jueves, 30 de julio de 2020

Domingo XVIII T. Ordinario. 2 de agosto de 2020.

 

Lectura del libro de Isaías

Esto dice el Señor:

-Oíd sedientos todos, acudid por agua; venid, también los que no tenéis dinero: comprad trigo y comed, venid y comprad, sin dinero y de balde, vino y leche. ¿Por qué gastar dinero en lo que no alimenta y el salario en lo que no da hartura? Escuchadme atentos y comeréis bien, saborearéis platos sustanciosos. Inclinad vuestro oído, venid a mí: escuchadme y viviréis. Sellaré con vosotros una alianza perpetua, las misericordias firmes hechas a David.

Palabra de Dios.

 

Textos paralelos

 ¡Sedientos todos, id por agua!

Jn 4, 10: Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva.

Hacedme caso y comeréis bien.

Pr 9, 3-6: Ha despachado a sus criadas a pregonarlo / en los puntos que dominan la ciudad. / “El que sea inexperto, venga acá; el falto de juicio le quiero hablar. / Venid a comer de mis manjares / y a beber el vino que he mezclado; / dejad la inexperiencia y viviréis, / seguid derechos el camino de la prudencia.

Si 24, 19-22: Venid a mí los que me amáis, / y saciaros de mis frutos; / recordarme es más dulce que la miel, / poseerme es mejor que los panales. / El que me come tendrá más hambre, / el que me bebe tendrá más sed; / el que me escucha no fracasará, / el que me pone en práctica no pecará.

Jn 6, 35: Yo soy el pan de vida: el que acude a mí no pasará hambre, el que cree en mí no pasará nunca sed.

Haré con vosotros alianza eterna.

2 S 7, 12: Y cuando hayas llegado al término de tu vida y descanses con tus antepasados, estableceré después de ti a una descendencia tuya, nacida de tus entrañas, y consolidaré mi reino.

Hch 13, 34: Y que lo ha resucitado para que nunca se someta a la corrupción está anunciado así: Os daré fielmente lo prometido a David.

 

Notas exegéticas

55

55 3

 

Salmo responsorial

Sal 144, 8-9,15-18


 

El Señor es clemente y misericordioso,

lento a la cólera y rico en piedad,

el Señor es bueno con todos,

es cariñoso con todas sus criaturas.  

Los ojos de todos te están aguardando,

tú les das la comida a su tiempo;

abres tú la mano

y sacias de favores a todo viviente.

 

El Señor es justo en todos sus caminos,

es bondadoso en todas sus acciones.

Cerca está el Señor de los que lo invocan,

de los que lo invocan sinceramente.

 

 Textos paralelos

 

Es Yahvé clemente y misericordioso.

Sal 103, 8: El Señor es compasivo y clemente, / paciente y misericordioso.

Bueno es Yahvé para con todos.

Sal 103, 13: Como un padre se enternece con sus hijos, así se enternece el Señor con sus fieles.

Sb 1, 13-14: Dios no hizo la muerte ni goza destruyendo a los vivientes. / Todo lo creó para que subsistiera: / las criaturas del mundo son saludables: / no hay en ellas veneno de muerte ni el abismo impera en la tierra.

Los ojos de todos te miran esperando.

Sal 104, 27-28: Todos ellos aguarda, / a que les eches comida a su tiempo; / se la echas y la atrapan, / abres la mano y se sacian de bienes.

Tu abres la mano y sacias.

Mt 6, 25: Por eso os recomiendo que no andéis angustiados por la comida y la bebida para conservar la vida o por el vestido para cubrir el cuerpo. ¿No vale más la vida que el sustento, el cuerpo más que el vestido?

Yahvé es justo cuando actúa.

Dt 32, 4: Él es la Roca, sus obras son perfectas, / sus caminos son justos.

Cerca está Yahvé de los que lo invocan.

Dt 4, 2: Pues, ¿qué nación grande tiene un dios tan cercano como está el Señor, nuestro Dios, cuando lo invocamos?

Jr 29, 12-13: Me invocaréis, vendréis a rezarme y yo os escucharé; me buscaréis y me encontraréis, si me buscáis de todo corazón.

Is 58, 9: Entonces clamarás al Señor, / y te responderá; / pedirás auxilio y te dirá: Aquí estoy. / Si destierras de ti los cepos, / y el señalar con el dedo, / y la maledicencia.

