jueves, 28 de diciembre de 2023

Sagrada Familia. 31 de diciembre de 2023.

 


Primera lectura.

Lectura del libro del Eclesiástico 3, 2-6.12-14

El Señor honra más al padre que a los hijos y afirma el derecho de la madre sobre ellos. Quien honra a su padre expía sus pecados, y quien respeta a su madre es como quien acumula tesoros. Quien honra a su padre se alegrará de sus hijos y cuando rece, será escuchado. Quien respeta a su padre tendrá larga vida, y quien honra a su madre obedece al Señor. Hijo, cuida de tu padre en su vejez y durante su vida no le causes tristeza. Aunque pierda el juicio, sé indulgente con él y no lo desprecies aun estando tú en pleno vigor. Porque la compasión hacia el padre no será olvidada y te servirá para reparar tus pecados.

 

Textos paralelos.

 Hijo cuida de tu padre en su vejez.

Mt 15, 4-6: Pues Dios mandó: “Sustenta a tu padre y a tu madre. El que abandona a su padre o a su madre es reo de muerte”. Vosotros, en cambio, decís: “Si uno declara a su padre o su madre que el socorro que le debía es ofrenda sagrada, ya no tiene que sustentar a su padre o a su madre”. Y así invalidáis el precepto de Dios en nombre de vuestra tradición.

Pr 19, 26: Quien maltrata al padre y expulsa a la madre / es hijo indigno e infame.

 

Notas exegéticas.

3 6 Griego II y lat. añaden: Quien teme al Señor honra a su padre.

3 14 Comienzo del texto hebreo del manuscrito C de la Gueniza de El Cairo.

 

Salmo responsorial

Salmo 128 (127)

 

Dichosos los que temen al Señor

y siguen sus caminos. R/.

Dichoso el que teme al Señor

y sigue sus caminos.

Comerás del fruto de tu trabajo,

serás dichoso, te irá bien. R/.

 

Tu mujer, como parra fecunda,

en medio de tu casa;

tus hijos, como renuevos de olivo,

alrededor de tu mesa. R/.

 

Esta es la bendición del hombre

que teme al Señor.

Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén

todos los días de tu vida. R/.

 

Textos paralelos.

 ¡Dichosos los que temen a Yahvé!

Sal 112, 1: Aleluya. Dichoso el que respeta al Señor / y es entusiasta de sus mandatos.

Sal 37, 3-5: Confía en el Señor y haz el bien, / habita una tierra y cultiva la fidelidad; / sea el Señor tu delicia / y te dará lo que pide tu corazón. / Encomienda al Señor tu camino, / confía en él, que él actuará.

Del trabajo de tus manos comerás.

Sal 112, 3: En casa habrá riquezas y abundancia, / su justicia se afirma para siempre.

Tu esposa como parra fecunda.

Pr 31, 10-31: Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará? / Vale mucho más que los corales. / Su marido se fía de ella / y no le hacen falta despojos. / Le trae ganancias y no pérdidas / todos los días de su vida. / Adquiere lana y lino, / sus manos trabajan a gusto. / Es como nave mercante / que importa grano de lejos. / Todavía de noche se levanta / para dar la ración a sus criados / y la porción a sus criadas. / Examina un terreno y lo compra, / con lo que ganan sus manos planta una viña. / Se ciñe la cintura con firmeza / y despliega la fuerza de sus brazos. / Aprecia el valor de sus mercancías / y aun de noche no se apaga su lámpara. / Extiende la mano hacia el huso / y sostiene con la palma la rueca. / Abre sus palmas al necesitado / extiende sus manos al pobre. / Si nieva no teme por la servidumbre, / porque todos los criados llevan trajes forrados. / Confecciona mantas para su uso, / se viste de lino y púrpura. / En la plaza su marido es respetado / cuando se sienta entre los ancianos del pueblo. / Teje sábanas y las vende, / provee de cinturones a los comerciantes. / Esta vestida de fuerza y dignidad, / sonríe ante el día de mañana. / Abre la boca juiciosamente / y su lengua enseña con bondad. / Vigila las andanzas de sus criados, / no come su pan de balde. / Sus hijos se levantan para felicitarla, / su marido proclama su alabanza: / “Muchas mujeres reunieron riquezas, / pero tú las ganas a todas”. / Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura, / la que respeta al Señor merece alabanza. / Cantadle por el éxito de su trabajo, / que sus obras la alaben en la plaza.

Tus hijos, como brotes de olivo.

Sal 144, 12: Sean nuestros hijos un plantío, / crecidos desde la adolescencia; / sean nuestras hijas columnas talladas, / estructuras de un templo.

Jb 29, 5: El Todopoderoso estaba conmigo / y me rodeaban mis hijos.

El hombre que respeta a Yahvé.

Sal 134, 3: El Señor te bendiga desde Sión, / el que hizo el cielo y la tierra.

Sal 20, 3: Que te envíe refuerzos desde el santuario / que te apoye desde Sión.

Bendígate Yahvé desde Sión.

Sal 122, 9: Por la casa del Señor nuestro Dios / te deseo todo bien.

Veas a los hijos de tus hijos.

Gn 50, 23: [José] Llegó a conocer a los hijos de Efraín hasta la tercera generación, y también a los hijos de Maquir, hijo de Manasés, y se los puso en su regazo.

Jb 42, 16: Después Job vivió ciento cuarenta años y conoció a sus hijos, nietos y bisnietos.

¡Paz a Israel!

Pr 17, 6: Corona de los ancianos son los nietos, / honra de los hijos son los padres.

Sal 125, 5: A los que siguen sendas tortuosas / que los conduzca el Señor con los malhechores. / ¡Paz a Israel!

Ga 6, 16: Paz y misericordia para cuantos siguen esta norma, el Israel de Dios.

 

Notas exegéticas.

128 Este salmo celebra la felicidad doméstica que Dios concede al justo, según la doctrina de los Sabios sobre la retribución temporal.

 

Segunda lectura.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses 3, 12-21.

Hermanos.

Como elegidos de Dios, santos y amados, revestíos de compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta. Que la paz de Cristo reine en vuestro corazón: a ella habéis sido convocados en un solo cuerpo. Sed también agradecidos. La Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente. Cantad a Dios, dando gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. Mujeres, sed sumisas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso agrada al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan el ánimo.

 

Textos paralelos.

 // Ef 4, 1-2: Así pues, yo, el prisionero por el Señor, os exhorto a proceder como pide vuestra vocación: con humildad y modestia, con paciencia, soportándoos unos a otros con amor.

// Ef 4, 32:  Sed amables y compasivos unos con otros. Perdonaos, como Dios os ha perdonado, en atención a Cristo.

Como el Señor os perdonó.

Mt 6, 14: Pues si perdonáis a los hombres las ofensas, vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros.

Mt 18, 21: Entonces se acercó Pedro y le preguntó: “Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarle?, ¿hasta siete veces?  

Mt 18, 35: Así os tratará mi Padre del cielo si no perdonáis de corazón cada uno a su hermano.

Revestíos del amor.

Rm 13, 8-10: No tengáis deudas con nadie, si no es la del amor mutuo. Pues el que ama al prójimo tiene cumplida la ley. De hecho, el no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no codiciarás y cualquier otro precepto, se resume en este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Quien ama no hace mal al prójimo, por eso el amor es el cumplimiento cabal de la ley.

1 Co 13, 1: Aunque hable todas las lenguas humanas y angélicas, si no tengo amor, soy un metal estridente o un platillo estruendoso.

Que la paz de Cristo reine en vuestros corazones.

Jn 14, 27: La paz os dejo, os doy mi paz, y no os la doy como la da el mundo. No os turbéis ni os acobardéis.

Flp 4, 7: Y la paz de Dios, que supera la inteligencia humana, custodie vuestros corazones y mentes por medio de Cristo Jesús.

Ef 2, 16: Por medio de la cruz, dando muerte en su persona a la hostilidad, reconcilió a los dos con Dios, haciéndolos un solo cuerpo.

Ef 4, 3-4: Esforzándoos por mantener la unidad del espíritu con el vínculo de la paz. Uno es el cuerpo, uno el Espíritu, como es una la esperanza a que habéis sido llamados.

1 Co 12, 12: Como el cuerpo, siendo un, tiene muchos miembros, y los miembros, siendo muchos, forman un solo cuerpo, así es Cristo.

Formando un solo cuerpo.

Ef 5, 20: Dando gracias siempre y por todo a Dios Padre, en nombre del Señor nuestro Jesucristo.

Amonestaos con toda sabiduría.

Ef 4, 29: Vosotros despojaos de la conducta pasada, de la vieja humanidad que se corrompe con deseos falaces.

// Ef 5, 19-20: Entre vosotros entonad salmos, himnos y cantos inspirados, cantando y tañendo de corazón en honor del Señor, dando gracias siempre y por todo a Dios Padre, en nombre del Señor nuestro Jesucristo.

De palabra y de obra.

1 Co 10, 31: Pues bien, ya comáis o bebáis o hagáis lo que sea, hacedlo todo a gloria de Dios.

Mujeres, sed sumisas a vuestros maridos.

// Ef 5, 21: Someteos unos a otros en atención a Cristo.

Ef 6, 9: Amos, tratadlos del mismo modo, dejándoos de amenazas, conscientes de que está en el cielo el amo de ellos y vuestro, y no cede a favoritismos.

1 P 3, 1-2: Lo mismo vosotras, mujeres, someteos a vuestros maridos, de modo que, aunque algunos no crean en el mensaje, por la conducta de sus mujeres, aun sin palabras, que den ganados al observar vuestro proceder casto y respetuoso.

Tt 2, 1-10: Tú en cambio, explica lo que corresponde a la sana doctrina: que los ancianos sean sobrios, dignos, moderados, sanos en la fe, el amor y la paciencia. Así mismo las ancianas tengan una compostura digna de la religiosidad; no sean esclavas de la maledicencia ni de la bebida; sean buenas maestras, capaces de enseñar a las jóvenes a amar a los maridos y los hijos, a ser moderadas, castas, hacendosas, bondadosas, sumisas al marido; de modo que la palabra de Dios no se desprestigie.

1 Tm 2, 9-15: Así mismo que las mujeres se arreglen decentemente, se adornen con modestia y sobriedad: no con trenzas, con oro y perlas, con vestidos lujosos, sino con las buenas obras, como corresponde a mujeres que se profesan religiosas. La mujer ha de aprender en silencio y sumisa.

 

Notas exegéticas.

3 12 (a) Estos calificativos caracterizan al pueblo de la alianza, llamado a imitar el comportamiento de Dios en Cristo.

3 12 (b) Tras la enumeración de los “vicios· llega la de las virtudes, conforme a un procedimiento que se encuentra tanto en ej judaísmo tardío como entre los filósofos griegos. No hay por qué individualizar estas cualidades: caracterizan en conjunto a las obras del hombre nuevo.

3 14 O bien: “vínculo de la perfección”. Como en 1 Co 13, el amor es aquí el don por excelencia. Se ha entendido de dos formas: une entre sí a todas las virtudes cristianas, sujetando como un cinturón el vestido nuevo, o bien, es el vínculo que une a los miembros del cuerpo comunitario (v. 15).

3 16 (a) Var.: “del Señor”, o “de Dios”. Probablemente el texto primitivo decía sólo “la palabra”. Compárese Flp 1, 14 y 2, 30.

