Lectura del libro de Jeremías 20, 10-13
Dijo Jeremías:
-Oía la acusación de la gente: “Pavor-en-torno, delatadlo, vamos a
delatarlo”. Mis amigos acechaban mi traspié: “A ver sí, engañado, lo sometemos
y podemos vengarnos de él”. Pero el Señor es mi fuerte defensor: me persiguen,
pero tropiezan impotentes. Acabarán avergonzados de su fracaso, con sonroso
eterno que no se olvidará. Señor del universo, que examinas al honrado y
sondeas las entrañas y el corazón, ¡qué yo vea tu venganza sobre ellos, pues te
he encomendado mi causa! Cantad al Señor, alabad al Señor, que libere la vida
del pobre de las manos más perversas.
Palabra de Dios.
Textos paralelos[1].
Escuchaba las calumnias de la turba.
Sal 31 14: Oigo un
cuchicheo de la gente, / y todo me da miedo; / se conjuran contra mí / y traman
quitarme la vida.
Yahvé Sebaot, juez
de lo justo.
Jr 11, 20: Señor del
universo, / que juzgas rectamente, / que examinas las entrañas y el corazón, /
deja que yo pueda ver, / cómo te vengas de ellos, / pues a ti he confiado mi
causa.
Notas exegéticas[2].
20 7 Estas señales de seducción y de
lucha señalan la influencia de Yahvé sobre el profeta. Este parece que aquí se
rebela contra un Dios al que considera responsable de su desdicha. Resulta rara
en la Biblia la expresión de tamaña desesperación (ver sin embargo Job 3, 1s;
Sal 88). Pero Jeremías mantiene la certeza de que Yahvé es el Dios de la
Gracia, y en lo más hondo de su angustia lanza un grito de esperanza (vv.
11-13).
20 10 Expresión predilecta de
Jeremías, que sus adversarios parodiarían, ver 6, 25; 20, 3; 46, 5; 49, 29)
20 12 (a) O bien: “con justicia”, si
seguimos a dos manuscritos, hebreo, siriaco árabe. Ver 11, 20.
20 12 (b) Jeremías no piensa en
vengarse personalmente; lo deja en manos del Señor (ver Dt 32, 35; Rm 12, 19).
Jesús y después Esteban admitirán implícitamente este principio, pero
intercederán por sus verdugos (Lc 23, 34; Hch 7, 60, cf. 17, 16).
20 13 El pobrecillo (‘ebyón),
o el cuitado (‘ánaw), ver 22, 16, aquí un sentido religioso: probado en
medio de los hombres, confiado en Dios. Los “pobres de Yahvé”, ver So 2, 3,
serán la posteridad espiritual de Jeremías.
Salmo
responsorial
Sal 69 (68), 8-17.33-35
R/. Señor, que me escuche tu gran bondad.
Por
ti he aguantado afrentas,
la
vergüenza cubrió mi rostro.
Soy
un extraño para mis hermanos,
un
extranjero para los hijos de mi madre.
Porque
me devora el celo de tu templo,
y
las afrentas con que te afrentan caen sobre mí. R/.
Pero
mi oración se dirige a ti,
Señor,
el día de tu favor;
que
me escuche tu gran bondad,
que
tu fidelidad me ayude.
Respóndeme,
Señor, con la bondad de tu gracia;
por
tu gran compasión, vuélvete hacia mí. R/.
Miradlo,
los humildes, y alegraos;
buscad
al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que
el Señor escucha a sus pobres,
no
desprecia a sus cautivos.
Alábenlo
el cielo y la tierra,
las
aguas y cuanto bulle en ellas. R/.
Textos paralelos[3].
La
vergüenza cubre mi semblante.
Jr 15, 15: Tú ya lo
sabes, Señor: / acuérdate de mí, protégeme; / véngame de mis perseguidores. /
No por dar largas a tu ira / vayan a acabar conmigo, / pues soporto ultrajes
por tu causa.
A mis
hermanos resulto extraño.
Jb 19, 13-15: Ha
alejado de mí a mis parientes, / mis conocidos me tienen por extraño; / me
abandonan vecinos e íntimos, / me olvidan los huéspedes de mi casa. / Las
siervas me tratan como a intruso, / me consideran igual que a un extraño.
Pues
el celo por tu Casa me devora.
Sal 119, 139: Me
consume el celo, / porque mis enemigos olvidan tus palabras.