 

 

145

 

Segunda lectura.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Romanos

Hermanos:

¿Quién nos separará del amor de Cristo?, ¿la tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada? Pero en todo esto vencemos de sobra gracias a aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, altura, ni profundidad, ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.

Palabra de Dios.

 

Textos paralelos

 En todo esto salimos más que vencedores.

2 Tm 3, 12: Y todos los que quieran vivir religiosamente como cristianos, sufrirán persecuciones.

Jn 16, 33: Os he dicho esto para que gracias a mí tengáis paz. En el mundo pasaréis aflicción; pero tened ánimo, que yo he vencido al mundo.

Ni los principados, ni lo presente ni lo futuro.

Ef 1,21: Por encima de toda autoridad y potestad y poder y soberanía, y de cualquier título que se pronuncie en este mundo o en el venidero.

 

Notas exegéticas

8 39

 

Evangelio.

X

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan Bautista se marchó de allí en barca, a solas, a un lugar desierto. Cuando la gente lo supo, lo siguió por tierra desde los poblados. Al desembarcar Jesús, se compadeció de ella y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle:

-Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren comida.

Jesús les replicó:

-No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer.

Ellos le replicaron:

Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces.

Les dijo:

-Traédmelos.

Mandó a la gente que se recostara en la hierba y tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se lo dieron a la gente. Comieron todos y se saciaron y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

 

Textos paralelos

// Mc 6, 31-44: “Vosotros venid aparte, a un paraje despoblado, a descansar un rato”. Pues los que iban y venían eran tantos, que no sacaban tiempo ni para comer. Así que se fueron solos en barca a un paraje despoblado. Pero muchos los vieron marcharse y cayeron en la cuenta. De todos los poblados fueron corriendo a pie hasta allá y se les adelantaron. Al desembarcar, vio una gran multitud y sintió lástima, porque eran como ovejas sin pastor. Y se puso a enseñarles muchas cosas. Como se hacía tarde, los discípulos fueron a decirle: “El lugar es despoblado y la hora es avanzada: despídelos para que vayan a los campos y las aldeas del contorno a comprar qué comer”. Él les respondió: “Dadles vosotros de comer”. Replicaron: “¿Tenemos que ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?”. Les contestó: “¿Cuántos panes tenéis? Id a ver”. Lo averiguaron y le dijeron: “Cinco y dos peces”. Ordenó que los hicieran recostarse en grupos sobre la hierba verde. Se sentaron en filas de cien y de cincuenta. Tomó los cinco panes y los dos peces, alzó la vista al cielo, bendijo y partió los panes y se los fue dando a los discípulos para que los sirvieran; y repartió los peces entre todos. Comieron todos y quedaron satisfechos. Recogieron las sobras de los panes y los peces y llenaron doce cestos. Los que comieron eran cinco mil.

// Lc 9, 10-12: Los apóstoles volvieron y contaron cuanto habían hecho. Él los tomó aparte y se retiró por su cuenta a una ciudad llamada Betsaida. Pero la gente se enteró y los siguió. Él los acogió y les hablaba del reinado de Dios y curaba a los que lo necesitaban. Como caía la tarde, los doce se acercaron a decirle: “Despide a la gente para que vayan a las aldeas y los campos del contorno y busquen hospedaje y comida, pues aquí estamos en despoblado”. Les contestó: “Dadles vosotros de comer”. Replicaron: “No tenemos más que cinco panes y dos peces: a no ser que vayamos nosotros a comprar comida para toda esa gente”. Los varones eran unos cinco mil. Él dijo a los discípulos: “Hacedlos recostarse en grupos de cincuenta”. Así lo hicieron y se recostaron todos. Entonces tomó los cinco panes y los dos peces, alzó la vista al cielo, los bendijo, los partió y se los fue dando a los discípulos, apra que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y quedaron satisfechos, y recogieron los trozos sobrantes en doce cestos.

// Jn 6, 1-13: Algún tiempo después pasó Jesús a la otra orilla del lago de Galilea (el Tiberiades). Lo seguía una gran multitud, pues veían las señales que hacía con los enfermos. Jesús se retiró a un monte y allí se sentó con sus discípulos. Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos. Alzando la vista y viendo la multitud que acudía a él, Jesús dice a Felipe: “¿Dónde compraremos pan para que coman esos? (Lo decía para ponerlo a prueba, pues bien sabía él lo que iba a hacer). Felipe le contestó: “Doscientos denarios de pan no bastarían para que a cada uno le tocase un pedazo”. Uno de los discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dice: “Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?”. Jesús dijo: “Hace que la gente se siente”. (Había hierba abundante en el lugar). Se sentaron. Los varones eran cinco mil. Entonces Jesús tomó los panes, dio gracias y los repartió a los que estaban sentados. Lo mismo hizo con los pescados: todo lo que querían. Cuando quedaron satisfechos, dice Jesús a sus discípulos: “Recoged las sobras para que no se desaproveche nada”. Las recogieron y, con los trozos de los cinco panes de cebada que habían sobrado a los comensales llenaron doce cestas. Cuando la gente vio la señal que había hecho, dijeron: “Este es el p

Cuando Jesús se enteró.

Mt 15, 32-38: Jesús llamó a los discípulos y les dijo: “Me da lastima esa multitud, pues llevan tres días junto a mí y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan por el camino”. Le dijeron los discípulos: “¿Dónde podremos en despoblado proveernos de panes suficientes para saciar a tal muchedumbre?”. Jesús les preguntó: “¿Cuántos panes tenéis?”. Contestaron: “Siete y algunos pescaditos”. Él ordenó a la gente que se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y pescados, dio gracias, partió el pan y lo dio a los discípulos: estos se lo dieron a la multitud. Comieron todos hasta quedar satisfechos; y con los restos llenaron siete cestos. Los que habían comido eran cuatro mil hombres, sin contar mujeres y niños.

2 R 4, 42-44: Uno de Baal Salisá vino a traer al profeta el pan de las primicias, veinte panes de cebada y grano reciente en Alforja. Eliseo dijo: “Dáselos a la gente, que coman”. El criado replicó: “¿Qué hago yo con esto para cien personas”. Eliseo insistió: “Dáselos a la gente, que coma. Porque así dice el Señor: Comerán y sobrará”. Entonces el criado se los sirvió, comieron y sobró, como había dicho el Señor.

Siguieron a pie desde los pueblos.

Mt 4, 12: Al enterarse de que Juan había sido arrestado, Jesús se retiró a Galilea.

Al desembarcar vio tanta gente, que sintió compasión.

Mt 9, 36: Viendo a la multitud, se conmovió por ellos, porque andaban maltrechos y postrados, como ovejas sin pastor.

Mt 15, 32: Jesús llamó a los discípulos y les dijo: “Me da lástima esa multitud, pues llevan tres días junto a mí y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan por el camino”.

Curó a los enfermos.

Mt 8, 3: Él extendió la mano y le tocó diciendo: “Lo quiero, queda curado”. Al punto se curó de la lepra.

No tenemos aquí más que cinco panes.

2 R 4, 42 (LXX): Uno de Baal Salisá vino a traer al profeta el pan de las primicias, veinte panes de cebada y grano reciente en la alforja.

Mt 16, 9: ¿No acabáis de entender? ¿No os acordáis de los cinco panes para los cinco mil y cuantos cestos sobraron?

El dijo: traédmelos aquí.

1 S 21, 4: Ahora dame cinco panes, si los tienes a mano, o lo que tengas.

Levantando los ojos al cielo.

Sal 123, 1:  Levanto los ojos a ti / que habitas en el cielo.

Jn 11, 41: Retiraron la piedra. Jesús alzó los ojos al cielo y dijo: “Te doy gracias, Padre, porque me has escuchado”.

Mt 17, 1: Seis días más tarde tomó Jesús a Pedro, a Jacobo y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña elevada.

Los distribuyó a la gente.

Sal 78, 29: Comieron hasta hartarse / y les satisfizo su avidez.

 

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén

14 13 (a)

14 13 (b)

14 13 (c)

14 14

14 19

 

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica

19

AQUEL GENTÍO: lit.

21

 

Notas exegéticas desde la Biblia Didajé

14, 13-21

 

San Jerónimo

13

Las gentes lo siguieron a pie,

14

15

16

17

19

 

San Juan de Ávila.

Quien está con el Pan de vida no tiene necesidad de ir a otra parte a buscar de comer. […] Estas son las obras del Señor. Donde no hay pan, dar pan, y donde hay poco, hacer mucho

 

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