sábado, 25 de abril de 2020

Hora Santa Catequética. Tema 1.


CATEQUESIS
1.El Señor es mi luz y mi salvación.
-La muerte y resurrección de Jesús:
Testigos: los Apóstoles.
A lo largo de la historia la Iglesia ha transmitido este mensaje:
Cristo está vivo.
Es Dios con nosotros.
En Él encontramos la luz;
No hay sombra que pueda oscurecer la luz de Cristo.
Viviendo con él y por él podemos vivir en la luz.
-La Iglesia:
Nos ofrece y nos da a Cristo.
No podemos alcanzar a Cristo separados de la Iglesia.
Bautismo: entramos en la vida de Dios, que es amor, en la vida de la Trinidad, por la gracia de Dios.
Después del bautismo acompaña y prepara para recibir los otros sacramentos de la iniciación cristiana: confirmación y eucaristía.
-Nosotros:
Acogiendo a Jesús, la luz, en la Iglesia, iluminamos a los demás.
Catequesis:
Medio para conocer y amar a Jesucristo para ser testigo del Señor.
“Catequesis”:
“Hacer resonar”, instruir, explicar.
Enseñar a los que no conocen a Jesús.
Finalidad:
Llegar a ser cristianos.
-Jesucristo:
Ha tomado verdaderamente la luz del cielo y ha traído a la tierra la luz de la verdad y el fuego del amor que transforma a cada persona.
Por él sabemos quiénes somos nosotros y para qué existimos.
-Bautismo:
Vela:
Encendida en el cirio pascual, la luz de Cristo resucitado que nos convierte a nosotros en hijos de la luz.
Ef 5, 8-9: Antes sí eras tinieblas, pero ahora sois luz por el Señor. Vivid como hijos de la luz, pues toda bondad, justicia y verdad son fruto de la luz.
Los cristianos hemos de proteger y acrecentar esta luz:
Escuchamos la Palabra de Dios.
Celebramos la Eucaristía.
Amamos como Jesús nos enseñó.
Catequesis:
Conocer, amar y contemplar la luz verdadera, Cristo.
-Vigilia Pascual:
La celebración más importante del Año Cristiano.
Conmemoramos la Resurrección del Señor.
Cirio Pascual:
Representa el misterio de la luz de Cristo.
¡Qué noche tan dichosa
en que se une el cielo con la tierra,
lo humano con lo divino!
Pregón Pascual:
Pedimos al Señor que la llama que él ha encendido no se apague sino que sea cada vez más luminosa.

ORACIÓN.
1.¿Cómo he llegado?
-Presencia de Dios:
Dios está conmigo en todo momento y lugar.
Miro el sagrario, respiro, siento a Dios en lo profundo de cada célula, del núcleo de la célula, del gen.
-Petición:
Pedimos a Cristo que nos ayude y ayude a cuantos estáis unidos en esta oración para que podamos escuchar lo que el Señor nos está diciendo al corazón.
-Composición de lugar:
Miro el sagrario. Lo imagino presente. En el altar, o aquí, a mi lado, mirando la pantalla del móvil o del ordenador. Siento su cercanía.
-Texto:
Salmo 23.
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.
Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.

Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo;
tu vara y tu cayado me sosiegan.

Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término.
-Meditación:
Dios es mi pastor.
Nos acercamos con confianza a Dios y a nosotros mismos.
No tenemos que tenerle miedo a nuestro corazón.
Nos disponemos a la escucha.
Nuestro corazón es una guitarra con muchas cuerdas:
Temores, preguntas, desánimos, tristezas, confianzas.
Escucho lo que me rodea.
Dejo sentir lo que me brota en el interior.
¿Qué me ha traído a conectar el móvil, el ordenador?
¿Qué es lo que estoy esperando de este tiempo de oración?
Leo el salmo con actitud de confianza en Dios.
¿Por qué camino o prados me ha conducido?
¿Pasando qué quebradas oscuras me ha protegido?
-Coloquio:
Pedirle al Señor la gracia de sentir su presencia y compañía permanentes en mi caminar.
Me abandono en sus manos.
-Otros textos:
Ap 3, 20: Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en mi casa y cenaré con él y él conmigo.
Jn 1, 38: Maestro, donde vives.


viernes, 24 de abril de 2020

Domingo III Tiempo Pascual. 26 de abril de 2020.


Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 2, 14.22-33
El día de Pentecostés Pedro, poniéndose en pie junto a los Once, levantó su voz y con toda solemnidad declaró:
-Judíos y vecinos todos de Jerusalén, enteraos bien y escuchad atentamente mis palabras. A Jesús el Nazareno, varón acreditado por Dios ante vosotros con los milagros, prodigios y signos que Dios realizó por medio de él, como vosotros mismos sabéis, a este, entregado conforme al plan que Dios tenía establecido y previsto, lo matasteis, clavándolo a una cruz por manos de hombres inicuos. Pero Dios lo resucitó, librándolo de los dolores de la muerte, por cuanto no era posible que esta lo retuvieran bajo su dominio, pues David dice, refiriéndose a él: “Veía siempre al Señor delante de mí, pues está a mi derecha para que no vacile. Por eso se me alegró el corazón, exultó mi lengua, y hasta mi carne descansará esperanzada. Porque no me abandonarás en el lugar de los muertos, ni dejarás que tu Santo experimente corrupción. Me has enseñado senderos de vida, me saciarás de gozo con tu rostro”. Hermanos, permitidme hablaros con franqueza: el patriarca David murió y lo enterraron, su sepulcro está entre nosotros hasta el día de hoy. Pero como era profeta y sabía que Dios “le había jurado con juramento sentar en su trono a un descendiente suyo”, dijo que “no lo abandonará en el lugar de los muertos” y que “su carne no experimentará corrupción·. A este Jesús lo resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Exaltado, pues, por la diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, lo ha derramado. Esto es lo que estáis viendo y oyendo.
Palabra de Dios.

Textos paralelos[1].
 Jesús Nazoreo, hombre acreditado.
Mt 2, 23: Y se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo dicho por medio de los profetas, que se llamaría nazareno.
Lc 24, 19: Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo.
Hch 10, 38: Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
Lc 5, 17: Un día estaba él enseñando, y estaban sentados unos fariseos y maestros de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor estaba con él para realizar curaciones.
Dios lo resucitó.
Sal 18, 6: Me sacó a un lugar espacioso / me libró porque me amaba.
Hch 13, 34-35: Y que resucitó de la muerte para nunca volver a la corrupción, llo tiene expresado así: “Os cumpliré las promesas santas y seguras hechas a David”. Por eso dice en otro lugar: No dejarás que tu santo experimente la corrupción”.
Veía constantemente al Señor.
Sal 16, 10: Porque no me abandonarás en la región de los muertos / ni dejarás a tu fiel ver la corrupción.
Como era profeta sabía que Dios le había asegurado.
2 S 7, 12: En efecto, cuando se cumplan tus días y reposes con tus padres, yo suscitaré descendencia tuya después de ti: Al que salga de tus entrañas le afirmaré su reino.
Sal 132, 11: El Señor ha jurado a David / una promesa que no retractará: “A uno de tu linaje / pondré sobre tu trono”.
Mt 9, 27: Cuando Jesús salía de allí, dos ciegos lo seguían gritando: “Ten compasión de nosotros, hijo de David”.
Así pues, exaltado por la diestra de Dios.
Hch 1, 8: Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y hasta el confín de la tierra.
Hch 1, 5: Porque Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo dentro de no muchos días.
Ez 36, 27: Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos, y que guardáis y cumpláis mis mandamientos.
Jn 15, 26: Cuando venga el Paráclito que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí.

