres buenos y malos, peces mejores y peores. Cuando llegue la consumación y el fin del mundo, como él mismo lo explica más claramente a continuación, la red será sacada a la orilla; entonces se mostrará el juicio verdadero, la selección de los pescados. Como en un puerto muy tranquilo los buenos serán puestos en los recipientes de las mansiones celestiales. Pero el fuego de la gehenna recibirá a los malos para quemarlos y calcinarlos.

51. ¿Habéis entendido todo esto? Estas palabras están dirigidas especialmente a los apóstoles. Él no quiere que se limiten a escuchar como el pueblo, sino que entiendan pues serán futuros maestros.

52. Por tanto todo escriba instruido en el Reino de los cielos es semejante al dueño de casa que saca de su tesoro lo nuevo y lo viejo. Los apóstoles, escribas y secretarios del Salvador que graban en las tablillas de carne de su corazón sus palabras y sus preceptos, eran instruidos acerca de los misterios de los reinos celestiales. Eran poderosos con las riquezas del padre de familia y sacaban del tesoro de su doctrina cosas nuevas y antiguas, de modo que todo lo que predicaban en el Evangelio lo demostraban con el testimonio de la Ley y los profetas. Por eso dice la esposa en el Cantar de los Cantares: los nuevos y los añejos, amado mío, los he guardado para ti (Ct 7, 13).

 

San Agustín.

Como el cuerpo de Cristo ha de ser separado al fin del mundo de los malvados y perversos, gima mientras tanto entre ellos. Hay pecadores ya como muertos: son los que acusan a los buenos de estar en comunión con los malos y, tomando la ocasión – por así decir – de la presencia de esos malos, se separan totalmente de los buenos y de los inocentes. De esta manera se conquistan en la vanidad sus ciudades. Muchos otros malos, por el contrario no se sienten con fuerzas para seguirles en tal separación y quedan dentro. Quedan mezclados con los buenos, que han de soportarlos hasta el fin. Pues bien, en esta situación, ¿cómo se comportara el cuerpo de Cristo que, con su paciencia, da fruto ya sea del ciento, del sesenta o del treinta por uno? (Mt 13,23) ¿Qué hace la amada de Cristo en medio de las hijas, cual lirio en medio de las espinas? (Ct 2, 2). ¿Cuáles son sus voces? ¿Cuál su conciencia? ¿Cuál la belleza interior de la hija del rey? (Sal 44, 14). Escucha lo que dice: Pruébame, ¡oh Dios!, y conoce mi corazón. Tú, ¡oh Dios!, ponlo a prueba y conócelo; tú, no un hombre, no un hereje que ni sabe examinar, ni puede conocer mi corazón. Tú lo examinas y sabes que no doy mi asentimiento a los hechos de los malvados, a la vez que ellos, piensan que puedo contaminarme con los pecados ajenos. Así, mientras se prolonga mi peregrinar en la tierra, hago lo que entre gemidos afirmo en otro salmo: Soy pacífico con quienes odian la paz (Sal 119,7), hasta que llegue la visión de la paz, que así se traduce Jerusalén, la madre de todos nosotros, la ciudad eterna en los cielos. En cuanto a ellos, sigan litigando, calumniando y separándose y reciban, no en la eternidad, sino en la vanidad sus ciudades. Pruébame, ¡oh Dios!, y conoce mi corazón: examíname y conoce mis caminos.

 

San Juan de la Cruz.

Como quiera, pues, que tu Esposo amado es el tesoro escondido en el campo de tu alma, por el cual el sabio mercader dio todas sus cosas (Mt 13, 44), convendrá que para que tú le halles olvidadas todas las tuyas y alejándote de todas las criaturas, te escondas en tu retrete [cuarto pequeño en la casa o habitación destinado para retirarse] interior del espíritu (Mt 6, 6), y cerrando la puerta sobre ti, es a saber, tu voluntad a todas las cosas, ores a tu Padre en lo escondido; y así, quedando escondida con él, entonces le sentirás en escondido, y le amarás y gozarás en escondido, y te deleitarás en escondido con él, es a saber, sobre todo lo que alcanza la lengua y el sentido.

