viernes, 12 de febrero de 2010

Nº 30. Domingo VI T.O. 14 de Febrero de 2010

Así dice el Señor:«Maldito quien confía en el hombre,y en la carne busca su fuerza,apartando su corazón del Señor.Será como un cardo en la estepa,no verá llegar el bien;habitará la aridez del desierto,tierra salobre e inhóspita.Bendito quien confía en el Señory pone en el Señor su confianza.Será un árbol plantado junto al agua,que junto a la corriente echa raíces;cuando llegue el estío no lo sentirá,su hoja estará verde;en año de sequía no se inquieta,no deja de dar fruto.Palabra de Dios

MEDITACIÓN
De nuevo nos encontramos con un texto del profeta de los siglos VII-VI a.C. y en concreto el fragmento que proclamamos, meditamos y rezamos este domingo pertenece a la primera parte u oráculos sobre Judá y Jerusalén y la segunda sección, es decir, los dirigidos en tiempos del rey Joaquín (609-597).
Como conjunto de sentencias sapienciales, la base del fragmento se encuentra en el salmo que proclamamos a continuación, el salmo 1. Ambos nos presentan dos caminos apoyados en una bendición y una maldición. Maldito quien se apoya en el hombre y bendito quien construye su vida sobre Dios. El hombre y la sociedad que camina pensando sólo en criterios humanos se convierte en un desierto en el que nadie habita, mientras quienes apoyan su vida en Dios y los valores que emanan de la Ley divina, se convierte en un árbol frondoso que da fruto. Dos imágenes bien claras sobre la opción vital y social: ser un desierto o ser un árbol de esos que crecen junto a los ríos Turia, Jucar, Albaida,...
El fragmento es bien claro y si lo dirigimos a nuestro centro obtenemos unas enseñanzas muy claras. Bendito el centro junior que se apoya en Dios y por tanto Dios no es un paréntesis en la vida, al que dedicamos sólo una misa de vez en cuando y algún tema, sino el agua que riega toda la vida del centro junior y por tanto impregna las reuniones, los juegos, las actividades,... ¿Qué nos parece demasiado? Escuchemos lo que el mismo Dios dirige a nuestro centro junior, a ti y a mí, como educador y consiliario. Si el centro sólo piensa en lo humano y olvida a Dios no es que acabará, es que ya es un desierto incapaz de dar fruto y de enfrentarse a los problemas. ¿Y tú por quien optas? Dios o tener niños, sin hablar de Dios, porque cuando prestamos atención a Dios algunos se van?
SALMO

Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6 (R/.: Sal 39, 5a)R/. Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor.Dichoso el hombreque no sigue el consejo de los impíos, ni entra por la senda de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos;sino que su gozo es la ley del Señor, y medita su ley día y noche. R/.Será como un árbolplantado al borde de la acequia:da fruto en su sazóny no se marchitan sus hojas;y cuanto emprende tiene buen fin. R/. No así los impíos, no así;serán paja que arrebata el viento. Porque el Señor protege el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal. R/.

MEDITACIÓN
Con Israel: nos encontramos ante el primero del Salterio o libro de los salmos y comienza con la primera letra del alfabeto hebreo “aleph” y la última palabra del salmo comienza con la última letra del alfabeto hebreo, “tab”, es decir, en él se encuentra resumida toda la ley, desde la A hasta la Z, por tanto los dos caminos con los que se enfrenta toda persona: uno conduce a la felicidad y otro a la nada, simbolizados en el árbol que da fruto y la paja que arrebata el viento. El salmo formaba parte del ritual de la Alianza y debía cantarse en la fiesta de los Tabernáculos, cuando se renovaba la Alianza o pacto entre Dios e Israel por el que los segundos se comprometían a cumplir la Ley de Moisés, mientras el segundo correspondía mediante la bendición.
Con Jesús: el resumen de su pensamiento son las bienaventuranzas, éstas en Lucas tienen el mismo esquema: bendiciones y maldiciones, acompañadas las primeras con la misma palabra que el salmo, “asherei” (dichosos). También Jesús se sirvió de la imagen del árbol que da buenos frutos (Mt 7), que crece de tal forma que las aves del cielo hacen en él sus nidos (Mt 13,32). Para él la corriente de agua viva que permite al árbol permanecer verde es el Espíritu Santo (Jn 4, 14; 7, 38), también el agua es, en el bautismo, símbolo de la vida que renace. La misma cruz es el árbol de la vida que evoca el Paraíso, plantado junto a la corriente de agua, la que brota del costado de Cristo. Así pues al meditar el salmo bien podemos afirmar feliz quien medita día y noche el Evangelio.
Con nuestro tiempo: la mejor reflexión la aporta un gran pensador y físico, conocido por todos, Pascal. Quien al finalizar las “Apuestas sobre Dios” escribe: “¿qué perdéis escogiendo a Dios? ¿qué mal os alcanzará si estáis a su lado? Seréis fieles, honestos, humildes, agradecidos, bienhechores, amigos sinceros, veraces. En realidad, no estaréis en medio de los placeres apestosos, en la gloria, en las delicias; pero tendréis otra clase de placeres. Os digo que ganaréis en esta vida y que cada paso que avancéis por este camino, veréis con certeza la ganancia, y la nada de aquello que arriesgáis; conoceréis finalmente que habéis apostado por una cosa cierta, infinita, por la cual no habéis dado nada” (Pensamientos de Pascal, 343).
Con los juniors: uno de los temas que se ofrece en los cursos de MTL y AJ es la identidad del educador junior. Y aquí tenemos un resumen de ella, el A-Z del educador. Si nos preguntásemos, ¿qué es un junior? La respuesta está en el salmo, es quien no sigue los criterios y valores de nuestra sociedad, aquellos que nos presenta la televisión, los que se apoyan en la fama, el dinero, el goce desenfrenado y sin normas morales, los que mezclan su fe con las corrientes filosóficas o religiosas ajenas y a veces opuestas al cristianismo. El educador junior es el que es feliz viviendo la Ley de Dios y medita día y noche el Evangelio. Quizás nos parezca demasiado radical, pero la Palabra de Dios es así. Como en la primera lectura, nos corresponde optar, pues no podemos servir a Dios y a nosotros mismos, compaginar valores cristianos con los antivalores es imposible, aunque sea lo que hacemos. Y aplicándolo al Centro Junior, queda bien claro, bendito el Centro Junior que, siguiendo las líneas planteadas por Juniors, moviment diocesà, vive comprometido con Jesús, tratando de ser fiel a sus enseñanzas; comprometido con la Iglesia, amándola y siguiendo el camino que nos ofrecen el Papa y los Obispos, asumiendo los criterios pastorales del Obispo; y comprometido con la sociedad viviendo los valores que le ayudarán a ser más justa y solidaria.
Inspirado en NOEL QUESSON50 SALMOS PARA TODOS LOS DIAS. Tomo IIPAULINAS, 2ª Edición. BOGOTA-COLOMBIA-1981.Págs. 252-255

CARLOS VALLÉS. BUSCO TU ROSTRO.
«¡Dichoso el hombre cuyo gozo es la ley del Señor!»
Tengo suerte, Señor, y lo sé. Tengo la suerte de conocerte, de conocer tus caminos, tu voluntad, tu Ley. La vida tiene sentido para mí, porque te conozco a ti, porque sé que este mundo difícil tiene una razón de ser, que hay una mano cariñosa que me sostiene, un corazón amigo que piensa en mí, y una presencia de eternidad día y noche dentro de mí. Conozco mi camino, porque te conozco a ti, y tú eres el Camino. El pensar en eso me hace caer en la cuenta de la suerte que tengo de conocerte y de vivir contigo.
Veo tal confusión a mi alrededor, Señor, tanta oscuridad y tanta duda y tal desorientación en la vida de gentes con las que trato, y en escritos que leo, que yo mismo a veces dudo y me confundo y me quedo ciego en la oscuridad de un mundo que no ve. La gente habla de sus vidas sin rumbo, de su falta de dirección, de seguridad, de certeza, de su sentirse a la deriva en un viaje que no sabe de dónde viene ni a dónde va, del vacío en su vida, de las sombras, de la nada. Todo eso me toca a mi de cerca, porque todo lo que sufre un hombre o una mujer lo sufro yo con solidaridad fraterna en la familia de la que tú eres Padre.
Mucha gente es en verdad «paja que arrebata el viento», colgados tristemente de los caprichos de la brisa, de las exigencias de una sociedad competitiva, de las tormentas de sus propios deseos. Son incapaces de dirigir su propio curso y definir sus propias vidas. Tal es la enfermedad del hombre moderno y, según aprendo en tu Palabra, Señor, era también la enfermedad del hombre en la antigüedad cuando se escribió el primer Salmo. También aprendo allí el remedio que es tu palabra, tu voluntad, tu ley. La fe en ti es lo que da dirección y sentido y fuerza y firmeza. Sólo tú puedes dar tranquilidad al corazón del hombre, luz a su mente y dirección a sus pasos. Sólo tú puedes dar estabilidad en un mundo que se tambalea.
En ti encuentro las raíces que dan firmeza a mi vida. Tú me haces sentirme como «un árbol plantado al borde de las aguas». Siento la corriente de tu gracia que me riega el alma y el cuerpo, hace florecer mi capacidad de pensar y de amar y convierte mis deseos en fruto cuando llega la estación y el sol de tu presencia bendice los campos que tú mismo has sembrado.
Necesito seguridad, Señor, en medio de este mundo amenazador en que vivo, y tu ley, que es tu voluntad y tu amor y tu presencia, es mi seguridad. Te doy gracias, Señor, como el árbol se las da al agua y a la tierra.
¡Que nunca «se marchiten mis hojas», Señor!
http://www.mercaba.org/DIESDOMINI/T-O/06C/marco_do_06c.htm