Jn 2, 17: Sus
discípulos se acordaron de lo que está escrito: “El celo de tu casa me devora”.
Y si
te insultan sufro el insulto.
Rm 15, 3: Tampoco
Cristo buscó su propio agrado, sino que, como está escrito: Los ultrajes de los
que te ultrajaban cayeron sobre mí.
Lo
han visto los humildes y se alegran.
Sal 22, 27: Los
desvalidos comerán hasta saciarse, / alabarán al Señor los que lo buscan. /
¡Viva su corazón por siempre!
Sal 70, 5:
Alégrense y gocen contigo / todos los que te buscan; / y digan siempre: “Dios
es grande”, / los que desean tu salvación.
Sal 119, 144: La
justicia de tus preceptos es eterna; / dame inteligencia, y tendré vida.
Notas exegéticas[4].
69 Este salmo reúne dos
lamentaciones de ritmo distinto, compuesta cada una de ellas de una queja seguida
de una oración. La primera, vv. 2-7 y 14-16 desarrolla el tema de las aguas
infernales y el de los enemigos. La segunda, vv. 8-13 y 17s es el grito de
angustia del fiel, víctima de su celo. El conjunto concluye con un himno, vv.
31 s. de perspectivas nacionales. El carácter mesiánico del salmo se deduce de
las citas que de él hace el Nuevo Testamento.
69 7 El hebreo añade “Señor”,
delante de “Yahvé”.
69 11 “Mortifico” griego, siriaco: “lloro”
hebreo.
Segunda lectura.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Romanos 5, 12-15
Hermanos:
Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el
pecado la muerte, y así la muerte se propagó a todos los hombres, porque todos
pecaron… Pues, hasta que llegó la ley había pecado en el mundo, pero el pecado
no se imputaba porque no había ley. Pese a todo, la muerte reinó desde Adán
hasta Moisés, incluso sobre los que no habían pecado con una transgresión como
la de Adán, que era figura del que tenía que venir. Sin embargo, no hay
proporción entre el delito y el don: si por el delito de uno solo murieron
todos, con mayor razón la gracia de Dios y el don otorgado en virtud de un
hombre, Jesucristo, se ha desbordado sobre todos.
Palabra de Dios.
Textos paralelos[5].
Por una persona entró el
pecado en el mundo.
1 Co 15, 21-22: Si por un
hombre vino la muerte, por un hombre vino la resurrección. Pues lo mismo que en
Adán mueren todos, así en Cristo todos serán vivificados.
Sb 2, 24: Mas por envidia del
diablo entró la muerte en el mundo, / y la experimentan los de su bando.
Gn 3, 6: Entonces la mujer se
dio cuenta de que el árbol era bueno de comer, atrayente a los ojos y deseable para
lograr inteligencia; así que tomó de su fruto y comió. Luego se lo dio a su
marido que también comió.
Rm 6, 23: Ahora, en cambio,
liberados del pecado y hechos esclavos de Dios, dais frutos para la santidad
que conducen a la vida eterna.
Rm 3, 23: Ya que todos pecaron
y están privados de la gloria de Dios.
Pero el pecado no puede
imputarse.
Rm 4, 15: Pues la ley provoca
ira; ya que donde no hay ley tampoco hay transgresión.
Rm 7, 7: Entonces, ¿qué diremos?,
¿Qué la ley es pecado? ¡En absoluto! Pero ocurre que yo no he conocido el
pecado sino a través de la ley. Pues yo no habría conocido el deseo, si la ley
no dijera: No desearás.
Notas
exegéticas[6]:
5 12 (a) El pecado habita en el hombre,
más como la muerte, castigo del pecado, ha entrado en el mundo a consecuencia
del pecado de Adán, Pablo deduce que el mismo pecado ha entrado en la humanidad
por medio de esta falta inicial: es la doctrina del pecado original que
interesa aquí al Apóstol por el paralelismo que le ofrece entre la obra nefasta
del primer Adán y la reparación sobreabundante del “último Adán”. Cristo salva
a la humanidad, lo hace como “nuevo Adán”, imagen según la cual restaura Dios
su creación-
5 12 (b) El pecado separa al hombre de
Dios. Esta separación es la “muerte”, muerte espiritual y “eterna”, cuya señal
es la muerte física.
