martes, 17 de enero de 2023

Domingo III T. O. 22 de enero de 2023.

 


Primera lectura.

Lectura del libro de Isaías 8, 23b-9,3.

En otro tiempo, humilló el Señor la tierra de Zabulón y la tierra de Neftalí, pero luego ha llenado de gloria el camino del mar, el otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaba en tierra y sombras de muerte, y una luz les brilló. Acreciste la alegría, aumentaste el gozo; se gozan al repartirse el botín. Porque la vara del opresor, el yugo de su carga, el bastón de su hombro, los quebrantaste como el día de Madián.

 

Comentario.

-Contexto histórico:

Tiempo convulso.

Postguerra siro-efraimita.

Postcaída del reino del Norte a manos del Imperio Asirio.

-El Enmanuel:

Ezequías.

-Zabulón, Neftalí, Galilea:

Territorios del reino del Norte.

-Vía maris:

Camino del mar.

Una de las principales rutas comerciales del mundo antiguo.

 

 

Salmo responsorial

Sal 27 (26)

 

El Señor es mi luz y mi salvación. R/.

El Señor es mi luz y mi salvación,

¿a quién temeré?

El Señor es la defensa de mi vida,

¿quién me hará temblar? R/.

 

Una cosa pido al Señor,

eso buscaré: habitar en la casa del Señor

por los días de mi vida;

gozar de la dulzura del Señor

contemplando su templo.  R/.

 

Espero gozar de la dicha del Señor

en el país de la vida.

Espera en el Señor, sé valiente,

ten ánimo, espera en el Señor. R/.

Notas exegéticas.

Este es un "salmo de confianza"... Compuesto quizá en dos ocasiones. En su estado actual, llama la atención el admirable ritmo de sentimientos:

-Afirmación del credo "Dios es salvación".

-Matiz: esta salvación conlleva una participación del hombre, un combate.

-Este valor tiene una fuente: la oración.

-Y la vida con sus combates sigue su curso, ansiosa.

-Pero todo culmina de nuevo en una certeza, apoyada en Dios.

Hay que notar en el versículo 7, el cambio sorprendente de "persona": hasta allí, el salmista habla de Dios en tercera persona... Bruscamente, empieza a hablar a Dios en segunda persona: "¡escucha, te llamo!".

El hebreo es una lengua concreta: saboreemos las imágenes. La muralla. Temblar. La carne destrozada. Hacer pie. El despliegue del ejército enemigo. La entrada en batalla.  Habitar en la casa de Dios, etc...

 

Segunda lectura.

Comienzo de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1, 10-13.17.

Os ruego, hermanos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo, que digáis todos lo mismo y que no haya divisiones entre vosotros. Estad bien unidos con un mismo pensar y un mismo sentir. Pues, hermanos, me he enterado por los de Cloe de que hay discordias entre vosotros. Y os digo esto porque cada cual anda diciendo: “Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de Cefas, yo soy de Cristo”. ¿Está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿Fuisteis bautizados en nombre de Pablo? Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el evangelio, y no con sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo.

Palabra de Dios.

 

Comentario.

 -Tensión:

Unidad-Diversidad.

Unidad: misma fe y estilo de vida.

Diversidad: grado de compromiso y fidelidad a las obligaciones judías.

-Pablo:

Generador de comunión:

Característica irrenunciable de los cristianos.

No significa uniformidad.

 

Evangelio.

X Lectura del santo evangelio según san Mateo 4, 12-23.

Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea. Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías: “Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán. Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombra de muerte, una luz les brilló. Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo:

-Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.

Paseando junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores. Les dijo:

-Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres.

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curanto da enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

 

Textos paralelos.

 

Mc 1, 14-20.39; 3, 7-8

Mt 4, 12-23

Lc 4, 14; 5, 1-11; 4, 14-15.44; 6, 17-18

Después de que Juan fue entregado,

 

Jesús se marchó a Galilea

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

a proclamar el Evangelio de Dios; decía:

-Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio.

 

Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.

Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar y lo siguió una gran muchedumbre de Galilea.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, Jerusalén, idumea y Transjordania y cercanías de Tiro y Sidón.

 

 

Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan

 

se retiró a Galilea. Dejando Nazaret

 

 

se estableció en Cafarnaún, junto al mar,  en el territorio de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías:

-Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló.

 

 

Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo:

-Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Paseando junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Les dijo:

-Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres.

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

 

 

Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

 

 

 

 

 

 

 

Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

 

 

 

Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu;

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

y su fama se extendió por toda la comarca.

 

 

 

 

 

 

Una vez que la gente se agolpaba en torno a él para oír la palabra de Dios, estando él de pie junto al lago de Getnesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores,

 

 

 que habían desembarcado, estaban lavando las redes. Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar dio a Simón:

-Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca.

Respondió Simón y dijo:

-Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por la palabra, echaré las redes.

Y, puestos a la obra, hicieron una redada tang rande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las otras barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Simón

Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo:

-Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador.

Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido, y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.

 

Y Jesús dijo a Simón:

-No temas; desde ahora serás pescador de hombres.

Entonces sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura.

 

Y predicaba en las sinagogas de Judea.

Después de bajar con ellos, se

 

 

 

 

paró en una llanura con un grupo grande de discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.

 

Venían a oírlo y a que los curara de todas sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados.

 

Se retiró a Galilea.

Jn 4, 1: Cuando supo Jesús que habían oído los fariseos que Jesús hacía más discípulos que Juan y que bautizaba (aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos), dejó Judea y partió de nuevo para Galilea.

Fue a residir a Cafarnaún.

Jn 3, 43-45: Después de dos días, salió Jesús de Samaría para Galilea. Jesús mismo había atestiguado: “un profeta no es estimado en su propia patria”. Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron bien, porque había visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta.

Territorio de Zabulón y Neftalí.

Mt 13, 53: Fue a su ciudad y se puso a enseñar en su sinagoga. La gente decía admirada: “¿De dónde saca este esa sabiduría y esos milagros?

Tierra de Zabulón.

Is 8, 23-9,1: ¡No habrá ya oscuridad para la tierra que está angustiada! En otro tiempo humilló el Señor la tierra de Zabulón y la tierra de Neftalí, pero luego ha llenado de gloria el camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles.

Galilea de los paganos.

1 M 5, 14-15: Estaban todavía leyendo las cartas, cuando otros mensajeros, con la ropa hecha jirones, llegaron de Galilea con esta noticia: “Se han aliado los de Tolemaida, Tiro, Sidón y toda la Galilea de los gentiles para acabar con nosotros”.

