miércoles, 14 de diciembre de 2022

Domingo 4º Tiempo de Adviento. 18 de diciembre de 2022.

 


Lectura del libro de Isaías 7, 10-14.

En aquellos días, el Señor habló a Ajaz y le dijo:

-Pide un signo al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.

Respondió Ajaz:

-No lo pido, no quiero tentar al Señor.

Entonces dijo Isaías:

-Escucha, casa de David: ¿no os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará un signo. Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Enmanuel.

 

Comentario.

-Contexto histórico:

Guerra siro-efraimita (s. VIII a.C.):

Contendientes:

Coalición entre Siria y Efraín (Reino del Norte o Israel).

Reino del Sur o Judá.

Causa:

Judá se niega a apoyar esta coalición contra el Imperio Asirio.

Acaz teme las represalias y pide ayuda a Asiria.

-Isaías:

Habla con dureza a quien pertenece a la Casa de David y es, por tanto, portador de la promesa mesiánica.

-Mensaje:

Solo Dios puede salvar / violencia de los imperios.

1º: el rey no debe temer.

2º: sugerencia al rey de la petición de una señal:

Negativa real.

Dios da:

Una señal sorprendente y paradójica:

Una doncella da a luz un hijo.

Un nombre:

Dios-con-nosotros.

Dios se sirve de la debilidad para salvar y seguir estando con el pueblo.

¿Quién es el niño?

Su hijo Ezequías.

El Mesías de Dios

 

Salmo responsorial

Sal 24 (23).

 

Va a entrar el Señor; él es el Rey de la gloria. R/.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,

el orbe y todos sus habitantes:

él la fundó sobre los mares,

él la afianzó sobre los ríos. R/.

 

¿Quién puede subir al monte del Señor?

¿Quién puede estar en el recinto sacro?

El hombre de manos inocentes y puro corazón,

que no confía en los ídolos.  R/.

 

Ese recibirá la bendición del Señor,

le hará justicia el Dios de salvación.

Esta es la generación que busca al Señor,

que busca tu rostro, Dios de Jacob.  R/.

 

Notas exegéticas.

24 Los vv. 7-10 pueden referirse al traslado del arca en tiempo de David (2 S 6, 12-16). El comienzo, vv. 1-6 parece posterior: el creador del universo es también el amigo que acoge al justo.

 

Segunda lectura.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 1, 1-7.

Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol escogido para el evangelio de Dios, que fue prometido por sus profetas en las Escrituras Santas y se refiere a su Hijo, nacido de la estirpe de David según la carne, constituido Hijo de Dios en poder según el Espíritu de santidad por la resurrección de entre los muertos: Jesucristo nuestro Señor. Por él hemos recibido la gracia del apostolado, para suscitar la obediencia de la fe entre todos los gentiles, para gloria de su nombre. Entre ellos os encontráis vosotros, llamados de Jesucristo. A todos los que están en Roma, amados de Dios, llamados santos, gracia y paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Palabra de Dios.

 

Comentario.

-Saludo de Pablo a los Romanos.

-Jesús:

Es el Evangelio:

El Evangelio es Jesús.

Anunciado por las Escrituras.

Según la carne: estirpe de David.

Por el Espíritu Santo: Hijo de Dios.

-Finalidad de las afirmaciones sobre Jesús:

Creer en Él y por la fe alcanzar la salvación.

 

Evangelio.

X Lectura del santo evangelio según san Mateo 1, 18-24.

La generación de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:

-José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.

Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta: “Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Enmanuel, que significa Dios-con-nosotros. Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.

 

Textos paralelos.

Su madre María.

Lc 1, 27: A una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.

Lc 2, 5: Para empadronarse con su esposa María, que estaba en cinta.

Cuando el ángel del Señor se le apareció en sueños.

Gn 16, 7: El ángel del Señor la encontró junto a una fuente en el desierto, la fuente del camino del sur.

Jn 5, 4: Es que el ángel del Señor se lavaba de tiempo en tiempo en la piscina y agitaba el agua; y el primero que se metía después de la agitación del agua recobraba la salud de cualquier mal.

Hch 7, 38: Este es el que en la asamblea del desierto estuvo con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí y con nuestros padres; el que recibió las palabras de vida para transmitirlas a nosotros.

Pondrás por nombre Jesús.

Lc 1, 31: Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.

Salvará a su pueblo.

Sal 130, 8: Y él redimirá a Israel de todos sus delitos.

Si 46, 1: Valiente guerrero fue Josué, hijo de Nun, sucesor de Moisés en la dignidad de profeta. De acuerdo con lo que su nombre indica, se mostró grande para salvar a los elegidos del Señor, para tomar venganza de los enemigos sublevados e introducir a Israel en su heredad.

Se cumpliese lo dicho por el Señor.

Hch 3, 22 : Moisés dijo: El Señor Dios vuestro hará surgir de entre vuestros hermanos un profeta como yo: escuchadle todo lo que os diga.

Mt 4, 14: Para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías.

La virgen concebirá.

Is 7, 14: Pues el Señor, por su cuenta os dará un signo. Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Enmanuel.

Is 8, 8: Irrumpirá en Judá, desbordará, crecerá hasta alcanzar al cuello, y sus alas desplegadas cubrirán toda la anchura de tu tierra, ¡Oh Enmanuel!

Is 8, 10: Trazad planes, que fracasarán, haced promesas, que no se mantendrán, porque con nosotros está Dios.

 

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén.

1 18 Los desposorios judíos suponían un compromiso tan real que al prometido se le llamaba ya “marido” y no podía quedar libre más que por el “repudio”.

1 19 (a) La justicia de José consiste en que no quiere dar su nombre a un niño a cuyo padre no conoce, pero también en que, por compasión, rechaza entregar a María al riguroso procedimiento de la Ley, la lapidación, Dt 22, 20s.

1 19 (b) “en privado”: contraste con la ordalía[1] prescrita en Nm 5, 11-31. De todas formas, no hay ningún texto en el AT que pueda justificar el carácter “privado” de este repudio; al contrario, para ser legal debía estar avalado por un certificado oficial (Dt 24, 1). De ahí la pregunta de san Jerónimo: “¿Cómo puede José considerarse justo, cuando oculta el crimen de su esposa?”. Para poder obrar justamente, José debía formarse una opinión sobre el origen del niño: si era un Niño divino o bien un hijo adulterino.