3 16 (b) Se trata, sin duda, de improvisaciones “carismáticas” sugeridas por el Espíritu durante las asambleas litúrgicas, ver 1 Co 12, 7; 14, 26.

3 18 Preceptos muy sencillos de la moral corriente, cristianizados por Pablo mediante la simple fórmula “en el Señor”, que aquí equivale a “según la vida cristiana”. En Ef 5, 21s., la elaboración cristiana está más desarrollada.

 

Evangelio.

X Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 22-40.

Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: “Todo varón primogénito será consagrado al Señor”, y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: “un par de tórtolas o dos pichones”. Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: “Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos “han visto a tu Salvador”, a quien has presentado ante todos los pueblos: “luz para alumbrar a las naciones” y gloria de tu pueblo Israel”. Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: “Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción – y a ti misma una espada te traspasará el alma–, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones”·. Había también una profetiza, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén. Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.

 

Textos paralelos.

Cuando se cumplieron los días.

Lv 12,2-4: Di esto a los hijos de Israel: Cuando una mujer quede embarazada y tenga un hijo varón, quedará impura durante siete días, será impura como durante sus reglas. El octavo día será circuncidado el niño, y ella permanecerá treinta y tres días más purificando su sangre. No tocará ninguna cosa santa ni entrará en el Santuario hasta terminar los días de la purificación.

Como está escrito en la Ley del Señor.

Ex 13,2: Conságrame todo primogénito, todo primer parto entre los hijos de Israel, sea de hombre o de ganado.

Ex 13,11: Cuando el Señor te introduzca en la tierra de los cananeos, como juró a ti y a tus padres, y te la haya entregado, consagrarás al Señor todos los primogénitos.

Lv 5, 5-7: El que ha incurrido en culpa en cualquiera de esos casos [negarse a declarar en un juicio como testigo, tocar un animal impuro o inmundicias humanas, pronunciar a la ligera un juramento, …] confesará su pecado, y presentará al señor, como reparación por el pecado cometido, una hembra de ganado menor, oveja o cabra, como sacrificio expiatorio y el sacerdote hará así la expiación por su pecado. Si no alcanza para una res menor, presentará al Señor, como reparación por su pecado, dos tórtolas o dos pichones, una de las aves como sacrificio expiatorio y otra en holocausto.

Lv 12,8: Si no le alcanza para ofrecer una res menor, tome dos tórtolas o dos pichones, uno para el holocausto y otro para el sacrificio expiatorio; el sacerdote hará por ella [la madre del niño] el rito de expiación y quedará pura.

Era una persona justa.

Is 40, 1-2: Consolad, consolad a mi pueblo – dice vuestro Dios –;hablad al corazón de Jerusalén / gritadle, / que se ha cumplido su servicio / y está pagado su crimen.

Is 52,1: ¡Despierta, despierta, / vístete de tu fuerza, Sión, / vístete el traje de gala, Jerusalén, / ciudad santa!, / porque no volverán a entrar en ti / incircuncisos ni impuros.

Porque han visto a tu salvador.

Is 52,10: Ha descubierto el Señor su santo brazo / a los ojos de todas las naciones, / y verán los confines de la tierra / la salvación de nuestro Dios.

Is 46, 13: Yo aproximo mi justicia, no está lejos, / mi salvación no se pospone, / concedo a Sión la salvación y mi honor a Israel.

Luz para iluminar.

Is 42,6: Yo, el Señor, / te he llamado en mi justicia, / te cogí de la mano, te formé / e hice de ti alianza de un pueblo / y luz de las naciones.

Is 49, 6: Es poco que seas mi siervo / para restablecer las tribus de Jacob / y traer de vuelta a los supervivientes de Israel. / Te hago luz de las naciones, / para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra.

Jn 8,12: Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

Está destinado para ser caída de muchos:

7, 23: ¡Bienaventurado el que no se escandalice de mí!

12, 51-53: ¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división. Desde ahora estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra la suegra.

Jr 15,10: ¡Ay de mí, madre mía, me has engendrado / para discutir y pleitear por todo el país! Ni presté ni me han prestado, / en cambio, todos me maldicen.

Quedó viuda:

Jdt 8, 4-5: Judit llevaba viuda tres años y cuatro meses. Vivía en una habitación que había mandado construir sobre la terraza de su casa. Se ciñó un sayal y llevaba vestidos de viuda.

1 Tm 5,5: La que es verdaderamente viuda, y ha quedado sola, tiene puesta su esperanza en Dios y persevera en las súplicas y en las oraciones noche y día.

Comenzó a alabar a Dios:

2,20 ss: Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.

 

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén.

2 22 La purificación solo obligaba a la madre, pero habla de rescatar al hijo. Lucas observa cuidadosamente que tanto los padres de Jesús, como los de Juan, cumplieron todas las prescripciones de la Ley. La presentación del niño en el santuario no era obligatoria, pero estaba permitida. Nm 18,15, y al parecer la gente piadosa lo estimaba conveniente, ver 1 S 1 24-28. Lucas centra su relato, en este primer acto cultual de Jesús, en la Ciudad santa, a la que atribuye gran importancia, como lugar del acontecimiento pascual y punto de partida de la misión cristiana. Ver 2 38s; Hc 1,4.

2 23 Lit. “Todo varón que abra la matriz será llamado santo para el Señor”. Esta ley (Ex 13,2.12.15) implicaba el rescate del primogénito (Ex 13,13; 34,20), que se cumplía dando cinco siclos de plata en el plazo del mes que seguía al nacimiento (Nm 18,15-16). Lc nada dice de este rescate de Jesús, pero podría deducirse del v. 39.

2 24 Es la ofrenda de los pobres.

2 25 (a) A partir de Is 40,1; 51,12; 61,2, estas palabras designan la salvación de Israel.

2 25 (b) Según el lenguaje del AT (Nm 11, 17; 25,29; 2 Re 2, 15; Is 11,2; 52,1; 61,1; Ez 11, 5), esta expresión indica que Simeón es profeta.

2 26 “El Cristo del Señor”, es aquel que el Señor ha ungido, ver Ex 30,22ss, es decir, consagrado para una misión de salvación, como el rey de Israel, un príncipe elegido por Yahvé y, finalmente y de un modo eminente, el Mesías que instaurará el reino de Dios.

2 27 Lc que ha hablado claramente de la concepción virginal de Jesús, no duda en mencionar a “sus padres”· (ver vv. 41.43), incluso al “padre” (vv. 33.48). A menudo los copistas han reemplazado estos términos por “María y José”, para poner de relieve que Jesús solo tiene un padre, el del cielo.

2 29 A diferencia de los cánticos precedentes, este parece haber sido compuesto por Lucas mismo, en especial valiéndose de textos de Isaías. Después de un primer tríptico que se refiere a Simeón y a su próxima muerte, otro define la salvación universal traída por el Mesías Jesús: una iluminación del mundo gentil que, salida del pueblo elegido, concluirá en gloria de este mismo pueblo.

2 12 La salvación de los paganos es anunciada aquí por vez primera en la obra de Lc Solo será claramente proclamada a partir de la revelación pascual (Lc 24, 47).

2 34 La misión de luz en el mundo gentil irá acompañada, con respecto a Jesús, de hostilidad y persecución por parte de su propio pueblo. Ver Mt 2,1.

2 35 Verdadera Hija de Sión, María llevará en su propia vida el destino doloroso de su pueblo. Con su Hijo, se hallará el centro de esa contradicción donde los corazones deben manifestarse en pro o en contra de Jesús. El símbolo de la espada puede inspirarse en Ez 14, 17, o según otros en Za 12, 10.

2 36 Mujer consagrada a Dios e intérprete de sus designios. Ver Ex 15,20; Jc 4,4; 2 Re 22,14.

2 37 (a) Es el ideal del perfecto israelita (Sal 23,6; 26,6; 27,4; 84,5.11).

2 37 (b) Ver Hch 26, 7. A Lc le gusta destacar esta constancia en el servicio y en la oración (ver 18,7; Hch 20, 31) y la atribuye aquí a Ana, a pesar de la costumbre judía de no permitir que las mujeres permaneciesen de noche en el recinto del templo.

2 38 La liberación mesiánica del pueblo elegido, 1 68; 24,2, interesaba ante todo a la capital, ver Is 40,2; 52, 9 (y ver 2 S 5,9ss). Jerusalén es para Lucas el centro predestinado para la obra de la salvación, 9,31.51.53; 13, 22.23; 17, 11; 18,31; 19,11; 24,47-49.52; Hch 1, 8ss. – Algunos testigos textuales antiguos dicen “en Jerusalén” o “de Israel”.

 

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica.

21-24 Dos misterios que expresan la voluntad del Hijo de Dios de someterse a una ley que no le obligaba, para redimir a los que estaban bajo la Ley (Ga 4, 5), a los perdidos por la desobediencia (cf. Rm 5, 12)

22 Cinco veces se menciona expresamente la ley en los vs. 22-39. // EL TIEMPO: lit. los días (como en el v.6). Lucas dice, lit., la purificación de ellos, es decir, de María y de Jesús, porque se trata de dos ritos: la purificación ritual de la madre y la presentación del primogénito. // LO SUBIERON A JERUSALÉN: “subir a Jerusalén” es expresión acuñada y normal, incluso cuando, como en este caso, hay que bajar (Belén está a 888 metros sobre el nivel del mar, Jerusalén está a 750).

23 ESTÁ PRESCRITO: el tiempo griego (perfecto) dice: “se escribió esa norma en el pasado y actualmente sigue en vigor. TODO PRIMER PARTO VARÓN: todo varón que abre [el] seno materno. // SERÁ CONSAGRADO: lit. santo para el Señor será llamado (cf. 1,32-33).

25 JUSTO Y RELIGIOSO: exacto en el cumplimiento de los deberes que imponía la Ley (cf. Mt 1,19), como manifestación del santo temor de Dios. El término “CONSOLACIÓN” aparece en la literatura targúmica frecuentemente como sinónimo de “liberación”; en concreto, “el Consolador” es título mesiánico. // ESPÍRITU SANTO, sin artículo: inspiración divina. con otras palabras: Simeón era “profeta”.

26 MESÍAS: “ungido”, “Cristo”.

27 INTRODUJERON AL NIÑO JESÚS en el templo, probablemente en el atrio de las Mujeres, pasando por la puerta de Nicanor.

28 SIMEÓN: lit. y él en persona. // BENDIJO A DIOS, DICIENDO un pequeño himno inspirado: la salvación no se ofrece sólo a Israel, sino a “todos los pueblos”, si aceptan a Jesús por la fe. Luego añadió: Jesús es la prueba dada por Dios (v.34); María está asociada a la obra redentora del Hijo, mediante la cruz (v.35).

39 DUEÑO: la palabra griega déspota es, en el contexto, el amo de un esclavo, el señor de un siervo; si hay un trasfondo litúrgico, equivale a soberano. DEJAR [IR]:   manumitir[1] a un esclavo.

30-31 SALVACIÓN: puede ser instrumento de salvación, lo que salva, e.d. “el salvador”. // A LA VISTA DE: o “al alcance de”, a disposición de.