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15, 12. 16-20Hermanos:Si anunciamos que Cristo resucitó de entre los muertos, ¿cómo es que dice alguno de vosotros que los muertos no resucitan?Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y, si Cristo no ha resucitado, vuestra fe no tiene sentido, seguís con vuestros pecados; y los que murieron con Cristo se han perdido. Si nuestra esperanza en Cristo acaba con esta vida, somos los hombres más desgraciados.¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos.

MEDITACIÓN
Después de explicar el kerigma cristiano sobre la muerte y resurección de Cristo, el apóstol extrae las consecuencias de ello. Así su argumentación ex absurdo marca toda la sección, pues si Cristo no resucitó somos los hombres más desgraciados, toda nuestra fe, todo lo que creemos, esperamos y amamos, todo se desploma, pierde sentido, es absurdo seguir trabajando en la Iglesia por el Evangelio, seguir siendo sacerdotes, monitores, educadores y juniors.
Pero la verdad es lógicamente otra, Cristo resucitó el primero de todos, no el único. Esta es la realidad, podría haber resucitado Él por ser el único Justo, el único que es Hijo de Dios, pero no lo quiso, Él es el primero una larga cadena que llega a nosotros. Él es el que hace posible que un día, cuando los que nos aman, lloren nuestra ausencia, también resucitemos.
Entre Cristo y nosotros, por el bautismo, hay una unidad. Él es la Cabeza y nosotros el cuerpo. Así resucita todo el cuerpo, con su cabeza y miembros.
ara nosotros en cuanto educadores juniors son importantes estas afirmaciones y en un mundo donde hay pluralidad de ideas entorno a la muerte hemos de estar convencidos de ello, pues es el núcleo de nuestra fe. Dicho de otro modo no podemos creer en Cristo y a la vez creer en la reencarnación o en que la vida se termina aquí y no hay otra existencia. El educador que no tiene esto claro está educando en vano. Nuestro ser educadores se apoya en la experiencia de Cristo resucitado, primer y real animador del Centro Junior y en nuestra esperanza de resucitar un día con todos los que han muerto en Cristo.


EVANGELIO

+ Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 17. 20-26En aquel tiempo, bajó Jesús del monte con los Doce y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.Él, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo:— «Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis.Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo.¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre.¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis.¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas.»Palabra del Señor.

MEDITACIÓN
En los últimos domingos hemos descubierto a Jesús en el Jordán, recibiendo el bautismo, en Nazaret proclamando la Buena Noticia a los pobres y sufriendo el rechazo de quienes le conocían desde pequeño, en Galilea llamando a sus discípulos y en el lago de Getnesaret siendo autor de la pesca multitudinaria. Seguidamente nuestro Maestro cura a un leproso, un paralítico, se sienta en la mesa de Leví y los pecadores a comer, discute con los fariseos y elige a los Doce. Tras esta elección, realizada después de una noche de oración en lo alto de un monte, desciende, cura a los poseídos por espíritus inmundos y a los enfermos y comienza una nueva predicación. Es el Sermón del Llano, en él proclama las bienaventuranzas, el mandamiento del amor a los enemigos y de la compasión, invitando a ser árboles que den frutos y a construir sobre roca.
En este domingo meditamos el comienzo de este sermón. A diferencia de Mateo, Lucas lo sitúa en un llano, porque mientras el primero tiene interés de presentar a Jesús como el Nuevo Moisés y al Evangelio como el nuevo Pentateuco, el segundo no tiene este interés. Otra diferencia es la contraportada a las bienaventuranzas, las desventuras o “ay de vosotros”. Y finalmente no precisa los pobres. A diferencia de Mateo, “pobres de espíritu”, Lucas los llama sencillamente “pobres”, con una connotación más social, pues era consciente del peligro que tenía su comunidad.
De este modo en el evangelio de este domingo descubrimos un resumen de las instrucciones de Jesús a sus discípulos y por tanto a cada uno de los educadores juniors.
EL EVANGELIO COMENTADO POR LOS SANTOS PADRES

Ahora diremos cómo san Lucas ha sintetizado en cuatro las ocho bienaventuranzas. Sabemos que existen cuatro virtudes cardinales: templanza, justicia, prudencia y fortaleza. El que es pobre de espíritu no tiene avidez. El que llora no se enorgullece sino que es manso y sosegado; el que llora se humilla. El que es justo no niega lo que sabe que es dado a todos por el uso común. El que tiene compasión da de lo suyo; el que da de lo suyo no busca lo ajeno ni engaña a su prójimo.
San Ambrosio.
Bienaventurado, dice, los pobres. No todos los pobres son bienaventurados; pues la pobreza es de suyo indiferente: puede haber pobres malos y buenos; a no ser que se entienda que el pobre bienaventurado es el que ha descrito el profeta al decir que 2vale más un pobre justo que un rico mentiroso2 (Prov 19, 1). “Bienaventurado el pobre que ha clamado y el Señor le ha escuchado” (Sal 34, 6); bienaventurado el hombre pobre en el que el príncipe de este mundo no puede nada; pobre a imitación de aquel pobre que, siendo rico, se hizo pobre por nosotros. Dejando todo pecado, despojado de toda malicia, estando contento en mi simplicidad, desnudo de todo mal, sólo me queda moderar mi carácter. ¿De qué me sirve carecer de los bienes del mundo si no soy manso ni pacífico”.
San Ambrosio
¿Qué es mejor: reír o llorar? ¿Quién hay que no elija para sí el reír? Mas pensando en el dolor saludable de la penitencia, el Señor puso en el llanto el deber y en la risa la recompensa. ¿Cómo? Cuando dice en el evangelio: Dichosos los que lloran, porque reirán. Por tanto, el llorar es un deber y la risa es el premio de la sabiduría. Puso la risa en lugar de la alegría; pero no se trata de reírse a carcajadas, sino de exultar.
San Agustín


La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia. Nuevo Testamento. 3. Evangelio según san Lucas. Ciudad Nueva



ORACIÓN DESDE LA METODOLOGÍA JUNIOR.-
Experiencia:
A lo largo de la historia siempre hemos estado tentados a construir al margen de Dios, a confiar en otros dioses que no son Yahvéh. Así ocurre en los centros juniors cuando hay miedo a hablar de Dios y del Evangelio, cuando reducimos a la mínima expresión las celebraciones, oraciones y eucaristías a lo largo del curso y en los campamentos, cuando enseñamos a los niños lo que nosotros no vivimos ni nos creemos. Y en nuestra vida muchas veces predominan los criterios de esta sociedad: marginación del inmigrante, inhibición ante los problemas salarios bajos que sufren los trabajadores, frente a personas cada vez más ricas que se están aprovechando de la crisis, insensibilidad ante las guerras, hambre y explotación de los países del Sur, aceptación del aborto y la eutanasia, vivencia de la sexualidad no como proyecto de vida con una persona igual y a la vez complementaria, sino como medio para disfrutar una noche o un rato, consumismo desenfrenado de aquello que nos sirve un día y después acaba en el armario o en el cuarto trastero,...
Reflexión:
La primera lectura, el salmo y el Evangelio nos ofrece dos caminos: el hombre que se busca a sí mismo y su propia felicidad y el camino del hombre que busca a Dios y por tanto la felicidad de los demás. A la luz de la Palabra cabe preguntarnos realmente sobre qué fundamentamos nuestra vida y descubrir como cuando el árbol que es nuestra existencia lo enraizamos en una vida de lectura, meditación y oración de la Biblia, vivida en la participación activa de la misa dominical, ésta se convierte en un árbol frondoso que da frutos. Un buen momento para recordar aquellos tiempos en los cuales realmente eramos juniors o agradecer a Dios estar viviendo así, enraizados en Él.
Compromiso.
Si ser junior se reduce a la reunión del equipo de educadores, la actividad del sábado y la misa (cuando el centro asiste), plantearme medios para ser un árbol que se alimente de la Palabra de Dios. Los propósitos pueden ser estos: todos los días al levantarme leer el Evangelio 2010 de Juniors, realizar un examen de conciencia por la noche, especialmente contrastando lo vivido con lo enseñado en el evangelio leído por la mañana y asistir a misa el domingo, habiendo previamente leído las lecturas del día del Evangelio 2010.

Celebración:
Después de esta meditación le hablo a Dios con el corazón, también puede ser leer de forma orante, es decir, pausadamente, el salmo de este domingo.

ORACIÓN AL COMIENZO DE LA REUNIÓN - CENA DEL HAMBRE

AMBIENTACIÓN:
Elementos presentes siempre en las oraciones: cruz de San Damián (Togo), icono de la Virgen María, Biblia, cartel y vela encendida.

Signo de esta semana: cartel de manos unidas, un trozo de pan y un vaso de agua al pie de la cruz.

Preparación: preferiblemente en la cena del hambre

Proclamación del Evangelio: Proyectamos sucesivamente: el audiovisual de Cáritas, “Relato del Rico Adinerado”, el evangelio de las benedictinas y el video de la campaña de Manos Unidas que esta ong católica ha enviado a las parroquias, incluso si hay tiempo.

Interiorización : ¿Qué tengo yo? ¿desde el Evangelio que me pide Jesús? ¿cómo puedo ayudar a los más necesitados?

Gesto: el pobre es Cristo, él tiene a sus pies pan. Después de meditar, me acerco a él y parto un trozo de pan, lo tomo en las manos. Cuando todos lo han tomado lo comen. Quien realmente se ha entregado a los más necesitados, recibe mucho más de lo que les da, pobre no es el que es ayudado, sino el que siendo ayudado da lo que quien ayuda tiene menos. Así lo vivieron los educadores que marcharon en principio a enseñar a los jóvenes de Togo y regresaron recibiendo mucho más de lo que les habían dado, una experiencia capaz de transformarles interiormente como educadores juniors. Así lo descubrimos en los misioneros como el Padre Rafael o el hermano Pepe, salesianos en Togo. Con el gesto expresamos nuestro reconocimiento de la presencia de Cristo en el necesitado y a la vez nuestro deseo de escuchar y acoger el pan que él nos da.

Oración final: manos unidas nos ofrece para rezar el Cántico de las Criaturas de San Francisco de Asís, pues “nadie como él supo llamar hermano al sol, a la luna, a los pájaros e incluso al peligroso lobo de Gubbio y nadie como él supo ponerse del lado de los pobres compartiendo todo y haciéndose más pobre que nadie” (Campaña “Contra el hambre defiende la Tiuerra”).

GUIÓN CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTÍA.

Monición de entrada.-
Queridos hermanos y hermanas: cada domingo nos reunimos los hijos de Dios para celebrar que Jesús nos ama y lo expresa reuniéndonos alrededor del altar, hablándonos al corazón y dándose en el pan y el vino. Pero hoy la misa es especial, porque igual que están haciendo los niños de Primera Comunión en toda España, nosotros vamos a celebrar el Día de Manos Unidas y a ayudar a las personas que en otros países son pobres. Este año el lema es “Contra el hambre, defiende la tierra”. Abramos nuestro corazón a Dios que quiere que no seamos egoístas sino que cuidemos de nuestro planeta tierra y de los que más pobres.

Acto penitencial.-
Nos da rabia los lloricas y sin embargo tú nos dices: Felices los que lloran. Señor, ten piedad.

Nos enfadamos cuando la comida que me han preparado no mnos gusta gusta y sin embargo tú nos dices: Felices los que tienen hambre.

Que mal nos caen los que siempre llevan los deberes hechos, y sin embargo tú nos dices: Felices cuando os insulten. Señor, ten piedad.


Monición Primera lectura.-
El profeta Jeremías nos va a recordar en la lectura dónde hemos de poner nuestro corazón: en Dios y en su Palabra. En este domingo de Manos Unidas los misioneros y misioneras son un ejemplo de las personas que confían en Dios, ellos son como los árboles plantados junto al río, no tienen miedo a pasarlo mal, si es por ayudar a los más pobres.

Monición Segunda lectura.-
San Pablo continúa este domingo hablándonos de la resurrección de Jesús, ella es para nosotros lo más importante, saber que Él esta vivo y tan vivo que lo recibiremos en la Primera Comunión.

Monición evangelio.-
Hola soy el apóstol Juan. Mirad, después de que Jesús hizo el milagro del domingo pasado, ¿os acordáis?, sí, sí, lo de la red llena de peces. Pues bien, cuando acabó nosotros le acompañamos por allí por donde iba. Y hubo una vez que mirándonos a todos nos dijo:

Homilía.-
En las escaleras hemos colocado caramelos. Dividimos a los niños en tres grupos. Le pedimos a uno de los grupos que se acerquen y recojan los que quieran, sin miedo. Posiblemente el primer grupo coja todos los caramelos. Ello nos dará pie a preguntarles: ¿cuántos caramelos tenéis? ¿por qué tenéis más que los otros? ¿qué os parece que vosotros tengáis tantos y haya muchos compañeros que no tienen ninguno? ¿cómo os habéis sentido?
Seguidamente les leemos esta carta:
Hola, mi nombre no importa, soy uno de los siete educadores juniors que estamos en Togo. La verdad es que ha sido impresionante el viaje, pues para llegar hasta aquí nos ha costado mucho y hemos parado en un país que no esperabamos parar. Después de aterrizar han venido a recogernos los salesianos y por carreteras sin asfaltar hemos recorrido casi todo el país. Por fin hemos llegado a Kara y ya estamos de campamento con los niños de las parroquias cercanas.
Es impresionante. Aquí los campamentos no son como los que hacemos los juniors, apenas tienen condiciones, no hay duchas, ni agua corriente, muchas veces nos pasamos horas sin luz. Y os preguntaréis por la comida. Pues bien, todos los días es muy parecida o al menos a nosotros nos sabe igual, pero sin embargo para ellos está buenísima. Tanto que muchos han venido al campamento porque sabían que aquí iban a comer todos los días, ya que en sus casas muchos días no comen. Y eso gracias a que los misioneros les ayudan. La verdad es que estamos disfrutando mucho, aunque la vida aquí es muy dura, pero estos niños que no tienen comida tienen algo que a veces vosotros no tenéis. Ellos sonríen aunque no tienen ni wi, ni luz, ni agua, ni médicos que los curen y ellos lo poco que tienen lo comparten. El otro día después de comer repartimos la que había sobrado, ellos la compartieron.

Peticiones.-
Por la Iglesia, para se manifieste como lugar de acogida, especialmente par alos pobres. Roguemos al Señor.
Por el Papa Benedicto, para que con su enseñanza nos ayude a abrir nuestro corazón a los países del Sur. Roguemos al Señor.
Por los gobernantes de los países ricos, para que la crisis no les lleve a olvidarse de los países del tercer mundo. Roguemos al Señor.
Por los misioneros y misioneras para que encuentren en nuestra tierra la ayuda que necesitan. Roguemos al Señor.
Por nuestras familias, para que nos enseñen a compartir. Roguemos al Señor.
Por los enfermos y enfermas de nuestra parroquia, para que sientan nuestro amor a través de la oración. Roguemos al Señor.
Por los que niños para que compartamos con los niños que tienen menos cosas. Roguemos al Señor.
Por la Campaña de Manos Unidas, para que obtengan mucho dinero y así puedan ayudar a los más pobres. Roguemos al Señor.
Por nosotros, para que seamos siempre generosos. Roguemos al Señor.
Ofrendas.-
Te presentamos el pan y el vino, que nos ayudan a no tener miedo a las dificultades.
Te presentamos el cartel de Manos Unidas y en nuestro deseo de ayudar a los países del Sur.

Acción de gracias.-
Cántico de San Francisco.

Webs con guiones para la misa del Domingo IV:
http://www.salesianosbilbao.com/modulos/usuariosFtp/connrecu/recur2444A.pdf
http://www.javierleoz.org/Javier%20Leoz/CICO%20C%20(09)/MISA%20FAMILIAR%205º%20C.doc
http://www.sta-catalina.com/


EL EVANGELIO REPRESENTADO CON NIÑOS

PERSONAJES.‑ JESÚS. Diez DISCÍPULOS. Cuatro niños o niñas del PÚBLICO.
MATERIALES NECESARIOS: Música suave.
OBSERVACIONES: Escenificación realizada con niños y niñas de 6 a 10 años en el teatro y en la Capilla. El personaje de JESÚS, por su complejidad, debería adjudicarse a uno de los mayores.
ESCENIFICACIÓN (Música suave de fondo. Los cuatro niños y niñas están sentados, en diversos lugares entre el PÚBLICO. Entran al presbiterio o escenario JESÚS y sus DISCÍPULOS. Forman un grupo que actúa con naturalidad Cesa la música.)

