miércoles, 11 de noviembre de 2020

Domingo 33. 15 de noviembre de 2020.

 




Primera lectura.

Lectura del libro de los Proverbios 31, 10-13.19-20.30-31

Una mujer fuerte, ¿quién la hallará? Supera en valor a las perlas. Su marido se fía de ella, pues no le faltan riquezas. Le trae ganancias, no pérdidas, todos los días de su vida. Busca la lana y el lino y los trabaja con la destreza de sus manos. Aplica sus manos al huso, con sus dedos sostiene la rueca. Abre sus manos al necesitado y tiene sus brazos al pobre. Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura; la que teme al Señor merece alabanza. Cantadle por el éxito de su trabajo, que sus obras la alaben en público.

 

Textos paralelos.

 Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará?

Prov 18, 22: Quien encuentra una mujer encuentra un bien, / alcanza favor del Señor.

Eclo 36, 29: Tomar mujer es el mejor negocio: / auxilio y defensa, columna y apoyo.

Adquiere lana y lino.

Os 2, 11: Por eso le quitaré otra vez / mi trigo en su tiempo / y mi vino en su sazón; / recobraré mi lana y mi lino, / con que cubría su desnudez.

Abre sus palmas al necesitado.

Dt 15, 11: Nunca dejará de haber pobres en la tierra; por eso yo te mando. Abre la mano a tu hermano, a tu pobre, a tu indigente de tu tierra.

 

Notas exegéticas.

31 10 (a) Poema alfabético. Tomando la primera letra de cadda verso (en otros casos de cada estrofa), se tiene el alfabeto hebreo – Sobre interpretación de este poema, ver v. 30. Comparar 11,16; 12, 4.

31 10 (b) L a expresión hebrea que el griego y la Vulgata traducen literalmente por “mujer fuerte”, evoca a la vez la eficacia y la virtud. El modelo que propone es el de la eficaz administradora de una hacienda rural, que desarrolla con eficiencia ejemplar funciones y competencias tradicionalmente desempeñadas por el marido en la sociedad israelita de la época.

31 30 Este elogio de la mujer ideal fue quizá comprendido alegóricamente como descripción de la sabiduría personificada, ver 8, 2. Es lo que parece sugerir una amplificación del griego (“una mujer inteligente será alabada – el temor de Yahvé, eso es lo que hay que ensalzar”) y esto explicaría que este trozo tan bello por lo demás haya sido puesto como conclusión del libro.

 

Comentario.

-Este poema de la mujer fuerte, llena de preocupación hogareña cierra el libro de Proverbios.

-Inspiró a fray Luis de León.

-Instrucción a los jóvenes para una buena elección de esposa.

-Evoca a Doña Sabiduría opuesta a Doña Necedad (Prov 9,1-6.13-18):

Invitación de Doña Sabiduría a seguir sus caminos.

-Nada que ver con el retrato apasionado de la mujer en el Cantar de los Cantares.

-Su descripción corresponde al papel de la mujer en la época del Antiguo Testamento.

-El retrato de la mujer y del hogar no está encerrado en sí mismo, sino que su mirada y sus manos deben ver y atender a los necesitados.

-Temor de Dios (obediencia al Dios de la Alianza) / hermosura.

 

Salmo responsorial

Salmo 126 (127), 1-5   

 

Dichosos los que temen al Señor. R/.

Dichoso el que teme al Señor

y sigue sus caminos.

Comerás del fruto de tu trabajo,

serás dichoso, te irá bien. R/.

 

Tu mujer, como parra fecunda,

en medio de tu casa;

tus hijos, como renuevos de olivo,

alrededor de tu mesa. R/.

 

Esta es la bendición del hombre

que teme al Señor.

Que el Señor te bendiga desde Sión,

que veas la prosperidad de Jerusalén

todos los días de tu vida. R/.

 

Textos paralelos.

 ¡Dichosos los que temen a Yahvé!

Sal 112, 1: Aleluya. Dichoso el que respeta al Señor / y es entusiasta de sus mandatos.

Sal 37, 3-5: Confía en el Señor y haz el bien, / habita una tierra y cultiva la fidelidad; / sea el Señor tu delicia / y te dará lo que pide tu corazón. // Encomienda al Señor tu camino, / confía en él, que él actuará.

Del trabajo de tus manos comerás.

Sal 112, 3: En su casa habrá riquezas y abundancia, / su justicia se afirma siempre.

Tu esposa como parra fecunda.

Pr 31, 10-31: Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará? / Vale mucho más que los corales.

Tus hijos, como brotes de olivo.

Sal 144, 12: Sean nuestros hijos un plantío, / crecidos desde la adolescencia; / sean nuestras hijas columnas talladas, / estructura de un templo.

¡Béndigate Yahvé desde Sión!

Jb 29, 2: ¡Quién me diera volver a los viejos días / cuando Dios velaba por mí!

Sal 134, 3: El Señor te bendiga desde Sión, / el que hizo el cielo y la tierra.

Sal 20, 3: Que te envíe refuerzos desde el santuario, / que te apoye desde Sión.

Sal 122, 9: Por la casa del Señor nuestro Dios / te deseo todo bien.

 

Notas exegéticas.

128 Este salmo celebra la felicidad doméstica que Dios concede al justo, según la doctrina de los Sabios sobre la retribución final.

 

Tres lecturas del salmo.

Primera lectura: con Israel.

Este salmo hace parte de los "salmos graduales" que los peregrinos cantaban caminando hacia Jerusalén. Desde los 12, cada año, Jesús "subió" a Jerusalén con motivo de las fiestas, y entonó este canto. La fórmula final es una "bendición" que los sacerdotes pronunciaban sobre los peregrinos, a su llegada: "Que el Señor te bendiga desde Sión, todos los días de tu vida..."

Segunda lectura: con Israel.

Son las Bienaventuranzas. Jesús también prometió la felicidad: "Felices aquellos que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica". Alusiones místicas: Jesús tiene una esposa, la Iglesia (Apocalipsis 19,7; 21,2) (Mateo 9,15; 25,1 ) (Juan 3,29) (2 Corintios I 1,2), de la cual tiene hijos que alimenta "junto a la mesa" eucarística... Mediante el "trabajo de sus manos", su pasión dolorosa, los alimentó e hizo felices.