Notas exegéticas[2].
2 14 Pedro obra como cabeza del colegio apostólico y aparece en primer plano. En ocasiones Juan aparece junto a él, pero algo así como su doble.
2 22 (a) El contenido de la predicación apostólica primitiva (Kerygma), de la que tenemos aquí una primera exposición, se nos ha transmitido esquemáticamente en cinco discursos de Pero (Hch 2, 14-39; 3, 12-26; 4, 9-12; 5,, 29-32; 10, 34-43, y uno de Pablo, 13, 16-41. El núcleo central es un testimonio que tiene por objeto la muerte, la resurrección de Cristo y su exaltación. Luego, detalles como su misión, anunciada por Juan el Bautista, preparada por la enseñanza y sus milagros, concluida con las apariciones del Resucitado y la efusión del Espíritu. Finalmente, perspectivas más amplias que, por las profecías del AT, hunden sus raíces en el pasado y miran el futuro: advenimiento de los tiempos mesiánicos y llamamiento a judíos y gentiles a la conversión para apresurar la Vuelta de Cristo. Los evangelios, que son un desarrollo de la predicación primitiva, siguen este esquema.
2 22 (b) Este epíteto [Nazoreo], cuyo origen y significado sigue siendo oscuro es aplicado con frecuencia a Jesús en Hechos.
2 22 (c) Esta formulación solemne, inspirada probablemente en el AT (Ex 7, 3) parece designar esencialmente las curaciones realizadas por Jesús. Fórmulas análogas, reducidas a dos términos, designan los milagros por los que Dios acreditará la predicación apostólica.
2 23 (a) Las profecías del AT prueban este designio de Dios.
2 23 (b) Aquí los romanos. Pero la predicación primitiva contiene análogas acusaciones contra los judíos, contra los cuales se opone la intervención de Dios, que resucita a Jesús.
2 24  “Del Hades”, texto occidental, “de la muerte”, texto recibido. El “Hades” en los LXX corresponde al seol, Nm 16, 33.
2 25 Citado según los LXX. El texto hebreo sólo expresaba el deseo de escapar a una muerte inminente: “No dejarás a tu amigo ver la fosa”. El argumento supone el empleo de la versión griega, que introduce una idea distinta, traduciendo “fosa” (=tumba) por “corrupción”.
2 27 El original hebreo dice “tu fiel” (hasidka).
2 29 En la antigua colina de Sión, por debajo del Templo, 1 R 2, 10. Una interpretación exagerada de este versículo dio lugar a la leyenda de la tumba de David que veneran hoy en el lugar tradicional del Cenáculo, en la colina occidental que, desde los primeros siglos del cristianismo, recibió el nombre de Sión.
2 30 [A uno de tu linaje] Lit. “fruto de tus riñones” ( de tus lomos). Equivalencia en 1 S 7, 12-13.
2 33 (a) Palabras inspiradas en el Salmo 118 (v. 16 LXX, “la diestra del Señor me ha exaltado”), que la predicación apostólica utiliza considerándolo mesiánico. Pero también pudiera traducirse: “Habiendo sido exaltado a la diestra de Dios” y ver en ello la introducción de la cita que recoge otro tema de la predicación apostólica.
2 33 (b) Los profetas habían anunciado el don del Espíritu para los tiempos mesiánicos. Y por este Espíritu, “derramado”, según el anuncio de Joel 3, 1-2, por Cristo resucitado explica Pedro el milagro de que son testigos sus oyentes.

Salmo responsorial
Salmo 15

R/. Señor, me enseñarás el sendero de la vida.

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Yo digo al Señor: “Tú eres mi Dios”.
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano. R/.

Bendeciré al Señor que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R/.

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa esperanzada.
Porque no me abandonarás en la región de los muertos
ni dejarás a tu fiel ver la corrupción. R/.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R/.


Textos paralelos[3].
Tengo siempre presente a Yahvé
Sal 121, 5: No permitirá que resbale tu pie, / tu guardián de Israel.
Por eso se me alegra el corazón.
Hch 2, 27: Porque no me abandonarás en el lugar de los muertos, ni dejarás que tu Santo experimente la corrupción.
Pues no me abandonará al Seol.
Hch 13, 35: Por eso dice en otro lugar: No dejarás que tu santo experimente la corrupción.
Nm 16, 33: [Coré, Datán y Abirón] Bajaron vivos al abismo con todo lo que tenían. La tierra los cubrió y desaparecieron de la asamblea.
Sal 49, 16: Pero a mí, Dios me salva, / me arranca de las garras del abismo.
Sal 73, 24: Me guías según tus planes, / y después me recibirás en la gloria.

