jueves, 23 de julio de 2020

Domingo XVII T. Ordinario. 29 de julio de 2020.


Lectura del primer libro de los Reyes 3, 5.7-12  
En aquellos días, el Señor se apareció de noche en sueños a Salomón y le dijo:
-Pídeme lo que deseas que te dé.
Salomón respondió:
-Señor mi Dios: Tú has hecho rey a tu siervo en lugar de David mi padre, pero yo soy un muchacho joven y no sé por dónde empezar o terminar. Tu siervo está en medio de tu pueblo, el que tú te elegiste, un pueblo tan numeroso que no se puede contar ni calcular. Concede, pues, a tu siervo, un corazón atento para juzgar a tu pueblo y discernir entre el bien y el mal. Pues, cierto, ¿quién podrá hacer justicia a este pueblo tuyo tan inmenso?
Agradó el Señor esta súplica de Salomón. Entonces le dijo Dios:
-Por haberme pedido esto y no una vida larga o riquezas para ti, por no haberme pedido la vida de tus enemigos sino inteligencia para atender a la justicia, yo obraré según tu palabra: te concedo, pues, un corazón sabio e inteligente, como no ha habido antes de ti ni surgirá otro después de ti.
Palabra de Dios.

Textos paralelos[2].
Concede pues a tu siervo un corazón atento para juzgar.
1 Re 4, 20: [Reinado de Salomón] Había también un gobernador en la región de Judá. Israelitas y judíos eran numerosos, como la arena de la playa. Tenían qué comer y qué beber y podían descansar.
Para discernir entre el bien y el mal.
Pr 2, 6-9: Porque es el Señor quien da la sensatez, / de su boca proceden saber e inteligencia. / El atesora acierto para los hombres rectos, / es escudo para el de conducta intachable, / guarda el camino del deber / y custodia la senda de sus fieles. / Entonces comprenderás la justicia y el derecho, / la rectitud y toda conducta buena.
Obraré según tu palabra.
Si 47, 14: [Salomón] ¡Qué sabio eras en tu juventud, / rebosando doctrina como el Nilo!
Qo 1, 16: Y pensé para mí: aquí estoy yo, que he acumulado tanta sabiduría, más que mis predecesores en Jerusalén, mi mente alcanzó sabiduría y mucho saber.
Mt 6, 33: Buscad ante todo el reinado de Dios y su justicia, y lo demás se os dará por añadidura.

Notas exegéticas[3].
3 5 (a) Los sueños, con anterioridad a los Profetas, eran uno de los principales medios de comunicación entre Dios y los hombres.
3 5 (b) Este relato es importante porque muestra que en Israel el rey era considerado un intermediario entre Yahvé y el pueblo. Yahvé gobernaba en la persona del rey, que era su instrumento. El pasaje señala también que Salomón, como sus ilustres predecesores, Jueces y reyes, estaba en contacto directo con Yahvé y era rey no solo en virtud del derecho hereditario (siempre discutible), sino por voluntad divina.
3 9 Salomón pide una sabiduría práctica, no para su propio gobierno, sino para el pueblo.

Salmo responsorial
Sal 118, 57.72.76-77.127-130

R/. ¡Cuánto amo tu ley, Señor!

Mi porción es el Señor;
he resuelto guardar tus palabras.
Más estimo yo la ley de tu boca
que miles de monedas de oro y plata.  R/.

Que tu bondad me consuele,
según la promesa hecha a tu siervo;
cuando me alcance tu compasión, viviré,
y tu ley será mi delicia. R/.

Yo amo tus mandatos
más que el oro purísimo;
por eso aprecio tus decretos
y detesto el camino de la mentira. R/.

Tus preceptos son admirables,
por eso los guarda mi alma;
la explicación de tus palabras ilumina,
da inteligencia a los ignorantes. R/.


 Textos paralelos[4].
 Aborrezco el camino de la mentira.
Sal 73, 17: Hasta que entré en el destino de Dios / y comprendí el destino de ellos.