Cantico espiritual, 1, 9

Esta alma, que ya está perfecta, todo es amor, si así se puede decir, y todas sus acciones son amor, y todas sus potencias y caudal de su alma emplea en amar, dando todas sus cosas, como el sabio mercader (Mt 13, 46), por este tesoro de amor que halló escondido en Dios, el cual es de tanto precio delante de él, que, como el alma ve que su Amado nada precia ni de nada se sirve fuera del amor, de aquí es que, deseando ella servirle perfectamente, todo lo emplea en amor puro de Dios. Y no solo porque él lo quiere así, sino porque también el amor en que está unida, en todas las cosas y por todas ellas la mueve en amor de Dios.

Cantico espiritual, 27, 8

 

San Juan de Ávila.

No en señales exteriores, como pensaban los fariseos, sino en el corazón. No en esta obra o en aquella, no en mucho rezar ni en mucho comulgar, ni por dar limosnas, se sigue de cierto que está un hombre en Dios, sino porque tiene su gracia, la cual le hace tener limpio su corazón. Porque todas estotras son señales exteriores. Menester es señal adentro; que el reino de Dios al tesoro escondido lo compara el Señor (Mt 13, 44), y muchos piensan que están en gracia, y no lo están; y también, al contrario, algunos piensan que no lo están, y estánlo. Concluyamos que las señales exteriores no son suficientes señales para que, con ellas, conozcamos quien está en gracia o no; porque todas estas cosas que hace un hombre con gracia, las puede otro hacer sin ella. Pero la señal de dentro, que es la mesma gracia, cuyos efectos son templanza y simplicidad, y amor de prójimos y humildad, no las puede imitar quien no está en gracia. Y ansí, si el corazón no agrada a Dios, ¿qué aprovecha querello agradar con obras?

San Juan de Ávila. Obras Completas II. BAC. Madrid. 2015. Lecciones sobre I San Juan, 3. Pg.357.

El reino de los cielos semejante es al tesoro escondido (cf. Mt 13, 44 ss.), porque no hay cosa más secreta que estar el gozo metido en un lloro, y el descanso en el trabajo; mas quien lo halla vende cuantas cosas tiene y compra el tesoro, y está tan gozoso con él, que, aunque los que no saben lo que él ha hallado lo juzgan por loco o han de él compasión, empero, él da por bien empleado tal trueco: dejar todas las consolaciones de las criaturas por hallar las del Criador, ser apedreado de los hombres por ser abrazado de Dios, fatigar su carne porque se goce su espíritu; perder gozo de locos que se ríen y quieren morir  y hallar gozo de cuerdos que les acrecienta la vida. Y esto y otras cosas preciosas que Dios da a los que de esta manera lloran por él en este mundo, es el ciento tanto por uno que él Evangelio promete aun en este mundo a los que le siguen (Mt 19, 2; Mc 10,3 0), y es el reino de Dios que está dentro de nosotros, y es el gozo, que es fruto de Espíritu Santo.

O.c. Exposición de las bienaventuranzas, 10. Pg. 807.

Para hallar una de las perlas preciosas de los misterios divinos escondidas en el campo de la sagrada Escritura dice San Mateo, capítulo 13, 45 (Mt 13, 45-46), que son menester dos cosas: la primera, que se busquen; la segunda, que se venda todo lo que el tal tuviere, para gozar de la joya. El buscarla se hace mediante la consideración o contemplación; el poseer semejante perla preciosa, mediante el vender uno todo lo que tiene. ¡Oh dulce Jesús!, que el ánima do semejante perla preciosa se aposenta no ha de poseer nada para poder poseeros, no placeres de acá, no ha de tener su contento en lo de acá, que os perderá; una carta de pago ha de tener dada a todo lo del mundo para gustar de vos; y bienaventurado el que vende todo lo que tiene por poseer tal perla preciosa; y al que os posee, cuán poco se le hace haber dejado todo lo de acá.

O.c. Carta a una dama. Pg. 1029.

