martes, 4 de mayo de 2021

Domingo 6º Tiempo Pascual. 9 de mayo de 2021.

 


Primera lectura.

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles 10, 25-25.44-48

Cuando iba a entrar Pedro, Cornelio le salió al encuentro y, postrándose, le quiso rendir homenaje. Pero Pedro lo levantó, diciéndole:

-Levántate, que soy yo un hombre como tú.

Pedro tomó la palabra y dijo:

-Ahora comprendo con toda verdad que Dios no hace acepción de personas, sino que acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea.

Todavía estaba hablando Pedro, cuando bajó el Espíritu Santo sobre todos los que escuchaban la palabra, y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se sorprendieron de que el don del Espíritu Santo se derramara también sobre los gentiles, porque los oían hablar en lenguas extrañas y proclamar la grandeza de Dios. Entonces Pedro añadió:

-¿Se puede negar el agua del bautismo a los que han recibido el Espíritu Santo igual que nosotros?

Y mandó bautizarlos en el nombre de Jesucristo. Entonces le regaron que se quedara unos días con ellos.

 

Textos paralelos.

 Levántate, que también yo soy un hombre.

Hch 3, 12: Pedro al verles les dirigió la palabra: Israelitas, ¿por qué os asombráis y os quedáis mirándonos como si hubiéramos hecho a andar a este con nuestro propio poder o religiosidad?

Hch 14, 15: Hombres, ¿qué hacéis? Nosotros somos hombres, de vuestra misma condición, y os anunciamos que hay que abandonar los ídolos para convertirse al Dios vivo, que hizo el cielo, la tierra, el mar y cuanto contienen.

Ap 19, 10: Caí a sus pies en adoración. Pero me dijo: ¡No lo hagas! Soy siervo como tú y como tus hermanos que mantienen el testimonio de Jesús. A Dios has ade adorar (Él testimonio de Jesús es espíritu profético).

Pedro, tomó entonces la palabra.

Hch 2, 22: Israelitas, escuchad mis palabras. Jesús de Nazaret fue un hombre acreditado por Dios ante vosotros con los milagros, prodigios y señales que Dios realizó por su medio, como bien sabéis.

Verdaderamente comprendo que Dios no hace acepción de personas.

Dt 10, 17: Que el Señor, vuestro Dios, es Dios de dioses y Señor de señores; Dios grande, fuerte y terrible, no es parcial ni acepta soborno.

Ga 2, 6: En cuanto a los “respetables” – hasta qué punto lo eran no me importa, pues Dios no es parcial con los hombres – esos respetables, no me impusieron nada.

Rm 2, 11: Que Dios no es parcial.

1 P 1, 17: Y si llamáis Padre al que juzga imparcialmente las acciones de cada uno, proceded con cautela durante vuestra permanencia en la tierra.

Cuando el Espíritu Santo cayó sobre todos.

Hch 1, 8: Pero recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros, y seréis testigos en Jerusalén, Judea y Samaría y hasta el confín del mundo.

Hch 8, 16: Pues todavía no había bajado sobre ninguno; solo estaban bautizados para el nombre del Señor Jesús.

Quedaron atónitos al ver que el don del Espíritu Santo.

Hch 2, 33: Exaltado a la diestra de Dios, ha recibido del Padre el Espíritu Santo prometido y lo ha derramado. Es lo que estáis viendo y oyendo.

Pues les oían hablar en lenguas.

Hch 2, 4: Se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas extranjeras, según el Espíritu Santo les permitía expresarse.

Hch 2, 11: Judíos y prosélitos, cretenses y árabes: todos los oímos contar, en nuestras lenguas, las maravillas de Dios.

¿Acaso puede alguno negar el agua del bautismo a estos?

Hch 11, 17: Ahora bien, si Dios les concedió el mismo don que a nosotros, por haber creído en el Señor, Jesús el Mesías, ¿quién era yo para estorbar a Dios?

Hch 8, 36: Siguiendo camino adelante llegaron a un lugar donde había agua, y el eunuco le dijo: Ahí hay agua, ¿qué impide bautizarme?

Así que mandó que fueran bautizados.

Hch 1, 5: Que Juan bautizó con agua, vosotros seréis bautizados dentro de poco con Espíritu Santo.

Hch 2, 38: Pedro les contestó: Arrepentíos, bautizaos cada uno invocando el nombre de Jesucristo, para que se os perdonen los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo.

 

Notas exegéticas.

10 25 Variante occidental: “Cuando Pedro se aproximaba a Cesarea, uno de los siervos se adelantó a anunciar su llegada. Cornelio salió a su encuentro…”.

10 35 Terminología cultual. Es grato a Dios el sacrificio irreprochable o el que lo ofrece (Lv 1, 3). Isaías (Is 56, 7) había anunciado que, al fin de los tiempos, los sacrificios de los gentiles serían gratos a Yahvé.

10 44 Es “el Pentecostés de los gentiles”, análogo al primer Pentecostés, como lo comprueba Pedro.

10 48 (a) Los apóstoles generalmente no administraban por sí mismos el bautismo.

10 48 (b) Según 1, 2-3, lo que pareció insólito e ilegítimo a los “hebreos” de Jerusalén, es la estancia de Pedro en casa de incircuncisos, más aún que la autorización de bautizarlos. El mismo problema dio ocasión al conflicto de Antioquía, Ga 2, 11.

 

Comentario.

-Relato de la apertura de la comunidad de Jerusalén a la misión de los paganos:

Centurión Cornelio:

Representa a todos ellos.

Hombre justo y temeroso de Dios (10, 22).

Escucha y aceptación de su mensaje mesiánico.

Le acompañan su familia y servidores.

-Proceso de conversión del apóstol Pedro:

Comprensión de un Dios imparcial:

No hace distinciones entre personas.

Deuteronomio 10, 17; Job 34; Eclesiástico 35, 13.

Dios retribuye a cada uno según sus obras: Colosenses 3, 25; Efesios 6, 9; 1 Pedro 1, 17.

-Condiciones para que un no judío fuese agradable a Dios:

Temer a Dios.

Practicar la justicia.

= respuesta vital del creyente después del bautismo.

 

Salmo responsorial

Salmo 98 (97), 1-4

 

El Señor revela a las naciones su salvación. R/.

Cantad al Señor un cántico nuevo,

porque ha hecho maravillas;

su diestra le ha dado la victoria,

su santo brazo. R/.