 Notas exegéticas[5].
119 (118) Salmo “alfabético”. Los ocho versos dobles de cada estrofa comienzan con una de las 22 letras del alfabeto hebreo, y cada uno de ellos, con la única excepción del v. 122, contiene uno de los términos que designan la Ley: dictamen, ordenanza, precepto, mandamiento, promesa, palabra, juicio, camino. La palabra “ley” y sus sinónimos han de ser tomados en el sentido más amplio de la enseñanza revelada, tal como la han transmitido los profetas. Tenemos en este salmo uno de los monumentos más característicos de la piedad israelita hacia la revelación divina.
119 128 En griego y Jerónimo, hebreo corrompido, lit. “declaro rectos todos los preceptos de todo”.

Segunda lectura.
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 28-30
Hermanos:
Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien; a los cuales ha llamado conforme a su designio. Porque a los que había conocido de antemano los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, los llamó; a los que llamó los justificó; a los que justificó, los glorificó.
Palabra de Dios.

Textos paralelos[6].
Por lo demás sabemos que todas las cosas.
Ef 1, 4: Por lo que antes de la creación del mundo, / nos eligió para que por el amor / fuéramos santos e irreprochables en su presencia.
Ef 1, 14: El cual es prenda de nuestra herencia, del rescate de su posesión / para alabanza de su gloria.
 Pues Dios predestinó a reproducir la imagen de su Hijo.
Hch 13, 48: Los paganos al oírlo se alegraron, glorificaron la palabra de Dios y creyeron los que estaban destinados a la vida eterna.
A los que conoció de antemano.
Flp 3, 21: El cual transformará nuestro cuerpo humilde en la forma de su cuerpo glorioso, con la eficacia con que puede someterse todo.
1 Co 15, 49: Como hemos llevado la imagen terrestre, llevaremos también la imagen celeste.
Col 1, 18: Él es la cabeza del cuerpo, de la Iglesia. / Es el principio, primogénito de los muertos, / para ser el primero de todos.
  
Notas exegéticas[7]:
8 28 Var (Vulgata) “Sabemos que para los que aman, todo concurre al bien, para aquellos…”.
8 29 Cristo Imagen de Dios en la primera creación, por una nueva creación ha venido a restituir a la humanidad caída el esplendor de esa imagen divina que el pecado había empañado. Y lo hace imprimiéndole la imagen aún más hermosa de hijo de Dios (aquí) que restablece al “hombre nuevo” en la rectitud del juicio moral, y le concede el derecho y la gloria que el pecado había hecho perder. Esta gloria que el hijo posee en propiedad como imagen de Dios penetra más y más en el cristiano hasta el día en que su mismo cuerpo se revestirá a imagen del hombre celeste.
8 30 Dios todo lo ha ordenado a la gloria que tiene destinada para sus elegidos en orden a esa gloria son llamados a la fe y justificados por el bautismo, y de ella se hallan ya revestidos anticipadamente.

Evangelio.
X Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 44-52
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
-El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el cmapo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante de perlas finas, que al encontrar una de gran valor se va a vender todo lo que tiene y la compra. El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan y reúnen a los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al fina de los tiempos: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Habéis entendido todo esto?
Ellos le responden:
-Sí.
Él les dijo:
-Pues bien, un escriba que se ha hecho discípulo del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando de su tesoro lo nuevo y lo antiguo.