Jn 7, 52: Ellos le replicaron: “¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas.

El pueblo que habitaba en tinieblas.

Lc 1, 79: Para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Jn 8, 12: Jesús les habló de nuevo diciendo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”.

Rm 2, 17-19: Pero si tú te llamas judío y encuentras tu descanso en la ley y te glorías en Dios; conoces la voluntad divina y, al saberte instruido por la ley, te crees capaz de discernir lo que es mejor; te consideras guía de ciegos, luz de los que viven en tinieblas.

Convertíos, porque el Reino de Dios ha llegado.

Mt 3, 1-2: Por aquellos días, Juan el Bautista se presenta en el desierto de Judea, predicando: “Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos”.

Dn 7, 14: A él [el Hijo del hombre] se le dio poder, honor y reino. Y todos los pueblos, naciones y lenguas lo sirvieron. Su poder es un poder eterno, no cesará. Su reino no acabará.

Vio a dos hermanos.

Jn 1, 35-42: Al día siguiente, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: “Este es el Cordero de Dios”. Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: “¿Qué buscáis?”. Ellos le contestaron: “Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?”. Él les dijo: “Venid y veréis”. Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; era como la hora décima.

Mt 10, 2: Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, el de Zebedeo, y Juan, su hermano; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo y Tadeo; Simón el de Caná, y Judas Iscariote, el que lo entregó.

Eran pescadores.

Jn 21, 3: Simón Pedro le dice: “Me voy a pescar”. Ellos contestan: “Vamos también nosotros contigo”. Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada.

Venid conmigo, y os haré pescadores de personas.

2 R 6, 19: Él les dijo: “No es este el camino ni es esta la ciudad. Seguidme y os conduciré al hombre que buscáis”.

Ez 47, 10: Se instalarán pescadores en la orilla; será un tendedero desde Engadí hasta Engalín. Habrá peces de todas las especies y en gran abundancia, como en el Mar Grande.

Ellos dejaron las redes al instante y le siguieron.

Mt 8, 19-22: Otro, que era de los discípulos, le dijo: “Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre”. Jesús le replicó: “Tú, sígueme y deja que los muertos entierren a los muertos”.

Mt 13, 47: El reino de los cielos se parece a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces.

Mt 19, 27: Entonces dijo Pedro a Jesús: “Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?”.

Sanando las enfermedades y dolencias de la gente.

Mt 9, 35: Jesús recorría las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.

Is 35, 5: Entonces se despegarán los ojos de los ciegos, los oídos de los sordos se abrirán.

 

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén.

4, 12 “entregado”, e.d. arrestado, encarcelado, como se dice de Jesús (17, 22). La elección del verbo (paradídomi) y su forma pasiva sugieren que, si bien los hombres son los actores del drama, es Dios quien los guía según sus designios.

14, 13 (a) “Nazará”, forma muy rara, atestiguada por excelentes autoridades: B, Z, Orígenes k: la masa de testigos ha vuelto a la forma común “Nazaret”.

14, 13 (b) Se trata del lago de Genesaret. Cafarnaún es localizada generalmente al noroeste de lago.

14, 16 Para precisar no solo el lugar, sino el significado profético del ministerio de Jesús desde sus inicios, Mareo (solo él) cita a Is 8, 23-9,1, modificando además profundamente el texto. Estas palabras caracterizan el conjunto de su evangelio en Galilea. Jesús se dirige a las tribus del pueblo más amenazadas por la “noche” pagana, como lo fue Israel por parte de los asirios. Así, su ministerio entra en corazón con “todas las gentes”. Mientras que otros se retiran al desierto (p.e.: la gente de Qumrán o Juan Bautista) o concentran su actividad en Jerusalén, Jesús, el Emmanuel anunciado por los profetas escoge la “Galilea de los paganos”, algo que Mateo evoca a lo largo de su evangelio.

4 17 La Realeza de Dios sobre el pueblo elegido, y a través de él sobre el mundo, es el tema central de la predicación de Jesús, como lo era el del idea teocrático del AT. Implica un Reino de “santos”, cuyo Rey verdadero será Dios, porque su reinado será aceptado por ellos con conocimiento y amor. Esta realeza, comprometida por la rebelión del pecado, debe ser restablecida por una intervención soberana de Dios y de su Mesías (Dn 1, 28). Es esta intervención la que Jesús, después de Juan Bautista, anuncia como inminente. Antes de su realización escatológica definitiva en la que los elegidos vivirán cerca del Padre en la alegría del banquete celestial, el Reino aparece con comienzos humildes, misteriosos, impugnados, como una realidad ya comenzada, en relación con la Iglesia. Predicado en el universo por la misión apostólica será definitivamente establecido y devuelto al Padre por el retorno glorioso de Cristo en el Juicio final. Entretanto se presenta como una gran gracia, aceptada por los humildes y los abnegados, rechazada por los soberbios y los egoístas. Solo se entra en él con la vestidura nupcial de la vida nueva; hay excluidos. Hay que velar para estar a punto cuando venga de improviso.

4 20 En el judaísmo del s. I el verbo “seguir” (akoloutheo) denotaba generalmente el respeto, la obediencia y los numerosos servicios que los discípulos de los rabís debían a sus maestros. Al aplicar este término a Jesús y a sus discípulos, Mt transforma su sentido en varios aspectos: 1, no es el discípulo quien elige al maestro; la llamada viene de Jesús y es respondida generalmente por una obediencia inmediata; 2, los discípulos siguen a Jesús no solo como oyentes, sino como colaboradores, testigos del Reino de Dios; 3, Mt subraya que la muchedumbre sigue a Jesús, indicando así que buscan en él al maestro que no han encontrado entre los rabís oficiales de la sinagoga; 4, en un segundo momento, Jesús procede a criticar tal seguimiento, haciendo ver que significa mucho más de lo que habían imaginado los discípulos y la muchedumbre; seguir a Jesús no es ni más ni menos que cargar con la cruz.

4 23 (a) Lit. el “Evangelio del Reino”, expresión propia de Mateo. Designa bien el anuncio de la llegada del Reino, o bien el anuncio como tal, con todas las instrucciones prácticas de Jesús que el evangelista vincula a él, e.d. todo el evangelio mateano.

4 23 (b) Las curaciones mesiánicas son la señal preferente del advenimiento mesiánico.