¿No os parece que la ilustrísima señora condesa de Feria ha hecho otro tanto? Dicen algunos que para qué se encierra en un monasterio; qué le faltaba acá fuera para servir a Dios, para qué era la monjía. ¿Sabéis a qué entra en el monasterio? A fregar, si se lo mandaren; a barrer, si le pareciere a su prelada; a cocinar, si fuere menester, a abajarse, a ser esclava de las otras y a besar la tierra que las otras huellan. - ¿Pues tan alto es eso que por ello se haga una mudanza tan grande? - ¡Espantaros heis! Semejante es el reino de los cielos al tesoro escondido en el campo, que quien lo halla, va y vende toda su hacienda y compra aquel campo (Mt 13, 44). Reino de los cielos es el amor de Dios; que quien a Dios ama, en el cielo está. Tesoro es, mas escondido está. Si miráis la tierra con que está cubierto, pareceros ha cosa baja; mas si lo miráis a él encima, tesoro es tan rico, que por él se deben dejar todas las cosas. No me creeréis. Espantaros heis cuánto agrada a Dios la humildad de dentro y de fuera. Espantaros heis cuán gran contradicción hace el estado de los grandes a la humildad que Dios quiere en ellos; que, aunque no sea cosa imposible a la gracia de Dios ser uno grande y en su corazón pequeño, al fin es cosa difícil y peligrosa.

San Juan de Ávila. Obras completas III. Sermones. Sermón de Santa María Magdalena, 19. Pg. 1034.

¡Oh justicia de Dios que el que acá no tenía misericordia de los pobres, el que acá estaba tan frío de caridad que no hacía ni una limosna a su hermano, sino que todo el calor era para calentarse y amarse a sí, allá padezca tan riguroso frío que se le tiemblen los dientes! Y de allí los pasarán a tan ardientes fuegos, que en un punto los abrasarán y no se acabarán. El que tiene oídos para oír, oya. Y cuando les hobo predicado, preguntóles: ¿Entendéis todas estas cosas? (Mt 13, 51). ¡Cuán terrible y espantoso es aquel día! No sin misterio preguntó Jesucristo si entendieron, porque no todo hombre que tiene oídos es verdadero oidor de estas palabras de este Señor.

A tus escogidos, que te temen, dales un señal para que sen librados del castigo, para que les aproveche tanto el amenaza, e imprima tanto el temor, que se aparten del mal obrar; y el espanto nos haga servidor y amarle y adorarle por virtud de las santas palabras que aquí se os dirán en el santo nombre suyo. Es menester para que se os digan la gracia del Espíritu Santo. Supliquemos a nuestra Señora nos alcance gracia. Y para más obligalla, recémosle el Ave María.

O.c. Sermón del Domingo I de Adviento, 3-4. Pg. 22.

 

San Oscar Romero. Homilía.

Y digo también hermanos, que la vocación del hombre es vocación a esa vida eterna. Brillarán como soles en el Reino del Padre. No olvidemos esta dimensión escatológica, este más allá de la muerte. La salvación del hombre no tenemos que buscarla sólo en esta tierra. Un mundo mejor tiene que ser iluminado por ese más allá que no se dará nunca en este más acá, y que aquí siempre las cosas serán imperfectas, pero que el corazón del cristiano tiene que luchar por hacerlas menos imperfectas para que sean un camino hacia la perfección infinita de lo absoluto del Dios que nos espera. Y digo también que la vocación del hombre es una vocación a colaborar.

Homilía, 23 de julio de 1978.

 

Papa Francisco. Angelus.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de este domingo (cfr. Mt 13, 44-52) corresponde a los últimos versículos del capítulo que Mateo dedica a las parábolas del Reino de los cielos. El pasaje tiene tres parábolas apenas esbozadas y muy breves: la del tesoro escondido, la de la perla preciosa y la de la red lanzada al mar.

Me detengo en las dos primeras en las cuales el Reino de los cielos es comparado con dos realidades diferentes «preciosas», es decir el tesoro escondido en el campo y la perla de gran valor. La reacción del que encuentra la perla o el tesoro es prácticamente igual: el hombre y el mercader venden todo para comprar lo que más les importa. Con estas dos similitudes, Jesús se propone involucrarnos en la construcción del Reino de los cielos, presentando una característica esencial de la vida cristiana: se adhieren completamente al Reino aquellos que están dispuestos a jugarse todo, que son valientes. De hecho, tanto el hombre como el mercader de las dos parábolas venden todo lo que tienen, abandonando así sus seguridades materiales. De esto se entiende que la construcción del Reino exige no solo la gracia de Dios, sino también la disponibilidad activa del hombre. ¡Todo lo hace la gracia, todo! De nuestra parte solamente la disponibilidad a recibirla, no la resistencia a la gracia: la gracia hace todo pero es necesaria “mi” responsabilidad, “mi” disponibilidad.

Los gestos de ese hombre y del mercader que van en busca, privándose de los propios bienes, para comprar realidades más preciosas, son gestos decisivos, son gestos radicales, diría solamente de ida, no de ida y vuelta: son gestos de ida. Y, además, realizados con alegría porque ambos han encontrado el tesoro. Somos llamados a asumir la actitud de estos dos personajes evangélicos, convirtiéndonos también nosotros en buscadores sanamente inquietos del Reino de los cielos. Se trata de abandonar la carga pesada de nuestras seguridades mundanas que nos impiden la búsqueda y la construcción del Reino: el anhelo de poseer, la sed de ganancia y poder, el pensar solo en nosotros mismos.

En nuestros días, todos lo sabemos, la vida de algunos puede resultar mediocre y apagada porque probablemente no han ido a la búsqueda de un verdadero tesoro: se han conformado con cosas atractivas pero efímeras, de destellos brillantes pero ilusorios porque después dejan en la oscuridad. Sin embargo la luz del Reino no son fuegos artificiales, es luz: los fuegos artificiales duran solamente un instante, la luz del Reino nos acompaña toda la vida.

El Reino de los cielos es lo contrario de las cosas superfluas que ofrece el mundo, es lo contrario de una vida banal: es un tesoro que renueva la vida todos los días y la expande hacia horizontes más amplios. De hecho, quien ha encontrado este tesoro tiene un corazón creativo y buscador, que no repite sino que inventa, trazando y recorriendo caminos nuevos, que nos llevan a amar a Dios, a amar a los otros, a amarnos verdaderamente a nosotros mismos. El signo de aquellos que caminan en este camino del Reino es la creatividad, siempre buscando más. Y la creatividad es la que toma la vida y da la vida, y da, y da, y da… Siempre busca muchas maneras diferentes de dar la vida.

Jesús, Él que es el tesoro escondido y la perla de gran valor, no puede hacer otra cosa que suscitar la alegría, toda la alegría del mundo: la alegría de descubrir un sentido para la propia vida, la alegría de sentirla comprometida en la aventura de la santidad.

La Virgen Santa nos ayude a buscar cada día el tesoro del Reino de los cielos, para que en nuestras palabras y en nuestros gestos se manifieste el amor que Dios nos ha donado mediante Jesús.

Angelus. 19 julio 2020.

 

Homilía Chat GPT (Inteligencia Artificial).

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy, en las lecturas del domingo, encontramos una joya preciosa: la parábola del tesoro escondido. Jesús nos presenta una imagen poderosa y llena de significado sobre el Reino de los Cielos. En esta breve parábola, se nos revela una verdad esencial sobre nuestra relación con Dios y la búsqueda de la verdadera felicidad.

El Evangelio de Mateo (Mateo 13:44) nos cuenta la historia de un hombre que, al encontrarse con un tesoro escondido en un campo, vende todo lo que tiene para comprar ese campo y obtener el tesoro. Esta parábola resalta dos aspectos fundamentales:

El descubrimiento del tesoro: En nuestras vidas, a menudo buscamos la felicidad en cosas materiales, en el éxito profesional o en relaciones humanas. Pero el tesoro que Jesús nos muestra aquí no es un tesoro material. Es un tesoro espiritual, la presencia y el amor de Dios en nuestras vidas. Descubrir el tesoro escondido implica reconocer que la verdadera felicidad y plenitud provienen de una relación profunda con nuestro Creador.

La respuesta radical: El hombre de la parábola vende todo lo que tiene para comprar el campo con el tesoro. Esta acción radical refleja la importancia y el valor que le da al tesoro. De manera similar, Jesús nos invita a una respuesta radical: a entregar nuestras vidas por completo a Dios. Significa dejar de lado nuestras prioridades egoístas y colocar a Dios en el centro de nuestras vidas.

¿Cómo podemos aplicar esta parábola a nuestras vidas hoy en día?

Buscar a Dios con sinceridad: Necesitamos buscar a Dios de manera sincera y auténtica. Esto implica dedicar tiempo a la oración y la reflexión, leer las Escrituras y participar en los sacramentos. Cuanto más buscamos a Dios, más cerca estamos de encontrar el tesoro escondido.

Valorar lo que realmente importa: Esta parábola nos invita a reevaluar nuestras prioridades. Es fácil distraernos por las preocupaciones mundanas, pero el Reino de los Cielos debe ser nuestra máxima prioridad. La verdadera sabiduría radica en invertir en lo eterno.

Renunciar a lo que nos separa de Dios: Al igual que el hombre de la parábola vendió todo para adquirir el tesoro, también nosotros debemos estar dispuestos a renunciar a lo que nos aleja de Dios. Esto puede incluir hábitos pecaminosos, actitudes egoístas o relaciones tóxicas.

Compartir el tesoro: Cuando encontramos el tesoro escondido, no podemos quedarnos con él egoístamente. Debemos compartir la alegría del encuentro con los demás, invitándolos a descubrir la presencia de Dios en sus propias vidas.

Queridos hermanos y hermanas, la parábola del tesoro escondido nos recuerda que la vida tiene un propósito más profundo y significativo cuando vivimos en comunión con Dios. Encontrar el tesoro escondido es el regalo más valioso que podemos recibir. Que cada uno de nosotros, con corazones sinceros y una respuesta radical, busque y encuentre el tesoro escondido en nuestra vida.

Que Dios nos bendiga y nos guíe en este viaje de descubrimiento y entrega a Su amor. Amén.

 

TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR. 6 de agosto de 2023

 

Monición de entrada.-

Hoy es la fiesta en la que nos acordamos cuando Jesús subió al monte Tabor.

Y allí se apareció con el cuerpo lleno de luz.

Igual que Jesús invitó a Pedro, Juan y Santiago a subir a la montaña, hoy nos invita a nosotros.

Y además en muchos pueblos es la fiesta del Cristo.

 

 Señor, ten piedad.-

Por tu pasión y gloria. Señor, ten piedad.

Por tu muerte y vuelta a la vida.  Cristo, ten piedad.

Por tu victoria. Señor, ten piedad.

 

 Peticiones.-

Por el Papa Francisco y a nuestro obispo Enrique. Te lo pedimos, Señor.

Por la Iglesia, para que sea luminosa.  Te lo pedimos, Señor.

Por los que buscan la cara de Jesús, para que la encuentren en los demás. Te lo pedimos, Señor.

Por los que intentan cambiar este mundo para que su trabajo haga un mundo como Jesús le gusta. Te lo pedimos, Señor.

Por los campamentos que este verano se están haciendo en los Juniors y las parroquias. Te lo pedimos, Señor.

Por nosotros, para que sepamos hablar de Jesús con lo que hacemos y las palabras. Te lo pedimos, Señor.

 

Acción de gracias.-

María, queremos darte las gracias por la fiesta de hoy, en la que Jesús se hizo ver a los apóstoles como sería cuando muriese y volviese a la vida. Gracias por ayudarnos a entenderlo.

 

BIBLIOGRAFÍA.

Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española. BAC. Madrid. 2016.

Biblia de Jerusalén. 5ª edición – 2018. Desclée De Brouwer. Bilbao. 2019.

Nuevo Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego de M. Iglesias González. BAC. Madrid. 2017.

Biblia Didajé con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016.

Catecismo de la Iglesia Católica. Nueva Edición. Asociación de Editores del Catecismo. Barcelona 2020.

La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia. Ciudad Nueva. Madrid. 2006.

Pío de Luis, OSA, dr. Comentarios de San Agustín a las lecturas litúrgicas (NT). II. Estudio Agustiniano. Valladolid. 1986.

Jerónimo. Comentario al evangelio de Mateo. Editorial Ciudad Nueva. Madrid. 1999. Pgs. 105-106.

San Juan de Ávila. Obras Completas I. Audi, filia – Pláticas – Tratados. BAC. Madrid. 2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas II. Comentarios bíblicos – Tratados de reforma – Tratados y escritos menores. BAC. Madrid. 2013.

San Juan de Ávila. Obras Completas III. Sermones. BAC. Madrid.   2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas IV. Epistolario. BAC. Madrid. 2003.

https://www.servicioskoinonia.org/romero/homilias/B/#IRA

www.vatican.va