 

El Señor da a conocer su victoria,

revela a las naciones su justicia.

Se acordó de su misericordia y su fidelidad

en favor de la casa de Israel. R/.

 

Los confines de la tierra han contemplado

la victoria de nuestro Dios.

Aclama al Señor, tierra entera;

gritad, vitoread, tocad. R/.

 

Textos paralelos.

 ¡Cantad a Yahvé un nuevo canto!

Sal 96, 1: Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, la tierra entera.

Le sirvió de ayuda su diestra.

Is 52, 10: Pero yo, como verde olivo en la casa de Dios, he confiado en la lealtad de Dios por siempre.

Sal 59, 16: Vagabundos, buscando comida, y hasta que no se hartan, andan gruñendo.

Sal 63, 5: Así te bendeciré mientras viva, alzando las manos en tu nombre.

Yahvé ha dado a conocer su salvación.

Sal 96, 2: Cantad al Señor, bendecid su nombre, pregonad día tras día su victoria.

Gritad alegres, gozosos, cantad.

Sal 96, 1: Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor, la tierra entera.

 

Notas exegéticas.

98 Himno escatológico inspirado en la última parte del libro de Isaías (caps. 56-66), y muy afín al salmo 96.

 

Tres lecturas.

Con Israel: Este es un "salmo del reino": una vez al año, en la fiesta de las Tiendas (que recordaban los 40 años del Éxodo de Israel, de peregrinación por el desierto), Jerusalén, en una gran fiesta popular que se notaba no solamente en el Templo, lugar de culto, sino en toda la ciudad, ya que se construían "tiendas" con ramajes por todas partes... Jerusalén festejaba a "su rey". Y la originalidad admirable de este pueblo, es que este "rey" no era un hombre (ya que la dinastía Davídica había desaparecido hacía largo tiempo), sino Dios en persona. Este salmo es una invitación a la fiesta que culminaba en una enorme "ovación" real: "¡Dios reina!", "¡aclamad a vuestro rey, el Señor!" Imaginemos este "Terouah", palabra intraducible, que significa: "grito"... "ovación"... "aclamación".

Con Jesús: ¡La "venida" de Dios! Israel no podía ni mucho menos adivinar hasta qué punto esto sería cierto. Lo que celebra este canto, es realmente la Navidad, la venida del Hijo de Dios en persona: este salmo 97 se utiliza en la Misa del día de Navidad... Y en la Misa de media noche, encontramos un salmo que tiene exactamente el mismo sentido (salmo 95).

Con nuestro tiempo: Escuchemos al escritor francés Paul Claudel, que vive a su manera este salmo: "¿Qué canto, oh Dios mío, podemos inventar al compás de nuestro asombro? El ha roto todos los velos. Se ha mostrado. Se ha manifestado tal como es a todo el mundo. La misma caridad, la misma verdad, todo semejante, a lo que quiso con Israel, ¡helo aquí, doquier, brillando a los ojos de todo el mundo! ¡Tierra, estremécete! ¡Que oiga en tus profundidades el grito de todo un pueblo que canta y que llora y que patalea! ¡Adelante, todos los instrumentos! ¡Adelante la cítara y el salmo! ¡Adelante, la trompeta en pleno día con sonido claro, y esta trompeta, la otra, muy bajo, como un hormigueo de trompetas que yo creía escuchar durante la noche! ¡Adelante el mar, para sumirme! ¡Adelante, la redondez de la tierra como un canasto que se sacude! ¡Ríos, aplaudid, y que se alisten las montañas, porque ha llegado el momento en que Dios va a "juzgar" a la tierra! ¡Ha llegado el día del rayo del sol, y de la radiante nivelación de la justicia!".

 

Segunda lectura.

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 4, 7-10

Queridos hermanos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Unigénito, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados.

 

Textos paralelos.

 Amémonos unos a otros.

1 Ts 4, 9: Acerca del amor fraterno no hace falta escribiros, pues vosotros habéis aprendido de Dios a amaros mutuamente.

Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.

1 Jn 1, 3: Lo que vimos y oímos os lo anunciamos también a vosotros para que compartáis nuestra vida, como nosotros la compartimos con el Padre y con su Hijo Jesucristo.

Quien no ama no ha conocido a Dios.

1 Jn 1, 7: Pero si caminamos en la luz, como él está en la luz, compartimos nuestra vida y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.

Dios es amor.

1 Jn 4, 16: Nosotros hemos conocido y hemos creído en el amor que dios nos tuvo. Dios es amor: quien conserva el amor permanece con Dios y Dios con él.

En que Dios envió al mundo.

Jn 3, 16: Hemos conocido lo que es el amor en aquél que dio la vida por nosotros. Pues también nosotros debemos dar la vida por los hermanos.

En esto consiste el amor.

Rm 8, 31: Teniendo esto en cuanta, ¿qué podemos decir? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién estará en contra?

Sino en que él nos amó.

Rm 5, 8: Pues bien, Dios nos demostró su amor en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

Como víctima de expiación.

1 Jn 2, 2: El expía nuestros pecados y no solo los nuestros, sino los de todo el mundo.

Para el perdón de los pecados.

Rm 3, 25: Dios lo destinó a ser con su sangre instrumento de expiación para los que creen. Dios mostraba así su justicia cuando pacientemente pasaba por alto los pecados de antaño.

 

Notas exegéticas.

4 7 Aquí, como en el v. 6, la traducción reproduce en presente el matiz del verbo “conocer”. Este empleo destaca el carácter progresivo de tal conocimiento. El creyente, si verdaderamente ha nacido de Dios y practica el amor fraterno, descubre lo que Dios es en realidad (ver v. 8) y experimenta su amor (agape).

4 8 Dios amaba a Israel, Is 54, 8. La misión del Hijo único como Salvador del mundo manifiesta que el amor es de Dios, porque el mismo Dios es amor y hace participar en el amor al creyente hijo de Dios.

 

Comentario.

-Exhortación previa a la meditación de Dios y su verdadera identidad.

-Petición:

Teológica / moral, psicológica, táctica, práctica o pragmática.

-Paralelismo:

Antitético: el que ama conoce a Dios / el que no ama no conoce a Dios.

El que ama ha nacido de Dios – el amor es de Dios.

Quien no ama no conoce a Dios – Dios es amor.