32 LUZ que servirá para iluminar, para llevar la REVELACIÓN  divina a [LAS] NACIONES paganas.

34 ESTÁ PUESTO o destinado para ser: o bien piedra de tropiezo (“escándalo”), o bien cimento firme. // UNA PRUEBA (cf. Mt 12, 38): un signo revelador, una muestra significativa dada por Dios. // QUE SE DISCUTE: o, si es un presente verbal con valor de futuro: que será discutida, que será combatida.

35 SÍ: kaí con valor enfático. // SALGAN A LA LUZ: lit. sean descubiertos.

36 ANA: nombre hebreo (=”piedad”, “compasión”). // EN MATRIMONIO: lit. con marido. // SIRVIENDO: dando culto.

38 DE ÉL: probablemente se refiere al niño, no a Dios. //Algunos manuscritos leen Israel en vez de Jerusalén.

 

Notas exegéticas desde la Biblia Didajé.

2, 21-40 Cristo fue circuncidado al octavo día de su nacimiento, evento que se celebra en algunos calendarios litúrgicos al octavo día de la Navidad, el 1 de enero. La circuncisión era un signo para unirse a la alianza de Israel como descendiente de Abrahán (Lc 1, 59-66). Del mismo modo, según lo exigido por la ley judía, los padres de Cristo le llevaron al templo, cuarenta días después de su nacimiento, para el ritual de la purificación de María y su presentación como hijo primogénito. La purificación de una mujer tras el parto era necesaria antes de que pudiera adorar en el Templo; se requería el sacrificio de un cordero, dos tórtolas o dos pichones. Sin duda, las circunstancias de la concepción de María y del nacimiento de Cristo aseguraban su pureza, pero ella cumplió con la ley. El rito de presentación de un niño era una “redención pública· necesaria para cualquier hijo primogénito de cualquier tribu distinta de la Leví. Los padres de familia ofrecían simbólicamente su hijo a Dios y lo recuperaban luego tras una pequeña ofrenda monetaria. La presentación de Jesús en el Templo es el cuarto misterio gozoso del rosario y se celebra en el calendario litúrgico cuarenta días después de Navidad, el dos de febrero. Esta fiesta se llama también Candelaria (“Misa de las candelas”) para subrayar que Cristo es la luz del mundo tal como lo predijo Simeón. Por esta razón se bendicen las velas en este día para su uso a lo largo de todo el año. Cat. 435, 527, 529, 583 y 1245.

2, 25 Consuelo de Israel: la venida del Mesías, el Redentor: este término, así como “la redención de Jerusalén” indica que tanto Simeón como Ana esperaban al Mesías y vieron su deseo cumplido en el niño Jesús. Cat. 711.

2, 32 Este lenguaje que identifica al Mesías es una reminiscencia del canto del Siervo del profeta Isaías (Is 49, 5ss). Cat. 713.

2, 35 La fe de María nunca vaciló ya que confiaba plenamente en la Palabra de Dios. Ella, más que cualquier otra persona de la historia, experimentó y participó íntimamente en el misterio del sufrimiento redentor que Cristo soportó por nuestra salvación. Cat. 149, 575, 587, 618 y 695.

1,36 La promesa de Ana de celibato y oración se asemeja a la de las órdenes religiosas y comunidades contemplativas que se desarrollaron en la Iglesia y que siguen activas hoy en día. El ayuno siempre ha sido una práctica muy recomendable en la Iglesia católica y se requiere a los fieles en los días prescritos durante la Cuaresma y durante una hora antes de recibir la Sagrada Comunión.  Cat. 711, 1387 y 2687.

 

Catecismo de la Iglesia Católica

526 El misterio de Navidad se realiza en nosotros cuando Cristo toma forma en nosotros. Navidad es el misterio de este admirable intercambio.

527 La Circuncisión de Jesús, al octavo día de su nacimiento, es señal de su inserción en la descendencia de Abraham, en el pueblo de la Alianza, de su sometimiento a la Ley y de su consagración al culto de Israel en el que participará durante toda su vida. Este signo prefigura la circuncisión de Cristo en el bautismo.

529 La presentación de Jesús en el Templo lo muestra como Primogénito que pertenece al Señor. Con Simeón y Ana, toda la expectación de Israel es la que viene al Encuentro de su Salvador (la tradición bizantina llama así a este acontecimiento). Jesús es reconocido como el Messías tan esperado, “luz de las naciones” y “gloria de Israel”, pero también “signo de contradicción”. La espada de dolor predicha a María anuncia otra oblación, perfecta y única, la de la Cruz que dará la salvación que Dios ha preparado “ante todos los pueblos”.

583 Como los profetas anteriores a Él, Jesús profesó el más profundo respeto al Templo de Jerusalén. Fue presentado en él por José y María cuarenta días después de su nacimiento. A la edad de doce años, decidió quedarse en el Templo para recordar a sus padres, que se debía a los asuntos de su Padre.

711 “He aquí que yo le renuevo” (Is 43, 19): dos líneas proféticas se van a perfilar, una se refiere a la espera del Mesías, la otra al anuncio de un Espíritu nuevo, y las dos convergen en el pequeño Resto, el pueblo de los Pobres, que aguardan en la esperanza la “consolación de Israel” y la “redención de Jerusalén” (Lc 2, 25.28).

149 Durante toda su vida, y hasta la última prueba, cuando Jesús, su hijo, murió en la cruz, su fe no vaciló. María no cesó de creer en el cumplimiento de la palabra de Dios. Por todo ello, la Iglesia venera en María la realización más pura de la fe.

2204 La familia cristiana constituye una revelación y una actualización específicas de la comunión eclesial; por eso puede y debe decirse Iglesia doméstica (C. Vaticano II, Lumen gentium, 11). Es una comunidad de fe, esperanza y caridad, posee en la Iglesia una importancia singular como aparece en el Nuevo Testamento (cf. Ef 5, 21-6,4; Col 3, 18-21; 1 P 3, 1-7).

2205 La familia cristiana es una comunión de personas, reflejo de la imagen de la comunión del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo. Su actividad procreadora y educativa es reflejo de la obra creadora de Dios. Es llamada a participar en la oración y el sacrificio de Cristo. La oración cotidiana y la lectura de la Palabra de Dios fortalecen en ella la caridad. La familia cristiana es evangelizadora y misionera.

2206 Las relaciones en el seno de la familia entrañan una afinidad de sentimientos, afectos e intereses que provienen sobre todo del mutuo respeto de las personas. La familia es una comunidad privilegiada llamada a realizar un propósito común de los esposos y una cooperación diligente de los padres en la educación de los hijos.

2207 La familia es la célula original de la vida social. Es la sociedad natural en que el hombre y la mujer son llamados al donde sí en el amor y en el don de la vida. La autoridad, la estabilidad y la vida de relación en el seno de la familia constituyen los fundamentos de la libertad, de la seguridad, de la fraternidad en el seno de la sociedad. La familia es la comunidad en la que, desde la infancia, se pueden aprender los valores morales, se comienza a honrar a Dios y a usar bien de la libertad. La vida de familia es iniciación a la vida en sociedad.

2208 La familia debe vivir de manera que sus miembros aprendan el cuidado y la responsabilidad respecto de los pequeños y mayores, de los enfermos o disminuidos, y de los pobres. Numerosas son las familias que en ciertos momentos no se hallan en condiciones de prestar esta ayuda. Corresponde entonces a otras personas, a otras familias, y subsidiariamente a la sociedad, proveer a sus necesidades. “La religión pura e intachable ante Dios Padre es esta: visitar a los huérfanos y a las viudas en su tribulación y conservarse incontaminado del mundo” (St 1, 27).

2209 La familia debe ser ayudada y defendida mediante medidas sociales apropiadas. Cuando las familias no son capaces de realizar sus funciones, los otros cuerpos sociales tienen el deber de ayudarlas y de sostener la institución familiar. En conformidad con el principio de subsidiaridad, las comunidades más numerosas deben abstenerse de privar a las familias de sus propios derechos y de inmiscuirse en sus vidas.

 

Concilio Vaticano II

El Creador de todas las cosas estableció la sociedad conyugal como punto de partida y fundamento de la sociedad humana, y con su gracia la convirtió en sacramento grande en Cristo y en la Iglesia. Por ello, el apostolado de los esposos y las familias tiene singular importancia tanto para la Iglesia como para la sociedad civil. Los esposos cristianos son mutuamente para sí, para sus hijos y para los restantes familiares, cooperadores de la gracia y testigos de la fe. Son para sus hijos los primeros predicadores y educadores de la fe; con su ejemplo y su palabra los forman para la vida cristiana y apostólica, los ayudan prudentemente a elegir su vocación y fomentan con todo cuidado la vocación sagrada cuando despunta en ellos.

Siempre fue deber de los cónyuges, y hoy constituye la parte más importante de su apostolado, manifestar y demostrar con su vida la indisolubilidad y santidad del vínculo matrimonial; afirmar enérgicamente el derecho y el deber, propio de los padres y tutores, de educar cristianamente a la prole; defender la dignidad y la legítima autonomía de la familia. Cooperen, por consiguiente, los esposos y los demás cristianos con los hombres de buena voluntad para que estos derechos se conserven incólumes en la legislación civil; para que en la organización de la sociedad se tengan en cuenta las necesidades de las familias en orden a la vivienda, la educación de los hijos, las condiciones de trabajo, la seguridad social y los impuestos; para que se ponga siempre a salvo, al organizar las emigraciones, la convivencia familiar (cf. Pío XI, Casti connubi, 31 diciembre 1930).

La misión de ser la célula primera y vital de la sociedad la ha recibido la familia directamente de Dios. Cumplirá, por tanto, esta misión si, mediante el afecto entre sus miembros y la oración hecha a Dios en común, se muestra como un santuario doméstico de la Iglesia; si la familia entera se incorpora al culto litúrgico de la Iglesia; si, finalmente, la familia practica activamente la hospitalidad y promueve la justicia y las demás obras buenas al servicio de todos los hermanos que padecen necesidad. Entre las diferentes obras del apostolado familiar pueden enumerarse las siguientes: adoptar como hijos a los niños abandonados, acoger benignamente a los forasteros, ayudar en la dirección de escuelas, asistir a los adolescentes con consejos y recursos económicos, ayudar a los novios a prepararse mejor para el matrimonio, colaborar en la catequesis, sostener a los cónyuges y las familias que están en peligro material o moral, proporcionar a los ancianos no solo lo indispensable, sino también las justas ventajas que derivan del progreso económico.

Siempre y en todas partes, pero de modo particular en las regiones en que se esparcen las primeras semillas del Evangelio, en donde la Iglesia está en sus principios o se halla en algún peligro grave, las familias cristianas, adhiriéndose con toda su vida al Evangelio y ofreciendo un ejemplo de matrimonio cristiano, dan al mundo un testimonio valiosísimo de Cristo.

Para lograr con mayor facilidad los fines de su apostolado, puede ser conveniente que las familias se reúnan en asociaciones.

Decreto Apostolicam actuositatem [el apostolado de los laicos], 11.

 

Comentarios de los Santos Padres.

Este es el verdadero sacrificio agradable a Dios, la pureza del cuerpo y la gracia del espíritu. La castidad se refiere a la tórtola y la gracia a la paloma.

San Ambrosio. Exámeron. 5, 19,62.

Si tú también quieres sostener a Jesús y abrazarlo y hacerte digno de salir de la cárcel, debes esforzarte con todo empeño en que el Espíritu te conduzca y llegues al templo de Dios. Mira, ahora está s en el templo del Señor Jesús, es decir, en su Iglesia; este es el templo construido con piedras vivas.