Notas exegéticas[4].
16 1 Sentido dudoso del término miktam. El griego dice: “Inscripción en una estela”; el Targum: “Forma correcta”; Jerónimo y algunas tradiciones rabínicas “Humílde e íntegro David”. Esta rúbrica se encuentra encabezando los salmos cuya recitación pública podía provocar la ira de los paganos señores de Jerusalén.
16 3 Los versículos 2-3 son oscuros, y la traducción conjetural. El hebreo se traduciría literalmente: “Mi Señor, tú (eres) mi dicha, nada por encima de ti. A los santos, estos de la tierra, aquello y estos que imponen(¿), todo mi placer está en ellos”. – Estos versículos podrían dirigirse a quienes pretenden unir la adoración a Yahvé y el culto a los dioses locales, sincretismo que fue durante mucho tiempo la tentación de Israel, ver Is 57, 6.
16  7 [La conciencia] Lit. “mis riñones”, sede de los pensamientos y de los afectos secretos.
16 10 El salmista ha elegido a Yahvé. El realismo de su fe y las exigencias de su vida mística piden una intimidad indisoluble con él: necesita, pues, escapar a la muerte que le separaría de él, Sal 6, 6. Esperanza imprecisa aún, que preludia la fe en la resurrección. Las versiones traducen “fosa” por “corrupción”. La aplicación mesiánica, admitida por el Judaísmo, se ha verificado en la resurrección de Cristo.
  
Segunda lectura.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro 1, 17-21
Queridos hermanos:
Puesto que podéis llamar Padre al que juzga imparcialmente según las obras de cada uno, comportaos con temor durante el tiempo de vuestra peregrinación, pues ya sabéis que fuisteis liberados de vuestra conducta inútil, heredada de vuestros padres, pero no con algo corruptible, con oro o plata, sino con una sangre preciosa, como la de un cordero sin defecto y sin mancha. Cristo, previsto ya antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos por vosotros, que, por medio de él, creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, de manera que vuestra fe y vuestra esperanza estén puestas en Dios.
Palabra de Dios.

Textos paralelos[5].
 Si llamáis Padre.
Dt 10, 17: Pues el Señor, vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de los señores, el Dios grande, fuerte y terrible, que no es parcial ni acepta soborno.
Hb 11, 6:  Y sin fe es imposible complacerlo, pues el que se acerca a Dios debe creer que existe y que recompensa a quienes lo buscan.
Conducíos con temor.
2 Co 5, 6: Así pues, siempre llenos de buen ánimo y sabiendo que, mientras habitamos en el cuerpo, estamos desterrados lejos del Señor.
Is 52, 3: Porque estos dice el Señor: / “Por nada fuisteis vendidos, / sin precio seréis rescatados”.
1 Co 6, 20: Pues habéis sido comprados a buen precio. Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!
1 Co 7, 23: Habéis sido comprados a buen precio. No os hagáis esclavos de los hombres.
Sino con la sangre preciosa de Cristo.
Ef 4, 17: Esto es lo que digo y aseguro en el Señor, que no andéis ya, como es el caso de los gentiles, en la vaciedad de sus ideas.
Ap 5, 9: Y cantan un cántico nuevo: “Eres digno de recibir el libro y abrir sus sellos, porque fuiste degollado y con tu sangre has adquirido para Dios hombres de toda tribu, lengua, pueblo y nación”.
Jn 1, 29: Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: “Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”.
Rm 3, 24-25: Y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención realizada en Cristo Jesús. Dios lo constituyó medio de propiciación mediante la fe en su sangre, para mostrar su justicia pasando por alto los pecados del pasado.
Jn 17, 24: Padre, este es mi deseo: que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo.
Ga 4, 4: Mas cuando llegó la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la rey.
Hb 1, 2: En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos.
Rm 1, 16: Pues no me avergüenzo del Evangelio, que es fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree, primero del judío, y también del griego.
Rm 1, 4: Constituido Hijo de Dios en poder según el Espíritu de santidad por la resurrección de entre los muertos: Jesucristo, nuestro Señor.
Rm 8, 11: Y si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús también dará vida a vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros.

Notas exegéticas[6]:
1 18 A propósito del tema del rescate ver Rm 3, 24.
1 19 Cualidades exigidas del cordero pascual (Ex 12, 5).
1 21 El rescate, Rm 3, 25, por la sangre de Cristo, Mt 26, 28, así como su resurrección, dependían del designio eterno del Padre, que así consagraba a su nuevo pueblo de creyentes. Se barrunta en esta sección el eco de una catequesis o incluso de una liturgia bautismal.

