miércoles, 19 de julio de 2023

Domingo 16 T. Ordinario. 23 de julio de 2023.

 


Primera lectura.

Lectura del libro de la Sabiduría 12, 13.16-19  

Fuera de ti no hay otro Dios que cuide de todo, a quien tengas que demostrar que no juzgas injustamente. Porque tu fuerza es el principio de la justicia y su señorío sobre todo te hace ser indulgente con todos. Despliegas tu fuerza ante el que no cree en tu poder perfecto y confundes la osadía de los que lo conocen. Pero tú, dueño del poder, juzgas con moderación y nos gobiernas con mucha indulgencia, porque haces uso de tu poder cuando quieres. Actuando así, enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser humano y diste a tus hijos una buena esperanza, pues concedes el arrepentimiento a los pecadores.

 

Textos paralelos.

Pues fuera de ti no hay Dios que cuide de todo.

Dt 32, 39: Pero ahora mirad: yo soy yo / y no hay otro fuera de mí; / yo doy la muerte y la vida, / yo desgarro y yo curo, / y no hay otro fuera de mí.

Jb 34, 13: ¿Quién le ha encomendado a él la tierra, quién le ha confiado el universo?

Y nos gobiernas con gran indulgencia.

Sal 115, 3: Nuestro Dios está en el cielo / e hizo cuanto quiso.

Sal 135, 6: Todo lo que quiere el Señor / lo hace en el cielo y la tierra, / en los mares y las corrientes.

 

Notas exegéticas.

12 16 [Demuestras tu poder ante…] Porque posee la plenitud de la fuerza y no tiene ninguna razón para abusar de ella Dios ejerce su justicia con entera imparcialidad y libertad, del mismo modo su dominio soberano sobre todos los seres le autoriza a usar de clemencia con todos. En virtud de algunos manuscritos hay quienes traducen los verbos de este verso en tercera persona del singular. Pero el contexto desaconseja tal lectura.

12 18 O el autor se identifica con todos los hombres, o bien esboza ya la idea de un trato de favor reservado a los israelitas.

12 19 O “amigo del ser humano”, a ejemplo de la sabiduría. Esta actitud corresponde al universalismo radical de los escritos de sabiduría y encontrará una expresión nueva en el NT, ver Mt 5, 43-48.

 

Salmo responsorial

Sal 85, 5-6.9-10.15-16a


R/. Tú, Señor, eres bueno y clemente.



Porque tú, Señor, eres bueno y clemente,

rico en misericordia con los que te invocan.

Señor, escucha mi oración,

atiende a la voz de mi súplica. R/.

Todos los pueblos vendrán

a postrarse en tu presencia, Señor;

bendecirán tu nombre:

“Grande eres tú, y haces maravillas;

tú eres el único Dios”. R/.

 

Pero tú, Señor,

Dios clemente y misericordioso,

lento a la cólera, rico en piedad y leal,

mírame, ten compasión de mí. R/.

 

Textos paralelos.

 

Rico en amor con los que te invocan.

Sal 5, 2-3: Escucha mis palabras, Señor, percibe mi susurro, / haz caso de mis gritos de socorro, / ¡Dios mío y Rey mío! / A ti te suplico, Señor.

Todas las naciones que has hecho.

Jr 10, 6: No hay como tú, Señor; / tú eres grande, / grande es tu fama y tu poder, / ¿quién no te temerá?

Ap 15, 4: ¿Quién no te respetará, Señor, quién no dará gloria a tu nombre? Tú solo eres santo, y todas las naciones vendrán a adorarte en tu presencia, porque se han revelado tus decisiones.

Sal 22, 28: Lo recordarán y se volverán hacia el Señor / todos los confines de la tierra, / se postrarán en su presencia / las familias de los pueblos.

Pero tu Señor, Dios clemente y misericordioso.

Ex 34, 6: El Señor pasó ante él proclamando: el Señor, el Señor, el Dios compasivo y clemente, paciente, misericordioso y fiel.

Sal 103, 8: El Señor es compasivo y clemente, / paciente y misericordioso.

Sal 145, 8: El Señor es clemente y compasivo, / paciente y misericordioso.

Sal 25, 16: Vuélvete a mí y ten piedad, / que estoy solo y afligido.

 

 Notas exegéticas.

86 Composición del periodo helenista, sin mucha unidad literaria, que refleja el estado anímico de los judíos piadosos, precursores de los asideos de la época macabea.

 

Segunda lectura.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 26-27

Hermanos:

El Espíritu acude en ayuda de nuestra debilidad, pues nosotros no sabemos pedir como conviene; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que escruta los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios.

 

Textos paralelos.

De igual manera, el Espíritu viene también en ayuda.

2 Co 5, 7: Pues procedemos por fe, no por visión.

Hb 11, 1: Fe es la consistencia de lo que se espera, la prueba de lo que no se ve.

El Espíritu mismo intercede por nosotros.

St 4, 3: O, si pedís, no lo obtenéis porque pedís mal, para gastar en vuestros placeres.

St 4, 5: ¿O pensáis que en vano dice la Escritura: con envidia ambiciona el espíritu que depositó en nosotros.

Rm 5, 5: Y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios se infunde en nuestro corazón por el don del Espíritu Santo.

Rm 8, 15: Y no habéis recibido un espíritu de esclavos, para recaer en el temor, sino un espíritu de hijos que nos permite clamar Abba, Padre.

Examina el interior de las personas.

Jr 11, 20: Tú, Señor, me examinas y me conoces; / tu sabes cuál es mi actitud contigo; / apártalos como a ovejas de matanza, / resérvalos para el día del sacrificio.

 

Notas exegéticas:

8 26 Siguiendo a Jesús y conforme a la costumbre de los primeros cristianos Pablo recomienda la oración constante. Él mismo ruega sin descanso por sus fieles como igualmente les pide que rueguen por él y los unos por los otros. Además de las gracias de progreso espiritual, estas oraciones piden la remoción de los obstáculos exteriores e interiores así como el bien del orden social. Pablo insiste mucho sobre la oración de acción de gracias que debe seguir a toda acción, especialmente a la comida, con ella empieza el mismo todas las cartas y quiere que penetre las relaciones de los cristianos entre sí. La oración de acción de gracias y de alabanza es el alma de las asambleas litúrgicas en las que los hermanos se edifican mutuamente por medio de cánticos inspirados. Porque la oración tiene su origen en el Espíritu Santo, Pablo, más que reiterar los temas sapienciales tradicionales sobre las condiciones y la eficacia de la oración insiste en la garantía que supone la presencia del Espíritu de Cristo en el cristiano haciéndole orar con disposiciones de hijo, mientras el mismo Cristo, a la derecha del Padre, intercede por nosotros. En consecuencia, el Padre otorga su favor en forma sobreabundante. Los cristianos son los que invocan el nombre de Jesucristo.

 

Evangelio.

X Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 24-43

En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente diciendo:

-El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras los hombres dormían, un enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: “Señor, ¿no sembraste buena semilla en el campo? ¿De dónde sale la cizaña? Él les dijo: “Un enemigo lo ha hecho”. Los criados le preguntan: “¿Quieres que vayamos a arrancarla?” Pero él les respondió: “No, que al recoger la cizaña podéis arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y cuando llegue la siega diré a los segadores: arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla y el trigo almacenadlo en mi granero”.

Les propuso otra parábola.

-El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno toma y siembra en su campo; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un árbol hasta el punto de que vienen los pájaros del cielo a anidar en sus ramas.

Les dijo otra parábola:

-El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, hasta que todo fermenta.

