viernes, 14 de febrero de 2020

9 de febrero de 2020. V Tiempo Ordinario.


Primera lectura.
Lectura del libro de Isaías   58, 7-10
Esto dice el Señor:
Parte tu pan con el hambriento, hospeda a los pobres sin techo, cubre a quien ves desnudo y no te desentiendas de los tuyos. Entonces surgirá tu luz como la aurora, enseguida se curarán tus heridas, ante ti marchará la justicia, detrás de ti la gloria del Señor. Entonces clamarás al Señor y te responderá; pedirás ayuda y te dirá: “Aquí estoy”. Cuando alejes de ti la opresión, el dedo acusador y la calumnia, cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo y sacies el alma afligida, brillará tu luz en las tinieblas; tu oscuridad como el mediodía.
Palabra de Dios.

Textos paralelos[1].
 Tus justas acciones te precederán.
Is 52,12: No saldréis deprisa, / ni vuestra marcha será una fuga, / porque delante de vosotros marcha el Señor, / el Dios de Israel.
Y lo oscuro de ti será mediodía.
Jn 8, 12: Jesús habló de nuevo diciendo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.

Notas exegéticas[2].
58 10 [si partes tu pan con el hambriento, / si sacias el hambre del indigente]Lit. “si das al hambriento tu alma (griego: el pan de tu alma) y el alma afligida dejas saciada”. Pero la palabra nefes, generalmente traducida por “alma”, también designa “el deseo”, “el apetito”, de modo que son posibles matices diversos. El contenido, sin embargo, justifica nuestra traducción.

Salmo responsorial
Salmo 111

R/. El justo brilla en las tinieblas como una luz.

En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos. R/.




Porque jamás vacilará.
El recuerdo del justo será perpetuo.
No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor. R/.

Su corazón está seguro, sin temor.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad dura por siempre,
y alzará la frente con dignidad. R/.

 Textos paralelos[3].
 En las tinieblas ilumina a los rectos.
Sal 97, 10: Odiad el mal los que amáis al Señor; / él protege la vida de sus fieles / y los libra de los malvados.
Feliz el hombre que se apiada.
Is 58,10: Cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo / y sacies el alma afligida, / brillará tu luz en las tinieblas, / tu oscuridad como el mediodía.
Prov 13,9: La luz del honrado brilla con fuerza / la lámpara del malvado se apaga.
Sal 111,6: Mostró a su pueblo la fuerza de su obrar / dándoles la heredad de los gentiles.
Alzará la frente con honor.
Sal 89,18: Porque tú eres su honor y su fuerza, / y con tu favor ensalzas nuestro poder.

Notas exegéticas[4].
112 4 [En las tinieblas ilumina a los rectos, / tierno, clemente y justo] Se aplica así al justo lo que en otros pasajes se dice de Dios, Sal 18, 29; 27,1. También se traduce: “Una luz brilla en las tinieblas para el justo, tierno y clemente es el hombre recto”.

Segunda lectura.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2,1-5
Yo mismo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y este crucificado. También yo me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
Palabra de Dios.


Textos paralelos[5].
 No confié mi mensaje al prestigio de la palabra.
2 Cor 11,6: En efecto, aunque en el hablar soy inculto, no lo soy en el saber, que en todo y en presencia de todos os lo hemos demostrado.
Sólo quería manifestaros mi saber acerca de Jesucristo.
Ga 3,1: ¡Oh, insensatos Gálatas! ¿Quién os ha fascinado a vosotros, a cuyos ojos se presentó a Cristo crucificado?
Ga 6, 14: En cuanto a mí, Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo.
Mi predicación no en persuasivos discursos.
2 Cor 12,12: Los signos del apóstol se vieron realizados entre vosotros: aguante perfecto, signos, prodigios y milagros.
Hch 1, 8ss: En cambio recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y hasta el confín de la tierra.