DISCÍPULO 1: (Contento.) Maestro, es estupendo que nos hayas elegido a todos (Señala al resto.) para acompañarte.
DISCÍPULO 2: Es verdad, siendo tantos, podremos ayudarte mucho mejor.
DISCÍPULO 3: (Toma del brazo al DISCÍPULO 4.) Mi hermano y yo nos ocuparemos de pescar, para que no te falte comida.
DISCÍPULO 4: (Satisfecho.) Seguro, Maestro, y no es por presumir, pero somos buenos pescadores.
DISCÍPULO 5: (Molesto. Al 4) ¡No te pases, Santiago! Para buenos pescadores, mi hermano SIMÓN y yo.
DISCÍPULO 6: (Reflexivo.) Pienso, que si hemos de hacer algún trabajo, será el Maestro el que deba decírnoslo.
DISCÍPULO 7: Tienes razón, por algo ha sido él el que nos ha elegido.
DISCÍPULO 8. A mí me gustaría encargarme de administrar el dinero... ¡si es que tenemos alguno!
DISCÍPU 9: (Burlón.) Ya está Judas con su amor a los denarios, a quien tenemos que querer es a JESÚS.
DISCÍPULO 10: (A JESÚS. Engreído.) Yo te quiero mucho, JESÚS. Pero no es­tés muy seguro de los demás.
TODOS: (Enfadados.) ¡Chulo! ¡Tonto! ¡Repelente!
JESÚS: (Exige silencio con un ademán.) ¡Callad de una vez! (Los DISCÍPULOS quedan quietos.) Escuchad los deseos de aquellos a los que tenéis que ir, están muy lejos de lo que quiere el Padre del Cielo. (Los niños y niñas del PÚBLICO se ponen de pie para hablar, después se sientan.)
PÚBLICO 1: (Entusiasmado ante la perspectiva.) A mí lo que más me gustaría es tener muchííísimo dinero. (Tras cada una de las intervenciones de los niños y niñas del PÚBLICO, JESÚS habla a los DISCÍPULOS alto, lento y con autoridad.)
JESÚS: ¡Dichosos los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios!
PÚBLICO 2: (Remilgado.) Cuando la comida de mi madre no me gusta, me enfado hasta que prepara lo que quiero.
JESÚS: Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.
PÚBLICO 3: (Bravucón.) ¡Me dan una rabia los «lloricas»! ¡Hay que ser «duros»!
JESÚS: Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis.
PÚBLICO 4: (Envidioso.) ¡Qué odio le tengo al «bueno» de la clase, siempre tan educado! ¡Menudo «pelota» está hecho!
JESÚS: Dichosos vosotros cuando os odien y os insulten y os excluyan por mi causa, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. (Se dirige al PÚBLICO con fuerza y severidad.) ¡Ay de vosotros los ricos, porque ya tenéis vuestro consuelo! ¡Ay de vosotros, los que estáis sacia­dos, porque pasaréis hambre! ¡Ay de los que ahora reís, porque vais a lamentaros y a llorar!

ORACION
Marcelo A. Murúa. Campaña Junior 2009/10.

Padre bueno,
que creaste todas las cosas
y nos diste un mundo tan hermoso.
Te pido para que los hombres
sepamos cuidar tu creación.

Que respetemos la vida
de los animales, de los bosques,
que no abusemos de la naturaleza
ni la ensuciemos con contaminación.

Te pido por quienes
defienden las bellezas naturales,
las especies en extinción,
por quienes trabajan por un mundo más limpio.

Te pido también para que todas las personas
puedan gozar de la naturaleza
y los bienes que ella nos provee.

Que no le falte a nadie el alimento
que Tú nos diste con generosidad para todos.

Padre bueno
ayúdanos a conservar el planeta
y a repartir las riquezas de la naturaleza
para beneficio de todos.
¡Que así sea, Señor!

http://www.buenasnuevas.com/espiritualidad/oraciones.htm
CÁNTICO DE LAS CRIATURAS DE S. FRANCISCO DE ASÍS. (VERSIÓN DE LEÓN FELIPE)
Omnipotente, altísimo, bondadoso Señor, tuyas son la alabanza, la gloria y el honor; tan sólo tú eres digno de toda bendición, y nunca es digno el hombre de hacer de ti mención.
Loado seas por toda criatura, mi Señor, y en especial loado por el hermano sol, que alumbra, y abre el día, y es bello en su esplendor, y lleva por los cielos noticia de su autor.
Y por la hermana luna, de blanca luz menor, y las estrellas claras, que tu poder creó, tan limpias, tan hermosas, tan vivas como son, y brillan en los cielos: ¡loado, mi Señor!
Y por la hermana agua, preciosa en su candor, que es útil, casta, humilde: ¡loado, mi Señor! Por el hermano fuego, que alumbra al irse el sol, y es fuerte, hermoso, alegre: ¡loado mi Señor!
Y por la hermana tierra, que es toda bendición, la hermana madre tierra, que da en toda ocasión las hierbas y los frutos y flores de color, y nos sustenta y rige: ¡loado, mi Señor!
Y por los que perdonan y aguantan por tu amor los males corporales y la tribulación:¡felices los que sufren en paz con el dolor, porque les llega el tiempo de la consolación!
Y por la hermana muerte: ¡loado, mi Señor! Ningún viviente escapa de su persecución;¡ay si en pecado grave sorprende al pecador!¡Dichosos los que cumplen la voluntad de Dios!
¡No probarán la muerte de la condenación! Servidle con ternura y humilde corazón. Agradeced sus dones, cantad su creación. Las criaturas todas, load a mi Señor. Amén.

COMENTARIOS AL EVANGELIO
FRAY SANTIAGO AGRELO. ARZOBISPO DE TANGER.

La voz de la Iglesia profana la tiranía del dios de lo políticamente correcto.

Es la voz de la Iglesia, sólo una voz. Tiene la osadía de ir por libre, se atreve a pensar y dice lo que piensa, y profana una y otra vez el santuario donde ejerce su tiranía el dios de lo políticamente correcto.
Esta voz defiende la dignidad inviolable de las personas, y sostiene que las personas, por serlo, tienen derechos inherentes a su naturaleza humana, derechos que legisladores y tribunales han de reconocer y defender, y que ni tribunales ni legisladores pueden conceder o quitar. Y mientras la conciencia de la Iglesia custodie este fondo inviolable de derechos, su voz lo dirá con libertad, lo gritará si hace falta, para que la justicia se abra camino incluso en el asfalto de leyes y tribunales sin corazón.
Muchos agradecerían ver a la comunidad eclesial replegada sobre sí misma, ocupada en bisbiseos de rezos y doctrinas, alienada de la realidad social y política. Les estorba esta comunidad, que se alimenta de Escrituras y Eucaristía, que recorre desde siempre los caminos de los pobres, y que tiene como espacio de trabajo el infierno: las mesas sin pan, las vidas sin amparo, las fronteras, las vallas, las pateras, las rutas de los clandestinos, las cunetas de la marginación, las caravanas de los nuevos esclavos.
Esta comunidad no hace pobres, pero no deja de buscarlos para vestirlos, alimentarlos y curarlos, y procura servirlos discretamente, sin que la caridad los ofenda.
Si después alguien añade que esta comunidad es una gran pecadora, tentada siempre por el rito en detrimento del Reino, por la ideología con menoscabo de la vida, por el sacrificio con daño de la misericordia, y agobiada por las miserias innumerables de sus hijos, yo lo suscribo, lo temo y lo denuncio, pero no lo haré como quien acusa al vecino de casa, sino como quien se confiesa culpable y pide perdón.
Mientras tenga Palabra y Eucaristía, esta comunidad será libre y tendrá voz: ¡Paciencia!
+ Fr. Santiago Agrelo Martínez
Arzobispo de Tánger

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JUAN MANUEL BARREIRO, SACERDOTE. EN WWW.DIOCESISMALAGA.ES

¿Cuántas humanas esperanzas quedan sin realizarse; cuántos anhelos truncados; cuántos deseos insatisfechos?... El hombre no encuentra en sí mismo la capacidad de alcanzar la meta de sus aspiraciones y deseos más íntimos: “¡Ay de vosotros, los ricos… ¡ay de vosotros, los que estáis saciados… ¡ay de los que ahora reís… ¡ay si todo el mundo habla bien de vosotros…” Nuestra corporeidad se abre a la trascendencia, nuestro “yo” más íntimo se realiza en la común-unión, nuestro ser queda potenciado y adquiere sentido en la medida que nos dejamos abrazar por Otro que revela en nosotros su impronta personal amándonos y reconociéndonos como “imagen y semejanza” suya: “¡bendito el que pone su confianza en el Señor!”
Y ¿cuántas esperanzas, anhelos y deseos quedan alcanzados, logrados y cumplidos?: “Bienaventurados los pobres, los que pasan hambre, los que lloran, los proscritos y excluidos… porque vuestro es el Reino, quedaréis saciados, reiréis, tendréis recompensa”.
Habrá muchas medidas humanas, quizás tantas como esperanzas aniden en el corazón del hombre; pero sólo hay una talla perfecta de Hombre: “el hombre Cristo Jesús”. Él se nos ha dado por entero y se ha realizado como Evangelio, en Él las aspiraciones y esperanzas más nobles de la Humanidad quedan satisfechas, Él ha muerto por nosotros y ha resucitado por nosotros, con Él nuestra vida se llena de esperanza, Él es la esperanza de nuestra vida.
En este Año Sacerdotal, mientras experimentamos la fidelidad de Cristo, nuestra fidelidad a favor de la justicia, los derechos humanos, el progreso y desarrollo de los pueblos… ha de afianzarse como una experiencia prometedora y firme, ¿no será éste, quizás, el reto que nos presenta Manos Unidas, en su Campaña contra el Hambre, cuando nos impulsa a apretar las manos de los que tanto esperan y a los que el Señor Jesús llama: “bienaventurados”? ¿Asumimos el reto?


JOSÉ ANTONIO PAGOLA
VÍCTIMAS

Probablemente, Jesús sólo pronunció tres bienaventuranzas: las que declaran dichosos a los pobres, a los hambrientos y los afligidos. Las demás fueron añadidas más tarde extendiendo a otras áreas su mensaje. ¿Será excesivo atrevimiento hacer hoy algo semejante ante la violencia doméstica?
Dichosas vosotras que sufrís en silencio la amenaza constante de vuestros esposos, sin que nadie sospeche vuestra angustia, vuestro miedo, insomnios y depresión. Aunque os cueste creerlo, Dios no se olvida de vosotras.
Ay de nosotros los varones, que no tenemos inteligencia ni corazón para reconocer el sufrimiento que generamos en la mujer desde nuestras posiciones machistas y dominantes. Dios confundirá un día nuestra ceguera y prepotencia.
Dichosas vosotras que vivís aterrorizadas por los insultos, golpes y agresiones de vuestra pareja, sin saber cómo defenderos a vosotras mismas y a vuestros hijos de su acoso y violencia diaria. Dios está sufriendo con vosotras.
Ay de nosotros que seleccionamos las víctimas que merecen nuestra atención e interés, y olvidamos a las mujeres que sufren el «terrorismo doméstico», dejando sin protección a quienes más lo necesitan. Dios desprecia nuestra indiferencia e hipocresía.
Dichosas vosotras que os sentís ridiculizadas y humilladas por vuestra pareja ante vuestros propios hijos y ante amigos y conocidos, hasta ver destruida vuestra personalidad. Dios es el primer defensor de vuestra dignidad.
Ay de nosotros, los creyentes, que vivimos tranquilos pidiendo a Dios por el bienestar de nuestra familia, sin recordar en nuestras eucaristías a las víctimas de esta tragedia doméstica. ¿Cómo va a escuchar Dios nuestra plegaria?
Dichosas vosotras que vivís en la impotencia, la inseguridad y el desprecio, sometidas al servilismo o perversamente culpabilizadas por vuestra pareja. Tenéis un lugar especial en el corazón de Dios.
Ay de nosotros, los eclesiásticos, que lo ignoramos casi todo de la violencia doméstica y no gritamos a los varones la necesidad urgente de conversión. ¿Quién reconocerá en nuestra predicación al Dios de Jesús

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JÓVENES EJEMPLARES:
BEATA MARÍA GABRIELA SAGHEDDU (25 de Abril).

Nació en Dorgali, isla de Cerdeña, el 18 de Marzo de 1914, hija de una familia humilde que bautizó a su retoño con el nombre de María. Pronto la niña quedó sin padre, descansando todo el peso del hogar en su madre. La vida de la niña trascurre como las de su tiempo, compaginando las prácticas de piedad cristianas, siendo una niña rebelde pero con un fuerte sentido del deber.
De carácter reservado era muy exigente consigo misma y con los demás y con una gran fuerza de voluntad que le llevaba a no desistir hasta alcanzar su propósito. En su juventud perteneció a la Acción Católica. Fue cuando un grupo de amigas suyas ingresaron como monjas cistercienses, entregadas a una vida de trabajo y oración, siguiendo a San Bernardo y la Regla de San Benito, cuando ella entró en contacto con el Monasterio Cisterciense de San José, situado cerca de Roma. Allí marchó con el fin de conocer la vida de silencio de las monjas, ingresando el 30 de septiembre de 1935, con 21 años de edad.
La oración litúrgica, la oración personal y el trabajo manual fueron para ella los medios idóneos para irradiar espiritualidad en el mundo. “Nuestra misión es orar por todos, sean amigos y bienhechores enemigos, y no dejamos de hacerlo, esperando que el Señor se dignará escuchar nuestras plegarias. La gente del mundo dice que somos unas egoístas al encerrarnos en un convento pensando sólo en nosotras. Es falso, vivimos una vida de continuo sacrificio hasta la inmolación por la salvación de las almas”, escribió.
El 31 de Octubre de 1936 emitió los votos temporales, convencida que el Cister estaba hecha para ella, y ella para el Cister. Y allí se ofreció tota ella al Señor, se abandonó totalmente en Cristo, esperando que el Padre mirase con ojos de complacencia su pequeña ofrenda. “Sólo deseo santificarme en el amor, en la observancia de mis deberes y en el perfecto abandono a la voluntad de Dios. Él me ha conducido hasta aquí, me sostendrá en adelante”. Y éste fue su propósito.
Meses después, el 18 de Enero de 1937 iniciaban las religiosas el Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos. Y una de ellas, Sor Inmaculada, religiosa anciana, le ofreció al Señor lo poco que le quedaba de vida, por la unión de todos los cristianos. En el último día del Octavario, el 25 de Enero, falleció. Aquello llevó a la joven religiosa a pedirle a la madre ocupar su lugar.
Días antes una tosecilla impertinente, un dolor sordo en la espalda, comenzaban a mermar su robusta salud. La tisis pulmonar le llevó a morir el 23 de Abril, domingo del Buen Pastor, siendo beatificada por Juan Pablo II el 25 de Enero de 1983.
CATEQUESIS DEL PAPA: 3 de Febrero. Santo Domingo de Guzmán

Queridos hermanos y hermanas:
La semana pasada presenté la luminosa figura de san Francisco de Asís. Hoy quiero hablaros de otro santo que, en la misma época, dio una contribución fundamental a la renovación de la Iglesia de su tiempo. Se trata de santo Domingo, el fundador de la Orden de Predicadores, conocidos también como Frailes Dominicos.
Su sucesor al frente de la Orden, el beato Jordán de Sajonia, ofrece un retrato completo de santo Domingo en el texto de una famosa oración: "Inflamado del celo de Dios y de ardor sobrenatural, por tu caridad sin límites y el fervor del espíritu vehemente te consagraste totalmente, con el voto de pobreza perpetua, a la observancia apostólica y a la predicación evangélica". Se subraya precisamente este rasgo fundamental del testimonio de Domingo: hablaba siempre con Dios y de Dios. En la vida de los santos van siempre juntos el amor al Señor y al prójimo, la búsqueda de la gloria de Dios y de la salvación de las almas.
Domingo nació en España, en Caleruega, en torno al año 1170. Pertenecía a una noble familia de Castilla la Vieja y, con el apoyo de un tío sacerdote, se formó en una célebre escuela de Palencia. Se distinguió en seguida por el interés en el estudio de la Sagrada Escritura y por el amor a los pobres, hasta el punto de vender los libros, que en su tiempo constituían un bien de gran valor, para socorrer, con lo obtenido, a las víctimas de una carestía.
Ordenado sacerdote, fue elegido canónigo del cabildo de la catedral en su diócesis de origen, Osma. Aunque este nombramiento podía representar para él cierto motivo de prestigio en la Iglesia y en la sociedad, no lo interpretó como un privilegio personal, ni como el inicio de una brillante carrera eclesiástica, sino como un servicio que debía prestar con entrega y humildad. ¿Acaso no existe la tentación de hacer carrera y tener poder, una tentación de la que no están inmunes ni siquiera aquellos que tienen un papel de animación y de gobierno en la Iglesia? Lo recordé hace algunos meses, durante la consagración de cincos obispos: "No buscamos poder, prestigio, estima para nosotros mismos. (...) Sabemos cómo las cosas en la sociedad civil, y no raramente también en la Iglesia, sufren por el hecho de que muchos de aquellos a quienes les ha sido conferida una responsabilidad trabajan para sí mismos y no para la comunidad" (Homilía en la misa de ordenación episcopal de cinco prelados, 12 de septiembre de 2009: L'Osservatore Romano, edición en lengua española, 18 de septiembre de 2009, p. 7).
El obispo de Osma, que se llamaba Diego, un pastor auténtico y celoso, notó muy pronto las cualidades espirituales de Domingo, y quiso contar con su colaboración. Juntos se dirigieron al norte de Europa, para realizar misiones diplomáticas que les había encomendado el rey de Castilla. Durante el viaje, Domingo se dio cuenta de dos enormes desafíos que debía afrontar la Iglesia de su tiempo: la existencia de pueblos aún sin evangelizar, en los confines septentrionales del continente europeo, y la laceración religiosa que debilitaba la vida cristiana en el sur de Francia, donde la acción de algunos grupos herejes creaba desorden y alejamiento de la verdad de la fe. Así, la acción misionera hacia quienes no conocen la luz del Evangelio, y la obra de nueva evangelización de las comunidades cristianas se convirtieron en las metas apostólicas que Domingo se propuso conseguir. Fue el Papa, al que el obispo Diego y Domingo se dirigieron para pedir consejo, quien pidió a este último que se dedicara a la predicación a los albigenses, un grupo hereje que sostenía una concepción dualista de la realidad, es decir, con dos principios creadores igualmente poderosos, el Bien y el Mal. Este grupo, en consecuencia, despreciaba la materia como procedente del principio del mal, rechazando también el matrimonio, hasta negar la encarnación de Cristo, los sacramentos en los que el Señor nos "toca" a través de la materia, y la resurrección de los cuerpos. Los albigenses estimaban la vida pobre y austera —en este sentido eran incluso ejemplares— y criticaban la riqueza del clero de aquel tiempo. Domingo aceptó con entusiasmo esta misión, que llevó a cabo precisamente con el ejemplo de su vida pobre y austera, con la predicación del Evangelio y con debates públicos. A esta misión de predicar la Buena Nueva dedicó el resto de su vida. Sus hijos realizarían también los demás sueños de santo Domingo: la misión ad gentes, es decir, a aquellos que aún no conocían a Jesús, y la misión a quienes vivían en las ciudades, sobre todo las universitarias, donde las nuevas tendencias intelectuales eran un desafío para la fe de los cultos.
Este gran santo nos recuerda que en el corazón de la Iglesia debe arder siempre un fuego misionero, que impulsa incesantemente a llevar el primer anuncio del Evangelio y, donde sea necesario, a una nueva evangelización: de hecho, Cristo es el bien más precioso que los hombres y las mujeres de todo tiempo y de todo lugar tienen derecho a conocer y amar. Y es consolador ver cómo también en la Iglesia de hoy son tantos —pastores y fieles laicos, miembros de antiguas Órdenes religiosas y de nuevos movimientos eclesiales— los que con alegría entregan su vida por este ideal supremo: anunciar y dar testimonio del Evangelio.
A Domingo de Guzmán se asociaron después otros hombres, atraídos por la misma aspiración. De esta forma, progresivamente, desde la primera fundación en Tolosa, tuvo su origen la Orden de Predicadores. En efecto, Domingo, en plena obediencia a las directrices de los Papas de su tiempo, Inocencio III y Honorio III, adoptó la antigua Regla de san Agustín, adaptándola a las exigencias de la vida apostólica, que lo llevaban a él y a sus compañeros a predicar trasladándose de un lugar a otro, pero volviendo después a sus propios conventos, lugares de estudio, oración y vida comunitaria. De modo especial, Domingo quiso dar relevancia a dos valores que consideraba indispensables para el éxito de la misión evangelizadora: la vida comunitaria en la pobreza y el estudio.
Ante todo, Domingo y los Frailes Predicadores se presentaban como mendicantes, es decir, sin grandes propiedades de terrenos que administrar. Este elemento los hacía más disponibles al estudio y a la predicación itinerante y constituía un testimonio concreto para la gente. El gobierno interno de los conventos y de las provincias dominicas se estructuró sobre el sistema de capítulos, que elegían a sus propios superiores, confirmados después por los superiores mayores; una organización, por tanto, que estimulaba la vida fraterna y la responsabilidad de todos los miembros de la comunidad, exigiendo fuertes convicciones personales. La elección de este sistema nació precisamente del hecho de que los dominicos, como predicadores de la verdad de Dios, debían ser coherentes con lo que anunciaban. La verdad estudiada y compartida en la caridad con los hermanos es el fundamento más profundo de la alegría. El beato Jordán de Sajonia dice de santo Domingo: "Acogía a cada hombre en el gran seno de la caridad y, como amaba a todos, todos lo amaban. Se había hecho una ley personal de alegrarse con las personas felices y de llorar con aquellos que lloraban" (Libellus de principiis Ordinis Praedicatorum autore Iordano de Saxonia, ed. H.C. Scheeben, [Monumenta Historica Sancti Patris Nostri Dominici, Romae, 1935]).
En segundo lugar, Domingo, con un gesto valiente, quiso que sus seguidores adquirieran una sólida formación teológica, y no dudó en enviarlos a las universidades de la época, aunque no pocos eclesiásticos miraban con desconfianza a esas instituciones culturales. Las Constituciones de la Orden de Predicadores dan mucha importancia al estudio como preparación al apostolado. Domingo quiso que sus frailes se dedicasen a él sin reservas, con diligencia y piedad; un estudio fundado en el alma de cada saber teológico, es decir, en la Sagrada Escritura, y respetuoso de las preguntas planteadas por la razón. El desarrollo de la cultura exige que quienes desempeñan el ministerio de la Palabra, en los distintos niveles, estén bien preparados. Exhorto, por tanto, a todos, pastores y laicos, a cultivar esta "dimensión cultural" de la fe, para que la belleza de la verdad cristiana pueda ser comprendida mejor y la fe pueda ser verdaderamente alimentada, fortalecida y también defendida. En este Año sacerdotal, invito a los seminaristas y a los sacerdotes a estimar el valor espiritual del estudio. La calidad del ministerio sacerdotal depende también de la generosidad con que se aplica al estudio de las verdades reveladas.
Domingo, que quiso fundar una Orden religiosa de predicadores-teólogos, nos recuerda que la teología tiene una dimensión espiritual y pastoral, que enriquece el alma y la vida. Los sacerdotes, los consagrados y también todos los fieles pueden encontrar una profunda "alegría interior" al contemplar la belleza de la verdad que viene de Dios, verdad siempre actual y siempre viva. El lema de los Frailes Predicadores —contemplata aliis tradere— nos ayuda a descubrir, además, un anhelo pastoral en el estudio contemplativo de esa verdad, por la exigencia de comunicar a los demás el fruto de la propia contemplación.
Cuando Domingo murió, en 1221, en Bolonia, la ciudad que lo declaró su patrono, su obra ya había tenido gran éxito. La Orden de Predicadores, con el apoyo de la Santa Sede, se había difundido en muchos países de Europa en beneficio de toda la Iglesia. Domingo fue canonizado en 1234, y él mismo, con su santidad, nos indica dos medios indispensables para que la acción apostólica sea eficaz. Ante todo, la devoción mariana, que cultivó con ternura y que dejó como herencia preciosa a sus hijos espirituales, los cuales en la historia de la Iglesia han tenido el gran mérito de difundir la oración del santo rosario, tan arraigada en el pueblo cristiano y tan rica en valores evangélicos, una verdadera escuela de fe y de piedad. En segundo lugar, Domingo, que se hizo cargo de algunos monasterios femeninos en Francia y en Roma, creyó hasta el fondo en el valor de la oración de intercesión por el éxito del trabajo apostólico. Sólo en el cielo comprenderemos hasta qué punto la oración de las monjas de clausura acompaña eficazmente la acción apostólica. A cada una de ellas dirijo mi pensamiento agradecido y afectuoso.


http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/audiences/2010/documents/hf_ben-xvi_aud_20100203_sp.html


CARTA DE D. CARLOS, ARZ. DE VALENCIA

En este año 2010 celebramos los cincuenta años de vida y compromiso con los pobres del tercer mundo de Manos Unidas. Cincuenta años trabajando por la erradicación de la pobreza y del hambre desde los valores del Evangelio y guiados por la Doctrina Social de la Iglesia. ¡Cuántas personas han puesto lo mejor de sí mismas en esta tarea! Unas poniendo su vida a disposición de la entidad y otras colaborando a través de las campañas contra el hambre. ¡Cuántos medios económicos según las posibilidades de cada uno se han puesto al servicio de los demás! Y todo porque de una u otra manera creían de verdad en aquellas palabras del Señor; “Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo: porque tuve hambre, y me disteis de comer…” (Mt 25, 34b-40).

Manos Unidas, cuando celebra el cincuenta aniversario de su existencia, ha querido acercarse a todos los que sufren la pobreza y el hambre, haciéndonos tomar conciencia a los creyentes y a todos los hombres de buena voluntad, de la insostenibilidad del uso que hacemos de nuestro planeta. Como muy bien nos recordaba el Papa Benedicto XVI en su última Encíclica Caritas in veritate: “El modo en que el hombre trata el ambiente influye en la manera en que se trata a sí mismo, y viceversa. Esto exige que la sociedad actual revise seriamente su estilo de vida, que en muchas partes del mundo, tiende al hedonismo y al consumismo, despreocupándose de los daños que de ello se derivan” (Caritas in veritate, 51). La tierra, el aire, los ríos, los bosques… todo nos ha sido dado gratuitamente a los hombres y por ello, malgastar o degradar estas realidades es entrar de lleno en hipotecar el presente y el futuro de toda la humanidad.
Hemos de tomar una nueva conciencia sobre el estado de nuestro planeta. En esa nueva conciencia y en todas las iniciativas que se tomen para un verdadero desarrollo, debe quedar a salvo siempre el principio fundamental de la centralidad de la persona humana, que es quien debe asumir en primer término el deber del desarrollo. Interesa ciertamente mejorar las condiciones de vida de los habitantes de las regiones del planeta que están en peores situaciones, donde la explotación a menudo es más grande y donde los deterioros de la naturaleza son más fuertes.
Desde una visión cristiana de la vida, ¡qué importante es reconocer en la naturaleza el maravilloso resultado de la intervención creadora de Dios, que el hombre puede utilizar responsablemente para satisfacer sus necesidades legítimas! Siempre respetando el equilibrio inherente a la creación misma. Cuando esta visión no existe, se acaba por considerar a la naturaleza como un tabú intocable o por abusar de la misma. Y ambas posturas no están conformes con la visión cristiana de la naturaleza que ha sido creada por Dios.
En esta nueva conciencia sobre el estado de nuestro planeta hemos de ser concientes los cristianos y todos los hombres de buena voluntad, de que “la naturaleza es expresión de un proyecto de amor y de verdad. Ella nos precede y nos ha sido dada por Dios como ámbito de vida. Nos habla del Creador y de su amor a la humanidad. Está destinada a encontrar la plenitud en Cristo al final de los tiempos… La naturaleza está a nuestra disposición no como un montón de desechos esparcidos al azar, sino como un don del Creador que ha diseñado sus estructuras intrínsecas para que el hombre descubra las orientaciones que debe seguir para guardarla y cultivarla” (Caritas in veritate, 48). De ahí la importancia que tiene no deteriorar la naturaleza y el profundo significado que tiene hablar del cambio climático en el sentido del que hablan las Naciones Unidas: “por cambio climático se entiende un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima” (Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático, Artículo, 1, párrafo 2).
En ese sentido podemos hacernos esta pregunta: ¿Afecta a todos por igual? ¿Afecta a los más empobrecidos en el Sur? ¿Los países pobres contribuyen a este deterioro? Los cambios climáticos generan efectos directos sobre el sustento y los recursos de los que dependen los más pobres, como la pesca, los bosques, las cosechas, el acceso al agua. En el mundo hay mil seiscientos millones de personas que no tienen acceso a la electricidad y dos mil cuatrocientos millones que cocinan y se calientan con fuentes de combustibles tradicionales y sufren la contaminación del aire en espacios cerrados y al aire libre. Hay más de dos mil millones de personas que viven en viviendas infrahumanas, en condiciones de hacinamiento, agravadas por la falta de empleo, la inseguridad en la propiedad de las viviendas, la carencia de servicios de abastecimiento de agua, saneamiento y salud.
¿Podemos hacer algo? Hemos de cuidar el planeta como nuestro “cuerpo exterior”. Las decisiones adoptadas sobre el desarrollo económico, la explotación de las materias, las políticas medioambientales…, los hábitos de consumo y los estilos de vida de las personas contribuyen al problema global y en muchas ocasiones estos países pobres se ven sometidos a las decisiones de los más ricos.
Manos Unidas se propone, un año más, ayudar a los más pobres de la tierra. Y cada uno de nosotros en esta Campaña contra el Hambre, va a poner algo propio. Ciertamente, el cambio climático afecta a la capacidad para conseguir alimentos; afecta a la salud y a la calidad de vida; agrava las situaciones de pobreza; crea elevados riesgos de conflictos: tengamos en cuenta que según Alerta Internacional, existen cuarenta y seis países en los que viven dos mil setecientos millones de personas donde los efectos del cambio climático, al interactuar con problemas económicos, sociales y políticos, crean elevados riesgos de conflictos violentos.

Os lo aseguro:
1. Bienaventurados seremos si el ser humano descubre que “no debe disponer arbitrariamente de la tierra, no puede suplantar a Dios”.
2. Bienaventurados seremos si cambiamos la perspectiva en vez del “ambiente como recurso, el ambiente como casa”.
3. Bienaventurados seremos si asumimos que la tutela del medio ambiente es un desafío para toda la humanidad.
4. Bienaventurados seremos “si la programación del desarrollo económico que hagamos”, considera atentamente la necesidad de respetar los ritmos de la naturaleza.5. Bienaventurados seremos si el principio del destino universal de los bienes ofrece una orientación fundamental, moral y cultural, que deshaga la unión que se da entre crisis ambiental y pobreza.
6. Bienaventurados seremos, si los graves problemas ecológicos nos llevan a vivir un cambio efectivo de mentalidad que lleven a adoptar nuevos estilos de vida: “a tenor de los cuales la búsqueda de la verdad, de la belleza y del bien, así como la comunión con los demás hombres para un crecimiento común sean los elementos que determinen las opciones del consumo, de los ahorros y de las inversiones” (Centesimus annus, 36).
7. Bienaventurados seremos si cuando defendemos la tierra, el agua y el aire como dones de la creación que pertenecen a todos, protegemos sobre todo al hombre contra la destrucción de sí mismo.
8. Bienaventurados seremos si somos capaces de eliminar una contradicción como es el pedir a las nuevas generaciones el respeto al ambiente natural, cuando la educación y las leyes no las ayudan a respetarse a sí mismas, cuestionando la vida misma.
Participemos en esta Campaña contra el hambre. Os invito a todas las comunidades cristianas y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, a que participéis activamente en esta Campaña, colaborando económicamente con Manos Unidas, una entidad de la Iglesia que lleva medio siglo de labor ejemplar gracias al trabajo de muchísimos cristianos que en sus parroquias consiguen que las personas que tenían las manos vacías las llenen del amor del Señor. Con gran afecto os bendice
+ Carlos, Arzobispo de Valencia

RESSÓ DE LA PARAULA. Agustín Cortés.