5 12 (c) La proposición del v. 12 d se
puede interpretar como oración de relativo (“por lo cual”, o como una
circunstancia causal (“por cuanto”). La traducción propuesta aquí expresa el
interés de Pablo en subrayar el hecho universal del pecado, desde el principio:
1º pecado de uno solo, 2º que tiene como consecuencia la muerte de todos, 3º
seguidamente, la situación del pecado, 41 y finalmente, la venida de la ley
mosaica y su función.
5 14 “Figura”, semejante pero
imperfecta. Por lo mismo, la comparación esbozada en el v. 12 e interrumpida
por el largo paréntesis de los vv. 13-14 se transforma en el v. 15 en un
contraste.
5 15 Este “todos” incluye a todos
los hombres.
Evangelio.
X Lectura del santo evangelio según
san Mateo 10, 26-33
En aquel tiempo, dijo Jesús a
sus discípulos:
-No tengáis miedo a los
hombres, porque nada hay encubierto, que no llegue a descubrirse; ni nada hay
escondido, que no llegue a saberse. Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a
la luz, y lo que os digo al oído, pregonadlo desde la azotea. No tengáis miedo
a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No; temed al que puede
llevar a la perdición alma y cuerpo en la “gehena”. ¿No se venden un par de
gorriones por un céntimo? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sino que lo
disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis
contados. Por eso, no tengáis miedo: valéis más vosotros que muchos gorriones.
A quien se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante
mi Padre que está en los cielos. Y si uno me niega ante los hombres, yo también
lo negaré ante mi Padre que está en el cielo.
El
Documento Q. Los Dichos de Jesús[7].
Q 12, 2. No hay nada escondido que
no vaya a ser revelado, ni nada oculto que no vaya a ser conocido.
Q 12, 3. Lo que os digo en la
oscuridad, decidlo a plena luz; y lo que escucháis al oído, proclamadlo sobre
los tejados.
Q 12, 4. Y no temáis a quienes matan
el cuerpo pero no pueden matar el alma.
Q 12, 5. Temed, más bien, … al que puede
hacer perecer el alma y el cuerpo en la Gehenna.
Q 12, 6. ¿Acaso no se venden [cinco}
gorriones por [dos] ases? Y ni uno de ellos cae sobre la tierra sin que lo
permita [vuestro Padre].
Q 12, 7. Pues también todos los
cabellos de vuestra cabeza están contados. No temáis, vosotros valéis más que
muchos gorriones.
Q 12, 8. Todo aquel que dé
testimonio delante de mí de los hombres, también [el Hijo del hombre] dará
testimonio de él delante de los ángeles.
Q 12, 9. Pero el que me niegue
delante de los hombres, [será negado] delante de los ángeles.
Textos paralelos[8].
// Lc 12, 5-9: Os voy a enseñar a quien
tenéis que temer: temed al que, después de la muerte, tiene poder para arrojar
a la gehenna. A ese tenéis que temer, os lo digo yo. ¿No se venden cinco
pájaros por dos céntimos? Pues ni de uno solo de ellos se olvida Dios. Más aún,
hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados. No tengáis mido: valéis
más que muchos pájaros. Os digo, pues: todo aquel que se declare por mí ante
los hombres, también el Hijo del hombre se declarará por él ante los ángeles de
Dios, pero si uno me niega ante los hombres, será negado ante los ángeles de
Dios.
// Mc 4, 22: No hay nada
escondido, sino para que sea descubierto; no hay nada oculto, sino para que
salga a la luz.
No hay nada cubierto.
Lc 8, 17: Pues nada hay oculto
que no llegue a descubrirse ni nada secreto que no llegue a saberse ni hacerse
público.
No temáis a los que matan
el cuerpo.
Si 9, 13: Aléjate de quien
tiene poder para matar, / y no tendrás que temer la muerte. / Si te acercas a
él, no te descuides, / no sea que te quite la vida. / Mira que caminas entre
emboscadas, / y paseas sobre la muralla de la ciudad.
1 Pe 3, 14: Pero si además,
tuvierais que sufrir por causa de la justicia, bienaventurados vosotros. Ahora
bien, no les tengáis miedo, ni os amedrentéis.
Ap 2, 10: No tengas miedo de lo
que vas a padecer. Mira, el Diablo va a meter a algunos de vosotros en la
cárcel para que seáis tentados durante diez días. Sé fiel hasta la muerte y te
daré la corona de la vida.