1 20 (a) El “ángel del Señor”, en textos más antiguos, Gn 16, 7, representaba primitivamente al mismo Yahvé. Diferenciado cada vez más de Dios por los progresos en la angelología, ver Tb 5, 4, sigue siendo el tipo de mensajero celeste, y como tal aparece con frecuencia en los Evangelios de la Infancia.

1 20 (b) Como en el AT Dios puede dar a conocer sus designios por un sueño y las visiones paralelas.

1 21 “Jesús” (hebreo Yehosu’a) quiere decir: “Yahvé salva”. – Son posibles dos interpretaciones del mensaje evangélico: 1. El ángel revela a José la concepción virginal de María y le confía además la misión de poner al niño el nombre de Jesús. 2. El ángel revela que, aunque María esté en cinta por obra del Espíritu Santo, José tiene una función capital: conferir al niño la filiación davídica.

1 22 Esta fórmula y otras afines serán frecuentes en Mateo. Pero Mateo no es el único en pensar que las Escrituras se cumplen en Jesús. Jesús mismo declara que las ellas hablan de él (Lc 4, 21). Ya en el AT la realización de las palabras de los profetas es uno de los criterios de la autenticidad de su misión, Dt 18, 20-22. A los ojos de Jesús y de sus discípulos, Dios ha anunciado sus designios con palabras o con hechos, y la fe de los cristianos descubre que el cumplimiento literal de los textos en la persona de Jesucristo o en la vida de la Iglesia manifiesta el cumplimiento real de las intenciones de Dios (Jn 2, 22; Hch 2, 23; Rm 15, 4; 1 Co 10, 11; 2 Co 1, 2).

1 23 La cita está tomada del texto griego de Is 7, 14, excepto para “le pondrás por nombre”, que Mateo traduce por “le pondrán por nombre”, probablemente para adaptar la cita al contexto de hecho, Jesús no ha sido llamado Emmanuel por José. Otra explicación: Mateo seguiría una tradición textual de Is 7, 14 presente en Qumrán (1 Qls), que dice: “se le llamará”.

 

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica.

18-25 ¿Cómo pudo José trasmitir a Jesús sus derechos de descendiente davídico si, como sabe Mt, Jesús fue concebido virginalmente? Estos versículos lo explican: María da a Jesús, sin concurso de varón, una naturaleza humana verdadera; José aceptó a María como esposa, y fue él quien puso nombre al hijo de María.

18 ORIGEN: o nacimiento. // COMO MESÍAS (=Cristo): o en cuanto Mesías. En el texto griego, el artículo que va con Jesús, y no con Cristo, convierte a esta última palabra en complemento nominal: Jesús en cuanto que es Cristo, en cuanto que posee la cualidad de Mesías. // Una DESPOSADA era ya, jurídica y socialmente, esposa; pero faltaba la boda propiamente dicha, el rito de “llevar consigo” a casa el desposado a la esposa. // LLEGÓ A ESTAR EN CINTA: quedó embarazada, concibió. Ese LLEGÓ A ESTAR (lit. fue encontrada) supone que se tradujo así al griego el verbo arameo ’skj con valor de verbo auxiliar (Herranz Marco). // DEL ESPÍRITU SANTO: no como padre o principio generante, sino como fuerza divina que actuó en la concepción de Jesús milagrosamente.

19 JUSTO: en Mt significa más “honrado” o “bueno”; es: observante de la ley, cumplidor fiel de la voluntad de Dios; casi sinónimo de santo (cf. 27, 52); lo opuesto es: impío. Como “justo”, José debería entregar a María, aunque no dudara de su inocencia, para que fuera apedreada (Dt 22, 20-21); pero, con una “justicia” superior, NO QUERÍA DEJARLA EN EVIDENCIA. El verbo griego simple deigmatísai está traducido asépticamente, conforme a su raíz (“mostrar”): ni como “denunciar” (nuestro “señalar con el dedo”), ni como “revelar” el misterio de María (traducción que supondría ya probado que José conocía la encarnación de Jesús por testimonio directo de María). El verbo griego paradeigmatísai, que aparece en algunos manuscritos, sí tiene sentido peyorativo: exponer a pública ignominia (cf. Hb 6, 6). Quienes dan por segura la hipótesis de que José conocía el misterio de la Encarnación por confidencia de María, pero ignoraba su misión personal, entienden la “justicia” de José, como “santo temor” reverencial ante la actuación de Dios en María. Esa hipótesis choca con lo que sabemos de: a) La psicología de María, poco inclinada a hablar de sí misma, a no ser ante quien ya conociera la obra de Dios en ella, como Isabel. b) La vida social en Galilea: no era “absolutamente normal”, como se ha escrito, que los novios habitaran entre ellos (en Judea las normas eran menos rígidas), c) La gramática y el léxico: gár (el pues del v. 20) en narración no tiene sentido asertivo, afirmativo (“pues ciertamente…”, “en efecto”), sino explicativo o informativo de lo que precede (M. E. Thrall), como en el v. 21; y hay que valorar mejor la ausencia de la partícula griega mén antes de gár (el ejemplo de Mt 22, 14 no es absolutamente probatorio). Y conviene añadir otro dato: las dudas de José surgieron, verosímilmente, cuando María volvió de la visita a su prima; en esta visita aprendió por experiencia a “dejar a Dios ser Dios”: Antes que ella hiciera o dijera nada de lo ocurrido en ella, Isabel ya estaba informada de parte de Dios, como se deduce de Lc 1, 43; ¿no podría Dios informar igualmente a José? // DETERMINÓ: o, tal vez, empezó a deliberar sobre...” (aoristo ingresivo griego).

20 CUANDO SOBRE ESTO ANDABA...: al tratarse de un participio griego de aoristo, puede muy bien indicar una acción simultánea con la del verbo principal. Otros traducen: “Cuando estaba decidido a esto”. // SE LE APARECIÓ...: lit. mira ángel de Señor en sueño se apareció a él. Algunos prefieren traducir “el ángel del Señor”, expresión del AT que a veces indica intervención directa de Dios, sin intermediario; cf. Hch 5, 19; 12, 7. // HIJO DE DAVID: título mesiánico frecuente en Mt, que José trasmitirá a Jesús (vs. 1 y 16), y que Jesús no rechazó nunca, aunque desconfiara de quienes lo aclamaban así. // RECIBIR: como en el v. 24, equivale a ”reconocer por esposa”; la consecuencia sería llevarla a su casa y celebrar la ceremonia y la fiesta de la boda.