Orígenes. Homilías sobre el Ev. de Lucas. 15,1-3.

Todo lo que se narra en la historia del Salvador es objeto de contradicción. Una virgen es madre, y es contradictorio. Tuvo un cuerpo humano, y este signo también se contradice. Él resucitó de entre los muertos, y este es también un signo de contradicción. Pienso que las predicciones de los profetas son igualmente signo de contradicción. Todo esto es contradicción no para los que creen en Él, pues sabemos bien que lo que afirma la Escritura es verdad. Pero para los incrédulos es signo de contradicción todo lo que se ha escrito respecto de Cristo.

Orígenes. Homilías sobre el Ev. de Lucas. 17, 4-5.

En un sentido místico Ana simboliza a la Iglesia que en este mundo aparece como viuda por la muerte de su Esposo y Señor. El número de años de su viudedad también designa el tiempo en que la Iglesia continúa en el cuerpo peregrinando lejos del Señor y, mirando con gran devoción hacia las puertas del templo celestial, aguarda todos los días la llegada del Señor.

Beda. Exposición sobre el Ev. de Lucas. 1,2.

 

San Agustín.

Os es lícito amar con amor humano a vuestros cónyuges, a vuestros hijos, a vuestros amigos y conciudadanos. Todos estos nombres tienen un lazo de necesidad y en cierto modo un aglutinante de amor. Mas veis que este amor pueden tenerlo incluso los impíos, es decir, los paganos, los judíos y los herejes. ¿Quién de ellos no ama a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, vecinos, parientes, amigos, etc. Este amor es, pues humano. Por tanto, si alguien se siente arrastrado por tal crueldad que le hace perder hasta el afecto humano del amor y no ama a sus hijos ni a su esposa, no merece ni ser contado entre los hombres. No hay que prodigar alabanzas a quien ama a sus hijos, pero sí qué condenar a quien no los ama, pero vea con quiénes tiene en común este amor. También las fieras aman a sus hijos; los aman los áspides, los tigres, los leones. No hay fiera alguna que no se insinúe con ternura a sus hijos. Pues aunque aterrorice a los hombres, acaricia a sus pequeñuelos. Ruge el león en la selva y nadie se atreve a pasar; entra en su guarida donde tiene sus cachorros y depone su ferocidad. Así, pues, quien no ama a sus hijos, es peor que un león. Se trata de un amor humano, pero un amor lícito. Guardaos del amor ilícito. Sois miembros y cuerpos de Cristo. […]  

 

San Juan de Ávila.

Simeón cantó, ya que se quería morir, diciendo: Agora dejas, Señor, a tu siervo en paz, según tu promesa, porque vieron mis ojos a mi salud, la cual pusiste ante el acatamiento de todos los pueblos, lumbre para los gentiles y honra para tu pueblo Israel (Lc 2, 29-32). Si miramos que Cristo fue puesto por mano de Pilato a ser visto de aquel pueblo en su propria casa, y después en el alto de la cruz en el monte Calvario, claro es que, aunque de todo estado y linaje, y naturales y extranjeros, que habían venido a la Pascua había gran copia de gente, mas no fue Cristo puesto en el acatamiento de todos los pueblos, como dice Simeón. Y, por tanto, es Cristo, puesto en el acatamiento y vista de todos los pueblos, cuando es predicado en el mundo por los apóstoles y sus sucesores, de los cuales dice David que en toda la tierra salió su sonido y hasta sus fines de la tierra sus palabras (Sal 18, 5). Y Cristo predicado es luz entonces y agora para los judíos que le quisieren creer; porque grande honra es para ellos venir de ellos, y principalmente a ellos, el que es Salvador de todo el mundo y verdadero Dios y hombre.

Audi, filia [I]. Hermosura del alma, 28. OC I, pg. 526.

Y entonces se cumple lo que aquel santo cisne Simeón cantó, ya que quería morir, diciendo: Ahora dejas, Señor, a tu siervo en paz, según tu promesa; porque vieron mis ojos a tu salud, la cual pusiste ante el acatamiento de todos los pueblos, lumbre para los gentiles, y honra para tu pueblo Israel (Lc 2, 29-32).

Audi, filia [II]. Cap. 111, 2. OC I, pg. 774.

Y esto se llama Presentación, la cual se hacía en los cuarenta días después del nacimiento, y así dice el Evangelio: Postquam impleti sunt dies Purificationis Mariae (cf. Lc 2, 22) (la glosa interlineal dice, y refiérese a nuestra Señor, según nosotros en nuestro texto decimos, o, como quiere la mesma glosa, a Jesucristo), no porque en ella hubiese que purificar, sino para denotar lo que mandaba la ley; como si dijese: los cuarenta días que la ley mandaba para la purificación.

Ciclo santoral. Sermones de Nuestra Señora. 64. Purificación de Nuestra Señora, 2. OC III, pg. 856.

Santifícame todo primogénito. Señor, aunque bastaba ese título que habéis mostrado, si fuéramos los que habíamos de ser, pero somos muy avarientos. Mirad si tenéis otro título. – Sea el segundo título. Porque yo maté a todos los primogénitos; yo maté al demonio y a sus primogénitos, que son los pecados; porque yo maté tus pecados, por los cuales estuvieras en el infierno para siempre jamás; yo te saqué de allá y te puse en el camino del cielo. ¡So entendéis cuánto debes a Dios por no te haber dado muerte cuando tenías grandes pecados! ¿Sabes cuánto le debes? Que tantos infiernos merecían, cuantos pecados has hecho; y si considerases que tanto es no te dar el infierno mereciéndolo como sacarte de él estando allá, si una vez de allá te hubieran sacado, ¿qué te pareciera recia ley, aunque te mandara los mayores trabajos del mundo?

Ciclo santoral. Sermones de Nuestra Señora. 64. Purificación de Nuestra Señora, 13. OC III, pg. 860.

Et expectabat redemptionen (cf. Lc 2, 26). No puede haber mayor señal para ver si este buen viejo era santo y bueno que desear el bien común. Dice San Ambrosio: “Era justo porque deseaba el bien del pueblo”. Decía: “¿Pensáis que tengo de ver tanto bien?, ¿qué tengo yo de ver con mis ojos al Señor?, ¿Qué vea yo la libertad del pueblo? ¡Oh Señor! Si vos sois servido no me llevéis hasta que yo con mis ojos vea tanto bien!”. Este era. Viejo, que no nos consta ser sacerdote, y tan deseoso del bien común. Padres sacerdotes, si hubiera ahora muchos Simeones, ¡qué bienaventurados fuéramos! ¡Qué confusión para nosotros, que nos contentamos con decir una misa, y qué de paso, y qué de priesa, sin amor, sin agradecimiento! Bienaventurado el que, cuando tuviere a Cristo en sus manos, sintiere lo que este viejo Simeón. Que el sacerdote tan limpio ha de ser, que no ha de llevar pecados que llorar en el altar, sino los pecados del pueblo; porque, según San Agustín dice, el pecado mortal no es pecado de cristiano, ¿cuánto menos lo será de sacerdote? Y así se quejaba Dios por Malaquías, diciendo: ¿Por qué me hinches mi altar de gemidos? (cf. Mal 2, 13). Lo cual se puede entender de dos maneras: la una, de las quejas que tienen vuestros prójimos de vosotros, padres sacerdotes, las viudas pobres; la segunda se puede entender: “¿Por qué hacéis pecados que tenéis después que gemir en mi altar?”. Decí, aunque veis las necesidades de la Iglesia, ¿cuántas lágrimas os cuestan? ¿Cuántos gemidos rogando a Dios que la remedie? […] Pues porque el santo Simeón deseaba este bien común (Sal 102), por eso era justo; y así como Dios se lo había prometido se lo cumplió, porque vino in spiritu in templum. No quiere decir que vino en espíritu, y no en cuerpo, sino movido por Espíritu Santo; no como vienen muchos, a parlar, a reír o movidos por otras vanidades.

Ciclo Santoral. Sermones de Nuestra Señora. 64. Purificación de Nuestra Señora, 5-6. OC III, pg. 857.

Et acepit eum in ulnas, etc. (Lc 2, 28). ¡Qué pensáis qué regocijo ternía cuando viese tal merced, y tan deseada, cumplida, y viese en sus brazos el bien del mundo! Comiénzase a hacer niño con el niño, que es Cristo. Renovarse ha como la del águila tu juventud. Si en el deseo de este santo te ocupases o con él vinieses con espíritu al templo, la Virgen te daría su Hijo en los brazos como a éste; y pues es tan dadivosa, pidámosle a su Hijo, que dárnoslo ha. En las manos lo tomó; porque no le recibió por palabra, sino por obra. Aquel que recibe la gracia del Señor en sus manos, que la pone por obra. ¿Veis cómo se regocija el buen viejo teniendo a Dios en sus manos? Pues, ¿cómo puede un sacerdote ofender a Dios teniendo a Dios en sus manos? ¡Oh quien con trompetas dijese aquel Benedicite, sacerdotes Domini, Domino! (Dan 3, 84). ¿Cómo nos atrevemos a le ofender, y no decimos como Josef de su amo: ¿Cómo podré yo ofender al que todas las cosas de su casa me tiene entregadas?  (cf. Gn 39, 9). ¿Con qué ojos le vemos, pues así le ofendemos puesto en nuestras manos? ¿Sabéis de adonde viene no sentir lo que este santo viejo? Por no haber con lágrimas procurado y demandado esta venida, como este la pidió. ¡Oh qué pena debe haber para el mal sacerdote en el infierno! San Basilio dice que a la muerte del buen sacerdote muchos ángeles bajan del cielo por su ánima, y a la muerte del malo muchos demonios vienen por su ánima. Bendijo a Dios, y dice: Nunc dimittis. Con razón, por cierto; porque quien a Dios recibe, ni tiene más que pedir ni que desear.

Ciclo santoral. Sermones de Nuestra Señora. 64. Purificación de Nuestra Señora. OC III, pg. 857.

¡Oh Virgen gloriosa, que de una mesma fuente os nace lo dulce y amargo, lo que os hace a Dios agradable y lo que os martiriza! El amor y grandísimo amor, que sobrepuja todo conocimiento, que a Dios tuvistes, este os hace falta, y agradable, y bienaventurada en su acatamiento; y este mesmo a la medida de su grandeza, os atormenta como gran sayón. Aquel cuchillo que el santo viejo Simeón os profetizó que había de traspasar vuestro corazón (cf. Lc 2, 35), cuando vistes a vuestro Hijo crucificado y morir en la cruz, fue figura al vivo. Mas si no hubiera en vuestro corazón cuchillo de amor, con que vuestra sacratísima ánima estaba dulcemente herida hasta lo más íntimo de ella, poco os atormentara el ver padecer a quien mucho amábades. Este, este vivísimo amor os hacía cuidar lo que convenía a vuestro sacratísimo Hijo; este, temer no le viniese algún mal; este, llorar cuando le vino y sentir dolores de muerte en su muerte. Y cuando al humano juicio parecía que este amor os hubiese de dar descanso, gozando en el cielo del que tanto amaste viviendo en la tierra, comience de nuevo, por consejo de Dios, a atormentaros como de antes, y que dure el tormento por toda la vida, y aun que vaya creciendo mientras creciere la vida.