 

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica.

13 NAZARET: lit. en la forma rara de Nazará. // CAFARNAÚN: al noroeste del MAR, e.d., del lago de Genesaret, a poca distancia de la desembocadura del Jordán en el lago; pequeña ciudad, estratégica como nudo de comunicaciones.

15 CAMINO DEL MAR: o, con valor de preposición: hacia el mar.

16 Lit.: ... comenzó Jesús a predicar y decir. Jesús usa las mismas palabras que el Bautista (cf. 3, 2); la diferencia está en que Juan anunciaba el reino de Dios (Mc 1, 15) pensando en el juicio divino sobre el mundo, mientras que Jesús lo proclamaba, especialmente, con la oferta de la misericordia y el perdón del Padre a quien quisiera acogerlo.

19 VENID (lit. aquí; adverbio griego con valor y forma griega de imperativo) DETRÁS DE MÍ: el primer mandamiento decía: “No vayáis detrás de otros dioses” (Dt 6, 14); Jesús dice: VENID DETRÁS DE MÍ, y lo hace para vincularlos no precisamente a una nueva escuela al estilo de los rabinos, sino a su persona, a la comunidad de vida con Él. // PESCADORES DE HOMBRES: “congregadores” de hombres para ofrecerles la salvación definitiva.

21 REPARANDO: o poniendo en orden; o recomponiendo. Este verbo griego se usa en las cartas del NT para una tarea propia de los “pescadores de hombres”: rehacer la armonía entre los creyentes en Jesús: cf. 1 Co 1, 10; 2 Co 6, 1.

23 TODA GALILEA: lit. en toda la Galilea. // ENSEÑANDO..., PREDICANDO... Y CURANDO: así resume Mt, como en 9, 35, la actividad de Jesús; es la misma que, en orden inverso, encomendará a los suyos (cf. 10, 1.7s). Discursos y milagros, “obras y palabras” (Hch 1, 1), son también el esquema de Mt. // DEL REINO (se sobreentiende de Dios): el contenido del Evangelio, de lo que se habla en el Evangelio, es el Reino de Dios.

 

Notas exegéticas de la Biblia Didajé.

4, 17 Convertíos: el griego emplea la palabra metanoia, que significa conversión profunda del corazón acompañada de un apartamiento del pecado. Cristo llamó a la gente a la conversión, a responder a Dios movidos por la gracia, y alejarse del pecado para obtener así la justificación. Reino de los cielos: esta frase en lugar de “reino de Dios” es un semitismo propio de Mateo. Este reino describe la felicidad eterna a la que Dios llama a su pueblo. La misión de Cristo fue establecer este reino. Cat. 1720, 1989.

4, 18 Nacido en Betsaida, Andrés fue discípulo de Juan el Bautista antes de convertirse en seguidor de Cristo, a quien también llevó a su hermano Pedro. Según la tradición, predicó luego el evangelio en Grecia y fue crucificado en Patras en una cruz con forma de X en el año 60 a.C.

4, 19 Ya en virtud de su bautismo, todos los cristianos están llamados a un discipulado expresado en santidad y en evangelización. Pero Dios escoge personalmente a hombres con una vocación especial para las sagradas órdenes. Al conferir los sacramentos, los obispos y los sacerdotes actúan en la persona de Cristo, Cabeza (in persona Christi capitis) de su Cuerpo Místico, la Iglesia. Cat. 878-879, 897-902.

4, 23-25 El poder sanador de Cristo era símbolo de su divinidad y el cumplimiento de la profecía de Isaías del Siervo doliente. Cat. 1503.

 

Catecismo de la Iglesia Católica.

1720 El Nuevo Testamento utiliza varias expresiones para caracterizar la bienaventuranza a la que Dios llama al hombre: la llegada del Reino de Dios; la visión de Dios: “Dichosos los limpios de corazón porque ellos verán a Dios” (Mt 5, 8); la entrada en el gozo del Señor (Mt 25, 21-23); la entrada en el descanso de Dios (Hb 4, 7-11). “Allí descansaremos y veremos; veremos y nos amaremos; amaremos y alabaremos. He aquí lo que acontecerá al fin sin fin. ¿Y qué otro fin tenemos, sino llegar al Reino que no tendrá fin?” (San Agustín. La Ciudad de Dios).

1989 La primera obra de la gracia del Espíritu Santo es la conversión, que obra la justificación según el anuncio de Jesús al comienzo del Evangelio: “Convertíos porque el Reino de los cielos está cerca” (Mt 4, 17). Movido por la gracia, el hombre se vuelve a Dios y se aparta del pecado acogiendo así el perdón y la justicia de lo alto. “La justificación no es solo la remisión de los pecados, sino también la santificación y renovación interior del hombre” (Concilio de Trento, Sesión 6ª. Decretum de iustificatione).

878 Es propio de la naturaleza sacramental del ministerio eclesial tener carácter personal. Cuando los ministros de Cristo actúan en comunión, actúan también de manera personal. Cada uno ha sido llamado personalmente (“Tú sígueme”, Jn 21, 22) para ser, en la misión común, testigo personal, que es personalmente portador de la responsabilidad ante Aquel que da la misión, que actúa “in persona Christi· y en favor de personas.

898 “Los laicos tienen como vocación propia el buscar el Reino de Dios ocupándose de las realidades temporales y ordenándolas según Dios. A ellos de manera especial corresponde iluminar y ordenar todas las realidades temporales, a las que están estrechamente unidos, de tal manera que estas lleguen a ser según Cristo, se desarrollen y sean para alabanza del Creador y Redentor” (Concilio Vaticano II, Constitución dogmática Lumen gentium, 31).

1503 La compasión de Cristo hacia los enfermos y sus numerosas curaciones de dolientes de toda clase son un signo maravilloso de que “Dios ha visitado a su pueblo” (Lc 7, 16) y de que el Reino de Dios está muy cerca. Jesús no tiene solamente poder para curar, sino también para perdonar los pecados: vino a curar al hombre entero, alma y cuerpo; es el médico que los enfermos necesitan. Su compasión hacia todos los que sufren llega hasta identificarse con ellos: “Estuve enfermo y me visitasteis” (Mt 25, 36). Su amor de predilección con los enfermos no ha cesado, a lo largo de los siglos, de suscitar la atención muy particular de los cristianos hacia todos los que sufren en su cuerpo y en su alma. Esta atención dio origen a infatigables esfuerzos para aliviar a los que sufren.