Textos paralelos[8].
Un tesoro escondido en el campo.
Pr 2, 4-5: Si la procuras como el dinero, / y la buscas como un tesoro, / entonces comprenderás el respeto del Señor / y alcanzarás el conocimiento de Dios.
Si 20, 30s: Sabiduría escondida y tesoro oculto / ¿para qué valen?
Vende todo lo que tiene.
Pr 4, 7: El principio de la sensatez es: Adquiere sensatez / con todos tus haberes adquiere prudencia.
Mt 19, 21: Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes, dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; después sígueme.
Flp 3, 7-8: Pero lo que para mí era ganancia lo consideré, por Cristo, pérdida. Más aún, todo lo considero pérdida comparado con el superior conocimiento de Cristo Jesús mi Señor; por el cual doy todo por perdido y lo considero basura con tal de ganarme a Cristo.
A una red que se echa en el mar.
Mt 4, 19: Les dice: “Veníos conmigo y os haré pescadores de hombres”.
Mt 22, 13-14: Atadlo de pies y manos y echadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el crujir de dientes. Pues muchos son los invitados y pocos los elegidos.
Cuando está llena.
Ez 47, 10: Se pondrán pescadores a su orilla: desde Engadí hasta Englaín habrá tendederos de redes; su pesca será variada, tan abundante como la del Mediterráneo.
Ha 1, 14: ¿Hiciste tú a los hombres / como peces del mar, / como reptiles sin jefe?
Mt 13, 39: El enemigo que la siembra es el Diablo; la siega es el fin del mundo; los segadores son los ángeles.
Mt 25, 32: Y comparecerán ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.
Sal 1, 5: Por eso los malvados en el juicio no estará en pie / ni los pecadores en la asamblea de los justos.
Los echarán al horno de fuego.
Mt 8, 12: Mientras que los ciudadanos del reino serán expulsados a las tinieblas de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
Dn 3, 6: El que no se postre en adoración será al punto arrojado dentro de un horno encendido abrasador.
¿Habéis entendido esto?
Mc 4, 11: De modo que por más que miren, no vean, por más que oigan no entiendan; no sea que se conviertan y sean perdonados.
Así todo escriba.
Mt 23, 34: Mirad, para eso os estoy enviando profetas, doctores y letrados: a unos los matáis y crucificáis, a otros los azotáis en vuestras sinagogas y los perseguís de ciudad en ciudad.
Saca del arca cosas nuevas y cosas viejas.
Mt 12, 35: El hombre bueno saca cosas buenas de su caudal bueno; el hombre malo saca cosas malas de su caudal malo.
Mt 20, 1: El reinado de Dios se parece a un propietario que salió de mañana a contratar braceros para su viña.
Mt 21, 33: Un propietario plantó una viña, la rodeó con una tapia, cavó un lagar y construyó una torre; después la arrendó a uns labradores y se marchó.
Lv 26, 10: Comeréis de cosechas almacenadas y sacaréis lo almacenado para hacer sitio a lo nuevo.

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén[9].
13 44 El que encuentra el Reino de los Cielos debe dejarlo todo para entrar en él.
13 47 Esta parábola, como la de la cizaña, subraya la coexistencia de buenos y malos hasta el fin de los tiempos. Por otra parte, insiste no en la paciencia (no intervención por parte de los discípulos), sino en la amenaza que se cierne sobre lo que nada vale.
13 49 Esta explicación alegoriza la parábola con las mismas palabras que la explicación de la cizaña. Al mencionar solo la suerte de los malvados pone de relieve el aspecto conminatorio de la parábola, del mismo modo que 7,24-27 invitaba a tomar en serio la enseñanza de Jesús. Rematando la enseñanza de las parábolas del tesoro y de la perla, exhorta a elegir la alegría en lugar de llanto.
13 52 El doctor judío, hecho discípulo de Cristo, posee y administra toda la riqueza de la antigua alianza, aumentada por el perfeccionamiento de la nueva. Este elogio del “escriba cristiano” resume todo el ideal del evangelista Mateo, y bien puede ser su discreta rúbrica. El versículo invita a los discípulos a ser también creadores de nuevas parábolas.

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica[10].
44 [LO] OCULTO [DE NUEVO]: si no era dueño del campo, la ley no le favorecía en este caso; por eso, a toda costa decidió adquirir el campo.
POR LA ALEGRÍA DE HABERLO ESCONDIDO: lit. pude ser: por la alegría de él  (=por su alegría); o por la alegría de ello (=de ver el tesoro). Esa alegría es tal que la renuncia a todo lo demás es lógica y nada extraordinaria. Entiendo EL REINO DE LOS CIELOS como la irrupción de Jesucristo Rey en nuestra vida, las frases de Flp 3, 7-8 son de quien sabe valorar ese tesoro inapreciable: TODO vale nada. El logion 109 del apócrifo d Evangelio de Tomás desenfoca esta parábola de Jesús; insiste en el disfrute del tesoro escondido, y en negociar con él.
VA A VENDER… PARA COMPRAR: los tiempos verbales griegos (presente descriptivo: va, vende y compra) expresan la rapidez en decidir y actuar.
45-46 UN MERCADOR: lit. un hombre mercader.
FUE: lit. habiendo ido.
VENDIÓ: lit. ha vendido (tiempo verbal perfecto griego, en vez de aoristo).
TODO. cf. v. 44. Vale lo mismo para Lc 18, 22: el rico debe vender todo para seguir a Jesús (por algo dijo san Agustín: “Viviremos más seguros si le damos a Dios todo”). Un buen conocedor de la Escritura escribió: “Entre todas las perlas no hay más que una preciosísima: el conocimiento del Salvador, el misterio de su Pasión y el arcano [secreto muy reservado y de importancia, rae.es] secreto de su resurrección” (San Jerónimo).
47-50 Parábola coincidente con la de la cizaña: en la Iglesia, hasta el día del Juicio habrá justos y pecadores mezclados; la separación decisiva se hará entonces: felicidad eterna para LOS BUENOS y eterno HORNO DEL FUEGO.
El v. 48 lit. suena así: a la cual, cuando se llenó, habiendo sacado a la orilla y habiéndose sentado, escogieron y tiraron.
52 ESCRIBA. propiamente, un maestro de la Ley, que imparte enseñanza. Si en este pasaje hay un retrato implícito del evangelista Mateo, ESCRIBA, significaría escritor cultivado. Los apóstoles deberán comunicar a todos lo que ya han aprendido, antiguo y nuevo, de Jesús, y con la justa armonía que ven en Jesús.
QUE HA LLEGADO A SER DISCÍPULO: el texto griego no dice “el que es instruido” o “experto” (didaskómenos), sino mathêteutheis. Lo que está en juego es el estilo espiritual de los “escribas cristianos”. Para la relación antiguo-nuevo, cf. 5, 17-20.

Notas exegéticas desde la Biblia Didajé[11].
13, 44ss La verdad, que es el tesoro más grande, sólo se puede conocer a través del Espíritu Santo. Estos dos símiles simbolizan la búsqueda de la verdad y la alegría para encontrarla (Cat. 545)

San Jerónimo[12].
45.46 Las perlas finas que busca el mercader son la Ley y los profetas, el conocimiento del Antiguo Testamento. Pero hay una perla única, la más valiosa: el conocimiento del Salvador, el misterio de su pasión, el secreto de su resurrección. Cuando un mercader la encuentra, como el apóstol Pablo desprecia todos los misterios de la Ley de los profetas y las antiguas observancias en las que vivía irreprochablemente; las considera como inmundicias y basura, para ganar a Cristo. No es que el descubrimiento de la nueva perla sea condenación de las perlas antiguas sino que en comparación con aquella, todas las otras joyas son menos valiosas.
47.48.49 Una vez cumplida la profecía de Jeremías que dice: He aquí que os envío a muchos pescadores, después que Pedro, Andrés, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo oyeron estas palabras: Seguidme y os haré pescadores de hombres, entretejieron tomando del Antiguo y del Nuevo Testamento la red de las doctrinas evangélicas y las arrojaron al mar de este siglo. Hasta el día de hoy está tendida en medio de las olas y recoge todo lo que cae de estos abismos salados y amargos, es decir hombres buenos y malos, peces mejores y peores. Cuando llegue la consumación y el fin del mundo, como él mismo lo explica más claramente a continuación, la red será sacada a la orilla; entonces se mostrará el juicio verdadero, la selección de los pescados. Como en un puerto muy tranquilo los buenos serán puestos en los recipientes de las mansiones celestiales. Pero el fuego de la gehenna recibirá a los malos para quemarlos y calcinarlos.
51. ¿Habéis entendido todo esto? Estas palabras están dirigidas especialmente a los apóstoles. Él no quiere que se limiten a escuchar como el pueblo, sino que entiendan pues serán futuros maestros.
52. Por tanto todo escriba instruido en el Reino de los cielos es semejante al dueño de casa que saca de su tesoro lo nuevo y lo viejo. Los apóstoles, escribas y secretarios del Salvador que graban en las tablillas de carne de su corazón sus palabras y sus preceptos, eran instruidos acerca de los misterios de los reinos celestiales. Eran poderosos con las riquezas del padre de familia y sacaban del tesoro de su doctrina cosas nuevas y antiguas, de modo que todo lo que predicaban en el Evangelio lo demostraban con el testimonio de la Ley y los profetas. Por eso dice la esposa en el Cantar de los Cantares: los nuevos y los añejos, amado mío, los he guardado para ti (Ct 7, 13).

San Agustín[13].
Como el cuerpo de Cristo ha de ser separado al fin del mundo de los malvados y perversos, gima mientras tanto entre ellos. Hay pecadores ya como muertos: son los que acusan a los buenos de estar en comunión con los malos y, tomando la ocasión – por así decir – de la presencia de esos malos, se separan totalmente de los buenos y de los inocentes. De esta manera se conquistan en la vanidad sus ciudades. Muchos otros malos, por el contrario no se sienten con fuerzas para seguirles en tal separación y quedan dentro. Quedan mezclados con los buenos, que han de soportarlos hasta el fin. Pues bien, en esta situación, ¿cómo se comportara el cuerpo de Cristo que, con su paciencia, da fruto ya sea del ciento, del sesenta o del treinta por uno? (Mt 13,23) ¿Qué hace la amada de Cristo en medio de las hijas, cual lirio en medio de las espinas? (Ct 2, 2). ¿Cuáles son sus voces? ¿Cuál su conciencia? ¿Cuál la belleza interior de la hija del rey? (Sal 44, 14). Escucha lo que dice: Pruébame, ¡oh Dios!, y conoce mi corazón. Tú, ¡oh Dios!, ponlo a prueba y conócelo; tú, no un hombre, no un hereje que ni sabe examinar, ni puede conocer mi corazón. Tú lo examinas y sabes que no doy mi asentimiento a los hechos de los malvados, a la vez que ellos, piensan que puedo contaminarme con los pecados ajenos. Así, mientras se prolonga mi peregrinar en la tierra, hago lo que entre gemidos afirmo en otro salmo: Soy pacífico con quienes odian la paz (Sal 119,7), hasta que llegue la visiónde la paz, que así se traduce Jerusalén, la madre de todos nosotros, la ciudad eterna en los cielos. En cuanto a ellos, sigan litigando, calumniando y separándose y reciban, no en la eternidad, sino en la vanidad sus ciudades. Pruébame, ¡oh Dios!, y conoce mi corazón: examíname y conoce mis caminos.

San Juan de la Cruz[14]
Como quiera, pues, que tu Esposo amado es el tesoro escondido en el campo de tu alma, por el cual el sabio mercader dio todas sus cosas (Mt 13, 44), convendrá que para que tú le halles olvidadas todas las tuyas y alejándote de todas las criaturas, te escondas en tu retrete [cuarto pequeño en la casa o habitación destinado para retirarse] interior del espíritu (Mt 6, 6), y cerrando la puerta sobre ti, es a saber, tu voluntad a todas las cosas, ores a tu Padre en lo escondido; y así, quedando escondida con él, entonces le sentirás en escondido, y le amarás y gozarás en escondido, y te deleitarás en escondido con él, es a saber, sobre todo lo que alcanza la lengua y el sentido.
Cantico espiritual, 1, 9
Esta alma, que ya está perfecta, todo es amor, si así se puede decir, y todas sus acciones son amor, y todas sus potencias y caudal de su alma emplea en amar, dando todas sus cosas, como el sabio mercader (Mt 13, 46), por este tesoro de amor que halló escondido en Dios, el cual es de tanto precio delante de él, que, como el alma ve que su Amado nada precia ni de nada se sirve fuera del amor, de aquí es que, deseando ella servirle perfectamente, todo lo emplea en amor puro de Dios. Y no solo porque él lo quiere así, sino porque también el amor en que está unida, en todas las cosas y por todas ellas la mueve en amor de Dios.
Cantico espiritual, 27, 8
San Juan de Ávila.
 No en señales exteriores, como pensaban los fariseos, sino en el corazón. No en esta obra o en aquella, no en mucho rezar ni en mucho comulgar, ni por dar limosnas, se sigue de cierto que está un hombre en Dios, sino porque tiene su gracia, la cual le hace tener limpio su corazón. Porque todas estotras son señales exteriores. Menester es señal adentro; que el reino de Dios al tesoro escondido lo compara el Señor (Mt 13, 44), y muchos piensan que están en gracia, y no lo están; y también, al contrario, algunos piensan que no lo están, y estánlo. Concluyamos que las señales exteriores no son suficientes señales para que, con ellas, conozcamos quien está en gracia o no; porque todas estas cosas que hace un hombre con gracia, las puede otro hacer sin ella. Pero la señal de dentro, que es la mesma gracia, cuyos efectos son templanza y simplicidad, y amor de prójimos y humildad, no las puede imitar quien no está en gracia. Y ansí, si el corazón no agrada a Dios, ¿qué aprovecha querello agradar con obras?[15].
El reino de los cielos semejante es al tesoro escondido (cf. Mt 13, 44 ss.), porque no hay cosa más secreta que estar el gozo metido en un lloro, y el descanso en el trabajo; mas quien lo halla vende cuantas cosas tiene y compra el tesoro, y está tan gozoso con él, que, aunque los que no saben lo que él ha hallado lo juzgan por loco o han de él compasión, empero, él da por bien empleado tal trueco: dejar todas las consolaciones de las criaturas por hallar las del Criador, ser apedreado de los hombres por ser abrazado de Dios, fatigar su carne porque se goce su espíritu; perder gozo de locos que se ríen y quieren morir  y hallar gozo de cuerdos que les acrecienta la vida. Y esto y otras cosas preciosas que Dios da a los que de esta manera lloran por él en este mundo, es el ciento tanto por uno que él Evangelio promete aun en este mundo a los que le siguen (Mt 19, 2; Mc 10,3 0), y es el reino de Dios que está dentro de nosotros, y es el gozo, que es fruto de Espíritu Santo[16].
Para hallar una de las perlas preciosas de los misterios divinos escondidas en el campo de la sagrada Escritura dice San Mateo, capítulo 13, 45 (Mt 13, 45-46), que son menester dos cosas: la primera, que se busquen; la segunda, que se venda todo lo que el tal tuviere, para gozar de la joya. El buscarla se hace mediante la consideración o contemplación; el poseer semejante perla preciosa, mediante el vender uno todo lo que tiene. ¡Oh dulce Jesús!, que el ánima do semejante perla preciosa se aposenta no ha de poseer nada para poder poseeros, no placeres de acá, no ha de tener su contento en lo de acá, que os perderá; una carta de pago ha de tener dada a todo lo del mundo para gustar de vos; y bienaventurado el que vende todo lo que tiene por poseer tal perla preciosa; y al que os posee, cuán poco se le hace haber dejado todo lo de acá[17].
¿No os parece que la ilustrísima señora condesa de Feria ha hecho otro tanto? Dicen algunos que para qué se encierra en u9n monasterio; qué le faltaba acá fuera para servir a Dios, para qué era la monjía. ¿Sabéis a qué entra en el monasterio? A fregar, si se lo mandaren; a barrer, si le pareciere a su prelada; a cocinar, si fuere menester, a abajarse, a ser esclava de las otras y a besar la tierra que las otras huellan. - ¿Pues tan alto es eso que por ello se haga una mudanza tan grande? - ¡Espantaros heis! Semejante es el reino de los cielos al tesoro escondido en el campo, que quien lo halla, va y vende toda su hacienda y compra aquel campo (Mt 13, 44). Reino de los cielos es el amor de Dios; que quien a Dios ama, en el cielo está. Tesoro es, mas escondido está. Si miráis la tierra con que está cubierto, pareceros ha cosa baja; mas si lo miráis a él encima, tesoro es tan rico, que por él se deben dejar todas las cosas. No me creeréis. Espantaros heis cuánto agrada a Dios la humildad de dentro y de fuera. Espantaros heis cuán gran contradicción hace el estado de los grandes a la humildad que Dios quiere en ellos; que, aunque no sea cosa imposible a la gracia de Dios ser uno grande y en su corazón pequeño, al fin es cosa difícil y peligrosa[18].
¡Oh justicia de Dios que el que acá no tenía misericordia de los pobres, el que acá estaba tan frío de caridad que no hacía ni una limosna a su hermano, sino que todo el calor era para calentarse y amarse a sí, allá padezca tan riguroso frío que se le tiemblen los dientes! Y de allí los pasarán a tan ardientes fuegos, que en un punto los abrasarán y no se acabarán. El que tiene oídos para oír, oya. Y cuando les hobo predicado, preguntóles: ¿Entendéis todas estas cosas? (Mt 13, 51). ¡Cuán terrible y espantoso es aquel día! No sin misterio preguntó Jesucristo si entendieron, porque no todo hombre que tiene oídos es verdadero oidor de estas palabras de este Señor.
A tus escogidos, que te temen, dales un señal para que sen librados del castigo, para que les aproveche tanto el amenaza, e imprima tanto el temor, que se aparten del mal obrar; y el espanto nos haga servidor y amarle y adorarle por virtud de las santas palabras que aquí se os dirán en el santo nombre suyo. Es menester para que se os digan la gracia del Espíritu Santo. Supliquemos a nuestra Señora nos alcance gracia. Y para más obligalla, recémosle el Ave María[19]


[1] Los textos bíblicos han sido tomados de la Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española), la Biblia de Jerusalén (DDB) y la Biblia del Peregrino (Luis Alonso Shökel, Mensajero-EGA).
[2] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019.
[3] Ib. 
[4] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019.
[5] Ib. 
[6] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019. 
[7] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019.  
[8] Indicaciones Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019. Texto Sagrada Biblia, versión oficial de la Conferencia Episcopal Española.  
[9] Biblia de Jerusalén. DDB. Bilbao. 2019.
[10] Iglesias González, M. Nuevo Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego. BAC. Madrid. 2017.
[11] Biblia Didaje con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016. Textos copiados de www.vatican.va 
[12] Jerónimo. Comentario al evangelio de Mateo. Editorial Ciudad Nueva. Madrid. 1999. Pgs. 140-148.
[13] Agustín. Comentarios a las lecturas litúrgicas (N.T.). II. Estudio Agustiniano. Valladolid. 1986. Pgs. 1089.
[14] San Juan de la Cruz. Obras Completas. Sígueme. Salamanca. 1991. Edición de Maximiliano Herráiz, ocd.
[15] San Juan de Ávila. Obras Completas II. BAC. Madrid. 2015. Lecciones sobre I San Juan, 3. Pg.357.
[16] O.c. Exposición de las bienaventuranzas, 10. Pg. 807.
[17] O.c. Carta a una dama. Pg. 1029.
[18] San Juan de Ávila. Obras completas III. Sermones. Sermón de Santa María Magdalena, 19. Pg. 1034.
[19] O.c. Sermón del Domingo I de Adviento, 3-4. Pg. 22.

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