Tercera lectura: con nuestro tiempo.

Adorar... Ir por el camino de Dios... El Padre Teilhard de Chardin tiene un capítulo admirable sobre las reglas fundamentales de la "felicidad", que resume en tres palabras: "ser", "amar", "adorar".

Adorar. Para ser felices, perfectamente felices, hay que transferir el polo de nuestra existencia al "más grande" que nosotros, para alcanzar la zona de las grandes alegrías estables...

 

Segunda lectura.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 5, 1-6.

En lo referente al tiempo y a las circunstancias, hermanos, no necesitáis que os escriba, pues vosotros sabéis perfectamente que el Día del Señor llegará como un ladrón en la noche. Cuando estén diciendo: “paz y seguridad”, entonces de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores del parto a la que está encinta, y no podrán escapar. Pero vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, de forma que ese día os sorprenda como un ladrón; porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. Así, pues, no nos entreguemos al sueño como los demás, sino estemos en vela y vivamos sobriamente.

 

Textos paralelos.

En lo que se refiere al tiempo y al momento.

Dn 2, 21: Él cambia tiempos y estaciones, / destrona y entroniza a los reyes. / Él da sabiduría a los sabios / y ciencia a los expertos.

Vosotros mismos sabéis perfectamente que el Día del Señor ha de venir.

Mt 24, 36: En cuánto al día y a la hora, no los conoce nadie, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, solo los conoce el Padre.

Mt 24, 43: Y sabéis que, si el amo de la casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, estaría velando para que no le abran un boquete en la pared.

2 P 3, 10: Llegará como un ladrón el día del Señor. Entonces el cielo desaparecerá con estruendo, los elementos se desharán en llamas, la tierra con sus obras quedará patente.

Ap 3, 3: Recuerda lo que recibiste y escuchaste: obsérvalo y arrepiéntete. Si no estás en vela, vendré como un ladrón, sin que sepas a qué hora llegaré.

Jr 6, 14: Pretenden curar por encima / la fractura de mi pueblo, / diciendo: Marcha bien, muy bien. / Y no marcha bien.

Vendrá sobre ellos la ruina.

Lc 21, 34-34: Poned atención: que no se os embote la mente con el vicio, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, de modo que os sorprenda de repente aquel día.

Jr 4, 31: Oigo un grito como de parturienta, / sollozos como en el primer parto: / el grito angustiado de Sión, / estirando los brazos: / ¡Ay de mí, que desfallezco, / que me quitan la vida!

Mt 24, 8: Todo eso es el comienzo de los dolores de parto.

No vivís en la oscuridad.

Ef 5, 6: Nadie os engañe con vanos discursos, pues por ello descarga la ira de Dios sobre los rebeldes.

Vosotros sois hijos de la luz.

Jn 8, 12: De nuevo les habló Jesús: “Yo soy la luz del mundo, quien me siga no caminará en tinieblas, antes tendrá la luz de la vida”.

Rm 13, 12-13: La noche está avanzada, el día se avecina: despojémonos, pues, de las acciones tenebrosas y vistamos la armadura luminosa. Precedamos con decencia, como de día, no en comilonas y borracheras, no en orgías y desenfreno, no en riñas y contiendas.

Mt 24, 42: Así pues, velad porque no sabéis el día que llegará vuestro Señor.

No durmamos como los demás.

1 P 1, 13: Por tanto, ceñidos mentalmente y sobrios, esperad de lleno esa gracia que se os concederá cuando se revele Jesucristo.

1 P 4, 7: Se acerca el fin del universo: sed, pues, sobrios y moderados para poder orar.

1 P 5, 8: Sed sobrios, vigilad, que vuestro adversario el diablo, como león rugiendo, da vueltas buscando a quien devorar.

 

Notas exegéticas.

5 Pablo, reiterando las afirmaciones del Señor sobre la incertidumbre de la fecha de su Venida postrera, que ha de esperar velando, niega conocer ese momento. El Día del Señor vendrá como un ladrón, hay que velar; el tiempo es breve. Aunque en un principio se coloca por hipótesis entre los que verán ese Día llega a considerar la posibilidad de morirse antes y pone en guardia a los que creen inminente ese Día. Sus puntos de vista sobre la conversión de los gentiles dan incluso a entender que la espera podrá ser larga.

5 1 “al tiempo y al momento”, frase hecha que indica el dominio de Dios sobre el tiempo, y sus iniciativas sucesivas, que señalan las divisiones de ese tiempo.

5 2 Como entonces había cesado la persecución, el hecho pudo haberse interpretado en el sentido de que la Parusía había tenido ya lugar secretamente. 2 Ts 2, 1-2 corrige esta falsa interpretación.

5 4 La mención del día (sin más) facilita el cambio de sentido. La luz y el día, el estado de vigilia, se oponen a las tinieblas y a la noche, al sueño (que ya no es la muerte como en 4, 13s). Asimismo, los “hijos de la luz”, los cristianos, se oponen a los “hijos de las tinieblas”.

5 5 La expresión “hijo de…” es un giro semita. Denota a la persona sometida a la influencia de una realidad (o de otra persona), a la que pertenece y con la que es profundamente solidaria. Pablo adopta aquí la oposición día [JABB1] -noche, luz-tinieblas, bien conocida en los textos de Qumrán. Según la concepción reflejada en dichos textos, heredera de un dualismo que no encontramos tan netamente expresada en el Antiguo Testamento, los humanos son divididos en dos categorías: los buenos y los malvados, animados por dos “espíritus” opuestos. Unos recorren la senda del mal, que desemboca en la perdición; otros la del bien que conduce a la salvación.

5 6 La enseñanza de Jesús sobre los acontecimientos del fin culmina siempre con una llamada a la vigilancia. Esta actitud, opuesta al sueño, caracteriza al cristiano que espera la vuelta de su Señor. Ver los discursos apocalípticos de Mc 13, 33-37, también las numerosas parábolas sobre el tema de la espera de la venida de Cristo: Mt 25, Lc 12, 35-46.

 

Comentario.

-Segunda exhortación sobre la esperanza.

-Tema: consulta realizada a Pablo sobre el tiempo de la venida del Señor.

-El apóstol invita a sus seguidores a la vigilancia permanente. Han de vivir en una sana tensión propia de una vigilante espera.

 

Evangelio.

X Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 14-30

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:

-Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno fue a hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: “Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”. Su Señor le dijo: “Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”. Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: “Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos”. Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!, como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”. Se acercó también el que había recibido un talento y dijo: “Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”. El señor le respondió: “Eres un siervo negligente y holgazán. ¿Conque sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese siervo inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes”.

 

Los dichos de Jesús.

Q 12 … Un hombre, al marcharse de viaje,

Q 13 llamó a diez siervos y les dio diez minas,…

Q 15 …., viene el señor de aquellos siervos y les pide cuentas.

Q 16  …el primero diciendo: Señor, tu mina ha producido otras diez minas.

Q 17 Y él dijo: Bien, siervo bueno, has sido fiel en lo poco, te pondré al frente de mucho.

Q 18 Vino el … diciendo: Señor, tu mina ha dado cinco minas.

Q 19 Él … dijo. Te pondré al frente de mucho.

Q 20 Y vino el otro diciendo: Señor,

Q 21 … Que eres un hombre dudo, que cosechas donde no has sembrado y recoges de donde no has esparcido y, por … y escondí … en … Aquí tienes lo tuyo.

Q 22 Él le dijo: Siervo malo, sabía que cosecho donde no he sembrado y que recojo de donde no he esparcido.

Q 23 …. mi dinero…; y, al volver, yo habría recibido lo mío con los intereses.

Q 24 Así pues, quitadle la mina y dádsela al que tiene las diez minas.

Q 26 … A todo el que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará lo que tiene.

 

Textos paralelos.

Mt 25, 14-30

Lc 19, 12-27

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:

 

-Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.

 

 

 

El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno fue a hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.

Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con ellos.

 

Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: “Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”. Su Señor le dijo: “Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”.

Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: “Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos”. Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!, como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”.

Se acercó también el que había recibido un talento y dijo: “Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”.

El señor le respondió: “Eres un siervo negligente y holgazán. ¿Conque sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese siervo inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes”.

Dijo pues:

 

-Un hombre noble marchó a un país lejano para ser nombrado rey y volver. Llamó a diez empleados suyos, les entregó mil denarios y les encargó: negociad hasta que yo vuelva.

Sus paisanos, que lo odiaban, enviaron tras él esta embajada: no queremos que ése sea nuestro rey.

 

 

 

 

 

Volvió una vez nombrado rey y llamó a los empleados a quienes había entregado el dinero para ver cómo había negociado cada uno.

Se presentó el primero y dijo: Señor, tu dinero ha producido diez veces más. Le respondió: Muy bien, empleado diligente; por haber sido fiel en lo menudo, administrarás diez ciudades.

 

 

 

Se presentó el segundo y dijo: Señor, tu dinero ha producido cinco veces más. Le respondió: Pues tú administrarás cinco ciudades.

 

 

Se le presentó el tercero y dijo: Aquí tienes tu dinero, que he guardado en un pañuelo. Te tenía miedo porque eres riguroso: retiras lo que no has depositado, cosechas lo que no has sembrado.

 Le respondió: Por tu boca te condeno, empleado negligente. Sabías que soy riguroso, que retiro lo que no he depositado y cosecho lo que no he sembrado. ¿Por qué no pusiste mi dinero en un banco, para qué, al volver yo, lo cobrará con los intereses? Después ordenó a los presentes: Quitadle el dinero y dádselo al que consiguió diez veces más. Le replicaron: Señor, ya tiene diez veces más. Yo os digo que a quien tiene se le dará y a quien no tiene se le quitará aun lo que tiene.

En cuanto a esos enemigos, que no querían que fuera su rey, traedlos aquí y degolladlos en mi presencia. 

Les encomendó su hacienda.

Mc 12, 34:  Viendo Jesús que había respondido cuerdamente, le dijo: No estás lejos del reino de Dios. Y nadie se atrevió a dirigirle más preguntas.

Rm 12, 3-6: Apelando al don que me han hecho, me dirijo a cada uno de vuestra comunidad: no tengáis pretensiones desmedidas, antes tended a la mesura, cada uno según el agrado de fe que Dios le haya asignado. Es como en un cuerpo: tenemos muchos miembros, no todos con la misma función; así, aunque somos muchos, formamos con Cristo un solo cuerpo, y respecto a los demás somos miembros. Usemos los dones diversos que poseemos según la gracia que nos han concedido: por ejemplo, la profecía regulada por la fe.

Volvió el Señor de aquellos siervos.

Mt 18, 23: Pues bien, el reino de Dios se parece a un rey que decidió ajustar cuentas con sus criados.

Señor, cinco talentos me entregaste.

Gn 30, 30: [Jacob a su suegro Labán] Lo poco que antes tenía ha crecido inmensamente porque el Señor te ha bendecido por mi causa. Es hora de que haga algo también por mi familia.

Su Señor le dijo: ¡Bien, siervo bueno…!

Jn 15, 11: Os he dicho esto para que participéis de mi alegría y vuestra alegría sea colmada.

Mt 19, 28: Os aseguro que vosotros, los que me habéis seguido, en el mundo renovado, cuando el Hijo del Hombre se siente en un trono de gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos para regir las doce tribus de Israel.

Mt 24, 47: Os aseguro que le encomendará todas sus posesiones.

Lc 16, 10: El que es de fiar en lo menudo, es de fiar en lo mucho, el que es deshonesto en lo menudo, es deshonesto en lo mucho.

Dádselo al que tiene diez talentos.

Mt 13, 12: Al que tiene, le darán y le sobrará; al que no tiene le quitarán aun lo que tiene.

Echadle a las tinieblas.

Mt 8, 12: Mientras que los ciudadanos del reino serán expulsados a las tinieblas de fuera.

 

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén.

25 14 Los cristianos son los siervos a quienes Jesús, su señor, encarga de hacer fructificar sus dones para el desarrollo de su Reino, y que deberán rendirle cuentas de su gestión. – La parábola de las minas. Lc 19, 12-27 presenta analogías de forma, pero contiene una lección bastante diferente.

25 21 Este gozo es el banquete celestial, Mt 8, 11 – “le pondré al frente de lo mucho” designa la participación activa en el Reino de Cristo.

25 29 Para justificar la decisión del v. 28 Jesús se vale de un proverbio para mostrar, al mismo tiempo, el rigor del juicio y la inagotable generosidad de Dios.