-El amor:

Solo él nos adentra en el conocimiento de Dios.

 

Evangelio.

X Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 9-17

 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

-Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.

 

Textos paralelos.

 Como el Padre me amó.

Jn 3, 35: El Padre ama al Hijo y todo lo pone en sus manos.

Jn 10, 14-15: Yo soy el buen pastor: conozco a las mías y ellas me conocen, como el Padre me conoce y yo conozco al Padre; y doy la vida por las ovejas.

Yo también os he amado.

Jn 17, 23: Yo en ellos y tú en mí, para que sean plenamente uno; para que el mundo conozca que tú me enviaste y los amaste como me amaste a mí.

Permaneced en mi amor.

Jn 13, 1: Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que llegaba la hora de pasar de este mundo al Padre, después de haber amado a los suyos del mundo, los amó hasta el extremo.

Como yo los he guardado.

Jn 8, 29: El que me envió está conmigo y no me deja solo, porque yo hago siempre lo que le agrada.

Jn 6, 38: Porque no bajé del cielo para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.

Os he dicho esto para que mi gozo esté en vosotros.

Jn 3, 29: Quien se lleva a la novia es el novio. El que está escuchando se alegra de oír la voz del novio. Y en esto consiste mi gozo colmado.

Jn 16, 21: Cuando una mujer va a dar a luz, está triste, porque le llega su hora. Pero, cuando ha dado a luz a la criatura, no se acuerda de la angustia, por la alegría de que un hombre le haya nacido al mundo.

Jn 16, 22: Así vosotros ahora estáis tristes; pero os volveré a visitar y os llenaréis de alegría, y nadie os quitará vuestra alegría.

Jn 17, 13: Ahora voy hacia ti; y todavía en el mundo digo esto para que posean mi alegría completa.

1 Jn 1, 4: Os escribimos esto para que se colme vuestra alegría.

Os améis los unos a los otros.

Jn 13, 34: Os doy un mandamiento nuevo, que os améis unos a otros como yo os he amado: amaos así unos a otros.

Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos.

1 Jn 3, 16: Hemos conocido lo que es el amor en aquel que dio la vida por nosotros. Pues también nosotros debemos dar la vida por los hermanos.

Rm 5, 6-8: Cuando todavía éramos inválidos, a su tiempo, Cristo murió por los malvados. Por un inocente quizá muriera alguien; por una persona buena quizá alguien se arriesgara a morir. Pues bien, Dios nos demostró su amor en que, siendo aun pecadores, Cristo murió por nosotros.

A vosotros os he llamado amigos.

Lc 12, 4: A vosotros mis amigos os digo que no temáis a los que matan el cuerpo y después no pueden hacer nada más.

porque todo lo que he oído a mi Padre.

Ex 33, 11: El Señor hablaba a Moisés cara a cara, como habla un hombre con un amigo. Después él volvía al campamento, mientras que Josué, hijo de Nun, su joven ayudante, no se apartaba de la tienda.

Os he elegido yo a vosotros.

Dt 7, 6: Porque tú eres un pueblo consagrado al Señor, tu Dios; él te eligió para que fueras, entre todos los pueblos de la tierra, el pueblo de su propiedad.

1 Jn 4, 10: En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para expiar nuestros pecados.

Para que vayáis y deis fruto.

Rm 6, 20-23: Mientras erais esclavos del pecado, os emancipabais de la justicia. ¿Y qué sacabais en limpio? Resultados que ahora os confunden, porque acaban en la muerte. Pero ahora, emancipados del pecado y esclavos de Dios, vuestro fruto es una consagración que desemboca en vida eterna. Pues el salario del pecado es la muerte; el don de Dios, por Jesucristo Señor nuestro, es la vida eterna.

Jn 15, 2: Los sarmientos que en mí no dan fruto los arranca; los que dan fruto los poda, para que den más fruto.

Al Padre en mi nombre.

Jn 14, 13: Y lo que pidáis alegando mi nombre lo haré, para que por el Hijo se manifieste la gloria del Padre.

Os améis los unos a los otros.

Jn 13, 34: Os doy un mandamiento nuevo, que os améis unos a otros como yo os he amado: amaos así unos a otros.

 

Notas exegéticas Biblia de Jerusalén.

15 11 El gran gozo mesiánico, el del Hijo de Dios. – En el AT el gozo (o la alegría) era concebido como la característica del tiempo de la salvación y la paz escatológica (Is 9, 2; So 3, 14, Sal 126, 3-5). El tema reaparece en los evangelios.

15 16 (a) Toda amistad supone una elección mutua libre, pero Jn subraya el hecho de la prioridad absoluta de la elección llevada a cabo por Jesús. Retoma así un tema importante del AT (Dt 7, 6-8; Am 3, 2; Is 41, 8), que los evangelios sinópticos conocen bien. En Jn la elección de Jesús es expresión de la elección del Padre.

15 16 (b) El verbo tithemi, asi como su correspondiente fórmula hebrea (sîm ’al), expresa el hecho de establecer a alguien en su cargo y dotarle de los medios para ejercerlo adecuadamente (Hch 13, 47; Co 12, 28; 2 Tm 1, 11).

 

Notas exegéticas Nuevo Testamento, versión crítica.

9 EN MI AMOR: en el amor que yo os tengo; en el texto griego la colocación de las palabras da énfasis a MI: “en el amor, el mío”.

10 EN SU AMOR: en el amor que él me tiene.

12 QUE (el griego usa la partícula híha, equivalente de hoti (explicativo) OS AMÉIS… CON AMOR DE CARIDAD: no pide Jesús el amor de amistad (no siempre está en nuestro poder que exista o no). Sobre el “amor de caridad” cf. 1 Jn 4, 8. 

13 SU VIDA: lit. el alma de él. // AMIGOS: la palabra griega es ambivalente: los que quieren afectivamente (sentido activo) y los que son queridos (sentido pasivo, que parece el más adecuado aquí: “los que son queridos” por el que da su vida).

14 SI HACÉIS LO QUE YO OS MANDO: cf. Didajé 11, 8, 10 (No todo el que habla en espíritu es [verdadero] profeta, sino a condición de que tenga las costumbres del Señor”, “todo profeta que enseña la verdad si no practica lo que enseña, es profeta falso”); y los criterios de discernimiento en 1 Jn 3, 23: fe y caridad que procede de la fe.