Sin el consentimiento del
Padre.
2 S 14, 11: Ella respondió: “Juré
el rey por el Señor, tu Dios, el vengador de la sangre no aumentará el desastre
y no exterminará a mi hijo”. Él dijo: “Vive el Señor, que no ha de caer a
tierra ni un cabello de tu hijo”.
Lc 21, 18: Pero ni un cabello
de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.
Hch 27, 34: Por eso os aconsejo
que toméis alimento; es conveniente para conseguir salvaros, pues ninguno de
vosotros perderá un cabello de su cabeza.
Si alguien se declara a
mi favor.
Ap 3, 5: El vencedor será
vestido de blancas vestiduras, no borraré su nombre del libro de la vida y
confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles.
// Mc 8, 38: Quien se
avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora,
también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga con la gloria de
su Padre entre sus santos ángeles.
// Lc 9, 26: Pues si uno se
avergüenza de mí y de mis palabras, también el Hijo del hombres se avergonzará
de él cuando venga en su gloria, en la del Padre y en la de los ángeles santos.
2 Tm 2, 12: Si perseveramos,
también reinaremos con él; / si lo negamos, también él nos negará.
1 S 2, 30: Por ello – oráculo del
Señor, Dios de Israel –, aunque había prometido que tu casa y la casa de tu
padre caminarían en mi presencia para siempre, ahora lejos de mí tal cosa –
oráculo del Señor – , pues honro a los que me honran, pero los que se burlan de
mí son despreciados.
Notas
exegéticas Biblia de Jerusalén[9].
10 27 Jesús tuvo que transmitir su
mensaje en forma velada, porque sus oyentes no podían comprenderlo, y él mismo
no había consumado su obra muriendo y resucitando. Más tarde sus discípulos
podrán y deberán proclamarlo todo sin temor alguno. El sentido de las mismas
palabras en Lc es totalmente distinto, que los discípulos no imiten la hipocresía
de los fariseos: todo lo que intentaran ocultar acabaría por saberse; que
hablen, pues, abiertamente.
10 28 Mt distingue entre cuerpo (soma)
y alma (psyjé), pero no se trata de un dualismo metafísico, ni “alma”
responde aquí a lo que la teología cristiana entiende por alma inmortal. Dicho
término equivale con frecuencia a “vida”. Cuerpo es aquello mediante lo cual la
persona se expresa, y el alma es el principio que la mantiene en relación con
el Dios de la vida.
10 29 En este contexto, la expresión “por
un as” significa que Dios no estará ausente de la muerte de sus discípulos
(cuya causa o autor no se precisa), o bien que los discípulos no morirán por el
Evangelio sin que Dios lo quiera. Su muerte no será un accidente: tendrá un
significado.
10 32 En el Juicio final, cuando el
Hijo devuelve los elegidos a su Padre.
Notas exegéticas Nuevo Testamento,
versión crítica[10].
26-27. La razón para no tener miedo es
que Dios os envía para dar a conocer el Evangelio a todos mediante vuestro
testimonio público. “Toda nuestra vida, por muda que sea, la vida de Nazaret,
la vida del desierto, lo mismo que la vida pública, debe ser una predicación
del Evangelio por el ejemplo de nuestra existencia, todo nuestro ser, debe gritar
el Evangelio sobre los tejados; toda nuestra persona debe respirar a Jesús, todos
nuestros actos deben gritar que somos de Jesús, deben presentar la imagen de la
vida evangélica: todo nuestro ser debe ser una predicación viva, un reflejo de
Jesús, algo que grita a Jesús, que hacer ver a Jesús, que brilla como una
imagen de Jesús (Ch. de Foucauld).
Las azoteas: típico lugar de conversación en
las casas de Palestina.
28-29 Dejad de tener
miedo: o no
sigáis teniendo miedo.
Los que matan el cuerpo es, casi: “los que solamente
pueden matar el cuerpo”. Habrá persecución y martirio, pues la suerte del
discípulo será la misma del Maestro; pero el poder de los perseguidores es
ridículo: todo lo que pueden hacer, lo que hace también un simple microbio.
Temed, más bien, con el “santo temor” o
respoeto que debemos a Dios. Lo importante es la fidelidad a Dios, que es quien puede destruir (no en el sentido de aniquilar,
sino de arruinar, echyar a perder, St 4, 12).
El alma: no se trata aquí de un
semitismo (alma=vida), sino de lo más íntimo y valioso en el ser humano, el
principio espiritual del hombre (Cat 363), distinto del cuerpo; es el elemento consciente que
perdura después de la muerte corporal. En el NT la palabra alma (en griego psychê) se usa
a veces para indicar la vida, el hálito vital, o para referirse a la persona
humana (compuesta de alma-cuerpo); pero no son términos sinónimos. El
componente no corporal, no material, del ser humano, se expresa también con los
siguientes términos: kardía (corazón), pneûma (espíritu), noûs (mente), diánoia (pensamiento),
pherénes (mente), syneídesis (conciencia).
Alma y cuerpo en [la]
gehena: supone
que los cuerpos resucitarán, puesto que sufren también los cuerpos de los “condenados”.
Un cuarto es, lit, un as (latinismo,
equivale a la 16ª parte de un denario).
30 Están… contados, se entiende, por Dios, voz
pasiva “teológica”.
32-33 El texto griego no dice directamente:
“El que dé la cara por mí”, “el que se declare a mi favor”, “el que me confiese
ante los hombres”, sino “El que declare en mí” (aramaísmo), es decir, el
que declare que me pertenece, que es solidario conmigo, que tiene comunión de
vida y destino conmigo. En ese Yo declararé …, hay una nueva formulación implícita de la divinidad de Jesús; si decir
que le pertenecemos, o negarlo, es firmar nuestra salvación o condenación eternas,
quien habla así es más que el simple “Jesús, un judío de Nazaret”. El comienzo
del v. 33 equivale a: “Pero, el que diga que no tiene nada que ver conmigo”; el
triste ejemplo de las “negaciones” de Pedro en la Pasión de Jesús.
Ante los hombres: ante los tribunales humanos.
Notas
exegéticas desde la Biblia Didajé[11].
10, 28 Gehenna: en otros lugares denominado
infierno o “fuego inextinguible”, constituye el lugar de condenación eterna
para aquellos que rechazan el amor de Dios. Cat. 363-365, 1034, 1056-1057.
10, 29 Como en Mt 6, 31-33, Cristo
instó a una confianza filial en que Dios Padre proveería siempre a nuestras
necesidades. Cat 305.
10, 33 Los fieles, cuando sean llamados
a hacerlo, deben dar testimonio de su fe en Cristo sin temor, si quieren ser
verdaderos discípulos. Cat 13-14, 1816, 2145.
San
Jerónimo[12].
26. No hay nada encubierto que no
haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse. ¿Y cómo? En el siglo presente se
ignoran los vicios de muchos; pero aquí se trata del tiempo futuro cuando Dios
juzgará las cosas ocultas de los hombres, iluminará los repliegues de las
tinieblas y manifestará los designios de los corazones. El sentido es éste. No
temáis la crueldad de los perseguidores y la rabia de los que blasfeman, porque
vendrá el día del Juicio en que se demostrará vuestra virtud y su maldad.
27. Lo que yo os digo en la
oscuridad, decidlo en la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde los
terrados. Lo que habéis oído en el misterio, predicadlo abiertamente, lo
que habéis aprendido en secreto decidlo en público, lo que os enseñé en un
pequeño rincón de Judea, decidlo audazmente en todas las ciudades y en el mundo
entero.
28. No temáis a los que matan el
cuerpo pero no pueden matar el alma. Los que matan el cuerpo no pueden matar el
alma, luego el alma es invisible e incorpórea en comparación, quiero decir, con
nuestra sustancia corporal que es más densa. Pero ciertamente será castigada y
sentirá los suplicios cuando ella vuelva a unirse con su cuerpo, para que
habiendo pecado con él, sea también con él castigada.
Temed más bien a Aquel que puede
llevar a la perdición el alma y el cuerpo en la gehenna. El término gehenna no se
encuentra en los libros antiguos; es empleado por primera vez por el Salvador.