Ciclo santoral. Sermones de Nuestra Señora. 70. Asunción de María, 9. OC III, pg. 949s.

 

San Oscar Romero. Homilía.  

Este es el panorama de nuestro fin de año en el día de la Sagrada Familia. Mientras tanto, una luz blanca fulgura: la paz de Nazaret. La tranquilidad de aquella familia que no es por instalarse lejos de los problemas, sino que es para ser en medio de los grandes problemas del mundo: el espejo, la fuente, la inspiración, la meta de todos los que vivimos en las zozobras de la tierra, pero que tenemos fe y esperanza en los valores cristianos de Cristo y su Sagrada Familia. Así sea.

Homilía 31 de diciembre de 1978.

 

Papa Francisco. Ángelus. 28 de diciembre de 2014.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En este primer domingo después de Navidad, mientras estamos aún inmersos en el clima gozoso de la fiesta, la Iglesia nos invita a contemplar a la Sagrada Familia de Nazaret. El Evangelio de hoy nos presenta a la Virgen y a san José en el momento en que, cuarenta días después del nacimiento de Jesús, van al templo de Jerusalén. Lo hacen en religiosa obediencia a la Ley de Moisés, que prescribe ofrecer el primogénito al Señor (cf. Lc, 22-24).

Podemos imaginar a esta pequeña familia, en medio de tanta gente, en los grandes atrios del templo. No sobresale a la vista, no se distingue... Sin embargo, no pasa desapercibida. Dos ancianos, Simeón y Ana, movidos por el Espíritu Santo, se acercan y comienzan a alabar a Dios por ese Niño, en quien reconocen al Mesías, luz de las gentes y salvación de Israel (cf. Lc 2, 22-38). Es un momento sencillo pero rico de profecía: el encuentro entre dos jóvenes esposos llenos de alegría y de fe por las gracias del Señor; y dos ancianos también ellos llenos de alegría y de fe por la acción del Espíritu. ¿Quién hace que se encuentren? Jesús. Jesús hace que se encuentren: los jóvenes y los ancianos. Jesús es quien acerca a las generaciones. Es la fuente de ese amor que une a las familias y a las personas, venciendo toda desconfianza, todo aislamiento, toda distancia. Esto nos hace pensar también en los abuelos: ¡cuán importante es su presencia, la presencia de los abuelos! ¡Cuán precioso es su papel en las familias y en la sociedad! La buena relación entre los jóvenes y los ancianos es decisivo para el camino de la comunidad civil y eclesial. Y mirando a estos dos ancianos, a estos dos abuelos —Simeón y Ana— saludamos desde aquí, con un aplauso, a todos los abuelos del mundo.

El mensaje que proviene de la Sagrada Familia es ante todo un mensaje de fe. En la vida familiar de María y José Dios está verdaderamente en el centro, y lo está en la Persona de Jesús. Por eso la Familia de Nazaret es santa. ¿Por qué? Porque está centrada en Jesús.

Cuando padres e hijos respiran juntos este clima de fe, poseen una energía que les permite afrontar pruebas incluso difíciles, como muestra la experiencia de la Sagrada Familia, por ejemplo, en el hecho dramático de la huida a Egipto: una dura prueba.

El Niño Jesús con su Madre María y con san José son una imagen familiar sencilla pero muy luminosa. La luz que ella irradia es luz de misericordia y de salvación para todo el mundo, luz de verdad para todo hombre, para la familia humana y para cada familia. Esta luz que viene de la Sagrada Familia nos alienta a ofrecer calor humano en esas situaciones familiares en las que, por diversos motivos, falta la paz, falta la armonía y falta el perdón. Que no disminuya nuestra solidaridad concreta especialmente en relación con las familias que están viviendo situaciones más difíciles por las enfermedades, la falta de trabajo, las discriminaciones, la necesidad de emigrar... Y aquí nos detenemos un poco y en silencio rezamos por todas esas familias en dificultad, tanto dificultades de enfermedad, falta de trabajo, discriminación, necesidad de emigrar, como dificultades para comprenderse e incluso de desunión. En silencio rezamos por todas esas familias... (Dios te salve María...).

Encomendamos a María, Reina y madre de la familia, a todas las familias del mundo, a fin de que puedan vivir en la fe, en la concordia, en la ayuda mutua, y por esto invoco sobre ellas la maternal protección de quien fue madre e hija de su Hijo.

 

Papa Francisco. Ángelus. 31 de diciembre de 2017.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En este primer domingo después de Navidad, celebramos la Santa Familia de Nazaret y el Evangelio nos invita a reflexionar sobre la experiencia vivida por María, José y Jesús mientras crecen juntos como familia en el amor recíproco y en la confianza en Dios. De esta confianza es expresión el rito cumplido por María y José con el ofrecimiento del hijo Jesús a Dios. El Evangelio dice: «Llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor» (Lucas 2, 22), como requería la ley de Moisés. Los padres de Jesús van al templo para confirmar que el hijo pertenece a Dios y que ellos son los custodios de su vida pero no son los propietarios. Y esto nos hace reflexionar. Todos los padres son custodios de la vida de los hijos, pero no propietarios y deben ayudarlos a crecer, a madurar.

Este gesto subraya que solo Dios es el Señor de la historia individual y familiar; todo nos viene por Él. Cada familia está llamada a reconocer tal primado, custodiando y educando a los hijos para abrirse a Dios que es la fuente de la misma vida. Pasa por aquí el secreto de la juventud interior, testimoniado paradójicamente en el Evangelio por una pareja de ancianos, Simeón y Ana. El viejo Simeón, en particular, inspirado por el Espíritu Santo dice a propósito del niño Jesús: «Éste está puesto para caída y elevación de muchos en Israel y para dar señal de contradicción […] a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones» (vv. 34-35).

Estas palabras proféticas revelan que Jesús ha venido para hacer caer las falsas imágenes que nos hacemos de Dios y también de nosotros mismos; para «rebatir» las seguridades mundanas sobre las que pretendemos apoyarnos; para hacernos «resurgir» hacia un camino humano y cristiano verdadero, sobre los valores del Evangelio. No hay situación familiar que esté excluida de este camino nuevo de renacimiento y de resurrección. Y cada vez que las familias, también las heridas y marcadas por la fragilidad, fracasos y dificultades vuelven a la fuente de la experiencia cristiana, se abren caminos nuevos y posibilidades inimaginables.

El relato evangélico de hoy refiere que María y José, «cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño crecía —dice el Evangelio— y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él» (vv. 39-40). Una gran alegría de la familia es el crecimiento de los hijos, todos lo sabemos. Estos están destinados a desarrollarse y fortalecerse, a adquirir sabiduría y a acoger la gracia de Dios, precisamente como sucedió a Jesús. Él es realmente uno de nosotros: el Hijo de Dios se hace niño, acepta crecer, fortalecerse, está lleno de sabiduría y la gracia de Dios está sobre Él. María y José tienen la alegría de ver todo esto en su hijo; y esta es la misión a la que está orientada la familia: crear las condiciones favorables para el crecimiento armónico y pleno de los hijos, con el fin de que puedan vivir una vida buena, digna de Dios y constructiva para el mundo.

Es este el deseo que dirijo a todas las familias hoy, acompañándolo con la invocación a María, Reina de la Familia.

 

Papa Francisco. Ángelus. 27 de diciembre de 2020.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Pocos días después de la Navidad, la liturgia nos invita a contemplar a la Sagrada Familia de Jesús, María y José. Es hermoso pensar en el hecho de que el Hijo de Dios ha querido tener, como todos los niños, la necesidad del calor de una familia. Precisamente por esto, porque es la familia de Jesús, la de Nazaret es la familia-modelo, en la que todas las familias del mundo pueden hallar su sólido punto de referencia y una firme inspiración. En Nazaret brotó la primavera de la vida humana del Hijo de Dios, en el instante en que fue concebido por obra del Espíritu Santo en el seno virginal de María. Entre las paredes acogedoras de la casa de Nazaret se desarrolló en un ambiente de alegría la infancia de Jesús, rodeado de la solicitud maternal de María y los cuidados de José, en el que Jesús pudo ver la ternura de Dios (cf. Carta apost. Patris corde, 2).

A imitación de la Sagrada Familia, estamos llamados a redescubrir el valor educativo del núcleo familiar, que debe fundamentarse en el amor que siempre regenera las relaciones abriendo horizontes de esperanza. En la familia se podrá experimentar una comunión sincera cuando sea una casa de oración, cuando los afectos sean serios, profundos, puros, cuando el perdón prevalezca sobre las discordias, cuando la dureza cotidiana del vivir sea suavizada por la ternura mutua y por la serena adhesión a la voluntad de Dios. De esta manera, la familia se abre a la alegría que Dios da a todos aquellos que saben dar con alegría. Al mismo tiempo, halla la energía espiritual para abrirse al exterior, a los demás, al servicio de sus hermanos, a la colaboración para la construcción de un mundo siempre nuevo y mejor; capaz, por tanto, de ser portadora de estímulos positivos; la familia evangeliza con el ejemplo de vida. Es cierto, en cada familia hay problemas, y a veces también se discute. “Padre, me he peleado…”; somos humanos, somos débiles, y todos tenemos a veces este hecho de que peleamos en la familia. Os diré una cosa: si nos peleamos en familia, que no termine el día sin hacer las paces. “Sí, he discutido", pero antes de que termine el día, haz las paces. Y sabes ¿por qué? Porque la guerra fría del día siguiente es muy peligrosa. No ayuda. Y luego, en la familia hay tres palabras, tres palabras que hay que custodiar siempre: “Permiso”, “gracias”, “perdón”. “Permiso”, para no entrometerse en la vida de los demás. Permiso: ¿puedo hacer algo? ¿Te parece bien que haga esto? Permiso. Siempre, no ser entrometidos. Permiso, la primera palabra. “Gracias”: tantas ayudas, tantos servicios que nos hacemos en la familia: dar siempre las gracias. La gratitud es la sangre del alma noble. "Gracias”. Y luego, la más difícil de decir: "Perdón”. Porque siempre hacemos cosas malas y muchas veces alguien se siente ofendido por esto: “Perdóname”, “perdóname”". No olvidéis las tres palabras: “permiso”, “gracias”, “perdón”. Si en una familia, en el ambiente familiar hay estas tres palabras, la familia está bien.

Al ejemplo de evangelizar con la familia nos invita precisamente la fiesta de hoy volviéndonos a presentar el ideal del amor conyugal y familiar, tal y como quedó subrayado en la Exhortación apostólica Amoris laetitia, cuyo quinto aniversario de promulgación tendrá lugar el próximo 19 de marzo. Y habrá un año de reflexión sobre la Amoris laetitia y será una oportunidad para profundizar en los contenidos del documento [19 de marzo 2021-junio 2022].

Estas reflexiones se pondrán a disposición de las comunidades eclesiales y de las familias, para acompañarlos en su camino. A partir de ahora invito a todos a sumarse a las iniciativas que se impulsarán durante el Año y que serán coordinadas por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. Encomendamos este camino con las familias de todo el mundo a la Sagrada Familia de Nazaret, en particular a San José, esposo y padre solícito.

Que la Virgen María, a la que ahora nos dirigimos con la oración del Ángelus, obtenga a las familias de todo el mundo sentirse cada vez más fascinadas por el ideal evangélico de la Sagrada Familia, de modo que se conviertan en levadura de nueva humanidad y de una solidaridad concreta y universal.

 

Benedicto XVI. Ángelus. 28 de diciembre de 2008.

Queridos hermanos y hermanas:

En este domingo, que sigue al Nacimiento del Señor, celebramos con alegría a la Sagrada Familia de Nazaret. El contexto es el más adecuado, porque la Navidad es por excelencia la fiesta de la familia. Lo demuestran numerosas tradiciones y costumbres sociales, especialmente la de reunirse todos, precisamente en familia, para las comidas festivas y para intercambiarse felicitaciones y regalos. Y ¡cómo no notar que en estas circunstancias, el malestar y el dolor causados por ciertas heridas familiares se amplifican!

Jesús quiso nacer y crecer en una familia humana; tuvo a la Virgen María como madre; y san José le hizo de padre. Ellos lo criaron y educaron con inmenso amor. La familia de Jesús merece de verdad el título de "santa", porque su mayor anhelo era cumplir la voluntad de Dios, encarnada en la adorable presencia de Jesús.

Por una parte, es una familia como todas las demás y, en cuanto tal, es modelo de amor conyugal, de colaboración, de sacrificio, de ponerse en manos de la divina Providencia, de laboriosidad y de solidaridad; es decir, de todos los valores que la familia conserva y promueve, contribuyendo de modo primario a formar el entramado de toda sociedad.

Sin embargo, al mismo tiempo, la Familia de Nazaret es única, diversa de todas las demás, por su singular vocación vinculada a la misión del Hijo de Dios. Precisamente con esta unicidad señala a toda familia, y en primer lugar a las familias cristianas, el horizonte de Dios, el primado dulce y exigente de su voluntad y la perspectiva del cielo al que estamos destinados. Por todo esto hoy damos gracias a Dios, pero también a la Virgen María y a san José, que con tanta fe y disponibilidad cooperaron al plan de salvación del Señor.

Para expresar la belleza y el valor de la familia, hoy se han dado cita en Madrid miles de personas. A ellas quiero dirigirme ahora en lengua española.

Dirijo ahora un cordial saludo a los participantes que se encuentran reunidos en Madrid en esta entrañable fiesta para orar por la familia y comprometerse a trabajar en favor de ella con fortaleza y esperanza. La familia es ciertamente una gracia de Dios, que deja traslucir lo que él mismo es: Amor. Un amor enteramente gratuito, que sustenta la fidelidad sin límites, aun en los momentos de dificultad o abatimiento. Estas cualidades se encarnan de manera eminente en la Sagrada Familia, en la que Jesús vino al mundo y fue creciendo y llenándose de sabiduría, con los cuidados primorosos de María y la tutela fiel de san José.

Queridas familias, no dejéis que el amor, la apertura a la vida y los lazos incomparables que unen vuestro hogar se desvirtúen. Pedídselo constantemente al Señor, orad juntos, para que vuestros propósitos sean iluminados por la fe y ensalzados por la gracia divina en el camino hacia la santidad. De este modo, con el gozo de vuestro compartir todo en el amor, daréis al mundo un hermoso testimonio de lo importante que es la familia para el ser humano y la sociedad. El Papa está a vuestro lado, pidiendo especialmente al Señor por quienes en cada familia tienen mayor necesidad de salud, trabajo, consuelo y compañía. En esta oración del Ángelus, os encomiendo a todos a nuestra Madre del cielo, la Santísima Virgen María.

Queridos hermanos y hermanas, hablando de la familia, no puedo menos de recordar que, del 14 al 18 de enero de 2009, tendrá lugar en la ciudad de México el VI Encuentro mundial de las familias. Oremos ya desde ahora por este importante acontecimiento eclesial y encomendemos al Señor a cada familia, especialmente a las más probadas por las dificultades de la vida y por las plagas de la incomprensión y la división. El Redentor, nacido en Belén, conceda a todas la serenidad y la fuerza para avanzar unidas por el camino del bien.

 

 

Francisco. Catequesis. El belén de Greccio, escuela de sobriedad y de alegría

Queridos hermanos y hermanas:

En esta Navidad de 2023 se cumplen 800 años del pesebre viviente que san Francisco de Asís realizó en la localidad italiana de Greccio. Su intención fue representar la escena del nacimiento de Jesús, pudiendo revivir así, por medio de los sentidos, la sencillez evangélica, la pobreza y la humildad de la Sagrada Familia en la gruta de Belén. Y aquí nacieron los pesebres vivientes.

Durante estos días, cercanos a las fiestas navideñas, podemos correr el riesgo de descuidar lo esencial, distraídos por las numerosas ofertas del consumismo y el bienestar mundano. En este contexto, los personajes del belén nos muestran cómo celebrar verdaderamente la Navidad: con sobriedad y alegría evangélica. Contemplemos el pesebre, y eso, hagámoslo en familia, en comunidad, esto nos ayuda a centrarnos en lo más importante de nuestra vida: la relación con Dios, con los demás y con la creación; y así, cultivemos en nuestros ambientes un clima de armonía, de gozo y de paz.

 

Francisco. Mensaje para la celebración de la 57 Jornada Mundial de la Paz. Inteligencia artificial y paz.

 

Al iniciar el año nuevo, tiempo de gracia que el Señor nos da a cada uno de nosotros, quisiera dirigirme al Pueblo de Dios, a las naciones, a los Jefes de Estado y de Gobierno, a los Representantes de las distintas religiones y de la sociedad civil, y a todos los hombres y mujeres de nuestro tiempo para expresarles mis mejores deseos de paz.

1. El progreso de la ciencia y de la tecnología como camino hacia la paz

La Sagrada Escritura atestigua que Dios ha dado a los hombres su Espíritu para que tengan «habilidad, talento y experiencia en la ejecución de toda clase de trabajos» (Ex 35,31). La inteligencia es expresión de la dignidad que nos ha dado el Creador al hacernos a su imagen y semejanza (cf. Gn 1,26) y nos ha hecho capaces de responder a su amor a través de la libertad y del conocimiento. La ciencia y la tecnología manifiestan de modo particular esta cualidad fundamentalmente relacional de la inteligencia humana, ambas son producto extraordinario de su potencial creativo.

En la Constitución pastoral Gaudium et spes, el Concilio Vaticano II ha insistido en esta verdad, declarando que «siempre se ha esforzado el hombre con su trabajo y con su ingenio en perfeccionar su vida». [1] Cuando los seres humanos, «con ayuda de los recursos técnicos», se esfuerzan para que la tierra «llegue a ser morada digna de toda la familia humana», [2] actúan según el designio de Dios y cooperan con su voluntad de llevar a cumplimiento la creación y difundir la paz entre los pueblos. Asimismo, el progreso de la ciencia y de la técnica, en la medida en que contribuye a un mejor orden de la sociedad humana y a acrecentar la libertad y la comunión fraterna, lleva al perfeccionamiento del hombre y a la transformación del mundo.

Nos alegramos justamente y agradecemos las extraordinarias conquistas de la ciencia y de la tecnología, gracias a las cuales se ha podido poner remedio a innumerables males que afectaban a la vida humana y causaban grandes sufrimientos. Al mismo tiempo, los progresos técnico-científicos, haciendo posible el ejercicio de un control sobre la realidad, nunca visto hasta ahora, están poniendo en las manos del hombre una vasta gama de posibilidades, algunas de las cuales representan un riesgo para la supervivencia humana y un peligro para la casa común. [3]

Los notables progresos de las nuevas tecnologías de la información, especialmente en la esfera digital, presentan, por tanto, entusiasmantes oportunidades y graves riesgos, con serias implicaciones para la búsqueda de la justicia y de la armonía entre los pueblos. Por consiguiente, es necesario plantearse algunas preguntas urgentes. ¿Cuáles serán las consecuencias, a medio y a largo plazo, de las nuevas tecnologías digitales? ¿Y qué impacto tendrán sobre la vida de los individuos y de la sociedad, sobre la estabilidad internacional y sobre la paz?

2. El futuro de la inteligencia artificial entre promesas y riesgos

Los progresos de la informática y el desarrollo de las tecnologías digitales en los últimos decenios ya han comenzado a producir profundas transformaciones en la sociedad global y en sus dinámicas. Los nuevos instrumentos digitales están cambiando el rostro de las comunicaciones, de la administración pública, de la instrucción, del consumo, de las interacciones personales y de otros innumerables aspectos de la vida cotidiana.

Además, las tecnologías que usan un gran número de algoritmos pueden extraer, de los rastros digitales dejados en internet, datos que permiten controlar los hábitos mentales y relacionales de las personas con fines comerciales o políticos, frecuentemente sin que ellos lo sepan, limitándoles el ejercicio consciente de la libertad de elección. De hecho, en un espacio como la web, caracterizado por una sobrecarga de información, se puede estructurar el flujo de datos según criterios de selección no siempre percibidos por el usuario.

Debemos recordar que la investigación científica y las innovaciones tecnológicas no están desencarnadas de la realidad ni son «neutrales», [4] sino que están sujetas a las influencias culturales. En cuanto actividades plenamente humanas, las direcciones que toman reflejan decisiones condicionadas por los valores personales, sociales y culturales de cada época. Lo mismo se diga de los resultados que consiguen. Estas, precisamente en cuanto fruto de planteamientos específicamente humanos hacia el mundo circunstante, tienen siempre una dimensión ética, estrictamente ligada a las decisiones de quien proyecta la experimentación y enfoca la producción hacia objetivos particulares.

Esto vale también para las formas de inteligencia artificial, para la cual, hasta hoy, no existe una definición unívoca en el mundo de la ciencia y de la tecnología. El término mismo, que ha entrado ya en el lenguaje común, abraza una variedad de ciencias, teorías y técnicas dirigidas a hacer que las máquinas reproduzcan o imiten, en su funcionamiento, las capacidades cognitivas de los seres humanos. Hablar en plural de “formas de inteligencia” puede ayudar a subrayar sobre todo la brecha infranqueable que existe entre estos sistemas y la persona humana, por más sorprendentes y potentes que sean. Estos son, a fin de cuentas, “fragmentarios”, en el sentido de que sólo pueden imitar o reproducir algunas funciones de la inteligencia humana. El uso del plural pone en evidencia además que estos dispositivos, muy distintos entre sí, se deben considerar siempre como “sistemas socio-técnicos”. En efecto, su impacto, independientemente de la tecnología de base, no sólo depende del proyecto, sino también de los objetivos y de los intereses del que los posee y del que los desarrolla, así como de las situaciones en las que se usan.