Jesús dijo todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les hablaba nada, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta:

-Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo.

Luego dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se le acercaron a decirle:

-Explícanos la parábola de la cizaña en el campo.

Él les contestó:

-El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el final de los tiempos y los segadores los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se echa al fuego, así será el final de los tiempos: el Hijo del hombre envidará a sus ángeles y arrancarán de su reino todos los escándalos y a todos los que obran iniquidad, y los arrojarán al horno del fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.

 

Textos paralelos.

Dejad que ambos crezcan hasta la siega.

Ap 14, 15: Salió otro ángel del templo y gritó en voz alta al que estaba sentado en la nube: Mete la hoz y siega porque llegó la hora de la siega, cuando la mies de la tierra está madura.

// Mc 4, 30-32: Decía también: “¿Con qué compararemos el reinado de Dios? ¿con qué parábola lo explicaremos? Con una semilla de mostaza: cuando se siembra en tierra, es la más pequeña de las semillas; después de sembrada crece y se hace más alta que las demás hortalizas, y echa ramas tan grandes, que las aves pueden anidar a su sombra.

// Lc 13, 18-19: Les decía: “¿A quién se parece el reino de Dios?, ¿a qué lo compararé? Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en el huerto; crece, se hace un arbusto y las aves anidan en sus ramas.

A un grano de mostaza.

Mt 17, 20: Les contestó: “Por vuestra poca fe. Os aseguro que, si tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a aquel monte que se trasladara allá, y se trasladaría.

Es mayor que las hortalizas.

Ez 17, 23: Echará ramas, dará fruto / y llegará a ser un cedro magnífico, / anidarán en él todos los pájaros, / a la sombra de su ramaje / anidarán todas las aves.

Sal 104, 12: Junto a ellos habitan las aves del cielo. / Desde las frondas envían su canción.

Dn 4, 9: Su follaje era hermoso / de sus frutos copiosos / se alimentaban todos, / bajo él se guarecían / las fieras agrestes / y en su ramaje anidaban / las aves del cielo; / sustentaba a todos los vivientes.

Dn 4, 18: De hermoso follaje y frutos copiosos que sustentaban a todos, a cuya sombra habitaban las fieras agrestes y en cuyo ramaje anidaban las aves del cielo.

Todo esto dijo Jesús en parábolas.

// Mc 4, 33-34: Con muchas parábolas les exponía el mensaje, adaptado a su capacidad. Sin parábolas no les exponía nada; pero en privado, a sus discípulos, les explicaba todo.

Mt 13, 3: Les explicó muchas cosas con parábolas.

Abriré con parábolas mi boca.

Sal 78, 2: Que voy a abrir la boca a una parábola, / haré brotar enigmas del pasado.

Anunciaré lo que estaba oculto.

1 Co 2, 7: Proponemos la sabiduría de Dios, misterio oculto, decidido por Dios, desde antiguo para vuestra gloria.

La cizaña son los hijos del maligno.

1 Jn 3, 10: Quienes son hijos de Dios y quienes del diablo se demuestra así: quien no practica la justicia ni ama a su hermano no procede de Dios.

El enemigo que la sembró.

Mt 4, 1: Entonces Jesús, movido por el Espíritu, se retiró al desierto para ser puesto a prueba por el Diablo.

La siega es el fin del mundo.

Jl 4, 13: Mano a la hoz, madura está la mies: / venid y pisad, repleto está el lagar; / rebosan las cubas, / porque abunda su maldad.

Ap 14, 15-16: Salió otro ángel del templo y gritó en voz alta al que estaba sentado en la nube: Mete la hoz y siega porque llegó la hora de la siega, cuando la mies de la tierra está bien madura.

Todos los escándalos y a los que actúan inicuamente.

So 1, 3: Acabaré con hombres y animales, / acabaré con las aves del cielo / y los peces del mar, / (con los escándalos y los malvados); / extirparé a los hombres / de la superficie de la tierra /  – oráculo del Señor.

Mt 7, 23: Y yo entonces les declararé: Nunca os conocí: apartaos de mí, malhechores.

Los arrojarán al horno.

Dn 3,6: El que no se postre en adoración al punto arrojado dentro del horno encendido abrasador.

Mt 8, 12: Mientras que los ciudadanos del reino serán expulsados a las tinieblas de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.

Entonces los justos brillarán.

Ap 21, 8: En cambio, los cobardes y desconfiados, los depravados y asesinos, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y embusteros de toda clase tendrán su lote en el foso de fuego y azufre ardiente (que es la muerte segunda).

Jc 5, 31: ¡Perezcan así, Señor, tus enemigos! / ¡Tus amigos sean fuertes como el sol al salir!

2 S 23, 4: Es como luz del alba al salir el sol, / mañana sin nubes tras la lluvia, / que hace brillar la hierba del suelo.

El que tenga oídos que oiga.

Dn 12, 3: Los justos brillarán / como brilla el firmamento, / y los que convierten a los demás, / como estrellas, perpetuamente.

 

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén.

13 24 Esta parábola habla solo ya de la tierra buena y prolonga el tiempo hasta la cosecha. Así, y tal vez como respuesta a los impacientes (como Juan Bautista) pone de relieve la existencia de un tiempo intermedio e invita a la paciencia en espera del juicio y la victoria de Dios.

13 25 Sustantivo colectivo (original en plural) que designa a las plantas nocivas para la agricultura: cardos, espinas, etc. De referirse a una sola planta (sg. dsidasanion), podría tratarse del lolium temudentum. Las malas hierbas se dejaban secar y eran después utilizadas como combustible.

13 30 Imagen bíblica tradicional que simboliza el juicio final de los tiempos.

13 31 Contraste entre la pequeñez del comienzo y el esplendor del final (como en la siguiente parábola de la levadura). El crecimiento solo es mencionado en un inciso. La parábola se inspira en Ez 17, 23 (el ramo de cedro convertido en cedro magnífico) y en Dn 4, 9-18 (las aves del cielo). Su lección es una visión de fe: reconocer a través de los modestos comienzos de Jesús, mucho más modestos que los de otros reformadores de Israel, el esplendor del final.

13 35 Varios testigos omiten “del mundo” – A diferencia del primer motivo explicativo de las parábolas, este segundo vincula el género parabólico al modo necesario de la revelación de los misterios divinos.

13 38 “Los hijos del Reino” y “los hijos del Maligno”, semitismo con sentido de “adepto”.

13 43 Al Reino del Hijo (reino mesiánico) del v. 41 sucede el Reino del Padre, a quien el Hijo entrega los elegidos salvados por él.

 

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica

24-30 Pequeño tratado de eclesiología: 1º) El reino definitivo de Dios tiene un primer estadio en la tierra: es la Iglesia, compuesta no solamente de justos y predestinados, sino de buenos y malos, de trigo y cizaña. 2º) El reino de Dios en la Iglesia incluye elementos internos y espirituales y elementos externos y visibles, como el trigo y la cizaña se ven externamente y se aprecian sus diferencias. 3º) Perennidad de la Iglesia: la coexistencia trigo-cizaña será la “economía” que durará hasta la segunda venida del Señor; esa perennidad exige una continuación de los sucesores de los apóstoles, no se cumple solo por la mera continuidad de sus escritos.

24 PARÁBOLA: o enigma.

SE PARECE: en griego hay un aoristo, que puede equivaler a un perfecto semítico empleado para verdades generales. Propiamente, el reino de los cielos no se parece A UN HOMBRE, sino que con el reino de los cielos ocurre lo que ocurrió a un hombre que… La fórmula inicial de muchas parábolas – se parece a; o se parecerá a; o es parecido a – traduce un le arameo, que abrevia lo que nosotros diríamos así: “Con el reino de los cielos pasa algo parecido a lo que aquel hombre que…, a lo que le ocurrió que…”.