21 LE PONDRÁS POR NOMBRE: lit. y llamarás el nombre de él. El NOMBRE, para un semita, definía al que lo llevaba y marcaba su destino. “Poner nombre” al recién nacido supone actuar con autoridad paterna. // JESÚS: cf. v. 16. En hebreo es el mismo nombre de Josué.

22 SUCEDIÓ...: reflexión de Mt, para quien el AT sigue siendo contemporáneo (cf. 2, 23).Si el tiempo verbal griego (perfecto quiere dársele sentido de acción con valor actual, podría traducirse, como dicho por el ángel a modo de explicación: “está sucediendo de modo que se cumpla...”.

23 LE PONDRÁN POR NOMBRE: Mt no sigue el texto griego de la LXX (“pondrás”), ni el hebreo masorético (ella “pondrá”), que no leen la forma impersonal pondrán. ¿Adaptó el texto? No hace falta sospechar intenciones del evangelista; en su tiempo no existía un textus receptus del AT hebreo, que seguía siendo más fluido. Mt pudo conocer una recensión hebrea diversa del TM, como la atestiguada en Quamrán (1QIs lee qar’a, con valor interpersonal: llamarán, o se le llamará). De cualquier forma, Mt interpreta ese texto con la fe de la Iglesia primitiva en la concepción virginal de Jesús. El título ENMANUEL, tiene importancia en la relación – de presencia activa – de Jesús glorificado con su Iglesia y con la misión que a esta le ha encomendado (cf. 18, 20).

 

Notas exegéticas de la Biblia Didajé.

1, 18 Antes de vivir juntos: María es virgen en el momento de la concepción de Cristo. Por obra del Espíritu Santo: Dios Espíritu Santo causó la concepción virginal de Cristo en el seno de María; con esto se cumple la profecía de Isaías y se afirma la divinidad de Cristo (cf. Is 7, 14; Mt 1, 23). Dios eligió a José como esposo de María y custodio de la Sagrada Familia. Cat. 497.

1, 19 Conforme a la ley judía, el adulterio estaba penado con la muerte. Algunos sostienen que José sospechó que María había cometido adulterio pero como hombre justo decidió tratar el asunto en privado. Otros sostienen que José comprendió que el Espíritu Santo había obrado en María (cf. 1, 18) y por lo tanto pensó en retirarse, juzgando que ya no tenía ningún papel en la vida de ella. Cat. 495-496.

1, 20 Un ángel del Señor: el Nuevo Testamento narra frecuentemente la importante función que desempeñan los ángeles en la vida y en la misión de Cristo. El ángel le habla en sueños como había hecho con el patriarca José (cf. Gn 37, 5-1). Cat. 333, 437, 486, 497.

1, 23 Dios con nosotros: la Encarnación y el Nacimiento de Cristo hecho hombre anuncian la presencia de Dios entre su pueblo, una presencia que perdura (cf. 28, 20). Cat. 497, 744.

 

Catecismo de la Iglesia Católica.

495 Llamada en los evangelios “la Madre de Jesús” (Jn 2, 1; 19, 25), María es aclamada bajo el impulso del Espíritu como “la madre de mi Señor” desde antes del nacimiento de su Hijo (Lc 1, 43). En efecto, aquel que ella concibió como hombre, por obra del Espíritu Santo, y que se ha hecho verdaderamente su Hijo según la carne, no es otro que el Hijo eterno del Padre, la segunda persona de la Santísima Trinidad. La Iglesia confiesa que María es verdaderamente Madre de Dios (Theotokos), Concilio de Éfeso.

496 Desde las primeras formulaciones de la fe, la Iglesia ha confesado que Jesús fue concebido en el seno de la Virgen María únicamente por el poder del Espíritu Santo, afirmando el aspecto corporal de este suceso: Jesús fue concebido absque semine ex Spiritu Sancto (Conclio de Letrán, año 649), esto es, sin semilla de varón, por obra del Espíritu Santo. Los Padres ven en la concepción virginal el signo de que es verdaderamente el Hijo de Dios el que ha venido en una humanidad como la nuestra. Así, san Ignacio de Antioquía (comienzos del siglo II): ·Estáis firmemente convencidos acerca de que nuestro Señor es verdaderamente de la raza de David, según la carne, Hijo de Dios según la voluntad y el poder de Dios, nacido verdaderamente de una virgen” (Carta a los Esmirnas).

497 Los relatos evangélicos presentan la concepción virginal como una obra divina que sobrepasa toda comprensión y toda posibilidad humanas: “Lo concebido en ella viene del Espíritu Santo”, dice el ángel a José a propósito de María, su desposada (Mt 1, 20). La Iglesia ve en ello el cumplimiento de la promesa divina hecha por el profeta Isaías: “He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo” (Is 7, 14), según la versión griega de Mt 1, 23.

498 El sentido de este misterio no es accesible más que a la fe, que lo ve en ese nexo que reúne entre sí los misterios, dentro del conjunto de los Misterios de Cristo, desde su Encarnación hasta su Pascua.

333 De la Encarnación a la Ascensión, la vida del Verbo encarnado está rodeada de la adoración y del servicio de los ángeles. Cuando Dios introduce a su Primogénito en el mundo, dice: “Adórenle todos los ángeles de Dios· (Hb 1, 6).

437 Desde el principio él es “a quien el Padre ha santificado y enviado al mundo” (Jn 10, 36), concebido como “santo” en el seno virginal de María, José fue llamado por Dios para “tomar consigo a María su esposa” encinta “del que fue engendrado en ella por el Espíritu Santo” (Mt 1, 20).

744 En la plenitud de los tiempos, el Espíritu Santo realiza en María todas las preparaciones para la venida de Cristo al Pueblo de Dios. Mediante la acción del Espíritu Santo en ella, el Padre da al mundo el Emmanuel, “Dios con nosotros” (Mt 1, 23).

 

Concilio Vaticano II

Ella es la Virgen que concebirá y dará a luz un Hijo, que se llamará Emmanuel (cf. Is 7, 14; Mi 5, 2-3; Mt 1, 22-23). Lumen Gentium 55.