 

Concilio Vaticano II

Vino, por tanto, el Hijo, enviado por el Padre, quien nos eligió en Él antes de la creación del mundo y nos predestinó a ser hijos adoptivos, porque se complació en restaurar en Él todas las cosas (cf. Ef 1, 4-5.10). Así, pues, Cristo, en cumplimiento de la voluntad de Padre, inauguró en la tierra el reino de los cielos, nos reveló su misterio y con su obediencia realizó la redención.

Constitución Dogmática sobre la Iglesia Lumen gentium, 3.

 

San Agustín

Hay ciertos espirituales que anidan en los cedros del Líbano; es decir, ciertos siervos de Dios que escuchan las palabras del evangelio: Deja todas tus cosas, o vende todos tus bienes y dalos a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; y ven y sígueme (Mt 19, 21). Esto lo oyeron no solo los grandes; lo han escuchado también los pequeños; y también los pequeños quisieron cumplirlo y hacerse espirituales: no se unen en matrimonio, no se consumen en la preocupación de los hijos, no tienen morara propia que les ligue, sino que eligen una forma de vida común. Pero ¿qué abandonaron estos pájaros? En efecto, los pájaros parecen los seres más pequeños del mundo. ¿Qué abandonaron? ¿Qué dejaron que fuera grande? Un hombre se convirtió, dejó la pobre casa paterna, apenas un lecho y un arca. Pero se convirtió, se hizo pájaro, buscó los bienes espirituales. Bien, muy bien; no le insultemos ni le digamos: “No has abandonado nada”. Sabemos que Pedro era pescador; cuando siguió al Señor, ¿qué pudo abandonar? Dígase lo mismo de su hermano Andrés, de los hijos del Zebedeo, Santiago y Juan, también ellos eran pescadores (Mt 14, 18.21).

 

Los Santos Padres.

Luz grande es Cristo nuestro Señor y la luminosidad de la predicación evangélica, pero no lo era la ley, que se asemeja una lámpara. Por eso siempre ardía una lámpara en el Tabernáculo, por la pequeñez del brillo de la ley, que solo podía extender su propia luz a los límites judíos. De ahí que los gentiles estuvieran en las tinieblas al no tener esta lámpara luminosa.

Cirilo de Alejandría, Fragmentos sobre el Ev. de Mateo, 34. Ia, pg. 116.

El reino de los cielos no está en un lugar, sino en una disposición. Pues “está dentro de nosotros”. Observa que si Juan predica que el reino de los cielos se está acercando, Cristo Rey nos entregará a Dios y al Padre.

Orígenes, Frangmentos sobre el Ev. de Mateo, 74. Ia, pg. 119.

 

San Juan de Ávila

Lo que les mandan predicar es que el rey de los cielos se ha acercado (Mt 3, 2; 4, 17) de pretérito, que quiere decir: las leyes del Evangelio, que son conformes a las del cielo y la gracia del Espíritu Santo, que se ganó por la muerte del Señor, Regnum Dei non est esca et potus sed iustitia, pax et gaudium in Spiritu Sancto (cf. Rm 14, 17).

Sermón de la Fiesta de los Evangelistas. III, pg. 1087.

-Pues, padre, ¿es mucho pecar mortalmente? Confiésome, comúlgome.

-Por cierto, de eso tengo gran duda: si te confesaste como debías, porque al enfermo que lo curan de raíz y lo purgan del mal humor y queda perfectamente sano, no torna fácilmente a recaer porque coma un racimo de uvas o por otra poca cosa; y si ligeramente torna a recaer, clara cosa es que no quedó bien sano, sino sobresano. No entendáis que el que está en gracia no puede caer de ella y pecar, sicut aliqui haeretici dixerunt, sino que no volverías a pecar tan ligeramente si tuvieras entero y verdadero arrepentimiento de los pecados y firmísimo propósito de antes morir que volver a ellos por ninguna cosa. ¿Cómo? ¿Por ver una mujer te rindes luego a la obra o al deseo? ¿Por una palabrica te embraveces como tigre cuando le llevan los hijos? “¿Piensas que estás en gracia? Peligrosamente estás engañado.

Sermón domingo 19 después de Pentecostés. III, pg. 293-294.

 

San Oscar Romero.

Hay una inquietud inmensa, hermanos; el llamamiento de la conversión ha despertado muchos corazones que estaban dormidos en Zabulón y Neftalí, en el pecado, pensando que la Iglesia estaba metiéndose en política, en otros campos que no son los suyos. Y han comprendido, al fin, que no está haciendo más que predicar el reino de Dios, el cual señala el pecado aunque el pecado se encuentre en la política y se encuentre también en las situaciones económicas y demás situaciones de la humanidad.

La Iglesia no puede menos que ser la voz de Cristo, de decir: Convertíos porque el reino de Dios está cerca y el que lo quiera aprovechar, no lo logrará si no es convirtiéndose, arrepintiéndose de su pecado, acercándose a Dios. Este ha sido el clamor de la Iglesia en estos últimos tiempos: la conversión. Por eso, queridos hermanos: Convertíos. Yo el primero necesito conversión, todos necesitamos conversión porque el Apocalipsis dice: El que es santo, santifíquese más; el que es justo, justifíquese más y, naturalmente, el que está en pecado, póngase en gracia de Dios, renuncie a sus injusticias, a sus egoísmos, a sus atropellos. Póngase amigo de Dios; el pecado no lo quiere Dios.

Homilía, 22 de enero de 1978.

 

Papa Francisco.  

«Jesús comenzó a predicar» (Mt 4,17). Así, el evangelista Mateo introdujo el ministerio de Jesús: Él, que es la Palabra de Dios, vino a hablarnos con sus palabras y con su vida. En este primer domingo de la Palabra de Dios vamos a los orígenes de su predicación, a las fuentes de la Palabra de vida. Hoy nos ayuda el Evangelio (Mt 4, 12-23), que nos dice cómo, dónde y a quién Jesús comenzó a predicar.