La inteligencia artificial, por tanto, debe ser entendida como una galaxia de realidades distintas y no podemos presumir a priori que su desarrollo aporte una contribución benéfica al futuro de la humanidad y a la paz entre los pueblos. Tal resultado positivo sólo será posible si somos capaces de actuar de forma responsable y de respetar los valores humanos fundamentales como «la inclusión, la transparencia, la seguridad, la equidad, la privacidad y la responsabilidad». [5]

No basta ni siquiera suponer, de parte de quien proyecta algoritmos y tecnologías digitales, un compromiso de actuar de forma ética y responsable. Es preciso reforzar o, si es necesario, instituir organismos encargados de examinar las cuestiones éticas emergentes y de tutelar los derechos de los que utilizan formas de inteligencia artificial o reciben su influencia. [6]

La inmensa expansión de la tecnología, por consiguiente, debe ser acompañada, para su desarrollo, por una adecuada formación en la responsabilidad. La libertad y la convivencia pacífica están amenazadas cuando los seres humanos ceden a la tentación del egoísmo, del interés personal, del afán de lucro y de la sed de poder. Tenemos por ello el deber de ensanchar la mirada y de orientar la búsqueda técnico-científica hacia la consecución de la paz y del bien común, al servicio del desarrollo integral del hombre y de la comunidad. [7]

La dignidad intrínseca de cada persona y la fraternidad que nos vincula como miembros de una única familia humana, deben estar en la base del desarrollo de las nuevas tecnologías y servir como criterios indiscutibles para valorarlas antes de su uso, de modo que el progreso digital pueda realizarse en el respeto de la justicia y contribuir a la causa de la paz. Los desarrollos tecnológicos que no llevan a una mejora de la calidad de vida de toda la humanidad, sino que, por el contrario, agravan las desigualdades y los conflictos, no podrán ser considerados un verdadero progreso. [8]

La inteligencia artificial será cada vez más importante. Los desafíos que plantea no son sólo técnicos, sino también antropológicos, educativos, sociales y políticos. Promete, por ejemplo, un ahorro de esfuerzos, una producción más eficiente, transportes más ágiles y mercados más dinámicos, además de una revolución en los procesos de recopilación, organización y verificación de los datos. Es necesario ser conscientes de las rápidas transformaciones que están ocurriendo y gestionarlas de modo que se puedan salvaguardar los derechos humanos fundamentales, respetando las instituciones y las leyes que promueven el desarrollo humano integral. La inteligencia artificial debería estar al servicio de un mejor potencial humano y de nuestras más altas aspiraciones, no en competencia con ellos.

3. La tecnología del futuro: máquinas que aprenden solas

En sus múltiples formas la inteligencia artificial, basada en técnicas de aprendizaje automático (machine learning), aunque se encuentre todavía en una fase pionera, ya está introduciendo cambios notables en el tejido de las sociedades, ejercitando una profunda influencia en las culturas, en los comportamientos sociales y en la construcción de la paz.

Desarrollos como el machine learning o como el aprendizaje profundo (deep learning) plantean cuestiones que trascienden los ámbitos de la tecnología y de la ingeniería y tienen que ver con una comprensión estrictamente conectada con el significado de la vida humana, los procesos básicos del conocimiento y la capacidad de la mente de alcanzar la verdad.

La habilidad de algunos dispositivos para producir textos sintáctica y semánticamente coherentes, por ejemplo, no es garantía de confiabilidad. Se dice que pueden “alucinar”, es decir, generar afirmaciones que a primera vista parecen plausibles, pero que en realidad son infundadas o delatan prejuicios. Esto crea un serio problema cuando la inteligencia artificial se emplea en campañas de desinformación que difunden noticias falsas y llevan a una creciente desconfianza hacia los medios de comunicación. La confidencialidad, la posesión de datos y la propiedad intelectual son otros ámbitos en los que las tecnologías en cuestión plantean graves riesgos, a los que se añaden ulteriores consecuencias negativas unidas a su uso impropio, como la discriminación, la interferencia en los procesos electorales, la implantación de una sociedad que vigila y controla a las personas, la exclusión digital y la intensificación de un individualismo cada vez más desvinculado de la colectividad. Todos estos factores corren el riesgo de alimentar los conflictos y de obstaculizar la paz.

4. El sentido del límite en el paradigma tecnocrático

Nuestro mundo es demasiado vasto, variado y complejo para poder ser completamente conocido y clasificado. La mente humana nunca podrá agotar su riqueza, ni siquiera con la ayuda de los algoritmos más avanzados. Estos, de hecho, no ofrecen previsiones garantizadas del futuro, sino sólo aproximaciones estadísticas. No todo puede ser pronosticado, no todo puede ser calculado; al final «la realidad es superior a la idea» [9] y, por más prodigiosa que pueda ser nuestra capacidad de cálculo, habrá siempre un residuo inaccesible que escapa a cualquier intento de cuantificación.

Además, la gran cantidad de datos analizados por las inteligencias artificiales no es de por sí garantía de imparcialidad. Cuando los algoritmos extrapolan informaciones, siempre corren el riesgo de distorsionarlas, reproduciendo las injusticias y los prejuicios de los ambientes en los que se originan. Cuanto más veloces y complejos se vuelven, más difícil es comprender porqué han generado un determinado resultado.

Las máquinas inteligentes pueden efectuar las tareas que se les asignan cada vez con mayor eficiencia, pero el fin y el significado de sus operaciones continuarán siendo determinadas o habilitadas por seres humanos que tienen un propio universo de valores. El riesgo es que los criterios que están en la base de ciertas decisiones se vuelvan menos transparentes, que la responsabilidad decisional se oculte y que los productores puedan eludir la obligación de actuar por el bien de la comunidad. En cierto sentido, esto es favorecido por el sistema tecnocrático, que alía la economía con la tecnología y privilegia el criterio de la eficiencia, tendiendo a ignorar todo aquello que no está vinculado con sus intereses inmediatos. [10]

Esto debe hacernos reflexionar sobre el “sentido del límite”, un aspecto a menudo descuidado en la mentalidad actual, tecnocrática y eficientista, y sin embargo decisivo para el desarrollo personal y social. El ser humano, en efecto, mortal por definición, pensando en sobrepasar todo límite gracias a la técnica, corre el riesgo, en la obsesión de querer controlarlo todo, de perder el control de sí mismo, y en la búsqueda de una libertad absoluta, de caer en la espiral de una dictadura tecnológica. Reconocer y aceptar el propio límite de criatura es para el hombre condición indispensable para conseguir o, mejor, para acoger la plenitud como un don. En cambio, en el contexto ideológico de un paradigma tecnocrático, animado por una prometeica presunción de autosuficiencia, las desigualdades podrían crecer de forma desmesurada, y el conocimiento y la riqueza acumularse en las manos de unos pocos, con graves riesgos para las sociedades democráticas y la coexistencia pacífica. [11]

5. Temas candentes para la ética

En el futuro, la fiabilidad de quien pide un préstamo, la idoneidad de un individuo para un trabajo, la posibilidad de reincidencia de un condenado o el derecho a recibir asilo político o asistencia social podrían ser determinados por sistemas de inteligencia artificial. La falta de niveles diversificados de mediación que estos sistemas introducen está particularmente expuesta a formas de prejuicio y discriminación. Los errores sistémicos pueden multiplicarse fácilmente, produciendo no sólo injusticias en casos concretos sino también, por efecto dominó, auténticas formas de desigualdad social.

Además, con frecuencia las formas de inteligencia artificial parecen capaces de influenciar las decisiones de los individuos por medio de opciones predeterminadas asociadas a estímulos y persuasiones, o mediante sistemas de regulación de las elecciones personales basados en la organización de la información. Estas formas de manipulación o de control social requieren una atención y una supervisión precisas, e implican una clara responsabilidad legal por parte de los productores, de quienes las usan y de las autoridades gubernamentales.

La dependencia de procesos automáticos que clasifican a los individuos, por ejemplo, por medio del uso generalizado de la vigilancia o la adopción de sistemas de crédito social, también podría tener repercusiones profundas en el entramado social, estableciendo categorizaciones impropias entre los ciudadanos. Y estos procesos artificiales de clasificación podrían llevar incluso a conflictos de poder, no sólo en lo que respecta a destinatarios virtuales, sino a personas de carne y hueso. El respeto fundamental por la dignidad humana postula rechazar que la singularidad de la persona sea identificada con un conjunto de datos. No debemos permitir que los algoritmos determinen el modo en el que entendemos los derechos humanos, que dejen a un lado los valores esenciales de la compasión, la misericordia y el perdón o que eliminen la posibilidad de que un individuo cambie y deje atrás el pasado.

En este contexto, no podemos dejar de considerar el impacto de las nuevas tecnologías en el ámbito laboral. Trabajos que en un tiempo eran competencia exclusiva de la mano de obra humana son rápidamente absorbidos por las aplicaciones industriales de la inteligencia artificial. También en este caso se corre el riesgo sustancial de un beneficio desproporcionado para unos pocos a costa del empobrecimiento de muchos. El respeto de la dignidad de los trabajadores y la importancia de la ocupación para el bienestar económico de las personas, las familias y las sociedades, la seguridad de los empleos y la equidad de los salarios deberían constituir una gran prioridad para la comunidad internacional, a medida que estas formas de tecnología se van introduciendo cada vez más en los lugares de trabajo.

6. ¿Transformaremos las espadas en arados?

En estos días, mirando el mundo que nos rodea, no podemos eludir las graves cuestiones éticas vinculadas al sector de los armamentos. La posibilidad de conducir operaciones militares por medio de sistemas de control remoto ha llevado a una percepción menor de la devastación que estos han causado y de la responsabilidad en su uso, contribuyendo a un acercamiento aún más frío y distante a la inmensa tragedia de la guerra. La búsqueda de las tecnologías emergentes en el sector de los denominados “sistemas de armas autónomos letales”, incluido el uso bélico de la inteligencia artificial, es un gran motivo de preocupación ética. Los sistemas de armas autónomos no podrán ser nunca sujetos moralmente responsables. La exclusiva capacidad humana de juicio moral y de decisión ética es más que un complejo conjunto de algoritmos, y dicha capacidad no puede reducirse a la programación de una máquina que, aun siendo “inteligente”, no deja de ser siempre una máquina. Por este motivo, es imperioso garantizar una supervisión humana adecuada, significativa y coherente de los sistemas de armas.

Tampoco podemos ignorar la posibilidad de que armas sofisticadas terminen en las manos equivocadas facilitando, por ejemplo, ataques terroristas o acciones dirigidas a desestabilizar instituciones de gobierno legítimas. En resumen, realmente lo último que el mundo necesita es que las nuevas tecnologías contribuyan al injusto desarrollo del mercado y del comercio de las armas, promoviendo la locura de la guerra. Si lo hace así, no sólo la inteligencia, sino el mismo corazón del hombre correrá el riesgo de volverse cada vez más “artificial”. Las aplicaciones técnicas más avanzadas no deben usarse para facilitar la resolución violenta de los conflictos, sino para pavimentar los caminos de la paz.

En una óptica más positiva, si la inteligencia artificial fuese utilizada para promover el desarrollo humano integral, podría introducir importantes innovaciones en la agricultura, la educación y la cultura, un mejoramiento del nivel de vida de enteras naciones y pueblos, el crecimiento de la fraternidad humana y de la amistad social. En definitiva, el modo en que la usamos para incluir a los últimos, es decir, a los hermanos y las hermanas más débiles y necesitados, es la medida que revela nuestra humanidad.

Una mirada humana y el deseo de un futuro mejor para nuestro mundo llevan a la necesidad de un diálogo interdisciplinar destinado a un desarrollo ético de los algoritmos — la algorética—, en el que los valores orienten los itinerarios de las nuevas tecnologías. [12]Las cuestiones éticas deberían ser tenidas en cuenta desde el inicio de la investigación, así como en las fases de experimentación, planificación, distribución y comercialización. Este es el enfoque de la ética de la planificación, en el que las instituciones educativas y los responsables del proceso decisional tienen un rol esencial que desempeñar.