Nada tiene de extraño que entre los Santos Padres prevaleciera la costumbre de llamar a la Madre de Dios totalmente santa e inmune de toda mancha de pecado, como plasmada y hecha una nueva criatura con el Espíritu Santo. Enriquecida desde el primer instante de su concepción con el resplandor de una santidad enteramente singular, la Virgen Nazarena, por orden de Dios, es saludada por el ángel de la Anunciación como llena de gracia (cf. Lc 1, 28). LG 56

 

San Agustín

El mismo que libró a Susana, mujer casta y esposa fiel, del falso testimonio de los viejos libró también a la virgen María de la falsa sospecha de su esposo. Así virgen a la que no se había acercado ningún varón fue hallada en estado. Su vientre se había agrandado con la criatura, pero permanecía su integridad virginal. Había concebido, mediante la fe, al sembrador de la misma fe. Había acogido en su cuerpo al Señor, pero no permitió que su cuerpo fuera violado. Pero su esposo, hombre al fin y al cabo, comenzó a sospechar. Creía que procedía de otra parte, lo que sabía que no procedía de sí y ese “de otra parte” sospechaba que era un adulterio. Un ángel le corrige. ¿Por qué mereció ser corregido mediante un ángel? Porque su sospecha no era maliciosa, sino una sospecha de las que dice el apóstol que surgen entre hermanos (1 Tm 6, 4). Las sospechas maliciosas son las de los calumniadores; las benévolas las de los superiores. Es lícito sospechar mal del hijo, pero no es lícito calumniarle. Sospechas el mal en él, pero deseas hallar el bien. Quien sospecha benévolamente desea ser vencido, pues encuentra gozo precisamente cuando descubre que era falso lo que sospechaba. De estos era José respecto a su esposa a la que no se había unido corporalmente, aunque ya lo hubiese hecho mediante la fe. También la Virgen cayó, pues, bajo la falsa sospecha. Mas del mismo modo que el Espíritu de Daniel se hizo presente en favor de Susana, así también el ángel se apareció a José en favor de María: No temas acoger a María como tu esposa, pues lo que de ella va a nacer es del Espíritu Santo (Mt 1, 20). Se eliminó la sospecha, al descubrirse la redención.

Sermón 343, 3. I, pg. 110.

 

Los Santos Padres.

Pero cómo y de que manera obró el Espíritu Santo la concepción de Cristo, ninguno de ellos lo explicó, porque tampoco es posible explicarlo. Y no penséis que porque se nos dice que fue obra del Espíritu Santo, ya lo sabemos todo. Aun sabiendo esto ignoramos muchas cosas todavía. Por ejemplo: ¿Cómo el que todo lo contiene es llevado en su vientre por una mujer?

Juan Crisóstomo, Homilía sobre el Ev de Mt. 4, 3. Ia, pg. 52.

Ahí tenéis a un varón filósofo libre de la más tiránica de las pasiones. Bien sabéis cuán terrible pasión son los celos. (...) Estaba José tan limpio de pasión, que no quiso que a la Virgen se le molestara en lo más mínimo. Retenerla en su casa parecía contra la ley; despedirla y llevarla a los tribunales era entregarla forzosamente a la muerte. Ninguna de las dos cosas hizo José, sino que su conducta se levanta ya por encima de la ley. Y es que, habiendo venido la gracia, tenía que darse ya muchos signos de vida más elevada.

Juan Crisóstomo, Homilía sobre el Ev de Mt. 4, 4. Ia, pg. 54.

Empezando por la imposición del nombre, yo te uno íntimamente con el que va a nacer. Luego, para que nadie pudiera imaginar que se trataba de verdadera paternidad, escuchad con qué precisión añade el ángel: “Dará a luz un hijo” – dice-. No dijo: “dará para ti a luz un hijo”, sino que lo dejó en el aire. Realmente no lo dio a luz para él, sino para la tierra entera.

Juan Crisóstomo, Homilía sobre el Ev de Mt. 4, 3. Ia, pg. 57-58.

 

San Juan de Ávila

Como la pena debida al pecado sea menor mal para el hombre que la culpa del mismo pecado, y la injusticia y fealdad causada por él, no se puede decir que Cristo hace salvo a su pueblo de sus pecados (Mt 1, 21), si quita con su merecimiento que no se imputen a pena, y no los quita cuanto a la culpa, dando su gracia, ni alcanza limpieza para que el hombre, aborrecido el pecado, guarde la ley de Dios.

Audi filia (II), cap. 89. I, pg. 730.

Ecce virgo concipiet et pariet, etc. (Mt 1, 22-23), habiendo dicho que concibió sin obra de varón.

Lecciones sobre la Epístola a los Gálatas. II, pg. 32.

¡Oh bienaventurado varón, y de cuantas angustias es tu corazón combatido! ¡Y cómo Dios te ha lastimado en las mesmas niñas de tus ojos, pues ves preñada a tu esposa y nunca has llegado a ella, ni pensases llegar; porque ella y tú entrambos tenéis hecho voto, de común consentimiento de guardar virginidad por toda la vida! Estaba el santo varón como fuera de sí, y por una parte viendo lo que veía y por otra parte acordándose de la bondad de la Virgen y de las grandes señales que de sí daba para ser creída.

En el capítulo 5º de los Números se lee que cuando este espíritu de celos trujese fatigado un hombre, que llevase su mujer al templo y la presentase delante del sacerdote, diciendo cómo tenía celos de ella, y el sacerdote ofrecía sacrificio por ella, y luego escrebia ciertas maldiciones y lavábalas con agua la cual agua había de beber, quisiese o no quisiese.

¡Oh Señor, y con cuánta razón debe tener paciencia el atribulado que invoca tu divina misericordia, y debe esperarla, aunque más y más se dilate, pues que ni tienes corazón duro para dejar de sentir los trabajos de los tuyos, ni orejas sordas para dejar de oír sus gemidos y ruegos muy grandes! Muy gran verdad es lo que de ti, Señor, está escrito: Esperen en ti los que conocieron tu nombre, porque no has desamparado a los que te buscan (Sal 9, 11). Y porque la tardanza del remedio, que a muchos flacos es causa de desconfianza, no nos derribe, mandaste, Señor, darnos aviso contra este desmayo tan perjudicial, y mandaste que nos fuere de tu parte dicho: Si el Señor se tardare, espéralo; que viniendo vendrá, y no tardará (Hab 2, 3).