1. ¿Cómo comenzó? Con una frase muy simple: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos» (v. 17). Esta es la base de todos sus discursos: Nos dice que el reino de los cielos está cerca. ¿Qué significa? Por reino de los cielos se entiende el reino de Dios, es decir su forma de reinar, de estar ante nosotros. Ahora, Jesús nos dice que el reino de los cielos está cerca, que Dios está cerca. Aquí está la novedad, el primer mensaje: Dios no está lejos, el que habita los cielos descendió a la tierra, se hizo hombre. Eliminó las barreras, canceló las distancias. No lo merecíamos: Él vino a nosotros, vino a nuestro encuentro. Y esta cercanía de Dios con su pueblo es una costumbre suya, desde el principio, incluso desde el Antiguo Testamento. Le dijo al pueblo: “Piensa: ¿Dónde hay una nación tan grande que tenga unos dioses tan cercanos como yo lo estoy contigo?” (cf. Dt 4,7). Y esta cercanía se hizo carne en Jesús.

Es un mensaje de alegría: Dios vino a visitarnos en persona, haciéndose hombre. No tomó nuestra condición humana por un sentido de responsabilidad, no, sino por amor. Por amor asumió nuestra humanidad, porque se asume lo que se ama. Y Dios asumió nuestra humanidad porque nos ama y libremente quiere darnos esa salvación que nosotros solos no podemos darnos. Él desea estar con nosotros, darnos la belleza de vivir, la paz del corazón, la alegría de ser perdonados y de sentirnos amados.

Entonces entendemos la invitación directa de Jesús: “Convertíos”, es decir, “cambia tu vida”. Cambia tu vida porque ha comenzado una nueva forma de vivir: ha terminado el tiempo de vivir para ti mismo; ha comenzado el tiempo de vivir con Dios y para Dios, con los demás y para los demás, con amor y por amor. Jesús también te repite hoy: “¡Ánimo, estoy cerca de ti, hazme espacio y tu vida cambiará!”. Jesús llama a la puerta. Es por eso que el Señor te da su Palabra, para que puedas aceptarla como la carta de amor que escribió para ti, para hacerte sentir que está a tu lado. Su Palabra nos consuela y nos anima. Al mismo tiempo, provoca la conversión, nos sacude, nos libera de la parálisis del egoísmo. Porque su Palabra tiene este poder: cambia la vida, hace pasar de la oscuridad a la luz. Esta es la fuerza de su Palabra.

2. Si vemos dónde Jesús comenzó a predicar, descubrimos que comenzó precisamente en las regiones que entonces se consideraban “oscuras”. La primera lectura y el Evangelio, de hecho, nos hablan de aquellos que estaban «en tierra y sombras de muerte»: son los habitantes del «territorio de Zabulón y Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles» (Mt 4,15-16; cf. Is 8,23-9,1). Galilea de los gentiles: la región donde Jesús inició a predicar se llamaba así porque estaba habitada por diferentes personas y era una verdadera mezcla de pueblos, idiomas y culturas. De hecho, estaba la vía del mar, que representaba una encrucijada. Allí vivían pescadores, comerciantes y extranjeros: ciertamente no era el lugar donde se encontraba la pureza religiosa del pueblo elegido. Sin embargo, Jesús comenzó desde allí: no desde el atrio del templo en Jerusalén, sino desde el lado opuesto del país, desde la Galilea de los gentiles, desde un lugar fronterizo. Comenzó desde una periferia.

De esto podemos sacar un mensaje: la Palabra que salva no va en busca de lugares preservados, esterilizados y seguros. Viene en nuestras complejidades, en nuestra oscuridad. Hoy, como entonces, Dios desea visitar aquellos lugares donde creemos que no llega. Cuántas veces preferimos cerrar la puerta, ocultando nuestras confusiones, nuestras opacidades y dobleces. Las sellamos dentro de nosotros mientras vamos al Señor con algunas oraciones formales, teniendo cuidado de que su verdad no nos sacuda por dentro. Y esta es una hipocresía escondida. Pero Jesús —dice el Evangelio hoy— «recorría toda Galilea […], proclamando el Evangelio del reino y curando toda enfermedad» (v. 23). Atravesó toda aquella región multifacética y compleja. Del mismo modo, no tiene miedo de explorar nuestros corazones, nuestros lugares más ásperos y difíciles. Él sabe que sólo su perdón nos cura, sólo su presencia nos transforma, sólo su Palabra nos renueva. A Él, que ha recorrido la vía del mar, abramos nuestros caminos más tortuosos —aquellos que tenemos dentro y que no deseamos ver, o escondemos—; dejemos que su Palabra entre en nosotros, que es «viva y eficaz, tajante […] y juzga los deseos e intenciones del corazón» (Hb 4,12).

3. Finalmente, ¿a quién comenzó Jesús a hablar? El Evangelio dice que «paseando junto al mar de Galilea vio a dos hermanos […] que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores. Les dijo: “Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres”» (Mt 4,18-19). Los primeros destinatarios de la llamada fueron pescadores; no personas cuidadosamente seleccionadas en base a sus habilidades, ni hombres piadosos que estaban en el templo rezando, sino personas comunes y corrientes que trabajaban.

Evidenciamos lo que Jesús les dijo: os haré pescadores de hombres. Habla a los pescadores y usa un lenguaje comprensible para ellos. Los atrae a partir de su propia vida. Los llama donde están y como son, para involucrarlos en su misma misión. «Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron» (v. 20). ¿Por qué inmediatamente? Sencillamente porque se sintieron atraídos. No fueron rápidos y dispuestos porque habían recibido una orden, sino porque habían sido atraídos por el amor. Los buenos compromisos no son suficientes para seguir a Jesús, sino que es necesario escuchar su llamada todos los días. Sólo Él, que nos conoce y nos ama hasta el final, nos hace salir al mar de la vida. Como lo hizo con aquellos discípulos que lo escucharon.

Por eso necesitamos su Palabra: en medio de tantas palabras diarias, necesitamos escuchar esa Palabra que no nos habla de cosas, sino que nos habla de vida.

Queridos hermanos y hermanas: Hagamos espacio dentro de nosotros a la Palabra de Dios. Leamos algún versículo de la Biblia cada día. Comencemos por el Evangelio; mantengámoslo abierto en casa, en la mesita de noche, llevémoslo en nuestro bolsillo o en el bolso, veámoslo en la pantalla del teléfono, dejemos que nos inspire diariamente. Descubriremos que Dios está cerca de nosotros, que ilumina nuestra oscuridad y que nos guía con amor a lo largo de nuestra vida.