 

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica.

14-30 Esta parábola, que depende de una tradición relacionada tal vez con el material de Lc 19, 11-27, urge a hacer fructificar los dones naturales y sobrenaturales dados por Dios.

15 Un “talento” fue, primeramente, medida de peso, la mayor unidad de peso para la plata y el oro: seis mil dracmas griegas (unos 22 kilogramos en el ambiente helenístico, unos 34 kilogramos en Palestina); luego acabó significando el mayor valor monetario.

16 SE FUE A NEGOCIAR: lit. habiendo marchado… negoció. Una construcción similar a esta aparece en el v. 18.

20 ACERCÁNDOSE…PRESENTÓ: más lit., habiéndose acercado… presentó.

21.23 DIJO… FUISTE: lit. decía…eras. // Frente a COSAS INSIGNIFICANTES o pequeñas, MUCHO equivale a: cosas de mucha importancia. // ENTRA AL BANQUETE: lit. entra a la alegría, como sinónimo de “fiesta”. En el v. 30 “la oscuridad de afuera” refuerza, por contraste, el valor simbólico de la sala del banquete llena de luz.

24 RE CONOCÍ: supe por experiencia que…

25 FUI A ESCONDER: lit. habiendo ido escondí.

26 HOLGAZÁN: quizás más exacto: sin iniciativa, incapaz de arriesgar.

29 SE LE DARÁ Y…: en el texto griego la forma es voz pasiva “teológica” (=Dios le dará…, Dios le quitará). Al que produce fruto con los dones de Dios, Dios le dará nuevos dones. // LO QUE TIENE: unos pocos manuscritos explican o suavizan las palabras de Jesús: “aun lo que cree tener”.

 

Notas exegéticas desde la Biblia Didajé.

25, 14-30 La parábola de los talentos nos enseña que, aunque cada uno no recibe la misma cantidad de dones, debemos hacer un buen uso de lo que Dios nos ha dado. Si vamos a ser verdaderos discípulos, no podemos simplemente aguardar e ignorar la necesidad de crecer mediante actos de amor, especialmente al servicio de los demás. Aunque esta parábola es de amplio alcance en su aplicación, se aplica, sin duda, a un crecimiento en la caridad a través del esfuerzo personal para que aumente la caridad. Catecismo de la Iglesia Católica 546, 1029, 1720 y 1936.

En este enlace se puede consultar el catecismo íntegro.

http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html

 

San Jerónimo.

14.15 Es como un hombre… Este hombre, padre de familia, es Cristo, sin ninguna duda. Él, al ascender victorioso al Padre después de su resurrección, llamó a los apóstoles y les confió la doctrina evangélica, dando a uno más y a otro menos, no por liberalidad o parsimonia sino según las fuerzas de los que recibían, como dice también el Apóstol que había alimentado con leche a los que no podía tomar alimento sólido. Por eso acoge con la misma alegría al que había transformado en diez los cinco talentos que al que había transformado los dos en cuatro, no considerando la magnitud de la ganancia sino la intención de su esfuerzo. En los cinco, dos y un talentos veamos las diversas gracias concedidas a cada uno o bien, para el primero, los cinco sentidos examinados más arriba; para el segundo, la inteligencia y las obras; para el tercero, la razón que nos distingue a los hombres de los animales.

16. El que había recibido cinco talentos. Habiendo recibido los sentidos terrenos los duplicó con el conocimiento de las cosas celestiales. Su inteligencia se elevó de las criaturas al Creador, de las cosas corporales a las incorpóreas, de las visibles a las invisibles, de las transitorias a las eternas.

17. El que recibió dos. Este, igualmente, según sus fuerzas, duplicó en la escuela del Evangelio lo que había aprendido en la escuela de la Ley. O bien: comprendió que la ciencia y las obras de la vida presente eran prefiguraciones de la futura bienaventuranzas.

18. Pero el que recibió uno solo. A causa de las obras terrenas y los placeres del mundo, el mal servidor descuidó y manchó los preceptos de Dios, aunque en otro evangelista está escrito que lo envolvió en un lienzo (Lc 19, 20), es decir, debilitó la doctrina del padre de familia con una vida de comodidad y de placer.

19. Después de largo tiempo volvió. Hay un largo tiempo entre la ascensión del Salvador y su segunda venida. Si los apóstoles han de rendir cuenta y resucitan con temor ante el juez, ¿qué debemos entonces hacer nosotros?

21. Está bien, servidor bueno y fiel. Advirtamos que todos los bienes que tenemos al presente, por grandes y numerosos que nos parezcan, son pequeños y muy pocos en comparación con los futuros. En efecto, ¿qué más puede dar a su fiel servidor que estar con su señor y ver el gozo de su señor?

24.25. Llegó luego el que había recibido un solo talento. La palabra de la escritura: para encontrar excusas a sus pecados (Sal 140, 4), verdaderamente se aplican también a este servidor: a la pereza y negligencia se añade el pecado de la insolencia. Pues el que hubiera debido simplemente confesar su inercia y suplicar al padre de familia, lo acusa, por el contrario, sin razón y pretende haber obrado con prudencia al no exponerse a perder el capital buscado que produjera ganancias.

26-28. Debiste entonces colocar el dinero. Este dinero, pues, esta plata, es la predicación del Evangelio, la palabra divina, que debería haber sido dada a los banqueros y negociantes, es decir, ya sea, a los otros doctores – que es lo que hicieron los apóstoles consagrando presbíteros y obispos en cada provincia – o a todos los creyentes que hubieran podido duplicar el dinero y devolverlo con intereses ejecutando con obras todo lo que habían aprendido con palabras. Pero el talento que se le quita a aquel que había producido diez talentos, para que comprendamos que, si bien el Señor se alegra de la misma manera con el trabajo de cada uno, sin embargo, aquel que se había empeñado más en negociar con el dinero de su Señor merece una mayor recompensa.

El mal servidor ha osado decir: cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste, entendamos aquí que el Señor recibe también la vida virtuosa de los gentiles y de los filósofos y tata de manera diferente a los que obran con justicia y a los que obran injustamente y que, comparados con aquellos que observan la ley natural, los que descuidan la Ley escrita son condenados.