Sermón de San José. III, pgs. 1001s.

¿Qué es esto? Llegaos un poco: ¿qué tiene esta doncella? ¿Qué fuego es este que tiene dentro de sí? Responderos han: No ángel ni arcángel, sino el mismo Dios que está en ella: Yo soy el Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob. ¡Oh, bendito y glorificado seáis, Señor, para siempre y los ángeles te adoren y reverencien para siempre! ¿Qué hace el Dios grande encerrado en una doncella? El nombre de la ciudad de Dios, Dominus ibidem (Dios allí mismo, Ez 48, 55); el nombre del Hijo de la Virgen y de Dios, Emmanuel (Mt 1, 23; Is 7, 14).

Sermón de la Anunciación del Señor. III, Pg. 270.

 

San Oscar Romero.

Miren cómo, hermanos, aún en nuestra fe puede haber pruebas difíciles. ¿Por qué sucede esto? ¿Cómo Dios permite esto? Esto no puede ser de Dios. ¿No es verdad que en el corazón de todos nosotros ha surgido esta tentación más de una vez? Es la hora de la prueba, es la hora en que el proyecto de Dios quiere imponerse, no porque los hombres lo crean posible, sino porque nos ama y para el amor de Dios no hay imposibles. ¿Quién iba a creer que un Dios se iba a hacer hombre y quedar desprestigiado, muerto en una cruz?. Pues fue tan posible, que sin él no hay salvación. Creamos, hermanos, esta es la reacción de Navidad, cuando Isabel le dice a María felicitándola porque va a ser madre: "bienaventurada tú, que creíste". Nos está invitando a profesar esa virtud necesaria hoy más que nunca. Mucha fe, la fe consiste en aceptar a Dios sin pedirle cuentas a nuestra medida. La fe consiste en reaccionar frente a Dios como María: no lo entiendo, Señor, pero hágase en mi según tu palabra. Yo sé, Señor, que esta Navidad es un acercarse tuyo a nuestro pueblo salvadoreño, yo sé que nuestro gobierno, que nuestros colaboradores, que nuestra Iglesia, que están todos preocupados de un feliz porvenir, yo sé que nadie quiere sangre, violencia y desgracia. Señor, enséñanos los caminos aunque no los comprendamos, danos la señal de que tú estás con nosotros porque el Emmanuel, Dios con nosotros, no es una promesa de algo que pasó, es un Dios que se quedó, vive en medio de nuestro pueblo y esta es la gran confianza de esta Navidad de 1977, Dios está con nosotros; Dios viene personalmente a salvarnos, no sabemos cómo pero viene. Mucha esperanza, hermanos, por favor, mucha oración, una Navidad de plegarias, una Navidad de súplicas: Señor, sufrimos mucho; Señor, este pueblo está desconcertado; Señor, danos paz; Señor, tú que salvas, cuenta con nuestra buena voluntad. Queremos ser como Pablo, como José, como María, no queremos dudar de ti como Ajaz, queremos ser hombres y mujeres creyentes, entregados a ti, colaboradores de tu reino. Hermanos, que cada uno en su profesión, en su trabajo sea un colaborador de Dios. Siempre paz, siempre optimismo, siempre esperanza; vendrá el Señor a salvarnos. Así sea.

Homilía, 18 de diciembre de 1977.

 

Papa Francisco.  

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En este cuarto y último domingo de Adviento, el Evangelio (cf. Mateo 1, 18-24) nos guía hacia la Navidad, a través de la experiencia de san José, una figura aparentemente de segundo plano, pero en cuya actitud está contenida toda la sabiduría cristiana. Él, junto con Juan Bautista y María, es uno de los personajes que la liturgia nos propone para el tiempo de Adviento; y de los tres es el más modesto. El que no predica, no habla, sino que trata de hacer la voluntad de Dios; y lo hace al estilo del Evangelio y de las Bienaventuranzas. Pensemos: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos» (Mateo 5, 3). Y José es pobre porque vive de lo esencial, trabaja, vive del trabajo; es la pobreza típica de quien es consciente de que depende en todo de Dios y pone en Él toda su confianza.

La narración del Evangelio de hoy presenta una situación humanamente incómoda y conflictiva. José y María están comprometidos; todavía no viven juntos, pero ella está esperando un hijo por obra de Dios. José, ante esta sorpresa, naturalmente permanece perturbado pero, en lugar de reaccionar de manera impulsiva y punitiva ―como era costumbre,  la ley lo protegía― busca una solución que respete la dignidad y la integridad de su amada María. El Evangelio lo dice así: «Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto» (v. 19). José sabía que si denunciaba a su prometida, la expondría a graves consecuencias, incluso a la muerte. Tenía plena confianza en María, a quien eligió como su esposa. No entiende, pero busca otra solución.

Esta circunstancia inexplicable le llevó a cuestionar su compromiso; por eso, con gran sufrimiento, decidió separarse de María sin crear escándalo. Pero el Ángel del Señor interviene para decirle que la solución que él propone no es la deseada por Dios. Por el contrario, el Señor le abrió un nuevo camino, un camino de unión, de amor y de felicidad, y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo» (v. 20).

En este punto, José confía totalmente en Dios, obedece las palabras del Ángel y se lleva a María con él. Fue precisamente esta confianza inquebrantable en Dios la que le permitió aceptar una situación humanamente difícil y, en cierto sentido, incomprensible. José entiende, en la fe, que el niño nacido en el seno de María no es su hijo, sino el Hijo de Dios, y él, José, será su guardián, asumiendo plenamente su paternidad terrenal. El ejemplo de este hombre gentil y sabio nos exhorta a levantar la vista, a mirar más allá. Se trata de recuperar la sorprendente lógica de Dios que, lejos de pequeños o grandes cálculos, está hecha de apertura hacia nuevos horizontes, hacia Cristo y Su Palabra.

Que la Virgen María y su casto esposo José nos ayuden a escuchar a Jesús que viene, y que pide ser acogido en nuestros planes y elecciones.

 

Papa Francisco. Audiencia general.

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Entramos en la fase final de este recorrido de catequesis sobre el discernimiento. Iniciamos por el ejemplo de san Ignacio de Loyola; después consideramos los elementos del discernimiento —es decir, la oración, el conocerse a uno mismo, el deseo y el “libro de la vida”—; nos detuvimos en la desolación y la consolación, que forman la “materia”, y así hemos llegado a la confirmación de la decisión tomada.

Considero necesario incluir en este punto la referencia a una actitud esencial para que no se pierda todo el trabajo realizado para discernir lo mejor y tomar la decisión correcta, y esta sería la actitud de la vigilancia. Nosotros hemos hecho el discernimiento, consolación y desolación; hemos elegido una cosa… todo va bien, pero ahora vigilar: la actitud de la vigilancia. Porque de hecho hay un riesgo, como hemos escuchado en el pasaje del Evangelio que se ha leído. El riesgo es que el “aguafiestas”, es decir, el Maligno, puede arruinarlo todo, haciéndonos volver al punto de partida, es más, a una condición aún peor. Y esto sucede, por eso es necesario estar atentos y vigilar. Por eso es indispensable estar vigilantes. Por tanto, hoy me ha parecido oportuno destacar esta actitud, que todos necesitamos para que el proceso de discernimiento llegue a buen término y permanezca ahí.

En efecto, Jesús en su predicación insiste mucho en el hecho de que el buen discípulo está vigilante, no se duerme, no se deja llevar por la excesiva seguridad cuando las cosas van bien, sino que permanece atento y preparado para hacer el propio deber.

Por ejemplo, en el Evangelio de Lucas, Jesús dice: «Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas, y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante abran. Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos» (12,35-37).

Vigilar para custodiar nuestro corazón y entender qué sucede dentro. Se trata de la disposición del alma de los cristianos que esperan la venida final del Señor; pero se puede entender también como la actitud ordinaria que hay que tener en la conducta de vida, de forma que nuestras buenas decisiones, realizadas a veces después de un arduo discernimiento, puedan proseguir de forma perseverante y coherente y dar fruto.

Si falta la vigilancia, es muy fuerte, como decíamos, el riesgo de que se pierda todo. No se trata de un peligro de tipo psicológico, sino de tipo espiritual, una verdadera insidia del espíritu malo. Este, de hecho, espera precisamente el momento en el que estamos demasiado seguros de nosotros mismos, ahí está el peligro: “Estoy seguro de mí mismo, he ganado, ahora estoy bien…” este es el momento que el espíritu malo espera, cuando todo va bien, cuando las cosas van “como la seda” y tenemos, como se dice, “el viento en popa”. De hecho, en la pequeña parábola evangélica que hemos escuchado, se dice que el espíritu impuro, cuando vuelve a la casa de la que había salido, «la encuentra desocupada, barrida y en orden» (Mt 12,44). Todo está bien, todo está en orden, pero ¿el dueño de la casa dónde está? No está. No hay nadie que la vigile y que la custodie. Este es el problema. El dueño de la casa no está, ha salido, se ha distraído; o está en casa, pero dormido, y por tanto es como si no estuviera. No está vigilante, no está atento, porque está demasiado seguro de sí y ha perdido la humildad de custodiar el propio corazón. Debemos custodiar siempre nuestra casa, nuestro corazón y no estar distraídos… porque aquí está el problema, como decía la parábola.

Entonces, el espíritu malo puede aprovecharse y volver a esa casa. Pero el Evangelio dice que no vuelve solo, sino junto a otros «siete espíritus peores que él» (v. 45). Una mala compañía, una banda de delincuentes. Pero —nos preguntamos— ¿cómo es posible que puedan entrar tranquilos? ¿Por qué el dueño no se da cuenta? ¿No había sido tan bueno al hacer el discernimiento y a expulsarlos? ¿No había recibido también las felicitaciones de sus amigos y de los vecinos por esa casa tan hermosa y elegante, tan ordenada y limpia? Sí, pero quizá precisamente por esto se había enamorado demasiado de la casa, es decir, de sí mismo, y había dejado de esperar al Señor, de esperar la venida del Esposo; quizá por miedo a arruinar ese orden ya no acogía a nadie, no invitaba a los pobres, a los sin techo, esos que molestan… Una cosa es cierta: aquí se trata del orgullo malo, la presunción de ser justos, de ser buenos, de ser correctos. Muchas veces oímos decir: “Sí, yo era malo antes, me convertí y ahora, ahora la casa está en orden gracias a Dios, y estás tranquilo por esto…”. Cuando confiamos demasiado en nosotros mismos y no en la gracia de Dios, entonces el Maligno encuentra la puerta abierta. Entonces organiza la expedición y toma posesión de esa casa. Y Jesús concluye: «Y el final de aquel hombre viene a ser peor que el principio» (v. 45).

¿Pero el dueño no se da cuenta? No, porque estos son los demonios educados: entran sin que tú te des cuenta, llaman a la puerta, son corteses. “No va bien, venga, venga, entra…” y después al final mandan ellos en tu alma. Estad atentos a estos diablillos, a estos demonios: el diablo es educado, cuando finge ser un gran señor. Porque entra con la nuestra para salirse con la suya. Es necesario custodiar la casa de este engaño de los demonios educados. Y la mundanidad espiritual va por este camino, siempre.

Queridos hermanos y hermanas, parece imposible, pero es así. Muchas veces perdemos, somos vencidos en las batallas, por esta falta de vigilancia. Muchas veces, quizá, el Señor ha dado muchas gracias y al final no somos capaces de perseverar en esta gracia y lo perdemos todo, porque nos falta la vigilancia: no hemos custodiado las puertas. Y además hemos sido engañados por alguien que viene, educadamente se mete dentro y adiós… el diablo tiene estas cosas. Cada uno puede también verificarlo pensando en la propia historia personal. No basta con hacer un buen discernimiento y tomar una buena decisión. No, no basta: es necesario permanecer vigilantes, custodiar esta gracia que Dios nos ha dado, pero vigilar, porque tú puedes decirme: “Pero cuando yo veo algún desorden, me doy cuenta enseguida que es el diablo, que es una tentación…” sí, pero esta vez viene disfrazada de ángel: el demonio sabe disfrazarse de ángel, entra con palabras corteses, y te convence y al final es peor que al principio… Es necesario permanecer vigilantes, vigilar el corazón. Si yo preguntara a cada uno de nosotros y también a mí mismo: “¿qué está sucediendo en tu corazón?”. Quizá no sabríamos decir todo: diremos una cosa o dos cosas, pero no todo. Vigilar el corazón, porque la vigilancia es signo de sabiduría, es signo sobre todo de humildad, porque tenemos miedo de caer y la humildad es el camino maestro de la vida cristiana.

 

Comentario al evangelio del domingo.

-Contexto:

Evangelio de la infancia.

-José:

Protagonista.

Varón justo de la Casa de David.

Cumple su papel en la historia de la salvación:

Entronca a Jesús con las promesas davídicas.

-María:

Forma parte de los pobres de Yahvé que esperan la actuación definitiva de Dios en la historia.

-Jesús:

Obra del Espíritu Santo.

Cumplimiento de la profecía de Isaías.

 

ORACIÓN JUNIORS.

EXPERIENCIA.

Coloca delante de ti las figuras de María, José y el Niño. Si no las tienes cerca, busca en internet el nacimiento.

Realiza la señal de la cruz pidiendo a Dios que envíe su Espíritu para que puedas experimentar su presencia, el Dios-con-nosotros, el Dios-con-tigo.

Míralas, permanece en silencio.

Mira este vídeo:

https://www.youtube.com/watch?v=mN8u7_GROn4

¿Cómo te has sentido? Verbalízalo, y mejor aún, escríbelo en el ordenador o una libreta.

¿Has tenido algún encuentro que cambiase tu vida, el rumbo de tus pasos? ¿Con quién o con quiénes? ¿Cómo te sentiste? Dale gracias a Dios por esas personas y porque por su Providencia Divina te encontraste con ellas.

¿Y con Dios? ¿En algún momento Él cambió tu vida o le dio sentido a lo que realizabas o iluminó tu noche oscura, tus dudas, tu fracaso, tu decepción?

 

+REFLEXIÓN.

Toma la Biblia y lee :

X Lectura del santo evangelio según san Mateo 1, 18-24.

La generación de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:

-José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.

Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta: “Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Enmanuel, que significa Dios-con-nosotros. Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.

¿QUÉ DICE? Con María y Juan, José es uno de los modelos del Adviento. El relato pertenece al Evangelio de la Infancia de Mateo (Mt 1 y 2). A la genealogía de Jesús le sucede la duda, decisión, sueño y decisión de José. Al igual que los patriarcas a José Dios le revela su voluntad a través de los ángeles y por medio de sueños. De este modo la lectura nos presenta a José como modelo de creyente, capaz de cambiar sus decisiones para aceptar el plan de Dios. Es el creyente obediente en silencio.

¿QUÉ TE DICE?  Después de leer el texto, imagínalo mediante la composición de lugar. Léelo, reléelo, con pausas, silencios, avanzando, retrocediendo, repitiendo alguna frase, preguntándole a Dios que te muestre el mensaje dirigido a ti.

¿QUÉ LE DICES?  No es necesario hablar, tu silencio es el lenguaje que Dios comprende. Permanece en él y si brota algún pensamiento háblale.

 

COMPROMISO.

Busca la voluntad de Dios en cada pequeño detalle, mira a las personas con las que convives o te encuentras cada día como portadoras de un mensaje de Dios para ti.

 

CELEBRACIÓN.

Escucha esta canción de Aquedah y mira las escenas.

https://www.youtube.com/watch?v=Aw5hBm1vf5Q

 

GUIÓN MISA NIÑOS.

NAVIDAD. 25 de diciembre de 2022.

 

Monición de entrada.-

Queridos hermanos:

Muchos años después que Dios hiciera el mundo.

Muchos años después que pusiese la vida en la tierra.

Muchos años después que hiciese a la mujer y al hombre.

Muchos años después que Dios hablase a Abraham y Moisés.

Muchos años después que David fuese rey.

En la ciento noventa y cuatro olimpiada.

El año setecientos cincuenta y dos del nacimiento de Roma.

Jesús nació en Belén.

Hoy es por tanto navidad.

La corona de Adviento ya no está.

Y hemos puesto el nacimiento de Jesús.

Abramos la puerta de nuestro corazón al Niño Jesús.

 

Señor ten piedad.-

Tú que eres la Palabra de Dios. Señor, ten piedad.

Tú que eres la cara de Dios. Cristo, ten piedad.

Tú que eres Dios. Señor, ten piedad.

 

Peticiones.-

Jesús,  te pido por el Papa Francisco y el obispo Enrique. Te lo pedimos, Señor.

Jesús, te pido por la Iglesia. Te lo pedimos, Señor.

Jesús, te pido por todos los pueblos y todos los países. Te lo pedimos, Señor.

Jesús, te pido por las personas que mandan en España. Te lo pedimos, Señor.

Jesús, te pido por las personas que se han ido de sus países, las que tienen hambre, las que están en la cárcel, las casas de ancianos o en los hospitales y las que estos días estarán solas. Te lo pedimos, Señor.

Jesús, te pido por nuestros padres, abuelos y todos los que estos días comerán con nosotros. Te lo pedimos, Señor.

Jesús, te pido por nosotros, tu familia aquí. Te lo pedimos, Señor.

 

Adoración del Niño Jesús.

Vamos ahora a adorar al Niño Jesús. Como María, san José y los pastores también nosotros le ofrecemos lo más grande que tenemos: nuestro corazón.

 

GUIÓ MISSA INFANTS..

DIA DE NADAL. 25 de desembre de 2022.

 

Monició d’entrada.

Estimats germans:

Molts anys després que Déu fera el món.

Molts anys després que ficara la vida a la terra.

Molts anys després que fera a la dona i a l’home.

Molts anys després que Déu parlara a Abraham i Moisés.

Molts anys després que David fora rei.

A la cent noranta i quatre olimpíada.

L’any setzens cinquanta i dos del naixiiment de Roma.

Jesús va naixer a Betlem.

Hui es per tant Nadal.

La corona d’Advent ja no es troba.

I hem ficat el naiximent.

Obrim les portes del nostre cor al Jesuset.

 

Senyor, tingueu pietat.-

Vos sou la Paraula de Déu. Senyor, tingueu pietat.

Vos sou el rostre de Déu. Crist, tingueu pietat.

Vos sou Déu. Senyor, tingueu pietat.

 

Peticions.-

Jesús, et demane pel Papa Francesc i el bisbe Enric. T’ho demane, Senyor.

Jesús, et demane per l’Església. T’ho demane, Senyor.

Jesús, et demane per tots els pobles i tots els països. T’ho demane, Senyor.

Jesús, et demane per les persones que manen a Espanya. T’ho demane, Senyor.

Jesús, et demane per les persones que se n’han anat dels seus països, les que tenen fam, les que és troben a la presó, les cases de vellets o els hospitals i les que aquestos dies estaran soles. T’ho demane, Senyor.

Jesús, et demane pels nostres pares, avis i tots els qui aquests dies menjaran amb nosaltres. T’ho demane, Senyor.

Jesús, et demane per nosaltres, la teua família ací. T’ho demane, Senyor.

 

Adoració del Jesuset.-

Anem ara a adorar el Jesuset. Com la nostra Mare Maria, sant Josep i els pastors també nosaltres al ficar-nos davant d’ell li oferim el més gran que tenim: el nostre cor.

 

DIA DE NADAL.

 

Lectura del llibre del profeta Isaïes 9, 2-4.6-7.

El poble que avançava a les fosques ha vist una llum, una llum resplendeix per als qui vivien al país tenebrós. Els heu omplit de goig, d’una alegria immensa; s’alegren davant vós com la gent a la sega, com fan festa els vencedors quan reparteixen el botí. Heu trossejat el jou que li pesava, la barra que duia a l’espatla i l’agulló del qui l’arribava; tot ho heu trossejat com al dia de Madian:

“Ens ha nascut un xiquet, ens ha estat donat un fill que porta a l’espatla la insígnia de príncep. Déu li ha posat aquest nom: Conseller-prodigiós, Déu-heroi, Pare-per-sempre, Príncep-de-pau. Serà immens el principat, la pau no tindrà fi en el tron de David i en el seu regne, fonamental i sostingut, des d’ara i per sempre, sobre el dret i la justícia. Això és el que farà el zel del Senyor de l’univers.

Paraula de Déu.

 

Sal  (95).

 

Avui ens ha nascut un salvador,

que és el Messies, el Senyor. R/.

Canteu al Senyor un càntic nou,

canteu al Senyor arreu de la terra,

canteu al Senyor, beneïu el seu nom. R/.

 

Anuncieu de dia en dia que ens ha salvat,

conteu a les nacions la seua glòria,

conteu a tots els pobles els seus prodigis.  R/.

 

El cel se n’alegra, la terra hi fa festa,

bramula el mar amb tot el que s’hi mou,

jubilen els camps amb tot el que hi ha,

criden de goig els arbres del bosc. R/.

 

Hem vist que ve el Senyor,

que ve a judicar la terra;

judicarà tot el món amb justícia,

tots els pobles amb la seua veritat. R/.

 

Lectura de la carta de sant Pau a Titus 2, 11-14.

Sí, germans:

S’ha revelat l’amor de Déu, que vol salvar a tots els hòmens, i ens ensenya que abandonem la impietat i els desigs mundans, per viure en aquest món una vida de sobrietat, de justícia i de veritat, mentre esperem que es complesca feliçment la nostra esperança, que es manifeste la glòria de Jesucrist, Déu gran i salvador nostre.

Ell s’entrega a si mateix per nosaltres, per rescatar-nos de l’esclavatge de les culpes, deixar-nos nets i fer de nosaltres un poble ben seu, apassionat per fer el bé.

Paraula de Déu.

 

X Lectura de l’Evangeli segons sant Lluc 2, 1-14.

Per aquells dies va eixir un edicte de Cèsar August ordenant que es fes el cens de tot el món romà.

Era el primer cens de l’imperi, abans del que es va fer quan Qurini era governador de Síria.

Tothom anava a inscriure’s a la població d’on cadascú descendia. També Josep, que era de la casa i família de David, va pujar des de Natzaret de Galilea a Judea, al poble de David, anomenat Bet-Lèhem, per inscriure’s amb Maria, la seua muller, que esperava un fill. Mentre eren allí es va complir els dies i va nàixer el seu fill, el primogènit. Ella el va bolcar i el posà en un pesebre, perquè no havien trobat lloc a l’hostal.

A la mateixa contrada, vivint al ras, hi havia uns pastors que vetlaven guardant de nit el seu ramat. Els aparegué un àngel del Senyor, la glòria del Senyor els envoltà de llum, i es van esglaiar. Però l’àngel els va dir:

-No tingueu por: vos anuncie una nova que portarà a tot el poble una gran alegria: Avui, a la ciutat de David, vos ha nascut un salvador, que és el Messies, el Senyor. Les seues senyes són aquests: trobareu un xiquet en bolquers, posat en un pesebre.

I una mulítud dels exèrcits celestials s’uní llavors mateix a l’àngel, alabant Déu i cantant:

-Glòria a Déu a dalt del cel, i a la terra pau als hòmens que estima el Senyor.

 

BIBLIOGRAFÍA.

Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española. BAC. Madrid. 2016.

Biblia de Jerusalén. 5ª edición – 2018. Desclée De Brouwer. Bilbao. 2019.

Nuevo Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego de M. Iglesias González. BAC. Madrid. 2017.

Biblia Didajé con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016.

Catecismo de la Iglesia Católica. Nueva Edición. Asociación de Editores del Catecismo. Barcelona 2020.

La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia. Ciudad Nueva. Madrid. 2006.

Riutort Mestre, P. Llibre del poble de Déu. Gorg. València. 1975.

Pío de Luis, OSA, dr. Comentarios de San Agustín a las lecturas litúrgicas (NT). II. Estudio Agustiniano. Valladolid. 1986.

San Juan de Ávila. Obras Completas I. Audi, filia – Pláticas – Tratados. BAC. Madrid. 2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas II. Comentarios bíblicos – Tratados de reforma – Tratados y escritos menores. BAC. Madrid. 2013.

San Juan de Ávila. Obras Completas III. Sermones. BAC. Madrid.   2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas IV. Epistolario. BAC. Madrid. 2003.

Eucaristía. Verbo Divino.

https://www.servicioskoinonia.org/romero/homilias/B/#IRA

www.vatican.va



[1] Forma ritual usada en le Europa medieval y en ciertas sociedades para averiguar la culpabilidad o inocencia de una persona acusada, y de cuyas formas es el juicio de Dios.

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