Busquemos, pues, el origen de este término. Hemos leído más de una vez que había
un ídolo de Baal cerca de Jerusalén al pie del monte Moria, donde corre la
fuete de Siloé. Este valle, esta pequeña llanura, estaba regada, era sombreada
y llena de delicias y en ella había un bosque consagrado a este ídolo. El
pueblo de Israel había caído en tal grado de demencia que había desertado la
cercanía del templo para inmolar víctimas en ese lugar. Los placeres habían
vencido el rigor de la religión y allí quemaban a sus hijos en honor del
demonio o los iniciaban. Llamaban a este lugar Gehennon, es decir valle de los
hijos de Ennón. Acerca de esto escriben ampliamente el libro de los Reyes, los
Paralipómenos [Crónicas] y Jeremías. Dios anuncia con amenazas que llenará este
lugar de cadáveres para que ya no se llame Tofet y Baal, sino Polyandron, es
decir, túmulo de muertos. Por tanto el nombre de este lugar designa los
suplicios futuros y penas eternas con que serán atormentados los pecadores. En Job
leemos muy a menudo que hay dos gehenas: la del fuego y la de los excesivo.
29, 30.31. ¿No se venden dos pajarillos por
una moneda= Pues bien, ni uno de ellos caerá en tierra sin el consentimiento de
vuestro Padre. En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están
todos contados. No temáis, pues; vosotros valéis más que muchos pajarillos. La palabra del Señor es
coherente y lo que sigue se relaciona con lo anterior. Lector prudente, debes
precaverte de una interpretación demasiada escrupulosa del texto, de modo que
no acomodes las Escrituras a tu sentido sino que adaptes tu sentido a las
Escrituras y entiendas lo que sigue. Arriba había dicho: No temáis a los que
matan el cuerpo pero no pueden matar el alma. Ahora dice consiguientemente:
¿No se venden dos pajarillos por una moneda? Pues bien, ni uno de ellos
caerá sin el consentimiento de vuestro Padre. El sentido es este: Si los
animales pequeños que no valen nada no mueren sin la voluntad de Dios, si su
Providencia alcanza a todos, si entre los seres destinados a desaparecer no
mueren sin la voluntad de Dios, vosotros que sois eternos no debéis temer
pensando que vivís abandonados de la providencia de Dios. […] Algunos forzando
la interpretación ven en los dos pajarillos el alma y el cuerpo; también
refieren los cinco pajarillos que se venden por dos monedas, según Lucas, a
nuestros sentidos. Pero ¿cómo conciliar esta interpretación con el conjunto de
este discurso evangélico? La dificultad no es pequeña: Hasta los cabellos de
vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues, vosotros valéis más que
muchos pajarillos. He aquí expresado más claramente el sentido de lo que
hemos puesto arriba: no deben temer a los que pueden matar el cuerpo pero no el
alma; porque ni siquiera los animalitos mueren sin que Dios lo sepa, cuánto más
el hombre sostenido por su dignidad de apóstol. Lo que dice: Los cabellos de
vuestra cabeza están todos contados muestran la inmensa providencia de Dios
para con los hombres y pone de relieve su amor inefable, ya que nada de lo que
nos concierne está oculto para Dios y ni siquiera las menores palabras ociosas
escapan a su conocimiento. Los que niegan la resurrección de la carne
desprecian la interpretación de la Iglesia en este pasaje, como si nosotros
dijéramos que vamos a resucitar con todos los cabellos que han sido contados y
que el barbero ha cortado. Pero el salvador no dijo: Se conservarán todos
vuestros cabellos sino: están contados. Cuando se habla de número se
trata del conocimiento, no de la conservación de ese mismo número.
San Juan de Ávila[13].
¡Qué lindo consuelo para el hipócrita! No
hay ninguna cosa, por escondida que sea, que no se descubra en aquel día (cf.
Mt 10, 26), y por eso mirad como vivís en lo secreto, que, si otra amenaza no
hubiera para aquel día, esta bastaba para que un hombre no hiciera cosa que no
deba. Tal vergüenza he yo de pasar que se manifiestan allí cuantos pensamientos
pasan por mí, cuantas livianidades, cuantas traiciones me han pasado por el
pensamiento, cosa gravísima y afrentosísima y, como que lo tiene Dios amenazado
por el profeta Nahum en el capítulo 3. Descubriré en la plaza tus pecados (cf.
Nah 3, 5); porque en la justicia de Dios no hay castigo al hombre como éste: ni
fuego ni tormento, ni hambre ni sed, ni cansancio ni cárcel, ni mil cuentos de
males que le vengan, ninguno es tan propio para el hombre como descubrirle lo
malo, porque darle a un hombre hambre, también se la pueden dar a una bestia, y
ansí de esotras penas corporales. ¿Pues cuál castigo será propio del hombre?