29. Pues al que tiene se le dará. Muchos, aunque tengan una sabiduría natural y un ingenio penetrante, si son negligentes y destruyen por la desidia sus dones naturales, comparados con aquellos un poco más tardos que compensan esa inferioridad con su esfuerzo y diligencia, pierden sus dones naturales y ven pasar a otros la recompensa que se les había prometido. También puede interpretarse de esta manera: Aquel que tiene fe y buena voluntad en el Señor, incluso si, como hombre, le faltara algo a sus obras, le será concedido por el juez lleno de bondad. Pero el que no tuviera fe perderá aun aquellas virtudes que parecía poseer naturalmente. Y con mucha propiedad dice: se le quitará aun lo que parece tener. Todo lo que no va acompañado de la fe en Cristo no se debe atribuir al que ha hecho mal uso de ello, sino a aquel que concedió un bien natural incluso a un mal servidor.

30. Echad fuera a las tinieblas. El Señor es luz. El que es arrojado afuera por él carece de la verdadera luz.

22, 13. En el llanto de los ojos y el rechinar de dientes se nos muestra, mediante una metáfora tomada de los miembros del cuerpo, la magnitud de los tormentos.

 

San Agustín.

El hombre locuaz ama la mentira. ¿Cuál es su placer, sino el hablar? Con tal de hablar, no le preocupa qué habla. Es imposible que se mantenga recto. ¿Cómo, pues, debe ser el siervo de Dios, encendido con esos carbones, y hecho él carbón saludable? ¿Cómo debe ser? Debe ser tal que dese más escuchar que hablar, según está escrito: Todo hombre ha de ser pronto para escuchar y lento para hablar (Santiago 1, 9); y, si es posible, desee no verse en la necesidad de hablar, predicar y enseñar.

Ved que lo digo a vuestra caridad: hermanos míos, ahora os estoy hablando a vosotros, para enseñaros algo; ¡cuánto mejor sería si todos fuésemos sabios y nadie tuviese que enseñar a nadie! De esa manera, no habría uno que hablase y otro que escuchase, sino que todos seríamos oyentes de aquella única persona a la que se dice: Darás a mi oído el gozo y la alegría (Sal 50, 10). Razón por la que aquel Juan no tenía su gozo tanto en el predicar o en el hablar, como en el escuchar. Dice, en efecto: El amigo del esposo se mantiene en pie, le escucha y se llena de gozo ante la voz del esposo (Jn 3, 29). Y así, hermanos míos, he dicho brevemente a vuestra caridad aquello en que cada uno debe examinarse: no se trata de que no se haya de hablar, sino de que se hable según lo exija el oficio de la palabra. Debe poseer en su voluntad el gozo del silencio, mas si la necesidad lo requiere ha de ofrecer la palabra que enseña. ¿Cuándo se hace necesaria la palabra que enseña? Cuando te hallas ante un ignorante, ante un indocto.

Comentario al salmo 139, 15 Pg. 1551.

 

San Juan de Ávila.

Entra en el gozo de tu Señor (cf. Mt 25, 23). Porque de lo mismo que tú [Jesucristo] comes y bebes, comerán ellos y beberán; y de lo mismo que tú te goza, ellos gozarán. Porque convidados los tienes que coman sobre tu mesa en el reino del Padre (cf. Lc 22, 30)

Audi, filia (II). Cap. 10, 3. OC I. Pg. 558.

Gózate, siervo bueno y fiel; porque fuiste fiel en lo poco, y te porné sobre mucho; entra en el gozo de tu Señor (Mt 25, 21). Decís, Señor que entre en vuestra casa, que entre en vuestro cielo, que goce de lo mismo que vos gozáis, que, coma del mesmo manjar que Dios come. Dícenos su Majestad: “Yo os dispongo en mi reino, para que comáis y bebáis sobre mi mesa en el reino de mi Padre”. ¿Qué tiene el mundo que pueda cotejar ni comparar con tan gran felicidad, como comer a la mesa de Dios? No se pueden comparar a esto los estados y señoríos de los hombres, porque en su comparación son estiércol.

Lecciones sobre I San Juan (I). Lección 3. OC II. Pg. 122.

Tenemos también compañía con Dios en el gozar y en el descanso, y con razón, porque razón es que quien es semejante a Dios es costumbres, sea también en la gloria, según dice el Evangelio: Euge serve bone; intra in gaudium Domini tui (Mt 25, 21). Entra a gozarte con el mesmo que es tu Señor, a comer sus mesmos manjares: Ego dispono vobis (Lc 22, 29). No debajo de la mesa, sino a una mesa mesma estemos Dios y nosotros: y que diga el bueno: “Acá no quiero comer del manjar del pecado, porque estoy convidado a la mesa de Dios: y entretanto bástame esta esperanza de decir; Convidado estoy, para nunca pecar”.

Lecciones sobre I San Juan (II). Lección 3. OC II. Pg. 359.

¡Oh bienaventuradas lágrimas, que las manos del Señor las han de enjugar; dichosa tristeza, que la han de trocar con tan grande gozo, no de criaturas, mas del mesmo Criador, y no por algunos años, mas para siempre, porque de tal manera le dirá: Entra en el gozo de tu Señor (Mt 25, 21), porque nunca para siempre saldrás de él y probará[n] a qué sabe tristeza!

Tratados menores. Exposición de las bienaventuranzas, 8. OC II. Pg. 806.

Gran merced nos hizo Dios en darnos su divina Escriptura, provechosa y necesaria para saberle servir (cf. Mt 25, 28). Más, porque, siendo el viento que en esta mar sopla viento del cielo, que es el Espíritu Santo, quisieron algunos navegar por él con vientos de tierra, que son sus ingenios y estudios e impuros afectos, no acercaron la navegación, y ahogándose en este gran mar permitiéndolo Dios en castigo de sus pecados.

Tratados de reforma. Causas y remedios de las herejías, 29. OC II. Pg. 552-553.

Donde veréis el error de muchos que dicen: “En mi mano está ser bueno”. No es negocio de tierra, sino del cielo; y ansí, el Concilio Tridentino juzga por anatema a cualquiera que dijere que el pecador, después que haya caído en el pecado, pueda levantarse sin ayuda y gracia del Señor. Lo segundo, yerran otros que luego desmayan porque les dicen esto. Y porque sepáis la verdad, mirad que no se deleita Dios sobre hijos inútiles, ni le aplacen, como dice la Escritura, como ni tú en tener un hijo bellaco, borracho (cf. Mt 25, 30; Eclo 16, 3). Imita luego a Jesucristo y a sus costumbres, y serás su hijo; porque como por esencia no puedes ser hijo, resta que lo seas por imitación. Luego, si has de ser por imitación hijo, no bastan tus fuerzas, sino de Dios han de venir.