Evangelio.
X Lectura del santo evangelio según san Juan 24, 13-35
Aquel mismo día (el primero de la semana), dos de los discípulos de Jesús iban caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos sesenta estadios; iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo:
-¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?
Ellos se detuvieron con aire entristecido. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, lke respondió:
-¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allíe stos días?
Él les dijo:
-¿Qué?
Ellos le contestaron:
-Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo, como lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día desde que esto sucedió. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana al sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron diciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron.
Entonces él les dijo:
-¡Qué necios y torpes sois para creer que lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto y entrara así en su gloria?
Y, comenzando por Moisés y siguiendo por todos los profetas, les explicó lo que se refería a él en todas las Escrituras. Llegaron cerca de la aldea adonde iban y él simuló que iba a seguir caminando; pero ellos lo apremiaron, diciendo:
-Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída.
Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció de su vista. Y se dijeron el uno al otro:
-¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?
Y, levantándose en aquel momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo:
-Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón.
Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

Textos paralelos[7].
 Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo.
Mc 16, 12-13: Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando al campo. También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron.
Lo de Jesús el Naroeo.
Mt 2, 23: Y se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo dicho por medio de los profetas, que se llamaría nazareno.
Mt 16, 14: Ellos contestaron: “Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas”.
Hch 7, 22: Y fue educado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios y era poderoso de palabras y de obras.
Iba a ser él quien nos liberaría.
Lc 1, 54: Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia.
Lc 2, 38: Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.
Fueron de madrugada al sepulcro.
Lc 24, 9: Habiendo vuelto del sepulcro anunciaron todo esto a los Once y a todos los demás.
¡Qué poco perspicaces sois y que mente más tarda tenéis para creer…!
Mc 4, 13: Y añadió: “¿No entendéis esta parábola? ¿Pues cómo vais a conocer todas las demás?”.
Mt 8, 10: Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que lo seguían: “En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe”.
Hch 3, 24: Y, desde Samuel en adelante, todos los profetas que hablaron anunciaron también estos días.
Lc 18, 31: Tomando consigo a los Doce, le dijo: “Mirad, estamos subiendo a Jerusalén y se cumplirá en el Hijo del hombre todo lo escrito por los profetas”.
Lc 9, 22: Porque decía: “El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día”.
¿No era necesario que el Cristo padeciera…?
1 P 1, 11: Tratando de averiguar a quién y a qué momento apuntaba ( el Espíritu de Cristo que había en ellos [los profetas] / cuando atestiguaba por anticipado la pasión del Mesías / y su consiguiente glorificación.
Lc 16, 29-31: Abraham le dice: “Tienen a Moisés y a los profetas que los escuchen”. Pero él le dijo: ·No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a ellos, se arrepentirán”. Abrahán le dijo: ·Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerán ni aunque resucite un muerto”.
Se les abrieron los ojos.
Lc 24, 16-17: Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.
El Señor ha resucitado.
1 Co 15, 5: Y que se apareció a Cefas y más tarde a los Doce.
Como lo habían reconocido al partir el pan.
Lc 24, 16: Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén[8].
24 13 Variante menos apoyada: “ciento sesenta”. – Se discute la identificación de este pueblo. El relato que sigue se distingue de otros que narran las apariciones del resucitado y es afín a la historia de Felipe y el eunuco Hch 8, 26-40: en ambos casos la perplejidad inicial queda resuelta por la instrucción, y cada relato concluye con una acción sacramental.
24 16 En las apariciones referidas por Lc y Jn, los discípulos no reconocen al Señor a la primera, sino solo a consecuencia de su palabra o de un signo. Y es que, aun manteniéndose idéntico a sí mismo, el cuerpo del Resucitado se encuentra en un estado nuevo que modifica su figura exterior y lo libra de las condiciones sensibles de este mundo. Sobre el estado de los cuerpos gloriosos ver 1 Co 15, 44.
24 17 Variante: “¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando con aire entristecido?”.
24 19 Var.: “el Nazareno”.
24 24 O plural de generalización, v. 12, o bien alusión a la visita hecha por Pedro y Juan juntos y referida por Jn 20, 3-10.
24 27 Moisés, es decir, la Ley, constituye junto con los Profetas lo esencial de las escrituras, leídas en el culto de la sinagoga.
24 30 Es poco probable que Jesús reprodujese la última Cena. Pero Lc utiliza un vocabulario eucarístico para que sus lectores sean conscientes de que la fracción del pan les permite reencontrarse con el Resucitado, como en el caso de los discípulos de Emaús.
24 34 Este hecho es mencionado en la antigua lista de 1 Co 15, 5. Ya fue anunciado en 22, 31-32, donde se encuentra el mismo nombre arcaico de “Simón”.
24 35 Lucas, al emplear aquí este ´termino técnico que repetirá en los Hechos piensa sin duda en la Eucaristía.