27 FUERON A DECIRLE: lit. habiéndose acercado… dijeron a él.

28-29 El primero DIJO está, lit., en imperfecto (decía); el segundo es un prsente histórico o narrativo (dice).

QUE VAYAMOS A RECOGER, lit. que habiendo ido recojamos a ella.

Frente a la buena intención precipitada de los siervos, está la paciencia respetuosa del dueño del campo, ejemplo para nosotros: “Si sois buenos, soportad con ecuanimidad a los malos; porque el que no soporta a los malos, él mismo, por su intolerancia testifica que no es bueno, pues renuncia a ser Abel quien no es probado por la malicia de Caín. Así en la era, durante la trilla, el grano se ve oprimido por la paja; así nacen las flores entre las espinas, y la rosa, que da su aroma, crece con la espina que hiere” (San Gregorio Magno).

30 Cf. Hermas. El Pastor (Similitudes) III, 2-3: “El siglo presente, para los justos, es invierno: no se manifiestan, viviendo como viven entre pecadores; pues, como los árboles en el invierno se parecen [entre sí] cuando han perdido las hojas, y no se ve cuáles están secos y cuáles tienen vida, así tampoco se ve en este siglo quienes son justos y quienes pecadores”. Esta afirmación no dice todo, pues sigue siendo verdad que “por sus frutos los reconoceréis” (Mt 7, 16.20).

31-32 Dos breves parábolas de contraste entre los modestos comienzos del reino de Dios al venir su Hijo a la tierra, y el desarrollo de la Iglesia al final de la historia.

31 Lit.: …de mostaza, al cual habiendo cogido un hombre sembró en el campo de él; esta estructura se repite en el v. 33.

33 COGE… PARA HACERLA DESAPARECER: lit. habiendo cogido… ocultó.

TRES MEDIDAS: lit. tres satos (unos 13 x 3 libros).

HASTA QUE FERMENTA TODO: la frase (lit. hasta que fue fermentado todo) es elíptica (habría que completar: … y está allí actuando oculta hasta que fermenta todo) y se fija solo en la acción inicial y el resultado final. Pero quizás hay que tener en cuenta que HASTA QUE (en griego heôs hoû) parece traducir el arameo ‘ad dî, que puede equivaler a nuestra conjunción “y” (cf. Mt 1, 25): “Para hacerla desaparecer entres medidas de harina, y fermenta todo.

24 AQUEL GENTÍO: lit. las muchedumbres.

35 LO ANUNCIADO, se sobreentiende, por Dios.

ENIGMAS: PARÁBOLAS.

36 FUE A LA CASA: ¿a su casa?

37 EL RESPONDIÓ ASÍ: lit. y él habiendo respondido dijo.

38 LOS HIJOS DEL REINO, los relacionados íntimamente con el reino de Dios son, en este caso, los discípulos.

LOS HIJOS DEL MALVADO: los relacionados íntimamente con el diablo, “los malos”.

41 LOS [QUE SON] PIEDRA DE ESCÁNDALO, ocaión de tropiezo para los demás, es decir, los escandalosos. Aplicado a personas, el vocablo griego skándalon es raro (no se encuentra en el griego profano, en Salmos de Salomón 4, 2 tenemos un caso: el Señor “nos guardará de todo escándalo malhechor”, es decir, de toda persona escandalosa; por metonimia se aplica a quien hace caer a otros: así también Simón fue escándalo para Jesús.

LOS QUE HACEN EL MAL: los obradores de iniquidad; esa maldad es, lit., transgresión de la ley (en griego anomía). En nuestra lengua, el término directo para calificar a esas personas sería delincuente.

42 HORNO DE FUEGO es lo mismo que “horno encendido”, “horno ardiendo”.

 

Notas exegéticas desde la Biblia Didajé:

13, 24-30 La cizaña en esta parábola está relacionada con los malhechores impertinentes que se niegan a arrepentirse. Pero la cizaña también puede referirse también a nuestras imperfecciones. La Iglesia está compuesta de pecadores que pasan apuros, algunos de los cuales se esfuerzan por llevar una vida virtuosa. En esta parábola, la cizaña del pecado y el trigo de la santidad coexisten en cada uno de nosotros hasta el final de los tiempos. Nuestra propia fecundidad dependerá en último término del deseo y anhelo de una estrecha amistad con Cristo en fidelidad a sus enseñanzas. Cat 827.

13, 33 Se compara a los cristianos con la levadura por el efecto transformador que tienen en el mundo. Cat. 897, 903, 928-930.

 

Catecismo de la Iglesia Católica.

827 Todos los miembros de la Iglesia, incluso sus ministros, deben reconocerse pecadores. En todos, la cizaña del pecado todavía se encuentra mezclada con la buena semilla del Evangelio hasta el fin de los tiempos. La iglesia, pues, congrega a pecadores alcanzados ya por la salvación de Cristo, pera aún en vías de santificación.

 

Concilio Vaticano II

La Sagrada Escritura, con la que está de acuerdo la experiencia de siglos, enseña a la familia humana que el progreso humano, que es un gran bien del hombre, lleva consigo, sin embargo, una gran tentación: la de que los individuos y los grupos, turbada la jerarquía de valores y mezclado el bien con el mal, miren solo sus intereses propios y no los de los demás. Lo que hace que el mundo no sea ya espacio de verdadera fraternidad, mientras el poder acrecentado de la humanidad amenaza con destruir el propio género humano.

A través de toda la historia del hombre se extiende una dura batalla contra los poderes de las tinieblas que, iniciada ya desde el origen del mundo, durará hasta el último día según dice el Señor (cf. Mt 24, 13). Inserto en esta lucha, el hombre debe combatir continuamente para adherirse al bien, y no sin grandes trabajos, con la ayuda de la gracia de Dios, es capaz de ignorar la unidad en sí mismo.

Por ello, la Iglesia de Cristo, confiando en el designio del creador, reconociendo que el progreso humano puede servir a la verdadera felicidad de los hombres, no puede, sin embargo, dejar de hacer resonar las palabras del Apóstol: “No queráis vivir conforme a este siglo” (Rm 12, 2), es decir, conforme a aquel espíritu de vanidad y malicia que cambia la actividad humana, ordenada al servicio de Dios y del hombre, en instrumento de pecado.

Por consiguiente, si alguien pregunta cómo se puede superar aquella miseria, los cristianos proclamarán que todas las actividades del hombre, que la soberbia y el amor desordenado de sí mismo ponen cada día en peligro, deben ser purificadas y llevadas a la percepción por la cruz y la resurrección de Cristo. Pues, redimido por Cristo y hecho criatura nueva en el Espíritu Santo, el hombre puede y debe amar las cosas mismas creadas por Dios. Pues de Dios las recibe y mira y respeta como provenientes de la mano de Dios. Dando gracias por ellas a su Bienhechor, y usando y gozando de las criaturas con pobreza y libertad de espíritu, entra en la verdadera posesión del mundo como quien no tiene nada y lo posee todo (cf. 2 Co 6, 10). “Pues todas las cosas son vuestras, vosotros de Cristo, Cristo de Dios” (1 Co 3, 23).

Constitución Gaudium et spes, 37.

 

Los Santos Padres.

Pregúntate con interés si puedes entender la expresión “la buena semilla son los hijos del reino”, de manera diferente a la indicada más arriba, donde se dice que todo lo bueno que nace en el alma es sembrado por la Palabra de Dios, “que estaba en el principio de Dios” (Jn 1, 2) y que es el fruto del reino de Dios, pues las sanas doctrinas sobre cualquier cuestión constituyen a los hijos del reino.

Pero mientras las personas duermen, no cumplen los mandatos de Jesús, pues dice: “Vigilad y orad para que no caigáis en la tentación” (Mt 26, 41), y el diablo, que es el enemigo, siembra la llamada cizaña, las doctrinas perversas, es decir, lo que algunos llaman pensamientos naturales, entre las buenas semillas esparcidas por la Palabra. Según esta interpretación, el campo significaría el mundo entero y no solo la Iglesia de Dios, porque es en el mundo entero donde el Hijo del hombre ha sembrado la buena semilla y el enemigo la cizaña, o sea, las doctrinas malas que por su maldad son los hijos del malvado.

Orígenes, Comentarios al Ev. de Mateo, 10, 2. 1a, pg. 361-362.

Ved lo que preferimos ser en su campo; considerad cómo nos hallará la siega. El campo, que es el mundo, es la Iglesia difundida por el mundo. Quien es trigo, persevere hasta la siega; los que son cizaña, háganse trigo.

Tolerad en el campo lo que no tendréis con vosotros en el granero.

Agustín, Sermones, 73. 1a, pg. 362.

El Señor se compara a un grano de mostaza, la más activa y pequeña de todas las semillas, pero dotado de una fuerza y vigor que solivianta las tribulaciones e instigaciones. Una vez sembrado en el campo, es decir, cuando ha sido hecho prisionero por el pueblo y entregado a la muerte, este grano fue sepultado como en un campo en el que su cuerpo se encuentra a manera de semilla y ha crecido más que todas las hortalizas, elevándose por encima de toda la gloria de los profetas.

Hilario de Poitieres, Sobre el Ev. de Mateo, 13, 4. 1a, pg. 366.

 

San Jerónimo.

24. 25 A esta segunda parábola no le sigue inmediatamente una explicación, sino que se la comenta después de las otras parábolas. Aquí es propuesta y luego, una vez despedida la multitud, entran a la casa y los discípulos se le acercan y le piden: Explícanos la parábola de la cizaña del campo, etc. Por tanto no debemos, por un deseo prematuro de comprender buscar su sentido antes de que el Señor la comente.

31.32 El Reino de los cielos es la predicación del Evangelio y el conocimiento de las Escrituras que conduce a la vida. Este Reino, pues, s semejante a un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo. En este hombre que siembra en su campo muchos ven al Salvador porque siembra en las almas de los fieles. Otros piensan que es el hombre mismo que siembra en su campo, es decir, en sí mismo, en su corazón. ¿Quién es el que siembra sino nuestra inteligencia, nuestra alma que al recibir el grano de la predicación y fecundarlo la siembra por la humedad de la fe la hace multiplicarse en el campo de su corazón. La predicación del Evangelio es la menor de todas las doctrinas. A primera vista no parece verosímil esta doctrina que predica a un Dios hombre, un Cristo muerto y el escándalo de la cruz. Compara esta doctrina con los principios de los filósofos, con sus libros, con el esplendor de su elocuencia y su estilo armonioso y verás cuán inferior a las otras es la semilla del sembrador del Evangelio. Pero aquellos cuantos crecen no muestran ningún vigor, ninguna vida, ninguna vitalidad. Totalmente flácidos, marchitos, producen legumbres y hierbas que pronto se secan y caen por tierra. En cambio esta predicación que al principio parecía insignificante, una vez sembrada en el alma del creyente en todo el mundo, no crece como legumbre sino que se desarrolla hasta hacerse árbol de modo que las aves del cielo – por las que debemos entender las almas de los creyentes o bien las potencias sometidas al servicio de Dios –, vienen a habitar en sus ramas.

33. El Reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer. Esta mujer que tomó levadura y la metió en tres medidas de harina hasta que fermentara todo, me parece que es la predicación apostólica, o bien la Iglesia que ha sido congregada a partir de muchos pueblos. Esta toma la levadura, a saber el conocimiento y la comprensión de las Escrituras y lo mete en tres medidas de harina para que unificados el espíritu, el alma y el cuerpo no estén en desacuerdos, sino que unidos dos o tres, obtengan del Padre todo lo que le han pedido.

Según este filósofo [Platón] nuestra razón tiene su sede en el cerebro, la ira en la hiel y el deseo en el hígado. Por tanto si hemos recibido la levadura evangélica de las santas Escrituras de las que hablamos más arriba, las tres pasiones del alma humana van en una misma dirección para que por la razón tengamos prudencia, por la ira, odio a los vicios, por la concupiscencia, el deseo ardiente de las virtudes; y esto sucede gracias a la doctrina evangélica que nos proporcionó nuestra madre la Iglesia.

Aun mencionaré una tercera interpretación de algunos, para que el lector atento tenga más posibilidad de elegir la que le agrada. En esta mujer ellos ven también a la Iglesia que mezcló la fe del hombre con tres medidas de harina: la creencia en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo. Cuando todo está fomentado formando una unidad nos conduce al conocimiento no de un triple Dios sino de una única divinidad.

35 Para que se cumpliese el oráculo del profeta, he leído en varios ejemplares y un lector atento tal vez podría encontrarle, el siguiente texto: “Lo que dice el profeta Isaías” [Códice Sinaitico descubierto en 1884 en el monasterio de santa Catalina del monte Sinaí]. Como esto no se encuentra en modo alguno en Isaías, pienso que mkás tarde fue suprimido por personas entendidas. Me parece que el texto primitivo era: “Como dice el profeta Asaf”. El primer copista no comprendió el nombre de Asaf, pensó que se trataba de un error de copista y corrigió con el nombre de Isaías que le era más familiar. Hemos de saber que en los salmos, himnos y cánticos de Dios, deben ser llamados profetas no solo David, sino también los otros cuyos nombres aparecen en los títulos, a saber, Asaf, Iditún, Héman el Ezraíta, Etán, los hijos de Coré y los otros que menciona la Escritura.

37. En los hombres que duermen has de entender a los maestros de las iglesias. En los siervos del padre de familia no entiendas sino a los ángeles que ven cada día el rostro del Padre. El diablo es llamado hombre enemigo porque cesó de ser dios. En el salmo nueve se dice acerca de él: Levántate, Señor, que el hombre no triunfe. Por tanto no duerma el que ha sido puesto a la cabeza de una iglesia, no sea que por su negligencia el hombre enemigo venga después a sembrar cizaña, es decir, doctrinas heréticas.

Dejad que ambos crezcan juntos. Por eso el Señor nos advierte que cuando se trata de algo ambiguo no hay que pronunciar de inmediato una condenación sino reservar la decisión a Dios que es Juez.

 

San Agustín.

Él les explicó [a los siervos] de donde procedía [la cizaña]. Sin embargo, no permitió que la arrancasen antes de tiempo. Aunque los siervos mismos estaban airados contra la cizaña, con todo pidieron el consejo y la orden del dueño. Les disgustaba el ver la cizaña entre el trigo; pero veían que si hacían algo por su propia cuenta aun en el arrancar la cizaña, ellos mismos iban a ser contados entre la cizaña.

El Señor exige ahora de nosotros, la paciencia que presenta en sí mismo, al decirte: “Sí yo quisiera juzgar ahora, ¿podría equivocarme, acaso? Si, pues, yo que siempre juzgo rectamente y no puedo equivocarme retardo mi juicio, ¿te atreves a juzgar antes de tiempo, tú que ignoras cómo serás juzgado?”. Ved, hermanos, como el dueño no permitió a aquellos siervos que querían arrancar la cizaña antes de tiempo que lo hicieran ni siquiera en la siega.

Tú, hombre limitado por la carne, que llevas la carne, o que, tal vez, no eres más que carne, es decir, carne en el cuerpo y carne en el espíritu, ¿te atreves a usurpar antes de tiempo un oficio, que ni siquiera en la siega será tuyo?

Ahora, pues, no es el tiempo de la separación, sino el de la tolerancia. Y no decimos esto, hermanos, para que dormite el afán de corregir. Al contrario, para no llegar como incautos a aquel juicio, o como ciegos que descuidaron su ceguera; para que no nos encontremos repentinamente a la izquierda: con esta finalidad, impóngase la disciplina, pero no se anticipe el juicio.

 

San Juan de la Cruz.

Todo lo cual le viene porque al principio no fue negando el gusto de aquellas cosas sobrenaturales; del cual, como al principio es poco o no es tan malo, no se recata tanto el alma, y déjale estar y crece, como el grano de mostaza en árbol grande (Mt 13, 32). Porque pequeño yerro, como dicen, en el principio, grande es en el fin.

3 Subida al Monte Carmelo 10, 3.

Y lo cual aquí goza el alma no hay más que decir, sino que allí siente cuán bien comparado está en el evangelio el reino de los cielos al grano de mostaza, que por su gran calor, aunque pequeño, crece en árbol grande  (Mt 13, 31); pues que el alma se ve hecha como un inmenso fuego de amor que nace de aquel punto encendido del corazón del espíritu.

Llama de amor viva 2, 11.

 

San Juan de Ávila.

Cierto, entiendo que no hay otro que el sembrador de cizaña ha sido el auctor de que en esto haya habido tanto olvido en las provincias y obispados, para que, faltando este modo de cultivar la tierra y viña del Señor, pudiese el adversario más a su salvo sembrar la cizaña de los vicios y se fuese secando el trigo (cf. Mt 13, 24ss) de los buenos estatutos y santos cánones antiguos, dejando de tener su fuerza per non usum. Como se ve, y claro que, aunque no tuvieran los sínodos fructo alguno otro sino tener en pie lo ya mandado y detener la turba de los malos que no pueda del todo atropellarlos y anularlos, es fructo muy digno de trabajo grande y de cuidado.

Advertencias al concilio de Toledo. II, pg. 664-665.

Porque el cuerpo de los malos y cada uno de ellos, se llama diablo, como parece por Judas, por el cual dijo el Señor: Uno de vosotros es el diablo (Jn 6, 71). Y por consiguiente, hablando del demonio, le llamó el Señor el hombre enemigo (cf. Mt 13, 25). Porque el demonio y los suyos son un cuerpo y una persona mística, y se comunican los nombres de él a ellos y de ellos a él. ¡Miserable género humano debajo de tales cabezas, que les causaban abominable deshonra y gravísimo daño!

Sermón en la infraoctava del Corpus. III, pg. 687.

Aquí el Señor amansa nuestros pecados; aquí da fuerza a nuestra ánima para que de aquí adelante no caiga en ellos; aquí sana nuestras enfermedades e imperfecciones. Aquí nos junta consigo; aquí se nos da Él mismo en prendas de que viviremos para siempre con él; porque es la levadura que se echó en las tres medidas de harina (Mt 13, 33) para que el pan fuese sazonado fuese gustoso el Señor y fuera de este sacratísimo cuerpo no hay vida ni salud, en las buenas obras; no hay gracia, ni gloria, ni bien alguno. Porque ansí como la fuente de la lumbre es el sol, y en el mar se juntan las aguas, así en este poderosísimo Señor están juntos todos los bienes, y quien lo recibe puede decir: Todos los bienes me vinieron con Él (cf. Sab 7, 11).

Sermón en la infraoctava del Corpus. III, pgs. 585-586.

 

San Oscar Romero. Homilía.

Este es el comentario del trigo y la cizaña. Dios ha sembrado bondad. Ningún niño ha nacido malo. Todos hemos sido llamados a la santidad. Valores que Dios ha sembrado en el corazón del hombre y que los actuales, los contemporáneos, ¡tanto estiman!, no son piedras raras, cosas que nacen continuamente. ¿Por qué entonces hay tanta maldad? Porque los ha corrompido la mala inclinación del corazón humano y necesitan purificación. La vocación del hombre pues, primigenia, original, es la bondad. Todos hemos nacido para la bondad. Nadie nació con inclinaciones a hacer secuestros; nadie nació con inclinaciones para ser un criminal; nadie nació para ser un torturador; nadie nació para ser un asesino; todos nacimos para ser buenos, para amarnos, para comprendernos. ¿Por qué entonces Señor, han brotado en tus campos tantas cizañas? El enemigo lo ha hecho, dice Cristo. El hombre dejó que creciera en su corazón la maleza, las malas compañías, las malas inclinaciones, los vicios.

Queridos jóvenes, ustedes que están en el momento en que la vocación se decide, piensen que todos hemos sido llamados a la bondad, y que lo que está dejando a ustedes los jóvenes, esta edad madura -a la que yo también pertenezco y tengo que lamentar dejarles en herencia tanto egoísmo, tanta maldad. Ustedes renueven, trigo nuevo, cosechas recién sembradas, campos todavía frescos con la mano de Dios, niños jóvenes, sean ustedes un mundo mejor, obedezcamos en cambio todos, a la segunda vocación: La conversión.

Homilía, 23 de julio de 1978.

 

Papa Francisco. Angelus.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En el Evangelio de hoy (cfr. Mt 13, 24-43) nos volvemos a encontrar a Jesús hablando a la multitud en parábolas sobre el Reino de los cielos. Me detengo solamente en la primera, la de la cizaña, a través de la cual nos hace conocer la paciencia de Dios, abriendo nuestro corazón a la esperanza.

Jesús cuenta que, en el campo en el que se ha sembrado la semilla buena, brota también la cizaña, un término que resume todas las malas hierbas, que infestan el terreno. Entre nosotros, podemos decir que también hoy el terreno está devastado por muchos herbicidas y pesticidas, que al final también hacen mal tanto a la hierba, como a la tierra y a la salud. Pero esto, entre paréntesis. Los siervos entonces van donde el amo para saber de dónde viene la cizaña, y él responde: «Algún enemigo ha hecho esto» (v. 28). ¡Porque nosotros hemos sembrado trigo bueno! Un enemigo, uno que hace la competencia, ha venido a hacer esto. Ellos quieren ir enseguida a arrancar la cizaña que está creciendo, sin embargo el amo dice que no, porque se corre el riesgo de arrancar juntas las malas hierbas —la cizaña— y el trigo. Es necesario esperar el momento de la cosecha: solo entonces se separan y la cizaña será quemada. Es también una historia de sentido común.

En esta parábola se puede leer una visión de la historia. Junto a Dios —el amo del campo— que esparce siempre y solo semilla buena, hay un adversario, que esparce la cizaña para obstaculizar el crecimiento del trigo. El amo actúa abiertamente, a la luz del sol, y su propósito es una buena cosecha; el otro, el adversario, sin embargo, aprovecha la oscuridad de la noche y obra por envidia, por hostilidad, para arruinar todo. El adversario tiene un nombre: es el diablo, el opositor de Dios por antonomasia. Su intención es obstaculizar la obra de salvación, para que el Reino de Dios sea obstaculizado por trabajadores injustos, sembradores de escándalos. De hecho, la buena semilla y la cizaña no representan el bien y el mal de forma abstracta, sino a nosotros los seres humanos, que podemos seguir a Dios o al diablo. Muchas veces, hemos escuchado que una familia que estaba en paz, después han comenzado las guerras, las envidias… Un barrio que estaba en paz, después han empezado cosas feas… Y nosotros estamos acostumbrados a decir: “Alguien ha venido ahí a sembrar cizaña”, o “esta persona de la familia, con los chismes, siembra cizaña”. Siempre es sembrar el mal lo que destruye. Y esto lo hace siempre el diablo o nuestra tentación: cuando caemos en la tentación de chismorrear para destruir a los otros.

La intención de los siervos es la de eliminar enseguida el mal, es decir a las personas malvadas, pero el amo es más sabio, ve más lejos: estos deben saber esperar, porque soportar las persecuciones y las hostilidades forma parte de la vocación cristiana. El mal, por supuesto, debe ser rechazado, pero los malvados son personas con las que hay que tener paciencia. No se trata de esa tolerancia hipócrita que esconde ambigüedad, sino de la justicia mitigada por la misericordia. Si Jesús ha venido a buscar a los pecadores más que a los justos, a curar a los enfermos antes que a los sanos (cfr. Mt 9,12-13), también nuestra acción como sus discípulos debe estar dirigida no para suprimir a los malvados, sino para salvarlos. Y ahí, la paciencia.

El Evangelio de hoy presenta dos modos de actuar y de vivir la historia: por un lado, la mirada del amo, que ve lejos; por otro, la mirada de los siervos, que ven el problema. Los criados se preocupan por un campo sin malezas, el amo se preocupa por el buen trigo. El Señor nos invita a asumir su misma mirada, la que mira al buen trigo, que sabe custodiarlo también en las malas hierbas. No colabora bien con Dios quien se pone a la caza de los límites y de los defectos de los otros, sino más bien quien sabe reconocer el bien que crece silenciosamente en el campo de la Iglesia y de la historia, cultivándolo hasta la maduración. Y entonces será Dios, y solo Él, quien premie a los buenos y castigue a los malvados. La Virgen María nos ayude a comprender e imitar la paciencia de Dios, que no quiere que ninguno de sus hijos se pierda, que Él ama con amor de Padre.

Angelus. 19 julio 2020.

 

Homilía Chat GPT (Inteligencia Artificial).

Queridos hermanos y hermanas,

En el Evangelio de hoy, Jesús nos presenta la parábola del trigo y la cizaña, una enseñanza llena de sabiduría sobre el Reino de Dios y la convivencia entre el bien y el mal en este mundo.

Jesús compara el Reino de los Cielos con un hombre que sembró buena semilla en su campo, pero mientras dormía, su enemigo sembró cizaña entre el trigo. Cuando los siervos descubren esto, le preguntan al dueño si deben arrancar la cizaña, pero él les dice que la dejen crecer juntas hasta la cosecha.

Esta parábola nos enseña varias lecciones importantes. En primer lugar, nos muestra que el Reino de Dios está presente en este mundo, pero también coexiste con las fuerzas del mal. La cizaña representa el mal y el trigo representa el bien. Aunque deseamos un mundo sin maldad ni sufrimiento, debemos comprender que en esta vida coexistirán ambas realidades hasta el día de la cosecha final.

En segundo lugar, esta parábola nos enseña sobre la paciencia y la misericordia de Dios. Dios es paciente con nosotros y nos da tiempo para arrepentirnos y cambiar nuestras vidas. Él permite que tanto el bien como el mal crezcan juntos, y en Su sabiduría, decidirá el momento adecuado para separarlos y juzgarlos.

Además, esta parábola nos desafía a no ser jueces prematuros. A menudo, estamos ansiosos por juzgar a los demás y separar rápidamente a los buenos de los malos. Pero Dios nos enseña que no siempre podemos discernir completamente el corazón de una persona y que debemos ser cautelosos al emitir juicios precipitados. En lugar de eso, debemos enfocarnos en cultivar la virtud y el bien en nuestras propias vidas.

Finalmente, esta parábola nos llena de esperanza. Aunque el mal y el sufrimiento puedan ser parte de nuestra experiencia actual, sabemos que llegará un día en que Dios hará justicia y establecerá Su Reino en plenitud. El día de la cosecha final, todas las cosas serán reveladas y se manifestará la verdadera justicia divina.

Queridos hermanos y hermanas, en este domingo, reflexionamos sobre la parábola del trigo y la cizaña. Que este relato nos inspire a vivir con paciencia y misericordia, sabiendo que el Reino de Dios está presente en nuestro mundo, pero también reconociendo que el mal y el sufrimiento coexisten con el bien. Que busquemos cultivar la virtud en nuestras propias vidas y confiemos en la justicia divina que vendrá en el día de la cosecha final.

Que el Señor nos conceda la gracia de vivir con esperanza y perseverancia, confiando en que Él está obrando en medio de las aparentes dificultades y desafíos. Que nuestra fe se fortalezca y nuestro amor se incremente mientras esperamos el cumplimiento pleno del Reino de Dios.

Que el Señor nos bendiga y nos guíe en nuestro caminar. Amén.

 

Papa Benedicto XVI (Chat GPT).

El Papa Benedicto XVI ofreció una explicación de la parábola del trigo y la cizaña durante una Audiencia General el 25 de julio de 2007. En su enseñanza, destacó varios aspectos significativos de esta parábola.

El Papa Benedicto XVI resaltó que el campo representado en la parábola es el mundo, y la buena semilla simboliza a los hijos del Reino, mientras que la cizaña representa a aquellos que pertenecen al maligno. Señaló que Jesús revela la existencia de un misterio oculto en la realidad presente: el hecho de que el bien y el mal coexisten y crecen juntos en este mundo.

El Papa Benedicto XVI subrayó la paciencia de Dios al permitir que la cizaña crezca junto con el trigo. Explicó que esto se debe a que Dios respeta la libertad humana y ofrece la posibilidad de conversión incluso a aquellos que han seguido el camino del mal. En su sabiduría divina, Dios concede tiempo para que todos tengan la oportunidad de arrepentirse y cambiar.

El Papa Benedicto XVI también enfatizó la importancia de no juzgar prematuramente y de evitar la separación precipitada entre el bien y el mal. Señaló que el juicio final corresponde a Dios, quien tiene pleno conocimiento de los corazones y las intenciones de las personas. Nuestra tarea como discípulos de Cristo es seguir cultivando el bien en nuestras vidas y testimoniar el amor de Dios.

En su explicación, el Papa Benedicto XVI recordó a los fieles que, aunque el mal y el sufrimiento puedan existir en el mundo, la esperanza cristiana se fundamenta en la certeza de que Dios establecerá Su Reino y llevará a cabo una justa separación en el momento adecuado.

A través de su enseñanza sobre esta parábola, el Papa Benedicto XVI invitó a los creyentes a vivir con paciencia, misericordia y esperanza, confiando en la providencia divina y buscando siempre cultivar el bien en sus vidas y en el mundo que les rodea.

 

San Agustín (Chat GPT).

San Agustín, uno de los grandes teólogos y padres de la Iglesia, también ofreció una interpretación de la parábola del trigo y la cizaña. En su obra "Comentarios sobre el Evangelio de Mateo", abordó esta parábola y brindó valiosas reflexiones.

San Agustín explicó que el campo mencionado en la parábola representa el mundo, y la siembra de la buena semilla es la obra de Cristo al predicar el Evangelio y establecer el Reino de Dios. La cizaña, por otro lado, representa a aquellos que se oponen al Reino y practican el mal.

Una de las principales enseñanzas que San Agustín resaltó es la idea de que, en esta vida, el trigo y la cizaña, es decir, el bien y el mal, coexistirán hasta el tiempo de la cosecha final, que representa el juicio de Dios. Hasta entonces, no debemos esperar una sociedad perfectamente libre de maldad.

San Agustín también hizo hincapié en la paciencia y la misericordia de Dios al permitir que el bien y el mal crezcan juntos. Explicó que esta tolerancia es un llamado a la conversión y una oportunidad para que los pecadores se arrepientan y se vuelvan hacia Dios.

Además, San Agustín advirtió sobre los peligros de la precipitación en juzgar y condenar a los demás. Explicó que, aunque en ocasiones parezca obvio quiénes son los justos y los malvados, solo Dios puede discernir verdaderamente los corazones de las personas. Por lo tanto, debemos evitar emitir juicios definitivos y encomendar a Dios el juicio final.

San Agustín enfatizó que esta parábola nos invita a mantener la esperanza y a confiar en la justicia divina. Nos recordó que, a pesar de la presencia del mal en el mundo, el triunfo final pertenece a Dios y Su Reino. Nos exhortó a perseverar en el bien, a cultivar la virtud y a vivir en la espera confiada de la plenitud del Reino de Dios.

En resumen, San Agustín nos anima a vivir con paciencia, misericordia y esperanza en medio de las realidades contradictorias del mundo. Su enseñanza sobre la parábola del trigo y la cizaña nos invita a confiar en la providencia divina, a cultivar el bien y a vivir en espera de la realización plena del Reino de Dios.

 

Santo Tomás de Aquino (Chat GPT).

Santo Tomás de Aquino, uno de los más destacados teólogos y filósofos de la Iglesia, también ofreció su interpretación de la parábola del trigo y la cizaña. En su obra "Comentario al Evangelio de Mateo", abordó esta parábola y proporcionó valiosas reflexiones.

Santo Tomás de Aquino explicó que el campo representa la Iglesia y el mundo en el que coexisten los buenos y los malos. El trigo simboliza a los justos y la cizaña a los pecadores. Destacó que, a pesar de que la Iglesia es santa por naturaleza, en su seno también se encuentran aquellos que no viven de acuerdo con los mandamientos de Dios.

El Santo Doctor señaló que la parábola muestra la paciencia de Dios al permitir que los malvados coexistan con los justos. Esto se debe a que Dios busca la conversión de los pecadores, dándoles tiempo y oportunidad para arrepentirse y cambiar sus caminos.

Santo Tomás de Aquino también enfatizó la importancia de la purificación final en el juicio. Explicó que, en última instancia, Dios separará a los justos de los malvados y hará triunfar la justicia. En ese momento, los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre.

Además, Santo Tomás de Aquino señaló que, a nivel personal, la parábola nos invita a la vigilancia y la autoreflexión. Nos llama a examinarnos a nosotros mismos y a esforzarnos por cultivar virtudes y evitar el pecado. También nos recuerda que no debemos juzgar prematuramente a los demás, sino que debemos confiar en el juicio final de Dios.

En resumen, Santo Tomás de Aquino nos enseña a apreciar la paciencia y la misericordia de Dios al permitir que el bien y el mal coexistan en la Iglesia y en el mundo. Su interpretación de la parábola del trigo y la cizaña nos invita a vivir con vigilancia y a esforzarnos por cultivar virtudes mientras confiamos en la justicia divina.

 

San Juan de la Cruz (Chat GPT).

San Juan de la Cruz, conocido como uno de los grandes místicos y poetas de la Iglesia, no ofrece una interpretación explícita de la parábola del trigo y la cizaña en sus obras conocidas. Sin embargo, podemos relacionar sus enseñanzas y espiritualidad con los temas presentes en esta parábola.

San Juan de la Cruz enfatizó la importancia de la purificación del alma y la búsqueda de la unión con Dios. Su doctrina se centra en el camino de la "noche oscura", que implica el desapego de las cosas mundanas y el crecimiento en el amor divino.

Podemos relacionar la enseñanza de San Juan de la Cruz con la parábola del trigo y la cizaña en el sentido de que nos invita a reconocer y enfrentar los aspectos negativos y pecaminosos de nuestra propia vida. Al igual que la cizaña que crece junto al trigo, hay elementos en nuestro ser que no están alineados con la voluntad de Dios. A través de la purificación y el proceso de "noche oscura", San Juan de la Cruz nos enseña a enfrentar y dejar atrás esos aspectos negativos para permitir que el trigo, es decir, la gracia divina y la virtud, crezcan en nosotros.

Además, San Juan de la Cruz nos recuerda la importancia de la paciencia y la confianza en la providencia divina. Al igual que la parábola nos muestra que Dios permite que el trigo y la cizaña crezcan juntos hasta el momento adecuado, San Juan de la Cruz nos enseña que debemos ser pacientes en nuestro proceso de purificación y confiar en que Dios está obrando en nuestras vidas, incluso en medio de las dificultades y aparentes obstáculos.

En resumen, aunque San Juan de la Cruz no brinda una interpretación específica de la parábola del trigo y la cizaña, su enseñanza sobre la purificación del alma, la búsqueda de la unión con Dios y la confianza en Su providencia se relaciona con los temas presentes en la parábola. Su espiritualidad nos invita a enfrentar y purificar los aspectos negativos de nuestra vida, a ser pacientes y confiar en el proceso divino en nuestras vidas.

 

Santa Teresa de Jesús (Chat GPT).

Santa Teresa de Jesús, también conocida como Santa Teresa de Ávila, fue una gran mística y doctora de la Iglesia cuyas enseñanzas se centran en la vida de oración y la búsqueda de la unión con Dios. Aunque no hay un comentario directo de Santa Teresa sobre la parábola del trigo y la cizaña, podemos relacionar su enseñanza y experiencia espiritual con los temas presentes en esta parábola.

Una de las enseñanzas principales de Santa Teresa es el llamado a la purificación del alma y el crecimiento en la vida interior. Ella describe el camino espiritual como una subida hacia la unión con Dios, superando los obstáculos y apegos que nos separan de Él. Esta búsqueda de la unión con Dios implica la renuncia a todo lo que nos aleja de Su amor y la apertura a la acción transformadora del Espíritu Santo en nuestras vidas.

Podemos relacionar estas enseñanzas de Santa Teresa con la parábola del trigo y la cizaña. Al igual que en la parábola, Santa Teresa nos invita a reconocer y enfrentar los aspectos negativos y pecaminosos de nuestra vida interior, que podríamos comparar con la presencia de la cizaña. A través de la purificación y la rendición a la acción de Dios en nosotros, cultivamos el trigo, es decir, la gracia divina y las virtudes que nos acercan a la unión con Dios.

Santa Teresa también destaca la importancia de la paciencia y la confianza en el proceso espiritual. Reconoce que el crecimiento espiritual es un camino gradual y que debemos ser pacientes con nosotros mismos y con los demás. Al igual que la parábola nos muestra que el dueño del campo permite que el trigo y la cizaña crezcan juntos hasta el momento de la cosecha, Santa Teresa nos enseña a confiar en el plan de Dios y a ser pacientes en nuestro propio proceso de transformación interior.

En resumen, aunque Santa Teresa de Jesús no ofrece una interpretación específica de la parábola del trigo y la cizaña, su enseñanza sobre la purificación del alma, la búsqueda de la unión con Dios y la confianza en Su plan se relaciona con los temas presentes en la parábola. Su espiritualidad nos invita a renunciar a todo lo que nos aleja de Dios, a cultivar las virtudes y a confiar en el proceso de transformación divina en nuestras vidas.

 

Relación de la parábola del trigo y la cizaña con el Antiguo Testamento (Chat GPT).

La parábola del trigo y la cizaña tiene algunas conexiones y similitudes con enseñanzas y episodios del Antiguo Testamento. Aunque no hay un pasaje específico que se corresponda exactamente con esta parábola, podemos identificar algunas ideas relacionadas:

La presencia del bien y el mal: La parábola del trigo y la cizaña nos muestra cómo el bien y el mal coexisten en el mundo. Esta realidad también está presente en numerosos pasajes del Antiguo Testamento. Por ejemplo, en el relato de la creación en Génesis, vemos que Dios crea un mundo bueno, pero la entrada del pecado y la caída de la humanidad introducen el mal en la historia humana. A lo largo del Antiguo Testamento, encontramos luchas entre la justicia y la iniquidad, el culto verdadero y la idolatría, y la fidelidad y la infidelidad.

La paciencia y la misericordia de Dios: En la parábola, vemos cómo el dueño del campo muestra paciencia y misericordia al permitir que el trigo y la cizaña crezcan juntos hasta el tiempo de la cosecha. Este tema de la paciencia y la misericordia divina también está presente en el Antiguo Testamento. Por ejemplo, en el libro de Jonás, vemos cómo Dios muestra paciencia y da una oportunidad de arrepentimiento incluso a los habitantes de Nínive, una ciudad conocida por su maldad. En el libro de Ezequiel, Dios llama repetidamente al arrepentimiento a través del profeta, dando tiempo para que Su pueblo cambie su camino.

El juicio final: La parábola del trigo y la cizaña apunta a un juicio final en el que el trigo y la cizaña serán separados y el bien será recompensado y el mal castigado. Esta idea de un juicio final también se encuentra en el Antiguo Testamento. En varios libros proféticos, como Isaías, Jeremías y Ezequiel, se habla de un día en el que Dios juzgará a todas las naciones y traerá justicia y restauración completa.

Aunque no hay un pasaje específico en el Antiguo Testamento que corresponda directamente a la parábola del trigo y la cizaña, estas conexiones y temas relacionados nos permiten ver cómo la enseñanza de Jesús encaja en la historia más amplia de la relación entre Dios y la humanidad tal como se presenta en las Escrituras hebreas.

 

DOMINGO XVII T.O. 30 de julio de 2023.

 

Monición de entrada.-

La misa es el tesoro que tenemos los amigos de Jesús.

Y este tesoro esconde otro que es el más grande de todos: Jesús.

Aunque no lo vemos Él está escondido en las lecturas, la comunión, el sacerdote y nuestro corazón.

Pero para que lo descubramos tenemos que elegir ser amigos de Jesús.

Si no lo queremos la misa puede ser un rato aburrido.

 

 Señor, ten piedad.-

Porque a veces nos aburren tus palabras. Señor, ten piedad.

Porque a veces no nos las tomamos en serio.  Cristo, ten piedad.

Porque a veces no te buscamos. Señor, ten piedad.

 

 Peticiones.-

Por el Papa Francisco y a nuestro obispo Enrique. Te lo pedimos, Señor.

Por los sacerdotes, catequistas, monitoras y monitores Juniors.  Te lo pedimos, Señor.

Por las monjas y los frailes que no se han casado ni tienen hijos por amor a Jesús. Te lo pedimos, Señor.

Por los que les cuesta ser cristianos. Te lo pedimos, Señor.

Por los campamentos que este verano se están haciendo en los Juniors y las parroquias. Te lo pedimos, Señor.

Por las personas que les cuesta ser amigos de Jesús. Te lo pedimos, Señor.

Por nosotros, que cada día intentamos ser amigos de Jesús. Te lo pedimos, Señor.

 

Acción de gracias.-

María, queremos darte las gracias por que en muchas estatuas nos enseñas a Jesús, que fue tu tesoro.

 

Homilía dirigida a las niñas y niños (Chat GPT).

Predicar la parábola del trigo y la cizaña a los niños requiere adaptar el mensaje de acuerdo a su nivel de comprensión y utilizar enfoques didácticos adecuados a su edad. Aquí tienes algunas sugerencias para predicar esta parábola a los niños:

Narración clara y visual: Utiliza un lenguaje sencillo y claro al contar la parábola, utilizando ejemplos y metáforas que los niños puedan entender. Puedes usar imágenes, dibujos o incluso actuar la parábola para hacerla más visual y atractiva para ellos.

Identificación de personajes: Ayuda a los niños a identificar a los personajes de la parábola. Explica que el dueño del campo es como Dios, el trigo representa a las personas buenas y la cizaña a las malas acciones o actitudes que podemos tener. Esto les ayudará a comprender mejor la enseñanza central de la parábola.

Enseñanza sobre el crecimiento y la paciencia: Destaca el mensaje de que el trigo y la cizaña crecen juntos en el campo. Explica que Dios es paciente y espera a que las personas se arrepientan y cambien sus actitudes negativas. Destaca que todos tenemos la oportunidad de cambiar y crecer en bondad.

La importancia del juicio final: Aunque debes tener cuidado al tratar este tema con niños, puedes explicar que, al final de los tiempos, Dios hará un juicio justo y separará el bien del mal. Enfatiza la idea de que es importante vivir de acuerdo con los valores de amor, justicia y bondad para estar en el lado del trigo en el juicio final.

Aplicación práctica: Ayuda a los niños a aplicar la enseñanza de la parábola a sus vidas cotidianas. Pregúntales cómo pueden ser trigo y cultivar las virtudes en sus acciones y relaciones con los demás. Anima a los niños a reflexionar sobre cómo pueden evitar las acciones negativas y elegir hacer el bien.

Oración y reflexión: Termina la predicación con una breve oración y un momento de reflexión, para que los niños puedan pensar en cómo pueden aplicar la enseñanza de la parábola en su vida diaria y pedir la ayuda de Dios para hacerlo.

Recuerda que adaptar el mensaje a la edad y nivel de comprensión de los niños es esencial para que puedan entender y asimilar la enseñanza de la parábola. Utiliza lenguaje sencillo, ejemplos concretos y actividades interactivas para ayudarles a captar el mensaje central y aplicarlo a sus vidas.

 

BIBLIOGRAFÍA.

Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española. BAC. Madrid. 2016.

Biblia de Jerusalén. 5ª edición – 2018. Desclée De Brouwer. Bilbao. 2019.

Nuevo Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego de M. Iglesias González. BAC. Madrid. 2017.

Biblia Didajé con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016.

Catecismo de la Iglesia Católica. Nueva Edición. Asociación de Editores del Catecismo. Barcelona 2020.

La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia. Ciudad Nueva. Madrid. 2006.

Pío de Luis, OSA, dr. Comentarios de San Agustín a las lecturas litúrgicas (NT). II. Estudio Agustiniano. Valladolid. 1986.

Jerónimo. Comentario al evangelio de Mateo. Editorial Ciudad Nueva. Madrid. 1999. Pgs. 105-106.

San Juan de Ávila. Obras Completas I. Audi, filia – Pláticas – Tratados. BAC. Madrid. 2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas II. Comentarios bíblicos – Tratados de reforma – Tratados y escritos menores. BAC. Madrid. 2013.

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San Juan de Ávila. Obras Completas IV. Epistolario. BAC. Madrid. 2003.

https://www.servicioskoinonia.org/romero/homilias/B/#IRA

www.vatican.va

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