Lecciones sobre I San Juan (II). Lección 9. OC II. Pg. 358.

 Vigilate, dice el Evangelio (Mt 25, 13). Estar despierto y en vela, atalayando la grey, que anda el lobo como un león rodeando comella [montaña]. Preguntaba yo a un obispo: - ¿Cómo vuestra señoría puede dormir? - ¿Dormir, señor? Ocho horas me llevo de un tirón. - ¡Bendita sea tal conducta de obispo! ¡Ocho horas! Pues ¿y no veis el peligro? - ¿Qué, señor? Todos duermen, durmamos. – Razón de carta rota; anrtes por eso más velar. Si en navío estuviésemos y viésemos los pilotos e maestros e los que saben de aquel menester estar en vela, sufrié[ra]se dormir; pero dormidos ellos, ¿no sería desatino, levantada una gran tempestad, como esta herejía, irse a dormir? Veis el peligro y dormidos los pastores; por eso estad en vela, para que cuando venga el Señor os halle aparejados [preparar, prevenir, disponer, rae.es]. ¿Qué hará a ese tal? Servirále de paje, pornále una silla de caderas y una mesa de gloria, ad quam…

Ciclo santoral. Sermones de santos. 74. San Nicolás. OC III. Pg. 996.

-Gran verdad es, dice la Virgen, que, en lo que a mí toca, no tengo más que desear; porque he entrado en el gozo del Señor (Mt 25, 21), más dentro y con mayor abundancia que nadie “entró ni entrará”, ni que nadie puede decir.

Ciclo santoral. Sermones de Nuestra Señora. 69. Asunción de María. OC III. Pg. 94.

Ver tantas perfecciones y una misma cosa, ésta es la música que han de oír sus orejas y gozarse en su gozo donde está. Intra in gaudium Domini tui, Siervo fiel, porque te puse sobre pocas cosas y fuiste fiel,, entra en el gozo de tu Señor (Mt 25, 21). Como si el rey estuviese en su sala y llamase a un esclavito de la cocina y le dijese: “Ven acá, entra en la sala de tu señor a asentarte a su mesa, y a oír su música, y a gozarte de lo que él se goza; entra en el gozo que se goza tu señor”.

Ciclo santoral. Sermones de santos. 79. Festividad de Todos los Santos. OC III. Pg. 1069.

Éste es el descanso sobre todo descanso, éste es el deleite donde se juntan tanto las voluntades, donde hay un amor tan encendido, que ni ojo lo vio, ni oreja lo oyó, ni [a] corazón de hombre subió lo que Dios tiene aparejado para los que le aman (cf. 1 Cor 2,9), lo cual consiste en amar a Dios para ti y amar a ti para Dios, y a ti y a Dios para sí. - ¿Qué bienes ese? ¿Qué gozo es ése? – El mismo gozo de Dios. Alégrate, siervo de Dios, dice Dios, que has sido fiel; entra en el gozo de tu Señor (cf. Mt 25, 23) a gozar de lo que goza él, a vivir de lo que vive él, a ser un espíritu con él y a ser Dios por participación.

Ciclo temporal. Sermones de tiempo. 18. Jueves de la Ascensión. OC III. Pg. 233.

Y porque la divina Sabiduría conoce cuán excelente vida es aquésta, la suma Bondad crio ángeles, no con otro intento sino para que participasen de esta vida tan buena y tan delectable. Criólos en vida de gracia; y a los que le agradecieron esta merced y usaron bien de ella, perfeccionóles esta vida, dándoles la vida de gloria porque la gracia principio es de la gloria; y a los que la perdieron arrojólos en el infierno, excluidos de todo bien, ajenos de la vida bienaventurada, alzados de la lumbre de Dios y condenados a tinieblas de fuera (Mt 25, 30) y muerte que no tiene fin.

Ciclo temporal. Sermones del Santísimo Sacramento. 45. Santísimo Sacramento. OC III. Pg. 595.

Puede el hombre pensar que es esclavo y obligado a servir con diligencia a su señor, conforme a los de los talentos (cf. Mt 25, 14s), y como quien entra en capítulo, y examinarse bien como quien está en el artículo de la muerte, según se ha dicho; que grande mal es no pensar primero lo que cierto ha de pasar por nos.

Primera parte. 8. A un sacerdote. OC IV. Pg. 50.

Y el Señor, que mentir no puede, lo afirma diciendo: Al que mucho le es dado, mucha cuenta le será pedida (Lc 12, 48). Y Él galardona a quien bien granjea y trae ganancia de los talentos recebidos, y castiga con infierno a los que no emplean el talento que Él dio; y no se contenta con que se lo tornen entero, si no se lo dan con ganancia (cf. Mt 25, 14). Y talento, como San Gregorio declara, se entiende ser todo aquello con que el hombre puede aprovechar a su prójimo o evitarle el mal.

 A un señor de este reino, siendo asistente de Sevilla. OC IV. Pg. 67.

Vivid en un santo recelo, si habéis de poner en guarda lo que nuestro Señor os ha dado; si habéis de ganar cinco talentos con los cinco que os dieron (cf. 25, 1ss.).

A una monja, hija suya espiritual. OC IV. Pg. 548.

¡Oh Señor, y con cuánta razón vuestra merced debe ser agradecido al bien recebido, y cuidadoso por la guarda de él a lo menos (1 Jn 2, 17), y temeroso no se le vaya de entre manos! Y dije a lo menos porque el que tiene conjecturas que ha recebido de Dios el don de la justificación, debe obrar como diligente negociador, para que con cinco gane otros cinco (cf. Mt 25, 20), creciendo en el bien que Dios comenzó y ganando cada día más parte del cielo, pues está la puerta abierta para más cada día ganar.

A una persona. OC IV. Pg. 505.