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica[9]:
13 Dos de ellos: del grupo amplio de los discípulos de Jesús, no del grupo de los once apóstoles.
Emaús: aldea o alquería cuya localización se discute; no podía distar mucho de Jerusalén.
Setenta estadios (es menos probable la lectura de algunos manuscritos: ciento sesenta estadios) son unos 11 kilómetro (cada estadio equivalía a 185 metros.
15 Jesús mismo: lit. en persona Jesús.
17 Qué conversación… mientras vais caminando: lit. cuáles las palabras estas que dirigís hacia uno y otro caminantes.
18 De Cleofás, discípulo de Jesús, no tenemos más datos en el NT (quizás es el mismo que nombra indirectamente Jn 19, 25, al decir: “María, la [esposa] de Cleofás. Sus palabras, lit. son: tú solo habitas – como – forastero Jerusalén y no conociste las cosas sucedidas….Jesús les pareció un judío de fuera, peregrino a Jerusalén para la fiesta de Pascua.
19-24 El diálogo, rico en pinceladas psicológicas, parece ir entreverando las frases de los dos discípulos: la opinión positiva de uno de ellos acerca de Jesús, con la reacción pesimista y negativa del otro; pero lo más importante es lo que descubre: los discípulos de Jesús, a pesar de su larga convivencia con él, no habían logrado entender su mensaje más que en términos materiales; el “escándalo de la cruz” fue lo que provocó en ellos una crisis de fe que todavía no habían superado.
19 Un profeta: lit. varón profeta.
Poderoso de obra y de palabra: el mismo orden que aparece en Hch 1,1: primero “las obras”, luego “las palabras”. En el “primer” Moisés el orden es inverso: “era poderoso en sus palabras y obras” (Hch 7, 22).
20 Para condenarlo a muerte: lit. para sentencia de muerte.
21 Esperábamos: detrás está, posiblemente, un verbo arameo (sbr) que tiene dos significados: esperar y pensar.
22 De nuestro grupo: lit. de entre nosotros.
25 Torpes de corazón: lit. lentos en cuanto al corazón (hebraísmo), es decir, cortos de entendimiento.
Para creer en… : la fórmula griega pieûein epí + dativo, indica: el objeto de la fe (creer en todo…) o el fundamento sobre el que se basa la fe (creer apoyados en todo…); en este pasaje también: para creer, ¡con todo lo que dijeron los profetas! “Habían perdido la fe y la esperanza. Muertos caminaban con el Viviente; los muertos caminan con la vida misma. La Vida caminaba con ellos, pero en sus corazones todavía no habitaba la “Vida” (san Agustín).
27 Moisés: los libros del AT se que atribuían a Moisés, o sea: el Pentateuco.
29 Quédate con nosotros: cf. en las referencias bíblicas a otras peticiones semejantes.
30-31 “La fracción del pan” no parece que fuera propiamente la Eucaristía, pero Lc describe la escena con terminología eucarística.
Se les abrieron los ojos: como diría san Efrén, “el pan se les convirtió en llave” que les abrió la inteligencia del misterio de Cristo resucitado.
31 Lit. de ellos se abrieron los ojos y él invisible se hizo lejos de ellos. La anagnórisis (el re-conocimiento de Jesús resucitado por quienes lo vieron) no es un mero recurso literario, un “truco” poético como en relatos y poemas más o menos de ficción – famoso entre ellos el de Ulises al llegar a Ítaca después de la guerra de Troya - , sino una verdadera obra de caridad, humana y sobrenatural, con los suyos.
32 ¿No estaba ardiendo nuestro corazón (lit. L no el corazón de nosotros ardiente estaba): esta expresión conoce muchas variantes en los manuscritos y en las versiones antiguas (¿no estaba nuestro corazón cegado… ; o bien: …. obtuso, o ….pesado?), lo que hace sospechar una posible confusión entre dos palabras arameas: yaqîr / yaqîd.
34 En contraste, es chocante la redacción de Mc 16, 13 (“pero ni a ellos creyeron”). Que los cuatro evangelistas hayan transmitido relatos de apariciones del resucitado sin armonizarlos, sin corregir la redacción, sin preocuparse de ordenar correctamente los datos, sin que inquiete a los primeros cristianos ese “desorden” es, precisamente, una garantía más de que, en sí mismo, el hecho de la resurrección de Jesús es cierto, no un invento elaborado, ni un “crimen perfecto”.
Despertó: lit. fue despertado (se entiende: por Dios; voz pasiva teológica.
De la aparición de Jesús a Simón Pedro tenemos esta referencia de Lc y la de 1 Cor 15, 5: los discípulos, refractarios al testimonio de las mujeres, dan crédito a lo que dice Pedro, que comienza así su misión de “reafirmar a sus hermanos” (22, 32).
35 La expresión lit. del reconocimiento es: cómo llegó a ser conocido para ellos; o cómo se hizo cognoscible para ellos.  
Notas exegéticas desde la Biblia Didajé[10]:
24, 13-35 En algunos casos, como en el camino de Emaús, el resucitado se presentó con su gloria velada y a la vista de los discípulos. En la historia de Emaús, Cristo abrió la mente de los discípulos con el significado real de las palabras proféticas de las Escrituras respecto de él. Se les recordaba que los profetas habían anunciado los acontecimientos que recientemente habían presenciado. Cristo tuvo la oportunidad de explicar por qué tuvo que sufrir y morir para ser glorificado. Cat. 601-602, 643.
24, 25-27 La ruptura de la alianza mediante el pecado había dejado a la raza humana sometida a la muerte y necesitada de purificación. Solo por la muerte y resurrección de Cristo se podía lograr esta purificación. Cat. 112-113, 554-555, 572-573, 645, 710.
24, 30 Obsérvese la semejanza de esta secuencia con el relato de la última Cena (Lc 22,  19). Los perwgrinos de Emaús sólo reconocieron la presencia de Cristo “en la fracción del pan”. Cat 112, 659, 1329, 1345-1347.
24, 34 Puesto que Pedro era la cabeza de la Iglesia y fue llamado a fortalecer la fe de la comunidad, su testimonio por haber visto al Señor resucitado aportó gran credibilidad dentro de la comunidad. Cat. 552, 641, 644, 645.