Vergüenza y deshonra. ¡Oh desventurado de ti! ¿En qué has de pagar lo malo que
has hecho? En gran vergüenza que pasarás allí delante de todo el mundo. Decime:
¿En qué canchillería os han pedido cuenta si hablaste alguna palabra demasiada
o ociosa o un pensamiento sin provecho? No hay tal chancillería, que no entra
conocer de eso en la jurisdicción humana. Pero allá os acusarán el pensamiento
que pasastes allá en lo más profundo de vuestro corazón, y de lo que
consentistes, y de lo que hicistes, y qué no deseaste y no pensastes, porque no
solo se pide el mal que hicistes, sino el bien que dejaste de hacer[14].
Razón que tengan los hombres los pensamientos
y corazones tan limpios que vivan tan bien, que aunque tuviesen agujeros hechos
por sus celdas y los mirasen, no les viesen hacer cosa sino que fuesen dignas
de hacer en la plaza. ¿No es razón que nos ponga espanto para que miremos lo
que hacemos, que diga Dios: Lo que hicistes en vuestra cama y en vuestro
rincón, en los tejados y en las palzas será predicado? ¡Oh qué bien dice
San Pablo: Nadie ante tempus indicare! No juzguéis a nadie antes de tiempo (1
Cor 4, 5), que, si juicio deseáis, un día verná en que todo el bien y el mal
que hiciéredes, todo el mundo lo ha de saber. ¿Qué harán los vergozosos en aquel
día, las casadas que aman a otros que no son sus maridos, las que parecen
doncellas, que, si les dijesen los pecados que han hecho delante de toda Zafra,
dirán: Yo no quiero antes ayunar a pan y agua y sufrir cada díamil azotes,
antes que tal sea? Pues, ¿qué harán cuando pareciere delante de Dios y de cuantas
criaturas ha criado y criará? [15]
¿Quién hizo a los mártires padecer tan graves
y bravos martirios sino esta palabra: Quien me confesare delante de los
hombres, confesarle he yo delante de mi Padre que está en los cielos? (Mt
10, 32). ¿Quién les hizo no temer los sayones, perder las promesas que les
prometían y no tener todas laspersecuciones en nada, sino su palabra: no
queráis temer a los que matan los cuerpos; el ánimo no pueden matar. Temed
aquel que puede el alma y cuerpo echar en las penas del infierno? Mt 10,
28). Con esta palabra se osaban meter por mil lanzas[16].
[1] Biblia de Jerusalén. DDB.
Bilbao. 2019.
[2] Ib.
[3] Biblia de Jerusalén. DDB.
Bilbao. 2019.
[4] Ib.
[5] Biblia de Jerusalén. DDB.
Bilbao. 2019.
[6] Biblia de Jerusalén.
DDB. Bilbao. 2019.
[7] Santiago Guijarro. Los Dichos de Jesús. Introducción al Documento
Q. Ediciones Sígueme. Salamanca.
2014. Pgs. 168-169. “A pesar de su
carácter hipotético y de no ser un texto canónico, el Documento Q es de un gran
valor para la investigación bíblica, pues no solo ayuda a conocer con mayor
detalle el proceso de formación de los evangelios, sino que permite acceder a
la vivencia de uno de los primeros grupos de discípulos de Jesús que se esforzó
por continuar su proyecto.
[8] Indicaciones Biblia de Jerusalén.
DDB. Bilbao. 2019. Texto Sagrada Biblia,
versión oficial de la Conferencia Episcopal Española.
[9] Biblia de Jerusalén. DDB.
Bilbao. 2019.
[10] Iglesias González, M. Nuevo
Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego. BAC. Madrid. 2017.
[11] Biblia Didaje con comentarios
del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016. Textos copiados de
www.vatican.va
[12] Jerónimo. Comentario
al evangelio de Mateo. Editorial Ciudad Nueva. Madrid. 1999. Pgs. 105-106.
[13] San Juan de Ávila. Obras
Completas 3, Sermones. BAC. Madrid. 2015.
[14] O.c. Domingo primero
de Adviento. I, 9. Pgs. 24-25.
[15] Ib. , I, 13. Pgs. 12-13.
[16] Lecciones sobre 1
San Juan. 6, 175-184. San Juan de
Ávila. OC II. BAC. Madrid. 2013. Pg. 147.
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