 

Papa Francisco. Audiencia. La pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente 1. La llamada al apostolado (Mt 9, 9-13)

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Empezamos hoy un nuevo ciclo de catequesis, dedicado a un tema urgente y decisivo para la vida cristiana: la pasión por la evangelización, es decir, el celo apostólico. Se trata de una dimensión vital para la Iglesia: la comunidad de los discípulos de Jesús de hecho nace apostólica, nace misionera, no proselitista y desde el principio debíamos distinguir esto: ser misionero, ser apostólico, evangelizar no es lo mismo que hacer proselitismo, no tiene nada que ver una cosa con la otra. Se trata de una dimensión vital para la Iglesia, la comunidad de los discípulos de Jesús nace apostólica y misionera. El Espíritu Santo la plasma en salida ―la Iglesia en salida, que sale―, para que no se repliegue en sí misma, sino que sea extrovertida, testimonio contagioso de Jesús ―también la fe se contagia―, orientada a irradiar su luz hasta los últimos confines de la tierra. Pero puede suceder que el ardor apostólico, el deseo de alcanzar a los otros con el buen anuncio del Evangelio, disminuya, se vuelva tibio. A veces parece eclipsarse, son cristianos cerrados, no piensan en los demás. Pero cuando la vida cristiana pierde de vista el horizonte de la evangelización, el horizonte del anuncio, se enferma: se cierra en sí misma, se vuelve autorreferencial, se atrofia. Sin celo apostólico, la fe se marchita. Sin embargo, la misión es el oxígeno de la vida cristiana: la tonifica y la purifica. Emprendemos, pues, un camino al descubrimiento de la pasión evangelizadora, empezando por las Escrituras y la enseñanza de la Iglesia, para obtener de las fuentes el celo apostólico. Después nos acercaremos a algunas fuentes vivas, a algunos testimonios que han encendido de nuevo en la Iglesia la pasión por el Evangelio, para que nos ayuden a reavivar el fuego que el Espíritu Santo quiere hacer arder siempre en nosotros.

 Y hoy quisiera empezar por un episodio evangélico de alguna manera emblemático, lo hemos escuchado: la llamada del apóstol Mateo, y él mismo lo cuenta en su Evangelio, en el pasaje que hemos escuchado (cfr. 9,9-13).

Todo empieza por Jesús, el cual “ve” ―dice el texto― «un hombre». Pocos veían a Mateo tal y como era: lo conocían como aquel que estaba «sentado en el despacho de impuestos» (v. 9). De hecho, era un recaudador de impuestos: es decir, uno que recaudaba tributos de parte del imperio romano que ocupaba Palestina. En otras palabras, era un colaboracionista, un traidor del pueblo. Podemos imaginar el desprecio que la gente sentía por él: era un “publicano”, así se llamaba. Pero, a los ojos de Jesús, Mateo es un hombre, con sus miserias y su grandeza. Estad atentos a esto: Jesús no se detiene en los adjetivos, Jesús busca siempre el sustantivo. “Este es un pecador, este es un tal para cual…” son adjetivos: Jesús va a la persona, al corazón, esta es una persona, este es un hombre, esta es una mujer, Jesús va a la sustancia, al sustantivo, nunca al adjetivo, olvida los adjetivos. Y mientras entre Mateo y su gente hay distancia ―porque ellos veían el adjetivo, “publicano” ―, Jesús se acerca a él, porque todo hombre es amado por Dios; “¿También este desgraciado?”. Sí, también este desgraciado, es más, Él ha venido por este desgraciado, lo dice el Evangelio: “Yo he venido por los pecadores, no por los justos”.  Esta mirada de Jesús que es hermosa, que ve al otro, sea quien sea, como un destinatario de amor, es el inicio de la pasión evangelizadora. Todo parte de esta mirada, que aprendemos de Jesús.

Podemos preguntarnos: ¿cómo es nuestra mirada hacia los otros? ¡Cuántas veces vemos los defectos y no las necesidades; cuántas veces etiquetamos a las personas por lo que hacen o lo que piensan! También como cristianos nos decimos: ¿es de los nuestros o no es de los nuestros? Esta no es la mirada de Jesús: Él mira siempre a cada uno con misericordia, es más, con predilección. Y los cristianos están llamados a hacer como Cristo, mirando como Él especialmente a los llamados “alejados”. De hecho, el pasaje de la llamada de Mateo se concluye con Jesús que dice: «No he venido a llamar a justos, sino a pecadores» (v. 13). Y si cada uno de nosotros se siente justo, Jesús está lejos, Él se acerca a nuestros límites y a nuestras miserias, para sanarnos.

Por tanto, todo empieza por la mirada de Jesús “Vio a un hombre”, Mateo. A esto le sigue ―segundo paso― un movimiento. Primero la mirada, Jesús vio, después el segundo paso, el movimiento. Mateo estaba sentado en el despacho de los impuestos; Jesús le dijo: «Sígueme». Y él «se levantó y le siguió» (v. 9). Notamos que el texto subraya que “se levantó”. ¿Por qué es tan importante este detalle? Porque en esa época quien estaba sentado tenía autoridad sobre los otros, que estaban de pie delante de él para escucharlo o, como en ese caso, para pagar el tributo. Quien estaba sentado, en resumen, tenía poder. Lo primero que hace Jesús es separar a Mateo del poder: del estar sentado recibiendo a los otros le pone en movimiento hacia los otros; no recibe, no: va a los otros; le hace dejar una posición de supremacía para ponerlo a la par con los hermanos y abrirle los horizontes del servicio. Esto hace y esto es fundamental para los cristianos: nosotros discípulos de Jesús, nosotros Iglesia, ¿estamos sentados esperando que la gente venga o sabemos levantarnos, ponernos en camino con los otros, buscar a los otros? No es cristiano decir: “Pero que vengan, yo estoy aquí, que vengan”. No, ve tú a buscarlos, da tú el primer paso.

