miércoles, 5 de julio de 2023

Domingo 14º. 9 de julio de 2023.

 


Primera lectura.

Lectura de la profecía de Zacarías 9, 9-10  

Esto dice el Señor:

-¡Salta de gozo, Sión; alégrate, Jerusalén! Mira que viene tu rey, justo y triunfador, pobre y montado en un borrico, en un pollino de asna. Suprimirá los carros de Efraín y los caballos de Jerusalén; romperá el arco guerrero y proclamará la paz a los pueblos. Su dominio irá de mar a mar, desde el Río hasta los extremos del país.

 

Textos paralelos.

Humilde y montado en un asno.

Mt 21, 5: Decid a la Hija de Sión: “Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en una borrica, en un pollino, hijo de acémila”.

Mt 11,29: Tomad mi yugo y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y encontraréis descanso para vuestras almas.

Mi 5, 9: Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Será suprimido el arco de guerra.

Os 2, 20: Aquel día haré una alianza en su favor, / con las bestias del campo, / con las aves del cielo, / y los reptiles del suelo. / Quebraré arco y espada / y eliminaré la guerra del país, / y haré que duerman seguros.

Él proclamará la paz a las naciones.

Is 11, 6: Habitará el lobo con el cordero, / el leopardo se tumbará con el cabrito, / el ternero y el león pacerán juntos: / un muchacho será su pastor.

Su dominio alcanzará de mar a mar.

Sal 72, 8: Domine de mar a mar, / del Gran Río al confín de la tierra.

 

Notas exegéticas.

9 9 (a) No en el sentido de que él administra justicia, sino en el sentido de que será objeto de la “justicia” de Yahvé, es decir, de su poderosa protección.

9 9 (b) El Mesías será “humilde” (‘anî), cualidad que So 3, 12 atribuía al pueblo futuro. Renunciando al boato de los reyes históricos, el rey mesiánico tendrá la antigua montura de los príncipes, Gn 49, 11; Jc 5, 20; 10, 4; 12, 14. Compárese también con 1 Re  1, 5. Nuestro Señor cumplió esta profecía el día de Ramos.

9 10 (a) “suprimirá”, griego, “suprimiré”, hebreo. Las tribus del Norte se unen a Judá en el reino mesiánico, ver Jr 3, 18.

9 10 (b) Es decir, del Mediterráneo al mar Muerto y del Éufrates al extremo sur.  Pentecostés dará su pleno sentido a esta expresión.

 

Salmo responsorial

Sal 145 (144) 1.8-9.13b-14


R/. Bendeciré tu nombre por siempre,

Dios mío, mi rey.



Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;

bendeciré tu nombre, por siempre jamás.

Día tras día, te bendeciré

y alabaré tu nombre por siempre jamás. R/.

El Señor es clemente y misericordioso,

lento a la cólera y rico en piedad;

el Señor es bueno con todos,

es cariñoso con todas sus criaturas. R/.

 

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,

que te bendigan tus fieles.

Que proclamen la gloria de tu reinado,

que hablen de tus hazañas. R/.

 

El Señor es fiel a sus palabras,

bondadoso en todas sus acciones.

El Señor sostiene a los que van a caer,

endereza a los que ya se doblan. R/.

 

Textos paralelos.

 

Te ensalzaré, Dios mío, mi Rey.

Sal 44, 5: Mi rey y mi Dios eres tú, / que das la victoria a Jacob.

Es Yahvé clemente y misericordioso.

Sal 103, 8: El Señor es compasivo y misericordioso, / lento a la ira y rico en clemencia.

Bueno es Yahvé para con todos.

Sal 103, 13: Como un padre siente ternura por sus hijos, / siente el Señor ternura por los que lo temen.

Sb 3, 13-14.

 Fiel es Yahvé en todo lo que dice.

Ap 11, 15: Y el séptimo ángel tocó la trompeta y hubo grandes voces en el cielo: “¡El reino del mundo ha pasado a nuestro Señor y a su Cristo, y reinará por los siglos de los siglos!”.

Sal 94, 18: Cuando pensaba que iba a tropezar, / tu misericordia, Señor, me sostenía.

Sal 146, 8: El Señor abre los ojos al ciego, / el Señor endereza a los que ya se doblan, / el Señor ama a los justos.

 

 Notas exegéticas.

145 Salmo alfabético que toma prestados segmentos de otros salmos.

145 13 Las versiones conservan el verso nún, omitido en el hebreo.

 

Segunda lectura.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 9.11-13

Hermanos:

Vosotros no estáis en la carne, sino en el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios habita en vosotros; en cambio, si alguien no posee el Espíritu de Cristo no es de Cristo. Y si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús también dará vida a vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros. Así pues, hermanos, somos deudores, pero no de la carne para vivir según la carne. Pues si vivís según la carne, moriréis; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis.

 

Textos paralelos.

 Mas vosotros no vivís según la carne.

1 Jn 2, 14-16: Os he escrito, hijos, porque conocéis al Padre. Os he escrito, padres, porque ya conocéis al que existía desde el principio. Os he escrito, jóvenes, porque sois fuertes y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al Maligno. No améis al mundo ni lo que hay en el mundo. si alguno ama al mundo, no está en él el amor del Padre. Porque lo que hay en el mundo – la concupiscencia de la carne, y la concupiscencia de los ojos, y la arrogancia del dinero –, eso no procede del Padre, sino que procede del mundo.

Rm 7, 5-6: Mientras estábamos en la carne las pasiones pecaminosas, avivadas por la ley, actuaban en nuestros miembros a fin de que diéramos frutos para la muerte, ahora, en cambio, tras morir a aquella realidad en la que nos hallamos prisioneros, hemos sido liberados de la ley, de modo que podamos servir en la novedad del espíritu y no la caducidad de la letra.

Y si el Espíritu de aquel que resucitó.

Rm 5, 12: Por tanto, lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte se propagó a todos los hombres, porque todos pecaron.

Dará también la vida a vuestros cuerpos mortales.

Rm 6, 4: Por el bautismo fuimos sepultados con él en la muerte, para que, lo mismo que Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en una vida nueva.

Rm 8, 11: Y si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús también dará vida a vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros.

Pero si con el Espíritu hacéis morir las obras.

Gn 6, 3: Dijo entonces el Señor: “Mi espíritu no durará para siempre en el hombre, porque es carne, solo vivirá ciento veinte años”.

Ga 6, 8: El que siembra para la carne, de la carne cosechará corrupción; el que siembre para el espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna.

Ef 4, 22-24: Despojaos del hombre viejo y de su anterior modo de vida, corrompido por sus apetencias seductoras; renovaos en la mente y en el espíritu y revestíos de la nueva condición humana creada a imagen de Dios: justicia y santidad verdaderas.

 

Notas exegéticas:

8 11 La resurrección de los cristianos se halla en estrecha dependencia de la de Cristo. Y el Padre los resucitará a su vez por el mismo poder y el mismo don del Espíritu. Esta transformación se prepara desde ahora en una vida nueva que hace de ellos hijos a imagen del Hijo, incorporación a Cristo resucitado que se realiza por la fe y el bautismo.

8 13 Aquí “cuerpo” (soma) es sinónimo de “carne” (sarx) y designa un genero de vida centrado en uno mismo.

 

Evangelio.

X Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 25-30

 En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:

-Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se la has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.

 

Textos paralelos.

 

Mt 11, 25-30

Lc 10, 21-22

En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:

 

 

-Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre,

 

y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

 

Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.

En aquella hora, se llenó de alegría en el Espíritu Santo y dijo:

 

Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estás cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre,

 

y nadie conoce quién es el hijo, ni quien es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

Si 51, 1: Te doy gracias, Señor y Rey / te alabo, oh Dios mi salvador, / a tu nombre doy gracias.

Si 51, 10: Clamé al Señor. “Tú eres mi Padre, / no me abandones el día de la tribulación, / cuando acosan los orgullosos y estoy indefenso. / Alabaré tu nombre sin cesar / y te cantaré himnos de acción de gracias.

Si 51, 12: Por eso te daré gracias y te alabaré, / bendeciré el nombre del Señor.

Sal 136, 26: Dad gracias al Dios del cielo: / porque es eterna su misericordia.

Tb 7, 12:  Pero Tobías insistió: “No comeré ni beberé hasta que tomes una decisión sobre lo que te he pedido”. Ragüel respondió: “De acuerdo. Te la doy por esposa según lo prescrito por la ley de Moisés. Dios ordena que sea tuya. Recíbela. Desde ahora sois marido y mujer. Tuya es desde hoy para siempre. Hijo, que el Señor del cielo os ayude esta noche y os conceda misericordia y paz.

Se las has revelado a la gente sencilla.

Mt 13. 11: Él les contestó: “A vosotros se os ha dado a conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no”.

Jn 7, 48-49: ¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en él? Esa gente que no entiende de la ley son unos malditos.

1 Co 1, 26-29: Y si no, fijaos en vuestra asamblea hermanos: no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; sino que, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar lo poderoso. Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta, para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor.

Sí, Padre, pues tal es tu decisión.

Sb 2, 13: Presume de conocer a Dios / y se llama a sí mismo hijo de Dios.

Dn 7, 14: A él se le dio poder, honor y reino. / Y todos los pueblos, naciones y lenguas lo sirvieron. / Su poder es un poder eterno, no cesará. / Su reino no acabará.

Nadie conoce al Hijo sino.

Jn 3, 11: En verdad en verdad te digo: hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero no recibís nuestro testimonio.

Jn 3, 35: El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano.

Jn 10, 15: Igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.

Jn 1, 18: A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados.

Ex 33, 14: Respondió el Señor: “Iré yo en persona y te daré el descanso”.

Si 24, 19: Venid a mí los que me deseáis, / y saciaos de mis frutos.

Si 51, 27: Ven con vuestros ojos lo poco que he trabajado, / y qué descanso tan grande he encontrado.

Is 10, 27a: Aquel día, su carga caerá de tus hombros y su yugo de tu cuello.

Is 28, 12: Quien les había dicho: / “Esto es el reposo: haced reposar al cansado; / en esto está el descanso, / –  pero no quisieron escuchar.

Tomad vosotros mi yugo.

Os 10, 11: Efraín había sido una ternera domesticada, / le gustaba trillar. / Yo pasé mi mano por su fuerte cerviz: / “Unciré a Efraín, Judá abrirá el surco, / Jacob rastrillará con él”.

Nm 12, 3: Moisés era un hombre muy humilde, más que nadie sobre la faz de la tierra.

Jr 6, 16: Esto dice el Señor: / Paraos en los caminos a mirar, / preguntad por las rutas antiguas: / dónde está el buen camino y seguidlo, / y así encontraréis reposo. / Pero dijeron: “No lo seguiremos”.

Porque mi yugo es suave.

Pr 3, ,17: Sus caminos son deleitosos, / todas sus sendas prosperan.

Sal 34,19: El Señor está cerca de los atribulados, / salva a los abatidos.

Ga 5, 1: Para la libertad nos ha liberado Cristo. Manteneos, pues, firmes, y no dejéis que vuelvan a someteros a yugos de esclavitud.

Hch 15, 10: ¿Por qué, pues, ahora intentas tentar a Dios, queriendo poner sobre el cuello de esos discípulos un yugo que ni nosotros ni nuestros padres hemos podido soportar?

 

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén.

11 25 No estando este pasaje en estrecha conexión con el contexto en que Mt lo ha insertado (ver su lugar diferente en Lc), “estas cosas” no se refieren a lo que precede, sino que se deben entender de los “misterios del Reino”, revelados a los “pequeños”, los discípulos, pero ocultos a los “sabios”, los fariseos y sus doctores.

11 26 Esta expresión evoca la voz del Padre en el bautismo y la cita de Is 42, 1 en 12, 18.

11 27 La profesión de las relaciones íntimas con Dios y la invitación a hacerse discípulo evocan no pocos pasajes de los libros sapienciales. Jesús se atribuye así el papel de la Sabiduría, pero de una manera eminente, no ya como una personificación, sino como una persona, “el Hijo” por excelencia del “Padre”. Este pasaje de tono propio de San Juan epxresa en el fondo más primitivio de la tradicón sinóptica, lo mismo que en Jn, la conciencia clara que Jesús tenía de su filiación divina. Su estructura puede haber sido influida por Si 51 en este tema de las relaciones de privilegio con Dios.

11 28 Por el peso de la Ley y de las observaciones farisaicas que la recargan más todavía.

11 29 (a) “yugo de la Ley” es una metáfora frecuente entre los rabinos la explota ya en el contexto de sabiduría con la idea de trabajo fácil y aliviador.

11 29 (b) Epítetos clásicos de los “Pobres” del AT. Jesús reivindica su actitud religiosa y se considera autorizado para hacerse su maestro de sabiduría, como estaba anunciado del Siervo. De hecho es para ellos para quienes ha pronunciado las Bienaventuranzas y otras muchas instrucciones de su Buena Nueva.

11 30 La imagen del yugo, con raigambre en el AT, designaba por lo general en el judaísmo (Jeremías y Oseas) la Ley de Dios escrita y oral (Eclesiástico). Este yugo no era siempre experimentado como una carga, pues la “alegría del yugo” era conocida en el judaísmo.

 

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica

25-27 Quien con plena naturalidad y normalidad habla es el “Jesús histórico”. No usa fórmulas dogmáticas de Nicea, Éfeso o Calcedonia, pero dice lo mismo con una cristología indirecta: cuando habla, vive, actúa, ora, etc., lo hace con la autoconciencia de quien sabe que es Hijo de Dios en sentido singular y exclusivo. Si el mero apelativo “hijo” no acredita por sí mismo la identidad con la naturaleza divina del Padre, la anterior afirmación queda confirmada por la forma como Jesús se muestra a lo largo de su vida terrena: igual conocimiento, igual poder de hacer milagros, de perdonar pecados, de juzgar a vivos y muertos, que el que tiene el Padre.

25 TE ALABO….: comienza una típica berakah judía (oración de alabanza y acción de gracias). Jesús sabe no solo que es conocido por Dios, sino que, en cierto modo, es el objeto único del conocimiento divino; y responde al Padre con esta berakah, proclamando “las maravillas de Dios” (L. Bouyer). ¿Cuáles son esas maravillas? El conocimiento de Dios Padre por parte de [LOS] PEQUEÑUELOS (los discípulos), que por revelación divina han conocido secretos de Dios, ocultos para [LOS] SABIOS Y ENTENDIDOS (los escribas). La línea de pensamiento es la del Magnificat de María. Grandes intérpretes de la Biblia, como san Jerónimo o san Agustín, experimentaron en sí mismos como Dios no revela sus secretos más que a los que se hacen pequeños. La Sagrada Escritura “me pareció indigna de compararse con la dignidad de la prosa ciceroniana. Mi hinchazón huía su manera de decir, y mi agudeza no penetraba en su sentido más profundo. Y, sin embargo, era esa Escritura cuya inteligencia crece a medida que uno se hace párvulo; pero yo rehusaba hacerme párvulo: hinchado de orgullo, me parecía grande” (San Agustín).

26 SÍ, PADRE… TE AGRADÓ: el texto griego es calco de una frase semítica: sí, el Padre porque así complacencia hubo en presencia de ti (perífrasis reverencial). Complacencia: agrado divino; la misma palabra que traducimos por “beneplácito” divino en el himno de los ángeles en Belén, Lc 2, 14.

27 “La expresión Dios Padre nunca ha sido revelada a nadie. Cuando el mismo Moisés preguntó a Dios quien era, escuchó otro nombre (cf. Ex 3, 14). A nosotros se nos ha revelado este nombre en el Hijo, pues este nombre de hijo implica el nombre nuevo de Padre” (Tertuliano).

28 VENID: el texto griego usa el adverbio aquí, con valor y forma de imperativo plural.

LOS QUE… SOBRECARGADOS, los agobiados bajo la carga de la Ley tal como la interpretaban los “sabios y entendidos” son, principalmente, los pobres de las Bienaventuranzas, o los pequeñuelos del v. 25, personas sin prestigio social o religioso, tal vez incultos y desconocedores de la Ley y, por tanto, según los rabinos, incapaces de salvarse.

29-30 En contraste, la ley de Jesús (su YUGO y su CARGA, en términos rabínicos, corrientes en los primeros siglos) es suave; él la lleva por nosotros. El yugo que imponen los hombres aplasta y molesta, el yugo de Dios libera. Pero la razón decisiva para aceptar la invitación al discipulado (APRENDED: adquirir práctica, más que teoría; DE MÍ, en el trato con el Maestro) no es la enseñanza sino el Maestro que la imparte: lo más íntimo y secreto de Cristo, su CORAZÓN, está lleno del espíritu del siervo en Isaías. El verdadero pobre bíblico que vive las bienaventuranzas, sometido a solo el Padre, en quien solamente confía, es Jesús, MANSO Y HUMILDE DE CORAZÓN. “¡Quién pudiera tener millones de lenguas para pregonar por todas partes quién es Jesucristo! Cuán paciente es en nuestras ofensas, cuán piadoso en llamar a los que van perdidos, cuán madre en curar las llagas que por apartarse de Él se hicieron, y cuán padre en proveerlos, guiarlos y favorecerlos!” (san Juan de Ávila). Aun para los rabinos, Jesús debería entrar en la categoría de los “discípulos de Abrahán”, que ellos caracterizaban por tres cosas: “una mirada buena, un espíritu manso, un alma humilde” (Abot 15, 19).

DESCANSO: la paz mesiánica, síntesis de las promesas divinas; brota del conocimiento íntimo del Padre, que el Hijo comunica a los que entran en su escuela y toman su yugo juntamente con él (Schez. Navarro).

 

Notas exegéticas desde la Biblia Didajé:

11, 25 Cristo se refiere principalmente aquí no a los niños, sino a aquellos que, llenos de confianza filial, aceptan con humildad a Cristo y sus enseñanzas (los pobres de espíritu, que confían en la providencia de Dios para proveer a sus necesidades). Al decir “sí” al Padre, Cristo afirmó su perfecta sumisión a la voluntad del Padre. Cat 153, 544, 2603, 2701, 2785.

11, 27 El Padre trasciende todo el conocimiento y experiencia humanos; por lo tanto, cualquier esfuerzo humano por conceptualizarlo queda infinitamente lejos de la realidad. El creyente humilde que tiene un corazón puro verá el rostro de Dios en Jesucristo, imagen perfecta del Padre. Cat. 151, 240, 473, 2563, 2779.

11, 29 Cristo es especialmente compasivo hacia los que sufren y están apesadumbrados. “Nadie se sienta sin familia en este mundo: la Iglesia es casa y familia para todos, especialmente para cuantos están cansados y agobiados” (Framiliaris consortio, 85). 459 y 1658.

 

Catecismo de la Iglesia Católica.

544 El Reino pertenece a los pobres y a los pequeños, es decir a los que lo acogen con un corazón humilde. Jesús fue enviado para “anunciar la Buena Nueva a los pobres” (Lc 4, 18). Los declara bienaventurados porque “de ellos es el Reino de los cielos” (Mt 5, 3); a los “pequeños” es a quienes el Padre se ha dignado revelar las cosas que ha ocultado a los sabios y prudentes (cf. Mt 11, 25). Jesús, desde el pesebre hasta la cruz comparte la vida de los pobres; conoce el hambre (cf. Mc 2, 23-26), la sed (cf. Jn 4, 6-7) y la privación (cf. Lc 9, 58). Aún más: se identifica con los pobres de todas clases y hace del amor activo hacia ellos la condición para entrar en su Reino (cf. Mt 25, 31-46).

2603 Los evangelistas han conservado las dos oraciones más explícitas de Cristo durante su ministerio. Cada una de ellas comienza precisamente con la acción de gracias. En la primera (cf. Mt 11, 25-27), Jesús confiesa al Padre, le da gracias y lo bendice porque ha escondido los misterios del Reino a los que se creen doctos y los ha revelado a los “pequeños” (los pobres de las Bienaventuranzas). Su conmovedor “¡Sí, Padre!”, expresa el fondo de su corazón, su adhesión al querer del Padre, que fue un eco del “Fiat” de su Madre en el momento de su concepción y que preludia lo que dirá al Padre en su agonía. Toda la oración de Jesús está en esta adhesión amorosa de su corazón de hombre “al misterio de la voluntad” del Padre (cf. Ef 1, 9).

2604 La segunda oración nos la transmite san Juan (cf. Jn 11, 41-42), antes de la resurrección de Lázaro.

2701 La oración vocal es un elemento indispensable de la vida cristiana. A los discípulos, atraídos por la oración silenciosa de su Maestro este les enseña una oración vocal: el “Padre Nuestro”. Jesús no solamente ha rezado las oraciones litúrgicas de la sinagoga; los Evangelios nos lo presentan elevando la voz para expresar su oración personal, desde la bendición exultante del Padre (cf. Mt 11, 25-26), hasta la agonía de Getsemaní (cf. Mc 14, 36).

2785 [Orar a nuestro padre debe desarrollar en nosotros la disposición fundamental de] un corazón humilde y confiado que nos hace volver a ser como niños; porque es a “los pequeños” a los que el Padre se revela (Mt 11, 25). “Es una mirada a Dios y solo a Él, un gran fuego de amor. El alma se hunde y se abisma allí en la santa dilección [voluntad honesta]  y habla con Dios como con su propio Padre, muy familiarmente, en una ternura, de piedad en verdad entrañables” (S. Juan Casiano).

240 Jesucristo ha revelado que Dios es “Padre” en un sentido nuevo: no lo es solo en cuanto Creador, es eternamente Padre en relación a su Hijo Único, que recíprocamente solo es Hijo en relación a su Padre: “Nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar” (Mt 11, 27).

2779 Antes de hacer nuestra la primera exclamación de la Oración del Señor, conviene purificar humildemente nuestro corazón de ciertas imágenes falsas de “este mundo”. La humildad nos hace reconocer que “nadie conoce al Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar” (Mt 11, 27), es decir “a los pequeños” (Mt 11, 25). La purificación del corazón concierne a imágenes paternales o maternales, correspondientes a nuestra historia personal y cultural, y que impregnan nuestra relación con Dios. Dios nuestro Padre trasciende las categorías del mundo creado. Transferir a Él, o contra Él, nuestras ideas en este campo sería fabricar ídolos para adorar o demoler. Orar al Padre es entrar en su misterio, tal como es, y tal como el Hijo nos lo ha revelado.

 

Concilio Vaticano II

Así como Cristo realizó la obra de la redención en la pobreza y la persecución, también la Iglesia está llamada a seguir el mismo camino para comunicar a los hombres los frutos de la salvación. Cristo Jesús “a pesar de su condición divina... se despojo de su rango y tomó la condición de esclavo” (Flp 2, 6) y por nosotros “se hizo pobre a pesar de ser rico” (2 Co 8, 9). También la Iglesia, aunque necesite recursos humanos para realizar su misión, sin embargo, no existe para buscar la gloria de este mundo, sino para predicar, también con su ejemplo, la humildad y la renuncia. Cristo fue enviado por el Padre “a anunciar la Buena Noticia a los pobres... a sanar a los de corazón destrozado” (Lc 4, 18), “a buscar y salvar lo que estaba perdido” (Lc 9, 10). Del mismo modo la Iglesia abraza con amor a todos los que sufren bajo el peso de la debilidad humana; más aún, descubre en los pobres y en los que sufren la imagen de su Fundador pobre y sufriente, se preocupa de aliviar su miseria y busca servir a Cristo en ellos.

Lumen gentium, 8.

 

Los Santos Padres.

Jesús alaba y glorifica al Padre, pues ha visto con antelación el trasvase de la Palabra a los gentiles a causa de la infidelidad de Israel y a favor nuestro, beneficiados por ello. Da gracias a su Padre, el Señor del cielo y la tierra, habiéndose encarnado como esclavo. Habla sobre el Placer del Padre en ocultar el misterio sobre sí mismo a Israel, al pueblo sabio, y revelarlo a los gentiles, que en un primer momento no entendían nada. Por ello se demuestra que no olvidó Dios lo que iba a suceder ni fracasó la venida de Cristo en la finalidad que le había sido dispuesta, sino que Dios lo sabía con antelación y ordenó con antelación la gracia y el arrepentimiento.

Orígenes, Fragmentos sobre el Ev. de Mateo, 239. 1a, pg. 306-307.

“Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí”, no a fabricar el mundo, no a crear todo lo visible e invisible, no a hacer milagros en el mismo mundo y a resucitar a los muertos, sino “que soy manso y humilde de corazón”. ¿Quieres ser grande? Comienza por lo ínfimo. ¿Piensas construir un gran edificio en altura? Piensa primero en el cimiento de la humildad. Y cuanta mayor mole pretende alguien imponer al edificio, cuanto más elevado sea el edificio, tanto más profundo cava el cimiento. Cuando el edificio se construye, sube a lo alto; pero quien cava cimientos se hunde en la zanja. Luego el edificio se humilla antes de elevarse y después de la humillación se remonta hasta el remate.

Agustín. Sermón 69. 1a, pg. 309-310.

Efectivamente, os estoy librando de la esclavitud de la Ley, bajo la que habéis soportado muchos trabajos, pues no podíais cumplirla fácilmente, y vosotros mismos os procurabais la carga máxima de los pecados, tanto más cuantas más observancias prácticas os tocaba guardar, en conformidad con la Ley.

Cirilo de Alejandría. Fragmentos sobre el Ev. de Mateo, 149. 1a, pg. 310.

 

San Jerónimo.

25. En aquel tiempo tomando Jesús la palabra dijo: Yo te bendigo (confiteor) Padre, Señor del cielo y de la tierra. La confesión no siempre significa penitencia, sino también acción de gracias como leemos muy frecuentemente en los salmos. Que lo oigan los que acusan falsamente al Salvador de ser no hijo sino criatura de Dios; él llama a Dios Padre suyo, lo llama Señor del cielo y de la tierra. Si él también es criatura y la criatura puede llamar Padre a su Creador, fue una necedad no llamarlo también Señor suyo del cielo y de la tierra, o Padre suyo y del cielo y de la tierra.

Porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes y se las has revelado a los pequeños. Da gracias y exulta de gozo en su Padre porque ha revelado a los apóstoles los misterios de su venida, ignorados por los escribas y fariseos, que se consideran sabios y son inteligentes a sus propios ojos. La Sabiduría se ha acreditado por sus hijos.

26. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Habla al Padre con ternura para que lleve a buen término los beneficios comenzados en sus apóstoles.

27. Todo me ha sido entregado por mi Padre. Entiende en sentido místico al Padre que entrega y al Hijo que recibe. De otro modo, si queremos entenderlo según nuestra fragilidad, cuando comienza atener el que recibe, comienza a no tener el que ha dado. En todas las cosas que le han sido entregadas no hay que entender el cielo y la tierra, los elementos y lo demás que él mismo hizo y creó, sino aquellos que por medio del Hijo tienen acceso al Padre, los que antes fueron rebeldes y luego comenzaron a conocer a Dios.

Nadie conoce al Hijo sino el Padre y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiere revelar. Avergüéncese Eunomio [obispo arriano] que se jacta de conocer al Padre y al Hijo como ellos se conocen a sí mismos. Pero si insiste y se consuela en su locura a causa de lo que sigue: y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar, una cosa es conocer lo que se conoce por igualdad de naturaleza y otra, conocer por la dignación del que revela.

28. Venid a mí todos los que estáis fatigados y agobiados y yo os aliviaré. Enorme es el peso del pecado, y el profeta Zacarías lo atestigua diciendo que la iniquidad está sentada sobre una mesa de plomo. También se lamenta el salmista diciendo: Mis culpas son como un peso que supera mis fuerzas. O en todo caso a los que oprimía el yugo de la Ley, los invita a la gracia del Evangelio.

30. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera. ¿Cómo puede ser más ligero el Evangelio que la Ley cuando la Ley condena el homicidio y el Evangelio la ira? ¿Cómo la gracia del Evangelio es más fácil si la Ley castiga el adulterio y el Evangelio la concupiscencia? En la Ley hay muchos preceptos que según enseña manifiestamente el Apóstol son imposibles de cumplir. En la Ley se exigen obras y el que las hace vivirá por ellas. El Evangelio requiere la buena voluntad y aun cuando esta no alcanzará su efecto, con todo no se verá privada de recompensa. El Evangelio prescribe hacer lo que podemos: por ejemplo no ceder a la concupiscencia, lo cual depende de nosotros. La Ley no castiga el deseo de la voluntad, castiga el efecto: no cometas adulterio. Imagina a una virgen que durante la persecución ha sido violada. Según el Evangelio, como ella no ha pecado voluntariamente se la recibe como virgen. Según la Ley, se la rechaza como corrupta.

 

San Agustín.

Duro y pesado parece el precepto del Señor, según el cual quien quiera seguirle ha de negarse a sí mismo. Pero no es duro y pesado lo que manda aquel que  presta su ayuda para que se realice lo que ordena. Pues también es cierto lo que se dice en el salmo: Por las palabras de tus labios he seguido los caminos duros (Sal 16, 4). Y es verdadero también lo que dijo el mismo Señor: Mi yugo es llevadero y mi carga ligera (Mt 11, 30). El amor hace que sea ligero lo que los preceptos tienen de duro. Sabemos lo que es capaz de hacer el amor.

Considerad cuánto se fatigan los amantes y, no obstante, no sienten la fatiga; y mayor es el esfuerzo cuando alguien se lo prohíbe. Si, pues, los hombres son tales cuales son sus amores, de ninguna otra cosa debe preocuparse uno en la vida, sino de elegir lo que se ha de amar. Estando así las cosas, ¿de qué te extrañas de que quien ama a Cristo y quiere seguirlo, por fuerza del mismo amor se niegue a sí mismo? Si amándose a sí mismo, el hombre se pierde, negándose se reencuentra al instante.

Sermón 344, 1-2. II, pg. 1011

 

San Juan de Ávila.

¿Qué cosas escondió Dios a los sabios y prudentes y las reveló a los chiquillos? Muchas, y una de ellas es la que descubrió a este santo bienaventurado, San Francisco. Descubrióle este secreto: que lo hizo amigo de mendigar, de pedir [por] amor de Dios. No ha habido quien tan amigo haya sido de la pobreza. Descubrióle Dios que era gran arte ésta para venir a tener grandes riquezas, el mendigar; y no era tanto esto para el cuerpo como para el ánima; y si bien miramos en ello, no hay día que no vamos a la puerta a mendigar, diciendo: “Señor, danos pan; pan, Señor”. Panem nostrum, etc. El pan nuestro de cada día dánosle hoy.

Sermón de San Francisco de Asís, 1.III. Pg. 1044..

¿Quién es este “yo” que tengo que negar? Ese ser prudente, esa sabiduría, ese pensar que sabéis lo que os cumple, ese pensar que sois gran letrado y que os lo sabéis vos todo, eso habéis de dejar. Aun si fuese en hacer zapatos, o en hacer una cosa, o en cualquier otro oficio, bien, aun en eso sufriese; pero en las cosas que tocan a vuestra salvación, en este negocio de ir al cielo, es cómo estaréis en la gracia de Dios, cómo ayunaréis, como rezaréis, no lo podéis saber. Dejar tenéis vuestro saber; en todo lo que sea de servir a Dios no penséis que lo sabéis; negar tenéis vuestro saber para haber de entenderlo. No hay medio para que Dios se os descubra y os enseñe qué cosa es tener amor con Dios y con los prójimos, qué cosa es tener humildad y castidad y mansedumbre, y para que os enseñe qué es hablar cosas de Dios, sino negar vuestro saber y arrimaos al saber de Dios. Pensar que no sabéis lo que os cumple, sino poneros todo en las manos de Dios. pensáis que noes más de hablar. ¡Desventurados de vosotros! Hablamos y no entendemos lo que decimos ini las cosas que afirmamos. ¡Cuántas veces hablamos del amor de Dios sin saber que cosa es! ¡Cuántas veces hablamos de la humildad, sin tenerla ni saber qué es! No podemos apreciar ni tener esas cosas en lo que son. ¿Qué cosa es caridad, humildad, mansedumbre y todas las cosas que son del espíritu de Dios? No las entiende el hombre animal sin Dios; todo lo que es dones y frutos del Espíritu Santo no las alcanza el hombre animal sino ayudado del mismo espíritu de Dios.

Sermón de San Francisco de Asís, 1. III.Pg. 1047.

De la soberbia todos los males, de la humildad todos los bienes. Por el contrario, los desasosiegos de la soberbia vienen, por vengar, por cumplir con fausto vano. Desdichado del soberbio que pierde a Dios, pierde el descanso[1]

Sermón de la Visitación de la Virgen, 9. III. Pg. 890.

Cristo sea su luz. Y guárdese de saber más por especulación de cosas de oración que por práctica, que el Señor es maestro de los niños: Et abscondit se et sua prudentibus (cf. Mt 11, 25).

Carta a un amigo suyo, a quien Dios había llamado por medio de su predicación a la vida espiritual. IV, pg. 530.

El mesmo que os dice: Omnes, qui laboratis et onerati estis, venite ad me, et ego reficiam vos (Mt 11, 28). No se asiente en vuestro juicio que vuestras fuerzas son las que pueden guardar los caminos duros, ni que pueden vencer tan fuertes enemigos. Como el hombre tiene fuerzas y favores de Dios, gracia suya, hecha a vos por los merecimientos de Jesucristo, nuestro Redemptor, ya que conozcáis que es fuerza de Dios, no os engañéis pensando que os ha sido comunicada por vuestra justicia, por vuestros merecimientos, sino por los de Jesucristo; que ya no fuera gracia, si por vuestras obras se os diera (Rm 11, 6).

Lecciones sobre 1 San Juan (II). II, pg. 374.

He aquí que Cristo promete consolación, aun en este mundo, y más valerosa que la carnal, cierto tanto, que dejan por el mismo. Dice: Venid a mí todos los que trabajáis y estáis cargados, que yo os recrearé; y: Tomad mi yugo sobre vosotros, y aprendé de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis holganza para vuestras ánimas (Mt 11, 28-29). Pues siendo esto así, ¿qué es la causa por la que los atrae más el delite poco y flaco, y sucio en mano de mundo que el bueno, mayor y fuerte en mano de Cristo? ¿Quitóle, por dicha, Cristo el ser deleite por tener en su mano? E ceguedad para llorar, ¡que diga a voces el mundo: “Catad que faltos”; la carne: “Catad que ensucio”; y el diablo: “Catad que engaños”; y Cristo: “Catad que hartos; y que haya más que sigan a quien ensucia y engaña, y falta que a Cristo que harta! Y no miran los ciegos que los engaña el demonio, como mal mercader que hace muestra, y desvía parte del paño bueno para vender a escuras lo malo, y da a beber al principio un poco de vino bueno, para después dar vino que mate.

Exposición de las bienaventuranzas. II, pg. 806.

Si os viene el desconsuelo, compadeceros: que habéis de cumplir la ley de Dios. Vengaos el consuelo que tiene tanta gracia, y que os dará con que podáis hacer lo que antes os parecía imposible. Sabed que para imitarlo a Él, todos tomamos gratiam pro gratia, pellem pro pelle [gracia tras gracia, pellejo tras pellejo] (Job 10, 11). Modo de hablar de la Escriptura. De balde recebimos gracia, ¿dónde os viene el temor? El que me quisiere seguir, tome su cruz y sígame (Mt 16, 24). De ahí hallaréis el consuelo: Venid a mí los que trabajáis y estáis cargados y yo os descargaré. Mi yugo es suave y mi carga liviana (Mt 11, 28.30).

Lecciones sobre 1 San Juan (I). II, pg. 190.

Y conociendo tú, Señor sapientísimo, como criador nuestro, que nuestra inclinación es tener descanso y deleite, y que un ánima no puede estar mucho tiempo sin buscar consolación, buena o mala, nos convidas con los santos deleites que en ti hay, para que no nos perdamos por buscar deleites en las criaturas. Voz tuya es, Señor: Venid a mí todos los que trabajáis y estáis cargados, que yo os recrearé (Mt 11, 28).

Audi, filia (II). I, pg. 558.

Y así convenía que el remediador de los hombres fuese muy humilde, pues que la raíz de todos los males es la soberbia. Y queriendo dar a entender cuánto nos convenga esta santa y verdadera humildad. Él se hace particularmente maestro de ella, y se nos pone por ejemplo de ella, diciendo: Aprended de mí, que soy manso y humilde corazón (Mt 11, 29); porque, viendo los hombres a su maestro tan sabio encomendar tan particularmente esta virtud, trabajasen por la tener; e viendo que un señor tan grande no atribuye el bien a sí mismo, ninguno haya tan desvariado que tal maldad ose hacer.

Audi, filia (I). I, pg. 452.

Y queriendo dar a entender el Señor cuánto nos convenga tener esta santa y verdadera humildad, se hace particularmente maestro de ella, y se nos pone por ejemplo de ella, diciendo: Aprended de mi, que soy manso y humilde de corazón (Mt 11, 29). Para que, viendo los hombres a un maestro tan sabio encomendar tan particularmente esta virtud, trabajen por tener, y viendo que un Señor tan alto no atribuye el bien a sí mismo, ninguno haya tan desvariado que tal maldad ose hacer.

Audi, filia (II). I, pg. 671.

¿Quién tan humilde como el bendito Señor, que dice: Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón (Mt 11, 29). Y por eso fue oído según estaba profetizado en su persona: No quitó el Señor su faz de mí, y cuando clamé a él me oyó (cf. Sal 21, 5). Y el mismo Señor dice en el Evangelio: Gracias te hago, Padre, que siempre de oyes (Jn 11, 41-42).

Audi, filia (II). I, pg. 723.

Dice Dios: Aprehended de mí, que soy manso y humilde de corazón (Mt 11, 29), y dice mi corazón que no me humille a nadie ni me subjete. Veis aquí un corazón contrario a Dios. – ¿Por qué me pusiste contrario a ti? – A la fe pusisteos vos. Porque el hombre perdió la justicia original tenemos este mal, y pluguiera a Dios que no hubiéramos añadido sobre culpa original.

Plática a las clarisas de Montilla. I, pg. 894.

Estos otros, misericordiosos, que no saben reñir ni enojarse ni hacer mal a nadie, si no es ya, a cabo de mil años, movidos por solo celo y honra de Dios, que imitan aquel Señor y anda dando voces: Aprended de mí que soy manso... (Mt 11, 29). Como gente que se precia de tener maestro, siguen su mansedumbre, su paciencia, su sufrimiento, su blandura.

Lecciones sobre la Epístola a los Gálatas, II, pg. 90.

Habemos de ser compañeros de Dios, cuanto a la humanidad de Jesucristo: Aprended de mí... (Mt 11, 29).

Lecciones sobre 1 San Juan (I). II, pg. 122-123.

Pues sabed que hemos de imitar a Cristo y hemos de andar como Él anduvo. Lo primero en obras, lo otro en padecer. Él dijo: Aprended de mí, que soy manso y humilde corazón (Mt 11, 29).

Lecciones sobre 1 San Juan (I). II, pg. 172.

Breve es el puerto que hay que subir en el camino de Dios, y después de él probamos lo que está escrito: Te guiaré por el camino de la sabiduría; cuando camines, tus pasos no vacilarán (Prov 4, 11s). Y entonces prueba el hombre que es suave el yugo de Cristo (Mt 11, 30), pues Él da la mano a los que han sufrido las tentaciones por Él, y consuela a los llorosos, y medicina los corazones quebrantados. ¡Dicho trabajo, aunque otro consuelo no sucediese, sino el que se pasa por tener en pie la bandera de Cristo, queriendo más sufrir los golpes pesados de la tentación que gozar de la mala paz, teniendo guerra con Dios!

Carta a un caballero que se fue a estudiar a Salamanca y allí le hicieron retor (D. Antonio de Córdoba), 1549. IV, pg. 480.

De aquí vernéis a concluir ser verdad lo que dijo Cristo, que su yugo era suave y su carga ligera (cf. Mt 11, 30), porque andando el hombre ocupado en este amor, es tan grande placer ver que su amado está lleno de gloria y que nadie se le puede quitar, que de aquí le nace andar pacífico y ligero, llevando cualesquiera cargas que se ofrecen con poca pesadumbre, porque a quien verdaderamente ama, bastante paga le es de sus trabajos ver contento a su Amado. En este amor estaba ocupado el glorioso Agustino, cuando, preguntado por Dios que tanto le quería, respondió muy encendido: “Señor, ámaos tanto, que, si vos fuérades Agustino y yo fuera Dios, os tornara a vos Dios, y me volviera a mí Agustino”.

Carta a una religiosa. IV, pg. 707.

 

San Oscar Romero. Homilía.

Queridos hermanos, el mensaje de hoy es precioso y vale la pena que ahora, viviendo todas las vivencias de nuestra semana; las pobrezas de nuestra vida, nuestra situación sin trabajo, no con un conformismo que adormece, sino con la fuerza de lucha que da la fe; pero con una fuerza que se apoya en Dios, nos acerquemos al altar del Señor. Y allí junto al sacrificio de Cristo, el Pobre por excelencia, el único que sufrió siendo rico, desnudo en una cruz y muere necesitado de todo. La pobreza verdadera del que encuentra en Dios su amparo. En Ti Señor, he puesto mi esperanza y no quedaré nunca confundido. Esta es la Eucaristía que vamos a celebrar. La Eucaristía de los pobres, la Eucaristía de los que todo lo confían en Dios, la Eucaristía de los que no saben odiar sino perdonar. La Eucaristía de los que saben que todos necesitamos de Dios y pedimos unos por otros, como los pobrecitos del Señor para alcanzar de Dios la riqueza que solamente da a los sencillos y humildes, y niega a los soberbios y orgullosos.

Homilía, 9 de julio de 1978.

 

Papa Francisco. Homilía.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El pasaje evangélico de este domingo (cfr. Mt 11, 25-30) está dividido en tres partes: primero Jesús alza un himno de bendición y de agradecimiento al Padre, porque ha revelado a los pobres y a los sencillos el misterio del Reino de los cielos; después desvela la relación íntima y singular que hay entre Él y el Padre; y finalmente invita a acudir a Él y a seguirlo para encontrar alivio.

El primer lugar, Jesús alaba al Padre, porque ha ocultado los secretos de su Reino, de su verdad, «a sabios e inteligentes» (v. 25). Los llama así con un velo de ironía, porque presumen que son sabios, inteligentes, y por tanto tienen el corazón cerrado, muchas veces. La verdadera sabiduría también viene del corazón, no es solamente entender ideas: la verdadera sabiduría entra también en el corazón. Y si tú sabes muchas cosas pero tienes el corazón cerrado, tú no eres sabio. Jesús dice que los misterios de su Padre han sido revelados a los «pequeños», a los que se abren con confianza a su Palabra de salvación, abren el corazón a la Palabra de salvación, sienten la necesidad de Él y esperan todo de Él. El corazón abierto y confiado hacia el Señor.

Después, Jesús explica que ha recibido todo del Padre, y lo llama «mi Padre», para afirmar la unicidad de su relación con Él. De hecho, solo entre el Hijo y el Padre hay total reciprocidad: el uno conoce al otro, el uno vive en el otro. Pero esta comunión única es como una flor que brota, para revelar gratuitamente su belleza y su bondad. Y de aquí la invitación de Jesús: «Venid a mí…» (v. 28). Él quiere donar lo que toma del Padre. Quiere donarnos la verdad, y la verdad de Jesús es siempre gratuita: es un don, es el Espíritu Santo, la Verdad.

Como el Padre tiene una preferencia por los «pequeños», también Jesús se dirige a los «fatigados y sobrecargados». Es más, se pone Él mismo en medio de ellos, porque Él es el «manso y humilde de corazón» (v. 29), así dice que es. Como en la primera y en la tercera bienaventuranza, la de los humildes o pobres de espíritu; y la de los mansos (cfr. Mt 5, 3-5): la mansedumbre de Jesús. Así Jesús, «manso y humilde», no es un modelo para los resignados ni simplemente una víctima, sino que es el Hombre que vive «de corazón» esta condición en plena trasparencia al amor del Padre, es decir al Espíritu Santo. Él es el modelo de los «pobres de espíritu» y de todos los otros “bienaventurados” del Evangelio, que cumplen la voluntad de Dios y testimonian su Reino.

Y después, Jesús dice que si vamos a Él encontraremos descanso: el «descanso» que Cristo ofrece a los cansados y oprimidos no es un alivio solamente psicológico o una limosna donada, sino la alegría de los pobres de ser evangelizados y constructores de la nueva humanidad. Este es el alivio: la alegría, la alegría que nos da Jesús. Es única, es la alegría que Él mismo tiene. Es un mensaje para todos nosotros, para todos los hombres de buena voluntad, que Jesús dirige todavía hoy en el mundo, que exalta a quien se hace rico y poderoso. Cuántas veces decimos: “¡Ah, quisiera ser como ese, como esa, que es rico, tiene mucho poder, no le falta nada!”. El mundo exalta al rico y poderoso, no importa con qué medios, y a veces pisando a la persona humana y su dignidad. Y esto lo vemos todos los días, los pobres pisados. Y es un mensaje para la Iglesia, llamada a vivir las obras de misericordia y a evangelizar a los pobres, a ser mansos, humildes. Así el Señor quiere que sea su Iglesia, es decir nosotros.

María, la más humilde y la más alta entre las criaturas, implore a Dios para nosotros la sabiduría del corazón, para que sepamos discernir sus signos en nuestra vida y ser partícipes de esos misterios que, ocultos a los soberbios, son revelados a los humildes.

Angelus. 5 julio 2020.

 

DOMINGO XV T.O. 16 de julio de 2023.

 

Monición de entrada.-

En la misa la Biblia es muy importante.

Porque la misa es Palabra de Dios.

El mismo Jesús que está con nosotros es la Palabra de Dios hecha carne.

Si estamos bien dispuestos y atentos, la Palabra de Dios hará que seamos buenos amigos de Jesús.

 

 Señor, ten piedad.-

Porque a veces somos tierra dura. Señor, ten piedad.

Porque a veces somos campo de piedras.  Cristo, ten piedad.

Porque a veces estamos llenos de zarzas. Señor, ten piedad.

 

 Peticiones.-

Jesús,  te pido por el Papa Francisco y el obispo Enrique. Te lo pedimos, Señor.

Jesús, te pido por las personas que tienen la tea de sembrar la palabra de Dios. Te lo pedimos, Señor.

Jesús, te pido por nuestras maestras y nuestros maestros. Te lo pedimos, Señor.

Jesús, te pido las personas que trabajan en los campos. Te lo pedimos, Señor.

Jesús, te pido por nosotros, que leemos la Biblia en casa y escuchamos tu Palabra en la misa. Te lo pedimos, Señor.

 

Acción de gracias.-

María, queremos darte las gracias por que eres un ejemplo de mujer que escucha la Palabra de Dios y la guarda en su corazón.

 

BIBLIOGRAFÍA.

Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española. BAC. Madrid. 2016.

Biblia de Jerusalén. 5ª edición – 2018. Desclée De Brouwer. Bilbao. 2019.

Nuevo Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego de M. Iglesias González. BAC. Madrid. 2017.

Biblia Didajé con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016.

Catecismo de la Iglesia Católica. Nueva Edición. Asociación de Editores del Catecismo. Barcelona 2020.

La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia. Ciudad Nueva. Madrid. 2006.

Pío de Luis, OSA, dr. Comentarios de San Agustín a las lecturas litúrgicas (NT). II. Estudio Agustiniano. Valladolid. 1986.

Jerónimo. Comentario al evangelio de Mateo. Editorial Ciudad Nueva. Madrid. 1999. Pgs. 105-106.

San Juan de Ávila. Obras Completas I. Audi, filia – Pláticas – Tratados. BAC. Madrid. 2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas II. Comentarios bíblicos – Tratados de reforma – Tratados y escritos menores. BAC. Madrid. 2013.

San Juan de Ávila. Obras Completas III. Sermones. BAC. Madrid.   2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas IV. Epistolario. BAC. Madrid. 2003.

https://www.servicioskoinonia.org/romero/homilias/B/#IRA

www.vatican.va


[1] O.c.

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