16 Este versículo rectifica una posible interpretación errónea de lo que acaba de decirse: los amigos se eligen mutuamente, pero con Jesús no es así: el Hijo, siempre más grande que nosotros, nos llama amigos suyos, nunca se llama a sí mismo amigo nuestro, menos aún compañero. Además, el alumno de los rabinos podía elegir un maestro entre los diversos escribas; pero no se es discípulo de Jesús por decisión propia, sino porque YO OS ELEGÍ. // OS [LO] DÉ el Padre.

 

Notas exegéticas desde la Biblia Didajé.

15, 12 El mandamiento nuevo del amor resume el mensaje de todo el Evangelio. Esta exigencia de amar como Cristo lo hizo implica que nuestra disposición y conducta deben reflejar las que tuvo Cristo. Cristo debe convertirse en nuestra guía interna sobre cómo vivir y sobre lo que elegimos hacer. Las bienaventuranzas están elaboradas según el mandamiento nuevo, y nos ofrecen el camino a la perfección que podemos obtener con la gracia de Dios. Cat. 459, 1823-1824, 1970 y 2074.

15, 13 Amar como Cristo amó quiere decir amar al prójimo incondicionalmente. Cuando Cristo manifestó su amor al dar su vida, nos enseñó que la caridad implica darse totalmente a uno mismo por el bien de aquellos con los que nos encontramos, empezando por los más cercanos a nosotros. La Iglesia siempre ha venerado a los mártires que, muriendo por Cristo, están mucho más conformados con él. Cat. 609 y 614.

15, 15 Cristo llamó a sus apóstoles una vez más para orar al Padre en su nombre. En la señal de la cruz, que se dice antes y después de cada oración, los fieles ofrecen sus oraciones en nombre de las tres personas de la Trinidad. La oración es esencial en una vida de discipulado, ya que permite que el Espíritu Santo nos una cada vez más a Cristo y, por ello, nos identifiquemos más con la voluntad del Padre. Para un cristiano, la oración es una comunión de amor con el Padre, en Cristo y a través de él, por el poder del Espíritu Santo. Cat. 434, 2157, 2615, 2745 y 2815.

En este enlace se puede consultar el catecismo íntegro.

http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html

 

Comentarios de los Santos Padres.

Si la observancia de los mandamientos es una prueba necesaria de nuestro amor, hay que tener mucho cuidado, ya que sin amor ni las acciones más brillantes de los carismas mejores, ni las facultades más elevadas, ni la fe misma, ni el mandamiento hacen perfecto ni es útil.

Basilio de Cesarea, Sobre el bautismo, 1, 2. 4b, pg. 230.

¿Qué gozo puede tener Cristo en nosotros si no es que Él se digna cozarse con nosotros? Cuál es ese nuestro gozo que ha de ser colmado, sino tener participación con Él?... Su gozo en nosotros es la gracia, que nos ha dado; y esa gracia es nuestro gozo.

Agustín. Tratados sobre el Ev. de Juan, 83, 1. 4b, pg. 231.

La discordia no puede llegar al reino de los cielos. Y no podrá llegar al premio de Cristo, que dijo: “Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado”, quien con pérfidas[1] disensiones violó el amor de Cristo. Quien no tiene caridad, no tiene a Dios.

Cipriano, Sobre la unidad de la Iglesia, 14. 4b, pg. 232-233.

El demonio cree, pero no ama; nadie ama, si no cree. El que no ama puede esperar, aunque inútilmente, el perdón; pero el que ama no puede desesperar de alcanzarlo. Por lo tanto, donde está la caridad, están también la fe y la esperanza; y allí donde está el amor al prójimo, necesariamente está también el amor a Dios.

Agustín. Tratados sobre el Ev. de Juan, 83, 3. 4b, pg. 233.

Para que en tiempo de perturbación se mantenga invicta la virtud de la caridad, debe nutrirse de misericordia en el tiempo tranquilo, de manera que aprenda a dar a Dios primeramente sus cosas y después a sí mismo.

Gregorio Magno, Homilías sobre los evangelios, 2, 27, 3. 4b, pg. 234.

¡Cuánta es la misericordia de nuestro Creador! ¡No somos siervos dignos, y nos llama amigos! ¡Cuánta es la dignidad de los hombres! ¡Ser amigos de Dios! Mas, ya que habéis oído la gloria de la dignidad, oíd también a costa de que se gana: “Si hacéis lo que yo os mando”.

Gregorio Magno, Homilías sobre los evangelios, 2, 27, 4. 4b, pg. 236.

Se ama al prójimo como a sí mismo si se ama a Dios, porque el que no ama a Dios, tampoco se ama a sí mismo. De estos dos preceptos de la caridad dependen toda la ley y los profetas: este es nuestro fruto.

Agustín, Tratados sobre el Ev. de Juan, 87, 1. 4b, pg. 239.

 

San Agustín.

El amor es, pues, nuestro fruto que, según el Apóstol, nace de un corazón puro, de una conciencia recta y de una fe no fingida  (1 Tm 1, 5). Con este amor nos amamos unos a otros y amamos a Dios.

¿Quién puede tener verdadera paz, si no la tiene en aquel a quien ama de verdad? ¿Quién puede tener longanimidad[2] para permanecer en el bien, sino es por el amor? ¿Quién es benigno si no ama al que socorre? ¿Quién se hace bueno, si no es por el amor? ¿De qué provecho puede ser la fe que no obra por el amor? ¿Qué utilidad puede haber en la mansedumbre si no es gobernada por el amor? ¿Quién huye de lo que puede mancharle si no ama lo que le hace casto? Con razón, pues, encarece[3] el amor el maestro bueno, como si solo él mereciese ser encarecido, y sin el cual no pueden ser de utilidad los otros bienes ni puede estar separado de los otros bienes que hacen bueno al hombre. En virtud de ese amor debemos soportar con paciencia el odio del mundo.

Comentarios sobre el evangelio de San Juan 87, 1-2. I, pg. 589.

 

S. Juan de Ávila

Trabaja de estar unido, con este por fe y amor (cf. Jn 15, 9), así como lo estás con el otro por vínculo de parentesco; porque si lo estuvieres ansí como el deudo natural, participas la culpa de transgresor; así, por el deudo espiritual, comunicarás las gracias del Justo. Si con Él estuvieres de esta manera unido cree cierto que lo que de Él fuere será de ti, lo que fuere del Padre será de los hijos, lo que fuere de la cabeza será de los miembros.

Tratado del amor de Dios. OC I, pg. 973.

Y, porque nadie en esto se engañase, habiendo dicho primero: Estad en mí, e yo en vosotros, dijo después: Estad en mi amor. Y para declarar que era estar en él y en su amor, dijo: Si estuviéredes en mí, y mis palabras estuvieren en vosotros, cualquiera cosa que quisiéredes pediréis y os será cumplida (Jn 15, 4-9).

Audi, filia (II), 89, 3. OC I, pg. 732.

Y como oye de la boca de él que los prójimos son su esposa y hermanos, y entrañablemente amados de él, ocúpase con grande alegría en provecho de ellos por él, pareciéndole el trabajo pequeño y los años breves por la grandeza del amor, y trayendo a la continua en su corazón lo que el Señor amoroso tan estrechamente mandó, cuando dijo: Mi mandamiento es aqueste, que os améis unos a otros como yo os amé (Jn 15, 12).

Audi, filia (I), III, 67.  OC I, pg. 474.

Y trae a la continua en su corazón lo que el Señor amoroso tan estrechamente mandó, cuando dijo: Mi mandamiento es aquéste: que os améis unos a otros como yo os amé (Jn 15, 12).

Audi, filia (II), 95, 1. OC I, pg. 743.

Y tal es el modo que tomó, haciéndose hombre y muriendo en la cruz. Porque no hay mayor señal de amor que morir un hombre por sus amigos (cf. Jn 15, 13). Y aun el Señor murió por sus enemigos, por hacerlos amigos. El cual amor tan excelente no nació de que ellos lo mereciesen, mas de su excelente bondad.

Audi filia (II), 40, 2. OC I, pg. 620.

Esta es la mayor señal que puede haber de amor, poner la vida por sus amigos (cf. Jn 15, 13); mas es señal y no igualdad.  Pues si tanto te debo por lo que heciste por mí, ¿qué tanto más te deberé por lo que deseaste hacer? Si tanto es lo público que ven los ojos de los hombres, ¿qué tanto más es esto que ven los ojos de Dios solamente? ¡Oh piélago de amor! ¡Oh abismo sin suelo, todo lleno de amor! ¿Quién dudará ya del amor de Cristo? ¿Quién no se tendrá por el más rico del mundo, pues de tal Señor es amado?

Tratado del amor de Dios, 7. OC I, pg. 963.

La primera condición para gozar de Cristo: amor Dei super omnia[4], y cumplir lo que manda. Si vis ad vitam ingredi serva mandata[5] (cf. Mt 19, 17), etc. Estos son diez, Explica singula[6], y todos se reducen a dos. El del prójimo es por Dios, y así, el primero de todos es amar a Dios. Este amor ha de ser como el de dos amigos. Ideo vos amici mei eritis, si feceritis quae ego praecipio vobis[7]  (cf. Jn 15, 14). Salvo que el uno es inferior respecto del otro, que es superior; y así habéis de amar a Dios como a supremo Señor. Y notá que no pide amor de afecto, sino de voluntad; y este es el principal, y el otro ha de ser accesorio.

Seréis mis amigos si guardáis mis mandamientos, 1. OC I, pg. 867.

Pues, como dice el Señor, a vosotros he llamado amigos, porque os he declarado las cosas que yo oí de mi Padre (Jn 15, 15). Y así como al sacerdote se le ha de preguntar la Ley del Señor, porque es mensajero suyo, según Malaquías dice (cf. Mal 2, 7), así también se le ha de preguntar qué es la voluntad de Dios que se haga en esto o en aquello, como a persona que tiene con el Señor particular amistad y particular trato, y que se cree que no dejará el Señor de decirle cosa que desee saber para el bien de sus prójimos.

Tratado sobre el sacerdocio, 9. OC I, pg. 914.

Contad por vuestro el mal estado en que estábades, y contad al infierno por lugar debido a vuestros merecimientos, que lo que demás de esto es a Dios y a su gracia es conocer por deudora. Oíd lo que dice el Señor a sus amados discípulos y a nosotros en ellos: No vosotros me escogisteis a mí, mas yo a vosotros (Jn 15, 16). Mirad lo que dice el apóstol San Pablo: Justificados sois de balde por la gracia de Dios, por la redención que está en Jerusalén (Rm 3, 24). Y asentad en vuestro corazón que así como tenéis de Dios el ser, sin que atribuyáis a Dios gloria de ello, así tenéis de Dios el ser algo delante de sus ojos, todo para gloria y traed en la lengua y en el corazón lo que dice San Pablo: Por gracia de Dios soy el que soy (1 Cor 15, 10).

Audi filia (I), II, 41. OC I, pg. 455.

Que lo que demás de esto tenéis, a Dios y a su gracia os conoced por deudora. Oíd lo que dice el Señor a sus amados discípulos, y a nosotros en ellos: No vosotros escogisteis a mí, mas yo a vosotros (Jn 15, 16). Mirad lo que dice el apóstol San Pablo: Justificados sois de balde por la gracia de Dios, por la redempción que está e Jesucristo (Rm 3, 24). Y asentad en vuestro corazón que, así como tenéis de Dios el ser, sin que atribuyáis a vos gloria de ello, así tenéis de Dios el buen ser; y lo uno y lo otro para gloria suya. Y traed en la lengua y el corazón lo que dice San Pablo: Por la gracia de Dios soy lo que soy (1 Cor 15, 10).

Audi, filia (II), cap. 66, 4. OC I, gol. 675.

-¿Y quién está en Cristo? – Ya lo hemos dicho atrás. Dice San Juan: Si guardáredes mis mandamientos, permaneceréis en mí (Jn 15, 10). Aquel es miembro de Cristo, que guarda sus palabras.

Lecciones sobre 1 San Juan (I), 17. OC II, pg. 260.

Él lo dijo: Si praecepta mea servaveritis, manebitis in dilectione mea, sicut et ego praecepta Partris mei servavi, et maneo in eius dilectione[8] (Jn 15, 10). Este seguro estará que no será condenado en el juicio.

Lecciones sobre 1 San Juan (II), 17. OC II, pg. 415.

¿Qué hizo en el sermón de la cena, sino desengañar gente engañada? Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os amé (Jn 15, 132). Y amónos tanto, que murió por nosotros en una cruz.

Lecciones sobre 1 San Juan (I), 7. OC II, pg. 160.

Pues sabed que hemos de imitar a Cristo y hemos de andar como Él anduvo. Lo primero en obras, lo otro en padecer. Él dijo: Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón (Mt 11, 29). Este es mi mandamiento, que os améis unos a otros como yo os amé (Jn 15, 12).

Lecciones sobre 1 San Juan (I), 8. OC II, pg. 172.

Entre todos los mandamientos le llama Dios a este “mi mandamiento”: Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros (Jn 15, 12). Esta es la palabra que más veces repetía San Juan, y no nos haría mal a nosotros, los predicadores, que deprendiésemos[9] de este glorioso evangelista y apóstol a encomendar a las gentes este mandamiento: que en gran manera tenga cuenta con él.

Lecciones sobre 1 San Juan (I), 21. OC II, pg. 296.

¿No es cosa de decir el poco cuidado que tenemos de los prójimos, habiéndonos dicho Jesucristo: Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os amé (Jn 15, 12); y en esto os conocerán si sois mis discípulos, si hay amor entre vosotros? (Jn 13, 35). El que errare en este mi mandamiento, de tener amor y entrañas de piedad con el prójimo, perdido va. Plega a Dios que nos dé su gracia para que siempre las tengamos; para que, después de esta vida, vayamos con Él a gozar de su gloria. La cual nos dé por su infinita bondad. Amen.

Lecciones sobre 1 San Juan (I), 23. OC II, pg. 329.

Charissimi, novum mandatum[10] (1 Jn 2, 7). – Es muy usada la habla del amor en San Juan; que aun de él se dice que, siendo ya viejo, lo llevaban en una silla a la iglesia a predicar, y en el camino, donde paraban, luego decía: Hijuelos, amaos. Y, preguntado por qué encargaba tanto esto, decía que porque era el mandamiento de nuestro Señor: Hoc est mandatum meum, ut diligatis invicem[11] (Jn 15, 12).

Lecciones sobre 1 San Juan (I), 9. OC II, pg. 370.

In hoc manifesti sunt, filii Dei et filii diaboli. Omnis qui non facit iustitiam, non est ex Deo, et qui non diligit fratrem suum[12]. – Prosigue lo que comenzó atrás del amor del prójimo, como persona enseñada del celestial Maestro, el cual dijo: Hoc est mandatum meum, ut diligatis invicem[13] (Jn 15, 12).

Lecciones sobre 1 San Juan (II), 21. OC II, pg. 432.

Todo esto habla el glorioso Sant Juan en la declaración del amor de los prójimos. Que este es su tema: Ut diligatis invicem[14](Jn 15, 12.17). Ayer vimos en la lección cómo nos manda Dios que amemos a nuestros prójimos con obra, deciéndonos que, si vemos a nuestros prójimos en necesidad y cerramos las entrañas a ellos, no mora en nosotros, el amor de Dios.

Lecciones sobre 1 San Juan (I), 24. OC II, pg. 330.

Nosotros también, a semejanza de Él, debemos poner nuestras vidas por nuestros hermanos. Mucho pide y mucho dice, porque ninguna cosa, fuera de la gloria del cielo, nos deja retener, que no ofrezcamos por nuestros prójimos, como Él hizo. Ánima, en la Escriptura, las más veces se toma por vida. Maiorem dilectionem nemo habet quam ut animam suam ponat pro amicis suis[15].

Lecciones sobre 1 San Juan (II), 22. OC II, pg. 438.

Y aunque la soberbia de estos inventores de errores sea tan grande que parece no poder más subir, pues adoran como a ídolos sus pareceres y desprecian toda la Iglesia con sus santos varones, mártires, confesores y doctores, cuya vida ha sido muy excelente y más que humana, hechos familiares a Dios y declarados por sus amigos con muchos y diversos milagros, y de altos ingenios ejercitados en la divina Escriptura (cf. Jn 15, 15).

Causas y remedios de las herejías, 20. OC II, pg. 544.

El humilde no vuelve por su honra. El manso ama. Mi mandamiento es este: que os améis unos a otros. (Jn 14, 12). Porque, como Dios es caridad, convierte en caridad y fuego de amor a quien lo ama, como el fuego a la leña. Y el humilde no se indigna, aunque lo menos precien y aborrezcan los hombres.

Domingo 19 después de Pentecostés. OC III, pg. 292.

Ten compasión y con esto haz las obras de misericordia (cf. Jn 13, 34; 15, 12). ¿Qué te aprovecha llorar con tu prójimo? NO hagas mal a la viuda, ni al huérfano, ni al pobre.´

Domingo 21 después de pentecostés. OC III, pg. 306.

Si tenéis frío de ciciones[16], por falta de caridad con vuestros prójimos, comed de este árbol divino, y seréis sanos; la cual [hoja] es: Amaos como yo os amé (Jn 15, 12). Y de esta manera, si conociéredes vuestras enfermedades y entre las hojas de sus palabras buscáredes las recetas convenientes, si las quisiéredes poner en obra con su gracia, cierto, experimentaréis que las hojas de este árbol de vida dan salud a las gentes.

Santísimo Sacramento, 45, 16. OC III, pg. 599.

Mi mandamiento es este: que os améis unos a otros, así como yo os amé (Jn 15, 12). De donde parece pues Jesucristo nuestro Señor es más cercano, en cuanto hombre, a la Divinidad, fuego infinito de amor, y tiene alteza sobre todos los hombres y sobre todos los ángeles, ha de ser mayor que todos ellos en el amor, pues lo es en la santidad y en la cercanía con Dios.

En la Infraoctava del Corpus, 50, 2. OC III, pg. 643.

Veis aquí que es comulgar. Tanto tenéis de buen cristiano, cuanto tenéis de la condición de Jesucristo. Deprended de mí, que soy humilde y manso de corazón (Mt 11, 29). Deprended del amor que os tengo: Este es mi mandamiento, que os améis unos a otros de la manera que yo os amé (Jn 15, 12). ¿Qué es eso, sino tener su corazón?

Octava del Corpus, 57, 20. OC III, pg. 776.

-¿Qué haréis, Señor, que no hay cuerda que lleve a vos gente tan desagradecida? El yugo rompen; de vos se olvidan días sin cuento – Yo los atraeré – dice Dios – con prisiones[17] de amor. - ¿Y qué son estas sino los beneficios que Dios nos hizo descendiendo del cielo, haciéndose nuestro hermano y trabajando y muriendo por nos? Estas cadenas son prisiones hechas con amor, y tal amor que no lo hay mayor, pues quiso dar su vida por el bien de los que amó?

Santísimo Sacramento, 42, 3. OC III, pg. 566.

Atended, hombres, qué gana tiene de amigos el que murió, ¡y tal muerte!, por hacer de enemigos amigos y tener a quien amar y le amasen: Ninguno tiene mayor amor, dijo Él, que poner su ánima – que quiere decir su vida – por los amigos (Jn 15, 13); porque, aunque murió por los enemigos, fue a fin de cobrar amigos.

En la infraoctava del Corpus, 30, 3. OC III, pg. 644.

Y pues fueron aquéllos más amigos, a aquellos reveló sus secretos; que cada uno descubre su corazón a su amigo mejor que a quien no lo es: Vos autem dixi amicos (Jn 15, 15).

Visitación de la Virgen, 66, 10. OC III, pg. 891.

Frasis es de la Sagrada Escriptura, ut ait Dominus: Non vos me elegiste, sed ego elegi vos (Jn 15, 16). Que cuando uno hace algo por la gracia de Dios, dícese Dios hacerlo y no el hombre, porque el hombre no tiene fuerza de sí para desechar el mundo si no se la da Dios. Por eso dice: Non vos me elegiste, sed ego elegi vos. Ansí que la penitencia obra es de Dios y no del hombre. Quiere decir que por mucho que trabajemos, si la mano de Dios no anda por nuestras entrañas, por demás nos es pensar que haremos penitencia que nos aproveche. El que mortalmente peca, en un pozo se echa hondo, de donde no podrá salir si Dios con su misericordia no le da la mano y lo saca.

Miércoles de ceniza, 1. OC III, pg. 103.

Él les influye virtud, movimiento y espiritual sentido, a semejanza de la cabeza corporal a su cuerpo. Él habla en ellos, como lo testifica san Pablo, diciendo: ¿Por ventura queréis tomar experiencia de que Cristo habla en mí? (2 Co 13, 3). Y el Señor dijo a los suyos: No vosotros elegistes a mí, mas yo escogí a vosotros (Jn 15, 16).

Santísimo Sacramento, 40, 17. OC III, pg. 539.

No se engañe nadie pensando que se enamora Dios de donaires y niñerías o que han de reinar con Él cualesquiera. El favor de Dios es para los amadores de los trabajos. No ha de reinar sino el crucificado, para que los hombres sepan que, pues acá les pide tanto, aquel reino no es como quiera, sino muy abundante en riqueza y descanso, pues es Dios su joya, y se esfuercen con nuevos alientos a despreciar todo descanso presente y sufrir todo trabajo. ¿Qué quiere vuestra merced que haga nuestro Señor, sino lo que con sus amados hijos hace y hará? ¿Qué quiere que haga, sino tratarla como el Padre suyo lo trató a Él? Como el Padre me amó, os amo Yo a vosotros, dijo Él (Jn 15, 9). Pues quien se parare a mirar el tratamiento de tal Padre a tal Hijo, sufrirá con paciencia el suyo, por áspero que parezca.

A una señora. OC IV, pg. 143.

Estemos muy aparejados y sin resistencia para que nosotros, tiernos por el amor, que hace derretirse en oyendo hablar al Amado (cf. Ct 5, 6), estemos muy aparejados y sin resistencia para que Cristo imprima en nosotros la imagen que Él quiere; y la que quiere es la del mismo Cristo, que es la del amor; porque Cristo es el mismo amor, y Él nos mandó que nos amásemos como Él nos amó (Jn 15, 12).

A una persona religiosa. OC IV, pg. 519.

Y aunque tenga deseos y obras, no se contenta si no han florecido las granadas, que quiere decir si tiene deseos de derramar la sangre por Jesucristo; porque aquello es darle verdaderamente el amor, pues ninguno lo tiene mayor que dar su vida por quien ama (cf. Jn 15, 13). Y aunque demos la vida por Cristo, aún es poco, debemos desear tener muchas, para darlas todas por él, pues una sola que Él por nos dio, vale más que todas las de los hombres y ángeles.

A una señora. OC IV, pg. 472.

 

San Juan de la Cruz.

Llámale Amado para más moverle e inclinarle a su ruego, porque cuando Dios es amado, con grande facilidad acude a las peticiones de su amante. Y así lo dice él por san Juan diciendo: Si permaneciéredes en mí, todo lo que quisiéredes pediréis (15, 17) y hacerse ha. De donde entonces le puede el alma de verdad llamar Amado, cuando ella está entera con él.

 

Comentario Homilética

-Términos claves del domingo 5º:

Permanecer en Jesús, dar frutos, pedir al Padre y ser concedido.

-Temas significativos:

Amor entre:

Padre – Hijo.

Hijo – discípulos.

Discípulos.

Guardar los mandamientos de Jesús.

Alegría, amistad, elección y envío.

= itinerario espiritual:

Origen:

Experiencia del amor teologal.

-Partes:

vv. 9-11:

Permanecer en el amor.

Cadena de doble dirección:

Padre – Hijo.

Hijo – discípulos.

Gozo colmado.

vv. 12-17:

Qué os améis (vv. 12 y 17).

Fuente del amor mutuo:

Amor que Jesús nos tiene:

Dar la vida por nosotros.

Elegirnos.

Destinarnos a dar frutos.

Amor recíproco:

Expresión y consecuencia de la experiencia teologal.

-Amor del Padre:

Fuente de todo.

Mandamientos: expresión de amor y camino de vida:

Permanecer = perseverar.

Frutos:

Escucha (acogida de la Palabra)-vocación-misión.

 

MISA DE NIÑOS. ASCENSIÓN DEL SEÑOR.

Monición de entrada.

Buenos días.

Como a los primeros amigos de Jesús, también a nosotros nos ha llamado Jesús a la Iglesia.

La iglesia es como la montaña donde Jesús nos habla y está con nosotros.

Aquí hoy recordamos cuando él subió al cielo para estar con su Papá.

Y envió a sus amigos a contar lo que les había pasado estando con Él.

 

 Señor, ten piedad.

Tú que estás por encima de todo. Señor, ten piedad.