7. Desafíos para la educación

El desarrollo de una tecnología que respete y esté al servicio de la dignidad humana tiene claras implicaciones para las instituciones educativas y para el mundo de la cultura. Al multiplicar las posibilidades de comunicación, las tecnologías digitales nos han permitido nuevas formas de encuentro. Sin embargo, continúa siendo necesaria una reflexión permanente sobre el tipo de relaciones al que nos está llevando. Los jóvenes están creciendo en ambientes culturales impregnados de la tecnología y esto no puede dejar de cuestionar los métodos de enseñanza y formación.

La educación en el uso de formas de inteligencia artificial debería centrarse sobre todo en promover el pensamiento crítico. Es necesario que los usuarios de todas las edades, pero sobre todo los jóvenes, desarrollen una capacidad de discernimiento en el uso de datos y de contenidos obtenidos en la web o producidos por sistemas de inteligencia artificial. Las escuelas, las universidades y las sociedades científicas están llamadas a ayudar a los estudiantes y a los profesionales a hacer propios los aspectos sociales y éticos del desarrollo y el uso de la tecnología.

La formación en el uso de nuevos instrumentos de comunicación debería considerar no sólo la desinformación, las falsas noticias, sino también el inquietante aumento de «miedos ancestrales que [...] han sabido esconderse y potenciarse detrás de nuevas tecnologías». [13]Lamentablemente, una vez más nos encontramos teniendo que combatir “la tentación de hacer una cultura de muros, de levantar muros para impedir el encuentro con otras culturas, con otra gente” [14] y el desarrollo de una coexistencia pacífica y fraterna.

8. Desafíos para el desarrollo del derecho internacional.

El alcance global de la inteligencia artificial hace evidente que, junto a la responsabilidad de los estados soberanos de disciplinar internamente su uso, las organizaciones internacionales pueden desempeñar un rol decisivo en la consecución de acuerdos multilaterales y en la coordinación de su aplicación y actuación. [15] A este propósito, exhorto a la comunidad de las naciones a trabajar unida para adoptar un tratado internacional vinculante, que regule el desarrollo y el uso de la inteligencia artificial en sus múltiples formas. Naturalmente, el objetivo de la reglamentación no debería ser sólo la prevención de las malas prácticas, sino también alentar las mejores prácticas, estimulando planteamientos nuevos y creativos y facilitando iniciativas personales y colectivas. [16]

En definitiva, en la búsqueda de modelos normativos que puedan proporcionar una guía ética a quienes desarrollan tecnologías digitales, es indispensable identificar los valores humanos que deberían estar en la base del compromiso de las sociedades para formular, adoptar y aplicar los marcos legislativos necesarios. El trabajo de redacción de las orientaciones éticas para la producción de formas de inteligencia artificial no puede prescindir de la consideración de cuestiones más profundas, relacionadas con el significado de la existencia humana, la tutela de los derechos humanos fundamentales y la búsqueda de la justicia y de la paz. Este proceso de discernimiento ético y jurídico puede revelarse como una valiosa ocasión para una reflexión compartida sobre el rol que la tecnología debería tener en nuestra vida personal y comunitaria y sobre cómo su uso podría contribuir a la creación de un mundo más justo y humano. Por este motivo, en los debates sobre la reglamentación de la inteligencia artificial, se debería tener en cuenta la voz de todas las partes interesadas, incluidos los pobres, los marginados y otros más que a menudo quedan sin ser escuchados en los procesos decisionales globales.

* * * * *

Espero que esta reflexión anime a hacer que los progresos en el desarrollo de formas de inteligencia artificial contribuyan, en última instancia, a la causa de la fraternidad humana y de la paz. No es responsabilidad de unos pocos, sino de toda la familia humana. La paz, en efecto, es el fruto de relaciones que reconocen y acogen al otro en su dignidad inalienable, y de cooperación y esfuerzo en la búsqueda del desarrollo integral de todas las personas y de todos los pueblos.

Mi oración al comienzo del nuevo año es que el rápido desarrollo de formas de inteligencia artificial no aumente las ya numerosas desigualdades e injusticias presentes en el mundo, sino que ayude a poner fin a las guerras y los conflictos, y a aliviar tantas formas de sufrimiento que afectan a la familia humana. Que los fieles cristianos, los creyentes de distintas religiones y los hombres y mujeres de buena voluntad puedan colaborar en armonía para aprovechar las oportunidades y afrontar los desafíos que plantea la revolución digital, y dejar a las generaciones futuras un mundo más solidario, justo y pacífico.

Vaticano, 8 de diciembre de 2023

FRANCISCO

[1] N. 33.

[2] Ibíd., n. 57.

[3] Cf. Carta enc. Laudato si’ (24 mayo 2015), 104.

[4] Cf. ibíd., 114.

[5] Discurso a los participantes en el encuentro “Minerva Dialogues” (27 marzo 2023).

[6] Cf. ibíd.

[7] Cf. Mensaje al Presidente Ejecutivo del “World Economic Forum” en Davos-Klosters (12 enero 2018).

[8] Cf. Carta enc. Laudato si’, 194; Discurso a los participantes en un Seminario sobre “El bien común en la era digital” (27 septiembre 2019).

[9] Exhort. ap. Evangelii gaudium (24 noviembre 2013), 233.

[10] Cf. Carta. enc. Laudato si’, 54.

[11] Cf. Discurso a los participantes en la Plenaria de la Pontificia Academia para la Vida (28 febrero 2020).

[12] Cf. ibíd.

[13] Carta enc. Fratelli tutti (3 octubre 2020), 27.

[14] Cf. ibíd.

[15] Cf. ibíd., 170-175.

[16] Cf. Carta enc. Laudato si’, 177.

 

SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS.

Monición de entrada.-

Buenos días:

Hoy es el primer día del año. Así hoy la iglesia se acuerda de nuestra mamá, María.

Ella es la mamá de Dios y de todos sus hijos.

Además hoy es el día de oración por la paz.

Comencemos este año celebrando la fiesta de la virgen María y pidiéndole que se acaben las guerras.

 

Señor, ten piedad.-

Tú que nos das el amor.  Señor, ten piedad.

Tú que nos das el perdón. Cristo, ten piedad.

Tú que nos das la paz. Señor, ten piedad.

 

Peticiones.-

Por el papa Francisco y la Iglesia, para que cada día ayude a que haya paz. Te lo pedimos, Señor.

Por quienes mandan en nuestro país, para que no se olviden de las familias que no tienen dinero.  Te lo pedimos, Señor.

Por todos los niños que han sido heridos por las balas y las bombas, para que se curen.  Te lo pedimos, Señor.

Por todos los niños de nuestros pueblos, para que no busquemos pelearnos entre nosotros. Te lo pedimos, Señor.

Por los países que están en guerra. Para que hagan las paces. Te lo pedimos, Señor.

 

Acción de gracias a la Virgen María.-

Virgen María, hoy ha empezado este año.

Por eso es un día importante para todos.

Es tan importante que queremos darte cada segundo de este año, para que sea tuyo.

Gracias por el año y por todas las cosas buenas que nos van a pasar.

 

EPIFANÍA.

Monición de entrada.-

Buenos días:

Hoy es la fiesta de los Reyes Magos.

Así nos acordamos cuando Melchor, Gaspar y Baltasar le ofrecieron al Niño Jesús oro, incienso y mirra.

Nosotros también le vamos a regalar lo que tenemos, que es nuestro corazón.

 

Señor, ten piedad.-

Tú que eres rey.  Señor, ten piedad.

Tú que eres hombre Cristo, ten piedad.

Tú que eres Dios.   Señor, ten piedad.

 

Peticiones.-

Por la Iglesia, para que cada día nos dé a Jesús que está en el pan y el vino. Te lo pedimos, Señor.

Por nuestro país, para que los reyes traigan trabajo a las personas que no tienen.  Te lo pedimos, Señor.

Por todos los niños que están en los hospitales, para que los reyes magos les hagan dado muchos regalos.  Te lo pedimos, Señor.

Por todos los niños de nuestros pueblos, para que sean muy felices con los regalos que les han dejado los reyes. Te lo pedimos, Señor.

 

Acción de gracias a la Virgen María.-

Virgen María, queremos darte gracias por los juguetes que nos han traído los Reyes Magos esta noche.

Gracias porque con ellos podremos jugar y lo más importante jugar con otros niños. Ayúdanos a dejarlos y a no jugar solos.

 

 

BAUTISMO DEL SEÑOR.

Monición de entrada.-

Buenos días:

Este domingo vamos a ver a Jesús ya mayor, el día en el que Juan lo bautizó.

Él dejó a su madre y se fue al Jordán.

Y allí, cuando el cielo se abrió y salió una paloma.

También en esta misa el cielo se abre para que podamos estar con Jesús.

 

Señor, ten piedad.-

Tú que eres el enviado por Dios.  Señor, ten piedad.

Tú que tienes el Espíritu Santo. ten piedad.

Tú que eres el Hijo de Dios.   Señor, ten piedad.

 

Peticiones.-

Por la Iglesia, para que cada día sean muchos los que se bauticen. Te lo pedimos, Señor.

Por los que estamos bautizados, para que no nos olvidemos de querer a Dios como papá.  Te lo pedimos, Señor.

Por todos los niños hemos recibido juguetes de los reyes magos, para que los dejemos a los hermanos y amigos.  Te lo pedimos, Señor.

Por los sacerdotes que nos bautizaron, para que les ayudes a ser buenos sacerdotes.  Te lo pedimos, Señor.

Por las personas que este año serán bautizados, por sus papás y padrinos, para que vivan con ilusión la alegría de ser hijos tuyos. Te lo pedimos, Señor.

Por los que estamos en esta misa, para que en cada misa sintamos en el corazón que somos tus hijos. Te lo pedimos, Señor.

 

Acción de gracias a la Virgen María.-

Gracias Virgen María por esta fiesta en la que nos acordamos del bautismo de Jesús, tu hijo.

Gracias por darnos a Jesús y ser la primera de la familia de Jesús, la Iglesia. Ayúdanos a ser buenos hijos de ella.

 

BIBLIOGRAFÍA.

Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española. BAC. Madrid. 2016.

Biblia de Jerusalén. 5ª edición – 2018. Desclée De Brouwer. Bilbao. 2019.

Nuevo Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego de M. Iglesias González. BAC. Madrid. 2017.

Biblia Didajé con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016.

Catecismo de la Iglesia Católica. Nueva Edición. Asociación de Editores del Catecismo. Barcelona 2020.

La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia. Ciudad Nueva. Madrid. 2006.

Pío de Luis, OSA, dr. Comentarios de San Agustín a las lecturas litúrgicas (NT). II. Estudio Agustiniano. Valladolid. 1986.

San Juan de Ávila. Obras Completas I. Audi, filia – Pláticas – Tratados. BAC. Madrid. 2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas II. Comentarios bíblicos – Tratados de reforma – Tratados y escritos menores. BAC. Madrid. 2013.

San Juan de Ávila. Obras Completas III. Sermones. BAC. Madrid.   2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas IV. Epistolario. BAC. Madrid. 2003.

https://www.servicioskoinonia.org/romero/homilias/B/#IRA

www.vatican.va



[1] Manumitir: dejar en libertad a un esclavo. www.rae.es