Notas exegéticas[6]:
2 2 [pues sólo quería manifestaros mi saber acerca de Jesucristo, y además crucificado] Lit. “Jesús Ungido” (o “Jesús Mesías). Para los judíos, un Mesías crucificado era un escándalo.
2 3 [me presenté ante vosotros débil, tímido y tembloroso] Expresión bíblica estereotipada, ver 2 Cor 7, 15; Ef 6, 5; Flp 2, 12; ver Sal 2, 1ss.
2 4 [apoyado mi palabra y mi predicación no en persuasivos discursos de sabiduría, sino en la demostración del Espíritu y su poder] Alusión a los milagros y a la efusión del Espíritu que acompañaron a la predicación de Pablo (ver 1,5 y 2 Cor4 12, 12) – El texto es gramaticalmente difícil, como se percibe en las discrepancias de la tradición textual. El sentido, sin embargo, es claro.
2 5 [para que vuestra fe no se fundase en la sabiduría humana, sino en el poder de Dios] Los discursos de la sabiduría humana son persuasivos por sí mismos (v. 4). Producen en los oyentes una adhesión puramente humana (v.5). Esto es lo que Pablo rechaza. Su palabra es ciertamente una demostración (v.4), porque manifiesta la acción del Espíritu; pero exige una adhesión de un orden distinto: del Espíritu.

Evangelio.
X Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 13-16
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelabro y que alumbre a todos los de la casa. Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria va vuestro padre que está en los cielos.
Palabra del Señor.

Los dichos de Jesús (Fuente Q)[7]
Q 11,33
Nadie enciend una lámpara y la pone [en un lugar oculto], sino sobre el candelero, [y así alumbra a todos los que están en la casa]

Textos paralelos[8].
Vosotros sois la sal de la tierra.
// Lc 14,34-35: La sal es buena, pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve ni para el campo ni para el estercolero, se tira fuera. El que tenga oídos para oír, que oiga.
Lv 2, 13: Toda oblación la sazonarás con sal; no permitirás que falte nunca la sal de la alianza de tu dios en ninguna de tus oblaciones; todas tus ofrendas llevarán sal.
Nm 18,19: Todo lo reservado de las cosas santas que los hijos de Israel reservan al Señor, te lo doy a ti, a tus hijos y a tus hijas, como derecho perpetuo. Es una alianza de sal, para siempre, delante del Señor, para ti y tu descendencia.
Col 4, 6: Vuestra conversación sea siempre agradable, con su pizca de sal, sabiendo como tratar a cada uno.
Vosotros sois la luz.
Jn 8, 12: Jesús dijo: “Yo soy la luz del mundo, el que sigue, no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Is 2, 2: En los días futuros estará firme / el monte de la casa del Señor, / en la cumbre de las montañas, / más elevado que las colinas. / Hacía él confluirán todas las naciones.
// Mc 4, 21: Les decía: “¿Se trae la lámpara para meterla debajo del celemín o debajo de la cama?, ¿no es para ponerla en el candelero?
// Lc 8, 16: Nadie que ha encendido una lámpara, la tapa con una vasija o la mete debajo de la cama, sino que la pone en el candelero para que los que entren vean la luz.
Lc 11,33: Nadie enciende una lámpara y la pone en un lugar oculto o debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que los que entran vean la luz.
Brille vuestra luz:
Jn 3,21: En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.
Jn 15,8: Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.
1 Cor 10, 31: Así pues, ya comáis, ya bebáis o hagáis lo que hagáis, hacedlo todo para gloria de Dios.

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén[9].
5 13 La sal proporciona sabor a los alimentos (Jb 6,6) y tiene la propiedad de conservarlos (Ba 6, 27). De ahí que pueda significar el valor duradero de un contrato, como una “alianza de sal” (Nm 18,19), pacto perpetuo (2 Cro 13,5). Mt interpreta la palabra de Jesús (Lc 14,34; Mc 9, 50) afirmando que el creyente debe conservar y “dar sabor” al mundo de los humanos en su alianza con Dios. De lo contrario no sirve para nada, y los discípulos merecería “ser tirados afuera” (ver Lc 14, 35).
5 15 En la antigüedad el celemín era un pequeño mueble de tres o cuatro patas. Solo se trataría aquí, pues, de esconder la lámpara debajo de este mueble, algo así como debajo del lecho de Mc 4, 21 p. no de apagarla cubriéndola con un celemín moderno. Hoy diríamos tal vez “debajo del arca· (ese mueble que suele haber en las casas de pueblo.

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica[10]:
13-16 Cf. Concilio Vaticano II, Lumen Gentium 34 y 36 sobre los cristianos en el mundo.
La verdadera sal, la verdadera luz (título que Jesús se da a sí mismo en Jn 8, 12 y 9,5). La sal y la luz se aplicaban metafóricamente al antiguo Israel y a la Ley. Comparado este texto con el paralelo de Mc, se entiende en la línea del renunciamiento (la sal era imprescindible en los sacrificios antiguos: cf. Lev 2,13); es decir, siendo el pobre, manso, misericordioso, etc. de las bienaventuranzas, el discípulo de Jesús será la sal de la tierra. O dicho a la inversa, con las palabras de Orígenes: “Si yo creo en mi Señor Jesucristo, él me transformará en sal”.
Si… la sal se volviera insípida: más exactamente, si se hiciere (la condición está formulada en el texto griego como posible) loca, es decir, si se volviere inservible.
Se dará sabor: el texto griego de Mt y de Lc no habla de salar o sazonar la sal, sino la comida.
Para ser echada afuera: literalmente tirada fuera ser pisoteada por los hombres.
15 El celemín (el griego módios es un latinismo: modius): medida de capacidad para áridos; aquí no se alude al contenido (casi nueve litros), sino al recipiente (una especie de artesa pequeña).
Para que ilumino, o: y de esa manera ilumina. El seguidor de Jesús “ha de ser vela encendida, que a todos resplandece y solo para sí arde: a sí [mismo] se gana y a los demás alumbra” (Quevedo).
16 Vean… y glorifiquen: glorificar a Dios es reconocerlo como el Dios verdadero, que actúa en quienes viven según el espíritu de las bienaventuranzas. (cf. Ef 5, 8-9 y 1 Pe 2, 12). La gloria, el resplandor que reviste cualquier intervención divina entre los hombres (“todo lo que es iluminado se convierte en luz” Ef 5,12),, es signo de su presencia activa en los cristianos y provoca en los paganos de buena voluntad admiración y reconocimiento de la santidad divina. “Los buenos, entre los malos, con su vida y obra predican más que los que predican en los púlpitos, pues más es obrar que hablar” (san Francisco Javier).

Notas exegéticas desde la Biblia Didajé[11]:
5, 13-16 Sal de la tierra… luz del mundo: estos elementos describen la misión divina. La sal da sabor a los alimentos y los preserva de la putrefacción. El papel de un cristiano en el mundo es sacar, como la sal, el mejor sabor de los prójimos, conduciéndolos hacia Cristo. Mediante su testimonio personal, los fieles se convierten en luz del mundo, permitiendo a los demás ver el camino desde la oscuridad del pecado hasta el esplendor del cielo. La luz de las velas en el bautismo nos recuerda al cristiano nuevo, después de haber sido iluminado por Cristo, para ser luz del mundo.

Notas del Catecismo de la Iglesia Católica[12]
 1243 El cirio que se enciende en el Cirio Pascual, significa que Cristo ha iluminado al neófito. En Cristo, los bautizados son "la luz del mundo" (Mt 5,14; cf Flp 2,15).
2044 La fidelidad de los bautizados es una condición primordial para el anuncio del Evangelio y para la misión de la Iglesia en el mundo. Para manifestar ante los hombres su fuerza de verdad y de irradiación, el mensaje de la salvación debe ser autentificado por el testimonio de vida de los cristianos. “El mismo testimonio de la vida cristiana y las obras buenas realizadas con espíritu sobrenatural son eficaces para atraer a los hombres a la fe y a Dios” (AA 6).
2821 Esta petición [venga a nosotros tu Reino] está sostenida y escuchada en la oración de Jesús (cf Jn 17, 17-20), presente y eficaz en la Eucaristía; su fruto es la vida nueva según las Bienaventuranzas (cf Mt 5, 13-16; 6, 24; 7, 12-13).

Concilio Vaticano II[13]:
Lumen Gentium, 34
Los laicos, en cuanto consagrados a Cristo y ungidos por el Espíritu Santo, son admirablemente llamados y dotados, para que en ellos se produzcan siempre los más ubérrimos frutos del Espíritu. Pues todas sus obras, sus oraciones e iniciativas apostólicas, la vida conyugal y familiar, el cotidiano trabajo, el descanso de alma y de cuerpo, si son hechos en el Espíritu, e incluso las mismas pruebas de la vida si se sobrellevan pacientemente, se convierten en sacrificios espirituales, aceptables a Dios por Jesucristo (cf. 1 P 2, 5), que en la celebración de la Eucaristía se ofrecen piadosísimamente al Padre junto con la oblación del cuerpo del Señor. De este modo, también los laicos, como adoradores que en todo lugar actúan santamente, consagran el mundo mismo a Dios.
Lumen Gentium, 36
También por medio de los fieles laicos el Señor desea dilatar su reino: reino de verdad y de vida, reino de santidad y de gracia, reino de justicia, de amor y de paz. Un reino en el cual la misma creación será liberada de la servidumbre de la corrupción para participar la libertad de la gloria de los hijos de Dios (cf. Rm 8, 21). Grande, en verdad, es la promesa, y excelso el mandato dado a los discípulos: «Todas las cosas son vuestras, pero vosotros sois de Cristo, y Cristo es de Dios» (1 Co 3, 23).
en las ocupaciones seculares deben ayudarse mutuamente a una vida más santa, de tal manera que el mundo se impregne del espíritu de Cristo y alcance su fin con mayor eficacia en la justicia, en la caridad y en la paz. En el cumplimiento de este deber universal corresponde a los laicos el lugar más destacado. Por ello, con su competencia en los asuntos profanos y con su actividad elevada desde dentro por la gracia de Cristo, contribuyan eficazmente a que los bienes creados, de acuerdo con el designio del Creador y la iluminación de su Verbo, sean promovidos, mediante el trabajo humano, la técnica y la cultura civil, para utilidad de todos los hombres sin excepción; sean más convenientemente distribuidos entre ellos y, a su manera, conduzcan al progreso universal en la libertad humana y cristiana. Así Cristo, a través de los miembros de la Iglesia, iluminará más y más con su luz salvadora a toda la sociedad humana.
Igualmente coordinen los laicos sus fuerzas para sanear las estructuras y los ambientes del mundo cuando inciten al pecado, de manera que todas estas cosas sean conformes a las normas de la justicia y más bien favorezcan que obstaculicen la práctica de las virtudes. Obrando de este modo, impregnarán de valor moral la cultura y las realizaciones humanas. Con este proceder simultáneamente se prepara mejor el campo del mundo para la siembra de la palabra divina, y a la Iglesia se le abren más de par en par las puertas por las que introducir en el mundo el mensaje de la paz.
Conforme lo exige la misma economía de la salvación, los fieles aprendan a distinguir con cuidado los derechos y deberes que les conciernen por su pertenencia a la Iglesia y los que les competen en cuanto miembros de la sociedad humana. Esfuércense en conciliarlos entre sí, teniendo presente que en cualquier asunto temporal deben guiarse por la conciencia cristiana, dado que ninguna actividad humana, ni siquiera en el dominio temporal, puede substraerse al imperio de Dios. En nuestro tiempo es sumamente necesario que esta distinción y simultánea armonía resalte con suma claridad en la actuación de los fieles, a fin de que la misión de la Iglesia pueda responder con mayor plenitud a los peculiares condicionamientos del mundo actual. Porque así como ha de reconocerse que la ciudad terrena, justamente entregada a las preocupaciones del siglo, se rige por principios propios, con la misma razón se debe rechazar la funesta doctrina que pretende construir la sociedad prescindiendo en absoluto de la religión y que ataca y elimina la libertad religiosa de los ciudadanos  
Comentarios patrísticos[14]:
Orígenes. Fragmentos sobre el Ev. de Mateo, 91.1
Creo que como la sal preserva la carne de corromperse en mal olor y gusanos y hace que sea utilizable por más tiempo y si no, no duraría, de la misma manera los discípulos de Cristo sostienen este mundo y vencen sobre el mal olor de los pecados que proceden de la idolatría y la fornicación.
Hilario de Poittiers. Sobre el Ev. de Mateo, 4, 10.2.
Son llamados sal de la tierra, porque preservan los cuerpos para la eternidad, en virtud del poder de su enseñanza mediante una especie de salazón.
Juan Crisóstomo. Homilías sobre el Ev. de Mateo, 15.6.2.
En efecto, por el hecho mismo de decir: “Vosotros sois la sal de la tierra”·, el Señor hizo ver que toda la naturaleza humana estaba insípida y totalmente podrida por sus pecados. De ahí justamente que de ellos exija aquellas virtudes que señaladamente son necesarias y útiles para el aprovechamiento de los otros.
Juan Crisóstomo. Homilías sobre el Ev. de Mateo, 15.6.10.
En efecto, el que es manso, modesto, misericordioso y justo no encierra para sí solo estas virtudes, sino que hace que estas bellas fuentes se derramen copiosamente para provecho de los demás. Del mismo modo el limpio de corazón, el pacífico y el que es perseguido por causa de la verdad dispone también su vida para utilidad común.
San Jerónimo. Comentario al Evangelio de san Mateo. 5.13-15[15].
En efecto los apóstoles son llamados sal porque por ellos es sazonado todo el genero humano.
Pero si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará? Si el doctor se desvía, ¿qué otro doctor podrá corregirlo?
Vosotros sois la luz del mundo… . Les enseña la confianza cuando predican, para que los apóstoles no se escondan por el miedo y se asemejen a la lámpara debajo del celemín, que se muestren con toda libertad y proclamen sobre los tejados lo que han escuchado en la intimidad.
San Agustín. Sermón 338[16].
Con la misericordia corporal se socorre a los hambrientos, a los sedientos, a los desnudos y peregrinos; pero cuando estas mismas obras son manifiestas, a la vez que provocan a la imitación, alimentan también los espíritus y las mentes. Uno se alimenta con la buena obra y el otro con el buen ejemplo, pues ambos tienen hambre. Uno quiere recibir con qué alimentarse y el otro quiere ver algo que imitar. La lectura del evangelio que acaba de leerse nos habla de esta verdad.
A los cristianos que creen en Dios, que obran el bien y mantienen la esperanza de la vida eterna como recompensa a las buenas obras se les dice: Vosotros sois la luz del mundo. Y a la Iglesia entera, difundida por doquier, se le dice: No puede esconderse una ciudad construida sobre un monte.
Una cosa es buscar en la buena acción tu propia alabanza y otra buscar en el bien obrar la alabanza de Dios. Cuando buscas tu alabanza, te has quedado en la mirada de los hombres; cuando buscas la alabanza de Dios, has adquirido la gloria eterna. Obremos así, no para ser vistos por los hombres; es decir, obremos de tal manera que no busquemos la recompensa de la mirada humana. Al contrario, obremos de tal manera que busquemos la gloria de Dios en quienes nos vean y nos imiten, y caigamos en la cuenta de que si él no nos hubiera hecho así, nada seríamos.

Comentario de José Luis Sicre[17]
La introducción termina con una seria advertencia a esas personas que pueden entender el mensaje de Jesús y desean formar parte de su comunidad:
Peligros:
Perder su energía: parábola de la sal.
Ocultar su energía: parábola de la luz del mundo.
En los tres evangelios sinópticos hace referencia Jesús a la sal.
En la Antigüedad la sal era un bien tan precioso que se usaba en ocasiones para pagar a los soldados romanos; de ahí procede el término salario.
¿Cómo se puede perder la energía?
Parábola del sembrador (Mt 13, 22):
Preocupaciones mundanas.
Seducción de la riqueza.
¿Cómo conservar la energía?
Si tomamos como modelo a Jesús sus dos fuentes de energía fueron:
La oración.
El contacto directo con el prójimo.
Las buenas obras:
El seguimiento de Jesús no puede quedarse en meras palabras:
Sermón del Monte.
Juicio final.
Padre del cielo:
Es la primera vez que Jesús dice a los discípulos que Dios es su “Padre”:
La paternidad de Dios se extiende a todos los oyentes.
Indirectamente Jesús se está presentando como hermano nuestro.


Misa de Niños[18]

Monición de entrada.-
En la misa de este domingo Jesús nos pregunta ¿qué esperan las personas de los cristianos? y si ¿vale la pena ser amigo de Jesús?
Jesús quiere que seamos como la sal que da sabor y la luz que ilumina.
Vamos a pedirle con el corazón a ser sal y luz.

Señor, ten piedad.
Tú que eres la luz que ilumina en la oscuridad. Señor, ten piedad.
Tú que eres la sal que da sabor a nuestra vida. Cristo, ten piedad.
Tú que eres la luz y la sal que nos iluminas con la Biblia y la comunión. Señor, ten piedad.

Peticiones.-
Por el Papa Francisco, para que sus palabras nos ayuden a iluminar a las personas. Te lo pedimos Señor.
Por la familia de Jesús que somos la Iglesia, para que sea la sal que de sabor a la tierra.  Te lo pedimos Señor.
Por las personas que hablan de Dios, como son los sacerdotes, las catequistas y los monitores Juniors, para que sean sal y luz en los pueblos. Te lo pedimos Señor.
Por el Sínodo de Valencia, para que nos ayude a tener muy encendida la lampara de la amistad con Jesús. Te lo pedimos Señor.
Por las personas que están en misiones y tendrán el dinero de la colecta, para que no les falte nunca el amor de Jesús. Te lo pedimos Señor.
Por nosotros, para que nos dejemos iluminar por las palabras de Jesús en la catequesis y la misa. Te lo pedimos Señor.

Oración.
Virgen María, queremos darte las gracias por darnos a Jesús, que nos ilumina y nos hace felices cuando estamos tristes.   







[1] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019.  
[2] Ib. 
[3] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019.
[4] Ib. 
[5] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019. 
[6] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019. 
[7] Guijarro, Santiago. Los dichos de Jesús. Introducción al Documento Q. Sígueme. Salamanca. 2014.
[8] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019. Traducción Sagrada Biblia, versión oficial de la Conferencia Episcopal Española.  
[9] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019.
[10] Iglesias González, M. Nuevo Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego. BAC. Madrid. 2017.
[11] Biblia Didaje con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016. Textos copiados de www.vatican.va 
[12] Catecismo de la Iglesia Católica. www.vatican.va Notas tomadas de la Bíblia Didaje.
[14] Merino Rodríguez, M. La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia. Nuevo Testamento 1ª. Evangelio según san Mateo (1-13) . Ciudad Nueva. Madrid. 2004.
[15] San Jerónimo. Comentario al evangelio de Mateo. Biblioteca Patrística. Ciudad Nueva. Madrid. 1999.
[16] Pío de Luis, OSA. Comentarios de san Agustín a las lecturas litúrgicas (NT). Selección de textos e introducción. Estudio Agustiniano. Valladolid. 1986.
[17] José Luis Sicre. El evangelio de Mateo. Un drama con final feliz. Verbo Divino. Pamplona. 2019.
[18] Adaptación del Libro de la Sede. Secretariado Nacional de Liturgia. Coeditores Litúrgicos. Barcelona (España). 2004.

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