Sería tanto el provecho que hiciesen en sus repúblicas, que en breve tiempo las tuviesen todas reformadas o a lo menos muy mejoradas; y ternían cuenta de siervos fieles para que el día de su juicio, ofreciendo al Señor ganancia de cinco por cinco y de dos por dos; y oyendo aquella alegre y dichosa palabra: Gózate, siervo bueno y fiel; entra en el gozo de tu Señor (Mt 25, 21), evitarían el temeroso tronido de la otra contraria dicha al que no empleó bien el talento. Atadlo de pies y de manos, y echaldo en las tinieblas fuera (cf. Mt 25, 30). ¡Cuán valerosa cosa es el amor y necesario para bien usar del oficio público!, pues él es el que hace emplear bien los talentos y ser gualardonado por ello; y la falta de él hace al hombre descuidado y flojo y lo echa en penas eternas.

A un señor de este reino, siendo asistente de Sevilla. OC IV. Pg. 68.

Mucho querría ver a vuestra señoría alegre y consolado en la gracia de Jesucristo, y el corazón persuadido que por Él ha de ser salvo, mediante la guarda de su santa Ley; y que llevase unos pasos ciertos y sosegados, una cuenta clara y de buena esperanza, con que tuviese conjectura que le ha de decir el Señor: Gózate, siervo bueno y fiel (Mt 25, 21); y que en todo caso para esto no haya pereza, no se alegue pobreza, no respecto a cosa ninguna, sino que se cumpla con el ánima, de donde diere. Que si Dios ve en un corazón verdadero deseo de agradarle a Él, no dejará por su bondad de abrir caminos como se efectúen los buenos deseos, con tal que entendamos que algunas veces es menester derramar la sangre en estos caminos.

A un señor de título. OC IV. Pg. 108.

Yo, hermano, tengo mucho deseo que vos deis buena cuenta delo que nuestro Señor os encomendó; porque el buen siervo y leal ha de ganar cinco talentos con otros cinco que le dieron, para que oiga de la boca de nuestro Señor: Gózate, siervo fiel y bueno; que en pocas cosas que te encomendé fuiste fiel, yo te porné sobre muchas (Mt 25, 21). Y de tal manera tened cuenta con lo que os encomendaron, que no olvidéis a vos mismo, sino que entendáis que el más encomendado vos sois. Porque poco aprovechará que a todos saquéis del lodo, si vos os quedáis en él.

A Juan de Dios, el de Granada. OC IV. Pg. 237.

Vivid agora como extranjero, y, teniendo acá vuestro cuerpo, tened vuestro corazón allá, para que cuando el Señor os llamare, no os halle durmiendo, mas aparejado para ir con Él y para oír aquella dulce voz: Siervo bueno y fiel, entra en el gozo de tu Señor (Mt 25, 21).

A un su devoto que le pedió cómo sería bueno. OC IV. Pg. 283.

Yo, reverendísimo señor, me he alegrado de este lugar que Dios a vuestra señoría ha dado, porque como Él haya dicho: Quia in pausa fuisti fidelis supra multa te consitiam  (Mt 25, 21), parece que podemos tener alguna conjetura de que vuestra señoría ha administrado bien la presidencia o superintendencia sobre su clero y ovejas, pues Dios le da superintendencia sobre pastores de muchas ovejas, porque estoy persuadido de la misericordia de nuestro Señor.

A un obispo de Córdoba cuando fue a presidir a un concilio provincial que se celebró en Toledo. OC IV. Pg. 601.

Este gozo en la gloria de Dios es agua prometida a los trabajadores, lo cual declaró Cristo cuando dijo: Gózate, siervo fiel, que pues en lo poco fuiste fiel, te constituiré en lo mucho; entra en el gozo de tu Señor (Mt 25, 21).

A una religiosa. OC IV. Pg. 707.

Escudriñemos los rincones de nuestra conciencia y curemos lo que está llegando; desatemos los lazos de nuestros pecados, pongamos remedio en lo que más nos hace temer, y aplaquemos los gritos que nuestra conciencia nos da, haciendo lo que nos manda, y Dios por ella; porque, estando todo bien ordenado y puesto en concierto, estemos esperando, como siervos fieles y despiertos, a la venida de nuestro Señor, y seamos hallados con candelas encendidas y los lomos ceñidos (cf. Lc 12, 35-37), y oyamos aquella dulce palabra: Gozad, siervo bueno y fiel, que en pocas cosas fuiste fiel; yo te constituiré sobre muchos, entra en el gozo de tu Señor. (Mt 25, 21.23). Aquel es día que esperan los buenos cristianos, por el cual pasan los penados de acá con mucha paciencia; y aquella corona les hace que sufran los combates del mundo y la carne, escogiendo el presente abatimiento por el ensalzamiento eterno, y el lloro breve por la risa sin fin, el perder aquí su voluntad, por hallarla siempre unida con la de Dios en el cielo, adonde ninguna cosa ternán que les descontente, y todo lo que les fuere agradable será; porque poseerán a Dios por tesoro muy precioso, en el cual está todo el bien.

A unos deudos suyos, casados, en Almodóvar. OC IV. Pg. 194.

Y así, cuando diga el Señor a vuestra señoría: Euge, serve bone et fidelis, piense vuestra señoría en esta corona, y tendrá en poco todas las de acá. Piense en aquel gaudium Domini tui (Mt 25, 21.23), y tendrá en poco los gozos y trabajos de acá.

A un obispo de Córdoba. OC IV. Pg. 604.

A Cristo plega prosperar a vuestra merced en el espiritual ejercicio de las ánimas, pues le ha dado el deseo de ellas, para que Él goce de los trabajos de la redempción, y vuestra merced del premio del siervo fiel que con mucha ganancia acude a su Señor, y oiga de su boca aquella bienaventurada palabra. Intra in gaudium domini tui (Mt 25, 21.23).

A un amigo suyo sacerdote. OC IV. Pg. 675.

Conviene que vuestra señoría no quiera que, con disposición desigual, haya ejercicios iguales. Porque muchos se afligieron ignorantemente por no alcanzar lo que ni su fuerza ni estado les permitía. Está claro que, con esa disposición, no ha de querer la orden que antes tenía, ni nuestro Señor tal pide; pues su voluntad es muy igual y templada, con misericordia, que no pide sino lo que Él da de aparejo; y no sólo quiere coger donde no siembra (cf. Mt 25, 24), mas aun conténtase con coger mucho menos de lo que sembró. No se desconsuele vuestra señoría por lo que no puede alcanzar; que eso ¿qué sería sino estar penada porque no tiene alas para volar por el aíre? No ponga los ojos en consuelo ni en oración, sino en el cumplimiento de la voluntad del Señor. Y pues Él quiere que el tiempo que se gastaba en orar se gaste ahora en vomitar, sea muy enhorabuena; y Él contento, todos contentos los que tienen en más el contento de Él que poseer los cielos y tierra.

A una señora afligida por su enfermedad. OC IV. Pg. 207.

Conviene mucho, para guardar la gracia de Dios, hablar poco de ella y obrar mucho con ella; porque así como los sentimientos de la gracia tenemos experiencia que se nos pierden con pecar, así con el obrar se nos acrecienta; que voz de la gracia es la que dijo Raquel: Dame hijos, y si no me los das, moriré (Gn 30, 1); y el Señor quitó al siervo el talento que no obraba con él (cf. Mt 25, 28).

A un canónigo de cierta iglesia de estos reinos. OC IV. Pg. 513.

Preguntare a mi Dios que me enseñe su querer, y aquél será mi ley, aunque mi querer otra cosa quiera; duela o no, pierda o no, determinome de atarme con Dios allende de se lo deber, pues Él se ató con la cruz por mí, cúmpleme llegarme a Él; pues todo aquel que no se llegare acá por amor, será allá apartado de Él con desamor. Cuésteme mi sangre, y no pierda yo a Dios. Y por oír de su boca: Gózate, siervo bueno y fiel; entra en el gozo de tu Señor (Mt 25, 29), todo lo que se puede pasar es muy poco; que, al fin, es temporal todo eso, y aquello eterno; esto liviano, y aquello de peso.

A un caballero. OC IV. Pg. 315.

Por tanto, mi señor, avise vuestra merced a esos señores caballeros nuevos del Rey celestial que no tomen el negocio de burla, pues el castigo de la negligencia y el galardón del cuidado no se dan de burla. Gran Señor es dios, y quiere ser diligentemente servido; y al siervo perezoso no le dio menor castigo que echarlo, atados pies y manos, en las tinieblas de fuera (cf. Mt 25, 30), que quiere decir, excluirlo de los bienes de Dios y su casa.

A un caballero. OC IV. Pg. 314.

 

Comentario del padre José Luis Sicre.

-Tomada de Q.

-Según Bonnard Mateo condena el “fatalismo oriental”, la postura del hombre que piensa que, en relación con Dios y con sus intereses, nada válido podemos hacer.

-Mas bien parece condenar la pereza oriental y occidental, que busca excusas, incluso teológicas, para no hacer nada.

 

Comentario Homilética

-Perícopa siguiente a la que leíamos el domingo pasado y precedente de la escena del Juicio Final con la que se pone final al Discurso Escatológico (el que hace referencia a los últimos tiempos).

-Tema: la responsabilidad humana:

Central en este último discurso.

Una de las líneas de fuerza del evangelio de Mateo.

¿Cómo gestionamos los dones concedidos por Dios?

-Partes:

Entrega de los talentos del señor.

Reacción de los tres siervos.

Encuentro del Señor a la vuelta con los tres siervos.

-Evoca las parábolas del siervo sin entrañas (Mt 18, 23-35) y del mayordomo (Mt 24, 45-51).

-Interés del texto: tercer siervo.

 

 

BIBLIOGRAFÍA.

Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española. BAC. Madrid. 2016.

Biblia de Jerusalén. 5ª edición – 2018. Desclée De Brouwer. Bilbao. 2019.

Biblia del Peregrino. Edición de Luis Alonso Schökel. EGA-Mensajero. Bilbao. 1995.

Nuevo Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego de M. Iglesias González. BAC. Madrid. 2017.

Biblia Didajé con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016.

Secretariado Nacional de Liturgia. Libro de la Sede. Primera edición: 1983. Coeditores Litúrgicos. Barcelona. 2004.

Guijarro, S. Los Dichos de Jesús. Introducción al Documento Q. Sígueme. Salamanca. 2014.

Jerónimo. Comentario al evangelio de Mateo. Editorial Ciudad Nueva. Madrid. 1999.  

Pío de Luis, OSA, dr. Comentarios de San Agustín a las lecturas litúrgicas (NT). Estudio Agustiniano. Valladolid. 1986.

San Juan de Ávila. Obras Completas i. Audi, filia – Pláticas – Tratados. BAC. Madrid. 2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas II. Comentarios bíblicos – Tratados de reforma – Tratados y escritos menores. BAC. Madrid. 2013.

San Juan de Ávila. Obras Completas III. Sermones. BAC. Madrid.   2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas IV. Epistolario. BAC. Madrid. 2003.

Sicre, J.L. El evangelio de Mateo. Un drama para ser feliz. Verbo Divino. Estella. 2019.

Homilética. Sal Terrae. 2020/5.

Noel Quesson. 50 salmos para todos los días. Paulinas. Bogota-Colombia. 1988. En: mercaba.org.

 

 

Monición de entrada.

En esta misa celebramos la fiesta de Jesús Rey y además termina el año cristiano.

Jesús es la persona más importante con quien cada día queremos estar.

Él nos pide que vengamos a misa, nos habla y nos da de comer en la comunión.

 

Señor, ten piedad.

Tú que nos amas. Señor, ten piedad.

Tú que eres la mejor persona del mundo. Cristo, ten piedad.

Tú que quieres estar con nosotros. Señor, ten piedad.

 

Peticiones.

-Para que las personas veamos en la Iglesia a Jesús. Te lo pedimos Señor.

-Para que las personas que mandan ayuden a todos. Te lo pedimos Señor.

-Para que las personas que están enfermas, que tienen hambre, que están solas, sientan a Jesús en su corazón. Te lo pedimos, Señor.

-Para que nos amemos como Jesús quiere. Te lo pedimos, Señor.

 

Acción de gracias.

Virgen María, gracias por este año que empezó el año pasado en Adviento y termina este domingo. Ha sido diferente, porque en marzo las iglesias estuvieron cerradas y terminó el catecismo y la escuela. Aún así, gracias porque en estos meses nos has ayudado, en casa y en la iglesia, a querer a Jesús y a las personas que nos quieren.

 

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