Mn. Samsó era bienaventurado por su condición de auténtico catequista, que enseñaba y cumplía el Evangelio. Pero también lo era por el hecho de haber vivido unidas otras dos bienaventuranzas. La primera, haber sido «perseguido por causa de la justicia». ¿Qué justicia? Jesús dijo: «¡Felices vosotros cuando, por mi causa, os insulten, os persigan y difundan contra vosotros toda clase de calumnias! Alegraos y celebradlo, porque vuestra recompensa es grande en el cielo. También persiguieron así a los profetas que os han precedido» (Mt 5,10-12).
La bienaventuranza da a entender que Jesús es la justicia, es decir, la salvación.
De hecho, si todas las bienaventuranzas parecen una contradicción —para algunos una ironía cruel— ésta todavía más: mientras el perseguido es objeto de toda clase de maldiciones, Jesús le dedica la mejor de las bendiciones. ¿Quién puede entender que sea feliz aquel que carga con la persecución, el maltrato, la calumnia… la muerte? Únicamente lo puede aceptar y vivir quien ha experimentado en su interior la presencia de Jesucristo por la fe y el amor.
Algunas versiones traducen «perseguidos a causa de la justicia» o «a causa de ser justos» o «a causa de querer cumplir la voluntad de Dios». El motivo de la felicidad y de la bienaventuranza no es, por tanto, el sufrimiento, que siempre es un mal, sino el porqué del sufrimiento: la fe en Jesucristo mismo y la vida de fidelidad al Padre que aquella fe comporta. Creer en Jesucristo, amarle, vivirlo, y en consecuencia llevarlo dentro, hasta identificarse con Él, es realmente la bienaventuranza. Todas las bienaventuranzas son Él.
Por eso quien cumple una, puede cumplir todas. En este sentido se entiende cómo Mn. Samsó también vivió a fondo otra bienaventuranza:
«Felices los compasivos: ellos alcanzarán misericordia » (Mt 5,7)
Otra paradoja. Quienes le insultaban, le torturaban y le mataban, no hacían otra cosa que maldecirle, mientras que él les devolvía la bendición del perdón. Tal vez sea relativamente fácil perdonar cuando pensamos sacar una ganancia o cuando lo hacemos desde una posición de poder soberano… Pero cuando el perdón no evitará ser sometido a la violencia hasta la muerte, entonces parece inútil y absurdo. Sólo lo puede vivir quien sabe que el amor perdonador de Cristo es la única arma eficaz contra la violencia y la injusticia.
—Bienaventurado quien es Cristo, enseñando y viviendo lo que enseña.
—Bienaventurado quien es Cristo perseguido, maltratado y ultrajado.
—Bienaventurado quien es Cristo, ofreciendo el perdón y la misericordia.
La beatificación de Mn. Samsó ha significado para todos nosotros el reconocimiento público del valor de un modelo de vida. Especialmente para los sacerdotes, pues él vivió todas estas virtudes como presbítero diocesano secular. Pero su beatificación también fue una solemne confesión de fe, la jubilosa proclamación de que las Bienaventuranzas son verdad. Que lo fueron, cuando murió el primer mártir, Jesucristo; que lo eran, cuando murió asesinado Mn. Samsó y que lo son y serán hoy y mañana, para quienes aún caminamos en esta historia.
† Agustí Cortés Soriano. Obispo de Sant Feliu de Llobregat
http://www.bisbatsantfeliu.org/mcs/FullDominical/2010/100214_7_7.pdf

AÑO SACERDOTAL: PADRE VJEKO CURIC, OFM

“Esta misma mañana nos ha llegado la noticia de que anoche fue asesinado en Kigali, Ruanda, delante de la puerta de la iglesia de la Sagrada Familia, el Padre Vjeko Curic, misionero de la Orden de los Frailes Menores. Es una nueva víctima que se suma a la larga lista de los misioneros que han confirmado su amor a Cristo y al pueblo africano con el sacrificio de la vida”.
Nos encontramos en Roma, un 1 de Febrero de 1998, tras el rezo del Ángelus, el Papa Juan Pablo II ha comunicado la triste y a la vez gloriosa noticia, un misionero había derramado su sangre en y por el continente africano. Años más tarde sería el protagonista de una película muy buena, “Disparando a Perros” (2005).
Y en esta semana en la que nuestra oración y acción se dirige hacia los misioneros, valga un homenaje a este sacerdote que entregó su vida en las misiones. Pero, ¿quién era el Padre Vjeko Curic?
De origen croata-bosnio, nació en 1957 y fue el segundo de los seis hijos de Petar y Ana Curic. Tras estudiar en el Seminario Menor Franciscano de Visoko, ingresó en la orden franciscana el 15 de Julio de 1976, estudiando teología en Sarajevo y siendo ordenado sacerdote el 21 de junio de 1982. De allí se trasladó a París con el fin de formarse como misionero y el 18 de agosto de 1983 llegó a Ruanda.
Fue en 1994 cuando estalló la guerra entre los hutus y tutsis que llevó a la matanza de miles de seres humanos. Mientras la mayoría de los occidentales abandonaban el país, él permaneció allí salvando muchísimas personas, refugiando en su parroquia a cuantos pudo. “Dios está aquí con estas personas sufriendo. Mi corazón y mi alma están aquí. Si me voy no volveré a encontrarla”. Apoyado en la oración y la eucaristía, permaneció allí durante todo el genocidio. Y allí permaneció hasta su asesinato. Es la vida de un sacerdote que como Cristo dejó la paz para entrar en el camino de la cruz, perdiéndola la ganó.

Sed alegres en la esperanza, pacientes en los sufrimientos, constantes en la oración (Romanos 12:12).

Si, a pesar de todo, os veis obligados a padecer por la justicia, ¡dichosos vosotros!. No temáis sus amenazas, ni os turbéis. Glorificad en vuestros corazones a Cristo, el Señor, dispuestos siempre a contestar a todo el que os pida razón de vuestra esperanza; pero hacedlo con dulzura y con respeto, para que los que interpretan mal vuestra vida cristina queden avergonzados con sus propias palabras.
(1 Pedro 3:14-16).

Reflexiones de la Madre:
Durante esta Cuaresma mejoremos nuestro espíritu de oración y de recogimiento – liberemos nuestras mentes de todo lo que no es Jesús-. Si encuentras difícil rezar, pídele una y otra vez “Jesús, ven a mi corazón, reza dentro de mí para que yo aprenda a rezar.” Cuanto más reces, mejor lo harás. Presta atención a cómo te arrodillas, como unes las manos, cuándo pasas al lado de una capilla, en ir a los conventos, en tomar el agua bendita y en utilizar imágenes sagradas para elevar tu mente a Dios.
Para Nuestra Señora, aquellos eran días en que profeso una grandiosa fe. Ella no lo sabía entonces, pero creía que la crucifixión no era el final. Su corazón estaba lleno de esperanza. La esperanza es un gran regalo de Dios. La esperanza de gran profesión de fe.
Tengamos esperanza cuando todo parece negro. Esperanza, confianza y entrega, eso es la aceptación del dolor y del sufrimiento.

http://www.motherteresa.org/Centenary/Spanish/February_sp.html
ORAR CON EL SEMINARIO MENOR DE VALENCIA. SANTO TOMÁS DE VILLANUEVA.
-Día 15: Conviene que quien ha aprendido a recibir bienes de Dios, aprenda pasar males por Él. Oro es quien ha cumplido estas palabras; mas conviene que entre en el fuego, para que sea más apurado; trigo es de Cristo; conviene que sea molido por Él, para que sea sabroso pan.
Palabra: Lc 14,25-27

-Día 16: No hay otra señal tan grande de amor como es padecer por el amado; porque la paciencia obra perfecta tiene. Pues luego la bondad acabada consiste en dos cosas: en hacer bienes por Dios y en padecer de gana males por Él, y mayor señal es de bondad lo segundo que lo primero. Y, por tanto, después que nuestro Señor nos ha enseñado en las palabras pasadas lo que hemos de hacer, esfuérzanos ahora a que hayamos de padecer diciendo: Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Como si dijese: los buenos cristianos a ningún hombre han de hacer mal, y a todos han de aprovechar en lo que pudiesen; mas si viviendo ellos así hubiere algunos hombres tan malos que los persiguen, no por culpa que en ellos haya, mas porque siguen la justicia, no pierdan los buenos su voluntad por ocasión de la maldad ajena, porque no es bueno de verdad el que no sabe sufrir al malo.
Palabra: 1Tim 6,11-16

-Día 17: Por tanto, no penséis de poder agradar juntamente a dos tan contrarios como a mí y al mundo; y si mi compañía os agradare, no os espanten las persecuciones que os han de venir; y dígoslas antes para que no os derriben con su tropel, si os vinieren sin ser esperadas. Sabed por muy cierto que el mundo, enemigo de mí, se levantará contra vosotros y os perseguirá con todas sus fuerzas y en todas vuestras cosas.
Palabra: Jn 16,1-4
-Día 18: Pues los filósofos hinchados con su propio saber, que tienen por necedad todo aquello que por razón no pueden alcanzar, tampoco podrán recibir el Evangelio, que quiere ser más sencillamente oído y creído que curiosamente disfrutado. No porque sean las cosas de Dios contra razón, mas porque son sobre toda razón y en ellas va más seguro el humilde e ignorante que el sabio soberbio, porque son como río muy grande, en el cual nada el cordero y se ahoga el elefante. Y, por tanto, porque estos tales se quieren hacer necios para ser sabios, quedarse han con su sabiduría, que es necedad, regidos por su espíritu: pues no quieren recibir el de Dios, el cual se da a los chicos y humildes y es negado a los grandes soberbios.
Palabra: Mc 8,11-13
-Día 19: Porque ¿cuándo podrán parecer bien a un soberbio, que como pavón quiere tender en este mundo la rueda de plumas de su vanidad, la humildad de quien en este mundo se abaja como gusanillo para ser ensalzado en el otro? ¿Y cómo contentará al airado león la mansedumbre del cordero, que no sabe vengarse? Tarde se contentará la maliciosa y doblada raposa de la paloma sencilla, que no sabe engañar.
Palabra: Mc 12,38-40

-Día 20 y 21: Repetir días anteriores.

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