Una mirada ―Jesús vio―, un movimiento ―se levanta― y tercero, una meta. Después de haberse levantado y haber seguido a Jesús, ¿dónde irá Mateo? Podríamos imaginar que, cambiada la vida de ese hombre, el Maestro lo conduzca hacia nuevos encuentros, nuevas experiencias espirituales. No, o al menos no enseguida. En primer lugar, Jesús va a su casa; ahí Mateo le prepara «un gran banquete», en el que «había un gran número de publicanos» (Lc 5,29) es decir, gente como él. Mateo vuelve a su ambiente, pero vuelve cambiado y con Jesús. Su celo apostólico no empieza en un lugar nuevo, puro, un lugar ideal, lejano, sino ahí, empieza donde vive, con la gente que conoce. Este es el mensaje para nosotros: no debemos esperar ser perfectos y tener hecho un largo camino detrás de Jesús para testimoniarlo; nuestro anuncio empieza hoy, ahí donde vivimos. Y no empieza tratando de convencer a los otros, convencer no: sino testimoniando cada día la belleza del Amor que nos ha mirado y nos ha levantado y será esta belleza, comunicar esta belleza la que convenza a la gente, no comunicarnos nosotros, sino al mismo Señor. Nosotros somos los que anuncian al Señor, no nos anunciamos a nosotros mismos, ni anunciamos un partido político, una ideología, no: anunciamos a Jesús. Es necesario poner en contacto a Jesús con la gente, sin convencerles, sino dejar que el Señor convenza. Como de hecho nos ha enseñado el Papa Benedicto, «la Iglesia no hace proselitismo. Crece mucho más por atracción» (Homilía en la misa inaugural de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Aparecida, 13 de mayo de 2007). No olvidéis esto: cuando veáis a cristianos que hacen proselitismo, que te hacen una lista de gente para que vayas… estos no son cristianos, son paganos disfrazados de cristianos, pero el corazón es pagano. La Iglesia crece no por proselitismo, crece por atracción. Una vez recuerdo que en el hospital de Buenos Aires se fueron unas monjas que trabajaban allí porque eran pocas y no podían sacar adelante el hospital y vino una comunidad de hermanas de Corea y llegaron, pongamos un lunes, por ejemplo, no recuerdo el día. Tomaron posesión de la casa de las hermanas del hospital y el martes bajaron a visitar a los enfermos del hospital, pero no hablaban una palabra de español, solamente hablaban coreano y los enfermos estaban felices, porque comentaban: “Buenas estas monjas, buenas, buenas” – Pero ¿qué te ha dicho la monja? – “Nada, pero con la mirada me ha hablado, han comunicado a Jesús”. No comunicarse a sí mismo, sino con la mirada, con los gestos, comunicar a Jesús. Esta es la atracción, lo contrario del proselitismo.

Este testimonio atractivo, este testimonio alegre es la meta a la que nos lleva Jesús con su mirada de amor y con el movimiento de salida que su Espíritu suscita en el corazón. Y nosotros podemos pensar si nuestra mirada se parece a la de Jesús para atraer a la gente, para acercar a la Iglesia. Pensemos en esto.

Audiencia. 11 de enero de 2022.

 

Comentario al evangelio del domingo.

-Cita de Isaías:

Exclusiva de Mateo.

-Sigue el relato de Marcos: fuente.

-Incorpora a su obra:

Evangelio de la infancia.

Texto de Isaías: justificar su traslado desde Nazaret hasta Cafarnaúm (centro neurálgico de su ministerio).

-Cafarnaún:

Llamada a los cuatro primeros discípulos para vivir en grupo el proyecto del Reino de Dios.

 

ORACIÓN JUNIORS.

EXPERIENCIA.

Busca un lugar adecuado. El mejor es la iglesia de tu parroquia o una capilla. Si estás allí, ante Jesucristo realmente presente en el sagrario arrodíllate y pídele que te envíe el Espíritu Santo. Si no lo estás, también. Ora invocando el Espíritu Santo.

Sígnate y permanece en silencio.

¿Trabajas, estudias o estás en paro? ¿Cómo es un día en tu vida?

Mira el vídeo.

https://www.youtube.com/watch?v=X-ilSKr90NQ

Repite la visualización las veces que lo necesites, alternándolo con silencios.

 

+REFLEXIÓN.

Toma la Biblia y lee :

X Lectura del santo evangelio según san Mateo 4, 12-23.

Al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea. Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías: “Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán. Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombra de muerte, una luz les brilló. Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo:

-Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.

Paseando junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores. Les dijo:

-Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres.

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron. Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curanto da enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

¿Qué dice el texto? Reléelo las veces que necesites, bien completo, bien el párrafo o frase que más ha tocado tu corazón. Después de las tentaciones Jesús se dirige a Galilea y allí comienza la etapa misionera anunciando como Juan el Bautista la conversión. Pero esta, a diferencia del precursor no está motivada por la inminencia del Juicio Final sino por la cercanía del Reino de Dios, es decir, la presencia de Jesús, el rostro misericordioso, bueno y compasivo de Dios. El anuncio general se concreta en personas que tienen un nombre y viven unas circunstancias particulares, en un pueblo, con un trabajo y una familia. A ellos les llama a seguirle, es decir, ponerse detrás abandonando las prioridades que han marcado sus vidas. Detrás van quienes adoran a los dioses y Jesús no es un maestro al estilo de los rabinos, sino el Hijo de Dios, el Dios con nosotros. Por tanto es un acto de fe que tiene dimensiones morales, trascendencia en el desarrollo de la propia vida. A fin de confirmar su fe realiza milagros, es decir, cumple con lo propio de Dios: sanar y actuar de forma sobrenatural.

¿Qué te dice? Imagina la escena y sitúate en la persona de uno de los apóstoles. ¿Cuáles son tus redes, tus prioridades en esta vida que antepones a Jesús? Responde con palabras a la llamada de Cristo.

COMPROMISO.

¿Qué estás dispuesto a renunciar para dedicar más tiempo a estar con Jesús en la oración, la misa,...? Un buen compromiso sería asistir todos los días o los que puedas a la misa de tu parroquia. Te hará un gran bien.

CELEBRACIÓN.

Como respuesta a Jesús reza la Oración Juniors, es una oración vocacional.

 

GUIÓN MISA NIÑOS.

DOMINGO IV T.O. 28 de enero de 2023.

 

Monición de entrada.-

Queridos hermanos:

La misa es la fiesta de las personas que nos sentimos pobres ante Dios.

Si no fuese porque Dios nos alimenta con las lecturas y la comunión no podríamos ser buenos cristianos.

Y en esta misa de nuevo escucharemos las palabras que Jesús dijo.

Será en una montaña y desde allí nos dirá como ser muy felices.

 

Señor ten piedad.-

Tú que te hiciste pobre. Señor, ten piedad.

Tú que moriste por nosotros . Cristo, ten piedad.

Tú que cuidas de los que sufren. Señor, ten piedad.

 

Peticiones.-

Jesús,  te pido por el Papa Francisco y el obispo Enrique. Te lo pedimos, Señor.