San Juan de Ávila[11]:
 ¿No lo veis extranjero, debajo de hábito más disimulado que el que llevaba cuando se juntó con los discípulos que iban a Emaús? ¿No habéis oído en vuestras entrañas sus santas palabras, que hacen arder el corazón cuando el hombre ha comulgado? ¿No entendéis que desde aquella sagrada hostia os está diciendo lo que dijo a Zaqueo: “Desciende apriesa, porque hoy me conviene posar en tu casa”[12].
¡Oh cuanta razón, Señor, tenéis de iros de nosotros! ¡Cuánta razón tenemos de deciros con los discípulos: Quedaos, Señor, con nosotros, poruqe ya es tarde! No nos castiguéis con vuestra ausencia, como habéis castigado a otros, y como nuestros pecados merecen; porque tenemos, Señor, poca lumbre y estamos en tarde, y si vos os vais, quedaremos en la noche. No, Señor, no por vuestra misericordia: mas vos de esta poderosa mano sanad el fastidio que nuestras ánimas tienen de aqueste divino majar, por lo cual hemos llegado a las puertas de la muerte; y por no recebir, unas veces hemos llegado a peligros de pecar mortalmente y otras hemos caído en ellos[13].
Cuando está el fuego presente, huye el frío, y cuando el buen cristiano está presente al cuerpo y sangre de Jesucristo, habían de saltar centellas de amor de su corazón, por frío que estuvese. ¿No lo dijeron los discípulos cuando iban al castillo de Emaús?[14]


[1] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019.
[2] Ib. 
[3] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019.
[4] Ib. 
[5] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019. 
[6] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019.  
[7] Indicaciones Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019. Texto Sagrada Biblia, versión oficial de la Conferencia Episcopal Española.  
[8] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019.
[9] Iglesias González, M. Nuevo Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego. BAC. Madrid. 2017.
[10] Biblia Didaje con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016. Textos copiados de www.vatican.va 
[11] San Juan de Ávila. Obras Completas 3, Sermones. BAC. Madrid. 2015.   
[12] Ib. En la infraoctava del Corpus. pg. 573.
[13] Ib. Santísimo Sacramento. Pg. 765.
[14] Ib. En la Infraoctava del Corpus. Pg. 526.