Tú que acercas a todas las personas a Dios. Cristo, ten piedad.

Tú que estás al lado del Padre para rezar por nosotros. Señor, ten piedad.

 

Homilía:

A (Alto) S (Señor)  C (Compartir)  E (Encuentro)  N (Nube) S (Subir) I (Interceder) O (Obedecer) N (Necesitar).

Con la primera letra tienen que formar la palabra ASCENSIÓN. Les explicamos el significado. Se puede formar un puzle y cuando le dan la vuelta que aparezca un corazón.

 

Peticiones.

-Por el Papa Francisco para que siempre te sienta muy querido por ti Te lo pedimos Señor.

-Por la Iglesia, para que siga la tarea que tú le mandaste de anunciarte. Te lo pedimos Señor.

-Por las personas que mandan para que hagan que todas las niñas y niños tengamos paz Te lo pedimos, Señor.

-Por las personas que están enfermas, para que tengan siempre personas que cuiden de ellas. Te lo pedimos, Señor.

-Por nosotros para que comprendamos que contigo somos las niñas y los niños más felices del mundo. Te lo pedimos Señor.

 

 Acción de gracias.

Virgen María, hoy dejaste de ver a Jesús. Sin embargo no te enfadaste, sino que ayudaste a sus amigos a que cada día te sintiesen en su corazón y sintiesen que estabas cada vez que iban a misa.

 

 

EXPERIENCIA.

Mira el vídeo https://www.youtube.com/watch?v=FFt4Eetik_k Solo te pide una cosa.

En un folio en blanco escribe tu frase.

Pregúntate: ¿qué puedo hacer yo para saciar la sed de… (personas cercanas que tienen sed de ser queridas?

 

REFLEXIÓN.

Lee el evangelio de este domingo.

X Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 9-17

 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

-Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud. Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros.

 Lee pausadamente el texto.

Imagínate sentado a la mesa con los apóstoles. Fija los ojos en Jesús.

¿Cómo te ama Jesús?

¿Quién eres tú para Jesús?

¿Qué te pide Jesús?

Recuerda las personas a las que en tu vida has dado de beber con tu presencia, apagando la sed de soledad.

 

COMPROMISO.

Piensa en lo que necesitan quienes forman parte de tu familia y tu calle (¿un buenos días?).

Proponte ayudar a una de ellas, o esmerarte más con ella.

 

CELEBRACIÓN.

Escucha la canción de Kairoi Como el Padre me amó. https://www.youtube.com/watch?v=NamgwwSCsKc

 

 BIBLIOGRAFÍA.

Sagrada Biblia. Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española. BAC. Madrid. 2016.

Biblia de Jerusalén. 5ª edición – 2018. Desclée De Brouwer. Bilbao. 2019.

Biblia del Peregrino. Edición de Luis Alonso Schökel. EGA-Mensajero. Bilbao. 1995.

Nuevo Testamento. Versión crítica sobre el texto original griego de M. Iglesias González. BAC. Madrid. 2017.

Biblia Didajé con comentarios del Catecismo de la Iglesia Católica. BAC. Madrid. 2016.

Secretariado Nacional de Liturgia. Libro de la Sede. Primera edición: 1983. Coeditores Litúrgicos. Barcelona. 2004.

Pío de Luis, OSA, dr. Comentarios de San Agustín a las lecturas litúrgicas (NT). II. Estudio Agustiniano. Valladolid. 1986.

Merino Rodríguez, Marcelo, dr. ed. en español. La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia. Nuevo Testamento. 2. Evangelio según san Marcos. Ciudad Nueva. Madrid. 2009.

Merino Rodríguez, Marcelo, dr. ed. en español. La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia. Nuevo Testamento. 3. Evangelio según san Lucas. Ciudad Nueva. Madrid. 2006.

Merino Rodríguez, Marcelo, dr. ed. en español. La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia. Nuevo Testamento. 4a. Evangelio según san Juan (1-10). Ciudad Nueva. Madrid. 2012.

San Juan de Ávila. Obras Completas i. Audi, filia – Pláticas – Tratados. BAC. Madrid. 2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas II. Comentarios bíblicos – Tratados de reforma – Tratados y escritos menores. BAC. Madrid. 2013.

San Juan de Ávila. Obras Completas III. Sermones. BAC. Madrid.   2015.

San Juan de Ávila. Obras Completas IV. Epistolario. BAC. Madrid. 2003.

San Juan de la Cruz. Obras completas. Sígueme. Salamanca. 1992.

Francisco. Fratelli Tutti. www.vatican.va

Mercedes Navarro Puerto. Marcos. Guía de lecturas del Nuevo Testamento. Editorial Verbo Divino. Estella. 2006.

Homilética. Sal Terrae. 2020/6.

Noel Quesson. 50 salmos para todos los días. Paulinas. Bogota-Colombia. 1988. En: mercaba.org.

http://www.quierover.org

https://www.juniorsmd.org

http://www.vatican.va/content/vatican/es.html



[1] Perfidia: 1. Deslealtad, traición o quebrantamiento de la fe debida. www.rae.es

[2] Longanimidad: 1. Grandeza y constancia de ánimo en las adversidades. www.rae.es

[3] Encarecer: Ponderar, alabar mucho. Ib.

[4] El amor de Dios sobre todo. Traducción editor.

[5] Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Traducción Biblia CEE.

[6] Explicar cada uno. Traducción editor.

[7] Por eso, vosotros seréis mis amigos, si hacéis lo que os mando.

[8] Si guardáis mis mandamientos permaneceréis en mi amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Ib.

[9] Deprender: 1. Verbo transitivo poco usado. Aprender. www.rae.es

[10] Carísimos, un mandamiento nuevo. Trad. editor.

[11] Este es mi mandamiento, que os améis unos a otros. Ib.

[12] La distinción entre los hijos de Dios y los del diablo es esta: quien no practica la justicia y quien no ama a su hermano, no es Dios (1 Jn 3, 10). Ib.

[13] Este es mi mandamiento, que os améis unos a otros. Ib.

[14] Que os améis unos a otros. Ib.

[15] Nadie tiene amor más grande que el que da su vida por los amigos. Ib.

[16] Cición: 2. Calentura intermitente que entra con frío. o.c.

[17] Prisión: 6. Aquello que une estrechamente las voluntades y afectos. Id.

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