Jesús, te pido por la misión de la Iglesia de Valencia. Te lo pedimos, Señor.

Jesús, te pido por los cristianos, para que seamos pobres de corazón. Señor.

Jesús, te pido por los pobres y los que lloran, para que te sientan en su corazón Te lo pedimos, Señor.

Jesús, te pido por nosotros, para que confiemos mucho en ti. Te lo pedimos, Señor.

 

Acción de gracias.-

María, tú eres como las personas que Jesús nos ha dicho que son felices. Gracias por ser así y ayudarnos a parecernos un poquita a ellas.

 

GUIÓ MISSA D’INFANTS. DIUMENGE IV T. O. 28 de gener de 2023.

 

Monició d’entrada.-

Estimats germans:

La missa és la festa de les persones que ens sentim pobres davant Déu.

Si no fora perquè Déu ens alimenta amb les lectures i la comunió no podríem ser bons cristians.

I en aquesta missa de nou escoltarem les paraules que Jesús va dir.

Serà dalt una muntanya i des d’allí ens dirà com ser molt feliços.

 

Senyor, tingueu pietat.

Vos que és féreu pobre. Senyor, tingueu pietat.

Vos que morireu per nosaltres. Crist, tingueu pietat.

Vos que cuideu dels qui pateixen. Senyor, tingueu pietat.

 

Plegaries.-

 

Jesús, et demane pel Papa Francesc i el bisbe Enrique. T’ho demane, Senyor.

Jesús, et demane per la missió de l’Església de València. T’ho demane, Senyor.

Jesús, et demane pels cristians, perquè siga’m pobres de cor. T’ho demane, Senyor.

Jesús, et demane pels pobres i els qui ploren, perquè et senten al seu cor. T’ho demane, Senyor.

Jesús, et demane per nosaltres, perquè confiem molt en tu. T’ho demane, Senyor.

 

Acció de gràcies.-

Maria, tu eres com les persones que Jesús ens ha dit que són feliços. Gràcies per ser així i ajudar-nos a semblar-nos un poc a elles.

 

DIUMENGE IVT. O.

 

Lectura del llibre del profeta Sofonies 2, 3; 12-13.

Busqueu el Senyor, tots els humils del país que compliu els seus preceptes; busqueu la bondat, busqueu la humilitat. Potser així quedareu protegits el dia rigorós del Senyor. Deixaré en el teu país un poble humil i pobre. La resta d’Israel buscarà refugi en el nom del Senyor. No faran injustícies ni mentiran, no tindran una llengua enganyadora. Podran pasturar i reposar sense que els inquiete ningú.

Paraula de Déu.

 

Sal 145

 

Feliços els pobres en l’esperit:

el regne del cel és per a ells R/.

El Senyor fa justícia als oprimits,

dona pa als qui tenen fam.

El Senyor allibera els presos. R/.

 

El Senyor dona la vista als cecs,

el Senyor redreça els vençuts.

El Senyor estima els justs;

el Senyor guarda els forasters. R/.

 

El Senyor manté les viudes i els òrfens,

i capgira els camins dels injusts.

El Senyor regna per sempre,

és el teu Déu, Sió, per tots els segles. R/.

 

Lectura de la primera carta de sant Pau als cristians de Corint 1, 26-31.

Germans:

Mireu qui sou els qui heu estat cridats: als ulls dels hòmens, sou pocs els instruïts, sou pocs els poderosos o de família noble.

Déu, per confondre els savis, ha escollit els qui el món té per ignorants; per confondre els forts, ha escollit els qui, als ulls del món, són gent de classe baixa, gent de qui ningú no fa cas; per destruir els qui són alguna cosa, ha escollit els qui no valen per a res; així ningú no pot gloriar-se davant Déu.

Però vosaltres, per obra de Déu, teniu en Jesucrist tot allò que sou, ja que Déu ha fet d’ell la nostra saviesa, la nostra justícia, la nostra santedat i la nostra redempció, perquè, tal com diu l’Escriptura, “Si algú es gloria, s’haurà de gloriar del Senyor”.

Paraula de Déu.

 

X Lectura de l’Evangeli segons sant Mateu 5, 1-12a.

En aquell temps, en veure Jesús les multituds, pujà a la muntanya, s’assegué i els deixebles se li acostaren. Llavors es posà a parlar i els instruïa dient:

-Feliços els pobres en l’esperit: el Regne del cel és per a ells.

Feliços els qui estan de dol: vindrà el dia que seran consolats.

Feliços els humils: són ells els qui posseiran el país.

Feliços els qui tenen fam i set de ser justs: vindrà el dia que seran saciats.

Feliços els compassius: Déu els compadirà.

Feliços els nets de cor: són ells els qui veuran Déu.

Feliços els qui posen pau: Déu els reconeixerà com a fills.

Feliços els perseguits pel fet de ser justs: el Regne del cel és per a ells.

Feliços vosaltres quan, per causa meua, vos ofendran, vos perseguiran i escamparan contra vosaltres tota mena de calúmnies; alegreu-vos-en i feu festa, perquè la vostra recompensa és gran en el cel.

Paraula del Senyor.

 

BIBLIOGRAFÍA.

Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española. BAC. Madrid. 2016.

Biblia de Jerusalén. 5ª edición – 2018. Desclée De Brouwer. Bilbao. 2019.

Nuevo Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego de M. Iglesias González. BAC. Madrid. 2017.

Biblia Didajé con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016.

Catecismo de la Iglesia Católica. Nueva Edición. Asociación de Editores del Catecismo. Barcelona 2020.

La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia. Ciudad Nueva. Madrid. 2006.

Riutort Mestre, P. Llibre del poble de Déu. Gorg. València. 1975.

Pío de Luis, OSA, dr. Comentarios de San Agustín a las lecturas litúrgicas (NT). II. Estudio Agustiniano. Valladolid. 1986.

San Juan de Ávila. Obras Completas I. Audi, filia – Pláticas – Tratados. BAC. Madrid. 2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas II. Comentarios bíblicos – Tratados de reforma – Tratados y escritos menores. BAC. Madrid. 2013.

San Juan de Ávila. Obras Completas III. Sermones. BAC. Madrid.   2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas IV. Epistolario. BAC. Madrid. 2003.

Eucaristía. Verbo Divino.

https://www.servicioskoinonia.org/romero/homilias/B/#IRA

www.vatican.va

No hay comentarios: